Era una fuente brotada de pozo aljibe almibarado.
Surtía el agua cristalina, la más pura parida de su madre tierra, desde el risco y la cumbre.
Allá habitaba, que surcaba en raíces un viejo álamo que dicen recordaba la aparición del pozo, su fuente, aquel chopo.
Se decía que sus raíces elevaban a la superficie un lenguaje difunto, inenarrable, vivo e irrepetible.
Al tomar aire se fabulaba sus hondas raíces.
Eran morada de hadas, sátiros y faunos, incluso que sus hondas raíces
eran pilares y muros de Gnomos
y construcciones intraterrestres.
Miguel Esteban Martínez García el castellano
A 01/02/2025
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