Bebo de aquel cáliz antiguo cuento las estrellas buscando la respuesta para ser feliz en la planta en albor que crece del rayo de sol sabiendo un secreto druida de que si miras el sol al amanecer minutos y minutos todas las plantas en flor silvestres brillan incluso más fulgente que el rey Lucero, todo lo colma su brillo la tierra deja paso a toda vida en color a través de la caricia tostada y luz frena el sol está brilladora la prefectura, hablé con la lombriz de boca gris y apareció tras mirar fijamente preguntando yo, a una flor de difunto me comentó, que podría indicarme de la tierra donde todo es libre, no hay dinero, todo vive por suprema ley natural, sin miedo, ni odio; le pregunté a la lombriz que donde quedaba aquel lugar, y me dijo con amplia voz:
-Bajo tierra.
II
Monte elevado en el horizonte, brezo, encina, carrasca esparto, espino.
Todo crece al albor, sin preocupación suprema, nada más que seguir viviendo, y echar generaciones. Hoy me desperté y contemplé la ciudad, con todos los edificios grises, como sus gentes; todo pasa de tierra, y aquella que me dijo la lombriz boca gris, me espera; así tenga que estar mi cuerpo frío, yerto caído, de hoja en otoño. No espero vivir eternamente, ni ser festín de gusanos tempranamente; yo acabaré por entender la mentalidad de aquella lombriz de su tierra, que no hay preocupaciones. Fue el ser humano el que inventó el dinero, y la esclavitud que trajo.
Miguel Esteban Martínez García
2015 mayo
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