sábado, 4 de mayo de 2024

CANTOS DE TIERRA ...2022

 






























Cantos de tierra:

I
Solitario bogo,
aterido soplo de la montaña,
pastor de tus astros,
torres de nidos de tu saliva,
perfilada tu sombra me acompasa,
mi sayal remiendo
entre sedas
de moreras de ensueño,
olvidos me trepan por enredaderas,
tarde en la tarde mi esperanza vive,
si soñase volaría a tu vera.
Sol este de oro
ciñe mi álamo negro
y su esmeralda araña,
cumbre te nombra
en la saeta mi oscura golondrina azabache,
traerte conmigo siempre
eternidad risueña, melosa
sangre de mis dioses.
Señora tú de silencios
y sepulcrales vértigos,
no amansa mi fosa
la dulce azada de metal soporífera,
carne y cuerpo
mi rigidez de pluma,
lírico trasnochar.
Claro cristal entre paisajes,
ceniza de recuerdo
es ella, recuerda,
aire desnudo fama de estrella
inviolada,
mi musa bella,
un azar flamígero
que no pido ni alumbro,
no espera
ni las aguas de tiempo inmenso,
jamás complacen.
ay día, rosario terco,
deja ya la gloria,
grandeza en amor
se llamó belleza,
lastimada mi carne desvelada.
Gusano soy
que hila su capullo,
tejiendo desde sentir interior,
mi vida en serenatas blancas
levantaré,
su fronda,
inabarcable vergel primoroso,
cuenta mi linaje
alas ignoradas de mi pecho.
no podrán tapar en vida
mi silencio que aflora.


El castellano
II

Terca mi sangre,
tiempo del frío río
inmenso, todo dado en espinas
su rivera,
por ciega neblina bajo
con tabaco precoz,
pienso,
todo he soñado
para el letal lecho del olvido.
Mi temor sorprendido
alega que no existe;
vida o belleza,
ala o metal cansado,
gloria de grandeza, ¿Dónde?
mi tabaco de neblina
ahonda, penetra y surca
la esmaltada silueta de tu figura,
por mi caricia ruda
y el agua afligida,
admirarte yo cual fugaz garuma,
anisado vive el cielo,
nuestra blanca estrella
mineral candente
refulge su luz desnuda,
por vespertino son
de todo lo que tiembla
como abanico de mi pluma.


El castellano
III

El principio estaba en la colina.
Un hecho,
claridad de brea encendida,
o, transparencia de pez de cristal.
Timón enfurecido
que tormenta iracunda tizna,
cuervo en el alma
mi ser alzo, prendo,
mi idea luce
cual hollín de azabache tuviera,
gragea mi voz un crascitar
de mi señor Baco,
persona de garabato nombro a sombra latiente,
acaso opacidad de materia cuidase,
sacrificador mi tiento.
Soneteada su parda sepultura.
falte mi ley, sonará la albilla.
Diablo aguador mi buen luciente;
cordobán, recuerdo de soleta,
no me faltará maceta,
parnaso que le cae asaetado,
cisnes negros,
de apolo,
cuidados como vellón descendía su grajo.
Musario monte yo he sembrado.
yo, pensamiento y porfía guardo,
me los retiemble
el sol lucido,
ninguno estribe
mi mesura,
señora, valerme quiera,
ni peligroso
el tiempo bárbaro se me pareciera.


Förüq
IV

Insondable, la luz
de tu impalpable seña,
guiño áureo al latido,
insubordinado, labrado
en madero de este hierro,
ya dejó de ser infamia tornasola
en ascua de piel borrosa.
Ensueño alado te alzo
mi musa en estridencia recta,
develada, reveladora senda
dictas que afliges voluptuosa
cuan cerilla arrostra mi alma,
rebulle tu sueño alado
de golondrina azabache,
no perturba mi paso
tu luminoso azar encorajinado,
en sones del capataz del brillo primero.
Arde no se colma mi vaso,
al cantoral
fraguo férreo lazo,
indivisible alianza, comunión
de ambos argentos astros,
como entrelazan alba y ocaso,
pura seda mi correr
de atleta precipitado,
arrostró
mi piedra espectral,
tu brisa ya nunca más fría.
alumbró mi sien
el fractal de frágil leño.
Y desveló que todo es y fue
más que un sueño.
enmudecida siembra tu garganta
lamo la tierra boca a tramo,
tu raíz salvaje me toca,
como verde planta a tu corazón invoca,
silvestre y musical nuestra rosa azul canta,
henchido de tu voz voy
mi doncella escarlata.


El castellano
V

oración a la misa del alba,
revuela una golondrina,
esquiva los ramajes
amenizados del fresno,
abre monótona brisa
una caricia de tierra
por el misario cerro,
carrascas afilan allí
sus flores de piedra
para dar sus bellotas,
ya escondida la luna de seda,
aumenta un zorzal su trino,
sube entre rayos de sol
la espuma de un desnudo álamo,
a su raíz un precoz mamón
sonríe al iris de nueva luz,
un grillo chirría su nota
en melancolía por nuevo cierzo,
la encina secular
no pierde atisbo de rigor
en follaje,
como nervudo verde
que no llora,
la retama grita al esparto
que su amarillo impera,
plegaria entre verdades del monte
un nuevo esplendor
canta la paz sepulcral del campo,
como luminaria entre río reverdecido
en tapiz de terruño arado,
aria dolida en arrebol
de sollozo verde,
lento abre su retoño la tierra.
Entre vid de nueva espera.


El castellano

VI
Quiero mantener
mi suerte segura,
como hondas imágenes
en frío lacustre.
Agua de labriego sordo.
eco en árbol de sigiloso azar.
Hombre al menos
en terrazgo seguro
al pie de bandoneón,
clavando cigarra
a su escarcha afligida,
manos trabajen
la melodía
a tu voz morena.
primor en viento
de mi sepulcral prestancia,
tierra o ceniza
eternal mármol turbado
de vida atada a tu vida
y perseverante esencia.
árbol de luz y acento,
revuelo a tu son
el mundo no trasplante.
Dulces sueños
sones flamígeros te aguarden
en su seno.
suelo en miel
de nota obscura,
guerra, oh gran momento,
rizar mis ascuas al viento,
hoja que tu filial enmarca,
verdecido mamón yesca,
invadido por substancia
de tu irisada voz en letra fraguada.
Resonancia de altivos lares,
fecundos...
Llevo verdecida mi sangre,
asaltando el trigo mis ojos,
palabra con sonido
eterna herida
Resuena que sigo en ti
como aromo de flor
y curva pitanza corva,
redimido a la abeja
el avispero ya no zigzaguea,
abre cariño tu senda,
nácar dispuesto y frágil
al candor de mi cóncava vena.
Para cosechar mi pena, mi cruz
y mi condena.

El castellano

 VII


Llaneza mi pulcra eternidad,
violácea en mi cabeza,

río era mi ardimiento de espíritu,
en cantos diáfano;
sin voz ni hálito mortal,
estancia mece y alza
sobre estas olas de mar en tierra
y perdurable simiente.
Suelo alzado del vano milano,
sangre que hiendes mis latidos férreos,
agreste consonancia de lares
y esponjados lacustres,
como rito de cristales prendido,
de ababol mi prestancia
y la llama mi hoguera eterna,
mi labriego no más ciego ni sordo,
mis manos trabajen la tersa melodía,
ungido surco de espiga y barrizal,
canto por tierra darte nombre,
que mi filial escancias,
amor, de viento obscuro y guiño como secuencia
primordial, tu sed no escapo, ni la verde parra
gime a tu prado su sombra,
amante vuelvo sin barba, sin vergüenza,
de llanto repaso, 
la sola luna en ascua
y su seda de luz morena,
oh, playa y su rivera,
cuántos helechos visten mi trazo,
de una patria sin cabalgar,
cuánta palabra mísera y con sonido,
ser hombre en rebeldía terrena,
alzando flores de difunto,
y lumbres aeternas,
mi morir de ángel ni pronuncio,
conmovido cruje mi esqueleto,
alma de llaga henchida,
acaso otro sueño valía,
tempo y flecha de ágil luna,
vine sin niebla por todo lo que quería.
Destierro cuándo,
como mi jacinto, a tu lado me blando.


El Castellano a 28-10-2022

VIII

Cristal de aire:

Acreciento, voy menguando,
la diosa estela naciendo,
al paso ferviente de tu sola voz,
como un caracol,
en agua destilada, candente
acrisolado esplendor,
cristal de gotas sólidas,
y mi verbo fulge valiente,
cadena sin mi nombre,
otro borbotón sangre fluyente,
que crascita, entona
viví, amé morí y te deseé,
un yo te desvestí
y lamí tu caracola de letra
despacio y rápido
a mi helor
embebí tu éter expansivo,
un cristal que sublima en aire,
amor de zarza a espina,
caracola resistente,
mi pequeña ángel
hiriente , vespertina a fragor
ojos boscajes, tus notas infernales,
cual buque emergiendo
sin océano solo tierra
inextricable para osarte,
d' este abismo llamado verbo,
me visto de capataz tu aliento,
coagula mi aire
noventa y nueve porciones tu nácar por mí
creado,
en novecientas ascuas,
tu vapor y el mío de estrella
que flagran tu sendero de luz,
enamorado tu piel ensoñada atisbo,
cuál no dio fuelle a tus alas,
cuál no te hizo de mi placer herramienta,
mi amada voz,
acompañante
hacen nueve formas,
nueve pilares de Averno,
nueve cerrojillos de hielo,
mi condena y solución para poder conocer
lo que amo, amé y siempre amaré,
en novecientas nueve hojas
que encierra
tu corazón en mi agua´
siniestro caracol
con mi desvelo en hoz.
Inocente no soy,
ni ángel,
ni vendido,
ni por éxito mendigo,
el que no me acepte es su problema,
yo sé quién soy.
Miles dei lumen,
Förüq Miles dei lumen versus littera fagro methafora creavi blandus laetitia exspectare sed ardit.
Guerrero de luz,
en verso arde,
ardiendo metáfora,
crea caricia,
expectante de la sed que arde,
novecientas noventa y nueve hojas
esconden tu asido ramillete
que esconde tu cristal de viento,
hoy es por mí
que empecino
que soy culpable
de alzar mi cenit
en cúspide inefable,
de esencia que no llora,
dicta, que sólo es tu voz .
Pureza en vena dispuesta.
Una asonancia predilecta,
pude servir,
me quedé en tu frazada
del juego
que como todo juego
sólo abre
sólo despliega la opción.
a perder venciendo,
tu voz sólo eso,
musaraña cristalina,
de nácar y espejo quebrado
con mi cruz a lomos avanzo.


El Castellano


IX

TINTA

Transito de la perenne espina,
a la fugaz rosa, y su fantasma azul,
gloria su grandeza dónde;
clavado en la mirada,
labré los aires vino mi verso
como este amor rugió,
y se engendró dentro,
del mundo ignorado, atento.
Cárcel de imagen,
metáfora tal vez,
escudriñar ofrenda pudiese,
cual amparo d` esta rienda,
mi sangre sedienta clama
en el supremo canto,
su garganta, lengua de flor,
y eco de luna semper,
las mentiras sentidas no eran erróneas,
el pobre arte, valorado fue,
duende arcano, que siempre apremia,
y en justicia arrebata,
el amor mejor, y el ascua dolor,
cava hondo y profundo,
quebranto, en pío amanecido,
tantas noches de alba en lo infinito yo te he esperado,
que ahora dejar de hacerlo es impensado,
hay alma florezca, de néctar y sangre, un sortilegio,
como saltarín te picaría,
verso de escudo,
o llama de fuego, y grito mudo,
canta,
este mundo ignorado,
canta la profecía arcana,
amor es respuesta amor es clave,
es llave sempiterna,
el poder de una luz flagrante
y que todo llena,
razón para creer,
oh flor secreta, te llamara,
canta por la belleza perpetua,
hasta purísima estrella,
la noche obscura velada,
sin aguas inocentes,
te añoro más que a la virtud,
ignota, no enseñada,
de tus ojos prendida,
astuta,
canta mi pequeña, oscura ángel, 
que mi verso hoy,
no sea ni libre ni blanco,
sea nuestro para siempre...


CANTOS OLVIDADOS A LA NATURALEZA

2016:


Sol, sol ardido caracol

me sube por la garganta

tejido mi corazón,

verde oliva del trino tu cante

de trigal la niña amapola,

tiempo en espiga

y hervida sangre,

amanece el zorzal,

vine a comprar sus voces

la nube de sus humores

ha precipitado,

en círculo de la llama

mi grata semblanza,

las aguas del otoño

las flores del invierno

hasta que llegue el hielo y sus hijos,

verano apoderado

surca la perdiz

al cielo encumbrado

un aliento de ala y viento,

un desperdigar sin dueño,

flagrante la retama,

acalorada la vieja encina,

desplomándose la siembra

al linde del barbecho,

solo pudo

y solo está

el campesino y su puño,

el campesino y su nudo,

las estrellas por piquetas,

la sangre por bandera,

afilado tornasol

quiero llegar y volverte a ver,

no hay rambla sin agua,

ni beso sin tu lluvia erizada

mi mujer,

brillas más que avance de mi piel,

ardes más que el paso de mi hiel,

coge este canto en la era,

en la solar acequia,

de monte y verde,

de tierra y labrada

mi rama quema en tu hoguera.


El Castellano


II


Fui a buscar a lo largo del Sol,

me crucé por sombras miles,

en bocas heladas de fieles desventuras,

camino que medroso se esparce,

en los senderos que lleva el viento

despiertos en bocas crepitantes,

por los que nacieron al alba

del espiral en ubre amasada

de carruajes de estrellas desmembradas,

fatales golpes de llantos en Sol de luces

irisados cantos de nubes 

que esparcen los gritos,

cesa, allana mi canto fúnebre

por la luz que murió de mi Sol.

que cese el llanto,

de mi invencible Sol

porque volvió a crepitar

volvió a desvencijar el cielo parco,

el profuso manto de azules estirados,

insigne cepa coronada,

vine a robar sus voces,

labrador de espíritus silentes,

va mi acecho por montes

y barbechos colorados

en sangre terral, fui a buscar

volví llorando ojales negros,

salta, salta, salta

ven que mi amor avanza,

sola tú, solo yo

cuánto mi bella fada

yo quisiera alumbrarte,

a corazonadas salvajes,

latidos en mármol postrados

mis folios mis hojas de chopo

cabalgadas, un sin fin de mares,

una tenue voz me descubre

por riendas en longitud inalcanzables,

vine a moler mi trigo en el molino del Sol,

vine a cuestas de mi araña

que todo sabía,

me saludó mi temprana azada,

en este mar de azares,

donde nacen mis pesares,

lloro hermosuras,

allí que las cuelgo

allí que tempranas

desvanecen en flor del tiento sembrado,

acequias llevan mi sangre,

a elevar espigas de verdes sienes,

mi cierzo elevado,

mi compás en danza

de lo que brotó en oro

soñando la esfera que iluminaba

al poeta que cantó con fiereza

hasta desvanecer su silueta,

y el Sol abrumado

murió en gotas de belleza,

esperando su luz

regar por esferas

todo nacer del campo

hasta florecer el alma

del patio llamado vida.


El Castellano


III


Estas partieron rozando osadías,

avanzando entre verticales cristales,

entre luces carcomidas y ventanas afligidas,

durmiendo entre el iris despierto,

caminos carcomidos entre horizontes malvas,

por florecer sangres que la tarde despertaron,

ese matiz listado que al cielo sucede,

por melancolías vanas,

triste la noche aguanta estos ojales,

por mis cerrojillos dorados de mi pecho,

quisiera volver atrás y respirar,

en las flores hasta las estrellas,

el viento me levanta,

una vez más aquí mi escritorio hunde,

la oscuridad que me sucede,

el tren de noche que avanza,

he nacido para tejer borbotones sanguíneos,

mas no cesa este sentimiento que me habita, 

querúbicas sienes descubren bellas deidades,

por campos de Castilla avanzan las mieses,

fieles partiendo destellos irisados

de verde fulgor tomado,

un canto de oscuridad labrado,

quita protagonismo a la luna tejida,

mis ojos libres ciñendo la pizarra de mi canto,

gorriones por estorninos,

luces por sombras,

amada espada que desentierro,

huésped entre barbechos de mi hierro,

moviendo los círculos caminando líneas.

todo queda violado rodeando al tiempo,

hielos de mis incendios,

beldad entre beldades,

dejando casas, dejando mesas vacías,

por alabanzas afectos, 

en estas casas sin tejado,

en estos cantos sordos sin voz,

el jazmín áspero y su cisne,

vuelo sembrado su zigzag,

borrosa nube febril, medicamentosa,

verde mosca zozobra, por oscuras campanas,

el tañer iluso que desdobla hasta las gramas,

incluso esas que caminan,

postrero he de cantar

por si el cielo abra sus capas y sus trajes,

y desnudo se vea realmente quien es,

estos charcos absorben mis nervios,

hasta morir yo en otra letra,

en otra espiga que diga:

Ve, ya tienes la altura de montes,

te toca la resurrección hasta volver a morir

escribiendo hasta llegado tu nuevo ocaso.

Lo dudas acaso.


El Castellano


IV -2017:


Santo señero,

dulce iris de mis desnudos campos,

Dioses habitaron tu entraña que guarda,

cumbre eres de la loma despeñada,

réquiem de viejas espadas

que te labra,

quieto, el viento te encara,

vuelve a soñar que fuiste tiempo

de los tiempos,

estático límite

congoja deslizada de abriles febriles,

una oda me avanza

sin piel, sin moral sobrecogedora,

decidle a la tierra

que mi alma bulle,

este parco horizonte me teme,

oiré frentes, rayos fuertes, crepitantes,

un desnudar de las secuelas de esta voz,

amaré tu vientre como se aman las flores,

no habrá reino

contra Hipsípila

soterrada calma entre alas

de libélula,

entre sueños de drosera.

Partiré mi vida,

recostando mis sangres,

floreciendo rosas a mi madre Belleza,

hasta sembrar mis aras redondas, abiertas,

en un guiño que descalza

sones por hendiduras sangrientas,

hasta enjaular mi aliento que te canta

por ajuares de estrellas las más bellas,

mi desaparecida sombra,

plañe que llora en su alma verde, pura,

oh Castilla, quién en tus alas nunca muriera,

eres un enjambre de furtivas 

soledades que se vencen,

caminas tus  vastos metales

en tu oscura tierra,

una sed te fulmina lo perenne de tu sonrisa,

te duerme la piedra tu encina,

un deshojar de tu rivera

siempre,

de tu río Mundo

a mi pueblo de Fuente-Álamo

jamás te muestras herida

mi Castilla bonita

mi Castilla sin llaga

por la que encuentro

en el cielo un monte y un atajo,

hasta vivir la plenitud

de dicha en barbecho de tu idea

mi vida, mi raíz,

mi falcata de natura.


El Castellano


V


Resopla, para y se piensa,

por pensarse 

nació una lombriz azulada, 

buscaba su escondrijo húmedo 

de la idea, 

se aleteaba 

como gusano floreciente 

haciendo alarde, 

él sentado en el trigo 

de su verso 

no se vio la espalda 

llena de abejas 

de pensamientos típicos 

de su vida parada, 

como reposo de barcas. 

El puerto rancheaba 

oscuros rayos, 

era el letargo de su espera 

cabalgada sinvergüenzura 

no más románticos cigarros 

todos se tornaban 

en el uno idéntico 

llamado vicio, 

el alacrán de su mente 

corría feliz o eso creía, 

sin tener nadie que lo pisara, 

surcos se abrían 

en el barbecho soñado 

de su dama 

que ya era imagen de hoguera, 

yerma vida la estampa 

que colgaba del poste, 

un señero quieto se afilaba 

con el viento. 

Beba sus penas 

en taza de café a temperatura 

de la helada que rondaba 

lo bonito detenido, 

eche el anzuelo en el lago realidad 

por si muerde la quimera 

Diosa enajenada virtud de virtudes, 

arrastré mi pan de celiaco 

por su cara y mordí su boca 

con suavidad sin dientes, 

quería navegar su lengua 

otra noche tiznada 

de reposos dementes, 

cogí las riendas de mi azar 

desbocado, rumbo a sus piernas, 

amaneció la dicha de estar acompañado, 

al último suplicio del espectro engalanado, 

gira mi cabeza 

que sale un estornino de mi barba, 

era este un acre de calaveras 

que vestir, 

estaba la sonrisa 

de todos los tonos sentimentales 

de la cara larga, 

avanza que da vida 

mi escolopendra patidifusa 

del millón de espantos, 

era un patio de orugas 

el caminado por mi salvaje esperpento 

difuminado, 

un rincón donde clavar la lanza 

que nunca sonríe, 

caminan dentro, caminan fuera, 

más patas que ojos, 

sentido inerte de la fiera 

por tornar polilla, 

y sus pavimentos de la estrella 

acolchada de ella 

mi almohada.


El Castellano


VI


Con alacridad serena

de mis años dulces

con pulcritud de espadas,

vienes y me das una azada.


Al barbecho claro me siembro,

sacando terrones de mi eterno lecho,

de una espina gemía el viento,

y acabó llorando vida el cielo,


trazos con ineptitud

de luceros que no evitan la sombra,

ella que la llevo agarrada

a mi cadera, sombra profunda sin espuela.


Fuera del tiempo, fuera de este grillo de tierra,

afilo mi canto sin despedida,

abrió el espejo su tierra

engullendo lo que es de ella.


Dura noche me sostiene

su atadura de luna,

resucito mi etéreo camino de esferas.


Recto colchón mullido

es mi enhebrada calma,

que se acicala entre lenguas malvas.


Vence este mi viejo amarillo,

como sol de tierra

se llama caléndula.


El Castellano


VII


Recama heraldo lenguaje

las simas de tu palabra

huero sonido que avanza

y el ser alza.

Inamovibles torres, belleza

aguardan, oro noble

hondo, profuso Sol cercano

padre de fachadas de Castilla.

Encinar raudo,

acoge al puro roble

vetusto soliviar escarpado

cuna del árbol resucitado.

El final en el viento es una promesa.


Desde Cuenca a Toledo

desde la corona brillante

de Ciudad Real a Guadalajara

pasando por Almansa y el frío

de Albacete apostando en el río Cuervo,

y el profundo Tajo, desvistiendo

febril al río Mundo.

Reviviendo este tronco muerto

en Riopar, avanzo, amanezco

ligias y barbechos tras

surcos de furtivos arados.

Fortalezas empedernidas

fervor de ojos lucientes

pasados del mañana.

Me bañan sus fuentes

en patios de arañas e higueras

en sotos de almendros

y nichos de nogales verdecidos.

Mi hoz de trigo y centeno

eleva su carne

por esta mi tierra

y su vorágine.

Canto por el revivir

de este tronco muerto.

Blanca idea, surco en recodo

por brezos y mirtos agujereado,

retemblaré como el esparto.

Graznidos escondidos picotean

mi alma; crascita voz serena

alcanza tu semblanza

me tejí exhausto

en tu oscura raíz

del antaño.

Blanda tiniebla envuelve

el dormitar de tu carcoma.

Levantarás de tu sueño

Rey Rodrigo.

Y nuestro Cid

¿Vestirá tu palabra?




El Castellano


VIII


Hundido por juncias,

despertando caléndulas,

someras, solariegas,

era otro lado donde estaba

hablando, entablando con Ostara;

la tierra que no era pobre

su rigor contestaba,

prado que desciende

juntando un barbecho dolido,

conquistado,

marjal de claras hierbas

flaco acre dispersaba,

bancal de cizaña primaveral,

sutil caricia rizada en patitas de abeja,

parte de mi casa soterraba la desquicia 

de un frío traído, heladas patriarcales

por aullidos de viento voraces,

como un rosario deslizado

con aflicción por la tierra,

un silbido del patio oscuro

como lamento sin lluvias socavado,

semillas brotar escabullen, pregunto

vive mi lluvia soñando

vivir deslizándose por la pila sacra 

de tus pechos tersos de vientre de seda 

y espuma, angelical rostro

llamando florecer colores dispersos,

vieja cueva cantando oscuridad,

como tránsito al amor por tu viña,

cantar de mirada extranjera,

hasta hacer la tierra nuestra.

Impetuosamente soy varón

y no dejo guerras personales para mañana,

ni ganar a puños pequeños,

de opiniones sin cuarteles,

firme elaboro mi respuesta blandida,

vieja, en savia bruta elaborada

necesito mi vera con sangre,

necesito mi vera acompasada

por tu soplo de mujer labrada.

Mi destino como árbol desgastado

de honda sien y senderos de carcoma

apuntalaba mi perpetuo mañana,

acicalando sus ruinas

para elevar su sabor de antaño.


El Castellano


IX.-2018:


Bruma tiende la loma del cerro,

pinos caracolean sus jóvenes regazos,

tiempo exhausto entre brezos y esparto,

el lenguaje del enebro acicala córvido deseo.

Cementerio en mitad del campo

donde por los años siguen enhiestos cipreses.

Cristo de la tierra erguido en alguna cruz de barro,

peinetas de brujas bordean

con geranios de los caminos

el aposento de la manzanilla gorda,

forrajes aguantan a merced del cierzo del tiempo,

donde hoz no pasa,

abrojos se clavan al barbecho terreno

entre esquivos molinillos

que vigilan serenos cardos,

grama joven tiñe su horizonte verde

donde alzan su picazón ortigas seculares,

a esta roca señero inmóvil

de este mar de tierra y savia borde,

alzo pertinaz

pensamiento

¿Qué fue primero la semilla, o el animal?

Jacintos silvestres cuidan sus bulbos

siempre su renacer impera

precoces lluvias que despliegan

sus verdes cabellos,

malvas cobijadas por tapias

que ven desfilar hormigas.




El Castellano


Proyecto canto del zahorí herrador:


Avanzo tu repecho,

Donde brilla un desfalco pronunciado,

haces y cornucopias de luz fugaces,

era sacra de sordo repiqueteo,

magnificente exacto,

as de tus nueve caras,

un llanto y silbido foráneo,

es lo que siento,

en pila de mármol,

y calizo blanco,

no nací ayer,

ni me llamaron er-fariseo,

de un pino te traigo piñón

de pino carrasco,

en  verde aljibe,

mi pozo y remanso,

entre terquedad licenciada,

y sones mineros,

de la retama

al señor olivo,

del brezo,

al espartero,

en canasto de trufas,

y bellotas der mañana desterrado,

venga amigo,

no conteste es que será asordinado,

brillo que guarda filo,

mi jamonera de tersura

y brillo diamante,

de sonata y tres cuartos,

platino y herida sangrante,

vine del hinojo de abajo,

buscando la seta este otoño excomulgado,

arrieros somos

porque de mera Tierra somos,

no cantes al pecho humo,

afila tu cuerda yerta,

te colgará

necios y dineros,

el ayer viste desnudo,

su gloria adveniente,

y que si viene te miente,

no busques

matar al ajiporro,

él te matará

al despiste

no anticipes,

canario de cimbre,

no tuerzas tu alita,

en reverencia

del Tirano gobierna Aquel,

canto de solear

y mimbre entre botica de vino,

la más granate sangre 

dio la vid y su ceporro,

del espárrago triguero,

a la hoganza de su matanza,

migas morteras

te trae Castilla,

mi ley, mi ordenanza,

mi parca semilla

su mañana,

que vibrará sudores

que a los campesinos

nos llora las manos,

un autillo me dicta

ojo de un ojo

saboreo dulce.

Si piso el abrojo,

Quejigo y terraria,

oh romero castellano,

tomillo de cerro bajo,

zarza de zorzal,

y Cardo borriquero,

de colorín jilguero,

vida a la vida

savia a mi creación,

estoy repicando 

tu tiempo de bajío,

es sueño hermoso,

debido tengo

que estoy creando proyecto,

como Canto de Tierra,

belleza ignota,

sangre del castellano,

Zahorí herrador.

Ya el futuro...



Esteban Förüq el castellano y Leannán-Sídhe 

 


 


 



FINAL


El Inocente Förüq y Leannán-Sídhe


Miguel Esteban Martínez García


FINAL

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Realeza de estrella