Labrando sueños por llegar
cuando mi presente contigo
avanza aullando de verdad
río de amapolas del lugar
por deslumbrar ojos,
injertos del eco silencioso
de tu belleza sin par mi Valkyrja
Ababol gritando a la noche
que le de voz sin derroche
su sangre de tierra
su pena manifiesta
de estática belleza.
Hoy alegras el camino
y la vida de algún ser
que tù atraes para dispersión
de tus muertas simientes
que rajarán la tierra
abriendo y brotando
en flor de sangre.
Su alabado albor
por dispersar inertes vidas
de latente muerte en simiente
así su eterno ciclo de la conquista
del rajado terreno por su anclada raíz
su existir templo de este ser puesto que la semilla vino antes que el animal
al umbral expongo mi amar
que no hay flor sin abeja
ni almendra sin almendro,
como bonita la rosa
mi amor es maravillosa
como no hay rosa sin cruz
ni cruz sin espina
yo siempre a tu lado Valkyrja Cristina
mi espina es felicidad por ser
correspondido,
Quimera de este cielo encendido
hasta el fin del tiempo a tu lado
me verá el viento.
El Castellano y Leannán-Sídhe
Ojos de Tierra
Clama la flor, abeja del lugar por gritar.
- Ven, toma mi néctar,
déjame compartir mi vuelo contigo.
Réquiem por la flor, oda visigoda por la margarita
con su mariquita, sauce caído,
cobijado tejo, crepitando:
- tú eres primavera.
Olmo viejo en retozo,
quebrado por la aguja silente
de la carcoma.
El cadillo miente, mientras el abrojo
clava el sentido, quiere la amapola
ser la alegría del lugar.
Cuando el brezo enraíza
el alma de sangre
por derramar mi cuerpo yerto
en la navaja, mientras
la lavanda amamanta la abeja,
y abejorro que llamé genaro.
Amaranto el firmamento
llórame una estrella
y su hueso de luna que
rompa firmamentos
en auroras,
que venza colgándolas
de las pestañas,
y mientras las pupilas
en sombra abren su cueva
en la clamada verdad.
El Castellano.
Soñé, te viví, te besé,
te anhelé, te abracé, te sostuve,
te mecí en mis brazos,
te acurruqué, te dí de mis labios
de beber; hice tus piernas
recorrer en pasión,
te viví desde pies a cabeza
y siento decirte algo:
- que no me gustó, me encantó,
me emborrachó, me drogó,
si acaso, hubiese posibilidad
de que yo no estuviese muerto
sería por tu recuerdo, amor.
El Castellano.
De este cementerio viviente
que me dejen ser la flor,
que por lo menos
a un muerto da calor;
y al difunto, la caléndula su luz,
adorada, nacida del rayo de Sol.
Quien te quiere, te quiso y
te querrá desde este corazón muerto
te amo en albor flor tras flor,
elevado resquicio de caricia
de Diosa Ostara
en resquemor de primavera
cardos brillando en espina
de dolor, desde mi nicho
pido mi nicho de espinas y de cardos
cuando llegue el momento
si no a mi no me entierran en este cementerio del que vengo
y que la parca fría venga a por mí que este hombre
ya ha muerto y su último suspiro
fue un yo te sentí amor
voy a tu encuentro.
El Castellano.
Diente de león por clamar
el prado yerto, donde lo vivo son las plantas silvestres
incluso el cardo de las damas, las malvas, las piedras agujereando el terreno
molinillos al viento, por gemir caléndulas silvestres y
papaver hibridum, amapolas roheas sangrando borbotones de sangre de tierra por brotar
plantago por llenar el campo de espigas con flores, todo escarabajo gozando de la flor
cómo decir que la flor sea sólo la flor, si del reino animal es templo, hogar y morada
donde todo empieza y todo acaba.
Margaritas en envidia miran tus ojos y luego miran las estrellas,
una sabia dice y afirma: son mejores y más bonitos sus ojos que ardieron los luceros,
vidas de tu entraña alborada, que el oro no es oro sin mirar tu corazón;
Corren las amapolas, de tu sangre arden en hoguera
incombustible, plena, yerta, indescriptible esencia.
El Castellano.
Golondrinera frágil, esquiva, reina luz del bosque de las sombras
con tus amapolas amarillas, los luceros del cielo.
Por poblar jacintos silvestres, tragopogones, amapolas por doquier
amando la primavera entera en un mundo que cae disuelto
en espinas de cardo y alhajas de flores de todos los colores,
mi templo, mi casa, mi hogar, mi albor, sin alcanzar las plantas silvestres
por poblar este mundo silvestre por mirar y dan ganas de tumbarse
y ser la flor de muerto porque me tumbaría para que me crezcan las malvas
y mi cuerpo críe malvas y cicutas rojas y negras de tinta y sangre
mi condenada bandera.
El Castellano.
Estampa quieta, tejida en el umbral silente, nacido de las sombras
y sus benditas estampas de damas de noche, la flor blanca estrellada
canta tambores de la tierra.
Y los grillos afinando el violín están.
Las margaritas tienen el te quiero tatuado a fragua
de la flor que sea flor, belleza creada del rayo de Sol
y su albor mecido por dioses, acariciado por Ostara
el humor de primavera cuelga de las faldas
mientras mujeres hilvan y trenzan sus cabellos en oro fino de seda.
Yo soy un humilde escriba d ela flor de difunto
caléndula officinalis, por la que el muerto encuentra la luz.
El Castellano.
Bebo de quel cáliz antiguo siento las estrellas
buscando la respuesta para ser feliz.
En la planta en albor que crece del rayo de Sol,
sabiendo un secreto de druida de que si miras el Sol
al amanecer minutos y minutos todas las plantas en flor silvestres
brillan incluso más fulgente que el rey lucero,
todo lo colma su brillo, la tierra deja paso a toda vida en color,
a través de la caricia nos trae Lugh.
Reinando el Sol está, hablé con la lombriz de boca gris
que apareció tras mirar fijamente preguntando
a una flor de difunto me comentó que podría indicarme de la tierra
donde todo es libre, no hay dinero, todo vive por suprema ley natural, sin miedo ni odio.
Le pregunté a la lombriz que dónde quedaba aquel lugar,
y me dijo con amplia voz:
- bajo tierra.
El Castellano.
Monte elevado en el horizonte,
brezo, encina, carrasca, esparto, espino,
todo crece en albor sin preocupación suprema
nada más que seguir viviendo y echar generaciones.
Hoy me desperté y contemplé la ciudad con todos
los edificios grises, como sus gentes
todo pasa de tierra y aquella que me dijo la lombriz
boca gris me espera, así tenga que estar mi cuerpo
frío, caído de hoja en otoño, no espero vivir eternamente
ni ser festín de gusanos tempranamente.
Yo acabaré por entender la mentalidad de aquella lombriz
de su tierra, que no hay preocupaciones,
fue el ser humano el que inventó el dinero
y la esclavitud que trajo.
El Castellano.
Amapola silvestre,
llévate mi sangre a las entrañas del inframundo
así como tus pétalos elevan la sangre de los suelos,
que tus raíces me conduzcan al tercer reino.
Ooh, espino amarillo, que bajo tus espinas
han visto infinitud de cal varios nacer los montes
y senderos, que todos llevan al mismo sitio
a perderse en el elevado espino de tu luz.
Ooh elevado, cuál sería tu misterio
para dejar a este escriba absorto.
Brezo silvestre, sin miedo, tras el olivo
te vi crecer, y una margarita cerró junto con el verso
de la caléndula arvensis que tapó con sus pétalos
en cuña, al caer la luna al cielo.
A tí genaro, abejorro de mi jardín
te extrano y echo de menos, bonito.
El Castellano.
Corre trémulo a desvoz el cosquilleo silente,
que avanza, que recorre tus piernas en ambrosía y miel de dioses
junto con tu aura y alma de dulzura sacada de raíz de la tierra, mi hada
ni una flor se te cayó, ni un pétalo dañó, agarraste enraízada con albor
y tú tragopogón, duende, el mismo destino de rey silvestre te espero
y aguardo en mi maceeta, ya que en lo que llevo viviendo
ni una planta se me ha muerto con mi don,
hasta amapolas comunes vieron florecer mis macetas,
hasta margaritas de manzanilla gorda, hinojos, brezos, jacintos silvestres,
crié como un dios creador, dador de vida incluso de la humilde semilla
de la calendula officinalis.
El Castellano.
Encina del rayo crepitante, de mi ser llorando,
hojas escritas en sangre, enraizando sentidos sin descubrir
amando inertes actos incluyendo dichos sabidos y en desuso.
Su condición asesina de la estampa en soledad y pena de procesionaria
todo avanza en un sentido mientras yo me detengo a mirar
el cuervo que me persigue por poeta maldito, extraño mi casa,
este ataud es frío de tiempo muerto.
Este ingreso y ni siquiera puedo encender un cigarrillo
para quemar estos pensamientos parcos y yertos
como mi cerebro en esta lata de sardinas, de cuarta planta de suspital de Alcalá de Henares,
donde nací y casi me sostiene eternamente la silente muerte.
El Castellano.
Mi vida te escribo como gota que va a los mares
tú que fuiste altiva, ningún humano te pisó
los dioses honraste y te honraron
desde el cerro al abismo, tocado y acariciado
donde todo surca la oscuridad madre
y dama de noche sin afectarle el cielo de la yerta amapola de luna desangrada
y su estramonio vestido de gala de estrellas.
Todos bailando en la fiesta de los no importados menos la rosa y el clavel masculino
que tiraron abajo el telón para comenzar la gala y el baile ganó la datura con la dormidera
por sus trompetas de los ángeles abriendo al clamor.
El Castellano.
Ababol de mi tierra
dime en qué fallé
por qué mi falta de conciencia
e impulsos a aquellos límites
que año tras año me condenaban
a falta de realidad
por qué tuvo que caerse el cielo
con este ingreso yerto
para yo despertar y luchar
por lo que quiero de verdad
deja de gemir con tu sangre amor
que ya pasé cinco meses de encierro
y en enero la libertad será lucero
hoy te quiero mañana en mi casa
te cuido con esmero
a nadie le cambio mi estampa
porque de tanto sufrimiento
ya me he ganado el cielo,
amo mi vida y respeto la del resto
hoy árbol mío he llorado mi tristeza
también es enfado conmigo
por los errores que a este encierro patético
me condujeron
lo peor es no entender la siquiatría de este país
que a medicamentos se comió mi vida
como si lo normal en este mundo
fuese ir de sumiso y zombi sin razonamiento
por somnolencia
hoy mi hiel es dolor con piel
mi garganta se desgañita
y adopto el canto de los grillos compañeros
para olvidarme y como no puedo
alimento lo negro
mi sufrimiento es mío
hoy te desvelo, pasaran días,
pasarán meses
pero sigo condenado en este país
con tratamiento y de por vida
la etiqueta de enfermo mental,
haga lo que haga no lo puedo cambiar
como no depende de mí
caléndula mía acompáñame el dolor
y que tu luz mitigue en albor,
poco más llevo muerto desde el 2005.
El Castellano
Ojo sangrante :
Avanza en un sentido
de su umbral tejido,
la caída en rojo tendida
lo efímero y devaneo
su tiempo caía mordido por la moral
retorcida del difunto
arañaba su vida
marcha atrás
dibujaba brillos fugaces en hoguera
de los sentidos,
corría el humor
trenzado, sanguíneo,
colgado del párpado
y sus persianas
que chirrían
deslizándose el alambre de ovillo retorcido
por gatos en sus tejados;
iba mi cordura deslumbrando
intermitentes luces de neón
en el cubito de hielo
del vaso de absenta,
tú tumbada te imaginabas un albor
y hueso para este poema
mas de la cuerda afilada
se sostenía
con su grillo ahorcado
meciendo el sino
espinas de frutos de estramonio
clavadas.
La luna colgada
iba en vuelo
al son de su sí bemol
un sangrado pío
que madre oscuridad vio
sonámbulas las pestañas
hoy cuentan sus arañas
en taciturnos idilios del Creador
sin más razón que amanecer
crepitando del rayo de Sol
y su eco sordo
llorando ojos ausentes
engrillados sin piedad
donde el ciprés
mecia las almas de sus muertos
oscuridad fundida su caricia
en el año internacional de la luz
con su cementerio de lombrices sin razón
y grillos drogadictos esclavos de su perdición
el camino se iba abriendo
en tumbas destapadas
por yertos huesos que querían seguir viviendo,
mas poetas que debieran gobernar este mundo
que se pudre
en envidia, interés y codicia
el ojo en sangre de este cuervo
nada le sorprende
todo está hecho
pero no dicho
con lo que de poema
mi nicho con mi verbo
de espinas.
El Castellano y Leannán-Sídhe
Sombra te atraparé:
La sombra se sostiene
mirando altas torres
profundas de oscuridad,
iluminada al final de los días del hombre.
Lloviendo coronas de abrojos inertes
al son del trueno centelleando,
hoy ella me mira y mira
esto ahora pintado lúgubre y umbrío
fuera sí fuera de lombrices
ella camina oscuros límites
de la tierra Estrella Muerta
camina por fuera
pintando su sangre
de Mujer de las flores silvestres
por cicatrices los seres
que la destruyen
hoy pasan el filo de mi letra
vuelta cuchillo de vena,
sótano de luz y nicho casi destruido
que su día avanza sin permiso
en las cabezas de grama por cortar
y florecer la caléndula del mirar,
ojos de sangre acabando la etiqueta,
arterias de venas estrelladas en llamas
para quemar doctores de las mentes
y su fuste y embiste de mentiras,
me visto del último de la fila
para ser el primero
como no hay final sin principio
en este tablero mi astilla florece el viento
y cavo mi surco de vida
sin vivir esperando tierra,
sembrando en ella
para recoger opacidades violetas
yo hoy sí estoy hablando
tú escuchando
siempre y para siempre es mi lema
yerto, vertical, estático.
Mi araña cabalgando en papeles derretidos
asomados al vértice del Dios interior
que de noche lo siento soy Demonio
en tu estampado reino
siente y siente silente
mi infinito consciente
de quiénes somos tú y yo
amada sombra juro
que algún día te atraparé
mi linda.
El Castellano y Leannán-Sídhe
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