I
Zigzaguea mi confín
por un sinfín de brumas verdes
se abre paso entre un cielo
de zinc y yodoformo letal,
golondrinas que revolotean y sobrevuelan
mi miedo silente, de otros lares
y ceñidas pesquisas como un
lánguido gris, que entona
su cizaña primaveral,
duerme la sombra sobre su azur
clarín, bajo la torre
estira su cuerda el grillo,
el vientre, toda onda mueve,
y estridente afila al cable
estridente, de telégrafo sobre
su poste de pino yerto,
a grave laúd, blande nota la chicharra
estridente, como un recto horizonte,
suena su azul violín.
II
Ya suenan los áureos clarines
de la tarde, sin revuelos
ni zozobras expone la vastedad
uniforme, es una gloria acechante
el ruido de un Sol onírico
y tangible como se saborea
un dulce abrojo al pisarlo,
armas se blanden como repiqueteos
de tambor sus tamborileros
entre timbaleros de cobre y hierro
inunda el sentido entre la flor de muerto
y ababol flamígero;
había un charco de vívido reflejo
herida la tierra
casi ahogaba toda miseria,
ni todas trompas de Babilonia
cubrir podrían mi dicha sempiterna.
III
Era una espada cual reflejo
de nueva Minerva
azurada la negrura su noche,
venía cortejando
los azores rendían pleito de
robusta ala,
mi honor herido no bastaba
para no entregarme a
su dulce pleitesía me escalaba,
lanceros clavaban ya sus picas,
y los nobles laureles
embebían su honroso gesto,
el rostro su rosa hacía en mí
beldad y lauro, romo, metal
de vieja espada,
regaba ella los carmines
crean la vieja tierra,
oh Castilla,
bella mujer,
a ella chirría
mi cálido coro
de Mar, de Luna,
de fiereza.
FÖRÜQ EL CASTELLANO
MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA
Lugar Mirador del Henares
La Campiña
Castilla la Mancha
a 29/04/2023
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