viernes, 29 de julio de 2022

Crónica Mercurial

 Crónica mercurial:




Verte en mitad

un fuego magno,

destapar Quimeras y verbos indolentes,

sierpes de luna

lanzadas como rayos áureos,

sin impactar fondo ni poso,

ni augural ni fantasmagórico,

encumbrar la cumbre

tus divinos ojos,

tus númenes de cabellos

estelar rienda,

caballo solar,

oh, Lugh,

áurico semblante,

alce de tu acompañada idea,

oh Sol de soles,

y venas razones,

adorarte,

grande,

inmensurable,

como eres,

como me sabes,

oh, glorioso saber del desconocer,

verte vestida,

la sola pesquisa gloriosa,

de mí,

vestida de mí,

vengo de las sidéreas lumbres de abajo,

a verte ,

a besarte como se besa a un rayo de tormenta,

electrificas como siempre,

oh vid de mi vida insurgente,

al solo capataz del brillo alzado,

dicto,

arriba los altos cielos,

allá los ángeles sabemos del miedo,

solo para sembrarlo,

debido como es arriba

es ídem abajo,

canto,

venimos a vencer

al tiempo de la eternidad,

quererte abajo como se te quiere arriba,

masonería de noble comunero,

el querer de mi padre Odín Agustín,

no era lejana su estrella,

quería de mi estampa,

un ingeniero de silla y oficina,

pero la rebelión

marcaba el día mi nacimiento,

resultó el destino me quiso jardienero

mi verso,

letra como tierra,

alma como caléndula,

así la flor mágica de mi Musa

señora Hada

Leannán-Sídhe

caléndula de sangre

que abrió enraizando mi corazón,

y pecho al conocer yo su nombre.

Auge dictado a la milicia,

er-lobo bohemio avanza

no se detiene en Praga ni en su noche

ni en su sanguinosa bohemia,

Oh, Dectire,

cásame con Deirdre Reina oscura

mi dulce tormento,

hemos venido nacidos del ascua azabache,

dentro el color carbón,

fuera y dentro el unísono,

primera musa,

hasta el azul sideral Índigo

de mi Golondrina abismal,

hasta cuando,

hasta se impere el inverso

de la eternidad,

y lloren rosas su azul imantado,

lluevan enconos,

germinen céfiros como estacas,

y mi colmillo tenga la sed,

de su hambre

por nueva caza del ocaso ambarino,

ella me genera,

y no hace aún treinta y dos años la leí,

pero juro, a ello llegaré.


Förüq Esteban y Leannán-Sídhe

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