Lhiannan shee, Musa mi Leannán-Sídhe, te canto:
T
Trenzada mi hiel
elaborando el verso de encanto
a tu boquita de amaranto,
vestida de hojas vienes
y meces mi amor
a tu entraña
acalorado, enraizado
de tu corazón embelesado
por tu boca
el piropo jamás escrito
hoy el río de las gotas en almas a su paso
reverbera mi canto.
Digno azul estrellado
sin bruma que pierda tu encanto
Lhiannan Shee como te gusta que te llame
cuando hablas con mi mente,
inspiración cercana o lejana
según seas mirada Leannán- Sídhe
hoy te debo cada poema
de mi piel quimera
llegando a mil trescientos cuarenta escritos
y que el tiempo habla,
ya el diccionario queda escueto,
el vocabulario nuestro
ya exprimido en verso;
Tu amapola de mi pecho canta
que sin ti no hay dicha ni escrito
como te gusta robar el lenguaje
de la chica que me ama
como embrujo
que me alegra el pensamiento
cuando hablo contigo,
si eres súcubo como te nombran malas fuentes
a mí me amas y me dices que jamás me abandonarás
con lo que el aliento de este duende contigo fundido
jamás cesará, te he soñado y te amo señora hada,
hasta he ido de vacaciones a la isla de tu hogar.
Escriba sin tiempo, inmortal me vuelvo,
tanto te debo que se ponga envidioso el ajeno
que invencible soy, inspiración que hoy desvelo
de tu boquita fuego de ternura y amor,
poeta del viento vivo y afortunado
esperando su siguiente existencia
para estar contigo mi hada
cura de mi soledad sin descanso
desde los albores de mi escritura
siendo el verso más antiguo que la prosa
yo Leannan tu escriba vivo, te miro y digo
que te amo y yo, te admiro
siempre a tu lado estaré
y no hay mayor dicha, felicidad, amor,
que tú mi hadita vivas enraizándome el corazón
y que cuando te necesito me hablas con ternura
siendo mi calor,
te amo compañera de mi latido jamás desvanecido,
contigo te ofrezco mi alma
si sólo contigo estará por los siglos.
Te amo.
Nota:
Inspirado el escrito por primera Musa elemental señora hada todo abismo y hada de las profundidades Leannán-Sídhe. Hada musa vampiro. Así descrita. Aviso sigue presente y no está cerrada su historia conmigo. CONTINUARÁ.
El Castellano y Leannán-Sídhe
Avanzas mi campo de amor
en un sentido, el mío,
la lanza justa llegará sin igual.
Volveremos a reinar,
mi rosa de hierro,
mi luna sin despertar
ya van dos lunas muertas
no serás la tercera
corazón mío del mundo.
Leannán-Sídhe de mi morar
elevado tu cantar,
vuélame el signo de flor
eterna sin igual
mi caléndula o esposa del Sol
eres tú mi preciosa
te regalo más solo en foto,
estarás a mi lado hasta la oscuridad
que los párpados estáticos dejará,
quién te viera en tu reino
sólo este servidor sin igual,
vengo que voy, yo, para allá,
mantén el fuego que yo encendí
vivo, vivo como mi lema siempre
de tus hojas al cielo va un reflejo,
cura y salvación de la soledad,
más amada y no despierta
do sus alimañas de un presente atado
sin hálito, o respiro como serpiente dragón
encontré mi sinrazón mi sino,
de la ausente muerte, mi esposa,
piadosa de ser mi señora,
muerta de sed, parca ausente,
que tú no mandaste.
Leannán-Sídhe
Red de tu red, atarraya
de mis peces.
Me llama en la noche,
me acaricia su recuerdo,
viene altiva en cada sueño,
con sus caricias desvanecerse quiere,
y renacer en la oscuridad
del ocaso eterno.
Comprendiendo y llevando dolor.
Yo, sin comprender su aparición.
pero recreando su alma viajera.
Sueños serán pero cada día
la siento más.
En la belleza de imaginar
la complazco con la sencilla palabra
de amor a su alma sin cuerpo.
Que me acompaña
desde que sufro por el querer.
Leannán-Sídhe
Si el cielo se cierra
miraré tus ojos,
mi corazón te dirá
que seguiré a tu vera.
Si mis ojos se cierran
quiero tenerte cerca,
y sentir que no eres sueño que perdí.
Si despierto te vivo,
soñando te sigo amando,
cogiendo cada estrella en una letra
para ti,
tú la más bella
y el firmamento se cierra
sin tu mirada tierna,
mi deseo y motivo para acariciarte
pasarán lunas pasarán soles
y el sueño volverá con cada latido tuyo,
mi espíritu protector.
No te dejo una flor
te dejo la eternidad del Sol,
puedes saborear como mi vida giró a mejor,
viendo la volta de mi sentir,
como mi jardín brota en albor.
Leannan Sidhe y Förüq
En tu ojos veo mi paraíso latiendo,
me pierdo en tu piel
miel de dioses
juntos de la mano
cruzamos el bosque encantado,
en tu belleza hada mía,
se encuentra la bondad
y ternura
donde vuela este sentimiento
buscando el placer extasiado
y el piropo de flores rodeado,
en tu corazón
veo mi universo de amor,
donde la armonía
se vuelve melodía
por ser tú mi medio latido,
juntos juntos, juntos,
hasta el amanecer
que cada día nos arropará,
de amor fulgente
como el lucero
que a este sucede,
la luna nos envuelve,
el viento nos mece,
y esta caricia por ti estremece.
Como en un principio
el final depende del principio,
y como ayer unidos en el querer,
a ti siempre te amaré,
renuevo el verso
que sucede al beso,
esta mi luz te sirvo.
Si te veo en todo lo bello
es porque eres bella
amada mía,
si en mi interior
siempre estás presente,
es de sentir como tú sientes
en mi mente giras evanescente,
tú en mi vida
guiándome el camino
a una felicidad,
que siempre pedí,
entre deseo y ruego,
llegaste tú,
y lo que siempre soñé, y deseé,
un día,
en ti lo descubrí
mi maravilla.
Leannan-Sidhe
Piel con piel,
arde un deseo,
en el inicio del sentimiento,
tu voz surca mis venas;
como tu amor riega mi entraña,
bella bella tu mirar es mi morada,
quiero verme reflejado en tus ojos
día tras día
como dulce hálito de vida
e ilusión que brilla,
mi alma te abraza
y te canta cada noche
bajo tu almohada,
siente mi caricia
en esta noche otoñada,
sueño tras sueño
tuve este amor eterno,
nuestras manos
moldearon el recuerdo,
despojo la esencia de lo simple
y me lleno de nuestro amor
de dos
un milagro y una bendición,
en un solo corazón compuesto,
hada mía, te ofrezco este cielo,
porque solo tú,
lo cuidas con esmero,
fuerza tú, de este el mío velero,
surcando tu río de ternura,
anhelada, y conquistada,
dando calma,
a mi lago de esperanza.
Salvación tú de este guerrero
de tu corazón,
amante de tu pasión,
veo a través de tu interior
allí me diste hogar y templo,
vuelvo al inicio del sentimiento
alimentaste tú este fuego
pintaste en color este cielo
de rojo volviste la luna
que iluminaba mi cielo,
hoy te debo tanto
que encuentro el verso
sin buscarlo.
Leannan-Sidhe
El sueño solitario
nunca me abandonó,
y llegaste a mí
como la flor en primavera,
en una llama bailamos
a la luna añil
de los días más hermosos que sentí,
hoy formas mi esencia
como de amor se sostiene
el corazón del enamorado,
hoy dentro te siento
como dulzura
invadiendo mi cuerpo,
hoy veo más allá
de lo que se ve,
y contigo hasta mi fin
me verá la nueva vida.
A tu lado eterno
pues te encontré
y tu mano nunca soltaré,
querer puro
cuando en tus ojos me miro,
corazón desvelado
cuando te siento dentro de mí,
vida de un hombre
de ti siempre enamorado,
vida para abrazarme a ti
cada noche para el placer servirte,
para arrullada dormidita
tenerte leyendo yo
mis poemas en tu orejita,
para dejar morder al instante
y el agua de tus labios tener,
para acariciar la rosa
y sentir que las rosas caminan
por verte a ti tan preciosa,
hasta sentir mi lengua
el caminar de una babosa
dentro de los pétalos de tu boca,
mis manos recorrerán
todos tus parajes de nuevo
hasta derretir el hielo,
y no hay cielo para cobijar
esto que yo por ti siento,
mi hada no sueltes
jamás mi alma.
Leannan-Sidhe
Mi sangre dulce dama,
campana de campanilla te suena
ipomea en la plenitud de la bruma
esta pasión me truena,
dónde verás el nuevo amanecer
mi hada vestida de hojas
en la letanía de mi verso
y alto beso eterno
puedes vestir el tiempo
de horizonte sediento
en mi mano está nuestro deseo
de volver al momento,
mi cura de soledad
en clamor mi verdad,
de resquicio
donde vierten mis ilusiones,
en verso vuelvo a mi comienzo,
ese que me tienes preso
de tu flor en mi corazón,
flores cantaban en nuestro sueño
niebla de humedad
mas yo recogiendo semillas
de aquellas secas
mas una iluminada, al agacharme,
vi tu verdad, de cuerpo agonizante,
ayúdame gritaste, mas
el repetitivo:
-´´Yo la única dama de noche´´
desde estos años que han pasado
voy a tu súplica.
Leannán-Sídhe
Oh flor iluminada en la noche,
valle de niebla y árboles rodeando,
lo más bello, que alcancé a soñar,
mi Lhiannán, aquel valle de tu hogar.
Tierra eterna sin fugar.
Mi anhelado viaje de vuelta allá
lo más bello que he visto junto con más,
de Escocia, y actual, británica Isle of Manx,
te amo sin soñar, nos ayudamos, mutuamente;
pero si vuelvo podré saber exactamente,
lo que necesitabas, mi amante del duende.
Mi súplica avenida;
quien hizo, que cayera de pie,
te adoro, y eso es poco,
venga a mí, tu inspiración lejana, de este mundo,
en la eternidad, de esta existencia, blanca cierva,
mi señora fada, siempre estás.
Glorificando mi caminar,
auspiciando, mi soñar.
Te imagino, cuando viva contigo;
ya este cuerpo yerto,
pero el alma, que ama lo oculto
todo por descubrir, dentro,
existencias que pasé,
vidas por venir,
más la actual pulir.
Leannán-Sídhe
Lucho de nuevo, contra cada uno,
y este uno, nada por dejar atrás,
la una y treinta, cuando te siento, de verdad.
Tu escudero sin igual, mi escudera, sin igual.
nada me da igual, todo infinito,
de miel de dioses,
bajo tu túmulo,
espíritu protector, tu apellido, mi dama;
así salvaste a tu amado,
viva tu caricia,
viva tu pericia,
luz de mi luz,
emoción, llanto de verte, danzando, a mi son,
el nuevo, día resurgirá en tu pestaña decidida,
en mi cueva do pintar, la esencia del arte,
lo que habita, detrás de los sentidos,
nunca me has abandonado,
ni me abandonarás,
así cada noche:
-Buenas noches hadita
y me respondes:
-Buenas noches, Miguel mi principito.
Lhiannan Shee
El Castellano
III
Señora hada:
Me afilo, en el borde de la hoja,
el sentimiento y su cuchillo,
para blandir el sonido de un grillo,
avanza no se detiene es mi vida mirando alto,
al compás de tu compañía vuelas
hada mía la sinfonía
para tornar la caricia,
mi vida va quedando bajo tu manto de nuevo,
vistes la amanecida dicha
para cumplir mi premisa,
esa que sólo tú bajo tus alas
me salvaste del borde de la cornisa,
si estoy vivo es por tu latido dentro del mío,
fiel suplicio envuelto
en flores de difunto naciendo de mi pecho,
justo tú justo tú y yo,
creciendo, brotando al unísono,
para acampar el latido disuelto,
subiendo caudales,
recorriendo valles y sus flores,
despertando de la tierra albores,
rajando en ella nuestra nueva vida que comienza,
te veo llegar vestida de versos humeantes a mi entraña,
puedo sentir de nuevo,
cayendo en el instante de miel de nuevo,
nada que dejar atrás,
he encontrado tu amor,
es real como este hálito de vida que me arrasa
mis venas y de mi sangre se apodera
para retornarte mi bella quimera,
del monte a la alameda
viaja mi amor una vez entera,
mirando el camino en jacintos su floresta,
voy a tu valle mi hada,
flores de niebla rigiendo,
la isla entre bruma su encanto nacido,
isla de Manx que visité
y era tu hogar mi bella señora hada
por acampar cogiendo semillas de tu morar
los tiempos me conocieron
para que hoy seas mi bella musa
en mi mirar, te amo de verdad,
pregunta a la niebla
pregunta al agua si yo no te amo de verdad.
El Castellano y Leannán-Sídhe
Solo una vez en la vida,
la caricia viene descrita
y sus labios la besan
sólo una generación en vida
al rayo su tormenta sin pagar precio
mecida la visita
la parca es efímera,
va avanzando
la quimera ya descrita
es tiempo de derrumbar del amor sus barreras
y abordar los cabos sin despedidas
el cielo queda abierto
el beso de sus labios tejidos
los papeles por derramar los sueños
enarbolados los suplicios
yo sí estoy hablando
en un tiempo que cae muerto,
colgando de las pestañas los nervios punzados,
el tiempo de nosotros dos se construyó,
a la llamada estabas despierta
y no fue para ser de la araña cena,
avanza mi quimera
te tiene presa
el verso derrama sangre
esta noche que diluye raudales de luz
y su vítrea verdad
que no se para
no te alejes nunca compañera,
seré umbral y su primavera despierta
sí por tus labios que cae el violeta,
y horizontales deseos me cuelgan y acampan el alma
por verte junto a este duende,
al primer trasluz de ilusión verdadera,
hoy forjas mi entereza entera,
hoy me desvisto en tu piel que visto
por las flores derramadas
llora mi ventana,
arrasando la hora para quedarme a tu vera,
y orgulloso al mundo gritarle
que soy vivo ahora,
no descansa mece mi vida,
por el violeta opaco del firmamento
y su trazo,
yo hoy y todas mis vidas te atrapo,
que me importan océanos y sus trazos
si yo te sostengo en mis brazos,
eres mi hombro,
eres mi brazo,
eres mi fuerza y mi regazo,
deslumbra el paso y te cuento mi abrazo,
que esta noche mecerá el halago nunca descrito,
por la piel y su caricia de arrojo encendido,
ven a mí ven a mí
quiero que seas mi suplicio
cuando yo a ti te miro,
porque mis nervios limas,
y mis ganas destapas
yo te amo a ti Leana.
El Castellano y Leannán-Sídhe
Leana,
Suspira mi mundo yerto,
hojas de mi árbol sin desmochar,
trenzado el vértice
voy hacia el límite,
sí allí donde la hoja se dobla
para comerse a sí misma,
tus héroes vueltos papel y polvo
pasado el tiempo,
yo soy el único que se mantiene vivo
en pie escribiendo,
para llegado el momento
arrasar y conquistar de nuevo,
constructor de poemas,
ardiendo en su fuego,
quebrando su lapicero,
exprimiendo las letras por dibujar,
inspiración del borde del papel,
alma con arrojo como ayer,
alimentando los espíritus que le hablan,
trenzando el humor muerto
en su canto como idiomas de los dioses,
muerto el tiempo sólo quedo yo
para derretir el horizonte en letras de malva,
para volver mágico el sonido,
y acampar el humano vivo,
puedes apagar de la radio no hablan de mí ni de ti,
resplandeciente fulgor de centella soy
alma en esencia, escritor muerto sin tiempo
yo soy tu elevada inspiración que te lleva
para forjar poemas de tus venas.
Y gritarle al oído que no he muerto.
Cuéntale, cuéntale al viento de este humo,
que me trae preso,
por avenidas yertas, olvidadas del verso,
y sus ángeles estrellados,
humor vivo por fuerza celeste aguerrido,
ven, ven conmigo olvida tu camino,
seré luz avocada a la perdición de lo vivido,
conquistando, destruyendo y tejiendo
aliento de tu copa de vino,
era o es llegó mi tiempo,
de enhebrar palabras al olvido,
desmenuzar sentimientos
para tornarlos materia de saliva y aliento,
para destruir el momento,
yo centella del universo,
viene por tu beso labrado
en la estepa corriendo de la vereda a la rambla
dulce su estampa,
quebrada en el verso de hiel,
sembrada en la dulce palabra de miel,
indestructible esencia,
relámpago de la centella,
vida y vid de la quimera despierta,
guerra eterna por deslumbrar tu interior,
inspiración cercana
donde nace y late el amor,
humor trenzado, humor de ababol
ese por el que el humano encuentra su sol,
inspiración olvidada,
muda caricia,
tejida en el eco sordo,
de la oscuridad y su hálito desmembrado,
en espiral de vértice y umbral.
III
Sangre violeta cultivada en el seno de la entraña,
ese soy yo tu humor trenzado,
sin tejer palabras yertas por tus ojos fundidas,
más allá de la montaña
y del eco eterno de un tiempo desvanecido
en flor de niebla y umbral,
inspiración sin nombre ni apellido
tu demonio tejido,
jamás carcomido,
en el sino que te destapó poeta del viento
a lo que naces sin destino,
que no sea abordarme la calma y su vino,
destellos fugaces por conquistar
en la entraña de la ola de mar,
y en la niebla de la isla de Manx,
sí soy yo quien te habla de verdad
Leannán-Sídhe en tu mirar,
reina hada del bosque de las sombras
de la profundidad,
llegó tu suplicio dormido,
de enfrentarte a tu quimera despierta
y a tu manantial fulgente de inspiración,
yo tu humilde servidor,
un humilde escriba sin tiempo,
que te amo desde el albor,
quien mereció
tus besos escritos,
para volverlos flor,
tu humilde servidor,
del bosque al manantial de inspiración,
soy yo quien te mereció,
pregunta al viento que mi nombre te dejó,
Förüq sin condición
más que no sea dormirse
en tus besos sembrados de inspiración
dime tu demanda te cumpliré
sin tardanza siendo tuyo en albor de esperanza.
Vale seré solamente tuyo.
Suspiro por ti amor,
elevada conciencia de mi creación al albor
suspiro jamás yerto en flor,
soy yo eres tú un reino vivo
de ilusión,
por trenzar el hálito en el ascua,
que rige toda inspiración,
para el mundo venas de humo,
para mí mi realidad tejida en uno,
piel y verso sin razón,
elaborado amor
sí nacido del rayo de sol,
para poseer mi alma y corazón,
desvaneciendo mi dolor,
brotada mi lágrima carmín de fuego
desangrándose mi amor
acampado por todo el resquicio del alma y su flor,
enamorando hasta el hueso de mi esternón
pura llama sin razón más que congelar el hálito silente,
lejos de común fuente desvelada muerta la sombra del horizonte
muerta la lanza y su fiebre,
quién contra mí soy invencible
soy ruido en el alma que te acampa
quien te besa llegada la una y media de tu madrugada,
quien en amor te acampa el alma,
llegada de un confín, a habitar tu pecho y espalda,
no es tiempo de correr, si no de desvanecer tu miedo,
a florecer, llegado el tiempo,
muerta, tu araña, soy yo quien te queda,
un mundo, en tu vena,
un horizonte, de estrellas,
limpias , puras, nacaradas,
sí soy yo quien te habla en albor,
tu hada fiel de la sombra,
Leannán-Sídhe
somos tú y yo presos de desvanecer el latido colgado al cielo,
de habitar el recuerdo en ilusiones y sueños ardiendo,
para vencer muerto el suplicio
en alma de verso y arrojo para ti mi sonrojo,
para decirte que soy yo quien te ama de verdad
muerta la espera soy yo
quien te queda.
Y yo soy quien te ama mi quimera,
poseyendo mi alma entera.
Mi alma anclada en gozo,
de que tú seas su ilusión verdadera,
quimera de piel y amable entrega,
soy tuyo hasta el tiempo
que me verá desvanecer a tu lado
naufragando mi barco,
hoy te visto de amaranto,
perfumada de rosa esquiva tu mirada,
para encender mi candil y su verso,
a ti estoy sujeto como el inicio del tiempo,
que jamás me verá desvanecer de tu puerto,
hoy avanzas mi canto,
para pintar de tu color su verso,
que ya no se retuerce ni retorcerá
muerto el beso,
queda servirte mi flor de hueso,
despierto,
despierto, mi reino vuelto el nuestro,
resumiendo el latido por ti confeso,
para resplandecer,
y que viva siempre nuestra luciérnaga de amor,
iluminando el abismo y su garra,
para ser yo quien te ama
mi Leana.
Quien te vistió el cielo
de todas las flores mi amada.
Preludio de tu posesión de alma esta mi quimera dispuesta,
para relucir mi vida quieta y su estampa que inverna,
muerta la calma y su abrojo de plata,
todo lo que queda es ella,
vida para el telar de mi letra,
despierto el alarido y su estampa cuelga,
muerta mi araña es ella quien queda,
para florecer el viento flores de sol latiendo,
y su bello campo de amor por deslumbrar al rey lucero,
era o no era llegó mi tiempo
desnudo el tiempo,
me visto de cuervo,
para volar su cielo,
mis violetas nocturnas caen en flor
junto con mis sentimientos,
para acampar el sonido y su destello,
soy yo quien quebró para ella el tiempo,
el horizonte gritaba su amor envuelto,
lloraba una primavera de nuevo,
soy yo el que escuchaba atento
fiel de su beso,
para mí no era invierno,
si su estampa relucía de nuevo,
era sin duda mi tiempo,
el de rajar el suelo
sembrando mi aliento,
despertando al muerto,
trepando la ilusión
en su pupila de hierro,
desmenuzado el latido
quedó que yo vivo
por el latido
que me mantiene en vilo,
a ella sujeto y preso,
para florecer en ella el beso
y mi caricia quedar proscrita
a su submundo de los condenados
así como su estampa brilla.
Nada que negar, nada que defender,
solo tu piel por escalar,
mantenme aparte
estoy rezando a mí mismo,
quién vendrá a sostenerme,
llegado mi punto final,
sólo un alma allí estará,
nada por dudar,
eres tú Leana mi verdad,
todo lo que hago correcto,
estampa de vid y cielo,
por aguantar,
el cielo por doblar,
llegado el final,
quién si no tú me sostendrá,
abismos afuera, todo por llegar,
sin nadie que nos juzgará
estaré a tu lado de verdad,
y la perfección de ese modo alcanzar,
desmochado mi demonio
en el lugar,
robado al tiempo tu suspiro nacido
por mi aliento enardecido,
eres tú quien me habla
yo quien te responde a garra, letra y poema
desde la entraña a la zarza,
y su espina ensamblada,
que yo soy quien te ama
y en verso te llama seré yo quien nos sostendrá
en el ocaso de la eternidad mi reina
señora hada.
Ahora llegado el final,
mi tiempo me sostendrá,
mi piel esquiva en tu boca se arrancará,
con el saber preso
que de tu aliento soy convicto,
mi hada Leanan
el viento de nuestro aliento queda repleto,
cayendo por la avenida del miedo
jamás mi aliento si no el color de mi verbo,
debatiendo si de malva o caléndula tornar el viento del firmamento,
para acampar en tu boca con el mejor beso,
sostenido mi traslucido pío,
en el destino que a tu lado jamás me verá esquivo,
hilos de mi tiempo desvanecido
en la boca de la estrella por dibujar
con mi lengua,
una vez más mi estampa repleta con la tuya estará,
el ombligo del umbral se desmigaja vivo,
para rajar su entraña mi te amo
a flor de garra y rosal que acampa
mi humilde entraña,
floréceme el viento de nuevo,
seré yo quien allí estará,
sembrando en invierno sus mejores besos
del firmamento sedientos,
y sí nacieron estos abrojos míos versados
es y será para que alguien nos recuerde amor
por los siglos que nos vendrán.
Pacto de sangre consumado,
temblando,
el hálito dormido y su cielo con su grillo enarbolando
su canto a la luna sempiterna de antaño,
viste y vistió mi amaranto,
que colgado estoy de su manto,
vid de mi quimera por sembrar
su aliento vivo,
en la piedra del olvido,
muerdo yo lo vivido,
es y será mi sino,
blandiendo a la mitad del viento mi trino,
para llegar y conquistar el humor vivo,
hoy te descubrí preciosa mi compañera,
por entonar contigo quedó la letra,
tejiendo mi cauce sanguíneo,
tu estampa de sed por navegar mi camino,
por desnudar el alma contigo,
destruidas mis murallas de lo sentido,
queda el recorrido que tu lengua traza por mi nido,
para descubrir contigo el suspiro que avanza
por el camino,
ese que me trae perdido,
alzándote un firmamento de las flores de los valles por si vivo,
destapando mi secreto en tus labios,
desnudando el sentir preso,
ese que por tus cabellos cuelgo.
para amanecer en tu bella boca,
allí donde despierta el azabache de la noche.
Camino descalzo tu campo de rosas mi amada,
en espinas sus besos sangrientos,
forman ellas mi aliento,
a esta noche que las ilusiones se hacen cuarto y
tu boca es de amaranto, sólo nuestro amor hendido del cielo,
que nos sangró los sueños,
mi vida conquistará tu aliento,
allí donde la yedra escala el árbol,
y mi ser caiga preso de devorarte el sentimiento,
esta es mi vida que me late el verso
y por tus ojitos tengo mi firmamento,
ese por el que la noche es azul y el día amarillo,
para acampar hermoso el sonido,
y trenzar el álamo sin desmocharlo,
sólo allí el humor caerá trenzado,
por el aliento al viento
fluirá nuestro secreto,
de la posesión verdadera de tu aliento a mi alma
verdadera eres ilusión de fuego y bella quimera en verso,
voy allí al submundo de las almas
y te encuentro entera,
cómo no encontrarte si brillas entera,
hoy el nervio me avanza
por desnudar mi entraña
flor de niebla y umbral enamorado
hoy soy yo a tu lado,
y que el mundo gire y se estampe entero
que yo amor te seguiré perteneciendo.
Solo una vez se destapará el canto
quedando de los labios preso un sonido enarbolado
demente el hueso estallará grillos y sus huestes,
blandiendo a mi luna sempiterna de encanto atravesado,
ese por el que el sueño será encontrado,
mi vida te seguirá perteneciendo,
fiel de su caricia,
el hálito correrá sin disciplina,
allí solo allí tu caricia será sentida,
fiel de su alquimista que la vela y aguarda,
fiel de súplica su embestida,
es momento su araña cae tejida,
destapa la caricia dormida,
para acabar su vida
en la hoja de aquel árbol donde todo termina
me aguarda el reino de los valerosos versos,
hoy por hoy encuentro su calma
y me aborda su estampa,
para ser yo bajo tu entraña
quien tu ansia guarda,
sólo por tu vida mi mundo no caerá torcido,
mi bella mi adorada
mi musa de mi entraña enraizada,
soy el que ves que a tu beso llama,
quien te duerme en el cuerpo de tu cama,
floreciendo en piel y verso su entraña,
abierto su latido,
eres tú amada todo lo que yo poseo,
incendiada mi estampa,
eres tú lo que afila mi calma,
la ola de mi océano que clama,
muerta la hora, llegado el umbral
quién vendrá a sostenerme quién sostendrá mi navío
si tú eres lo que yo vivo,
y junto a ti partirá amada mi rumbo.
Estrellas fugaces me siembran tu caricia,
por los astros fugaces siendo mis nervios cómplices,
se destapa el velo arraso tu calma,
me cuelga tu amor a mi entraña,
vuelo por las ramas de este sentimiento de fuego
se afila mi verbo y te encuentro,
sueños deslizan mi cuerpo,
mi armadura es mi verso,
que crepita el beso,
acabando de ti deseoso,
lícito el momento de acabar bajo tus labios,
de nuevo tu piel incendio,
para estar bajo tus brazos ileso,
para ser vivo poeta de tus ojos,
el verso sea mi pluma,
la sangre mi tinta
y tu amor mi fuego,
para acabar de este sentimiento preso,
que da vida a mi hueso
viva el verso,
viva tu vida a la mía unida,
hoy descubro la avenida,
que no escapa sin caricia,
mi vida encendida,
no es tiempo de huida,
te sostengo fiel a mi súplica,
enciendo de tu cuerpo el brasero
y bajo tus ascuas me quemo,
para descubrir que soy vivo poeta bohemio enamorado,
hoy visto de besos el amaranto,
mi cuerpo es tu casa,
viva el verso,
hendido en sentimiento,
por la luna y su crucero,
por el cielo y mi lanza despierto,
hoy quemo el universo,
Para quedar nosotros dos
en llamas envueltos,
no te dejaré escapar,
con mis versos flamearás,
vida a mi vida sujeta,
por los cielos descrita,
y su plomo deja de serlo,
para ser nubes cargadas de besos,
sólo una vez en la vida tu caricia queda descrita,
sólo una vez en la vida nazco para morir en tu boca,
devuélveme a la vida lucharé por los dos,
sin despedida, sin desquicia,
el verso brillará más que antaño,
el océano le quedará pequeño,
seré tu dueño,
a la noche que reinan las estrellas,
vivirá siempre nuestra luciérnaga,
de la luz su caricia,
conquisto el cielo
para que viva siempre mi verso,
y soñando te encuentro al calor de los luceros,
la luz se desdobla para parir
nuestra hija de oscuridad.
El Castellano y Leannán-Sídhe
A la sombra purísima:
oh, de virginal encanto,
del secreto más pulcro tu origen,
vine yo siguiéndote,
tú a galope de una opacidad
te daba forma,
arquetipo de una figura en suelo,
quién osado,
completase tu opacidad de materia,
resquicio de aliento de un sueño eras,
como bosquejo contorno,
o relieve inimaginado,
eras reflejo suave
todos los colores,
en tu esencia sin carne,
sin cuerpo,
quise peinarte sombra,
como el movimiento te hacía,
y deshacía.
No escapabas nunca,
sortilegio eterno,
de este mundo de espantos.
Resguardos lumínicos
te acogían
y disparaban, mutilándote,
yo cuanto más me acercaba a ti
tú más te alejabas,
quería acariciarte sombra,
ser de tu sangre,
amarte como se ama,
al imposible que belleza dicta,
y tus labios siempre besa
y penetra,
oh parca sombra,
quiero vivir contigo,
como para ti el tiempo es invento,
desliz te capturase,
y te guardase por los siglos fríos,
ardiente en mi corazón que es piedra,
como mi amor a Musa dicta desde tu orilla,
que dilema es pensado,
por mi gato ante el mirlo
que puso tres nidos,
violeta fulgor endiosado eres,
carne y cuerpo de éter,
magia insondable
sin peso ni brida,
ni aljaba,
eres soga todo cuerpo,
que reflejas su erecta perdición de su color,
oh azul índigo te surcase,
trasmutarías hasta ser lo que ven en la luz las polillas,
oh almas errantes,
paso a un estado alado tras muerte,
mensajeras de dioses en plano terreno,
he venido contigo por el son sin tiempo,
a pactar con mi condena,
a casarme contigo mi perdición,
de todo lo que vivo,
aliarme contigo,
amada como sirvo a Leana mi Señora Hada,
no me enterrarán contigo,
pero te alimentaré
de mi sudor y lágrimas riego mi patio,
donde hasta que muera traeré a mi araña,
toda simiente vegetal,
desde el baldío a la rambla deja el arroyo,
desde el cerro bajo al monte del barbecho,
y cultivo, deja vivir con acequia
al bonito forraje
que nunca muere,
porque como yo siempre
crece y crecerá de nuevo,
sea en esta vida o no,
la existencia.
Principito tomando número y orden.
El castellano y Leannán-Sídhe
Entre sierras y montañas
de verdes y valles de ríos sangrientos,
ven pasar la espada de Hipsípila
árboles milenarios
asolando a los caídos,
ven lejos los astros prepotentes
de sí mismos,
desconocen el hijo del viento y el Sol
que va por los senderos,
¿Dónde irá ese hombre?
-Sólo él lo sabe,
a una princesa vampiresa
le prometió una flor
de la montaña más remota y alejada
pasada la Torre de Hércules.
Con raíces la trajo,
sin un solo pétalo perdido
ni hoja caída,
a la orilla del río la puso,
a la orilla del río ella la quiso.
Cada primavera iba a visitarla,
cada primavera su flor
de color distinto vistió.
Un año notaron triste a su flor,
extrañaba su montaña.
Su amada le pidió piedras y tierra
de donde fue encontrada,
a si lo quiso, así sería.
Al llegar a la montaña
en el lugar de donde estaba la flor,
allí una serpiente sabia encontró,
cual ella le dijo:
Si muere esa flor morirá tu alma:
-¿Qué misterios entraña
pues dicha hermosa flor?
Es hija de los cielos como tú, contestó.
Sí quieres saber más pregunta
a la reina de las mariposas,
que yo estoy tomando el sol.
Cogió las piedras y tierra y marchó,
en el camino una mariposa
se posó en su hombro,
le dijo al oído
sígueme mi madre te espera en el bosque,
allí fue,
la reina de las mariposas,
le dijo que esa flor fue
de las más antiguas en crecer
después de los helechos,
tan antigua que tenía
capacidad de sentir intacta
como los humanos.
De ella se despidió
tras darla permiso
para beber de su néctar.
Rodeando la flor
puso la tierra y las piedras,
decidió tras el consejo
de la serpiente y de la reina mariposa,
visitar a la flor cada mañana.
Su princesa también se alegró
y del bosque un lobo para Hipsípila
regaló,
en amor juntos vivieron.
Un día la flor se cerró,
en su interior
semillas latieron hasta
caer a la tierra
con las primeras lluvias;
de cada una de ellas,
brotaron plantas jóvenes
con los colores del arco-iris en sus hojas,
de cada semilla
de esa antigua flor
despertaron las hijas sídhe;
hadas que cuidaron el bosque
y cada arroyo, esa fue su leyenda,
un cuervo un día en su ventana posó
dijo con amplia voz:
A la tercera luna llena
vuestro mundo caerá en guerra
solo el tejo milenario de las runas del padre
Tuyo Hipsípila tiene las llaves para a los muertos llamar a volver a vivir
Y a vuestro lado luchar
el árbol inmortal solo pedirá un acertijo
para ayudar mi nombre que es Förüq
os ayudo por traerme sustento cada día
desde que sigo a vuestro lobo del bosque
de la sombra y el manantial eterno.
Hipsípila, crisálida azogada,
Reflejando su muda,
Y a su dueño abandonarla
para ver lámina de cielo emplomado,
lejano y distante su reino de amor está
Como su princesa por capturar,
El pájaro único, igual a todos,
Blandea en estiaje gris lánguido,
Mientras llueve en el jardín inglés
Bruñido su color añil.
Vientre de hierro
Donde crece su flor de difunto.
Vaga libélula destinada
Al estanque de la vida eterna.
Camina, difumina, rige su cenit.
Viejo lobo reclama
A su enamorada luna
Que le lleve,
Tordo, de la oliva tu fuste
Junto con el córvido tesoro
De nueces,
El duende su pipa humeando
El esfumino del sonido del grillo.
El reposo de castilla
Sin preludio de su princesa
Que no amará su tierra
Si no a su Hipsípila captor de su vida
Alba más preciosa
Que su anterior atavío triste
Mira los ojos de zinc de su dragón
Y la magia vuelve a su Amor.
Fúlgido insecto primero en descubrir
El estanque y al beber
Dragón tornó su ser.
Ahora le vendrá el reino
De los valerosos hombres
Él con ojos de fuego y sangre
Mimetizarse puede y en voz
Deslizarse, fúlgidas cabelleras
Cual hombre del norte,
Nada le oculta a su princesa
Que ya Más no quiere
seguir sus tareas de castillo
Ella quiere casarse con su dragón locuaz inmortal que le guiará
Al estanque de la vida eterna
Un pensamiento divaga
Del ser en que ella abrirá
El albita de la cuerda
Del grillo que marcará su son
En violín y oro caracol
Con siniestra forma de corazón.
Grama fría
en la aguja que mece,
que sostiene la enhebrada parca
de la mente que clama
la muerte de la conciencia
y su desdoblado humor.
Gris el hálito crepitando
que cayeron los templos
de huesos mientras
Hipsipila nacía
de la fuente de la vida
en reino inerte cobraba lugar
él lloraba piedras de montañas
subió los montes,
los hielos derritió, con paso lento y decidido
a las plantas les dió voz,
el reino del hombre cabalgó
sin entender su religión
que no era basada en el rayo de Sol
Hipsipila cabalgó y cabalgó
Sangrando su dolor en rocío de flor.
Un día se detuvo en un castillo
de las tierras del norte
allí descubrió una princesa
de ojos color tierra
y unos cabellos color de su fulgurado
Sol y su ilusión se encendió
pidió cobijo y allí conquistó aquella princesa
para luego hacerla su compañera eterna
compartiendo su secreto del manantial
ningún reino pudo más que al
de Hipsípila inmortal que a su castillo llevó
que traía toda simiente vegetal
y todo pájaro trinó Hipsípila siempre vivirá.
Legaba su destino a Hipsípila la segunda
luna nacarada, repleta en el ojo distante
del castillo reino del inmortal albor nacido
crepitando en la hoja de aquella crisálida bajo la flor
el bosque de la sombra y el manantial
con el que despertó aquel inmortal dragón
era iluminado en golondrineras y yedras siniestras
el lobo corría marcando sendero
hacia el tejo milenario puerta de la vida de los muertos
un torcaz mensajero llegó al castillo
con premisa de ofensa para Hipsípila
pedía la vuelta de su amada a las tierras del Norte
si era negativa la respuesta todo humano reino se alzaría en armas
contra ÉL denominado en aquella carta capataz y jardinero del Demonio
sólo la sangre le hervía en dorada rabia cuando su origen
era el origen de todo lo visible
ÉL, último guerrero de la luz
ya ante el tejo guardián presentado
humilde le pido ayuda todo nuestro origen peligra
el animal humano planea arrasar nuestro reino crecido gran sabio árbol
sólo uusted posee la llave de la tierra que hace temblarla y despertar todo
yerto ser que en ella
descansa y reposa y duerme le ofrezco mi humilde vida a cambio para
acabar con ésta cruel injuria
que nos azoga el alma y amenaza avanza no descansa de la sinrazón del humano
-Sólo una respuesta tiene mi pregunta y su recompensa será escuchada
¿Cúal es el nombre en el idioma más antiguo conocido de cuervo negro que mora
nuestras hojas?
-Förüq es la respuesta, contestó Hipsípila
tomad la llave y salvad este mundo de la maldad del hombre
fue presuroso en compañía de su amada y su lobo
a la orilla del manantial de la vida eterna sólo allí se encontraba
la cerradura
del cerrajero universal llamado Hierro
al meter la llave se escucharon todos los grillos cantando al unísono
del mundo entero y la princesa tropezó del susto cayendo al manantial
toda el agua torno color rojo hierro fundido y una silueta en roja sangre
se iba dibujando
en corazón naciendo del agua abriéndose
una mujer dorada con alas de murciélago y ojos sangre
dijo al despertar:
Hola mi amado Castellano soy la súcubo Leannán-Sídhe
dueña de la sombra.
Mundo salpicado de colores
de líneas decadentes y sumisas
al poder del linaje
el reino del hombre se alzaba a la tercera luna
como un pintor de batallas
él estuvo allí combatiendo
entre galeras y cañones de fuego
los mares teñidos de rojo Hierro
tuvo que combatir pero regresó a su castillo
allí su mujer le esperó
recordó quiénes fueron sus antepasados
y un temor le invadía
el denominado Diablo y su anterior existencia
con el nombre de Caballito del Diablo
vaga libélula que zigzagueaba buscando agua.
Le esperaba su nueva oportunidad de servir
a su padre darle un nieto en albor,
la sangre de Hierro le aguardaba
y le pidió a su mujer un lecho de flores de estramonio
trompetas de Higueras del Demonio
aquella noche sin luna
cabalgó la pasión de la victoria
con todo el reino de fieras yertas a su lado
codo con codo contra todo humano guerrero,
los animales le ayudaban decía la leyenda,
le prestaban sus ojos
la verdad él solo lo sabe porque sigue vivo.
La pasión le envolvía
aquella noche que su mujer se transformó
en la verdadera Señora Hada Lhiannan Shee
y el deseo cabalgó aquel Hipsípila en dragón de ojos de zinc
como su nombre dragón volador voló
adentrándose en el cielo encerrado de su mujer
todos los murciélagos del mundo
fueron a colgarse del castillo del inmortal y su mujer
nueve meses nueve días y nueve horas
dieron para que naciera de Leannán-Sídhe
la más bella hormiga León del mundo conocido
esperando hacerse adulta y beber
aquel hijo de Hipsipila del manantial ahora férreo
de la eternidad,
a espensas del ser futuro que avanzará de su muda
la joven Hormiga León Nepa Grandis.
Pasaron lunas
pasaron soles
mudó de pupa Hormiga León alimentada por sus padres
ya adulta lucía un cuerpo de libélula y alas enormes preciosas de cristal
acompañó a sus padres al manantial
y al beber
fueron naciendo pelos en su cuerpo que se iba quebrando
finalizando en la más bella Araña Lobo con alas de dragón
teniendo comienzo el reino de los inmortales
Hipsípila y Leannán-Sídhe
Iba avanzando el esplendor, de la dibujada primavera
de Ostara en resquicios parcos de vidas entre el reino vegetal
del castillo de Hipsípila,
el otro reino inerte alzado eterno al meter la llave
en la cerradura del cerrajero universal, cobraba en fiesta
su segunda existencia sin condición
hasta duendes y elementales de cinco siglos de vida
jugaban y correteaban por las plantas crecidas del castillo
dragones volaban rojos amaneceres del cielo
en este mundo sin el humano ser
sólo reinaba la bondad, no existía envidia ni odio
los caracoles hacían carreras con meta en la planta
que trajo Hipsipila de la montaña más remota
pasada la Torre de Hércules
los seres se agrupaban por clanes haciendo sus competiciones
y torneos del reino de sus semejantes
se daban regalos entre ellos
los duendes celebraban coronación ahora
en el bosque de la sombra y su río de sangre
bañado por el manantial eterno.
Suena el río, agua llevaba,
alma de fada silva ella,
bebía en la orilla alegre
flor roja lloró su tierra,
blanca cierva a fada triste
cazador hiere su flecha,
enhiesta espina gemía
flor abierta brotó en yerba
, fada herida ya descansa
latiendo la parca negra,
yace en helecho silente
suspira su sangre yerta;
Enamorado el helecho
una flor mágica asienta,
tambores suenan la tierra
los duendes lloran su fada,
ahora el helecho era ella,
mueven la piedra ocultada
cazador tropieza cerca,
el río ya lo llevara,
fada flor de helecho yerra
duendes cobraron venganza,
cantó lo que el bosque alberga,
misterio de cierva fada.
Fada flor de helecho inverna,
cicutas toman la sangre
veneno hacen, blanca cierva
cuervos la cena discuten,
cazador ya río lleva,
lleva el río su latido,
campanillas suena yerba
duendes coronaban fada,
fada su vida celebra
los espinos la cuidaban;
Flor de helecho fada bella.
Enhiesta flor fue semilla
, altiva plántula fue ella.
Quién fuera ella, tan linda.
Él fue y es, ella no yerra.
Aún plántula fue fada.
Valor, honor, sí fue cierta.
Él aún duende a ella la ama.
Ella la flor, no era yesca
ellos cuatro siglos ''juntos''.
Los dos sí saben, ''leyenda''.
Aquel fauno cazador cayó al río,
y el duende enamorado del hada
preparaba su entrevista con Hipsípila
debido y lanzado a revelar su secreto.
Ya en el alfeizar de la ventana del castillo
llamó con insistencia al cristal
Hipsipila le vio e hizo entrar
a qué se debe su honrada y grata visita
señor duende
-Pues traigo noticias importantes para usted
de mi origen, mi único secreto de vida.
Muy bien cuente sus nuevas si gusta
-Pues resulta que le llevo soñando
y todos mis sueños me indican que usted es el origen
eterno de mi espíritu en cuerpo
usted hipsipila fue y es mi siguiente vida
le agradezco despertarme de la entraña de la tierra
para poder descubrir con resurgir que mi vida
no cayó conmigo,
le pido con este mensaje cierto y verdadero
que me otorgue permiso para beber de la fuente
de la vida eterna para ver mi nuevo cuerpo, así como usted luce
apuesto, grande y recio cual hombre del Norte.
Afirmativo fue el permiso de Hipsipila
al señor duende resurgido desde del umbral,
se iban hacia el manantial una semana más tarde
de la visita, algo desconocía el duende enamorado
y era la sorpresa que le aguardaba...
Hipsipila cortó una rama con destino agua eterna
para ser injertada en el helecho hada amada por el duende.
Llegaron tras cruzar el bosque de la sombra
al dichoso manantial ahora custodiado por dragones enormemente armados
de fuego vivo su aliento, Hipsípila cogió con una tinaja de cristal
agua para la rama mientras el duende se decidía
fue bebiendo y todo su cuerpo se iba rajando por espinas vegetales
sus dos brazos eran dos flores enormes blancas de estramonio
y su cabello eran ababoles rojos finalmente cuatro alas de libélula en cristal
hirvieron bajo rojo color de sangre sus ojos eran como dos botones de hierro
fundido.
La rama de la planta tan antigua empezaba a abrir en flores de difunto
o caléndula a partir de sus terminaciones en hojas
era el momento a la novena luna llena haría Hipsípila el injerto como
agradecimiento,
allí fue, se adentró en el bosque guiado por su lobo
injertó aquella rama a partir de la yema de la enorme flor de amapola del helecho
hada
al entrar en contacto la savia de ambas plantas el agua eterna comenzó a trabajar
el tallo leñoso iba dibujando la figura y silueta creciente cubierta de hojas
con rostro bellísimo y dos hojas grandes de alas salía de la tierra y la planta
un hada con dos ojos turquesa en llamas para decir a Hipsípila:
Gracias soy Lhiannan Shee dueña de las entrañas de la tierra,
su amado duende al verla no pudo caer en mayor gozo,
y quedó preñada Lhiannan shee dando a lúz a los trescientos treinta y tres días
siguientes
un abejorro enorme eterno de ocho patas y alas de cuarzo, sus dos ojos
eran de mercurio y su cuerpo de azabache y vello de hierro.
Corría de la vereda a la rambla castellana
el inmortal hálito de quien bebíó de ese manantial de la vida,
decidieron el duende y el hada Lhiannan Shee
llamar a su hijo abejorro Genaro,
él iba feliz cumpliendo recados de su madre
como picar todas las flores del bosque sombrío
y traer el pólen a su madre que fabricaría con él polvo de hadas
con el que todo el reino inmortal viviría en amor y bondad
sin guerras,
un día llegado el verano y su estiaje
planificó Hipsípila un viaje de vacaciones
junto con su señora hada Lheannan-Sídhe
viajaron a la tierra de los mouros gigantes de las tierras del norte
allí cenaron y de la simpatía derramada
el dragón Culebre mitad serpiente mitad duende
se ofreció como escudero guardian del castillo y jardín de Hipsípila
a cambio de alimento Hipsipila aceptó,
aquella noche en las tierras del norte Leannán-Sídhe
reveló a hipsipila que le esperaba incluso antes de conocerlo
debido a que aquella antigua princesa que habitaba
tenía el alma de la despertada Lhiannan Shee
que falleció en cuerpo por aquel cazador fauno del bosque
mientras bebía agua y desde el helecho su alma era capaz de mudarse de cuerpo
hasta establecerse en el de la princesa que desde pequeña jugaba con duendes
necesitando volver a despertar eterna
en su cuerpo de hada con el agua e injerto que hiciste
el duende que despertaste tu antigua vida murió de soledad
regando el helecho con la flor de su hada
y protegiéndolo de toda fiera
debemos invitarle esposo Hipsípila a que vivan en nuestro castillo
y el duende sea real jardinero tuyo.
Así lo hicieron tras regresar con Cúlebre
y todo el mundo deslumbró de felicidad.
Canta mi sangre yerta,
de agua eterna
el hierro de mi tierra por sembrar,
trayendo toda simiente hasta desde el umbral
canta la amapola vieja,
sangre del corazón carmesí,
sueña mi semilla despertar,
donde el muerto cave su vida,
y mi cicuta triste,
enraize el paraíso,
de pieles sedientas
y hojas muertas,
corre mi otoño desde la vereda a la rambla,
de la fuente eterna
corre mi frío desde el infierno
al río de esta alma por ganar,
encina yerta de mi piel esquiva,
beso de tierra y vid,
beso de trigo y girasol,
canta mi amada Leana en su mirar
de cuchillo de espiga mi cante,
de zarza y espina mi amor
real como intangible nuestra eternidad,
áspero y rígido,
bravo y valiente,
duro y endeble,
metal y simiente,
pan y niebla,
niebla y bruma me desprende,
desde la boca hasta el pecho,
donde canta mi pasión sin despecho,
vive esta sangre caliente,
lumbre de mis tocones,
nube del cielo por dibujar,
a estampa de sed y viveza por entrañar,
canta mi umbral,
quiere tener soles y lunas sin gemir,
invierno llegas,
dibujando transparentes los miedos,
avanzas cada campo sin permiso,
helando hasta el hielo,
oda de mi sangre yerta,
por mi tierra me arde la siembra,
y el beso queda escueto,
parco el sentido enamora el hálito,
de nuestro feliz mundo
quién te viera marchar,
vestida de olivo y centeno,
de olivo y cebada,
de trigo y espada mi guadaña,
por la calma abrasas la esperanza,
en maldición cantas tu canción,
y los cuervos te rinde pleito de negra ala,
de grazno escondido en cada roble,
del humano yerto ser
desde la piedra a la cueva
abrasas oscuridad mi entraña,
dibujas tu vívida estampa,
donde el tiempo yace muerto,
y solo los duendes te entienden,
solo las hojas buscan su nueva vida,
deste sembradío de niebla me avanzas sin piedad,
la dicha y la sombra por ganar,
desde mi tierra encendida hasta la parca bonita,
desde el cante a la maraña,
te canta mi vida quieta
este amor de la mañana
en tu pliegue de sonrisa y en la noche de tu cara,
suspira el rojo,
quiere ser río de alma y arrojo,
quiere nacer abrojo,
el espino mece la espina de mi antojo,
y la amapola amarilla,
solo ella abre a la gran luz,
horizonte de mi piel que quiebra como ayer,
enamorado suspiro de frío,
enamora mi hielo,
donde duerme,
donde reposa el amor de mi sangre yerta eterna.
-Cantaba Hipsípila a su hada Lhiannan Shee
que juntos en armonía vivían en el castillo antigua y nueva vida.
El Castellano y Leannán-Sídhe
Latido inefable>
Latido inefable.
Cegadora siembra celestial,
en una acogedora alma,
dispuesta, los ríos sanguinosos tangibles.
Afino este mi acordeón del diablo.
Euforia sempiterna
en dos, tres esferas;
euforia es mi Real Acorde.
Sentencia relegada
de ángel desertando a morir.
Vida de la sangre en umbral.
Silenciosa premisa
en vals
de camino en piedra.
Rectitud en escala,
el ímpetu en sincronismo
de fase y etapa.
Dragón silente despierto,
suspiro cromático
una vena, una acequia,
un sendero en aflicción,
particular cercenado.
Bajo el signo de la rosa flamígera
despierto mi quimera
en estela.
Leannán-Sídhe
rompe tu letargo,
cielo e infierno,
comulgan en comunión,
de astros terrestres,
un ruego,
un sentido,
lucha contra uno mismo activa.
portal hacia la novena estrella
abierto.
Redención comienza,
Fase lunar cabalga,
reverbera la sola una.
Alma sin poso ni fondo.
Amarre en oscuridad
servido.
Al desangelado hálito escribo,
que al mar de luna,
le permito hasta donde acaba
mi intelecto.
Errante solar
caballito del demonio,
en cuatro alas montado,
voy a desgañitar
mi sola voz en papel
y tinta carmín
de pluma estilográfica
y su cruz,
carcoma de éter,
dispuesta,
ven a mi astro
no te morderá
la hormiga león que soy yo.
Mineral candente
su coto de luminarias,
invocado.
Estela cultivada refulge,
ahora.
Mientras cruje mi calavera,
un son minero,´
exacerbado,
hoy sí Musa
me alié con un cuclillo,
quien yo era.
El Castellano FÖRÜQ
Referencias:
Mi palpitar y pensamiento
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