viernes, 17 de noviembre de 2023

ODAS

 





ODAS:

 

Tierra de encina:

Encina carne

y cuerpo que en ti

el campo hizo;

emblema insignia.

Follaje recio, duro,

inmoble al transitar

del viento.

Sobrehaz madre natura

de pedernoso azar de catedral

que de ti hizo san Esteban,

parda encina te escribo

desde el reposo del hombre fluyo,

como sangre me sostiene

en manadero de tu lecho de tierra.

Apretada y densa

lloras al camino,

no caes en invierno

ni te desdibujan heladas,

soles de siglos

doran tu espada,

árbol férreo

de árido horizonte,

frente los ojos,

viejo monumento

que sacudes,

el alma de la roca.

Brotada del mismo fuego pareces,

oh parda encina,

yo a ti acudo virgen

que en tus hojas veo pulcritud de estelas,

puntadas de unión de cielo y terreno,

en ti campo se hizo,

de tus lagrimas otorgaste flores la tierra,

meseta navegas con flor de piedra,

árbol solemne tú eres,

a ti rindieran cantos

a ti rindieran cuchillas,

campo de víboras

has pisado,

espejo de pueblo eres

que guardas reposo

y pasado.

Acoge Virgen de la Encina

mi canto manso.

 

 

 

 

El Castellano


Oda a la belleza:

Ruge mi vida
con impetuosa saliva,
un desdén de mares afilados,
cose que hila esta malva sensitiva,
azures sarnosos que avanzan
al latir fieles compases destapados
de mi escondida idea,
belleza eres por mares sostenida,
balanza sin yacija, ni muerte escondida
acaso a ella conoces
que incluso la tornas bella,
mira la ventana crispada al infierno,
el parpadeo oscuro de la luz.
tú que definirte nadie podría,
ni el más inteligente
ni el más ignorante,
cumbre de ideales, pedernales deslices,
pólvora de sensaciones, fragor vaporoso,
bendices sin perdonar,
es tu prisma un ocaso sin lejana letanía
de esta realidad que se pierde,
atraviesa tu puñal absorto
hiende mi carne,
solo encontraré que brotará mi cuerpo
todas las flores de los campos,
tu cúspide sin hallar, tu vida sin hallar
cumbre tuya se llama planeta Tierra
abismo centelleante hasta perder la cordura,
madre del acto,
belleza deidad suprema,
nadie la mata solo se la llama
y no siempre responde,
déjame tu azul manto sin amaranto
una noche bailaré con lobos
hablaré de amor con mi quimera,
el miedo me conocerá,
amada mía belleza de las flores
sángrame un horizonte de colores,
deshoja mis infinitas espirales,
haz que me crea como los mortales,
para blandir nuestro nombre entre nubes,
cabalgarán mis corceles tus verdes sienes,
yo no seré yo, así como tú eres distinta
para cada retina,
hada infernal
como leviatán celestial,
tú no entiendes de las maldades del hombre,
sólo pintas de la realidad todos los colores.
contigo izo cumbre,
resoplo agravios y señales
repetición
que nací para servirte,
como pájaro a su nido
señorita ruego
que elija este cuervo,
sin agraz durmiente
sopla mi sed de florecer tu alma
primavera preciosa,
desde mi mar a mi risco
osaré vestirme
de rudo hombre viejo,
soñaré como me sueña mi sueño
que yo en tus lares era el primero.
Señorita bella madre de mi izada bandera,
alza mi curva sombra
por la carne de mi siembra,
reverdeceré con tu cariño
primavera amada,
Mireya anclada de mar
a la montaña de mi idea,
vengo que voy a vencer mi propio desespero
rizando como riza su vida el helecho,
desde la sombra de abeja,
a mi ceniza bella,
no habrá osadía que no te nombre
mi dama al hervor de siglos
atavíos que llevas ya florecidos,
me despido por si te encuentro.

 

El Castellano 

 

Iris de los campos:

Adormidera pulcra,
Amapola esquiva 
nacías lejos de la tierra 
que tú querías
la fe mudó sus caricias 
el reino venía tejido 
del destino florido
en la gesta del jacinto 
en la flor abierta de la primavera
voló mi corazón a tu nido 
derramada esperanza vistió
el por qué de un adiós
el lirio abrió al color 
y la grama abrió en flor
flor de sangre 
que regeneraba 
el dolido destino
por la azucena 
caminaba su olvido,
fiel del suspiro nacido
quedar el te amo en vilo
la orquídea colorada 
aguardaba la fiel ordenanza
cuando un jardinero de versos 
dejó su estampa en el papel
un colorín elevó su trino
para que un zorzal 
lo alzara en su nido
todas las esperanzas 
colmadas de un grillo,
al compás de tu paso
seguía la amapola en duelo
lejos de su tierra 
que vio nacer el cielo,
caléndulas esposas del sol 
se abrían a la sonrisa
de tu calma amanecida
para yo trenzarte 
un beso en la mejilla
quedando las campanillas dormidas,
y las margaritas enrojecidas,
un te amo ardía.
El ascua se encendía
quedaba la sinfonía 
de un tordo que visita,
el cielo abría 
a sus coloridos jardines
plenos mudaba el grillo de sinfonía
la rosa colorada 
dejaba su beso por si acaso 
el viento llevara algo, 
se hilaba un verso
para el cantar complejo
del baile de la rosa y el clavel masculino
mecida la sonrisa al viento
nacía la basta floresta de los patios
y entre sus escondidos lares un trébol
vertía cuatro hojas 
al compás del Sol en su visita,
todo al resguardo de la bella caricia
y la ilusión dormida
que brillaba en tus retinas,
para yo dormirme 
dentro de tus ojos.
Abriendo mis flores en son,
ese que hacía brillar los campos 
en verde y marrón de un caracol,
relucía el brillo de un brezo,
desplegando su color
un tomillo en albor
por el plantago en flor,
todo lo que dejo
es todo lo que amo,
recuérdame en la flor
del cardo de la dama
me alzo a la altura de la rama
y el espliego amanece conmigo
para el romance del laurel 
y el encuentro de la malva con la abeja,
todo el cielo se despeja,
canta la piedra en aspereza
que la vida se torna repleta,
de lo sencillo del musgo
al verde estramonio 
con sus trompetas de los ángeles,
rueda la caricia que tu piel divisa,
el campo sin franca tapia ni verja
es dorado por mis sueños 
que corren de la vereda a la rambla
fiel de esperanza
la azucena nocturna en flores marcha,
el olivo prendido de olivas
la encina sus bellotas mece
para el tejo guardar su muérdago,
la noche que llora azabache
y ojos de luciérnagas
todo queda prendido
del suelo en duelo
blandiéndose la luna sempiterna de nuevo
y mi verso alzando el vuelo,
queriendo acariciarte de nuevo
la noche que solo conoce la noche
tus ojos que solo conocen tus ojos
por los sueños nacidos vuelan los molinillos,
el monte deja a las carrascas 
blandir el horizonte,
las flores a la abeja fabricar su miel,
la tierra se come a los cardos tras el verano,
la adormidera tu piel suscita
llegado el otoño y su caricia
fieles manzanillas abren sus margaritas
y los cardos en espinas 
dejan paso a los jilgueros
del campo abierto para regar Ostara tus besos
se anuda un grillo y mi brillo
abriendo una flor
con forma de corazón
dejando paso a nuestro amor.
Con el sigilo de blancos álamos
al verdor de frescos pinos
se cierran todos los caminos
por si acaso vivo que sepa ella
que blindado a la cepa es mi sino,
en estas simientes
en estas verdes sienes 
alzo mi latido,
que de madreselva fue vino,
y alzado parto mi destino,
hasta vivir en la mitad
de flor de esta caléndula sostenida,
enraizada en mi pecho,
que no canta 
reverbera en esta fuente fría,
anhelando de Margarita su caricia,
porque no tiene despedida,
al fragor del ascua
jamás desquita su bella sinfonía,
de raíces y colores de albas,
hasta ser amada
por grises arañas.




El Castellano

 

Campos y emociones:

Guadalajara te recoges

en la loma despeñada;

cumbre de valles dormidos

y turbios del Henares,

agitas ninfas en sus aguas,

al hervir de álamos viejos

arribas calles entre mocedades,

tus retamas de parajes

arden.

Eclipsando años

de la perdiz sujeta,

surcos de aras tus uñas hacen;

vestigios de que el poder pudo,

caminas descalza los años fugaces.

Niebla asciende tus iglesias,

reposa y tus gentes

la despiertan,

al otoño que no quiso venir

te hablo como un hijo a su madre.

Cuántos siglos quieren 

tus adoquines terrenos,

asidos de hoz 

y colmena de tus abejas,

un descender de la vida

entre corajes de encinas

y oscuros soles

que abren de tus parques las fuentes.

cuanto yo he conocido

de ti, es poco.

como infante en tus nidos de tordos,

no te quedaste en los hoyos .

Cimientos te desnacen la entraña

del ayer carpetano,

por cuantos siglos te comulgaron,

hija y madre alcarria,

entre mansos hermanos,

sabor de chopo inusitado,

helor del antaño,

resplandor de verde militar de ciprés;

olmo sin fondo ni tajo,

córvido nogal de tus insepultas raíces.

Miré hoy mi espejo en ti abandonado,

y no quiero desenraizarme 

de tu pálida tierra,

fiel canasta que nadie llevará,

tu sonrisa jamás apagada.

Al tiempo que abrirá.

Tus labios que juegan y se tienden,

hermanos de mi trilla,

hermanos de mi arado,

labios visitando acres de blanca tierra,

por callejas y cuestas de dulce idea,

levantas tu dorado cuerpo

de mujer esculpida,

por cuantas piedras te tejieron

en armonía quiero susurrar a tu belleza innata,

que juega y ríe descansada

en la música de tus álamos.

Ríes trayendo tu canasto de mieles alcarreñas,

juegas con quienes hemos depositado en ti confianza

de vivir en el sosiego de tus senos

que guardan los siglos

que lleva tu entraña erigida.

Mirlos enredan en tus cabellos

sosiegos mañaneros

por cuantos te conocemos

localidad de luz,

que abre su remanso

al Henares y sus espumas,

creación no creada.

Cuartelillo de tus fervientes chopos,

riges tu guarda en tus lanzas de cipreses,

abriendo tus campos al cernícalo señor,

y a los estíos chirriados

que el alma te acogen

¡Oh Guadalajara!

 

 

 

 

El Castellano

 

Duero:

 

Grita mi estupor y cuchillos

hieren volteando

una boca que la onda mece

flameando.

Se duerme la costilla

en el altiplano enjutado

de hayas y fresnos

recuerda su geología

únicamente saboreada

por el soñar de los picos,

virginal cuna del Duero

con tus curvas en rotonda

de castizas fuentes y abrevaderos,

dulce azada de agua

que bascula el sentir

de la enamorada palabra,

por cimas tu voz se hace meseta

haciendo el amor

con los pájaros dormidos,

templo y morada

de la cepa que a ti te alcanza,

agua furtiva corre por tu era

y reposa en tu infinita onda,

que se riza, que se insinúa

en vaporizadas Torres de belleza,

que en tu alma anidan,

sortilegio de rosa y clavel

cenit del dolmen tallado,

quién a ti en la vastedad del ser

en su pecho te lleva prendido

el fuego en fanal hoguera

en anchos panales de tus abejas.

Cuentan de la vida del chopo

tus diez mil espumas,

que por sierras

tu rúbrica dejas,

navegante con alas azules

el terreno que jamás te vence,

secretos de amantes

tus aguas llevan

haciendo bullir el inframundo

de los amores y sus galas mayores,

agitas con sangre de tierra

el candil que abre en espiga,

anudando en tu cintura

tu idioma olvidado

pasando años fugaces por tu campo,

rodeando en ortiga

el triguero espárrago,

girando de la vid tu capazo

y sus manos,

haciendo de tu Vera

un Dionisio que al tiempo fermenta

tus besos de tierra.

 

 

El Castellano

 

 

Arlanza:

 

Arlanza cubres tus olas

de infinita seda

con el palpitar de olmos secuaces,

al verdor de frescos, jóvenes

álamos en pulcritud

de cenizas de fresnos avanzas,

quién en tus aguas

te lleva de espuelas

por tus solas riveras,

sin ocre con verde aliento,

te elevas de entre tierra de muertos,

deshojas tus notas dulces,

entre crepitar de martillos secos,

inertes en sed del más fuerte,

tu agua sin palabras,

tu agua sin vergüenzas,

sin rubores de plata

y sus nieves de espuma,

haces bullir inframundos de amantes,

romances con tus robles,

nadie te sostiene

tu olvido deslizado,

solo lindes quietos

osan acariciarte para siempre,

tú, tú imperecedera ante la muerte,

eterna suerte,

yo estoy contigo,

magistral obra no creada,

idioma oculto de tu haya,

espiga líquida donde las haya,

senil canto de cigarra

cuna del grillo en su sangre del atardecer,

acaso te alcanzan.

Cumbre eres sin filo ni cima,

rebosar de la vida sin prisa,

hoguera sin ascua,

calor de los seres que amparas,

descampado

porque el campo eres tú,

fulgor entre verdes sienes,

savia dulce de vida,

qué milagro a ti te llenó de vida,

o ya estabas en ella perdida

para ser envidia del Creador,

ciencia sin papeles

libro de tierra,

onda de segada curva

pulcritud de espadas al alba

sin principio ni final

sólo tú alzas la luz,

en esperanza de los que cayeron

en tu huerto donde descansan

las almas.

 

 

 

 

 

El Castellano

 

 

Tormes rinde:


Hondo espejo de cumbres

de Avila, Salamanca y Zamora.

Refrescas tu sien a espaldas de Alba,

pecho insubordinado vellos de encinares,

padre tallo y río de febril Castilla,

desde la rauda espiga al enhiesto

perdigón que en tus veredas sed sacia.

Hilanderas tus sedas recuestan,

bonito no apagues mi estupor

sembrado por tu silencioso idioma fluído,

Tormes alza tus castillos de areniscos

al paso fugaz del tiempo por tus ramblas

del sueño perdido, que tus aguas arrullan.

riego y vida de tu anciana tierra,

paso insepulto de ávida sangre azul,

terrenos de coronas sin denigrar

sepultas que agujerean tus aguas

dignas de acuarelas cinceladas,

vena y riñón angosto

por adusto raudal de besos escarpados,

vine a bajar tu valle

hasta tu lengua del Duero.

Un vencejo desertor de tus cielos

me cuenta que si por él fuera,

anidaría de tu bella entraña cristalina

clara, cómo tus altos árboles

se sembraron de peces

el día de amantes,

bebieron todos tus raíces.

Pájaros dormidos

que hacen el amor con el viento

con sueños cristales la tierra se casa contigo.

Digna odisea por quien te ha conocido,

caballero ciego que buscas ojos

por tus reflejos de ávidas imágenes

trasnochadas, rutilantes perennes.

Del uno al tres, tres cielos

habitan tus charcos de caudal

sed sin remedio de quien te ve.

 

 

 

 

El Castellano

 

 

Río cuervo:

 

 

Río cuervo de pitanza corva

Vestido del risco tu nacimiento

negro en tu soledad de azabache,

tu soledad acristalada

por luces del monte,

tu idea reguero

que mi sangre lleva,

de enebro cincelado

tu cuerpo,

que se hunde y flota

de la roca

tu eternidad azogada,

huyes y ríes con carrascas,

sin quedar graznando

tu alegría.

Tu cuerpo de aguas sin ceniza

que la tierra llora,

recorres mi infancia lejana

sí esa que nunca acaba,

para yo ser del monte

y el monte ser mío

como piedra a su gamusino,

eres de la tierra

un dulce sino,

caracoleas tu rizada vida

de monte y estepa,

de árbol y raíz de tierra,

eres más que sístole

de romance que el alma enerva

con tus negras alas,

entre tus lenguas de plata

bañas la fauna

que a ti te alcanza,

por fresnos y hayas

riges tu templanza,

verdadera,  que viste,

que enamora

ojos que te hablan,

abre amor tus pizarras

construiré mi casa

por el tejado de tus aguas,

para decir:

Yo aquí vine a vivir

bajo las alas del río cuervo.

 

 

 

El Castellano

 

 

Castilla:

 

Perduradora onda,

en cresterías

de la honda voz nacida,

tu profundo soto

de altas torres enfundado,

me esmalta la idea

con fragor de risueñas carrascas

las soledades del hombre ultrajadas,

agarrado a dulce señero inmóvil,

al pelaje esmaltan quebradizos

colmillos de umbrío tomo.

Cal y tierra entre follaje

de mi sierra,

pardas vidas me avanzan,

una oda al sendero

y su vida despierta

entre ojos de azores y sus ocres,

se siente, se añora,

se enraíza,

esto es Castilla,

esto es el flamear de una cerilla

de sangre henchida,

linde quieto de tierra madre,

por solares tu voz se despeña,

sosiego que tu linde oculta,

lumbre de entrañas

en quietudes de escarcha,

lento fuego ciego

de sonrisas del alba,

quédate, libérame este haz eterno,

quédese mi piel segura

al retorcer del castillo de Almansa,

honda tumba para tu belleza desvencijada,

entre piedras, y caracoles de astros

tu espada,

patio en sobriedad de tu tarde,

robusta flor entre Ermitas del mañana,

un tallaje del pueblo

sembrado por tu cúspide naciente,

sueño en fruto

carmesí sangrante

de tu corazón de amapola venidera,

dorada al cantar de espigas

y su mañana,

honduras de vidas

labradas cepas de sarmientos,

acoge en tu alma

este fiel ofrecimiento,

Castilla mi tierra, mi vida,

mi eterna semilla enamorada.

Fiel disparo entre acordeones

de encinas afligidas,

un marco difuso entre colchones de grama,

perdiz entre perdigones viajeros,

voy a tu encuentro,

me hablan fuentes y abrevaderos,

como tus tierras

hacen el amor con parajes dormidos,

respiro tus frías cuchillas

que entre clavos me marcan su herida,

fiel de caricia bebo la sombra

en tu calma sin despedida,

un trino quiebra el silencio

en blanca dama me avanza tu cebada,

un calor presto de caballero

a su dama hoguera,

servil entre abejas

y sus mieles alcarreñas,

tejida, lista,

vaporeada tu siembra

por años cobijan tus azadas

solariegas.

 

El Castellano

 

 

 

Galicia llama quebrada:

 

 

 

Galicia cásate conmigo,

te ofrezco mi sangre. 

Amo la tierra y la tuya 

es mi sueño verde y gris.

Tu esencia se retoza en mi cuerpo, 

tu ausencia lo ahoga y quema 

desde dentro hacia afuera,

Tus bosques siempre verdes,

a tu fértil suelo,

encumbrado por los siglos de tus celtas

círculos de piedras,

con sus espirales nacientes

de sus megalitos,

de la cueva a tu montaña

va que viaja mi entraña,

entre ocasos sonrientes,

hasta tus helechos nacientes,

al arrullo de tus montes,

calzo espuelas

y sus arroyos florecientes,

al canto rodado

me alzo con el valor de las gotas

de su río, almas en latencia perdida,

de montañés mi talle,

en ausencia de roble carcomido

por el tiempo y su yaga ardiente,

infinito remanso sangrante

de la tierra que no posee dueño

tan sólo habitante,

Galicia ella es candor,

al fragor de silos dormidos, 

al tiempo que reverbera 

sonidos de humo y de agua, 

entre crujidos de esta carcoma naciente 

que ama y te desea mi Galicia bella 

poesía de un tejado verde y azul

de árbol y mar quebrando,

tus costas y su muerte paseando,

hasta donde llega perdido

mi pensamiento

para darte un beso

de cal y arena entona esta caracola

sobre tus espumas

balanceando el pulso

del acantilado y tu hueso de espuma

al romper tu ola,

porque nacer no se elige

ni dónde ni ábside

al cielo le pido rompa la tierra

que si vuelvo a nacer,

yo nazca de tu entraña

Galicia bella.

 

 

 

 

El Castellano

 

 

Canto a un tronco muerto:




Recama heraldo lenguaje
las simas de tu palabra
huero sonido que avanza
y el ser alza.
Inamovibles torres, belleza
aguardan, oro noble
hondo, profuso Sol cercano
padre de fachadas de Castilla.
Encinar raudo,
acoge al puro roble
vetusto soliviar escarpado
cuna del árbol resucitado.
El final en el viento es una promesa.

Desde Cuenca a Toledo
desde la corona brillante
de Ciudad Real a Guadalajara
pasando por Almansa y el frío
de Albacete apostando en el río Cuervo,
y el profundo Tajo, desvistiendo
febril al río Mundo.
Reviviendo este tronco muerto
en Riopar, avanzo, amanezco
ligias y barbechos tras
surcos de furtivos arados.
Fortalezas empedernidas
fervor de ojos lucientes
pasados del mañana.
Me bañan sus fuentes
en patios de arañas e higueras
en sotos de almendros
y nichos de nogales verdecidos.
Mi hoz de trigo y centeno
eleva su carne
por esta mi tierra
y su vorágine.
Canto por el revivir
de este tronco muerto.
Blanca idea, surco en recodo
por brezos y mirtos agujereado,
retemblaré como el esparto.
Grajos escondidos picotean
mi alma; crascita voz serena
alcanza tu semblanza
me tejí exhausto
en tu oscura raíz
del antaño.
Blanda tiniebla envuelve
el dormitar de tu carcoma.
Levantarás de tu sueño
Rey Rodrigo.
Y nuestro Cid
¿Vestirá tu palabra?


El Castellano

 

 

Caléndula dorada de mi vida,
tibia, eterna, esposa del Sol de día,
amarilla, gran luz de los campos
flor de difunto en tu grandeza antigua.

Que baile el tiempo sobre tu flor
que ni te importa la estación,
sobre tu quietud alcanzo la verdad
del ser sin preocupación

alegría da verte, belleza creada
del rayo de sol, dame tu luz
descíframe el saber de tu ser
para tu oro tener 

ese por el que el muerto encuentra
su luz y la abeja tu beso tener
lozanía del camino si silvestre naces
al ocaso del lucero 
tus flores cierras en verso.

El Castellano







Cáléndula joven del camino,
vieja de la senda que lleva a tu casa,
ardor de luz brotado entre florestas hirientes,
alza tus pétalos comunión de insectos,
por estos solitarios caminos
que me llevan a verte
alzas en pitanza
tu verde semblanza,
de la tierra vida en añoranza,
fulgor entre tus sienes,
darás de flor simientes,
así demostrarás que no hay tierra
sin flor así no importe estación,
María oro, flor de los difuntos,
luz entre luces del alba,
sostenme la caricia en tu flor,
que me creo abeja por un día,
álzate entre cardos y malvas que te rodean,
demuestra que eres única,
que ni caracoles osan morderte por tu savia fuerte,
señero silvestre donde los haya,
oro luciente entre engranajes verdes,
espera a tu ababol compañero
que tú sigues dando flor
sin ser primavera entre despertares y albores
de vidas y sus trinos,
navegas mi alma esta mañana
glorificando mi tierra yerma,
te aman mis ojos, te admiran latidos precoces,
eres más que silvestre flor
eres una vida precoz de luz,
si pudieras ser mujer yo sería tu eterno acompañante,
colmas la belleza de lo sencillo
eres mi alegría del camino,
pasarán fugaces las generaciones
y brotarás cualquier terreno
que el reposo tornó sin construcción,
para que tú grites
que la belleza también tiene casa
contigo,
Calendula arvensis.

El Castellano

 

Danza en mi oscuridad:

Es el eco furtivo

de estas sombras,

rompe el silencio

guarda su palpito

es como el mío,

es como el mío,

cuando un agujero 

se abre del cielo,

sombras de gatos

caminan la ciudad,

iluminan mejores tiempos,

que ya pasaron,

canta mi grito solitario,

maestro del animal,

cierran las pestañas,

me ha traicionado el viento,

solo, solo en este oasis de cemento,

mi mala yerba brotará

entre su asfalto,

cruces torcidas

el día escapa deprisa,

un párpado negro al acecho,

me piensa la oscuridad,

su negra ala no  me bastará

al día que llega

desaparecerá,

desaparecerá,

escucho notas de este vacío

perplejo, perplejo ante su miedo,

voy por escalas al infierno,

carreteras oscuras

va construyendo mi vida,

la ciudad desvanece,

la tierra muerde los cuerpos,

este invierno

ya no me seduce,

se clavan mis uñas en la celda

de mi cabeza,

el tiempo esfuma etéreo,

nunca más labraré mi miedo,

aúllan persianas con el viento,

estoy en el otro lado,

contemplo vidas inertes pasar,

el espectáculo de la soga comienza,

es una flor de sangre

abriendo su polen,

no hay un alma 

en esta calle de mi mente,

se retuercen mis ideas

en adversidad,

crepita que arde 

esta lengua de frío,

amanece mi sangre

escribiendo sin madrugada,

el día comienza su alborada.

 

El Castellano

 

Otro beso:


Mañana saldrá el sol si yo miro tus ojos,
el mundo se hará pequeño
solo para que nos conozcamos,
tiraré la moneda al pozo de oro,
contestarán sus doradas gotas,
que los sueños hay que vivirlos
para que sean realidad,
al verdor del monte
sembraré dulces vericuetos,
para que diluyan escarchas hirientes,
y sus blancos de sabor a nube,
se rizarán cumbres
dolerán sigilos del álamo,
dejando su nieve
en fusión de escalas al cielo,
eternos alambres alumbrados
por el sol y su desquicia,
me llorarán los ríos nuestras gotas de unión,
tu alma pura, colorada será como mi alma,
intransigente comunión, destellos sin calma,
ganaré la batalla,
la noche será mi criada,
la luna rajará crisoles en estampa helada,
las estrellas me arroparán la sábana,
amor yo nuestra primera noche
no seré hombre,
se destaparán los reinos olvidados
seré el rey animal gobernando tu cuerpo,
mi ciprés tendrá sabor a mujer desnuda,
todo lo teñirá el rojo bermellón,
al tañer de nuestras almas en hoguera,
las sombras se unirán todas
hasta vivir en tus cabellos,
yo pasados los siglos
volveré a vivir para pedirte otro beso.




El Castellano

 

 

Latido de una rosa:

Escribo a los fantasmas de esta rosa,

tras su invierno deshojado,

que su voz abre en eco de pétalos,

rosa esquiva de voces dormidas,

soplos de hálitos intransigentes

a un frío de neblina,

bruma voraz desciende entre sus pestañas,

y su sangre de hojas marcada

al rejuvenecer de un ayer,

voces yertas hechas tierra,

aroma de besos dolientes,

y pieles escarchadas,

redondas ojeras suaves de luna,

un aura color rosa fría

de un otoño mustio, herido

que ya no camina.

Sin ella, sin ella la tierra abatida,

me habla de tiempos que fueron,

de sueños que se perdieron,

haz purpúreo vano a morir,

por colchones de ideas,

por todo lo que quedó sin dibujar,

sus voces dictan yo converso,

umbrales que abren al sosiego

de tijeretas que descansan.

Como un beso escondido deleitándose

era ella floreciendo abriéndose al mundo

para ver desde su carcasa el fluir del tiempo.

Fantasmas mudos que reposan la caricia

de esta rosa, única al mundo

temperamento de princesa,

el campo en su pétalo,

rosa, rosa tierna carne de estrella,

ojos de quimera,

estampa quieta,

cuántos te conocieron

cuántos como tu jardinero te querrán.

Rosa esquiva, rosa viva, rosa sin cortar

al cielo quién te viera caminar.

piropo eres para voz soterrar

al latido de tu beso por imaginar,

vive cuanto quieras

que volverás a reinar.

Por tus espinas rizarán albas

y rocíos matutinos

con sabor a tu esencia desnuda.

Ya tu voz no vivirá más ahogada,

hablará tu savia

tu belleza elaborada.

 

 

 

El Castellano

 

Luzarrero desvestido:

Ven poeta a mi yermo,

descubierto entre álamos

que blanquean

y un sol oscuro de invierno,

un sol muerto

que nubes negrean su muerte

entre caracoles de faroles

y adoquines ermitaños.

Ven vida a mis flores rutilantes

de sombras de nubes

por corceles suaves te escondes

por hormigones de leche

y sus canosos cristales

tu polvo de estrellas viertes

voy soñando mi linde despierto

estas calles de diciembre se encienden,

como perro ladrando de noche,

mientras tanto te busco luna dulce

entre tus mieles luminosas que viertes,

entre cuchillos yertos de asfalto

y gravas secuaces,

el soto mío perviertes,

los edificios suenan

a nanas sonámbulas

mientras tus altas ojeras cuelgas.

Una fosa es mi palabra

que soterran ideas

cual tordos que grama escarban,

verdes granas es un perfil angosto,

pudiese yo retornar al otro lado

y seguir indemne,

no lo sé.

Mientras seguiré crujiendo

sonidos secos, ululantes

de sentidos dentados en haz purpúreo

y su afligido azabache,

yo te busco luna por cuanto yo he conocido

por silos de arena blanda,

por coches y entramados inertes

que jamás desvanecen,

por cristales hirientes

y su reflejo ámbar,

tu idioma secuestrado me desciendes,

días festivos danzaron huyendo

como ecuaciones de estorninos

jamás fugaces.

Terminaste de escuchar mi ruego

sin escapar,

te escondes cuando te busco

entre verdes ramas ,

y violetas flores

bajo luz de oscuridad

artificial ciudad,

edificios que no aúllan con el viento,

venas roídas entre encajes grises,

capas de noche humeante,

por cuanto he conocido,

por cuanto he huido

para encontrarte.

 

 

 

El Castellano

 

Apium:

El barbecho de la espiga,

la mar me trae la ola,

la montaña me trae la cascada

mis ojos llevan el color de siglos

de floresta destapada,

mi tierra se lleva mi espada,

el  aire mi aullido

hondo, redondo

crujiendo en las aguas,

mi vida lo siente

lleva sangre en las venas,

arterias de ángeles

estrellados en su eco

alzado a la Estrella,

sostenme en las bocas

que mi silencio reverbera,

mi montaña bonita será sentida,

mi Santa flor en la boca de la abeja,

que mi vida maneja,

tráeme los pinos de los montes,

el aire de las cumbres,

tráeme tu boca para nacer en ella,

sigo a Luciffer

bueno él me sigue a mí,

cosas peores habrá

como abrir y entornar la puerta

para que pase la maldad,

siento decirte que arrastro mis demonios creados,

para enterrarlos en el campo,

al lado de un sigilo de chopo,

que a sí estén de ojos abiertos,

no me enloquecerán más,

estoy hecho de miedo,

soy de hielo

más fuerte que el don austero,

palabras sepultadas en mi zanja,

mis padres y mi gato son inmortales,

¿por qué me llevaste padre a la ciudad?

que lento muero aquí,

sin sentir el viento de mi campo,

sin mis flores y su aroma

a vendavales desnudos,

estos árboles de cemento

no suenan con el aire,

ni estos cristales atraen abejas,

aléjame de rejas,

salva mi muerte

que es del monte.

 

 

 

 

El Castellano

 


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