Miles dei lumen lit c et summun canae versus littera fagro methafora creavi blandus laetitia exspectare sed ardit
Sepultada llucia en agraz durmiente
Se acicalan las llucias de marzo,
en febril inicio de la primavera,
que yo te amo Ostara,
algunos rayos fugaces
que han crecido,
entre verdes sienes del camino,
ese que me lleva a verte
mi flor silvestre,
hendida de ondas del alba,
sepultada de brillos
imperecederos en fragor
de ávidos destinos recorridos,
desnudos de quejumbrosas voces,
un musgo naranja renaciendo,
entre filamentos verdes
que hacen de su piel esperanza viva,
de este arbol centenario
de mi semblanza,
no serán mis chopos cantores,
ni mi enervado ciprés silente
su calma abandonara,
acuchillando al viento que espera respuesta,
recuérdame,
estoy sembrando mi vida,
todo lo que espero es maravilla,
me acaba este sendero y su colina,
riveras de mi Arlanza,
compás de mi fortaleza,
mi ejército se alza,
arañas de sus telas,
furtivas segadoras de mi idea,
trepando mis entrañas,
mis telas grises que son de ellas.
antes que griten mis sierras rojas
de mi carne,
antes que el tiempo
haga casa de mi cuerpo yerto,
yo seguiré hacia la luz,
el milagro de mi profunda gesta,
cumbre servil de fecunda primavera,
filo ardiente que brota,
entre siegas blancas
de profusa, verde melena,
al borde de mi vena
subo que traigo una azucena
junto mi malva y su viola de campana,
la cuenca que no es,
la visión que no viera,
justo esta generación que comienza,
justo es vida,
es mi verde hogar,
es mi credo,
son mis hojas verticales
en papeles de sangre y savia,
arderá mi caseta.
en ojos de suspiro padre,
en venda que el ojo no vea,
enséñame tu Dios
le pondré a reñir con los míos,
no me iré aunque quieran mieses,
permanecerán mis caléndulas
echando hijas de piel y tierra
cada primavera sembrada por su amarillo,
me nacerá la ilusión verdadera,
seré dueño de esta quimera,
y baja que canta
por riveras de mi suerte,
el hondo espino de mis dolores,
queriéndose como abejas
a las flores,
Estoy soñando
el tiempo que cerraba mis ojos,
retales que cerrar y su olmo blanco,
su jardín azul, su fuente de cristal,
nada desvanecerá al Miguel sin alas,
seco de hoja de otoño
no me llorarán ni mi jardín azul de caléndulas,
ni mi acristalada fuente,
ni el olmo que no es mío ni su blanco
será mi aura intransigente seca a morir,
sobre los años avanzo,
yo soy el Sol.
El Castellano
Señero quieto
Linde abierto sembrado por Dioses
de plantas que sólo ellos pusieron
y que ven exclamar su muerte
de silencio gritado
lentamente las estaciones.
Es este campo que vive lejos
con señero
un señor de señores
amor de silvestres,
es encargado de ver en flor
sus amores,
vence que atraviesa
sólo su mirada,
un jacinto se yergue
de azules botellas
sus besos de rocío matutino,
matutinos gritos postrados,
con el hervor que reverdece las tierras,
de cal y tierra arenisca,
de arcilla al barro,
de la pizarra al risco
de granito,
es una vida mi estatua,
dulce, risueña, sembrada,
albores cruzados crepitando,
mi nido de grama rehaciéndose,
entre luceros anclados,
arriba mi barco
estos océanos y mares
de tierra,
que todo lo rige
su materia,
desnace el tiempo
abriendo el brillo de mi falcata.
Fiera de fieras
yo soy la fiera,
desde las piedras
a esta mi hoguera.
El Castellano
Ávido camino en piel
Aciago vilo descorchado
en canal aciago infinito
destapado en sangre
de campo,
él, a veces sonriente
a veces abatido
en su recogimiento
de verdes espadas,
viajaba su idea
como una culebra terruna
jamás vencida,
siempre con fugaz
aleteo entre estambres.
Vencía cada primavera
al ocre del paisaje,
por cerros era padre
por llanos fiel hijo
de compostura olvidada,
por copas de árboles
brindo esta suerte,
encontrada, cabalgada
por los besos
que puedo dar a mi dama,
que entre forrajes
avanza
a desenterrar
mi espada,
nuestro coraje sembrado
entre mis espuelas.
En los bravos halos
de estrellas apagadas.
Naciendo una
para que brille a ella
mi amada.
Esta negra noche
que avanza
mordiéndose la cola,
entre luna argéntea
deslizada
por sus filos
de pestañas
acuesta al alba.
El Castellano
Odas sembradas
Duero
Grita mi estupor y cuchillos
hieren volteando
una boca que la onda mece
flameando.
Se duerme la costilla
en el altiplano enjutado
de hayas y fresnos
recuerda su geología
únicamente saboreada
por el soñar de los picos,
virginal cuna del Duero
con tus curvas en rotonda
de castizas fuentes y abrevaderos,
dulce azada de agua
que bascula el sentir
de la enamorada palabra,
por cimas tu voz se hace meseta
haciendo el amor
con los pájaros dormidos,
templo y morada
de la cepa que a ti te alcanza,
agua furtiva corre por tu era
y reposa en tu infinita onda,
que se riza, que se insinúa
en vaporizadas Torres de belleza,
que en tu alma anidan,
sortilegio de rosa y clavel
cenit del dolmen tallado,
quién a ti en la vastedad del ser
en su pecho te lleva prendido
el fuego en fanal hoguera
en anchos panales de tus abejas.
Cuentan de la vida del chopo
tus diez mil espumas,
que por sierras
tu rúbrica dejas,
navegante con alas azules
el terreno que jamás te vence,
secretos de amantes
tus aguas llevan
haciendo bullir el inframundo
de los amores y sus galas mayores,
agitas con sangre terruna
el candil que abre en espiga,
anudando en tu cintura
tu idioma olvidado
pasando años fugaces por tu campo,
rodeando en ortiga
el triguero espárrago,
girando de la vid tu capazo
y sus manos,
haciendo de tu Vera
un Dionisio que al tiempo fermenta
tus besos de tierra.
El Castellano
Arlanza:
Arlanza cubres tus olas
de infinita seda
con el palpitar de olmos secuaces,
al verdor de frescos, jóvenes
álamos en pulcritud
de cenizas de fresnos avanzas,
quién en tus aguas
te lleva de espuelas
por tus solas riveras,
sin ocre con verde aliento,
te elevas de entre tierra de muertos,
deshojas tus notas dulces,
entre crepitar de martillos secos,
inertes en sed del más fuerte,
tu agua sin palabras,
tu agua sin vergüenzas,
sin rubores de plata
y sus nieves de espuma,
haces bullir inframundos de amantes,
romances con tus robles,
nadie te sostiene
tu olvido deslizado,
solo lindes quietos
osan acariciarte para siempre,
tú, tú imperecedera ante la muerte,
eterna suerte,
yo estoy contigo,
magistral obra no creada,
idioma oculto de tu haya,
espiga líquida donde las haya,
senil canto de cigarra
cuna del grillo en su sangre del atardecer,
acaso te alcanzan.
Cumbre eres sin filo ni cima,
rebosar de la vida sin prisa,
hoguera sin ascua,
calor de los seres que amparas,
descampado
porque el campo eres tú,
fulgor entre verdes sienes,
savia dulce de vida,
qué milagro a ti te llenó de vida,
o ya estabas en ella perdida
para ser envidia del Creador,
ciencia sin papeles
libro de tierra,
onda de segada curva
pulcritud de espadas al alba
sin principio ni final
sólo tú alzas la luz,
en esperanza de los que cayeron
en tu huerto donde descansan
las almas.
El Castellano
Río cuervo de pitanza corva
Vestido del risco tu nacimiento
negro en tu soledad de azabache,
tu soledad acristalada
por luces del monte,
tu idea reguero
que mi sangre lleva,
de enebro acincelado
tu cuerpo,
que se hunde y flota
de la roca
tu eternidad azogada,
huyes y ríes con carrascas,
sin quedar graznando
tu alegría.
Tu cuerpo de aguas sin ceniza
que la tierra llora,
recorres mi infancia lejana
sí esa que nunca acaba,
para yo ser del monte
y el monte ser mío
como piedra a su gamusino,
eres de la tierra
un dulce sino,
caracoleas tu rizada vida
de monte y estepa,
de árbol y raíz de tierra,
eres más que sístole
de romance que el alma enerva
con tus negras alas,
entre tus lenguas de plata
bañas la fauna
que a ti te alcanza,
por fresnos y hayas
riges tu templanza,
verdadera, que viste,
que enamora
ojos que te hablan,
abre amor tus pizarras
construiré mi casa
por el tejado de tus aguas,
para decir:
Yo aquí vine a vivir
bajo las alas del río cuervo.
El Castellano
Castilla:
Perduradora onda,
en cresterías
de la honda voz nacida,
tu profundo soto
de altas torres enfundado,
me esmalta la idea
con fragor de risueñas carrascas
las soledades del hombre ultrajadas,
agarrado a dulce señero inmóvil,
al pelaje esmaltan quebrizos
colmillos de umbrío tomo.
Cal y tierra entre follaje
de mi sierra,
pardas vidas me avanzan,
una oda al sendero
y su vida despierta
entre ojos de azores y sus ocres,
se siente, se añora,
se enraíza,
esto es Castilla,
esto es el flamear de una cerilla
de sangre henchida,
linde quieto de tierra madre,
por solares tu voz se despeña,
sosiego que tu linde oculta,
lumbre de entrañas
en quietudes de escarcha,
lento fuego ciego
de sonrisas del alba,
quédate, libérame este haz eterno,
quédese mi piel segura
al retorcer del castillo de Almansa,
honda tumba para tu belleza desvencijada,
entre piedras, y caracoles de astros
tu espada,
patio en sobriedad de tu tarde,
robusta flor entre Ermitas del mañana,
un talle del pueblo
sembrado por tu cúspide naciente,
sueño en fruto
carmesí sangrante
de tu corazón de amapola venidera,
dorada al cantar de espigas
y su mañana,
honduras de vidas
labradas cepas de sarmientos,
acoge en tu alma
este fiel ofrecimiento,
Castilla mi tierra, mi vida,
mi eterna semilla enamorada.
Fiel disparo entre acordeones
de encinas afligidas,
un marco difuso entre colchones de grama,
perdiz entre perdigones viajeros,
voy a tu encuentro,
me hablan fuentes y abrevaderos,
como tus tierras
hacen el amor con parajes dormidos,
respiro tus frías cuchillas
que entre clavos me marcan su herida,
fiel de caricia bebo la sombra
en tu calma sin despedida,
un trino quiebra el silencio
en blanca dama me avanza tu cebada,
un calor presto de caballero
a su dama hoguera,
servil entre abejas
y sus mieles alcarreñas,
tejida, lista,
vaporeada tu siembra
por antaños cobijan tus azadas
solariegas.
El Castellano
Aciago, recto vilo quemado
Cantares quebrizos
se alzan entre aciadas esferas
de la palabra inexistente,
entre sones terrunos
que sí puede,
llevarme la espuela,
entre la mente que afila,
que pule mi sangre oxidada,
por el puente de venas de mis manos,
diestro al compás que muerde
yo sí estoy hablando
tú no estás escuchando,
esta vida asida en un tiesto,
por encajes sin alba
por encuentros fugaces
en mi averno tejido,
entre estos soles de trapo
que me levantan las flores,
avanza la flojera del día
que llega a su final,
volviendo madrugada de espadas,
quiero contarte hasta tres,
mi aliento que no sabe contar al tuyo
pero sabe que cuentas con él,
yo que ni segura tengo mi muerte,
colgaré destinos
de sus ramas de fresno,
mi piedra será estatua,
no seré yo quien hable si no ella,
el verde musgo llorará el sino dentado,
esta vida de espectro
no me dará de lado,
de un solsticio me haré un cuarto,
entre mis líneas habitarán espasmos
de ideas ausentes,
de fríos hielos de soledad congelada,
liberaré este reino enfuscado
cual vicio cual tierra sin dueño
de crear nuevos palabros
que serán hijos de la nada,
cabalgada, soterrada
en infinito de la siembra alzada.
El Castellano
Desde que vine a vivir
Imperios de ojos cerrados:
Páramo del verso solitario, decapitado
buscando el encuentro
y su soledad que mece riza y concluye
momentos de la fuerza universal
menú de la disponibilidad de vida
mi lluvia sube redonda tu cara perpleja
podemos salvar lo regio del reino que cae y vuela
soy uno, rey de sí mismo sin atisbo
desde el fantasma que vengo
todo crecía ardiendo
no tengo miedo a su pirámide
ni su ojo absorbente de mí mismo,
tú piensas tu resguardo
en la radio hablan de nosotros
te incitan su teatro de vidas manejadas
el amor a la flor me lleva,
cabalga mi iris consumido
a lo onírico de mi conciencia
Orando por mí mismo
mientras muero quiero dejar absorto el tiempo,
agujerearlo, estirarlo, romperlo
en la rebeldía que asesina la vida material
inconcluso en este mundo
no puedo volver eternidades atrás
deberé guardarme a mi existencia tejida
pero sin asumirme o doblegarme a ella
nada que negar en silencio seco
nada que defender
solo una parte soy del eslabón
nada de mensaje
nada que decir
nadie a quien impresionar
es mi vida nada más
puedo empezar mi historia de nuevo
por mis amores típicos
de ser humano insignificante
nada que arder, nada que cambiar
todo puede suceder,
los errores no se pueden quemar
a quién le importará
carnes pensantes me dan igual
el Juez Supremo me dirá
a mi Conciencia de ser humano
le hago un templo
la verdad compañera sin ti
buscando más razón
del amor del Sol,
en comunión sangrando lunas
en armonía de esferas de años fríos
vívidas estrellas que todo lo imaginado
viene de ellas
hasta este astro apagado en vida
que arde por dentro
su ser llamado planeta Tierra
sabes que puedo
pero no volver de nuevo.
El Castellano a 09-03-2015
Siembra del pensamiento:
Asustado no estoy
el miedo perdió su cobijo
los dioses de mi cabeza
reinos de su locura
inhabitada, extensa,
auspiciada inteligible
puedo bajar por el cansancio
escribir un mundo muerto
creciendo, buscando verticalidad
en la sabiduría de mi verdad
ausente el día desde mi hogar
busco lo inconsciente del sueño
que pierde esperando
esas profundidades del hálito de vida
por despertar la semilla
de la sembrada humildad
qué solo yo veo y me basta
piensas que estás salvado
mentes blindadas
en la luz de la conciencia
unificadora que dicta
el retorno al único origen
voy escalando estas nubes
de mi mente
considerando brillos los sentidos
costando y pagando el pasado
tiempo que despierta y roba el sigilo
caminante de la sombra
grito a la mente que me habla
pudiendo florecer
una y mil siglos más
la bruma teje su limitada ascensión
que subyugada y difuminada en la sociedad
material, empedrada de su cementerio
llamado hogar basado en la mentira
el cerco se estrecha ahorcando al gobernante
del aire
y los ineptos millones de ausentes
pájaros voladores que creídos pensantes
ven como los dirigen
sumidos en directrices de hormigueros
y el libre tiene la cabeza a líneas
de horizontes superpuestos
en laberintos de lo perfecto
que la elevada conciencia
te tiene de paraíso en lo insignificante
que marca su autenticidad
y se hace risco en la eternidad.
El Castellano a 09-03-2015
Desde que vine a vivir:
Ascua irisada al tacto,
estoy bailando sobre una estrella,
todas las cosas que vienen ahora,
en soturna claridad apagada,
hoy es el ahora,
mañana es para siempre,
mentes acristaladas
en espejos que les reflejan,
rompo mi sumisión particular y generalizada
a esta realidad mecida y dirigida en el ojo
sí ese de su escuela, en seis mil millones
de mentiras que caminan,
todo lo visto quema mi retina,
por el ojo de este cuervo
el tiempo ya no me puede sostener,
volando lejos donde la mente alcanza,
no tengo creencia que estos tiempos
serán mejores,
me estrellan sus filos hirientes,
entre lapsos de gentes
al parpadeo me venzo,
hoy será vendido al postor rendido,
extasía en metal prendida,
todo lo que pasó:
Estoy soñando
el tiempo que cerraba mis ojos,
retales que cerrar y su olmo blanco,
su jardín azul, su fuente de cristal,
nada desvanecerá al Miguel sin alas,
seco de hoja de otoño
no me llorarán ni mi jardín azul de caléndulas,
ni mi acristalada fuente,
ni el olmo que no es mío ni su blanco
será mi aura intransigente seca a morir,
sobre los años avanzo,
yo soy el Sol,
lluvia cae de nuevo este acre me cuenta
algo para tu entendimiento,
cruzo los cielos muy alto de nuevo,
soy el humo,
yo soy la piedra que te habla.
El Castellano a 09-03-2017
Soles de cuarzo
Libero vendavales furtivos,
acampo la idea en tremenda pradera
descolocada, mansa, abierta
en florestas húmedas de rocío
tempranero, sólo allí tengo nido,
entre trinos que excomulgan mi deseo,
como atardecer rojizo sin sangre
acaso es, envoltura dispuesta,
rezo que acompaso la franca vida
de mi caléndula del camino,
resumo que coarto su vida verdadera,
luz de los campos, luz de mi campo
acaso fuese mío,
aquí solo hundido mordiendo este papel,
traigo que quiebro tormentas en nido,
culebras del sonido perdido,
me desatan yugos de esparto,
arde la simiente mía,
entre clavos ardiendo,
entre amapolas dulces, risueñas sin cruz,
se desmenuzan abrojos
de mi soledad carcomida,
a la que entablo soliloquio
en cama, con ella sin ella soy el mismo,
verdades atrás qué necesito,
si el mundo me hizo completo,
quizás aburrirla a ella mi pena,
nacida en cuarentena,
avanza mi siega,
esta vida mía vale la pena,
rezogo brillos de metal
cuando deja de serlo,
y crispa al viento
lo que llevo dentro,
más que un tarro de miel
y unas flores asesinadas,
un corazón que sube por la garganta,
a decirla a ella QUE no se vaya
usted es mi compañera.
De estos siglos que me quedan,
eres la carcoma de mi madera,
hasta ser lanza,
estaca que somete al viento,
en aullidos, en graznidos dolidos,
en enjambres con reina.
Por ahora a tu lado
soy azada que socava mi camino,
sacando terrones de lamentos
para sembrar tu amor
que Dioses me indican
que tendría que estar ciego,
para negar que eres más de lo que siento,
como veleta que le falta lo principal,
para no ser dirección que marca,
una flor plañía a mi vera,
que le faltaba su insectito
que la besara sin diligencia,
así la belleza nunca completa,
recto escalafón retorcido al beso,
unión de dos, como escala sin peldaño
rampa no sería,
me encumbro de la fiera para ser yo
la fiera, de esta mi pradera,
se afila mi vida quieta,
entre soles que cuelgan,
y colores que lloran,
despierto para entregarla
a ella mi cardito de la dama
para que me lo devuelva
cuando me una a ella,
como se unen dos gotas
del mismo agua,
como se desgrana el molinillo
cuando saluda el viento.
El Castellano
Linde quieto abierto
Derecho firmamento
entre filos de gentes,
es una piedra que camina,
piedra aventurera,
seca y umbría,
reposa y duerme
cantares del linde,
centellea rayos irisados
se riza con los besos de lluvia,
acaso quiso ser otra,
ella tan yerma, tan plácida,
imperecedera,
cerrada como se cierran
los rayos de luna,
acantonada, de estéril estampa,
dejas muda alabanza,
el día que te hice de voz,
piedra bella, sola,
estridente sin patio de sonido,
y esta voz que te di
voz dorada como tu piel de minera,
como un soto sin perdices,
avanzabas solo tú,
la vida quieta,
sembrándote allí por donde anduvieras,
al candor de piedra única
igual a la siguiente y a la anterior,
sin afán superior
hasta que este poeta te dio voz,
como flores que sin color
acaso fuesen,
un despertar en brazos de cieno,
un respirar de la montaña,
un cuchillo calizo que afilan
erosiones de las eras,
latido férreo, sangre de mineral,
o compostura de arenas,
piedra de mi casa,
piedra de tu casa,
la tierra.
II
Piedra potencia eterna,
nacida como nace una estrella,
cumbre de filos por bandera,
hogar, cobijo y morada
de lagartijas que cuelgan tus venas,
colchón de rayos de sol,
asolada tu espera
por quien te dio voz,
lideras tu guerra sin cuartel,
antes de yo nacer,
tú dabas alientos al suelo
sin importar pertenecer,
siempre fuiste
siempre eras su piel,
de la cantera, al nicho,
del mausoleo, al caserón viejo,
del silo al castillo,
tu fortaleza empedernida,
tu aval de honda certera,
Siempre estabas
siempre estuviste,
como río a su voz del mar,
osado no fui yo
quien te encontró,
solo fui encargado
de darte moción verdadera
ojalá pudieses contestarme
mi piedrita bella.
III
Devuélveme a tu vida eterna,
del soto a tu quimera verdadera,
clávame la oscuridad de tu cueva,
en esta esfera pulida sin espera,
risco de tu sien enarbolada,
millones de hijos
esencia desnuda de tu alma pura,
techo sin compostura
del ser invertebrado,
techumbre que pizarra llora,
su azabache de cristal,
tu sangre de fuego y agua
que nunca te alcanza
sólo partirte puede,
grieta de helada, tus filamentos
que encaran tu azar de vida sin dueño
a tu sangre de musgo me cuelgo,
en verde musgo tu fantasma muerdo,
vida de herramienta,
azar de la idea,
al paraje que te conforma
al que sostienes su vida
siendo el suelo techo de esta hacienda,
si tuvieses dolores todos gritarían
que se acabase la muerte en la tierra.
El Castellano
Es un fuste
Quiero deslumbrar mi camino,
ayen de estas víboras que caminan,
palpitar el látigo enfustado
de sedientos corazones.
Entre sangres fugaces afilo
esta vida en grana marcada,
deshojada, por cuanto he conocido,
más que tristes metales lascivos.
Caparazón este el mío inerte,
vestido de marzos seniles,
agota, coarta la esquela
de mi memoria perturbada.
Camino sin camino
por donde se oculta el este,
veo la flor que desviste,
entre pétalos su iris difunto, inperturbable.
Te construyo sin verja, franca,
tapia ni acantonado te hago
a imagen y semejanza del aire.
Que pasa y mira,
que mira pero no descubre,
que nací dueño de tu avenida.
A este sol ferro cuelgo agravios,
ofensas que desvanecen,
como la noche devora lo que es suyo.
El Castellano
Azabache de ojos
Ojos direccionados
a esta luna de azabache,
el tejer de una gota de savia
plañía la desesperanza fría.
Siniestro compás mece,
en acorde clavado
a este invierno estirado,
al estallar de bombilla me cuelgo.
Curvo escalafón riza besos
de unión de cicuta y sangre,
yermo, plácido, envuelto
en sembradíos de oscuridad.
Quisiera que hablaran mis retinas,
de encuentros fugaces
al temblor de esos filos
que la dama oscura blande.
Gira presto a enraízar mi sangre,
con destellos de espuma
que las tierras bullen.
Yerma, extasía de verdes
por solitudes heridas
una cercenada tajada,
Retiembla mi destino
al cabalgar de soles,
fiel estampida de semblanza.
El Castellano
Flor de destino
Requiebro olas en fragor de colmenas
alzadas, sembradas en horizontes yertos,
al fugaz aleteo de la luz,
en fulgor de sombras erizadas,
todo lo sentido más que un haz carcomido,
fiebre en destello de mis astros,
todo lo dicho más que un cielo sin aurora,
más que una navaja de filos
por pestañas,
hilvano que trenzo
la sangre dormida,
es una cabaña de cielo
donde cobijo sueños y quebrizos,
en la cabaña
que Dioses abandonaron,
siembro escarchas de hiel,
todo lo que me dijeron es una verdad,
allí donde la puso el hombre,
bajar acaso puede,
grazna mi vida una vez más,
trenes pasan por estas sierras de nubes,
el destino informe ya cansado se apiada,
toboganes de esta bruma gris
me cuentan, me dictan,
del sentir de la maraña,
hasta que lleguen mis flores
del mañana,
entre el palpitar de azucenas
frías de la tarde,
pataleó el latir exhausto
de la silvestría del azul
del sueño, del racimo de mi jacinto,
extraviado,
un sol de invierno que ya se marcha,
por cuencos serranos
por alientos en carne de colores,
abriendo rectas sienes
el crepitar de los vientos,
bienvenido a mi mundo,
yo no estoy despierto.
II
Ama de esta casa, el alma fría,
de mundos retorcidos,
ingrávidos al peso de flores,
destartalado, por gentiles gestos,
azares difusos de mi reino,
saludando a la quema del rastrojo,
un iris por desenclavar,
corona de caléndulas
en soles por doblar,
al rayo seco, tornado en gesta
y sus candilejas fulguradas,
ríe y pasa, pasa y ríe esta espada,
hendiduras febriles
de mis verdes ojos
entre sus cauces la verde grana,
la verde espiga,
un romance del labrador
con su granate amapola,
llora sangre de aquellas santas,
esquiva de obreras guirnaldas,
se cava en rayos seculares del rey astro,
Estallando de luz su rocío primero.
III
Resplandece el día,
entre zarzas salvajes y sus espinas,
duerme que dormita un sueño enhebrado
en blanca cordillera, entre grillos
que soterran saetas dormidas,
al trinar de los cardos
en estepas cabalgadas
de verdes y sus trampas
entre erizos de campanulas
que ya no amarillean,
gimen abrojos el suelo que los vio nacer,
llegado el día del topillo
y su cernícalo que le da digna muerte,
entre este patio de arañas grises
descubro que me hincho de colores
estacionales, perennes, mutables, caducos
en crepitar de savia y duende,
se blande, se rige,
se descubre que todo duerme.
El Castellano
Cuarto para sembrarte
Duro, seco, estridente,
irusorio destello
al matiz de soles abiertos,
estoy empezando,
alago, avanzo este cuarto
este cuarto de arañas,
repleto, lleno por escuadras
afilo el verbo
preparado, despierto,
granate complaciente
a este lustre olvidado,
quiebra marzo,
estampida en blancas sienes,
réquiem en osadía,
en marca de astros,
luz intransigente,
fulgor
entre tus manecitas
heladas,
miro atrás
nada reverdece el horizonte,
todo son raíces del hombre,
me cuelgan lunas
ojeras sin alba,
quiebro esta ilusión
me afila su espada,
cómo huir
de los que no me conocen
si nunca me conocerán,
me clava la estrella
un tenor en escala mayor,
gimen flores por abrir,
el sol hiela de nuevo,
rizo sorpresas en tus cabellos,
libero el león,
me muevo,
suceden grises
a mis penas,
escarchadas, desvanecidas,
derretidas en claro oscuro,
por lo que dejó de ser,
llevo que traigo,
resoplos y arterias
en este jarrón de sangre,
hasta que caigan dementes azares,
y sus cruces bienaventuradas
de tu carne,
de mi lumbre,
de este alambre.
El Castellano
Aciago compostaje
Tantas veces quebrado
como solía ser yo antes,
escalando esta vida,
lejos donde reverdecen cielos,
silvestre en tus aguas,
mirada al pasado que me forma,
se termina mi savia,
incomparable dicha,
sujeta al astro insoslayado,
hermanas del fuego deslumbrado,
recto afilado en esta solitud
del hueso,
entre blancas sienes,
entre doradas rosas sin alba,
avanza mi camino fiel de sombra,
aguardando el brillo,
no es una mentira lo sentido,
parado en espera,
deshojando besos del ayer,
de nuevo es mi manera
por la guardia de mis cipreses,
por la desnudez de estas flores
abiertas al color de invierno,
fulgor desangelado,
despierto acres
hermanados de letana súplica,
hoy surcaré su boca,
me desnacerán dolidas simientes
volarán mis polillas del este,
crecerán tejos sin horizonte,
entre cerros de alarde,
espargasminas enraizarán mi carne,
al techo de esta cueva
brotarán destellos en luciérnaga,
para yo beber mi aciaga espera.
Resoplo agravios en señales,
tiempos agujereados
en mentiras lejanas
laureadas de todo lo que avanza,
brillan hilos por perecer,
arañas trenzadas al amanecer,
no puedo perecer,
me blanden este iris por enternecer,
brechas llamadas a desaparecer,
retiemblan pupilas en noches fugaces
en todo lo que llegué a ver,
diestro aliento en hiel
torcida en extasía de secos metales,
un Sol un Dios
despiértame el dragón,
vestiré en pétalos al albor,
gemiré noches sin luna,
soterraré este cuarto en luz asida,
vendrán a mí estrellas enardecidas,
todo acabará en uno,
un brillo, un relámpago, un son,
un cuarteado corazón,
renegaré de acabar,
tejeré construiré llegaré por puertas
a prender este destino sujeto,
en el parpadeo del suceso
soy hierro tajante,
afilada en cercenada espada
de un tiempo que me perteneció,
soy espíritu, espectro sin nombre
anclado a este devenir postrado
resurge firme su aliento,
entre abrojos de idea,
nunca resignado
siente el color de su noche,
el hálito de caracol,
en su caléndula sostenida,
por su vida alientos hacen súplica,
aguanté, resistiré, me fundiré
con la acidez de mi tierra
asolada, destapada,
colmada, exasperada,
entre tañer de crisoles en capa,
gobernaré
haré reino,
tomaré guardia de este mi camino,
al aguardar de mis rayos
de vivencias dibujadas,
al resoplo del tres,
al dormir del nueve,
nadie me impedirá que me teja
grande.
El Castellano
Tierra perdida
Limo, sostengo, agito
la vena enardecida mía,
destapa al fuego en círculo,
retiembla destinos ciegos
en crueles, parcos horizontes
sin orificio,
destrenzo el nervio de hierro,
repto avenidas sin salida,
voy y vengo cantando
esto es tierra perdida,
correcto, en el ojo
y soterrada vía del hambre,
nazco que broté de semilla,
estiro que alzo
sangre en caricia,
marcho sin mirar atrás
esto es tierra perdida,
ocaso malva derrite mi vida,
en ríos sin despedida,
en sábanas de escarcha fría,
correcto
es tierra perdida,
nada es súplica advenida,
fulgor entre sienes de carcoma,
festín de arañas grises,
nada me detiene,
avanzo, el sol me cuenta
que es tierra perdida,
cae la tela tejida,
fiel al descanso de mi subrepticia,
gimen tiempos rizados al ascua,
cantan malas yerbas
sin perfidia
que esto es tierra perdida.
Yo contesto
dorado al fulgente metal
que es mi vida,
es pasión, es luz,
es calor,
este es mi rifle
esta es mi vida,
granate al escape
lustre postrado al rejuvenecer
del marco,
yo no estoy colgado,
venzo que avanzo,
resumo, coarto,
me descubro a la luz templado,
todo dicta
que yo voy
que yo vengo
por tierra perdida,
resplandores sujetos,
acuartelados en énfasis,
porque desconocen su sino
madre de
esta tierra perdida.
El Castellano
Dicha insoslayable, flagrando vértice
Envejezco este hálito
resquebrajan esencias enamoradas
en este patio de estrellas,
por esta vida en doncel consumado,
al resplandor listado venzo
otra primavera nublado,
por este ángel soterrado no me alzan,
no me niegan la inconmensurable pestaña,
abierta a fulgores en lata,
despeño las ideas sin anclarlas,
me vuelve loco abrir mi baraja,
por esta sangre pesos en oro valen,
su quilataje postrero al tacto,
más quisiera mi sanguijuela
no acabar ebria,
resumo que coarto venas
en canales de riego,
soy maestro sin título
del desvanecimiento extasiado,
y que venga por mi letra
la parca efímera
que mi idea es eterna,
caracola de tierra vence
esta sinestesia
de joven biznaga maniatada,
reitero en mi sepulcro
el tiempo no es mío,
venga a mí su ladera,
seré anillo para mi quimera,
un animal de este reino
por desenterrar.
Que me acabe el viento
que yo no puedo,
seguiré escribiendo
por arterias razones,
por pensamientos túneles
que esta noche venceré
a la sola una de la madrugada.
Y su lagartija rizada.
El Castellano
Antaño de vida
Eres pilar sin margen ni curva,
de tu divina compostura,
tus ojos que acaso sombra cubre
un latido donde se bañan los octubre,
vendaval que soterra nichos
para devolverlos a la vida
en este soliviar barroco
que me puede derrumbar
a la llama fugaz que rige,
avanza y consume mi vida
a la tuya asida por los astros
que son santos,
oscura pila dorada al iris
donde se baña tu alma pura
acaso ella llevarme pudiera
entre sus vientos desnudos,
entre sus alientos
de florestas descuidadas,
acaso ella no me hablara
entre el jilguero y su cardito,
entre la caléndula y su insectito,
yo volara con ella lejos
donde se oculta el alba,
para demostrarla que yo
libero tu mirada
por rayos de su aura imperecedera,
fuente de alta frente,
cumbre de riscos y valles,
alguien acaso arrebatarmela puede,
aunque Ovidio te de más flores
quitarme nunca puede,
ni aunque tiemblen
mis huesos rectos y sangrientos,
osarse en gris mi camino viene,
te traígo golondrinas en suaves trazos,
te traigo sueños en colmena,
y sonrisa en luna venidera,
anclada a esta sepultura,
al resoplo trenzada
mi cristalina esencia,
en crepitar de estacas por clavos
que llevo ardiendo en mi pecho,
a este diáfano vacío
vengo que voy llegando,
caminan pensamientos
de sus sombras colgados,
esta osadía
que ya avanza como vidrio quebrado,
haciendo polvos la idea,
porque no me alzarán en marco
ni será eterno mi mármol,
dirá por este mar he llegado,
y el azul acaso será azul
por yo nombrarlo,
viviré de la letra amarrado
hasta que ella sostenerme pueda,
haré juicio de esta arena,
en escala a aquella estela,
sangres me gotean los ojos
de ver desnuda a Diosa Flora
vistiendo de los campos
la miel para cada sentido
Margarita yo que nací hombre
nada ningún averno,
ningún paraíso cercenado
ninguna deidad personal
de tantas sardinas que adoran
de boca pequeña
podrán negar que yo asalte
que yo recorra tu flor.
El Castellano
Alevosía sin mirada
Avanzo el patio de mi araña
y su soledad acrisolada,
no dejes de mirarme
en la cumbre de este ciprés,
cernícalos atrás
soy puro como pizarra
sin pulir sin enmascarar,
dirijo mi acequia por lares
descubiertos, insospechados,
en suplicios dormidos
reino el astro,
te debo más
que lo que no puedo alzar,
por sostenerme el cruel devenir,
danza el momento
de tu caracola y su iris,
en arena rasguñada,
al tarot helado de tus naipes
de mujer, afilada mi idea
queda navegar el vaso de agua,
encumbrarme de la fiera,
sujetar esta quimera,
porque estos sentimientos encauzan,
traspasan la sangre filtran mi insolencia,
si soy hombre de verbo
y escribo parco silencio deshojado
en papel de vida
rizado en aliento renegado a morir,
sólo hay una petición
de rayo en alba postrado,
es contar sonrisas a tu lado,
venceré tormentas
de destino caracoleado,
por el último rayo,
déjame demostrarte esta sangre
este hálito que absorbe
y traspasa pieles sedientas,
es una tela un vello erizado
en penumbra,
por el que abandono mi nombre,
y que mi corazón suba
y hable por mi garganta,
este tiempo de cuchillos
con los que haré un bocadillo,
y que me dejes ser tu lejana miel,
no conozco el frío
destapa tus cartas
caeré rendido para honrarlas,
porque sólo una vez en la vida,
se puede conseguir todo
lo que uno desea
y que me arranquen como mala hierba
que el mundo
se quedará sin destino solaz,
sin rayos de luna,
sin huerto de estrellas,
porque yo sin ti
pierdo hasta la cordura,
y que me juzguen ojos
y vidas de un día,
que yo sin prisa enamoraré
corceles de viento,
desmenuzaré crisoles
abriré molinos por sus aspas
hasta yo quedarme
en tu vereda fugaz,
con solapa honda, dura,
siempre con destino
de envolver tu aura bella,
listada, estridente
al crepitar de todos mis espejos,
mi pianola
desviste surcos
para cantar el sentido alerta
y que nada escape de la hoguera,
este cuclillo trinará
que si fuese cuervito
viviría en la noche
de tu mirada serena.
El Castellano
Extasía de cristal
Penumbra arrebolada,
hija de la sombra asolada,
temple de maraña,
tejida araña dormida,
sol en su trapo desnudo,
ven a mi cabeza
retuerce mi idea
que se encadena
sumisa a noble premisa,
no puedo parar
no hay tiempo de pensamiento
sólo escribir duro, seco, limpio
como agua de este río.
Sentido volviendo a la vida,
mi espíritu está creciendo,
tantas luces sin alba
tantos astros sin noche
es muy tarde,
nunca para volver
al origen de savia,
desnudo en este reloj
mirando este cementerio
alzarse, enarbolarse
de la nada y su infinito de cristal,
estoy dolido
que tú te lo has creído
si me quiebro
es para renacer
quemando mentiras,
liberando fieras,
roto al tiempo
entero al fragor
de mi espada,
no tiene vuelta atrás,
océanos abiertos me llevan
a flote de nuevos sueños,
rizado a la espera
engalanando mi quimera,
desiertos abiertos
en cal viva,
manténme el amor quieto
subiendo montañas deshechas,
viviendo el brillo sin estrella,
ojo de un ojo labrado
mantengo mi esencia
en joya de noche
miro dentro
y todo retuerce de nuevo
dame tu mano,
descubre mi reino perdido
a encontrarse en tu mejilla,
háblame de tus vidas
de tus alas en mi extasía,
sólo allí despacio
latirá su osadía
líbrame amiga
de cerrojos
y sus cerrojillos dorados,
exasperados,
esta noche seré luz de hoguera
y tu cobija quieta,
el único sin miedo
a decir lo que siento,
carrusel sin engranajes
caballo sin jinete
tormenta sin nube,
beso donde no lo imaginas,
sólo yo contra el mundo
abriéndome de la tierra
siendo alma en disparo
certero, agudo, estridente,
como la voz que no se pierde,
yo nací albor
nací para ser tu amor
no me pierdo,
estallo osadías repletas
solitudes que trepan
cruzo líneas
de estos cuatro días
que clava tu voz
desmigajando miedos
porque yo soy el miedo,
batallas aparte
soy tu planta silvestre
amando su tierra
más que a su sangre,
mi esencia verdadera.
El Castellano
Cornocupicia de tierra
No rebotan los tiempos llorando,
en escalas a ese cielo anhelado,
voy que viajo
y bajo mis plantas
la tierra brota, rehuye, fluye,
todo me alza
sobre torres sembradas
y sus trompetas abiertas,
desenfundo esta esencia
de estaciones correr,
hogueras profundas
en lágrimas de lluvia,
plantada mi compostura,
me crepitan las montañas,
los cuervos me rinden pleitesía.
Ante estos ojos
el ávido brillo
de oscuras alas,
frente mi carne
fuego enraíza
esta noble falcata,
encinas me enraizan
el dorado anochecer,
noche oscura
entre espectros de letras,
el día derretirá mis flores,
trepando mis venas de encaje,
mi azada será sangre
no más cuerpo y carne de metal,
al erizado filo
clavaré sentidos despiertos,
mi letra será invencible,
en flameante rebosante inspiración
parida de un rayo de sol,
ay la tierra que me clava la siembra,
ay sol ferro,
yo te hablo
al fulgor de venas
al calor de llama azul,
tú invencible
como la palabra te formó,
extasía lumínica
en candor de lunas aulladas,
ven a mi pecho,
te daré asilo,
desgrana este silo,
que mis manos hablen colores,
solo ante la adversidad
esta negra noche que huye
enjaula su oscura sombra
donde la letanía esconde
sus garras de cristal,
quedando repleto este umbral,
he oído llamar
llamar tus sangres de luz,
a violetas nebulosas
sin cauce
empotradas en sagradas espirales,
busqué tu vida eterna,
me contestaron inviernos
desmochando brotes extenuados
de tiempos atravesados
por tu espada eterna,
fuente fría
que llena dulce la fontana,
la vieja luna sonríe,
lo efímero será áspero y duro,
a la caída de este plomo,
se levantarán estatuas de barro,
tu lobo vestirá el sincero metal
por ser de hierro,
hasta su aullido de plata
a la noche sempiterna,
y sus enredaderas malvas,
campo este de víboras nacido,
por un surco repto,
y el alacrán me saluda,
soy yo tiempo olvidado,
resplandores
de este patio de grillos,
me cuelga la corona de caracoles,
por todas mis lumbres
abiertas
de caléndulas solariegas,
más que hoy
no espero nada,
porque yo siembro lo perfecto,
me responden sus voces del suelo,
al intransigente destello
me parto, me quiebro,
hasta dar mi voz
a estos campos
y sus sotos perdidos
encontrados en cada sangre.
El Castellano
Ondas mecen
Me cruzan las vías
del tren de la noche,
abierto, caracoleado,
en peregrinaje de estrellas
y sus halos,
este insomne caballero
de tu sonrisa nacarado,
arrebolado entre tus brazos lejanos,
una hoja precipita
al tañer de campanas
en garganta de lluvia,
no hay invierno sin frío
ni frío sin invierno,
vuelta atrás estoy vivo,
una vez en la vida
curva de espejos
entre verdes y ocres,
quién dijo que no tuviera esperanzas,
pálpito fugaz de estrella marchado,
el amarillo viste mis flores,
color efímero, sin despedida,
entre un patio de ojos
y sus carcomas solariegas,
danza este caballito sin diablo,
al cuartel de la cucaracha
van los ojerosos grillos,
todo cuelga de un hilo de lana,
horas minutos
para hacerme libre,
termíname tú porque yo no puedo,
este alfiler parco, sobrio
como él mismo,
entre circo de huecos sones
danzan los vellos de mi piel,
por el agujereado brillo de luna
cuento notas perdidas
y el filo de esta mi cuerda
hasta latir con ella
y su desnuda poesía
con cuerpo de mujer,
lejos de la tierra,
entre un soñar del viento,
se destapa mi cordura
le florean pensamientos
fieles ecos en iris despierto,
dulces ondas como dulces sirenas
enamoradas,
de este marinero sin mar
llamado verso,
al senil aleteo de la polilla,
el invierno nace de un cubito de hielo,
que avanza ya su noche
sin pedir permiso,
al vapor de sienes heladas,
entre un coraje acorazado
de haber realizado una buena siembra
me marcho.
El Castellano
Filo sonriente
Agudo filo nacido
mi destino.
Recuérdame en la tijera
desdoblando la espera,
hoy por hoy
mañana por ayer
el frío en la piel,
de estas cuchillas
sonrientes,
y su esperanza
carcomida, acabada
en hoguera.
Miénteme aparte
ancla en gozo
el violín de mi idea,
corriendo por fuera
marchando lanzas
de tierra
y el tiempo
solo, hinchado, dormido.
Rehullo de mi pasado
que se clava
en mis brazos.
Mírame aparte
del punto y su silencio
seco.
Esta vida en el centro
de una margarita,
miro su caricia
en pétalo de brea
arde mi sinfonía
deshace la lejanía
hasta ser ese lejano
carrusel de estrellas
por boca.
Vida por mi vida,
y yo qué no daría,
a este cielo desplomado
de fieles compases
oxidados,
es por su plomo
que a veces plomo,
a veces más alzado
que las cumbres,
entre regueros y ramblas
libero mi azada,
en cuerpo de sangre y vena,
no conozco a Pena,
entre su alta ojera
clavo una letra,
abre la acequia
destartalada en honda esencia,
allí donde graznan cuervos
su lenguaje de madera,
soy yo a la espera,
abriendo mi destino
en esferas puras, plenas
ay la tierra
vive esta dorada
escolopendra,
sucesos de huesos
arde la compostura
afila su beso de miel,
todo queda en yacija,
derramada hiel,
entre grietas iluminadas
del iris insomne
soterrando verdades,
completando
liberando sus cavidades
y su dama oscura
naciendo la noche
que ya vuela,
entre testimonios del pueblo,
que pertenece a la tierra
y sólo esta a su materia.
El Castellano
Vieja escuela sembrada
Cierra los ojos
es nuestra creencia,
por la que no hay
rosa sin espina,
línea de destino,
déjame sembrar luz
en la retina,
que caiga mi gota
quebrada,
viviendo tus memorias
lejos de la letanía
enroscada,
crepitan los labios grises
entre crujidos por despertar
leones del nuevo día,
Noche, noche
tus minutos erizados vencen
pasan las horas
y las horas
la misma pesadilla tejida,
en vilo en vela
de navegante sin mar
sin barco, sin puerto,
viviré una vez más
esta soledad del párpado
despierto,
muy alto, muy hondo,
todo se retuerce en sol mayor,
hasta la cima
me verán cabalgar,
resume este papel
un furor oxidado,
soy yo, soy yo su raíz
que ni yo mismo entiendo
dichos soterrados en alma difusa
en corazones sedientos
su fría caricia entre espadas
ni yo hago empeño solariego
ay la tierra perdida de tu raíz
quien osado sólo la viera
de viva materia rompiéndose
sucumbiendo sobre los filos hirientes
hondas espumas
riéndo en camino vivo,
en un sentido
con bordes de rosas y cebollinos
y senda de espinos fugaces al alba,
brotando imperecederos
que enriquecen los pliegues sembrados
de esta mi sonrisa
de esta voz en calma y en tormenta
de desnudos sigilos
que te nombra y nombra
si no estás lo hace sin cuenta
Poeta
Haces la ruta sin pena ni sangre
que no sea portada en tus venas
de solana hacia el sol
en un ovillo giras en tornasol
allí donde sus esposas
amarillean y tu sien gotean
en canto al amor
alzado en rayo de Thor
será un caracol
cuando nos vamos
solos sin nosotros
con o sin Dios
nació un vespertino albor
ocultando el dolor
secando lo que plañía
la sin razón
Se duda entre las cosas
por la vaciedad de las cosas vacuas
de fátuos alambres en fanal
hoguera del hambre
de oblícuas espinas
y los nuevos castillos
que sin su castellano chozas son
destruimos
si nos miramos
vencer o vencer otra vez
Oh raíz
ay de tu tierra que te vio nacer
qué guardas
en tus bases en las grietas
que te clavan que estiran
tus lágrimas del ayer
que no nos dejas ir
por caminos distintos
a los limpios valles de oscuridad
reposo y sosiego que clava el camino
¿Será cómo es
por siglos
de siglos?
De este tiempo oxidado
que latirá el son
con forma de tu siniestro corazón.
El Castellano
Cristal silvestre
Ámame como se ama a la vida,
porque te amo en caricia
sin despedida,
tú que eres como la noche
en subrepticia,
yo contemplador extasiado,
por el fulgor que se abre paso,
Fin del diario,
este es el momento,
que se queda para descubrir
la expectativa
del vivo hacia la vida,
todo cambia y yo lanzo
mi destello sembrado en mis ojos,
susurros en letargo
abiertos al destino parco
estoy en tierras de la luna,
abriendo, tornando bella
su distancia,
todo sembrado
de quien yo era,
esta mi raíz que canta
plena, sacada,
cortada de su tierra,
para nunca olvidar,
alzada a tormentas del tiempo
y su etéreo desliz envuelto,
en las calles
de los sueños rotos
un pasado que dejo atrás
estoy joven para estas nuevas visiones,
existencia clavada,
al crepitar enroscado entre arterias
de alambres,
y su perfección
erizados gritos liberados
hay que pagar el precio
de ser mejor que este talento,
avanzo lento,
me abro por el fuego,
y no hay sangre que no me deje
envuelto,
miro dentro de tus ojos
buscando mi respuesta,
el sol se está enterrando en tus cabellos,
lima este nervio
que llegó su escarcha
siempre aparte,
siempre en alarde,
hasta yo encontrarte
encontrarme yo
en los sotos de tu voz
hasta ser yo el alarido con nombre
de sol, ser por siempre
ser para siempre,
ser siempre,
y Siempre llevar mis apellidos,
Siempre quemándome
en resquemor intransigente,
precisión de mi duende
llamado amarte.
ARTE,
condenada mi sombra,
a este precipicio
que despeña la letra,
a través del umbrío páramo
de esta piel y su yermo bosque de vida,
sigo la estela
vocecilla, elevada sin razón,
porque sí me sobra corazón,
soy yo mi murciélago de nácar,
vuelo que giro el infra-sentido terrestre,
y me quedo en vilo,
es glorioso este sino,
haciendo el amor con los sentidos
en el saco desdoblado,
de mi realidad soterrada,
destapo que descubro malvas
del sueño taciturno
que conduce a contemplarte,
bajo el sigilo de mi araña,
y su tela irisada,
en extasía de espejos carcomidos
sin dueño,
que no sea sinestesia
del cuadro de visión
llamado visión enardecida,
por la que mi ciprés
tiene tacto a caricia desnuda
y mis caléndulas caminan
con sabor a deseos de rubor.
El Castellano
Quiebro en dicha descrita
Muero por un beso
aquel sembrado dirá que vivo
vivo por un querer
cruel del destino
condena de una pasión
que creó tu pestañeo
al dejarme ver
tu cielo encerrado
ese que liberado
jamás me abandonará,
fijamente tres minutos,
y morí con tu pestañeo.
Demostró que fui y soy
importante para ti
y que a pesar y muy
a mi pesar de los problemas
problema no es mi apellido,
seguí en tu mirada atrapado
hasta que la aguja
de aquel reloj de pulso
se paró al pasar ciento ochenta segundos
mi cambio de vida
cuando consumí
medio giro al decir
siempre te amaré.
De este resquicio vivo
yo traigo la flor,
en competencia
de ilusión que marcó
esta hoguera sin pena,
eres tú soy yo,
flamígera condena,
por el párpado del cielo,
por mi astro soslayado,
que yo sólo encuentro cielo
en tu mirar encandilado,
soy un muerto con vida
si no te tengo,
y este firmamento
se me cierra seco,
muchas cosas erróneas
en mi vida
que no hay tiempo para la sombra,
no hay tiempo para tristeza,
ni para la vida quieta,
porque todo resume
en buscarte a ti
mi vida completa,
si este corazón es un tiesto,
quiere y te quiere a tu persona,
enraizada, plena,
resplandeciente,
como el brillo,
como el halo,
de tu limpia, dura
sonrisa de perlas
en océano de resurrección
mi Margarita
descubierta en dicha,
mía, mía sin despedida.
El Castellano
Solariega atarraya
Verdades, verdades floridas
sólo para ser feliz,
es un surco, engalanado
este forraje vertido,
quieto, bravo
al desdén que marcó
su mirada en mi sien,
por este horizonte
me alzo con cazamariposas,
al azar de capturar sueños
que derraman sentires rizados,
cromados al tacto,
lancé mi atarraya
al río de mi alma
y no para capturar cangrejos,
sólo para sentir que mi alma
porta versos que nadan
en serena compostura encumbrada,
si no nací ayer nazco hoy
de esta tela,
un destino, besar su entraña,
alborada,
vestida de valles dulces
que hacen gestas dolientes
y su escarcha enamorada
que porta su sangre,
soy su leopardo
soy su cielo ausente
por el que fijo y clavo sueños
jamás corrientes,
mi ser es lluvia
soy cómo un ruego
de la montaña,
quiero ser yo
su aliento de fuego,
el idioma de una piedra,
su fiel compostura despierta
porque si me visto de cordero
solo soy su lobo
para lamer más que su cuerpo,
y brotarme dentro,
era o no era
fue continente de la belleza,
lágrimas de mis Dioses despiertos
porque ella es mi compañera
hasta fijar esta sangre
en fila en orden
para sentir la vida
y su sediento horizonte,
soy de ella como la lluvia
a mis plantas
vistiendo a este señor destino
de traje,
acompañando esta araña
que teje mis sentires por ella
mi ruptura de mi sino,
porque ella es mi camino.
El Castellano
Tordo acompasado
En el océano de este mundo
abierto al cielo,
vive el cuervo,
por el desvencijado respiro mío
avanza, mece y sostiene
un tiempo en réquiem de espadas,
por aquellas voces que sordas
laten, se descubren, alzan,
se quiebran al paso de altares de hueso
por mis atardeceres de murciélago
voy ciego al calor del astro,
siente mi caricia de pájaro
esta vida en un verso,
alzando nuestra luna de acanto
y alabastro gimiendo el ocaso,
azabaches ensortijados, derretidos, extasiados
por el sendero despierto,
por el cauce que trae la vida, la mía,
ojos en resplandores dorados al tacto
de mi astro soslayado,
mi azar es sembrado
vida de vida
late esta caricia
no hay retroceso ni regreso
todo está bajo tierras germinando
por la rosa de su pelo,
tu sangre me colmó en beso,
nuestro cielo de amarantos
fiel al respiro que alcanzó a ver
la belleza en noches de miel,
respira abre en ambrosía mi vida,
en este horizonte dormido
quiero ser de la piel resquicio,
que no me sientan perdido,
quiero ser Siempre tu sonido que acompasa
que clava olvidos
en despertares rizados que consumen
la retina y sus astros,
todo lo que anhelo es la verdad en silvestre flor,
tu eco alto que no hay pájaro sin nido,
esta noche será distinta,
el comienzo empieza ahora,
mi sueño de araña
que todo lo tejido
recompensa trae a lo sentido,
un avance de mi sangre,
ven al nirvana del ruido,
anticipa nuestro solsticio,
Yo que amo en mimbre de esparto
y verde espiga de trigo,
fiel comando el suplicio
de los valles de mi sombra
displicente, enamorada.
Encumbrada.
Sostenla sostenme de la pestaña,
me nacerá un alba,
marcho através del hielo,
su azul en la mirada,
estoy sembrando mi escarcha,
y que venga y queme
este laborado tiempo,
que yo nací del viento,
alguien está llamando
oscuro este romance
entre las malvas del cielo,
se escucha mi nombre,
tengo que cerrar este hielo,
colgando mi estampa
del árbol de las cenizas,
y que nazcan ojos de tierra
de este hueso,
que seguiré soñando
que fue sólo eso
un sueño en despierto umbral
de mi alma y su protectorado.
El Castellano
Cercenada razón
Ilusoria, despierta, vespertina,
trepando lúgubre escala,
iris destartalado, ansiado
cubierto de cromáticos azares,
por un metal afilado va venciendo
a este brillo irisado vestido
de crueles destellos,
raspados destellos
de todo lo que dejó de ser,
reflejos sin nombre
ilusiones de este alambre,
rizado con hilos que gotean sangre,
despierta mi pesadilla
queda asomar la dicha
y mostrar esta araña,
fulgor desnudo al fragor
de transparentes cristales
que enamoran los hielos
que febrero siembra abiertos,
si estoy despierto se equivocan,
nazco que traigo
un cesto lleno de sueños,
se derrite mi estampa
quieta colgada del árbol
donde hago peticiones,
y que este forraje
se desprenda de mi humor,
no me desalienta,
he crecido para brotar
más duro y recio
que el esparto del monte,
traigo mortandad de idea,
en letra extasiada
al filo de verticales escarpias,
soy yo encargado de esta acequia,
que ni el más osado
pedirá que se calle,
alzo su valía
en desgranada espiga
que rompe mi silencio seco,
si no soy gente lo demuestro,
enseño a mi tinta
a no pertenecer
a este mundo de yertos,
mejor que qué cosa
mejor que la opaca suma
de alientos que se creen
tener originalidad,
de su umbral
prendo a cerilla
todo sembrado a diario
de vacía voz,
yo repleto no soy yo,
soy su extasía floreciente
de imagen y su prima
clavada en alfiler sin cabeza,
como un grito de letra,
y mordisco de fiera,
que deslicen décadas
que seguiré siendo yo mismo
entre grietas, entre esferas
quebradas y su olor
a flores desnudas,
que yo sé lo que hago
si no ni lo haría,
noche corría marcha atrás
esperaré su madrugada
soy taciturno con huerto de luna,
y siembro un quién contra mí,
estoy brotando,
no hay miedo yo soy el miedo,
fiera de esta hoguera,
llamada esperanza,
tengo una llave
y no soy cerrajero,
abro este corazón
y despierto su dragón,
hasta acabar de una tajada
con mi sana razón.
El Castellano
Cruzada ojera de luna
Había sentido
Bravura repleta
no tengo ojos
tengo lágrimas de cristal
al iris en belleza consumada
nadie te alza
tomas tu lugar merecido
jamas colmada
siempre rebosada
de lo bello a lo mejor
sembrado ojo por este ojo
me late me arde una simiente
para el campo de tu alma
vida yo vida no tengo
si no se dirige en mirada
a mi letana certera margarita
desde el 2008
jamás en súplica mecida
por este arrojo
en mi pecho sembrado,
viva y descubierta en este tajo
repleto de lo bello a lo bonito
de su interior decretado,
yo hombre de sangre
siembro este sortilegio
de espadas por si llego
a su alma
y liberar libro sus ataduras,
por soñar soñó la primavera
que mis flores eran de ella
yo reviento y exclamo
que son de Margarita bella
mi maestra en furor de espigas
nacida
solo tengo un corazón
y es suyo mi dama,
dama blanca
doncella escarchada
de esta vida a esta mi viña,
yo dulce muero despacio
por llenarla de esta dicha,
seguiré en pie porque ella
sigue viva enraizada en este latir
para yo con amplia voz decir
sin ella no hay vida ella es mi vida,
El Castellano
Negra noche sostiene
A veces me rompo,
a veces me pierdo,
y el mundo reverbera,
se extingue
por oscuras alas
enlutadas,
quieto,
más tranquilo
que un yerto,
hago mis miradas
a su pasado,
no me asustan
sus dulces espantos,
estoy nacido
del hierro de mi idea,
labrado al fulgor
transparente
de mis campos
de soledades,
es por este tiesto
que jamás abandono
lo que siento,
y que mi margarita
en vena me muerda,
trepe por mi vera,
hasta sentir que yo
estoy encumbrado de la fiera,
justo aquí justo allí
sólo para servir,
rayos y azares
de consecuencias,
como flores cabalgando estaciones,
al iris lunático sembrado,
hasta atravesar su corazón de cuarzo,
es por este azabache
por el que vive la noche,
suena de nuevo mi caligrafía,
y para esta lluvia
todo valía,
soterrado mi latido
queda decir
que consumado
estallaré sin cuantía
borbotones
que sangren esta luz
intransigente,
el Sol afligido
me nombrará su allegado,
hasta sangrar
retinas indiferentes,
hasta cabalgar sienes
y alientos helados
de espantos,
hasta yo trepar
de mis arañas en sus cuartos,
enterrando esta noche negra
dando inicio a mi condena
de vivir por ella,
porque valdrá la pena.
El Castellano
Las vidas que traigo yo
Era esta araña
como un Sol ferro con casa,
era como un encontrarse sin despedida,
por qué,
porque yo empiezo esta obra,
camino destrenzo este campo,
me desmigajan a mí
sus flores extasiadas de difunto,
para decirme
que lo suyo es de todas las estaciones,
como hacer el amor
con azares alados y soldados de los campos,
que su simiente no es vida de un día,
yo digno de admiración
digo que me adopten
pues soy familiar
así no tenga savia
tengo sangre carmín
y mi simiente escrita
dura lo mismo que dura
la tierra sosteniendo vida,
desnazco de la hoguera
al crepitar del rayo luminoso
no soy como él invencible,
pero me cincelo mas recto y recio
que un hierro de carne,
sotoventos atrás
las montañas hablan con la gente,
que sin ciudad no hay gobernante,
sin poesía no hay mundo ni creado ni
ni por crear,
más duro que los montes,
cabalgo esta letra
flamígera, extasiada,
al son de una espuela escrita en bronce,
digna del brillante metal puro,
para yo decir yo aquí
me he curtido y tejido duro.
El Castellano
Iris de los campos
Edición febrero 2017 original febrero 2016
Adormidera pulcra,
Amapola esquiva
nacías lejos de la tierra
que tú querías
la fe mudó sus caricias
el reino venía tejido
del destino florido
en la gesta del jacinto
en la flor abierta de la primavera
voló mi corazón a tu nido
derramada esperanza vistió
el por qué de un adiós
el lirio abrió al color
y la grama abrió en flor
flor de sangre
que regeneraba
el dolido destino
por la azucena
caminaba su olvido,
fiel del suspiro nacido
quedar el te amo en vilo
la orquídea colorada
aguardaba la fiel ordenanza
cuando un jardinero de versos
dejó su estampa en el papel
un colorín elevó su trino
para que un zorzal
lo alzara en su nido
todas las esperanzas
colmadas de un grillo,
al compás de tu paso
seguía la amapola en duelo
lejos de su tierra
que vio nacer el cielo,
caléndulas esposas del sol
se abrían a la sonrisa
de tu calma amanecida
para yo trenzarte
un beso en la mejilla
quedando las campanillas dormidas,
y las margaritas enrojecidas,
un te amo ardía.
El ascua se encendía
quedaba la sinfonía
de un tordo que visita,
el cielo abría
a sus coloridos jardines
plenos mudaba el grillo de sinfonía
la rosa colorada
dejaba su beso por si acaso
el viento llevara algo,
se hilaba un verso
para el cantar complejo
del baile de la rosa y el clavel masculino
mecida la sonrisa al viento
nacía la basta floresta de los patios
y entre sus escondidos lares un trébol
vertía cuatro hojas
al compás del Sol en su visita,
todo al resguardo de la bella caricia
y la ilusión dormida
que brillaba en tus retinas,
para yo dormirme
dentro de tus ojos.
Abriendo mis flores en son,
ese que hacía brillar los campos
en verde y marrón de un caracol,
relucía el brillo de un brezo,
desplegando su color
un tomillo en albor
por el plantago en flor,
todo lo que dejo
es todo lo que amo,
recuérdame en la flor
del cardo de la dama
me alzo a la altura de la rama
y el espliego amanece conmigo
para el romance del laurel
y el encuentro de la malva con la abeja,
todo el cielo se despeja,
canta la piedra en aspereza
que la vida se torna repleta,
de lo sencillo del musgo
al verde estramonio
con sus trompetas de los ángeles,
rueda la caricia que tu piel divisa,
el campo sin franca tapia ni verja
es dorado por mis sueños
que corren de la vereda a la rambla
fiel de esperanza
la azucena nocturna en flores marcha,
el olivo prendido de olivas
la encina sus bellotas mece
para el tejo guardar su muérdago,
la noche que llora azabache
y ojos de luciérnagas
todo queda prendido
del suelo en duelo
blandiéndose la luna sempiterna de nuevo
y mi verso alzando el vuelo,
queriendo acariciarte de nuevo
la noche que solo conoce la noche
tus ojos que solo conocen tus ojos
por los sueños nacidos vuelan los molinillos,
el monte deja a las carrascas
blandir el horizonte,
las flores a la abeja fabricar su miel,
la tierra se come a los cardos tras el verano,
la adormidera tu piel suscita
llegado el otoño y su caricia
fieles manzanillas abren sus margaritas
y los cardos en espinas
dejan paso a los jilgueros
del campo abierto para regar Ostara tus besos
se anuda un grillo y mi brillo
abriendo una flor
con forma de corazón
dejando paso a nuestro amor.
Con el sigilo de blancos álamos
al verdor de frescos pinos
se cierran todos los caminos
por si acaso vivo que sepa ella
que blindado a la cepa es mi sino,
en estas simientes
en estas verdes sienes
alzo mi latido,
que de madreselva fue vino,
y alzado parto mi destino,
hasta vivir en la mitad
de flor de esta caléndula sostenida,
enraízada en mi pecho,
que no canta
reverbera en esta fuente fría,
anhelando de Margarita su caricia,
porque no tiene despedida,
al fragor del ascua
jamás desquita su bella sinfonía,
de raíces y colores de albas,
hasta ser amada
por grises arañas.
El Castellano
Oscuro haz, luz sembrada
Larga sombra me abarca,
larga sombra me abraza,
larga sombra que me envuelve
yo quisiera meterla en un mundo más bello,
yo quisiera librarla de hielos que aguardan,
quisiera retornar a un mundo que era negro
sumergirme más profundo que los mares
y encontrar mis verdades,
yo quisiera fundirme fraguas de hierro
ser justicia izada de ser en luz intensa
pero ya no siento nada,
asolada mi estirpe con nombre agujereado,
yo camino descalzo sin miedo ni quietud,
sin estos clavos que me impusieron
camino lejos, lejos sin mi nombre
por si despierta mi azada
con la que sepultar al Miguel Esteban
que no nació todavía,
por si una dicha me aguarda,
no osarán en buscar portentos
a esta larga sombra que avanza,
no cambio sus males
solo servirla flores silvestres
así enamorada torne princesa de profundidades
hada dueña de la sombra,
hada fiel de embeleso en umbrales
por tragar esta mi tierra
que me avanza la despedida,
cuántos pájaros volaron
para ser único pájaro enfundado en trino,
rajado, ultrajado,
cuantas notas se escucharon
hasta ser estrofa de agua
por todos los que estuvieron,
al acecho yerto de esta sombra mía,
que no posee medida,
solo una senda deshaciendo lo trazado,
al firme astro alzo mi perplejo
por toda oscuridad que fusiló mi partida,
me apodero de este jardín
de mi sangre sembrado,
para latir en espejo asomado,
y que viva siempre siempre
esta sombra fría, vacía, llena en soledades,
completa sin tapiales, hueca de mi carne,
despeñada en vivencias soterradas,
que yo alzaré para sembrar en ella
esta vida que yo le debo a ella,
para que viva siempre mi luz
tejida con ella,
hasta erizarla
y que me responda
cuando nombre a la belleza.
Que sin ella queda sin aliento.
El Castellano
Agua de arteria
Déjame mirarte dentro de mis ojos
que yo limpio, sereno, yo pena ya no arrojo
hornea este fiel abrojo
que ya no sienta el pecho en rojo,
libre ajado de suave caricia
de endeble espina
solo te creará cosquilla.
Por estos lares insospechado,
por estos surcos sembrado,
de boca, pecho y guadaña,
sin su hoguera no es quien era,
déjame latir a espera
de vivir dentro de ti
como vives dentro de estos ajuares
de gato de hombre dichoso escarpado,
como siembra y su despertar en mayo,
libérame de ser quien no soy,
porque seré agudo, afilado
rizado como metáfora
en flecha de silencio,
yo por ti seré quien quiero ser,
tu orgullo tu inocente servidor
que solo posee estos ramilletes versados,
abriendo al verdor de todos los campos
hasta llenar tu dicha
del color de las flores de valle,
para vivir en esa orilla
en esa casita del río
llamado tu corazón mi señorita linda
mi amiga no puedo embellecer
la belleza es usted.
El Castellano
Vanguardia
I
Vanguardia
Oh vanguardia, tu azar,
no cabe en un hilo,
hendida, alzada,
de enhiesta flecha, clavada,
un ojal que surte grietas
en estas quietas esperanzas,
bañan y se bañan,
vuestras destrenzadas
primaveras.
II
Ocaso rendido
Ajuar del astro sostenido,
suspiro a media tinta,
del profuso, profano, pagano
horizonte malva y su abrojo lanzado,
clavado en el verdor
de mis silos,
otra noche traspuesta,
que se me escapa
por la rendija, entre barrotes helados,
de mi cortina.
III
Cañaveral prendido
Ríos bajan, dulces aromos
al frescor de albas derretidas,
fluye, vence su iris de plata,
espumas de blancos chopos
cabalgadas.
Frente de húmedas azadas,
lágrimas saciadas
del verdor de campos
cual guadañas,
y su casa será eterno sollozo
de hadas.
IV
Canto enterrado
Por ti mi alma,
cuervos rinden pleitesía de negra ala,
acequias no son grises yagas,
yo quien te da sangre,
tú mi hoguera que ni quimeras
alcanzan,
rendida jamás,
me alzas mi palabra
por cielos de espinas labradas,
siempre te quiero
verte florecer en este jardín de rosas
tus lindas alas,
de esta espiga te traigo la caricia,
de esta vida mi tiempo fusilado
sin despedida.
V
Soterrada vía
Alza resume y coharta
mi acequia verdadera,
sobre este famélico tren de espejos,
danza mi brío con fuerza e ímpetu
va que viene , desgasta,
la rienda enroscada en la espuela
de mi saliva verdadera,
como un azote de la noche
y su vieja escuela sangrando yagas de luz
silenciada en el regio hastío
de este rey lucero descansando su frío resplandor,
entre sus corajes sembrados.
VI
Sol de cristal
Oh lugh, invencible al crisol
de tus lenguas travesadas
fiel carrusel de rayos sin secuela
de su rizada espera,
blanca luz de tu vera,
entre compases que hielan,
a tu vespertino canto derriten, despiertan
tus mil llamas liberadas,
desnaces a la noche que aguarda,
oh Sol de mis soles,
acoge este iridiscente canto
en tu seno en mi pecho que te aguardo,
al fragor de serpientes frías,
al valor de fieras enardecidas,
bajo y bajaré para alcanzarte.
VII
Bocas de espuma
Libero ásperos aguaceros, vientos
de mi pueblo desierto,
me conducen a verte
mujer de flores entre horizontes
que escapan fugaces,
entre olas de colores,
yo con la ineptitud de estos antaños,
míos, dulces, inconclusos, repletos
en vasija de dolor sabor hondo
y alegría elaborada,
en campañas de etéreas travesías
donde el final eres tú,
un pétalo, una fuente y un ovillo.
VIII
Libero el nueve
Osadía de cerrojillos ciegos,
entre brillos asmáticos del corredor,
por este aspa, por este candado
vendo que regalo mi dicha consumada,
ojo del buen cazador,
matemático placer enjaulado,
por ojos abiertos,
por un pañuelo, donde secaba lágrimas
la hilandera,
destino abierto a la única primavera.
Afilaba surcos de hogueras
al final de la contienda,
mi letra y la parca efímera,
como pez en tierra.
IX
Del famélico trigo nacido
Reza que escapa, su luz en una botella,
al ocre deslizado se abría,
un parpadeo de la espiga,
un estupor que abriga,
y la rima fácil de tonto día,
liberarse puede de toda sangre
y ser hasta arena de la tierra,
de la espiga venidera nacido,
sólo al astro entiende,
desmenuza sus cuchillos,
afila su vida como aspa
enamorada de su tierra.
El Castellano
Por esta fuente fría
Resogo este empeño,
traspuesto a los fuegos
del hombre
y su cuerda,
pasa los tiempos llorando.
Diestro, ambivalente
en dirección umbría,
vive colgando huesos
de sus pestañas huecas,
bajo mis sombras,
cenizas laten,
la quebrada fluye,
un iris
de ojo negro
en estos pilares
de fuego
que me alzan
estaciones que correr
años que nacer
en tierra abierta.
Estrellas que matan,
mi aliento de piedra,
atravesando estos ojos
brota mi fértil lluvia.
Crepita mi dragón
en esta fuente fría
profundo,
arde su brillo
de oscuras alas,
retinas, un frente
la caída de esta falcata.
En este cerrado horizonte
rizado, expuesto, consumado,
mis soledades tejen.
Una encina
que lejos habla,
que cerca grita
yo soy por siempre,
eco que se rezoga
entre verdes valles
que teñidos
en furor de sangres.
Ay la tierra.
Ay de ella,
sé mi hundida victoria,
por este umbral
silente que marca
mi frente,
por este puente, por esta cepa,
el ruido es fulgente,
los ocres rinden
en colapsos de tules
iriscentes.
Cabalgaré el astro
traeré esta flor de luz
a Hipsípila,
de una montaña
a un dulce valle,
injertada la sombra
la vena late,
traigo la creada ascua,
por si reverbera,
sobre un tiempo muerto
en el que no dolía
esta rivera.
El Castellano
Solitudes, procesionarias descendientes
Alma vuela entre aciagas espadas,
de flamígeros astros
y su radiante, desnuda compostura,
ancla etéreo gozo
cuando soy de mi sombra
y la sombra es de mí
como proyección de mi luz,
como condena a ser siempre yo,
quien partió su destino por la mitad
para disfrutar por doble vez,
devuélveme a la vida
me siento más vivo que ella,
puedo sentir un puente de la distancia,
alzo radiantes esferas
el sueño y su verdad
entre solitudes heladas,
su fuego azul y mi enervada amplitud,
lluvia cae y sólo puedo soñar que soy gota
para deslizarme para fluir
esperando evaporación,
ángeles atrás soy más pleno
que la sangre en mi vena,
esperando que mi sombra
se haga luz y su luz centellee a borbotones,
de que soy pleno, digno, como el crepitar del rayo,
como el gemido de la tormenta,
como una vida relamiéndose el alma,
cuánto tengo, cuánto deseo
pregunta si me falta algo
a mi estampa repleta, recia,
materializada de mí,
clávame filos y luces
yo soy la noche,
siente la noche de mí,
sin astros, sin lunas argénteas,
soy la noche de mi recipiente de sangre,
cruel metamorfosis
de crisálida superior llamada carne,
brotarán simientes
brotarán estos rayos de aura,
todo lo que sembré en mi interior
brotará abriendo mi virtud descendiente,
mi bondad,
la gentileza en aspas,
el fuego de pasión,
la máquina de este corazón,
hago libre el dulce suplicio invernado,
y su tormento nacarado,
mi poder intangible,
mi soledad incombustible,
yo quiero decir:
-Hay luz en mi hogar.
Océanos abiertos donde resurgir,
todos los días que te esperé
hasta hoy decir:
Te seguiré esperando
porque sin ti no puedo finalizar
no puedo salir,
de esta metamorfosis ni de esta larva,
la que no se arrepentirá en los jamases
de devorarte completa mi mujer,
y algo que elegir
de esta edad que no se elige
el sosiego, la calma
que perderás conmigo,
para yo sembrarte la felicidad,
energía de este tren de suspiros
y procesionarias.
El Castellano
Hombre lejano yo
Hoy abre su pupila
una mirada energizada,
abre mi retina mi profunda luz,
clavando en mi mitad
una serena claridad
radiante, profusa, abierta,
mi destino danza en las sombras
mi ser de luz estalla al fragor
de esta luna apagada
y su eclipse de penumbra,
de umbral nacido
en madre oscuridad,
y su latido que alcanza el soñar,
de mi vieja escuela,
párpado en ocasos sembrados,
cabalgo a la novena estrella
por si yo la alzo a ella,
recuerda tu creencia,
desnudo su ámbito en mi hoguera,
abre la puerta,
pasará mi resguardo efímero,
su disparo de letra,
surcaré tu infierno,
te rescataré
en un beso,
sí yo seré grande como el sol,
mi cuclillo te dirá
sentidos granates me trepan,
porque soy mentira,
soy tu mentira rizada
de que no puedes ser feliz,
y que este alma lata,
necesito el brillo,
romper la línea,
avanzar mis filas,
seré resquemor y sangre de espiga
en tu pelo,
seré yo sin prejuicio,
orgullo, beldad y mentira,
realidad y sueño en la grieta
de tu razón,
seré afilado como el corazón,
orgullo, honor de este clavo
sin tijereta de espejos
sin casa, sin caracol
que no sea amarte sin razón
porque mi razón soñó
desde que te encontró,
al fragor de ascuas preguntó
si el destino clavó
y yo desentierro hasta el miedo,
por qué no puedo osar su furor espigado,
por qué mundo
por qué me tengo que conformar
con ser hombre de lejanía
que siembra sus silencios
en su huerto de luces y rayos
de luna, seré el espejo derretido
carne de imagen consentida,
acércame la caricia,
mi mundo desvanece en letanía,
quema mi petición fumando el cigarro,
y que esta ventana me arranque el alba,
espectro soy
del vivo silencio enjaulado,
mi ternura consume el Sol,
por esta reja,
por esta cerca,
por este tapial,
mi yedra nace
para más alto escalar,
esta fiel atadura cristalina
sulfura, visita la inquieta estampa
azogada en énfasis de su compostura,
para nunca olvidar
para nunca más pronunciar
mi propia lejanía.
El Castellano
Brotando de raíz
Dentro miro, florece el álveo,
un iris marcado, trenzado en espiras
fuego y su volátil marca de luz,
si nacer acaso partirse pueda,
sería una hoguera de purpúreas
y negras llamas, sería un camino denso,
como el crepitar de la forja
duro y endeble, maleable y quebradizo,
fulgente y voraz,
al encuentro de mi nuevo crepitar,
y volver a nacer del fuego
con su lengua que me sostiene
como la primavera a las flores,
desnazco hoy para volver a morir
y crearme de la nada,
ni la espada más aguda podrá
guardarme el filo,
agudo y ágil, duro de escarpia helada,
ojo de mi ojo,
carne de mi azada,
sol de los campos,
agujero de luz,
alma sin nombre ni alarde,
lo siento mundo
soy invencible,
de mi pestaña nació una nube
lloró tinta, mi sangre esquiva,
he creado vida
sembré un alarido de simiente,
le contestaron el verdor y énfasis
floreciendo silvestres caléndulas
un latido me alza
partiendo sombras,
soy pleno, completo,
y nombre puse a ellas,
tenían sabor a bellas hadas,
brilla este agujero del cielo,
cuelgo mis suspiros en verso
acaso bajaran,
pozo de mis recuerdos
en verde musgo
mi fantasma muerdo,
de una espiga floreció su vida,
de una espiga traigo la sangre,
de una espiga ríe el granate,
ocasos ocres, misterios en copas azules,
me bebe su cuello
la esencia erizada,
la belleza desmenuzada,
por el dragón de mi fría fuente,
no me verá caer la lluvia,
sólo ella y a su poder
alzo esta tinaja,
inmortal me lleva la acequia,
su verde limpio, sus florestas destapadas,
me bailan rizándose en mi pecho,
sus venas labradas
entre su cuerpo de tierra,
no me pisarán nunca jamás
mis luces sembradas
de mis caléndulas arvensis,
mis silvestres flores de difunto
con las que recuerdo
que la vida
es más corta
que el paso de la muerte.
El Castellano
Acampado macizo, verso y entraña
Señor sentido granate,
violeta malva
de este sueño cabalgado,
vuelvo a ser yo
en la sombra de tu corazón,
quieto en las aguas
silvestres aguas
vida para ser libre,
miradas a un pasado
que se hunde
que emerge en las bocas
era yo ese yunque atravesado
de este alma que no elegí.
Compostura arde
el ojo y cabeza de la aguja,
compitiendo conmigo
destrenzando la sangre
de este horizonte estirado,
parco, exasperado,
todo cuelga del astro,
yo no estoy despierto,
esta vida derrite
mi osadía de cuervo,
por lo que quedó sin decir,
tus mentiras eran erroneas
de un océano abierto,
este lo cruza mi hombro.
Este invierno grita en frío,
mi vida comienza a sonar,
todo empieza hoy,
mentiras lejanas
verdades silenciadas,
vida del humo en esta espada,
en esta esfera desdoblada
soy yo quien habla,
de sus lagartijas refugiadas,
estoy haciendo
una creacion del rayo de sol,
atravesado por mi línea,
esculpiendo abrojos,
de clavos irisorios,
Yo hablé con el fuego
dijo estoy creando sombras,
sigo vivo en esta hoguera,
con este destino criminal
de crear el demonio que baila,
rodeando mi cara,
este crisol de cuchillo
y esta escarpia acrisola,
encargado soy
de abrir la acequia
sí de mi tiempo,
a veces quieto,
a veces sin vuelta atrás.
Nací de una almendra
estoy más estable
que una semilla,
sin brotes de mí.
Dime árbol mío
si todo lo dí
en qué fallé
yo nada esperé
y solo tuve cariño de una sombra,
que me habla en poesía.
Seguiré mi curso sin mi nombre,
y que mi sangre sea que abre
en claridad de todas
las flores del valle.
La vida se pasa mejor en compañía
si no es así
que el arte me envuelva
en su ala caída,
yo fiel lo elevaré,
alzaré fines y comienzos
de su letra y piel,
lloveré noches con poesía,
sembraré versos como puñales,
la sed querrá beberme a mí.
Ni superior más que la perfección
yo tendré,
estallaré el gozo
en la retina
de mi despierto Lucifer,
para esta vida
y todos mis gritos
que vengan.
Yo seré el árbol de mis cenizas
alzado, enarbolado.
Sagrado.
El Castellano
Sangre, timón y vela
Aguardo, tiempo atrás
mi sombra volvía luz,
esperando el momento de nuevo,
de cruzar la línea
dentro de la noche otra vez,
todo lo anhelado
todo lo cruzado
frente a mis ojos está,
detengo el horizonte
agoto espirales, sueño alto,
todo lo conseguí en su mano,
aguja de esta aguja que abre,
y soñó conmigo su primavera,
que era la primera,
hablaba la margarita,
bajo estos pies
tierra siente,
bajo los pies la sombra
latiendo está,
lejos cruzo la senda
y el nervio se afila cual cuchillo,
metales de metales hieren, voltean
este surco labrado del ansia,
un soplo y se difuminó
un soplo y se dibujó
su estampa quieta, etérea, inamovible,
cual ascua de llama que no se consume,
carne sin carne
sólo piel de mi deseo, perpétuo
avanzaba sin aspa
me encontré con mi templanza
era mi camino
era mi ascua.
II
Esta es la luz, siéntela
lanzándose afuera,
cruza mi barrera
polvo de estrellas,
cada día estampa quieta,
cree, viva esta materia,
quédate, mueve líneas,
avanza filas,
nunca te dejaré marchar,
vida para el vivo
y nunca morirás,
no te lo permito
mejorará tu huella escrita
vivirá este haz,
cada día, cada momento
eres lo que siento
algo para nunca olvidarlo,
escalando este sol,
corriendo este alma
espejos y cristales tiernos,
un cuarzo de lustre olvidado,
pasados, antaños atrás,
un día amarás decir
he resurgido de mis cenizas
de quien yo era,
buscando paz,
sosiego rizado cabalgo,
nada torna lejano
resurgiendo contigo,
palabra y torna vida
esta azahara de azares traspuestos,
al brillo a esta escarcha que me habita,
es el final del miedo desenterrado,
morderé la estrella,
perderé mi control
encontraré mi camino
dentro de la luz
fuera de la noche,
rompiendo, quebrando,
alzando, alzándome,
y no me detendrás sin tus brazos,
mantenme fuera, nunca podrás
sin tus brazos
sin tu abrazo.
III
Estados de tu mente,
que estoy esperando resplandezcan,
muchas noches
en vela, con timón y pluma,
todo comienza a sonar,
la lluvia baja arriba,
es la vía que la mentira se marcha,
camino mi manera
estudio el ocaso,
comienza, se abre la tijera del cielo
para ser hoy todo lo que quiero,
me mantendré a solas por ti,
así me lo clava la sangre,
que aguarda
que dibuja todos los cuadros
de mi creencia,
de mi serenidad,
no puedo ver el blanco sin ti,
todas las retinas para mirar,
pero solo este corazón
para sentir.
El Castellano
Retina de ocaso sostenido
Febrero 2016
No me desanimé,
estoy flotando hasta la luna,
mi soledad está comiendo mi tiempo nervioso,
y por la mano estoy caminando solo esta tierra.
Un cuchillo de hierro se eleva,
para estos sentimientos sueltos.
Oscura mi vida,
con ella nada de ella es posible
en mi mente
esta clase de locura
corriendo por
luchando por el acero,
descubre mi falta
desatendiendo mi muelle,
una vez más
no me despiertes
sólo recuerda lo que dije,
no me despiertes
no puedo sentir en este silencio,
si usted está allí,
estoy muerto.
Nunca ha sido tan fuerte,
sólo recuerda quien envié,
solo recuerda quien era yo.
No me rompas,
La luna, las estrellas que estoy tocando,
para descubrirme
para descubrir que no me siento de nuevo,
soy dulce perdida
en mi camino,
descubro que estoy muerto.
Levántenme hasta los insensibles,
abajo orando los cielos,
el producto es mi vida silenciosa
hasta las noches oscuras
de dolores,
la única diferencia entre tú y yo
me siento en la noche oscura
porque mis ojos no se abren
y ver mi vida en negro,
estoy muerto por este tiempo silencioso,
respalda tus sentimientos,
no camino más tiempo,
y miro mi tiempo,
disparar y disparar la luz.
Sólo tú eres sólo yo,
la línea es para siempre,
en sumisión,
ardiendo el infierno
rodeando mi vida otra vez,
ocaso acolchado de la primavera,
es hora del grito otra vez,
para este cielo,
todas las esperanzas que llegan a la tierra,
río de mi sentido,
ángel congelado
yo soy el hombre
hermosas mentiras de ti
crece tu corazón
dentro de mi cabeza,
nacido de nuevo,
llama a mi puerto para cerrar,
tú eres mi mar y mi barco,
alcance silencioso, imaginas todo,
travesía cerca, un cauce de sangre
estoy comenzando ésta,
puede sostener mis brazos,
la noche vuelve a sonar,
mi tiempo de matar el dulce tormento
de dolor,
y mi ternura flotando por,
actualizo mi destino,
yo soy para siempre,
soy tu calor
estoy caminando por tu calle,
abiertos estos cielos y su calma,
volar otra vez dentro de mi cerebro,
se bebe sangre
por mi vampiro en la vena
ojos bonitos,
hermosa boca
es tiempo para la eternidad,
yo soy para siempre,
pasado mi tiempo en la piedra,
ojo roto en el hielo,
mis ojos en el fuego,
queman el cielo de nuevo,
voy a su aliento,
voy a su fuerza,
ojo ciego
mi silencioso sueño de ti,
mi espíritu vuela de nuevo,
agua, fuego, tierra, viento
mi alma está creando un nuevo reino,
lleno, sombras caminan sin parar
es mi poder de la luz
dentro de esta noche.
perdón siempre lo haré en tu sangre.
El Castellano
Umbral al destierro
La sombra salta,
se acurruca en el crujido
de este hueso,
nace un campo de espinas
dentro mi último filo proscrito,
y se va a las filas,
sonriente fulgor entre sienes,
sopla y sopla
no borrarás mi sombra,
se construye el puente
de los ojos abiertos,
espinas atrás te recuerdo,
puedes encontrarme
en la sangre sin vena,
en el café de mi destino iluso,
sopla y sopla
no alcanzarás mi oscuridad,
alzo este mi parco latido,
cumbre tras cumbre deshojado,
clavando su rosa y su cuchillo,
estampas del viento
entre párpados del aire,
vente a la negra estación,
este invierno azul se escapa,
entre pájaros dormidos,
entre riñones de nubes,
y soles de cerilla,
abro esta legaña
justo para llegar
donde el tiempo acaba,
y se marca la noche sin luna,
un descampado en el cielo,
una espiga
y una flor de sangre,
complemento perfecto
de este alarde,
una nota fugaz,
al compás de un transparente trino,
arde un sí bemol,
barreras esquivas
y su caracol de espejos,
mátame silencio si puedes
ya estoy muerto clavado en tu vientre,
azoga un vibrar de la soga,
otro miedo que colgar
sí del pescuezo,
temple de mi sinfonía,
el frío me está llevando
este laborar sin panal
me deshace,
quién viene a esta rueda,
llamada incógnita,
atraviesa conmigo
el centro de la llama,
abrirán centellas
sus pestañas iridiscentes,
por toboganes de luces desteñidas,
tantas mentiras eran cercanas,
adiós color, adiós flor,
apuñalo tus lucientes
hasta encontrar retinas de ojos navegantes,
esos por los que el brillo está desnudo,
y la razón vive en un capullo.
El Castellano
Crisol afilado
Un iris vespertino
que huye, escapa, se esconde
entre fugaces simas
que acrisola.
Late en compás de labriegos
marchados del aura,
de su iris compañero
sortilegio de destellos sin alba,
listado irisado de surcos de latido
militancia fulgente entre rayos
de enerbado tornasol,
naciendo su vena tornasola,
como parpadeo de cuchillos
en el que habitar tu mirada,
algo que anclar a tu sonrisa,
sin prisa sin ancla
mas que esta letra,
más que unos ojos de infinito horizonte,
es un amor que resplandece,
y por tus labios crece,
cumbre de mi filo
bastión de solares
donde el sol eres tú
mi Lobaluna.
Que yo soy hijo del mar
de tu boca,
rezando en el borde
del renglón,
cantando con un cuclillo
que si la tierra se hunde
y el mar se cierra
viviré en tu entraña,
como olmo de tu márgen húmedo.
entre solitudes fervientes
y acuarelas de cielo
elevaré mi te amo
por si baja y seas tú
quien lo escuche,
atravieso océanos
dejame ser como el último intento de la ola,
y sembrar tu tez con mis versos de espuma,
afila mi limadura,
salta un corcel de vientos escarchados,
un destino sin piel ni tela
un marco alzarme
en su corazón desvencijado,
ser como el rocío primero
en quedarme en sus labios.
El Castellano
Grilletes de alma
30 de enero de 2013 a las 11:00 ·
Amanecer despierto
en este horizonte de fuego,
como demonio antiguo
avanzo tu cuerpo
en tu pupila me deslumbro
sigo el camino de las rosas
en sangre su esencia de amor
me ahogo en el dulce tormento
que desvelaron tus labios,
tus caricias arropan mi sentimiento,
como condena
no encontrarte de nuevo
en este arrullo no huyo
en los latidos estallo
y la estrella quema el desvelo
de noches y noches soñando tu cuerpo,
hoy en tus mares fluyo,
hoy de tu calma me apodero
para nunca más ser sombra del pasado,
como la malva enraiza la tierra yerma
en tu recuerdo entierro
mi mayor ilusión
esa que nunca te abandonó,
si miras dentro de tu interior
allí estaré amor entonando
mi canción de amor
a las lunas sempiternas
que envolvieron tu ausencia corazón,
soledad con oscuridad
clama la espina de mi corazón ,
en la roja sábana de tu calor
quiero anidar mi ilusión,
anhelos como cuchillos clavados
en el cielo de recuerdos
horizonte gris que baña
este el mío cuerpo
a la cuarta campanada de las doce
en su mirada tiembla el mañana
quiere tu sonrisa amanecida
en mis labios descrita
como los rayos de sol de tus cabellos
y los pajarritos cantarán
en nuestra ventana
trayendo los amores imposibles
que separados nunca soltaron
el primer desvelo de sangre
enamorada del corazón,
hoy canto a esta sangre mi dolor,
años pasan despacio
a golpes de silencio luchando
con la templanza
luchando a golpe de olvido
separando nuestro destino
que se unió por un beso
y donde no llegué a entender
perdí las flores de tu piel,
caballero sediento en las batallas del ayer
como el inicio del sentimiento
vuela y gira por mi mente
como encontrarte siempre resplandeciente,
he venido a hierro a matar este silencio
he venido a beber las amapolas de tus labios
a decirte que recuerdo el sabor a fresa
de tu pintalabios,
a que en mis noches
quiero sacarte de mis ojos para tenerte,
y la sabana fría se viste de tu melodía
llega el violeta en su caricia
su voz del alma hecha súplica
de tu caricia,
grillete y cadena de mi espíritu
a amarte eternamente
hasta el final del latido
donde mi silencio se haga eco eterno
de tu recuerdo,
y la hiedra y cicutas envuelvan mi cuerpo
aquí quedará escrito este amor
que en dificultad
y sin saber años y años de tu mirar
late igual que ayer
por ver junto a mí tu caminar.
Te amo quizás sea algo
que nunca cambiará.
നുന്ചാ അസുമിര്ഇ മി ഫൈനല്
പൊര്ഖുഎ ടെ അമോ ടെ വെര്ദാദ്.
El Castellano y Leannan-Sidhe
Aura acompasada
Azar provocado,
algún día despertaré
para construirme a tu lado.
La tierra plañirá
soles descalzos
a llenar con la imagen
de tu vera,
los ocres abandonados
lucirán verdes,
rayos de esperanza
habitarán los ojos
del lobo amor,
las fauces sigilosas
saciarán el hambre
de firmamentos sin ocaso,
el ser crecerá como espiga
que florece a tu lado,
no habrá dicha sin caricia.
Ni versos sin corazón,
mi sangre clama
que fada,
mujer de flores silvestres,
mi ser te ama y llama
en hoguera
de retina encumbrada,
entre los campos
que la razón tiñó
en flor,
por si despacio
enraízaran tu ilusión,
deslumbran
auras bellas irisadas
al fragor de ondas
bailando tu interior,
me derrito este día
para alzar un grito
de azul espada
hasta cortar el cielo
a mi amada fada.
El Castellano
Ángel soterrado
Fiel compás en tierra desvencijada
ojos en llamas, clavícula listada,
alas en cobre ancladas,
soturna puerta
de la inocencia marcada,
en sal y cal derrama
lágrimas de oscuridad asolada,
una espera en la que cae el sueño,
desvalidos sentidos ciegos,
idea luminosa que se acerca,
clavos en rojo de vida,
cuadros de felicidad perdida,
aberración con patas cabrías,
guardián de los ojos de la libertad,
tiempo descendido marcha atrás,
dignidad en las profundidades
del hombre, y su cueva
de ojos grises,
es un sentido que ya no agitan
las alas,
murciélagos errantes
en atisbo de libertad,
ojos de polilla sin la era lumínica,
se expande un sombrío
caballito del diablo,
la oscuridad reina ahora
en las fauces
del tiempo dormido.
El Castellano
Hoguera en alarde sin ascua
Brazos del tiempo, lejanos
un iris abierto a la escarcha escarlata,
brillos encendidos de un ayer
y su tijereta subordinada,
sujeto a la sombra
de su cadáver de luz,
no puedo creer este invierno
que se esfuma helando el miedo,
lluvia cayendo hacia arriba,
se afila mi avenida,
qué es lo que comienza,
otro grito excomulgado
afila la grieta de mi pared,
estados de mi línea a solas,
cremación de lo vivido en una hoja,
mi ciego sol
ya no se alza en su albor,
nubes volvieron
al destierro de mi despierto,
romance oscuro entre nubes de plomo,
soy libre y cada noche que vence
a la siguiente,
soplos de sangre férrea caricia,
atrás estoy alzándome
una vez en la vida,
generación ciega
rinde tu bandera
mi linde no posee dueño,
lo que crece vaporea su eje en libertad,
las abejas son servidoras de las flores,
la montaña escala y raja
al horizonte pulido de aspas,
firmamento recto en ocaso de malvas,
puedo escuchar
el laborar de los molinos del alba,
por mi silo noctámbulo dormido
se alza el trino
de mi vieja escuela,
caminando por las calles de enero
de este año nuevo redondo,
un crepitar sin transeúntes
sudores de semáforos,
escaparates de sienes rizadas,
destilerías en venas,
compás de las gentes
tejidas en alambres,
cómo cerrar el oscuro suplicio,
habrá que volver a comenzar,
abro el sendero
se ciñe mi espiga
en flor de caricia desangelada,
en tu mentira yo estoy
y voy a estar hasta el fin
del señor tiempo.
El Castellano
Drama en azabache
Subordinado al silencio
esculpido, es una torre
donde colgaban mis sueños
rizando versos,
abiertos en oscuros caminillos,
y dulces pestañas insomnes,
era una jauría abriendo
sus fauces,
un crepitar sin trino,
afilando un estornino,
soñaba la ola
que el rompiente
acaba en su azul espuma,
jugaban mis dolores
en un patio de perdices,
babeaba el caracol
pleno como si no tuviera
preocupación,
mientras marchaba la helada
los parajes que dejan
vellos como escarpias,
allá donde caléndulas silvestres
dejan el amarillo del suelo,
hormigas contentas
por la cosecha pasada,
un mirlo que es amigo mío,
dice que el cielo siempre
es el mismo,
el solar de la era
escampa sus brotes del verde
asesinando a los ocres,
al resurgir de las estaciones,
quise sembrarme
como se siembran
las malezas solas,
como una plantula era
aguardando mi primavera,
que me regocijase
la paz y el sosiego
de sentirme con vida
en este planeta tierra,
mejor que vivir estando muerto
y que lombrices cuiden mis versos,
muero estando vivo
sembrando mi aliento
allá donde miro,
y que alambres cuelguen
esquelas ajenas
que sé donde voy
y no es rumbo a fallecer,
recuerde el tiempo
sus espirales afligidas
y estas cuchillas
que trasquilan la temperatura
de este invierno
que no nací olvidado.
El olvido fue que se olvidó
a sí mismo,
y era de grama el nido,
sostenido este granate
de párpado azabache
era o no es, el silencio
de mi noche.
El Castellano
Rizada espira
Afilada esta araña
esparce el verso de espuma,
entre una fiel madriguera
de la letra y una despedida yerta,
acicala sílabas,
en el herbor de la sombra,
puede verse el ocaso nacarado,
arrastrándose la idea,
vengo sediento
por el oscuro túnel,
que todo se hace verdad,
una alimaña me brota la garganta,
hilvana que hilvana
mi sentir preso de la montaña,
al verdor de enebros
y sotos sin lengua,
todo lo dije y no dije nada,
congelada la mañana
quedaba construir un paso
furtivo del cielo que sujetaba,
llegaba la hora
de enterrar mis abrojos,
por si despertaran de ojos verdes,
blanca la idea conoció
un suspiro de tres caras,
estaba en el bando equivocado,
el cigarro se consumía sonriendo,
el frío era frío por así verlo,
todo se retorcía
y quería volver a comenzar,
vamos eres libre,
eres brotado de mi aliento,
si tienes suerte no te enterrarán
ojos incáutos en su pozo de olvido,
puedes oír y soñar
como sueñan las fuentes
que son boca,
como la primavera sueña
que las flores son sus hijas,
levántate y alza estas penas
y su recámara,
que estamos casi a un mes
de conocer la flor,
de mantener a la derecha la vida,
de romper la línea,
te encontré, desgañitada la siembra,
era un partir sin mirar atrás,
brazos de hoguera
con el ascua rizándote la cabellera.
Oscura luz goteándome la tez,
un segundo de largo
y sonó un redondeado afligido
entonaban entre alambres
las sonatinas y su amarilla fauce.
El Castellano
Carne de metal
Estridente,
vuela que en su compás
se borra, verde zozobra
al caos que ahoga,
fulgurada, metálica
clavos que ahonda,
sensación del cloro
deslizado,
en un patio de cristal,
escondidos gritos
avocan su perdición
de humo,
entre colchones
del sueño
que llaman
a la siembra
de los cuerpos rendidos,
etéreas sábanas
que portan profusa forma
sin ser más que ella,
todo viene y se va
rumbo al destino informe
de la saeta dormida,
clavo este ciempiés
de una almohada,
yerta iracunda
despierta mi gripe
y su migraña,
algo que alimentar
bocas aparte,
habrá que hinchar
el pétalo de su flor,
a sílaba, verso, entraña,
me sobresalta su mirada,
hay que encender el ascua,
este fuelle de vida
aún me cuesta la estampa,
enamorado fuelle inusitado,
cabalgo hoy el astro,
encierro rayos en un jarro,
para esta tierra yerma,
helada,
germinen mis simientes
enamoradas
y enraícen sueños por cumplir,
al sueño del estornino,
grajee mi pico corvo,
corvino de cuervo ensamblado,
ven a mi manera,
la adelfa muere
al crepitar de la yedra,
y la oscura campanula del día
abre con azucenas de otro campo,
este surco que lleva mi sangre
se vence y me vence,
cogeré del tiempo la azada,
y sacaré terrones de disgustos
que tornaban y me acompañaban,
no había elixir sin ella, mi pena,
soslayada,
tentaciones
me cuelgan de las pestañas
de mi inocencia,
otra licencia
a conducir las carreteras
de mis versos,
fiel enjambre de pasajeros
de los campos
de la idea.
El Castellano
Solar entre clavos
Iris deslizado
entre grises hastíos
que me hacen hombre,
hombre en fin
de tijeras y clavos
iriscentes,
no cambio mi estampa,
entre verdes fulgores
a todo lo que crepita
sin nombre,
agujereada tela
estos años dulces de cuervo,
con ineptitud de sangre,
forrajes me tiñen la vista
enferma,
para no saber quien ser,
solamente ser
un crujido
de mi parca mecedora,
que lenta acampa y cabalga
flores de tiempo en mi espalda,
es una noche que grita
que se acabó la luz,
obscura tiniebla
del compás marcado
entre mi coraje y mi blanca piel,
como un párpado desnudo,
y una alimaña de verbo despierto,
quise conocer a mi descendido
aliento entre nubes de plomo,
mi diestro zigzag
mostraba sus pestañas somnolientas,
con el ardor de mil fuentes,
cabalgo esta hendidura
abotonando mi deseo
con solapa y tapa dura,
gentes que ya destierro
y no cabalgan mi idea,
venzo mi granate iluso,
otra despedida
que clavar sin elevada desquicia,
rosácea calma nacida,
entre un tejer de arañas,
vendrá a mí la dulce quimera
enardecida,
que viva
hará caricia
a todas las albas
de mis letras despiertas.
El Castellano
Camino de escarcha
Mantenme en destilación,
es este un real camino,
un abejorro que vive lejos
y posa siempre en las flores,
como quietudes de las estaciones,
resquicios de real amante
de sus estambres,
abierta mi blanca estación,
y su escarcha que inverna,
verdadero amor a tu flor,
camino los lindes del verso
por si acaso descubro
su pólen ese que dejan tus ojos,
caminos de grava,
rajada caricia de helada vida,
entra en mi granero del sueño,
entre este manto
de lo que se alza sin dueño.
Corre mi amor
por veredas de torcaces,
y perdigones entre espartos
del monte.
agrieta el linde a mi paso,
necesito acompañarlo de tus pasos,
en religiosa procesión
de anhelos clavados,
en este baldío
se riza mi sino,
en compañía de la espiga,
que siembra mi guadaña,
respiro la jara,
y se abre la añoranza
entre espinos clavados sin ala,
tiembla este granate de sangre,
rezando a este Sol de invierno,
me dé el fulgor de estrellas,
risueña mi dama
trenzando sus cabellos,
entre esta solitud
que ya nunca nos separa.
El Castellano
Ramblas de sueño
Resumo que venzo
agravios y destellos flamígeros.
Hago diestro empeño
en esta casa de arañas
Por la grieta del álamo blanco,
arañas grises me cuentan
de la estación perdida
entre hilos y retales
del hambre.
Escribo a este reposo
que hace el amor
con las heridas del chopo,
grieta acicalada
por entre notas
del viento y su calma,
sueños temblorosos
crepita su carne de madera,
al calor que retuerce
el astro verdadero.
La tierra deja cicatrices heladas,
se yergue la caléndula
en complacencia de espíritus
de carne de arena.
Es mi torre una estatua bella,
fulgores rizados entre blancas sienes,
con el sigilo de carcoma
vendo mi ayer que se desploma,
Agujerea, crepita, chirría
mi yunque despierto
clavando este pertinaz dolor,
que si lo sacara cantara de un amor
entre venas.
Parto el cristal de mi suerte
por si afilo mi destino,
mi existencia queda en invierno
alamán del nervio
ese que pasa la puerta
del negro lirio,
mi alma partiendo almendras,
desde mi sol dibujado
a esta luna de azúcar,
Soy reflejo de mi sombra
un esmero de la tinta,
si mi vida fuera papel
No habría tinta
para escribir
lo fuerte
que late sin valde ,
al suelo de la encina
abre su fauce
la hormiga léon,
tiempo burlado por cortezas
vivas, desprendida
mi soledad, vuelve
el oscuro, tenue soldado
alado, este suplicio abotonado.
El Castellano
Registro soterrado
Resopla, para y se piensa,
por pensarse
nació una lombriz azulada,
buscaba su escondrijo húmedo
de la idea,
se aleteaba
como gusano floreciente
haciendo alarde,
él sentado en el trigo
de su verso
no se vio la espalda
llena de abejas
de pensamientos típicos
de su vida parada,
como reposo de barcas.
El puerto roncheaba
oscuros rayos,
era el letargo de su espera
cabalgada sin vergüenzura
no más románticos cigarros
todos se tornaban
en el uno idéntico
llamado vicio,
el alacrán de su mente
corría feliz o eso creía,
sin tener nadie que lo pisara,
surcos se abrían
en el barbecho soñado
de su dama
que ya era imagen de hoguera,
yerma vida la estampa
que colgaba del poste,
un señero quieto se afilaba
con el viento.
Beba sus penas
en taza de café a temperatura
de la helada que rondaba
lo bonito detenido,
eche el anzuelo en el lago realidad
por si muerde la quimera
Diosa enajenada virtud de virtudes,
arrastré mi pan de celiaco
por su cara y mordí su boca
con suavidad sin dientes,
quería navegar su lengua
otra noche tiznada
de reposos dementes,
cogí las riendas de mi azar
desbocado, rumbo a sus piernas,
amaneció la dicha de estar acompañado,
al último suplicio del espectro engalanado,
gira mi cabeza
que sale un estornino de mi barba,
era este un acre de calaveras
que vestir,
estaba la sonrisa
de todos los tonos sentimentales
de la cara larga,
avanza que da vida
mi escolopendra patidifusa
del millón de espantos,
era un patio de orugas
el caminado por mi salvaje esperpento
difuminado,
un rincón donde clavar la lanza
que nunca sonríe,
caminan dentro, caminan fuera,
más patas que ojos,
sentido inerte de la fiera
por tornar polilla,
y sus pavimentos de la estrella
acolchada de ella
mi almohada.
El Castellano
Cauce en flor
Inconcluso azar
flor de azahares
en estos cauces
de venas hirientes
parco compás silente,
estalactitas de este amor
fulgente, evanescente,
con surco de mi sangre
caliente.
Su hechizo de piel
que me abruma la hiel.
Colorines me silban
su quietud,
colorada, furtiva
en la pulcritud
de sus mejillas
al alba de mis deseos
nacidas.
Enajenada mi estrella
queda sembrar el cielo
con margaritas,
y vestir el astro de traje
para nuestro encuentro
que viene y avanza
mi adentro
queriendo y siendo
el primero.
Un flamígero capítulo
de mi sanguínea vida
al fragor de simientes
que germinan
nuestro ensortijado cauce
de nuestro albor,
engalanado
en un molinillo diente de león.
El Castellano
Brillante oscuridad
Despedía el día
la porfía de una melodía
una balada por Belcebú,
el pasillo se abría
cruzaba las calles heladas
de enero y su cuero,
danzaban las sombras
entre el descampado
donde las casas eran malas yerbas,
malas por qué
acaso lo bueno es el humo
de un coche,
cuando ellas en primavera,
arrastran las penas
con su fragancia
a mujeres desnudas,
miro dentro de mí
pregunto por qué todo
torna azabache,
habitan cuervos mis ojos,
ya no hay precipicios
en mi mente,
que se dibuja de ladrillo,
miro al cielo
que todo parece una cueva,
acaso ya bajas,
sigue tu curso de Dios personal,
que te seguirá cómodo,
el bajo cero ciñe su lustre,
mi sentimiento afligido
hoy canta con mis dolores,
con rezos fugaces
alargando la noche
teñida en el ojo de mi despierto,
porque me cansa
esta fébril, verde, emplomada
mosca impuesta medicamentosa,
hombre en el acre oscuro
por encontrar mi decencia,
estoy colgando del párpado
de la quietud noctámbula,
yo no estoy escribiendo,
soy un vuelo
sí de murciélago,
vendo mis mañanas
por un ayer construído a su lado.
Es como el hueso
de un poema imaginario.
El Castellano
Azar sin venas
Fiel reflejo estridente,
los cuadros de tu vida
danzan entre las baldosas,
entre acorchados pasos
todo va quedando atrás.
Un ocaso florecido
de espadas en sigilo,
tiempos huecos
en lúgubre caricia.
Acaso la luna es luna
o alguien despierta
y la pinta.
Cerrojillos en destierro
de este silo de oscuridad,
avanza que imanta
el día y su prisa
por alzar su despedida,
gritos secos se mueven
tras el ventanal,
sangre que coagula
entre compases
de malas yerbas
de mi patio.
Es un mirlo negro
que me visita
siempre vestido igual
estrujé las vidas
del gato de arena que soy.
Suicidios de cardos
corren el patio
se riza durmiendo
mi gato negro.
La soledad me ama
más que a su estampa
vuela y reposa
mi fiel añoranza,
reverdecer mi ilusión,
socabar con sucesos,
así como besos
de este azar
que no siempre
se pinta negro.
Acuchillar esta realidad
con mi suerte de seguir vivo
para tomar con mi esfuerzo
lo que no me dan.
El Castellano
Campo de espigas
Miro mi soledad
desde el otro lado
donde las sombras nacen
y crujen en las paredes,
caminillos del pececillo
de plata, acurrucada
mi sien
abre los lindes
del sueño retirado.
Es un desfile
la luz del astro
intransigente
sabe que no tiene
mejor en su empeño,
se riza mi idea
sabiéndome cuervo,
adentro el nueve
y el tres sacude.
Vive este caracol
con casa de espejos
habito el espejo
estoy escribiendo en él,
que un día
las imágenes harán
dulce sinfonía,
los sonidos serán
colores derretidos.
Mi casa será una hoguera
mi luz será invencible.
Seré yo el encargado
de cabalgar los tiempos,
el olvido dejará
sus cerrojillos
entre un manto
de abrojos lucidos.
Las hojas llorarán
baladas estridentes,
mi letra rozará
la perfección
de las décadas
florecientes.
Siente el poder
del cuadro
de la oscuridad .
Afílame el cuchillo
hiriente,
tejidas las arañas
de mi carne,
atraviesa esta grieta
de la realidad
que no llora flores,
sólo lleva en tules
almas y su ciego campo
de espigas.
El Castellano
Piel labrada
Surco de noche
ya se retira
sonando el día
y sus rosas heladas
de invierno,
iris matutino
clamado
en este fiel olivo,
surca mi sangre
entre verticales filos,
mi gris vencido del alba
serena, más desnuda
que la transparencia
que el azul afila.
Se clava este verde
militar de ciprés
como cuchillo enervado,
y su canto
en estos sigilos de chopo,
cargo mi revolver
naciente del verso
por un sol de plumas
cae fusilado el aliento,
algo que clavar
al firmamento
héroe del norte
de mi silencio.
Fantasmas
del imperio perdido
su bandera del tiempo
dormido.
Fúlgidos nervios
cabalgan los acres
de esta trinchera
donde mantengo alerta.
Jauría de sienes hendidas,
con fauces somnolientas
quise ser siempre
con esta mente,
profundicé el idioma
de la flor,
hablé con la tierra,
aún guarda mis abrojos
sembrados.
Entre brotes verdes,
impacientados,
aguardan el bravo
crepitar de la tormenta,
y sus besos azules.
Ahonda esta vida
silos del demonio,
simientes oscuras
de malas yerbas.
En este campo yermo
crece mi ilusión
que no me siembren
el dolor,
seré como la flor
soñaré con las piedras,
reiré con abejas,
jugaré con el viento
como la vida grita.
Ahora que la mañana
consume los suspiros
ahogados,
ahora que el cielo
luce sus corceles dorados.
Es por esta pizarra
que me habla el río
me habla qué más
que ser agua.
Deslices anudados
entre corajes florecientes.
El Castellano
Guardado en un cajón
A veces me rompo
a veces soy grieta
de estas paredes heladas
de corazón.
Seguro para escalar
mi vida una vez más.
Quieto en las aguas
que suena mi pasado
miradas atrás
hoy soy nuevo.
Se puede escuchar
el crepitar de este hielo,
el sonido palpita,
congelado un brillo,
de humo descorchado.
Garras de esta vida
en el filo de su destino
enmascarado,
y su camino de azul caricia,
me aguardo del fuego
soy destello de hielo
me derrito por una flor
que habita los campos
porque sus semillas
las ponen los Dioses.
Enraíza a fuego
este corazón.
El día mío ya suena
y la sombra se retira
a donde puede jugar.
La mentira queda lejana
espero el tiempo
para derretir mi alma
en sus brazos,
y encontrar fieles
testimonios olvidados
de edad desplomada,
su nueva visión caída
tiempos cambian,
en esta fosa de palabras
rescato afecto alumbrado,
resquebraja
la palabra amor.
Sólo soy unos ojos
con funciones vitales
esperando el encuentro
y tener carne.
Hasta abandonar
el espejismo doblado
en profusa imagen
de lo que anhelo
encontrar.
Se consume mi cigarro,
en este grado bajo cero
de libreta.
Habita una estrella
la mirada,
una babosa
su lengua dorada,
con su luz que arrastra.
A la floresta ausente
destapada,
el reposo de la vida
bajo invierno.
En el que vuela
mi demonio arte.
Mi corazón que late
encerrado en un cajón,
llorando flores
por todo aquello
que no muere
es este río frío,
desborda las letras
rompiendo sus cadenas,
amando libre
desnaciendo mis colores
por amor al arte
hasta la muerte.
El Castellano
Fulgurado sino
Era un día que se podía rezar
a la estrella mayor,
como si una babosa metálica
se tratara,
busco en este astro una razón
abro a su luz mi creación,
que me cuente
de sus paticas que recorren
los campos tiñendo de ocre,
de su insípida lengua
que me recorre,
un hogar lejano donde descansar,
una novena puerta a transmigrar,
creeme de nuevo si te digo
que soy tu hijo adoptivo,
nacido de estas cuchillas de trillar,
un verbo un suplicio despierto,
cruzo la era solariega
buscando quien yo era,
miro al muro sí ese que dibuja mi mente,
miro a la montaña,
recuerdo que yo soy la montaña,
navego este mar de grama
de esparto y tomillo, tiznada la jara,
sí vivo en Guadalajara,
como cuervo adoptado de Castilla,
avanza mi meseteño aliento,
aúlla que aúllo cual lobo de hierro,
una noche sin despedida de invierno,
avanzo a la llamada de mi averno,
está ardiendo en el cielo,
mi musa belleza,
hasta que se materialice
en mi única Margarita,
llevo mi canasta de melocotones
a ella mi gitana,
arrojo dulce abrojo
la quiero en rojo
a veces en blanco como prima
de la pureza,
sí esa que endereza,
hoy es un día teñido de espadas,
baja mi azul despertando a mi araña,
que hilvano y me hilvana
cual maraña de sábana de su tela,
no nadie entiende
por qué cruzo la espera
fumando el cigarro del minuto sujeto,
mis ojos ardiendo el juego
de su fuego de mujer,
ciegos pálpitos
crujen su negra pupila,
yo no estoy despierto
ella tiene de ausente su presencia,
cuervo soy esperaré su noche
noche negra alza tu sombra lúgubre,
yo cabalgaré tu sien saltando
tus oscuras fauces,
hoy lanzo tu ténue honda,
afilo este cuchillo a ver si canta
junto a mi iris vespertino
su crimen de pasión y de flores,
hasta que se duerman
los campos conmigo.
El Castellano
Vuelta al inicio
Es del tiempo
la incombustible hoguera
consume la tierra
en perfecta esfera
se alza un maullido
desertor.
Gatos que suenan
como alambres
en casas sin teja
ni tejado.
Soñé un día
su contorno
su silueta
me arrebató
el sueño
diciéndome
y corroborando
su espejismo.
Sol oscuro
en días claros,
humedece mi piel
una áspera lija,
soy de madera
de ciprés.
Soy hijo del Sol
de hierro
y de la luna de acero.
Soy yo el encargado
de partir el viento,
yo que abrí
mi destino en dos mitades,
una para sacrificar
en ofrenda
si se cumplen mis deseos.
Soy de la tierra
una espiga.
Hijo del Sol de invierno,
ardiendo en hoguera,
del cielo
su quimera despierta.
Oye mi respiro
me tiene miedo la fiera.
De este panal
de mundo no soy larva,
soy abejorro mayor
sin reina,
hago énfasis
de esta siembra.
De la tierra
soy flameante espada,
torbellino de este mar
angosto.
Espuma de estas caricias
al alba,
crepita sobre una araña
este fulgor,
Torbellino señor
de rosas sin sangre
y sin cortar.
Como cruel indulto
a la belleza
por encumbrar.
De hojas y espinas nació
este tallo
que ama de verdad.
Que muere en el suplicio
de su despierto tormento
dulce, ensangrentado,
envuelto nacarado.
El Castellano
Sigilo de sobriedad
Fauces amarillas
el humo de su tabaco seco
cuelga de su blanca sien.
Bocas de agudos filos
nada por todo.
Tomaba su café
de grano recién molido.
Como si goteara del árbol
del insomnio.
Era un hombre chapado de antaños,
dormía cuando tenía sueño,
comía cuando tenía hambre,
amaba más las flores de su jardín
que a las personas,
la amargura no conocía
si no se hubiese casado con ella,
su bigote recto comía por él,
era apuesto
pero le asustaba mirarse al espejo
y contemplar que el tiempo
podía más que él,
de diálogo era más parco que una tabla
agarrada bajo yunque,
no amaba el dinero
que sólo empleaba en gastarlo
en necesidades básicas
hablaba con sus flores,
lo extraño que le respondían en su cabeza,
consecuencia de la soledad avanzada,
seguía la ley del ojo por ojo
si le daban amor devolvía lo mismo,
en cuanto a odio este le temía.
Le gustaba sentarse en su mecedora
en su jardín y acercar comida
a córvidos negros como azabache
y obserbarles ,
era pleno, hacía honor a su vida
amando lo sencillo
cogiendo su armonía en una mano
con su cigarrillo
que blanqueaba ya su bigote.
El Castellano
Sangre de musgo
Trae este viento
memorias perdidas
del tiempo olvidado.
Trae sangre de los Dioses,
en muérdagos lucientes,
sangre en flor del musgo
por vivas piedras tejen,
espíritus en árboles mecen,
traigo estas vidas
traigo grietas en mi destino,
mi bravura que muerde el suelo,
desenterrando su falcata,
sin oxidar que es mi espíritu
para luchar,
voz que me hiende la entraña,
al trueno es ella que silba,
de sus lamentos
vueltos testimonio
de lo que se convierte
la materia,
y su resurgir de tierra,
me avanzan los montes,
me beben los ríos,
para gritar este latido,
que no morirá ni estando muerto,
tiempos perdidos
llevo en una mano
en otra golpea
la voz de mi poesía,
y sus negras nubes de tormenta,
blandiendo su hacha de guerra,
bruma de su gris naciente,
ojos de la noche,
que sigue este lobo de hierro,
gritos en la espesura alimañas
se afilan la entraña,
fuego traigo que yo no deseo,
y fui a la bella fuente,
donde se bañan las almas,
carroña salvaje será mi enemigo,
y sus carnes cantarán con mi espada,
este sol me engendró de hijo,
estoy hecho de tierra y luz,
que mire la carne
que miren ojos que quieren mirar,
el armamento de este temporal,
lucharé por todo aquello
que amaré,
lo que amo será mi guía,
para nunca caer,
deshojaré las ramas de mi tiempo,
y en este cabalgar nocturno,
la novena estrella arroparé,
el tiempo conmigo volverá a nacer,
si es que no lo hizo ya,
mi cuerpo es la forja
dentro llevo la espada,
al tibio resplandor
sigue en pie mi batalla.
El Castellano
Vida de hielo ardiente
Horizonte de la caída de este solferro
a reinar como una falcata de rayos afilados,
hondos ojos fijos en solariega planicie,
donde frías juegan moteadas las flores de invierno,
el reposo de la vida que se fue a dormir,
como un río de luz brotaba la escarcha,
un diciembre tardío saludaba
con sus manos heladas,
acariciando estos campos redondos
de cardos y caléndulas silvestres,
era un día de hacer manteca,
a mí el frío me hacía sentir vivo,
en este soliviar traigo mi espada,
pongo a sentir la tierra a mis versos,
que con cepillos de grama joven
se blanquea mi calzado,
viajo en mi mente
por el cuchillo calizo de la piedra
del caserón terruno abandonado
que posee mi padre,
rodeado por el fervor de pinos de monte,
donde próximas hacían nido las atochas,
a perdigones que son de la tierra
como la montaña a su roca,
cosas talladas puras como amaneceres
pulidos sin grises hojas,
ola rota mecen mis pasos
de un mar olvidado del que cepas anclan
sueños de vida,
del terreno en el que grillos esperan
el frío en sus agujeros
y su despertar para morir al acoplarse
a la melodía que teje la vida.
Avanzo en este campo de víboras
para ser yo como mochuelo recogido en su olivo,
como mis pasos gorgojean las carrascas,
todo mi mundo reverdece
para mí siempre es primavera,
y mi bravura llora flores por mis venas,
hasta tener del cielo
la malva del alba
hasta trepar las yedras del profuso claro oscuro,
del cielo y su luna cuarteada de platas auroras,
me nacieron simientes silbadas,
y mis ojos enraizaron el campo.
El Castellano
Trilla mi idea
Canta mi cuclillo canta,
picotea en mi cabeza,
entra al silo de mi idea,
donde telarañas
coagulan mis pensamientos,
abre esta puerta hacia mi oscuridad,
allí donde negros ratones
cobijan con fijos ojos
mi sueño sin desempolvar,
me conduje por escalas
donde colgaban brillantes ojos
sin pestañear,
arriba donde se acumulaban los sacos,
un murciélago despertaba,
era como una sombra que flotaba
entre llenos agujeros de aire,
sombra con alas,
la guadaña estaba recta
pareciera que me esperara,
la trilla afilada,
era nueva de esta primavera
el grano no vio su oficio,
respirad este olor a trigo muerto,
habitantes de mi silo,
hasta la araña teje con tesón
su geométrica hambre,
pardas motas salpican las paredes
por las que corre pegada la salamanquesa,
grietas vivas por este frío infernal,
arriba la sangre parecía evaporarse,
sólo quedaba yo
y esa sombra colgada del techo.
El Castellano
Forja de mi sangre
Avanzo esta tierra abierta,
sangre y lágrimas,
hundió sus zarpas,
el honor de la vieja luz,
vieja urdimbre
en venas de cristal,
venga a construir
la casa abierta de niebla,
abra su puerta de oscuridad
es mi mente,
que como un azadón,
hunde entre altos tallos
de mis pensamientos,
muchos días
que me pensé sembrado,
pasó mi negro caballo,
brillaba este pantano,
entre recuerdos de un alba
en que no dolían
y hacían flor,
lengua de metal
hundía sacaba terrones
para oxigenar mi dolor,
anclé mi sombra,
la puse a dormir
entre la grama,
brezos y caléndulas la acompañaban,
barriendo los campos despertó
esta alma sonámbula,
con el zumbar de abejas caminantes,
con el soñar de las flores
que eran mariposas,
avanza mi surco,
cava mi padre recto como su azada,
y los veintisiete años que nos distancian,
es su trabajo su azada,
que alimentarnos desde la ciudad puede,
sueñan mis versos
que fueron construidos para luchar
luchar contra la sangre del hastío interior,
flores que brillaban sin desesperanza,
altas miras en sus estambres,
un polen de estrellas despiertas,
la miel de este intelecto
que abre sus grilletes,
que asoma sus brotes
a la ternura del cariño sembrado
por venas de mi misma sangre,
amo esta vida
como no amarte padre
si tú me sembraste.
El Castellano
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