AQUILÓN:
Aquilón, oh dios de
los vientos septentrionales
de vertiente helada
norteña, levántate,
acoge, tú el más
viejo de la vetusta,
de plata fina,
y pretiles sollozos
bellos,
como llora toda
belleza imantada,
torbellino de cuantos
nos sujeta la madre natura,
dentro acoges la
locura justa,
de quien acoge tus
aullidos,
frenético azar jamás
vencido,
oh, rauda fuerza de
tempestad,
el viento no es mío,
ni trepando,
enviciado en ti,
sólo soy tu hijo,
Padre de los vientos,
seguirá invicto tu
grito de lobo.
Este humilde loco
baja a verte,
y subo a cumplir mi
destino.
El amor es semilla y
raíz de la verdad,
aunque duerma como
duerme la hoja,
aunque respire como
suspira la piedra,
locura divina,
zarcillo de fuego,
escuchando, la locura
quieta,
y tu cascabel de oro,
he venido a escuchar
tu lobería,
tus yerbas que laten,
baja ya tu belleza insobornable
siempre temida,
por elogiar te, es
respetarte,
sólo soy fantasma que
desea sublimar tu frío
Glorioso.
Förüq castellano
Miguel Esteban
REPIQUETEO DE CARACOL:
I
Abuela es la fe mía,
sobrada bien hondada,
en abundancia,
que se halla donde estoy,
siempre,
usara yo esta palabra,
donde no habita,
caducidad d' este ser
de lo que estoy velloso,
sin litigio a reparar,
amparo de apoyo cariñoso,
aquella su herida cerré
amimando, presagiando,
brotaría, germinaría un día
su luz furtiva.
II
Allá alumbrado
su resplandecer airoso;
brillase ajeno el cantar,
que no es de otro,
ni mío cabe pensar.
Mora silvestre,
de mi zarza,
mora castellana,
te quiero,
de mi zarzal,
verdadera mora
inefable, vestida en carnaval,
bonita de dulzura,
risible, inocente,
parece tu faz.
III
Azúcar de aire,
y de la imberbe nube
caracoleas la maleza,
dando aviso de espina,
devanadera de erizadas manos,
mi carne de gallo,
gritas alegremente,
grito de alegría,
enamorada
de inclemente grito agudo,
pardo y prolongado;
te miro con curiosidad,
y nadie observa a quien mira.
IV
Oscilo los campos,
y páramos,
los baldíos,
y arroyuelos,
de sus acequias,
los almendrucos fugaces,
bienes y haciendas,
paseas como cuna labrada,
también te beso,
ciño a tu semblante,
tu gracia femenina,
rescoldo, que me mueve,
como sangre y pan trigo,
de prado en agua perenne.
Förüq er-lobo bohemio Esteban
SUS PIES EN LA GRAMA:
Imaginé sus pies y el rocío permisivo,
mi caléndula otoñal,
me bailó su agua nectarina.
Fuertemente en mis ojos solos entre abiertos,
mis pupilas entonaban una savia maldita
de una higuera del demonio u estramonio,
al divisar en mente su regio caminar acorde un perdido
son,
de espigas y caracoles a esta primera lluvia copiosa
este otoño que ya era extendido,
como silbando al terreno nuevas hojas breves,
tan hermosos eran sus pies de dama,
que me daba miedo dejar de visualizarlos,
a ojos cerrados,
todavía no habían conocido mis senderos,
me llenó el alma su huella,
como mariposa leve, danzarina,
posándose sigilosa en un tridente de trébol,
sigilosamente se detuvo su caminar,
sacó del bolsillo, una nota doblada,
en la cual ella decía
Migue llegó su momento,
no está usted soñando,
-Yo no creí aquello,
no sabía si era la voz del averno o Paraíso terreno-
soy caballero Esteban, su Musa,
he venido a cumplir una promesa
hice a su alba más preciosa
nunca vista,
sólo soñada onírica..
No hay preludio amado.
Béseme como si tiempo no hubiera.
-Yo ya tenía mi corazón en la yerba de sus pies,
cómo negarme,
cómo estropear aquel sueño,
No se vaya compañera
le traigo la flor de Hércules
de la montaña más remota con raíz,
y verdor secuestrada indemne,
¿ Cuál es el nombre del pájaro negro ,
que mora las hojas estos Robles,
ave misteriosa que con su crascitar
anuncia cada noche?
Una palabra su nombre otorga
en el idioma más antiguo,
nuestros ancestros le tejieron, Musa,
-Förüq, es respuesta-.
Ese nombre de cuervo morador,
béseme Förüq, soy yo tu Musa,
Förüq...
FLOR DE TU PUPILA:
Hablo de la pupila,
sobre que muere el amor
en su ausencia de color,
y de este que no escapa
a resucitar de su brillo
y cuando entra relámpago de luz.
Entre arena y piedra crece la
rosa,
esquivando a ser cortada,
igual, luz y color,
alimentan la pupila enamorada,
así diferente el sueño,
que se nutre de sangre y razón,
anémona razonada,
no es ni la rosa, ni las pupilas
que la ven.
Perlas de flores y caracolas
nítidas,
herencia de lo que prevalece,
como raíz del alma es el sueño,
muerte germinada de cada flor
cortada,
tétrica se ve la tierra
sin su rosa viva,
sola se siente la pupila
muriendo lentamente
sin su color y luz amados,
coral de hierro es todo sueño de
sangre,
lúgubre manotazo, asesino del
ser,
sin sueño ni anhelo pertinaz,
todos los colores forman ausencia
de luz,
verte cariño en pupila, es sumar
los colores
que trae la vida y que formar a
esta,
para poder llamarte Amor.
Förüq castellano Miguel Esteban
ODA AL CARACOL SILVESTRE:
Caracol silvestre, caracol serrano.
Te escribo caracol del camino enervado
¡Oh tus fauces! Blandas que muerden
su estadía alimenticia.
Del romero al tomillo, desde la jara resinosa,
al brezo flamante.
Tu deslizar por el terreno húmedo,
de la amapola a la caléndula arvensis
con su savia dura.
Desde el musgo a la piedra
igual a la siguiente;
idéntica a la anterior.
Oh caracol, judío blanco,
oh caracol marrón de todo jardín,
caracol estriado
la pulcritud de carbono de tu casa,
mi casa.
Miguel Esteban Martínez García
FLAMA DE PÉTALO EN HOGUERA:
No quiero ser llorado el grillo
que tierra adhieres y abrigas,
en sed de flama y pétalo de
hoguera,
hermano mi alma,
que jamás estríen vuestras voces
mi alerta,
alineando sollozos de nubes
y caracoles de color, con
instrumento
de alma das amapolas,
mi corazón con siniestra forma de
ellos.
Agrupándose en espirales santas,
caracolas,
y oyendo el ala, ola o sólo su
aliento
que me escucha,
con herida inabarcable
van mis ramas del difunto,
sin calor, sin pena redimida,
levantar hermanas parcas,
vuestras alas enamoradas,
que sin perdonar,
no os quiero me elevéis de lo
vivo,
ni en mano de tormentas
sembraréis el rayo
a mi destino prevalente.
Ni a dientes me surcaréis mi
honda calavera.
Mi terciopelo de sangre no es
almendra espumante,
ni codicia tiene mi voz
enamorada,
alma sin rosa,
sin cruz, y sin delito condenado.
Alma en metales por fuentes y
abrevaderos,
manantial desangelado,
amor de la espina, muerte
enamorada,
no me veo más vivo contigo,
no te veas dichosa conmigo.
Förüq castellano Miguel Esteban
SUAVE NUBE RÍGIDA:
Foráneas
eras propias
con
vástagos
de Ninfas
y Sátiros;
se
plantaron de peces
altos
árboles
y guiaron
profundos rebaños
en el mar
afrenta
impía de soledades,
que
duermen
y nadan
sus corzos secos
de
estirpe dorada,
carcomida,
agujereada,
de
siglos;
Azul nube
de mi vida,
abandonada
sin ojos
suyos ni míos.
Bajel de
mi custodio
incólume,
de ciprés
mi valer
mi férreo
pecho
en cobre
de mi
fugitiva entraña.
Lluvias
de esta sequía
Híadas
que mi sangre tiznan.
No me
encrespará la osadía
temprana,
aunque me enseñaran
a luchar
por lo que quiero.
Impávida
por este mar de tierra
reduciéndose
a la arena
más
pálida.
Mi Noto
impune
que
muerte no teme
conculca
mi desorden,
áspera
quebranta el pío.
El
Castellano
AFILADO TORDO:
A ese
mirlo, mirlo único;
Córvido
negro de profundo ojo
que
picotea y escarba mi idea.
Que
crascita su estirpe,
dejadle
mi patio cada mañana
rubor de cristalina
ala,
sólo
hasta que no me queden ideas
que son
como lombrices cristalinas
nacidas
del agua de mi frente.
De esta
enjuta tierra me camina
el
alacrán.
Un campo
de sierpes y torcaces
de grises
ceños al ocaso del día
que entre
mantas y saetas
se acuesta
un sol ciego.
Audaz
mirlo que ahuyentas
mis
espadas.
Tordo
entre espinas arreboladas
haz que
se acueste mi mañana
bajo tus
alas.
No me
destrenzará la osadía
temprana,
ni el día terminará
de
llegar.
Tu
risueña pitanza en corvo pico
ultrajada;
Vine por tus voces
desenterrando
abrojos y señales
uniendo
el fin del día
con el
fin de la noche
como tú
quiero vivir,
termina
mi idea.
El
Castellano
IMPRONTA REVERDECIDA:
Unge el
vespertino roce
de tu
ausencia habitada,
una
viperina falaz de siembra,
allá
donde el silencio transmuta
la
sosegada vida de mis falanges
rutilantes,
un alambre de búsqueda incesante,
de tus
mares de boca
mi nectar
dispuesto,
miel de
Dioses que encajan
mi
sinestesia elaborada,
más
quisiera apelar a lo innato
de mi
naturaleza,
que llamaron
pureza,
luces de
sueños rotos por enmarcar,
ahondonada
de las nuevas visiones,
tiempos
cambian,
palabras
a la fosa,
yo estoy
esperando mi panal
de
sombras de idea
sólo tu
saliva verdadera
mece mi
extasía,
por ende
seguiré encargado
de esta
acequia
dura,
absorta de entregarme
al hendir
de esta mi azada
darkness
and magic
poder del
sueño desagerado,
que nunca
he alcanzado,
mira mi
camino
soslayando
las rosas
de la aurora,
entregando
pleitesía
a tu
señora mirada,
no te
guardes
si vuelve
este mi vencejo,
afilaré
mi sombra
para
entrar en la tuya.
El
Castellano
LADO DE MI PUENTE:
Quédase
austero
el pretil
gesto
de ávidas
secuelas,
rupturas
d'esta compuerta,
de altura
traspuesta
me
alumbra esta ausencia
habitada,
inducida,
paladeando
mi dulce yerto,
conforte
de volver a verte,
mampuesto
en febril idea;
Apacibilidad
de tu seña
y
armoniosa senda,
me
infundes arte de amarte,
hasta el
diminutivo de mi término
castillo.
Por lo
que de castro
soy
castreño,
andariego,
que morir
niega,
perduradora
onda
de tu
entraña,
clamor
exaltado
en
visiones de Quimera;
que
resuene alto
bajo el
asfalto,
que vine
a tejerme exhausto
torres
con callejas
me
nacieron,
en amores
del dulce
amargo hiel,
fuente
fría y negra
de vivos
troncos,
sentenciados;
sed como
viva esta empresa
de
brasas,
amargas
piedras
del
lenguaje,
hondo
tallo
pronunciado
sin base
ni
escueta prenda,
Luna no
te nombro
porque
mañana cuarto mengüante
entro en
rito,
confunde
mi luz
tu
hermosura
en voz y
gesto
abismo
pedercioso
preñado
de paz,
sosiego
de mi armadura serena.
Mieses
que arrullan
colmenas
de nidos
de cobres
nativos.
El
Castellano
ZANJA DE CARRIL:
Marzo que
abrilea
y abril
marcea, al dueto
de la sed
universal
de su
helor que duerme
en
heladas;
Ando que
me encuentro
perdío en
un Sol
de agosto
que espera
a su
esposa
en cuarto
menguante.
Yo
seguiré buscando
el
almendro de las almendras
de oro,
mientras de mi empeño
socavaré
a mi tardío
Castellano
y su Leannán Sídhe
de su
madre conciencia.
Avanzaré
su cerca sin permiso
a poner
nuevo estandarte
y despertar
al Miguel
Esteban
que no
nació todavía.
Guardarme
el vilo
porque yo
no estoy despierto.
Volveré
con mis principios numerados.
Si
quieres más de ellos,
dí
consumido,
en zona
yerta y su tierra
viva-muerta.
Donde
desterré a mis abrojos,
y enterré
mis escritos
con pauta
alimenticia
por si
despertaran
subsisten
estando
nacidos
del miedo
como yo
estoy hecho de miedo.
El
Castellano
PRISMAS EN CALEIDOSCOPIO:
Oscuros,
negros, tibios
lirios en
sangre de brea;
Acolchadas
desquicias
en
híbridas campanas azules
de los
ángeles, yendo en borde,
siguiendo
círculos,
moviendo
espirales,
Vientos
noruegos me llevan
sin
patria, vencida por mitología.
Quicios
de lúgubre destelléo
en oscuro
límite tétrico
y sus
mansedades caminan,
hacen
nido sedoso
en
moreras del sueño;
Vida
través de una vida
dentro
los hoyos del Sol
que
sudan, sus notas de uvas.
Visitaré
a Cernunnos
en el
seno del bosque,
hablaré
del cuerno roto
y su
sangre que brama
flores de
helechos.
Quién
sembrará mi campiña;
estirados
mis soliviares
entre azares
que suerte corre.
Traspuesto
al mantillo
y su
compostaje silvestre
que solo
se mantiene;
Verano
que socava dormido
para
sepultar los cardos
que
tierra come
y
levantar la estación
de los
difuntos con hojas caídas.
Otoño sus
fríos que me despiertan,
terminando
de vivir el ocre
y su
yerma plácida
de
tierras sin brotes
en
ventura de savia fría.
El
Castellano
JURISCONSULTO DE SOMBRA:
Este mi
humilde canto,
pedernoso,
que blande,
que
pregona compás en arraigo.
Quimera a
tiempos
en puñal
pretencioso
de
espigas de idea.
Patria
por siempre sin sentar;
Fugitivo
sin amores,
surcos de
fugaz simiente.
II
Docto de
tu dulce vientre
tras
fuego de ababol,
entre
tierras de tus reflejas piernas.
Sed de mi
sangre,
renacer
acompañante,
aljibe
sin fondo a florecer tu entraña.
Amor de
pecho a espada
blancos
que el ser crestéa,
jurisconsulto
de este ser de espuela.
III
Redentora
hoz de labriego
soñador,
en soto de silvestre rambla,
febriles
rejas de esparto.
Pinos que
caracolean
el camino
de este fruto de ensueño,
antes que
morir sin amapola de fuego.
Creo,
nazco y completo
una flor
de la misma sombra
que trajo
en fruto de la primera mujer Eva.
El
Castellano
FLOR DE SOMBRA:
Impetuoso
campo de mi celaje,
allende
mis altas torres de belleza;
Inmobles rastros
en piedra tumbados,
estos
barbechos que me piensan;
Por
almenas seculares,
remembranza
en bastión,
de
andariegos siglos,
me
enhechizan flores de sangre,
perdurable
loma desgañitada;
Tráfago
en mimbre cabalgo,
recama tu
alma
como una
losa sin frente,
ni gemelo
tiznado,
por tener
ajuar astro renombrado,
alzo mi
quieta dicha
entre
gentíos de mi oeste,
desvencijada
suerte,
por
azares de plomo y zinc,
fúlgidas
cabelleras
norteñas
en crestas
sin linde
mutable,
acababa
de irme
y no soy
adorable,
es una
fosa de recuerdos
ahogados
en silencio,
vagaroso
desdén
que me
enjalbega
en
cuerpo,
mi luna
fija, vaporosa,
luz en
libertad de mi regazo,
abismo
cercenado,
de cálido
espanto;
sosiego,
quietud del bastardo,
regio
Lugh meditando.
Sin mis
vencejos
no brota
esta fuente,
naturaleza
cuando amarte
se vuelve
arte.
El
Castellano
VIDA DE LA VIDA BAJO
TIERRA:
Tornadizo
quebrar de la simiente
acaso el
ojo de tierra no viese,
clepsidra
en goteo,
del
Nitrato de Chile
En este
mes de la parra
y de la
zarzamora,
sulfatos
de cobre anidan
su
violáceo vientre
que
respira;
vida de
la vida enhiesta,
mantillo
sin raíz oscura,
viril
anélido sin carcasa,
fértil
embrujo de larva
y su
hechizo que metamorfosea,
sin aroma
no preguntes más,
liras
blanden su chirrío estacional,
que avasalla
sin hacerse espíritu,
tojo
clavado al viento;
Castilla
tú lloras
dehesa
sin letanas espinas,
de
lanzas,
lo que
vence mi inmortal yaga,
enjalma
mi verde intelecto,
orvallo
de mi rivera,
viaja mi
idea,
callendo
el Sol arriba,
desde lo
alto,
un largo
recodo sin franca,
vega
compadecida,
que riega
ésta enjuta,
en cal y
cantos despierta
de su
arcilla dolida,
Diosa
zurda tu nombre caminas
más por
donde el arriano
plañía, y
plañía, plañía,
su seco
llanto de corazón
esquilmado.
El
Castellano
OLMO DE IMPÍA MANO
PLANTADO:
Exiguo
campo de fatal avidez
y musas
en bronce celadas,
sosiego
calcula lo venidero
por
dorados techos vencido,
por
cuanto Parca ha conocido,
cuadriga
del mañana
y sus
cien rebaños
del afán
que se lleva dentro,
grey de
sombras en silencio,
triste,
densa tensión escucha,
del
funesto día , huésped
en la
negra noche profanado,
afrenta
de sus campos,
señero
inmóvil,
que
escucha a las víboras
sonando,
guardando
al
inofensivo lince asustado.
Vernal
lozanía
sacude su
rostro de luna,
entre sombras
huidizas
y
destellos planos,
en seno
de esta avara tierra,
se
despliegan las rosas
del rosal
ya florecido,
su fugaz
hermosura,
chopo
gris y opulento pino
musitan
la acogedora sombra,
suerte en
urna del destino
que
embarca o hunde en el abismo.
Viaja el
corzo mi idea,
entre
flores que Primavera exime,
verde
flor aún en capullo
soterró
el otoño
y los
fríos vernales,
alza un
lustre caduco
al servil
gozo de su tierra.
El
Castellano
JURISPRUDENCIA DEL BESO:
Vanos
sentidos
temblando
la noche tenue
cosida de
luces efímeras,
lecho
partido
mitad
oscuro mitad luz.
Luna que
descubre y muda,
sobre la
soga que retuerce
el olmo
frío y duro
un
invierno trasnochado
que huyo
y huyo
buscando tenor de ventana,
fría
endeble quizás áspera
como la
hoja.
Vinieras
y te quedaras
como la
suave caricia de primavera,
mar de
tierra que estira y no duela,
otro
camino se afila
sin
desvanecer;
piedra
cerrada que te alcancé a ver,
cristal
de metal, perpetua, fugitiva
destino
precoz te alumbraba,
como
eras,
pluma de
tierra,
sonrojada
vida a mi vera,
planteada
osadía de quimera,
vorágine
encendida
mi esfera
prendida,
ascua por
el Sol que espera.
Diosa, mi
ciudad ardiendo
en el
sueño de mi paraíso ciego.
Plaza en
la historia del corazón.
Sombra de
mi destino prometido,
serpear
incesante por tu imagen
no
preguntes a mi espejo,
ni al
viento sesgado
soy
etéreo como sombra de ciprés
un día
nublado.
Espectro
del vivo silencio
encarnado,
palabra
sin precipicio
ni soga
que levanta,
moneda de
tres caras,
espina en
la rosa de tu tierna cara.
El
Castellano
LARES DE EQUILIBRIO
PERFECTO:
Coso mi
atelier simétrico,
nacido
entre ocasos vespertinos,
sí esos
cuando la flor camina
con
nombre de mujer.
Vidas en
haz purpúreo
al
argénteo astro;
invisibles
senderos
sin
sombra ni difusos lares
donde los
afluentes
confrontan
en tu ser,
sin brío
no hay pureza,
sin
pureza no hay sangre,
y qué yo
no te daría,
acaso el
silencio no fue esculpido,
por
impulso del error,
raciones
de arvejas consumidas,
por
llamas de lúgubre hendidura,
Dioses
míos yo cómo era,
bueno no
me acuerdo,
seguiré
con mi venda
hasta que
ella me la destape,
secuéstrame
en tus dignas alas
que yo
vigilo
como
vigía de nuestro sentir,
custodio
d'este sin vivir sin tu ser,
no hay
luto de espadas
que no se
afilen solas.
sin
sueños no soy hombre,
ya lo
dijo alguien,
fusión
del frenesí
hablando
con su infinito a solas,
como
cuando se siente amor
en la
vida,
sólo una
vez y perdura
como la
letanía
de
escarcha derretida,
yo no
estoy despierto
he venido
a asesinar al tiempo,
y que se
cobren con él mis deudas,
sigilosas,
etéreas,
hasta
arrebatar su azada traspuesta.
Así mis
esferas sean siempre verde azules,
como la
verde espiga, el agua
que la
vuelve pasto.
El
castellano
ECO DE AYER VESTIDO:
Honrada
tibia luz caída,
pasaba y
me ungía este sol puesto
una
mañana amarilla, vestida de invierno
y su frío
azul, encendía mi cigarro
y un humo
y un eco envolvía
un hueco
que dejo abisal la última helada,
carretas
deslizaban las nubes
abriendo
el vientre helado del cielo
este Sol
tímido de invierno
parecía
asustado sin ocaso
ni
pájaros fantasmales
que le
hicieran nido.
Me
cobijaba la sombra de un ciprés enhiesto,
abría las
puertas de gramas voraces,
lirios
negros franqueaban mi verja
de
pensamientos que se amontonaban
en la
puerta, rezaba a mi Sol
que no me
hundiese la primavera
como si
él eligiese esta sequía
que la
tierra llora y quiebra sus entrañas
vestidas,
el viento era más fuerte que yo,
llevando
y sujetando el iris de nuevo tierzo,
crascitaba
por ramaje de mi muerto brevemente nogal
de sombra
densa cobijando tenebrios,
bajo sus
hojas caídas.
Portón de
tiniebla, el paso de su oscura raíz,
despertando
el devenir
rompiendo
el nicho de la primavera futura.
El
Castellano
CALLAR DEL ASCUA:
Este
bregar me cubre,
del que
vengo,
un sol de
esparto,
un ocurrir
del que venga mañana,
nubes
acolchadas me aguardan,
por
febriles heladas,
horizontes
sin guardas,
ni
francas tapias
deshacerse
puede,
era una
luna de trapo,
que
espolvoreaba la tierra,
su
belleza se acostaba
en dunas
de plata
mientras
su alta ojera desplomaba,
su
insomnio de infancia miro
y dime,
por mi
desnuda imagen
que yo
cerraba mis ojos
se
acostaba a plañir,
tu
transparencia me clavas
como
ferviente yunque helado,
las
espuelas tuyas corren sin caballo,
intranquilos
ceños
me
conducen por muros
y celdas
de sosiego.
Cuándo
venceré en este diáfano cuarto,
donde las
sombras caminan,
y las
voces en letra difuminan,
esbozos
en coro de grillos,
en este
lecho,
mi nicho
donde me acuesto.
Confín de
vagorosa imagen
que
despierto,
cada vez
débil,
cada vez
más encerrado,
surtidor
de fantasmas
que
arregazan era mi dolor,
esperando
para brindar con el enemigo,
humo
oxidado sin ojos que duelen.
golondrinas
dulces balancéan mi día,
día entre
sotos sin perdices
caminando
mi patio;
fabricándose
en él escarchas azules
con todos
los rostros de diciembre.
llave
fue, cincel encadenado,
lenguaje
del ser claveteado
en
recuerdos vanos,
polvo de
poema parlotea
y dirige
a callar hogueras,
fuerte
raíz es palabra,
un calor
retumba,
sobre
márgenes de ríos sanguíneos,
reposa
sobre la música su alba,
ventiscas
que trae la noche,
alejando,
alejando los sueños;
despertando
el pasado,
abriendo
luces en osadía
a quebrar
el tiempo.
El
Castellano
BLANQUEAN SUS ASCUAS:
He
cosido, dibujado tu sonrisa
con
tempetuoso órgano
al clarín
violaceo de mis dedos,
avanzo
senda con el fervor de mi Sol
dormido o
estudiado alzo brillos a su dolor,
intransigentes
palabras al silencio
que fue
parco sin eco
sobre la
sierra febriles dientes de siega,
me dijo
su olvido que él no espera
a lo que
abrirá mañana.
Ferviente
luna sola abre su alta ojera
por
cuantos la conocemos sin verla;
así su
fondo sin sombras densas,
ni su
acuartelada estela.
Mansamente
cruzarte será verte
luz
uniendo mis sueños de acariciarte,
condicional
de reloj de tiempo disuelto,
leve planta
criatura azarosa,
de
translúcido amor en tu cintura
descorchado,
fujitiva
alegría anidada,
el
desertar de mi sangre fue llamado,
a
realizarse en clepsidra de vida,
huyeron
mis borbotones a otro cauce,
otras
venas y arterias que te riegan,
juego
como animal entre tus riveras,
piedra
sin ajibe ni ortigas de auroras,
invierno
de transeúnte helado
abrazas
mi ascua de nicho,
al abrir
de la flor que espera,
segunda
tu avenida sin corceles de viento,
ni
rizadas venturas afilabas mi carcoma,
oscuridad
vencida alegre,
afinaba
mi acordeón de quimera,
un
transcurrir frío sin secuelas de difuntos,
deslomarse
pulcro, entre la grama
de un
recién abierto invierno.
Entonaba
un grillo
un
chirrío de soneto,
miraba mi
estrofa ausente
blanqueándose
entre hormigones
de leche,
siendo mi
vida más
que un
simple paso a la muerte.
El
Castellano
LAS NUEVE:
Los
verdes eran azules,
amor como
rocío en la mañana,
viento de
cantar
entre tu
ciprés secuaz,
despertaba
la flor hermanada
con el
idioma de la mañana,
viento
entre mieses más altas,
era yo
entendiendo
el idioma
de tus pájaros dormidos
situado
entre rejas de gramas,
y
tréboles carceleros.
Todo
despierto, rigurosa plenitud,
depuesta
el alba
y sus
rigurosos peinados de luces,
eran las
nueve en el patio
de mi
amada llena,
su sauce
brilló y vibró
sus
cuchillitos de hojas
con
cuantos años dispuesto a andar,
calles
con callejas me llevan
a su mar.
Donde
intranquilo se acuesta mi Sol,
cantada
abrazó la flor
al viento
que pasa y no mira,
que
arropa y no descubre,
canciones
que bailan su mañana,
por
pájaros azares que la vida trae
y en su
patio encuentran.
El
Castellano
A UNA ROSA DEL TIEMPO:
Verde
rosa proscrita
abre del
tiempo verdades
que
inflaman la oscura noche,
al
flamear del angosto
su espina
cierne,
hojas del
tiempo se cierran
rizando,
caracoleando
una
espiral malva,
vetustos
testigos
estambres
del fuego
y de las
sombras nacidos,
osadía
violeta
entre
raíces de siglos,
ascua que
arde deseos,
crepitan
pétalos
encajados,
una realidad
sin techo
dorado
firmamento
anudado
por
cuanto ha conocido,
no llegó
su marchitar de brea,
guiños al
viento descubre,
mira y se
sonrie,
en aquel
diáfano cuarto
de
estrellas sin encarnar.
Claro
oscuro de su prendida suerte,
alumbraba
lo inerte,
entrometiéndose
por rejas
de
momentos tenues,
sotos sin
hueso regentaba,
vagos
lindes sin estatua,
ni otras
flores
que su
belleza empañaran,
soledad
perpleja del devenir,
aguzada
torpe sin rostro
ni desdén
devorado,
clama
silbidos
que
colman de noches
y sus
vestigios,
abriendo
estelas
tejiendo
sus casitas
de arañas
que flotaban
como
lunas tendidas
del techo
de su caverna flor.
Desnudando
tristezas
llamando
al oro
del alba
y su
recto oásis de Sol.
El
Castellano
CERTEZA:
Mi Dios
es real y la noche me hace realidad.
Yo soy la
historia de un muerto.
MARIPOSAS EN CARRIL:
Compases
labrados
de un
tiempo expirado,
soslayado
ademanes
de que el amor existe
y corre
los parajes
de tu
sembrada piel,
resguardos
oníricos
de lo que
llegó a ser,
como
noche
que
aguarda el resplandecer.
Siempre
nos deseamos
como abejorrito
a la flor,
como
piedra a la montaña
y agua de
cascada a la pendiente
eso es
amarte ferviente,
como agua
de marzo
abre la
primavera,
quiero
estar a tu vera entera,
y ser
espectro de primera,
no será
eterno mi mármol
pero te
alzo un beso
como cántaro,
vales
mucho corazón
y por si
no lo sabes eres sentir
como rayo
que
tornasola mi corazón,
te
descubrí nos descubrimos
y nada
quebrará el designio
que
Dioses aguardan
mi
princesa del lago
de mi
ilusión
mi
Araucana de emoción,
no
partiremos sin ir de la mano,
en
alabanza canta un cuclillo,
dejando
canten todos los grillos.
¿Cómo
encadenar la luz?
y atar
las mariposas,
¿Cómo
escribir sin fijar horizontes?
y anudar
plomos sin fundir a ideas fugaces,
cómo
conocerte y no besarte,
te
entiendo y a la vez te siento,
sin
semáforos y alquitranes,
sin
hormigones de leche,
puliendo
el blanquecer de mis ilusiones
que te
prometen,
distancia
quejumbrosa
entre
alas que sostienen
que en
tus ojos soy bruma que florece.
Y mayo
que reverdece,
contigo
soy lo que quiero ser,
mordiendo
la solitud
que
desvanece,
entre
corajes nacientes
y soles
pudientes.
Quiero tu
dicha eternamente,
siendo el
lado de mi suerte.
El
Castellano
BRUMA DE OTOÑO:
Afinaré
mi melodía
para
sordos,
desmenuzaré
la luz
que
brilla y alumbra
a oscuras
de la
razón más plena,
entre
sílabas
de la
palabra meseta,
abriré el
son
de
grillos tartamudos
y erizos
de idea;
Me
guardarán el vilo
transeúntes
de crispadas
espumas
de luna,
entre
corceles ciegos de viento
encenderé,
viajará
mi verso.
Avivaré aspas
de
molinos precoces,
mi sol
dormirá
un
cuclillo despertará,
tiempo
entre escalas azules,
y espadas
florecientes
navegaré
hasta mi suerte.
Por
soliviares vetusto
y sus
flores de cardo,
soñaré el
recodo
y sus
ramblas de ensueño,
me
enraizará el hinojo
mi
sendero esquivo
hasta que
se vista de endrino,
negra
torcaz aletea
hasta
posarse en mi cuerda,
caracolea
el romero
mi destino,
surco
ahondo
de vid y
centeno,
de trigo
trillado
en
colapso de sienes amarillas,
monte
olvido
de mi
recuerdo,
fugaz
entre estambres plomizos.
Aletargo
maestro
de
cuchillas calizas
hueso de
cal y canto,
corre la
sombra
de mi
zozobra;
Por
cuanto yo he conocido,
quizás
más
que un
almendro seco,
cuervos
fugitivos crascitan
el
reverdecer de la encina,
picotea
mi cabeza
un pájaro
de hondo trino,
hoguera
de desquicia hiende mi ser,
por
barrotes de esparto
esperando
que llueva del cielo
como
antaño,
profuso
soliviaré
este
diente de espina
buscando
rocío
anudado
en flor.
El
Castellano
CAMPOS Y EMOCIONES:
Guadalajara
te recoges
en la
loma despeñada;
cumbre de
valles dormidos
y
turbiales del Henares,
agitas
ninfas en sus aguas,
al hervir
de álamos viejos
arribas
calles entre mocedades,
tus
retamas de parajes
arden.
Eclipsando
antaños
de la
perdiz sujeta,
surcos de
aras tus uñas hacen;
vestigios
de que el poder pudo,
caminas
descalza los años fugaces.
Niebla
asciende tus iglesias,
reposa y
tus gentes
la
despiertan,
al otoño
que no quiso venir
te hablo
como un hijo a su madre.
Cúantos
siglos quieren
tus
adoquines terrenos,
asidos de
hoz
y colmena
de tus abejas,
un
descender de la vida
entre
corajes de encinas
y oscuros
soles
que abren
de tus parques las fuentes.
cuanto yo
he conocido
de ti, es
poco.
como
infante en tus nidos de tordos,
no te
quedaste en los hoyos .
Cimientos
te desnacen la entraña
del ayer
carpetano,
por
cuantos siglos de comulgaron,
hija y
madre alcarria,
entre
mansedades de hermanos,
sabor de
chopo inusitado,
helor del
antaño,
resplandor
de verde militar de ciprés;
olmo sin
fondo ni tajo,
córvido
nogal de tus insepulcras raíces.
Miré hoy
mi espejo en ti abandonado,
y no
quiero desenraizarme
de tu
pálida tierra,
por
cuantos te conocemos y te conocerán,
fiel
canasta que nadie llevará,
tu
sonrisa jamás apagada.
Al tiempo
que abrirá.
Al tiempo
que abrirá.
Tus
labios que juegan y se tienden,
hermanos
de mi trilla,
hermanos
de mi arado,
labios
visitando acres de blanca tierra,
por
callejas y cuestas de dulce idea,
levantas
tu dorado cuerpo
de mujer
esculpida,
por
cuantas piedras te tejieron
en
armonía quiero susurrar a tu belleza innata,
que juega
y ríe descansada
en la
música de tus álamos.
Ríes
trayendo tu canasto de mieles alcarreñas,
juegas
con quienes hemos depositado en ti confianza
de vivir
en el sosiego de tus senos
que
guardan los siglos
que lleva
tu entraña erigida.
Mirlos
enredan en tus cabellos
sosiegos
mañaneros
por
cuantos te conocemos
localidad
de luz,
que abre
su remanso
al
Henares y sus espumas,
creación
no creada,
nacida
por cuantos te conocemos.
Cuartelillo
de tus fervientes chopos,
riges tu
guarda en tus lanzas de cipreses,
abriendo
tus campos al cernícalo señor,
y a los
estíos chirriados
que el
alma te acogen
¡Oh
Guadalajara!
El
Castellano
ESCARCHA SOMETE:
Avanzas
el campo
de mi
irrigada sien,
cara por
cara,
ojo por
ojo de este abrojo;
Destino ciego
de mi celaje,
bronco
mar de trasiego
al
broncinéo lar
encorajinado,
nacido
de un
pelo de un pelo,
rescoldo
socavado
un acre
sin pestaña hiriente,
vistas
tras los espejos
para ser
libre,
y
enraízar este Sol ferro
que
rehuye, desnuda las nubes.
Es un viento
solar que me encara,
y afila
mis fauces
que
desencajan el tiempo
que ya
marchó.
Pude
venir a vivir
en la ola
de luz serena,
el
relámpago me alzó en compasión.
Pude
renacer
pero no
soy adorable,
desde
estos acres
traigo
la flor
de difunto
insoslayada,
sembrado
el tiento
queda
resurgir del azabache,
y bailar
sones de grillos
con sus
raíces del mañana.
El
Castellano
URDIMBRE PRENDIDA:
Desempeño,
tejer la letra
infinito
parco de estrella,
desmenuzar
lo efímero
donde
plañe la belleza,
capturar
gotas de lluvia
en
estambres que acrisolan versos
de madre
flor poema,
avivar su
ascua eterna
de
silencio acristalado,
hacer lo
diminuto gigante,
y lo
gigante magia de ensueño,
abrir
fauces de la fiera
y ver qué
espera,
bailar en
el seno de un arco-iris
despertar
quimeras sigilosas
en cumbre
saciada,
encontrar
cadencia anhelada
bañándose
en mis recuerdos
como pez
iridiscente en llamas,
ver la
espuma de la letra
y
acompasarla,
abrir el
pozo de ilusiones,
desnudar
el azabache
que llora
la ausencia habitada,
por mil dragones
de cien fuegos,
hablar y
destrenzar el idioma
del
silencio malva.
Rejuvenecer
la letanía
entenderme
con mis Dioses,
encontrar
la certeza dibujada
que puede
ser mejor,
afilar
hierros de espadas de vocabulario,
dibujar
ocasos venideros;
Sumergirme
en la oscuridad
y
volverte a soñar,
nueve
cosas dejo en mi tintero,
todo lo
que espero,
lo que
nunca escribí.
Si
supiera hacerlo no escribiría
lo que
siento,
yo sólo
pinto lo que no ven mis ojos
aljibes
soterrados de mi calavera,
caracol
es este talento
unas
veces llamado tiento,
el mundo
reposa en mi libreta
yo soy su
dueño,
papeles
testimonios en blanco
de lo que
es para mí escribir,
ese
idioma de los Dioses
danza de
ninfas y sátiros
que abren
su caudal de tinta.
Con besos
de rocío.
El
Castellano
DESTELLEO DE ESTAMBRES:
Eran de
noches eclipsadas
un fértil
embrujo de sangre,
en los
jardines que el aura gasta,
y sus
notas de clarines reverdecidos,
un poema
me alzaba la dicha,
entre
gatos relamiéndose el hocico,
se
construían torres al clamor
y su
trasiego azulado,
serenidad
en rostro de mi aljibe
preñado,
sueños y vicisitudes alumbraba,
escalinatas
al sosiego mañanero
que todo
avanza.
Incolume
, ferviente desdén
estre
flores granates de sangre,
era mi
sueño cojo abajo los años
que
sembraban patios sin flores
sólo de
versos, al menos eso.
Un beso
sin mares de boca,
una
caricicia sin pieles erizadas,
una
escala al infinito horizonte
sólo para
observar quieta mi desquicia,
como
espina que sin rosa no se afila.
Fulgores
efímeros, inusitados,
en
superficies de charcos migratorios,
era feliz
mi tordo rutilante
de mi
jardín, en el que lo pequeño
es
jactancioso y todo rige la ley suprema
de la
belleza desnuda,
con tez
de arcilla dolida.
El
Castellano
ACRISOLADA IDEA:
Acristaladas,
relumbradas fuentes
patios de
ideas remitentes,
soles
pudientes entre espadas fulgentes,
narcisos
dementes, encorajinados tapices,
malvas
del sueño vespertino, precoz,
carruajes
de sienes nacientes,
ilusa
suerte en colchones de nubes,
quebrarse
quiere al inusitado compás;
Mañana
abrirá la nada,
hondos
cobijos del ayer,
no puedo
dejar atrás,
llueven
ayeres en gotas,
hematite
del fabricado mañana,
solaz
escarcha que me acostumbra,
por nidos
de grama y sus testigos;
entre
cuchillos de silex avanzo,
dejando
generación seca
del
brillo crispado.
Octubres
secuestrados en su halo,
gritando
el sueño de los noviembre
entre
fríos feroces.
El azul
musitaba entre los árboles,
grité no
morir aquel día,
ser
relámpago de la brisa,
en esta
tierra sin nosotros
traigo el
ababol de un otoño que juega
y rehúye
los párpados,
como
hojas secas prevalecen
el huir
de los pájaros.
Destino
me alumbre allá
donde los
peces se anidan
en los
árboles de atardeceres,
joviales
como joven vientre de espumas,
el tiempo
acaso no partiese,
cansado
de ser siempre el mismo,
hogueras
atrás yo no estoy despierto,
calzo mis
campos
en
enredaderas de sones perpetuos.
y
afiladas vides de Dionisio.
fenezco
como fenece por los siglos
el
almendro.
El
Castellano
ONDA PERPLEJA:
Luz
cautiva, ardua, ofrecida,
el viento
me ha dicho,
de su
furtiva llama
que él no
traslada,
abrí la
pupila de la noche,
me vieron
cinceles
sonámbulos,
pinceles
sedientos soñaban
un ocaso
perdido,
espigas
blandiendo tiempos
caducos
entre retozos
de
jóvenes margales,
sin
aroma,
el celo
del paso del río
cuenta de
enredaderas
y sauces
cabizbajos,
entre
álamos abre sendero
el cuerpo
que no se vence,
acristaladas
ideas
de
renombrada senda
por
membrillos
y nogales
tartamudos,
era
tiempo de trepar el tejado
con gatos
fugaces y lunas sin sábanas,
ferviente
suerte entre barrotes
que me
alejaban de la ciudad
crispada,
humeante, entre gravas
y
alquitrán florido de edificios,
huir no
es opción
pero sí
solución.
Hondo
reflejo el curso del latido
que
amilana a dos voces,
el
presente huído del precipicio,
era una
ventana
y una
nueva esperanza,
zanjas de
carriles
sueño que
aquellos pinceles
me
pintaron el sueño,
y seguí
de aquella luz su reguero
disperso,
etéreo.
Hasta
vivir en la sílaba.
El
Castellano
RIERA DESLIZADA:
Hundido
por juncias,
despertando
caléndulas,
someras,
solariegas,
era otro
lado donde estaba
hablando,
entablando con Ostara;
la tierra
que no era pobre
su rigor
contestaba,
prado que
desciende
juntando
un barbecho dolido,
conquistado,
marjal de
claras hierbas
flaco
acre dispersaba,
bancal de
cizaña primaveral,
sutil
caricia rizada en patitas de abeja,
parte de
mi casa soterraba la desquicia
de un
frío traído, heladas patriarcales
por
aullidos de viento voraces,
como un
rosario deslizado
con
aflicción por la tierra,
un
silbido del patio oscuro
como
lamento sin lluvias socavado,
semillas
brotar escabullen, pregunto
vive mi
lluvia soñando
vivir
deslizándose por la pila sacra
de tus
pechos tersos de vientre de seda
y espuma,
angelical rostro
llamando
florecer colores dispersos,
vieja
cueva cantando oscuridad,
como
tránsito al amor por tu viña,
cantar de
mirada extranjera,
hasta
hacer la tierra nuestra.
Impetuosamente
soy varón
y no dejo
guerras personales para mañana,
ni ganar
a puños pequeños,
de
opiniones sin cuarteles,
firme
elaboro mi respuesta blandida,
vieja, en
savia bruta elaborada
necesito
mi vera con sangre,
necesito
mi vera acompasada
por tu
soplo de mujer labrada,
querida
dama elisalle amada.
Mi
destino como árbol desgastado
de honda
sien y senderos de carcoma
apuntalaba
mi perpetuo mañana,
acicalando
sus ruinas
para
elevar su sabor de antaño.
El
Castellano
INVERNANDO:
Camino la
sierra
y
labriego empedernido,
afilan
cintas de esparto
y jocosos
pinos bordean el monte,
era ella
caminaba siendo mujer de húmedas hojas
y gramas
recién nacidas
anudadas a
la cintura,
era
tiempo suficiente
para el
recodo de un fondo fantasmal,
estallaba
el acre que pisaba
palmo a
trecho,
ribazos
se despertaban sin alba
dejé un
lugar ramificado,
más allá
de juncos
y fardos
de nueva cosecha,
sin ir
más lejos
abría la
tierra vieja invernando
su
ombligo de invierno
la
carrasca de hoja inmoble afinaba
sus
dientes de hojas
que el
viento pasa y respira.
Campo
lejano por cualquier parte
sentir
que dejaría plisado
por
encontrarse con tus ojos,
pecho de
paja nueva silo dormido
de hondo
surco y barrizal,
oscilando
el filamento de un severo cardo,
entre
caracoles mutantes, judíos blancos,
dejé mi
traje a reverdecer ortigas y orugas seculares.
entre la
jóven hierba y el rojo trébol
del
sendero,
recojo mi
árbol del mañana y me marcho.
El
Castellano
RAÍZ DE SOMBRA:
Nací
cuando se disolvió la sombra,
era un
patio de grises arañas,
con
oscuridad en cada flor de luz,
rizaba y
caracoleaba, una yedra su alba,
se
acostaba el sueño dormido,
en sus
ojeras de nácar de luna,
gritaba
la eternidad por una siembra esquiva
que abría
la espiga de versos carmín,
una
sangre de espera en ababol flameando
es un
sendero que abría el cuclillo
en su
nido de espinas,
era su
vida un soliviar
donde
soterrar su miedo a no volver, a brillar,
temblaba
mi cepa, un látigo de uva quieta,
livio,
liviano, forjado, labrado, superior
es y era
un campo de malvas de luna,
yo tengo
huerto de sombras
que
visitan soldados alados,
mis
flores de difunto,
que abren
sus soles
en
crepitar de amarillos tules,
babéa
alegre mi babosa
avanza
sin casa,
que no
sea mi tiesto,
donde
enraíza mi vida,
límpido,
es mi ávido deseo
fulgurando
un crepitar descorchado
de mi
luna de relojes,
acababa
de llegar
a la
cueva
de förüq
vampiro,
allí
donde las polillas
no tenían
ni quitina,
tejía yo
en mi tela
asida la
brepticia
del amor
a mi estirpe,
desde mi
muerta vida,
al compás
que marcó mi despedida,
puliendo
este hueso
que me
habita el corazón.
El
Castellano
OSADÍA TEMPRANA:
Cuando te
amo
mi mente
se hace libre
invade
una amalgama
de
colores jactanciales,
abandono
mi sombra
para
saber quien ser,
un
colapso de ideas me conforma
para
encontrar beso y abrazo
sin
despedida,
lo común
se hace efímero,
y magia
del segundo
traspuesto
entre la
calma de la vid
y el
chopo que dora el otoño,
cuando yo
te amo umbrales abren
dejando
mi luz intensa,
no porque
lo diga yo
es que yo
te amo,
no porque
lo digan mis abrojos
de poemas
rizados
si no
porque esta realidad ya
no nos
pudo sostener
sin unir
tierra y cielo de tu ser,
cantaron
mis grillos sonámbulos
el ser se
enmarcó por crestería,
ganó una
osadía temprana
y volví a
vivir,
cuando yo
te amo
estrellas
acompasan
un fuego
de nácar,
la
valentía se hace fiereza,
el
instinto no se duerme en sigilo,
las
puertas se abren
cuando
nos amamos
la
realidad se arrulla
ante nuestro
paso,
las
pesadillas desvanecen
los
cariños multiplican,
quedamos
solos tú y yo ante la nada.
El
Castellano a 30-10-2017
TRANSCURRIR HELADO:
Tiempo
vorágine narcisista
que todo
abarca
todo se
lleva
desde el
infinito del mar
al
acrisolado
de la realidad
del hombre,
retorcía
en su nuez
que tenía
más duración
que el
punzón de la vida
que todo
rige,
ilusión
dormida en el rayo de sol,
veleta de
nueve direcciones,
hueso que
crepita lunas y soles
camino de
ilusiones,
despertar
de conciencias
susurro
que gritan las estaciones,
caducidad
avanzando
memoria
relegando,
surco de
vid y arena
surco del
trigo y la sinestesia,
etapa
doliente inventada
en
lágrima del sol pudiente,
retorcer
del viento
guiando
realidad,
somero
descanso
en el
remanso de la idea,
nacer,
crepitar, extasiar
en manos
de su padre destino,
encontrar,
desnacer
acaso
acabar
en la
nuez del tiempo,
relapso
ciego
negándose,
afirmandose
en su
trascurrir etéreo,
del que
ninguna materia
escapa a
lo mutable de su ser,
compás de
pájaros dormidos,
nidos
para nunca vencer,
colmenas
a lo efímero
que
abarca toda disposición
de lo que
se cree superior.
El
Castellano a 1-11-2017
ODAS
SEMBRADAS:
Duero:
Grita mi estupor y cuchillos
hieren volteando
una boca que la onda mece
flameando.
Se duerme la costilla
en el altiplano enjutado
de hayas y fresnos
recuerda su geología
únicamente saboreada
por el soñar de los picos,
virginal cuna del Duero
con tus curvas en rotonda
de castizas fuentes y abrevaderos,
dulce azada de agua
que bascula el sentir
de la enamorada palabra,
por cimas tu voz se hace meseta
haciendo el amor
con los pájaros dormidos,
templo y morada
de la cepa que a ti te alcanza,
agua furtiva corre por tu era
y reposa en tu infinita onda,
que se riza, que se insinúa
en vaporizadas Torres de belleza,
que en tu alma anidan,
sortilegio de rosa y clavel
cenit del dolmen tallado,
quién a ti en la vastedad del ser
en su pecho te lleva prendido
el fuego en fanal hoguera
en anchos panales de tus abejas.
Cuentan de la vida del chopo
tus diez mil espumas,
que por sierras
tu rúbrica dejas,
navegante con alas azules
el terreno que jamás te vence,
secretos de amantes
tus aguas llevan
haciendo bullir el inframundo
de los amores y sus galas mayores,
agitas con sangre terrena;
el candil que abre en espiga,
anudando en tu cintura
tu idioma olvidado
pasando años fugaces por tu campo,
rodeando en ortiga
el triguero espárrago,
girando de la vid tu capazo
y sus manos,
haciendo de tu Vera
un Dionisio que al tiempo fermenta
tus besos de tierra.
El Castellano
II
Flor de agua eres,
en memoria mía,
tú río Duero,
bello como un laúd fluyente,
trovadas tus andanzas con las que juegas
y meces.
resuena tu aroma en cansadas curvas,
coronara mi sien tus tardes de fuentes,
oh, hervidero natural,
de amores y trinos como ángeles,
tu orilla adoraba, que era tímida y dorada,
alzabas hojas sin pesares,
arrojabas yerbas al terreno,
blandiendo tu frescura,
melancolía niña que no te abrazaba,
a tu magnitud canto,
transparente y pura,
emblema de agua y lanza
de vino y su cepa.
Tú mi amor desconocido,
por donde empiezas,
y por dónde acabas,
arpa oscura
parece la piedra que hundes,
tu cáliz de poder y de comunión gentil,
de fauna ancestral lloró y llora
la Hispania milenaria.
Oh, tu libertad de prisión en silvestre rienda,
Tapiz y poción de colores,
espejo eres Duero de Luna,
porvenir de vejez y su espada azul.
Arrebol y reguero tú de Sol,
olor de flores escuchando
la vida de tu cantar.
El castellano Miguel Esteban Martínez García a
03-12-2021
Arlanza:
Arlanza
cubres tus olas
de infinita
seda
con el
palpitar de olmos secuaces,
al verdor
de frescos, jóvenes
álamos en
pulcritud
de
cenizas de fresnos avanzas,
quién en
tus aguas
te lleva
de espuelas
por tus
solas riveras,
sin ocre
con verde aliento,
te elevas
de entre tierra de muertos,
deshojas
tus notas dulces,
entre
crepitar de martillos secos,
inertes
en sed del más fuerte,
tu agua
sin palabras,
tu agua
sin vergüenzas,
sin
rubores de plata
y sus
nieves de espuma,
haces
bullir inframundos de amantes,
romances
con tus robles,
nadie te sostiene
tu olvido
deslizado,
solo
lindes quietos
osan
acariciarte para siempre,
tú, tú
imperecedera ante la muerte,
eterna
suerte,
yo estoy
contigo,
magistral
obra no creada,
idioma
oculto de tu haya,
espiga
líquida donde las haya,
senil
canto de cigarra
cuna del
grillo en su sangre del atardecer,
acaso te
alcanzan.
Cumbre
eres sin filo ni cima,
rebosar
de la vida sin prisa,
hoguera
sin ascua,
calor de
los seres que amparas,
descampado
porque el
campo eres tú,
fulgor
entre verdes sienes,
savia
dulce de vida,
qué
milagro a ti te llenó de vida,
o ya
estabas en ella perdida
para ser
envidia del Creador,
ciencia
sin papeles
libro de
tierra,
onda de
segada curva
pulcritud
de espadas al alba
sin
principio ni final
sólo tú
alzas la luz,
en
esperanza de los que cayeron
en tu
huerto donde descansan
las
almas.
El
Castellano
RÍO CUERVO:
Río
cuervo de pitanza corva
Vestido
del risco tu nacimiento
negro en
tu soledad de azabache,
tu
soledad acristalada
por luces
del monte,
tu idea
reguero
que mi
sangre lleva,
de enebro
acincelado
tu
cuerpo,
que se
hunde y flota
de la
roca
tu
eternidad azogada,
huyes y
ríes con carrascas,
sin
quedar graznando
tu
alegría.
Tu cuerpo
de aguas sin ceniza
que la
tierra llora,
recorres
mi infancia lejana
sí esa
que nunca acaba,
para yo ser
del monte
y el
monte ser mío
como
piedra a su gamusino,
eres de
la tierra
un dulce
sino,
caracoleas
tu rizada vida
de monte
y estepa,
de árbol
y raíz de tierra,
eres más
que sístole
de
romance que el alma enerva
con tus
negras alas,
entre tus
lenguas de plata
bañas la
fauna
que a ti
te alcanza,
por
fresnos y hayas
riges tu
templanza,
verdadera, que viste,
que
enamora
ojos que
te hablan,
abre amor
tus pizarras
construiré
mi casa
por el
tejado de tus aguas,
para
decir:
Yo aquí
vine a vivir
bajo las
alas del río cuervo.
El
Castellano
Castilla:
Perduradora
onda,
en
cresterías
de la
honda voz nacida,
tu
profundo soto
de altas
torres enfundado,
me
esmalta la idea
con
fragor de risueñas carrascas
las
soledades del hombre ultrajadas,
agarrado
a dulce señero inmóvil,
al pelaje
esmaltan quebrizos
colmillos
de umbrío tomo.
Cal y
tierra entre follaje
de mi
sierra,
pardas
vidas me avanzan,
una oda
al sendero
y su vida
despierta
entre
ojos de azores y sus ocres,
se
siente, se añora,
se
enraíza,
esto es
Castilla,
esto es
el flamear de una cerilla
de sangre
henchida,
linde
quieto de tierra madre,
por
solares tu voz se despeña,
sosiego
que tu linde oculta,
lumbre de
entrañas
en
quietudes de escarcha,
lento
fuego ciego
de
sonrisas del alba,
quédate,
libérame este haz eterno,
quédese
mi piel segura
al
retorcer del castillo de Almansa,
honda
tumba para tu belleza desvencijada,
entre
piedras, y caracoles de astros
tu
espada,
patio en
sobriedad de tu tarde,
robusta
flor entre Ermitas del mañana,
un talle
del pueblo
sembrado
por tu cúspide naciente,
sueño en
fruto
carmesí
sangrante
de tu
corazón de amapola venidera,
dorada al
cantar de espigas
y su
mañana,
honduras
de vidas
labradas
cepas de sarmientos,
acoge en
tu alma
este fiel
ofrecimiento,
Castilla
mi tierra, mi vida,
mi eterna
semilla enamorada.
Fiel
disparo entre acordeones
de
encinas afligidas,
un marco
difuso entre colchones de grama,
perdiz
entre perdigones viajeros,
voy a tu
encuentro,
me hablan
fuentes y abrevaderos,
como tus
tierras
hacen el
amor con parajes dormidos,
respiro
tus frías cuchillas
que entre
clavos me marcan su herida,
fiel de
caricia bebo la sombra
en tu
calma sin despedida,
un trino
quiebra el silencio
en blanca
dama me avanza tu cebada,
un calor
presto de caballero
a su dama
hoguera,
servil entre
abejas
y sus
mieles alcarreñas,
tejida,
lista,
vaporeada
tu siembra
por
antaños cobijan tus azadas
solariegas.
El
Castellano
Galicia llama quebrada:
Galicia
cásate conmigo,
te
ofrezco mi sangre.
Amo la
tierra y la tuya
es mi
sueño verde y gris.
Tu
esencia se retoza en mi cuerpo,
tu
ausencia lo ahoga y quema
desde
dentro hacia afuera,
Tus
bosques siempre verdes,
a tu
fértil suelo,
encumbrado
por los siglos de tus celtas
círculos
de piedras,
con sus
espirales nacientes
de sus
megalitos,
de la
cueva a tu montaña
va que
viaja mi entraña,
entre
ocasos sonrientes,
hasta tus
helechos nacientes,
al
arrullo de tus montes,
calzo
espuelas
y sus
arroyos florecientes,
al canto
rodado
me alzo
con el valor de las gotas
de su
río, almas en latencia perdida,
de montañés
mi talle,
en
ausencia de roble carcomido
por el
tiempo y su yaga ardiente,
infinito
remanso sangrante
de la
tierra que no posee dueño
tan sólo
habitante,
Galicia
ella es candor,
al fragor
de silos dormidos,
al tiempo
que reverbera
sonidos
de humo y de agua,
entre
crujidos de esta carcoma naciente
que ama y
te desea mi Galicia bella
poesía de
un tejado verde y azul
de árbol
y mar quebrando,
tus
costas y su muerte paseando,
hasta
donde llega perdido
mi
pensamiento
para
darte un beso
de cal y
arena entona esta caracola
sobre tus
espumas
balanceando
el pulso
del
acantilado y tu hueso de espuma
al romper
tu ola,
porque
nacer no se elige
ni dónde
ni ábside
al cielo
le pido rompa la tierra
que si
vuelvo a nacer,
yo nazca
de tu entraña
Galicia
bella.
El Castellano
REFLEJO NAVEGADO:
Caminillos
vencidos
sin
escalas a una segura muerte
asida de
un cielo de una estrella.
Granate
lustre encontrado,
reverdece
que no fue poco,
a ti nube
imploro,
lleves
los ocres
donde
allí no existen,
todo
juega en tus rizos de plata.
Hazme
libre una vez;
Atravesaré
la mirada del espejo,
y su
fantasía profunda,
seguiré
indemne acontecido,
me
apoyaré en mis espaldas,
flagraré
de mis espíritus
una
verdad,
que
crezca, devore
surcos de
vana hipocresía
y sus
llamas
que
interés confluye,
leones
aquí
dominados
en mis venas,
una
sombra fría me habla,
me relata
el final
en
letanía del tiempo cuando cruje
sólo una
vez
por
última vez,
hablé yo
con encinas
que
sujetaban mi esperanza
en campo
abierto
sólo
marchado
por las
estaciones
ni mi
jardín azul
ni mi
acristalada fuente
con mi
olmo desnudo
y mi ciprés de valer
ni mis
hijas caléndulas
hijas
esposas del sol
flores de
difunto escaladas
jamás me
recordarán
ni
contarán sus penas,
silencio
de mi enemigo,
encontrado
a solas
resonando
bajo el asfalto,
vestiré
mi fuente de brillos anisados,
abriendo
generaciones de luz seca.
Encontrando
verdades
bajo las
piedras del monte,
liberando
el oscuro sentir
fuera los
cielos
volviendo
al final sin comienzo,
al dulce
tormento
y su
vuelta al inicio del sentimiento.
El
Castellano
FLORECIDO MÁRMOL:
Días
oscuros en la plaza del Sol,
abrirse
pudiera entre rayos regentados
matices
insoslayables, fauces brillantes,
y
candados de luces, humilde haz,
purpúreo
al tacto, suave nube rígida
impalpable
entre ocasos azules,
y leones
grises,
con tacto
terciopelo
una vida
de amor eterno,
ola
infame viene crispando
metales y
fuentes, soberanos eclipses
que el
viento nocturno navega y juega;
soledad
atónita entre enjambres de gentes,
confiante
sentirse bajo el Sol humilde,
espumas
de ángulos fugaces,
me
palpita amplio con serena voz
desangelada,
la vida del hielo,
helor
entre escarchas,
y su
vorágine de cementerio.
serpear
entre raíces ahogadas,
afluidas
esperanzas unidas
en el
trasiego.
con el
viento te digo
que no te
olvido ni muerto,
no
surcaré sus vetustas alas
ni
enterraré mis ilusiones
en sus
jardines de albas
y hiedras
voraces.
Entre
ortigas que abren insomnios
fugaces
colaterales
donde
exista el acero y ala de pecho,
dormiré
en los siglos de tus ojos,
entre
turbios cipreses con sabor a luna,
entre la
grama reposaré mi razón,
despertando
habitando mis granates
huéspedes
de mi corazón.
El
Castellano
MIRADA HILVANADA:
Miradas
sacrificadas,
en el
vasto infinito
que hace
nombre el color,
entre
cristales y sus cuchillos
de verde
espliego,
entre
corazones de cuarzo
fue
mirarme dentro de tus ojos,
severos,
hondos
como
pozos sin cuenca
ni final.
Era el
sonido de un murciélago
rasgando
sombras,
todo lo
que quedó sin marchar,
ruido de
otra tempestad,
que
sacrifica y avanza
truenos
del umbral,
ventanas
al paso de los años,
quedarán
empañadas,
algunos
no cambiamos
a la
vuelta de la estrella.
Resguardos
del precipicio
aventando
el alma,
me miro
en el cristal de tierra
y azures
desvanecen
azabaches
crecen
tapando lunas
sin relojes
estampas
valientes entre yedras
echando
flores,
mármoles
dormirán sueños
arremolinados
en aspas
afiladas del miedo.
El
Castellano
PECHO EN HIERRO MONTADO:
Infiere
de nocturna flor
nuestra
cabida de luz vana,
un día
será el siglo de matices
con su
avenida escalonada,
suerte en
mimbre de tus estrellas
en mis
pupilas,
desafíame
el lucero
mi malva
runa,
satina mi
firmamento de lunas,
llega
donde no llegan las enredaderas
de mis
vilos noctámbulos,
soy
enfrentamiento con mi existencia por ti
partida,
vestirán las flores mi magia,
para
florecer madrugando,
y que su
espera me sepa bella, clara
como el
osar brotado en primavera,
centella
que gasta tu ambrosía amada
cobrando
a mis cerrojillos nacidos del alba,
argos
sumos en luceros despertando sus arañas,
nubes
cabalga, aire sostiene tocando mi esqueleto,
Campos de
Castilla, soturnales labradores,
abrid la
tierra espera nuestro fruto de nuestras lágrimas
en
acequias, hasta que llore el sudor de nuestras manos,
y las
matas canten el fragor de nuestras bocas,
¿Quién me
conoce en estas sierras de hoz y guadaña?
Yo soy el
encargado de abrir los cielos
hasta que
lloren, soy el que despierta a la semilla,
y grita
flores con sigilo de chopo me guardo,
y entre
rayos de bruma desciendo
hasta mi
tierra madre de las sepulturas
de los
abrojos creados,
pecho en
hierro montado
soy
esclavo de mis ojos liberados,
desafiando
al viento creyéndole hermano,
soy la
vida que me falta por escribir en bronce,
soy
sangre, destello que mueve
la
hoguera de mi escarcha.
¿Quién
viene hoy por mi escala?
El
Castellano
INSEPULTA TIERRA:
Entre
labios grises
y ojos de
fuego,
cobijan
maculados
sueños
vaporosos
sin
vigilia,
entre
gemas
y su
áureo amarillo,
ignoto,
desdentadas ilusiones
en
carruajes veloces,
por
mármoles del sueño
y ortigas
que sepultan vanos
testimonios
en solaz
yaga sin vientre oscuro,
se
acicala dura como roca
crepitante
que noche pule,
despertaban
yunques frívolos
en estas
paredes sin pesadillas,
el día
sujetaba
respiros
valientes,
¿cuántos
zorzales partieron?
cuántas
fuentes esquilmaron
su luz
entre agujeros de trinos,
vasto
templo de zarzas abre
su
sonrisa por cuanto el río desvela.
Allí no
habitará el olvido,
ni en sus
brazos secos de siglos,
treparé
torres de taciturnos
desvelos
con ropa mojada
tras lluvias
en mi ventana;
Venceré
esta insepulta tierra
disuelto
en la niebla,
de cielos
en cinta,
por
castizos senderos
de
errores inmortales
serpeará
mi pecho,
y su
hierro de idea sola
cada vez
más sola
entre
corajes florecientes
e hinojos
señeros
de senderos
que me llevaron
al caudal
de espadas.
El
Castellano
HÓRRIDA SOMBRA:
Hórrido
tronco, nogal excelso
que
acunar su follaje baja
a orillas
de diciembre,
un mar de
grama extiende
el charco
verde,
corretea
y desliza alegre
la babosa
como un párpado
del
tiempo,
que la
tierra sostiene,
sombra
densa, despierta
afilada
de filos de hojas
sus pasos
flagrantes
de
indivisible viento,
cava su
lengua de fosa
bóveda de
filos sin fin
adentrar
sería perder
la propia
sombra,
sombra de
muerte
clama que
es suyo
el nogal
del tiempo,
caminillos
de plata
tejen
escarchas,
heridas
clamando el despertar
de la
cobijada semilla.
Sombra de
nogal
quien te
pueda acompasar,
ya no
vuelan tus hojas,
ni otra
tierra las acoge
cuna de
pasos sin horizonte
a tu
ramaje cuelgo
sueños
por despertar,
vidas por
sembrar.
El
Castellano
SINCERA COMUNIÓN DE FILOS:
Trepo el
angosto filo
de mi
torre desdentada,
era un
rubor de estrella
solitaria,
negra, hiriente
lanzó su
espada,
fulgor
brillado entre sienes,
plomo de
nube
esta
tarde ceniza fue,
chuzos de
vida,
estáticos
frentes del verde,
un
carruaje de otoño
que no se
vence,
ardua
torre mi pasión desmedida,
entre sus
curvas de encaje,
brillo de
mujer sin engranaje,
limo mi
nervio
por
fulgores de sangre,
hierve,
hierve
soy
hombre
pienso
que fugaces atrás
si el
planeta hubiese nacido un día
esquilmado
en seres
solo con
ella y yo
la
supervivencia del ser humano
estaría a
buen recaudo,
vida de
mi feudo
mis
abrojos nacientes
fuente en
extasía que mi letra abría,
granate
lustre olvidado,
mi locura
a buen recaudo,
es negro
este río en tinta marcado,
cumbres
de punta y filos
derechos
a estas cuchillas de versos,
horizontes
malvas clavan
lloran
flores el sentir de la belleza,
que mis
ojos sangra
una
lágrima como el brotar de una luz pasajera,
como enraizar
tu imagen en la retina,
un sentir
para toda la vida,
el
admirar arde con gasolina,
tu imagen
recorre cada parte
y a veces
recorro los parajes de la soledad,
sólo
encuentro que no los quiero
porque yo
te conocí,
y sin ti,
sin ti el
cielo y la tierra se juntan
y no hay
espacio ni oxígeno para vivir,
los mares
caen de las nubes,
el gris
se perpetúa,
no hay
belleza en mis ojos sin ti,
todo
luciría de ocre,
mis
sentimientos no tendrían cauce,
el
aburrimiento sería pleno,
no habría
moción para levantarme en la mañana,
ni
tendría estas ganas de ser mejor sin ti,
mi
perdición mi bálsamo de lo sentido,
eres mi
flamígera llama,
un
fósforo y mi hoguera,
mi
destapada quimera quieta,
con
nombre de flor,
con
azares y suertes
entre mis
ganas de saberme tu último hombre,
trémulo
fuste entre sarmiento y vid,
mi azada
me alza hombre de bien,
diestro
mi coraje para ser yo
no
necesito traje,
hilvano
mis venas porque yo soy sangre,
gracias
mis Dioses
hoy soy
invencible,
el amor
con Margarita me desviste,
hasta ser
carne de poema en su lengua,
yo soy de
ella,
y ella es
mía,
como una
comunión explosiva
de luz y
estrella nacida.
Sin ella
para mí no hay belleza,
no hay
vida.
Estoy
enamorado
y siembro
mi campo.
El
Castellano
PANAL DE IDEA:
Espino
amarillo de mi demora
recto
aromo entre cardos,
entre
hinojos del Sol deslumbrados,
me visto
de primer ababol florecido
para ser
de la abeja,
y la
abeja ser mía,
entre
estas guadañas de esparto,
afilo que
nazco,
fulgor
entre fulgores,
de ojos
calizos avanzo,
cuerpo de
arcilla
hierro mi
idea,
estas
espigas me dicen
que
quiere tener espinas su sed,
estoy
sentado entre una prima retama,
esta
primavera que me siembra
yo que
soy único poeta de su sangre de ojos,
quién
osado me compara,
me blando
al nivel
de esta
floresta desnuda,
limo mis
nervios
con azada
de carne de metal,
el miedo
grita
de
contemplarme avanzando,
me Tumbé
en la grama
a
pensar, me nació una abeja
que
escribe poesía,
soy hijo
de la Luna,
única
Diosa por Dioses haber sin contar,
luna de
guía soy yo su semilla,
tengo
ojos donde se acuesta
la
oscuridad,
es mía
soy de ella,
como flor
de su insecto
que la
poliniza.
El
Castellano
SIMIENTE DE SANGRE:
Tuerce
quebrando
este
aliento, va reptando
senderos,
que el
olvido alzó suyos,
en
vicisitud de savia elaborada
saluda a
su Sol,
de su
ávido granate que le vence,
entiende
de pasiones de sus flores,
la
floresta cuida
y germina
en su parcela,
para ser
del campo
su
felicidad,
y él ser
de su flor,
en
extasía de color,
huye de
su vida la tristeza seca,
el
escribe poemas a la belleza repleta,
en
candiles flamígeros
a caricia
de ojos,
sí esos,
sus ojos
brotados de Tierra,
descansa
para seguir creando
la
primavera le sostiene
la
sangre,
hasta
tener el corazón
lleno de
simientes
de su
esposa del Sol
esperando
su muerte,
para que
su yerta sangre llore
en flores
de difunto.
El
Castellano
AVIDEZ EN LABIO DE FUEGO:
Efímero
corre el segundo sin saludar
sin
despedirse, sin preguntar si todo sigue
igual,
avanza la manecilla de mi reloj,
hoy es de
esas noches yertas,
que
descubro mi tierra que late
bajo mis
pies. hay avidez
en el
subsuelo donde la sangre late,
destartalados
pilares que me alzan,
recorrido
de mi alarido
que
muerde al conocerte,
he oído
estaciones correr,
mi carne
se funde bajo tierra abierta,
frente
mis ojos
nebulosas
abren, crepitan,
he nacido
yo de su flamígera ascua,
mi
solferro blande su noble falcata,
dentro mi
carne la vida bulle,
su caída
resplandeciente,
toda
carrasca me dibuja al dorado tordo
de este
atardecer,
el
murciélago myotis
me cuelga
la idea,
desde
esta ojera férrea,
hoy me
comí el firmamento anidado
en tu
mirada aplomada,
soy
experto recio como un lobo,
frío de
segmentos cálidos de hielo,
maestro
de mi espada,
escucha
el brillar de mi navaja,
yo soy
descendiente del miedo,
ámame
como se ama
sólo una
vez,
en el que
nuestro color sea la piel,
afilo el
poder de este silencio,
y te
dicta
que te
volveré a ver.
El
CASTELLANO
VILO RECTO, FORJADO:
Con
alacridad serena
de mis
antaños dulces
con
pulcritud de espadas,
vienes y
me das una azada.
Al
barbecho claro me siembro,
sacando
terrones de mi eterno lecho,
de una
espina gemía el viento,
y acabó
llorando vida el cielo,
trazos
con ineptitud
de
luzarreros que no evitan la sombra,
ella que
la llevo agarrada
a mi
cadera, sombra profunda sin espuela.
Fuera del
tiempo, fuera de este grillo de tierra,
afilo mi
canto sin despedida,
abrió el
espejo su tierra
engullendo
lo que es de ella.
Dura
noche me sostiene
su
atadura de luna,
resucito
mi etéreo camino de esferas.
Recto
colchón mullido
es mi
enhebrada calma,
que se
acicala entre lenguas malvas.
Vence
este mi viejo amarillo,
como sol
de tierra
se llama
caléndula.
El
Castellano
INFINITO ACIAGO SEMBRADO:
Recto
vilo me aguarda
esquinado
con su
canal infinito de campo
estudiado, consumido
en yerta
flor deslumbrado,
yo soy de
una margarita
de su
floresta destapada,
soy yo un
ababol
con cruz
de tinta
en sus
pétalos carmesí
bermellón,
no puedo
matar por mi tierra
pero
tampoco puedo desenterrar
mis
raíces,
hoy
estuve plantado
frente a
carritos de la dama
que
alzaban sus flores lilas,
eran como
éxtasis en caricia
como beso
dado a mis ojos
en lengua
de espinas blandas,
caminé al
mercadillo
de mi
localidad
pregunté
por caramelos de miel,
tomé mi
cafe solo doble con hielo
y seguí
caminando
mi lustre
jamás vencido,
las malvas
me floreaban
por ser
ya primavera
los
cebollinos se divisaban
pero aún
se encontraban fabricando su flor,
para
parirla en verano,
bebo agua
de la fuente
frente al
ayuntamiento,
soy poeta
de sus descampados,
de sus
molinillos
y de sus
charcos,
soy indescriptible
esencia
cincelada
en verso
de carne y espiga,
en esta
higuera del demonio
alzo
trompetas de los ángeles
con sus
flores,
y las
calendulas silvestres
me dictan
que jamás
acabaré
de irme
sin
encontrar luz de tierra en ellas.
El
Castellano
LUZ EN REPRESALIA:
Cubo
metálico sin fin,
donde se
derrama
mi vida
en una hoja,
fieles
testigos
involucrados
mis
verdes sueños
que
sonarán,
goteando
una clepsidra de mano
un hierro
en el bolsillo olvidado
un
barrote y un peldaño,
dejé mi
inocencia a solas
por si
vuelve,
a mi
mesita de noche,
a un
rosario oxidado,
a un
armario cerrado,
a una
vela de candelabro,
dónde yo
me casé contigo
en su
llama
y juré,
juré no mentir más
a este
arriano corazón esquilmado,
creí que
la mentira
era ser
feliz sin querer serlo,
de
retuerto desliz
desmiento
su designio
voluntad
coja de verdades
para
anticiparse al pasado,
raudales
de belleza anidan
sin ser
elección
sueño
taciturno en cesta de mimbre,
todas las
cosas
incluso
las no creadas tienen razón.
Su sueño
ha acabado
soñó la vida
como su propia realidad
pero en
realidad usted muriö
en aquel
accidente
el coma
le venció
y le
introducimos su posible devenir
que lo
sintiese,
el tiempo
se ha acabado,
debo
apagar la luz.
No venció
su destino.
Su hoja
se completó.
El
Castellano
LUZARRERO DESVESTIDO:
Ven poeta
a mi yermo,
descubierto
entre álamos
que
blanquean
y un sol
oscuro de invierno,
un sol
muerto
que nubes
negrean su muerte
entre
caracoles de faroles
y
adoquines ermitaños.
Ven vida
a mis flores rutilantes
de
sombras de nubes
por
corceles suaves te escondes
por
hormigones de leche
y sus
canosos cristales
tu polvo
de estrellas viertes
voy
soñando mi linde despierto
estas
calles de diciembre se encienden,
como
perro ladrando de noche,
mientras
tanto te busco luna dulce
entre tus
mieles luminosas que viertes,
entre
cuchillos yertos de asfalto
y gravas
secuaces,
el soto
mío perviertes,
los
edificios suenan
a nanas
sonámbulas
mientras
tus altas ojeras cuelgas.
Una fosa
es mi palabra
que
soterran ideas
cual
tordos que grama escarban,
verdes
granas es un perfil angosto,
pudiese
yo retornar al otro lado
y seguir
indemne,
no lo sé.
Mientras
seguiré crujiendo
sonidos
secos, ululantes
de
sentidos dentados en haz purpúreo
y su
afligido azabache,
yo te
busco luna por cuanto yo he conocido
por silos
de arena blanda,
por
coches y entramajes inertes
que jamás
desvanecen,
por
cristales irientes
y su
reflejo ambar,
tu idioma
secuestrado me desciendes,
días
festivos danzaron huyendo
como
ecuaciones de estorninos
jamás
fugaces.
Terminaste
de escuchar mi ruego
sin
escapar,
te
escondes cuando te busco
entre
verdes ramas,
y
violetas flores
bajo luz
de oscuridad
artificial
ciudad,
edificios
que no aullan con el viento,
venas
roídas entre encajes grises,
capas de
noche humeante,
por
cuanto he conocido,
por
cuanto he huído
para
encontrarte.
El
Castellano
CLEPSIDRA DE VIDA:
No me iré
sin el
hermano de mi trilla,
ni su
simiente de grano
sin
despedida,
no
afinarán ratones de campo
la
melodía que blande
y
sostiene mi cigarra cada día,
ni mi olmo
secuaz,
desnudo,
dirá más verdades
entre
mares de gente
ni
semáforos precoces,
ni en
vitrinas de estante
quedará
mi latido,
ni
aliento marchito
cual
caduca hoja de estío,
mi sábana
de paja
reblandecerá
su añil graznido,
sortearé
escombros relumbrados
de metal
y cristales vanos
sin
hocico.
Sólo hoy
diré
que no me
visto porque
sí me
marcho,
calzaré
senderos y alacranes,
calzaré
pedregales
y sus
nidos de lagartijas,
quizas no
me importe nada hoy
ni que
digan que yo vivo.
Mis venas
serán encajes
de
afluentes y sus ríos,
el mundo
seguirá quietito,
los males
seguirán empujando,
puede que
hoy pregunte
a la
serpiente de mi cuento
si me
devuelve el ojo,
que yo la
perdono,
arderá la
compostura
de la
araña de mi patio,
en un
torno que crepitan las maravillas,
los jacintos
silvestres mostrarán
sus
botellas azules anunciando
que más
tarde llegará otra primavera,
y que de
la gala de flores
serán
primeros,
guiaré
mis rebaños por soliviares
que no me
han conocido,
entre
cernícalos y bosquejos umbríos
sus
ninfas conocerán que a ti te miro
que a ti
musa me dedico,
habitaré
montes y lomas desdeñadas
y su
cortejo será embrujo
para que
las estrellas rueden,
llenaré
mi granero con tus besos
con esta
luna
no me
detiene ni el tiempo
que se
escapa
entre mis
sarmientos.
El Castellano
OLA DE ESCOLLO EN TIERRA:
Clamorosa
sombra densa,
es mi
soto un oscuro cielo
en el que
canto a los Dioses,
no a
vosotros, insignificantes;
Así
trencen y me trencen
la osadía
de un álamo,
que mi
padre lleve,
a otra
tierra breve,
baco de
su trayecto
enardecido,
ni égloga
de esforzado
por
Salamina lleve,
campo
abierto
de polvo
y sudor disfruto,
ya no se
pudo huir
de la
suertuda víbora,
en casaca
sin pechera
de topa
Licia,
sosegado
olmo
compás
del serenado
ciprés
antiguo,
fabrico
del mañana
sendero,
no un
hazañoso portento
así como
no hay rosal
sin
espina,
no hay
dicha sin pertinaz
esfuerzo.
solícito
de atemporal mar
del
tiempo esquivo,
prenderme
puedo
de
vuestros fuegos,
por los
que mi sangre fría,
pervierto,
acuso y envuelvo.
El Castellano
CONSIGNA SEMBRADA:
Vesta
engarzada,
encorajinados
templos,
nacidos
del fin de los tiempos.
Túmulos
de luz,
con
soterrada cripta.
Abriendo,
despertando
senderos
sin final;
Sólo
comienzo marcado,
llamando
la resurrección
posando
nidos
de nuevas
sangres.
Sonando
los clamores,
tambores
aguardan
la nueva
guerra
que trae
la vida.
Eterno
resurgir
en
vestigios yertos
transmigrando
el eterno
ciclo existencial
por el
que quien nace guerrero,
guerrero
muere
y
guerrero renace,
para
lucha de completar
su alma
en final
de
navegar el Valhalla,
así bajar
hacia arriba
la osadía
de
parnasos devorados
saña en
furtivo conocimiento.
Que no
acaba
como
espiral
de
perfección.
Siembra
con capataz
del único
origen de tierra;
Deslumbrado
este
hueso avanzo.
El
Castellano
LLAMAS EN OJO DE SANGRE:
Flameante
fuego
de los
cielos
acoges
y frío
duermes,
que los
campos
ya no
emblanquece.
A ti
padre de los vientos
te
imploro traígas
tu negro
vendaval.
Así
choques Aquilón
norteño
con Ábrego
abre
esponjada la tierra
a tender
umbroso páramo,
sin azote
del fuego
del cielo.
Labrador
que clama ya,
la
enhiesta primavera.
Cuántas
sequías verá esta tierra,
sólo el
estío
habitual
dirá,
me sembré
sin
blanco cielo,
sin que
me empujasen,
yo
encendí al ocre,
en todo
acre,
tierra
que consumo sus venas,
invocarme
pueden,
siempre
vengo
porque
siempre estoy,
desde
enfermedad sostengo,
me ves
cayendo,
arrastrándome
de nuevo
tu
creencia de mantenerte a salvo,
donde
nada escapa,
deslizo
el tiempo,
no puedes
verme en tu espalda,
estoy
cayendo de nuevo.
Alguien me
verá latiendo,
algo
habrá después de todo.
El
Castellano
HORIZONTE QUE ATIENDE:
Largueza
que me aguarde,
cual
llama en cántaro desvanece,
piélago
ardiente,
escancia,
sostiene alta suerte,
alegremente
la voz del viento;
nobleza
de rudo ejercicio
furtivo,
desposeído
espíritu
sin guía furtivo,
desvanecido,
fatídico,
tú que
ensalzas
la
conjetura voraz
de mi
sentido de vida,
cual
arrobada insigna.
sonaban
enebros
un sopor
de encinas
bajo
laúd.
Engéndrame
grandeza,
que
secunda igual
que a mí
mismo.
Diana con
flores
exterminio
de fieras no manda.
Luz
invocada
partiremos
sin navegante,
estirpe
que avivas,
con
impávido destelleo
entre
fuentes y torcaces,
padre de
mi soberbia
furor de
lobo que ve al ciervo,
torres
bellas altaneras frondas,
sin
secuelas de florestas
que acaso
Venus no canta.
Nullam,
Vare, sacra vite...
Conoce
mis arcanos.
Mi Llúcia
despierta,
rigor que
afronta
guarda,
desvele,
su
reflejo en cristal claro,
vine por
donde he venido
por el
gris viento,
perplejo.
El
Castellano a 31-08-2017
ETERNA LANZA SESGADA:
Cóncavo
cielo
de la
pradera de tu ceño,
orfandad
de estrellas
convexas
que se besan
por nubes
que rutilan, y lamen
sombras
vanas a morir.
Soto de
perdidones
y su
proporción de alas de tierras,
cepas en
guadaña,
aligustres
sargentos,
la noche
que la luz negó
a morir,
luna de
luto
corría
linde absuelto,
despojada
su compostura
de
alumbrar la llama
que mi
pecho hiende,
luna
gitana acuartelada
partida
por cuchillos verdes
de siglos
dormidos
y
cipreses iguales,
somos la
historia
que escriben
muertos
de sus
vidas,
engendrados
cuerpos incompletos,
carnes de
la mesa del creador,
somos lo
que vemos
o somos
lo que tenemos,
para
inefable cena caduca
como
otoño reposo del gris árbol,
aventaré
mi lustre perdido
demigajando
lamentos fríos,
mi yerto
sombrero
de campos
de idea
brillarán
acequias
como
molinos de tierra,
el agua
será besos de luz efímera,
destartalada,
dispersa
como
lluvia que ilumina,
y la
sangre de tierra camina.
El
Castellano
PERPETUO DESMÁN:
Fragorosa
fuente
de hondas
sienes
punzantes.
Corrompen,
bullen,
la tibia
agua de sangre
cándidas
de tu mirada
hastiando,
rejuveneciendo
el
infinito turbial
que el
cielo sostiene en tus cejas.
Flagra,
flagrando
viene
marchando
vaporosa
suerte
entre
sotos perdidos
de
joviales tapiales.
Suya,
suya era la muerte
como
plato de cena
siempre
resplandeciente,
abría su
baraja
un helor
de diciembre.
Apocando
consentida
fuegos de
tres avernos
que
ceñían la nieve
de sus
piernas
sin
desmán gemelo.
Derritiéndose
como
llama en el hielo,
recodos
ocultos
y su
murciélago señor
en tules
de carne vestido,
granate
como brillo de rubí
le
marcaba como seña sin fecha,
ni
indeleble senda,
era hijo
del acero de su mirada,
endoselaba
su sentido
como el
soñar
y reclamo
de las flores
para ser
simientes.
Grazno encendido
de cada roble
caminaba
su destino hiriente,
horizonte
que se estiraba
y sonaba
con lluvias que taladraban,
como
soñaban los campos.
Apacenta
su visión serena,
oh,
rauda, pura flor
abres tu
hastial
como se
desliza la primavera
entre tus
dos montañas,
que velan
que aguardan
sin
franca ni verja.
Eres mi
vacío perplejo
que quepa
y florezca mi sangre.
Mar que
inerme
quiere
llenarse
sin libro
de esencias
ni
oscuras tinieblas;
quise ser
dueño del aire,
alzar
vagorosas ilusiones
como
fieles pilares,
castillos
que nadie tumbase,
pude ser
siempre
y hoy soy
lo arado hasta la fecha,
mortal
acicalándose el alma
que será
siempre.
El
Castellano
CANTO A UN TRONCO MUERTO:
Recama
heraldo lenguaje
las simas
de tu palabra
huero
sonido que avanza
y el ser
alza.
Inamovibles
torres, belleza
aguardan,
oro noble
hondo,
profuso Sol cercano
padre de
fachadas de Castilla.
Encinar
raudo,
acoge al
puro roble
vetusto
soliviar escarpado
cuna del
árbol resucitado.
El final
en el viento es una promesa.
Desde
Cuenca a Toledo
desde la
corona brillante
de Ciudad
Real a Guadalajara
pasando
por Almansa y el frío
de
Albacete apostando en el río Cuervo,
y el
profundo Tajo, desvistiendo
febril al
río Mundo.
Reviviendo
este tronco muerto
en
Riopar, avanzo, amanezco
ligias y barbechos
tras
surcos de
furtivos arados.
Fortalezas
empedernidas
fervor de
ojos lucientes
pasados
del mañana.
Me bañan
sus fuentes
en patios
de arañas e higueras
en sotos
de almendros
y nichos
de nogales verdecidos.
Mi hoz de
trigo y centeno
eleva su
carne
por esta
mi tierra
y su
vorágine.
Canto por
el revivir
de este
tronco muerto.
Blanca
idea, surco en recodo
por
brezos y mirtos agujereado,
retemblaré
como el esparto.
Graznos
escondidos picotean
mi alma;
crascita voz serena
alcanza
tu semblanza
me tejí exhausto
en tu
oscura raíz
del
antaño.
Blanda
tiniebla envuelve
el
dormitar de tu carcoma.
Levantarás
de tu sueño
Rey
Rodrigo.
Y nuestro
Cid
¿Vestirá
tu palabra?
El
Castellano
SOL CRECIENTE:
Destapa
mi tiniebla pura, tibia, serena,
Sol
refulxit umbra refulgens,
noche que
tus luces breves
duermen
el sosiego del asfalto,
plomiza,
la música de tus ojos,
funde sus
calores mi niebla matutina,
Sol de
trece estrellas
acoges
tus lenguas de amores,
fuegos
irisados a siempre reinar,
el camino
de la vida,
y sus fauces
sigilosas descienden,
camino de
esta bruma
que el
mundo extiende,
sin
nombre no te busco,
te
encuentro, en la cumbre
de toda
montaña,
en la
concavidad de tu luz que entraña,
desvelo
del despierto fundición de mares,
nacimiento
de desnacer nos alumbre,
la vida
de la solaz muerte,
amor
flagrante de lumbre,
vestigio
en ascua sin final
ni honda
luna secuaz,
odisea en
parajes de temprana escarcha,
oh sol de
soles, ¿por qué tu osadía de seco tajo?
el nervio
de mi ballesta tensa
mi Dios
sin nombre sepulta
y aviva
mi grana brasa,
la tierra
cruzará un día tus fuegos
azules
despiertos,
tumulto
de quien te vio castizo,
el tiempo
se afuelló,
brotaron
entrañas de la tierra
sombras
densas que apabullaron,
sólo las
golondrinas danzaron
y las
mismas espinas me arrancaron
el
corazón.
Sobre la
grama viene a descansar.
El
Castellano
PUDOROSA SIEGA:
Líbicas extensiones de mi ara,
por eras de soliviares,
angostos, desnudos
sin pinar excelso de tu mirada,
mi acre transitado, exhausto.
De corvo pico y fugaz
idea pasajera.
Hondo grano de mi cereal espera,
dura grama extensa,
inhabitada,
moza de mis ausentes
sin bandera.
Agota, afila
mi profundo tallo
brotado de mi febril
mocedad subyacente.
Creo mi suspiro
como brillante tajo,
refulgente al candor de entraña.
Amparo sin honor,
de filo que no aguarda.
Quiero renacer así
te encuentre
con otra cara,
otro nombre
no caeré en osadías
eso lo dejo a mis Dioses
de locura extensa
llamada destino.
Yo necio, torpe,
de hueso en tierra sembrado.
Soy hombre con lo servido
cumplo mi palabra.
Es una gesta descendida
Luz de guerreros
perdidos
en azares funestos.
Quién guerrero del muerto tiempo,
con raíz desamparada;
trémula deidad
tus labios acostados
en tu cara,
en mi pueblo
me enseñaron a luchar
por lo que quiero
y más solo que el relámpago
tu felicidad quiero.
Mi paz de campo abierto
vástago sin superior
de conciencia
mas que inerte hálito
superviviente.
Frívola suerte consumada
osar tu palabra,
vendré porque aún no he salido.
Clarines y trompetas
entonan este yugo
eclosionado,
en servicial acto,
mi azul fronda
que no hiela tu relente;
rompe con empuje
violenta, feroz, agotada,
malla:
Hidra mía
perdona mis lucientes.
Vesta que Proteo
clama hundiendo los montes.
De vetusta proclamada
en sortilegio de guadañas y hoces
que se recogen sin martillo jactancioso.
Irrumpe mi designio
vaporoso en estela,
que tu sombra hiela.
Qué dios implora
a mi imperio
del precipicio.
Hechizo de mi semblante
otorgues invicto, valeroso
como abismo de agua.
Previsor que detiene
impías naves
en ataque de tormenta.
Sangrada barrera abata
en funesto claro oscuro
sin atadura
ligado, manso Ábrego
sin alma.
Prendida paciencia
sin alarde ni secuela.
Piélago que saña
sin brida
ni cuerda aplaca,
embravecido
con umbroso helecho sombrío.
Bosque temblado de mi mente
que piensa
ausente borrasca
sin ayer.
El
Castellano a 25-08-2017
FÉRTIL ESCOLLO:
Hondonada
del hondo soto
en ribazo
de tránsito veloz
por
rambla angosta acequia
en alta
lengua de lenguaje
en fruto,
caliza lengua,
profundo
tallo, vine exhausto
con
canciones de luna
y
soberbios cipreses.
A
desnacer silente,
Tiempo se
derrama
clepsidra
de mi sangre,
solaz
soto de hoja marchita,
limándome
en la lumbre,
atarralla
de luces por señuelo,
entre
carcomas voraces se tejió mi verbo
señero de
un sol despierto,
vine por
un destello,
traigo mi
botijo, sueños colmados
en un
estambre ambrosíaco,
riera en
venas
hasta ver
florecer tierra madre.
Chopo de
su vientre,
silencio
secular
entre
ojos quemando,
viví,
vine por
siempre por sus voces,
rieras
ven desfallecer su curso,
colmenas
risueñas
por
adjetivos precoces,
telar
dorado es mi letra,
en el que
no aprendí
ni me
aprendió el ripio,
al menos
nací del silencio
mente blindada
criando cerrojillos
de idea
flagra que deslizó la sombra,
cerrando
tiempos que eclosionaban
viles
falaces viperinas,
campo del
alacrán
campo de
terruños esbozados,
este
siglo que comerse
así mismo
puede.
El
Castellano
LATIDO DE UNA ROSA:
Escribo a
los fantasmas de esta rosa,
tras su
invierno deshojado,
que su
voz abre en eco de pétalos,
rosa
esquiva de voces dormidas,
soplos de
hálitos intransigentes
a un frío
de neblina,
bruma
voraz desciende entre sus pestañas,
y su
sangre de hojas marcada
al
rejuvenecer de un ayer,
voces
yertas hechas tierra,
aroma de
besos dolientes,
y pieles
escarchadas,
redondas
ojeras suaves de luna,
un aura
color rosa fría
de un
otoño mustio, herido
que ya no
camina.
Sin ella,
sin ella la tierra abatida,
me habla
de tiempos que fueron,
de sueños
que se perdieron,
haz
purpúreo vano a morir,
por
colchones de ideas,
por todo
lo que quedó sin dibujar,
sus voces
dictan yo converso,
umbrales
que abren al sosiego
de
tijeretas que descansan.
Como un
beso escondido deleitándose
era ella
floreciendo abriéndose al mundo
para ver
desde su carcasa el fluir del tiempo.
Fantasmas
mudos que reposan la caricia
de esta
rosa, única al mundo
temperamento
de princesa,
el campo
en su pétalo,
rosa,
rosa tierna carne de estrella,
ojos de
quimera,
estampa
quieta,
cuántos
te conocieron
cuántos
como tu jardinero te querrán.
Rosa
esquiva, rosa viva, rosa sin cortar
al cielo
quién te viera caminar.
piropo
eres para voz soterrar
al latido
de tu beso por imaginar,
vive
cuanto quieras
que volverás
a reinar.
Por tus
espinas rizarán albas
y rocíos
matutinos
con sabor
a tu esencia desnuda.
Ya tu voz
no vivirá más ahogada,
hablará
tu savia
tu
belleza elaborada.
El
Castellano.
MIGUEL
ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA
ALJIBE BULLE:
A mis
campos,
a todo lo
que amo,
a lo que
nace y se cuida solo,
con
pretiles gestos les crece la dicha,
rabiosos
vientos descubren,
un cielo
oscuro
que ya no
destapa el verano,
sólo
ahoga esas flores de sombra
que
marchó el estío,
cabalgo
sobre la vida,
latidos
intrusos,
indeleble
mi trazo muerdo,
de mi
alta torre bellezas
trepan y
escalan,
yedras
esquivas apostadas firme,
tañen
nuevos tiempos,
que no
aseguro mejores,
abren
abrevaderos sus yagas
de
manantiales soterrados,
registros
de vida de rebaños,
áspero
soliviar,
marchan
caminantes
sus
ciudades que negrean,
igual que
liebre
por monte
fragoso,
negro
redil
tierra no
igualases,
hasta lo
más ínfimo
osa y
yergue distinto,
cristalinas
fuentes
que los
capullos abren,
serenidad
del insecto justo,
afilaré
esta canto,
que abrirá
el Tiempo,
surcos
sin escollos
que
surcan las letras,
ávida
promete
nuevos
verdores de horizonte,
verdecidas
frondas,
rendido
no dormía yo
ni mi
negra víbora,
mi arco
ni aljaba arrebatan,
miro por
mis suspiros,
no se
mantengan solos,
izaré la
montaña,
no me
recluirá la cóncava suerte
de su
caverna,
así el
cielo descienda,
quedará
un arco-iris
de flores
silvestres
en un
aura insoslayable;
Avanzaré
trémulo
los ecos
de mi voz,
por si
reverbera el sueño
en que yo
acuesto el alma
de todos
vosotros
mis campos
que amo.
El
Castellano
IMPÁVIDO DESPERTAR:
Iras
negras forman celada,
ante y
bajo protección
de mi
égida,
por cruel
invectiva
cabalgo
mi piel de astro,
pavesas
del fuego aureo
de quien
yo era.
Levanta
sin suerte
metal de
escudo,
arrebolado
suspiro sembrado,
fuentes
me colman los ojos,
un
reverdecer que aguarda,
mirada
acristalada
con
matices hondos,
tierras
crestean
sus
ávidas sienes,
sin
someterse,
siempre
sin dueño;
Inmoble
andamio de la vida,
cuando
Noche arrastraba
sus
ventiscas bramaba,
sin lluvia,
ardiendo,
he
cruzado estrellas,
un sol
oscuro he prendido,
descendido
con
campiña de laurel y mirto.
fatídica
era de las sombras,
Dioses
del subsuelo,
abaten
sin piedad,
cerrando
la puerta.
Estas
ruinas sin riendas,
desposeídos
lugares,
temblará
mi nombre,
sin ser
Rey de
los cielos.
El
Castellano
LUCIENTE LLAMA:
Escita
levantas,
de
insigne pasajero gesto.
Mi
dulzura de cólera nacida,
cantad
mis años dulces
a Diana,
entre
boscajes
y frondas
suaves.
Donde el
torvo cielo no amenaza;
Allí se
blanda
mi ser
recto
de
conciencia pura,
cantos se
erijan
de verdad
desnuda.
Sombra de
saetas vanas.
Sangra,
luz viva, altiva,
nada sin
tus honores consagre
el viento
de plenilunio.
Ceñidas
las verdes sombras
de las
hiedras arrancando
liras al
pueblo fragoroso.
Vieja
entraña lacerada,
escucha
el reverdecer
de la
sagrada cepa.
Sin
honores no hay versos
ni
comensales.
Cuál la
vigorosa, valerosa
Quimera
que el
ser no enrrosque
llegada
la hora.
El
Castellano
FÚLGIDO ALIENTO ESCONDIDO:
¿Acaso
dormiré la noche?
Se callarán
los susurros nocturnos,
el blanco
cielo ya no acostará plomizo,
su
letargo de otoño aguarda,
taimada
mía no marchites
mis leves
hojas;
No
todavía.
Ampara mi
dorada yedra
escucha
sus notas de savia verde,
abre y
abrirán rizos
en
acristaladas fuentes.
Allí el
clarín entone
enamorando
a la dama del lago,
serpeo mi
suerte cuando me dictó verte,
común
lache yo perezco
en brazos
de mi lejanía nunca hayada,
a ti
entrego mi labriego,
inquieto,
escita de su linde quieto,
aplaca mi
bajel de ala irascible,
relampaguéa
incesante
alta como
la luz etérea,
perenne
que yo estaré atento
para osar
y no desprenderme;
perjura,
retrocede, y avanza
alzándote
por falaces bocas,
que
desaconsejaron
y creíste
amigos,
no poseo
yo almendro
de
almendrás de oro,
pero todo
se dará,
sin caer
en el vulgo,
mi sed al
menos procuro,
es la
sangre cándida,
arremete,
marca su cántaro rodado,
blando,
una solitud escarchada,
a la que
se desea tras todo estío,
lisonjero
de tórridas llamas
secuaces
del terreno.
Hoguera
me tiendes la llama
sin
rendir tu escuadra,
preso
tiembla el morir noble.
Peinadas
parras de la sombra,
tupida
vida que acicalan
acariciando
al rey Sol.
El
Castellano
TECHO SIN TIERRA:
Inerme
descuido
entre
fronda misteriosa,
ríos en
lágrima cabalgan,
estival
aura
y su sol
que en carroza
pasa,
entre las
puertas de este mundo,
mundo de
sombras,
sombras
irisadas,
donde mi
árbol no se da.
me
escucharán árboles
mi sangre
repleta
de sombra
vana,
quicio
indiscreto,
tu
abierta ventana
que ya
duerme en tus noches,
resguarda
que mires
mi
marchita hojarasca.
Mi acorde
arrancado
a lira de
fauno,
a número
y medida
mi azar
de entraña insepulto,
escruté
cielo y mares
y ni un
acre de tierras
me
concedieron,
auras me
levantaron
de la
negra muerte,
y hoy
sigo doliente,
camino
esa noche
que
camina todos,
dura
coraza me resguarda,
de
impetuosa saliva;
Sirve de
tumba
a esta mi
funesta vida,
un
soliviar de acequia pido,
acaso es
tanto,
donde la
amapola
juegue
con el ribarzo,
y se
descubran geranios de los caminos
y
peinetas de brujas
con abrojos,
magarzas
canten a sus coronas
de reyes
allí, donde los cardos
hagan
nido
y abra a
su luz la caléndula silvestre,
abrigando
este sino desdentado,
y su añil
de tierra,
que mece
y sostiene
hasta que
muera
sin nada
cambiar
hasta
encumbrada la fiera.
El
Castellano
OJOS ALBOS FIJANDO:
I
Claros y
dulces,
ignotos ojos medrados,
iluminando
auras fugaces.
Compases
abren,
su timbre
ecuestre dorado,
por la
lira que quedó sin pulsar.
Cogí y
ofrecí las malvas,
de mi
camino, sujetaban ellas
los campos.
II
Tácito
pulso sobre el musgo,
buscando
verdades de sangre
en
piedras ya no desnudas.
Yunques
con señeros trabales,
de sienes
crudas
y plomos
derretidos.
Vestido
albo sin encaje,
cuña de
este garfio;
Semblante
sin ser rey bárbaro.
III
Déspotas
comensales,
fugaz
escita háblame del Sol naciente,
sin
cordura ni engranaje.
Mi
deleite rije, amaneceres
donde se
acuesta el este
entre
vespertinos roces,
que el
alma sacuden,
de
irascibles cánticos
al nuevo
día que envejezca.
El
Castellano
VORÁGINE DE TRASIEGO:
Afila mi
sien,
perdido
acre
de largas
venas,
traspuesto
entre
vientos abisales
derritiéndose
tierras
podando
su eternidad
en soga
que el tiempo
roe;
Fértil
vientre entre febril cumbre
de opacos
rayos acrisolados,
ventanas
fijas
al cerrado
horizonte.
Por las
armas de mi pueblo sin civilizar,
Numancia
alzo a tu sangre inmortal
tus más
de dos décadas
luchando
contra un imperio mortal.
Aciaga
afrenta por la anclada
libertad.
Fuego de
breas nos vio marchar.
Caminos
eternos con valor
surcaremos
para que
no nos pisen nuestro hogar.
Lanza y
falcata se afilará
y hasta
el verde lagarto
a nuestro
paso se espantará
recluido
en la sombra
que
nuestros pies, avanza.
Niega,
sigue, prosigue
que su
sangre rehúye
hasta el
ocaso sigiloso,
que se teme
incluso desde el mar.
El
Castellano
LUCIÉRNAGA DE NOCHE:
Razón mía
que enlojada
imperturbable,
abres tu
duradera onda
imperceptible,
desnuda,
esta
luciérnaga que el cielo cruza;
Como un
grito sin hacienda ni aire,
acaso
sonido fueras,
voz de
mis males tenue conciencia,
vosotros
que nunca me leéis
yo jamás
he escrito.
Papeles
en blanco
me
enroscan el sentido,
ni agitan
al inmoble
Dios de
tu hermosura,
quién
prodigio, quién mediocre
si
estamos de paso.
Nadie a
quien impresionar,
nadie a
quien agradar,
nada que
negar, nada que defender,
todo se
acabará afilando
como
hueso de durazno
del
tiempo germinando.
Millares
de ciegos caminan
estas
noches perpetuas de septiembre
fuera,
por fuera.
Puedo
verlos cabalgar
su visión
negra
sin el
amparo de la luna.
No hay
lluvia que gotea
a mi
ciprés torcido,
sólo
blanca secuela de luz ardiente,
otro
verano que no quiere ir,
mi sueño
no quiere mi verde roble,
apresta,
carga mi ballesta
que mi
fuerza no vence,
yo que
vivo para morir a gusto,
al mío no
al de nadie,
hechos de
ratas sumergiéndose,
como
infinitud de hombres
que no
cumplen su palabra,
será un
puerto
con mi
buque emergiendo
cuando le
toque zarpar a mi cuerpo.
El
Castellano
RUNA INMOBLE:
Sombra
mía,
esquiva
de mi vida
encarnada
flor de ella,
entre
vientos en tierra
encorajinados
de nueva siembra,
de
fuéllega luciente,
valor
ensimismado
brotando
el ababol,
de sangre
suya,
sombra
sin cuerpo,
acaso
tuya,
difumina
otra sombra
de quien
yo era,
yerguen
espigas
con
pilares de belleza,
descansando
sobre el agua,
que arropa
tu fresca cara,
gira mi
vencejo la loma,
no había
primavera
ni lógica
aguantaba
este Ara
de hipérbole
de tierra
meseteña
de tierra
sepulta castellana.
desnacer
mío
el
terreno me aguarde,
inquebrantable
dicha,
visión de
mis dioses,
vigía
perenne,
oye la
lluvia,
no
preguntes
tiene
miedo llora silencio,
recodo
alumbrado con espinas,
llave de
mi pecho
destapa
dragones y fieras:
Dardo
senil de esperanza inmóvil,
caduco,
inmortal
para
renovar sus hojas
en ascua
etérea del mañana,
carne de
viento que espera
el cielo,
obtuso, abrumado
cuajando
destello arrebolado,
cuando se
desgañita la vida
por el
esperado ocaso
que
vieron los ancestros.
El
Castellano
CAMINO DEL ESTÍO:
Páramo de
mi nervio,
aguantas
el tesón
del estío
estirado,
ya la
silvestría te languidece,
tu soto
caduco de forraje,
el ocre
te vence
tú que
desdentado de savia
ni
pereces,
por voces
tus cumbres
se hacen
mesetas,
inmoble
color del hierro,
tus
tierras levantan,
con
palpitar que al cielo
clama su
llanto.
desde la
pizarra
al canto rodado
sólo
montañas no guardan
tu sed de
antaño,
brezos ya
laten amarillos,
compases
al verdor
de la
sombra de santas encinas,
bosque
esquilmado rocoso,
denso
musgo marchito,
¿cuál la
tierra madre?
¿Cuál la
piedra oscura
en la que
muere la tarde?
Dulce tarde
con oro trigo,
sin
rastro quedará la seña
y el
silbo del ganado,
llamo a
mi astro sosiego
permita a
la nube avanzar,
paz sin
recuerdo en la hondura,
caduco
parece tu vientre sereno,
sólo al
dormitar de simiente,
un molino
corta la áspera onda.
Ara que prevalece
su trillado esplendor,
su llanto
del cielo gime
la tierra
castellana,
estampa
dorada sujeta,
por la
que la vida marcha.
Camino de
Humanes que sigo,
por
ramblas padecidas,
sigo el
camino del hueso,
para
entablarme
con las
espinas de un endrino.
El
Castellano
SUEÑA LA REPRESALIA:
Sangre
expiada,
ceniza
aparente
de
quienes eran,
incierto
azar de las armas,
oscuro
riesgo,
desdén
del tenebrio
encorajinado,
parca
ilusa que todo abarca,
sin oír a
los Dioses,
simas y
ríos que nos ignoran,
¿Qué
campo no me atestigua
en ocres
muertes
todo lo
que la tierra devora?
Esta
avara tierra
que
relame sus crines de plata;
Y su
destino no embellece,
justo de
ala nueva perenne.
En las
prósperas sienes
de
regocijo,
acogedora
sombra del blanco chopo
y este
opulento tejo,
que al
muérdago muerde
aguardando
convencer
a las
tres Hermanas de Negros Hilos
no me
hundan en el abismo.
Mi musa
cautiva toda de nieves
yo, de
bronce,
niega ser
de origen innoble
con ocho
lustros asidos
opresores,
púrpura
brillante,
esquiva,
pureza en
jaspe
de luna,
del
arroyo fugaz
bebe y el
viento revolotea
sus
suaves cabellos finos
fluctuantes,
se
encienden
mis
tibias cenizas
por
amarla a ella
lágrimas
sobre fértil vid
que
engalanan,
Valgio
abre y llora tu torrencial
desde tu
hogar caelis,
deja fundirse
contigo al Aquilón
cae tus
espejos deshaciendo rastrojos
cabalga
tu agua
por estos
estrechos campos.
Abstruso
tonelaje de mi pensamiento,
hosca
patria mística
de amor
furtivo,
trémulo
de lo que el querer quiso,
sin falso
engaste avanzo;
el poder
del cuervo siento
ese único
que visita mi jardín
a las
nueve.
Por
oscuro aflige
que ya no
es celestial,
ni aunque
el cielo fuera pardo.
Vetusto,
geométrico, áspero
mi desliz
absorbente
como un
torbellino,
que ya
las penas
de mi
olmo desnudo
no llora
ni la belleza
refugia en esfinges
sus
torres que son de la tierra
como
señeros de vivos,
raudos
árboles enhiestos,
en su
copa
que bebe
al tiempo.
El
Castellano
NEGRO ASPAVIENTO DE UMBRA:
Ahuyento
el crujido,
el
espasmo de viento nocturno
que fuma
mi cigarro,
es una
violeta opaca sombra
su éter
de persiana roída
pasaban
yertos caminantes
sus
ciudades que les negrean,
un suelo
quebradizo
blandía
figuras
con
espasmos de cobre,
por
faroles y fuegos,
luzarreros
edificios de leche
y
hormigón,
perdición
flagrada
en toda
dirección,
un
segundo vuelto atrás
y observo
detenido mi desquicia
se
alimenta voraz
de estos
cielos de plomo y zinc,
solo una
vez más
miro mi
soledad desde el otro lado,
y se
espanta el negro apuesto de vacío
empedernida
luna sujeta
por
filamento malva de la luz estrella.
cuento
999 y aparece mi cuclillo,
asmático
suena mi grillo,
el
segundo ya vomita otro minuto,
no me
cuentes reflejos
de ávido
camaleón me visto,
semáforos
disléxicos
me
cuentan de mi azar de visión
por la
que enfermedad es alegría
y nacer
la misma lechuga,
hoy
volaré sobre un vencejo,
avistame
hondo, fugaz, pertinente,
crispado,
retenido entre mares de tierras
a lomos
de un caracol que cabalgo,
y no me
vence la luciérnaga matutina;
negros
soles me cuentan
que su
luz es sólo un respiro del Creador,
la
tiniebla ganó al tres en círculo
y el
mundo se puso de cruz,
amén que
trajo un jamén que me enjalbega
mi tuerta
creación,
sonido
ciego
me
avasalla la abierta ventana,
un
crepitar valiente escuchó
que abrió
sus ojos,
y un
irisado que la noche clama
se
desperdigó,
era
tiempo para volver atrás como
las
plantas silvestres
que se
hacen las muertas
por qué
pues porque siempre están,
como rey
lucero
es
certeza de mi magna
espiritualidad
que ya nadie niega
ni con
gafas de Sol.
El
Castellano
TRENZADO DEL TERRENO:
Abro de
mí, la rigurosa sombra
acogedora
de mi blanco almendro
fresco
dosel que presta almazaras
llenas de
olivos,
hermana
del negro hilo
cuándo mi
jardín florido.
Rasguña
con tembloroso sigilo
de savia
dulce su arroyuelo.
Blanca luna
que me reflecta
en los
sabios bosques.
que sus
mieles Himeto me concede,
colinas
serenas me aguardan,
y en las
prósperas perviertes,
apacibles
bellezas
parirán
tus ojos;
Lágrimas
sobre mis tibias cenizas
de aquel
que duelen y sigue
porque
son del poeta que te ama.
deshecho
en espumas trenzo
vaporosos
ríos de mi sangre,
vernal
lozanía
que aún
gozo
como luce
la flor sepulcral.
Ceñida
cabeza tuya
de las
rosas más vivas,
¿Quién
cauto te hará cortesana?
Raudos
Lapitas no hay futuro mejor,
el viento
me pulirá su acento,
bien
funesto que considero
que me
sembraron
de la
bronca hendidura
que no
sucumbe ni se hiende,
Baco
enseña haciendo danzar Ninfas,
aguzaban
sus canciones,
pobre
labriego este que nunca se dio,
pilares
auras según lo pidan tus liras,
¡Oh Calíope!
Musa de
mi lenta melodía,
tráeme la
fronda verdecida
de tus
mantos vestidos
de
Ferento la sola campiña.
Sin feroz
hija hambre,
yo
providente augur
de todo
lo que amo;
Al
escondite del alacrán
no
proclamo,
por
doquiera me dirija la suerte,
veo la oscura
tempestad que anuncia
que yo
estoy bailando en la luz
para
poder bailar en la oscuridad,
Galatea
la corneja no me espantes
que mi
buena remembra.
alma
présaga de lluvias
que a la
flor incitan,
yo que en
pulido ribarzo
quiero
prender a Ninfas de flores
absorbentes
de miradas
y de
fugaces estrellas.
Amor tan
torpe
¡Oh mis
castos Dioses!
soy yo
humilde
un ser
hermano de la tierra
que no
permite
ni a
víbora ni culebra
le
retiemble
la paz
diáfana hallada.
El
Castellano
DIESTRO DEL MAR A LA
MONTAÑA:
Fuego
trenzado, galopado
crepitando
el amor fulgente, estridente
de mi
madrugada
que
avanza que danza sin balanza
el
infierno silente de la mañana ampliado
río de mi
sangre que colma el páramo deshojado
donde
vive donde crece mi chopo viejo
colma el terreno
mi sed de abrojo
diestro
mi hálito exhala su desliz embelesado
nacarado,
embrujado, por mi mujer
endiosado,
extasiado de miel y ambrosía
repleto,
lleno, colmado, extasiado
mi río de
sangre avanza no se detiene
corre del
mar a la montaña sin mostrar despecho
de grazno
escondido en cada torre
el idioma
de la noche se hace presente
tiempo
que corría muerto desde
mi sótano
de luz
a un
horizonte tenue por conquistar
corría la
lagartija sin desdén
por
enternecer al horizonte diestro
del mar a
la montaña dispuesto,
de pieles
extasiadas cantaba
el surco
del reguero de mi vida
por
florecer en la arteria del lugar
graznaba
mi alma a los soles de espejo
fuego
trenzado en cada ciprés
que me
sostiene
que mece
el amor de mi sangre caliente
era
llena, habitada por la flor
sólo allí
donde reposaba la belleza
allí
donde ardía el sentido
enarbolado,
flamígero al ojo del cuervo
bullían
rebosantes mis fuentes
esas por
las que se colgaban
parcos
los árboles y enamorado
el
suspiro acampaba la tierra
de piel
de nuevo
esperando
mi vida quieta
la
ascensión de su alma al cielo
atochas
de esparto me sostienen
para
tener yo sangre de tierra
gramas me
florecen en invierno
el beso
congelado
del Tarot
helado de mi sangre
hoy gime
el tiempo en mi ventana
quien lo
viera marchar de cuchillo
de espino
y girasol helado
hilvana
el viento corazones en los álamos
para que
despierte feliz mi Sol,
y
concluya el tiempo de la madrugada
de mi
vida en fulgor
que
dibuja siniestra el corazón
de mi
albor,
ese por
el que descansan horizontes
crepitan
montes, las aguas
brillan
fulgentes estallando
mis
veintisiete fuentes
como
gotas tiene mi vida,
fiel mi
caricia anhelante
de una
sed por la que revive el inframundo.
El
Castellano
DISPUESTA GRANA MALVA:
Diestro
tapiz me unge,
cabizbajo
de este gris
que
desnazco;
se
amilanan de grana
guadañas
que me cincelan,
no me iré
de mi abismo
ni en él
terminaré de hundirme,
ni este
cielo acabará
de
blandirme,
quebrará
mi espejo de espejos,
y similar
me encontrarán.
Mientras
subiré por el costal
de mi camisa
todo lo que veo
un azul
teñido de mares de tierras,
como es
arriba es abajo,
soslayando
me encontré
con un
camaleón de quien yo era,
hoy
afirmo que lo vivido valgo,
de vidas
de un día me aguardo.
Manantial
displicente esquivo
es esta
boca de tierra que rehuye,
una vida
y un arrebato colgado,
una
sinfonía de grillos
que
reverberan las fuentes
y sus
encinas y sus quejigos,
sus rocas
y sus nidos,
sus lunas
y sus espejos,
vine que
me estoy tejiendo,
una
carcasa y una flor
es por mí
es por ella,
que el color
nace color
se abre
paso una rosa bermellón
por ella
es que reverdece
mi
corazón.
Y un
ocaso malva
se
escuchó entre los dos.
El
Castellano
ALBO ESPÍRITU AZOGADO:
Abrí las
rojas puertas
del
fantasma de mi corazón,
despertaron
grises lheviatanes
como
agujas sin cabeza ni redil
era él un
fantasma puro, impío
un último
respiro alzó
a mi
cabeza,
y caí de
rodillas
a otro
mar
a otro
mar
el suyo
sin calma
ni
espumas purpureas,
abrí esta
vez las ventanas de mi pecho
esta vez
como si alguien las sujetara
en mi
propiedad
de fría
carne,
un pulmón
marchó a una rivera,
el otro
perdido marchó
a otra
con mi espíritu,
quedaba
mi cuerpo como frío, desierto
páramo
sin espacio sujeto
donde
anclar señero de luz
mi pecho,
el otro espacio
de mí
desierto
oscuro
como opacidad
de noche
de soto sin luna
sin
luciérnagas del cielo,
sin
fusiles que clavan su plomo,
sin
faroles ni lucientes
provocados
encumbrados
como este
vacío que ya cansado
no más
habita mi espejo de alma,
mi pecho
partido enraizó
la mejor
flor que la vida
pudo
darme
como
espina para clavar la espina
de mi
vida y asir
cielo y
tierra en marea
de
primaverales caricias
albos
ojos fijos
en
auroras que marcan
al
violácea arpa de mi despertar
creyendo
sus ojos un sueño
para
habitar.
El
Castellano
ENDOSELAR CANTANDO:
Anquilosada
bruma negra
me yergue
sin piedad,
allá por
un fatídico recodo
danzo,
danzo con mi lobo,
viles me
destrenzan
como
muere mi Dios silencio,
era un
cable un tranvía
que surca
la mente,
por
fortuna hablaba mi otro,
un puerto
y un barco,
abría de
mi pecho
un
trémulo espíritu
aullando
vespertinos roces
de
costillas enlutadas:
Hoy una
luz vana
me
escarcha el alma,
debato
con mis Dioses
dónde
quedó mi destino,
acaso
merezco acaso desvanezco
puro como
lágrima del cielo,
mi tardío
quizás diga,
mientras
este castigo,
seguirá
crujiendo mis huesos,
crascita
la belleza
entre los
barrotes
de mi
calavera,
mientras
seguiré
pudriéndose
mi vida
en silencio,
como pez
en tierra
soslayado
de cielo,
lo siento
mundo
ya soy
completo
un millón
de mentes
un millón
de mentiras,
esta
inspiración no me hace libre,
miedos,
ilusiones truncadas
contra el
ateo
no me
imagino
como un
pez sin boca
sin creer
en nada
camino la
ciudad
que
negrea el sentido.
tu cara
diviso
ya puedo
morir agusto
hasta el
nuevo día,
hasta trenzar
ocasos
del alba
y su espuma malva.
El
Castellano
RESURGE EL AÑIL:
Florece
agua ignota,
azoga tus
blancos corceles
de rocío
sereno
sé bruma
gris de abrevaderos
juega con
mis mariposas serenas
de los
vientos, fragua mi sentir
en tus
venas rocosidades,
bebe mi
sed como un desnudo ayer,
entre
flores del paraninfo yerto,
augura mi
suerte entre tus vellosidades
colmadas
de savia joven,
un
reverdecer anhelado
que
tantas espumas aguarda,
madre de
mi blanco chopo,
tu
cristal luciente;
Cuántas
eras yo he conocido
tantas
vidas más longevas
que la
mía,
osadía
pulcra de espadas azules,
cuchillos
calizos de cerros
castizas
fuentes
en
ramblas del terreno,
rieras
terrunas al sosiego
de vid y
centeno,
hablase
yo entonces
de un sol
que desgasta
de acincelados
bosques
de
espliego y atochas de esparto
del
grillo solariego
que abre
el sendero,
baja vida
tus espumas verdes
de paz y
sosiego,
vence tu
paz sepulcral
al fervor
de mi vana sombra
que no te
puede,
háblame
tus hojas
bailando,
jugando con el viento,
de este
otoño que no llega,
ni su
bruma honrosa desciende.
Tráeme tu
febril aleteo de estambres
clava la
simiente esquiva
que raje
la tierra,
contigo
el resurgir de las estaciones,
pariendo
el desnacer
de toda
muerte en color
de
simiente.
El
Castellano
SOCAVA MI TARDÍO:
Indemne
acontecido,
en solaz
yaga sin fresno
ni alta
haya secular,
jamás
aplacado por sotoventos
ni fugaz
línea de chopo ferviente,
singular
atarraya de vientos esquivos
su páramo
veloz de ocres del terreno,
vino a
plañir mi alma,
entre
oscuros cipreses con sabor a dama,
soy
tocado por el rayo de sol,
esta
sequía que escapa
en el
sitio del ángel de tu mirada,
miro por
fuera y el centígrado decrece,
gramas
envejecen mi calzado,
te
encontré y llamé a tu corazón,
déjame
ser agua en tu boca,
lejos
brillaré por dentro
un placer
preso,
y sus
vendavales furtivos secos,
es hora
de anudar el firmamento
en una
falange y en otra llamar
al viento
mi padre.
El río se
sembrará de altos árboles
y sus
peces anidarán en sus copas,
vine a
perderme
por si
aún no me he encontrado,
haré de
bocas esfinge perdida
por
cuanto yo he conocido,
perdigones
reposarán en las ideas,
golondrinas
llevarán besos de auroras,
yo me
trenzaré como el azabache
que llora
la noche,
una flor
de sombra enraizará mi pecho,
en sangre
de amapola negra,
como mi
sangre oscura,
vine que
se deshizo mi ventura,
por este
ignoto torbellino
sin
ventanas al pasado,
tejo que
yo a ella consagro,
como
niebla y bruma
que sin
ella otoño no hace,
pregunto
a mi lobo esquilmado,
sus
broncíferos vellos me responden,
que dicha
no es labrada
si no hay
manos de recolecta.
Como
recompensa trae lo sentido.
El
Castellano
TIERRA A RAÍZ, SOMBRA A
IDEA:
Por la
vía
que los
vetustos
olmos
blancos
protegen
los desnudos álamos
que
aguardan erguidos,
al descanso
de trémulos corceles
y sus
carros, cruzan sin herir el sendero,
abatida
mi contemplación
fue
silenciosa entre páramos
angostos
esquilmados del ocre
ardiente,
encorajinado,
como un
negro suelo que rozo
con los
ojos.
La sombra
que un ciprés rutila
se
acrecienta erguida, ahilándose
con
aspavientos que retuerce la luz
sin
franco obstáculo.
Era de la
tierra habitado
un bronco
grito sin suerte,
refirió
su desventura
y miradas
no esquivaron,
quedaron
vistas cuatro espigas
juntas en
tierra arremolinada,
por las
vides de semblanza
y el
resurgir del añil
del santo
olivo,
misteriosa
sombra de ciprés
háblame
como se habla a la primavera
para que
se lleve los fríos,
quiero
compartir tus preocupaciones
preservarte
como me preservarás
cuando
muera,
al sigilo
del rojo brezo
me alzo
como flor
que la
primavera arrebata al invierno,
y abeja
que baila sobre coronas,
como agua
clara
que da la
misma luna,
así como
tú sombra,
yergues
tu profunda pupila
desde la
misma senda
que te
vio nacer
pura,
limpia serena
aguardando
al alba
tu
desnacer
que tiña
tu ojera suave.
El
Castellano
SIGILOS DESPOBLADOS:
Aciago
escondo
los
faustos de mi recuerdo,
abro la
verja donde crece
mi árbol
muerto
imploro
abran sigilosas
guardias
en noches
que
apelan tranquilas,
como
grutas de mi arrebato,
esculpí
mi torre de bronce,
como pasa
ciego rayo
entre
montañas,
razón
impele
baja
Calíope
reina
musa
afrenta
lenta melodía,
yo abriré
cadenciosa lira,
aplaca en
hombro
la vestal
Hispana,
compadecida
arrasarás
cuerdas
de conciencia
despertaremos
del sueño
a
gloriosas ninfas,
tañerán
tambores
el duro
sabor del hierro.
Vidas
opulentas
abren y
cubren
la tierra
cultivable,
sustituyen
a mirtos y violetas
junto con
sin fin de flores
que
esparcen,
y parece
su aroma
de la
brisa apropiarse,
funesto
día
que traía
la impía mano,
la
afrenta de sus campos,
me
imagino aciago
como
fragua del fuego brotaba
sangre
del candor del hierro,
agota mi
huidiza pluma
por
cuantas realidades
no he
conocido,
hasta
decirme yo basta
al mal no
he conocido
mi dorada
mediocridad
tolero y
acepto,
¿Quizás
algo más cubriese
mi dicha
de diáfana bondad mía?
Que al
mal de muchos no acompasa.
El
Castellano
VIPERINA FALAZ DE TIERRA:
Sin ir
más lejos
nosotros
somos de tierra
somos
alcarreños
somos del
mismo metal
que las
estrellas
hierro
fragua nuestra entraña,
metal y
simiente hijos
de la
real abeja,
fuego
brota en nuestros ojos,
siglos
del barbecho
engendrado
por el soto
de la
encina y el esparto,
somos
compases del miedo,
jauría de
zorros al acecho yerto,
vívida
estampa del hielo,
sinfonía
sin acre desnudo
somos
acre de espuela
y vid de
nuestro camino,
fervor de
silos dormidos,
auge de
la espiga
remanso
del irisado girasol,
somos lo
que ves
es
nuestro paisaje
de sangre
ferviente,
y espuela
doliente,
gira mi
arado
verás que
sigo al mando,
recuerdos
ahogan
la madre
compostura olvidada
padre
cernícalo por angosto
valle de
río dulce
y senil
valle juicioso
abre
magarza tu esplendor florido
con el
ababol y su sangre de tierra
abre
sendero al reposo de Castilla
con su
sequía herida,
cuántos
siglos no te han visto mudar
tu aciago
terruño paisaje entre cerros
y
febriles solanas
donde el
tiempo
escapa
angosto.
El
Castellano
CELADA QUE DUERME:
Veraz
acre que el otoño juega
con sus
alas virginales
en mudas
que el verde siembra.
Era una
blanca luna de espuma
con las
que el agraz de la uva
jugaba y
ante ella
una
belleza ambigua inclinaba,
y entre
breñas hacía que dormía,
amenizando
los céfiros
y arroyos
magnos,
no pude
verla errar
por mi
sagrado bosque,
abría su
lira y se escondía,
mordiendo
la negra víbora,
pude
regresar más valiente
entre
estas torres de belleza
que se
erigían,
entre
escarpadas escalas
de todo
lo que nunca se marcha.
Jugaban
los corzos suaves,
sin
tiempo ni lobo,
rudo
tronco indemne
se
aposentaba
frente a
la muerte,
de sus
vanas cortezas secas
florearon
brotes como espadas,
que
recorrían hormigas,
serpeando,
esquivando
a la gris
araña de cueva y madriguera
en acecho
yerto.
Se
descorchaba en grietas
como
mustia caricia
que
lluvia no anclaba,
preñada
su savia aguardaba
que el tiempo
perdonara
con
pretiles gestos
de
retozos de chubascos,
mientras
la carcoma voraz
no cesaba
su caminillo
entre
sierpes grises
ahondonaba
su madera,
su
destino pertinaz
que ya
preguntaba
si habría
un cielo para las plantas
donde
renacer aquel purpúreo chopo,
que años
ya no surcaban rigor.
El
Castellano
CANTAR CON SILENCIO:
Un pasaje
a la otra orilla
miraba la vida huir, desvanecerse;
estela vencida, afligida,
mirar la otra orilla
un fresno dormitando
una hoja colgada de una tela de araña,
aguantando leve la insepulta tierra
a deshacerse,
esfera verde naciendo apostándose
en hondo destelleo,
súbito sueño desnaciendo
su caminillo de hormigas
de labios grises.
Dormida yacían sus trenzas
como sedas ligadas de azabache,
leves, acomodadas,
tez de tu hermosa cara,
bajo mi cielo un lamento de gloria,
portal abierto de tierra,
mirada perduradora entre monte y abismo,
bruma frena, envuelve,
de impiadosa niebla gris,
impelido me conduce su profundidad anclada,
un sol oscuro busca respirar su luz,
confiante, humilde, la guarda,
ojos de otros ojos
apostados en mi sien
imagen de mi imagen viva,
resucitando,
como nunca desvanece esta suave
nube rígida
que es mi amor a la vida.
El Castellano
ENCINA ME REVERDECÍA:
Llano de altas tierras
es el poema que se piensa,
quiero abrir el mar de encinas; afilarme
en su quieta vereda,
guardarme en sus flores puras de tierra.
Ahondarme brotado, pulcro del fuego,
y su entraña destellaba como luz vieja.
Crispaban rayos entre brezos
cuando un aleteo de nuevos estambres
cedía angosto paso,
colores de trampa abandonada,
fue la era,
escalonado asir de místicas palabras
que yertas de conciencia
no escapan.
Una casa en la loma
de la insepulta tierra, madre de las cosas,
rodaba mi paraje perdido
entre voluptuosos pinos erizados
de un jardín de albas incausado.
Espinos amarillos sujetaban el paisaje
con esparragueras del sueño
camino del linde quieto de Humanes
se exasperaba voluminoso el río Henares.
Misteriosa caricia
al sosiego del jardín que nunca tuve,
tierra que no es de nadie sólo esta se presta
y maneja, como un sosiego acampa sin esfera;
un continuar de lo que siempre estuvo y está
siendo el poema arena honda
y mis manos tierra del siglo que sembró.
Retama del ocaso,
soliviares de encinares espumosos
un color duro, que verdecían ideas su paso,
raíz del mañana
anclada su verde savia.
Perpetua añoranza sin causa,
crascitar que belleza acoge,
que arrulla en sus alas.
El Castellano
EL oro rojo del rey:
Oculta
intención en aire
que espiro,
suspiro
breve mecido
en
agua helada una mirada,
al
final y comienzo de todo,
como
un pronóstico que se anticipa,
al
espejo y su pececillo de plata,
flores
niñas ya no danzan
un
cierzo de noviembre veleidoso,
que
arrastraba hojas como forrajes,
besos
como nieve roja,
aroma
de azul caída,
el
miedo no sonaba en los corazones helados,
sí
el rubor de campanario,
en
cal viva, peces y pájaros
al
festín de Dante y Baco,
era
el resonar del oro rojo del rey,
por
cielos vastos,
y
vidas de un pez de papel,
tiempo
de caricias llegaba,
como
a callar una razón enlutada;
mañana
y pasado seguiré viviendo,
al
otro lo dejo en tus manos,
beso
tras beso deshojado, desposeído,
fauces
un vil olvido de filo
renacido,
iré
allá, donde el océano no envuelve,
a
buscar mi tristeza perdida,
y
una ola serena de espuma breve,
mi
rostro en vidrio
como
plañe el azur un libro,
árboles
cantores
un
bosque perdido,
cada
vez que voy a encontrarme,
bosque
de nieve granate,
y
vetas oro noble,
campo,
campo lindo,
hay
en mi olvido,
vestido
de zarza y endrino,
calidez
de trasparencia,
signo
febril de hoz,
y
simiente,
ternura
tanta monte santo,
que
quien a ti vino,
es
peregrino,
existe
mi pena que ya no mira,
si
acaso pasa.
Naipe
como caracol
del
resto de mi espejo.
Förüq
FINAL DEL
POEMARIO
ÍNDICE:
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