lunes, 6 de noviembre de 2023

Simiente enmascarada

 













Sol claro, sumido en la oscuridad
de plata rememorada
donde preciosa te conocí,
tuve que preguntar:
¿Cual era el nombre nuestros ancestros llamaban
al pájaro azabache misterioso mora las ramas del tejo sagrado
y otorga la noche?
todo solo allí te pregunté
de lágrimas en ojos,
cogiste mis manos
en soledad bañadas,
pudiste sentir mi alma en hielo bañada,
corría un sueño,
de una criatura enmascarada,
avanzaba aquel sueño de mí,
yo desaparecí,
entre un ángel perdido,
el oscuro halo dictaba la noche,
de sigilos,
y danzas exhuberantes,
estaba escalando yo, por más de ti,
preguntaste de un miedo estertor,
a acabar perdiéndote
como se pierde una flor de Hércules,
un día nublado,
nunca creí aquello,
nunca creí verme perdido,
sí en tu amor,
me miraste aquella noche
en el silo, en el vórtice flamígero,
sin mí, conmigo,
libre de no amarte,
para perderte un día lejano,
ni lo esperase,
vivo en el eje guiña la noche,
vine acariciando alto,
como se embebe tu rosa azul,
el ocaso de los dos
se construyó para no sentir seguridad,
encumbrado de ola y espuma de tu caracola,
fuego terso,
disparo de plata resonado,
hoy avanzo el laberinto de los dos,
medusa amada sacerdotisa maldita
que osaste negar amor
por lo sagrado la escritura roja
y el vino la sangre mece,
un sendero,
una escala,
un vértigo inexplorado,
era yo volviendo a vivir,
un julio me trajo,
un sol un color,
un armado sabor,
vine por ti, ya lo conocías,
antes de plañirme en hoja,
antes de arder la compostura sedienta,
soy de ti eco que se rezoga
al nivel del cerro más alto,
el signo mi luna azabache eres,
vinimos yertos jamás esquivos,
asolando verdades,
desnudando verdades habitadas,
nec vincere tenebras, et amat.
Te amo oscuridad,
si te venzo,
no volveré a ver la luz del Sol,
tan hermosa, fragante, del aroma,
incausado, onírico,
que te lleva y puebla toda osadía despierta,
tu sangre, mi sangre, tu ardor, mi herida,
tu aura viva
tu sinfonía de caracol
y mariquita,
trémula doncella escarlata,
tu bienvenida
mi estrella que suena mi día
mi maravilla, caléndula,
flor de Odín.
Mi amor, mi jardín de mujer.
Mi adorado albor entre ruego y toda flor.
Siempre contigo Musa.


Esteban Förüq y Leannán-Sídhe

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