Cantos de tierra:
I
Solitario bogo,
aterido soplo de la montaña,
pastor de tus astros,
torres de nidos de tu saliva,
perfilada tu sombra me acompasa,
mi sayal remiendo
entre sedas
de moreras de ensueño,
olvidos me trepan por enredaderas,
tarde en la tarde mi esperanza vive,
si soñase volaría a tu vera.
Sol este de oro
ciñe mi álamo negro
y su esmeralda araña,
cumbre te nombra
en la saeta mi oscura golondrina azabache,
traerte conmigo siempre
eternidad risueña, melosa
sangre de mis dioses.
Señora tú de silencios
y sepulcrales vértigos,
no amansa mi fosa
la dulce azada de metal soporífera,
carne y cuerpo
mi rigidez de pluma,
lírico trasnochar.
Claro cristal entre paisajes,
ceniza de recuerdo
es ella, recuerda,
aire desnudo fama de estrella
inviolada,
mi musa bella,
un azar flamígero
que no pido ni alumbro,
no espera
ni las aguas de tiempo inmenso,
jamás complacen.
ay día, rosario terco,
deja ya la gloria,
grandeza en amor
se llamó belleza,
lastimada mi carne desvelada.
Gusano soy
que hila su capullo,
tejiendo desde sentir interior,
mi vida en serenatas blancas
levantaré,
su fronda,
inabarcable vergel primoroso,
cuenta mi linaje
alas ignoradas de mi pecho.
no podrán tapar en vida
mi silencio que aflora.
El castellano
II
Terca mi sangre,
tiempo del frío río
inmenso, todo dado en espinas
su rivera,
por ciega neblina bajo
con tabaco precoz,
pienso,
todo he soñado
para el letal lecho del olvido.
Mi temor sorprendido
alega que no existe;
vida o belleza,
ala o metal cansado,
gloria de grandeza, ¿Dónde?
mi tabaco de neblina
ahonda, penetra y surca
la esmaltada silueta de tu figura,
por mi caricia ruda
y el agua afligida,
admirarte yo cual fugaz garuma,
anisado vive el cielo,
nuestra blanca estrella
mineral candente
refulge su luz desnuda,
por vespertino son
de todo lo que tiembla
como abanico de mi pluma.
El castellano
III
El principio estaba en la colina.
Un hecho,
claridad de brea encendida,
o, transparencia de pez de cristal.
Timón enfurecido
que tormenta iracunda tizna,
cuervo en el alma
mi ser alzo, prendo,
mi idea luce
cual hollín de azabache tuviera,
gragea mi voz un crascitar
de mi señor Baco,
persona de garabato nombro a sombra latiente,
acaso opacidad de materia cuidase,
sacrificador mi tiento.
Soneteada su parda sepultura.
falte mi ley, sonará la albilla.
Diablo aguador mi buen luciente;
cordobán, recuerdo de soleta,
no me faltará maceta,
parnaso que le cae asaetado,
cisnes negros,
de apolo,
cuidados como vellón descendía su grajo.
Musario monte yo he sembrado.
yo, pensamiento y porfía guardo,
me los retiemble
el sol lucido,
ninguno estribe
mi mesura,
señora, valerme quiera,
ni peligroso
el tiempo bárbaro se me pareciera.
Förüq
IV
Insondable, la luz
de tu impalpable seña,
guiño áureo al latido,
insubordinado, labrado
en madero de este hierro,
ya dejó de ser infamia tornasola
en ascua de piel borrosa.
Ensueño alado te alzo
mi musa en estridencia recta,
develada, reveladora senda
dictas que afliges voluptuosa
cuan cerilla arrostra mi alma,
rebulle tu sueño alado
de golondrina azabache,
no perturba mi paso
tu luminoso azar encorajinado,
en sones del capataz del brillo primero.
Arde no se colma mi vaso,
al cantoral
fraguo férreo lazo,
indivisible alianza, comunión
de ambos argentos astros,
como entrelazan alba y ocaso,
pura seda mi correr
de atleta precipitado,
arrostró
mi piedra espectral,
tu brisa ya nunca más fría.
alumbró mi sien
el fractal de frágil leño.
Y desveló que todo es y fue
más que un sueño.
enmudecida siembra tu garganta
lamo la tierra boca a tramo,
tu raíz salvaje me toca,
como verde planta a tu corazón invoca,
silvestre y musical nuestra rosa azul canta,
henchido de tu voz voy
mi doncella escarlata.
El castellano
V
oración a la misa del alba,
revuela una golondrina,
esquiva los ramajes
amenizados del fresno,
abre monótona brisa
una caricia de tierra
por el misario cerro,
carrascas afilan allí
sus flores de piedra
para dar sus bellotas,
ya escondida la luna de seda,
aumenta un zorzal su trino,
sube entre rayos de sol
la espuma de un desnudo álamo,
a su raíz un precoz mamón
sonríe al iris de nueva luz,
un grillo chirría su nota
en melancolía por nuevo cierzo,
la encina secular
no pierde atisbo de rigor
en follaje,
como nervudo verde
que no llora,
la retama grita al esparto
que su amarillo impera,
plegaria entre verdades del monte
un nuevo esplendor
canta la paz sepulcral del campo,
como luminaria entre río reverdecido
en tapiz de terruño arado,
aria dolida en arrebol
de sollozo verde,
lento abre su retoño la tierra.
Entre vid de nueva espera.
El castellano
VI
Quiero mantener
mi suerte segura,
como hondas imágenes
en frío lacustre.
Agua de labriego sordo.
eco en árbol de sigiloso azar.
Hombre al menos
en terrazgo seguro
al pie de bandoneón,
clavando cigarra
a su escarcha afligida,
manos trabajen
la melodía
a tu voz morena.
primor en viento
de mi sepulcral prestancia,
tierra o ceniza
eternal mármol turbado
de vida atada a tu vida
y perseverante esencia.
árbol de luz y acento,
revuelo a tu son
el mundo no trasplante.
Dulces sueños
sones flamígeros te aguarden
en su seno.
suelo en miel
de nota obscura,
guerra, oh gran momento,
rizar mis ascuas al viento,
hoja que tu filial enmarca,
verdecido mamón yesca,
invadido por substancia
de tu irisada voz en letra fraguada.
Resonancia de altivos lares,
fecundos...
Llevo verdecida mi sangre,
asaltando el trigo mis ojos,
palabra con sonido
eterna herida
Resuena que sigo en ti
como aromo de flor
y curva pitanza corva,
redimido a la abeja
el avispero ya no zigzaguea,
abre cariño tu senda,
nácar dispuesto y frágil
al candor de mi cóncava vena.
Para cosechar mi pena, mi cruz
y mi condena.
El castellano
VII
Llaneza mi pulcra eternidad,
violácea en mi cabeza,
sin voz ni hálito mortal,
Cristal de aire:
Acreciento, voy menguando,
la diosa estela naciendo,
al paso ferviente de tu sola voz,
como un caracol,
en agua destilada, candente
acrisolado esplendor,
cristal de gotas sólidas,
y mi verbo fulge valiente,
cadena sin mi nombre,
otro borbotón sangre fluyente,
que crascita, entona
viví, amé morí y te deseé,
un yo te desvestí
y lamí tu caracola de letra
despacio y rápido
a mi helor
embebí tu éter expansivo,
un cristal que sublima en aire,
amor de zarza a espina,
caracola resistente,
mi pequeña ángel
hiriente , vespertina a fragor
ojos boscajes, tus notas infernales,
cual buque emergiendo
sin océano solo tierra
inextricable para osarte,
d' este abismo llamado verbo,
me visto de capataz tu aliento,
coagula mi aire
noventa y nueve porciones tu nácar por mí
creado,
en novecientas ascuas,
tu vapor y el mío de estrella
que flagran tu sendero de luz,
enamorado tu piel ensoñada atisbo,
cuál no dio fuelle a tus alas,
cuál no te hizo de mi placer herramienta,
mi amada voz,
acompañante
hacen nueve formas,
nueve pilares de Averno,
nueve cerrojillos de hielo,
mi condena y solución para poder conocer
lo que amo, amé y siempre amaré,
en novecientas nueve hojas
que encierra
tu corazón en mi agua´
siniestro caracol
con mi desvelo en hoz.
Inocente no soy,
ni ángel,
ni vendido,
ni por éxito mendigo,
el que no me acepte es su problema,
yo sé quién soy.
Miles dei lumen,
Förüq Miles dei lumen versus littera fagro methafora creavi blandus laetitia exspectare sed ardit.
Guerrero de luz,
en verso arde,
ardiendo metáfora,
crea caricia,
expectante de la sed que arde,
novecientas noventa y nueve hojas
esconden tu asido ramillete
que esconde tu cristal de viento,
hoy es por mí
que empecino
que soy culpable
de alzar mi cenit
en cúspide inefable,
de esencia que no llora,
dicta, que sólo es tu voz .
Pureza en vena dispuesta.
Una asonancia predilecta,
pude servir,
me quedé en tu frazada
del juego
que como todo juego
sólo abre
sólo despliega la opción.
a perder venciendo,
tu voz sólo eso,
musaraña cristalina,
de nácar y espejo quebrado
con mi cruz a lomos avanzo.
El Castellano
TINTA
gloria su grandeza dónde;
clavado en la mirada,
labré los aires vino mi verso
como este amor rugió,
y se engendró dentro,
Cárcel de imagen,
metáfora tal vez,
escudriñar ofrenda pudiese,
cual amparo d` esta rienda,
mi sangre sedienta clama
en el supremo canto,
su garganta, lengua de flor,
las mentiras sentidas no eran erróneas,
el pobre arte, valorado fue,
duende arcano, que siempre apremia,
y en justicia arrebata,
el amor mejor, y el ascua dolor,
cava hondo y profundo,
quebranto, en pío amanecido,
tantas noches de alba en lo infinito yo te he esperado,
que ahora dejar de hacerlo es impensado,
hay alma florezca, de néctar y sangre, un sortilegio,
como saltarín te picaría,
verso de escudo,
o llama de fuego, y grito mudo,
canta,
este mundo ignorado,
canta la profecía arcana,
amor es respuesta amor es clave,
es llave sempiterna,
el poder de una luz flagrante
y que todo llena,
razón para creer,
oh flor secreta, te llamara,
canta por la belleza perpetua,
hasta purísima estrella,
la noche obscura velada,
sin aguas inocentes,
te añoro más que a la virtud,
ignota, no enseñada,
de tus ojos prendida,
astuta,
canta mi pequeña, oscura ángel,
no sea ni libre ni blanco,
sea nuestro para siempre...
CANTOS OLVIDADOS A LA NATURALEZA
2016:
Sol, sol ardido caracol
me sube por la garganta
tejido mi corazón,
verde oliva del trino tu cante
de trigal la niña amapola,
tiempo en espiga
y hervida sangre,
amanece el zorzal,
vine a comprar sus voces
la nube de sus humores
ha precipitado,
en círculo de la llama
mi grata semblanza,
las aguas del otoño
las flores del invierno
hasta que llegue el hielo y sus hijos,
verano apoderado
surca la perdiz
al cielo encumbrado
un aliento de ala y viento,
un desperdigar sin dueño,
flagrante la retama,
acalorada la vieja encina,
desplomándose la siembra
al linde del barbecho,
solo pudo
y solo está
el campesino y su puño,
el campesino y su nudo,
las estrellas por piquetas,
la sangre por bandera,
afilado tornasol
quiero llegar y volverte a ver,
no hay rambla sin agua,
ni beso sin tu lluvia erizada
mi mujer,
brillas más que avance de mi piel,
ardes más que el paso de mi hiel,
coge este canto en la era,
en la solar acequia,
de monte y verde,
de tierra y labrada
mi rama quema en tu hoguera.
El Castellano
II
Fui a buscar a lo largo del Sol,
me crucé por sombras miles,
en bocas heladas de fieles desventuras,
camino que medroso se esparce,
en los senderos que lleva el viento
despiertos en bocas crepitantes,
por los que nacieron al alba
del espiral en ubre amasada
de carruajes de estrellas desmembradas,
fatales golpes de llantos en Sol de luces
irisados cantos de nubes
que esparcen los gritos,
cesa, allana mi canto fúnebre
por la luz que murió de mi Sol.
que cese el llanto,
de mi invencible Sol
porque volvió a crepitar
volvió a desvencijar el cielo parco,
el profuso manto de azules estirados,
insigne cepa coronada,
vine a robar sus voces,
labrador de espíritus silentes,
va mi acecho por montes
y barbechos colorados
en sangre terral, fui a buscar
volví llorando ojales negros,
salta, salta, salta
ven que mi amor avanza,
sola tú, solo yo
cuánto mi bella fada
yo quisiera alumbrarte,
a corazonadas salvajes,
latidos en mármol postrados
mis folios mis hojas de chopo
cabalgadas, un sin fin de mares,
una tenue voz me descubre
por riendas en longitud inalcanzables,
vine a moler mi trigo en el molino del Sol,
vine a cuestas de mi araña
que todo sabía,
me saludó mi temprana azada,
en este mar de azares,
donde nacen mis pesares,
lloro hermosuras,
allí que las cuelgo
allí que tempranas
desvanecen en flor del tiento sembrado,
acequias llevan mi sangre,
a elevar espigas de verdes sienes,
mi cierzo elevado,
mi compás en danza
de lo que brotó en oro
soñando la esfera que iluminaba
al poeta que cantó con fiereza
hasta desvanecer su silueta,
y el Sol abrumado
murió en gotas de belleza,
esperando su luz
regar por esferas
todo nacer del campo
hasta florecer el alma
del patio llamado vida.
El Castellano
III
Estas partieron rozando osadías,
avanzando entre verticales cristales,
entre luces carcomidas y ventanas afligidas,
durmiendo entre el iris despierto,
caminos carcomidos entre horizontes malvas,
por florecer sangres que la tarde despertaron,
ese matiz listado que al cielo sucede,
por melancolías vanas,
triste la noche aguanta estos ojales,
por mis cerrojillos dorados de mi pecho,
quisiera volver atrás y respirar,
en las flores hasta las estrellas,
el viento me levanta,
una vez más aquí mi escritorio hunde,
la oscuridad que me sucede,
el tren de noche que avanza,
he nacido para tejer borbotones sanguíneos,
mas no cesa este sentimiento que me habita,
querúbicas sienes descubren bellas deidades,
por campos de Castilla avanzan las mieses,
fieles partiendo destellos irisados
de verde fulgor tomado,
un canto de oscuridad labrado,
quita protagonismo a la luna tejida,
mis ojos libres ciñendo la pizarra de mi canto,
gorriones por estorninos,
luces por sombras,
amada espada que desentierro,
huésped entre barbechos de mi hierro,
moviendo los círculos caminando líneas.
todo queda violado rodeando al tiempo,
hielos de mis incendios,
beldad entre beldades,
dejando casas, dejando mesas vacías,
por alabanzas afectos,
en estas casas sin tejado,
en estos cantos sordos sin voz,
el jazmín áspero y su cisne,
vuelo sembrado su zigzag,
borrosa nube febril, medicamentosa,
verde mosca zozobra, por oscuras campanas,
el tañer iluso que desdobla hasta las gramas,
incluso esas que caminan,
postrero he de cantar
por si el cielo abra sus capas y sus trajes,
y desnudo se vea realmente quien es,
estos charcos absorben mis nervios,
hasta morir yo en otra letra,
en otra espiga que diga:
Ve, ya tienes la altura de montes,
te toca la resurrección hasta volver a morir
escribiendo hasta llegado tu nuevo ocaso.
Lo dudas acaso.
El Castellano
IV -2017:
Santo señero,
dulce iris de mis desnudos campos,
Dioses habitaron tu entraña que guarda,
cumbre eres de la loma despeñada,
réquiem de viejas espadas
que te labra,
quieto, el viento te encara,
vuelve a soñar que fuiste tiempo
de los tiempos,
estático límite
congoja deslizada de abriles febriles,
una oda me avanza
sin piel, sin moral sobrecogedora,
decidle a la tierra
que mi alma bulle,
este parco horizonte me teme,
oiré frentes, rayos fuertes, crepitantes,
un desnudar de las secuelas de esta voz,
amaré tu vientre como se aman las flores,
no habrá reino
contra Hipsípila
soterrada calma entre alas
de libélula,
entre sueños de drosera.
Partiré mi vida,
recostando mis sangres,
floreciendo rosas a mi madre Belleza,
hasta sembrar mis aras redondas, abiertas,
en un guiño que descalza
sones por hendiduras sangrientas,
hasta enjaular mi aliento que te canta
por ajuares de estrellas las más bellas,
mi desaparecida sombra,
plañe que llora en su alma verde, pura,
oh Castilla, quién en tus alas nunca muriera,
eres un enjambre de furtivas
soledades que se vencen,
caminas tus vastos metales
en tu oscura tierra,
una sed te fulmina lo perenne de tu sonrisa,
te duerme la piedra tu encina,
un deshojar de tu rivera
siempre,
de tu río Mundo
a mi pueblo de Fuente-Álamo
jamás te muestras herida
mi Castilla bonita
mi Castilla sin llaga
por la que encuentro
en el cielo un monte y un atajo,
hasta vivir la plenitud
de dicha en barbecho de tu idea
mi vida, mi raíz,
mi falcata de natura.
El Castellano
V
Resopla, para y se piensa,
por pensarse
nació una lombriz azulada,
buscaba su escondrijo húmedo
de la idea,
se aleteaba
como gusano floreciente
haciendo alarde,
él sentado en el trigo
de su verso
no se vio la espalda
llena de abejas
de pensamientos típicos
de su vida parada,
como reposo de barcas.
El puerto rancheaba
oscuros rayos,
era el letargo de su espera
cabalgada sinvergüenzura
no más románticos cigarros
todos se tornaban
en el uno idéntico
llamado vicio,
el alacrán de su mente
corría feliz o eso creía,
sin tener nadie que lo pisara,
surcos se abrían
en el barbecho soñado
de su dama
que ya era imagen de hoguera,
yerma vida la estampa
que colgaba del poste,
un señero quieto se afilaba
con el viento.
Beba sus penas
en taza de café a temperatura
de la helada que rondaba
lo bonito detenido,
eche el anzuelo en el lago realidad
por si muerde la quimera
Diosa enajenada virtud de virtudes,
arrastré mi pan de celiaco
por su cara y mordí su boca
con suavidad sin dientes,
quería navegar su lengua
otra noche tiznada
de reposos dementes,
cogí las riendas de mi azar
desbocado, rumbo a sus piernas,
amaneció la dicha de estar acompañado,
al último suplicio del espectro engalanado,
gira mi cabeza
que sale un estornino de mi barba,
era este un acre de calaveras
que vestir,
estaba la sonrisa
de todos los tonos sentimentales
de la cara larga,
avanza que da vida
mi escolopendra patidifusa
del millón de espantos,
era un patio de orugas
el caminado por mi salvaje esperpento
difuminado,
un rincón donde clavar la lanza
que nunca sonríe,
caminan dentro, caminan fuera,
más patas que ojos,
sentido inerte de la fiera
por tornar polilla,
y sus pavimentos de la estrella
acolchada de ella
mi almohada.
El Castellano
VI
Con alacridad serena
de mis años dulces
con pulcritud de espadas,
vienes y me das una azada.
Al barbecho claro me siembro,
sacando terrones de mi eterno lecho,
de una espina gemía el viento,
y acabó llorando vida el cielo,
trazos con ineptitud
de luceros que no evitan la sombra,
ella que la llevo agarrada
a mi cadera, sombra profunda sin espuela.
Fuera del tiempo, fuera de este grillo de tierra,
afilo mi canto sin despedida,
abrió el espejo su tierra
engullendo lo que es de ella.
Dura noche me sostiene
su atadura de luna,
resucito mi etéreo camino de esferas.
Recto colchón mullido
es mi enhebrada calma,
que se acicala entre lenguas malvas.
Vence este mi viejo amarillo,
como sol de tierra
se llama caléndula.
El Castellano
VII
Recama heraldo lenguaje
las simas de tu palabra
huero sonido que avanza
y el ser alza.
Inamovibles torres, belleza
aguardan, oro noble
hondo, profuso Sol cercano
padre de fachadas de Castilla.
Encinar raudo,
acoge al puro roble
vetusto soliviar escarpado
cuna del árbol resucitado.
El final en el viento es una promesa.
Desde Cuenca a Toledo
desde la corona brillante
de Ciudad Real a Guadalajara
pasando por Almansa y el frío
de Albacete apostando en el río Cuervo,
y el profundo Tajo, desvistiendo
febril al río Mundo.
Reviviendo este tronco muerto
en Riopar, avanzo, amanezco
ligias y barbechos tras
surcos de furtivos arados.
Fortalezas empedernidas
fervor de ojos lucientes
pasados del mañana.
Me bañan sus fuentes
en patios de arañas e higueras
en sotos de almendros
y nichos de nogales verdecidos.
Mi hoz de trigo y centeno
eleva su carne
por esta mi tierra
y su vorágine.
Canto por el revivir
de este tronco muerto.
Blanca idea, surco en recodo
por brezos y mirtos agujereado,
retemblaré como el esparto.
Graznidos escondidos picotean
mi alma; crascita voz serena
alcanza tu semblanza
me tejí exhausto
en tu oscura raíz
del antaño.
Blanda tiniebla envuelve
el dormitar de tu carcoma.
Levantarás de tu sueño
Rey Rodrigo.
Y nuestro Cid
¿Vestirá tu palabra?
El Castellano
VIII
Hundido por juncias,
despertando caléndulas,
someras, solariegas,
era otro lado donde estaba
hablando, entablando con Ostara;
la tierra que no era pobre
su rigor contestaba,
prado que desciende
juntando un barbecho dolido,
conquistado,
marjal de claras hierbas
flaco acre dispersaba,
bancal de cizaña primaveral,
sutil caricia rizada en patitas de abeja,
parte de mi casa soterraba la desquicia
de un frío traído, heladas patriarcales
por aullidos de viento voraces,
como un rosario deslizado
con aflicción por la tierra,
un silbido del patio oscuro
como lamento sin lluvias socavado,
semillas brotar escabullen, pregunto
vive mi lluvia soñando
vivir deslizándose por la pila sacra
de tus pechos tersos de vientre de seda
y espuma, angelical rostro
llamando florecer colores dispersos,
vieja cueva cantando oscuridad,
como tránsito al amor por tu viña,
cantar de mirada extranjera,
hasta hacer la tierra nuestra.
Impetuosamente soy varón
y no dejo guerras personales para mañana,
ni ganar a puños pequeños,
de opiniones sin cuarteles,
firme elaboro mi respuesta blandida,
vieja, en savia bruta elaborada
necesito mi vera con sangre,
necesito mi vera acompasada
por tu soplo de mujer labrada.
Mi destino como árbol desgastado
de honda sien y senderos de carcoma
apuntalaba mi perpetuo mañana,
acicalando sus ruinas
para elevar su sabor de antaño.
El Castellano
IX.-2018:
Bruma tiende la loma del cerro,
pinos caracolean sus jóvenes regazos,
tiempo exhausto entre brezos y esparto,
el lenguaje del enebro acicala córvido deseo.
Cementerio en mitad del campo
donde por los años siguen enhiestos cipreses.
Cristo de la tierra erguido en alguna cruz de barro,
peinetas de brujas bordean
con geranios de los caminos
el aposento de la manzanilla gorda,
forrajes aguantan a merced del cierzo del tiempo,
donde hoz no pasa,
abrojos se clavan al barbecho terreno
entre esquivos molinillos
que vigilan serenos cardos,
grama joven tiñe su horizonte verde
donde alzan su picazón ortigas seculares,
a esta roca señero inmóvil
de este mar de tierra y savia borde,
alzo pertinaz
pensamiento
¿Qué fue primero la semilla, o el animal?
Jacintos silvestres cuidan sus bulbos
siempre su renacer impera
precoces lluvias que despliegan
sus verdes cabellos,
malvas cobijadas por tapias
que ven desfilar hormigas.
El Castellano
Proyecto canto del zahorí herrador:
Avanzo tu repecho,
Donde brilla un desfalco pronunciado,
haces y cornucopias de luz fugaces,
era sacra de sordo repiqueteo,
magnificente exacto,
as de tus nueve caras,
un llanto y silbido foráneo,
es lo que siento,
en pila de mármol,
y calizo blanco,
no nací ayer,
ni me llamaron er-fariseo,
de un pino te traigo piñón
de pino carrasco,
en verde aljibe,
mi pozo y remanso,
entre terquedad licenciada,
y sones mineros,
de la retama
al señor olivo,
del brezo,
al espartero,
en canasto de trufas,
y bellotas der mañana desterrado,
venga amigo,
no conteste es que será asordinado,
brillo que guarda filo,
mi jamonera de tersura
y brillo diamante,
de sonata y tres cuartos,
platino y herida sangrante,
vine del hinojo de abajo,
buscando la seta este otoño excomulgado,
arrieros somos
porque de mera Tierra somos,
no cantes al pecho humo,
afila tu cuerda yerta,
te colgará
necios y dineros,
el ayer viste desnudo,
su gloria adveniente,
y que si viene te miente,
no busques
matar al ajiporro,
él te matará
al despiste
no anticipes,
canario de cimbre,
no tuerzas tu alita,
en reverencia
del Tirano gobierna Aquel,
canto de solear
y mimbre entre botica de vino,
la más granate sangre
dio la vid y su ceporro,
del espárrago triguero,
a la hoganza de su matanza,
migas morteras
te trae Castilla,
mi ley, mi ordenanza,
mi parca semilla
su mañana,
que vibrará sudores
que a los campesinos
nos llora las manos,
un autillo me dicta
ojo de un ojo
saboreo dulce.
Si piso el abrojo,
Quejigo y terraria,
oh romero castellano,
tomillo de cerro bajo,
zarza de zorzal,
y Cardo borriquero,
de colorín jilguero,
vida a la vida
savia a mi creación,
estoy repicando
tu tiempo de bajío,
es sueño hermoso,
debido tengo
que estoy creando proyecto,
como Canto de Tierra,
belleza ignota,
sangre del castellano,
Zahorí herrador.
Ya el futuro...
Esteban Förüq el castellano y Leannán-Sídhe
FINAL
El Inocente Förüq y Leannán-Sídhe
Miguel Esteban Martínez García
FINAL
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