domingo, 23 de junio de 2024

RAÍZ DE SOMBRA

 











Raíz de sombra:
i
Nací cuando se disolvió la sombra,
era un patio de grises arañas,
con oscuridad en cada flor de luz,
rizaba y caracoleaba, una yedra su alba,
se acostaba el sueño dormido,
en sus ojeras de nácar de luna,
gritaba la eternidad por una siembra esquiva
que abría la espiga de versos carmín,
una sangre de espera en ababol flameando
es un sendero que abría el cuclillo
en su nido de espinas,
era su vida un soliviar
donde soterrar su miedo a no volver, a brillar,
temblaba mi cepa, un látigo de uva quieta,
livio, liviano, forjado, labrado, superior
es y era un campo de malvas de luna,
yo tengo huerto de sombras
que visitan soldados alados,
mis flores de difunto,
que abren sus soles
en crepitar de amarillos tules,
babéa alegre mi babosa
avanza sin casa,
que no sea mi tiesto,
donde enraíza mi vida,
límpido, es mi ávido deseo
fulgurando un crepitar descorchado
de mi luna de relojes,
acababa de llegar
a la cueva
de förüq vampiro,
allí donde las polillas
no tenían ni quitina,
tejía yo en mi tela
asida la brepticia
del amor a mi estirpe,
desde mi muerta vida,
al compás que marcó mi despedida,
puliendo este hueso
que me habita el corazón.

ii
Venas de luz:

Yo te busco luna 
entre bloques de hormigón 
y cemento, 
entre violetas escarchas, 
yedras azules
nocturnas de este cielo sonámbulo 
con suelo calizo,
me réhuye tu ojera de nácar ciega, 
segura,
colgándose de mi puente escarlata,
férreo, soterrado,
mas te escapas 
por las turquesas ramas
cielo plateado quién te tuviera, 
esta tu rama de idea
entre las manos 
tu miel de niebla, húmeda, trasnochada,
cual panal de lumbre quieta, deshojada,
tu lágrima 
que viste de locuras, 
de esquilmada luz
y sus azucenas,
mi noctámbula sangre 
y mi tinta bermellón
que te aguarda fiel a la espera, 
en la Torre de Hércules,
tu camino que serpea, 
y mi soga blanquea,
alumbrándose los árboles erizados, 
vespertinos,
que en lluvia cantan, 
su serenata santa,
acequia de tu ser, 
que la bruma pervierte,
colmada a tibio reflejo 
en fanales cristales sin tajo,
de tu hueso crepitando, apostando,
dunas del sueño, 
y metales esquivos
con azabaches siniestros,
cuentan los astros
que tu belleza duerme 
en sus incesantes 
hogueras de sus cestas,
tú que te escapas 
por entresijos de negra ala,
quién te tuviera 
en sus palmas,
como destello escaparías 
dejando una estela intangible, 
áspera, maleable,
de blanca pupila 
y granate adornado,
naciendo de ti un gris ciprés
las canteras se te rindieran, 
en presura,
un silo alto como tu luz 
de ojos abiertos,
treparía tu enredadera 
entre torres de belleza,
y brotarían las blancas estrellas
damas de noche,
llorarías tu oro blanco 
en abrevadero,
por tu escarpada longitud
y un eco nacería tuyo, 
solo, carraspeado
de la luz y de la sombra, 
una cadena para tu belleza,
que tus venas lleva,
en verticales pestañas negras, 
plenas, beatas,
en insigna sangrada, 
renacida, renombrada.



El Castellano

III
Raíz descubierta:

Sueño, un haz subordinado
hoy tuve una experiencia
subjetiva al cansancio intuido
de aquel retoño de lagartija salamanquesa
de mi pared habitante de mis tiestos,
la regué y corrió a detenerse vertical
frente mis ojos,
en aquella pared donde caza,
detenida sin presura,
yo acerqué mi mano tapándola
por completo sin asustarse siguió inmóvil
y pude acariciarla con cariño,
empiezo,
que no he terminado,
enmudeció mi soliloquio confinado,
abandoné mi voz,
bajo el latir de tierra
sangre huye,
rojos carmines en avidez
de rizados estambres,
sobre las montañas y su blanco gineceo,
esencias despiertan,
palabras bullir
en carne fundida de suelo
en fértil, serena de aliento
en bruma niña,
madre de este gris anisado,
con crispado horizonte,
toda caída sin destello
ni florida estampa
que seca mi ala,
iris de soturna
carcoma mía
en tejado de oscuridad,
de tronco y su nido,
vamos tejo,
si yo creo que eres mío
háblame de tus penas sin escapar,
de tus romances oscuros
a vientos de luna,
piérdeme la compostura oxidada,
haz que me lloren sin miedo tus hojas
que yo deseo ser tu eterno amigo,
compañero.
En raíz descubierta
que afila el tiempo,
será mi cuerpo.




El Castellano

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