Sombra de paraíso:
Midir, Mider, midithir,
Dios irlandés del Otro Mundo,
alza que traes negro, profundo
respiro secreto, que revolotea
entre los rectos huesos,
sangre floreciente
llevas que surca
mis redes cerradas;
por mis venas de océano
salvaguardas,
entre mi ardorosa sien,
claro auge dictas,
entre truenos de adoradores
entre espinas,
silbas que cabrilleas,
centelleando mi padre lucero
entre tus oscuras entrañas,
este mi cuerpo cobrizo
en espasmos de luz vana,
noche alumbrando
su emerger bajo poderosa tierra.
Túmulo del pez vivo,
dormido osarías ser Sol
o su sangre crispada luciente.
Feroz acero me reflectas,
hijo del viento
o hacedor de este mar de tierra,
bruñes tú Mider
los besos de pájaros que surcan
los aires.
Platina de oscuridad,
por los que adentran sus espejos,
oh maravilla ella,
de hollar el tartamudo desliz,
inmiscuido,
fuego de su frío presente,
duro hueso de mi pluma inmóvil,
a ti soberano rindo que desquito mi égida
de Atenea,
y beso los pies de Minerva,
Oh Brigantia,
haz señero de mi solo anhelo,
mantenme en la lucha seguro,
a los pies de mi oro trigo,
aventando espigas, yaciendo,
entre la grama del Parnaso,
anhelando surcar con mi amada
sus páramos descalzos.
Ó Valhalla.
El Castellano
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