viernes, 14 de junio de 2024

Sol mortal

 










 







He venido trepando sombras
oscuras sombras,
llegué arriba
formando brumas,
oh señor niebla,
se olvida hasta la teoría,
negra sombra que acoges,
sin arrepentimiento,
trepo la escala
sin testigo,
ardiendo,
allá milagros lloraban,
guerra sempiterna,
a mi izquierda,
a mi diestra,
a mi poder,
sones colapsan,
un paso al frente,
cuerpo y su hermana alma,
el mundo retiembla,
a mi frente la luz brilladora,
el destello fugaz, perenne,
un fondo,
dos,
mi cuerpo a tierra,
destello secuaz me avanza,
finito respiro,
estoy sublevado,
otro fondo
donde todo hervía,
un placer me reluce,
vine de abajo a vencer,
temblor,
mira la luna,
sí es mi día,
un paso
una sentida metáfora,
un paso abajo,
otro latido arriba,
mi espíritu indica,
adelante
base,
eje melodioso,
recto,
el pulso,
el repíqueteo,
magno,
estupor naciente,
ya nacido,
avance,
recto,
colapsa lo recto,
temblor,
escucha el suelo bajo supercie,
escucha los negros caballos galopar,
espíritu, alma,
cuerpo, fuerza,
respiro,
suelo retiembla,
frente, no hay izquierda
no hay derecha,
arriba muerde el cielo,
abajo besa el suelo,
palmada al equilibrio,
desfallecer
es no volver a subir,
sube,
sube conmigo,
vengo de abajo
a morder,
y todo me dice
que arriba te volveré a ver.




El Inocente Förüq




Sol mortal:

Festeja suelo terreno,
el nascimiento su hijo ermitaño,
con gozo de vírgenes y Sátiros,



él se ha dado

al servicio,
todo lo que estira el alto cielo,
mil flores le aúllan su dicha

contento que en Virgen

él ha nacido,
impetuosa señora,
que no amancilla moradores

ni leones.

Él atronadizo de la humana gente,
porque nace del testero

la emperatriz del sereno cielo,
de caudal y culpa ajena,
el día que naciste Musa,
festejó el mundo mi letra que es tuya,
por los siglos pasan y no vuelven,

aquel día

que el dios de dioses fue creado,
no hubo pecado
que no ganara el valiente

a ojos y oídos precoces,
oh profunda alteza,
del símil y una golondrina
concebida,
trabajo de semblanza

de tormento alegre,
y saber obscuro,
víspera en dulceza,
de mi eternal reposo.
Triunfo angelical,
tu suave miel,
suelo que espera victoria

su ermitaño en semejanza,
estado quo,
primor de galaxia,
la materia que gira

como templo y religión
de la no-vida
llamaron Naturaleza.

Mis ansias ya caminan viran,
y miran, cercada el alma

por el reflejo mi pena infernal,
llamé mordaga,
subrepticia la lisongera noche,
idioma de un astro muerto,
de luz mortal,
y flor en tierra
llamaron Perséfone

que trae la vera del primor
cuado retorna a la entraña
su dios apagado,
eternamente vivo.



Förüq Esteban el castellano












“Porque el silencio poético es un alto grado de silencio; él es el que nos libra de lo opaco de los signos y de las torpezas de la lengua. No es un silencio vacío, es un silencio excesivamente lleno y hasta desbordante de sentidos silenciosos: un silencio trascendental.”

Luis Armenta Malpica


Para Luis Armenta Malpica, la paradoja de la poesía es “evocar por medio del lenguaje lo que, por esencia, escapa al lenguaje” (2006). Dice este poeta jalisciense que la poesía se manifiesta en los ámbitos de lo que se dice y del silencio poético, significativo, que libera el poema de la torpeza del lenguaje, el denotativo, trivial, estereotipado, para sugerir las esencias que eluden el lenguaje mismo.

El término silencio poético fue acuñado por el pensador rumano Micea Eliade en un análisis de la poesía de su coterráneo Lucián Blaga. Se identifica con lo inaudible, un tercer incluido entre el signo y el sentido, aplicando el axioma del también rumano Stéphane Lupasco (“Logique et contradiction”, 1947) en el que, en reacción a la lógica aristotélica, plantea la transdisciplinariedad y la posibilidad de la unidad de los contrarios. Al tercer incluido Lupasco lo llama “estado T”, el cual no es potencial ni actual sino ambos. De aquí han salido también implicaciones en física y en teoría del conocimiento.

La manifestación de la poesía en el poema, señala Armenta, sucede de diversas maneras. Por una parte, a través del espacio en la presentación tipográfica o lo sugerido por medio de figuras retóricas y, por otra, mediante la alusión a lo inefable, aquella realidad cuya existencia es intuida por el lector a partir de un imaginario tropológico en el texto. La primera manera viene a ser la poética del signo, la poesía encarnada en la lengua, y la segunda, la poética del silencio.

La poética del silencio y la evocación de lo inefable se relacionan con la idea de Rilke cuando escribió que “la mayor parte de los sucesos son indecibles. Suceden en un ámbito que nunca holló palabra alguna. Y más inexpresables que cualquier otra cosa son las obras de arte” (Cartas a un joven poeta, 1906). Dice Armenta que cuando Blaga escribió “A la vida no le debo ningún recuerdo, pero le debo mi vida entera”, el sentido global de este verso no depende del significado que tienen las palabras en sí, por separado, sino del salto que juntas provocan hacia otro nivel de realidad.

Dentro de la tradición poética mexicana, la idea de sugerir las esencias que eluden el lenguaje va en sintonía con la idea de José Gorostiza cuando, en sus Notas sobre poesía, escribió: “[L]a poesía, para mí, es una investigación de ciertas esencias —el amor, la vida, la muerte, Dios— que se produce en un esfuerzo por quebrantar el lenguaje de tal manera que, haciéndolo más transparente, se pueda ver a través de él dentro de esas esencias”.

Bibliografía:

Armenta Malpica, Luis. “Cartas de navegación para una ciudad terrestre,” A contraluz. Poéticas y reflexiones de la poesía mexicana reciente. Ed. Rogelio Guedea and Jair Cortés, México: Tierra Adentro, 2005: 167.

Armenta Malpica, Luis. “La poética del silencio”. Armas y letras. Revista de la Universidad Autónoma de Nuevo León 52-53, 2006. 16-14.

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