sábado, 4 de noviembre de 2023

HIPSÍPILA a la tercera luna llena

  

 

HIPSÍPILA

2015

Allí estás tú.


Nada como una mirada al vacío

una mirada al comienzo de todo

con el anticipo de un final que se aproxima

camina rápido vuela veloz se alimenta de estos

cielos

para la tempestad de los dragones alados

de un cielo rojo y negro

de una atmósfera de hierro, un túnel en sus

recuerdos


un solo ser

en su trono postrado

a sus órdenes todas las criaturas que él ha creado

la cruz de metales preciosos

es solo el recuerdo de la batalla que ganó

con él volvió la vida todos temieron su osadía

aunque de la muerte el trajo la vida otra vez.

desde su trono todo ser vivo le obedeció

es solamente un final y un comienzo anunciado.

el infierno no es fuego son cielos teñidos de sangre

y hierro de los que sólo un Ser quedó vivo.

Traiga nuestra destrucción para salvar la vida

sólo quedó él a la hora del final.

él no la buscó la encontramos nosotros.

Volveremos a nacer.

Eternamente seremos letras para él.


Mundo salpicado de colores

de líneas decadentes y sumisas

al poder del linaje

como un pintor de batallas

él estuvo allí combatiendo

entre galeras y cañones de fuego

los mares teñidos de rojo


paz de encontrarse

él a salvo al finalizar su encomienda

tuvo que combatir pero regresó a su taller

allí su mujer le esperó con pañuelos

mojados en agua caliente,

el disparo fue limpio el balín de plomo

del arcabúz entró y salió

pero perdió mucha sangre,

aquel día que regresó temieron por su vida

recordó quiénes fueron sus antepasados.

Le esperaba su nueva oportunidad de servir

a Dios,

la sangre del carnero que cuidó con mimo

le aguardaba

y le pidió a su mujer que lo mantuviera en secreto

con un pequeño alfiler hueco clavado en su brazo,

la sangre del cordero entró y se fundió con su

alma,

dijeron de él que no hubo guerrero más noble y

fiero,

los animales le ayudaban decía la leyenda,

le prestaban sus ojos

la verdad él solo lo sabe porque sigue vivo.




2017

 









 

Autor Miguel Esteban Martínez García

I

Entre sierras y montañas

de verdes y valles de ríos sangrientos,

ven pasar la espada de Hipsípila

árboles milenarios

asolando a los caídos,

ven lejos los astros prepotentes

de sí mismos,

desconocen el hijo del viento y el Sol

que va por los senderos,

¿Dónde irá ese hombre?

-Sólo él lo sabe,

a una princesa vampiresa

le prometió una flor

de la montaña más remota y alejada

pasada la Torre de Hércules.

Con raíces la trajo,

sin un solo pétalo perdido

ni hoja caída,

a la orilla del río la puso,

a la orilla del río ella la quiso.

Cada primavera iba a visitarla,

cada primavera su flor

de color distinto vistió.

Un año notaron triste a su flor,

extrañaba su montaña.

Su amada le pidió piedras y tierra

de donde fue encontrada,

a si lo quiso, así sería.

Al llegar a la montaña

en el lugar de donde estaba la flor,

allí una serpiente sabia encontró,

cual ella le dijo:

Si muere esa flor morirá tu alma:

-¿Qué misterios entraña

pues dicha hermosa flor?

Es hija de los cielos como tú, contestó.

Sí quieres saber más pregunta

a la reina de las mariposas,

que yo estoy tomando el sol.

Cogió las piedras y tierra y marchó,

en el camino una mariposa

se posó en su hombro,

le dijo al oído

sígueme mi madre te espera en el bosque,

allí fue,

la reina de las mariposas,

le dijo que esa flor fue

de las más antiguas en crecer

después de los helechos,

tan antigua que tenía

capacidad de sentir intacta

como los humanos.

De ella se despidió

tras darla permiso

para beber de su néctar.

Rodeando la flor

puso la tierra y las piedras,

decidió tras el consejo

de la serpiente y de la reina mariposa,

visitar a la flor cada mañana.

Su princesa también se alegró

y del bosque un lobo para Hipsípila

regaló,

en amor juntos vivieron.

Un día la flor se cerró,

en su interior

semillas latieron hasta

caer a la tierra

con las primeras lluvias;

de cada una de ellas,

brotaron plantas jóvenes

con los colores del arco-iris en sus hojas,

de cada semilla

de esa antigua flor

despertaron las hijas sídhe;

hadas que cuidaron el bosque

y cada arroyo, esa fue su leyenda,

un cuervo un día en su ventana posó

dijo con amplia voz:

A la tercera luna llena

vuestro mundo caerá en guerra

solo el tejo milenario de las runas del padre

Tuyo Hipsípila tiene las llaves para a los muertos llamar a volver a vivir

Y a vuestro lado luchar

el árbol inmortal solo pedirá un acertijo

para ayudar mi nombre que es Förüq

os ayudo por traerme sustento cada día

desde que sigo a vuestro lobo del bosque

de la sombra y el manantial eterno.

Hipsípila, crisálida azogada,

Reflejando su muda,

Y a su dueño abandonarla

para ver lámina de cielo emplomado,

lejano y distante su reino de amor está

Como su princesa por capturar,

El pájaro único, igual a todos,

Blandea en estiaje gris lánguido,

Mientras llueve en el jardín inglés

Bruñido su color añil.

Vientre de hierro

Donde crece su flor de difunto.

Vaga libélula destinada

Al estanque de la vida eterna.

Camina, difumina, rige su cenit.

Viejo lobo reclama

A su enamorada luna

Que le lleve,

Tordo, de la oliva tu fuste

Junto con el córvido tesoro

De nueces,

El duende su pipa humeando

El esfumino del sonido del grillo.

El reposo de castilla

Sin preludio de su princesa

Que no amará su tierra

Si no a su Hipsípila captor de su vida

Alba más preciosa

Que su anterior atavío triste

Mira los ojos de zinc de su dragón

Y la magia vuelve a su Amor.

Fúlgido insecto primero en descubrir

El estanque y al beber

Dragón tornó su ser.

Ahora le vendrá el reino

De los valerosos hombres

Él con ojos de fuego y sangre

Mimetizarse puede y en voz

Deslizarse, fúlgidas cabelleras

Cual hombre del norte,

Nada le oculta a su princesa

Que ya Más no quiere

seguir sus tareas de castillo

Ella quiere casarse con su dragón locuaz inmortal que le guiará

Al estanque de la vida eterna

Un pensamiento divaga

Del ser en que ella abrirá

El albita de la cuerda

Del grillo que marcará su son

En violín y oro caracol

Con siniestra forma de corazón.

Grama fría

en la aguja que mece,

que sostiene la enhebrada parca

de la mente que clama

la muerte de la conciencia

y su desdoblado humor.

Gris el hálito crepitando

que cayeron los templos

de huesos mientras

Hipsipila nacía

de la fuente de la vida

en reino inerte cobraba lugar

él lloraba piedras de montañas

subió los montes,

los hielos derritió, con paso lento y decidido

a las plantas les dió voz,

el reino del hombre cabalgó

sin entender su religión

que no era basada en el rayo de Sol

Hipsipila cabalgó y cabalgó

Sangrando su dolor en rocío de flor.

Un día se detuvo en un castillo

de las tierras del norte

allí descubrió una princesa

de ojos color tierra

y unos cabellos color de su fulgurado

Sol y su ilusión se encendió

pidió cobijo y allí conquistó aquella princesa

para luego hacerla su compañera eterna

compartiendo su secreto del manantial

ningún reino pudo más que al

de Hipsípila inmortal que a su castillo llevó

que traía toda simiente vegetal

y todo pájaro trinó Hipsípila siempre vivirá.

Legaba su destino a Hipsípila la segunda

luna nacarada, repleta en el ojo distante

del castillo reino del inmortal albor nacido

crepitando en la hoja de aquella crisálida bajo la flor

el bosque de la sombra y el manantial

con el que despertó aquel inmortal dragón

era iluminado en golondrineras y yedras siniestras

el lobo corría marcando sendero

hacia el tejo milenario puerta de la vida de los muertos

un torcaz mensajero llegó al castillo

con premisa de ofensa para Hipsípila

pedía la vuelta de su amada a las tierras del Norte

si era negativa la respuesta todo humano reino se alzaría en armas

contra ÉL denominado en aquella carta capataz y jardinero del Demonio

sólo la sangre le hervía en dorada rabia cuando su origen

era el origen de todo lo visible

ÉL, último guerrero de la luz

ya ante el tejo guardián presentado

humilde le pido ayuda todo nuestro origen peligra

el animal humano planea arrasar nuestro reino crecido gran sabio árbol

sólo uusted posee la llave de la tierra que hace temblarla y despertar todo

yerto ser que en ella

descansa y reposa y duerme le ofrezco mi humilde vida a cambio para

acabar con ésta cruel injuria

que nos azoga el alma y amenaza avanza no descansa de la sinrazón del humano

-Sólo una respuesta tiene mi pregunta y su recompensa será escuchada

¿Cúal es el nombre en el idioma más antiguo conocido de cuervo negro que mora

nuestras hojas?

-Förüq es la respuesta, contestó Hipsípila

tomad la llave y salvad este mundo de la maldad del hombre

fue presuroso en compañía de su amada y su lobo

a la orilla del manantial de la vida eterna sólo allí se encontraba

la cerradura

del cerrajero universal llamado Hierro

al meter la llave se escucharon todos los grillos cantando al unísono

del mundo entero y la princesa tropezó del susto cayendo al manantial

toda el agua torno color rojo hierro fundido y una silueta en roja sangre

se iba dibujando

en corazón naciendo del agua abriéndose

una mujer dorada con alas de murciélago y ojos sangre

dijo al despertar:

Hola mi amado Castellano soy la súcubo Leannán-Sídhe

dueña de la sombra.

 

Mundo salpicado de colores

de líneas decadentes y sumisas

al poder del linaje

el reino del hombre se alzaba a la tercera luna

como un pintor de batallas

él estuvo allí combatiendo

entre galeras y cañones de fuego

los mares teñidos de rojo Hierro

tuvo que combatir pero regresó a su castillo

allí su mujer le esperó

recordó quiénes fueron sus antepasados

y un temor le invadía

el denominado Diablo y su anterior existencia

con el nombre de Caballito del Diablo

vaga libélula que zigzagueaba buscando agua.

Le esperaba su nueva oportunidad de servir

a su padre darle un nieto en albor,

la sangre de Hierro le aguardaba

y le pidió a su mujer un lecho de flores de estramonio

trompetas de Higueras del Demonio

aquella noche sin luna

cabalgó la pasión de la victoria

con todo el reino de fieras yertas a su lado

codo con codo contra todo humano guerrero,

los animales le ayudaban decía la leyenda,

le prestaban sus ojos

la verdad él solo lo sabe porque sigue vivo.

 

La pasión le envolvía

aquella noche que su mujer se transformó

en la verdadera Señora Hada Lhiannan Shee

y el deseo cabalgó aquel Hipsípila en dragón de ojos de zinc

como su nombre dragón volador voló

adentrándose en el cielo encerrado de su mujer

todos los murciélagos del mundo

fueron a colgarse del castillo del inmortal y su mujer

nueve meses nueve días y nueve horas

dieron para que naciera de Leannán-Sídhe

la más bella hormiga León del mundo conocido

esperando hacerse adulta y beber

aquel hijo de Hipsipila del manantial ahora férreo

de la eternidad,

a espensas del ser futuro que avanzará de su muda

la joven Hormiga León Nepa Grandis.

Pasaron lunas

pasaron soles

mudó de pupa Hormiga León alimentada por sus padres

ya adulta lucía un cuerpo de libélula y alas enormes preciosas de cristal

acompañó a sus padres al manantial

y al beber

fueron naciendo pelos en su cuerpo que se iba quebrando

finalizando en la más bella Araña Lobo con alas de dragón

teniendo comienzo el reino de los inmortales

Hipsípila y Leannán-Sídhe

 

Iba avanzando el esplendor, de la dibujada primavera

de Ostara en resquicios parcos de vidas entre el reino vegetal

del castillo de Hipsípila,

el otro reino inerte alzado eterno al meter la llave

en la cerradura del cerrajero universal, cobraba en fiesta

su segunda existencia sin condición

hasta duendes y elementales de cinco siglos de vida

jugaban y correteaban por las plantas crecidas del castillo

dragones volaban rojos amaneceres del cielo

en este mundo sin el humano ser

sólo reinaba la bondad, no existía envidia ni odio

los caracoles hacían carreras con meta en la planta

que trajo Hipsipila de la montaña más remota

pasada la Torre de Hércules

los seres se agrupaban por clanes haciendo sus competiciones

y torneos del reino de sus semejantes

se daban regalos entre ellos

los duendes celebraban coronación ahora

en el bosque de la sombra y su río de sangre

bañado por el manantial eterno.

Suena el río, agua llevaba,

alma de fada silva ella,

bebía en la orilla alegre

flor roja lloró su tierra,

blanca cierva a fada triste

cazador hiere su flecha,

enhiesta espina gemía

flor abierta brotó en yerba

, fada herida ya descansa

latiendo la parca negra,

yace en helecho silente

suspira su sangre yerta;

Enamorado el helecho

una flor mágica asienta,

tambores suenan la tierra

los duendes lloran su fada,

ahora el helecho era ella,

mueven la piedra ocultada

cazador tropieza cerca,

el río ya lo llevara,

fada flor de helecho yerra

duendes cobraron venganza,

cantó lo que el bosque alberga,

misterio de cierva fada.

Fada flor de helecho inverna,

cicutas toman la sangre

veneno hacen, blanca cierva

cuervos la cena discuten,

cazador ya río lleva,

lleva el río su latido,

campanillas suena yerba

duendes coronaban fada,

fada su vida celebra

los espinos la cuidaban;

Flor de helecho fada bella.

Enhiesta flor fue semilla

, altiva plántula fue ella.

Quién fuera ella, tan linda.

Él fue y es, ella no yerra.

Aún plántula fue fada.

Valor, honor, sí fue cierta.

Él aún duende a ella la ama.

Ella la flor, no era yesca

ellos cuatro siglos ''juntos''.

Los dos sí saben, ''leyenda''.

Aquel fauno cazador cayó al río,

y el duende enamorado del hada

preparaba su entrevista con Hipsípila

debido y lanzado a revelar su secreto.

Ya en el alfeizar de la ventana del castillo

llamó con insistencia al cristal

Hipsipila le vio e hizo entrar

a qué se debe su honrada y grata visita

señor duende

-Pues traigo noticias importantes para usted

de mi origen, mi único secreto de vida.

Muy bien cuente sus nuevas si gusta

-Pues resulta que le llevo soñando

y todos mis sueños me indican que usted es el origen

eterno de mi espíritu en cuerpo

usted hipsipila fue y es mi siguiente vida

le agradezco despertarme de la entraña de la tierra

para poder descubrir con resurgir que mi vida

no cayó conmigo,

le pido con este mensaje cierto y verdadero

que me otorgue permiso para beber de la fuente

de la vida eterna para ver mi nuevo cuerpo, así como usted luce

apuesto, grande y recio cual hombre del Norte.

 

 

Afirmativo fue el permiso de Hipsipila

al señor duende resurgido desde del umbral,

se iban hacia el manantial una semana más tarde

de la visita, algo desconocía el duende enamorado

y era la sorpresa que le aguardaba...

Hipsipila cortó una rama con destino agua eterna

para ser injertada en el helecho hada amada por el duende.

 

Llegaron tras cruzar el bosque de la sombra

al dichoso manantial ahora custodiado por dragones enormemente armados

de fuego vivo su aliento, Hipsípila cogió con una tinaja de cristal

agua para la rama mientras el duende se decidía

fue bebiendo y todo su cuerpo se iba rajando por espinas vegetales

sus dos brazos eran dos flores enormes blancas de estramonio

y su cabello eran ababoles rojos finalmente cuatro alas de libélula en cristal

hirvieron bajo rojo color de sangre sus ojos eran como dos botones de hierro

fundido.

La rama de la planta tan antigua empezaba a abrir en flores de difunto

o caléndula a partir de sus terminaciones en hojas

era el momento a la novena luna llena haría Hipsípila el injerto como

agradecimiento,

allí fue, se adentró en el bosque guiado por su lobo

injertó aquella rama a partir de la yema de la enorme flor de amapola del helecho

hada

al entrar en contacto la savia de ambas plantas el agua eterna comenzó a trabajar

el tallo leñoso iba dibujando la figura y silueta creciente cubierta de hojas

con rostro bellísimo y dos hojas grandes de alas salía de la tierra y la planta

un hada con dos ojos turquesa en llamas para decir a Hipsípila:

Gracias soy Lhiannan Shee dueña de las entrañas de la tierra,

su amado duende al verla no pudo caer en mayor gozo,

y quedó preñada Lhiannan shee dando a lúz a los trescientos treinta y tres días

siguientes

un abejorro enorme eterno de ocho patas y alas de cuarzo, sus dos ojos

eran de mercurio y su cuerpo de azabache y vello de hierro.

 

Corría de la vereda a la rambla castellana

el inmortal hálito de quien bebíó de ese manantial de la vida,

decidieron el duende y el hada Lhiannan Shee

llamar a su hijo abejorro Genaro,

él iba feliz cumpliendo recados de su madre

como picar todas las flores del bosque sombrío

y traer el pólen a su madre que fabricaría con él polvo de hadas

con el que todo el reino inmortal viviría en amor y bondad

sin guerras,

un día llegado el verano y su estiaje

planificó Hipsípila un viaje de vacaciones

junto con su señora hada Lheannan-Sídhe

viajaron a la tierra de los mouros gigantes de las tierras del norte

allí cenaron y de la simpatía derramada

el dragón Culebre mitad serpiente mitad duende

se ofreció como escudero guardian del castillo y jardín de Hipsípila

a cambio de alimento Hipsipila aceptó,

aquella noche en las tierras del norte Leannán-Sídhe

reveló a hipsipila que le esperaba incluso antes de conocerlo

debido a que aquella antigua princesa que habitaba

tenía el alma de la despertada Lhiannan Shee

que falleció en cuerpo por aquel cazador fauno del bosque

mientras bebía agua y desde el helecho su alma era capaz de mudarse de cuerpo

hasta establecerse en el de la princesa que desde pequeña jugaba con duendes

necesitando volver a despertar eterna

en su cuerpo de hada con el agua e injerto que hiciste

el duende que despertaste tu antigua vida murió de soledad

regando el helecho con la flor de su hada

y protegiéndolo de toda fiera

debemos invitarle esposo Hipsípila a que vivan en nuestro castillo

y el duende sea real jardinero tuyo.

Así lo hicieron tras regresar con Cúlebre

y todo el mundo deslumbró de felicidad.

Canta mi sangre yerta,

de agua eterna

el hierro de mi tierra por sembrar,

trayendo toda simiente hasta desde el umbral

canta la amapola vieja,

sangre del corazón carmesí,

sueña mi semilla despertar,

donde el muerto cave su vida,

y mi cicuta triste,

enraíce el paraíso,

de pieles sedientas

y hojas muertas,

corre mi otoño desde la vereda a la rambla,

de la fuente eterna

corre mi frío desde el infierno

al río de esta alma por ganar,

encina yerta de mi piel esquiva,

beso de tierra y vid,

beso de trigo y girasol,

canta mi amada Leana en su mirar

de cuchillo de espiga mi cante,

de zarza y espina mi amor

real como intangible nuestra eternidad,

áspero y rígido,

bravo y valiente,

duro y endeble,

metal y simiente,

pan y niebla,

niebla y bruma me desprende,

desde la boca hasta el pecho,

donde canta mi pasión sin despecho,

vive esta sangre caliente,

lumbre de mis tocones,

nube del cielo por dibujar,

a estampa de sed y viveza por entrañar,

canta mi umbral,

quiere tener soles y lunas sin gemir,

invierno llegas,

dibujando transparentes los miedos,

avanzas cada campo sin permiso,

helando hasta el hielo,

oda de mi sangre yerta,

por mi tierra me arde la siembra,

y el beso queda escueto,

parco el sentido enamora el hálito,

de nuestro feliz mundo

quién te viera marchar,

vestida de olivo y centeno,

de olivo y cebada,

de trigo y espada mi guadaña,

por la calma abrasas la esperanza,

en maldición cantas tu canción,

y los cuervos te rinde pleito de negra ala,

de grazno escondido en cada roble,

del humano yerto ser

desde la piedra a la cueva

abrasas oscuridad mi entraña,

dibujas tu vívida estampa,

donde el tiempo yace muerto,

y solo los duendes te entienden,

solo las hojas buscan su nueva vida,

deste sembradío de niebla me avanzas sin piedad,

la dicha y la sombra por ganar,

desde mi tierra encendida hasta la parca bonita,

desde el cante a la maraña,

te canta mi vida quieta

este amor de la mañana

en tu pliegue de sonrisa y en la noche de tu cara,

suspira el rojo,

quiere ser río de alma y arrojo,

quiere nacer abrojo,

el espino mece la espina de mi antojo,

y la amapola amarilla,

solo ella abre a la gran luz,

horizonte de mi piel que quiebra como ayer,

enamorado suspiro de frío,

enamora mi hielo,

donde duerme,

donde reposa el amor de mi sangre yerta eterna.

-Cantaba Hipsípila a su hada Lhiannan Shee

que juntos en armonía vivían en el castillo antigua y nueva vida.

 

El Castellano y Leannán-Sídhe

 

 

Disparo de plata:

 

Fuente de mi vida,

yo que he nacido de esta piedra,

y por ella mi luz no rompe los siglos

que me crearon,

te busco como agua que arregaza,

como brillo del fulgor y su carcoma,

he visitado y he contado mis muertos

nunca han sido suficientes para vivir,

en este hielo que crea adereza mi corazón

con mi alma de lanza,

mi estaca de yodoformo,

germinando mi rosa de psiquiátrico,

he intentado patentar el suspiro

que corre que vuela por la ventana,

una caricia de espina,

y un pétalo oxidado,

te busqué sentimiento y tu abrojo,

por cuántos lindes mecías tu cerrojo

y tus cerrojillos de cerrado,

soberbio me lancé en la oscura noche

como un disparo de luz,

alcanzándome una luna de plata

siendo mi verso sincero,

y fui silencioso

empresario del verbo crear,

cuántos disparos me creaban de la nada,

siendo fugaz hoguera de la llama

su eterna vida.

 

 

El Castellano

 

Por el plantío de mi casa

que ella es verdadera

que por ella los lobos no meriendan

flor verdadera

miel de Hipsípila

avanza no se detiene

es una furia que nace

se parte el alma entera

que ella es verdadera

miel de quimera

flor de primavera

mi señorita dama de la sombra

hija de la luz y de la tiniebla

avanzo el bosque de la sombra

nada me detiene

quiero abrazar a la primavera

y que sus brazos se dibujen,

que por ti cantan los montes

en esparto y espliego

por ti se abre la tierra

y se come mi pasado

que solo conozco un presente

desde que te conocí

y el mundo me guarda tu sonrisa

del barranco a la rambla

baja a correr mi alma

que por la Flor primera

cierran en verso

y se blanden los tambores de los grillos

para con una trompeta de los ángeles

el cielo derrumbar

y que si no vivo allí contigo

el infierno espera

que florezca rosas

en invierno.

 

 

Lime esta araña:

 

Limé, el tiempo se abrió

estremecieron fulgores mansos,

mordí el viento

aboqué aromas de florestas húmedas

a un límpido reposo

digno de altas flores,

yo construí el engranaje de mi silencio

latido de este el mío verbo,

hojas atrás no murió mi ímpetu,

cabalgó horas de hastío rey del tormento,

un cebollino nombré caballero de mi poesía

trashumante.

Diestro compás silente me reí de la muerte,

pétalos atrás no caí sin simiente

era o no mi dulce suerte,

rajando al silencio clavándole

fugaces muertes para otros ojos

para otros esbozos dementes,

ritmo cadente al fragor de nanas aterciopeladas,

en verde musgo un fantasma de lo vivido muerdo,

abrigué mi latido me tocó vivir

en casa del surrealismo,

un trance desdoblado de boca abierta,

siendo esta escritura un pez de eterna cola,

satisfecho cuándo

no dejaré de escribir ni aunque muera,

alguien lo pregunta,

no me cansa esta limadura,

abro la puerta del cerrajero universal

por si algo suena,

una serpiente preguntó

si era yo real acaso tú lo eres o te acabo de pensar,

vente al lago de la vida eterna

mataremos a Hipsípila

que luce senil y arrogante,

carpa respira en tierra creyó que la tierra era su cielo,

un ocaso perdido,

una luz difunta,

entre el verdor de los pinos

una lustre sombra camina,

jilguero que en su cardillo posa,

bola que no sé dónde anclarla,

vida en mi tiesto

si no soy planta lo demuestro,

luce de risa mi esqueleto,

raspas atrás alimento este don funesto,

ventanas rotas, cristales calientes

todos los cuadros de tu vida

volviéndose polvo,

todos tus héroes vueltos pasto,

infinito remanso

cúspide de mi alma hiriente,

sones quiebran tambores,

abeja de mi panal yo quiero tu flor

tengo el aguijón,

viviendo para el momento,

nací mejor que la estática muda

de esta araña infernal,

entre estos jardines del alba

nací vencejo

como toda existencia tuve infancia

con mis animalitos que encontraba

feliz fui,

crecí y tomé del mundo

gustos como disgustos,

a mi sufrimiento

lo puse con marco en mi habitación.

saqué mis clavos con otros clavos,

y qué, fui malo y bueno,

este planeta acaso no obliga,

reí lloré al fin dije

estoy vivo, que venga el mejor que yo

que yo mejoro lo mío,

consumí solariegas planicies del polvo,

pero no fui pelo ni pelusa,

me gusta lo que me gusta,

azares precoces de mi destino

desnudo en oscuros puertos sin salida,

indemne tras estamparme

de precipicios al ardor de cinco silos,

era o no era soy el mayor egoísta cobarde,

pero amo mi estampa porque sólo yo la llevo,

qué remedio mejor vendido

ninguno,

déjame ser veleta de este negro puerto,

flagra mis espinas de hierro,

seré mejor que yo mismo

conforme mande el tiempo,

llórame estas nubes de otoño,

que me arde este cuarto de siglo,

disfruté y lloró mi abismo,

dame los puntos cardinales

de tu cuerpo

seré reflejo y tormenta perfecta,

perdí el norte en mi poema

llegaré derretido el horizonte

a tu casa cabaña del cielo

lloraré metales y simientes

hasta que zarpes mis mares.

 

IX

Derrites mi estampa fija

al ardor de tus ojos marrones

este hielo mío alzado,

miradas obtusas

entre la ventana al infierno,

deslices quietos se cuelan

por abismos dibujados,

escucha el sonido de tu grillo,

estira su sol mayor,

allí donde la luz que le daba calor

era ausente, crepitaba entre yedras,

el amor a su espiga naciente,

ababol entre fulgores silvestres

tras él

el sendero agrietado

por donde nacía el río

de todas las flores desangradas,

lirios negros acompasaban su orilla,

llegando al manantial eterno,

de Hipsípila y su reino,

ocasos sonrientes,

entre miradas complacientes,

el único reino se estremecía,

derretían sus pilares,

la oscuridad hizo manada,

el día tornó noche cabalgada,

vapores exhalaban las esencias

que todo conformaban,

los cauces olvidados

se llenaban de sangre

los ríos lucían su rojo brillo

con hematite,

la realidad había cambiado,

los colores lucientes de los suelos

eran dominados por tonos mustios,

cual era de la penumbra,

los mares eran seña de brea encendida,

el averno tomó superficie,

todo lo muerto se alzaba de nuevo,

era de las caras muertas,

la lluvia caía hacia arriba,

las estrellas de aquella noche eterna

en vez de luz

emitían a modo de ironía

capítulos de erase una vez el hombre,

todos los edificios

se alzaban ahora horizontales,

Los huesos caminaban,

la luz quedó prohibida

bajo honda sepultura,

las leyes naturales fueron cambiadas

por antinaturales,

la aberración gobernaba

todo lustre en movimiento,

los peces se volvieron parásitos,

y se multiplicaban solos,

la red sanguínea

que seguía la vida

era de color azabache

por su podredumbre alcanzada,

no había oxígeno

todo respiraba humo

de este mundo en llamas,

Hipsípila era feliz en la luna,

sembrando sus simientes

siendo el principito

de esencia invisible a los ojos,

sabiendo que su retorno

estaba cercano,

para sembrar todo el planeta tierra

y tener su reino de nuevo.

 

 

Por esta fuente fría:

 

Retozo este empeño,

traspuesto a los fuegos

del hombre

y su cuerda,

pasa los tiempos llorando.

 

Diestro, ambivalente

en dirección umbría,

vive colgando huesos

de sus pestañas huecas,

bajo mis sombras,

cenizas laten,

la quebrada fluye,

un iris

de ojo negro

en estos pilares

de fuego

que me alzan

estaciones que correr

años que nacer

en tierra abierta.

Estrellas que matan,

mi aliento de piedra,

atravesando estos ojos

brota mi fértil lluvia.

Crepita mi dragón

en esta fuente fría

profundo,

arde su brillo

de oscuras alas,

retinas, un frente

la caída de esta falcata.

En este cerrado horizonte

rizado, expuesto, consumado,

mis soledades tejen.

Una encina

que lejos habla,

que cerca grita

yo soy por siempre,

eco que se retoza

entre verdes valles

que teñidos

en furor de sangres.

Ay la tierra.

Ay de ella,

sé mi hundida victoria,

por este umbral

silente que marca

mi frente,

por este puente, por esta cepa,

el ruido es fulgente,

los ocres rinden

en colapsos de tules

iridiscentes.

Cabalgaré el astro

traeré esta flor de luz

a Hipsípila,

de una montaña

a un dulce valle,

injertada la sombra

la vena late,

traigo la creada ascua,

por si reverbera,

sobre un tiempo muerto

en el que no dolía

esta rivera.

 

 

II

 

Rompo saco los ejes

de esta imaginación en campana,

yunques despiertos me clavan

que llegó mi momento,

taciturno lustre oxidado,

alas en bronce agujereado,

es por mí es por ti

que dicta este haz apolillado,

polvo en el viento

sombra desterrada,

el alma de un cuervo,

un granate dirige esta mi sed,

hasta ser color de ayer clavado,

al limpio, seco, duro faz ensartado

cabalgo que avanzo

y sombras me acompañan

esta visión serena, opaca, angelada,

siendo directriz fusilada,

que late el cuello de la penumbra,

cuando oscuridad llama

estoy sembrando objetivo

de mi postrada calma.

 

 

III

 

Tiempo que se oxida

en este vilo,

eternidad azogada

en negras tijeras,

es el tiempo

de mis murciélagos emergiendo

de las sombras y su madre,

se estira otra primavera

por mi avenida,

me mordieron

y no me arrepiento

de mi nueva vida que tiento,

oscuros silos me acogen

donde sembrar alaridos

de vidas traspuestas

a mi fría caricia,

soy ente de otro ente,

mi sombra me quiere,

yo la digo que un día la alcanzaré,

que muy lejos no vaya,

avanzo que trenzo

el tiempo de mi suspiro helado,

para no tener alma

ni espíritu de hielo,

sólo una sed de vida

por repletar,

de un horizonte al hierro

encontrado,

de una arteria

hago río de sangre

en mi adentro.

 

 

I

 

Blándeme en mitad del campo,

sólo allí que la encina enraíce mi carne,

el hinojo lata al son el tambor de sus flores,

la carrasca grite verdades del monte,

vereda quieta, enarbolada,

soledad disparada sin descanso,

sólo allí reinará mi alma,

en letras escritas en las hojas de vida,

las lindes teñirán de rojo y negro,

de tinta y sangre el resurgir del añil

aliento dibujado de toda vida en color,

del albor a la muerte en flor

se alzará mi latido con su amor.

 

 

II

Renace en la piel,

en el albor sin conciencia,

hace más frío que antes

sentido muerto, caído

olvido yerto

raíz del ser

más callado que el invierno

avanza camina a voz

todo lo que he perdido

polvo de estrellas, hierro de océanos

piedra de montañas...

hazme recordar alas cansadas

cosas grises que te gustaba sentir

mi amada así sabes

horizontales que no puedo olvidar

ejes verticales de conciencia

sin dormir

danza la primavera del lugar

con mi soledad pintada

en la sangre de mis ojos

todo lo que veo teñido

la ilusión cae en gotas derramadas

cayendo congeladas

desnudo mi cuerpo en la penumbra

del segundo quieto

raíces comiendo mis venas

hojas de mi historia mustia, abatida

sentido muerto

viviendo por ver morir el momento

momentos atrás que cae el recuerdo

sin miedo, sin sentimiento

todo hirviendo

sólo este sarmiento de cuerpo

esperando que juzguen a su alma

libre de maldad

quién estará allí

quién vendrá a darme un camino que seguir

solo en la oscuridad

donde todo comienza

las sombras me reconfortan

y veo en luz mi vida

para encontrarte

algo que darte de dentro de mí.

Un amor rugiendo en la boca de la estrella.

 

III

Diestro del mar a la montaña,

visten sus flores coloradas orgullosas y sentidas

cual caricia de su jardinero que las ama

el viento armado escala cual seco rayo

su sol enturbiado se paran las oraciones

Hipsípila dejó su crisálida

en un caballo alado recorre sierras y sus manantiales

recolectando toda simiente desde todo confín

al inerte sombrío albor,

mientras su fría luz crece y camina

sin franca tapia ni verja que detenga su escalar

vuela vaga la libélula para posarse en su hombro

recio brazo arrido ninguna simiente cae a su lado inerte

que lleva que trae a su castillo olvidado

hechiceros de todos los reinos desvelaban que sólo

un reino se mantendría vivo

y no era el del humano ser

Hipsípila cabalgaba por naturaleza su religión

abarcando de la tierra a la lluvia

cual rayo cortado de Sol su cabello

los pájaros trinaban en su castillo

hipsipila siempre vivirá como invencible Sol.

 

 

Santo señero,

dulce iris de mis desnudos campos,

dioses habitaron tu entraña que guarda,

cumbre eres de la loma despeñada,

réquiem de viejas espadas

que te labra,

quieto, el viento te encara,

vuelve a soñar que fuiste tiempo

de los tiempos,

estático límite

congoja deslizada de abriles febriles,

una oda me avanza

sin piel, sin moral sobrecogedora,

decidle a la tierra

que mi alma bulle,

este parco horizonte me teme,

oiré frentes, rayos fuertes, crepitantes,

un desnudar de las secuelas de esta voz,

amaré tu vientre como se aman las flores,

no habrá reino

contra Hipsípila

aterra calma entre alas

de libélula,

entre sueños de drosera.

Partiré mi vida,

recostando mis sangres,

floreciendo rosas a mi madre Belleza,

hasta sembrar mis aras redondas, abiertas,

en un guiño que descalza

sones por hendiduras sangrientas,

hasta enjaular mi aliento que te canta

por ajuares de estrellas las más bellas,

mi desaparecida sombra,

plañe que llora en su alma verde, pura,

oh Castilla, quién en tus alas nunca muriera,

eres un enjambre de furtivas

soledades que se vencen,

caminas tus vastos metales

en tu oscura tierra,

una sed te fulmina lo perenne de tu sonrisa,

te duerme la piedra tu encina,

un deshojar de tu rivera

siempre,

de tu río Mundo

a mi pùeblo de Fuente-Álamo

jamás te muestras herida

mi Castilla bonita

mi Castilla sin yaga

por la que encuentro

en el cielo un monte y un atajo,

hasta vivir la plenitud

de dicha en barbecho de tu idea

mi vida, mi raíz,

mi falcata de natura.

 

El Castellano

 

Flor de tierra:

 

Fuego en el agua de su mirada

de los vientos auspiciada,

la ceniza consumía su carne

ardía sin mesura su compostura

naufragó valles y sus caricias

su bandera fue de su vena acequia

molinillos fugaces sus pestañas

de él se enamoraban las hadas

de ella la primavera entera

con cabellos del rayo de Sol nacidos

ojos de tierra sin lugar era bella

clamaba su voz la cima de la montaña

descendió abismos

para anclar su esencia en la belleza

que late y envuelve su huella

conquistada en miel

su ambrosía

gemía la caricia

para brotar altares de hueso

y murciélagos de sangre

lloraba piedras en sabiduría prendidas

la bondad alzaba en servicial entrega

su fuerza era de su amor hoguera

él lloraba flores para ella su amada

su verbo a veces tornaba carmín

en pétalos de silvestres rosas desangradas

su voz germinaba la tierra a su paso

el amor a la tierra no le detuvo

ni sostuvo en fracaso,

encontró con ella el amor

que le fue negado llorando espinas

y si sus abrojos nacieron no fue

más que para rajar el viento

difuminando el tiempo en estaca

de eternidad con fuente y manantial

anclado gozo en armonía

bailando de la mano y naciendo del alba

jamás capturada

pupila enfrentada

que mecía

que gritaba,

retorciéndose la sombra.

 

El Castellano y Leannán-Sídhe

 

 

 

 

Primer poema sobre Hipsípila: 14-09-2015

 

Hipsípila, crisálida azogada,

Reflejando su muda,

Y a su dueño abandonarla

para ver lámina de cielo emplomado,

lejano y distante su reino de amor está

Como su princesa por capturar,

El pájaro único, igual a todos,

Blandea en estiaje gris lánguido,

Mientras llueve en el jardín inglés

Bruñido su color añil.

Vientre de hierro

Donde crece su flor de difunto.

Vaga libélula destinada

Al estanque de la vida eterna.

Camina, difumina, rige su cenit.

Viejo lobo reclama

A su enamorada luna

Que le lleve,

Tordo, de la oliva tu fuste

Junto con el córvido tesoro

De nueces,

El duende su pipa humeando

El esfumino del sonido del grillo.

El reposo de castilla

Sin preludio de su princesa

Que no amará su tierra

Si no a su Hipsípila captor de su vida

Alba más preciosa

Que su anterior atavío triste

Mira los ojos de zinc de su dragón

Y la magia vuelve a su Amor.

Fúlgido insecto primero en descubrir

El estanque y al beber

Dragón tornó su ser.

Ahora le vendrá el reino

De los valerosos hombres

Él con ojos de fuego y sangre

Mimetizarse puede y en voz

Deslizarse, fúlgidas cabelleras

Cual hombre del norte,

Nada le oculta a su princesa

Que ya Más no quiere

 seguir sus tareas de castillo

Ella quiere casarse con su dragón locuaz

inmortal que le guiará

Al estanque de la vida eterna

Un pensamiento divaga

Del ser en que ella abrirá

El albita de la cuerda

Del grillo que marcará su son

En violín y oro caracol

Con siniestra forma de corazón.

 

 

IX

Resumo por esta visión

cuantos años yo he nacido,

sereno derrumbo marcos,

ventanas acrisoladas

de ayeres de espuma.

En este campo de luna

yo he vivido,

cada respiro un océano de olvido

un soñar entre leones

un caminar entre fugaces sienes,

somos los que somos

y cambiamos algunos,

hago mis promesas de barro,

mi latido esquilma el miedo,

tijeretas atrás y nazco de la ciruela

mi hombría se encarcela

entre fanales labios de hoguera,

lago donde se baña mi suerte,

hoy y siempre mordí mi estrella

vengo en llamas prendido,

es esta quimera una hoja quieta,

sopla sopla mi alma llena,

polvo del polvo,

una senda mi silencio quema,

horizontes verticales

ratas sumergiéndose,

granates estallados, gramas que caminan,

voy por las calles de noviembre,

ahogando sus rincones afilados,

estas calles me saben a humo,

estas gentes desconocidas

parece que las mueven

y arrastran en un sentido,

todo es fuerte

pero la oscuridad es más fuerte,

panales de esta luz intransigente,

luces intermitentes,

sudores de semáforo,

me cuelgo de un escaparate,

todo está fabricado,

y en proceso de construcción,

hasta el hoy podrá venderse

en tinta y pluma,

en imagen y con solapa dura,

una ventana sin cristal,

un agujero sin salida,

tambores de mi sueño,

relojes sin maquinaria

soles guiados por cuerdas,

el infinito es ahora,

lucen mis espirales siniestras,

ancladas a este azabache,

es hoy el día,

brotada mi subrepticia,

deshojan mis esperanzas

caminillos de plata,

recta duda erizada en mis besos de hiel,

trasquilado mi lobo

queda una certeza despierta,

alimenta cariño esta mi esfera,

pierdo el control

me avasallo

en mi piel de agasajo,

he nacido para esto,

que sea bueno o malo no pregunto,

porque escribo para mí,

estas certezas mías de escalas

cómo medir el arte,

sólo comparándolo con un similar,

poco más porque jamás medirse puede en virtud

ni en talento ambiguo florecido,

era un abismo descorchado,

un tren que cruzaba mi noche,

hasta alzarme sin derroche,

entre sus navajas que me apuñalan

los versos

que sangran carmines,

y nacen cuervos que muerden,

era una polilla de cemento

que nació aleteando

estos pavimentos de mi sueño

augurando la cremación

de mis labios

en otros ojos.

 

IX

El tiempo que se abra

y brote mi vida

al compás de un Sol mayor

resumen de existir en el brote

de una zarza que allí

baila mi hada

estallando en flores su pelo

tierra yerma que vio trinar

el estruendo de un zorzal

quien te viera caminar

vestida de espiga y lavanda

por ti se abre la Rambla

tus cabellos iridiscentes al brillo

canta al son mi grillo

por un camino se bifurca el reguero

el gato lame su pelo

yo estoy esperando por si te encuentro

mi señora de las flores silvestres

se Acuña mi aliento

en una flor del viento

una flor pálida nació del cielo

con sus colores alegró al tiempo

de sus hijas nacieron alegres vientos

del norte que en color vistieron el bosque

una flor naciente abría su esplendor

a un Sol de mayo por ella tormentas

nacieron germinando a su paso

vivezas de antaño

por los prados viste mi calma

fiel a encontrar tu amor un día

por si el cielo se abre

que sepas que él te mira

mi señora de las flores silvestres

un cardo de la dama en tu mirada

por si vivo mi vida te entraña

fiel de esperanza

una flor bajó del cielo

a expensas de sangre tener

ella se volvió mujer

con tu nombre en la piel

por la floresta danzaba mi suplicio invernado

fiel testigo maravillado

con amor en las venas esperando las flores

de primavera y sus caléndulas

despertaba por fin Ostara

y el cariño de la tierra

mecieron los terrenos

un soplo de su aliento

me floreció un beso

Cuando los jacintos abrieron

sus flores al horizonte del terreno

yo estaba despierto

surcando la mente de quien me piensa

con paso lento y decidido

transmutaba la flor de Odín en luz

cabalgando un arco iris de estrella

sonaba la campanilla entre grama dolida

era el momento de acostar

los dientes de León

al tiempo que besaba fragancias de colores,

en mi jardín de duendes.

 

 

 

 

Lilit primer demonio Sombra de Eva:

 

Hija de la noche así te llamo

un sabor digno del amaranto

que la luna encierra tu canto

entre oscuros reclamos te vistes de encanto

los grillos lloran tu nombre

en esfera de azabache te haces certera

el viento es tu incipiente respiro

incesante, desvencijado halo de sangre

despiertas por el latido que llora tu nombre

por el que la polilla es reina de la estrella

ese que plañía la noche

cuando la sombra se hace eterna

gimes en las fuentes de primavera

un beso de horizonte malva

el espíritu lleva tu nombre grabado

como desvelo consumado,

aire es tu apellido engalanado

a la novena estrella sin luna caminas

tu vida no entiende de clasificaciones

sólo tú reinas la noche

cuando el sueño hace el amor con los dormidos

ries y lloras con la lluvia

la tormenta es tu carcajada

al latido sordo de oscuridad abres tus ojos

el día por tú tenerlos tan claros ciega

las ondas en el agitada agua

mecen tus rizos

un sueño despierto del fulgor y la belleza

te engendró a imagen de la centella olvidada

tu ser respira ambrosía amada

perdición de muchos

orgullo y alabanza por mí

que soy más fuerte que el mal

que juega, corre y cosquillea

con tu entraña sí esa por la que mis buques

dejarían su ancla

lobo de día cuervo de noche

que en tu ser se acurruca

y al sol desnuda

resplandor de almas fugaces

nuestro baile

vespertina perdición si amanece el sol

quiero ser de ti como el murciélago

a su rincón,

volar contigo como si el mundo no importara

despertar para abrazar otra noche

en la que girar

y en tu mirada encontrar fuego de astros

por dibujar y mi vida contigo sembrar

musa incipiente del artista

alma amada que se funde

prejuicio, mentira y verdad

ababol sembrado

tu corazón sin igual.

 

El Castellano

 

 

Vive el cuervo,

por el desvencijado respiro mío

avanza, mece y sostiene

un tiempo en réquiem,

por aquellas voces que sordas

laten, se descubren

se quiebran altares de hueso

por mis atardeceres de murciélago

voy a tu lado, siente mi caricia de pájaro

alzando nuestra luna de acanto

y alabastro gimiendo,

azabaches de tu pelo,

por el sendero despierto,

por el cauce de tu vida, la mía,

ojos en resplandores dorados al tacto

de mi astro soslayado,

vida de vida

late tu caricia

no hay retroceso ni regreso

tu sangre me colmó en beso,

nuestro cielo de amarantos

fiel al respiro que alcanzó a ver

tu belleza en noches de miel,

respira tranquila mi vida,

en este horizonte dormido

quiero ser de tu piel ombligo,

que no me sientas perdido,

quiero ser Siempre tu sonido,

tu eco alto que no hay pájaro sin nido,

esta noche será distinta,

el comienzo empieza ahora,

mi sueño de araña

que todo lo tejido

recompensa trae a lo sentido,

un avance de mi sangre,

ven al nirvana del ruido,

anticipa nuestro solsticio,

Yo que te amo en mimbre de esparto

y verde espiga de trigo,

fiel comando el suplicio mi Margarita

de los valles de mi sombra

displicente, enamorada.

 

El Castellano

 

Escarcha de luz:

 

Hilvanando sentires de plata

en estrofas cuarteadas,

quién a acompañarme baja,

mi yunque despierto se alza

entre madrigueras del sueño,

danzan las procesionarias en fila,

queda desolado mi alfeñique

que canta en el clavo esta vez,

un retal con retrato de quien fui,

las pupilas en orden caminan

el horizonte del cielo,

mi aljibe de cobre será sentido,

es un nido de grama

donde corretean versos de espuma,

chirría la carcoma

la madera de mi espalda

donde sostengo la sombra de Caín,

encumbrándose de la fiera

se alza mi bella entera

gritando por más oscuros sentimientos,

¿Puedes sentirlos?

¿Puedes sentirme?

camino fuegos

hasta complacer el ojo humano,

destrenzo el sonido de los árboles,

es un cuervo quien soy yo,

es un alarido que alza la noche,

por entre sillas desnudas

del alba sin final ni comienzo,

que sólo juega y ríe con las luces,

despistando flores,

entre ruego y plegaria

mi lamento tornó crujido de mi mecedora,

es una vid y un olivo que vive lejos ahora,

una linde en cruz con señero,

un agujero abierto

es una herida abierta

mi pozo con palabras en vez de agua.

 

El Castellano

 

Por ti crascita mi voz un día desempolvado,

que el cuervo me ungió la entraña,

oscura de negra onda pitanza corva,

es por este ser que se abre mi ala de noche,

un día mal parado,

a solas con mi endeble osadía,

Siempre, un pico de grajo rehúye,

mi cruel infortunio concebido,

nunca la vida que he tenido ha podido

esconder, escarbar un plenilunio,

mi pensamiento que sea hueso esta vez,

de azar desvelado, profusa mente,

destino de su color de ala,

por mi siembra que trascienda mi araña,

que genere dicha enmarcada,

no un funesto desapego,

quise ser siempre, el cuervo mi ser aliente

porque fui nunca por siempre,

imita, dirige la senda que antaño fue mía,

un corvo destello,

en rastro de azabache,

áspera templanza cruel la disonancia

que te llena en alabanza,

pobre mi despedida porque no existe,

brota mi día que sin querer encendiste,

no tengo elección, me queda una ilusión

llena en borbotón de esperanza,

se llama Gracias.

Gracias a ti que la pena bebiste

de mi vena socavada honda,

en acequia que mi sangre lleva,

pudo ser hoy el día más feliz que sentí,

miré mi soledad zarpada

en compañía del río,

y sólo sentí alegría,

sólo dije el mundo se hundirá

cuando el color oscuro

me impida pensar

por no tener hálito ni humor

y este río seguirá navegando sin final

tuve más que su agua que me forma

tuve su idea y mi ser se alza

para saltar su montaña

de todo quien que le quiera ver hundido,

exclama un buen grito:

- Yo soy libre.

 

El Castellano

 

 

 

Sangro y monto sobre un corcel de viento,

mi vida fiel hoguera

se va iluminando su ceniza

mosaico de mi sino

un diestro azogue del calificativo,

nombres fugaces a la verdad de las cosas,

hilvanando, esta araña que me teje,

como encontrar mi número trece,

tomando café con el bravo nueve

maestro halle donde se halle

mi numerología en espada,

una hoz y martillo por guadaña,

vuelan las águilas un cielo rojo en sangre,

creo en el poder de mis ancestros,

creo en el poder de su sangre de tierra,

porque soy cuervo,

y desempeño

elevar su espíritu a los cielos,

mis alas son palabras,

mi casa es el terreno

que si no está domado

cuido mis pasos dignos de respeto,

para no dañar el azar difuso

de vida y su enclave en tierra,

quisiera avanzar por tu tierra de fuego,

porque yo me quemo en tus ojos,

förüq desvelo que Significa cuervo

nombre revelado en visión,

en idioma antiguo como mis ancestros,

venimos de la bruma gris,

la niebla es nuestro traje,

de la sombra del agua,

un odio desvencijado,

por la alfombra

de quienes no son de nuestra extirpe,

ceniza polvo de tierra

nuestro pasado que camina,

abandonado por el Dios vestido en soledad,

claman los genii locorum

que no han muerto, que ni el olvido puede con ellos,

Diancech sana este mi cuerpo

Badhbh Catha sigue fuerte líbrame del cobarde,

Epona sálvame del semejante soy tu mala yerba,

Dagda, Balar, Mórrigán, Lúgh,

y tú mi amada Brigid poesía,

elevar mi canto

que yo con mis actos

os hago un manto,

Cernunnos comienza nuestra caza,

Candamvis alumbra esta montaña centelleando

el relámpago,

abriendo el cielo de nuestra bruma,

tejiendo nuestro amado ocaso,

que jamás hemos visto los que vivimos en el suelo,

ahora y siempre se escuche nuestro canto.

 

 

 

Esteban El Castellano

 

Llueve mi ser:

 

Habrá un silencio verde,

la pianola de mis dedos

escupirá versos de cobre,

la tierra cerrará en vals

escurriendo por tus labios

mi ahogada serenata.

Abrirá mi colchón marino

una sábana de algas,

para naufragar flores y rosas

el alba conjugará besos de mi sed,

encumbrando mi anochecer,

cantará mi martillo,

sobre el yunque sonámbulo

de mi cuerpo.

Se afilarán mis cuerdas vocales

para cantar:

Un horizonte inmenso,

un cielo emplomado,

ella es dios es lluvia,

es preciosa sonata

de hojas bailando

el origen de savia

ha estado oculta

su bondad, por miedo

a que puedan hacerla daño

por creerla debilidad,

siempre aplomada

por venas razones

que enjuician

y la apresan

por quien ella no es

así se decidió

por la vía rápida

ser única, ser sólo la mejor

porque no tenía rival

ni semejante

ella era lluvia,

lágrima de los dioses,

cuchillos de raíces,

la única bendición,

la única destrucción,

eres portal de vida,

eres más que tristeza del cielo gris,

eres un motivo para vivir

para nosotros los seres de tierra.

 

El Castellano

 

 

Quién te tuviera:

 

Estabas y no estabas,

estabas en el viento

que roza las sienes,

estabas en las hojas de los árboles,

lejana y cercana

según seas mirada,

me acariciabas la mirada,

te alzabas por cumbres nevadas

y cuchillos de grama

te gritaban,

te encontrabas en la margarita

sencilla del prado,

cuando la flor te posee entera

y no hallas más brazos

para jugar,

ríes y lloras sin parar,

la tristeza tornas

con melancolía

de quien te observa plena

como un rayo de luna,

como un horizonte malva

estampado en estrellas,

como un río y una mar,

no giras,

eres belleza sin igual.

Eres madre de la naturaleza,

principio y causa

de toda era

desencadenante perfecto

en eterna hoguera,

un ojo de un cuervo

te observa,

siendo de la noche

quimera bella,

siendo del día

laborado panal de abeja,

eres realidad

estás en silvestres aguas,

en la fiel madera

del árbol que te lleva,

eres agua de la rosa,

sudor de todo amor,

estás en la cueva

latiendo su estalactita,

en cada corazón vivo

y en cada azar de muerte,

eres sonido de viento,

sonido de trino,

una senda incontable de todo camino,

estás y eres fuego, elemento vivo

en la simiente y en cada alma que te yergue,

estás en cada palmo de tierra,

en cada siembra,

en la simiente que espera,

estás en cada planta

hasta brotar en mi garganta

cuando intento plasmar poesía,

estás en todo lo creado, por manos

del Creador Universal,

Belleza eres madre de este planeta

y del humano ser

acaso siguiera.

 

El Castellano

 

 

 

 

Un nido de grama:

 

Cuánto afán se midió en la estrella

donde el tiempo amansa y se acurruca,

es un afán perpétuo que deslizan los temblores

de las femes sus cabellos,

no fue azar ni ternura cabe

por la sombra que tiñe verde

mi cansado amor,

cuál charco se vende a mis lágrimas,

por una grieta acababa yo de irme,

cuando nació de mi poema una escolopendra,

escaleras a mi Sol carcomido en busca

de un crujido invierno,

de mi desvalido sueño

por el que dejar algo más que mis ojos claros

al mirarle,

voy con mi canasta de limones

allí donde las mozas trenzan sus ilusiones,

mi caracol tiene su canto afilado

por los soldados que violan espigas,

soldados alados dónde irán,

una casa se construye para que viva siempre

la ventana pedigüeña del hijo.

profuso monte desvalido

del olmo que vive lejos,

es mi savia un poder de dar vida a mis injertos

poblados,

una furia que atraviesa

mi vena de luz,

donde juega y baila mi amado murciélago,

en su colchón de luna.

 

 

 

El Castellano

 

Reinos:

 

 

Mariposa nocturna,

amiga de las noches

que escapadas revolotean en las luces,

mariposa blanca, blanca nube, blanca muerte,

cristalino rastro,

polvo de estrellas,

Transmigración de las almas,

Vuela mi conciencia,

descansa y juega con mi luz,

esta noche mi alma es tuya

blanca dama alada,

avoca tu perdición en mi sendero,

olvida tu atracción lumínica,

las estrellas nunca se pueden alcanzar

bonita ni la luz capturar.

 

II

 

Canto carraspeado, estirando el calor

por surcos y grietas de un rayo solar,

termómetro yerto, estirado

de todo espíritu muerto,

rejón de grados tu cuerda de cigarra,

cada simple vida de la nota sujetas,

por un campo que haces tuyo cantando,

que necesitaste medio siglo

para florecer en voz,

al viento que te dio garra

y cimitarra,

tu libertad es incuestionable,

agarrada a un profundo horizonte,

cuando el astro rey hierve,

tu crascitas el canto de día

porque la noche te puede,

para el relevo del único grillo

que afila el cuchillo del silencio

su fiel gemido sin nombre ni reino.

 

III

 

Armazón de quitina, acorazado

capaz de avanzar con sus patas, guardando alas,

escarabajo de todo ámbito y lugar,

tan variado como único al mirar,

desde la flor al desván,

tu voráz fauce desde el árbol, a la flor,

desde el desecho al coraje vivo,

suerte desde el descender de tu larva

al evanescer de tu metamorfosis,

azar profuso reconocido en belleza de tu carcasa,

vida de calma y pulcritud,

apetito que no cesa,

muerte que no detiene,

ni elemento ni realidad que no ocupes

del reino animal

Rey insecto desde Egipto a Castilla

con su gorgojo de la encina,

desde un continente a ningún lugar

donde no se encuentre tu nombre de Escarabajo.

 

IV

 

Cuatro riendas aladas

un mundo asesino de ojos,

corazón en pareja,

planear infinito por umbrales de luz y agua,

un reposo de la noche en un ser vivo,

colores de osadía por los que la belleza pinta tu cuerpo,

caballito del diablo,

libélula zigzagueante en esfera de mandíbula

espuela infernal del ser que acechas,

mensajero del cielo,

astilla con alas de la puerta que abre la vida.

 

V

 

Ambrosía de ser vivo sagrado,

oficios y tareas consumados,

albañil efímero tu dicha de genes elaborados,

quién a ti te osase,

tu esencia tu labor de escuela,

miel de tu panal donde forjas hermandad con la Flor,

tu tejer de los campos recogiendo,

siendo supervivencia de casi toda planta

tu legado Hymenóptera familia

tanto depredadores como recolectores

abeja que ante el peligro osas quitar tu vida,

en defensa de lo que amas.

 

VI

 

Reina araña de esta tierra de conejos,

ocho patas acecho de los campos,

maternal hasta llevar tu prole en el lomo,

araña lobo capaz de enfrentarse

con el alacrán y siempre ganar,

al acecho desde tu madriguera,

un hoyo donde vivir a la espera del despistado,

tranquilidad serena te sujeta por ser de tierra

tarántula lycosa lycosa.

 

VII

 

Danza mi alvéo una sonatina

de hormigas famélicas

quieren alimentar a sus reinas aladas,

con semillas danzarinas

en busca de su nueva vida,

yo margarita quiero mi vida contigo,

para alimentar tu alma con versos,

nacidos del fuego en fundición de verbos,

recorro tu existencia

de la que soy tu hormiga león

del signo que me vió nacer,

la constelación del cisne,

quiero que sientas orgullo

de que soy tu hombre

asi no te dé un libro

te doy sangre para que escribas trece,

has demostrado belleza por tu fuente,

me verás eclosionar de mi etérea crisálida,

mi motivo para escribir a la naturaleza

descubrirás porque soy animal de verdad.

 

 

VIII

 

Muerte disimulada, hasta detener tus funciones vitales,

antiguo ser en evolución detenida de insectos primeros,

ágil correteas mis pensamientos,

muerdes mi azúcar desvelada, habitante de las sobras de cocina,

habitante donde haya humedad,

como un río que habitas corriendo,

como lepisma pececillo de plata,

tu longevidad mayor que la de un gato,

destello de que lo tuyo es perpetuo.

 

Moscardito:

 

Me besó la mano,

era muy cariñoso

 

eso fue porque eres bueno

moscardito lo es más él sólo pica flores ni lleva veneno

él sabía que siempre he querido ser de su raza,

amor mío reencarnarás si lo deseas,

 

osado aquel que posee su vida

sin preocupación suprema

que no sea picar la flor,

ser soldado alado

dueño del mensaje del superior,

visitar las plantas que Dioses sembraron

con ardor, difundir la supremacía

que trae y lleva la vida en caricia,

cabalgar los vientos a merced,

ser transeunte de florestas y campos encumbrados,

llevar mensaje a cada flor sin despedida,

enamorarse de la despensa de la primavera,

besar sin cesar,

amar sin dañar,

tener condición

para seguirla de por vida,

yo rezo cada día

que si muero yo renazca como moscardito

mosca abejorro que hoy confundió mi mano

con una flor,

amo como él la flor

porque antes fue ella que el animal,

que soy yo,

cuando nací ella ya existía

con su azar de conquistar la tierra.

 

 

 

El Castellano

 

Hielo de mirada:

 

Abro las puertas de mi mente

hacia desembocaduras heladas,

y tierras del hielo donde todo acaba,

una sonrisa congelada con una llave de hielo

en mis manos, es sólo un recorrido,

todo empieza,

tu vida hoy no es lejana,

ni esta tristeza es del alma,

hoy mi sangre se derrama

floreciendo la amapola de tu cuerpo,

ese por el que siempre pierdo,

¿cómo de helada mi vida?

descansa en las compuertas del ayer,

nada se cierra la muerte está lanzada,

escapa de sus redes tejidas,

mis pensamientos se hacen contigo,

latidos de lágrima descongelada,

muy bonito, muy bello,

un paraíso lejano oscuro,

navega mi barca de una orilla

a su confín de despedida,

aciago témpano donde florece el viento,

por un trino hasta el crepitar del sonido,

una danza de hojas de otoño,

un suspiro de cobre,

tu cabello que me electrifica mi tacto,

soy fuerte sin alabastro

soy fuerte sin noche de azabache

soy fuerte por la memoria del invierno,

que se acurruca en tiempo eterno,

ventana reflejo de máscara.

mentiras de que estás viva sombra de Eva,

granate de tu mirada,

sangre de fresno con tus cenizas,

muerte te beberé entera

para que abandones mi botella,

pudo decir todo y se quedó en lo hondo

como cigarra que tarda cuarenta años

en dejar de ser larva.

 

El Castellano

 

 

Plubia cordis:

 

Fuelle del viento,

irascible, despojado,

del alambre crepitante,

es del hombre este difuso cielo,

me levanté y fui a saludar

a mi Sol.

Le pregunté si su luz

quemaba más al mirar

que en su época que lucía más vertical,

si esa luz no quemara jugaría con ella

en mis ojos,

que hoy lucen

como fuentes desvalidas

de mis lentes,

un marco, un hartazgo del mirar,

lo que sólo se siente,

aquello que mi flor brilló,

por ser yo abeja,

un irisado cristal del viento,

un devenir que quiere estrellarse,

un sentido de fuego,

por nacer de la tierra de fuego,

ser mensaje liminal

lo siento porque la palabra acabo de crearla,

la colina será inmortal mina,

pariente del destello de este hierro,

y la meseta que quema se ahoga

con mi siembra del mañana fabricado,

los elementos contando la magia son seis

dispuestos, la cumbre de mi grillo,

Padre que me protege,

de cigarras que no cantan con motivo

creación que me labra la idea,

diré con impetuosa fama:

De la montaña, al valle de niebla,

pasando por ríos dulces de aurora,

ella es tu DIOSA es belleza es lluvia,

lluvia de corazón plubia amôris,

flagrando su eterna consecuencia,

de ser libre y silvestre como las aguas.

No me cansé pero tengo que terminar

lo que empecé, un beso al ayer

un erizar de mi piel.

 

El Castellano

 

Cuchillo de sombra:

 

Un charco gris,

un cielo rojo,

coagula mi fuente por destellos del alba,

se anuda el quejido de la montaña,

un sapo de oro y tierra

avanza entre olivos de azúcar,

vicisitud labrada,

sí allí en el charco gris,

y en el cielo rojo,

es un cangrejo de río esta hábil tenaza,

prosigue, avanza, en escarpia helada,

a veces roto, a veces nuevo,

este iris que me gobierna,

pregunta a mis ojos de duende,

si su dolor fue pasajero,

hinca tu sombra en mi sombra,

arrástrame la vida,

es como una espiga,

es más fugaz que una despedida,

abre la puerta del negro lirio,

susurra a este viento todo lo que siento,

aquí y ahora que mi cuclillo descansa,

yedras de esta maceta que se acicalan,

es un túnel y una mina,

una desgañitada caricia,

hijo de la tormenta,

canta el rayo,

acaso me ves muerto,

yo soy el encargado de abrir la compuerta

para regar el tiempo,

no busques más en mi aliento vago,

porque no sirvo más que a mi alma,

así me cueste la espada,

seguiré en pie en esta azada.

 

El Castellano

 

Contra mi circunstancia:

 

Guía de mi calendario

en atroz

desmembramiento de soles

llamados días de noche yerta

y sin reseña avanza mi letra,

es un vaso de sidra y una espera,

fiel eterno mañana

en el que dejar

lo que jamás haré hoy,

definido en boca gris

de darme al vulgo,

y que seis millones de bocas

escriban similar

o casi igual a mis sarmientos,

sí directamente me preocupa

porque yo soy lo que escribo

y no acepto copias baratas de este ser,

seré mejor que el silencio

enarbolando astros, plantas y sus verbos

de imágenes por raíces,

lo siento mundo no soy de vuestra sociedad,

no necesito vuestro material

ni vuestras fábricas de ciudad,

construcción haciendo progreso

de la BocaGris,

para que todo lo pensado

esté en proceso de construcción,

fábrica deja mi felicidad

en manos del viento,

que mi poema es incendio,

deja mi destino yo soy de tierra,

y esta es mi eterna cepa

ahogando el rol

tejido del social humánimal.

Soy lo que escribo repito,

como viaje sin rumbo,

un vertical azote de mis velas en marcha,

un siniestro vértice un silencio mundo,

unos ojos que hablan

y se responden entre tubos,

estoy cantando en la tubería,

estoy rozando mi osadía.

para consumir mi envoltura

de tela de araña,

mi sonatina despierta

mi soga quieta del árbol de mi sueño,

enarenado mi lobo de hierro,

queda satinada mi estrella de agua,

ardiendo mi sentido,

siendo esto nada más

que una bomba atómica.

Una retina escalada,

un cruce de dos estrellas,

en vastedad atropellada,

del ser, una rigidez de árbol

buscando su simpleza de savia,

un insecto y su corona,

un pergamino mi escrito,

abriendo este angosto camino,

en alguna parte que eriza la piel,

fuego del hielo me valgo,

de mi maullido de pájaro,

entonando mi pianola de sílaba,

todo cambiaba,

resumen de mi vida,

nació y está empezando a soñar

desde su muerte.

 

El Castellano

 

Agua:

 

Eslabón vasto, ardido, deslizado,

un iris de gota que a ti te llega,

marcha tenue, compás de tu eterna huida

que te marca y da vida,

fulgente fuente en infinitud de bocas

que tu ser desprende,

de su nombre y su alambre,

irisado canto de nubes derretidas,

comunión de trinos,

un beso a la tierra que deja herida,

límite de árboles y sus soles,

siembra de azul,

despensa de tu saliva,

hoy buscaba belleza y belleza eres tú,

río corre directo a tu nacer

río levántate,

jamás te canse tu desnacer,

efímero latido de tierra,

tú vena del cielo,

una solar yaga del gris,

un hogar, cuna de mi tempestad,

para ser agua inmortal elemento

capaz de crear y destruir,

de vivir siempre tejiendo la realidad,

alcanza, desvela que te debo esta existencia,

sin saberte nada existiera,

equilibrio que en tus vasos juega

para estallar en creación llamada vida.

 

El Castellano

 

Alma en yacija:

 

Mañana será mi vida

una sábana sobre mi calor humano

inerte en acto de no portar nada

si no fiel materia asida

si mi forma acaso tuviera,

si yo no la creara,

si no fuera contorno de mi forma

esta sábana muerta

se creería que portara amor,

dulce aleteo ingrávido al peso,

tiempos de cambio palabras a un silencio que muerde,

estoy esperando las nuevas visiones,

con mi canasta de limones,

estoy aguardando la caricia de las sábanas,

como recipiente de quiebro de sueño,

quisiera escribir un poema con varias ramas,

anclado en una idea que se difumina

la identidad de ser ella,

palabras inertes que quieren ser hechos

y tener movimientos,

a un profuso mar me muevo,

siente mi devaneo,

llegó mi momento

de nada carezco soy real,

soy de la tela de araña soy tejido que me lleva,

noche noche te encuentro en mí,

fiel yacija del destierro de mi sombra,

versos nacidos de una única cerveza,

buena praxis de mi romance eterno con la luna,

lunático por venir de estar con ella en su ático de Madrid,

no te esfuerces jamás podré ser realista

y describir sin ser parte del asunto,

claramente porque soy yo el asunto,

a formar, en orden,

este es mi rifle esta es mi vida,

por la que sirvo y ejecuto un placer nacarado,

como fruto de estrellas,

¿el hueso?

Es que no encontré un motivo claro para escribir,

solo fue y será escribir.

 

El Castellano

 

Ojo de tierra:

 

Un silencio yerto,

se abre esta noche

por ensordecer,

reflejos de resplandecer,

en este frío de ayer,

pasos de silencio roto,

abre una espiga

un respiro, un latido

envilece mi procesión de fuego,

cristales que se rompen,

bisagras que se doblan,

esta noche

de la nube de antes de ayer,

todo se alza

para llegar a ver,

recorta este hálito de tierra,

un suspiro ciego de hiel,

llega para enloquecer

mi sangre que tiene sed,

he salido del infierno,

quién me va a detener,

sombras que gritan,

hielo que sostiene,

mi cruz del horizonte,

por descender,

afilo mis colmillos

hoy se verán morder,

esta ventana de sed,

rebotan los tiempos,

muriendo,

diáfano espacio

de ausencia brillando

su infinito parco de cristal,

llegaba otra primavera,

sin celda de madera

chirriando su carcoma

que mordía este cielo

con su moneda

que brilla mi idea,

esta tierra late,

esta mi sangre fluye,

cabalgo este acre torcido,

recorren florestas

naciendo, brotando

fundiéndose con tierra abierta,

soles lloran escarcha.

del nacer crepitando,

te juro que avanzo

hasta ser esencia de río

granate de mi lustre colgado,

debo aguardar

debo escuchar

este patio,

hablando con la araña,

que caza bellezas,

un día recordará mi tiempo

que fue mío,

dejará de estar perdido,

y este poema me dará de comer,

por tener dos mil cien,

creciendo en sus ramas

de sangre negra,

ay la tierra,

sí esta tierra

que me vio crecer,

por la que siembro

mi flor de viento,

desnaciendo el tiempo

que lloró mi ojo,

siendo de tierra y para ella,

abro que domino

esta ceniza que me lleva.

 

 

Clama la flor, abeja del lugar por gritar.

- Ven, toma mi néctar,

déjame compartir mi vuelo contigo.

Réquiem por la flor, oda por la margarita

con su mariquita, sauce caído,

cobijado tejo, crepitando:

- tú eres primavera.

Olmo viejo en retozo,

quebrado por la aguja silente

de la carcoma.

El cadillo miente, mientras el abrojo

clava el sentido, quiere la amapola

ser la alegría del lugar.

Cuando el brezo enraíza

el alma de sangre

por derramar mi cuerpo yerto

en la navaja, mientras

la lavanda amamanta la abeja,

y abejorro que llamé Genaro.

Amaranto el firmamento

llórame una estrella

y su hueso de luna que

rompa firmamentos

en auroras,

que venza colgándolas

de las pestañas,

y mientras las pupilas

en sombra abren su cueva

en la clamada verdad.

 

El Castellano.

 

 

 

 

Soñé, te viví, te besé,

te anhelé, te abracé, te sostuve,

te mecí en mis brazos,

te acurruqué, te dí de mis labios

de beber; hice tus piernas

recorrer en pasión,

te viví desde pies a cabeza

y siento decirte algo:

- que no me gustó, me encantó,

me emborrachó, me drogó,

si acaso, hubiese posibilidad

de que yo no estuviese muerto

sería por tu recuerdo, amor.

 

El Castellano.

 

 

 

De este cementerio viviente

que me dejen ser la flor,

que por lo menos

a un muerto da calor;

y al difunto, la caléndula su luz,

adorada, nacida del rayo de Sol.

Quien te quiere, te quiso y

te querrá desde este corazón muerto

te amo en albor flor tras flor,

elevado resquicio de caricia

de Diosa Ostara

en resquemor de primavera

cardos brillando en espina

de dolor, desde mi nicho

pido mi nicho de espinas y de cardos

cuando llegue el momento

si no a mi no me entierran en este cementerio del que vengo

y que la parca fría venga a por mí que este hombre

ya ha muerto y su último suspiro

fue un yo te sentí amor

voy a tu encuentro.

 

El Castellano.

 

 

 

Diente de león por clamar

el prado yerto,

donde lo vivo son las plantas silvestres

incluso el cardo de las damas, las malvas,

las piedras agujereando el terreno

molinillos al viento, por gemir caléndulas silvestres y

papaver hibridum, amapolas roheas sangrando

borbotones de sangre de tierra por brotar

plantago por llenar el campo de espigas con flores,

todo escarabajo gozando de la flor

cómo decir que la flor sea sólo la flor,

si del reino animal es templo, hogar y morada

donde todo empieza y todo acaba.

Margaritas en envidia miran tus ojos

y luego miran las estrellas,

una sabia dice y afirma: son mejores

y más bonitos

sus ojos que ardieron los luceros,

vidas de tu entraña alborada, que el oro no es oro

sin mirar tu corazón;

Corren las amapolas, de tu sangre arden en hoguera

incombustible, plena, yerta, indescriptible esencia.

 

El Castellano.

 

 

 

Golondrinera frágil, esquiva,

reina luz del bosque de las sombras

con tus amapolas amarillas,

los luceros del cielo.

Por poblar jacintos silvestres, tragopogones,

amapolas por doquier

amando la primavera entera

en un mundo que cae disuelto

en espinas de cardo y alhajas

de flores de todos los colores,

mi templo, mi casa, mi hogar, mi albor,

sin alcanzar las plantas silvestres

por poblar este mundo silvestre por mirar

y dan ganas de tumbarse

y ser la flor de muerto porque me tumbaría

para que me crezcan las malvas

y mi cuerpo críe malvas y cicutas rojas

y negras de tinta y sangre

mi condenada bandera.

 

El Castellano.

 

 

Estampa quieta,

tejida en el umbral silente,

nacido de las sombras

y sus benditas estampas

de damas de noche,

la flor blanca estrellada

canta tambores de la tierra.

Y los grillos afinando el violín están.

Las margaritas tienen el te quiero tatuado a fragua

de la flor que sea flor, belleza creada del rayo de Sol

y su albor mecido por dioses, acariciado por Ostara

el humor de primavera cuelga de las faldas

mientras mujeres hilvanan

y trenzan sus cabellos en oro fino de seda.

Yo soy un humilde escriba de la flor de difunto

caléndula officinalis,

por la que el muerto

encuentra luz.

 

El Castellano.

 

 

 

Bebo de quel cáliz antiguo siento las estrellas

buscando la respuesta para ser feliz.

En la planta en albor que crece del rayo de Sol,

sabiendo un secreto de druida de que si miras el Sol

al amanecer minutos y minutos todas las plantas en flor silvestres

brillan incluso más fulgente que el rey lucero,

todo lo colma su brillo, la tierra deja paso a toda vida en color,

a través de la caricia nos trae Lugh.

Reinando el Sol está, hablé con la lombriz de boca gris

que apareció tras mirar fijamente preguntando

a una flor de difunto me comentó

que podría indicarme de la tierra

donde todo es libre, no hay dinero, todo vive por suprema

ley natural, sin miedo ni odio.

Le pregunté a la lombriz que dónde quedaba aquel lugar,

y me dijo con amplia voz:

- bajo tierra.

 

El Castellano.

 

 

 

Monte elevado en el horizonte,

brezo, encina, carrasca, esparto, espino,

todo crece en albor sin preocupación suprema

nada más que seguir viviendo y echar generaciones.

Hoy me desperté y contemplé la ciudad con todos

los edificios grises, como sus gentes

todo pasa de tierra y aquella que me dijo la lombriz

boca gris me espera, así tenga que estar mi cuerpo

frío, caído de hoja en otoño, no espero vivir eternamente

ni ser festín de gusanos tempranamente.

Yo acabaré por entender la mentalidad de aquella lombriz

de su tierra, que no hay preocupaciones,

fue el ser humano el que inventó el dinero

y la esclavitud que trajo.

 

 

El Castellano.

 

 

 

 

 

 

 

 

Amapola silvestre,

llévate mi sangre a las entrañas del inframundo

así como tus pétalos elevan la sangre de los suelos,

que tus raíces me conduzcan al tercer reino.

Ooh, espino amarillo, que bajo tus espinas

han visto infinitud de cal varios nacer los montes

y senderos, que todos llevan al mismo sitio

a perderse en el elevado espino de tu luz.

Ooh elevado, cuál sería tu misterio

para dejar a este escriba absorto.

Brezo silvestre, sin miedo, tras el olivo

te vi crecer, y una margarita cerró junto con el verso

de la caléndula arvensis que tapó con sus pétalos

en cuña, al caer la luna al cielo.

A tí Genaro, abejorro de mi jardín

te extraño y echo de menos, bonito.

 

El Castellano.

 

 

 

 

Corre trémulo a desgañitarse el cosquilleo silente,

que avanza, que recorre tus piernas en ambrosía y miel de dioses

junto con tu aura y alma de dulzura sacada de raíz de la tierra, mi hada

ni una flor se te cayó, ni un pétalo dañó, agarraste enraizada con albor

y tú tragopogón, duende, el mismo destino de rey silvestre te espero

y aguardo en mi maceeta, ya que en lo que llevo viviendo

ni una planta se me ha muerto con mi don,

hasta amapolas comunes vieron florecer mis macetas,

hasta margaritas de manzanilla gorda, hinojos, brezos, jacintos silvestres,

crié como un dios creador, dador de vida incluso de la humilde semilla

de la calendula officinalis.

 

El Castellano.

 

 

Mi vida te escribo como gota que va a los mares

tú que fuiste altiva, ningún humano te pisó

los dioses honraste y te honraron

desde el cerro al abismo, tocado y acariciado

donde todo surca la oscuridad madre

y dama de noche sin afectarle el cielo

de la yerta amapola de luna desangrada

y su estramonio vestido de gala de estrellas.

Todos bailando en la fiesta de los no importados

menos la rosa y el clavel masculino

que tiraron abajo el telón para comenzar la gala

y el baile ganó la datura con la dormidera

por sus trompetas de los ángeles abriendo al clamor.

 

 

 

Romance heroico:

 

Wotan y Fenrir gigante son lobo,

Odín, Fenrir, inmortal y Setanta.

Ragnarok llegó ya, mas se abre el yelmo.

En fiesta pagana va verde ropa

héroe, tiempo, altura sin cimiento

héroe inmortal, padre Lugh Dios era

si quiere usted más saber, ya digo

poderoso padre, él como la parca

escurrirse en la lucha, espada zorro,

Señor Guerra, como hielo aislaba presa.

Dectire madre mortal, rey su abuelo.

Despertaba al hijo del Sol mamá.

Con su ejercito, él las victorias hizo

descuido, lanza en su vientre tajada

al lago fue con tripas fuera, él todo.

Cuervo sangre beber, -¿Eres Morgana?

Carcajada feroz, Morrigu tuvo,

ya le tenía por muerto, Ángel Macha.

Se ató en piedra, en pie matando, él, esfuerzo,

mató en pie hasta que sangre hacer legaña.

 

 

El Castellano

 

 

 

 

 

 

Romance: Flor de helecho

 

Suena el río, agua llevaba,

alma de fada silva ella,

bebía en la orilla alegre

flor roja lloró su tierra,

blanca cierva a fada triste

cazador hiere su flecha,

enhiesta espina gemía

flor abierta brotó en yerba,

fada herida ya descansa

latiendo la parca negra,

yace en helecho silente

suspira su sangre yerta;

Enamorado el helecho

una flor mágica asienta,

tambores suenan la tierra

los duendes lloran su fada,

ahora el helecho era ella,

mueven la piedra ocultada

cazador tropieza cerca,

el río ya lo llevara,

fada flor de helecho yerra

duendes cobraron venganza,

cantó lo que el bosque alberga,

misterio de cierva fada.

 

Fada flor de helecho inverna,

cicutas toman la sangre

veneno hacen, blanca cierva

cuervos la cena discuten,

cazador ya río lleva,

lleva el río su latido,

campanillas suena yerba

duendes coronaban fada,

fada su vida celebra

los espinos la cuidaban;

Flor de helecho fada bella.

 

 

Enhiesta flor fue semilla,

altiva plántula fue ella.

Quién fuera ella, tan linda.

Él fue y es, ella no yerra.

Aún plántula fue fada.

Valor, honor, sí fue cierta.

Él aún duende a ella la ama.

Ella la flor, no era yesca

ellos cuatro siglos ''juntos''.

 

Los dos sí saben, ''leyenda''.

 

El Castellano y Leannán-Sídhe

 

MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA

 

 

Duerme Ostara

Stellaria ya abatida

caes junto con la sazón

del geranio de los caminos

y la pequeña fulgurada

calendula arvensis

de brote temprano

antes de Ostara

el camino en verdor

y color rajar copón

quién os elevase

y os diese voz

vuestro ciclo de vida corto,

sabiduría de la conquista terrenal

y la dureza de vuestra simiente

por el estío mas el frío marcándolo

sin guardias vuestros romances

esperando sus soldados alados arribar

halla o no tapial de la franca puerta

del Creador Universal,

campanillas ipomeas mece mi tierra

que sin ser de nadie

sólo vuestra.

Os acompañan malvas, abrojos,

dientes de león e infinitud sin condición,

malo el hombre vosotras nunca

malas hierbas sois,

cumplís vuestra función en elevado amor

sois color de flor,

pasión del animal visual que os habla

desde Castilla

a su antiguo cementerio viviente

de Alcalá de Henares (Madrid)

invoco vuestra alma

para que semilla que toque, semilla brote

llegado septiembre

como siempre me ha ocurrido,

os pido se mantenga mi Don

jamás os dañé ni perjudiqué

con ni sin razón,

os amo; Que siga vuestra eterna conquista

del terreno en albor.

 

El Castellano

 

 

Romance del destierro:

-

Mi raíz arcana anclada,

dejas el etéreo espacio

en eterno cementerio

tu silencio amalgamado.

Yo era taciturno espectro

misterio, parajes blancos

que salvajes en tu lengua

confrontan en yermo arcano

saciando mi Baco imperio

de soledad que amilano

sin inicio, sin futuro;

sólo aplacando los diablos

y esa idea primigenia

cual ojo que jamás hallo

descansando en alegría;

ocho hijos que me has dado

más los bastardos impíos

reconocidos sin ralo.

Anudar aún sin vivirla

mi vida; que deshilacho.

Desfallecer, despedirla

por corona y candelabro

sí, mi raíz es de plata

al fervor de soles me alzo

como cobrizo capullo

entre polilla y gusano

devana mi sangre, rueda.

Transmigra verde que escancio

sobre espica, sangre hielo.

De infecundo humor humano

con coraza por pechera

carcoma en espuela calzo,

mi tomo de tierra venzo

roja sangre que yo esparzo

pergamino en vana ciencia.

Que los abrojos espanto

espejo terrenal hondo

mi sonido injerto orando.

Sobre mi yerta armadura.

Escita alma, el Castellano.

 

 

El castellano

 

 

Soneto apto

 

Crueza sembrada:

 

Amándote ferviente, nueza llama,

presa amapola en sangre se quedó,

sonriente aurora, veza la heredó,

tu corazón alqueza, fuerte se ama.

 

Renuevo esta mi sangre, pa' ser rama;

Veraz la rosa, amor siempre alegó.

Al latido, su beso le ofreció,

la flor abierta en agua se proclama.

 

El estambre, súplica nocturnina,

piel acaricia , ya brindó mordaga,

su gineceo blanco, sanjuanina.

 

Óvulo y ataraxia, adreza aciaga,

tierra, anclada la doña saturnina;

Germina fértil vientre, enhiesta briaga.

 

El Castellano

 

Sonetillo:

 

Fuerte

veza.

Crueza

suerte.

 

Muerte

reza.

Nueza

vierte,

 

Diablo,

hablo

mudo.

 

Cielo.

Duelo,

viudo.

 

 

 

 

Abreza que adreza,

aceza con agudeza,

esa belleza despliega,

con pronteza, la alteza,

escurraja desliza,

fiel perfidia en pereza,

dulceza habla su clareza,

corteza por variar

acaso adereza,

afirmo la alqueza una,

ancheza del alto lar,

 lindeza, listeza, por

llaneza, lleneza,

abre longueza, sin par

de majeza abierta ella,

maleza, la osada,

ensimismada roza

malveza, manseza, ya.

 

 

El Castellano

 

 

 

 

Soneto correcto

 

 

Amándote ferviente cada llama,

presa amapola en fuego se quedó,

sonriente aurora, ella la heredó,

tu corazón caliente fuerte se ama.

 

Renuevo esta mi sangre, dulce dama,

veraz la rosa, amor siempre alegó.

Al latido, su beso le ofreció,

la flor abierta en agua se proclama.

 

El estambre una súplica advenida,

piel la acaricia y le brindó su daga,

su gineceo blanco, su avenida.

 

Óvulo atravesado cual semilla

su tierra, anclada joven la biznaga,

germina fértil vientre, enhiesta albilla.

 

 

El Castellano

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Venas de luz 2

 

 

 

Venas de luz:

 

Yo te busco luna entre bloques de hormigón

y cemento, entre violetas escarchas, yedras

nocturnas de este cielo sonámbulo con suelo calizo,

me rehúye tu ojera de nácar ciega, segura,

colgándose de mi puente escarlata, férreo, soterrado,

mas te escapas por las turquesas ramas

cielo plateado quién te tuviera, esta tu rama de idea

entre las manos tu miel de niebla, húmeda, trasnochada,

cual panal de lumbre quieta, deshojada,

tu lágrima que viste de locuras, de esquilmada luz

y sus azucenas,

mi noctámbula sangre y mi tinta bermellón

que te aguarda fiel a la espera, en la Torre de Hércules,

tu camino que serpea, y mi soga blanquea,

alumbrándose los árboles erizados, vespertinos,

que en lluvia cantan, su serenata santa,

acequia de tu ser, que la bruma pervierte,

colmada a tibio reflejo en fanales cristales sin tajo,

de tu hueso crepitando, apostando,

dunas del sueño, y metales esquivos

con azabaches siniestros,

cuentan los astros

que tu belleza duerme en sus incesantes

hogueras de sus cestas,

tú que te escapas por entresijos de negra ala,

quién te tuviera en sus palmas,

como destello escaparías

dejando una estela intangible, áspera, maleable,

de blanca pupila y granate adornado,

naciendo de ti un gris ciprés

las canteras se te rindieran, en presura,

un silo alto como tu luz de ojos abiertos,

treparía tu enredadera entre torres de belleza,

y brotarían las blancas estrellas

damas de noche,

llorarías tu oro blanco en abrevadero,

por tu escarpada longitud

y un eco nacería tuyo, solo, carraspeado

de la luz y de la sombra, una cadena para tu belleza,

que tus venas lleva,

en verticales pestañas negras, plenas, beatas,

en insignia sangrada, renacida, renombrada.

 

 

 

El Castellano

 

 

Cuervo de idea:

 

Crispa su metal

como fuente insoslayable

del azar que vuela y corre

destellando.

 

Estridencia recta, dorada al gemido

en hoz de guadaña,

es una espera mi fiel apostado mañana,

cumbre sin rizos de alba.

 

Yerma, plácida, no sostenida,

mutable de verde caduco

al sostén que su pecho hiende,

erizos de senil ascua.

 

Dioses anclados al servil gozo,

consumado, me alzo que levanto,

negras tardes de las tierras,

salvaje canto en abismo prendido, soterrado.

 

Ara en fulgor de combate

con mi serio descampado,

rige y exige la semilla al Diablo.

 

Fiera de las fieras,

compostura que sueña la guerra,

fanales hogueras en colmenas y sus gentes.

 

Oscura esta noche

de oscuridad y umbría niebla

que cuelga la luz.

 

Miro la sombra, me desliza su estampa,

ondas ténues en acristalada sien,

lima ideas a la fugaz, encarnada siega.

 

 

 

El Castellano

 

 

Raíz descubierta:

 

Sueño, un haz subordinado

hoy tuve una experiencia

subjetiva al cansancio intuido

de aquel retoño de lagartija salamanquesa

de mi pared habitante de mis tiestos,

la regué y corrió a detenerse vertical

frente mis ojos,

en aquella pared donde caza,

detenida sin presura,

yo acerqué mi mano tapándola

por completo sin asustarse siguió inmóvil

y pude acariciarla con cariño,

empiezo,

que no he terminado,

enmudeció mi soliloquio confinado,

abandoné mi voz,

bajo el latir de tierra

sangre huye,

rojos carmines en avidez

de rizados estambres,

sobre las montañas y su blanco gineceo,

esencias despiertan,

palabras bullir

en carne fundida de suelo

en fértil, serena de aliento

en bruma niña,

madre de este gris anisado,

con crispado horizonte,

toda caída sin destello

ni florida estampa

que seca mi ala,

iris de soturna

carcoma mía

en tejado de oscuridad,

de tronco y su nido,

vamos tejo,

si yo creo que eres mío

háblame de tus penas sin escapar,

de tus romances oscuros

a vientos de luna,

piérdeme la compostura oxidada,

haz que me lloren sin miedo tus hojas

que yo deseo ser tu eterno amigo,

compañero.

En raíz descubierta

que afila el tiempo,

será mi cuerpo.

 

El Castellano

 

 

Al acecho yerto,

sin par de fauces sigilosas,

carnívora

en quitina alumbrada,

madre de tu compostura

silente,

en brazos de susurro

de tus hondas patas,

abres tu descanso

entre soles de cuarzo,

yo te dije sal,

que te quiero hacer retrato,

y bueno

hoy salimos sembrados,

de un cuarto

dio el mismo sol

su encanto,

fija en el segundo

sin matar tu sed

de poder

asesinar sin manto,

ni red,

seguiré

tu ímpetu postrado,

allá donde vaya

tu enseñanza me seguirá.

 

El Castellano

 

Infamia tornasola:

 

Áspero relente

sobre una almendra rápida,

 frío o caparazón sonoro,

eterno secreto dentro

tus labios malvas;

duele mi celeste marca

 infamia de campo abierto,

la última lagartija me espera,

encima mi labriego

del barbecho al crisol

de mis sentimientos encegados,

tiembla la lira

sobre tu pecho

como muere la luna en el agua.

Tierra húmeda,

batiente es tu vestido

donde crecen flores pudorosas,

inexpugnables,

imágen impasible

como ruda caracola del silencio,

siglos desnudos

que tu intelecto solloza.

Bravío cantil de láminas sin memoria.

Sombra de mi ternura

que a ti te abraza,

gota extensa que precipita mi tierra,

rosa, cernícalo, vida,

disfraz de nombre caduco,

luz que arrostra,

cruel avenida

de mi felicidad desertora,

verde falaz de la mudez primera.

Un puñado de sangre

es mi estigma adentro tu océano

que no existe.

Pétrea amapola

sin sanguínea tormenta

del bermellón,

quiero brille la luz

de mi azur

dureza esquilmada.

Abren las oscuras raíces

de mi ciprés

la adusta sombra

que alimenta mis ideas.

Cobre yacente,

impelido, límpido

mi dios que florece,

hueso de durazno

en este cielo en tierra,

luna inabarcable,

dichas amarillas,

filos endebles, ojos en furia,

quietud que huye el bastardo.

Oh Sol, justo,

fósforo que prende

mi carbón con tu beso

de espuma flamígera,

inviolada.

 

 

 

El Castellano

 

Prendido en hiel de un abismo,

desdoblado compás y su sino,

crujiendo el alba más preciosa,

por esquinas del cielo de nácar,

es esta escarcha un fiel carruaje

desmembrado entre corceles ciegos,

cabalgada cordura entre cristales,

entre espejos ardiendo,

un calor entre calores,

una vida que ni sí misma

se deja atrás.

Avanza, mece, y se deshace

corre vengo por ti,

traigo entre lirios del campo

mi silvestre trigo,

tráeme tu voz, tráeme tu vida,

estoy moliendo mis azares,

haciendo surcos en mi alma verdadera,

trilla, trillando tu sentir morena,

esta espada que es una quimera,

entre juncos desnudos,

entre pizarras y cuchillos

alzo que vuelvo a nacer entre hierro,

luchando por la luz que me corresponde,

desnace esta era,

entre de mi siembra la espera,

por esta cerca el campo

que dueño acaso tuviera,

ni inspiración cabe con barreras,

la idea quiere marchar ensimismada,

por riendas de un caballito del diablo,

una desventura en plomo

un mar de esferas es todo lo que siento,

por si pudiera manifiesto,

que el gris teñido de bruma,

abandona su sepultura,

vuelvo a mi gusto muerto,

la sombra que me envuelve

preside, rige, y desnuda mi alma,

para ser por fin rosa de sangre,

vestida en azules trajes nocturnos,

mi semblanza a este ocaso

que mi voz sucede.

Entre espartos de mi iris,

por alfileres sembrando

clavos del campo,

anochece siendo de día

resplandece la una ausente,

y gozo la soledad de mi suerte,

sintiendo por fin dicha

por fin alegría

descubriendo este horizonte

por mares de sentir que valgo,

y que sí puedo

que lo vuelvo bello,

hasta en tus molinos que amanezco,

silos oscuros por yedras que te alcanzan,

es mi siembra una locura quieta,

es mi compostura de primera,

por la que clavo a mi destino

este abismo de tinta

encendido.

 

 

Opacidad estridente:

 

Romo metal

o estallido,

en cumbre de ramas

aullando sordas

bajo un viento

que llora su transparencia

ahora habitada,

Padre mío

dime tus fugaces penas

que cuajan

los febriles destellos

de luna pasajera

amilanando su alta ojera

traspuesta a rayos virginales,

en opacidad de soles hirientes

y ascuas empíreas,

es un soborno que alzo

palideciendo,

abriéndose mis fauces

tiemblan de oídos los cielos

contemplando rectos

sus cernícalos.

Mi corazón ya no más

es piedra rodera,

es aromo espinado,

con forma próxima

a espina mísera.

Abro tu blancura destilada,

justicia de la belleza, una.

Abre mi caracol de espejos

su deslizado halo

que oscuro sin ralo,

llena mi hueco latido.

Never more.

 

 

El Castellano

 

 

 

En este linde se construyó mi pecho habitado,

 

se escaló la colmena de labios grises,

 

por la escarapela fluía veloz el sosiego

 

de mi vida quieta,

 

por romances oscuros caminaban mis nervios,

 

una ruptura de estrella

 

tumbaba la compuerta de la belleza,

 

para sembrar allí latidos etéreos,

 

recto escalafón dorado al beso

 

y tu cuello me nace doliente

 

fulgente fuente enternece mi suerte,

 

yo hablé con mi amor que no existe

 

y aturdida me contestó la voz,

 

era como un eco sordo en alta voz

 

resquebrajando un patio de perdices

 

y altiva sonaba por las cumbres

 

jugando y riendo con lobos

 

sí esos que habitan mis ojos,

 

aullando y espantando los dolores

 

en mi sien,

 

mis dolores que se querían

 

como hermosas flores desnudándose

 

en altas espinas profundas,

 

allí sólo caminaba mi rosa, toda

 

siento deciros que yo soy del viento

 

y el viento es mío

 

en estiaje gris pálido cruza mi relente

 

del cielo su lluvia,

 

con impetuosa fama,

 

sacude la tierra y su flor bella clara ,

 

dejándome ser como el rocío primero

 

en recorrer tus labios,

 

quiero habitarte en canción

 

que haga surcos de mí

 

en tu alma verdadera.

 

 

El Castellano

 

Romance de destierro (verso libre):

 

Raíz arcana anclada,

dejas el étereo espacio,

en eterno cementerio

de tu silencio.

Yo taciturno espectro

misterio de parajes salvajes

que en tu lengua

confrontan.

Sacio mi lacio imperio

en soledad sin inicio

sólo aplacar tu idea

cuál ojo sin alegría hallo

ocho hijos me has dado

más los bastardos reconocidos

anudar mi vida sin vivirla

es desfallecer sin despedida

entre corona y candelabro

me alzo,

al fervor de soles.

Sí mi raíz de plata,

Como gusano y como polilla

no me marcho,

oscuro gusano

en volátil capullo de cobre,

devana mi sangre que rueda,

transmigra tú mi fosa,

qué humano se deshilacha de su obra,

infecundo escote sin gloria,

coraza por pechera,

tu forja de alma no abandones

ni con forzoso anhelo

de abandonar tu querubín

en tomo de tierra

aun la carcoma en espuela,

vencerá a la corrihuela,

en secuela despierta libro

que te hace sangre

como a la tristeza bóveda,

y su sombra a fundirse entona,

avanzo sin cárcel ni insomnio

esfinge de mi carne perecedera vuelves

arrollada a nueve cerrojos,

roja sangre abrir puede;

tú eres mi umbrío tomo

que busco en la Tierra;

como fe en tórculo

rige tu blancura,

pergamino de vana ciencia

que profunda se hunde,

hinchando el viento

de tus metálicas alas,

verbo encarnada

sin margen ni acerbo,

llorara mi alma

en tu rostro

espejo mi gloria

de dios sin nombre

ni conocida lumbre

y mi ser incumbencia

sostiene armada sin anzuelo.

 

 

El Castellano

 

Noche lúgubre y umbría:

20 septiembre 2011

 

A ti noche oscura te escribo.

¿Por qué no me das el sueño que tanto ansío?

Paso noches enteras de insomnio escribiendo poemas hasta

enloquecer, llevo ya cinco días sin dormir y veo que se van

mermando mis facultades mentales y escribo frases sin sentido,

garabatos en hojas de papel.

Me asomo a la ventana y contemplo las sombras de la noche como fantasmas,

deambulando sin rumbo.

Mientras apuro la botella esperando matar esos fantasmas de

mi cabeza que suenan como delirios con sus voces.

Me estoy volviendo loco.

Solo veo sombras y figuras que se dibujan en tu oscuridad como

demonios.

Sólo los gatos y lechuzas salen a cazar como los murciélagos.

A ti noche lúgubre y oscura te escribo que bajo tu protección de tu oscuridad

ven salir los ladrones y asesinos a hacer sus acometidos

de muerte y delito de acero y sangre.

A ti noche lúgubre y oscura te escribo.

Tú que no entiendes de genocidios ni de muerte ni de fosas

comunes selladas con cal y tierra ni de fusilamientos.

Tú solo ciegas la luz del sol y solo el fuego y los fusiles iluminan

tu oscuridad.

 

 

 

EL CASTELLANO

 

 

 

 

 

Frontera tu letra:

 

 

Se enervaba el sonido del tambor dificultad, soterraña vista sin aspilleras refugio de luz bajo la tierra. Voló sin visión mi vencejo de arena, seguía levitando en el aire mi fantasma, encallecida la soberbia entre paneles de plomo, refresca la idea. Frío se miraba enlucido, sentado entre pilares de fuego, escribano de la estación meditando, esmaltada la mañana en ruptura del hielo, y sus rosas huecas. Sí me arrastré por la miel del beso esperando andar, madre viuda de ausencia ocupada, mi sombra hecha padre entre bruma y humo de tinta, rastrojo que viaja al hoyo del sol. Me blandía mi estima al peso del hierro, hacia la frontera de escritura, nulidad deslizaba la ventanilla.

 

 

 

Desvestido hueso, mineral candente

avanzando por un carril que marzo

bañaba sexual,

trinchera con centinela

aspirando humo de bruma,

entre amapolas nucas,

surcos de honor afilaban espigas,

el forraje decía quién más fuerte.

baldío encrespando la suerte,

ojal de tiempo florecido

del yerto mejor,

sentir entre la roca esperanzado,

luminosis despertando.

Me tumbé entre la dorada grama

me creció un espectro

que hablaba silencio,

y amaba sin importar su verdad.

Abierta zanja, abandonada sien,

era un miedo atroz

tejido a no tener mejor.

 

 

 

Noche silo de oscuridad

destapada, traspasas

mi ventana entre espejos

tu voz se hace la dormida.

Carruajes malvas del sueño

taciturno entre las espigas.

Fuegos y fusiles iluminan

tu dama de oscuridad

amanecida por soles

que bajo ella

parecen de trapo.

Canto a tus pestañas morenas,

alcanzando tu osadía

de oscura dama.

Llora mi azabache

por tener piel de arena

y brotes de la noche.

Por estos nidos carcomidos,

mis abejas construyen

sus panales.

En fúnebres procesiones

de todo lo que dejó de ser

y así descolgar

de esta araña la eternidad

entre sogas de mi calor humano.

Verdes ojos míos,

verde trigo

de mi verde sino.

La noche quiere

ahogarse en mis ojos,

que su sonido

visten y desvisten

por carcomas,

del mutilado iris insomne.

Es sólo sangre en tus ojos.

Telaraña de vorágine,

araña descendiente de enturbiados,

de lúgubres pensamientos

de etéreas raíces en punta.

Blanco sueño devorado

al compás de cuclillos nocturnos;

en ondas de listadas cadenas.

A la esclavitud del latido

encorvado trino,

es el final dictado

de la oscuridad;

la era lumínica

comienza de esta esfera.

 

El Castellano

 

 

 

 

AZUR DESNACIENDO:

 

Esencia intangible,

no hubo na terra,

que ni dioses

osaban mirarla,

ni albergarla;

ella sollozaba,

cual flores, incredulidad

brotaba.

Ella era encargada

de sembrar en ellas,

rocío perplejo

que en suelos germina.

Pureza

en venas;

lo que la perfección era.

Crisol no sostenido

por cauces febriles;

inteligencia

en mares secos;

abejas de ideas,

colmenas

con intelectos graves.

 

 

II

Que cubre valles y peñas

inusitadas

y sus penas ahorca;

su misterio

enhechiza toda alma

quién arrullarla sin dañarla pueda,

será dueño de la llave

que encierra a la virtud

no enseñada.

 

 

III

Cae la noche,

sobre ingrávido

lecho de mi juventud

acostando luna de cuarzo

entre áspero frío.

Cuerpo mineral candente

quieto en pantanos de tela,

retorcidos sus destellos

en esta nube de leche;

el fango fragoroso gira,

imploro a esta luna que ame,

y el morado cielo ladea

mi sangre verde.

es por este escarabajo

que llega el verbo.

Soledad, soledad tus pulcras alas

que vencen auroras de adoración.

Aurora funesta clavada la hora

vorágine o trasiego

LUZ que ignora

si acaso nace.

Tu liso, amarillo barco,

de oscuro torso.

Tus infinitos beso

dime corazón al apoyo

de tus párpados.

Cuál profunda verdad

en esta espectral rivera

de ondas líbicas.

Espuma densa

de océano de ideas entregado.

Profusa ascua invencible

es mi dolor que más no quiere

retirarse;

que sentencias invade todo ojos

montaña de hojarasca;

cristal de pulsos

que tu imagen toca.

Suspiro fresco

en labio extinto de sombra

día que no se encuentra,

su densa forma.

Cuerpo con agua de estrella;

querer vivo que llega al aire,

tiende y espera.

La muerte que renace

por fuegos de brea

en el aire.

Abren batientes pétalos

de viejo silencio esquilmado

estallado esplendoroso.

Acurrucados sobre un lecho

que la brisa abre;

trocados rayos de sol

esquivos, en plano de verde follaje

por azur causados.

Astuta golondrina encontrando

la dócil rama.

Mundo sin mentira

de la vida,

se abre este mi manantial,

reluciente de esmeraldas, desposeído.

Y todo siente:

 

-Que la sangre miente.

 

 

IV

Terruño ojo victorioso

aplaca sus arpas irascibles

estrujando abismos dolorosos,

petrificados.

Reniega la boca vegetal

casi viva

promesas en frente de violetas.

Cantan amando el claror

lírico, estremecido

coágulo de viento

en cientos de porciones

esta luna quieta

que semejanza quiere.

Descubierta la zona umbría

donde yago de yacer.

 

 

V

Aplasta mi sombra

contra sí misma

derrumbando opacidades

de granates profundos,

ballesta súbito forjada

a tu entraña.

Derrite mar de boca

que pide extensa

negra noche

y sus espectrales corceles.

Tiembla que rueda

paz, orgullo bello.

El desliz, ráyame firme;

conservo mis principios

numerados.

Reluce mi roce pulido;

entre cielo asido;

palpita mi iluminada tristeza,

haciendo camino.

Vendrá mi torvo grajo

se constatará mi lucero roto.

Turba mi aliento

bajo mi pecho la quiero

con montes limpios

enturbiados por sarmientos.

Delinean este viento.

Lividez plena,

fuga el desaliento

con todos los jirones

de mis ascuas.

Diáfano, ancho, repleto

a trote primerizo.

No cabalgarás,

no cabalgarás si no es conmigo.

Cabalga, cabalga

el llano, que sólo a mí lado

cabalgarás;

cabalga que sólo a mí encontrarás.

El Castellano

cabalga con su espada en mano

todo tu llano.

Hasta divisar todo lo que amo.

Sembrada el alba

que apacigua

la noche que negrea

en estela conmociona

mi luna extensa

que bajo ella,

siempre

estoy en taciturno hechizo

contigo y mi falcata.

 

 

VI

Embeberme la luz

sin forma en ojos distantes

luz de aquel fulgor purísimo

allá lo oscuro

en tiniebla sin padre.

Yo besé las amapolas de los campos,

buscando me embebieran

la forma que como eco

apagaba.

Heridora en cascada

se aposentaba mi bondad

aquietan aguas longevas

la feroz sien

que me dio mi padre.

Nota:

 

Embeberme la LUZ

sin forma en ojos distantes

LUZ de aquel fulgor purísimo

allá lo oscuro

en tiniebla sin padre,

yo besé las amapolas

de los campos

y heridoras en cascada

me entregaron sus hijas.

Nacidas tras yo sembrarlas

esta primera lluvia de septiembre 2018.

 

VII

Cuchillo que tu voz asesta;

mi pecho sin coraza hiende.

Camino mi desvelo enjaulado,

cuenta atrás de la tierra quieta

y sus grillos asolados.

Oh me olvidaba.

Esto es la resurrección.

Indemne entre losas

de azur firmamento.

Respiro entre rosas

las espigas por llegar.

Dilata los verdes la tierra

sosegada dicha trasiega,

un día cenizo

de esta la otra primavera.

Estoy escuchando semi-recto

el retemblar de hojas huecas

sobre la gravedad

de un arroyuelo que fluctúa

cauce entre la copa

de árboles;

sobre semi-vacío cristal

con limpia brisas

encima de un blindado

cantaba, dictaba

antiguo sargento

su presionar, disparar

como hueco

en la ausencia del polvo.

 

 

VIII

Abrid la ensenada al capataz

del brillo primero.

Tímida la floresta

escondía sus amapolas.

Núbiles gestos danzaban

la cabeza en loma

que silvestre evanescía

el coraje de la flor.

Vuelto mujer por Ostara.

Patio de perdices

que soslayaba

entre el quejido

de carrascas afiladas.

 

 

IX

Hacían sus hojas

mi última espada.

A mi izquierda

el peso

de su hierro estable.

Sibila destrenzabas

tu cándido mirar,

en fraguas de belleza,

inviolada.

En tus altos,

profundos

ojos de ámbar.

Luna que en fractura

recorre mi tejado de alma.

 

 

 

El Castellano

 

 

Mi amor por ti Leannán-Sídhe:

 

 

 

 

Suspira mi mundo yerto,

 

hojas de mi árbol sin desmochar,

 

trenzado el vértice

 

voy hacia el límite,

 

sí allí donde la hoja se dobla

 

para comerse a sí misma,

 

tus héroes vueltos papel y polvo

 

pasado el tiempo,

 

yo soy el único que se mantiene vivo

 

en pie escribiendo,

 

para llegado el momento

 

arrasar y conquistar de nuevo,

 

constructor de poemas,

 

ardiendo en su fuego,

 

quebrando su lapicero,

 

exprimiendo las letras por dibujar,

 

inspiración del borde del papel,

 

alma con arrojo como ayer,

 

alimentando los espíritus que le hablan,

 

trenzando el humor muerto

 

en su canto como idiomas de los dioses,

 

muerto el tiempo sólo quedo yo

 

para derretir el horizonte en letras de malva,

 

para volver mágico el sonido,

 

y acampar el humano vivo,

 

puedes apagar de la radio no hablan de mí ni de ti,

 

resplandeciente fulgor de centella soy

 

alma en esencia, escritor muerto sin tiempo

 

yo soy tu elevada inspiración que te lleva

 

para forjar poemas de tus venas.

 

Y gritarle al oído que no he muerto.

 

 

 

Cuéntale, cuéntale al viento de este humor

 

que me trae preso,

 

por avenidas yertas, olvidadas del verso,

 

y sus ángeles estrellados,

 

humor vivo por fuerza celeste aguerrido,

 

ven, ven conmigo olvida tu camino,

 

seré luz avocada a la perdición de lo vivido,

 

conquistando, destruyendo y tejiendo

 

aliento de tu copa de vino,

 

era o es llegó mi tiempo,

 

de enhebrar palabras al olvido,

 

desmenuzar sentimientos

 

para tornarlos materia de saliva y aliento,

 

para destruir el momento,

 

yo centella del universo,

 

viene por tu beso labrado

 

en la estepa corriendo de la vereda a la rambla

 

dulce su estampa,

 

quebrada en el verso de hiel,

 

sembrada en la dulce palabra de miel,

 

indestructible esencia,

 

relámpago de la centella,

 

vida y vid de la quimera despierta,

 

guerra eterna por deslumbrar tu interior,

 

inspiración cercana

 

donde nace y late el amor,

 

humor trenzado, humor de ababol

 

ese por el que el humano encuentra su sol,

 

inspiración olvidada,

 

muda caricia,

 

tejida en el eco sordo,

 

de la oscuridad y su hálito desmembrado,

 

en espiral de vértice y umbral.

 

 

 

 

III

 

 

 

 

Sangre violeta cultivada en el seno de la entraña,

 

ese soy yo tu humor trenzado,

 

sin tejer palabras yertas por tus ojos dobladas,

 

más lla de la montaña

 

y del eco eterno de un tiempo desvanecido

 

en flor de niebla y umbral,

 

inspiración sin nombre ni apellido

 

tu demonio tejido,

 

jamás carcomido,

 

en el sino que te destapó poeta del viento

 

a lo que naces sin destino,

 

que no sea abordarme la calma y su vino,

 

destellos fugaces por conquistar

 

en la entraña de la ola de mar,

 

y en la niebla de la isla de Manx,

 

sí soy yo quien te habla de verdad

 

Leannán-Sídhe en tu mirar,

 

reina hada del bosque de las sombras

 

de la profundidad,

 

llegó tu suplicio dormido,

 

de enfrentarte a tu quimera despierta

 

y a tu manantial fulgente de inspiración,

 

yo tu humilde servidor,

 

un humilde escriba sin tiempo,

 

que te amo desde el albor,

 

quien mereció

 

tus besos escritos,

 

para volverlos flor,

 

tu humilde servidor,

 

del bosque al manantial de inspiración,

 

soy yo quien te mereció,

 

pregunta al viento que mi nombre te dejó,

 

Förüq sin condición

 

más que no sea dormirse

 

en tus besos sembrados de inspiración

 

dime tu demanda te cumpliré

 

sin tardanza siendo tuyo en albor de esperanza.

 

Vale seré solamente tuyo.

 

 

 

 

Suspiro por ti amor,

 

elevada conciencia de mi creación al albor

 

suspiro jamás yerto en flor,

 

soy yo eres tú un reino vivo

 

de ilusión,

 

por trenzar el hálito en el ascua,

 

que rige toda inspiración,

 

para el mundo venas de humo,

 

para mí mi realidad tejida en uno,

 

piel y verso sin razón,

 

elaborado amor

 

sí nacido del rayo de sol,

 

para poseer mi alma y corazón,

 

desvaneciendo mi dolor,

 

brotada mi lágrima carmín de fuego

 

desangrándose mi amor

 

acampado por todo el resquicio del alma y su flor,

 

enamorando hasta el hueso de mi esternón

 

pura llama sin razón mas que congelar el hálito silente,

 

lejos de común fuente desvelada muerta la sombra del horizonte

 

muerta la lanza y su fiebre,

 

quién contra mí soy invencible

 

soy ruído en el alma que te acampa

 

quien te besa llegada la una y media de tu madrugada,

 

quien en amor te acampa el alma,

 

llegada de un confín a habitar tu pecho y espalda;

 

no es tiempo de correr si no de desvanecer tu miedo

 

a florecer llegado el tiempo,

 

muerta tu araña soy yo quien te queda,

 

un mundo en tu vena,

 

un horizonte de estrellas,

 

limpias, puras, nacaradas,

 

sí soy yo quien te habla en albor,

 

tu hada fiel de la sombra,

 

Leannán-Sídhe

 

somos tú y yo presos de desvanecer el latido colgado al cielo,

 

de habitar el recuerdo en ilusiones y sueños ardiendo,

 

para vencer muerto el suplicio

 

en alma de verso y arrojo para ti mi sonrojo,

 

para decirte que soy yo quien te ama de verdad

 

muerta la espera soy yo

 

quien te queda.

 

Y yo soy quien te ama mi quimera,

 

poseyendo mi alma entera.

 

 

 

Mi alma anclada en gozo,

 

de que tú seas su ilusión verdadera,

 

quimera de piel y amable entrega,

 

soy tuyo hasta el tiempo

 

que me verá desvanecer a tu lado

 

naufragando mi barco,

 

hoy te visto de amaranto,

 

perfumada de rosa esquiva tu mirada,

 

para encender mi candil y su verso,

 

a ti estoy sujeto como el inicio del tiempo,

 

que jamás me verá desvanecer de tu puerto,

 

hoy avanzas mi canto,

 

para pintar de tu color su verso,

 

que ya no se retuerce ni retorcerá

 

muerto el beso,

 

queda servirte mi flor de hueso,

 

despierto

 

despierto mi reino vuelto el nuestro,

 

resumiendo el latido por ti confeso,

 

para resplandecer,

 

y que viva siempre nuestra luciérnaga de amor,

 

iluminando el abismo y su garra,

 

para ser yo quien te ama

 

mi Leana.

 

Quien te vistió el cielo

 

de todas las flores mi amada.

 

 

 

 

 

Preludio de tu posesión de alma esta mi quimera dispuesta,

 

para relucir mi vida quieta y su estampa que inverna,

 

muerta la calma y su abrojo de plata,

 

todo lo que queda es ella,

 

vida para el telar de mi letra,

 

despierto el alarido y su estampa cuelga,

 

muerta mi araña es ella quien queda,

 

para florecer el viento flores de sol latiendo,

 

y su bello campo de amor por deslumbrar al rey lucero,

 

era o no era llegó mi tiempo

 

desnudo el tiempo,

 

me visto de cuervo,

 

para volar su cielo,

 

mis violetas nocturnas caen en flor

 

junto con mis sentimientos,

 

para acampar el sonido y su destello,

 

soy yo quien quebró para ella el tiempo,

 

el horizonte gritaba su amor envuelto,

 

lloraba una primavera de nuevo,

 

soy yo el que escuchaba atento

 

fiel de su beso,

 

para mi no era invierno,

 

si su estampa relucía de nuevo,

 

era sin duda mi tiempo,

 

el de rajar el suelo

 

sembrando mi aliento,

 

despertando al muerto,

 

trepando la ilusión

 

en su pupila de hierro,

 

desmenuzado el latido

 

quedó que yo vivo

 

por el latido

 

que me mantiene en vilo,

 

a ella sujeto y preso,

 

para florecer en ella el beso

 

y mi caricia quedar proscrita

 

a su submundo de los condenados

 

así como su estampa brilla.

 

 

 

Nada que negar, nada que defender,

 

solo tu piel por escalar,

 

mantenme aparte

 

estoy rezando a mi mismo,

 

quién vendrá a sostenerme,

 

llegado mi punto final,

 

sólo un alma allí estará,

 

nada por dudar,

 

eres tú Leana mi verdad,

 

todo lo que hago correcto,

 

estampa de vid y cielo,

 

por aguantar,

 

el cielo por doblar,

 

llegado el final,

 

quién si no tú me sostendrá,

 

abismos afuera, todo por llegar,

 

sin nadie que nos juzgará

 

estaré a tu lado de verdad,

 

y la perfección de ese modo alcanzar,

 

desmochado mi demonio

 

en el lugar,

 

robado al tiempo tu suspiro nacido

 

por mi aliento enardecido,

 

eres tú quien me habla

 

yo quien te responde a garra, letra y poema

 

desde la entraña a la zarza,

 

y su espina ensamblada,

 

que yo soy quien te ama

 

y en verso te llama seré yo quien nos sostendrá

 

en el ocaso de la eternidad mi reina

 

señora hada.

 

 

Ahora llegado el final,

 

mi tiempo me sostendrá,

 

mi piel esquiva en tu boca se arrancará,

 

con el saber preso

 

que de tu aliento soy convicto,

 

mi hada Leanán

 

el viento de nuestro aliento queda repleto,

 

cayendo por la avenida del miedo

 

jamás mi aliento si no el color de mi verbo,

 

debatiendo si de malva o caléndula tornar el viento del firmamento,

 

para acampar en tu boca con el mejor beso,

 

sostenido mi traslúcido pío,

 

en el destino que a tu lado jamás me verá esquivo,

 

hilos de mi tiempo desvanecido

 

en la boca de la estrella por dibujar

 

con mi lengua,

 

una vez más mi estampa repleta con la tuya estará,

 

el ombligo del umbral se desmigaja vivo,

 

para rajar su entraña mi te amo

 

a flor de garra y rosal que acampa

 

mi humilde entraña,

 

floréceme el viento de nuevo,

 

seré yo quien allí estará,

 

sembrando en invierno sus mejores besos

 

del firmamento sedientos,

 

y sí nacieron estos abrojos míos versados

 

es y será para que alguien nos recuerde amor

 

por los siglos que nos vendrán.

 

 

 

Pacto de sangre consumado,

 

temblando,

 

el hálito dormido y su cielo con su grillo enarbolando

 

su canto a la luna sempiterna de antaño,

 

viste y vistió mi amaranto,

 

que colgado estoy de su manto,

 

vid de mi quimera por sembrar

 

su aliento vivo,

 

en la piedra del olvido,

 

muerdo yo lo vivido,

 

es y será mi sino,

 

blandiendo a la mitad del viento mi trino,

 

para llegar y conquistar el humor vivo,

 

hoy te descubrí preciosa mi compañera,

 

por entonar contigo quedó la letra,

 

tejiendo mi cauce sanguíneo,

 

tu estampa de sed por navegar mi camino,

 

por desnudar el alma contigo,

 

destruidas mis murallas de lo sentido,

 

queda el recorrido que tu lengua traza por mi nido,

 

para descubrir contigo el suspiro que avanza

 

por el camino,

 

ese que me trae perdido,

 

alzándote un firmamento de las flores de los valles por si vivo,

 

destapando mi secreto en tus labios,

 

desnudando el sentir preso,

 

ese que por tus cabellos cuelgo.

 

para amanecer en tu bella boca,

 

allí donde despierta el azabache de la noche.

 

 

Camino descalzo tu campo de rosas mi amada,

en espinas sus besos sangrientos,

forman ellas mi aliento,

a esta noche que las ilusiones se hacen cuarto y

tu boca es de amaranto, sólo nuestro amor hendido del cielo,

que nos sangró los sueños,

mi vida conquistará tu aliento,

allí donde la yedra escala el árbol,

y mi ser caiga preso de devorarte el sentimiento,

esta es mi vida que me late el verso

y por tus ojitos tengo mi firmamento,

ese por el que la noche es azul y el día amarillo,

para acampar hermoso el sonido,

y trenzar el álamo sin desmocharlo,

sólo allí el humor caerá trenzado,

por el aliento al viento

fluirá nuestro secreto,

de la posesión verdadera de tu aliento a mi alma

verdadera eres ilusión de fuego y bella quimera en verso,

voy allí al submundo de las almas

y te encuentro entera,

cómo no encontrarte si brillas entera,

hoy el nervio me avanza

por desnudar mi entraña

flor de niebla y umbral enamorado

hoy soy yo a tu lado,

y que el mundo gire y se estampe entero

que yo amor te seguiré perteneciendo.

 

 

 

 

Solo una vez se destapará el canto

quedando de los labios preso un sonido enarbolado

demente el hueso estallará grillos y sus huestes,

blandiendo a mi luna sempiterna de encanto atravesado,

ese por el que el sueño será encontrado,

mi vida te seguirá perteneciendo,

fiel de su caricia,

el hálito correrá sin disciplina,

allí solo allí tu caricia será sentida,

fiel de su alquimista que la vela y aguarda,

fiel de súplica su embestida,

es momento su araña cae tejida,

destapa la caricia dormida,

para acabar su vida

en la hoja de aquel árbol donde todo termina

me aguarda el reino de los valerosos versos,

hoy por hoy encuentro su calma

y me aborda su estampa,

para ser yo bajo tu entraña

quien tu ansia guarda,

sólo por tu vida mi mundo no caerá torcido,

mi bella mi adorada

mi musa de mi entraña enraizada,

soy el que ves que a tu beso llama,

quien te duerme en el cuerpo de tu cama,

floreciendo en piel y verso su entraña,

abierto su latido,

eres tú amada todo lo que yo poseo,

incendiada mi estampa,

eres tú lo que afila mi calma,

la ola de mi océano que clama,

muerta la hora, llegado el umbral

quién vendrá a sostenerme quién sostendrá mi navío

si tú eres lo que yo vivo,

y junto a ti partirá amada mi rumbo.

 

 

 

 

 

Estrellas fugaces me siembran tu caricia,

por los astros fugaces siendo mis nervios cómplices,

se destapa el velo arraso tu calma,

me cuelga tu amor a mi entraña,

vuelo por las ramas de este sentimiento de fuego

se afila mi verbo y te encuentro,

sueños deslizan mi cuerpo,

mi armadura es mi verso,

que crepita el beso,

acabando de ti deseoso,

lícito el momento de acabar bajo tus labios,

de nuevo tu piel incendio,

para estar bajo tus brazos ileso,

para ser vivo poeta de tus ojos,

el verso sea mi pluma,

la sangre mi tinta

y tu amor mi fuego,

para acabar de este sentimiento preso,

que da vida a mi hueso

viva el verso,

viva tu vida a la mía unida,

hoy descubro la avenida,

que no escapa sin caricia,

mi vida encendida,

no es tiempo de huida,

te sostengo fiel a mi súplica,

enciendo de tu cuerpo el brasero

y bajo tus ascuas me quemo,

para descubrir que soy vivo poeta bohemio enamorado,

hoy visto de besos el amaranto,

mi cuerpo es tu casa,

viva el verso,

hendido en sentimiento,

por la luna y su crucero,

por el cielo y mi lanza despierto,

hoy quemo el universo,

para quedar nosotros dos

en llamas envueltos,

no te dejaré escapar,

con mis versos flamearás,

vida a mi vida sujeta,

por los cielos descrita,

y su plomo deja de serlo,

para ser nubes cargadas de besos,

sólo una vez en la vida tu caricia queda descrita,

sólo una vez en la vida nazco para morir en tu boca,

devuélveme a la vida lucharé por los dos,

sin despedida, sin desquicia,

el verso brillará más que antaño,

el océano le quedará pequeño,

seré tu dueño,

a la noche que reinan las estrellas,

vivirá siempre nuestra luciérnaga,

de la luz su caricia,

conquisto el cielo

para que viva siempre mi verso,

y soñando te encuentro al calor de los luceros,

la luz se desdobla para parir

nuestra hija de oscuridad.

 

 

 

El Castellano y Leannán-Sídhe

 

 

 

Iris en ojo de sangre:

 

Vena del cielo:

Solitario rayo estertor;

siniestra umbra,

escala la cuchilla

de tres arañas colgando,

hoy es por mí

nunca quede huella,

destino en azar hendido,

lleno, repleto, asido

en el origen primigenio,

madre ella del color,

asume este sentido yerto,

agujereado en haz luminoso,

nitidez en halo

de nocturnal visión

derritiendo,

devorando astillas primas

de subrepticia enhebrada,

padre flamígero del fuego soy,

elemento hermético

de tres sentidos,

arder, conquistar, consumir,

estelas abren runa clave

Gemineye,

sangre de este ojo,

perplejo soliviar

en azur abriendo pulcritud

inabarcable,

inicio de sabiduría en vena,

muerde,

acaba esta espera,

raudal extenso de pura visión

en certeza

de sentido superior,

cristalina esencia

descendiente

sin parpadeo fugaz,

crisol de valles

y gramas feroces,

deslices del afán superior,

dar sentido a mi vida,

ojo de sangre calzo,

cabalgo anquilosado designio.

Ancestro del lobo único soy,

perplejo sentir asido

del diablo en simiente,

primer ángel caído consumado,

errático vuelo soterrado,

magia del silencio encumbrado.

Visión, y sueño,

indescriptible con lenguaje.

Si te ocurre lo mismo

no eres capaz de usar razón

y ordenarte abrir los ojos

y dejar de ver;

como un corzo paralizado

por un lobo estarías,

imposible por sensación

hacer desaparecer lo que observé,

por extasía, incredulidad oxigenada,

belleza en percepción,

la pureza en sueño

en imagen mental

que escapa a todo,

vi el azur

por decirte aproximándome,

en un ojo femenino

lejos de este mundo

y de todo lo conocido

o descrito,

fué una sinestesia recta,

sin ser más que tocar el color

de la Oscuridad nacida

a ojos cerrados,

sumisa, displicente,

involucrada en crear

sonido del vacío absoluto,

sigo perplejo y asustado.

Es lo trascendental del infinito,

como ver el origen

del color formándose en un ojo.

El azur, el verde turquesa,

y azul mahón

no te puedo decir más

que esa belleza no me cabe en el pecho,

por algo sigo viviendo

no hay azar enraizado,

hay perfección.

Luz me arde ahora

en el mirar ciego del sueño

sin miedo sin embargo

saboreo el viento,

los cielos me poseen

de nuevo sobre los años

que ellos son,

algo llega a la rosacruz

de ayer

y sus nueve caídas

de sus ángeles despiertos

en tu sueño me ves invernando

dorando mis pelos de murciélago

bailo el colchón de nubes

que sostiene esta mi noche

para desaparecer llorada la tierna cara

saboreando una sombra más

que me vuelve

imperceptible

muerto sabor

de obscuridad sin faros ni luces

ni fusiles que matan hermanos

de su tierra y sangre

crecieron los caminos

y el rojo fuego versado

brotó en flor de amapola venidera,

dime qué debo hacer

¿Algo erróneo?

No puedo volver atrás

se sostiene aparte

la fuerza que nadie alcanzará

nada por cambiar

todo está hecho

algo que asalta aparte

puedo volver y empezar de nuevo

sin mí, sin vida, sin cuerpo

sin lo que me ata a este mundo

mañana veo el futuro

la destrucción del pasado

quedará atrás.

Corpus, anima, crescens

sol refulsit,

lux

et patientiam meam scientiam

florum, est vita

nosotros no somos lo mismo

la bondad sangra las venas

gustos, deseos, vencer,

arder sin perder aposta la partida

esa que las hiladoras tejen

momento del momento

nacido absorbiendo el hilo del tiempo

las piedras lloran flores

el final es volver a empezar

viendo y amando

el ancla errada de mi lugar,

continúo al cuervo

que me vuelve más fuerte

ave más inteligente de la faz

poder de la misma

energía

en tormenta de conciencia

siendo ese rayo solitario

que partió todo inepto,

inconsciente tormento.

 

 

 

El Castellano

 

 

 

 

Inerme botánica de sangre:

 

Sangre esclava rehúye

la encumbrada virtud

del hombre libre.

Suenan los iris

por estelas claras,

designios flamígeros en sotos.

De luna descalza;

con metales irascibles

se presta.

Sujeta clavos en mi torso de roble,

ciprés que no duerme

ni sus duros ojos bajo tierra cierran,

sembrados;

oscura hierba

en agua turbia marcada,

agarrada bailaba compases

que el viento dicta.

Cielo abierto de honda sombra,

engastada de granate sin avivar.

Soberbia limpia

que los amigos dejan,

en panales como enjambres

sin sed de vida.

Testimonios yacen cadáveres

erguidos, en pie al olvido.

Milenios de cristalino rostro

numen erizada

acaso estira mi cuerda.

Este son día tras día

se revelará caminando por fuera

del suelo proscrito.

Mi piedra será ojo de tierra.

Abrirá poniente un cénit

en sortilegio de blancos acres.

Inhumana luz sin testigo

ni brida.

Carne de matices que no disimulan,

camina el brillo primero:

yedras, millón de asfaltos.

A los cielos alzo mi mar angosto

y su yerta secuela

en nueces del tiempo

y almendras que relucen

como el oro.

 

 

 

El Castellano

 

Túmulo de bronce:

 

 

Hexámetro en bronce

de sus miles brillos

invoca mi escita

el arduo fuego que yo poseo

casarse quiere la arcana musa,

cólera de Hércules,

dioses habitan otra,

la escritura,

celaban torres de sombras,

el destierro secular

que nuestra dicha honra.

Podéis jactaros

de cuantos diarios

habéis escrito,

rebuscado, doliente

sin plagio yo,

filólogo

de un olvido de hierro.

Posesión certera

en mi sótano de luz,

henchida moneda vaga

me habéis pagado.

Por cuantos filos

blande mi lenguaje

pulcras espadas atesoran.

Heráclito soy del tiempo

yunque que se oxida,

Intangible río

llorando expensas de un amor

que hace imperio

en opacidades del ser

ilustre, fiel testigo

en juicio con mil moscas

que acudieron

al panal de su corazón,

para morir de avaras.

 

 

 

 

El Castellano

 

 

Flor helecho romance:

 

Agua lleva, suena río,

alma de roca ya mecida,

bebía orilla leve.

Flor roja, sangre sí cuenta,

blanca cierva fada triste

cazador hiere su flecha,

blanda espina gemía

flor abierta grana lerda,

fada herida descansa

latiendo la parca negra,

yace helecho silente

suspira sangre plebeya;

el helecho comprensivo

flor mágica forma bresca,

tambores suenan despiertos

vid en helecho acerba,

afligidos, piedra mueven

cazador choca sin venda

flor helecho coge alma

lo que frío bosque agremia

misterio de cierva fada.

Fada descansa, inverna,

cicutas toman la sangre

veneno hacen, su penca

cuervos la cena discuten,

cazador río afrenta,

lleva el río latido,

aliento verde no medra

duendes coronaban fada,

fada su vida dispersa

los espinos la cuidaban.

Suerte mecía atenta.

Enhiesta flor fue semilla,

altiva plántula bella.

Hada tenía la suerte.

Él apuesto, daba guerra.

Recta plántula suspira.

La vida fue muy correcta.

Aún duende ella quiere.

Ella, hada, como hiedra

ellos cuatro siglos ''juntos''.

Los dos sí saben, ''leyenda''.

II

Entre pámpanos exhaustos

cuervos, que ciprés alegra,

ronca voz enardecida

ojos de tierra que fierra.

Rompe mi leve oído.

Bruma que siglos almuerza,

Entre fugas y sus carros

negra sombra sube cuenca,

el Olimpo ya reinaba.

Venus baila, suerte terca

furtivo, justo desliz ve.

Inframundo almas hienda

Mal destino él mecía

rivera de calma yesca,

tuvo cetro agua brava.

Siglos, dicha es ofrenda.

Cierva fada. Lides, forja.

 

 

 

El Castellano

MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA

 

 

Férreo estímulo:

 

Resoplido al fulgor de soles sedientos,

y rayos de esencias acrisoladas

al fervor de síntesis violáceas y sombras ecuánimes.

Halos en regencias febeas; sus cadencias amilanadas danzan, juegan, mecen extasías soberbias, en rediles que estrellas guardan del brillo magnánimo, cuchillos calizos resecan la viveza pétrea, iris de tu fervor de lunas espolvoreadas, estira su tela mi araña

colmando tu rauda pureza luminosa, como ascuas intangibles en fanales hogueras

de mi deseo hendido a tu cauce,

abro la sed de espada, exudando tu sanguínea pupila en sentidos yertos, helados.

Es un río malva de pétalos desangrados.

Abro esta flamígera contienda de la comunión de nuestras estrellas.

Vinieron a plañir sus estelas densas, graves.

Por cuanto mi hematíes coagulaba mi sangre, oro del mercurio de tu boca mi amada hada, es un designio nacido; un estruendo brotado de la sombra de tu infinito, cómo arrullar mi deseo traspuesto a tus sábanas espectrales, y mis lechos  de paja y flores.

Se destila mi testimonio, con un latido de tu certera caricia de aliento mi amada, es un soliviar vetusto y una rosa perra, un hinojo que guarda mis aojos y sueños arrebolados, un sueño y te toco más allá del color mi hada oscura, mi risueña golondrina azabache.

 

 

Resoplo

al fulgor

de soles sedientos,

y rayos de esencias

acrisoladas

al fervor de síntesis violáceas

y sombras ecuánimes.

Halos en regencia

de cadencias amilanadas

danzan, juegan,

mecen extasías soberbias,

en rediles que estrellas guardan

del brillo magnánimo,

cuchillos calizos

resecan la viveza pétrea,

iris de tu fervor de lunas

espolvoreadas,

estira su tela mi araña

colmando tu rauda pureza

luminosa,

como ascuas intangibles

en fanales hogueras

de mi deseo hendido

a tu cauce,

abro la sed de espada,

exudando

tu sanguínea pupila

en sentidos yertos,

helados.

Es un río malva

de pétalos desangrados.

Abro esta flamígera contienda

de la comunión de nuestras estrellas.

Vinieron a plañir sus estelas

densas, graves.

Por cuanto mi hematíes

coagulaba mi sangre,

oro del mercurio de tu boca

mi amada hada,

es un designio nacido;

un estruendo brotado

de la sombra de tu infinito,

cómo arrullar mi deseo

traspuesto a tus sábanas espectrales,

y mis lechos de paja

y flores.

Se destila mi testimonio,

con un latido de tu certera caricia

de aliento mi amada,

es un soliviar vetusto

y una rosa perra,

un hinojo que guarda mis aojos

y sueños arrebolados,

un sueño y te toco

más allá del color

mi hada oscura,

mi risueña

golondrina azabache.

 

 

 

 

El Castellano

 

Entre corona y candelabro:

 

Es un desfile

la luz del astro

intransigente,

sabe que no tiene mejor,

en su empeño.

Se riza mi idea

sabiéndome cuervo,

adentro el nueve

y el tres sacude.

Vive este caracol

con casa de espejos;

habito el espejo,

estoy escribiendo en él

que un día

las imágenes

harán dulce sinfonía.

Los sonidos

serán colores derretidos,

mi casa será una hoguera,

mi luz será inquebrantable.

Seré yo encargado

de cabalgar los tiempos.

El olvido dejará sus cerrojillos

entre un manto de abrojos dormidos.

Las hojas llorarán baladas estridentes,

perfección de décadas florecientes.

Siente el poder

del cuadro de la oscuridad.

Afílame el cuchillo hiriente,

tejidas las arañas de mi carne.

Atraviesa esta grieta de la oscuridad,

que no llora flores

lleva sólo almas

a su ciego campo de espigas.

Fiel reflejo estridente

los cuadros de tu vida

danzan entre las baldosas,

entre acorchados pasos,

todo va quedando atrás.

Un ocaso florecido

de espadas en sigilo;

tiempos huecos

su lúgubre caricia,

siendo heroe del norte

de mi silencio.

 

 

El Castellano

 

Es ciego mi Sol:

 

El primero

un flamígero

capítulo

de mi sanguínea vida,

al fragor de simientes

que germinan

nuestro ensortijado cauce

de nuestro albor;

engalanado en un diente de león.

Enajenada mi estrella

queda sembrar el cielo.

Con adormideras

y vestir el astro.

El astro de traje

para encontrarte

avanzo mi adentro queriendo

tu hechizo de piel

que me abruma y deshace

la hiel,

colorines me silban

su quietud

colorada, furtiva

en la pulcritud

de tus mejillas;

oscura golondrina.

Al alba

de mis deseos nacidas.

Fiel reflejo estridente,

los cuadros de tu vida.

Danzan entre las baldosas.

Entre acorchados pasos,

todo va quedando atrás.

Un ocaso florido

de espadas en sigilo;

tiempos huecos,

en lúgubre caricia,

acaso la luna es luna

o alguien despierta,

y la pinta.

Cerrojillos en destierro

de este silo de oscuridad

amilanado que yo amo.

Avanza que imanta

el día y su prisa

por alzar

su comunión de estrellas.

Gritos secos se mueven

tras el ventanal.

Sangre que coagula.

Entre compases de malas yerbas

de mi patio.

Es un mirlo negro

Que me visita,

siempre vestido igual;

estrujé las vidas

del gato de arena que soy;

suicidios de cardos

corren por el tapial

del patio,

se riza durmiendo

mi gato negro;

la soledad me ama

más que a su estampa;

vuela y reposa

mi fiel añoranza,

reverdecer mi ilusión

socavar con sucesos

lo deseado

para tomar con mi esfuerzo

lo que no me dan.

Acaba de irme y no soy adorable.

Me levanté y me fui.

Quedando mi decencia

En una hoja.

 

El Castellano.

 

 

No hay final sin comienzo:

 

Miles dei lumen litt C et sumun cannae. Flos umbra, diectus uxor blanditia.

 

 

1

Es esta rosa flamígera

 repleta, rodeada en abrojos

llamada destello tenue, veloz

arroja, presiente

mi elevado albor,

cuanto posee llamado amor,

de mi azada y hoz redentor;

revelación

que mi sangre golpetea.

 

2

Resucita mi dignidad servil

vivir con sueños colmados

de fría esencia argenta:

antorcha prendida, dispuesta.

desbordadamente viva

tu creencia.

Trasciende,

alcanza mi llama

entre danza de corona y candelabro.

 

3

Frente la luz de una noche

todo ella,

me ha devuelto

una osadía.

Diviso su hegemonía

férrea imprenta;

estigma que repele

mi ilusión verdadera.

Desnacer ocurriera mi tierra le ofrecería.

4

Ileso viles juicios

atravieso,

batalla traspuesta

del candor expuesto,

nacieron dos gotas,

yugo de unión por mi tinta

que hoy canta que hoy grita

las flores cantan,

las nubes se levantan.

 

5

Candamvis levanta,

centellea,

llegó mi renuncia acuchillada

perder sin intentarlo

me dictaban,

renuncio a morir

sin intentarlo.

Fiel prefacio blando.

Aojos danzo.

 

6

Vencerá el pacto de mis hados,

con mi serena brea.

Un gris roto

un pedazo de ascua,

las piedras gritan,

dibujar tu oscuridad

en mi pecho manifiesto,

el signo en pared de alguien,

en puerta redimida que mi hoja cante.

 

7

Mirla mía

sin tu cárcel

vuela, alza mi caricia,

hazme libre,

soy ferviente azogue

de mi cadena a ella

amarrada.

si a ella no traes

¿En quién confío?

 

8

En quién yo seguro

mi alma desvisto.

Cauce seco,

carretera sin bordes

de mi cromático metal

escrito en cobre.

Es o no es

brilló mi turmalina

displicente fuente.

 

9

Es la vuelta de los vencidos,

acaso sirvieron

sin luchar despliego

mi ejército,

en brillante estepa solitaria,

la noche llora su azabache,

volveré vencedor

por alud en llanura.

Que yo no soy español soy castellano.

 

 

 

 

El Castellano

 

 

Dispuesta égida forma celada:

 

Luna venidera,

aguardo, augurio de tu siembra,

vengo que nazco

a párpado fijo encumbrado,

ven, ven a mi yermo,

donde todo luce dispuesto,

y un ángel redentor

te esquilma el beso,

preparado para disparar

y tu anhelo flagrar

preparado

dispare

acoge amor

mi temprana osadía

estoy nacido del hierro

de tus ojos.

Venga a este mi ser

tu alumbrada existencia

para nacer de exhausta

secuencia interminable.

Ahondo que surco

venzo dispuesto

mi flamígero desespero,

soy porque seré

tu sol Lugh

mi enhebrada luna

aventa mi ansia

nómbrame tu apoderado,

cuántas lunas sempiternas pasaron,

y yo nací para

que fueses mía

en taciturna desangelada

sonrisa venidera,

no me desampares,

sé mi fuerza,

sé mi anhelo

que yo tengo diosa,

que yo tengo madre de mi luz

verdadera.

Por este soto derriten las estrellas

para ti ofrezco

una estampa, una espiral

que no acaba

por  mis cinco litros de sangre

irrigada,

nacerá una estela tuya y mía

desde hoy hasta siempre

el tiempo mi rival,

soy yo nacido para la eternidad,

ámame musa

porque comienzo a amarte

desde tu ambrosía,

que decreta no ser

vida de un día,

germinará esta etérea semilla.

Miles dei lumen, flagro metaphora

creavi blandus morx timun malum,

veneravi blanditia, dedisco cordis solus unno,

verstro paremo, sed de vita ostendi alae,

decreto ser de tierra,

luz que germina

mi entraña verdadera.

No me desampares

estoy formando celada.

De égida dispuesta

este Escita levanta

por ti de su tierra Castellana.

 

El Castellano

 

 

Brillo azur de tu mirada:

 

 

Alcanzo tu visión serena,

tu Iris excomulgado

y su transparencia vítrea,

me cuega la pupila.

perdido entre tu brillo azurado,

cristal denso

de hielo nocturno

en opacidad extensa

como el llano de mi oscura

nebulosa voraz,

un grillo hendía mi herida,

por los grados

que centrifugaba su cuerda,

tres notas una destensada,

era tiempo suficiente

de fijar constelaciones

en los azares de tu mirada.

Caminaba solo a voz rota

el paralelo perplejo

en tu honda risa,

más que un estado mental

me golpeó tu osadía trenzada

de dama

de mi vespertina noche.

Era un halo intransigente,

te necesitaba más allá del irisado

de tu caracola,

me respondieron las cuerdas

de tu guitarra,

que era yo

tu blasón perdido,

en pulcritud de encajes

y árboles frente nuestro retiro

de miedos.

Sólo hay un sino

no abandonar nuestro sendero tejido,

quiero describir

la turquesa tus ojos,

no puedo sin caer,

en que ninfas, Calíope,

afinaron tus manos

acompasando con ellas

sus arpas,

tu alma de cristal

yo, adentrarme en ella pueda,

quizás una osadía acompasar

tu haz luminoso

una y nueve

existencias más.

 

 

El Castellano

 

En media azumbre:

 

Nunca seremos nunca,

enfilando seremos ceniza

secreta puerta,

desolación con corazón,

materia de luz remota

sombra, olvido, brillo

palabras en el polvo,

tintero, sinfonía,

melodiosa sierpe,

me ensordeciera tu rayo de luna.

rastrojos por cebollas difuntas.

Animosas amapolas

órganos de mi ruda piel,

alada mi alma de almendra.

Parca enamorada es contemplarte

colmenera sería tu alma para anidarla.

Me esparcen la razón,

bueyes arrostran mi redil de venas,

fugaces, secuaces.

Halagan mi jardín sin alondra,

mi nombre te dejo,

pecho de ala,

tórculo de este recuerdo,

dejo presente

que quiero ser siempre, contigo.

Sufrimos tú y yo

la miseria de la vana luz,

en lecho, buque, beso

y noche de perros sonando

como lobos despiertos.

los valles redondos de ondas viejas

navegan las dunas

de tu luna sempiterna,

en arena gemías mi placer

y sus grajos que crascitan

enamorados de nuestra espera,

delicia como tú así es esta vida,

piedra ligera en viaje definitivo.

 

 

El Castellano

 

 

 

Orilla de reguero:

 

Vienes mi oscura golondrina

a colgar tus besos de nidos

en mi antiguo balcón de reflejos,

jugando me llamas

con tus alas en mis cristales.

Tu hermosura y dicha acusan.

Tupida mi yedra,

por tapia y hermosa fronda;

cuajada de rocío volverás.

Abre mi lid mi castellana,

moruna siémbrate

desentierra este caudillo

frente rejas de tu estrecha ventana

cuelgo un mirar absorto,

de tu despliegue de manos.

Dame asilo de pecho

inexpugnable penetra

honda risa,

sólo llave, paraíso, alma,

soto, cárcel, instante.

Sólo veo todo lo que aquí

no yace.

Agarro la rienda del caballo,

descubre el viento

mientras salta muralla en sangre,

pavesa en aire,

sujetando mi arpa en la lumbre.

Tres cuerdas estiro,

la última destensada late,

un averno sin condena

ni tristeza seca atañe,

dicha, belleza, fortuna, procesión

entre pinos rutilantes,

tus yemas,

mi pavimento,

con espada que centellea,

ya no es mayo pastorcica bella,

ojos de otros ojos me enseñaron,

pajaritos, valles,

vegas, agua fresca.

Sabes cuál es tu música suave,

encanto severo apasionado,

del enturbiado espíritu

blandiendo tu embeleso amilanado.

Expande tus tonos

cariño infranqueable,

tus franjas verde- azules.

pié de mi río

tu fronda ya cubre.

Abre el estío en ráfaga de tu centella,

tejeré para ti siempre mi sorpresa.

Inextinguible clama, abre la gloria,

magnificencia de osar tus labios,

terciopelo anidado

de un tiempo disuelto en sílabas,

suprema,

volverás a mi ventana

mi oscura golondrina.

 

 

 

El Castellano

 

 

Tres ascuas coronadas:

 

Mi seco musgo

arrebatas denostando

banalidades.

Agitar embravecido

tu seda y densa tela

perpetúa.

Creceré sin perderme

en tus ojos

visiones rectas de lo que querer

dispuso.

Mis hojas coronas

como frondas suaves

se despejan en tupidos pinos.

Resplandores descarnados

avanzan tus vidrios irisados.

Mis escaleras soplabas,

oíamos rodar la canica

por susurros colgados

en ceniza de hojas.

Avanza regueros campesinos.

Alarido bélico,

desnudado.

Empuje de amado

turbión empujando errante.

Chispa postrera mi sarmiento,

compuesto fuego medroso.

Deshechas las aflicciones,

queda sembrar

música, aullido, sombra y fábula

de arcano son del viento,

visiones riegan

tu raíz de plata salvaje,

arroban tus ropajes

dé argento ángel

en plata iluminado,

por secuelas

arrostran mi firme trazo

que voy a conocerte,

hasta hendida puerta,

y ráfaga inquieta

eres eje,

eres sentido

para germinar

cendales de niebla

en los campos de tu esencia.

Una.

 

 

El Castellano

 

 

Sendas por tu Parnaso:

 

 

Visiones riegan

tu raíz de plata salvaje,

arroban tus ropajes

dé argento ángel

en plata iluminado.

 

Una tarde,

horizonte en alta,

profunda,

inabarcable estela,

sin abarcar porfías medrosas,

extendía nuestra noche oscura,

naufragio posible

tú encontraste color negro,

yo una cegadora senda

al final sin comienzo

en derrotado afán

que acaso piensas

¿Ha comenzado?

Prosigo,

que dilatas esperanza.

Mi lóbrega palabra

cerrarse no entiende,

lejos se oyen roncas sílabas,

cóncavos senos agitan,

sólo es densa oscuridad

rompiendo espumas azules,

amparas que dilatas

sumergido escollo

bajo tu cielo

que exenta de dolor

mi rudeza en esperanza,

recuerdo al menos tu metal,

jamás mis alas,

oscuro dormía el monte,

mudo el viento,

yo silbando pletórico.

Tu poder soberano,

domando orden,

en noticias de Parnaso

laborado,

aguardé honda seña

y hoy soy saña del arcano,

que formó polvo fértil de montaña,

bosque de árboles de ceniza,

poso en terco llano,

gemirá alabastro

tus calzas

y el azabache que llora nuestra noche,

serpeará el color de tus cabellos.

Me desplazas

a la imagen del Hipocrene

abrazando el rubio Apolo

que me vanagloria,

demonios mirarse ellos soterrados,

murgan oyendo alaridos,

peras al olmo sé que es lo que propongo,

¿Acaso no es suficiente lo que obtengo?

graciosa Euterpe traje no quiere,

yo sé que tus ángeles batientes meces,

sólo acuso que ya sé quien tú eres.

 

 

 

 

El Castellano

 

Agua socarrada, elíptica travesía:

 

Analizo la luz en tu mirada,

leo flagrante tu alma.

Horno de fuego lleno,

como pisar un abrojo

y blando sabor degustar,

estampido del trueno atribuyo,

rebelión venciendo,

ya se escuchan rumores sordos,

precursores de tempestades.

Torrentes sin cauce

la turba desemboca a mi senda,

yo soy como las vigas de Himeto

no preguntes más.

Que ya mi amada labra la columna

que me cincela.

Heredero he sido de cuanto he servido.

El múrice me guarda

servil en mi travesía

por mar Laconio

cielo, inspiración, canto

corre anhelo voraz.

este mi sepulcro reverdezco

hollando lindes,

preguntando a Prometeo,

sin sobornar a Carón resignado,

el Leteo ni descendientes

traspasar mi puente pueden.

Chispeante tu cielo,

su rubor satisfecho oso al por mayor.

Instantes melosos veo en su colmena de labios.

Agradezco por enunciar mariposas nocturnas,

poso de almas condenadas.

Orados recursos en vigilia

que enseña cátedra tu silencio,

estruendosos llamados

a cosechar en gotas tu alma.

Sólo ordeno, mande sí

pero no me despiertes

porque no conozco ni miedo

para luchar por lo que quiero.

Acoge el cimiento

coloso que ando disponiendo,

prosigo,

póstuma súplica

ésta que logra calmar de Plutón su ira.

Gerión y Ticio

la onda Estigia aplacan.

la raza Danaica no se acobarda

ni su madre Dana

devela el secreto

por el que soy preso

reo capaz de incendiar

abismos que rutilan sombras

si así combato mi incierta suerte

por la que arriesgo sin miedo

de ganarte el cariño.

 

El Castellano

 

Candente secuencia:

 

Animus meminisse horret, luctuque refugit.

Mi mente se estremece y retrocede. Plinio.

 

Lóbrega quietud escarlata,

eternal lustre oxidado,

eterno sueño

esquivando meloso asilo

de todo desgraciado.

Mi voz, angelical beleño

casi yerto,

pavoroso azar cuelgo.

Un averno cruzo

de quien yo era,

arreo sempiterno me rige,

hórrida lucha descarnada,

lucirá opaca

severa luna.

Mi ciprés fúnebre aplaca,

claman los ecos

frente ojos

musitando furores

al viento desceñido.

Todo lo que gritando calla,

se precipita

como lo que el generoso esfuerzo,

pudo sembrar;

afila esta turba

mi empedernido rostro.

Ultraje

que el desgraciado

expira sus fuegos.

Flor en miel de vida,

bronces de alas.

Magnánima se eleva tu suerte

labrada,

medroso mi latido

ya no huye,

cerviz eleva digna cadena

indómita.

Feroz risa por treguas

de brillantes ruginosos aceros.

¡Oh musa!, que por sombras felices

resuena mi dicha,

inulta eres

diriges fugaces los gemidos,

por melosos lares,

Turia y Duero

bélicos de nudosas lanzas,

desentierra ya

mi cuchilla férrea

de cuantos campos en Castilla

yo amo.

 

 

 

El Castellano a 11-08-2018

 

 

Tersura de palabra:

 

 

Aletargada una calma silenciosa,

en regazo de adusto febeo,

no pierdo fiel mañana contigo,

musa de agua.

ilusiones semblantes de Citeres.

 

Desdén que amancilla

de redes y verdores,

no cuentes mis cítaras.

 

De mi laberinto de espejos

tu alma es llave,

que férreos pesares cierra,

este mi leño amimaba.

 

Incólume afán de cuidar

de seguir tus protectores.

Tu lira mágica y tu arte no oprimo,

sagrado designio tu voz.

 

Ver imágenes de sus moradas.

Perdona si te agravio,

en ti yo quiero refulgir.

 

Lágrimas y sangre confortadas,

cresta de inmutable resplandor

savia que gime

 y adora lo que es de ella.

 

Me crece de los ojos

una sed intensa,

el témpano sordo,

aguarda, vela y sostiene

nuestra ciega luz.

 

Llúcia de todas las vírgenes,

la una me venció con trágica voz,

y sonrisa de caracol.

Que nunca desvanece

sólo vacío se queda.

Sin destino mayor.

 

 

El Castellano

 

viernes, 31 de agosto de 2018

 

 

Denso halo nocturnal:

 

Fuentecilla parece mi noche oscura,

fuentecilla retozona,

y de verdes lamentos quejumbrosa

como sombra leve de mi pájaro piador

que acuesta a dormir su entraña.

Sombras largas que descubren

el canto los lisonjeros grillos.

Blancura y azabache descansa en la arcilla

el nido mi golondrina.

Al fresco respiro de mi chopo soñador

lanzo un severo destello argento.

Longevidad imperial cercenada

como retazo de persistente

carcoma manida a mi verde intelecto

grave;

embaucaría sin tenerla

todos mis instintos,

todos mis impulsos.

 

 

II cuartilla

 

Canta , canta mi pena azul

sin ocre zozobra.

Abre el verde ramaje ,

a la espesura de mi idea.

Entre un camino serpeaba

como culebrilla de un destino azaroso.

El murciélago castellano

rasgaba bailando,  ladeando

el cielo mullido

de levedad de colchón sin luz.

En sintonía opaca que rodeaba

y acariciaba.

El cielo abría su sangre a la noche.

Un sopor de estrellas

que en este verano no tardaban,

y el rudo vigía ciprés soportaba.

 

 

III cuartilla

 

Bajo tenue luz de luna

que los sentidos arrugaba

y mi fiero ciprés de lanza colgaba.

Avanzaba por el camino

los álamos,

como un sendero

en cal de maderos cenizos,

rumbo al Valhala.

Alumbrado , rememorado,

anhelado

por todo guerrero .

Era un olmo frente la tapia

de un cementerio

en Fuente la higuera.

Caminillos de hormigas dispersaban,

desplazaban los vástagos

de forrajes venideros.

 

El Castellano

 

 

Lilith II:

 

Hija de la tempestad

así te llamo, sin voz ensordecida.

Que la luna encierra tu canto

en estelas que riegan los cielos,

los grillos lloran tu nombre

cual inocente azabache sembrado;

el viento es tu incipiente respiro,

sangre llorando

despiertas por el cobre

ese que llora la noche

gimes en las fuentes de primavera

destinos en abrevadero insoslayable.

El espíritu lleva tu nombre grabado

Por cuantas raíces tu sendero brillaron,

aire es tu apellido engalanado

tu vida no entiende de clasificaciones

sólo tú reinas la noche

cuando el sueño hace el amor con los dormidos

ríes y lloras con la lluvia

despertando brumas voraces

que el alma secuestran;

la tormenta es tu carcajada,

al latido sordo de oscuridad abres tus ojos

el día por tú tenerlos tan claros ciega

las ondas en el agitada agua

mecen tus rizos, espirales imantadas

en las que vive el arte.

Un sueño despierto del fulgor y la belleza

te engendró a imagen de la centella olvidada

tu ser respira ambrosía amada

perdición de muchos

orgullo y alabanza por mí

que soy más fuerte que el mal

que juega, corre y cosquillea

con tu entraña sí esa por la que mis buques

dejarían su ancla

lobo de día cuervo de noche

que en tu ser se acurruca

y al sol desnuda

resplandor de almas fugaces

nuestro baile, blandiendo espadas;

vespertina perdición si amanece el sol

quiero ser de ti como el murciélago

a su rincón.

Volar contigo como si el mundo no importara,

despertar para abrazar otra noche

en la que girar

y en tu mirada encontrar fuego de astros

por dibujar y mi vida contigo sembrar.

Musa floreciente si arte arde su suerte,

alma amada que se funde

prejuicio, mentira y verdad

ababol sembrado

tu corazón sin igual.

 

El Castellano

 

Sigilo de ciprés

Gime mi astilla,

en pulcritud de clavos,

versados yunques de mi estío,

mi casa es el viento,

la sangre mi electricidad,

qué puedo decir,

qué puedo hacer,

tuerca de mi piel,

para encontrar placer,

y que el grillo afile su violín,

en este calor silencioso

por el que volverme sudor

en tu cuerpo de mujer,

seguiré cantando en la tubería

de tu sien.

Una vida que no fue mía

porque la llevo a cuestas,

deslumbrando osadías

noches negras,

de cabezas de cerilla,

y humo de tabaco del diablo,

quizás mi único amigo se llama Lucifer,

por eso estoy digno

porque siempre responde

sin necesitar hacerle reclamo ni oración,

aplico la ley del ojo por ojo y abrojo por abrojo,

satisfecho sí porque tengo un tesoro,

digno como el plomo

de balín que disparar,

así es mi palabra,

una imagen a cuestas de otra imagen,

telarañas para atrapar,

voy a leer poetas yertos como Gerardo Diego

a ver que me imprimen, permiso.

Yo pensaba en mis cinceles,

para estampar mis versos,

fumándome mis pensamientos,

en alcobas vacías de invierno,

siendo una claridad de estrella

y sus rayos altos, profundos, ondulados,

mi otoño de hojas derramadas,

mi primavera que nunca se fue

porque siempre vuelve, gracias Pablo Neruda,

mi fronda sin quiosco amado,

una torre honda, parca, de silvestre azada,

para volar no hace falta lanzarse por la ventana

como hice,

un azar iluso se viste de redención,

por la onda de tu voz,

por el cuchillo de mi hoz,

mi profecía de una borrasca nacerá como alta nube,

que una nube es colchón de la luna,

por eso el viento es mi padre,

fumaré mis abrojos versados,

llegando entre valles de azores

y ríos dulces,

un verde militar de ciprés,

el color de mi sonrisa,

alzada entre los mortales,

mi topo único llamado mesías,

de evanescentes sandalias,

cima tras cima encuentro la sombra,

hasta anclarme a su lágrima de malva.

no sé acabar tendré que volver a empezar,

mi estandarte de arte que prefiero cerrado

como lumbre en horno de mi suerte,

es por mi mente que a veces demente

a veces único hombre,

una espiral que corre y se mece.

 

El Castellano

 

 

 

Espiga florecida:

 

Cruzaba mi albor dorado,

la hoja de un Álamo

blanca y roja como el vuelo

de un pájaro otoño,

cuán intangible era el color de su cabello,

era hecho de todas mis flores

como inexpugnable miel,

que brilla todas las cosas ,

yo que te hablé de amor

en nuestros días solariegos

como sábana de viento,

me golpeaba la idea

una fuerza inexpresable

como frío y sólo cavaba

mi jardín tras el verano,

en un color de ocres

mi mente que jugaba

y se evaporaba,

mis cuchillos dormían

la siembra,

en otras siembras,

un vespertino grito

del grillo acuchillaba el calor,

mi rambla que yacía seca,

era como un chirrido de iglesia,

como fiesta sin vino

ni cerveza,

tangibles vientres de la historia

en manos de la gente

un eco subiendo las cumbres,

un disparo sin blanco,

un hondo sepulcro

y un jardín excelso

de espigas,

los poetas son del tiempo

y sus versos.

 

 

El Castellano

 

 

Son de grillo:

 

Clarín entona sin miedo,

todo lo que siento arriba del astro recuérdame

su violácea arpa del sentido, tejido yo del hierro,

y una escarpia desnuda que anuda,

que desvela mi yunque, mi eje,

apenas dormido yerto el tiempo que te conoció,

arriba muy cerca de la letra dorada,

y su escarcha de silencio senil,

eres más que donde alcanza mi palabra,

un yugo, un arco y una flecha,

una vena trenzada por la sangre consumida

que te lleva que te encuentra,

león aquí león allí en mi corazón,

hilvanas mi calor del fuego,

se funde mi abismo zarzas por ascuas,

Sol por luna dentro de mis ojos te encontrarás,

allí solo habita la luz como quimera una,

que te destapa en sueños,

si por soñarte te hiciste realidad mi bella Margarita,

una vez en la vida el tiempo se derretirá,

y nuestros labios beberá,

vuelvo a vivir por ti,

vuelvo a descubrir justo la vida,

matando mi soledad, aumentando el día,

amor que me volviste libre

y elegí amarte

hasta donde cerraban los ojos de la noche,

mi miedo se alimentaba de sus paticas,

yo quiero quedarme contigo

hasta que mi pecho lata abierto,

subiendo cumbres anclando mi sombra,

hasta que la tierra se coma los cardos tras el estío,

hasta que las flores rendidas dejen su belleza,

en son de elevado amor,

que asesine los silos de oscuridad,

que descienda lo perpetuo

y quede asido el cielo

hasta que la imagen sea sonido,

y mi deseo traspase las puertas de tu destino,

solo allí reinará lo sentido.

 

 

El Castellano

 

 

 

 

 

 

Sol de plomo:

 

Lejanías trenzadas al clarín violáceo,

malva de su lengua de estrella,

allí donde el tiempo se hace uno

por adentrar mi silencioso Sol

en su boca de espejos,

allí donde la cercanía

nos vuelve una persona,

a violín de una cuerda carraspea el grillo

el gris en sinfonía añil de surcos y su estío,

a ebria guitarra se abre el sendero cerrado,

el cálido mar de pupila chirriada,

despertaba el son de los tambores

hundiendo su caricia en altares desgranados

y su danza por la quimera del cuerpo sediento

azogada cuerda con lámina recta

sostenía el crepitar difuso del día,

lobo de su ser afilaba nervio dorado

al abrir la luna fauces amarillas,

Lobaluna se acurrucaba

venciendo el cielo de zinc

en sus párpados ,

estremecido el alarido despierto

la noche colgaba pestañas ,

al blanco carruaje del sueño,

solamente un puerto

al infierno abre,

todo lo que yo daría por verte,

y que mi corriente no doliese,

eslabón sereno de azabache,

al latido sordo de mi suerte,

bebiendo ambos de la fuente,

nuestro corazón estremece,

siendo la vida reguero que enternece,

de una a otra parte el ocaso mece

su vientre de yodo

en encaje febril

viste el Sol su popa,

el camino hace venas de hierro,

el linde de tu cuerpo

aguardando mi llegada

para derrumbar la verja franca

de su puerta

y hacer libre la tierra.

 

El Castellano

 

 

 

 

 

 

 

 

Soturno caballito del Diablo:

 

Lejos de la tierra cruzo la senda,

donde amanece la sombra,

hombre, hombre de luces y tijeras,

hombre de bien al menos,

a veces algo que entender

navegando dentro de la luz

un cuchillo del negro puerto

porque yo no caigo ni muerto,

ni es mi soturna vía,

un espejo estridente sin sangre,

amo la noche sí y ella me ama a mí,

un velo de sosiego, calma

y enervada súplica nacarada,

es su juego es mi baile entre estrellas,

y grillos que se marchan

por ser otoño,

como un pez en tierra

intento escapar de la tierra

y respirar en mi medio

cuando aleteo

y solo giro sobre mí mismo,

una estampa, escrito yo en cobre,

sonido si al menos fuese sonido,

muerte al lamento y al diario

sea de la temática que quiera

una garra, una sombra,

un océano abierto

se necesita caer despierto,

un trance de momento,

y la lluvia cae de nuevo,

el terreno se vence,

la luna se sacude la vergüenza,

mi aljibe jamás se secará

si lo hace ya no estaré

para sacarle su oro de verso,

cromado,

un rayo, una cumbre

y finalizó mi osadía

entre cerrojillos desempolvados,

tengo sed, de liberarme de mi mal

y volverme más que un talento,

más que lo que no he elegido,

ser del viento y que el viento sea mío,

esperando cabalgar

mi caballito del diablo emplomado.

 

 

El Castellano

 

 

 

I

 

Lámina del cielo

tu gris en estiaje

ángel del cielo teje

macabra sinfonía

lluvia se derrama aplomada

por su guiño de ala,

por venas cavas, su quitina,

estrechas vías consumidas

en atroz entrega

del mensaje del cielo,

sangre de tierra en zigzag,

río de caudal

por arterias de arañas,

por acariciar la flor del iris,

un barco y una vela

un puerto y una quimera,

una vida de aciaga solar siembra,

verso saciado cabalga

el colchón etéreo del aire,

hasta anclarse en valse,

sueña el viento ser capturado,

atrápalo en tu mano

y en la otra derrámate como gota,

precipita tu esencia bebe del cáliz

la yaga de nuestro vino,

infinito remansado en cuña de estambre,

es un ojo de tierra,

es una espera,

filosas fauces,

la canción con la que bailan las flores,

un cariño de flamígera estrella,

un armazón dorado de escarabajo,

una casa de caracol,

ven, ven conmigo soy aullido,

una entrega de cuarzo llorado,

un cuchillo de sílex afilado,

en el trillar del campo,

soy mis venas naciendo en un charco,

un sorbo y soy fuego en tu mano,

 gimo y corro el vasto templo

de mi perdida religión,

viendo el devenir venir

cruzarse, deshacerse, alzarse

para acabar siendo tierra

del inerte azar profuso,

mi tinta se bebe un rayo solar

en patita de un caballito del diablo,

mi vaga libélula de mi suerte,

para que siempre viva

esta hormiga león

siendo mi cosecha más que tus besos,

más que tus rayos de sol,

siendo yo del camino y el camino ser de mí,

irisada vida en son de mis tambores

de insecto tejiendo, volatilizando lo inmortal.

 

 

 

El Castellano

 

 

 

 

El signo de la estepa:

 

Alba mía,

fugaz de abisales miradas,

llévame a mi lecho

que no me tengo más en pie.

Cayeron mis suspiros de miel,

Orando me acaricien

palabras de ayer,

ven mocita a mi vera,

ven te quiero ver.

llorando no lloro

mi cantar aquel.

Visten amapolas destellos de piel,

dispara para no volver,

plural celeste aflicción,

alba mía escancia

no quiero tu padecer,

sonríe a mi flor esquiva

un rayo tornasol,

ten mirada pura,

en esta espina radia nuestro tesón.

Hueso hondo, fúlgido nacido

de la adoración,

como niño lloro la ternura

agarrada en corazón.

Martillo quiso ser mi hoz,

segando a golpe de viento

mi labrada voz.

Victorias acompasadas frunce mi Sol,

el rito mío cantará,

por la nieve de los álamos,

al olvido de barbas de mi chopo forjador,

herrero de mi sinfonía.

Verá parir la luna,

en hojas de olmo con forma de corazón.

El signo de mi tierra,

el amor de mi azada

a su soterraña entraña.

Vientos del norte me llevan

a lomos del Aquilón,

Hijo del relámpago,

que una vez amó

y tierra tomó.

Signo de los tiempos,

solo, solo ardió por derredor,

alma invicta, invencible

su espada deslumbró.

Lobo aventado en bosque clamó

la tierra devora lo que es de ella.

Yo clavaré rival

a serena esfinge,

que mustia mi carne florecerá,

espero que esperaré

el tiempo me seguirá

mi rastro percibirá.

Hoy como ayer

solo mis dioses me aguardan,

en esta estampa abatida

de mi soledad voluntaria,

necesito el sonido de mi noche

por escarchas azules febriles

cantar de flores recuerda

el llanto de la piedra,

a la ruptura de compuerta

estaba yo desafiando mi destino,

hilanderas tres,

no me tapan mi hocico,

trémulo, voraz,

quise estrofas

tuve una unidad,

mis principios numerados

los dejé ayer sembrados,

vine para seguir mi oración

no rompas quimera

mi sagrado nueve,

vendré a traerte que mi ser

lo forma el tres.

Si te veo,

no te escaparás de mi tundra,

ya te he soñado y contigo hablo

de espíritu en yacija

recipiente que mi conciencia

suenas,

me despido para regresar

a mis cantos olvidados,

sin musaraña dicto

que yo existo.

 

 

El Castellano

 

 

Siembra tejida:

 

Atelier simétrico

las facciones

de tu cara araucana,

sombra densa investida

cubren tus dignas pestañas

donde se acuestan dunas

de lunas que en tus ojos

encuentran.

Diciembre que esparce

vientos vernales,

abriendo silos

con sentires perpetuos,

mi gato negro cruza mi idea

en nuestra casa y su tejado

de tréboles.

Entre corazoncitos de hojas de sauces

abatidos

y mi siembra del mañana,

abriendo las tierras

arados tras corceles,

surcos de mi divina calma,

por cuantas primaveras he conocido,

y todas las que a tu lado

me aguardan.

Incluso aquel pueblo se nos rinde

y nuestro mundo nos coronará,

vencimos y venceremos

a ese cuartelillo de nubes

que en letana distancia

separa y su bruma gris

encuentra.

Mares y océanos cabalga

tu Hipsípila con una flor remota

de su helecho

busca a su mujer,

avanza nieves de espuma,

hasta arribar su negro puerto.

Le esperan valles y ríos dulces

por tierras de azores y perdices fugaces.

Su sueño vestía ella

como dormir de las estaciones

era ella su sueño de otra esfera.

Abrían sus flores orgullosas

y deleitadas.

Fúlgidos cabellos,

sangre iridiscente de nueva brea,

cañón y galera,

lanzas de su futura siembra

en el interior de su amada.

 

El Castellano

 

Encina de fuego y brea:

 

Santo señero,

dulce iris de mis desnudos campos,

Dioses habitaron tu entraña que guarda,

cumbre eres de la loma despeñada,

réquiem de viejas espadas

que te labra,

quieto, el viento te encara,

vuelve a soñar que fuiste tiempo

de los tiempos,

estático límite

congoja deslizada de abriles febriles,

una oda me avanza

sin piel, sin moral sobrecogedora,

decídle a la tierra

que mi alma bulle,

este parco horizonte me teme,

oiré frentes, rayos fuertes, crepitantes,

un desnudar de las secuelas de esta voz,

amaré tu vientre como se aman las flores,

no habrá reino

contra Hipsípila

aterra calma entre alas

de libélula,

entre sueños de drosera.

Partiré mi vida,

recostando mis sangres,

floreciendo rosas a mi madre Belleza,

hasta sembrar mis aras redondas, abiertas,

en un guiño que descalza

sones por hendiduras sangrientas,

hasta enjaular mi aliento que te canta

por ajuares de estrellas las más bellas,

mi desaparecida sombra,

plañe que llora en su alma verde, pura,

oh Castilla, quién en tus alas nunca muriera,

eres un enjambre de furtivas

soledades que se vencen,

caminas tus vastos metales

en tu oscura tierra,

una sed te fulmina lo perenne de tu sonrisa,

te duerme la piedra tu encina,

un deshojar de tu rivera

siempre,

de tu río Mundo

a mi pueblo de Fuente-Álamo

jamás te muestras herida

mi Castilla bonita

mi Castilla sin yaga

por la que encuentro

en el cielo un monte y un atajo,

hasta vivir la plenitud

de dicha en barbecho de tu idea

mi vida, mi raíz,

mi falcata de natura.

 

 

El Castellano

 

 

Sembrando altares de hueso:

I

 

Blándeme en mitad del campo,

sólo allí que la encina enraíce mi carne,

el hinojo lata al son el tambor de sus flores,

la carrasca grite verdades del monte,

vereda quieta, enarbolada,

soledad disparada sin descanso,

sólo allí reinará mi alma,

en letras escritas en las hojas de vida,

las lindes teñirán de rojo y negro,

de tinta y sangre el resurgir del añil

aliento dibujado de toda vida en color,

del albor a la muerte en flor

se alzará mi latido con su amor.

 

 

II

Renace en la piel,

en el albor sin conciencia,

hace más frío que antes

sentido muerto, caído

olvido yerto

raíz del ser

más callado que el invierno

avanza camina a voz

todo lo que he perdido

polvo de estrellas, hierro de océanos

piedra de montañas...

hazme recordar alas cansadas

cosas grises que te gustaba sentir

mi amada así sabes

horizontales que no puedo olvidar

ejes verticales de conciencia

sin dormir

danza la primavera del lugar

con mi soledad pintada

en la sangre de mis ojos

todo lo que veo teñido

la ilusión cae en gotas derramadas

cayendo congeladas

desnudo mi cuerpo en la penumbra

del segundo quieto

raíces comiendo mis venas

hojas de mi historia mustia, abatida

sentido muerto

viviendo por ver morir el momento

momentos atrás que cae el recuerdo

sin miedo, sin sentimiento

todo hirviendo

sólo este sarmiento de cuerpo

esperando que juzguen a su alma

libre de maldad

quién estará allí

quién vendrá a darme un camino que seguir

solo en la oscuridad

donde todo comienza

las sombras me reconfortan

y veo en luz mi vida

para encontrarte

algo que darte de dentro de mí.

Un amor rugiendo en la boca de la estrella.

 

III

Diestro del mar a la montaña,

visten sus flores coloradas orgullosas y sentidas

cual caricia de su jardinero que las ama

el viento armado escala cual seco rayo

su sol enturbiado se paran las oraciones

Hipsípila dejó su crisálida

en un caballo alado recorre sierras y sus manantiales

recolectando toda simiente desde todo confín

al inerte sombrío albor,

mientras su fría luz crece y camina

sin franca tapia ni verja que detenga su escalar

vuela vaga la libélula para posarse en su hombro

recio brazo arrido ninguna simiente cae a su lado inerte

que lleva que trae a su castillo olvidado

hechiceros de todos los reinos desvelaban que sólo

un reino se mantendría vivo

y no era el del humano ser

Hipsípila cabalgaba por naturaleza su religión

abarcando de la tierra a la lluvia

cual rayo cortado de Sol su cabello

los pájaros trinaban en su castillo

Hipsípila siempre vivirá como invencible Sol.

 

 

 

 

 

El Castellano

 

 

Panida rosa tu mirada:

 

 

I hoja:

 

Canta mi piedra

por inencontrable esencia,

promesa de luz del sol.

Azar de imposible

fuego fatuo en tejas

que son nubes de altos cielos.

Serenamente místico, me alzo.

Ascua empírea fueres

o carbón del destino atronador.

Mito, constelación:

constante, pura flamígera,

eterna de cimiento terreno

sobrevivirás a lo alto.

Escarnio mis solas sombras.

Promesa de tiniebla,

promesa tibia,

nunca alcanzaré luz tan ardiente.

 

 

II hoja:

 

Perecer a los cielos que yo amé,

te amo en medio de mares,

entre pulcras esferas feroces.

Clamor por férreos bosques,

boscajes de tu sed de miel,

arrebatada tú, de tu albo espíritu,

generosa es la penumbra

eco pálido de azul viejo

virginal fuerza de noche añil.

Presencia misteriosa

en haz, de luna áspera.

Destino opaco, inclinación

por verdades de monte desgarrado.

 

 

III hoja:

 

Tránsito estremecido, el río,

ligero, nitidez de espejos

que dulces presiden

hondas tierras.

Constante agitar de sus fuentes.

Resplandor baten tus argentísimas alas,

palabras entreabiertas

buscando dicha.

Esencia, eclipse de mi sangre.

Sideral cuerpo estrellado.

Sigilo, tus pupilas

con las que a fuerte garra

me amas,

y ardua me miras.

 

IV hoja:

 

Lejos queda el miedo en cestillo,

a ser feliz; si tú escribes.

Por esos juncos que el día

no cierra.

Un remero hábil,

desnuda la noche.

Bogando que su luna sonría.

Oscuridad larga

que nunca secunde.

Desemboca arriba ardiendo,

tu frente rosácea abarca.

Mi armadura,  mi espada,  fragor, 

pico torvo,  ojos cerrados.

Penumbra desconsolada

por riveras de mi ciego Arlanza.

 

 

V hoja:

 

Fondo de monte

en el verde mar

de tu boca.

Claros rectos,  únicos, 

confunden,

luz vasta y su sombra

que más ya no languidece.

Viento, velo, acallada luna.

Muda escucha

espesos vellos.

Faroles latiendo

corazones en celdas

con llave de tu alma.

Noble secuela

de mi dios Gemineye.

Entre azucenas de la tarde

mi suegra y nuera arde.

Rubricó tu gentileza, orquestando.

 

 

 

VI hoja:

 

Luminiscentes polen

en interiores de colmena.

Abro espumas esbeltas.

Desnudeces en carnal tomo

de mi cepa.

Brusco y dormido

en leyenda diferente.

Caí a mi tierra.

Toqué maravilla,  flor de supremacía.

Palpé tu olor fecundo

a esquiva adormidera,

de tu órgano erizado.

Por tus estelas claras

que escriben galaxias

y agujeros de luceros.

 

VII hoja:

 

Viejo pabilo iluminado

humo rojo viose apuesto.

Gallarda tu entraña.

Decreta, no cese

Mas nunca mi terco aljibe

que te escribe.

Con ojos rendidos,

ojos cada vez más humanos.

Pureza,  tu plata.

Amortecida ahuyenta la negra Parca.

Piadosa suerte

en sombra densa montada.

Eco amplio,

ley presunta de todo linde quieto.

 

VIII hoja:

 

Difieren ligeros, tus sortilegios,

de verbos que nacen.

Ya nacidos estudio.

Ellos que escalan mis ojos.

Opulentos pinos reposan

su verde nupcial.

Ato presunto borde,

llego a tu almena

donde vive tu alma serena.

 

 

 

El Castellano

 

 

FINAL

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