Haces, de luces
allá donde mi cuerpo en venas,
consulta tus naipes helados,
flameantes a un sino,
que nos abarca,
condena sin prisión,
a ser feliz,
en ti alumbrado,
era una chispa,
un preludio bienaventurado,
oh Morrigú
con el viento te hablo,
que soy capaz de escucharte
en tu propio silencio,
con tierra eres mi vida,
jamás esquiva,
retemblará en su seno,
la osadía,
no nací vanidoso,
ni cobarde,
el temerario inocente
te blande
este beso te llama,
a tu retina,
pupila de mi pupila,
contigo flores me enraizarán,
y mi cargo guardián ocuparé.
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