arbitrario
¿Cuál la balanza justa?
I
Velo de noche sigilosa;
aljaba, y mecha de obscuridad,
alumbrada, destapada
aunando el vidrio mi vida,
te vi, tu voz se hacía
la silente dormida,
bañada de espejos
iridiscentes,
carruajes de mi sueño
sin fecha de caducidad
que siempre, aún muerto
eres tú, amanecida
porque este nos pertenece
entre sus fuegos
y fusiles hermanos.
II
Canto a tu rostro elemental
vuela mi murciélago
de nácar entre densas esferas,
hoy que fui sol
entre escarchas verdes
y tus acres de arena,
velando en vigilia,
tú, oh, mi hueso único,
de poema sentido,
jamás pensado ni manido,
gimen tus luciérnagas
mi dama Escarlata
aullidos a un viento
de cobijo, en luz de luna
mortal.
III
Ojo de sombra
era mi jardín florido
y delicado, que su araña
tejía con esmero
tu sonrisa
escarcha derretida
por la avenida de tu cuerpo
al abrigo de un tiempo
oxidado que reluce
cual bronce noble.
Blanco sueño, comienzo
dictado de la oscuridad
que todo me ama
y envuelve, era Escarlata
comienza.
Ocaso caduco,
de un ayer germinado en tu sonrisa;
mordiendo un limbo sin labios grises
Förüq castellano Esteban er-lobo bohemio
- ardido - arrestado - arriesgado - arriscado - arrojado - atrevido - audaz - bárbaro - héroe - imprudente - intrépido
- arriesgado, atrevido, osado, audaz, imprudente, irreflexivo, aventurado
Mecha de oscuridad:
Vengo que vuelvo
de un silencio, profundo,
de un vacío completo,
traigo para sembrar
un ascua melífera,
del seno las arduas estrellas
que llevo
que cuelgan de mis ojos cual arañas,
una vid de vida
en seno esta anublada, azul
escarcha,
todo colmaba el ímpetu de suspirar
sin brasa diestra,
ni compás ambivalente,
sobre estos treinta años que
y que no me sostienen,
porque aún no me hicieron nacer,
sobre los lustres que ya no son,
anudando galaxias
y su cobre perpetuado de sólida luz
inmaterial,
electrificas mi mirada
como aljibe rebosante de ilusión líquida,
toda esta sed que vive el pasado,
y en bruma cegada,
muestra,
que tiende tu rosa helada,
embebida de pétalos de espectrales
sábanas purísimas,
nací en vez primera sin terminar,
y no fui ni abeja ni vencejo,
para poderte acompañar,
era de un eral sujeto,
como membrillo de un árbol sin escuela,
y pera de chopo milenario,
todo cruzaba mi relente
y acabé tendido
en mi osadía de seco tajo
llamándose gloria
para acabar conociéndote.
como dije en primera vez:
mecha de luz:
-Vuelvo de tu vacío repleto,
anidando cobre de galaxias,
desde luego aún no hace treinta años
que nací allí;
en vez primera sin terminar,
vida húmeda y animosa,
alzado a luces de alba sin acabar,
vino tu silencio conmigo sin ti,
como alto arbusto fragoroso,
me paseó mi jardín
como un mordisco
y un beso sonoro deslizando
que suyo me jabra hendiendo la tierra,
una boca de metal de pala,
que abre zanja.
tu alma de recto augurio,
o ave como futuro de hibernación,
ave nocturna
en tablilla de azabache,
como puro origen inmiscuido,
nulidad insobornable,
traición de hechizo
y nota de caligrafía desangelada,
mudez última de relámpago,
pluma de mi ojo abierto,
soledad infinita de mi despierto,
como fe sin cargos
rueda mi vertiente,
siempre relevada por dios sollozo,
palanca usé con la puerta de Plutón,
alcé el margen
de rebelión sanguínea de los dioses,
cielo asido el vil manifiesto de relámpago
surqué, gloria vespertina de héroe,
Cocitus cantando su aire
de oscuridad iluminada
clavando negras riveras, hundiendo
y desplazando los montes;
lago estigio me alimenta el latido,
y mi férrea sangre
directa a superar lo inabarcable,
tu rama vestigios de plata corté
del cóncavo bosque en tu acre,
creció en su lugar segunda rama,
de titanio,
que conseguí cercenar rotundo
y hoy llevo clavadas sus hojas,
en dos talones fundidos,
columna y cadera,
con todas sus espinas de titanio
sujetando cada diente mío.
bajar al averno es sencillo,
subir los aires en altos cielos,
nadie pudo;
yo allí voy a mitad camino.
El castellano
Förüq Er-lobo bohemio
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