Rompiendo el nueve, cedo turno. Su Sol murió. T. T. T. 333 9 ~√π÷×¶∆£¥$¢^°{\}>
Autor Miguel Esteban Martínez García
Entre sierras y montañas
de verdes y valles de ríos sangrientos,
ven pasar la espada de Hipsípila
árboles milenarios
asolando a los caídos,
ven lejos los astros prepotentes
de sí mismos,
desconocen el hijo del viento y el Sol
que va por los senderos,
¿Dónde irá ese hombre?
-Sólo él lo sabe,
a una princesa vampiresa
le prometió una flor
de la montaña más remota y alejada
pasada la Torre de Hércules.
Con raíces la trajo,
sin un solo pétalo perdido
ni hoja caída,
a la orilla del río la puso,
a la orilla del río ella la quiso.
Cada primavera iba a visitarla,
cada primavera su flor
de color distinto vistió.
Un año notaron triste a su flor,
extrañaba su montaña.
Su amada le pidió piedras y tierra
de donde fue encontrada,
a si lo quiso, así sería.
Al llegar a la montaña
en el lugar de donde estaba la flor,
allí una serpiente sabia encontró,
cual ella le dijo:
Si muere esa flor morirá tu alma:
-¿Qué misterios entraña
pues dicha hermosa flor?
Es hija de los cielos como tú, contestó.
Sí quieres saber más pregunta
a la reina de las mariposas,
que yo estoy tomando el sol.
Cogió las piedras y tierra y marchó,
en el camino una mariposa
se posó en su hombro,
le dijo al oído
sígueme mi madre te espera en el bosque,
allí fue,
la reina de las mariposas,
le dijo que esa flor fue
de las más antiguas en crecer
después de los helechos,
tan antigua que tenía
capacidad de sentir intacta
como los humanos.
De ella se despidió
tras darla permiso
para beber de su néctar.
Rodeando la flor
puso la tierra y las piedras,
decidió tras el consejo
de la serpiente y de la reina mariposa,
visitar a la flor cada mañana.
Su princesa también se alegró
y del bosque un lobo para Hipsípila
regaló,
en amor juntos vivieron.
Un día la flor se cerró,
en su interior
semillas latieron hasta
caer a la tierra
con las primeras lluvias;
de cada una de ellas,
brotaron plantas jóvenes
con los colores del arco-iris en sus hojas,
de cada semilla
de esa antigua flor
despertaron las hijas sídhe;
hadas que cuidaron el bosque
y cada arroyo, esa fue su leyenda,
un cuervo un día en su ventana posó
dijo con amplia voz:
A la tercera luna llena
vuestro mundo caerá en guerra
solo el tejo milenario de las runas del padre
Tuyo Hipsípila tiene las llaves para a los muertos llamar a volver a vivir
Y a vuestro lado luchar
el árbol inmortal solo pedirá un acertijo
para ayudar mi nombre que es Förüq
os ayudo por traerme sustento cada día
desde que sigo a vuestro lobo del bosque
de la sombra y el manantial eterno.
Hipsípila, crisálida azogada,
Reflejando su muda,
Y a su dueño abandonarla
para ver lámina de cielo emplomado,
lejano y distante su reino de amor está
Como su princesa por capturar,
El pájaro único, igual a todos,
Blandea en estiaje gris lánguido,
Mientras llueve en el jardín inglés
Bruñido su color añil.
Vientre de hierro
Donde crece su flor de difunto.
Vaga libélula destinada
Al estanque de la vida eterna.
Camina, difumina, rige su cenit.
Viejo lobo reclama
A su enamorada luna
Que le lleve,
Tordo, de la oliva tu fuste
Junto con el córvido tesoro
De nueces,
El duende su pipa humeando
El esfumino del sonido del grillo.
El reposo de castilla
Sin preludio de su princesa
Que no amará su tierra
Si no a su Hipsípila captor de su vida
Alba más preciosa
Que su anterior atavío triste
Mira los ojos de zinc de su dragón
Y la magia vuelve a su Amor.
Fúlgido insecto primero en descubrir
El estanque y al beber
Dragón tornó su ser.
Ahora le vendrá el reino
De los valerosos hombres
Él con ojos de fuego y sangre
Mimetizarse puede y en voz
Deslizarse, fúlgidas cabelleras
Cual hombre del norte,
Nada le oculta a su princesa
Que ya Más no quiere
seguir sus tareas de castillo
Ella quiere casarse con su dragón locuaz inmortal que le guiará
Al estanque de la vida eterna
Un pensamiento divaga
Del ser en que ella abrirá
El albita de la cuerda
Del grillo que marcará su son
En violín y oro caracol
Con siniestra forma de corazón.
Grama fría
en la aguja que mece,
que sostiene la enhebrada parca
de la mente que clama
la muerte de la conciencia
y su desdoblado humor.
Gris el hálito crepitando
que cayeron los templos
de huesos mientras
Hipsipila nacía
de la fuente de la vida
en reino inerte cobraba lugar
él lloraba piedras de montañas
subió los montes,
los hielos derritió, con paso lento y decidido
a las plantas les dió voz,
el reino del hombre cabalgó
sin entender su religión
que no era basada en el rayo de Sol
Hipsipila cabalgó y cabalgó
Sangrando su dolor en rocío de flor.
Un día se detuvo en un castillo
de las tierras del norte
allí descubrió una princesa
de ojos color tierra
y unos cabellos color de su fulgurado
Sol y su ilusión se encendió
pidió cobijo y allí conquistó aquella princesa
para luego hacerla su compañera eterna
compartiendo su secreto del manantial
ningún reino pudo más que al
de Hipsípila inmortal que a su castillo llevó
que traía toda simiente vegetal
y todo pájaro trinó Hipsípila siempre vivirá.
Legaba su destino a Hipsípila la segunda
luna nacarada, repleta en el ojo distante
del castillo reino del inmortal albor nacido
crepitando en la hoja de aquella crisálida bajo la flor
el bosque de la sombra y el manantial
con el que despertó aquel inmortal dragón
era iluminado en golondrineras y yedras siniestras
el lobo corría marcando sendero
hacia el tejo milenario puerta de la vida de los muertos
un torcaz mensajero llegó al castillo
con premisa de ofensa para Hipsípila
pedía la vuelta de su amada a las tierras del Norte
si era negativa la respuesta todo humano reino se alzaría en armas
contra ÉL denominado en aquella carta capataz y jardinero del Demonio
sólo la sangre le hervía en dorada rabia cuando su origen
era el origen de todo lo visible
ÉL, último guerrero de la luz
ya ante el tejo guardián presentado
humilde le pido ayuda todo nuestro origen peligra
el animal humano planea arrasar nuestro reino crecido gran sabio árbol
sólo uusted posee la llave de la tierra que hace temblarla y despertar todo
yerto ser que en ella
descansa y reposa y duerme le ofrezco mi humilde vida a cambio para
acabar con ésta cruel injuria
que nos azoga el alma y amenaza avanza no descansa de la sinrazón del humano
-Sólo una respuesta tiene mi pregunta y su recompensa será escuchada
¿Cúal es el nombre en el idioma más antiguo conocido de cuervo negro que mora
nuestras hojas?
-Förüq es la respuesta, contestó Hipsípila
tomad la llave y salvad este mundo de la maldad del hombre
fue presuroso en compañía de su amada y su lobo
a la orilla del manantial de la vida eterna sólo allí se encontraba
la cerradura
del cerrajero universal llamado Hierro
al meter la llave se escucharon todos los grillos cantando al unísono
del mundo entero y la princesa tropezó del susto cayendo al manantial
toda el agua torno color rojo hierro fundido y una silueta en roja sangre
se iba dibujando
en corazón naciendo del agua abriéndose
una mujer dorada con alas de murciélago y ojos sangre
dijo al despertar:
Hola mi amado Castellano soy la súcubo Leannán-Sídhe
dueña de la sombra.
Mundo salpicado de colores
de líneas decadentes y sumisas
al poder del linaje
el reino del hombre se alzaba a la tercera luna
como un pintor de batallas
él estuvo allí combatiendo
entre galeras y cañones de fuego
los mares teñidos de rojo Hierro
tuvo que combatir pero regresó a su castillo
allí su mujer le esperó
recordó quiénes fueron sus antepasados
y un temor le invadía
el denominado Diablo y su anterior existencia
con el nombre de Caballito del Diablo
vaga libélula que zigzagueaba buscando agua.
Le esperaba su nueva oportunidad de servir
a su padre darle un nieto en albor,
la sangre de Hierro le aguardaba
y le pidió a su mujer un lecho de flores de estramonio
trompetas de Higueras del Demonio
aquella noche sin luna
cabalgó la pasión de la victoria
con todo el reino de fieras yertas a su lado
codo con codo contra todo humano guerrero,
los animales le ayudaban decía la leyenda,
le prestaban sus ojos
la verdad él solo lo sabe porque sigue vivo.
La pasión le envolvía
aquella noche que su mujer se transformó
en la verdadera Señora Hada Lhiannan Shee
y el deseo cabalgó aquel Hipsípila en dragón de ojos de zinc
como su nombre dragón volador voló
adentrándose en el cielo encerrado de su mujer
todos los murciélagos del mundo
fueron a colgarse del castillo del inmortal y su mujer
nueve meses nueve días y nueve horas
dieron para que naciera de Leannán-Sídhe
la más bella hormiga León del mundo conocido
esperando hacerse adulta y beber
aquel hijo de Hipsipila del manantial ahora férreo
de la eternidad,
a espensas del ser futuro que avanzará de su muda
la joven Hormiga León Nepa Grandis.
Pasaron lunas
pasaron soles
mudó de pupa Hormiga León alimentada por sus padres
ya adulta lucía un cuerpo de libélula y alas enormes preciosas de cristal
acompañó a sus padres al manantial
y al beber
fueron naciendo pelos en su cuerpo que se iba quebrando
finalizando en la más bella Araña Lobo con alas de dragón
teniendo comienzo el reino de los inmortales
Hipsípila y Leannán-Sídhe
Iba avanzando el esplendor, de la dibujada primavera
de Ostara en resquicios parcos de vidas entre el reino vegetal
del castillo de Hipsípila,
el otro reino inerte alzado eterno al meter la llave
en la cerradura del cerrajero universal, cobraba en fiesta
su segunda existencia sin condición
hasta duendes y elementales de cinco siglos de vida
jugaban y correteaban por las plantas crecidas del castillo
dragones volaban rojos amaneceres del cielo
en este mundo sin el humano ser
sólo reinaba la bondad, no existía envidia ni odio
los caracoles hacían carreras con meta en la planta
que trajo Hipsipila de la montaña más remota
pasada la Torre de Hércules
los seres se agrupaban por clanes haciendo sus competiciones
y torneos del reino de sus semejantes
se daban regalos entre ellos
los duendes celebraban coronación ahora
en el bosque de la sombra y su río de sangre
bañado por el manantial eterno.
Suena el río, agua llevaba,
alma de fada silva ella,
bebía en la orilla alegre
flor roja lloró su tierra,
blanca cierva a fada triste
cazador hiere su flecha,
enhiesta espina gemía
flor abierta brotó en yerba
, fada herida ya descansa
latiendo la parca negra,
yace en helecho silente
suspira su sangre yerta;
Enamorado el helecho
una flor mágica asienta,
tambores suenan la tierra
los duendes lloran su fada,
ahora el helecho era ella,
mueven la piedra ocultada
cazador tropieza cerca,
el río ya lo llevara,
fada flor de helecho yerra
duendes cobraron venganza,
cantó lo que el bosque alberga,
misterio de cierva fada.
Fada flor de helecho inverna,
cicutas toman la sangre
veneno hacen, blanca cierva
cuervos la cena discuten,
cazador ya río lleva,
lleva el río su latido,
campanillas suena yerba
duendes coronaban fada,
fada su vida celebra
los espinos la cuidaban;
Flor de helecho fada bella.
Enhiesta flor fue semilla
, altiva plántula fue ella.
Quién fuera ella, tan linda.
Él fue y es, ella no yerra.
Aún plántula fue fada.
Valor, honor, sí fue cierta.
Él aún duende a ella la ama.
Ella la flor, no era yesca
ellos cuatro siglos ''juntos''.
Los dos sí saben, ''leyenda''.
Aquel fauno cazador cayó al río,
y el duende enamorado del hada
preparaba su entrevista con Hipsípila
debido y lanzado a revelar su secreto.
Ya en el alfeizar de la ventana del castillo
llamó con insistencia al cristal
Hipsipila le vio e hizo entrar
a qué se debe su honrada y grata visita
señor duende
-Pues traigo noticias importantes para usted
de mi origen, mi único secreto de vida.
Muy bien cuente sus nuevas si gusta
-Pues resulta que le llevo soñando
y todos mis sueños me indican que usted es el origen
eterno de mi espíritu en cuerpo
usted hipsipila fue y es mi siguiente vida
le agradezco despertarme de la entraña de la tierra
para poder descubrir con resurgir que mi vida
no cayó conmigo,
le pido con este mensaje cierto y verdadero
que me otorgue permiso para beber de la fuente
de la vida eterna para ver mi nuevo cuerpo, así como usted luce
apuesto, grande y recio cual hombre del Norte.
Afirmativo fue el permiso de Hipsipila
al señor duende resurgido desde del umbral,
se iban hacia el manantial una semana más tarde
de la visita, algo desconocía el duende enamorado
y era la sorpresa que le aguardaba...
Hipsipila cortó una rama con destino agua eterna
para ser injertada en el helecho hada amada por el duende.
Llegaron tras cruzar el bosque de la sombra
al dichoso manantial ahora custodiado por dragones enormemente armados
de fuego vivo su aliento, Hipsípila cogió con una tinaja de cristal
agua para la rama mientras el duende se decidía
fue bebiendo y todo su cuerpo se iba rajando por espinas vegetales
sus dos brazos eran dos flores enormes blancas de estramonio
y su cabello eran ababoles rojos finalmente cuatro alas de libélula en cristal
hirvieron bajo rojo color de sangre sus ojos eran como dos botones de hierro
fundido.
La rama de la planta tan antigua empezaba a abrir en flores de difunto
o caléndula a partir de sus terminaciones en hojas
era el momento a la novena luna llena haría Hipsípila el injerto como
agradecimiento,
allí fue, se adentró en el bosque guiado por su lobo
injertó aquella rama a partir de la yema de la enorme flor de amapola del helecho
hada
al entrar en contacto la savia de ambas plantas el agua eterna comenzó a trabajar
el tallo leñoso iba dibujando la figura y silueta creciente cubierta de hojas
con rostro bellísimo y dos hojas grandes de alas salía de la tierra y la planta
un hada con dos ojos turquesa en llamas para decir a Hipsípila:
Gracias soy Lhiannan Shee dueña de las entrañas de la tierra,
su amado duende al verla no pudo caer en mayor gozo,
y quedó preñada Lhiannan shee dando a lúz a los trescientos treinta y tres días
siguientes
un abejorro enorme eterno de ocho patas y alas de cuarzo, sus dos ojos
eran de mercurio y su cuerpo de azabache y vello de hierro.
Corría de la vereda a la rambla castellana
el inmortal hálito de quien bebíó de ese manantial de la vida,
decidieron el duende y el hada Lhiannan Shee
llamar a su hijo abejorro Genaro,
él iba feliz cumpliendo recados de su madre
como picar todas las flores del bosque sombrío
y traer el pólen a su madre que fabricaría con él polvo de hadas
con el que todo el reino inmortal viviría en amor y bondad
sin guerras,
un día llegado el verano y su estiaje
planificó Hipsípila un viaje de vacaciones
junto con su señora hada Lheannan-Sídhe
viajaron a la tierra de los mouros gigantes de las tierras del norte
allí cenaron y de la simpatía derramada
el dragón Culebre mitad serpiente mitad duende
se ofreció como escudero guardian del castillo y jardín de Hipsípila
a cambio de alimento Hipsipila aceptó,
aquella noche en las tierras del norte Leannán-Sídhe
reveló a hipsipila que le esperaba incluso antes de conocerlo
debido a que aquella antigua princesa que habitaba
tenía el alma de la despertada Lhiannan Shee
que falleció en cuerpo por aquel cazador fauno del bosque
mientras bebía agua y desde el helecho su alma era capaz de mudarse de cuerpo
hasta establecerse en el de la princesa que desde pequeña jugaba con duendes
necesitando volver a despertar eterna
en su cuerpo de hada con el agua e injerto que hiciste
el duende que despertaste tu antigua vida murió de soledad
regando el helecho con la flor de su hada
y protegiéndolo de toda fiera
debemos invitarle esposo Hipsípila a que vivan en nuestro castillo
y el duende sea real jardinero tuyo.
Así lo hicieron tras regresar con Cúlebre
y todo el mundo deslumbró de felicidad.
Canta mi sangre yerta,
de agua eterna
el hierro de mi tierra por sembrar,
trayendo toda simiente hasta desde el umbral
canta la amapola vieja,
sangre del corazón carmesí,
sueña mi semilla despertar,
donde el muerto cave su vida,
y mi cicuta triste,
enraize el paraíso,
de pieles sedientas
y hojas muertas,
corre mi otoño desde la vereda a la rambla,
de la fuente eterna
corre mi frío desde el infierno
al río de esta alma por ganar,
encina yerta de mi piel esquiva,
beso de tierra y vid,
beso de trigo y girasol,
canta mi amada Leana en su mirar
de cuchillo de espiga mi cante,
de zarza y espina mi amor
real como intangible nuestra eternidad,
áspero y rígido,
bravo y valiente,
duro y endeble,
metal y simiente,
pan y niebla,
niebla y bruma me desprende,
desde la boca hasta el pecho,
donde canta mi pasión sin despecho,
vive esta sangre caliente,
lumbre de mis tocones,
nube del cielo por dibujar,
a estampa de sed y viveza por entrañar,
canta mi umbral,
quiere tener soles y lunas sin gemir,
invierno llegas,
dibujando transparentes los miedos,
avanzas cada campo sin permiso,
helando hasta el hielo,
oda de mi sangre yerta,
por mi tierra me arde la siembra,
y el beso queda escueto,
parco el sentido enamora el hálito,
de nuestro feliz mundo
quién te viera marchar,
vestida de olivo y centeno,
de olivo y cebada,
de trigo y espada mi guadaña,
por la calma abrasas la esperanza,
en maldición cantas tu canción,
y los cuervos te rinde pleito de negra ala,
de grazno escondido en cada roble,
del humano yerto ser
desde la piedra a la cueva
abrasas oscuridad mi entraña,
dibujas tu vívida estampa,
donde el tiempo yace muerto,
y solo los duendes te entienden,
solo las hojas buscan su nueva vida,
deste sembradío de niebla me avanzas sin piedad,
la dicha y la sombra por ganar,
desde mi tierra encendida hasta la parca bonita,
desde el cante a la maraña,
te canta mi vida quieta
este amor de la mañana
en tu pliegue de sonrisa y en la noche de tu cara,
suspira el rojo,
quiere ser río de alma y arrojo,
quiere nacer abrojo,
el espino mece la espina de mi antojo,
y la amapola amarilla,
solo ella abre a la gran luz,
horizonte de mi piel que quiebra como ayer,
enamorado suspiro de frío,
enamora mi hielo,
donde duerme,
donde reposa el amor de mi sangre yerta eterna.
-Cantaba Hipsípila a su hada Lhiannan Shee
que juntos en armonía vivían en el castillo antigua y nueva vida.
El Castellano y Leannán-Sídhe
Indicarte, que se está cumpliendo nuestra profecía, la flor mágica traje, a ti mi hada vampiro, es un haya que este año casi muere de tristeza por quemarse todo julio con mi Sol padre, estaba a punto morir, y le traje nueva tierra, y cuidé saneando, encontré a la reina de las mariposas en Usanos una mariposa tigre Macaón,, debajo mi magnolia dorada puse el haya ahora feliz en sombra con nuevas hojitas y viva a rabiar, no morirá, ni mi alma trenzada con ella y contigo, buenas tardes Leannán sídhe mi señora hada.
Historia en curso:
Tiempo que era llanamente hondo,
como pozo sin poso, ni fondo,
severamente profundo,
como fantasmal visita
sobre lazo silencioso,
buscaba yo tamborileo grave,
entre hileras sordas
entre nuevas flores
de trompetas de los ángeles,
danzar entre círculos de grama húmeda
y corajes de aventar nuevas espigas
de olor a yesco trébol rojo.
Hice una hilera de guijarros;
preparé mi propio templo
con torreón y almena nueva,
un foso bordeando y cuidando
mi nueva siembra de ababoles,
templo asilvestrado con urna para ofrenda
y depósito nueva agua virginal,
era suficiente de tiempo insuficiente
a nuevo otoño que comenzaba,
con olor a hojas de chopos arrebatadas,
y majuelos agudos en espinas,
rebordes cardillos de as damas
erigiéndose tempranamente,
maduraban los tomatillos del diablo,
solanum nigrum
que ni caracoles resistían
sus lustrosas hojas morder,
las colas de zorro ya se divisaban aventando
terreno de su nueva simiente,
afinaba mi cuerda
tendido a ras terreno,
sembrado a pretil gesto,
como se siembra una pipa,
y tarda treinta y un años
que porto en girar el sol,
carrasquillo háblame,
que penas traes de virgen encina.
Cuéntame tus oscuros romances
con vientos de luna,
y tus flores de difunto casadas con SolFerro.
Dime a mí que te cuido con esmero,
aguardando tus flores de piedra
y tus bellotas del mañana.
Árbol mío,
avanzo este mi caduco corazón humano,
como vampiro solar
me remarco,
un solo de voz desangelada,
y volví a honrarte,
de esta nueva tierra.
A viento pagano,
voz de alma amada,
inamovible,
firme, regia,
de raíz arcana.
Tu rostro en verdor
de hojas afiladas llevas,
acaso igual o semejante
a hermanas blandes.
Río de encinas y flora reborde,
amor de tierra a lo que es
y crece en ella,
vine por vuestras voces,
jamás marchiten vuestras notas,
de longevidad imperial.
Förüq castellano
Escuadra bronce:
Ilusiones quemadas en papeles con tinta,
con los sonidos sordos de un eco de imágenes
el amanecer en sus ojos del cielo encerrado.
Silencio en palabras que el despierto corazón duerme,
la mente ciega las observa con su pensamiento claro
sus penas bebidas del fondo de su copa de cerveza.
Sonrisa arrancada a la luna de un viernes,
un secreto en un gesto que su mirada grita.
El despiste que convierte en ofensa el fallo;
Un sentimiento distante que próxima te quiere.
El tiempo que tarda en decir adios al por qué gana,
ahora llora la almohada al viento que no dijo nada.
Pensamientos negros
Te sentí amor y por querer pensarte
la realidad silenció mis latidos;
Aquella flor que llamada amor
ninguna más bonita pudo ocupar su lugar.
Entre la tenue luz de luna que me abrigaba
abrí la puerta que me condujo al campo
de negros lirios por el camino de ida sin regreso;
La cabra rojiza los masticaba al compás de un si bemol;
Donde la luz que me daba calor era ausente,
tras de sí un sendero agrietado por el que fluía
el río de las flores desangradas;
Hacían ellas mi último aliento,
un yo te perdí amor y se hizo la noche sin luna,
cesó aquel si bemol.
Publicado por Miguel Esteban Martínez García autor en sábado, noviembre 21, 2009
Podando recuerdos para volver a amarte,
dolorosos detalles caen y vuelvo a desearte
aquella mi rosa que llama al frío pero resiste
cantando a la víspera del invierno triste.
El ocaso del tiempo que la dispara ya se disipa;
gota de rocío que se evapora con el sol en su visita
y la sonrisa que resplandece sus labios los besa,
para encontrarse con el te quiero el beso que alegra.
El fuego del deseo se hacía con su compañía,
con el que los besos y caricias recorrían su fantasía;
De deseo en deseo transcurrió su vida y su anhelo
de cuidarla para no perderla nunca y soñar despierto.
Con su campo de derrotas y victorias en sus sueños
un nuevo insomnio de sentimiento en sus recuerdos;
solos en el encerrado mar del amor no demostrado
su amor quiso ser fuerte y no caer olvidado.
Publicado por Miguel Esteban Martínez García autor en sábado, noviembre 21, 2009
El ritmo de tu cuerpo,
donde el agua y la poesía
hacen el amor.
El fondo de tu mirada
el manantial de esmeraldas.
El calor de tus piernas,
El terciopelo de tu piel.
La suavidad de tus caricias
mi motivo para viajar
allí donde el te quiero
lo dices sin hablar.
Lo que me alegras
sólo con tu existir.
Es todo lo que significas para mí,
lo que me haces sentir.
Es el agua de tus besos.
Es el fuego de tus labios.
Eres tú.
Eres tú mi vida, mi luna.
Eres tú en cada noche fría mi calor.
Eres tú la chica que siempre soñé,
la chica que siempre deseé,
la que vivía en mi subconsciente
para cuando apareciese
darla lo mejor de mi existencia.
Deseos, ilusiones, anhelos
definiendo mis sentimientos.
En mis recuerdos tus besos
sabor de hiel.
Tú mi motivo para soñar.
Tú mi sueño, mi dormir y no despertar,
tú todo para mi.
¿Por qué no has aparecido
en mi vida todavía?
cuando por amor se quiere
a quien no ama
y por soñar se vive amando,
por amar se vive soñando,
y el que siente se miente
quiero mi despertar y verte a mi lado
para sentir que en un pasado
andé con la botella en la boca
y no que ella
chupó de mí mi vida entera.
Publicado por Miguel Esteban Martínez García autor en sábado, noviembre 21, 2009
Yo te sentí
Puedo escribir todos mis pensamientos
y ninguno podrá reflejar mis sentimientos,
el amor no quiere ser pensado,
ni si quiera ser conocido,
sólo sentido.
Yo te sentí amor
y por querer pensarte
desapareciste entre la ténue luz de luna que me abrigaba.
Allí la razón apagó los latidos de un corazón.
Como tierra yerma
marchitó aquella flor que un día llamé amor
y ninguna pudo ocupar su lugar,
sólo la hiedra brotó hasta tapar la luz que me daba calor.
Pero yo te sentí amor.
Publicado por Miguel Esteban Martínez García autor en sábado, octubre 10, 2009
Contando mis recuerdos para volver a amarte,
me pierdo en tus detalles y vuelvo a desearte.
¿Cómo estar triste? si siempre te tengo presente.
¿Cómo ser débil? si tu amor me hizo ser fuerte.
Es el ocaso del tiempo que me dispara,
derrotas y victorias en este campo de batalla.
Una sonrisa y un beso recogió mi alma
junto con un te quiero sincero esa fue tu arma.
Mi pensamiento vi volar junto a ti
desde el momento en que te conocí.
Con mis besos y caricias tu cuerpo recorrí.
Mi pasión mantenerte viva dentro de mi.
Contigo en mi vida, se encendió el fuego del deseo
y de deseo en deseo encontré mi anhelo,
el insomnio de este vivo sentimiento
no perderte nunca para soñar despierto.
Y a si cada día volver a amarte y desearte.
Publicado por Miguel Esteban Martínez García autor en sábado, octubre 10, 2009
PLUBIA AMÔRIS
Plubia cordis, ardentissime cupere amóris
stupóris, dêsíderium, sempiternusa laetitia.
Diês, carpentum, accrêvî calôris.
Colôris, vita, venerâvî canôris.
Laetitia exspectare cupitum nostra.
Ostendi âlae, festînâvî blanditia.
Cropinquus, somnus, versus, littera.
Prôfêcî imus, creâvî blandus.
Basium dulcis, aqua pûrus.
Sânô anima, fidus fruor.
Cupidus somnus, flagrô metaphora,
suspirium natura, amâvî ferventis.
Distantia dêstinâvî dedisco côgitâtum.
Volui pûrus, sôlus cordis.
Callis unus, sentido sensisensum.
Fôrmôsa societas, contentum esse vêris.
Ignis, dêlectô noster appetîtus fôrmôsus.
Förüq
LLUVIA AMOR
Lluvia corazón, suspira por ti amor
estupor, deseo, eterna alegría.
Día, noche, crece calor.
Color, vida, venerada sinfonía.
Alegría soñada, deseada nuestra.
Muestra alas, acelera caricia.
Cercanía, sueño, verso, letra.
Entra profundo, crea sonrisa.
Beso dulce, agua pura.
Cura alma sinceridad uso.
Deseoso sueño, arde metáfora
suspira esencia, amando fogoso.
Distancia decreta olvido de razón.
Querer puro, solo corazón.
Vía una (vida mía), sentir.
Hermosa compañía, contentarse primavera.
Fuego, complaciendo instinto hermoso.
Förüq
III
Disparo de plata:
Fuente de mi vida,
yo que he nacido de esta piedra,
y por ella mi luz no rompe los siglos
que me crearon,
te busco como agua que arregaza,
como brillo del fulgor y su carcoma,
he visitado y he contado mis muertos
nunca han sido suficientes para vivir,
en este hielo que crea adereza mi corazón
con mi alma de lanza,
mi estaca de yodoformo,
germinando mi rosa de psiquiátrico,
he intentado patentar el suspiro
que corre que vuela por la ventana,
una caricia de espina,
y un pétalo oxidado,
te busqué sentimiento y tu abrojo,
por cuántos lindes mecías tu cerrojo
y tus cerrojillos de cerrado,
soberbio me lancé en la oscura noche
como un disparo de luz,
alcanzándome una luna de plata
siendo mi verso sincero,
y fui silencioso
empresario del verbo crear,
cuántos disparos me creaban de la nada,
siendo fugaz hoguera de la llama
su eterna vida.
El Castellano
Por el plantío de mi casa
que ella es verdadera
que por ella los lobos no meriendan
flor verdadera
miel de Hipsípila
avanza no se detiene
es una furia que nace
se parte el alma entera
que ella es verdadera
miel de quimera
flor de primavera
mi señorita dama de la sombra
hija de la luz y de la tiniebla
avanzo el bosque de la sombra
nada me detiene
quiero abrazar a la primavera
y que sus brazos se dibujen,
que por ti cantan los montes
en esparto y espliego
por ti se abre la tierra
y se come mi pasado
que solo conozco un presente
desde que te conocí
y el mundo me guarda tu sonrisa
del barranco a la rambla
baja a correr mi alma
que por la Flor primera
cierran en verso
y se blanden los tambores de los grillos
para con una trompeta de los ángeles
el cielo derrumbar
y que si no vivo allí contigo
el infierno espera
que florezca rosas
en invierno.
Lime esta araña:
Limé, el tiempo se abrió
estremecieron fulgores mansos,
mordí el viento
aboqué aromas de florestas húmedas
a un límpido reposo
digno de altas flores,
yo construí el engranaje de mi silencio
latido de este el mío verbo,
hojas atrás no murió mi ímpetu,
cabalgó horas de hastío rey del tormento,
un cebollino nombré caballero de mi poesía
trashumante.
Diestro compás silente me reí de la muerte,
pétalos atrás no caí sin simiente
era o no mi dulce suerte,
rajando al silencio clavándole
fugaces muertes para otros ojos
para otros esbozos dementes,
ritmo cadente al fragor de nanas aterciopeladas,
en verde musgo un fantasma de lo vivido muerdo,
abrigué mi latido me tocó vivir
en casa del surrealismo,
un trance desdoblado de boca abierta,
siendo esta escritura un pez de eterna cola,
satisfecho cuándo
no dejaré de escribir ni aunque muera,
alguien lo pregunta,
no me cansa esta limadura,
abro la puerta del cerrajero universal
por si algo suena,
una serpiente preguntó
si era yo real acaso tú lo eres o te acabo de pensar,
vente al lago de la vida eterna
mataremos a Hipsípila
que luce senil y arrogante,
carpa respira en tierra creyó que la tierra era su cielo,
un ocaso perdido,
una luz difunta,
entre el verdor de los pinos
una lustre sombra camina,
jilguero que en su cardillo posa,
bola que no sé dónde anclarla,
vida en mi tiesto
si no soy planta lo demuestro,
luce de risa mi esqueleto,
raspas atrás alimento este don funesto,
ventanas rotas, cristales calientes
todos los cuadros de tu vida
volviéndose polvo,
todos tus héroes vueltos pasto,
infinito remanso
cúspide de mi alma hiriente,
sones quiebran tambores,
abeja de mi panal yo quiero tu flor
tengo el aguijón,
viviendo para el momento,
nací mejor que la estática muda
de esta araña infernal,
entre estos jardines del alba
nací vencejo
como toda existencia tuve infancia
con mis animalitos que encontraba
feliz fui,
crecí y tomé del mundo
gustos como disgustos,
a mi sufrimiento
lo puse con marco en mi habitación.
saqué mis clavos con otros clavos,
y qué, fui malo y bueno,
este planeta acaso no obliga,
reí lloré al fin dije
estoy vivo, que venga el mejor que yo
que yo mejoro lo mío,
consumí solariegas planicies del polvo,
pero no fui pelo ni pelusa,
me gusta lo que me gusta,
azares precoces de mi destino
desnudo en oscuros puertos sin salida,
indemne tras estamparme
de precipicios al ardor de cinco silos,
era o no era soy el mayor egoísta cobarde,
pero amo mi estampa porque sólo yo la llevo,
qué remedio mejor vendido
ninguno,
déjame ser veleta de este negro puerto,
flagra mis espinas de hierro,
seré mejor que yo mismo
conforme mande el tiempo,
llórame estas nubes de otoño,
que me arde este cuarto de siglo,
disfruté y lloró mi abismo,
dame los puntos cardinales
de tu cuerpo
seré reflejo y tormenta perfecta,
perdí el norte en mi poema
llegaré derretido el horizonte
a tu casa cabaña del cielo
lloraré metales y simientes
hasta que zarpes mis mares.
IX
Derrites mi estampa fija
al ardor de tus ojos marrones
este hielo mío alzado,
miradas obtusas
entre la ventana al infierno,
deslices quietos se cuelan
por abismos dibujados,
escucha el sonido de tu grillo,
estira su sol mayor,
allí donde la luz que le daba calor
era ausente, crepitaba entre yedras,
el amor a su espiga naciente,
ababol entre fulgores silvestres
tras él
el sendero agrietado
por donde nacía el río
de todas las flores desangradas,
lirios negros acompasaban su orilla,
llegando al manantial eterno,
de Hipsípila y su reino,
ocasos sonrientes,
entre miradas complacientes,
el único reino se estremecía,
derretían sus pilares,
la oscuridad hizo manada,
el día tornó noche cabalgada,
vapores exhalaban las esencias
que todo conformaban,
los cauces olvidados
se llenaban de sangre
los ríos lucían su rojo brillo
con hematite,
la realidad había cambiado,
los colores lucientes de los suelos
eran dominados por tonos mustios,
cual era de la penumbra,
los mares eran seña de brea encendida,
el averno tomó superficie,
todo lo muerto se alzaba de nuevo,
era de las caras muertas,
la lluvia caía hacia arriba,
las estrellas de aquella noche eterna
en vez de luz
emitían a modo de ironía
capítulos de erase una vez el hombre,
todos los edificios
se alzaban ahora horizontales,
Los huesos caminaban,
la luz quedó prohibida
bajo honda sepultura,
las leyes naturales fueron cambiadas
por antinaturales,
la aberración gobernaba
todo lustre en movimiento,
los peces se volvieron parásitos,
y se multiplicaban solos,
la red sanguínea
que seguía la vida
era de color azabache
por su podredumbre alcanzada,
no había oxígeno
todo respiraba humo
de este mundo en llamas,
Hipsípila era feliz en la luna,
sembrando sus simientes
siendo el principito
de esencia invisible a los ojos,
sabiendo que su retorno
estaba cercano,
para sembrar todo el planeta tierra
y tener su reino de nuevo.
Por esta fuente fría:
Retozo este empeño,
traspuesto a los fuegos
del hombre
y su cuerda,
pasa los tiempos llorando.
Diestro, ambivalente
en dirección umbría,
vive colgando huesos
de sus pestañas huecas,
bajo mis sombras,
cenizas laten,
la quebrada fluye,
un iris
de ojo negro
en estos pilares
de fuego
que me alzan
estaciones que correr
años que nacer
en tierra abierta.
Estrellas que matan,
mi aliento de piedra,
atravesando estos ojos
brota mi fértil lluvia.
Crepita mi dragón
en esta fuente fría
profundo,
arde su brillo
de oscuras alas,
retinas, un frente
la caída de esta falcata.
En este cerrado horizonte
rizado, expuesto, consumado,
mis soledades tejen.
Una encina
que lejos habla,
que cerca grita
yo soy por siempre,
eco que se retoza
entre verdes valles
que teñidos
en furor de sangres.
Ay la tierra.
Ay de ella,
sé mi hundida victoria,
por este umbral
silente que marca
mi frente,
por este puente, por esta cepa,
el ruido es fulgente,
los ocres rinden
en colapsos de tules
iridiscentes.
Cabalgaré el astro
traeré esta flor de luz
a Hipsípila,
de una montaña
a un dulce valle,
injertada la sombra
la vena late,
traigo la creada ascua,
por si reverbera,
sobre un tiempo muerto
en el que no dolía
esta rivera.
II
Rompo saco los ejes
de esta imaginación en campana,
yunques despiertos me clavan
que llegó mi momento,
taciturno lustre oxidado,
alas en bronce agujereado,
es por mí es por ti
que dicta este haz apolillado,
polvo en el viento
sombra desterrada,
el alma de un cuervo,
un granate dirige esta mi sed,
hasta ser color de ayer clavado,
al limpio, seco, duro faz ensartado
cabalgo que avanzo
y sombras me acompañan
esta visión serena, opaca, angelada,
siendo directriz fusilada,
que late el cuello de la penumbra,
cuando oscuridad llama
estoy sembrando objetivo
de mi postrada calma.
III
Tiempo que se oxida
en este vilo,
eternidad azogada
en negras tijeras,
es el tiempo
de mis murciélagos emergiendo
de las sombras y su madre,
se estira otra primavera
por mi avenida,
me mordieron
y no me arrepiento
de mi nueva vida que tiento,
oscuros silos me acogen
donde sembrar alaridos
de vidas traspuestas
a mi fría caricia,
soy ente de otro ente,
mi sombra me quiere,
yo la digo que un día la alcanzaré,
que muy lejos no vaya,
avanzo que trenzo
el tiempo de mi suspiro helado,
para no tener alma
ni espíritu de hielo,
sólo una sed de vida
por repletar,
de un horizonte al hierro
encontrado,
de una arteria
hago río de sangre
en mi adentro.
I
Blándeme en mitad del campo,
sólo allí que la encina enraíce mi carne,
el hinojo lata al son el tambor de sus flores,
la carrasca grite verdades del monte,
vereda quieta, enarbolada,
soledad disparada sin descanso,
sólo allí reinará mi alma,
en letras escritas en las hojas de vida,
las lindes teñirán de rojo y negro,
de tinta y sangre el resurgir del añil
aliento dibujado de toda vida en color,
del albor a la muerte en flor
se alzará mi latido con su amor.
II
Renace en la piel,
en el albor sin conciencia,
hace más frío que antes
sentido muerto, caído
olvido yerto
raíz del ser
más callado que el invierno
avanza camina a voz
todo lo que he perdido
polvo de estrellas, hierro de océanos
piedra de montañas...
hazme recordar alas cansadas
cosas grises que te gustaba sentir
mi amada así sabes
horizontales que no puedo olvidar
ejes verticales de conciencia
sin dormir
danza la primavera del lugar
con mi soledad pintada
en la sangre de mis ojos
todo lo que veo teñido
la ilusión cae en gotas derramadas
cayendo congeladas
desnudo mi cuerpo en la penumbra
del segundo quieto
raíces comiendo mis venas
hojas de mi historia mustia, abatida
sentido muerto
viviendo por ver morir el momento
momentos atrás que cae el recuerdo
sin miedo, sin sentimiento
todo hirviendo
sólo este sarmiento de cuerpo
esperando que juzguen a su alma
libre de maldad
quién estará allí
quién vendrá a darme un camino que seguir
solo en la oscuridad
donde todo comienza
las sombras me reconfortan
y veo en luz mi vida
para encontrarte
algo que darte de dentro de mí.
Un amor rugiendo en la boca de la estrella.
III
Diestro del mar a la montaña,
visten sus flores coloradas orgullosas y sentidas
cual caricia de su jardinero que las ama
el viento armado escala cual seco rayo
su sol enturbiado se paran las oraciones
Hipsípila dejó su crisálida
en un caballo alado recorre sierras y sus manantiales
recolectando toda simiente desde todo confín
al inerte sombrío albor,
mientras su fría luz crece y camina
sin franca tapia ni verja que detenga su escalar
vuela vaga la libélula para posarse en su hombro
recio brazo arrido ninguna simiente cae a su lado inerte
que lleva que trae a su castillo olvidado
hechiceros de todos los reinos desvelaban que sólo
un reino se mantendría vivo
y no era el del humano ser
Hipsípila cabalgaba por naturaleza su religión
abarcando de la tierra a la lluvia
cual rayo cortado de Sol su cabello
los pájaros trinaban en su castillo
hipsipila siempre vivirá como invencible Sol.
Santo señero,
dulce iris de mis desnudos campos,
dioses habitaron tu entraña que guarda,
cumbre eres de la loma despeñada,
réquiem de viejas espadas
que te labra,
quieto, el viento te encara,
vuelve a soñar que fuiste tiempo
de los tiempos,
estático límite
congoja deslizada de abriles febriles,
una oda me avanza
sin piel, sin moral sobrecogedora,
decidle a la tierra
que mi alma bulle,
este parco horizonte me teme,
oiré frentes, rayos fuertes, crepitantes,
un desnudar de las secuelas de esta voz,
amaré tu vientre como se aman las flores,
no habrá reino
contra Hipsípila
aterra calma entre alas
de libélula,
entre sueños de drosera.
Partiré mi vida,
recostando mis sangres,
floreciendo rosas a mi madre Belleza,
hasta sembrar mis aras redondas, abiertas,
en un guiño que descalza
sones por hendiduras sangrientas,
hasta enjaular mi aliento que te canta
por ajuares de estrellas las más bellas,
mi desaparecida sombra,
plañe que llora en su alma verde, pura,
oh Castilla, quién en tus alas nunca muriera,
eres un enjambre de furtivas
soledades que se vencen,
caminas tus vastos metales
en tu oscura tierra,
una sed te fulmina lo perenne de tu sonrisa,
te duerme la piedra tu encina,
un deshojar de tu rivera
siempre,
de tu río Mundo
a mi pùeblo de Fuente-Álamo
jamás te muestras herida
mi Castilla bonita
mi Castilla sin yaga
por la que encuentro
en el cielo un monte y un atajo,
hasta vivir la plenitud
de dicha en barbecho de tu idea
mi vida, mi raíz,
mi falcata de natura.
El Castellano
Flor de tierra:
Fuego en el agua de su mirada
de los vientos auspiciada,
la ceniza consumía su carne
ardía sin mesura su compostura
naufragó valles y sus caricias
su bandera fue de su vena acequia
molinillos fugaces sus pestañas
de él se enamoraban las hadas
de ella la primavera entera
con cabellos del rayo de Sol nacidos
ojos de tierra sin lugar era bella
clamaba su voz la cima de la montaña
descendió abismos
para anclar su esencia en la belleza
que late y envuelve su huella
conquistada en miel
su ambrosía
gemía la caricia
para brotar altares de hueso
y murciélagos de sangre
lloraba piedras en sabiduría prendidas
la bondad alzaba en servicial entrega
su fuerza era de su amor hoguera
él lloraba flores para ella su amada
su verbo a veces tornaba carmín
en pétalos de silvestres rosas desangradas
su voz germinaba la tierra a su paso
el amor a la tierra no le detuvo
ni sostuvo en fracaso,
encontró con ella el amor
que le fue negado llorando espinas
y si sus abrojos nacieron no fue
más que para rajar el viento
difuminando el tiempo en estaca
de eternidad con fuente y manantial
anclado gozo en armonía
bailando de la mano y naciendo del alba
jamás capturada
pupila enfrentada
que mecía
que gritaba,
retorciéndose la sombra.
El Castellano y Leannán-Sídhe
Primer poema sobre Hipsípila: 14-09-2015
Hipsípila, crisálida azogada,
Reflejando su muda,
Y a su dueño abandonarla
para ver lámina de cielo emplomado,
lejano y distante su reino de amor está
Como su princesa por capturar,
El pájaro único, igual a todos,
Blandea en estiaje gris lánguido,
Mientras llueve en el jardín inglés
Bruñido su color añil.
Vientre de hierro
Donde crece su flor de difunto.
Vaga libélula destinada
Al estanque de la vida eterna.
Camina, difumina, rige su cenit.
Viejo lobo reclama
A su enamorada luna
Que le lleve,
Tordo, de la oliva tu fuste
Junto con el córvido tesoro
De nueces,
El duende su pipa humeando
El esfumino del sonido del grillo.
El reposo de castilla
Sin preludio de su princesa
Que no amará su tierra
Si no a su Hipsípila captor de su vida
Alba más preciosa
Que su anterior atavío triste
Mira los ojos de zinc de su dragón
Y la magia vuelve a su Amor.
Fúlgido insecto primero en descubrir
El estanque y al beber
Dragón tornó su ser.
Ahora le vendrá el reino
De los valerosos hombres
Él con ojos de fuego y sangre
Mimetizarse puede y en voz
Deslizarse, fúlgidas cabelleras
Cual hombre del norte,
Nada le oculta a su princesa
Que ya Más no quiere
seguir sus tareas de castillo
Ella quiere casarse con su dragón locuaz
inmortal que le guiará
Al estanque de la vida eterna
Un pensamiento divaga
Del ser en que ella abrirá
El albita de la cuerda
Del grillo que marcará su son
En violín y oro caracol
Con siniestra forma de corazón.
IX
Resumo por esta visión
cuantos años yo he nacido,
sereno derrumbo marcos,
ventanas acrisoladas
de ayeres de espuma.
En este campo de luna
yo he vivido,
cada respiro un océano de olvido
un soñar entre leones
un caminar entre fugaces sienes,
somos los que somos
y cambiamos algunos,
hago mis promesas de barro,
mi latido esquilma el miedo,
tijeretas atrás y nazco de la ciruela
mi hombría se encarcela
entre fanales labios de hoguera,
lago donde se baña mi suerte,
hoy y siempre mordí mi estrella
vengo en llamas prendido,
es esta quimera una hoja quieta,
sopla sopla mi alma llena,
polvo del polvo,
una senda mi silencio quema,
horizontes verticales
ratas sumergiéndose,
granates estallados, gramas que caminan,
voy por las calles de noviembre,
ahogando sus rincones afilados,
estas calles me saben a humo,
estas gentes desconocidas
parece que las mueven
y arrastran en un sentido,
todo es fuerte
pero la oscuridad es más fuerte,
panales de esta luz intransigente,
luces intermitentes,
sudores de semáforo,
me cuelgo de un escaparate,
todo está fabricado,
y en proceso de construcción,
hasta el hoy podrá venderse
en tinta y pluma,
en imagen y con solapa dura,
una ventana sin cristal,
un agujero sin salida,
tambores de mi sueño,
relojes sin maquinaria
soles guiados por cuerdas,
el infinito es ahora,
lucen mis espirales siniestras,
ancladas a este azabache,
es hoy el día,
brotada mi subrepticia,
deshojan mis esperanzas
caminillos de plata,
recta duda erizada en mis besos de hiel,
trasquilado mi lobo
queda una certeza despierta,
alimenta cariño esta mi esfera,
pierdo el control
me avasallo
en mi piel de agasajo,
he nacido para esto,
que sea bueno o malo no pregunto,
porque escribo para mí,
estas certezas mías de escalas
cómo medir el arte,
sólo comparándolo con un similar,
poco más porque jamás medirse puede en virtud
ni en talento ambiguo florecido,
era un abismo descorchado,
un tren que cruzaba mi noche,
hasta alzarme sin derroche,
entre sus navajas que me apuñalan
los versos
que sangran carmines,
y nacen cuervos que muerden,
era una polilla de cemento
que nació aleteando
estos pavimentos de mi sueño
augurando la cremación
de mis labios
en otros ojos.
IX
El tiempo que se abra
y brote mi vida
al compás de un Sol mayor
resumen de existir en el brote
de una zarza que allí
baila mi hada
estallando en flores su pelo
tierra yerma que vio trinar
el estruendo de un zorzal
quien te viera caminar
vestida de espiga y lavanda
por ti se abre la Rambla
tus cabellos iridiscentes al brillo
canta al son mi grillo
por un camino se bifurca el reguero
el gato lame su pelo
yo estoy esperando por si te encuentro
mi señora de las flores silvestres
se Acuña mi aliento
en una flor del viento
una flor pálida nació del cielo
con sus colores alegró al tiempo
de sus hijas nacieron alegres vientos
del norte que en color vistieron el bosque
una flor naciente abría su esplendor
a un Sol de mayo por ella tormentas
nacieron germinando a su paso
vivezas de antaño
por los prados viste mi calma
fiel a encontrar tu amor un día
por si el cielo se abre
que sepas que él te mira
mi señora de las flores silvestres
un cardo de la dama en tu mirada
por si vivo mi vida te entraña
fiel de esperanza
una flor bajó del cielo
a expensas de sangre tener
ella se volvió mujer
con tu nombre en la piel
por la floresta danzaba mi suplicio invernado
fiel testigo maravillado
con amor en las venas esperando las flores
de primavera y sus caléndulas
despertaba por fin Ostara
y el cariño de la tierra
mecieron los terrenos
un soplo de su aliento
me floreció un beso
Cuando los jacintos abrieron
sus flores al horizonte del terreno
yo estaba despierto
surcando la mente de quien me piensa
con paso lento y decidido
transmutaba la flor de Odín en luz
cabalgando un arco iris de estrella
sonaba la campanilla entre grama dolida
era el momento de acostar
los dientes de León
al tiempo que besaba fragancias de colores,
en mi jardín de duendes.
Lilit primer demonio Sombra de Eva:
Hija de la noche así te llamo
un sabor digno del amaranto
que la luna encierra tu canto
entre oscuros reclamos te vistes de encanto
los grillos lloran tu nombre
en esfera de azabache te haces certera
el viento es tu incipiente respiro
incesante, desvencijado halo de sangre
despiertas por el latido que llora tu nombre
por el que la polilla es reina de la estrella
ese que plañía la noche
cuando la sombra se hace eterna
gimes en las fuentes de primavera
un beso de horizonte malva
el espíritu lleva tu nombre grabado
como desvelo consumado,
aire es tu apellido engalanado
a la novena estrella sin luna caminas
tu vida no entiende de clasificaciones
sólo tú reinas la noche
cuando el sueño hace el amor con los dormidos
ries y lloras con la lluvia
la tormenta es tu carcajada
al latido sordo de oscuridad abres tus ojos
el día por tú tenerlos tan claros ciega
las ondas en el agitada agua
mecen tus rizos
un sueño despierto del fulgor y la belleza
te engendró a imagen de la centella olvidada
tu ser respira ambrosía amada
perdición de muchos
orgullo y alabanza por mí
que soy más fuerte que el mal
que juega, corre y cosquillea
con tu entraña sí esa por la que mis buques
dejarían su ancla
lobo de día cuervo de noche
que en tu ser se acurruca
y al sol desnuda
resplandor de almas fugaces
nuestro baile
vespertina perdición si amanece el sol
quiero ser de ti como el murciélago
a su rincón,
volar contigo como si el mundo no importara
despertar para abrazar otra noche
en la que girar
y en tu mirada encontrar fuego de astros
por dibujar y mi vida contigo sembrar
musa incipiente del artista
alma amada que se funde
prejuicio, mentira y verdad
ababol sembrado
tu corazón sin igual.
El Castellano
Vive el cuervo,
por el desvencijado respiro mío
avanza, mece y sostiene
un tiempo en réquiem,
por aquellas voces que sordas
laten, se descubren
se quiebran altares de hueso
por mis atardeceres de murciélago
voy a tu lado, siente mi caricia de pájaro
alzando nuestra luna de acanto
y alabastro gimiendo,
azabaches de tu pelo,
por el sendero despierto,
por el cauce de tu vida, la mía,
ojos en resplandores dorados al tacto
de mi astro soslayado,
vida de vida
late tu caricia
no hay retroceso ni regreso
tu sangre me colmó en beso,
nuestro cielo de amarantos
fiel al respiro que alcanzó a ver
tu belleza en noches de miel,
respira tranquila mi vida,
en este horizonte dormido
quiero ser de tu piel ombligo,
que no me sientas perdido,
quiero ser Siempre tu sonido,
tu eco alto que no hay pájaro sin nido,
esta noche será distinta,
el comienzo empieza ahora,
mi sueño de araña
que todo lo tejido
recompensa trae a lo sentido,
un avance de mi sangre,
ven al nirvana del ruido,
anticipa nuestro solsticio,
Yo que te amo en mimbre de esparto
y verde espiga de trigo,
fiel comando el suplicio mi Margarita
de los valles de mi sombra
displicente, enamorada.
El Castellano
Escarcha de luz:
Hilvanando sentires de plata
en estrofas cuarteadas,
quién a acompañarme baja,
mi yunque despierto se alza
entre madrigueras del sueño,
danzan las procesionarias en fila,
queda desolado mi alfeñique
que canta en el clavo esta vez,
un retal con retrato de quien fui,
las pupilas en orden caminan
el horizonte del cielo,
mi aljibe de cobre será sentido,
es un nido de grama
donde corretean versos de espuma,
chirría la carcoma
la madera de mi espalda
donde sostengo la sombra de Caín,
encumbrándose de la fiera
se alza mi bella entera
gritando por más oscuros sentimientos,
¿Puedes sentirlos?
¿Puedes sentirme?
camino fuegos
hasta complacer el ojo humano,
destrenzo el sonido de los árboles,
es un cuervo quien soy yo,
es un alarido que alza la noche,
por entre sillas desnudas
del alba sin final ni comienzo,
que sólo juega y ríe con las luces,
despistando flores,
entre ruego y plegaria
mi lamento tornó crujido de mi mecedora,
es una vid y un olivo que vive lejos ahora,
una linde en cruz con señero,
un agujero abierto
es una herida abierta
mi pozo con palabras en vez de agua.
El Castellano
Por ti crascita mi voz un día desempolvado,
que el cuervo me ungió la entraña,
oscura de negra onda pitanza corva,
es por este ser que se abre mi ala de noche,
un día mal parado,
a solas con mi endeble osadía,
Siempre, un pico de grajo rehúye,
mi cruel infortunio concebido,
nunca la vida que he tenido ha podido
esconder, escarbar un plenilunio,
mi pensamiento que sea hueso esta vez,
de azar desvelado, profusa mente,
destino de su color de ala,
por mi siembra que trascienda mi araña,
que genere dicha enmarcada,
no un funesto desapego,
quise ser siempre, el cuervo mi ser aliente
porque fui nunca por siempre,
imita, dirige la senda que antaño fue mía,
un corvo destello,
en rastro de azabache,
áspera templanza cruel la disonancia
que te llena en alabanza,
pobre mi despedida porque no existe,
brota mi día que sin querer encendiste,
no tengo elección, me queda una ilusión
llena en borbotón de esperanza,
se llama Gracias.
Gracias a ti que la pena bebiste
de mi vena socavada honda,
en acequia que mi sangre lleva,
pudo ser hoy el día más feliz que sentí,
miré mi soledad zarpada
en compañía del río,
y sólo sentí alegría,
sólo dije el mundo se hundirá
cuando el color oscuro
me impida pensar
por no tener hálito ni humor
y este río seguirá navegando sin final
tuve más que su agua que me forma
tuve su idea y mi ser se alza
para saltar su montaña
de todo quien que le quiera ver hundido,
exclama un buen grito:
- Yo soy libre.
El Castellano
Sangro y monto sobre un corcel de viento,
mi vida fiel hoguera
se va iluminando su ceniza
mosaico de mi sino
un diestro azogue del calificativo,
nombres fugaces a la verdad de las cosas,
hilvanando, esta araña que me teje,
como encontrar mi número trece,
tomando café con el bravo nueve
maestro halle donde se halle
mi numerología en espada,
una hoz y martillo por guadaña,
vuelan las águilas un cielo rojo en sangre,
creo en el poder de mis ancestros,
creo en el poder de su sangre de tierra,
porque soy cuervo,
y desempeño
elevar su espíritu a los cielos,
mis alas son palabras,
mi casa es el terreno
que si no está domado
cuido mis pasos dignos de respeto,
para no dañar el azar difuso
de vida y su enclave en tierra,
quisiera avanzar por tu tierra de fuego,
porque yo me quemo en tus ojos,
förüq desvelo que Significa cuervo
nombre revelado en visión,
en idioma antiguo como mis ancestros,
venimos de la bruma gris,
la niebla es nuestro traje,
de la sombra del agua,
un odio desvencijado,
por la alfombra
de quienes no son de nuestra extirpe,
ceniza polvo de tierra
nuestro pasado que camina,
abandonado por el Dios vestido en soledad,
claman los genii locorum
que no han muerto, que ni el olvido puede con ellos,
Diancech sana este mi cuerpo
Badhbh Catha sigue fuerte líbrame del cobarde,
Epona sálvame del semejante soy tu mala yerba,
Dagda, Balar, Mórrigán, Lúgh,
y tú mi amada Brigid poesía,
elevar mi canto
que yo con mis actos
os hago un manto,
Cernunnos comienza nuestra caza,
Candamvis alumbra esta montaña centelleando
el relámpago,
abriendo el cielo de nuestra bruma,
tejiendo nuestro amado ocaso,
que jamás hemos visto los que vivimos en el suelo,
ahora y siempre se escuche nuestro canto.
Esteban El Castellano
Llueve mi ser:
Habrá un silencio verde,
la pianola de mis dedos
escupirá versos de cobre,
la tierra cerrará en vals
escurriendo por tus labios
mi ahogada serenata.
Abrirá mi colchón marino
una sábana de algas,
para naufragar flores y rosas
el alba conjugará besos de mi sed,
encumbrando mi anochecer,
cantará mi martillo,
sobre el yunque sonámbulo
de mi cuerpo.
Se afilarán mis cuerdas vocales
para cantar:
Un horizonte inmenso,
un cielo emplomado,
ella es dios es lluvia,
es preciosa sonata
de hojas bailando
el origen de savia
ha estado oculta
su bondad, por miedo
a que puedan hacerla daño
por creerla debilidad,
siempre aplomada
por venas razones
que enjuician
y la apresan
por quien ella no es
así se decidió
por la vía rápida
ser única, ser sólo la mejor
porque no tenía rival
ni semejante
ella era lluvia,
lágrima de los dioses,
cuchillos de raíces,
la única bendición,
la única destrucción,
eres portal de vida,
eres más que tristeza del cielo gris,
eres un motivo para vivir
para nosotros los seres de tierra.
El Castellano
Quién te tuviera:
Estabas y no estabas,
estabas en el viento
que roza las sienes,
estabas en las hojas de los árboles,
lejana y cercana
según seas mirada,
me acariciabas la mirada,
te alzabas por cumbres nevadas
y cuchillos de grama
te gritaban,
te encontrabas en la margarita
sencilla del prado,
cuando la flor te posee entera
y no hallas más brazos
para jugar,
ríes y lloras sin parar,
la tristeza tornas
con melancolía
de quien te observa plena
como un rayo de luna,
como un horizonte malva
estampado en estrellas,
como un río y una mar,
no giras,
eres belleza sin igual.
Eres madre de la naturaleza,
principio y causa
de toda era
desencadenante perfecto
en eterna hoguera,
un ojo de un cuervo
te observa,
siendo de la noche
quimera bella,
siendo del día
laborado panal de abeja,
eres realidad
estás en silvestres aguas,
en la fiel madera
del árbol que te lleva,
eres agua de la rosa,
sudor de todo amor,
estás en la cueva
latiendo su estalactita,
en cada corazón vivo
y en cada azar de muerte,
eres sonido de viento,
sonido de trino,
una senda incontable de todo camino,
estás y eres fuego, elemento vivo
en la simiente y en cada alma que te yergue,
estás en cada palmo de tierra,
en cada siembra,
en la simiente que espera,
estás en cada planta
hasta brotar en mi garganta
cuando intento plasmar poesía,
estás en todo lo creado, por manos
del Creador Universal,
Belleza eres madre de este planeta
y del humano ser
acaso siguiera.
El Castellano
Un nido de grama:
Cuánto afán se midió en la estrella
donde el tiempo amansa y se acurruca,
es un afán perpétuo que deslizan los temblores
de las femes sus cabellos,
no fue azar ni ternura cabe
por la sombra que tiñe verde
mi cansado amor,
cuál charco se vende a mis lágrimas,
por una grieta acababa yo de irme,
cuando nació de mi poema una escolopendra,
escaleras a mi Sol carcomido en busca
de un crujido invierno,
de mi desvalido sueño
por el que dejar algo más que mis ojos claros
al mirarle,
voy con mi canasta de limones
allí donde las mozas trenzan sus ilusiones,
mi caracol tiene su canto afilado
por los soldados que violan espigas,
soldados alados dónde irán,
una casa se construye para que viva siempre
la ventana pedigüeña del hijo.
profuso monte desvalido
del olmo que vive lejos,
es mi savia un poder de dar vida a mis injertos
poblados,
una furia que atraviesa
mi vena de luz,
donde juega y baila mi amado murciélago,
en su colchón de luna.
El Castellano
Reinos:
Mariposa nocturna,
amiga de las noches
que escapadas revolotean en las luces,
mariposa blanca, blanca nube, blanca muerte,
cristalino rastro,
polvo de estrellas,
Transmigración de las almas,
Vuela mi conciencia,
descansa y juega con mi luz,
esta noche mi alma es tuya
blanca dama alada,
avoca tu perdición en mi sendero,
olvida tu atracción lumínica,
las estrellas nunca se pueden alcanzar
bonita ni la luz capturar.
II
Canto carraspeado, estirando el calor
por surcos y grietas de un rayo solar,
termómetro yerto, estirado
de todo espíritu muerto,
rejón de grados tu cuerda de cigarra,
cada simple vida de la nota sujetas,
por un campo que haces tuyo cantando,
que necesitaste medio siglo
para florecer en voz,
al viento que te dio garra
y cimitarra,
tu libertad es incuestionable,
agarrada a un profundo horizonte,
cuando el astro rey hierve,
tu crascitas el canto de día
porque la noche te puede,
para el relevo del único grillo
que afila el cuchillo del silencio
su fiel gemido sin nombre ni reino.
III
Armazón de quitina, acorazado
capaz de avanzar con sus patas, guardando alas,
escarabajo de todo ámbito y lugar,
tan variado como único al mirar,
desde la flor al desván,
tu voráz fauce desde el árbol, a la flor,
desde el desecho al coraje vivo,
suerte desde el descender de tu larva
al evanescer de tu metamorfosis,
azar profuso reconocido en belleza de tu carcasa,
vida de calma y pulcritud,
apetito que no cesa,
muerte que no detiene,
ni elemento ni realidad que no ocupes
del reino animal
Rey insecto desde Egipto a Castilla
con su gorgojo de la encina,
desde un continente a ningún lugar
donde no se encuentre tu nombre de Escarabajo.
IV
Cuatro riendas aladas
un mundo asesino de ojos,
corazón en pareja,
planear infinito por umbrales de luz y agua,
un reposo de la noche en un ser vivo,
colores de osadía por los que la belleza pinta tu cuerpo,
caballito del diablo,
libélula zigzagueante en esfera de mandíbula
espuela infernal del ser que acechas,
mensajero del cielo,
astilla con alas de la puerta que abre la vida.
V
Ambrosía de ser vivo sagrado,
oficios y tareas consumados,
albañil efímero tu dicha de genes elaborados,
quién a ti te osase,
tu esencia tu labor de escuela,
miel de tu panal donde forjas hermandad con la Flor,
tu tejer de los campos recogiendo,
siendo supervivencia de casi toda planta
tu legado Hymenóptera familia
tanto depredadores como recolectores
abeja que ante el peligro osas quitar tu vida,
en defensa de lo que amas.
VI
Reina araña de esta tierra de conejos,
ocho patas acecho de los campos,
maternal hasta llevar tu prole en el lomo,
araña lobo capaz de enfrentarse
con el alacrán y siempre ganar,
al acecho desde tu madriguera,
un hoyo donde vivir a la espera del despistado,
tranquilidad serena te sujeta por ser de tierra
tarántula lycosa lycosa.
VII
Danza mi alvéo una sonatina
de hormigas famélicas
quieren alimentar a sus reinas aladas,
con semillas danzarinas
en busca de su nueva vida,
yo margarita quiero mi vida contigo,
para alimentar tu alma con versos,
nacidos del fuego en fundición de verbos,
recorro tu existencia
de la que soy tu hormiga león
del signo que me vió nacer,
la constelación del cisne,
quiero que sientas orgullo
de que soy tu hombre
asi no te dé un libro
te doy sangre para que escribas trece,
has demostrado belleza por tu fuente,
me verás eclosionar de mi etérea crisálida,
mi motivo para escribir a la naturaleza
descubrirás porque soy animal de verdad.
VIII
Muerte disimulada, hasta detener tus funciones vitales,
antiguo ser en evolución detenida de insectos primeros,
ágil correteas mis pensamientos,
muerdes mi azúcar desvelada, habitante de las sobras de cocina,
habitante donde haya humedad,
como un río que habitas corriendo,
como lepisma pececillo de plata,
tu longevidad mayor que la de un gato,
destello de que lo tuyo es perpetuo.
Moscardito:
Me besó la mano,
era muy cariñoso
eso fue porque eres bueno
moscardito lo es más él sólo pica flores ni lleva veneno
él sabía que siempre he querido ser de su raza,
amor mío reencarnarás si lo deseas,
osado aquel que posee su vida
sin preocupación suprema
que no sea picar la flor,
ser soldado alado
dueño del mensaje del superior,
visitar las plantas que Dioses sembraron
con ardor, difundir la supremacía
que trae y lleva la vida en caricia,
cabalgar los vientos a merced,
ser transeunte de florestas y campos encumbrados,
llevar mensaje a cada flor sin despedida,
enamorarse de la despensa de la primavera,
besar sin cesar,
amar sin dañar,
tener condición
para seguirla de por vida,
yo rezo cada día
que si muero yo renazca como moscardito
mosca abejorro que hoy confundió mi mano
con una flor,
amo como él la flor
porque antes fue ella que el animal,
que soy yo,
cuando nací ella ya existía
con su azar de conquistar la tierra.
El Castellano
Hielo de mirada:
Abro las puertas de mi mente
hacia desembocaduras heladas,
y tierras del hielo donde todo acaba,
una sonrisa congelada con una llave de hielo
en mis manos, es sólo un recorrido,
todo empieza,
tu vida hoy no es lejana,
ni esta tristeza es del alma,
hoy mi sangre se derrama
floreciendo la amapola de tu cuerpo,
ese por el que siempre pierdo,
¿cómo de helada mi vida?
descansa en las compuertas del ayer,
nada se cierra la muerte está lanzada,
escapa de sus redes tejidas,
mis pensamientos se hacen contigo,
latidos de lágrima descongelada,
muy bonito, muy bello,
un paraíso lejano oscuro,
navega mi barca de una orilla
a su confín de despedida,
aciago témpano donde florece el viento,
por un trino hasta el crepitar del sonido,
una danza de hojas de otoño,
un suspiro de cobre,
tu cabello que me electrifica mi tacto,
soy fuerte sin alabastro
soy fuerte sin noche de azabache
soy fuerte por la memoria del invierno,
que se acurruca en tiempo eterno,
ventana reflejo de máscara.
mentiras de que estás viva sombra de Eva,
granate de tu mirada,
sangre de fresno con tus cenizas,
muerte te beberé entera
para que abandones mi botella,
pudo decir todo y se quedó en lo hondo
como cigarra que tarda cuarenta años
en dejar de ser larva.
El Castellano
Plubia cordis:
Fuelle del viento,
irascible, despojado,
del alambre crepitante,
es del hombre este difuso cielo,
me levanté y fui a saludar
a mi Sol.
Le pregunté si su luz
quemaba más al mirar
que en su época que lucía más vertical,
si esa luz no quemara jugaría con ella
en mis ojos,
que hoy lucen
como fuentes desvalidas
de mis lentes,
un marco, un hartazgo del mirar,
lo que sólo se siente,
aquello que mi flor brilló,
por ser yo abeja,
un irisado cristal del viento,
un devenir que quiere estrellarse,
un sentido de fuego,
por nacer de la tierra de fuego,
ser mensaje liminal
lo siento porque la palabra acabo de crearla,
la colina será inmortal mina,
pariente del destello de este hierro,
y la meseta que quema se ahoga
con mi siembra del mañana fabricado,
los elementos contando la magia son seis
dispuestos, la cumbre de mi grillo,
Padre que me protege,
de cigarras que no cantan con motivo
creación que me labra la idea,
diré con impetuosa fama:
De la montaña, al valle de niebla,
pasando por ríos dulces de aurora,
ella es tu DIOSA es belleza es lluvia,
lluvia de corazón plubia amôris,
flagrando su eterna consecuencia,
de ser libre y silvestre como las aguas.
No me cansé pero tengo que terminar
lo que empecé, un beso al ayer
un erizar de mi piel.
El Castellano
Cuchillo de sombra:
Un charco gris,
un cielo rojo,
coagula mi fuente por destellos del alba,
se anuda el quejido de la montaña,
un sapo de oro y tierra
avanza entre olivos de azúcar,
vicisitud labrada,
sí allí en el charco gris,
y en el cielo rojo,
es un cangrejo de río esta hábil tenaza,
prosigue, avanza, en escarpia helada,
a veces roto, a veces nuevo,
este iris que me gobierna,
pregunta a mis ojos de duende,
si su dolor fue pasajero,
hinca tu sombra en mi sombra,
arrástrame la vida,
es como una espiga,
es más fugaz que una despedida,
abre la puerta del negro lirio,
susurra a este viento todo lo que siento,
aquí y ahora que mi cuclillo descansa,
yedras de esta maceta que se acicalan,
es un túnel y una mina,
una desgañitada caricia,
hijo de la tormenta,
canta el rayo,
acaso me ves muerto,
yo soy el encargado de abrir la compuerta
para regar el tiempo,
no busques más en mi aliento vago,
porque no sirvo más que a mi alma,
así me cueste la espada,
seguiré en pie en esta azada.
El Castellano
Contra mi circunstancia:
Guía de mi calendario
en atroz
desmembramiento de soles
llamados días de noche yerta
y sin reseña avanza mi letra,
es un vaso de sidra y una espera,
fiel eterno mañana
en el que dejar
lo que jamás haré hoy,
definido en boca gris
de darme al vulgo,
y que seis millones de bocas
escriban similar
o casi igual a mis sarmientos,
sí directamente me preocupa
porque yo soy lo que escribo
y no acepto copias baratas de este ser,
seré mejor que el silencio
enarbolando astros, plantas y sus verbos
de imágenes por raíces,
lo siento mundo no soy de vuestra sociedad,
no necesito vuestro material
ni vuestras fábricas de ciudad,
construcción haciendo progreso
de la BocaGris,
para que todo lo pensado
esté en proceso de construcción,
fábrica deja mi felicidad
en manos del viento,
que mi poema es incendio,
deja mi destino yo soy de tierra,
y esta es mi eterna cepa
ahogando el rol
tejido del social humánimal.
Soy lo que escribo repito,
como viaje sin rumbo,
un vertical azote de mis velas en marcha,
un siniestro vértice un silencio mundo,
unos ojos que hablan
y se responden entre tubos,
estoy cantando en la tubería,
estoy rozando mi osadía.
para consumir mi envoltura
de tela de araña,
mi sonatina despierta
mi soga quieta del árbol de mi sueño,
enarenado mi lobo de hierro,
queda satinada mi estrella de agua,
ardiendo mi sentido,
siendo esto nada más
que una bomba atómica.
Una retina escalada,
un cruce de dos estrellas,
en vastedad atropellada,
del ser, una rigidez de árbol
buscando su simpleza de savia,
un insecto y su corona,
un pergamino mi escrito,
abriendo este angosto camino,
en alguna parte que eriza la piel,
fuego del hielo me valgo,
de mi maullido de pájaro,
entonando mi pianola de sílaba,
todo cambiaba,
resumen de mi vida,
nació y está empezando a soñar
desde su muerte.
El Castellano
Agua:
Eslabón vasto, ardido, deslizado,
un iris de gota que a ti te llega,
marcha tenue, compás de tu eterna huida
que te marca y da vida,
fulgente fuente en infinitud de bocas
que tu ser desprende,
de su nombre y su alambre,
irisado canto de nubes derretidas,
comunión de trinos,
un beso a la tierra que deja herida,
límite de árboles y sus soles,
siembra de azul,
despensa de tu saliva,
hoy buscaba belleza y belleza eres tú,
río corre directo a tu nacer
río levántate,
jamás te canse tu desnacer,
efímero latido de tierra,
tú vena del cielo,
una solar yaga del gris,
un hogar, cuna de mi tempestad,
para ser agua inmortal elemento
capaz de crear y destruir,
de vivir siempre tejiendo la realidad,
alcanza, desvela que te debo esta existencia,
sin saberte nada existiera,
equilibrio que en tus vasos juega
para estallar en creación llamada vida.
El Castellano
Alma en yacija:
Mañana será mi vida
una sábana sobre mi calor humano
inerte en acto de no portar nada
si no fiel materia asida
si mi forma acaso tuviera,
si yo no la creara,
si no fuera contorno de mi forma
esta sábana muerta
se creería que portara amor,
dulce aleteo ingrávido al peso,
tiempos de cambio palabras a un silencio que muerde,
estoy esperando las nuevas visiones,
con mi canasta de limones,
estoy aguardando la caricia de las sábanas,
como recipiente de quiebro de sueño,
quisiera escribir un poema con varias ramas,
anclado en una idea que se difumina
la identidad de ser ella,
palabras inertes que quieren ser hechos
y tener movimientos,
a un profuso mar me muevo,
siente mi devaneo,
llegó mi momento
de nada carezco soy real,
soy de la tela de araña soy tejido que me lleva,
noche noche te encuentro en mí,
fiel yacija del destierro de mi sombra,
versos nacidos de una única cerveza,
buena praxis de mi romance eterno con la luna,
lunático por venir de estar con ella en su ático de Madrid,
no te esfuerces jamás podré ser realista
y describir sin ser parte del asunto,
claramente porque soy yo el asunto,
a formar, en orden,
este es mi rifle esta es mi vida,
por la que sirvo y ejecuto un placer nacarado,
como fruto de estrellas,
¿el hueso?
Es que no encontré un motivo claro para escribir,
solo fue y será escribir.
El Castellano
Ojo de tierra:
Un silencio yerto,
se abre esta noche
por ensordecer,
reflejos de resplandecer,
en este frío de ayer,
pasos de silencio roto,
abre una espiga
un respiro, un latido
envilece mi procesión de fuego,
cristales que se rompen,
bisagras que se doblan,
esta noche
de la nube de antes de ayer,
todo se alza
para llegar a ver,
recorta este hálito de tierra,
un suspiro ciego de hiel,
llega para enloquecer
mi sangre que tiene sed,
he salido del infierno,
quién me va a detener,
sombras que gritan,
hielo que sostiene,
mi cruz del horizonte,
por descender,
afilo mis colmillos
hoy se verán morder,
esta ventana de sed,
rebotan los tiempos,
muriendo,
diáfano espacio
de ausencia brillando
su infinito parco de cristal,
llegaba otra primavera,
sin celda de madera
chirriando su carcoma
que mordía este cielo
con su moneda
que brilla mi idea,
esta tierra late,
esta mi sangre fluye,
cabalgo este acre torcido,
recorren florestas
naciendo, brotando
fundiéndose con tierra abierta,
soles lloran escarcha.
del nacer crepitando,
te juro que avanzo
hasta ser esencia de río
granate de mi lustre colgado,
debo aguardar
debo escuchar
este patio,
hablando con la araña,
que caza bellezas,
un día recordará mi tiempo
que fue mío,
dejará de estar perdido,
y este poema me dará de comer,
por tener dos mil cien,
creciendo en sus ramas
de sangre negra,
ay la tierra,
sí esta tierra
que me vio crecer,
por la que siembro
mi flor de viento,
desnaciendo el tiempo
que lloró mi ojo,
siendo de tierra y para ella,
abro que domino
esta ceniza que me lleva.
Clama la flor, abeja del lugar por gritar.
- Ven, toma mi néctar,
déjame compartir mi vuelo contigo.
Réquiem por la flor, oda por la margarita
con su mariquita, sauce caído,
cobijado tejo, crepitando:
- tú eres primavera.
Olmo viejo en retozo,
quebrado por la aguja silente
de la carcoma.
El cadillo miente, mientras el abrojo
clava el sentido, quiere la amapola
ser la alegría del lugar.
Cuando el brezo enraíza
el alma de sangre
por derramar mi cuerpo yerto
en la navaja, mientras
la lavanda amamanta la abeja,
y abejorro que llamé Genaro.
Amaranto el firmamento
llórame una estrella
y su hueso de luna que
rompa firmamentos
en auroras,
que venza colgándolas
de las pestañas,
y mientras las pupilas
en sombra abren su cueva
en la clamada verdad.
El Castellano.
Soñé, te viví, te besé,
te anhelé, te abracé, te sostuve,
te mecí en mis brazos,
te acurruqué, te dí de mis labios
de beber; hice tus piernas
recorrer en pasión,
te viví desde pies a cabeza
y siento decirte algo:
- que no me gustó, me encantó,
me emborrachó, me drogó,
si acaso, hubiese posibilidad
de que yo no estuviese muerto
sería por tu recuerdo, amor.
El Castellano.
De este cementerio viviente
que me dejen ser la flor,
que por lo menos
a un muerto da calor;
y al difunto, la caléndula su luz,
adorada, nacida del rayo de Sol.
Quien te quiere, te quiso y
te querrá desde este corazón muerto
te amo en albor flor tras flor,
elevado resquicio de caricia
de Diosa Ostara
en resquemor de primavera
cardos brillando en espina
de dolor, desde mi nicho
pido mi nicho de espinas y de cardos
cuando llegue el momento
si no a mi no me entierran en este cementerio del que vengo
y que la parca fría venga a por mí que este hombre
ya ha muerto y su último suspiro
fue un yo te sentí amor
voy a tu encuentro.
El Castellano.
Diente de león por clamar
el prado yerto,
donde lo vivo son las plantas silvestres
incluso el cardo de las damas, las malvas,
las piedras agujereando el terreno
molinillos al viento, por gemir caléndulas silvestres y
papaver hibridum, amapolas roheas sangrando
borbotones de sangre de tierra por brotar
plantago por llenar el campo de espigas con flores,
todo escarabajo gozando de la flor
cómo decir que la flor sea sólo la flor,
si del reino animal es templo, hogar y morada
donde todo empieza y todo acaba.
Margaritas en envidia miran tus ojos
y luego miran las estrellas,
una sabia dice y afirma: son mejores
y más bonitos
sus ojos que ardieron los luceros,
vidas de tu entraña alborada, que el oro no es oro
sin mirar tu corazón;
Corren las amapolas, de tu sangre arden en hoguera
incombustible, plena, yerta, indescriptible esencia.
El Castellano.
Golondrinera frágil, esquiva,
reina luz del bosque de las sombras
con tus amapolas amarillas,
los luceros del cielo.
Por poblar jacintos silvestres, tragopogones,
amapolas por doquier
amando la primavera entera
en un mundo que cae disuelto
en espinas de cardo y alhajas
de flores de todos los colores,
mi templo, mi casa, mi hogar, mi albor,
sin alcanzar las plantas silvestres
por poblar este mundo silvestre por mirar
y dan ganas de tumbarse
y ser la flor de muerto porque me tumbaría
para que me crezcan las malvas
y mi cuerpo críe malvas y cicutas rojas
y negras de tinta y sangre
mi condenada bandera.
El Castellano.
Estampa quieta,
tejida en el umbral silente,
nacido de las sombras
y sus benditas estampas
de damas de noche,
la flor blanca estrellada
canta tambores de la tierra.
Y los grillos afinando el violín están.
Las margaritas tienen el te quiero tatuado a fragua
de la flor que sea flor, belleza creada del rayo de Sol
y su albor mecido por dioses, acariciado por Ostara
el humor de primavera cuelga de las faldas
mientras mujeres hilvanan
y trenzan sus cabellos en oro fino de seda.
Yo soy un humilde escriba de la flor de difunto
caléndula officinalis,
por la que el muerto
encuentra luz.
El Castellano.
Bebo de quel cáliz antiguo siento las estrellas
buscando la respuesta para ser feliz.
En la planta en albor que crece del rayo de Sol,
sabiendo un secreto de druida de que si miras el Sol
al amanecer minutos y minutos todas las plantas en flor silvestres
brillan incluso más fulgente que el rey lucero,
todo lo colma su brillo, la tierra deja paso a toda vida en color,
a través de la caricia nos trae Lugh.
Reinando el Sol está, hablé con la lombriz de boca gris
que apareció tras mirar fijamente preguntando
a una flor de difunto me comentó
que podría indicarme de la tierra
donde todo es libre, no hay dinero, todo vive por suprema
ley natural, sin miedo ni odio.
Le pregunté a la lombriz que dónde quedaba aquel lugar,
y me dijo con amplia voz:
- bajo tierra.
El Castellano.
Monte elevado en el horizonte,
brezo, encina, carrasca, esparto, espino,
todo crece en albor sin preocupación suprema
nada más que seguir viviendo y echar generaciones.
Hoy me desperté y contemplé la ciudad con todos
los edificios grises, como sus gentes
todo pasa de tierra y aquella que me dijo la lombriz
boca gris me espera, así tenga que estar mi cuerpo
frío, caído de hoja en otoño, no espero vivir eternamente
ni ser festín de gusanos tempranamente.
Yo acabaré por entender la mentalidad de aquella lombriz
de su tierra, que no hay preocupaciones,
fue el ser humano el que inventó el dinero
y la esclavitud que trajo.
El Castellano.
Amapola silvestre,
llévate mi sangre a las entrañas del inframundo
así como tus pétalos elevan la sangre de los suelos,
que tus raíces me conduzcan al tercer reino.
Ooh, espino amarillo, que bajo tus espinas
han visto infinitud de cal varios nacer los montes
y senderos, que todos llevan al mismo sitio
a perderse en el elevado espino de tu luz.
Ooh elevado, cuál sería tu misterio
para dejar a este escriba absorto.
Brezo silvestre, sin miedo, tras el olivo
te vi crecer, y una margarita cerró junto con el verso
de la caléndula arvensis que tapó con sus pétalos
en cuña, al caer la luna al cielo.
A tí Genaro, abejorro de mi jardín
te extraño y echo de menos, bonito.
El Castellano.
Corre trémulo a desgañitarse el cosquilleo silente,
que avanza, que recorre tus piernas en ambrosía y miel de dioses
junto con tu aura y alma de dulzura sacada de raíz de la tierra, mi hada
ni una flor se te cayó, ni un pétalo dañó, agarraste enraizada con albor
y tú tragopogón, duende, el mismo destino de rey silvestre te espero
y aguardo en mi maceeta, ya que en lo que llevo viviendo
ni una planta se me ha muerto con mi don,
hasta amapolas comunes vieron florecer mis macetas,
hasta margaritas de manzanilla gorda, hinojos, brezos, jacintos silvestres,
crié como un dios creador, dador de vida incluso de la humilde semilla
de la calendula officinalis.
El Castellano.
Mi vida te escribo como gota que va a los mares
tú que fuiste altiva, ningún humano te pisó
los dioses honraste y te honraron
desde el cerro al abismo, tocado y acariciado
donde todo surca la oscuridad madre
y dama de noche sin afectarle el cielo
de la yerta amapola de luna desangrada
y su estramonio vestido de gala de estrellas.
Todos bailando en la fiesta de los no importados
menos la rosa y el clavel masculino
que tiraron abajo el telón para comenzar la gala
y el baile ganó la datura con la dormidera
por sus trompetas de los ángeles abriendo al clamor.
Romance heroico:
Wotan y Fenrir gigante son lobo,
Odín, Fenrir, inmortal y Setanta.
Ragnarok llegó ya, mas se abre el yelmo.
En fiesta pagana va verde ropa
héroe, tiempo, altura sin cimiento
héroe inmortal, padre Lugh Dios era
si quiere usted más saber, ya digo
poderoso padre, él como la parca
escurrirse en la lucha, espada zorro,
Señor Guerra, como hielo aislaba presa.
Dectire madre mortal, rey su abuelo.
Despertaba al hijo del Sol mamá.
Con su ejercito, él las victorias hizo
descuido, lanza en su vientre tajada
al lago fue con tripas fuera, él todo.
Cuervo sangre beber, -¿Eres Morgana?
Carcajada feroz, Morrigu tuvo,
ya le tenía por muerto, Ángel Macha.
Se ató en piedra, en pie matando, él, esfuerzo,
mató en pie hasta que sangre hacer legaña.
El Castellano
Romance: Flor de helecho
Suena el río, agua llevaba,
alma de fada silva ella,
bebía en la orilla alegre
flor roja lloró su tierra,
blanca cierva a fada triste
cazador hiere su flecha,
enhiesta espina gemía
flor abierta brotó en yerba,
fada herida ya descansa
latiendo la parca negra,
yace en helecho silente
suspira su sangre yerta;
Enamorado el helecho
una flor mágica asienta,
tambores suenan la tierra
los duendes lloran su fada,
ahora el helecho era ella,
mueven la piedra ocultada
cazador tropieza cerca,
el río ya lo llevara,
fada flor de helecho yerra
duendes cobraron venganza,
cantó lo que el bosque alberga,
misterio de cierva fada.
Fada flor de helecho inverna,
cicutas toman la sangre
veneno hacen, blanca cierva
cuervos la cena discuten,
cazador ya río lleva,
lleva el río su latido,
campanillas suena yerba
duendes coronaban fada,
fada su vida celebra
los espinos la cuidaban;
Flor de helecho fada bella.
Enhiesta flor fue semilla,
altiva plántula fue ella.
Quién fuera ella, tan linda.
Él fue y es, ella no yerra.
Aún plántula fue fada.
Valor, honor, sí fue cierta.
Él aún duende a ella la ama.
Ella la flor, no era yesca
ellos cuatro siglos ''juntos''.
Los dos sí saben, ''leyenda''.
El Castellano y Leannán-Sídhe
MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA
Duerme Ostara
Stellaria ya abatida
caes junto con la sazón
del geranio de los caminos
y la pequeña fulgurada
calendula arvensis
de brote temprano
antes de Ostara
el camino en verdor
y color rajar copón
quién os elevase
y os diese voz
vuestro ciclo de vida corto,
sabiduría de la conquista terrenal
y la dureza de vuestra simiente
por el estío mas el frío marcándolo
sin guardias vuestros romances
esperando sus soldados alados arribar
halla o no tapial de la franca puerta
del Creador Universal,
campanillas ipomeas mece mi tierra
que sin ser de nadie
sólo vuestra.
Os acompañan malvas, abrojos,
dientes de león e infinitud sin condición,
malo el hombre vosotras nunca
malas hierbas sois,
cumplís vuestra función en elevado amor
sois color de flor,
pasión del animal visual que os habla
desde Castilla
a su antiguo cementerio viviente
de Alcalá de Henares (Madrid)
invoco vuestra alma
para que semilla que toque, semilla brote
llegado septiembre
como siempre me ha ocurrido,
os pido se mantenga mi Don
jamás os dañé ni perjudiqué
con ni sin razón,
os amo; Que siga vuestra eterna conquista
del terreno en albor.
El Castellano
Romance del destierro:
-
Mi raíz arcana anclada,
dejas el etéreo espacio
en eterno cementerio
tu silencio amalgamado.
Yo era taciturno espectro
misterio, parajes blancos
que salvajes en tu lengua
confrontan en yermo arcano
saciando mi Baco imperio
de soledad que amilano
sin inicio, sin futuro;
sólo aplacando los diablos
y esa idea primigenia
cual ojo que jamás hallo
descansando en alegría;
ocho hijos que me has dado
más los bastardos impíos
reconocidos sin ralo.
Anudar aún sin vivirla
mi vida; que deshilacho.
Desfallecer, despedirla
por corona y candelabro
sí, mi raíz es de plata
al fervor de soles me alzo
como cobrizo capullo
entre polilla y gusano
devana mi sangre, rueda.
Transmigra verde que escancio
sobre espica, sangre hielo.
De infecundo humor humano
con coraza por pechera
carcoma en espuela calzo,
mi tomo de tierra venzo
roja sangre que yo esparzo
pergamino en vana ciencia.
Que los abrojos espanto
espejo terrenal hondo
mi sonido injerto orando.
Sobre mi yerta armadura.
Escita alma, el Castellano.
El castellano
Soneto apto
Crueza sembrada:
Amándote ferviente, nueza llama,
presa amapola en sangre se quedó,
sonriente aurora, veza la heredó,
tu corazón alqueza, fuerte se ama.
Renuevo esta mi sangre, pa' ser rama;
Veraz la rosa, amor siempre alegó.
Al latido, su beso le ofreció,
la flor abierta en agua se proclama.
El estambre, súplica nocturnina,
piel acaricia , ya brindó mordaga,
su gineceo blanco, sanjuanina.
Óvulo y ataraxia, adreza aciaga,
tierra, anclada la doña saturnina;
Germina fértil vientre, enhiesta briaga.
El Castellano
Sonetillo:
Fuerte
veza.
Crueza
suerte.
Muerte
reza.
Nueza
vierte,
Diablo,
hablo
mudo.
Cielo.
Duelo,
viudo.
Abreza que adreza,
aceza con agudeza,
esa belleza despliega,
con pronteza, la alteza,
escurraja desliza,
fiel perfidia en pereza,
dulceza habla su clareza,
corteza por variar
acaso adereza,
afirmo la alqueza una,
ancheza del alto lar,
lindeza, listeza, por
llaneza, lleneza,
abre longueza, sin par
de majeza abierta ella,
maleza, la osada,
ensimismada roza
malveza, manseza, ya.
El Castellano
Soneto correcto
Amándote ferviente cada llama,
presa amapola en fuego se quedó,
sonriente aurora, ella la heredó,
tu corazón caliente fuerte se ama.
Renuevo esta mi sangre, dulce dama,
veraz la rosa, amor siempre alegó.
Al latido, su beso le ofreció,
la flor abierta en agua se proclama.
El estambre una súplica advenida,
piel la acaricia y le brindó su daga,
su gineceo blanco, su avenida.
Óvulo atravesado cual semilla
su tierra, anclada joven la biznaga,
germina fértil vientre, enhiesta albilla.
El Castellano
Venas de luz 2
Venas de luz:
Yo te busco luna entre bloques de hormigón
y cemento, entre violetas escarchas, yedras
nocturnas de este cielo sonámbulo con suelo calizo,
me rehúye tu ojera de nácar ciega, segura,
colgándose de mi puente escarlata, férreo, soterrado,
mas te escapas por las turquesas ramas
cielo plateado quién te tuviera, esta tu rama de idea
entre las manos tu miel de niebla, húmeda, trasnochada,
cual panal de lumbre quieta, deshojada,
tu lágrima que viste de locuras, de esquilmada luz
y sus azucenas,
mi noctámbula sangre y mi tinta bermellón
que te aguarda fiel a la espera, en la Torre de Hércules,
tu camino que serpea, y mi soga blanquea,
alumbrándose los árboles erizados, vespertinos,
que en lluvia cantan, su serenata santa,
acequia de tu ser, que la bruma pervierte,
colmada a tibio reflejo en fanales cristales sin tajo,
de tu hueso crepitando, apostando,
dunas del sueño, y metales esquivos
con azabaches siniestros,
cuentan los astros
que tu belleza duerme en sus incesantes
hogueras de sus cestas,
tú que te escapas por entresijos de negra ala,
quién te tuviera en sus palmas,
como destello escaparías
dejando una estela intangible, áspera, maleable,
de blanca pupila y granate adornado,
naciendo de ti un gris ciprés
las canteras se te rindieran, en presura,
un silo alto como tu luz de ojos abiertos,
treparía tu enredadera entre torres de belleza,
y brotarían las blancas estrellas
damas de noche,
llorarías tu oro blanco en abrevadero,
por tu escarpada longitud
y un eco nacería tuyo, solo, carraspeado
de la luz y de la sombra, una cadena para tu belleza,
que tus venas lleva,
en verticales pestañas negras, plenas, beatas,
en insignia sangrada, renacida, renombrada.
El Castellano
Cuervo de idea:
Crispa su metal
como fuente insoslayable
del azar que vuela y corre
destellando.
Estridencia recta, dorada al gemido
en hoz de guadaña,
es una espera mi fiel apostado mañana,
cumbre sin rizos de alba.
Yerma, plácida, no sostenida,
mutable de verde caduco
al sostén que su pecho hiende,
erizos de senil ascua.
Dioses anclados al servil gozo,
consumado, me alzo que levanto,
negras tardes de las tierras,
salvaje canto en abismo prendido, soterrado.
Ara en fulgor de combate
con mi serio descampado,
rige y exige la semilla al Diablo.
Fiera de las fieras,
compostura que sueña la guerra,
fanales hogueras en colmenas y sus gentes.
Oscura esta noche
de oscuridad y umbría niebla
que cuelga la luz.
Miro la sombra, me desliza su estampa,
ondas ténues en acristalada sien,
lima ideas a la fugaz, encarnada siega.
El Castellano
Raíz descubierta:
Sueño, un haz subordinado
hoy tuve una experiencia
subjetiva al cansancio intuido
de aquel retoño de lagartija salamanquesa
de mi pared habitante de mis tiestos,
la regué y corrió a detenerse vertical
frente mis ojos,
en aquella pared donde caza,
detenida sin presura,
yo acerqué mi mano tapándola
por completo sin asustarse siguió inmóvil
y pude acariciarla con cariño,
empiezo,
que no he terminado,
enmudeció mi soliloquio confinado,
abandoné mi voz,
bajo el latir de tierra
sangre huye,
rojos carmines en avidez
de rizados estambres,
sobre las montañas y su blanco gineceo,
esencias despiertan,
palabras bullir
en carne fundida de suelo
en fértil, serena de aliento
en bruma niña,
madre de este gris anisado,
con crispado horizonte,
toda caída sin destello
ni florida estampa
que seca mi ala,
iris de soturna
carcoma mía
en tejado de oscuridad,
de tronco y su nido,
vamos tejo,
si yo creo que eres mío
háblame de tus penas sin escapar,
de tus romances oscuros
a vientos de luna,
piérdeme la compostura oxidada,
haz que me lloren sin miedo tus hojas
que yo deseo ser tu eterno amigo,
compañero.
En raíz descubierta
que afila el tiempo,
será mi cuerpo.
El Castellano
Al acecho yerto,
sin par de fauces sigilosas,
carnívora
en quitina alumbrada,
madre de tu compostura
silente,
en brazos de susurro
de tus hondas patas,
abres tu descanso
entre soles de cuarzo,
yo te dije sal,
que te quiero hacer retrato,
y bueno
hoy salimos sembrados,
de un cuarto
dio el mismo sol
su encanto,
fija en el segundo
sin matar tu sed
de poder
asesinar sin manto,
ni red,
seguiré
tu ímpetu postrado,
allá donde vaya
tu enseñanza me seguirá.
El Castellano
Infamia tornasola:
Áspero relente
sobre una almendra rápida,
frío o caparazón sonoro,
eterno secreto dentro
tus labios malvas;
duele mi celeste marca
infamia de campo abierto,
la última lagartija me espera,
encima mi labriego
del barbecho al crisol
de mis sentimientos encegados,
tiembla la lira
sobre tu pecho
como muere la luna en el agua.
Tierra húmeda,
batiente es tu vestido
donde crecen flores pudorosas,
inexpugnables,
imágen impasible
como ruda caracola del silencio,
siglos desnudos
que tu intelecto solloza.
Bravío cantil de láminas sin memoria.
Sombra de mi ternura
que a ti te abraza,
gota extensa que precipita mi tierra,
rosa, cernícalo, vida,
disfraz de nombre caduco,
luz que arrostra,
cruel avenida
de mi felicidad desertora,
verde falaz de la mudez primera.
Un puñado de sangre
es mi estigma adentro tu océano
que no existe.
Pétrea amapola
sin sanguínea tormenta
del bermellón,
quiero brille la luz
de mi azur
dureza esquilmada.
Abren las oscuras raíces
de mi ciprés
la adusta sombra
que alimenta mis ideas.
Cobre yacente,
impelido, límpido
mi dios que florece,
hueso de durazno
en este cielo en tierra,
luna inabarcable,
dichas amarillas,
filos endebles, ojos en furia,
quietud que huye el bastardo.
Oh Sol, justo,
fósforo que prende
mi carbón con tu beso
de espuma flamígera,
inviolada.
El Castellano
Prendido en hiel de un abismo,
desdoblado compás y su sino,
crujiendo el alba más preciosa,
por esquinas del cielo de nácar,
es esta escarcha un fiel carruaje
desmembrado entre corceles ciegos,
cabalgada cordura entre cristales,
entre espejos ardiendo,
un calor entre calores,
una vida que ni sí misma
se deja atrás.
Avanza, mece, y se deshace
corre vengo por ti,
traigo entre lirios del campo
mi silvestre trigo,
tráeme tu voz, tráeme tu vida,
estoy moliendo mis azares,
haciendo surcos en mi alma verdadera,
trilla, trillando tu sentir morena,
esta espada que es una quimera,
entre juncos desnudos,
entre pizarras y cuchillos
alzo que vuelvo a nacer entre hierro,
luchando por la luz que me corresponde,
desnace esta era,
entre de mi siembra la espera,
por esta cerca el campo
que dueño acaso tuviera,
ni inspiración cabe con barreras,
la idea quiere marchar ensimismada,
por riendas de un caballito del diablo,
una desventura en plomo
un mar de esferas es todo lo que siento,
por si pudiera manifiesto,
que el gris teñido de bruma,
abandona su sepultura,
vuelvo a mi gusto muerto,
la sombra que me envuelve
preside, rige, y desnuda mi alma,
para ser por fin rosa de sangre,
vestida en azules trajes nocturnos,
mi semblanza a este ocaso
que mi voz sucede.
Entre espartos de mi iris,
por alfileres sembrando
clavos del campo,
anochece siendo de día
resplandece la una ausente,
y gozo la soledad de mi suerte,
sintiendo por fin dicha
por fin alegría
descubriendo este horizonte
por mares de sentir que valgo,
y que sí puedo
que lo vuelvo bello,
hasta en tus molinos que amanezco,
silos oscuros por yedras que te alcanzan,
es mi siembra una locura quieta,
es mi compostura de primera,
por la que clavo a mi destino
este abismo de tinta
encendido.
Opacidad estridente:
Romo metal
o estallido,
en cumbre de ramas
aullando sordas
bajo un viento
que llora su transparencia
ahora habitada,
Padre mío
dime tus fugaces penas
que cuajan
los febriles destellos
de luna pasajera
amilanando su alta ojera
traspuesta a rayos virginales,
en opacidad de soles hirientes
y ascuas empíreas,
es un soborno que alzo
palideciendo,
abriéndose mis fauces
tiemblan de oídos los cielos
contemplando rectos
sus cernícalos.
Mi corazón ya no más
es piedra rodera,
es aromo espinado,
con forma próxima
a espina mísera.
Abro tu blancura destilada,
justicia de la belleza, una.
Abre mi caracol de espejos
su deslizado halo
que oscuro sin ralo,
llena mi hueco latido.
Never more.
El Castellano
En este linde se construyó mi pecho habitado,
se escaló la colmena de labios grises,
por la escarapela fluía veloz el sosiego
de mi vida quieta,
por romances oscuros caminaban mis nervios,
una ruptura de estrella
tumbaba la compuerta de la belleza,
para sembrar allí latidos etéreos,
recto escalafón dorado al beso
y tu cuello me nace doliente
fulgente fuente enternece mi suerte,
yo hablé con mi amor que no existe
y aturdida me contestó la voz,
era como un eco sordo en alta voz
resquebrajando un patio de perdices
y altiva sonaba por las cumbres
jugando y riendo con lobos
sí esos que habitan mis ojos,
aullando y espantando los dolores
en mi sien,
mis dolores que se querían
como hermosas flores desnudándose
en altas espinas profundas,
allí sólo caminaba mi rosa, toda
siento deciros que yo soy del viento
y el viento es mío
en estiaje gris pálido cruza mi relente
del cielo su lluvia,
con impetuosa fama,
sacude la tierra y su flor bella clara ,
dejándome ser como el rocío primero
en recorrer tus labios,
quiero habitarte en canción
que haga surcos de mí
en tu alma verdadera.
El Castellano
Romance de destierro (verso libre):
Raíz arcana anclada,
dejas el étereo espacio,
en eterno cementerio
de tu silencio.
Yo taciturno espectro
misterio de parajes salvajes
que en tu lengua
confrontan.
Sacio mi lacio imperio
en soledad sin inicio
sólo aplacar tu idea
cuál ojo sin alegría hallo
ocho hijos me has dado
más los bastardos reconocidos
anudar mi vida sin vivirla
es desfallecer sin despedida
entre corona y candelabro
me alzo,
al fervor de soles.
Sí mi raíz de plata,
Como gusano y como polilla
no me marcho,
oscuro gusano
en volátil capullo de cobre,
devana mi sangre que rueda,
transmigra tú mi fosa,
qué humano se deshilacha de su obra,
infecundo escote sin gloria,
coraza por pechera,
tu forja de alma no abandones
ni con forzoso anhelo
de abandonar tu querubín
en tomo de tierra
aun la carcoma en espuela,
vencerá a la corrihuela,
en secuela despierta libro
que te hace sangre
como a la tristeza bóveda,
y su sombra a fundirse entona,
avanzo sin cárcel ni insomnio
esfinge de mi carne perecedera vuelves
arrollada a nueve cerrojos,
roja sangre abrir puede;
tú eres mi umbrío tomo
que busco en la Tierra;
como fe en tórculo
rige tu blancura,
pergamino de vana ciencia
que profunda se hunde,
hinchando el viento
de tus metálicas alas,
verbo encarnada
sin margen ni acerbo,
llorara mi alma
en tu rostro
espejo mi gloria
de dios sin nombre
ni conocida lumbre
y mi ser incumbencia
sostiene armada sin anzuelo.
El Castellano
Noche lúgubre y umbría:
20 septiembre 2011
A ti noche oscura te escribo.
¿Por qué no me das el sueño que tanto ansío?
Paso noches enteras de insomnio escribiendo poemas hasta
enloquecer, llevo ya cinco días sin dormir y veo que se van
mermando mis facultades mentales y escribo frases sin sentido,
garabatos en hojas de papel.
Me asomo a la ventana y contemplo las sombras de la noche como fantasmas,
deambulando sin rumbo.
Mientras apuro la botella esperando matar esos fantasmas de
mi cabeza que suenan como delirios con sus voces.
Me estoy volviendo loco.
Solo veo sombras y figuras que se dibujan en tu oscuridad como
demonios.
Sólo los gatos y lechuzas salen a cazar como los murciélagos.
A ti noche lúgubre y oscura te escribo que bajo tu protección de tu oscuridad
ven salir los ladrones y asesinos a hacer sus acometidos
de muerte y delito de acero y sangre.
A ti noche lúgubre y oscura te escribo.
Tú que no entiendes de genocidios ni de muerte ni de fosas
comunes selladas con cal y tierra ni de fusilamientos.
Tú solo ciegas la luz del sol y solo el fuego y los fusiles iluminan
tu oscuridad.
EL CASTELLANO
Frontera tu letra:
Se enervaba el sonido del tambor dificultad, soterraña vista sin aspilleras refugio de luz bajo la tierra. Voló sin visión mi vencejo de arena, seguía levitando en el aire mi fantasma, encallecida la soberbia entre paneles de plomo, refresca la idea. Frío se miraba enlucido, sentado entre pilares de fuego, escribano de la estación meditando, esmaltada la mañana en ruptura del hielo, y sus rosas huecas. Sí me arrastré por la miel del beso esperando andar, madre viuda de ausencia ocupada, mi sombra hecha padre entre bruma y humo de tinta, rastrojo que viaja al hoyo del sol. Me blandía mi estima al peso del hierro, hacia la frontera de escritura, nulidad deslizaba la ventanilla.
Desvestido hueso, mineral candente
avanzando por un carril que marzo
bañaba sexual,
trinchera con centinela
aspirando humo de bruma,
entre amapolas nucas,
surcos de honor afilaban espigas,
el forraje decía quién más fuerte.
baldío encrespando la suerte,
ojal de tiempo florecido
del yerto mejor,
sentir entre la roca esperanzado,
luminosis despertando.
Me tumbé entre la dorada grama
me creció un espectro
que hablaba silencio,
y amaba sin importar su verdad.
Abierta zanja, abandonada sien,
era un miedo atroz
tejido a no tener mejor.
Noche silo de oscuridad
destapada, traspasas
mi ventana entre espejos
tu voz se hace la dormida.
Carruajes malvas del sueño
taciturno entre las espigas.
Fuegos y fusiles iluminan
tu dama de oscuridad
amanecida por soles
que bajo ella
parecen de trapo.
Canto a tus pestañas morenas,
alcanzando tu osadía
de oscura dama.
Llora mi azabache
por tener piel de arena
y brotes de la noche.
Por estos nidos carcomidos,
mis abejas construyen
sus panales.
En fúnebres procesiones
de todo lo que dejó de ser
y así descolgar
de esta araña la eternidad
entre sogas de mi calor humano.
Verdes ojos míos,
verde trigo
de mi verde sino.
La noche quiere
ahogarse en mis ojos,
que su sonido
visten y desvisten
por carcomas,
del mutilado iris insomne.
Es sólo sangre en tus ojos.
Telaraña de vorágine,
araña descendiente de enturbiados,
de lúgubres pensamientos
de etéreas raíces en punta.
Blanco sueño devorado
al compás de cuclillos nocturnos;
en ondas de listadas cadenas.
A la esclavitud del latido
encorvado trino,
es el final dictado
de la oscuridad;
la era lumínica
comienza de esta esfera.
El Castellano
AZUR DESNACIENDO:
Esencia intangible,
no hubo na terra,
que ni dioses
osaban mirarla,
ni albergarla;
ella sollozaba,
cual flores, incredulidad
brotaba.
Ella era encargada
de sembrar en ellas,
rocío perplejo
que en suelos germina.
Pureza
en venas;
lo que la perfección era.
Crisol no sostenido
por cauces febriles;
inteligencia
en mares secos;
abejas de ideas,
colmenas
con intelectos graves.
II
Que cubre valles y peñas
inusitadas
y sus penas ahorca;
su misterio
enhechiza toda alma
quién arrullarla sin dañarla pueda,
será dueño de la llave
que encierra a la virtud
no enseñada.
III
Cae la noche,
sobre ingrávido
lecho de mi juventud
acostando luna de cuarzo
entre áspero frío.
Cuerpo mineral candente
quieto en pantanos de tela,
retorcidos sus destellos
en esta nube de leche;
el fango fragoroso gira,
imploro a esta luna que ame,
y el morado cielo ladea
mi sangre verde.
es por este escarabajo
que llega el verbo.
Soledad, soledad tus pulcras alas
que vencen auroras de adoración.
Aurora funesta clavada la hora
vorágine o trasiego
LUZ que ignora
si acaso nace.
Tu liso, amarillo barco,
de oscuro torso.
Tus infinitos beso
dime corazón al apoyo
de tus párpados.
Cuál profunda verdad
en esta espectral rivera
de ondas líbicas.
Espuma densa
de océano de ideas entregado.
Profusa ascua invencible
es mi dolor que más no quiere
retirarse;
que sentencias invade todo ojos
montaña de hojarasca;
cristal de pulsos
que tu imagen toca.
Suspiro fresco
en labio extinto de sombra
día que no se encuentra,
su densa forma.
Cuerpo con agua de estrella;
querer vivo que llega al aire,
tiende y espera.
La muerte que renace
por fuegos de brea
en el aire.
Abren batientes pétalos
de viejo silencio esquilmado
estallado esplendoroso.
Acurrucados sobre un lecho
que la brisa abre;
trocados rayos de sol
esquivos, en plano de verde follaje
por azur causados.
Astuta golondrina encontrando
la dócil rama.
Mundo sin mentira
de la vida,
se abre este mi manantial,
reluciente de esmeraldas, desposeído.
Y todo siente:
-Que la sangre miente.
IV
Terruño ojo victorioso
aplaca sus arpas irascibles
estrujando abismos dolorosos,
petrificados.
Reniega la boca vegetal
casi viva
promesas en frente de violetas.
Cantan amando el claror
lírico, estremecido
coágulo de viento
en cientos de porciones
esta luna quieta
que semejanza quiere.
Descubierta la zona umbría
donde yago de yacer.
V
Aplasta mi sombra
contra sí misma
derrumbando opacidades
de granates profundos,
ballesta súbito forjada
a tu entraña.
Derrite mar de boca
que pide extensa
negra noche
y sus espectrales corceles.
Tiembla que rueda
paz, orgullo bello.
El desliz, ráyame firme;
conservo mis principios
numerados.
Reluce mi roce pulido;
entre cielo asido;
palpita mi iluminada tristeza,
haciendo camino.
Vendrá mi torvo grajo
se constatará mi lucero roto.
Turba mi aliento
bajo mi pecho la quiero
con montes limpios
enturbiados por sarmientos.
Delinean este viento.
Lividez plena,
fuga el desaliento
con todos los jirones
de mis ascuas.
Diáfano, ancho, repleto
a trote primerizo.
No cabalgarás,
no cabalgarás si no es conmigo.
Cabalga, cabalga
el llano, que sólo a mí lado
cabalgarás;
cabalga que sólo a mí encontrarás.
El Castellano
cabalga con su espada en mano
todo tu llano.
Hasta divisar todo lo que amo.
Sembrada el alba
que apacigua
la noche que negrea
en estela conmociona
mi luna extensa
que bajo ella,
siempre
estoy en taciturno hechizo
contigo y mi falcata.
VI
Embeberme la luz
sin forma en ojos distantes
luz de aquel fulgor purísimo
allá lo oscuro
en tiniebla sin padre.
Yo besé las amapolas de los campos,
buscando me embebieran
la forma que como eco
apagaba.
Heridora en cascada
se aposentaba mi bondad
aquietan aguas longevas
la feroz sien
que me dio mi padre.
Nota:
Embeberme la LUZ
sin forma en ojos distantes
LUZ de aquel fulgor purísimo
allá lo oscuro
en tiniebla sin padre,
yo besé las amapolas
de los campos
y heridoras en cascada
me entregaron sus hijas.
Nacidas tras yo sembrarlas
esta primera lluvia de septiembre 2018.
VII
Cuchillo que tu voz asesta;
mi pecho sin coraza hiende.
Camino mi desvelo enjaulado,
cuenta atrás de la tierra quieta
y sus grillos asolados.
Oh me olvidaba.
Esto es la resurrección.
Indemne entre losas
de azur firmamento.
Respiro entre rosas
las espigas por llegar.
Dilata los verdes la tierra
sosegada dicha trasiega,
un día cenizo
de esta la otra primavera.
Estoy escuchando semi-recto
el retemblar de hojas huecas
sobre la gravedad
de un arroyuelo que fluctúa
cauce entre la copa
de árboles;
sobre semi-vacío cristal
con limpia brisas
encima de un blindado
cantaba, dictaba
antiguo sargento
su presionar, disparar
como hueco
en la ausencia del polvo.
VIII
Abrid la ensenada al capataz
del brillo primero.
Tímida la floresta
escondía sus amapolas.
Núbiles gestos danzaban
la cabeza en loma
que silvestre evanescía
el coraje de la flor.
Vuelto mujer por Ostara.
Patio de perdices
que soslayaba
entre el quejido
de carrascas afiladas.
IX
Hacían sus hojas
mi última espada.
A mi izquierda
el peso
de su hierro estable.
Sibila destrenzabas
tu cándido mirar,
en fraguas de belleza,
inviolada.
En tus altos,
profundos
ojos de ámbar.
Luna que en fractura
recorre mi tejado de alma.
El Castellano
Mi amor por ti Leannán-Sídhe:
Suspira mi mundo yerto,
hojas de mi árbol sin desmochar,
trenzado el vértice
voy hacia el límite,
sí allí donde la hoja se dobla
para comerse a sí misma,
tus héroes vueltos papel y polvo
pasado el tiempo,
yo soy el único que se mantiene vivo
en pie escribiendo,
para llegado el momento
arrasar y conquistar de nuevo,
constructor de poemas,
ardiendo en su fuego,
quebrando su lapicero,
exprimiendo las letras por dibujar,
inspiración del borde del papel,
alma con arrojo como ayer,
alimentando los espíritus que le hablan,
trenzando el humor muerto
en su canto como idiomas de los dioses,
muerto el tiempo sólo quedo yo
para derretir el horizonte en letras de malva,
para volver mágico el sonido,
y acampar el humano vivo,
puedes apagar de la radio no hablan de mí ni de ti,
resplandeciente fulgor de centella soy
alma en esencia, escritor muerto sin tiempo
yo soy tu elevada inspiración que te lleva
para forjar poemas de tus venas.
Y gritarle al oído que no he muerto.
Cuéntale, cuéntale al viento de este humor
que me trae preso,
por avenidas yertas, olvidadas del verso,
y sus ángeles estrellados,
humor vivo por fuerza celeste aguerrido,
ven, ven conmigo olvida tu camino,
seré luz avocada a la perdición de lo vivido,
conquistando, destruyendo y tejiendo
aliento de tu copa de vino,
era o es llegó mi tiempo,
de enhebrar palabras al olvido,
desmenuzar sentimientos
para tornarlos materia de saliva y aliento,
para destruir el momento,
yo centella del universo,
viene por tu beso labrado
en la estepa corriendo de la vereda a la rambla
dulce su estampa,
quebrada en el verso de hiel,
sembrada en la dulce palabra de miel,
indestructible esencia,
relámpago de la centella,
vida y vid de la quimera despierta,
guerra eterna por deslumbrar tu interior,
inspiración cercana
donde nace y late el amor,
humor trenzado, humor de ababol
ese por el que el humano encuentra su sol,
inspiración olvidada,
muda caricia,
tejida en el eco sordo,
de la oscuridad y su hálito desmembrado,
en espiral de vértice y umbral.
III
Sangre violeta cultivada en el seno de la entraña,
ese soy yo tu humor trenzado,
sin tejer palabras yertas por tus ojos dobladas,
más lla de la montaña
y del eco eterno de un tiempo desvanecido
en flor de niebla y umbral,
inspiración sin nombre ni apellido
tu demonio tejido,
jamás carcomido,
en el sino que te destapó poeta del viento
a lo que naces sin destino,
que no sea abordarme la calma y su vino,
destellos fugaces por conquistar
en la entraña de la ola de mar,
y en la niebla de la isla de Manx,
sí soy yo quien te habla de verdad
Leannán-Sídhe en tu mirar,
reina hada del bosque de las sombras
de la profundidad,
llegó tu suplicio dormido,
de enfrentarte a tu quimera despierta
y a tu manantial fulgente de inspiración,
yo tu humilde servidor,
un humilde escriba sin tiempo,
que te amo desde el albor,
quien mereció
tus besos escritos,
para volverlos flor,
tu humilde servidor,
del bosque al manantial de inspiración,
soy yo quien te mereció,
pregunta al viento que mi nombre te dejó,
Förüq sin condición
más que no sea dormirse
en tus besos sembrados de inspiración
dime tu demanda te cumpliré
sin tardanza siendo tuyo en albor de esperanza.
Vale seré solamente tuyo.
Suspiro por ti amor,
elevada conciencia de mi creación al albor
suspiro jamás yerto en flor,
soy yo eres tú un reino vivo
de ilusión,
por trenzar el hálito en el ascua,
que rige toda inspiración,
para el mundo venas de humo,
para mí mi realidad tejida en uno,
piel y verso sin razón,
elaborado amor
sí nacido del rayo de sol,
para poseer mi alma y corazón,
desvaneciendo mi dolor,
brotada mi lágrima carmín de fuego
desangrándose mi amor
acampado por todo el resquicio del alma y su flor,
enamorando hasta el hueso de mi esternón
pura llama sin razón mas que congelar el hálito silente,
lejos de común fuente desvelada muerta la sombra del horizonte
muerta la lanza y su fiebre,
quién contra mí soy invencible
soy ruído en el alma que te acampa
quien te besa llegada la una y media de tu madrugada,
quien en amor te acampa el alma,
llegada de un confín a habitar tu pecho y espalda;
no es tiempo de correr si no de desvanecer tu miedo
a florecer llegado el tiempo,
muerta tu araña soy yo quien te queda,
un mundo en tu vena,
un horizonte de estrellas,
limpias, puras, nacaradas,
sí soy yo quien te habla en albor,
tu hada fiel de la sombra,
Leannán-Sídhe
somos tú y yo presos de desvanecer el latido colgado al cielo,
de habitar el recuerdo en ilusiones y sueños ardiendo,
para vencer muerto el suplicio
en alma de verso y arrojo para ti mi sonrojo,
para decirte que soy yo quien te ama de verdad
muerta la espera soy yo
quien te queda.
Y yo soy quien te ama mi quimera,
poseyendo mi alma entera.
Mi alma anclada en gozo,
de que tú seas su ilusión verdadera,
quimera de piel y amable entrega,
soy tuyo hasta el tiempo
que me verá desvanecer a tu lado
naufragando mi barco,
hoy te visto de amaranto,
perfumada de rosa esquiva tu mirada,
para encender mi candil y su verso,
a ti estoy sujeto como el inicio del tiempo,
que jamás me verá desvanecer de tu puerto,
hoy avanzas mi canto,
para pintar de tu color su verso,
que ya no se retuerce ni retorcerá
muerto el beso,
queda servirte mi flor de hueso,
despierto
despierto mi reino vuelto el nuestro,
resumiendo el latido por ti confeso,
para resplandecer,
y que viva siempre nuestra luciérnaga de amor,
iluminando el abismo y su garra,
para ser yo quien te ama
mi Leana.
Quien te vistió el cielo
de todas las flores mi amada.
Preludio de tu posesión de alma esta mi quimera dispuesta,
para relucir mi vida quieta y su estampa que inverna,
muerta la calma y su abrojo de plata,
todo lo que queda es ella,
vida para el telar de mi letra,
despierto el alarido y su estampa cuelga,
muerta mi araña es ella quien queda,
para florecer el viento flores de sol latiendo,
y su bello campo de amor por deslumbrar al rey lucero,
era o no era llegó mi tiempo
desnudo el tiempo,
me visto de cuervo,
para volar su cielo,
mis violetas nocturnas caen en flor
junto con mis sentimientos,
para acampar el sonido y su destello,
soy yo quien quebró para ella el tiempo,
el horizonte gritaba su amor envuelto,
lloraba una primavera de nuevo,
soy yo el que escuchaba atento
fiel de su beso,
para mi no era invierno,
si su estampa relucía de nuevo,
era sin duda mi tiempo,
el de rajar el suelo
sembrando mi aliento,
despertando al muerto,
trepando la ilusión
en su pupila de hierro,
desmenuzado el latido
quedó que yo vivo
por el latido
que me mantiene en vilo,
a ella sujeto y preso,
para florecer en ella el beso
y mi caricia quedar proscrita
a su submundo de los condenados
así como su estampa brilla.
Nada que negar, nada que defender,
solo tu piel por escalar,
mantenme aparte
estoy rezando a mi mismo,
quién vendrá a sostenerme,
llegado mi punto final,
sólo un alma allí estará,
nada por dudar,
eres tú Leana mi verdad,
todo lo que hago correcto,
estampa de vid y cielo,
por aguantar,
el cielo por doblar,
llegado el final,
quién si no tú me sostendrá,
abismos afuera, todo por llegar,
sin nadie que nos juzgará
estaré a tu lado de verdad,
y la perfección de ese modo alcanzar,
desmochado mi demonio
en el lugar,
robado al tiempo tu suspiro nacido
por mi aliento enardecido,
eres tú quien me habla
yo quien te responde a garra, letra y poema
desde la entraña a la zarza,
y su espina ensamblada,
que yo soy quien te ama
y en verso te llama seré yo quien nos sostendrá
en el ocaso de la eternidad mi reina
señora hada.
Ahora llegado el final,
mi tiempo me sostendrá,
mi piel esquiva en tu boca se arrancará,
con el saber preso
que de tu aliento soy convicto,
mi hada Leanán
el viento de nuestro aliento queda repleto,
cayendo por la avenida del miedo
jamás mi aliento si no el color de mi verbo,
debatiendo si de malva o caléndula tornar el viento del firmamento,
para acampar en tu boca con el mejor beso,
sostenido mi traslúcido pío,
en el destino que a tu lado jamás me verá esquivo,
hilos de mi tiempo desvanecido
en la boca de la estrella por dibujar
con mi lengua,
una vez más mi estampa repleta con la tuya estará,
el ombligo del umbral se desmigaja vivo,
para rajar su entraña mi te amo
a flor de garra y rosal que acampa
mi humilde entraña,
floréceme el viento de nuevo,
seré yo quien allí estará,
sembrando en invierno sus mejores besos
del firmamento sedientos,
y sí nacieron estos abrojos míos versados
es y será para que alguien nos recuerde amor
por los siglos que nos vendrán.
Pacto de sangre consumado,
temblando,
el hálito dormido y su cielo con su grillo enarbolando
su canto a la luna sempiterna de antaño,
viste y vistió mi amaranto,
que colgado estoy de su manto,
vid de mi quimera por sembrar
su aliento vivo,
en la piedra del olvido,
muerdo yo lo vivido,
es y será mi sino,
blandiendo a la mitad del viento mi trino,
para llegar y conquistar el humor vivo,
hoy te descubrí preciosa mi compañera,
por entonar contigo quedó la letra,
tejiendo mi cauce sanguíneo,
tu estampa de sed por navegar mi camino,
por desnudar el alma contigo,
destruidas mis murallas de lo sentido,
queda el recorrido que tu lengua traza por mi nido,
para descubrir contigo el suspiro que avanza
por el camino,
ese que me trae perdido,
alzándote un firmamento de las flores de los valles por si vivo,
destapando mi secreto en tus labios,
desnudando el sentir preso,
ese que por tus cabellos cuelgo.
para amanecer en tu bella boca,
allí donde despierta el azabache de la noche.
Camino descalzo tu campo de rosas mi amada,
en espinas sus besos sangrientos,
forman ellas mi aliento,
a esta noche que las ilusiones se hacen cuarto y
tu boca es de amaranto, sólo nuestro amor hendido del cielo,
que nos sangró los sueños,
mi vida conquistará tu aliento,
allí donde la yedra escala el árbol,
y mi ser caiga preso de devorarte el sentimiento,
esta es mi vida que me late el verso
y por tus ojitos tengo mi firmamento,
ese por el que la noche es azul y el día amarillo,
para acampar hermoso el sonido,
y trenzar el álamo sin desmocharlo,
sólo allí el humor caerá trenzado,
por el aliento al viento
fluirá nuestro secreto,
de la posesión verdadera de tu aliento a mi alma
verdadera eres ilusión de fuego y bella quimera en verso,
voy allí al submundo de las almas
y te encuentro entera,
cómo no encontrarte si brillas entera,
hoy el nervio me avanza
por desnudar mi entraña
flor de niebla y umbral enamorado
hoy soy yo a tu lado,
y que el mundo gire y se estampe entero
que yo amor te seguiré perteneciendo.
Solo una vez se destapará el canto
quedando de los labios preso un sonido enarbolado
demente el hueso estallará grillos y sus huestes,
blandiendo a mi luna sempiterna de encanto atravesado,
ese por el que el sueño será encontrado,
mi vida te seguirá perteneciendo,
fiel de su caricia,
el hálito correrá sin disciplina,
allí solo allí tu caricia será sentida,
fiel de su alquimista que la vela y aguarda,
fiel de súplica su embestida,
es momento su araña cae tejida,
destapa la caricia dormida,
para acabar su vida
en la hoja de aquel árbol donde todo termina
me aguarda el reino de los valerosos versos,
hoy por hoy encuentro su calma
y me aborda su estampa,
para ser yo bajo tu entraña
quien tu ansia guarda,
sólo por tu vida mi mundo no caerá torcido,
mi bella mi adorada
mi musa de mi entraña enraizada,
soy el que ves que a tu beso llama,
quien te duerme en el cuerpo de tu cama,
floreciendo en piel y verso su entraña,
abierto su latido,
eres tú amada todo lo que yo poseo,
incendiada mi estampa,
eres tú lo que afila mi calma,
la ola de mi océano que clama,
muerta la hora, llegado el umbral
quién vendrá a sostenerme quién sostendrá mi navío
si tú eres lo que yo vivo,
y junto a ti partirá amada mi rumbo.
Estrellas fugaces me siembran tu caricia,
por los astros fugaces siendo mis nervios cómplices,
se destapa el velo arraso tu calma,
me cuelga tu amor a mi entraña,
vuelo por las ramas de este sentimiento de fuego
se afila mi verbo y te encuentro,
sueños deslizan mi cuerpo,
mi armadura es mi verso,
que crepita el beso,
acabando de ti deseoso,
lícito el momento de acabar bajo tus labios,
de nuevo tu piel incendio,
para estar bajo tus brazos ileso,
para ser vivo poeta de tus ojos,
el verso sea mi pluma,
la sangre mi tinta
y tu amor mi fuego,
para acabar de este sentimiento preso,
que da vida a mi hueso
viva el verso,
viva tu vida a la mía unida,
hoy descubro la avenida,
que no escapa sin caricia,
mi vida encendida,
no es tiempo de huida,
te sostengo fiel a mi súplica,
enciendo de tu cuerpo el brasero
y bajo tus ascuas me quemo,
para descubrir que soy vivo poeta bohemio enamorado,
hoy visto de besos el amaranto,
mi cuerpo es tu casa,
viva el verso,
hendido en sentimiento,
por la luna y su crucero,
por el cielo y mi lanza despierto,
hoy quemo el universo,
para quedar nosotros dos
en llamas envueltos,
no te dejaré escapar,
con mis versos flamearás,
vida a mi vida sujeta,
por los cielos descrita,
y su plomo deja de serlo,
para ser nubes cargadas de besos,
sólo una vez en la vida tu caricia queda descrita,
sólo una vez en la vida nazco para morir en tu boca,
devuélveme a la vida lucharé por los dos,
sin despedida, sin desquicia,
el verso brillará más que antaño,
el océano le quedará pequeño,
seré tu dueño,
a la noche que reinan las estrellas,
vivirá siempre nuestra luciérnaga,
de la luz su caricia,
conquisto el cielo
para que viva siempre mi verso,
y soñando te encuentro al calor de los luceros,
la luz se desdobla para parir
nuestra hija de oscuridad.
El Castellano y Leannán-Sídhe
Iris en ojo de sangre:
Vena del cielo:
Solitario rayo estertor;
siniestra umbra,
escala la cuchilla
de tres arañas colgando,
hoy es por mí
nunca quede huella,
destino en azar hendido,
lleno, repleto, asido
en el origen primigenio,
madre ella del color,
asume este sentido yerto,
agujereado en haz luminoso,
nitidez en halo
de nocturnal visión
derritiendo,
devorando astillas primas
de subrepticia enhebrada,
padre flamígero del fuego soy,
elemento hermético
de tres sentidos,
arder, conquistar, consumir,
estelas abren runa clave
Gemineye,
sangre de este ojo,
perplejo soliviar
en azur abriendo pulcritud
inabarcable,
inicio de sabiduría en vena,
muerde,
acaba esta espera,
raudal extenso de pura visión
en certeza
de sentido superior,
cristalina esencia
descendiente
sin parpadeo fugaz,
crisol de valles
y gramas feroces,
deslices del afán superior,
dar sentido a mi vida,
ojo de sangre calzo,
cabalgo anquilosado designio.
Ancestro del lobo único soy,
perplejo sentir asido
del diablo en simiente,
primer ángel caído consumado,
errático vuelo soterrado,
magia del silencio encumbrado.
Visión, y sueño,
indescriptible con lenguaje.
Si te ocurre lo mismo
no eres capaz de usar razón
y ordenarte abrir los ojos
y dejar de ver;
como un corzo paralizado
por un lobo estarías,
imposible por sensación
hacer desaparecer lo que observé,
por extasía, incredulidad oxigenada,
belleza en percepción,
la pureza en sueño
en imagen mental
que escapa a todo,
vi el azur
por decirte aproximándome,
en un ojo femenino
lejos de este mundo
y de todo lo conocido
o descrito,
fué una sinestesia recta,
sin ser más que tocar el color
de la Oscuridad nacida
a ojos cerrados,
sumisa, displicente,
involucrada en crear
sonido del vacío absoluto,
sigo perplejo y asustado.
Es lo trascendental del infinito,
como ver el origen
del color formándose en un ojo.
El azur, el verde turquesa,
y azul mahón
no te puedo decir más
que esa belleza no me cabe en el pecho,
por algo sigo viviendo
no hay azar enraizado,
hay perfección.
Luz me arde ahora
en el mirar ciego del sueño
sin miedo sin embargo
saboreo el viento,
los cielos me poseen
de nuevo sobre los años
que ellos son,
algo llega a la rosacruz
de ayer
y sus nueve caídas
de sus ángeles despiertos
en tu sueño me ves invernando
dorando mis pelos de murciélago
bailo el colchón de nubes
que sostiene esta mi noche
para desaparecer llorada la tierna cara
saboreando una sombra más
que me vuelve
imperceptible
muerto sabor
de obscuridad sin faros ni luces
ni fusiles que matan hermanos
de su tierra y sangre
crecieron los caminos
y el rojo fuego versado
brotó en flor de amapola venidera,
dime qué debo hacer
¿Algo erróneo?
No puedo volver atrás
se sostiene aparte
la fuerza que nadie alcanzará
nada por cambiar
todo está hecho
algo que asalta aparte
puedo volver y empezar de nuevo
sin mí, sin vida, sin cuerpo
sin lo que me ata a este mundo
mañana veo el futuro
la destrucción del pasado
quedará atrás.
Corpus, anima, crescens
sol refulsit,
lux
et patientiam meam scientiam
florum, est vita
nosotros no somos lo mismo
la bondad sangra las venas
gustos, deseos, vencer,
arder sin perder aposta la partida
esa que las hiladoras tejen
momento del momento
nacido absorbiendo el hilo del tiempo
las piedras lloran flores
el final es volver a empezar
viendo y amando
el ancla errada de mi lugar,
continúo al cuervo
que me vuelve más fuerte
ave más inteligente de la faz
poder de la misma
energía
en tormenta de conciencia
siendo ese rayo solitario
que partió todo inepto,
inconsciente tormento.
El Castellano
Inerme botánica de sangre:
Sangre esclava rehúye
la encumbrada virtud
del hombre libre.
Suenan los iris
por estelas claras,
designios flamígeros en sotos.
De luna descalza;
con metales irascibles
se presta.
Sujeta clavos en mi torso de roble,
ciprés que no duerme
ni sus duros ojos bajo tierra cierran,
sembrados;
oscura hierba
en agua turbia marcada,
agarrada bailaba compases
que el viento dicta.
Cielo abierto de honda sombra,
engastada de granate sin avivar.
Soberbia limpia
que los amigos dejan,
en panales como enjambres
sin sed de vida.
Testimonios yacen cadáveres
erguidos, en pie al olvido.
Milenios de cristalino rostro
numen erizada
acaso estira mi cuerda.
Este son día tras día
se revelará caminando por fuera
del suelo proscrito.
Mi piedra será ojo de tierra.
Abrirá poniente un cénit
en sortilegio de blancos acres.
Inhumana luz sin testigo
ni brida.
Carne de matices que no disimulan,
camina el brillo primero:
yedras, millón de asfaltos.
A los cielos alzo mi mar angosto
y su yerta secuela
en nueces del tiempo
y almendras que relucen
como el oro.
El Castellano
Túmulo de bronce:
Hexámetro en bronce
de sus miles brillos
invoca mi escita
el arduo fuego que yo poseo
casarse quiere la arcana musa,
cólera de Hércules,
dioses habitan otra,
la escritura,
celaban torres de sombras,
el destierro secular
que nuestra dicha honra.
Podéis jactaros
de cuantos diarios
habéis escrito,
rebuscado, doliente
sin plagio yo,
filólogo
de un olvido de hierro.
Posesión certera
en mi sótano de luz,
henchida moneda vaga
me habéis pagado.
Por cuantos filos
blande mi lenguaje
pulcras espadas atesoran.
Heráclito soy del tiempo
yunque que se oxida,
Intangible río
llorando expensas de un amor
que hace imperio
en opacidades del ser
ilustre, fiel testigo
en juicio con mil moscas
que acudieron
al panal de su corazón,
para morir de avaras.
El Castellano
Flor helecho romance:
Agua lleva, suena río,
alma de roca ya mecida,
bebía orilla leve.
Flor roja, sangre sí cuenta,
blanca cierva fada triste
cazador hiere su flecha,
blanda espina gemía
flor abierta grana lerda,
fada herida descansa
latiendo la parca negra,
yace helecho silente
suspira sangre plebeya;
el helecho comprensivo
flor mágica forma bresca,
tambores suenan despiertos
vid en helecho acerba,
afligidos, piedra mueven
cazador choca sin venda
flor helecho coge alma
lo que frío bosque agremia
misterio de cierva fada.
Fada descansa, inverna,
cicutas toman la sangre
veneno hacen, su penca
cuervos la cena discuten,
cazador río afrenta,
lleva el río latido,
aliento verde no medra
duendes coronaban fada,
fada su vida dispersa
los espinos la cuidaban.
Suerte mecía atenta.
Enhiesta flor fue semilla,
altiva plántula bella.
Hada tenía la suerte.
Él apuesto, daba guerra.
Recta plántula suspira.
La vida fue muy correcta.
Aún duende ella quiere.
Ella, hada, como hiedra
ellos cuatro siglos ''juntos''.
Los dos sí saben, ''leyenda''.
II
Entre pámpanos exhaustos
cuervos, que ciprés alegra,
ronca voz enardecida
ojos de tierra que fierra.
Rompe mi leve oído.
Bruma que siglos almuerza,
Entre fugas y sus carros
negra sombra sube cuenca,
el Olimpo ya reinaba.
Venus baila, suerte terca
furtivo, justo desliz ve.
Inframundo almas hienda
Mal destino él mecía
rivera de calma yesca,
tuvo cetro agua brava.
Siglos, dicha es ofrenda.
Cierva fada. Lides, forja.
El Castellano
MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA
Férreo estímulo:
Resoplido al fulgor de soles sedientos,
y rayos de esencias acrisoladas
al fervor de síntesis violáceas y sombras ecuánimes.
Halos en regencias febeas; sus cadencias amilanadas danzan, juegan, mecen extasías soberbias, en rediles que estrellas guardan del brillo magnánimo, cuchillos calizos resecan la viveza pétrea, iris de tu fervor de lunas espolvoreadas, estira su tela mi araña
colmando tu rauda pureza luminosa, como ascuas intangibles en fanales hogueras
de mi deseo hendido a tu cauce,
abro la sed de espada, exudando tu sanguínea pupila en sentidos yertos, helados.
Es un río malva de pétalos desangrados.
Abro esta flamígera contienda de la comunión de nuestras estrellas.
Vinieron a plañir sus estelas densas, graves.
Por cuanto mi hematíes coagulaba mi sangre, oro del mercurio de tu boca mi amada hada, es un designio nacido; un estruendo brotado de la sombra de tu infinito, cómo arrullar mi deseo traspuesto a tus sábanas espectrales, y mis lechos de paja y flores.
Se destila mi testimonio, con un latido de tu certera caricia de aliento mi amada, es un soliviar vetusto y una rosa perra, un hinojo que guarda mis aojos y sueños arrebolados, un sueño y te toco más allá del color mi hada oscura, mi risueña golondrina azabache.
Resoplo
al fulgor
de soles sedientos,
y rayos de esencias
acrisoladas
al fervor de síntesis violáceas
y sombras ecuánimes.
Halos en regencia
de cadencias amilanadas
danzan, juegan,
mecen extasías soberbias,
en rediles que estrellas guardan
del brillo magnánimo,
cuchillos calizos
resecan la viveza pétrea,
iris de tu fervor de lunas
espolvoreadas,
estira su tela mi araña
colmando tu rauda pureza
luminosa,
como ascuas intangibles
en fanales hogueras
de mi deseo hendido
a tu cauce,
abro la sed de espada,
exudando
tu sanguínea pupila
en sentidos yertos,
helados.
Es un río malva
de pétalos desangrados.
Abro esta flamígera contienda
de la comunión de nuestras estrellas.
Vinieron a plañir sus estelas
densas, graves.
Por cuanto mi hematíes
coagulaba mi sangre,
oro del mercurio de tu boca
mi amada hada,
es un designio nacido;
un estruendo brotado
de la sombra de tu infinito,
cómo arrullar mi deseo
traspuesto a tus sábanas espectrales,
y mis lechos de paja
y flores.
Se destila mi testimonio,
con un latido de tu certera caricia
de aliento mi amada,
es un soliviar vetusto
y una rosa perra,
un hinojo que guarda mis aojos
y sueños arrebolados,
un sueño y te toco
más allá del color
mi hada oscura,
mi risueña
golondrina azabache.
El Castellano
Entre corona y candelabro:
Es un desfile
la luz del astro
intransigente,
sabe que no tiene mejor,
en su empeño.
Se riza mi idea
sabiéndome cuervo,
adentro el nueve
y el tres sacude.
Vive este caracol
con casa de espejos;
habito el espejo,
estoy escribiendo en él
que un día
las imágenes
harán dulce sinfonía.
Los sonidos
serán colores derretidos,
mi casa será una hoguera,
mi luz será inquebrantable.
Seré yo encargado
de cabalgar los tiempos.
El olvido dejará sus cerrojillos
entre un manto de abrojos dormidos.
Las hojas llorarán baladas estridentes,
perfección de décadas florecientes.
Siente el poder
del cuadro de la oscuridad.
Afílame el cuchillo hiriente,
tejidas las arañas de mi carne.
Atraviesa esta grieta de la oscuridad,
que no llora flores
lleva sólo almas
a su ciego campo de espigas.
Fiel reflejo estridente
los cuadros de tu vida
danzan entre las baldosas,
entre acorchados pasos,
todo va quedando atrás.
Un ocaso florecido
de espadas en sigilo;
tiempos huecos
su lúgubre caricia,
siendo heroe del norte
de mi silencio.
El Castellano
Es ciego mi Sol:
El primero
un flamígero
capítulo
de mi sanguínea vida,
al fragor de simientes
que germinan
nuestro ensortijado cauce
de nuestro albor;
engalanado en un diente de león.
Enajenada mi estrella
queda sembrar el cielo.
Con adormideras
y vestir el astro.
El astro de traje
para encontrarte
avanzo mi adentro queriendo
tu hechizo de piel
que me abruma y deshace
la hiel,
colorines me silban
su quietud
colorada, furtiva
en la pulcritud
de tus mejillas;
oscura golondrina.
Al alba
de mis deseos nacidas.
Fiel reflejo estridente,
los cuadros de tu vida.
Danzan entre las baldosas.
Entre acorchados pasos,
todo va quedando atrás.
Un ocaso florido
de espadas en sigilo;
tiempos huecos,
en lúgubre caricia,
acaso la luna es luna
o alguien despierta,
y la pinta.
Cerrojillos en destierro
de este silo de oscuridad
amilanado que yo amo.
Avanza que imanta
el día y su prisa
por alzar
su comunión de estrellas.
Gritos secos se mueven
tras el ventanal.
Sangre que coagula.
Entre compases de malas yerbas
de mi patio.
Es un mirlo negro
Que me visita,
siempre vestido igual;
estrujé las vidas
del gato de arena que soy;
suicidios de cardos
corren por el tapial
del patio,
se riza durmiendo
mi gato negro;
la soledad me ama
más que a su estampa;
vuela y reposa
mi fiel añoranza,
reverdecer mi ilusión
socavar con sucesos
lo deseado
para tomar con mi esfuerzo
lo que no me dan.
Acaba de irme y no soy adorable.
Me levanté y me fui.
Quedando mi decencia
En una hoja.
El Castellano.
No hay final sin comienzo:
Miles dei lumen litt C et sumun cannae. Flos umbra, diectus uxor blanditia.
1
Es esta rosa flamígera
repleta, rodeada en abrojos
llamada destello tenue, veloz
arroja, presiente
mi elevado albor,
cuanto posee llamado amor,
de mi azada y hoz redentor;
revelación
que mi sangre golpetea.
2
Resucita mi dignidad servil
vivir con sueños colmados
de fría esencia argenta:
antorcha prendida, dispuesta.
desbordadamente viva
tu creencia.
Trasciende,
alcanza mi llama
entre danza de corona y candelabro.
3
Frente la luz de una noche
todo ella,
me ha devuelto
una osadía.
Diviso su hegemonía
férrea imprenta;
estigma que repele
mi ilusión verdadera.
Desnacer ocurriera mi tierra le ofrecería.
4
Ileso viles juicios
atravieso,
batalla traspuesta
del candor expuesto,
nacieron dos gotas,
yugo de unión por mi tinta
que hoy canta que hoy grita
las flores cantan,
las nubes se levantan.
5
Candamvis levanta,
centellea,
llegó mi renuncia acuchillada
perder sin intentarlo
me dictaban,
renuncio a morir
sin intentarlo.
Fiel prefacio blando.
Aojos danzo.
6
Vencerá el pacto de mis hados,
con mi serena brea.
Un gris roto
un pedazo de ascua,
las piedras gritan,
dibujar tu oscuridad
en mi pecho manifiesto,
el signo en pared de alguien,
en puerta redimida que mi hoja cante.
7
Mirla mía
sin tu cárcel
vuela, alza mi caricia,
hazme libre,
soy ferviente azogue
de mi cadena a ella
amarrada.
si a ella no traes
¿En quién confío?
8
En quién yo seguro
mi alma desvisto.
Cauce seco,
carretera sin bordes
de mi cromático metal
escrito en cobre.
Es o no es
brilló mi turmalina
displicente fuente.
9
Es la vuelta de los vencidos,
acaso sirvieron
sin luchar despliego
mi ejército,
en brillante estepa solitaria,
la noche llora su azabache,
volveré vencedor
por alud en llanura.
Que yo no soy español soy castellano.
El Castellano
Dispuesta égida forma celada:
Luna venidera,
aguardo, augurio de tu siembra,
vengo que nazco
a párpado fijo encumbrado,
ven, ven a mi yermo,
donde todo luce dispuesto,
y un ángel redentor
te esquilma el beso,
preparado para disparar
y tu anhelo flagrar
preparado
dispare
acoge amor
mi temprana osadía
estoy nacido del hierro
de tus ojos.
Venga a este mi ser
tu alumbrada existencia
para nacer de exhausta
secuencia interminable.
Ahondo que surco
venzo dispuesto
mi flamígero desespero,
soy porque seré
tu sol Lugh
mi enhebrada luna
aventa mi ansia
nómbrame tu apoderado,
cuántas lunas sempiternas pasaron,
y yo nací para
que fueses mía
en taciturna desangelada
sonrisa venidera,
no me desampares,
sé mi fuerza,
sé mi anhelo
que yo tengo diosa,
que yo tengo madre de mi luz
verdadera.
Por este soto derriten las estrellas
para ti ofrezco
una estampa, una espiral
que no acaba
por mis cinco litros de sangre
irrigada,
nacerá una estela tuya y mía
desde hoy hasta siempre
el tiempo mi rival,
soy yo nacido para la eternidad,
ámame musa
porque comienzo a amarte
desde tu ambrosía,
que decreta no ser
vida de un día,
germinará esta etérea semilla.
Miles dei lumen, flagro metaphora
creavi blandus morx timun malum,
veneravi blanditia, dedisco cordis solus unno,
verstro paremo, sed de vita ostendi alae,
decreto ser de tierra,
luz que germina
mi entraña verdadera.
No me desampares
estoy formando celada.
De égida dispuesta
este Escita levanta
por ti de su tierra Castellana.
El Castellano
Brillo azur de tu mirada:
Alcanzo tu visión serena,
tu Iris excomulgado
y su transparencia vítrea,
me cuega la pupila.
perdido entre tu brillo azurado,
cristal denso
de hielo nocturno
en opacidad extensa
como el llano de mi oscura
nebulosa voraz,
un grillo hendía mi herida,
por los grados
que centrifugaba su cuerda,
tres notas una destensada,
era tiempo suficiente
de fijar constelaciones
en los azares de tu mirada.
Caminaba solo a voz rota
el paralelo perplejo
en tu honda risa,
más que un estado mental
me golpeó tu osadía trenzada
de dama
de mi vespertina noche.
Era un halo intransigente,
te necesitaba más allá del irisado
de tu caracola,
me respondieron las cuerdas
de tu guitarra,
que era yo
tu blasón perdido,
en pulcritud de encajes
y árboles frente nuestro retiro
de miedos.
Sólo hay un sino
no abandonar nuestro sendero tejido,
quiero describir
la turquesa tus ojos,
no puedo sin caer,
en que ninfas, Calíope,
afinaron tus manos
acompasando con ellas
sus arpas,
tu alma de cristal
yo, adentrarme en ella pueda,
quizás una osadía acompasar
tu haz luminoso
una y nueve
existencias más.
El Castellano
En media azumbre:
Nunca seremos nunca,
enfilando seremos ceniza
secreta puerta,
desolación con corazón,
materia de luz remota
sombra, olvido, brillo
palabras en el polvo,
tintero, sinfonía,
melodiosa sierpe,
me ensordeciera tu rayo de luna.
rastrojos por cebollas difuntas.
Animosas amapolas
órganos de mi ruda piel,
alada mi alma de almendra.
Parca enamorada es contemplarte
colmenera sería tu alma para anidarla.
Me esparcen la razón,
bueyes arrostran mi redil de venas,
fugaces, secuaces.
Halagan mi jardín sin alondra,
mi nombre te dejo,
pecho de ala,
tórculo de este recuerdo,
dejo presente
que quiero ser siempre, contigo.
Sufrimos tú y yo
la miseria de la vana luz,
en lecho, buque, beso
y noche de perros sonando
como lobos despiertos.
los valles redondos de ondas viejas
navegan las dunas
de tu luna sempiterna,
en arena gemías mi placer
y sus grajos que crascitan
enamorados de nuestra espera,
delicia como tú así es esta vida,
piedra ligera en viaje definitivo.
El Castellano
Orilla de reguero:
Vienes mi oscura golondrina
a colgar tus besos de nidos
en mi antiguo balcón de reflejos,
jugando me llamas
con tus alas en mis cristales.
Tu hermosura y dicha acusan.
Tupida mi yedra,
por tapia y hermosa fronda;
cuajada de rocío volverás.
Abre mi lid mi castellana,
moruna siémbrate
desentierra este caudillo
frente rejas de tu estrecha ventana
cuelgo un mirar absorto,
de tu despliegue de manos.
Dame asilo de pecho
inexpugnable penetra
honda risa,
sólo llave, paraíso, alma,
soto, cárcel, instante.
Sólo veo todo lo que aquí
no yace.
Agarro la rienda del caballo,
descubre el viento
mientras salta muralla en sangre,
pavesa en aire,
sujetando mi arpa en la lumbre.
Tres cuerdas estiro,
la última destensada late,
un averno sin condena
ni tristeza seca atañe,
dicha, belleza, fortuna, procesión
entre pinos rutilantes,
tus yemas,
mi pavimento,
con espada que centellea,
ya no es mayo pastorcica bella,
ojos de otros ojos me enseñaron,
pajaritos, valles,
vegas, agua fresca.
Sabes cuál es tu música suave,
encanto severo apasionado,
del enturbiado espíritu
blandiendo tu embeleso amilanado.
Expande tus tonos
cariño infranqueable,
tus franjas verde- azules.
pié de mi río
tu fronda ya cubre.
Abre el estío en ráfaga de tu centella,
tejeré para ti siempre mi sorpresa.
Inextinguible clama, abre la gloria,
magnificencia de osar tus labios,
terciopelo anidado
de un tiempo disuelto en sílabas,
suprema,
volverás a mi ventana
mi oscura golondrina.
El Castellano
Tres ascuas coronadas:
Mi seco musgo
arrebatas denostando
banalidades.
Agitar embravecido
tu seda y densa tela
perpetúa.
Creceré sin perderme
en tus ojos
visiones rectas de lo que querer
dispuso.
Mis hojas coronas
como frondas suaves
se despejan en tupidos pinos.
Resplandores descarnados
avanzan tus vidrios irisados.
Mis escaleras soplabas,
oíamos rodar la canica
por susurros colgados
en ceniza de hojas.
Avanza regueros campesinos.
Alarido bélico,
desnudado.
Empuje de amado
turbión empujando errante.
Chispa postrera mi sarmiento,
compuesto fuego medroso.
Deshechas las aflicciones,
queda sembrar
música, aullido, sombra y fábula
de arcano son del viento,
visiones riegan
tu raíz de plata salvaje,
arroban tus ropajes
dé argento ángel
en plata iluminado,
por secuelas
arrostran mi firme trazo
que voy a conocerte,
hasta hendida puerta,
y ráfaga inquieta
eres eje,
eres sentido
para germinar
cendales de niebla
en los campos de tu esencia.
Una.
El Castellano
Sendas por tu Parnaso:
Visiones riegan
tu raíz de plata salvaje,
arroban tus ropajes
dé argento ángel
en plata iluminado.
Una tarde,
horizonte en alta,
profunda,
inabarcable estela,
sin abarcar porfías medrosas,
extendía nuestra noche oscura,
naufragio posible
tú encontraste color negro,
yo una cegadora senda
al final sin comienzo
en derrotado afán
que acaso piensas
¿Ha comenzado?
Prosigo,
que dilatas esperanza.
Mi lóbrega palabra
cerrarse no entiende,
lejos se oyen roncas sílabas,
cóncavos senos agitan,
sólo es densa oscuridad
rompiendo espumas azules,
amparas que dilatas
sumergido escollo
bajo tu cielo
que exenta de dolor
mi rudeza en esperanza,
recuerdo al menos tu metal,
jamás mis alas,
oscuro dormía el monte,
mudo el viento,
yo silbando pletórico.
Tu poder soberano,
domando orden,
en noticias de Parnaso
laborado,
aguardé honda seña
y hoy soy saña del arcano,
que formó polvo fértil de montaña,
bosque de árboles de ceniza,
poso en terco llano,
gemirá alabastro
tus calzas
y el azabache que llora nuestra noche,
serpeará el color de tus cabellos.
Me desplazas
a la imagen del Hipocrene
abrazando el rubio Apolo
que me vanagloria,
demonios mirarse ellos soterrados,
murgan oyendo alaridos,
peras al olmo sé que es lo que propongo,
¿Acaso no es suficiente lo que obtengo?
graciosa Euterpe traje no quiere,
yo sé que tus ángeles batientes meces,
sólo acuso que ya sé quien tú eres.
El Castellano
Agua socarrada, elíptica travesía:
Analizo la luz en tu mirada,
leo flagrante tu alma.
Horno de fuego lleno,
como pisar un abrojo
y blando sabor degustar,
estampido del trueno atribuyo,
rebelión venciendo,
ya se escuchan rumores sordos,
precursores de tempestades.
Torrentes sin cauce
la turba desemboca a mi senda,
yo soy como las vigas de Himeto
no preguntes más.
Que ya mi amada labra la columna
que me cincela.
Heredero he sido de cuanto he servido.
El múrice me guarda
servil en mi travesía
por mar Laconio
cielo, inspiración, canto
corre anhelo voraz.
este mi sepulcro reverdezco
hollando lindes,
preguntando a Prometeo,
sin sobornar a Carón resignado,
el Leteo ni descendientes
traspasar mi puente pueden.
Chispeante tu cielo,
su rubor satisfecho oso al por mayor.
Instantes melosos veo en su colmena de labios.
Agradezco por enunciar mariposas nocturnas,
poso de almas condenadas.
Orados recursos en vigilia
que enseña cátedra tu silencio,
estruendosos llamados
a cosechar en gotas tu alma.
Sólo ordeno, mande sí
pero no me despiertes
porque no conozco ni miedo
para luchar por lo que quiero.
Acoge el cimiento
coloso que ando disponiendo,
prosigo,
póstuma súplica
ésta que logra calmar de Plutón su ira.
Gerión y Ticio
la onda Estigia aplacan.
la raza Danaica no se acobarda
ni su madre Dana
devela el secreto
por el que soy preso
reo capaz de incendiar
abismos que rutilan sombras
si así combato mi incierta suerte
por la que arriesgo sin miedo
de ganarte el cariño.
El Castellano
Candente secuencia:
Animus meminisse horret, luctuque refugit.
Mi mente se estremece y retrocede. Plinio.
Lóbrega quietud escarlata,
eternal lustre oxidado,
eterno sueño
esquivando meloso asilo
de todo desgraciado.
Mi voz, angelical beleño
casi yerto,
pavoroso azar cuelgo.
Un averno cruzo
de quien yo era,
arreo sempiterno me rige,
hórrida lucha descarnada,
lucirá opaca
severa luna.
Mi ciprés fúnebre aplaca,
claman los ecos
frente ojos
musitando furores
al viento desceñido.
Todo lo que gritando calla,
se precipita
como lo que el generoso esfuerzo,
pudo sembrar;
afila esta turba
mi empedernido rostro.
Ultraje
que el desgraciado
expira sus fuegos.
Flor en miel de vida,
bronces de alas.
Magnánima se eleva tu suerte
labrada,
medroso mi latido
ya no huye,
cerviz eleva digna cadena
indómita.
Feroz risa por treguas
de brillantes ruginosos aceros.
¡Oh musa!, que por sombras felices
resuena mi dicha,
inulta eres
diriges fugaces los gemidos,
por melosos lares,
Turia y Duero
bélicos de nudosas lanzas,
desentierra ya
mi cuchilla férrea
de cuantos campos en Castilla
yo amo.
El Castellano a 11-08-2018
Tersura de palabra:
Aletargada una calma silenciosa,
en regazo de adusto febeo,
no pierdo fiel mañana contigo,
musa de agua.
ilusiones semblantes de Citeres.
Desdén que amancilla
de redes y verdores,
no cuentes mis cítaras.
De mi laberinto de espejos
tu alma es llave,
que férreos pesares cierra,
este mi leño amimaba.
Incólume afán de cuidar
de seguir tus protectores.
Tu lira mágica y tu arte no oprimo,
sagrado designio tu voz.
Ver imágenes de sus moradas.
Perdona si te agravio,
en ti yo quiero refulgir.
Lágrimas y sangre confortadas,
cresta de inmutable resplandor
savia que gime
y adora lo que es de ella.
Me crece de los ojos
una sed intensa,
el témpano sordo,
aguarda, vela y sostiene
nuestra ciega luz.
Llúcia de todas las vírgenes,
la una me venció con trágica voz,
y sonrisa de caracol.
Que nunca desvanece
sólo vacío se queda.
Sin destino mayor.
El Castellano
viernes, 31 de agosto de 2018
Denso halo nocturnal:
Fuentecilla parece mi noche oscura,
fuentecilla retozona,
y de verdes lamentos quejumbrosa
como sombra leve de mi pájaro piador
que acuesta a dormir su entraña.
Sombras largas que descubren
el canto los lisonjeros grillos.
Blancura y azabache descansa en la arcilla
el nido mi golondrina.
Al fresco respiro de mi chopo soñador
lanzo un severo destello argento.
Longevidad imperial cercenada
como retazo de persistente
carcoma manida a mi verde intelecto
grave;
embaucaría sin tenerla
todos mis instintos,
todos mis impulsos.
II cuartilla
Canta , canta mi pena azul
sin ocre zozobra.
Abre el verde ramaje ,
a la espesura de mi idea.
Entre un camino serpeaba
como culebrilla de un destino azaroso.
El murciélago castellano
rasgaba bailando, ladeando
el cielo mullido
de levedad de colchón sin luz.
En sintonía opaca que rodeaba
y acariciaba.
El cielo abría su sangre a la noche.
Un sopor de estrellas
que en este verano no tardaban,
y el rudo vigía ciprés soportaba.
III cuartilla
Bajo tenue luz de luna
que los sentidos arrugaba
y mi fiero ciprés de lanza colgaba.
Avanzaba por el camino
los álamos,
como un sendero
en cal de maderos cenizos,
rumbo al Valhala.
Alumbrado , rememorado,
anhelado
por todo guerrero .
Era un olmo frente la tapia
de un cementerio
en Fuente la higuera.
Caminillos de hormigas dispersaban,
desplazaban los vástagos
de forrajes venideros.
El Castellano
Lilith II:
Hija de la tempestad
así te llamo, sin voz ensordecida.
Que la luna encierra tu canto
en estelas que riegan los cielos,
los grillos lloran tu nombre
cual inocente azabache sembrado;
el viento es tu incipiente respiro,
sangre llorando
despiertas por el cobre
ese que llora la noche
gimes en las fuentes de primavera
destinos en abrevadero insoslayable.
El espíritu lleva tu nombre grabado
Por cuantas raíces tu sendero brillaron,
aire es tu apellido engalanado
tu vida no entiende de clasificaciones
sólo tú reinas la noche
cuando el sueño hace el amor con los dormidos
ríes y lloras con la lluvia
despertando brumas voraces
que el alma secuestran;
la tormenta es tu carcajada,
al latido sordo de oscuridad abres tus ojos
el día por tú tenerlos tan claros ciega
las ondas en el agitada agua
mecen tus rizos, espirales imantadas
en las que vive el arte.
Un sueño despierto del fulgor y la belleza
te engendró a imagen de la centella olvidada
tu ser respira ambrosía amada
perdición de muchos
orgullo y alabanza por mí
que soy más fuerte que el mal
que juega, corre y cosquillea
con tu entraña sí esa por la que mis buques
dejarían su ancla
lobo de día cuervo de noche
que en tu ser se acurruca
y al sol desnuda
resplandor de almas fugaces
nuestro baile, blandiendo espadas;
vespertina perdición si amanece el sol
quiero ser de ti como el murciélago
a su rincón.
Volar contigo como si el mundo no importara,
despertar para abrazar otra noche
en la que girar
y en tu mirada encontrar fuego de astros
por dibujar y mi vida contigo sembrar.
Musa floreciente si arte arde su suerte,
alma amada que se funde
prejuicio, mentira y verdad
ababol sembrado
tu corazón sin igual.
El Castellano
Sigilo de ciprés
Gime mi astilla,
en pulcritud de clavos,
versados yunques de mi estío,
mi casa es el viento,
la sangre mi electricidad,
qué puedo decir,
qué puedo hacer,
tuerca de mi piel,
para encontrar placer,
y que el grillo afile su violín,
en este calor silencioso
por el que volverme sudor
en tu cuerpo de mujer,
seguiré cantando en la tubería
de tu sien.
Una vida que no fue mía
porque la llevo a cuestas,
deslumbrando osadías
noches negras,
de cabezas de cerilla,
y humo de tabaco del diablo,
quizás mi único amigo se llama Lucifer,
por eso estoy digno
porque siempre responde
sin necesitar hacerle reclamo ni oración,
aplico la ley del ojo por ojo y abrojo por abrojo,
satisfecho sí porque tengo un tesoro,
digno como el plomo
de balín que disparar,
así es mi palabra,
una imagen a cuestas de otra imagen,
telarañas para atrapar,
voy a leer poetas yertos como Gerardo Diego
a ver que me imprimen, permiso.
Yo pensaba en mis cinceles,
para estampar mis versos,
fumándome mis pensamientos,
en alcobas vacías de invierno,
siendo una claridad de estrella
y sus rayos altos, profundos, ondulados,
mi otoño de hojas derramadas,
mi primavera que nunca se fue
porque siempre vuelve, gracias Pablo Neruda,
mi fronda sin quiosco amado,
una torre honda, parca, de silvestre azada,
para volar no hace falta lanzarse por la ventana
como hice,
un azar iluso se viste de redención,
por la onda de tu voz,
por el cuchillo de mi hoz,
mi profecía de una borrasca nacerá como alta nube,
que una nube es colchón de la luna,
por eso el viento es mi padre,
fumaré mis abrojos versados,
llegando entre valles de azores
y ríos dulces,
un verde militar de ciprés,
el color de mi sonrisa,
alzada entre los mortales,
mi topo único llamado mesías,
de evanescentes sandalias,
cima tras cima encuentro la sombra,
hasta anclarme a su lágrima de malva.
no sé acabar tendré que volver a empezar,
mi estandarte de arte que prefiero cerrado
como lumbre en horno de mi suerte,
es por mi mente que a veces demente
a veces único hombre,
una espiral que corre y se mece.
El Castellano
Espiga florecida:
Cruzaba mi albor dorado,
la hoja de un Álamo
blanca y roja como el vuelo
de un pájaro otoño,
cuán intangible era el color de su cabello,
era hecho de todas mis flores
como inexpugnable miel,
que brilla todas las cosas ,
yo que te hablé de amor
en nuestros días solariegos
como sábana de viento,
me golpeaba la idea
una fuerza inexpresable
como frío y sólo cavaba
mi jardín tras el verano,
en un color de ocres
mi mente que jugaba
y se evaporaba,
mis cuchillos dormían
la siembra,
en otras siembras,
un vespertino grito
del grillo acuchillaba el calor,
mi rambla que yacía seca,
era como un chirrido de iglesia,
como fiesta sin vino
ni cerveza,
tangibles vientres de la historia
en manos de la gente
un eco subiendo las cumbres,
un disparo sin blanco,
un hondo sepulcro
y un jardín excelso
de espigas,
los poetas son del tiempo
y sus versos.
El Castellano
Son de grillo:
Clarín entona sin miedo,
todo lo que siento arriba del astro recuérdame
su violácea arpa del sentido, tejido yo del hierro,
y una escarpia desnuda que anuda,
que desvela mi yunque, mi eje,
apenas dormido yerto el tiempo que te conoció,
arriba muy cerca de la letra dorada,
y su escarcha de silencio senil,
eres más que donde alcanza mi palabra,
un yugo, un arco y una flecha,
una vena trenzada por la sangre consumida
que te lleva que te encuentra,
león aquí león allí en mi corazón,
hilvanas mi calor del fuego,
se funde mi abismo zarzas por ascuas,
Sol por luna dentro de mis ojos te encontrarás,
allí solo habita la luz como quimera una,
que te destapa en sueños,
si por soñarte te hiciste realidad mi bella Margarita,
una vez en la vida el tiempo se derretirá,
y nuestros labios beberá,
vuelvo a vivir por ti,
vuelvo a descubrir justo la vida,
matando mi soledad, aumentando el día,
amor que me volviste libre
y elegí amarte
hasta donde cerraban los ojos de la noche,
mi miedo se alimentaba de sus paticas,
yo quiero quedarme contigo
hasta que mi pecho lata abierto,
subiendo cumbres anclando mi sombra,
hasta que la tierra se coma los cardos tras el estío,
hasta que las flores rendidas dejen su belleza,
en son de elevado amor,
que asesine los silos de oscuridad,
que descienda lo perpetuo
y quede asido el cielo
hasta que la imagen sea sonido,
y mi deseo traspase las puertas de tu destino,
solo allí reinará lo sentido.
El Castellano
Sol de plomo:
Lejanías trenzadas al clarín violáceo,
malva de su lengua de estrella,
allí donde el tiempo se hace uno
por adentrar mi silencioso Sol
en su boca de espejos,
allí donde la cercanía
nos vuelve una persona,
a violín de una cuerda carraspea el grillo
el gris en sinfonía añil de surcos y su estío,
a ebria guitarra se abre el sendero cerrado,
el cálido mar de pupila chirriada,
despertaba el son de los tambores
hundiendo su caricia en altares desgranados
y su danza por la quimera del cuerpo sediento
azogada cuerda con lámina recta
sostenía el crepitar difuso del día,
lobo de su ser afilaba nervio dorado
al abrir la luna fauces amarillas,
Lobaluna se acurrucaba
venciendo el cielo de zinc
en sus párpados ,
estremecido el alarido despierto
la noche colgaba pestañas ,
al blanco carruaje del sueño,
solamente un puerto
al infierno abre,
todo lo que yo daría por verte,
y que mi corriente no doliese,
eslabón sereno de azabache,
al latido sordo de mi suerte,
bebiendo ambos de la fuente,
nuestro corazón estremece,
siendo la vida reguero que enternece,
de una a otra parte el ocaso mece
su vientre de yodo
en encaje febril
viste el Sol su popa,
el camino hace venas de hierro,
el linde de tu cuerpo
aguardando mi llegada
para derrumbar la verja franca
de su puerta
y hacer libre la tierra.
El Castellano
Soturno caballito del Diablo:
Lejos de la tierra cruzo la senda,
donde amanece la sombra,
hombre, hombre de luces y tijeras,
hombre de bien al menos,
a veces algo que entender
navegando dentro de la luz
un cuchillo del negro puerto
porque yo no caigo ni muerto,
ni es mi soturna vía,
un espejo estridente sin sangre,
amo la noche sí y ella me ama a mí,
un velo de sosiego, calma
y enervada súplica nacarada,
es su juego es mi baile entre estrellas,
y grillos que se marchan
por ser otoño,
como un pez en tierra
intento escapar de la tierra
y respirar en mi medio
cuando aleteo
y solo giro sobre mí mismo,
una estampa, escrito yo en cobre,
sonido si al menos fuese sonido,
muerte al lamento y al diario
sea de la temática que quiera
una garra, una sombra,
un océano abierto
se necesita caer despierto,
un trance de momento,
y la lluvia cae de nuevo,
el terreno se vence,
la luna se sacude la vergüenza,
mi aljibe jamás se secará
si lo hace ya no estaré
para sacarle su oro de verso,
cromado,
un rayo, una cumbre
y finalizó mi osadía
entre cerrojillos desempolvados,
tengo sed, de liberarme de mi mal
y volverme más que un talento,
más que lo que no he elegido,
ser del viento y que el viento sea mío,
esperando cabalgar
mi caballito del diablo emplomado.
El Castellano
I
Lámina del cielo
tu gris en estiaje
ángel del cielo teje
macabra sinfonía
lluvia se derrama aplomada
por su guiño de ala,
por venas cavas, su quitina,
estrechas vías consumidas
en atroz entrega
del mensaje del cielo,
sangre de tierra en zigzag,
río de caudal
por arterias de arañas,
por acariciar la flor del iris,
un barco y una vela
un puerto y una quimera,
una vida de aciaga solar siembra,
verso saciado cabalga
el colchón etéreo del aire,
hasta anclarse en valse,
sueña el viento ser capturado,
atrápalo en tu mano
y en la otra derrámate como gota,
precipita tu esencia bebe del cáliz
la yaga de nuestro vino,
infinito remansado en cuña de estambre,
es un ojo de tierra,
es una espera,
filosas fauces,
la canción con la que bailan las flores,
un cariño de flamígera estrella,
un armazón dorado de escarabajo,
una casa de caracol,
ven, ven conmigo soy aullido,
una entrega de cuarzo llorado,
un cuchillo de sílex afilado,
en el trillar del campo,
soy mis venas naciendo en un charco,
un sorbo y soy fuego en tu mano,
gimo y corro el vasto templo
de mi perdida religión,
viendo el devenir venir
cruzarse, deshacerse, alzarse
para acabar siendo tierra
del inerte azar profuso,
mi tinta se bebe un rayo solar
en patita de un caballito del diablo,
mi vaga libélula de mi suerte,
para que siempre viva
esta hormiga león
siendo mi cosecha más que tus besos,
más que tus rayos de sol,
siendo yo del camino y el camino ser de mí,
irisada vida en son de mis tambores
de insecto tejiendo, volatilizando lo inmortal.
El Castellano
El signo de la estepa:
Alba mía,
fugaz de abisales miradas,
llévame a mi lecho
que no me tengo más en pie.
Cayeron mis suspiros de miel,
Orando me acaricien
palabras de ayer,
ven mocita a mi vera,
ven te quiero ver.
llorando no lloro
mi cantar aquel.
Visten amapolas destellos de piel,
dispara para no volver,
plural celeste aflicción,
alba mía escancia
no quiero tu padecer,
sonríe a mi flor esquiva
un rayo tornasol,
ten mirada pura,
en esta espina radia nuestro tesón.
Hueso hondo, fúlgido nacido
de la adoración,
como niño lloro la ternura
agarrada en corazón.
Martillo quiso ser mi hoz,
segando a golpe de viento
mi labrada voz.
Victorias acompasadas frunce mi Sol,
el rito mío cantará,
por la nieve de los álamos,
al olvido de barbas de mi chopo forjador,
herrero de mi sinfonía.
Verá parir la luna,
en hojas de olmo con forma de corazón.
El signo de mi tierra,
el amor de mi azada
a su soterraña entraña.
Vientos del norte me llevan
a lomos del Aquilón,
Hijo del relámpago,
que una vez amó
y tierra tomó.
Signo de los tiempos,
solo, solo ardió por derredor,
alma invicta, invencible
su espada deslumbró.
Lobo aventado en bosque clamó
la tierra devora lo que es de ella.
Yo clavaré rival
a serena esfinge,
que mustia mi carne florecerá,
espero que esperaré
el tiempo me seguirá
mi rastro percibirá.
Hoy como ayer
solo mis dioses me aguardan,
en esta estampa abatida
de mi soledad voluntaria,
necesito el sonido de mi noche
por escarchas azules febriles
cantar de flores recuerda
el llanto de la piedra,
a la ruptura de compuerta
estaba yo desafiando mi destino,
hilanderas tres,
no me tapan mi hocico,
trémulo, voraz,
quise estrofas
tuve una unidad,
mis principios numerados
los dejé ayer sembrados,
vine para seguir mi oración
no rompas quimera
mi sagrado nueve,
vendré a traerte que mi ser
lo forma el tres.
Si te veo,
no te escaparás de mi tundra,
ya te he soñado y contigo hablo
de espíritu en yacija
recipiente que mi conciencia
suenas,
me despido para regresar
a mis cantos olvidados,
sin musaraña dicto
que yo existo.
El Castellano
Siembra tejida:
Atelier simétrico
las facciones
de tu cara araucana,
sombra densa investida
cubren tus dignas pestañas
donde se acuestan dunas
de lunas que en tus ojos
encuentran.
Diciembre que esparce
vientos vernales,
abriendo silos
con sentires perpetuos,
mi gato negro cruza mi idea
en nuestra casa y su tejado
de tréboles.
Entre corazoncitos de hojas de sauces
abatidos
y mi siembra del mañana,
abriendo las tierras
arados tras corceles,
surcos de mi divina calma,
por cuantas primaveras he conocido,
y todas las que a tu lado
me aguardan.
Incluso aquel pueblo se nos rinde
y nuestro mundo nos coronará,
vencimos y venceremos
a ese cuartelillo de nubes
que en letana distancia
separa y su bruma gris
encuentra.
Mares y océanos cabalga
tu Hipsípila con una flor remota
de su helecho
busca a su mujer,
avanza nieves de espuma,
hasta arribar su negro puerto.
Le esperan valles y ríos dulces
por tierras de azores y perdices fugaces.
Su sueño vestía ella
como dormir de las estaciones
era ella su sueño de otra esfera.
Abrían sus flores orgullosas
y deleitadas.
Fúlgidos cabellos,
sangre iridiscente de nueva brea,
cañón y galera,
lanzas de su futura siembra
en el interior de su amada.
El Castellano
Encina de fuego y brea:
Santo señero,
dulce iris de mis desnudos campos,
Dioses habitaron tu entraña que guarda,
cumbre eres de la loma despeñada,
réquiem de viejas espadas
que te labra,
quieto, el viento te encara,
vuelve a soñar que fuiste tiempo
de los tiempos,
estático límite
congoja deslizada de abriles febriles,
una oda me avanza
sin piel, sin moral sobrecogedora,
decídle a la tierra
que mi alma bulle,
este parco horizonte me teme,
oiré frentes, rayos fuertes, crepitantes,
un desnudar de las secuelas de esta voz,
amaré tu vientre como se aman las flores,
no habrá reino
contra Hipsípila
aterra calma entre alas
de libélula,
entre sueños de drosera.
Partiré mi vida,
recostando mis sangres,
floreciendo rosas a mi madre Belleza,
hasta sembrar mis aras redondas, abiertas,
en un guiño que descalza
sones por hendiduras sangrientas,
hasta enjaular mi aliento que te canta
por ajuares de estrellas las más bellas,
mi desaparecida sombra,
plañe que llora en su alma verde, pura,
oh Castilla, quién en tus alas nunca muriera,
eres un enjambre de furtivas
soledades que se vencen,
caminas tus vastos metales
en tu oscura tierra,
una sed te fulmina lo perenne de tu sonrisa,
te duerme la piedra tu encina,
un deshojar de tu rivera
siempre,
de tu río Mundo
a mi pueblo de Fuente-Álamo
jamás te muestras herida
mi Castilla bonita
mi Castilla sin yaga
por la que encuentro
en el cielo un monte y un atajo,
hasta vivir la plenitud
de dicha en barbecho de tu idea
mi vida, mi raíz,
mi falcata de natura.
El Castellano
Sembrando altares de hueso:
I
Blándeme en mitad del campo,
sólo allí que la encina enraíce mi carne,
el hinojo lata al son el tambor de sus flores,
la carrasca grite verdades del monte,
vereda quieta, enarbolada,
soledad disparada sin descanso,
sólo allí reinará mi alma,
en letras escritas en las hojas de vida,
las lindes teñirán de rojo y negro,
de tinta y sangre el resurgir del añil
aliento dibujado de toda vida en color,
del albor a la muerte en flor
se alzará mi latido con su amor.
II
Renace en la piel,
en el albor sin conciencia,
hace más frío que antes
sentido muerto, caído
olvido yerto
raíz del ser
más callado que el invierno
avanza camina a voz
todo lo que he perdido
polvo de estrellas, hierro de océanos
piedra de montañas...
hazme recordar alas cansadas
cosas grises que te gustaba sentir
mi amada así sabes
horizontales que no puedo olvidar
ejes verticales de conciencia
sin dormir
danza la primavera del lugar
con mi soledad pintada
en la sangre de mis ojos
todo lo que veo teñido
la ilusión cae en gotas derramadas
cayendo congeladas
desnudo mi cuerpo en la penumbra
del segundo quieto
raíces comiendo mis venas
hojas de mi historia mustia, abatida
sentido muerto
viviendo por ver morir el momento
momentos atrás que cae el recuerdo
sin miedo, sin sentimiento
todo hirviendo
sólo este sarmiento de cuerpo
esperando que juzguen a su alma
libre de maldad
quién estará allí
quién vendrá a darme un camino que seguir
solo en la oscuridad
donde todo comienza
las sombras me reconfortan
y veo en luz mi vida
para encontrarte
algo que darte de dentro de mí.
Un amor rugiendo en la boca de la estrella.
III
Diestro del mar a la montaña,
visten sus flores coloradas orgullosas y sentidas
cual caricia de su jardinero que las ama
el viento armado escala cual seco rayo
su sol enturbiado se paran las oraciones
Hipsípila dejó su crisálida
en un caballo alado recorre sierras y sus manantiales
recolectando toda simiente desde todo confín
al inerte sombrío albor,
mientras su fría luz crece y camina
sin franca tapia ni verja que detenga su escalar
vuela vaga la libélula para posarse en su hombro
recio brazo arrido ninguna simiente cae a su lado inerte
que lleva que trae a su castillo olvidado
hechiceros de todos los reinos desvelaban que sólo
un reino se mantendría vivo
y no era el del humano ser
Hipsípila cabalgaba por naturaleza su religión
abarcando de la tierra a la lluvia
cual rayo cortado de Sol su cabello
los pájaros trinaban en su castillo
Hipsípila siempre vivirá como invencible Sol.
El Castellano
Panida rosa tu mirada:
I hoja:
Canta mi piedra
por inencontrable esencia,
promesa de luz del sol.
Azar de imposible
fuego fatuo en tejas
que son nubes de altos cielos.
Serenamente místico, me alzo.
Ascua empírea fueres
o carbón del destino atronador.
Mito, constelación:
constante, pura flamígera,
eterna de cimiento terreno
sobrevivirás a lo alto.
Escarnio mis solas sombras.
Promesa de tiniebla,
promesa tibia,
nunca alcanzaré luz tan ardiente.
II hoja:
Perecer a los cielos que yo amé,
te amo en medio de mares,
entre pulcras esferas feroces.
Clamor por férreos bosques,
boscajes de tu sed de miel,
arrebatada tú, de tu albo espíritu,
generosa es la penumbra
eco pálido de azul viejo
virginal fuerza de noche añil.
Presencia misteriosa
en haz, de luna áspera.
Destino opaco, inclinación
por verdades de monte desgarrado.
III hoja:
Tránsito estremecido, el río,
ligero, nitidez de espejos
que dulces presiden
hondas tierras.
Constante agitar de sus fuentes.
Resplandor baten tus argentísimas alas,
palabras entreabiertas
buscando dicha.
Esencia, eclipse de mi sangre.
Sideral cuerpo estrellado.
Sigilo, tus pupilas
con las que a fuerte garra
me amas,
y ardua me miras.
IV hoja:
Lejos queda el miedo en cestillo,
a ser feliz; si tú escribes.
Por esos juncos que el día
no cierra.
Un remero hábil,
desnuda la noche.
Bogando que su luna sonría.
Oscuridad larga
que nunca secunde.
Desemboca arriba ardiendo,
tu frente rosácea abarca.
Mi armadura, mi espada, fragor,
pico torvo, ojos cerrados.
Penumbra desconsolada
por riveras de mi ciego Arlanza.
V hoja:
Fondo de monte
en el verde mar
de tu boca.
Claros rectos, únicos,
confunden,
luz vasta y su sombra
que más ya no languidece.
Viento, velo, acallada luna.
Muda escucha
espesos vellos.
Faroles latiendo
corazones en celdas
con llave de tu alma.
Noble secuela
de mi dios Gemineye.
Entre azucenas de la tarde
mi suegra y nuera arde.
Rubricó tu gentileza, orquestando.
VI hoja:
Luminiscentes polen
en interiores de colmena.
Abro espumas esbeltas.
Desnudeces en carnal tomo
de mi cepa.
Brusco y dormido
en leyenda diferente.
Caí a mi tierra.
Toqué maravilla, flor de supremacía.
Palpé tu olor fecundo
a esquiva adormidera,
de tu órgano erizado.
Por tus estelas claras
que escriben galaxias
y agujeros de luceros.
VII hoja:
Viejo pabilo iluminado
humo rojo viose apuesto.
Gallarda tu entraña.
Decreta, no cese
Mas nunca mi terco aljibe
que te escribe.
Con ojos rendidos,
ojos cada vez más humanos.
Pureza, tu plata.
Amortecida ahuyenta la negra Parca.
Piadosa suerte
en sombra densa montada.
Eco amplio,
ley presunta de todo linde quieto.
VIII hoja:
Difieren ligeros, tus sortilegios,
de verbos que nacen.
Ya nacidos estudio.
Ellos que escalan mis ojos.
Opulentos pinos reposan
su verde nupcial.
Ato presunto borde,
llego a tu almena
donde vive tu alma serena.
El Castellano
FINAL
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