POR TU PLÁCIDO YERMO:
Pequeñas suaves palabras
para el silencio,
nada jóvenes para susurrarte
hicieron transcurrir el beso,
beso te beso hasta tu descanso
dame tu mano
por si el viento lleva
por esos años dulces,
soñados para escalarlos.
Almenas, rejas y candelabros,
francas para el silencio
unidas para tu poeta muerto
que vive del suplicio invernado,
palabras al silencio ardiendo,
cada muralla un tiempo no escrito,
cómo amurallar un silbido.
Y tú ¿me seguirás de nuevo?
No es tiempo de abandonar,
trabajo sobre el trabajo,
descanso sobre la música,
disfruta que danzaremos
encima canicas.
Abre mi descanso un faisán
de umbría sombra
acicalando ideas que me llevan
a tu casa.
Hasta descansar en la mía
siendo nuestra vida.
Un corcel sin manto ni estrellas,
un invierno sin capa dibujado,
palabras sin despedida
de la huella ayer;
trasnochado en carrusel sin rosca
alumbrando,
sílabas dulces nacidas deprisa,
socavé mi tardío castellano
para que vuelva su yermo,
vestigios de espinas y cardos
allí encendida una la rosa
entre espigas de estaciones,
y prados caracoleados,
era tiempo de rizar ascuas
y adentrar la nieve
en tus colinas,
hasta anidar
en tus reflejas piernas.
Hechas para condenarse
hechas para quemarse,
hechas para quedarse,
hechas para arrullarse,
hechas para mi siniestro caracol
de Hipsípila con forma de corazón.
Sonaba mi caparazón sonoro
una lira en cuerda yerta.
Nacía mi subrepticia
llamada amarte.
Hasta la caída del tiempo.
El Castellano
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