viernes, 14 de abril de 2023

ODA DE SOL INSURRECTO

 













 





Oda al Sol:



Gran Sol, magnífico de fulgor,
gran hervor de rayos espadas,
eje y cumbre de rebelión
salta, sobre sienes
adentra, hilvana hoyos de tus pulcras hogueras,
corazón y llama enarbolada
viva estrella.

Día clavado; tu iris sediento sanguinoso
de azar fúnebre y luz candorosa

en Vestal iridiscente en flamas a lo alto,

a lo alto brillas como crece el talento;
y en cúspide abrazas y fulminas,

sembrado en nuestro corazón,
hijos somos de tu vientre helado de hierro,

rueda de fuego, Lugh en tu gloria,
alzo mi sentido y pesquisa de adorarte

germino toda dicha padre de mi conocimiento,
alma de rayo y lucero azur
mi señor, mi dios, mi escudo y protección,

oidor, de cuánto arte ha conocido, padre Supremo,
herrero, artesano de la belleza no creada.

Escúchame mientras te honren este,

el día de mi Musa en armas;
ella, arquitecta, concretista de mi sola dicha,



El invierno se ha ido, nos dejó atrás,
oh esse veris, Primavera, mi esposa
cénit de grutas y precipicios mi ánimo mercurial,

los campos están verdecidos y trinando en florestas hirientes,

que trae Ostara y su caricia de divina nota
vals de saturnina rienda,

de savia que escala todo terreno, y fríos ya entreabiertos.

Toda la tierra duerme en tu ausencia;
eje y tajo eres de rebelión.



Incluso en los mas decadentes tiempos

tu luz es el camino,
aeterna gloria, summun de vela y tijera,

para aquellos que necesitan tu crepitar,

de esperanza, amor, de brillo, de segadora calma,

relumbrando en la noche, invicto irisado,
cual ángel fierro de hierro.

Tu esposa regentada por madre Luna,
una, como ella, madre del sueño, ninguna.

Buscando toda tu luz, toda oscuridad empuja,
te sé, me sabes, ya no siento frío,
la Musa de este poeta del viento vive.

La primavera está aquí, 

y días aún más cegadores vendrán

los campos están desnudos
su transparencia ocupada,
vestidos de celestial verde de lanzas
y pretiles carros de savia terruña,

el ganado en rediles y pastando



Enciendo este mi valor, en tu honor,

Resurjas tu vida de nuevo al mundo,
hasta incendiarlo.

Mi lira te cante la sola noche que traes flagrante,
entre ímpetu fuerza y coraje
acepta padre este mi amor valiente,
indestructible.



OH LUGUS

Solar y poderoso,
Rey de reyes

sol sobre nosotros, padre los dioses, hermoso
te pedimos

tu regreso al alma incendiada,

en virtud que te amima y habla,

que traigas a nosotros la luz

y el calor de tu vida.
Entre tus aspas y rayos áureos,
tu luz plena, bondadosa.



Trae nueva la vida de nuevo a la tierra.
El don y virtud de savia, sangre o los tres.

Trae de nuevo la luz a la tierra.

y aleja la saeta oscura
impía, que te retiembla la calma,

al alba más preciosa.
Es tu lumbre solar,



Maestro encumbrado, sin rival,

del arte que florece y en tus manos germina eternamente.

En nuestras entrañas germinamos tu ocaso,

nosotros los escribas sin tiempo vivo,

cabalgamos todo tiempo difunto entre corceles difuntos,

guiados por tu sazón y hoguera de tu Honrosa Luz flamígera
en imprudente tacto.

AWEN!



Diestro compás
ambivalente

en sol mayor,

bruma de idea socarrada.

Flamígero desdén;
mar de ascuas eres,

congelado en llamas

de fuego azul.

Horizonte sin prisas
ni finitas sendas
que jamás meces,

que arrostró
tu sudor de rayo,

todos los rostros

de abril resplandeciente y puro.

Abre el nuevo fervor de tu luciente.

Y su solitario azar de relámpagos

de tu azur hermoseando,

enclaustrado.

Vírgenes encinas, y almendro de soto,

entre un nogal

dependiente de su sombra.

Al verdor de inusitados pinos,

me caracolea

la fronda del monte. Musario cerro desnudo,

Espino amarillo de mi dossier,

Caléndulas solariegas

que amarillean su silvestre ralea,

esposa complaciente de Sol naciendo.

Brilla esta infamia

de campo abierto.

A esta última lagartija

lanzo un baquio seguro,

sin disfraz ni apellido perenne.

Mudez última

de sangrada amapola.

Sanguínea tormenta

de dureza blanda

con agua de mi terco aljibe

obtuso en litigio de iris vespertino,

y su sangre que baila

el suelo terreno,

que en culto a ti Lugh yo beso.

Y avanzo como raíz de los dioses en la Tierra.

Hijo y sirviente de Candavmis dios del Trueno.



Förüq



Reflexión:

Como el Sol brilla en lo alto de los cielos,

es nuestro deber cuidar y hacer florecer todos los talentos,

y sus virtudes sembradas y habitadas en nuestro caduco corazón humano,

en y con manos de la divina Sabiduría madre de Superior Conciencia de Razón regentada en luminosa aura y amor a luz de rey Padre astro que otorga todo azar de vida en este planeta que dirige y domina.



El Castellano 29-04-2019



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