jueves, 2 de mayo de 2024

LA DESTRUCCIÓN O LA LUZ







 














«¡OH QUIÉN FUERA HIPSIPILA
QUE DEJÓ LA CRISÁLIDA!»
(RAÍZ Y SENTIDO DE UNA FIGURACIÓN SIMBÓLICA EN LA POESÍA
DEL NOVECIENTOS)
José María FERRI COLL
Universidad de Alicante
La mariposa como símbolo del alma es una ideación de la cultura griega que
la literatura española ha explotado con generosidad asociándolo a variadas reflexiones
filosóficas y estéticas.' De éstas ha seducido sobremanera a muchos escritores
aquella que alude al encerramiento del alma en el cuerpo, que hace las veces
de prisión. Así las cosas el alma cautiva halla gozo al romper las ataduras que la
esclavizan y condenan al sufrimiento. El paso del espíritu de un estado a otro
implica una metamorfosis, por lo que la ninfa, que llegará a ser mariposa, representa
con claridad esta transformación. La idea cristiana, divulgada por doquier
en la Edad Media, de que el cuerpo no es sino un mal necesario y efímero contribuyó
a la fijación de la imagen del alma que, representada a través de diferentes
criaturas aladas, abandona el cuerpo muerto para ascender de la tierra y vivir
eternamente. Dante, con clarividencia, se sirvió del motivo en el Purgatorio de la
Divina comedia:
1
 Se ocuparon de la mariposa más específicamente Aristóteles, Historia de los animales, ed. de
J. Vara Donado, Madrid, Akal, 1990, pág. 281; y Plutarco, Obras morales y de costumbres (Moralia),
IV, intr., trad. y notas de F. Martín García, Madrid, Gredos, 1987, pág. 122. Sobre la superstición de
los griegos respecto de las mariposas puede verse el artículo de T. Dénes, «Les papillons d'Aristote»,
Mussées de Genéve, 220, 1981, págs. 17-20.
155 
A.L.E.U.A./15 JOSÉ MARÍA FERR1 COLL
Non v'accorgete voi che noi siam vermi
nati a formar l'angelica farfalla,
che vola a la giustizia sanza schermi?
(Dante, 1996, canto X)
Reunidos sus dos rasgos semánticos principales, liberación y metamorfosis,
el símbolo fue acogido con fervor por los poetas, y, aunque cristalizó en la
lírica española del fin del siglo XIX, se puede decir que su conformación es
deudora del neoplatonismo renacentista, que alimentó la idea de furor como
impulso del alma más allá de la razón. Ficino, remedando el Fedro de Platón,
se hizo eco de las cuatro especies de furor divino: poético, furor de los misterios,
adivinación y afecto de amor (Ficino, 1986, pág. 222). Según la tradición
platónica en boga durante el Renacimiento, el alma, al haber caído en el cuerpo,
se ha hecho impura por su inclinación a lo material, de ahí que deba perseverar
en su purificación y, una vez limpia, volver a elevarse, liberándose para
ello de su continente corpóreo. Ese ascenso le permitirá el conocimiento directo
de las ideas primigenias sin el engaño de los sentidos, como había dicho
Platón en el Fedón:
¿No dijimos antes que cuando el alma se sirve del cuerpo para considerar
cualquier objeto, sea por la vista, por el oído o por cualquier otro sentido,
puesto que la única función del cuerpo es considerar los objetos por medio de
los sentidos, se siente atraída por el cuerpo hacia cosas que nunca son las mismas,
que se extravía, se turba, vacila y tiene vértigos como si se hubiera
embriagado por ponerse en relación con ellas? [...] En cambio, cuando examina
las cosas por sí misma sin recurrir al cuerpo, tiende hacia lo que es puro,
eterno, inmortal e inmutable [...] (Platón, 1988, pág. 170).
Giordano Bruno cita el soneto de Tansillo Tras desplegar mis alas al bello
anhelo, en que la presencia del alma como símbolo alado resume el proceso de
ascenso y liberación de ésta (Bruno, 1987, pág. 68).2
 Precisamente la idea del último
verso del primer cuarteto de este poema («el mundo desprecio y me encamino
al cielo») recuerda el deseo de Nemoroso, quien suspira por unirse con su
amada, Elisa, en la confianza de «que se apresure el tiempo en que este velo /
rompa del cuerpo y verme libre pueda» (Garcilaso, 1992, pág. 133). El ansia del
pastor se ciñe a la peripecia amorosa en que se incardina la égloga, por lo que no
sorprende que la excarcelación del alma en este caso suponga el encuentro con el
ser amado y ausente, al que ahora sólo el sueño muestra:
2
 Dicho sea al paso, Tansillo dedicó cuatro sonetos a Garcilaso, y por su parte, el toledano lo
cita en el soneto ¡Ilustre onor del nombre de Cardona.
156 
«¡Oh quién fuera Hipsipila que dejó la crisálida!»... A.L.E.U.A./15
Acuerdóme, durmiendo aquí algún hora,
que, despertando, a Elisa vi a mi lado.
¡Oh miserable hado!
¡Oh tela delicada,
antes de tiempo dada
a los agudos filos de la muerte!
Más convenible fuera aquesta suerte
a los cansados años de mi vida [...]
(Garcilaso, 1992, pág. 128)
Debemos pensar que Garcilaso, proyectado en su alter ego bucólico, aspira
a la contemplación de su amada como luz pura, ausente ya la imagen grabada en
la fantasía del poeta.3
 El propio Herrera en su comento al toledano copia los versos
de Juan Sáez Zumeta, quien en un soneto «A Santa Justa» se había servido
del mismo símbolo, pero esta vez con sentido religioso: «Ahora que desnuda de
aquel velo, / que el paso impide al inmortal contento, / con vista clara y cierto
movimiento / mides, y ves cuanto atesora el cielo» (en Gallego Morell, 1972, pág.
499). En la Égloga II de Garcilaso aparece con claridad la dicotomía cuerpoalma.
Albanio, quien antes poseía su espíritu preso de la carne, ahora se imagina
libre del lastre corporal («Descargado me siento d'un gran peso») -idea que se
repite en la Égloga III («libre mi alma de su estrecha roca»)-, lo que se le figura
como señoreo del alma sobre el cuerpo («Sólo el espirtu es éste que ora mando»)
(Garcilaso, 1992, págs. 161, 162 y 193). Esa lucha entre cuerpo y alma pergeñada
por el decir poético de Garcilaso se halla en la siguiente reflexión de Bruno:
De tal modo que hallándose presente en el cuerpo se halle con la mejor
parte de sí mismo ausente, uniéndose y allegándose a las cosas divinas como
por indisoluble sacramento, de suerte que no sienta amor ni odio por las cosas
mortales, estimándose demasiado digno para ser siervo y esclavo de su cuerpo,
al cual no debe considerar de otro modo que como cárcel que aprisiona su
libertad, liga que mantiene sus alas enviscadas, cadena que tiene oprimidas sus
manos, cepos que tienen entrabados sus pies, velo que oscurece su vista. Y, sin
embargo, no será el siervo, cautivo, enviscado, encadenado, impotente, inamovible
y ciego, pues el cuerpo no puede ya tiranizarle más de cuanto él mismo
lo consienta, ya que el cuerpo está en él sometido al espíritu como el mundo
corporal y la materia se hallan sujetos a la divinidad y a la naturaleza (Bruno,
1987, págs. 150-151).
Salicio y Nemoroso se sorprenden del estado en que se halla Albanio.
Nemoroso sospecha que el apartamiento se le representa como la muerte debido
3
 M. Ficino, De amore. Comentario a «El Banquete» de Platón, trad. y estudio preliminar de
R. de la Villa Ardura, Madrid, Tecnos, 1986, pág. 167.
157 
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a su obsesión por perecer. De ahí que el «gentil mancebo», que otrora era «manso,
cuerdo, agradable, virtuoso», ahora para Salicio tenga «trastornado el seso» hasta
tal punto que Camila llega a preguntarle si está loco, mientras que Salicio y
Nemoroso así lo califican. Es el propio Albanio quien reconoce que tiene «el sentido
trastornado». Y quiere decirnos con esto que, fruto de su enajenación, sus
sentidos han quedado inutilizados -su vista, por ejemplo, «turbada»- (Garcilaso,
1992, págs. 162, 161, 163 y 158). A Albanio le falta la fuerza que emana de Dios
y que nutre su alma de movimiento. Por esta razón Salicio distingue entre ingenio
y genio. El primero, según la anotación de Herrera, «procede del buen temperamento
del ánimo y del cuerpo» en tanto que el segundo, en el parecer del
comentarista, «denota [...] la misma naturaleza y el espíritu que nos mueve a
hacer bien» (en Gallego Morell, 1972, págs. 531 y 532). Así Salicio reconoce en
Albanio la presencia del ingenio, «aunque le falte el genio que lo mueva»
(Garcilaso, 1992, pág. 163).
Fray Luis se dirige a Felipe Ruiz en la segunda de las odas que le escribió
preguntándose «Quándo será que pueda / libre desta prisión volar al cielo».
Pretende Fray Luis «contemplar la verdad pura sin duelo» o «sin velo», lectura
de otras versiones (Fray Luis, 1990c, pág. 189). Y en la que dedicó a su amigo
Diego Loarte aparece el alma encerrada en una «cárcel baxa, escura» (Fray Luis,
1990c, pág. 183). Es la misma pregunta que se hace Aldana: «[...] ¿por qué al
mismo cielo / no vuelve [el alma], roto acá su mortal velo?» (Aldana, 1985, pág.
298). Se repite en la lírica de Aldana el sintagma que he escrito en cursiva, con la
intención de enfatizar la grandeza del ascenso frente a la caducidad del cuerpo al
que en su momento descendió el alma.4
 Por eso se menosprecia la materia que
cobija el espíritu antes de la separación definitiva de ésta, como se lee en los versos
que siguen: «¡Oh, si tras tanto mal, grave y contino, / roto su velo mísero y
doliente, / el alma, con vuelo diligente, / volviese a la región de donde vino!»
(Aldana, 1985, pág. 391). Aldana se recrea asimismo en la descripción de cómo
dos cuerpos, ungidos por el apetito sexual, quieren fundirse en uno, tras haberse
producido el encuentro de las almas de los amantes. Esta rica estampa erótica es
recogida en el soneto que copio a continuación:
«¿Cuál es la causa, mi Damón, que estando
en la lucha de amor juntos, trabados,
con lenguas, brazos, pies y encadenados
cual vid que entre el jazmín se va enredando,
4
 Cf. asimismo págs. 219, 231 y 289.
158 
¡Oh quién fuera Hipsipila que dejó la crisálida!»... A.L.E.U.A./15
y que el vital aliento ambos tomando
en nuestros labios, de chupar cansados,
en medio a tanto bien somos forzados
llorar y sospirar de cuando en cuando?"
«Amor, mi Filis bella, que allá dentro
nuestras almas juntó, quiere en su fragua
los cuerpos ajuntar también, tan fuerte
que no pudiendo, como esponja el agua,
pasar del alma al dulce amado centro,
llora el velo mortal su avara suerte."
(Aldana, 1985, págs. 201-202)
Haciéndose eco de las teorías neoplatónicas expuestas por Ficino y León
Hebreo sobre la manifestación del amor como unión perfecta de los amantes,
Aldana representa mediante símil vegetal el anudarse de los cuerpos, mientras
que la imposibilidad de que tal ayuntamiento se haga unidad perpetua se dibuja
en el contraste con la original comparación «como esponja el agua». La articulación
dialogística del soneto -pregunta de Filis en los cuartetos / respuesta de
Damón en los tercetos-, el acentuado contraste entre la pasión sexual y el encuentro
del espíritu de los amantes, la descripción de elementos tangibles percibidos
por los sentidos (olfato, gusto y tacto fundamentalmente, nótese que no aparece
la vista), frente a la presencia de otros intangibles como el «velo», conforman la
imagen de lucha de elementos opuestos entre sí. Con la misma voluntad de
Garcilaso, quien mostró en sus Églogas una amplia galería de opósitos sin llegar
a fundirlos en ningún momento, Aldana consigue la armonía entre el fondo y la
forma del soneto al expresar la idea de la lucha de los seres que por amor quieren
salir de su cuerpo para entrar en el del otro, incardinada en una suerte de ars
oppositorum.
El alma, «en velo / de femeniles miembros encerrada», al dictado de los versos
de Fray Luis, tiene que romper la tela tras la cual el poeta, «desnudo / deste
corporal velo, y de la asida / costumbre roto el ñudo, / traspassará la vida / en
gozo, en paz, en luz no corrompida» (Fray Luis, 1990c, págs. 168 y 201). En un
sentido místico expresó San Juan tal experiencia: «¡O llama de amor viva, / que
tiernamente hyeres / de mi alma en el más profundo centro! / Pues ya no eres
esquiva, / acava ya si quieres; / rompe la tela de este dulce encuentro» (San Juan,
1984, pág. 263). Esa tela que sirve de embozo al alma tiene reminiscencias bíblicas,
aunque en esta ocasión es una civilización la oprimida: «Y quitará en esta
montaña / el velo de luto que velaba a todos los pueblos, / el sudario que cubría
a todas las naciones» {Isaías, 25, 7).
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La idea de Plotino de que «el hombre es el alma del hombre» es acogida por
la lírica de Fray Luis y San Juan. Los tres consideran, siguiendo a Platón, el cuerpo
como cárcel. La dualidad cuerpo-alma, no obstante, no ha existido siempre,
sino que ha sido el resultado de un desequilibrio en la Naturaleza, identificado por
el pensamiento cristiano con el pecado original, que había desvirtuado el origen
divino del hombre. Así las cosas, mientras que para la filosofía platónica el descenso
del alma al cuerpo se produce por la seducción de los sentidos que la fascinan
y embriagan, San Juan pensaba que el pecado era la causa de la corrupción
del cuerpo.
La liberación, ya sea con sentido religioso, ya sea como motivo pagano, está
en el origen del símbolo de que me ocupo, que, ligado a una salvación por Dios
o por Venus, según el caso, se asocia fácilmente a las ideas de evasión, libertad y
redención. Vienen a cuento en este momento las palabras de Northrop Frye, para
quien el Simbolismo es «the complement to extreme naturalism, an emphasis on
the literal aspect of meaning, an a treatment of literature as centripetal verbal pattern,
in which elements of direct or verifiable statement are subordinated to the
integrity of that pattern» (Frye, 1990b, pág. 80). Así se nos muestra el símbolo en
la rima LXXV de Bécquer:
¿Será verdad que cuando toca el sueño
con sus dedos de rosa nuestros ojos,
de la cárcel que habita huye el espíritu
en vuelo presuroso?
(Bécquer, 1986, pág. 94)
Esta vez la liberación se produce en los brazos del sueño, lo que al mismo
tiempo conlleva enajenación y objetivación del propio yo. Ese dejarse ver a uno
mismo como si fuera otro nos conduce a la sugerente idea del desdoblamiento del
sujeto en sus dos sustancias constitutivas: la carnal y racional, así como la espiritual
y divina. Resumen este concepto los versos de Amado Ñervo «Tú filosofa,
mientras yo sueño / cerebro mío [...]» (Ñervo, 1973, pág. 81). Bécquer, ausente
de sí mismo («desnudo de la humana forma»), ignora si «ese mundo de visiones
/ vive fuera o va dentro de nosotros». Asistimos en este punto al reverdecimiento
de ciertos tópicos neoplatónicos: idea de dos mundos, uno reflejo del otro (el
espíritu «breves horas habita de la idea / el mundo silencioso»), dualidad materia/alma
(«los lazos terrenales rotos») y ambigüedad vigilia/sueño, que Ficino
había tratado del siguiente modo:
Si la naturaleza te hubiese dado, mi querido Sócrates, los ojos de lince,
de modo que penetraras con la mirada todo lo que te rodea, el cuerpo de tu
Alcibíades, exteriormente muy hermoso, te parecería muy feo. ¿Qué es lo que
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«¡Oh quién fuera Hipsipila que dejó la crisálida!»... A.L.E.U.A./15
amas, amigo? Es una superficie, o mejor, un color lo que te rapta, un reflejo de
luces, y quizá te embarga una vana ilusión, de modo que amas lo que sueñas
más que lo que ves (Ficino, 1986b, pág. 181).
La interrogación que aparece en las cuatro estrofas iniciales halla correlato
en la duda que abre la última estrofa («yo no sé»), lo que impregna el símbolo de
otro de su rasgos sustanciales: el misterio que acompaña al acto de la liberación.
Durante el lapso que ocupa los últimos años del siglo XIX y el inicio de la
centuria siguiente la lírica de Darío revitalizó el símbolo. Podemos preguntarnos
por qué éste ejerció tal fascinación en el poeta americano. La imagen del alma,
representada en una mariposa que Rubén llamó hipsipila (término que el entomólogo
danés Fabricius había dado a un tipo de mariposa en su Genera insectorum
[1776], y al mismo tiempo protagonista de una leyenda griega en que la hero-
ína se presenta como símbolo del alma), traspasando el velo que la protege (el
capullo que alberga la crisálida), sintetizaba dos motivos que se repiten en la obra
de Darío, a saber: el fino límite que separa la vida de la muerte y el deseo de
huida, esta vez en un plano distinto del meramente estético y cultural que había
cuajado en un universo de cisnes, centauros, caracoles de oro, princesas, emperatrices...,
habitantes todos de lugares exóticos y mitificados. Manuel Machado
dedicó uno de los poemas de Alma (1902) al escritor de Nicaragua con el significativo
título de «Mariposa negra», sintagma revelador del ayuntamiento de las
dos ideas que he anotado arriba y que se hace eco del parecer del propio poeta
americano («Mi pobre alma pálida / era una crisálida») (Ramoneda, 1991, pág.
279). Parece que la mariposa negra simboliza el padecer del poeta y es frecuente
su presencia en aquel momento (sirvan de ejemplo el poema de Verlaine «Crimen
amoris» y Eran ayer mis dolores, recogido en Galerías de Antonio Machado).
 5
Como si Rubén se hubiera despojado del velo de la reina Mab, tal se nos presenta
en el poema Yo soy aquel que ayer no más decía:
Como la Galatea gongorina
me encantó la marquesa verleniana,
y así juntaba a la pasión divina
una sensual hiperestesia humana;
todo ansia, todo ardor, sensación pura
y vigor natural; y sin falsía,
5
 Dice Manuel Machado: «Una negra mariposa / revolotea en el cuarto. / La hora cárdena... La
tarde / los velos se va quitando...» (M. Machado, 1999, pág. 94). Y su hermano Antonio en el poema
citado: «Eran ayer mis dolores / como gusanos de seda / que iban labrando capullos; / hoy son mariposas
negras» (A. Machado, 1990, pág. 144).
161 
A.L.E.U.A./15 JOSÉ MARÍA FERRICOLL
y sin comedia y sin literatura...:
si hay una alma sincera, ésa es la mía.
La torre de marfil tentó mi anhelo;
quise encerrarme dentro de mí mismo,
y tuve hambre de espacio y sed de cielo
desde las sombras de mi propio abismo.
(Darío, 1995, págs. 188-189)
La declaración del poeta es clara y sincera: sus preocupaciones existencia-
Íes no han hallado alivio en sí mismo ni en su literatura. La necesidad de franquear
las puertas de su «torre» en la esperanza de saciar su «sed de cielo» repite
el motivo de que me ocupo. El poema ofrece al lector el balance artístico y vital
de su creador. No en vano apareció por vez primera en la revista madrileña Alma
española el 7 de noviembre de 1904, formando parte de una serie de autorretratos
que se había solicitado a los jóvenes literatos cuya obra ejercía una influencia
más notable en la época. Así cobra pleno sentido la presencia del autorretrato, que
sirve para definir quién es el sujeto que se retrata (por tanto el objetivo es diferente
del que persigue la autobiografía, género que da cuenta de lo que se ha
hecho) y cuál es su pensamiento y postura ante el arte y la vida. El arranque del
poema («Yo soy aquel que...») no da lugar a la duda. Darío está respondiendo a
lo que se le pregunta. El polisíndeton nos transmite la insistencia machacona en
el misterio de la existencia humana, tema que se prodiga también en «Lo fatal»,
donde el poeta muestra sin tapujos su angustia:
[-.]
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adonde vamos,
ni de dónde venimos!...
(Darío, 1995, págs. 258-259)
Diríase que el autor de Azul no ha podido contestar la pregunta dibujada en
el cuello del cisne acerca de la muerte y los confines de la vida e, impotente,
desea que su alma se libere, como la crisálida:
¡Divina Psiquis, dulce mariposa invisible
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«¡Oh quién fuera Hipsipila que dejó la crisálida!»... A.L.E.U.A./15
que desde los abismos has venido a ser todo
lo que en mi ser nervioso y en mi cuerpo sensible
forma la chispa sacra de la estatua de lodo!
Te asomas por mis ojos a la luz de la tierra
y prisionera vives en mí de extraño dueño;
te reducen a esclava mis sentidos en guerra
y apenas vagas libre por el jardín del sueño.
[...]
Entre la catedral y las ruinas paganas
vuelas, ¡oh, Psiquis, oh, alma mía!
-como decía
aquel celeste Edgardo,
que entró en el paraíso entre un son de campanas
y un perfume de nardo-,
entre la catedral
y las paganas ruinas
repares tus dos alas de cristal,
tus dos alas divinas.
Y de la flor
que el ruiseñor
canta en su griego antiguo, de la rosa,
vuelas, ¡oh, Mariposa!,
a posarte en un clavo de nuestro Señor.
(Darío, 1995, págs. 232-233)
Psique era desde la Antigüedad representación del alma humana que, limpia,
está dispuesta a gozar la felicidad pura. Enamorada de Cupido, éste la hizo
inmortal tras liberarla del cautiverio a que la envidiosa Venus la tenía sometida.
El mito no puede ser más sugerente. Lo han estampado en sus versos Milton,
Harvey o Keats. Darío prescinde de la peripecia mitológica y se aplica en el simbolismo
de la hermosa Psique. Cuatro dualidades expresan la contradicción que
late en su interior, responsable del desasosiego que padece (cuerpo/alma,
lodo/chispa, ruinas paganas/catedral, flor/clavo). Como se observa, el primer término
de cada una de ellas se asocia a lo corpóreo, mientras que el segundo se
refiere a lo espiritual. El alma ha descendido hasta el cuerpo, que la apresa, y sólo
las chispas del espíritu pueden iluminar el lodo, que fue el origen bíblico de la
carne, hasta tal punto que la emancipación en forma de ascenso, ya sea como
manía pagana, ya sea como furor neoplatónico y cristiano, la conduce desde la
imagen del objeto (esto es, de la flor del jardín del sueño, visión del mundo de la
poesía) hasta su idea (o sea, a Dios, creador de todas las ideas), abolida la tiranía
163 
A.L.E.U.A./15 JOSÉ MARÍA FERRI COLL
de los sentidos (más concretamente de la vista). Nótese que en la obra del americano
la mariposa cobra un sentido nuevo que se concreta en la incapacidad del
poeta para fijar su propio canon estético, resultado éste de su propia idiosincrasia
moral y religiosa. El aleteo del insecto que va y viene, se queda y se marcha, es
también metáfora del carácter de su poesía. Acaba de anunciar Rubén el meollo
de la cuestión:6
 el alma-mariposa que ve a través de los ojos del poeta-prisión, por
lo que no percibe directamente la realidad, sino su reflejo. La idea se aprecia con
lujo de matices significativos en el poema de José Asunción Silva «Mariposas»,
que recuerda al Ismaelillo (1882) de Martí, ejemplo cimero de poesía visionaria
desde su propia «Dedicatoria», donde el poeta cubano reconoce que pinta -él utiliza
ese verbo- lo que han visto sus ojos cernido por el cedazo de su corazón. La
idea platónica de un mundo reflejado en otro, aderezada por la teoría neoplatónica
de la visión como fuente de conocimiento, se halla implícita en el símbolo.
Entre el ingente catálogo de lugares comunes platónicos que los tratadistas renacentistas
exhumaron y airearon, la visión ocupó un lugar privilegiado. Creo que
el pasaje de los Diálogos de amor de León Hebreo que copio a continuación ilustra
la postura de Darío ante el problema de la visión:
[...] La vista intelectual jamás podría ver y entender las cosas y las razones
incorpóreas y universales si no estuviera iluminada por el entendimiento
divino, y no sólo ella, sino también las especies que hay en la fantasía (de las
que la facultad intelectiva abstrae el conocimiento intelectual) son iluminadas
por las especies eternas que existen en el entendimiento divino, las cuales son
modelos de todas las cosas creadas y preexisten en el entendimiento divino, al
igual que las especies ejemplares de las cosas artificiales preexisten en la
mente del artífice, que son el arte mismo, y sólo a estas especies denomina
Platón ideas. Y así, tanto la vista intelectual como el objeto y como el medio
del acto inteligible, todo ello es iluminado por el entendimiento divino, así
como el sol ilumina la vista corporal al mismo tiempo que el objeto y el medio.
Por consiguiente, resulta evidente que el sol es en el mundo corpóreo y visible
simulacro del entendimiento divino en el mundo intelectual (Hebreo, 1986,
págs. 202-203).
La «luz de la tierra» es el sol al que alude el tratadista portugués, fuente de
que se nutren los «sentidos en guerra» del poeta. Para trepanar el velo que separa
los dos mundos, el poeta tiene dos opciones: transformar, mediante su arte, lo
imaginado de modo que parezca real, lo que consigue muchas veces derrochan-
6
 A Pedro Salinas los versos de este poema «se le representan como su testamento, la última
voluntad de su falta de voluntad; su última palabra, palabra-voluntad, puesto que la palabra es la forma
final y decisiva que toma la voluntad del poeta» (La poesía de Rubén Darío. Ensayo sobre el tema y
los temas del poeta, Barcelona, Seix-Barral, [1948] 1975, pág. 202).
164 
«¡Oh quién fuera Hipsipila que dejó la crisálida!»... A.L.E.U.A./15
do sensualismo y vitalidad; o liberar su propia alma para que, exenta de la corteza
que la recubre, se embriague de la verdad de la Naturaleza. Me parece que
Rubén Darío alcanza sus más altas cotas líricas cuando intenta convertir la materia
que sus sentidos posados sobre la tierra han aprehendido en imagen de su propia
alma, es decir de sí mismo. «Venus», poema que recoge la segunda edición de
Azul (1890), nos brinda un ejemplo temprano de ambos procedimientos utilizados
simultáneamente, al igual que «Sonatina», obra cardinal en la lírica de Darío
que se publicó a mediados de 1895 y que incluyó al año siguiente en sus Prosas
profanas. Copio a continuación algunas estrofas de «Venus»:
En la tranquila noche mis nostalgias amargas sufría.
En busca de quietud bajé al fresco y callado jardín.
En el oscuro cielo Venus bella temblando lucía,
como incrustado en ébano un dorado y divino jazmín.
A mi alma enamorada, una reina oriental parecía,
que esperaba a su amante bajo el techo de su camarín,
que, llevada en hombros, la profunda extensión recorría,
triunfante y luminosa, recostada sobre un palanquín.
«¡Oh, reina rubia! -díjele-, mi alma quiere dejar su crisálida
y volar hacia ti, y tus labios de fuego besar;
y flotar en el nimbo que derrama en tu frente luz pálida [...]
(Darío, 1995, pág. 175)
¿Era consciente Rubén Darío de que su alma iba a permanecer prisionera de
su voluntad? Si la respuesta es afirmativa, sólo el arte podía consolarlo o compensarlo.
Expresarse al dictado de la imaginación, que se había empapado de la
vista a su vez, parece que es el camino que debe seguir el poeta. Por ello se ha de
entender que, más que una huida de la realidad, lo que se percibe en el vate nicaragüense
es la modulación de ésta y su embellecimiento ante el fracaso de llegar
a una comunión plena entre el alma y la realidad, lo que habría desembocado en
una lírica más pura, en el sentido de menos mediatizada, como quiere decir el
verso del mexicano Amado Ñervo, quien aguarda «el místico beso del Ideal»
(Ñervo, 1973, pág. 63). No obstante, se columbra la voluntad de quien intenta
mirar no sólo con ojos de hombre. José Asunción Silva se pregunta en el poema
«Crisálidas»:
¿al dejar la prisión que las encierra
qué encontrarán las almas?
(Silva, 1990e, pág. 10)
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La duda del poeta colombiano inquieta asimismo a A. Ñervo, quien desconoce
qué misterio sella la muerte: «¿Se metamorfosea detrás una crisálida?»
(Ñervo, 1973, pág. 102). Al socaire de esta incertidumbre, es lícito preguntarse si
acaso Rubén no resolvió ya definitivamente en «Sonatina» el conflicto estético y
a la vez metafísico que le preocupaba, porque el poema bien puede considerarse
crisol que exhibe las dos grandes filosofías del poeta: la artística y la del alma.
Sobre la primera queda patente que el poema no se puede acercar a la realidad
más que a través de la imaginación del poeta (y por eso precisamente la princesa
está triste), quien eleva lo imaginado a la categoría de lo bello:
i Ay! La pobre princesa de la boca de rosa,
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar,
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de Mayo,
perderse en el viento sobre el trueno del mar.
Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte;
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real,
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.
(Darío, 1983, págs. 97-98)
Mientras que al alma (mariposa-golondrina en este caso) se la compensa de
su encierro con la belleza con que el arte la engaña y seduce:
-¡Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-,
en caballo con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con su beso de amor!
(Darío, 1983, pág. 98)
166 
¡Oh quién fuera Hipsipila que dejó la crisálida!»... A.L.E.U.A./15
Ya muerto Darío, Ñervo publicó Elevación (1917), cuyo título alumbra el
pensamiento de su autor al tiempo que muestra su deseo místico de unirse a la
divinidad, don reservado a las almas «austeras y grandes», que en vida, si saben
«subir», romperán «el velo de Isis» (Ñervo, 1973, pág. 99). El poema «Espacio y
tiempo», cuya sustancia se corresponde perfectamente con la «Sonatina» del
poeta nicaragüense, refleja la dialéctica modernista, a que vengo aludiendo, entre
la carne y el espíritu, la realidad y la imaginación, la vida y la muerte:
Espacio y tiempo, barrotes
de la jaula
en que el ánima, princesa
encantada,
está hilando, hilando cerca
de las ventanas de los ojos (las únicas
aberturas por donde
suele asomarse, lánguida).
Espacio y tiempo, barrotes
de la jaula:
ya os romperéis, y acaso
muy pronto, porque cada
mes, hora, instante, os mellan,
¡y el pájaro de oro
acecha una rendija para tender las alas!
La princesa, ladina,
finge hilar, pero aguarda
que se rompa una reja...
En tanto, a las lejanas
estrellas dice: «Amigas,
tendedme vuestra escala
de luz sobre el abismo».
Y las estrellas pálidas
le responden: «Espera,
espera, hermana,
y prevén tus esfuerzos:
¡ya tendemos la escala!»
(Ñervo, 1973, págs. 134-135)
El poema de Ñervo presenta la dualidad espacio-tiempo como el resultado
de la analogía con la pareja de contrarios cuerpo-alma. Existen un espacio y un
tiempo diferentes para cada uno de estos últimos, aunque sólo de forma episódica
comparten el lugar y el momento. El poeta mexicano saca a relucir los grandes
motivos clásicos ligados a la caducidad humana para enfatizar lo breve del
167 
A.L.E.U.A./15 JOSÉ MARÍA FERRI COLL
ayuntamiento de los opósitos y la grandeza de su separación. Se percibe aquí
mayor sosiego que en la «Sonatina», tal vez por la fruición con que Ñervo imagina
la experiencia mística de unión con la divinidad. Esta perspectiva cristiana
otorga legitimidad a la idea de salvación a través de un proceso similar al que describe
la Divina comedia, en el que el ascenso, entendido también en el poema de
Ñervo, igual que en la obra de Dante, como reflexión capaz de purgar el alma,
hace las veces de himen que divide los dos espacios: el celeste y el terrenal.
Obsérvese asimismo la reciprocidad en el procedimiento: para subir es necesario
que nos tiendan la «escala». Esa llamada que nace de lo etéreo para unir lo divino
con lo divino y lo material con lo material halla respuesta en el deseo del poeta
de experimentar el éxtasis del encuentro. Los límites entre el arte y la vida se asemejan
a los que separan la carne del espíritu. La princesa de la literatura desea
abandonar la ficción tanto como el alma del poeta intenta romper las ligaduras
que lo unen a la materia. En ambos casos se aprecia la perseverancia en el concepto
de vida eterna, que no puede ser sino un existir de pureza y luz, superados
ya tanto el ensueño del arte como la engañosa seducción de los sentidos respectivamente.

A Proteo, siervo de Poseidón, el saber mitológico de los antiguos le había
otorgado el don de la metamorfosis constante; y a Psique, bellísima joven que
enamoró a Cupido, éste la hizo inmortal. Ambos mitos paganos alimentan la idea
humana de superar los límites de su propia especie, y así vencer la muerte. El
camino comienza en el divorcio entre alma y materia, imprescindible para conseguir
la pureza absoluta, y alcanzar, tras ello, el conocimiento del universo arcano
de la Idea. Ante el fracaso de tal empresa, hombres de todos los tiempos se han
servido del símbolo de la crisálida para mostrar a la vez su impotencia y la paradoja
humana de que la quintaesencia del ser se halla atesorada en carne mancillada.
Blas de Otero describe con lujo de imágenes la frustración de quedarse en
el camino en su estremecedor verso «¡Ángel con grandes alas de cadenas!». Antes
que él, Goethe había expresado la certidumbre de que el hombre no podía traspasar
los límites terrenales que la Naturaleza le había impuesto, por lo que el
territorio de lo sublime quedaba vedado para el cuerpo. Tal lastre supone éste, que
«nunca se encontrarán alas corpóreas que estén en armonía con las alas del espí-
ritu» (Goethe, 1997, pág. 43). El Fausto precisamente nos regala la revelación de
que todo lo efímero es un símbolo. Al arrimo de este parecer, se hace sugerente
la presentación de la crisálida como símbolo que representa el Simbolismo. La
metamorfosis que obliga a la ninfa a romper el velo que la envuelve para zafarse
del capullo hasta llegar a convertirse en mariposa, sugiere tanto la imagen del
alma, que, aunque sabedora de su carcelería, aspira al éxtasis; como la dualidad
interna de todo símbolo, que por un lado posee un significado establecido y divul-
168 
«¡Oh quién fuera Hipsipila que dejó la crisálida!»... A.L.E.U.A./15
Cegado por la tradición, mientras que por otro se imbuye del misterio de lo desconocido.
Se puede afirmar, por ello, que cada símbolo lucha por atravesar la tela
de su crisálida, manto que la Historia de la Cultura le ha tejido, y, emancipado del
lugar común, pretende expresar lo inefable. Por esta razón el esplendor del
Simbolismo se debe sobre todo a su indagación acerca de lo ignoto, explotado
como materia poética, que seduce a poetas y lectores al mostrarles el continuo
renacimiento del símbolo y así su reverdecer lírico, ajeno a la esclerotización
retórica y semántica. Al hilo de estas razones, se me antoja que la imagen de la
evolución de la oruga a la crisálida y de ésta a la mariposa, por asociarse con las
ideas de metamorfosis, alma, enajenación, resurrección y ascenso de lo terrenal a
lo divino, representa el ciclo de la vida a la muerte, y viceversa, bajo el gobierno
de la todopoderosa Naturaleza. Y es tan vigorosa la sugestión del símbolo, que
Chuang Tzu (369-286 a.C.) no acertaba a descubrir si él era un hombre que soñaba
que era una mariposa, o si, al contrario, el filósofo chino era una mariposa que
soñaba que era un hombre. Tal vez por eso Lorca siempre imaginó la barba del
ínclito Whitman poblada de mariposas.
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DARÍO, R. 1995. Azul... Cantos de vida y esperanza, ed. de Á. Salvador, Madrid,
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Garcilaso de la VEGA. 1992. Poesías castellanas completas, de. De E. L. Rivers,
Madrid, Castalia.
170 



 

 

 

La destrucción o, ¿la luz? (Poemario)

 

 

Autor Miguel Esteban Martínez García



Prólogo:

 

Ensayo y Análisis de la poesía de Miguel Esteban Martínez García

LA POESÍA QUE CADA POETA ERIGE

 

Hay visiones que tienen cada poeta en este orbe, y hay quiénes así los trasfieren a través de su poesía con mucha fuerza por esa condición de original.

Pero siempre están constituido por esos movimientos a que ellos se van acercando.

Porque a la postre algo nuevo se tiene que aportar después de tanto simbolismo, surrealismo u romanticismo que nunca a de faltar en cada generación.

Cada poeta muestra una poesía por su convicción valedera, ya que su motivo tiene que prevalecer en su expresión porque ella siempre le surge de lo más profundo de su interior y es motivado por esa ansia de algo poder decir para que así confluyan todos los sentimientos.

 

Pueda que la esencia proferida deba estar en la profunda sátira para así lograr la corrección humana dando de por si ese toque moralista que haga así tener ese cambio de actitud y por ende no se perviertan la gente, pero se aleja mucho el lector con esa clase de poesía, por creen que nada tiene que decir o señalar el poeta, tan solo es la de expresar en su composición todo lo concerniente a lo bello con un lenguaje correcto que casi siempre va desembocado a lo que es amado.

 

En fin, cada poeta erige una poesía que está acorde a su alma, o a lo que supo lograr colar a través de sus lecturas, porque cada poeta tiene sus allegados a quien consulta siempre y los trata como sus maestros y a eso también están sus afines que van así a poder lograr esa disonancia para que el sea capaz de algo aceptar y pueda forjar su propia voz.

 

LA OBRA POÉTICA DE  MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ.

 

Una poesía puede apoyarse bajo los parámetros de la conducta humana y muchos para así llamar la atención van por la elevación de lo sensual casi rayando lo erotico, que mucho avivará todos los sentidos por mostrar algo que es muy humano, es por eso que no es desarraigado que aquella poesía elija como emblema la exposición del acto para que así provoque y funcione como un atavismo para expresar alguna hazaña.

 

"Otros de mediocres innato triunfan por retinas cómodas"

Miguel Esteban Martínez

 

Hay poesías de todos los tipos y para los muchos gustos, pero hay quienes mayoritariamente se siente a gusto con el amor que a veces no es exactamente entre los humanos, si no de lo que nos rodea, sí la de ese entorno maravilloso que nos circunda mucho.

 

"Soy únicamente solo

solamente tierra y mis escritos arenas"

Miguel Esteban Martínez

 

Miguel Esteban es una voz perdida entre su deseo que vaya en un buen cauce su poesía, a la vez nos muestra su recurso más evidente, la integración de imágenes afables tan llenas de muchos colores o a veces nos da a la vez su contrapuesta personalidad y consciencia salpicada de un hilo natural muy bien trabajado, pues su poética es todo lo que concerniene y atentamente su retina incluye en cada silabas escrita por él, ya que la composición de sus versos tiene en verse apoyada a lo que le rodea o inventa desde ese ideal de su postración que lo afana y para que así tenga una correlación con unos sentimientos tan hondos, es como casi todo un buen poeta quiere expresar, ya que su voz divaga entre lo convulso de la belleza para estar apoyándose entre lo inexorable, ya que si lo podemos leer se sentirá que se vuelve denso su poesía ya que tiene una condición muy propia, pues suya es la cosa en no así poder decir en tan prístina palabras que se siente muy mal por todo esos aspectos que atañe tácitamente la vida, y es por eso que es quiere utilizar todo su alrededor y este así sirva de marco, pero no será como cualquiera, sino que el suyo es la que a de forjarse con la integración de unos conocimientos botánicos que muy bien incluye en algun poema para mostrar su terrible estado.

 

Si tenemos una buena retentiva, solo debemos concentrarnos en sus versos que son como un cosmo, es por eso que lo alusivo es una buena manera de transmitir una descripción no tan breve en la cabeza en los lectores, ya para abreviar es tan pesado su cosmovisión cuando él envia su mensaje, solo con leerlos con una fructífera atención, nos daremos cuenta como quien va al campo a observar cosas para maravillarnos. Y la clave estará como se entone su poesía ya que así podemos comprender el sentimiento del poeta. Sí, así de sencillo para no acabar defraudándonos con la lectura, puede que haya más profundidad envuelta en los escritos pero ya irá a esclarecer cuando se tenga en una estadía en el mundo del poeta.

 

Algo más sobre su poesía es que él también nos muestra su consciencia, ya que por cada cosa que es mencionado dentro de ella, como sería la más mínima piedra en la que se esconde la alimaña, siendo su motivo es el de un respeto al incluirlos.

 

Su voz pérdida en toda la belleza que canta a su manera, porque él tiene su estancia bien marcada con su palabra cada vez que menciona un ser que saca de la naturaleza o de su propio condición es para evaluarse en una metáfora donde da a caber todos los recursos modestamente adquiridos.

Sí, para acabar sorprendente ese mencionar muy meticuloso como un experto consumado en el asignar clave de imágenes naturales dándolas a conocer en sus enteros versos.

 

ANÁLISIS DE POEMAS

 

"54_CARACOL SERRANO

Espíritu dichoso labrado fulgente resplandor arrebolado, (mieses en colmena) 1, (al verdor de fuentes) 2 el sol compitió con este globo verde, enjaulado, le nacieron opacos rayos de tierras, en su condición brillaron blancas sienes regentadas. (Espigas compitieron con lanzas de rayos) 3, argénteas manos caricia brindaron, solares sin sol, que Ares riega con almas, (acequias de sangre de tierra) 4, ababol ensimismado,

al calor del Dios lucero,

ese que cabalga en luz montado, los cielos, plomo de sus hijas precipitando llantos grises, que los verdes del suelo reflejan con alegrías,

(entre una flor y un abrojo acaso nacería, son y sones) 5

suenan de la tierra sus tambores, albas ocres me acogen fieles, al candor y fuego, al estruendo y amor, de este mi Sol, porque yo moriré cuando él muera, mi letra dorará desdoblada mi compostura, que respirará mientras pueda, réquiem por esta tierra parca, elegía por todas las almas que en ella descansan,

surco de vid y centeno, surco de olivo y girasol, la grama del monte con verde intransigente,

el río de almas en sus gotas,

viaja por valles y empeños dulces, entre montañas de azores y cuervos yo vine por sus voces,

vine destapando fulgor entre fulgores, me reñí entre del tiempo sus leones,..."

Poema extraído de Polilla de Cemento

 

COMENTARIO

 

Este poema de métrica de arte mayor con ese fluir de imágenes tan apegada a lo estudiado, así entre paréntesis: 1,2,3,4,5 se puede atisbar referencia naturales.

 

Este enunciado es muy preciso: "Espíritu dichoso labrado fulgente resplandor arrebolado, (mieses en colmena) 1, (al verdor de fuentes) 2 el sol compitió con este globo verde,..."

Simplifica todo su esencia como poeta aunque podemos encontrar en diferente libros otros avances muy acorde cuando uno evoluciona.

 

Pero resaltandolo, es una poesía que va encadenado a las preferencias por fabricar estos versos como una clara expresión podemos interpretar así muy sencillo este verso.

-       (Espigas compitieron con lanzas de rayos) 3

Belleza en todo ese poder de su contemplación, esta comparación inaudita es una correlación de armonía porque sin el sol ambos no existiera y el extraño enunciado de competición es poco razonable pero pensándolo bien el sol dio ese gusto, sí, todas las plantas giran por su apreciar de energía, cosa que deja pensando y da reflexiones profunda en tan solo un verso y así de sorprendente es dejando así al lector golpeado por no caber  en digerir tan espléndida poesía.

Fernando Zuñiga Fajardo 27 Agosto 2017

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

POR TU PLÁCIDO YERMO:

 

Pequeñas suaves palabras

para el silencio,

nada jóvenes para susurrarte

hicieron transcurrir el beso,

beso te beso hasta tu descanso

dame tu mano

por si el viento lleva

por esos años dulces,

soñados para escalarlos.

Almenas, rejas y candelabros,

francas para el silencio

unidas para tu poeta muerto

que vive del suplicio invernado,

palabras al silencio ardiendo,

cada muralla un tiempo no escrito,

cómo amurallar un silbido.

Y tú ¿me seguirás de nuevo?

No es tiempo de abandonar,

trabajo sobre el trabajo,

descanso sobre la música,

disfruta que danzaremos

encima canicas.

Abre mi descanso un faisán

de umbría sombra

acicalando ideas que me llevan

a tu casa.

Hasta descansar en la mía

siendo nuestra vida.

Un corcel sin manto ni estrellas,

un invierno sin capa dibujado,

palabras sin despedida

de la huella ayer;

trasnochado en carrusel sin rosca

alumbrando,

sílabas dulces nacidas deprisa,

socavé mi tardío castellano

para que vuelva su yermo,

vestigios de espinas y cardos

allí encendida una la rosa

entre espigas de estaciones,

y prados caracoleados,

era tiempo de rizar ascuas

y adentrar la nieve

en tus colinas,

hasta anidar

en tus reflejas piernas.

Hechas para condenarse

hechas para quemarse,

hechas para quedarse,

hechas para arrullarse,

hechas para mi siniestro caracol

de Hipsípila con forma de corazón.

Sonaba mi caparazón sonoro

una lira en cuerda yerta.

Nacía mi subrepticia

llamada amarte.

Hasta la caída del tiempo.

 

 

 

El Castellano

 

SUAVE NUBE RÍGIDA:

 

Foráneas eras propias

con vástagos

de Ninfas y Sátiros;

se plantaron de peces

altos árboles

y guiaron profundos rebaños

en el mar

afrenta impía de soledades,

que duermen

y nadan sus corzos secos

de estirpe dorada,

carcomida, agujereada,

de siglos;

Azul nube de mi vida,

abandonada

sin ojos suyos ni míos.

Bajel de mi custodio

incólume,

de ciprés mi valer

mi férreo pecho

en cobre

de mi fugitiva entraña.

Lluvias de esta sequía

Híadas que mi sangre tiznan.

No me encrespará la osadía

temprana, aunque me enseñaran

a luchar por lo que quiero.

Impávida por este mar de tierra

reduciéndose a la arena

más pálida.

Mi Noto impune

que muerte no teme

conculca mi desorden,

áspera quebranta el pío.

 

El Castellano

 

 

AFILADO TORDO:

 

 

A ese mirlo, mirlo único;

Córvido negro de profundo ojo

que picotea y escarba mi idea.

Que crascita su estirpe,

dejadle mi patio cada mañana

rubor de cristalina ala,

sólo hasta que no me queden ideas

que son como lombrices cristalinas

nacidas del agua de mi frente.

De esta enjuta tierra me camina

el alacrán.

Un campo de sierpes y torcaces

de grises ceños al ocaso del día

que entre mantas y saetas

se acuesta un sol ciego.

Audaz mirlo que ahuyentas

mis espadas.

Tordo entre espinas arreboladas

haz que se acueste mi mañana

bajo tus alas.

No me destrenzará la osadía

temprana, ni el día terminará

de llegar.

Tu risueña pitanza en corvo pico

ultrajada; Vine por tus voces

desenterrando abrojos y señales

uniendo el fin del día

con el fin de la noche

como tú quiero vivir,

termina mi idea.

 

 

 

El Castellano

 

 

IMPRONTA REVERDECIDA:

 

Unge el vespertino roce

de tu ausencia habitada,

una viperina falaz de siembra,

allá donde el silencio transmuta

la sosegada vida de mis falanges

rutilantes, un alambre de búsqueda incesante,

de tus mares de boca

mi néctar dispuesto,

miel de Dioses que encajan

mi sinestesia elaborada,

más quisiera apelar a lo innato

de mi naturaleza,

que llamaron pureza,

luces de sueños rotos por enmarcar,

ahondonada de las nuevas visiones,

tiempos cambian,

palabras a la fosa,

yo estoy esperando mi panal

de sombras de idea

sólo tu saliva verdadera

mece mi extasía,

por ende seguiré encargado

de esta acequia

dura, absorta de entregarme

al hendir de esta mi azada

darkness and magic

poder del sueño desagerado,

que nunca he alcanzado,

mira mi camino

soslayando

las rosas de la aurora,

entregando pleitesía

a tu señora mirada,

no te guardes

si vuelve este mi vencejo,

afilaré mi sombra

para entrar en la tuya.

 

 

El Castellano

 

 

LADO DE MI PUENTE:

 

Quédase austero

el pretil gesto

de ávidas secuelas,

rupturas d'esta compuerta,

de altura traspuesta

me alumbra esta ausencia

habitada, inducida,

paladeando mi dulce yerto,

conforte de volver a verte,

mampuesto en febril idea;

Apacibilidad de tu seña

y armoniosa senda,

me infundes arte de amarte,

hasta el diminutivo de mi término

castillo.

Por lo que de castro

soy castreño,

andariego,

que morir niega,

perduradora onda

de tu entraña,

clamor exaltado

en visiones de Quimera;

que resuene alto

bajo el asfalto,

que vine a tejerme exhausto

torres con callejas

me nacieron,

en amores

del dulce amargo hiel,

fuente fría y negra

de vivos troncos,

sentenciados;

sed como viva esta empresa

de brasas,

amargas piedras

del lenguaje,

hondo tallo

pronunciado sin base

ni escueta prenda,

Luna no te nombro

porque mañana cuarto menguante

entro en rito,

confunde mi luz

tu hermosura

en voz y gesto

abismo pedercioso

preñado de paz,

sosiego de mi armadura serena.

Mieses que arrullan

colmenas de nidos

de cobres nativos.

 

El Castellano

 

ZANJA DE CARRIL:

 

Marzo que abrilea

y abril marcea, al dueto

de la sed universal

de su helor que duerme

en heladas;

Ando que me encuentro

perdío en un Sol

de agosto que espera

a su esposa

en cuarto menguante.

Yo seguiré buscando

el almendro de las almendras

de oro, mientras de mi empeño

socavaré a mi tardío

Castellano y su Leannán Sídhe

de su madre conciencia.

Avanzaré su cerca sin permiso

a poner nuevo estandarte

y despertar

al Miguel Esteban

que no nació todavía.

Guardarme el vilo

porque yo no estoy despierto.

Volveré con mis principios numerados.

Si quieres más de ellos,

dí consumido,

en zona yerta y su tierra

viva-muerta.

Donde desterré a mis abrojos,

y enterré mis escritos

con pauta alimenticia

por si despertaran

subsisten estando

nacidos del miedo

como yo estoy hecho de miedo.

 

El Castellano

 

PRISMAS EN CALEIDOSCOPIO:

 

Oscuros, negros, tibios

lirios en sangre de brea;

Acolchadas desquicias

en híbridas campanas azules

de los ángeles, yendo en borde,

siguiendo círculos,

moviendo espirales,

Vientos noruegos me llevan

sin patria, vencida por mitología.

Quicios de lúgubre destelleo

en oscuro límite tétrico

y sus mansedades caminan,

hacen nido sedoso

en moreras del sueño;

Vida través de una vida

dentro los hoyos del Sol

que sudan, sus notas de uvas.

Visitaré a Cernunnos

en el seno del bosque,

hablaré del cuerno roto

y su sangre que brama

flores de helechos.

Quién sembrará mi campiña;

estirados mis soliviares

entre azares que suerte corre.

Traspuesto al mantillo

y su compostaje silvestre

que solo se mantiene;

Verano que socava dormido

para sepultar los cardos

que tierra come

y levantar la estación

de los difuntos con hojas caídas.

Otoño sus fríos que me despiertan,

terminando de vivir el ocre

y su yerma plácida

de tierras sin brotes

en ventura de savia fría.

 

El Castellano

 

 

JURISCONSULTO DE SOMBRA:

 

Este mi humilde canto,

pedernoso, que blande,

que pregona compás en arraigo.

 

Quimera a tiempos

en puñal pretencioso

de espigas de idea.

 

Patria por siempre sin sentar;

Fugitivo sin amores,

surcos de fugaz simiente.

 

 

II

Docto de tu dulce vientre

tras fuego de ababol,

entre tierras de tus reflejas piernas.

 

Sed de mi sangre,

renacer acompañante,

aljibe sin fondo a florecer tu entraña.

 

Amor de pecho a espada

blancos que el ser crestéa,

jurisconsulto de este ser de espuela.

 

 

III

 

Redentora hoz de labriego

soñador, en soto de silvestre rambla,

febriles rejas de esparto.

 

Pinos que caracolean

el camino de este fruto de ensueño,

antes que morir sin amapola de fuego.

 

Creo, nazco y completo

una flor de la misma sombra

que trajo en fruto de la primera mujer Eva.

 

El Castellano

 

 

FLOR DE SOMBRA:

 

Impetuoso campo de  mi celaje,

allende mis altas torres de belleza;

Inmobles rastros en piedra tumbados,

estos barbechos que me piensan;

Por almenas seculares,

remembranza en bastión,

de andariegos siglos,

me enhenchizan flores de sangre,

perduradora loma desgañitada;

Tráfago en mimbre cabalgo,

recama tu alma

como una losa sin frente,

ni gemelo tiznado,

por tener ajuar astro renombrado,

alzo mi quieta dicha

entre gentíos de mi oeste,

desvencijada suerte,

por azares de plomo y zinc,

fúlgidas cabelleras

norteñas en crestas

sin linde mutable,

acababa de irme

y no soy adorable,

es una fosa de recuerdos

ahogados en silencio,

vagaroso desdén

que me enjalbega

en cuerpo,

mi luna fija, vaporosa,

luz en libertad de mi regazo,

abismo cercenado,

de cálido espanto;

sosiego, quietud del bastardo,

regio Lugh meditando.

Sin mis vencejos

no brota esta fuente,

naturaleza cuando amarte

se vuelve arte.

 

El Castellano

 

VIDA DE LA VIDA BAJO TIERRA:

 

Tornadizo quebrar de la simiente

acaso el ojo de tierra no viese,

clepsidra en goteo,

del Nitrato de Chile

En este mes de la parra

y de la zarzamora,

sulfatos de cobre anidan

su violáceo vientre

que respira;

vida de la vida enhiesta,

mantillo sin raíz oscura,

viril anélido sin carcasa,

fértil embrujo de larva

y su hechizo que metamorfea,

sin aroma no preguntes más,

liras blanden su chirrío estacional,

que avasalla sin hacerse espíritu,

tojo clavado al viento;

Castilla tú lloras

dehesa sin letanas espinas,

de lanzas,

lo que vence mi inmortal yaga,

enjalma mi verde intelecto,

orvallo de mi rivera,

viaja mi idea,

callendo el Sol arriba,

desde lo alto,

un largo recodo sin franca,

vega compadecida,

que riega ésta enjuta,

en cal y cantos despierta

de su arcilla dolida,

Diosa zurda tu nombre caminas

más por donde el arriano

plañía, y plañía, plañía,

su seco llanto de corazón

esquilmado.

 

El Castellano

 

 

OLMO DE IMPÍA MANO PLANTADO:

 

Exiguo campo de fatal avidez

y musas en bronce celadas,

sosiego calcula lo venidero

por dorados techos vencido,

por cuanto Parca ha conocido,

cuadriga del mañana

y sus cien rebaños

del afán que se lleva dentro,

grey de sombras en silencio,

triste, densa tensión escucha,

del funesto día , huésped

en la negra noche profanado,

afrenta de sus campos,

señero inmóvil,

que escucha a las víboras

sonando, guardando

al inofensivo lince asustado.

Vernal lozanía

sacude su rostro de luna,

entre sombras huidizas

y destellos planos,

en seno de esta avara tierra,

se despliegan las rosas

del rosal ya florecido,

su fugaz hermosura,

chopo gris y opulento pino

musitan la acogedora sombra,

suerte en urna del destino

que embarca o hunde en el abismo.

Viaja el corzo mi idea,

entre flores que Primavera exime,

verde flor aún en capullo

soterró el otoño

y los fríos vernales,

alza un lustre caduco

al servil gozo de su tierra.

 

El Castellano

 

JURISPRUDENCIA DEL BESO:

 

Vanos sentidos

temblando la noche tenue

cosida de luces efímeras,

lecho partido

mitad oscuro mitad luz.

Luna que descubre y muda,

sobre la soga que retuerce

el olmo frío y duro

un invierno trasnochado

que huyo

y huyo buscando tenor de ventana,

fría endeble quizááspera

como la hoja.

Vinieras y te quedaras

como la suave caricia de primavera,

mar de tierra que estira y no duela,

otro camino se afila

sin desvanecer;

piedra cerrada que te alcancé a ver,

cristal de metal, perpetua, fugitiva

destino precoz te alumbraba,

como eras,

pluma de tierra,

sonrojada vida a mi vera,

planteada osadía de quimera,

vorágine encendida

mi esfera prendida,

ascua por el Sol que espera.

Diosa, mi ciudad ardiendo

en el sueño de mi paraíso ciego.

Plaza en la historia del corazón.

Sombra de mi destino prometido,

serpear incesante por tu imagen

no preguntes a mi espejo,

ni al viento sesgado

soy etéreo como sombra de ciprés

un día nublado.

Espectro del vivo silencio

encarnado,

palabra sin precipicio

ni soga que levanta,

moneda de tres caras,

espina en la rosa de tu tierna cara.

 

 

El Castellano

 

 

LARES DE EQUILIBRIO PERFECTO:

 

Coso mi atelier simétrico,

nacido entre ocasos vespertinos,

sí esos cuando la flor camina

con nombre de mujer.

Vidas en haz purpúreo

al argénteo astro;

invisibles senderos

sin sombra ni difusos lares

donde los afluentes

confrontan en tu ser,

sin brío no hay pureza,

sin pureza no hay sangre,

y qué yo no te daría,

acaso el silencio no fue esculpido,

por impulso del error,

raciones de arvejas consumidas,

por llamas de lúgubre hendidura,

Dioses míos yo cómo era,

bueno no me acuerdo,

seguiré con mi venda

hasta que ella me la destape,

secuéstrame en tus dignas alas

que yo vigilo

como vigía de nuestro sentir,

custodio d'este sin vivir sin tu ser,

no hay luto de espadas

que no se afilen solas.

sin sueños no soy hombre,

ya lo dijo alguien,

fusión del frenesí

hablando con su infinito a solas,

como cuando se siente amor

en la vida,

sólo una vez y perdura

como la letanía

de escarcha derretida,

yo no estoy despierto

he venido a asesinar al tiempo,

y que se cobren con él mis deudas,

sigilosas, etéreas,

hasta arrebatar su azada traspuesta.

Así mis esferas sean siempre verdiazules,

como la verde espiga  el agua

que la vuelve pasto.

 

El castellano

 

ECO DE AYER VESTIDO:

 

Honrada tibia luz caída,

pasaba y me ungía este sol puesto

una mañana amarilla, vestida de invierno

y su frío azul, encendía mi cigarro

y un humo y un eco envolvía

un hueco que dejo abisal la última helada,

carretas deslizaban las nubes

abriendo el vientre helado del cielo

este Sol tímido de invierno

parecía asustado sin ocaso

ni pájaros fantasmales

que le hicieran nido.

Me cobijaba la sombra de un ciprés enhiesto,

abría las puertas de gramas voraces,

lirios negros franqueaban mi verja

de pensamientos que se amontonaban

en la puerta, rezaba a mi Sol

que no me hundiese la primavera

como si él eligiese esta sequía

que la tierra llora y quiebra sus entrañas

vestidas, el viento era más fuerte que yo,

llevando y sujetando el iris de nuevo tierzo,

crascitaba por ramaje de mi muerto brevemente nogal

de sombra densa cobijando tenebrios,

bajo sus hojas caídas.

Portón de tiniebla, el paso de su oscura raíz,

despertando el devenir

rompiendo el nicho de la primavera futura.

 

El Castellano

 

CALLAR DEL ASCUA:

Este bregar me cubre,

del que vengo,

un sol de esparto,

un ocurrir del que venga mañana,

nubes acolchadas me aguardan,

por febriles heladas,

horizontes sin guardas,

ni francas tapias

deshacerse puede,

era una luna de trapo,

que espolvoreaba la tierra,

su belleza se acostaba

en dunas de plata

mientras su alta ojera desplomaba,

su insomnio de infancia miro

y dime,

por mi desnuda imagen

que yo cerraba mis ojos

se acostaba a plañir,

tu transparencia me clavas

como ferviente yunque helado,

las espuelas tuyas corren sin caballo,

intranquilos ceños

me conducen por muros

y celdas de sosiego.

Cuándo venceré en este diáfano cuarto,

donde las sombras caminan,

y las voces en letra difuminan,

esbozos en coro de grillos,

en este lecho,

mi nicho donde me acuesto.

Confín de vagarosa imagen

que despierto,

cada vez débil,

cada vez más encerrado,

surtidor de fantasmas

que arregazan era mi dolor,

esperando para brindar con el enemigo,

humo oxidado sin ojos que duelen.

golondrinas dulces balancean mi día,

día entre sotos sin perdices

caminando mi patio;

fabricándose en él escarchas azules

con todos los rostros de diciembre.

llave fue, cincel encadenado,

lenguaje del ser claveteado

en recuerdos vanos,

polvo de poema parlotea

y dirige a callar hogueras,

fuerte raíz es palabra,

un calor retumba,

sobre márgenes de ríos sanguíneos,

reposa sobre la música su alba,

ventiscas que trae la noche,

alejando, alejando los sueños;

despertando el pasado,

abriendo luces en osadía

a quebrar el tiempo.

El Castellano

 

BLANQUEAN SUS ASCUAS:

 

He cosido, dibujado tu sonrisa

con tempetuoso órgano

al clarín violaceo de mis dedos,

avanzo senda con el fervor de mi Sol

dormido o estudiado alzo brillos a su dolor,

intransigentes palabras al silencio

que fue parco sin eco

sobre la sierra febriles dientes de siega,

me dijo su olvido que él no espera

a lo que abrirá mañana.

Ferviente luna sola abre su alta ojera

por cuantos la conocemos sin verla;

así su fondo sin sombras densas,

ni su acuartelada estela.

Mansamente cruzarte será verte

luz uniendo mis sueños de acariciarte,

condicional de reloj de tiempo disuelto,

leve planta criatura azarosa,

de translúcido amor en tu cintura

descorchado,

fujitiva alegría anidada,

el desertar de mi sangre fue llamado,

a realizarse en clepsidra de vida,

huyeron mis borbotones a otro cauce,

otras venas y arterias que te riegan,

juego como animal entre tus riveras,

piedra sin ajibe ni ortigas de auroras,

invierno de transeúnte helado

abrazas mi ascua de nicho,

al abrir de la flor que espera,

segunda tu avenida sin corceles de viento,

ni rizadas venturas afilabas mi carcoma,

oscuridad vencida alegre,

afinaba mi acordeón de quimera,

un transcurrir frío sin secuelas de difuntos,

deslomarse pulcro, entre la grama

de un recién abierto invierno.

Entonaba un grillo

un chirrío de soneto,

miraba mi estrofa ausente

blanqueándose entre hormigones

de leche,

siendo mi vida más

que un simple paso a la muerte.

 

El Castellano

 

 

LAS NUEVE:

 

Los verdes eran azules,

amor como rocío en la mañana,

viento de cantar

entre tu ciprés secuaz,

despertaba la flor hermanada

con el idioma de la mañana,

viento entre mieses más altas,

era yo entendiendo

el idioma de tus pájaros dormidos

situado entre rejas de gramas,

y tréboles carceleros.

Todo despierto, rigurosa plenitud,

depuesta el alba

y sus rigurosos peinados de luces,

eran las nueve en el patio

de mi amada llena,

su sauce brilló y vibró

sus cuchillitos de hojas

con cuantos años dispuesto a andar,

calles con callejas me llevan

a su mar.

Donde intranquilo se acuesta mi Sol,

cantada abrazó la flor

al viento que pasa y no mira,

que arropa y no descubre,

canciones que bailan su mañana,

por pájaros azares que la vida trae

y en su patio encuentran.

 

El Castellano

 

A UNA ROSA DEL TIEMPO:

 

Verde rosa proscrita

abre del tiempo verdades

que inflaman la oscura noche,

al flamear del angosto

su espina cierne,

hojas del tiempo se cierran

rizando, caracoleando

una espiral malva,

vetustos testigos

estambres del fuego

y de las sombras nacidos,

osadía violeta

entre raíces de siglos,

ascua que arde deseos,

crepitan pétalos

encajados, una realidad

sin techo dorado

firmamento anudado

por cuanto ha conocido,

no llegó su marchitar de brea,

guiños al viento descubre,

mira y se sonríe,

en aquel diáfano cuarto

de estrellas sin encarnar.

Claro oscuro de su prendida suerte,

alumbraba lo inerte,

entrometiéndose por rejas

de momentos tenues,

sotos sin hueso regentaba,

vagos lindes sin estatua,

ni otras flores

que su belleza empañaran,

soledad perpleja del devenir,

aguzada torpe sin rostro

ni desdén devorado,

clama silbidos

que colman de noches

y sus vestigios,

abriendo estelas

tejiendo sus casitas

de arañas que flotaban

como lunas tendidas

del techo de su caverna flor.

Desnudando tristezas

llamando al oro

del alba

y su recto oasis de Sol.

 

El Castellano

 

 

CERTEZA:

Mi Dios es real y la noche me hace realidad.

Yo soy la historia de un muerto.

 

MARIPOSAS EN CARRIL:

Compases labrados

de un tiempo expirado,

soslayado

ademanes de que el amor existe

y corre los parajes

de tu sembrada piel,

resguardos oníricos

de lo que llegó a ser,

como noche

que aguarda el resplandecer.

Siempre nos deseamos

como abejorrito a la flor,

como piedra a la montaña

y agua de cascada a la pendiente

eso es amarte ferviente,

como agua de marzo

abre la primavera,

quiero estar a tu vera entera,

y ser espectro de primera,

no será eterno mi mármol

pero te alzo un beso

como cántaro,

vales mucho corazón

y por si no lo sabes eres sentir

como rayo

que tornasola mi corazón,

te descubrí nos descubrimos

y nada quebrará el designio

que Dioses aguardan

mi princesa del lago

de mi ilusión

mi Araucana de emoción,

no partiremos sin ir de la mano,

en alabanza canta un cuclillo,

dejando canten todos los grillos.

¿Cómo encadenar la luz?

y atar las mariposas,

¿Cómo escribir sin fijar horizontes?

y anudar plomos sin fundir a ideas fugaces,

cómo conocerte y no besarte,

te entiendo y a la vez te siento,

sin semáforos y alquitranes,

sin hormigones de leche,

puliendo el blanquecer de mis ilusiones

que te prometen,

distancia quejumbrosa

entre alas que sostienen

que en tus ojos soy bruma que florece.

Y mayo que reverdece,

contigo soy lo que quiero ser,

mordiendo la solitud

que desvanece,

entre corajes nacientes

y soles pudientes.

Quiero tu dicha eternamente,

siendo el lado de mi suerte.

 

 

El Castellano

 

 

 

 

 

SONETO APTO:

CRUEZA SEMBRADA:

 

Amándote ferviente, nueza llama,

presa amapola en sangre se quedó,

sonriente aurora, veza la heredó,

tu corazón alqueza, fuerte se ama.

 

 

Renuevo esta mi sangre, pa' ser rama;

Veraz la rosa, amor siempre alegó.

Al latido, su beso le ofreció,

la flor abierta en agua se proclama.

 

 

El estambre, súplica nocturnina,

piel acaricia , ya brindó mordaga,

su gineceo blanco, sanjuanina.

 

 

Óvulo y ataraxia, adreza aciaga,

tierra, anclada la doña saturnina;

Germina fértil vientre, enhiesta briaga.

 

El Castellano

 

VENAS DE LUZ 2:

 

VENAS DE LUZ:

Yo te busco luna entre bloques de hormigón

y cemento, entre violetas escarchas, yedras

nocturnas de este cielo sonámbulo con suelo calizo,

me rehulle tu ojera de nácar ciega, segura,

colgándose de mi puente escarlata, férreo, soterrado,

mas te escapas por las turquesas ramas

cielo plateado quién te tuviera, esta tu rama de idea

entre las manos tu miel de niebla, húmeda, trasnochada,

cual panal de lumbre quieta, deshojada,

tu lágrima que viste de locuras, de esquilmada luz

y sus azucenas,

mi noctámbula sangre y mi tinta bermellón

que te aguarda fiel a la espera, en la Torre de Hércules,

tu camino que serpea, y mi soga blanquea,

alumbrándose los árboles erizados, vespertinos,

que en lluvia cantan, su serenata santa,

acequia de tu ser, que la bruma pervierte,

colmada a tibio reflejo en fanales cristales sin tajo,

de tu hueso crepitando, apostando,

dunas del sueño, y metales esquivos

con azabaches siniestros,

cuentan los astros

que tu belleza duerme en sus incesantes

hogueras de sus cestas,

tú que te escapas por entresijos de negra ala,

quién te tuviera en sus palmas,

como destello escaparías

dejando una estela intangible, áspera, maleable,

de blanca pupila y granate adornado,

naciendo de ti un gris ciprés

las canteras se te rindieran, en presura,

un silo alto como tu luz de ojos abiertos,

treparía tu enredadera entre torres de belleza,

y brotarían las blancas estrellas

damas de noche,

llorarías tu oro blanco en abrevadero,

por tu escarpada longitud

y un eco nacería tuyo, solo, carraspeado

de la luz y de la sombra, una cadena para tu belleza,

que tus venas lleva,

en verticales pestañas negras, plenas, beatas,

en insigna sangrada, renacida, renombrada.

 

El Castellano

 

NOS QUEREMOS:

 

Se querían dos sombras

como evanescer líquido

de rocío por savia y tierra

rejuvenecer,

como flores a la alta espina

de proteger,

belleza oxidada,

ellas dos sombras

con camino de piel,

abriendo de la noche

gema profunda de lenguas azules,

era un camino el alba

por descender,

ellas luz querían ser,

vestidas de ásperas ondas

impalpables,

seguras sin obstáculo

eternas,

crispaban el tiempo

y se querían sin envejecer,

fría segura que su alma se iba,

suya, cristal vaporoso

de amarillo viejo,

su entrecejo deseoso,

querían entre noches

de gatos fugaces

por tejados colindantes

que anudaban rayos de luna,

su tristeza era pura

se anidaba en sus cabellos,

seca, entre sus cuerpos etéreos

la ausencia hacía verdad de idea

trasnochada,

su soledad muerta

de insectos ranqueosos,

asida de purpúrea pluma

y lunas enajenadas

con cristales lucientes

en navíos de tinta,

perpétua osadía

de ser luz,

como silencio

de Dioses relumbrados,

y su oro vegetal,

como ásperas rocas

destacadas cerradas

al molino de noche,

se querían dos sombras

inertes

pero vivas al ralentí

y carrusel de estrellas

pudorosas y ponientes,

su quietud sin color,

su amor por unirse

como dos gotas al helor.

 

 

El Castellano

 

BRUMA DE OTOÑO:

 

Afinaré mi melodía

para sordos,

desmenuzaré la luz

que brilla y alumbra

a oscuras

de la razón más plena,

entre sílabas

de la palabra meseta,

abriré el son

de grillos tartamudos

y erizos de idea;

Me guardarán el vilo

transeúntes de crispadas

espumas de luna,

entre corceles ciegos de viento

encenderé, viajará

mi verso.

Avivaré aspas

de molinos precoces,

mi sol dormirá

un cuclillo despertará,

tiempo entre escalas azules,

y espadas florecientes

navegaré hasta mi suerte.

Por soliviares vetusto

y sus flores de cardo,

soñaré el recodo

y sus ramblas de ensueño,

me enraizará el hinojo

mi sendero esquivo

hasta que se vista de endrino,

negra torcaz aletea

hasta posarse en mi cuerda,

caracolea

el romero mi destino,

surco ahondo

de vid y centeno,

de trigo trillado

en colapso de sienes amarillas,

monte olvido

de mi recuerdo,

fugaz entre estambres plomizos.

Aletargo maestro

de cuchillas calizas

hueso de cal y canto,

corre la sombra

de mi zozobra;

Por cuanto yo he conocido,

quizás más

que un almendro seco,

cuervos fugitivos crascitan

el reverdecer de la encina,

picotea mi cabeza

un pájaro de hondo trino,

hoguera de desquicia hiende mi ser,

por barrotes de esparto

esperando que  llueva del cielo

como antaño,

profuso soliviaré

este diente de espina

buscando rocío

anudado en flor.

 

 

El Castellano

 

CAMPOS Y EMOCIONES:

 

Guadalajara te recoges

en la loma despeñada;

cumbre de valles dormidos

y turbios del Henares,

agitas ninfas en sus aguas,

al hervir de álamos viejos

arribas calles entre mocedades,

tus retamas de parajes

arden.

Eclipsando años

de la perdiz sujeta,

surcos de aras tus uñas hacen;

vestigios de que el poder pudo,

caminas descalza los años fugaces.

Niebla asciende tus iglesias,

reposa y tus gentes

la despiertan,

al otoño que no quiso venir

te hablo como un hijo a su madre.

Cúantos siglos quieren

tus adoquines terrenos,

asidos de hoz

y colmena de tus abejas,

un descender de la vida

entre corajes de encinas

y oscuros soles

que abren de tus parques las fuentes.

cuanto yo he conocido

de ti, es poco.

como infante en tus nidos de tordos,

no te quedaste en los hoyos .

Cimientos te desnacen la entraña

del ayer carpetano,

por cuantos siglos de comulgaron,

hija y madre alcarria,

entre mansedades de hermanos,

sabor de chopo inusitado,

helor del antaño,

resplandor de verde militar de ciprés;

olmo sin fondo ni tajo,

córvido nogal de tus insepultas raíces.

Miré hoy mi espejo en ti abandonado,

y no quiero desenraizarme

de tu pálida tierra.

Fiel canasta que nadie llevará,

tu sonrisa jamás apagada.

Al tiempo que abrirá.

Al tiempo que abrirá.

Tus labios que juegan y se tienden,

hermanos de mi trilla,

hermanos de mi arado,

labios visitando acres de blanca tierra,

por callejas y cuestas de dulce idea,

levantas tu dorado cuerpo

de mujer esculpida,

por cuantas piedras te tejieron

en armonía quiero susurrar a tu belleza innata,

que juega y ríe descansada

en la música de tus álamos.

Ríes trayendo tu canasto de mieles alcarreñas,

juegas con quienes hemos depositado en ti confianza

de vivir en el sosiego de tus senos

que guardan los siglos

que lleva tu entraña erigida.

Mirlos enredan en tus cabellos

sosiegos mañaneros,

localidad de luz,

que abre su remanso

al Henares y sus espumas,

creación no creada,

nacida por cuantos te conocemos.

Cuartelillo de tus fervientes chopos,

riges tu guarda en tus lanzas de cipreses,

abriendo tus campos al cernícalo señor,

y a los estíos chirriados

que el alma te acogen

¡Oh Guadalajara!

 

El Castellano

 

ESCARCHA SOMETE:

 

Avanzas el campo

de mi irrigada sien,

cara por cara,

ojo por ojo de este abrojo;

Destino ciego de mi celaje,

bronco mar de trasiego

al broncineo lar

encorajinado, nacido

de un pelo de un pelo,

rescoldo socavado

un acre sin pestaña hiriente,

vistas tras los espejos

para ser libre,

y enraízar este Sol ferro

que rehuye, desnuda las nubes.

Es un viento solar que me encara,

y afila mis fauces

que desencajan el tiempo

que ya marchó.

Pude venir a vivir

en la ola de luz serena,

el relámpago me alzó en compasión.

Pude renacer

pero no soy adorable,

desde estos acres

traigo

la flor de difunto

soslayada,

sembrado el tiento

queda resurgir del azabache,

y bailar sones de grillos

con sus raíces del mañana.

 

El Castellano

 

URDIMBRE PRENDIDA:

 

Desempeño, tejer la letra

infinito parco de estrella,

desmenuzar lo efímero

donde plañe la belleza,

capturar gotas de lluvia

en estambres que acrisolan versos

de madre flor poema,

avivar su ascua eterna

de silencio acristalado,

hacer lo diminuto gigante,

y lo gigante magia de ensueño,

abrir fauces de la fiera

y ver qué espera,

bailar en el seno de un arco-iris

despertar quimeras sigilosas

en cumbre saciada,

encontrar cadencia anhelada

bañándose en mis recuerdos

como pez iridiscente en llamas,

ver la espuma de la letra

y acompasarla,

abrir el pozo de ilusiones,

desnudar el azabache

que llora la ausencia habitada,

por mil dragones de cien fuegos,

hablar y destrenzar el idioma

del silencio malva.

Rejuvenecer la letanía

entenderme con mis Dioses,

encontrar la certeza dibujada

que puede ser mejor,

afilar hierros de espadas de vocabulario,

dibujar ocasos venideros;

Sumergirme en la oscuridad

y volverte a soñar,

nueve cosas dejo en mi tintero,

todo lo que espero,

lo que nunca escribí.

Si supiera hacerlo no escribiría

lo que siento,

yo sólo pinto lo que no ven mis ojos

aljibes soterrados de mi calavera,

caracol es este talento

unas veces llamado tiento,

el mundo reposa en mi libreta

yo soy su dueño,

papeles testimonios en blanco

de lo que es para mí escribir,

ese idioma de los Dioses

danza de ninfas y sátiros

que abren su caudal de tinta.

Con besos de rocío.

 

El Castellano

 

DESTELLEO DE ESTAMBRES:

 

Eran de noches eclipsadas

un fértil embrujo de sangre,

en los jardines que el aura gasta,

y sus notas de clarines reverdecidos,

un poema me alzaba la dicha,

entre gatos relamiéndose el hocico,

se construían torres al clamor

y su trasiego azulado,

serenidad en rostro de mi aljibe

preñado, sueños y vicisitudes alumbraba,

escalinatas al sosiego mañanero

que todo avanza.

Incolume , ferviente desdén

estre flores granates de sangre,

era mi sueño cojo abajo los años

que sembraban patios sin flores

sólo de versos, al menos eso.

Un beso sin mares de boca,

una caricicia sin pieles erizadas,

una escala al infinito horizonte

sólo para observar quieta mi desquicia,

como espina que sin rosa no se afila.

Fulgores efímeros, inusitados,

en superficies de charcos migratorios,

era feliz mi tordo rutilante

de mi jardín, en el que lo pequeño

es jactancioso y todo rige la ley suprema

de la belleza desnuda,

con tez de arcilla dolida.

 

El Castellano

 

CUERVO DE IDEA:

 

Crispa su metal

como fuente soslayada

del azar que vuela y corre

destellando.

 

Estridencia recta, dorada al gemido

en hoz de guadaña,

es una espera mi fiel apostado mañana,

cumbre sin rizos de alba.

 

Yerma, plácida, insostenida,

mutable de verde caduco

al sostén que su pecho hiende,

erizos de senil ascua.

 

Dioses anclados al servil gozo,

consumado, me alzo que levanto,

negras tardes de las tierras,

salvaje canto en abismo prendido, soterrado.

 

Ara en fulgor de combate

con mi serio descampado,

rige y exige la semilla al Diablo.

 

Fiera de las fieras,

compostura que sueña la guerra,

fanales hogueras en colmenas y sus gentes.

 

Oscura esta noche

de oscuridad y umbría niebla

que cuelga la luz.

 

Miro la sombra, me desliza su estampa,

ondas tenues en acristalada sien,

lima ideas a la fugaz, encarnada siega.

 

 

 

El Castellano

 

 

VENA DEL CIELO:

 

 

Solitario rayo

luz me arde ahora

en el mirar ciego del sueño

sin miedo sin embargo

saboreo el viento,

los cielos me poseen

de nuevo sobre los años

que ellos son,

algo llega a la rosacruz

de ayer

y sus nueve caídas

de sus ángeles despiertos

en tu sueño me ves invernando

dorando mis pelos de murciélago

bailo el colchón de nubes

que sostiene esta mi noche

para desaparecer llorada la tierna cara

saboreando una sombra más

que me vuelve

imperceptible

muerto sabor

de obscuridad sin faros ni luces

ni fusiles que matan hermanos

de su tierra y sangre

crecieron los caminos

y el rojo fuego versado

brotó en flor de amapola venidera,

dime qué debo hacer

¿Algo erróneo?

No puedo volver atrás

se sostiene aparte

la fuerza que nadie alcanzará

nada por cambiar

todo está hecho

algo que asalta aparte

puedo volver y empezar de nuevo

sin mí, sin vida, sin cuerpo

sin lo que me ata a éste mundo

mañana veo el futuro

la destrucción del pasado

quedará atrás.

Corpus, anima, crescens

sol refulsit,

lux

et patientiam meam scientiam

florum, est vita

nosotros no somos lo mismo

la bondad sangra las venas

gustos, deseos, vencer,

arder sin perder aposta la partida

esa que las hiladoras tejen

momento del momento

nacido absorbiendo el hilo del tiempo

las piedras lloran flores

el final es volver a empezar

viendo y amando

el ancla errada de mi lugar,

continúo al cuervo

que me vuelve más fuerte

ave más inteligente de la faz

poder de la misma

energía

en tormenta de conciencia

siendo ese rayo solitario

que partió todo inepto,

inconsciente tormento.

 

 

 

El Castellano

 

 

ACRISOLADA IDEA:

 

Acristaladas, relumbradas fuentes

patios de ideas remitentes,

soles pudientes entre espadas fulgentes,

narcisos dementes, encorajinados tapices,

malvas del sueño vespertino, precoz,

carruajes de sienes nacientes,

ilusa suerte en colchones de nubes,

quebrarse quiere al inusitado compás;

Mañana abrirá la nada,

hondo cobijo del ayer,

no puedo dejar atrás,

llueven ayeres en gotas,

hematite del fabricado mañana,

solaz escarcha que me acostumbra,

por nidos de grama y sus testigos;

entre cuchillos de sílex avanzo,

dejando generación seca

del brillo crispado.

Octubres secuestrados en su halo,

gritando el sueño de los noviembre

entre fríos feroces.

El azul musitaba entre los árboles,

grité no morir aquel día,

ser relámpago de la brisa,

en esta tierra sin nosotros

traigo el ababol de un otoño que juega

y rehúye los párpados,

como hojas secas prevalecen

el huir de los pájaros.

Destino me alumbre allá

donde los peces se anidan

en los árboles de atardeceres,

joviales como joven vientre de espumas,

el tiempo acaso no partiese,

cansado de ser siempre el mismo,

hogueras atrás yo no estoy despierto,

calzo mis campos

en enredaderas de sones perpetuos.

y afiladas vides de Dionisio.

fenezco como fenece por los siglos

el almendro.

 

El Castellano

 

 

ONDA PERPLEJA:

 

Luz cautiva, ardua, ofrecida,

el viento me ha dicho,

de su furtiva llama

que él no traslada,

abrí la pupila de la noche,

me vieron cinceles

sonámbulos,

pinceles sedientos soñaban

un ocaso perdido,

espigas blandiendo tiempos

caducos entre retozos

de jóvenes margales,

sin aroma,

el celo del paso del río

cuenta de enredaderas

y sauces cabizbajos,

entre álamos abre sendero

el cuerpo que no se vence,

acristaladas ideas

de renombrada senda

por membrillos

y nogales tartamudos,

era tiempo de trepar el tejado

con gatos fugaces y lunas sin sábanas,

ferviente suerte entre barrotes

que me alejaban de la ciudad

crispada, humeante, entre gravas

y alquitrán florido de edificios,

huir no es opción

pero sí solución.

Hondo reflejo el curso del latido

que amilana a dos voces,

el presente huído del precipicio,

era una ventana

y una nueva esperanza,

zanjas de carriles

sueño que aquellos pinceles

me pintaron el sueño,

y seguí de aquella luz su reguero

disperso, etéreo.

Hasta vivir en la sílaba.

 

 

El Castellano

 

RIERA DESLIZADA:

 

Hundido por juncias,

despertando caléndulas,

someras, solariegas,

era otro lado donde estaba

hablando, entablando con Ostara;

la tierra que no era pobre

su rigor contestaba,

prado que desciende

juntando un barbecho dolido,

conquistado,

marjal de claras hierbas

flaco acre dispersaba,

bancal de cizaña primaveral,

sutil caricia rizada en patitas de abeja,

parte de mi casa soterraba la desquicia

de un frío traído, heladas patriarcales

por aullidos de viento voraces,

como un rosario deslizado

con aflicción por la tierra,

un silbido del patio oscuro

como lamento sin lluvias socavado,

semillas brotar escabullen, pregunto

vive mi lluvia soñando

vivir deslizándose por la pila sacra

de tus pechos tersos de vientre de seda

y espuma, angelical rostro

llamando florecer colores dispersos,

vieja cueva cantando oscuridad,

como tránsito al amor por tu viña,

cantar de mirada extranjera,

hasta hacer la tierra nuestra.

Impetuosamente soy varón

y no dejo guerras personales para mañana,

ni ganar a puños pequeños,

de opiniones sin cuarteles,

firme elaboro mi respuesta blandida,

vieja, en savia bruta elaborada

necesito mi vera con sangre,

necesito mi vera acompasada

por tu soplo de mujer labrada,

querida dama elisalle amada.

Mi destino como árbol desgastado

de honda sien y senderos de carcoma

apuntalaba mi perpetuo mañana,

acicalando sus ruinas

para elevar su sabor de antaño.

 

El Castellano

 

 

INVERNANDO:

 

Camino la sierra

y labriego empedernido,

afilan cintas de esparto

y jocosos pinos bordean el monte,

era ella caminaba siendo mujer de húmedas hojas

y gramas recién nacidas

anudadas a la cintura,

era tiempo suficiente

para el recodo de un fondo fantasmal,

estallaba el acre que pisaba

palmo a trecho,

ribazos se despertaban sin alba

dejé un lugar ramificado,

más allá de juncos

y fardos de nueva cosecha,

sin ir más lejos

abría la tierra vieja invernando

su ombligo de invierno

la carrasca de hoja inmoble afinaba

sus dientes de hojas

que el viento pasa y respira.

Campo lejano por cualquier parte

sentir que dejaría plisado

por encontrarse con tus ojos,

pecho de paja nueva silo dormido

de hondo surco y barrizal,

oscilando el filamento de un severo cardo,

entre caracoles mutantes, judíos blancos,

dejé mi traje a reverdecer ortigas y orugas seculares.

entre la jóven hierba y el rojo trébol

del sendero,

recojo mi árbol del mañana y me marcho.

 

El Castellano

 

RAÍZ DE SOMBRA:

 

Nací cuando se disolvió la sombra,

era un patio de grises arañas,

con oscuridad en cada flor de luz,

rizaba y caracoleaba, una yedra su alba,

se acostaba el sueño dormido,

en sus ojeras de nácar de luna,

gritaba la eternidad por una siembra esquiva

que abría la espiga de versos carmín,

una sangre de espera en ababol flameando

es un sendero que abría el cuclillo

en su nido de espinas,

era su vida un soliviar

donde soterrar su miedo a no volver, a brillar,

temblaba mi cepa, un látigo de uva quieta,

livio, liviano, forjado, labrado, superior

es y era un campo de malvas de luna,

yo tengo huerto de sombras

que visitan soldados alados,

mis flores de difunto,

que abren sus soles

en crepitar de amarillos tules,

babéa alegre mi babosa

avanza sin casa,

que no sea mi tiesto,

donde enraíza mi vida,

límpido, es mi ávido deseo

fulgurando un crepitar descorchado

de mi luna de relojes,

acababa de llegar

a la cueva

de förüq vampiro,

allí donde las polillas

no tenían ni quitina,

tejía yo en mi tela

asida la brepticia

del amor a mi estirpe,

desde mi muerta vida,

al compás que marcó mi despedida,

puliendo este hueso

que me habita el corazón.

 

El Castellano

 

OSADÍA TEMPRANA:

 

Cuando te amo

mi mente se hace libre

invade una amalgama

de colores jactanciales,

abandono mi sombra

para saber quien ser,

un colapso de ideas me conforma

para encontrar beso y abrazo

sin despedida,

lo común se hace efímero,

y magia del segundo

traspuesto

entre la calma de la vid

y el chopo que dora el otoño,

cuando yo te amo umbrales abren

dejando mi luz intensa,

no porque lo diga yo

es que yo te amo,

no porque lo digan mis abrojos

de poemas rizados

si no porque esta realidad ya

no nos pudo sostener

sin unir tierra y cielo de tu ser,

cantaron mis grillos sonámbulos

el ser se enmarcó por crestería,

ganó una osadía temprana

y volví a vivir,

cuando yo te amo

estrellas acompasan

un fuego de nácar,

la valentía se hace fiereza,

el instinto no se duerme en sigilo,

las puertas se abren

cuando nos amamos

la realidad se arrulla

ante nuestro paso,

las pesadillas desvanecen

los cariños multiplican,

quedamos solos tú y yo ante la nada.

 

El Castellano a 30-10-2017

 

TRANSCURRIR HELADO:

 

Tiempo vorágine narcisista

que todo abarca

todo se lleva

desde el infinito del mar

al acrisolado

de la realidad del hombre,

retorcía en su nuez

que tenía más duración

que el punzón de la vida

que todo rige,

ilusión dormida en el rayo de sol,

veleta de nueve direcciones,

hueso que crepita lunas y soles

camino de ilusiones,

despertar de conciencias

susurro que gritan las estaciones,

caducidad avanzando

memoria relegando,

surco de vid y arena

surco del trigo y la sinestesia,

etapa doliente inventada

en lágrima del sol pudiente,

retorcer del viento

guiando realidad,

somero descanso

en el remanso de la idea,

nacer, crepitar, extasiar

en manos de su padre destino,

encontrar, desnacer

acaso acabar

en la nuez del tiempo,

relapso ciego

negándose, afirmandose

en su trascurrir etéreo,

del que ninguna materia

escapa a lo mutable de su ser,

compás de pájaros dormidos,

nidos para nunca vencer,

colmenas a lo efímero

que abarca toda disposición

de lo que se cree superior.

 

El Castellano a 1-11-2017

 

 

 

ODAS SEMBRADAS:

 

Duero:

 

Grita mi estupor y cuchillos

hieren volteando

una boca que la onda mece

flameando.

Se duerme la costilla

en el altiplano enjutado

de hayas y fresnos

recuerda su geología

únicamente saboreada

por el soñar de los picos,

virginal cuna del Duero

con tus curvas en rotonda

de castizas fuentes y abrevaderos,

dulce azada de agua

que bascula el sentir

de la enamorada palabra,

por cimas tu voz se hace meseta

haciendo el amor

con los pájaros dormidos,

templo y morada

de la cepa que a ti te alcanza,

agua furtiva corre por tu era

y reposa en tu infinita onda,

que se riza, que se insinúa

en vaporizadas Torres de belleza,

que en tu alma anidan,

sortilegio de rosa y clavel

cenit del dolmen tallado,

quién a ti en la vastedad del ser

en su pecho te lleva prendido

el fuego en fanal hoguera

en anchos panales de tus abejas.

Cuentan de la vida del chopo

tus diez mil espumas,

que por sierras

tu rúbrica dejas,

navegante con alas azules

el terreno que jamás te vence,

secretos de amantes

tus aguas llevan

haciendo bullir el inframundo

de los amores y sus galas mayores,

agitas con sangre terruna

el candil que abre en espiga,

anudando en tu cintura

tu idioma olvidado

pasando años fugaces por tu campo,

rodeando en ortiga

el triguero espárrago,

girando de la vid tu capazo

y sus manos,

haciendo de tu Vera

un Dionisio que al tiempo fermenta

tus besos de tierra.

 

 

El Castellano

 

 

Arlanza:

 

Arlanza cubres tus olas

de infinita seda

con el palpitar de olmos secuaces,

al verdor de frescos, jóvenes

álamos en pulcritud

de cenizas de fresnos avanzas,

quién en tus aguas

te lleva de espuelas

por tus solas riveras,

sin ocre con verde aliento,

te elevas de entre tierra de muertos,

deshojas tus notas dulces,

entre crepitar de martillos secos,

inertes en sed del más fuerte,

tu agua sin palabras,

tu agua sin vergüenzas,

sin rubores de plata

y sus nieves de espuma,

haces bullir inframundos de amantes,

romances con tus robles,

nadie te sostiene

tu olvido deslizado,

solo lindes quietos

osan acariciarte para siempre,

tú, tú imperecedera ante la muerte,

eterna suerte,

yo estoy contigo,

magistral obra no creada,

idioma oculto de tu haya,

espiga líquida donde las haya,

senil canto de cigarra

cuna del grillo en su sangre del atardecer,

acaso te alcanzan.

Cumbre eres sin filo ni cima,

rebosar de la vida sin prisa,

hoguera sin ascua,

calor de los seres que amparas,

descampado

porque el campo eres tú,

fulgor entre verdes sienes,

savia dulce de vida,

qué milagro a ti te llenó de vida,

o ya estabas en ella perdida

para ser envidia del Creador,

ciencia sin papeles

libro de tierra,

onda de segada curva

pulcritud de espadas al alba

sin principio ni final

sólo tú alzas la luz,

en esperanza de los que cayeron

en tu huerto donde descansan

las almas.

 

El Castellano

 

Río cuervo de pitanza corva

Vestido del risco tu nacimiento

negro en tu soledad de azabache,

tu soledad acristalada

por luces del monte,

tu idea reguero

que mi sangre lleva,

                                                           de enebro cincelado

tu cuerpo,

que se hunde y flota

de la roca

tu eternidad azogada,

huyes y ríes con carrascas,

sin quedar graznando

tu alegría.

Tu cuerpo de aguas sin ceniza

que la tierra llora,

recorres mi infancia lejana

sí esa que nunca acaba,

para yo ser del monte

y el monte ser mío

como piedra a su gamusino,

eres de la tierra

un dulce sino,

caracoleas tu rizada vida

de monte y estepa,

de árbol y raíz de tierra,

eres más que sístole

de romance que el alma enerva

con tus negras alas,

entre tus lenguas de plata

bañas la fauna

que a ti te alcanza,

por fresnos y hayas

riges tu templanza,

verdadera,  que viste,

que enamora

ojos que te hablan,

abre amor tus pizarras

construiré mi casa

por el tejado de tus aguas,

para decir:

Yo aquí vine a vivir

bajo las alas del río cuervo.

 

El Castellano

 

Castilla:

 

Perduradora onda,

en cresterías

de la honda voz nacida,

tu profundo soto

de altas torres enfundado,

me esmalta la idea

con fragor de risueñas carrascas

las soledades del hombre ultrajadas,

agarrado a dulce señero inmóvil,

al pelaje esmaltan quebrizos

colmillos de umbrío tomo.

Cal y tierra entre follaje

de mi sierra,

pardas vidas me avanzan,

una oda al sendero

y su vida despierta

entre ojos de azores y sus ocres,

se siente, se añora,

se enraíza,

esto es Castilla,

esto es el flamear de una cerilla

de sangre henchida,

linde quieto de tierra madre,

por solares tu voz se despeña,

sosiego que tu linde oculta,

lumbre de entrañas

en quietudes de escarcha,

lento fuego ciego

de sonrisas del alba,

quédate, libérame este haz eterno,

quédese mi piel segura

al retorcer del castillo de Almansa,

honda tumba para tu belleza desvencijada,

entre piedras, y caracoles de astros

tu espada,

patio en sobriedad de tu tarde,

robusta flor entre Ermitas del mañana,

un talle del pueblo

sembrado por tu cúspide naciente,

sueño en fruto

carmesí sangrante

de tu corazón de amapola venidera,

dorada al cantar de espigas

y su mañana,

honduras de vidas

labradas cepas de sarmientos,

acoge en tu alma

este fiel ofrecimiento,

Castilla mi tierra, mi vida,

mi eterna semilla enamorada.

Fiel disparo entre acordeones

de encinas afligidas,

un marco difuso entre colchones de grama,

perdiz entre perdigones viajeros,

voy a tu encuentro,

me hablan fuentes y abrevaderos,

como tus tierras

hacen el amor con parajes dormidos,

respiro tus frías cuchillas

que entre clavos me marcan su herida,

fiel de caricia bebo la sombra

en tu calma sin despedida,

un trino quiebra el silencio

en blanca dama me avanza tu cebada,

un calor presto de caballero

a su dama hoguera,

servil entre abejas

y sus mieles alcarreñas,

tejida, lista,

vaporeada tu siembra

por antaños cobijan tus azadas

solariegas.

 

 

El Castellano

Tormes rinde:

Hondo espejo de cumbres
de Avila, Salamanca y Zamora.
Refrescas tu sien a espaldas de Alba,
pecho insubordinado vellos de encinares,
padre tallo y r
ío de febril Castilla,
desde la rauda espiga al enhiesto
perdig
ón que en tus veredas sed sacia.
Hilanderas tus sedas recuestan,
bonito no apagues mi estupor
sembrado por tu silencioso idioma flu
ído,
Tormes alza tus castillos de areniscos
al paso fugaz del tiempo por tus ramblas
del sue
ño perdido, que tus aguas arrullan.
riego y vida de tu anciana tierra,
paso insepulto de 
ávida sangre azul,
terrenos de coronas sin denigrar
sepultas que agujerean tus aguas
dignas de acuarelas cinceladas,
vena y ri
ñón angosto
por adusto raudal de besos escarpados,
vine a bajar tu valle
hasta tu lengua del Duero.
Un vencejo desertor de tus cielos
me cuenta que si por 
él fuera,
anidar
ía de tu bella entraña cristalina
clara, c
ómo tus altos árboles
se sembraron de peces
el d
ía de amantes,
bebieron todos tus ra
íces.
P
ájaros dormidos
que hacen el amor con el viento
con sue
ños cristales la tierra se casa contigo.
Digna odisea por quien te ha conocido,
caballero ciego que buscas ojos
por tus reflejos de 
ávidas imágenes
trasnochadas, rutilantes perennes.
Del uno al tres, tres cielos
habitan tus charcos de caudal
sed sin remedio de quien te ve.

El Castellano

Galicia llama quebrada:

 

Galicia cásate conmigo,

te ofrezco mi sangre.

Amo la tierra y la tuya

es mi sueño verde y gris.

Tu esencia se retoza en mi cuerpo,

tu ausencia lo ahoga y quema

desde dentro hacia afuera,

Tus bosques siempre verdes,

a tu fértil suelo,

encumbrado por los siglos de tus celtas

círculos de piedras,

con sus espirales nacientes

de sus megalitos,

de la cueva a tu montaña

va que viaja mi entraña,

entre ocasos sonrientes,

hasta tus helechos nacientes,

al arrullo de tus montes,

calzo espuelas

y sus arroyos florecientes,

al canto rodado

me alzo con el valor de las gotas

de su río, almas en latencia perdida,

de montañés mi talle,

en ausencia de roble carcomido

por el tiempo y su yaga ardiente,

infinito remanso sangrante

de la tierra que no posee dueño

tan sólo habitante,

Galicia ella es candor,

al fragor de silos dormidos,

al tiempo que reverbera

sonidos de humo y de agua,

entre crujidos de esta carcoma naciente

que ama y te desea mi Galicia bella

poesía de un tejado verde y azul

de árbol y mar quebrando,

tus costas y su muerte paseando,

hasta donde llega perdido

mi pensamiento

para darte un beso

de cal y arena entona esta caracola

sobre tus espumas

balanceando el pulso

del acantilado y tu hueso de espuma

al romper tu ola,

porque nacer no se elige

ni dónde ni ábside

al cielo le pido rompa la tierra

que si vuelvo a nacer,

yo nazca de tu entraña

Galicia bella.

 

El Castellano

 

REFLEJO NAVEGADO:

 

Caminillos vencidos

sin escalas a una segura muerte

asida de un cielo de una estrella.

Granate lustre encontrado,

reverdece que no fue poco,

a ti nube imploro,

lleves los ocres

donde allí no existen,

todo juega en tus rizos de plata.

Hazme libre una vez;

Atravesaré la mirada del espejo,

y su fantasía profunda,

seguiré indemne acontecido,

me apoyaré en mis espaldas,

flagraré de mis espíritus

una verdad,

que crezca, devore

surcos de vana hipocresía

y sus llamas

que interés confluye,

leones aquí

dominados en mis venas,

una sombra fría me habla,

me relata el final

en letanía del tiempo cuando cruje

sólo una vez

por última vez,

hablé yo con encinas

que sujetaban mi esperanza

en campo abierto

sólo marchado

por las estaciones

ni mi jardín azul

ni mi acristalada fuente

con mi olmo desnudo

y  mi ciprés de valer

ni mis hijas caléndulas

hijas esposas del sol

flores de difunto escaladas

jamás me recordarán

ni contarán sus penas,

silencio de mi enemigo,

encontrado a solas

resonando bajo el asfalto,

vestiré mi fuente de brillos anisados,

abriendo generaciones de luz seca.

Encontrando verdades

bajo las piedras del monte,

liberando el oscuro sentir

fuera los cielos

volviendo al final sin comienzo,

al dulce tormento

y su vuelta al inicio del sentimiento.

 

El Castellano

 

HONROSO, TIBIO PULSO:

 

Grave, y sonrío

entre la gravedad de lo efímero,

el castillo, el soliviar vetusto,

graves aras de sonrojos

al terruño,

un dulce claro oscuro,

tu boca diáfana, perjuro,

gravedad del insecto insulso,

un halago, un pulso,

enjambre de bellezas en tu nombre

quieto, sin arrullo,

cristal de humo partiendo minutos,

por qué árbol mío,

la proporción de tu aire

que alejas,

grave sin sueño alguno,

hondo soto, inconmensurable hacienda,

trilla que trillaron los hombres

antes yo nacer,

y ahora tantas luchas te siguen.

Tu pasión por un crimen de flores

y altas rosas,

corría un otoño plástico

por la vereda y la rambla enajenada,

sortilegios de hierros azarosos

y pulcras vides sanguíneas,

alta te quiero ver como la noche,

y esa luz difusa, vertida en lengua

de castiza fuente soslayada,

cincelando con tus manos los altares

de huesos que pertenecen.

Como pez sencillo de milagro

que tu boca sea musa, mi rosario.

 

El Castellano

 

FLORECIDO MÁRMOL:

 

Días oscuros en la plaza del Sol,

abrirse pudiera entre rayos regentados

matices insoslayables, fauces brillantes,

y candados de luces, humilde haz,

purpúreo al tacto, suave nube rígida

impalpable entre ocasos azules,

y leones grises,

con tacto terciopelo

una vida de amor eterno,

ola infame viene crispando

metales y fuentes, soberanos eclipses

que el viento nocturno navega y juega;

soledad atónita entre enjambres de gentes,

confiante sentirse bajo el Sol humilde,

espumas de ángulos fugaces,

me palpita amplio con serena voz

desangelada, la vida del hielo,

helor entre escarchas,

y su vorágine de cementerio.

serpear entre raíces ahogadas,

afluidas esperanzas unidas

en el trasiego.

con el viento te digo

que no te olvido ni muerto,

no surcaré sus vetustas alas

ni enterraré mis ilusiones

en sus jardines de albas

y hiedras voraces.

Entre ortigas que abren insomnios

fugaces colaterales

donde exista el acero y ala de pecho,

dormiré en los siglos de tus ojos,

entre turbios cipreses con sabor a luna,

entre la grama reposaré mi razón,

despertando habitando mis granates

huéspedes de mi corazón.

 

El Castellano

 

MIRADA HILVANADA:

 

Miradas sacrificadas,

en el vasto infinito

que hace nombre el color,

entre cristales y sus cuchillos

de verde espliego,

entre corazones de cuarzo

fue mirarme dentro de tus ojos,

severos, hondos

como pozos sin cuenca

ni final.

Era el sonido de un murciélago

rasgando sombras,

todo lo que quedó sin marchar,

ruido de otra tempestad,

que sacrifica y avanza

truenos del umbral,

ventanas al paso de los años,

quedarán empañadas,

algunos no cambiamos

a la vuelta de la estrella.

Resguardos del precipicio

aventando el alma,

me miro en el cristal de tierra

y azures desvanecen

azabaches crecen

tapando lunas sin relojes

estampas valientes entre yedras

echando flores,

mármoles dormirán sueños

arremolinados

en aspas afiladas del miedo.

 

 

El Castellano

 

PECHO EN HIERRO MONTADO:

 

Infiere de nocturna flor

nuestra cabida de luz vana,

un día será el siglo de matices

con su avenida escalonada,

suerte en mimbre de tus estrellas

en mis pupilas,

desafíame el lucero

mi malva runa,

satina mi firmamento de lunas,

llega donde no llegan las enredaderas

de mis vilos noctámbulos,

soy enfrentamiento con mi existencia por ti

partida, vestirán las flores mi magia,

para florecer madrugando,

y que su espera me sepa bella, clara

como el osar brotado en primavera,

centella que gasta tu ambrosía amada

cobrando a mis cerrojillos nacidos del alba,

argos sumos en luceros despertando sus arañas,

nubes cabalga, aire sostiene tocando mi esqueleto,

Campos de Castilla, soturnales labradores,

abrid la tierra espera nuestro fruto de nuestras lágrimas

en acequias, hasta que llore el sudor de nuestras manos,

y las matas canten el fragor de nuestras bocas,

¿Quién me conoce en estas sierras de hoz y guadaña?

Yo soy el encargado de abrir los cielos

hasta que lloren, soy el que despierta a la semilla,

y grita flores con sigilo de chopo me guardo,

y entre rayos de bruma desciendo

hasta mi tierra madre de las sepulturas

de los abrojos creados,

pecho en hierro montado

soy esclavo de mis ojos liberados,

desafiando al viento creyéndole hermano,

soy la vida que me falta por escribir en bronce,

soy sangre, destello que mueve

la hoguera de mi escarcha.

¿Quién viene hoy por mi escala?

 

 

El Castellano

 

INSEPULTA TIERRA:

 

Entre labios grises

y ojos de fuego,

cobijan maculados

sueños vaporosos

sin vigilia,

entre gemas

y su áureo amarillo,

ignoto, desdentadas ilusiones

en carruajes veloces,

por mármoles del sueño

y ortigas que sepultan vanos

testimonios

en solaz yaga sin vientre oscuro,

se acicala dura como roca

crepitante que noche pule,

despertaban yunques frívolos

en estas paredes sin pesadillas,

el día sujetaba

respiros valientes,

¿cuántos zorzales partieron?

cuántas fuentes esquilmaron

su luz entre agujeros de trinos,

vasto templo de zarzas abre

su sonrisa por cuanto el río desvela.

Allí no habitará el olvido,

ni en sus brazos secos de siglos,

treparé torres de taciturnos

desvelos con ropa mojada

tras lluvias en mi ventana;

Venceré esta insepulta tierra

disuelto en la niebla,

de cielos en cinta,

por castizos senderos

de errores inmortales

serpeará mi pecho,

y su hierro de idea sola

cada vez más sola

entre corajes florecientes

e hinojos señeros

de senderos que me llevaron

al caudal de espadas.

 

El Castellano

 

HÓRRIDA SOMBRA:

 

Hórrido tronco, nogal excelso

que acunar su follaje baja

a orillas de diciembre,

un mar de grama extiende

el charco verde,

corretea y desliza alegre

la babosa como un párpado

del tiempo,

que la tierra sostiene,

sombra densa, despierta

afilada de filos de hojas

sus pasos flagrantes

de indivisible viento,

cava su lengua de fosa

bóveda de filos sin fin

adentrar sería perder

la propia sombra,

sombra de muerte

clama que es suyo

el nogal del tiempo,

caminillos de plata

tejen escarchas,

heridas clamando el despertar

de la cobijada semilla.

Sombra de nogal

quien te pueda acompasar,

ya no vuelan tus hojas,

ni otra tierra las acoge

cuna de pasos sin horizonte

a tu ramaje cuelgo

sueños por despertar,

vidas por sembrar.

 

 

El Castellano

 

SINCERA COMUNIÓN DE FILOS:

 

Trepo el angosto filo

de mi torre desdentada,

era un rubor de estrella

solitaria, negra, hiriente

lanzó su espada,

fulgor brillado entre sienes,

plomo de nube

esta tarde ceniza fue,

chuzos de vida,

estáticos frentes del verde,

un carruaje de otoño

que no se vence,

ardua torre mi pasión desmedida,

entre sus curvas de encaje,

brillo de mujer sin engranaje,

limo mi nervio

por fulgores de sangre,

hierve, hierve

soy hombre

pienso que fugaces atrás

si el planeta hubiese nacido un día

esquilmado en seres

solo con ella y yo

la supervivencia del ser humano

estaría a buen recaudo,

vida de mi feudo

mis abrojos nacientes

fuente en extasía que mi letra abría,

granate lustre olvidado,

mi locura a buen recaudo,

es negro este río en tinta marcado,

cumbres de punta y filos

derechos a estas cuchillas de versos,

horizontes malvas clavan

lloran flores el sentir de la belleza,

que mis ojos sangra

una lágrima como el brotar de una luz pasajera,

como enraizar tu imagen en la retina,

un sentir para toda la vida,

el admirar arde con gasolina,

tu imagen recorre cada parte

y a veces recorro los parajes de la soledad,

sólo encuentro que no los quiero

porque yo te conocí,

y sin ti,

sin ti el cielo y la tierra se juntan

y no hay espacio ni oxígeno para vivir,

los mares caen de las nubes,

el gris se perpetúa,

no hay belleza en mis ojos sin ti,

todo luciría de ocre,

mis sentimientos no tendrían cauce,

el aburrimiento sería pleno,

no habría moción para levantarme en la mañana,

ni tendría estas ganas de ser mejor sin ti,

mi perdición mi bálsamo de lo sentido,

eres mi flamígera llama,

un fósforo y mi hoguera,

mi destapada quimera quieta,

con nombre de flor,

con azares y suertes

entre mis ganas de saberme tu último hombre,

trémulo fuste entre sarmiento y vid,

mi azada me alza hombre de bien,

diestro mi coraje para ser yo

no necesito traje,

hilvano mis venas porque yo soy sangre,

gracias mis Dioses

hoy soy invencible,

el amor con Margarita me desviste,

hasta ser carne de poema en su lengua,

yo soy de ella,

y ella es mía,

como una comunión explosiva

de luz y estrella nacida.

Sin ella para mí no hay belleza,

no hay vida.

Estoy enamorado

y siembro mi campo.

 

El Castellano

 

 

OSCURIDAD VENCIDA ALEGRE:

 

Pulcro destelleo entre sienes aladas,

estoy rasgando sombras para verte,

para mirarte serena, flamígera,

redentora como as de trece lenguas,

arremolinada, plena como cuando ciego

encuentra la luz primera,

abierta, candente, como ascua efímera

en la grama de verano.

Saberte honda, transmigrada

como leve flor sonrojada.

Suave entre esquinas desdobladas,

y calles de noviembre heladas

en las que conmigo quiero verte,,

hasta el ocaso del nueve;

se afianza mi suerte,

en el tejado de mi mente,

perros soterran pasos de nieve,

por ciudades de ceniza verde,

atrapo el desdén de gatos erizados,

estirando sentires de cromo,

arrebatando piedras al silencio,

navegando asfaltos sin prisa,

ni desquicia; Acompasa este latido

por arterias sin venas heridas

ni ángeles fieros infrahumanos,

quiero verte como se ve un tigre

en la ciudad, entre árboles de cemento,

y ríos de cristales,

quiero sostenerte

como blanca primavera

entre este otoño rendido

sin flores ni llantos del cielo

que escapan precoces.

Quiero tenerte, osarte,

como si me enraizaran las manos

al acariciarte

para nunca perderte.

 

 

 

El Castellano

 

PANAL DE IDEA:

 

Espino amarillo de mi demora

recto aromo entre cardos,

entre hinojos del Sol deslumbrados,

me visto de primer ababol florecido

para ser de la abeja,

y la abeja ser mía,

entre estas guadañas de esparto,

afilo que nazco,

fulgor entre fulgores,

de ojos calizos avanzo,

cuerpo de arcilla

hierro mi idea,

estas espigas me dicen

que quiere tener espinas su sed,

estoy sentado entre una prima retama,

esta primavera que me siembra

yo que soy único poeta de su sangre de ojos,

quién osado me compara,

me blando al nivel

de esta floresta desnuda,

limo mis nervios

con azada de carne de metal,

el miedo grita

de contemplarme avanzando,

me Tumbé en la grama

a pensar,  me nació una abeja

que escribe poesía,

soy hijo de la Luna,

única Diosa por Dioses haber sin contar,

luna de guía soy yo su semilla,

tengo ojos donde se acuesta

la oscuridad,

es mía soy de ella,

como flor de su insecto

que la poliniza.

 

El Castellano

 

SIMIENTE DE SANGRE:

 

Tuerce quebrando

este aliento, va reptando

senderos,

que el olvido alzó suyos,

en vicisitud de savia elaborada

saluda a su Sol,

de su ávido granate que le vence,

entiende de pasiones de sus flores,

la floresta cuida

y germina en su parcela,

para ser del campo

su felicidad,

él ser de su flor,

en extasía de color,

huye de su vida la tristeza seca,

el escribe poemas a la belleza repleta,

en candiles flamígeros

a caricia de ojos,

sí esos,

sus ojos brotados de Tierra,

descansa para seguir creando

la primavera le sostiene

la sangre,

hasta tener el corazón

lleno de simientes

de su esposa del Sol

esperando su muerte,

para que su yerta sangre llore

en flores de difunto.

 

 

El Castellano

 

AVIDEZ EN LABIO DE FUEGO:

 

Efímero corre el segundo sin saludar

sin despedirse, sin preguntar si todo sigue

igual, avanza la manecilla de mi reloj,

hoy es de esas noches yertas,

que descubro mi tierra que late

bajo mis pies. hay avidez

en el subsuelo donde la sangre late,

destartalados pilares que me alzan,

recorrido de mi alarido

que muerde al conocerte,

he oído estaciones correr,

mi carne se funde bajo tierra abierta,

frente mis ojos

nebulosas abren, crepitan,

he nacido yo de su flamígera ascua,

mi solferro blande su noble falcata,

dentro mi carne la vida bulle,

su caída resplandeciente,

toda carrasca me dibuja al dorado tordo

de este atardecer,

el murciélago myotis

me cuelga la idea,

desde esta ojera férrea,

hoy me comí el firmamento anidado

en tu mirada aplomada,

soy experto recio como un lobo,

frío de segmentos cálidos de hielo,

maestro de mi espada,

escucha el brillar de mi navaja,

yo soy descendiente del miedo,

ámame como se ama

sólo una vez,

en el que nuestro color sea la piel,

afilo el poder de este silencio,

y te dicta

que te volveré a ver.

 

El CASTELLANO

 

 

VILO RECTO, FORJADO:

 

Con alacridad serena

de mis años dulces

con pulcritud de espadas,

vienes y me das una azada.

 

Al barbecho claro me siembro,

sacando terrones de mi eterno lecho,

de una espina gemía el viento,

y acabó llorando vida el cielo,

 

trazos con ineptitud

de luzarreros que no evitan la sombra,

ella que la llevo agarrada

a mi cadera, sombra profunda sin espuela.

 

Fuera del tiempo, fuera de este grillo de tierra,

afilo mi canto sin despedida,

abrió el espejo su tierra

engullendo lo que es de ella.

 

Dura noche me sostiene

su atadura de luna,

resucito mi etéreo camino de esferas.

 

Recto colchón mullido

es mi enhebrada calma,

que se acicala entre lenguas malvas.

 

Vence este mi viejo amarillo,

como sol de tierra

se llama caléndula.

 

El Castellano

 

INFINITO ACIAGO SEMBRADO:

 

Recto vilo me aguarda

esquinado

con su canal infinito de campo

estudiado,  consumido

en yerta flor deslumbrado,

yo soy de una margarita

de su floresta destapada,

soy yo un ababol

con cruz de tinta

en sus pétalos carmesí

bermellón,

no puedo matar por mi tierra

pero tampoco puedo desenterrar

mis raíces,

hoy estuve plantado

frente a carritos de la dama

que alzaban sus flores lilas,

eran como éxtasis en caricia

como beso dado a mis ojos

en lengua de espinas blandas,

caminé al mercadillo

de mi localidad

pregunté por caramelos de miel,

tomé mi cafe solo doble con hielo

y seguí caminando

mi lustre jamás vencido,

las malvas me floreaban

por ser ya primavera

los cebollinos se divisaban

pero aún se encontraban fabricando su flor,

para parirla en verano,

bebo agua de la fuente

frente al ayuntamiento,

soy poeta de sus descampados,

de sus molinillos

y de sus charcos,

soy indescriptible esencia

cincelada

en verso de carne y espiga,

en esta higuera del demonio

alzo trompetas de los ángeles

con sus flores,

y las calendulas silvestres

me dictan que jamás

acabaré de irme

sin encontrar luz de tierra en ellas.

 

El Castellano

 

LUZ EN REPRESALIA:

 

Cubo metálico sin fin,

donde se derrama

mi vida en una hoja,

fieles testigos

involucrados

mis verdes sueños

que sonarán,

goteando una clepsidra de mano

un hierro en el bolsillo olvidado

un barrote y un peldaño,

dejé mi inocencia a solas

por si vuelve,

a mi mesita de noche,

a un rosario oxidado,

a un armario cerrado,

a una vela de candelabro,

dónde yo me casé contigo

en su llama

y juré, juré no mentir más

a este arriano corazón esquilmado,

creí que la mentira

era ser feliz sin querer serlo,

de retuerto desliz

desmiento su designio

voluntad coja de verdades

para anticiparse al pasado,

raudales de belleza anidan

sin ser elección

sueño taciturno en cesta de mimbre,

todas las cosas

incluso las no creadas tienen razón.

Su sueño ha acabado

soñó la vida como su propia realidad

pero en realidad usted murió

en aquel accidente

el coma le venció

y le introducimos su posible devenir

que lo sintiese,

el tiempo se ha acabado,

debo apagar la luz.

No venció su destino.

Su hoja se completó.

 

 

 

El Castellano

 

DESTINO, LA DICHA:

 

Calvero radiante de líquida lumbre,

bajo pentagrama de fuego,

hondo aquelarre,

en luna perpetua y sus mármoles,

cuántas voces calleron

sobre los velos de esparto.

Manos de cielo imperecedero,

recodos de hirientes cristales,

¿traen la destrucción o la luz?

Perros que flotan como lobos,

un día de ninguno, terco olvido;

poniente de sotos,

luz cuchilla ferviente de olas migratorias

de tierra y sus cónclaves rígidos, secos,

que navega el caracol judío blanco.

Escama que ojo fulge

clarea el lago que te frunce,

convulsa hirviendo la mañana,

colmada la víbora toda veneno.

pestaña lenta,

que casi no brilla sin lucero.

Por aguas de enero

Pulsos en latidos que bañan

la enajenada estrella

quieta como reloj roto.

Nieve de fronda larga

en hojarasca de mundo

que chirría su navaja,

reluciente tajo por un sol ardiendo seco.

 

El Castellano

 

 

LUZARRERO DESVESTIDO:

 

Ven poeta a mi yermo,

descubierto entre álamos

que blanquean

y un sol oscuro de invierno,

un sol muerto

que nubes negrean su muerte

entre caracoles de faroles

y adoquines ermitaños.

Ven vida a mis flores rutilantes

de sombras de nubes

por corceles suaves te escondes

por hormigones de leche

y sus canosos cristales

tu polvo de estrellas viertes

voy soñando mi linde despierto

estas calles de diciembre se encienden,

como perro ladrando de noche,

mientras tanto te busco luna dulce

entre tus mieles luminosas que viertes,

entre cuchillos yertos de asfalto

y gravas secuaces,

el soto mío perviertes,

los edificios suenan

a nanas sonámbulas

mientras tus altas ojeras cuelgas.

Una fosa es mi palabra

que soterran ideas

cual tordos que grama escarban,

verdes granas es un perfil angosto,

pudiese yo retornar al otro lado

y seguir indemne,

no lo sé.

Mientras seguiré crujiendo

sonidos secos, ululan

de sentidos dentados en haz purpúreo

y su afligido azabache,

yo te busco luna por cuanto yo he conocido

por silos de arena blanda,

por coches y entramajes inertes

que jamás desvanecen,

por cristales hirientes

y su reflejo ámbar,

tu idioma secuestrado me desciendes,

días festivos danzaron huyendo

como ecuaciones de estorninos

jamás fugaces.

Terminaste de escuchar mi ruego

sin escapar,

te escondes cuando te busco

entre verdes ramas ,

y violetas flores

bajo luz de oscuridad

artificial ciudad,

edificios que no aúllan con el viento,

venas roídas entre encajes grises,

capas de noche humeante,

por cuanto he conocido,

por cuanto he huído

para encontrarte.

 

 

 

El Castellano

 

 

CLEPSIDRA DE VIDA:

 

No me iré

sin el hermano de mi trilla,

ni su simiente de grano

sin despedida,

no afinarán ratones de campo

la melodía que blande

y sostiene mi cigarra cada día,

ni mi olmo secuaz,

desnudo, dirá más verdades

entre mares de gente

ni semáforos precoces,

ni en vitrinas de estante

quedará mi latido,

ni aliento marchito

cual caduca hoja de estío,

mi sábana de paja

reblandecerá su añil graznido,

sortearé escombros relumbrados

de metal y cristales vanos

sin hocico.

Sólo hoy diré

que no me visto porque

sí me marcho,

calzaré senderos y alacranes,

calzaré pedregales

y sus nidos de lagartijas,

quizas no me importe nada hoy

ni que digan que yo vivo.

Mis venas serán encajes

de afluentes y sus ríos,

el mundo seguirá quietito,

los males seguirán empujando,

puede que hoy pregunte

a la serpiente de mi cuento

si me devuelve el ojo,

que yo la perdono,

arderá la compostura

de la araña de mi patio,

en un torno que crepitan las maravillas,

los jacintos silvestres mostrarán

sus botellas azules anunciando

que más tarde llegará otra primavera,

y que de la gala de flores

serán primeros,

guiaré mis rebaños por soliviares

que no me han conocido,

entre cernícalos y bosquejos umbríos

sus ninfas conocerán que a ti te miro

que a ti musa me dedico,

habitaré montes y lomas desdeñadas

y su cortejo será embrujo

para que las estrellas rueden,

llenaré mi granero con tus besos

con esta luna

no me detiene ni el tiempo

que se escapa

entre mis sarmientos.

 

El Castellano

SOMBRA DE ALIENTO:

 

 

 

 

Aclaro mi sonido latente,

fresco dosel de mi sombra.

Extinto en muerte acusada.

Estrella en mi agua,

forma de un cuerpo arrastrado.

Nadie conoce la fría, dura,

limpia sonrisa que suena

sólo los dientes

con un viento renaciendo, florecido.

Una vida en servil danza

tras los nítidos espejos.

Una batiente hoguera,

vivo por vivir vivo

en este enjambre de escuela.

Manos tibias

a la final desembocadura,

almados pechos respiran

generoso aire y su tranvía.

Cuerpo colmado en bordes

de carne fúlgida,

vine a despertar su semblanza.

Hojas sin dicha.

Verde laurel sentido.

Brisa de un ayer desvalido,

inscribe este azul cielo.

Pétalos granates de flores sensibles.

Alzada la difunta sombra

que el sol ya no retiene,

muerte renaciendo un viento

espectral, por sotos largos

entramados por la sed del día.

                                                                        El Castellano

 

OLA DE ESCOLLO EN TIERRA:

 

Clamorosa sombra densa,

es mi soto un oscuro cielo

en el que canto a los Dioses,

no a vosotros, insignificantes;

Así trencen y me trencen

la osadía de un álamo,

que mi padre lleve,

a otra tierra breve,

baco de su trayecto

enardecido,

ni égloga de esforzado

por Salamina lleve,

campo abierto

de polvo y sudor disfruto,

ya no se pudo huir

de la suertuda víbora,

en casaca sin pechera

de topa Licia,

sosegado olmo

compás del serenado

ciprés antiguo,

fabrico del mañana

sendero,

no un hazañero portento

así como no hay rosal

sin espina,

no hay dicha sin pertinaz

esfuerzo.

solícito de atemporal mar

del tiempo esquivo,

prenderme puedo

de vuestros fuegos,

por los que mi sangre fría,

pervierto, acuso y envuelvo.

 

El  Castellano

 

CONSIGNA SEMBRADA:

 

Vesta engarzada,

encorajinados templos,

nacidos del fin de los tiempos.

Túmulos de luz,

con soterrada cripta.

Abriendo, despertando

senderos sin final;

Sólo comienzo marcado,

llamando la resurrección

posando nidos

de nuevas sangres.

Sonando los clamores,

tambores aguardan

la nueva guerra

que trae la vida.

Eterno resurgir

en vestigios yertos

transmigrando

el eterno ciclo existencial

por el que quien nace guerrero,

guerrero muere

y guerrero renace,

para lucha de completar

su alma en final

de navegar el Valhalla,

así bajar hacia arriba

la osadía

de parnasos devorados

saña en furtivo conocimiento.

Que no acaba

como espiral

de perfección.

Siembra con capataz

del único origen de tierra;

Deslumbrado

este hueso avanzo.

 

El Castellano

 

LLAMAS EN OJO DE SANGRE:

 

Flameante fuego

de los cielos

acoges

y frío duermes,

que los campos

ya no emblanquece.

 

A ti padre de los vientos

te imploro traigas

tu negro vendaval.

Así choques Aquilón

norteño con Ábrego

abre esponjada la tierra

a tender umbroso páramo,

sin azote

del fuego del cielo.

Labrador que clama ya,

la enhiesta primavera.

Cuántas sequías verá esta tierra,

sólo el estío

habitual dirá,

me sembré

sin blanco cielo,

sin que me empujasen,

yo encendí al ocre,

en todo acre,

tierra que consumo sus venas,

invocarme pueden,

siempre vengo

porque siempre estoy,

desde enfermedad sostengo,

me ves cayendo,

arrastrándome de nuevo

tu creencia de mantenerte a salvo,

donde nada escapa,

deslizo el tiempo,

no puedes verme en tu espalda,

estoy cayendo de nuevo.

Alguien me verá latiendo,

algo habrá después de todo.

 

 

El Castellano

 

 

HORIZONTE QUE ATIENDE:

 

Largueza que me aguarde,

cual llama en cántaro desvanece,

piélago ardiente,

escancia, sostiene alta suerte,

alegremente la voz del viento;

nobleza de rudo ejercicio

furtivo, desposeído

espíritu sin guía furtivo,

desvanecido, fatídico,

tú que ensalzas

la conjetura voraz

de mi sentido de vida,

cual arrobada insignia.

sonaban enebros

un sopor de encinas

bajo laúd.

Engéndrame grandeza,

que secunda igual

que a mí mismo.

Diana con flores

exterminio de fieras no manda.

Luz invocada

partiremos sin navegante,

estirpe que avivas,

con impávido destelleo

entre fuentes y torcaces,

padre de mi soberbia

furor de lobo que ve al ciervo,

torres bellas altaneras frondas,

sin secuelas de florestas

que acaso Venus no canta.

Nullam, Vare, sacra vite...

Conoce mis arcanos.

Mi Llúcia despierta,

rigor que afronta

guarda, desvele,

su reflejo en cristal claro,

vine por donde he venido

por el gris viento,

perplejo.

 

 

 

El Castellano a 31-08-2017

 

 

 

LUNA TRECE:

XIII

 

Luna plateada de mi cielo,

en las noches

voy a tu encuentro,

pero te escondes

entre bloques

de hormigón y cemento.

Quiero verte,

pero incluso te escondes,

por las violetas ramas.

Mas los dragones,

del cielo sonámbulo te acarician.

Cielo obtuso,

de sueños fluorescentes,

tú, de color líquido,

solo templado

con miradas intermitentes ,

por el tiempo de espera angosto.

El murciélago baila

con el colchón de tu luz,

rasgando sombras,

para reposar siendo una más.

Oscura nebulosa de tu vítreo trasluz dime,

por qué te siento incluso estando solo.

flores opaco reflejo

de luz violeta

incluso de noche;

artifficie luzzae.

Lucero de ciudad,

rompiendo la obscuridad.

La noche se detiene

para sentir que estás conmigo

otra vez más,

recuerda

que tus ojos tienen sangre

recuerda el viento

que aúlla mi nombre

recuerda la luz que tiembla

y cruje la noche en las pupilas

recuerda que me hablaste

de amor en el tiempo

que cae muerto

que pactamos con el hielo

la vuelta del invierno,

recuerda cada latido

de oscuridad

que llama a tus venas de humo

recuérdame en la eternidad del beso,

en cada rosa que robe tu cuerpo,

recuerda que vivo para ti

dando voz a la soledad asesina,

la flor vive soñando

que fue mariposa y abeja,

vive durmiendo la semilla

enamorada de la tierra

para despertar

y enamorarse del sol,

clávame estas nubes de sangre

en el hierro de mi destino,

se me negó la luz

encadenada a esta tierra sin cuerpo,

solo tú me sientes

en este camino

que no lleva retorno

solo espiral anhelada de renacer

el tiempo ya no nos puede sostener

camino buscando el frío

en este calor que quema el alarido,

te encontré perdido

hoy vives un amor

que sientes soplándote al oído,

en la puerta del infierno caído,

te casaste con la luna

que reinaba en tu corazón,

al viento le diste voz,

a la lluvia la nombraste

lágrimas de mi ayer,

le diste ojos

a la sombra para mirar,

la espina caía herida,

la caricia retornó a las polillas,

la vida marcha deprisa

cuando abras los ojos

ya todo habrá cambiado

solo encontrarás que seguiré a tu lado

aguardando tu otoño

y la caída de tus hojas,

esperando que seas mi acompañante

en los siglos y milenios

que nos condenaron,

encontrarás esta sed del cielo

en cada silencio muerto,

en cada raíz

que grita en su tierra

toma de la vida lo que quieras,

siembra tu aliento

en cada tierra,

tú todo lo tienes

yo solo soy una fantasma

que sólo tú ves.

 

 

El Castellano

 

 

 

RESCOLDO:

JUNIO 2010

 

Con el susurro de la luz en cristal de gotas de

agua

pensamientos calidos me arropan tu compañía

solo una vida solitaria desde aquella lejanía

un sol pernocta durmiendo disfruta su luna

con tacto terciopelo una vida de amor eterno

Un caballero busca a su mujer la extraña

avanza entre montañas de azores

y valles de bosque y ríos dulces

noche de amor entre nubes acolchadas

con el frío de un mundo en sangre

que estaba en guerra.

Ahora su patria era su tierra en la hoguera.

Se despierta frio y solo tras pintar con nostalgias

recuerdos.

y va el ancho río ya en sus llanuras

años no recordaban su vida y explendor

todo se termina comentó el sabio nadie le oyó

la locura es lo único que conocemos infinito

otro la estupidez concluyó

pero uno saltó acaso no somos todos locos

mira la guerra que nos mató.

 

Miguel Esteban Martinez García.

 

 

ETERNA LANZA SESGADA:

 

Cóncavo cielo

de la pradera de tu ceño,

orfandad de estrellas

convexas que se besan

por nubes que rutilan, y lamen

sombras vanas a morir.

Soto de perdigones

y su proporción de alas de tierras,

cepas en guadaña,

aligustres sargentos,

la noche que la luz negó

a morir,

luna de luto

corría linde absuelto,

despojada su compostura

de alumbrar la llama

que mi pecho hiende,

luna gitana acuartelada

partida por cuchillos verdes

de siglos dormidos

y cipreses iguales,

somos la historia

que escriben muertos

de sus vidas,

engendrados cuerpos incompletos,

carnes de la mesa del creador,

somos lo que vemos

o somos lo que tenemos,

para inefable cena caduca

como otoño reposo del gris árbol,

aventaré mi lustre perdido

demigajando lamentos fríos,

mi yerto sombrero

de campos de idea

brillarán acequias

como molinos de tierra,

el agua será besos de luz efímera,

destartalada, dispersa

como lluvia que ilumina,

y la sangre de tierra camina.

 

El Castellano

 

CUERDA YERTA:

 

Estridente vuela la hoja,

devanando respiros cautivos

volando patios de arañas

de grises fauces.

Chirría el viento yunques metálicos

suena su desvelo por lomas

afiladas, al desdén de voces mentales,

azares corren su suerte

por grilletes y sujecciones retuercen.

En un jardín del otoño caduco

mi voz se descubre, sola, sola

como cuando nace la tierra,

y en su yerma plácida crece la amapola.

Cautivos espejos no reflejan lo que siento,

sulfurante sino condenado

para no ser yo ser él el que hable,

de sensaciones acristaladas

y pensamientos sin vaho

empobrecimiento deslizado

por aislamientos que libertad llora,

allí creció una rosa

de trocitos de papel y pintura

porque nada es eterno, esperaba ser real

aislé al tiempo con vacío seco

abrí las puertas de negros lirios

luces me afilaban asidas de momentos

decrépitos, sí estuve allí

en sus sopas medicamentosas

y para curar mi cordura nada hicieron

porque me llamaron loco.

Pero yo sé quien soy.

 

 

El Castellano

 

RESURGIR REVERDECIDO:

 

Jilgueros o colorines, verderones, verdecillos, pinzones, tordos,

despidiendo en trino el verano están en sus abrevaderos

como reguardos oníricos de la voz de los muertos

romanzas de amarillos espinos florecidos

encinar puro, vivo

del quejigo hace sombra densa a mi raíz oscura

en la tiniebla

que avanza el camino de la carrasca

hoy por hoy vivo pleno, enamorado

de su ser completo desvencijado, apolillado por ataraxia

así como el verdor del pino opulento

espíritu del viento sostenme

que parta yo en tu mitad mi canto

llévame a la tierra donde las fronteras

las montañas sean y el camino sea de su mano que vapulea,

atravesar el infinito allá en el resquicio

del brillo

del calor de tu mirada en amor

puesto que de tu voz me visto

hoy sólo un relámpago me cede el paso

crepitando, centelleando en bandada de estorninos

con su bandada tejiendo ecuaciones del ser Supremo

voy contigo a nuestra tierra de fuego

en esta mecida caricia alada que yo también te amo Ostara

Diosa de la primavera no me faltes así mi libertad vuele por Saeta

yo con mi vida estoy conforme

orgulloso y con ganas de hacer bien,

que sigan en sus ciudades

estas lombrices caminantes

donde todo se agujerea en asfalto y hormigón

que yo desnaceré de mi nicho

como reverdece el olmo en corazones de hojas insepultas

y abriré crepitando esta raíz oscura que mi verso mana.

 

El Castellano

 

PERPETUO DESMÁN:

 

Fragorosa fuente

de hondas sienes

punzantes.

Corrompen, bullen,

la tibia agua de sangre

cándidas de tu mirada

hastiando,

rejuveneciendo

el infinito turbial

que el cielo sostiene en tus cejas.

Flagra, flagrando

viene marchando

vaporosa suerte

entre sotos perdidos

de joviales tapiales.

Suya, suya era la muerte

como plato de cena

siempre resplandeciente,

abría su baraja

un helor de diciembre.

Apocando consentida

fuegos de tres avernos

que ceñían la nieve

de sus piernas

sin desmán gemelo.

Derritiéndose

como llama en el hielo,

recodos ocultos

y su murciélago señor

en tules de carne vestido,

granate como brillo de rubí

le marcaba como seña sin fecha,

ni indeleble senda,

era hijo del acero de su mirada,

endoselaba su sentido

como el soñar

y reclamo de las flores

para ser simientes.

Grazno encendido de cada roble

caminaba su destino hiriente,

horizonte que se estiraba

y sonaba con lluvias que taladraban,

como soñaban los campos.

Apacenta su visión serena,

oh, rauda, pura flor

abres tu hastial

como se desliza la primavera

entre tus dos montañas,

que velan que aguardan

sin franca ni verja.

Eres mi vacío perplejo

que quepa y florezca mi sangre.

Mar que inerme

quiere llenarse

sin libro de esencias

ni oscuras tinieblas;

quise ser dueño del aire,

alzar vagorosas ilusiones

como fieles pilares,

castillos que nadie tumbase,

pude ser siempre

y hoy soy lo arado hasta la fecha,

mortal acicalándose el alma

que será siempre.

 

 

El Castellano

 

 

 

CANTO A UN TRONCO MUERTO:

 

Recama heraldo lenguaje

las simas de tu palabra

huero sonido que avanza

y el ser alza.

Inamovibles torres, belleza

aguardan, oro noble

hondo, profuso Sol cercano

padre de fachadas de Castilla.

Encinar raudo,

acoge al puro roble

vetusto soliviar escarpado

cuna del árbol resucitado.

El final en el viento es una promesa.

 

Desde Cuenca a Toledo

desde la corona brillante

de Ciudad Real a Guadalajara

pasando por Almansa y el frío

de Albacete apostando en el río Cuervo,

y el profundo Tajo, desvistiendo

febril al río Mundo.

Reviviendo este tronco muerto

en Riopar, avanzo, amanezco

ligias y barbechos tras

surcos de furtivos arados.

Fortalezas empedernidas

fervor de ojos lucientes

pasados del mañana.

Me bañan sus fuentes

en patios de arañas e higueras

en sotos de almendros

y nichos de nogales verdecidos.

Mi hoz de trigo y centeno

eleva su carne

por esta mi tierra

y su vorágine.

Canto por el revivir

de este tronco muerto.

Blanca idea, surco en recodo

por brezos y mirtos agujereado,

retemblaré como el esparto.

Graznos escondidos picotean

mi alma; crascita voz serena

alcanza tu semblanza

me tejí exhausto

en tu oscura raíz

del antaño.

Blanda tiniebla envuelve

el dormitar de tu carcoma.

Levantarás de tu sueño

Rey Rodrigo.

Y nuestro Cid

¿Vestirá tu palabra?

 

 

 

El Castellano

 

 

SOL CRECIENTE:

 

Destapa mi tiniebla pura, tibia, serena,

Sol refulxit umbra refulgens,

noche que tus luces breves

duermen el sosiego del asfalto,

plomiza, la música de tus ojos,

funde sus calores mi niebla matutina,

Sol de trece estrellas

acoges tus lenguas de amores,

fuegos irisados a siempre reinar,

el camino de la vida,

y sus fauces sigilosas descienden,

camino de esta bruma

que el mundo extiende,

sin nombre no te busco,

te encuentro, en la cumbre

de toda montaña,

en la concavidad de tu luz que entraña,

desvelo del despierto fundición de mares,

nacimiento de desnacer nos alumbre,

la vida de la solaz muerte,

amor flagrante de lumbre,

vestigio en ascua sin final

ni honda luna secuaz,

odisea en parajes de temprana escarcha,

oh sol de soles, ¿por qué tu osadía de seco tajo?

el nervio de mi ballesta tensa

mi Dios sin nombre sepulta

y aviva mi grana brasa,

la tierra cruzará  un día tus fuegos

azules despiertos,

tumulto de quien te vio castizo,

el tiempo se afuelló,

brotaron entrañas de la tierra

sombras densas que apabullaron,

sólo las golondrinas danzaron

y las mismas espinas me arrancaron

el corazón.

Sobre la grama viene a descansar.

 

El Castellano

 

CUERVOS NACEN:

 

Raíces de tierra abren bajo mis pies,

ay la tierra que sólo osaré una vez,

sombras juegan bajo mis pies,

bajo montañas de sangre,

se alza mi espíritu,

un aliento helado de piedra,

un paso más bajo soles apagados,

unos ojos profundos del horizonte,

caída resplandeciente de mi espada,

un atardecer frente a mis ojos,

fieles depósitos de umbra serena,

se abre esta urna,

crepitan soles en estampida,

se afilan las garras,

cavó la piedra,

buscando vida eterna,

fuente fría quedó dormida,

se alzaron bosques de su sombra,

jugaban en un patio de estrellas dormidas,

he visto nacer de sus entrañas la furia,

sombras caminan desde el infierno,

las puedes escuchar,

juegan con latidos de tierra,

sombras despiertan

quién las va a detener,

alzan sus espadas clavadas,

la sangre se aglutina

buscando las puertas,

nació un cuervo entre su sangre,

acecho yerto entre la dama oscuridad,

me descubrieron en un campo de víboras,

al poder del rayo nací,

osado escalo mi vida una noche más,

lobos que aúllan mordiendo la luna,

la noche que es de las fieras,

se ha abierto el infierno,

sombras caminan sin astro,

un poder que el alma sucede,

destierros en compás de fauces,

raíz madre vence este compás

de todo lo que se alza bajo tu entraña,

escucha este latido de tierra y sangre,

aglutina la vieja estampa,

sé mi amparo en toda lucha,

escucha mi lágrima de luz dormida,

dame voz, dame fuerza

entre estas sienes perdidas,

contra la perfidia de estas sombras nacientes,

que no encuentre su maldad

la flor sangrienta que tanto ansían,

no dejaré de surcar senderos ocultados,

no habrá espada oxidada

que venza mi valía

ni quebrará mi escudo,

gritos del ayer,

no partirá mi aliento,

no quebrarán mi hálito,

viento me sostendrá en cobijo,

aguardarán mi oficio,

sembraré la luz en tierra yerma,

mi azada de carne de metal,

rajará la tierra este muerto horizonte,

una espiga roja y negra se alzará

será mi vida,

tinta y sangre de esta osadía

de alzarme.

 

El Castellano

 

CUERVO SIEMPRE:

 

Destinos nacientes

al fervor lumínico

me expando

entre árboles

de verdes filos

perennes,

al fragor

del ardiente otoño

renaciendo,

al vapor

de soles sin sombrero.

Llueve mi ser

esta entraña surcada

en simbiosis desvencijada,

cuatro cipreses me clavan

la visión serena

de que soy insignificante

ante su longevidad

imperial.

Retorcidas mis ramas

se alzan

al latido desertor

de este hiriente

tejo que escribe

sus runas de Odín

con su sangre de tierra,

al resplandor

de este parásito longevo,

que es mi pluma.

Rizados bosques

de helechos

que me trepan

con sus rizomas

mi fría idea.

Al colapso de gramas

por gentes,

metáfora de su vida

comparada en duración

con este ciprés silente

que tengo enfrente,

este cielo está brotando

su oro que ciega mi vista,

aún ciego escribiría

que vino a plañir

mi alma

entre sus filos

por soledades

complacientes.

Yo cuervo poeta

estoy entre pilares

de mi obtuso,

antiguo, existencial

hogar enraizado,

mis venas

que soterradas

pueden ser raíces

de mi espíritu

por descender yo

de mi padre árbol

y mi madre Tierra

esto no es más

que mi córvido

tesoro de letras

ojalá algún día

broten en flores

estaré en la santa cumbre,

allí,

donde los sanguíneos versos,

se vuelven materia,

yo soy un tercio de mi vida

en floración,

porque allá

donde me encuentren

soy primavera.

 

El Castellano

 

PUDOROSA SIEGA:

 

Líbicas extensiones de mi ara,

por eras de soliviares,

angostos, desnudos

sin pinar excelso de tu mirada,

mi acre transitado, exhausto.

De corvo pico y fugaz

idea pasajera.

 

Hondo grano de mi cereal espera,

dura grama extensa,

inhabitada,

moza de mis ausentes

sin bandera.

Agota, afila

mi profundo tallo

brotado de mi febril

mocedad yaciente.

Creo mi suspiro

como brillante tajo,

refulgente al candor de entraña.

Amparo sin honor,

de filo que no aguarda.

Quiero renacer así

te encuentre amiga

con otra cara,

otro nombre

no caeré en osadías

eso lo dejo a mis Dioses

de locura extensa

llamada Destino.

Yo necio, torpe,

de hueso en tierra sembrado.

Soy hombre con lo servido

cumplo mi palabra.

Es una gesta descendida

Luz de guerreros

perdidos

en azares funestos.

Quién guerrero del muerto tiempo,

con raíz desamparada;

Trémula deidad

tus labios acostados

en tu cara,

en mi pueblo

me enseñaron a luchar

por lo que quiero

y más solo que el relámpago

tu felicidad quiero.

Mi paz de campo abierto

vástago sin superior

de conciencia

mas que inerte hálito

superviviente.

Frívola suerte consumada

osar tu palabra,

vendré porque aún no he salido.

Clarines y trompetas

entonan este yugo

eclosionado,

en servicial acto,

mi azul fronda

que no hiela tu relente;

rompe con empuje

violenta, feroz, agotada,

malla:

Hidra mía

perdona mis lucientes.

Vesta que Proteo

clama hundiendo los montes.

De vetusta proclamada

en sortilegio de guadañas y hoces

que se recogen sin martillo jactancioso.

Irrumpe mi designio

vaporoso en estela,

que tu sombra yela.

Qué Dios implora

a mi imperio

del precipicio.

Hechizo de mi semblante

otorgues invicto, valeroso

como abismo de agua.

Previsor que detiene

impías naves

en ataque de tormenta.

Sangrada barrera abata

en funesto claro oscuro

sin atadura

ligado, manso Ábrego

sin alma.

Prendida paciencia

sin alarde ni secuela.

Piélago que saña

sin brida

ni cuerda aplaca,

embravecido

con umbroso helecho sombrío.

Bosque temblado de mi mente

que piensa

ausente borrasca

sin ayer.

 

El Castellano a 25-08-2017

 

 

FÉRTIL ESCOLLO:

Hondonada del hondo soto

en ribarzo de tránsito veloz

por rambla angosta acequia

en alta lengua de lenguaje

en fruto, caliza lengua,

profundo tallo, vine exhausto

con canciones de luna

y soberbios cipreses.

A desnacer silente,

Tiempo se derrama

clepsidra de mi sangre,

solaz soto de hoja marchita,

limándome en la lumbre,

atarralla de luces por señuelo,

entre carcomas voraces se tejió mi verbo

señero de un sol despierto,

vine por un destello,

traigo mi botijo, sueños colmados

en un estambre ambrosíaco,

riera en venas

hasta ver florecer tierra madre.

Chopo de su vientre,

silencio secular

entre ojos quemando,

viví,

vine por siempre por sus voces,

rieras ven desfallecer su curso,

colmenas risueñas

por adjetivos precoces,

telar dorado es mi letra,

en el que no aprendí

ni me aprendió el ripio,

al menos nací del silencio

mente blindada criando cerrojillos

de idea flagra que deslizó la sombra,

cerrando tiempos que eclosionaban

viles falaces viperinas,

campo del alacrán

campo de terruños esbozados,

este siglo que comerse

a sí mismo puede.

 

 

El Castellano

 

 

 

LATIDO DE UNA ROSA:

 

Escribo a los fantasmas de esta rosa,

tras su invierno deshojado,

que su voz abre en eco de pétalos,

rosa esquiva de voces dormidas,

soplos de hálitos intransigentes

a un frío de neblina,

bruma voraz desciende entre sus pestañas,

y su sangre de hojas marcada

al rejuvenecer de un ayer,

voces yertas hechas tierra,

aroma de besos dolientes,

y pieles escarchadas,

redondas ojeras suaves de luna,

un aura color rosa fría

de un otoño mustio, herido

que ya no camina.

Sin ella, sin ella la tierra abatida,

me habla de tiempos que fueron,

de sueños que se perdieron,

haz purpúreo vano a morir,

por colchones de ideas,

por todo lo que quedó sin dibujar,

sus voces dictan yo converso,

umbrales que abren al sosiego

de tijeretas que descansan.

Como un beso escondido deleitándose

era ella floreciendo abriéndose al mundo

para ver desde su carcasa el fluir del tiempo.

Fantasmas mudos que reposan la caricia

de esta rosa, única al mundo

temperamento de princesa,

el campo en su pétalo,

rosa, rosa tierna carne de estrella,

ojos de quimera,

estampa quieta,

cuántos te conocieron

cuántos como tu jardinero te querrán.

Rosa esquiva, rosa viva, rosa sin cortar

al cielo quién te viera caminar.

piropo eres para voz soterrar

al latido de tu beso por imaginar,

vive cuanto quieras

que volverás a reinar.

Por tus espinas rizarán albas

y rocíos matutinos

con sabor a tu esencia desnuda.

Ya tu voz no vivirá más ahogada,

hablará tu savia

tu belleza elaborada.

 

 

 

El Castellano.

 

MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA

 

 

ALJIBE BULLE:

 

A mis campos,

a todo lo que amo,

a lo que nace y se cuida solo,

con pretiles gestos les crece la dicha,

rabiosos vientos descubren,

un cielo oscuro

que ya no destapa el verano,

sólo ahoga esas flores de sombra

que marchó el estío,

cabalgo sobre la vida,

latidos intrusos,

indeleble mi trazo muerdo,

de mi alta torre bellezas

trepan y escalan,

yedras esquivas apostadas firme,

tañen nuevos tiempos,

que no aseguro mejores,

abren abrevaderos sus yagas

de manantiales soterrados,

registros de vida de rebaños,

áspero soliviar,

marchan caminantes

sus ciudades que negrean,

igual que liebre

por monte fragoso,

negro redil

tierra no igualases,

hasta lo máínfimo

osa y yergue distinto,

cristalinas fuentes

que los capullos abren,

serenidad del insecto justo,

afilaré esta canto,

que abrirá el Tiempo,

surcos sin escollos

que surcan las letras,

ávida promete

nuevos verdores de horizonte,

verdecidas frondas,

rendido no dormía yo

ni mi negra víbora,

mi arco ni aljaba arrebatan,

miro por mis suspiros,

no se mantengan solos,

izaré la montaña,

no me recluirá la cóncava suerte

de su caverna,

así el cielo descienda,

quedará un arco-iris

de flores silvestres

en un aura insoslayable;

Avanzaré trémulo

los ecos de mi voz,

por si reverbera el sueño

en que yo acuesto el alma

de todos vosotros

mis campos que amo.

 

El Castellano

 

 

IMPÁVIDO DESPERTAR:

 

Iras negras forman celada,

ante y bajo protección

de mi égida,

por cruel invectiva

cabalgo mi piel de astro,

pavesas del fuego aureo

de quien yo era.

Levanta sin suerte

metal de escudo,

arrebolado suspiro sembrado,

fuentes me colman los ojos,

un reverdecer que aguarda,

mirada acristalada

con matices hondos,

tierras  crestéan

sus ávidas sienes,

sin someterse,

siempre sin dueño;

Inmoble andamio de la vida,

cuando Noche arrastraba

sus ventiscas bramaba,

sin lluvia, ardiendo,

he cruzado estrellas,

un sol oscuro he prendido,

descendido

con campiña de laurel y mirto.

fatídica era de las sombras,

Dioses del subsuelo,

abaten sin piedad,

cerrando la puerta.

Estas ruinas sin riendas,

desposeídos lugares,

temblará mi nombre,

sin ser

Rey de los cielos.

 

El Castellano

 

 

LUCIENTE LLAMA:

 

Escita levantas,

de insigne pasajero gesto.

Mi dulzura de cólera nacida,

cantad mis años dulces

a Diana,

entre boscajes

y frondas suaves.

Donde el torvo cielo no amenaza;

Allí se blanda

mi ser recto

de conciencia pura,

cantos se erijan

de verdad desnuda.

Sombra de saetas vanas.

Sangra, luz viva, altiva,

nada sin tus honores consagre

el viento de plenilunio.

Ceñidas las verdes sombras

de las hiedras arrancando

liras al pueblo fragoroso.

Vieja entraña lacerada,

escucha el reverdecer

de la sagrada cepa.

Sin honores no hay versos

ni comensales.

Cuál la vigorosa, valerosa

Quimera

que el ser no enrrosque

llegada la hora.

 

El Castellano

 

FÚLGIDO ALIENTO ESCONDIDO:

 

¿Acaso dormiré la noche?

Se callarán los susurros nocturnos,

el blanco cielo ya no acostará plomizo,

su letargo de otoño aguarda,

taimada mía no marchites

mis leves hojas;

No todavía.

Ampara mi dorada yedra

escucha sus notas de savia verde,

abre y abrirán rizos

en acristaladas fuentes.

Allí el clarín entone

enamorando a la dama del lago,

serpeo mi suerte cuando me dictó verte,

común lache yo perezco

en brazos de mi lejanía nunca hayada,

a ti entrego mi labriego,

inquieto, escita de su linde quieto,

aplaca mi bajel de ala irascible,

relampaguéa incesante

alta como la luz etérea,

perenne que yo estaré atento

para osar y no desprenderme;

perjura, retrocede, y avanza

alzándote por falaces bocas,

que desaconsejaron

y creíste amigos,

no poseo yo almendro

de almendrás de oro,

pero todo se dará,

sin caer en el vulgo,

mi sed al menos procuro,

es la sangre cándida,

arremete, marca su cántaro rodado,

blando, una solitud escarchada,

a la que se desea tras todo estío,

lisonjero de tórridas llamas

secuaces del terreno.

Hoguera me tiendes la llama

sin rendir tu escuadra,

preso tiembla el morir noble.

Peinadas parras de la sombra,

tupida vida que acicalan

acariciando al rey Sol.

 

El Castellano

 

 

TECHO SIN TIERRA:

 

Inerme descuido

entre fronda misteriosa,

ríos en lágrima cabalgan,

estival aura

y su sol que en carroza

pasa,

entre las puertas de este mundo,

mundo de sombras,

sombras irisadas,

donde mi árbol no se da.

me escucharáárboles

mi sangre repleta

de sombra vana,

quicio indiscreto,

tu abierta ventana

que ya duerme en tus noches,

resguarda que mires

mi marchita hojarasca.

Mi acorde arrancado

a lira de fauno,

a número y medida

mi azar de entraña insepulto,

escruté cielo y mares

y ni un acre de tierras

me concedieron,

auras me levantaron

de la negra muerte,

y hoy sigo doliente,

camino esa noche

que camina todos,

dura coraza me resguarda,

de impetuosa saliva;

Sirve de tumba

a esta mi funesta vida,

un soliviar de acequia pido,

acaso es tanto,

donde la amapola

juegue con el ribarzo,

y se descubran geranios de los caminos

y peinetas de brujas

con abrojos,

magarzas canten a sus coronas

de reyes allí, donde los cardos

hagan nido

y abra a su luz la caléndula silvestre,

abrigando este sino desdentado,

y su añil de tierra,

que mece y sostiene

hasta que muera

sin nada cambiar

hasta encumbrada la fiera.

 

 

 

El Castellano

 

OJOS ALBOS FIJANDO:

 

 

I

 

Claros y dulces,

ignotos  ojos medrados,

iluminando auras fugaces.

 

Compases abren,

su timbre ecuestre dorado,

por la lira que quedó sin pulsar.

 

Cogí y ofrecí las malvas,

de mi camino, sujetaban ellas

los campos.

 

II

 

Tácito pulso sobre el musgo,

buscando verdades de sangre

en piedras ya no desnudas.

 

Yunques con señeros trabales,

de sienes crudas

y plomos derretidos.

 

Vestido albo sin encaje,

cuña de este garfio;

Semblante sin ser rey bárbaro.

 

 

III

 

Déspotas comensales,

fugaz escita háblame del Sol naciente,

sin cordura ni engranaje.

 

Mi deleite rije, amaneceres

donde se acuesta el este

entre vespertinos roces,

 

que el alma sacuden,

de irascibles cánticos

al nuevo día que envejezca.

 

El Castellano

 

 

RAÍZ DEL AURA:

 

Arrostran secuelas

de cicatrices

en mi nueva forja,

abren caléndulas temperamentales,

cebollinos de lares silvestres,

a Numidio le ofrezco,

jacintos silvestres

en evanescencia,

y mis rosas caninas por abrir,

no falten a tu vuelta,

ajipuerros inquietos

aguardan los campos

el reverdecer

de otoño sembrado,

romo hierro acrecenta mi sangre,

labriego invocado,

irritable,

a la vuelta de mi fortuna

sosegada, trillada entera,

como tupida yedra abraza

la sombra de su árbol,

no piso cenizas que se parecen,

honraré sin coturno

a Cécrops

esperando laurel eterno,

cúantos ríos nos desconocen,

este honroso polvo,

Musa mía no abandones tus juegos

modula tu laúd sonoro

que tu voz parte y pretende

dulce y armoniosa,

al fugaz viento

tiende mi fulgor de armas,

se duerma así

con mis oídos dejando

se afilen trompetas

y clarines bélicos,

brillante mira displicente

mi hiel de suerte,

hoy no vendí ni un atisbo

de espíritu a su cruel destino,

argento un color

nombré escudero

que enraizó en la tierra

como un blanco chopo de belleza.

 

 

 

El Castellano

 

VORÁGINE DE TRASIEGO:

 

Afila mi sien,

perdido acre

de largas venas,

traspuesto

entre vientos abisales

derritiéndose tierras

podando su eternidad

en soga que el tiempo

roe;

Fértil vientre entre febril cumbre

de opacos rayos acrisolados,

ventanas fijas

al cerrado horizonte.

Por las armas de mi pueblo sin civilizar,

Numancia alzo a tu sangre inmortal

tus más de dos décadas

luchando contra un imperio mortal.

Aciaga afrenta por la anclada

libertad.

Fuego de breas nos vio marchar.

Caminos eternos con valor

surcaremos

para que no nos pisen nuestro hogar.

Lanza y falcata se afilará

y hasta el verde lagarto

a nuestro paso se espantará

recluido en la sombra

que nuestros pies avanza.

Niega, sigue, prosigue

que su sangre rehúye

hasta el ocaso sigiloso,

que se teme incluso desde el mar.

 

 

El Castellano

 

 

LUCIÉRNAGA DE NOCHE:

 

Razón mía que enlojada

imperturbable,

abres tu duradera onda

imperceptible, desnuda,

esta luciérnaga que el cielo cruza;

Como un grito sin hacienda ni aire,

acaso sonido fueras,

voz de mis males tenue conciencia,

vosotros que nunca me leéis

yo jamás he escrito.

Papeles en blanco

me enroscan el sentido,

ni agitan al inmoble

Dios de tu hermosura,

quién prodigio, quién mediocre

si estamos de paso.

Nadie a quien impresionar,

nadie a quien agradar,

nada que negar, nada que defender,

todo se acabará afilando

como hueso de durazno

del tiempo germinando.

Millares de ciegos caminan

estas noches perpetuas de septiembre

fuera, por fuera.

Puedo verlos cabalgar

su visión negra

sin el amparo de la luna.

No hay lluvia que gotea

a mi ciprés torcido,

sólo blanca secuela de luz ardiente,

otro verano que no quiere ir,

mi sueño no quiere mi verde roble,

apresta, carga mi ballesta

que mi fuerza no vence,

yo que vivo para morir a gusto,

al mío no al de nadie,

hechos de ratas sumergiéndose,

como infinitud de hombres

que no cumplen su palabra,

será un puerto

con mi buque emergiendo

cuando le toque zarpar a mi cuerpo.

 

El Castellano

 

RUNA INMOBLE:

 

Sombra mía,

esquiva de mi vida

encarnada flor de ella,

entre vientos en tierra

encorajinados de nueva siembra,

de fuéllega luciente,

valor ensimismado

brotando el ababol,

de sangre suya,

sombra sin cuerpo,

acaso tuya,

difumina otra sombra

de quien yo era,

yerguen espigas

con pilares de belleza,

descansando sobre el agua,

que arropa tu fresca cara,

gira mi vencejo la loma,

no había primavera

ni lógica aguantaba

este Ara de hipérbole

de tierra meseteña

de tierra sepulta castellana.

desnacer mío

el terreno me aguarde,

inquebrantable dicha,

visión de mis dioses,

vigía perenne,

oye la lluvia,

no preguntes

tiene miedo llora silencio,

recodo alumbrado con espinas,

llave de mi pecho

destapa dragones y fieras:

Dardo senil de esperanza inmóvil,

caduco, inmortal

para renovar sus hojas

en ascua etérea del mañana,

carne de viento que espera

el cielo, obtuso, abrumado

cuajando destello arrebolado,

cuando se desgañita la vida

por el esperado ocaso

que vieron los ancestros.

 

 

El Castellano

 

OJO DE UN OJO:

 

Soy forever

el sonido de un grillo crepitando al viento el sonido

el tiempo deslizándose en mi cuarto donde las ilusiones se hacen manto

una cuerda de violín gastada

afilándose su lunático violín

el tiempo de un invierno marchándose

soy la retina cansada por escribir del fuego

mis sentimientos ardiendo

soy verso en el tintero

fiel desvelo de mi pluma ahogando el tiempo

desvanecido el desasosiego mañanero

y su cruel desespero

soy improvisación de hierro

soy chorro de cascada en movimiento

pero para ti un indulto y una condena por liberar el verso fulgente

desde un albor a otro albor gira mi mente evanescente

acampando el latido iridiscente

soy poeta el verso es mi pluma, la palabra mi sangre, y yo aquí escribiendo,

esperando mi dulce muerte,

que me llene de sosiego y de paz,

para acampar mi verso allí arriba en el Valhalla

donde los Dioses y guerreros descansan,

hoy soy vino sin copa me nazco de la cepa,

soy pan de la espiga de trigo,

soy verso crepitando tu sentido,

ese que me vio nacer divino,

con una madre por la que daría un hígado,

un padre por el que valiente forjaría mi destino de la lanza de cobre,

una hermaana por la que desmocho el roble,

soy yo y nada ni nadie ni yo mismo

cambiaría quien yo soy por ahora

que yo soy forever y por siempre

miel del fuego de los campos,

hoguera del incendio de tu vida y la mía

soy el sonido de la carcoma crepitando su árbol,

soy en tu vida fiel esfumino del viento

flor de niebla y umbral gris que blande el horizonte

llegada la hora soy yo mi verso y mi verso es mi entraña

soy sosiego de la calma

soy verso de mi tintero por vena

flecha de la siniestra ballesta

soy hoguera fiel ambrosía que desespera

cabalgo mi araña

que me conduce al infierno para condenarse de tus piernas,

soy yo humor vivo y nada ni nadie desvanecerá mi latido,

que avanza de las sierras a las montañas,

brillando el brillo del alba,

adquiriendo el sonido del rey lucero

blandiéndome en mitad del cielo,

soy yo Por Siempre poema de tus ojos.

Soy yo mismo

soy el Rey de tu patético mundo

soy forever

te he sembrado a males de ojo

Yo soy por siempre para siempre el mismo forever yo mismo.

Yo soy por siempre para siempre el mismo forever yo mismo.

soy forever yo mismo

rey de mi averno

Yo soy por siempre para siempre el mismo forever yo mismo,

y no me drogo ni te soy infiel

soy catador ilegal de absenta.

 

El Castellano

 

 

CAMINO DEL ESTÍO:

 

 

Páramo de mi nervio,

aguantas el tesón

del estío estirado,

ya la silvestría te languidece,

tu soto caduco de forraje,

el ocre te vence

tú que desdentado de savia

ni pereces,

por voces tus cumbres

se hacen mesetas,

inmoble color del hierro,

tus tierras levantan,

con palpitar que al cielo

clama su llanto.

desde la pizarra

al canto rodado

sólo montañas no guardan

tu sed de antaño,

brezos ya laten amarillos,

compases al verdor

de la sombra de santas encinas,

bosque esquilmado rocoso,

denso musgo marchito,

¿cuál la tierra madre?

¿Cuál la piedra oscura

en la que muere la tarde?

Dulce tarde con oro trigo,

sin rastro quedará la seña

y el silbo del ganado,

llamo a mi astro sosiego

permita a la nube avanzar,

paz sin recuerdo en la hondura,

caduco parece tu vientre sereno,

sólo al dormitar de simiente,

un molino corta la áspera onda.

Ara que prevalece su trillado esplendor,

su llanto del cielo gime

la tierra castellana,

estampa dorada sujeta,

por la que la vida marcha.

Camino de Humanes que sigo,

por ramblas padecidas,

sigo el camino del hueso,

para entablarme

con las espinas de un endrino.

 

El Castellano

 

SUEÑA LA REPRESALIA:

 

Sangre expiada,

ceniza aparente

de quienes eran,

incierto azar de las armas,

oscuro riesgo,

desdén del tenebrio

encorajinado,

parca ilusa que todo abarca,

sin oír a los Dioses,

simas y ríos que nos ignoran,

¿Qué campo no me atestigua

en ocres muertes

todo lo que la tierra devora?

Esta avara tierra

que relame sus crines de plata;

Y su destino no embellece,

justo de ala nueva perenne.

En las prósperas sienes

de regocijo,

acogedora sombra del blanco chopo

y este opulento tejo,

que al muérdago muerde

aguardando convencer

a las tres Hermanas de Negros Hilos

no me hundan en el abismo.

Mi musa cautiva toda de nieves

yo, de bronce,

niega ser de origen innoble

con ocho lustros asidos

opresores,

púrpura brillante,

esquiva,

pureza en jaspe

de luna,

del arroyo fugaz

bebe y el viento revolotea

sus suaves cabellos finos

fluctuantes,

se encienden

mis tibias cenizas

por amarla a ella

lágrimas sobre fértil vid

que engalanan,

Valgio abre y llora tu torrencial

desde tu hogar caelis,

deja fundirse contigo al Aquilón

cae tus espejos deshaciendo rastrojos

cabalga tu agua

por estos estrechos campos.

Abstruso tonelaje de mi pensamiento,

hosca patria mística

de amor furtivo,

trémulo de lo que el querer quiso,

sin falso engaste avanzo;

el poder del cuervo siento

ese único que visita mi jardín

a las nueve.

Por oscuro aflige

que ya no es celestial,

ni aunque el cielo fuera pardo.

Vetusto, geométrico, áspero

mi desliz absorbente

como un torbellino,

que ya las penas

de mi olmo desnudo

no llora

ni la belleza refugia en esfinges

sus torres que son de la tierra

como señeros de vivos,

raudos árboles enhiestos,

en su copa

que bebe al tiempo.

 

El Castellano

 

 

 

 

NEGRO ASPAVIENTO DE UMBRA:

 

Ahuyento el crujido,

el espasmo de viento nocturno

que fuma mi cigarro,

es una violeta opaca sombra

su éter de persiana roída

pasaban yertos caminantes

sus ciudades que les negrean,

un suelo quebradizo

blandía figuras

con espasmos de cobre,

por faroles y fuegos,

luceros, edificios de leche

y hormigón,

perdición flagrada

en toda dirección,

un segundo vuelto atrás

y observo detenido mi desquicia

se alimenta voraz

de estos cielos de plomo y zinc,

solo una vez más

miro mi soledad desde el otro lado,

y se espanta el negro apuesto de vacío

empedernida luna sujeta

por filamento malva de la luz estrella.

cuento 999 y aparece mi cuclillo,

asmático suena mi grillo,

el segundo ya vomita otro minuto,

no me cuentes reflejos

de ávido camaleón me visto,

semáforos disléxicos

me cuentan de mi azar de visión

por la que enfermedad es alegría

y nacer la misma lechuga,

hoy volaré sobre un vencejo,

avista hondo, fugaz, pertinente,

crispado, retenido entre mares de tierras

a lomos de un caracol que cabalgo,

y no me vence la luciérnaga matutina;

negros soles me cuentan

que su luz es sólo un respiro del Creador,

la tiniebla ganó al tres en círculo

y el mundo se puso de cruz,

amén que trajo un lamento que me enjalbega

mi tuerta creación,

sonido ciego

me avasalla la abierta ventana,

un crepitar valiente escuchó

que abrió sus ojos,

y un irisado que la noche clama

se desperdigó,

era tiempo para volver atrás como

las plantas silvestres

que se hacen las muertas

por qué pues porque siempre están,

como rey lucero

es certeza de mi magna

espiritualidad que ya nadie niega

ni con gafas de Sol.

 

El Castellano

 

 

TRENZADO DEL TERRENO:

 

Abro de mí, la rigurosa sombra

acogedora de mi blanco almendro

fresco dosel que presta almazaras

llenas de olivos,

hermana del negro hilo

cuándo mi jardín florido.

Rasguña con tembloroso sigilo

de savia dulce su arroyuelo.

 

Blanca luna que me reflecta

en los sabios bosques.

que sus mieles Himeto me concede,

colinas serenas me aguardan,

y en las prósperas perviertes,

apacibles bellezas

parirán tus ojos;

Lágrimas sobre mis tibias cenizas

de aquel que duelen y sigue

porque son del poeta que te ama.

deshecho en espumas trenzo

vaporosos ríos de mi sangre,

vernal lozanía

que aún gozo

como luce la flor sepulcral.

Ceñida cabeza tuya

de las rosas más vivas,

¿Quién cauto te hará cortesana?

Raudos Lapitas no hay futuro mejor,

el viento me pulirá su acento,

bien funesto que considero

que me sembraron

de la bronca hendidura

que no sucumbe ni se hiende,

Baco enseña haciendo danzar Ninfas,

aguzaban sus canciones,

pobre labriego este que nunca se dio,

pilares auras según lo pidan tus liras,

¡Oh Calíope!

Musa de mi lenta melodía,

tráeme la fronda verdecida

de tus mantos vestidos

de Ferento la sola campiña.

Sin feroz hija hambre,

yo providente augur

de todo lo que amo;

Al escondite del alacrán

no proclamo,

por doquiera me dirija la suerte,

veo la oscura tempestad que anuncia

que yo estoy bailando en la luz

para poder bailar en la oscuridad,

Galatea la corneja no me espantes

que mi buena remembra.

alma présaga de lluvias

que a la flor incitan,

yo que en pulido ribazo

quiero prender a Ninfas de flores

absorbentes de miradas

y de fugaces estrellas.

Amor tan torpe

¡Oh mis castos Dioses!

soy yo humilde

un ser hermano de la tierra

que no permite

ni a víbora ni culebra

le retiemble

la paz diáfana hallada.

 

El Castellano

 

 

DIESTRO DEL MAR A LA MONTAÑA:

 

Fuego trenzado, galopado

crepitando el amor fulgente, estridente

de mi madrugada

que avanza que danza sin balanza

el infierno silente, de la mañana ampliado.

Río de mi sangre que colma el páramo deshojado

donde vive donde crece mi chopo viejo

colma el terreno mi sed de abrojo

diestro mi hálito exhala su desliz embelesado

nacarado, embrujado, por mi mujer

endiosado, extasiado de miel y ambrosía

repleto, lleno, colmado, extasiado

mi río de sangre avanza no se detiene

corre del mar a la montaña sin mostrar despecho

de grazno escondido en cada torre

el idioma de la noche se hace presente

tiempo que corría muerto desde

mi sótano de luz

a un horizonte tenue por conquistar

corría la lagartija sin desdén

por enternecer al horizonte diestro

del mar a la montaña dispuesto,

de pieles extasiadas cantaba

el surco del reguero de mi vida

por florecer en la arteria del lugar

graznaba mi alma a los soles de espejo

fuego trenzado en cada ciprés

que me sostiene

que mece el amor de mi sangre caliente

era llena, habitada por la flor

sólo allí donde reposaba la belleza

allí donde ardía el sentido

enarbolado, flamígero al ojo del cuervo

bullían rebosantes mis fuentes

esas por las que se colgaban

parcos los árboles y enamorado

el suspiro acampaba la tierra

de piel de nuevo

esperando mi vida quieta

la ascensión de su alma al cielo

atochas de esparto me sostienen

para tener yo sangre de tierra

gramas me florecen en invierno

el beso congelado

del Tarot helado de mi sangre

hoy gime el tiempo en mi ventana

quien lo viera marchar de cuchillo

de espino y girasol helado

hilvana el viento corazones en los álamos

para que despierte feliz mi Sol,

y concluya el tiempo de la madrugada

de mi vida en fulgor

que dibuja siniestra el corazón

de mi albor,

ese por el que descansan horizontes

crepitan montes, las aguas

brillan fulgentes estallando

mis veintisiete fuentes

como gotas tiene mi vida,

fiel mi caricia anhelante

de una sed por la que revive el inframundo.

 

 

El Castellano

 

DISPUESTA GRANA MALVA:

 

Diestro tapiz me unge,

cabizbajo de este gris

que desnazco;

se amilanan de grana

guadañas que me cincelan,

no me iré de mi abismo

ni en él terminaré de hundirme,

ni este cielo acabará

de blandirme,

quebrará mi espejo de espejos,

y similar me encontrarán.

Mientras subiré por el costal

de mi camisa todo lo que veo

un azul teñido de mares de tierras,

como es arriba es abajo,

soslayando me encontré

con un camaleón de quien yo era,

hoy afirmo que lo vivido valgo,

de vidas de un día me aguardo.

Manantial displicente esquivo

es esta boca de tierra que rehúye,

una vida y un arrebato colgado,

una sinfonía de grillos

que reverberan las fuentes

y sus encinas y sus quejigos,

sus rocas y sus nidos,

sus lunas y sus espejos,

vine que me estoy tejiendo,

una carcasa y una flor

es por mí es por ella,

que el color nace color

se abre paso una rosa bermellón

por ella es que reverdece

mi corazón.

Y un ocaso malva

se escuchó entre los dos.

 

El Castellano

 

 

 

ALBO ESPÍRITU AZOGADO:

 

Abrí las rojas puertas

del fantasma de mi corazón,

despertaron grises leviatanes

como agujas sin cabeza ni redil

era él un fantasma puro, impío

un último respiro alzó

a mi cabeza,

y caí de rodillas

a otro mar

a otro mar

el suyo sin calma

ni espumas purpureas,

abrí esta vez las ventanas de mi pecho

esta vez como si alguien las sujetara

en mi propiedad

de fría carne,

un pulmón marchó a una rivera,

el otro perdido marchó

a otra con mi espíritu,

quedaba mi cuerpo como frío, desierto

páramo sin espacio sujeto

donde anclar señero de luz

mi pecho, el otro espacio

de mí desierto

oscuro como opacidad

de noche de soto sin luna

sin luciérnagas del cielo,

sin fusiles que clavan su plomo,

sin faroles ni lucientes

provocados encumbrados

como este vacío que ya cansado

no más habita mi espejo de alma,

mi pecho partido enraizó

la mejor flor que la vida

pudo darme

como espina para clavar la espina

de mi vida y asir

cielo y tierra en marea

de primaverales caricias

albos ojos fijos

en auroras que marcan

al violácea arpa de mi despertar

creyendo sus ojos un sueño

para habitar.

 

El Castellano

 

ENDOSELAR CANTANDO:

 

Anquilosada bruma negra

me yergue sin piedad,

allá por un fatídico recodo

danzo, danzo con mi lobo,

viles me destrenzan

como muere mi Dios silencio,

era un cable un tranvía

que surca la mente,

por fortuna hablaba mi otro,

un puerto y un barco,

abría de mi pecho

un trémulo espíritu

aullando vespertinos roces

de costillas enlutadas:

Hoy una luz vana

me escarcha el alma,

debato con mis Dioses

dónde quedó mi destino,

acaso merezco acaso desvanezco

puro como lágrima del cielo,

mi tardío quizás diga,

mientras este castigo,

seguirá crujiendo mis huesos,

crascita la belleza

entre los barrotes

de mi calavera,

mientras seguiré

pudriéndose

mi vida en silencio,

como pez en tierra

soslayado de cielo,

lo siento mundo

ya soy completo

un millón de mentes

un millón de mentiras,

esta inspiración no me hace libre,

miedos, ilusiones truncadas

contra el ateo

no me imagino

como un pez sin boca

sin creer en nada

camino la ciudad

que negrea el sentido.

tu cara diviso

ya puedo morir en gusto

hasta el nuevo día,

hasta trenzar ocasos

del alba y su espuma malva.

 

El Castellano

 

 

RESURGE EL AÑIL:

 

Florece agua ignota,

azoga tus blancos corceles

de rocío sereno

sé bruma gris de abrevaderos

juega con mis mariposas serenas

de los vientos, fragua mi sentir

en tus venas rocosas,

bebe mi sed como un desnudo ayer,

entre flores del paraninfo yerto,

augura mi suerte entre tus vellosidades

colmadas de savia joven,

un reverdecer anhelado

que tantas espumas aguarda,

madre de mi blanco chopo,

tu cristal luciente;

Cuántas eras yo he conocido

tantas vidas más longevas

que la mía,

osadía pulcra de espadas azules,

cuchillos calizos de cerros

castizas fuentes

en ramblas del terreno,

rieras terrunas al sosiego

de vid y centeno,

hablase yo entonces

de un sol que desgasta

de cincelados bosques

de espliego y atochas de esparto

del grillo solariego

que abre el sendero,

baja vida tus espumas verdes

de paz y sosiego,

vence tu paz sepulcral

al fervor de mi vana sombra

que no te puede,

háblame tus hojas

bailando, jugando con el viento,

de este otoño que no llega,

ni su bruma honrosa desciende.

Tráeme tu febril aleteo de estambres

clava la simiente esquiva

que raje la tierra,

contigo el resurgir de las estaciones,

pariendo el desnacer

de toda muerte en color

de simiente.

 

El Castellano

 

 

 

SOCAVA MI TARDÍO:

 

Indemne acontecido,

en solaz yaga sin fresno

ni alta haya secular,

jamás aplacada por solanas

ni fugaz línea de chopo ferviente,

singular atarraya de vientos esquivos

su páramo veloz de ocres del terreno,

vino a plañir mi alma,

entre oscuros cipreses con sabor a dama,

soy tocado por el rayo de sol,

esta sequía que escapa

en el sitio del ángel de tu mirada,

miro por fuera y el centígrado decrece,

gramas envejecen mi calzado,

te encontré y llamé a tu corazón,

déjame ser agua en tu boca,

lejos brillaré por dentro

un placer preso,

y sus vendavales furtivos secos,

es hora de anudar el firmamento

en una falange y en otra llamar

al viento mi padre.

El río se sembrará de altos árboles

y sus peces anidarán en sus copas,

vine a perderme

por si aún no me he encontrado,

haré de bocas esfinge perdida

por cuanto yo he conocido,

perdigones reposarán en las ideas,

golondrinas llevarán besos de auroras,

yo me trenzaré como el azabache

que llora la noche,

una flor de sombra enraizará mi pecho,

en sangre de amapola negra,

como mi sangre oscura,

vine que se deshizo mi ventura,

por este ignoto torbellino

sin ventanas al pasado,

tejo que yo a ella consagro,

como niebla y bruma

que sin ella otoño no hace,

pregunto a mi lobo esquilmado,

sus broncíneos vellos me responden,

que dicha no es labrada

si no hay manos de recolecta.

Como recompensa trae lo sentido.

 

El Castellano

 

TIERRA A RAÍZ, SOMBRA A IDEA:

 

Por la vía

que los vetustos

olmos blancos

protegen los desnudos álamos

que aguardan erguidos,

al descanso de trémulos corceles

y sus carros, cruzan sin herir el sendero,

abatida mi contemplación

fue silenciosa entre páramos

angostos esquilmados del ocre

ardiente, encorajinado,

como un negro suelo que rozo

con los ojos.

La sombra que un ciprés rutila

se acrecienta erguida, ahilándose

con aspavientos que retuerce la luz

sin franco obstáculo.

Era de la tierra habitado

un bronco grito sin suerte,

refirió su desventura

y miradas no esquivaron,

quedaron vistas cuatro espigas

juntas en tierra arremolinada,

por las vides de semblanza

y el resurgir del añil

del santo olivo,

misteriosa sombra de ciprés

háblame como se habla a la primavera

para que se lleve los fríos,

quiero compartir tus preocupaciones

preservarte como me preservarás

cuando muera,

al sigilo del rojo brezo

me alzo como flor

que la primavera arrebata al invierno,

y abeja que baila sobre coronas,

como agua clara

que da la misma luna,

así como tú sombra,

yergues tu profunda pupila

desde la misma senda

que te vio nacer

pura, limpia serena

aguardando al alba

tu desnacer

que tiña tu ojera suave.

 

El Castellano

 

SIGILOS DESPOBLADOS:

 

Aciago escondo

los faustos de mi recuerdo,

abro la verja donde crece

mi árbol muerto

imploro abran sigilosas

guardias en noches

que apelan tranquilas,

como grutas de mi arrebato,

esculpí mi torre de bronce,

como pasa ciego rayo

entre montañas,

razón impele

baja Calíope

reina musa

afrenta lenta melodía,

yo abriré cadenciosa lira,

aplaca en hombro

la vestal Hispana,

compadecida arrasarás

cuerdas de conciencia

despertaremos del sueño

a gloriosas ninfas,

tañerán tambores

el duro sabor del hierro.

Vidas opulentas

abren y cubren

la tierra cultivable,

sustituyen a mirtos y violetas

junto con sin fin de flores

que esparcen,

y parece su aroma

de la brisa apropiarse,

funesto día

que traía la impía mano,

la afrenta de sus campos,

me imagino aciago

como fragua del fuego brotaba

sangre del candor del hierro,

agota mi huidiza pluma

por cuantas realidades

no he conocido,

hasta decirme yo basta

al mal no he conocido

mi dorada mediocridad

tolero y acepto,

¿Quizás algo más cubriese

mi dicha de diáfana bondad mía?

Que al mal de muchos no acompasa.

 

El Castellano

 

 

 

VIPERINA FALAZ DE TIERRA:

 

Sin ir más lejos

nosotros somos de tierra

somos alcarreños

somos del mismo metal

que las estrellas

hierro fragua nuestra entraña,

metal y simiente hijos

de la real abeja,

fuego brota en nuestros ojos,

siglos del barbecho

engendrado por el soto

de la encina y el esparto,

somos compases del miedo,

jauría de zorros al acecho yerto,

vívida estampa del hielo,

sinfonía sin acre desnudo

somos acre de espuela

y vid de nuestro camino,

fervor de silos dormidos,

auge de la espiga

remanso del irisado girasol,

somos lo que ves

es nuestro paisaje

de sangre ferviente,

y espuela doliente,

gira mi arado

verás que sigo al mando,

recuerdos ahogan

la madre compostura olvidada

padre cernícalo por angosto

valle de río dulce

y senil valle juicioso

abre magarza tu esplendor florido

con el ababol y su sangre de tierra

abre sendero al reposo de Castilla

con su sequía herida,

cuántos siglos no te han visto mudar

tu aciago terruño paisaje entre cerros

y febriles solanas

donde el tiempo

escapa angosto.

 

El Castellano

 

CELADA QUE DUERME:

 

Veraz acre que el otoño juega

con sus alas virginales

en mudas que el verde siembra.

Era una blanca luna de espuma

con las que el agraz de la uva

jugaba y ante ella

una belleza ambigua inclinaba,

y entre breñas hacía que dormía,

amenizando los céfiros

y arroyos magnos,

no pude verla errar

por mi sagrado bosque,

abría su lira y se escondía,

mordiendo la negra víbora,

pude regresar más valiente

entre estas torres de belleza

que se erigían,

entre escarpadas escalas

de todo lo que nunca se marcha.

Jugaban los corzos suaves,

sin tiempo ni lobo,

rudo tronco indemne

se aposentaba

frente a la muerte,

de sus vanas cortezas secas

florearon brotes como espadas,

que recorrían hormigas,

serpeando, esquivando

a la gris araña de cueva y madriguera

en acecho yerto.

Se descorchaba en grietas

como mustia caricia

que lluvia no anclaba,

preñada su savia aguardaba

que el tiempo perdonara

con pretiles gestos

de retozos de chubascos,

mientras la carcoma voraz

no cesaba su caminillo

entre sierpes grises

ahondonaba su madera,

su destino pertinaz

que ya preguntaba

si habría un cielo para las plantas

donde renacer aquel purpúreo chopo,

que años ya no surcaban rigor.

 

El Castellano

CANTAR CON SILENCIO:

 

Un pasaje a la otra orilla
miraba la vida huir, desvanecerse;
estela vencida, afligida,
mirar la otra orilla
un fresno dormitando
una hoja colgada de una tela de ara
ña,
aguantando leve la insepulta tierra
a deshacerse,
esfera verde naciendo apost
ándose
en hondo destelleo,
s
úbito sueño desnaciendo
su caminillo de hormigas
de labios grises.
Dormida yac
ían sus trenzas
como sedas ligadas de azabache,
leves, acomodadas,
tez de tu hermosa cara,
bajo mi cielo un lamento de gloria,
portal abierto de tierra,
mirada perduradora entre monte y abismo,
bruma frena, envuelve,
de impiadosa niebla gris,
impelido me conduce su profundidad anclada,
un sol oscuro busca respirar su luz,
confiante, humilde, la guarda,
ojos de otros ojos
apostados en mi sien
imagen de mi imagen viva,
resucitando,
como nunca desvanece esta suave
nube r
ígida
que es mi amor a la vida.

El Castellano

 

 

TELÉGRAFO:


Trato hoy, desga
ñitado, dando mi hiel desquicia al ajeno. Estuve con existencia y soledades, bebiendo en ubre amarilla. Hay un cuarto de formol y un gramo de yodoformo en mi mesita, colores para nuestras naciones. Era un triángulo angular, bajo un terciopelo verde listado, sobre el que se suspendía un alambre oxidado de telégrafo. Era el medio del idioma del hijo de nuestro cielo; un gritar escarpado a lo desconocido, hablando intrínseco con su paralelo perplejo, desconocido: chirriar de un poste de pino muerto, herido por el viento; una carne de metal vacilaba; era una tetera cantando al fuego. Lo ignorado latiendo, súbitamente. Su idioma de ruido, por ruido vertiginoso, vibraba de aquel poste como si el piadoso terciopelo de césped de abajo le sintiese bailar. Tendido con recorte, lucía como una colgadura de iris vertical; como jícara blanda, paralelo, vencido por alambres de boca misteriosa, miedosos, oscilantes, bajo el verde terciopelo tendido, que espera sus corzos secos de invierno.
El Castellano

 

SIGILO DE SOBRIEDAD:

 

Fauces amarillas. El humo de su tabaco seco, cuelga de su blanca sien. Bocas de agudos filos, nada por todo. Tomaba su café de grano recién molido como si goteara del árbol del insomnio. Era un hombre chapado de años. Dormía cuando tenía sueño. Comía cuando tenía hambre. Amaba más a las flores de su jardín que a las personas. La amargura no conocía si no se hubiese casado con ella. Su bigote recto comía por él. Era apuesto, pero le asustaba mirarse al espejo y contemplar que el tiempo podía más. Su diálogo era más parco que una tabla agarrada bajo yunque. No amaba el dinero y sólo lo empleaba en gastarlo para necesidades básicas. Hablaba con sus flores y lo extraño era que le respondían dentro de su cabeza, consecuencia de la soledad avanzada. Seguía la ley del ojo por ojo si le daban amor. Devolvía lo mismo, pero en cuanto al odio, éste, le temía. Gustaba sentarse en su mecedora en el jardín y acercar comida a córvidos negros como azabache y observarles . Era un hombre pleno y hacía honor a su vida, amando lo sencillo, cogiendo su armonía en la mano que sostenía su cigarrillo y que blanqueaba ya su bigote. Con la paz en su soledad, feliz de contentarse en su memoria de cuántos conoció, cambiaba luz en su medianía exacerbada. Afilaba tostadas en miel rebosadas, en su desayuno. Sabía estirar el tiempo como si no existiese. Su simpatía de ignorantes era apreciada por todos los que le medían.

Una ma
ñana, en que regaba su patio como si la sed fuera suya, al acercarse al tupido seto, escuchó unos maullidos leves, estridentes y que venían de una camada de gatitos, arañando ,aún en ceguera precoz, en busca de su madre. Su alma de viejo aguerrido se enterneció. Miró a los recién nacidos y sin dudar, sin tener agresividad de la gata madre, se acercó a tomar a uno de ellos, éúnico de color negro y se hizo el propósito de adoptarlo con todo lo que ello implicaba. Sus hermanos eran blancos, moteados y en manchas negras. El gato negro elegido, resultó ser el más inteligente que muchas personas que conocía. Lo llamó Blackie.

Blackie se quedaba pegado al cristal de la ventana, gru
ñendo, deseando lanzarse a por los cuervitos que su dueño alimentaba.

El Castellano

 

                                           REDENCIÓN SAGRADA:

Cuando los ángeles desertan a morir,
en los ojos de otros ojos
est
ás buscándome,
me despierto;
los Dioses celebran
un silencio sepulcral.
Colores me evocan de la nada,
ruido c
ómplice aborda
como nav
ío tiznado al 2025
senderos del mar de tierra
que abre mi lengua en tu guarida de boca.
Melodiosa suerte de la m
áquina de tu cuerpo,
tonos sobrios, vespertinos
absorben la mirada como filo inexpugnable.
Absorto cae el tiempo en tu sangrada candente
azada dispuesta, es tu verbo un franquear de desvelos,
que respiran estrellas fratricidas.
Es un solo cuarteado en siglas,
los soplos resplandecen vibran al son de nueva grama.
Sombras inmobles cuentan de tu respiro
infranqueable, por j
óvenes tapiales
de tu inexorable, florido, grandioso desvelo
de metales,
cobres anidan campanas de media noche
aguardando el surgir de lo sepultado.
No frena la sinton
ía de tu saliva, una,
ensue
ños duermen llamando se cumplan los anhelos,
cuando los 
ángeles desertan a morir
tu mirada se enciende, abismos silenciosos se prenden,
tu voz se hace palabra.
Me sigues te sigo cari
ño de ternurita dispuesto,
luz enra
íza tu alma, efímera en mi mano,
vuelve a m
í una paz que ni los nichos toleran.
contratiempo por fuelle,
magarzas de oto
ño,
corona de reyes en primavera,
et
éreas hojas a solas peregrinas,
dejando embriones por verso,
capataz de siembra 
única,
al comp
ás liberando golondrinas,
punto de Sol a ciegas,
es mi mente surcando brumas grises
que me acercaron.
Vagido indeleble,
f
úlgido yo destellaba tu sien sin marca,
caliente al arrimo de mi ser,
valedera fuga sin ocaso,
un caracol en un verso montado, arrastrando:
sacado del pecho
como heraldo sin desquicia semblanza,
corriente arrastrando cadenas de errores,
fruto de libertad
y conciencia sellada a ciegas.
Comiendo ra
íces por hechos
en fruto divino insoslayable,
fr
ío de noche
ba
ñando la casa de lo eterno
llamada Diosa de tu entra
ña
mi musa bella.


El Castellano

TRANSPARENCIA HABITADA:

Aqu
í me quedo sin casa, sin pudor, 
sin verg
üenza, sin intemperie, 
sin descampado de viento, otros sones

no me tientan, sin cuerpo,

sin mi transparencia violenta. 
Me quedo porque contigo lo tengo todo

y lo ajeno se difumina a otro tiempo, 
ausencias habitadas, opacas de otros seres,
 
que dejan huellas perecederas.
 
Ya no s
é a qué sabe una flor con tu nombre

ni si el viento pasa y se despide. 
El sortilegio del destino se va cerrando,
 
y sus espadas como cuchillas de dientes
que me ruedan sentidos que a ti me ligan.
 
Avanzo sin permiso
los campos de abrojos
 
y cardos, se agrieta el sendero
yo al tim
ón, del sentido de vida osada sin despedida
por esta vez,
 
las condenas siguientes
no alcanzo a imaginar.
 
Solo quiero lluvia precoz que reviva los charcos,
 
seguir
é sin elegir nada
mi destino hinch
ándose, 
como cebolla un d
ía en agua
como apartar la vista
y seguir vi
éndote, 
no quiero m
ás vidas que sin la tuya
todas me parecen inertes sucesiones
de difuntos que no germinan.
 
S
ólo suben la escala.


El Castellano a 2/01/2018

 

ENCINA ME REVERDECÍA:

Llano de altas tierras
es el poema que se piensa,
quiero abrir el mar de encinas; afilarme
en su quieta vereda,
guardarme en sus flores puras de tierra.
Ahondarme brotado, pulcro del fuego,
y su entra
ña destellaba como luz vieja.
Crispaban rayos entre brezos
cuando un aleteo de nuevos estambres
ced
ía angosto paso,
colores de trampa abandonada,
fue la era,
escalonado asir de m
ísticas palabras
que yertas de conciencia
no escapan.
Una casa en la loma
de la insepulta tierra, madre de las cosas,
rodaba mi paraje perdido
entre voluptuosos pinos erizados
de un jard
ín de albas no causadas.
Espinos amarillos sujetaban el paisaje
con esparragueras del sue
ño
camino del linde quieto de Humanes
se exasperaba voluminoso el r
ío Henares.
Misteriosa caricia
al sosiego del jard
ín que nunca tuve,
tierra que no es de nadie s
ólo esta se presta
y maneja, como un sosiego acampa sin esfera;
un continuar de lo que siempre estuvo y est
á
siendo el poema arena honda
y mis manos tierra del siglo que sembr
ó.
Retama del ocaso,
soliviares de encinares espumosos
un color duro, que verdec
ían ideas su paso,
ra
íz del mañana
anclada su verde savia.
Perpetua a
ñoranza sin causa,
crascitar que belleza acoge,
que arrulla en sus alas.

El Castellano

CORAZÓN DE AGUA:

Hondo conjuro,
poes
ía de tu voz
que se hace meseta,
sobremesa de cabales,
reniego al cincel abrupto
de transparencia l
íquida.
Un osar que llama a la puerta,
se visten quimeras:
verso arde y conjuga el beso,
por cuanto he conocido
es insuficiente.
No me alzaron
camaleones con mi nombre,
amplio silencio
secunde largueza,
como d
ía de recta hoja,
pi
élago frondoso,
perenne estampa alz
ándose
en marejada de f
értil tierra.
Recia
  infancia
en linderos de semillas regaladas
por las que nazcan hombres de hueso,
flor en mi entra
ña parda y austera.
Dura piedra todo coraz
ón,
lustrales colores
hasta el desnudo cielo de zinc
y su verde tallo que no palpita,
no ceja manso
en sortilegio de su espejo
que yo m
ístico sueño.
Me desconozco
en este sue
ño que la letra
me tej
ía buscando luz
entre la bruma,
encontr
é mi corazón de agua,
nadando, casi despertando,
mi le
ño sin cruz podada,
llegu
é a la oscura nodriza madre,
la tierra.


El Castellano

 

RAÍZ DE ALBOR:

Broza esculpo,
sus pinceles verde azules,
idea, hazme temblar la espera,
que tu voz dolida sea lengua en azabache
de otra noche que ya escapa,
y su vena escarpe por cristales
 
de v
ítreo haz,
r
équiem blandido en un cielo de espadas,
anudada en tu cintura desnuda,
áspera, erizada ella,
mi idea,
combatiendo ocasos leves
que te dibujaron,
caos febril de plateada rienda,
estrellas miles la amparan.
Su muda vaga entre cardillos de la dama
y su vestido amarillo
de rayos acrisolados;
alto templo de erizos seculares,
caracoles avanzan seniles
profundo tallo,
bella eres.
Bella en sue
ños no me hablas
yo me qued
é mirándote
para decirte:
-Si te encuentro, nunca te marchar
ás.
Desd
én en este mundo de secretos,
en este mundo de demonios
buscando paz,
cazador corriendo la noche,
por la vana luz
cabalga el cielo,
un aullido,
llanto de un lobo,
miseria enraizada,
cada triunfo una escarcha
en hoja escondida,
que a la ma
ñana verás morir.
Abrazo mi calma podando,
desmochando
lo que mi esp
íritu yergue,
forrajes miles acampan el coraz
ón férreo,
mi vena coagula
al sentir mi idea
que al ser pensado el camino
no abandona dictado sentimiento,
cinceles esculpen mis manos
que siembran este beso et
éreo
por tu caracola.




El Castellano

 

ENTRAÑA EFÍMERA:

Abro sortilegio de espadas,
enjuta llora la tierra
sobre un carril h
úmedo,
surcaba mi sombra de vida
azares y tristezas;
besos y espinas de flores
abisal tormenta
que descubr
ía lo eterno.
Lagar turbio de la forma congelada,
fuente existencial de sangre,
igual letra abierta entre brumas
voraces.
donde siglos rebajaron el est
ío,
historia de sosiego cabalgo,
mar sin entra
ña
s
ólo tierra y sus bellotas
de d
ías futuros.
esperan la voz
de profundos conjuros,
hincan los sotos
sus torres de belleza,
que yergue padre Sol
entre selvas de piedras,
surcos de lumbre
donde muere la tarde.
Asesinada la Esfinge
reposo mi cimiento.


Belleza 
¿qué eres tú belleza?
Salmo adornado por los hombres,
virginal cuna de la forma,
encina de tierra,
cuchillo de cipr
és que vigila
tu espalda.
Cumbre de ideales sin lumbre quieta,
honda clepsidra de las estaciones,
insectos en tus flores 
¿somos?
corrientes de vida que clavan metales
de hermosura.
Voy por el camino de zarzas
sin herirme
voy cerca de un canto que asesine el final
de muerte pautada.
Abrojo sin despedida
sutil caricia,
respiro sin nicho ni ancla
s
ólo un sol de caléndula
latiendo su espuma verde amarilla,
por corajes nacientes,
que deshacen versos de l
ágrima.




El Castellano

TIERRA DE ENCINA:

Encina carne
y cuerpo que en ti
el campo hizo;
emblema insignia.
Follaje recio, duro,
inmoble al transitar
del viento.
Sobrehaz madre natura
de pedernoso azar de catedral
que de ti hizo san Esteban,
parda encina te escribo
desde el reposo del hombre fluyo,
como sangre me sostiene
en manadero de tu lecho de tierra.
Apretada y densa
lloras al camino,
no caes en invierno
ni te desdibujan heladas,
soles de siglos
doran tu espada,
árbol férreo
de 
árido horizonte,
frente los ojos,
viejo monumento
que sacudes,
el alma de la roca.
Brotada del mismo fuego pareces,
oh parda encina,
yo a ti acudo virgen
que en tus hojas veo pulcritud de estelas,
puntadas de uni
ón de cielo y terreno,
en ti campo se hizo,
de tus l
ágrimas otorgaste flores la tierra,
meseta navegas con flor de piedra,
árbol solemne tú eres,
a ti rindieran cantos
a ti rindieran cuchillas,
campo de v
íboras
has pisado,
espejo de pueblo eres
que guardas reposo
y pasado.
Acoge Virgen de la Encina
mi canto manso.


El Castellano

 

 

CANTA MI SANGRE YERTA:

Mi sangre yerta:


 

III


Mi sangre yerta esquiva, humeante;
canta mi sangre yerta, granate,
el hierro de mi tierra por sembrar,
canta la amapola vieja, desvencijada;
sangre del coraz
ón carmesí, rubí excelso,

granate lustre postrado.
Sue
ña mi semilla despertar mi sepultura efímera,
donde el muerto cave su vida,
y mi cicuta triste, desprotegida
enra
íce el paraíso
de pieles sedientas y bocas sobre una ara
ña;
hojas muertas, de mi vida escrita.
Corre mi oto
ño desde la vereda a la rambla,
corre mi fr
ío desde el infierno
al r
ío de flores desangrado de esta alma por ganar.
Encina yerta de mi piel esquiva, flam
ígera
beso de tierra y vid dorada al beso;

beso de trigo y girasol,
de cuchillo de espiga mi cante,
de zarza y espina mi amor
real como intangible, 
áspero y rígido,
bravo y valiente, duro y endeble,

metal y simiente.
Pan y niebla, bruma y cal,

mi carcoma sedienta,
niebla y bruma me desprende,
desde la boca hasta el pecho,
donde canta mi pasi
ón sin despecho,
vive esta sangre caliente,
lumbre de mis tocones,
nube del cielo por dibujar,
a estampa de sed y viveza por entra
ñar,
canta mi umbral,
quiere tener soles y lunas sin gemir,
invierno llegas,
dibujando transparentes los miedos,
avanzas cada campo sin permiso,
helando hasta el sentido despierto,
oda de mi sangre yerta, humeante, dolida;
por mi tierra me arde la siembra,
y el beso queda escueto,
parco lo sentido enamora el h
álito,
qui
én te viera marchar,
vestida de olivo y centeno,
de olivo y cebada,
de trigo y espada mi guada
ña,
por la calma abrasas la esperanza,
en maldici
ón cantas tu canción,
y los cuervos te rinden pleito de negra ala,
de grazno escondido en cada roble,
desde la piedra a la cueva
abrasas oscuridad mi entra
ña,
dibujas tu v
ívida estampa,
donde el tiempo yace muerto,
y solo las sombras te entienden,
solo las hojas buscan su nueva vida,
deste sembrad
ío de niebla me avanzas sin piedad,
la dicha y el reflejo por ganar,
desde mi tierra encendida, hasta la parca bonita,
desde el cante a la mara
ña,
te canta mi vida quieta
este amor de la ma
ñana
en tu pliegue de sonrisa y en la noche de tu cara,
suspira el rojo,
quiere ser r
ío de alma y arrojo,
quiere nacer abrojo,
el espino mece la espina de mi antojo,
y la amapola amarilla,
s
ólo ella abre a la gran luz,
horizonte de mi piel que quiebra como ayer,
enamorado suspiro de fr
ío,
enamora mi hielo,
donde duerme,
donde reposa

el amor de mi sangre yerta,
flam
ígera, apagada
due
ña de mi luz y de mi sombra,
transmigrada a la espera,
de caudal y cauce sin igual,
vivir
é siempre yo en su siembra.
Vespertino azar;

Sol de mis soles,
era 
él hálito transparente,
vida de una vida en gota de agua.

Avanzo sin calma

mi existencia en un papel,
hoy no se vender
á

al postor rendido.
Ver
á el tiempo

que no pudo conmigo,
ni desdoblar
á clepsidra

de mi metal furtivo.

Brotando mi credo,

abriendo tierras,

con orgullo del fulminado ayer

que se escapa en mis manos.

 

El Castellano

envidia

nombre femenino

1.

Sentimiento de tristeza o enojo que experimenta la persona que no tiene o desearía tener para sí sola algo que otra posee.

"cuando lo vio en la tele se moría de envidia; siente envidia porque tú lo has hecho mejor; aquello, desde la guerra, se puso muy mal, siempre hay envidias, malos quereres, ya sabe usted"

2.

Deseo de hacer o tener lo que otra persona tiene.

"¡qué envidia, ya te vas de vacaciones!"

 

La envidia se olía en el ambiente, caminaba un campo de abrojos de oro a pies descalzos, se erigía una competencia vil, distante, esquiva en ese mundo del arte de la escritura, cada escritor apoderado era como sanguijuela reverdecida; de la palabra acertada del semejante. Una lucha, de cebollas cerebrales, se empobrecía en el paraninfo. Decenas querían la raíz dorada, y ascua de intelecto, acrisolado al hervor, de soles, los que tenían algo con esmirriada gana, lo escondían y copiaban, o querían lo que no tenían, no era ambición sana, se bañaba en fuente de insatisfacción particular, brotando como ramillete de ajos, en lugar húmedo, la lucha se encarneció, brilló la hipocresía por derredor vestida de traje, pero todo un día llegó a su fin, el Creador Universal se pronunció,

 

dijo:
Yo todo lo dije y no he obtenido nada,
he completado mi esp
íritu con el don de la palabra,
nada he esperado, competencia entre lo destacado hab
éis plasmado.
Todo lo dicho est
á ya tratado,
nada infinito arde en este lugar desalmado.
Nadie me debe ni ojos ni sesos, por cuanto yo arriano he plasmado,
seguid vuestra lucha sin cuartel
que no abandono; ni mis principios, ni mis sombras dejan de buscar ba
ñarse en la luz de mi espíritu completo de conocimiento, la eternidad es lo único infinito y el tiempo su rival,
palabra es efecto e imagen de un lenguaje que se acaba y acab
ó.


El Castellano

 

 FINAL DEL POEMARIO

 

               

 

 

 

 

 

 

                                    ÍNDICE:

 

                                   .-POR TU PLÁCIDO YERMO: 1

.-SUAVE NUBE RÍGIDA: 2

.-AFILADO TORDO: 3

.-IMPRONTA REVERDECIDA:4

.-LADO DE MI PUENTE: 5

.-ZANJA DE CARRIL: 6

.-PRISMAS EN CALEIDOSCOPIO: 7

.-JURISCONSULTO DE SOMBRA: 8

.-FLOR DE SOMBRA: 9

.-VIDA DE LA VIDA BAJO TIERRA: 10

.-OLMO DE IMPÍA MANO PLANTADO: 11

.-JURISPRUDENCIA DEL BESO: 12

.-LARES DE EQUILIBRIO PERFECTO: 13

.-ECO DE AYER VESTIDO:  14

.-FLORECIDO MÁRMOL: 15

.-CALLAR DEL ASCUA: 16

.-BLANQUEAN SUS ASCUAS: 17

.-LAS NUEVE: 18

.-A UNA ROSA DEL TIEMPO: 19

.-MARIPOSAS EN CARRIL: 20

.-CANDAVMIS: 21

.-SONETO CRUEZA SEMBRADA: 22

.-VENAS DE LUZ 2: 23

.-ESCARCHA SOMETE: 24

.-BRUMA DE OTOÑO: 25

.-NOS QUEREMOS: 26

.-OSADÍA TEMPRANA: 27

.-URDIMBRE PRENDIDA: 28

.-DESTELLEO DE ESTAMBRES: 29

.-CUERVO DE IDEA: 30

.-VENA DEL CIELO: 31

.-ONDA PERPLEJA: 32

.-CAMPOS Y EMOCIONES: 33

.-RIERA DESLIZADA: 34

.-INVERNANDO: 35

.-RAÍZ DE SOMBRA: 36

.-TRANSCURRIR HELADO: 37

.-REFLEJO NAVEGADO: 38

.-ODAS SEMBRADAS: 39

.-ACRISOLADA IDEA: 40

.-IRIS APOLILLADO:  41

.-HONROSO TIBIO PULSO: 42

.-MIRADA HILVANADA: 43

.-PECHO EN HIERRO MONTADO: 44

.-INSEPULTA TIERRA: 45

.-HÓRRIDA SOMBRA: 46

,.SINCERA COMUNIÓN DE FILOS: 47

.-OSCURIDAD VENCIDA ALEGRE: 48

.-PANAL DE IDEA: 49

.-SIMIENTE DE SANGRE: 50

.-AVIDEZ EN LABIO DE FUEGO: 51

.-VILO RECTO, FORJADO: 52

.-INFINITO ACIAGO SEMBRADO: 53

.-LUZ EN REPRESALIA: 54

.-DESTINO, LA DICHA: 55

.-LUZARRERO DESVESTIDO: 56

.-CLEPSIDRA DE VIDA: 57

.-SOMBRA DE ALIENTO: 58

.-OLA DE ESCOLLO EN TIERRA: 59

.-CONSIGNA SEMBRADA: 60

.-LLAMAS EN OJO DE SANGRE: 61

.-HORIZONTE QUE ATIENDE: 62

.-LUNA TRECE: 63

.-RESCOLDO: 64

.-ETERNA LANZA SESGADA: 65

.-CUERDA YERTA: 66

.-RESURGIR REVERDECIDO: 67

.-PERPETUO DESMÁN: 68

.-CANTO A UN TRONCO MUERTO: 69

.-SOL CRECIENTE: 70

.-CUERVOS NACEN: 71

.-CUERVO SIEMPRE: 72

.-PUDOROSA SIEGA: 73

.-FÉRTIL ESCOLLO: 74

.-LATIDO DE UNA ROSA: 75

.-ALJIBE BULLE: 76

.-IMPÁVIDO DESPERTAR: 77

.-LUCIENTE LLAMA: 78

.-FÚLGIDO ALIENTO ESCONDIDO: 79

.-TECHO SIN TIERRA: 80

.-OJOS ALBOS FIJANDO: 81

.-RAÍZ DEL AURA: 82

.-VORÁGINE DE TRASIEGO: 83

.-LUCIÉRNAGA DE NOCHE: 84

.-RUNA INMOBLE: 85

.-OJO DE UN OJO: 86

.-CAMINO DEL ESTÍO: 87

.-SUEÑA LA REPRESALIA: 88

.-NEGRO ASPAVIENTO DE UMBRA: 89

.-TRENZADO DEL TERRENO: 90

.-DIESTRO DEL MAR A LA MONTAÑA: 91

.-DISPUESTA GRANA MALVA: 92

.-ALBO ESPÍRITU AZOGADO: 93

.-ENDOSELAR CANTANDO: 94

.-RESURGE EL AÑIL: 95

.-SOCAVA MI TARDÍO: 96

.-TIERRA A RAÍZ SOMBRA A IDEA: 97

.-SIGILOS DESPOBLADOS: 98

.-VIPERINA FALAZ DE TIERRA: 99

.-CELADA QUE DUERME: 100

.-CANTAR CON SILENCIO: 101

.-TELÉGRAFO: 102

.-SIGILO DE SOBRIEDAD: 103

.-REDENCIÓN SAGRADA: 104

.-TRANSPARENCIA HABITADA: 105

.-ENCINA ME REVERDECÍA: 106

.-CORAZÓN DE AGUA: 107

.-RAÍZ DE ALBOR: 108

.-ENTRAÑA EFÍMERA: 109

.-TIERRA DE ENCINA: 110

.-CANTA MI SANGRE YERTA: 111

.-ENVIDIA, FINAL:  112

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