Fuente
de tu ánima:
Virgínea sombra casi tuya, casi mía,
etérea
cadena que amilanaba
a
dos voces purpúreas, purísimas,
albor
en simiente, franco,
inabarcable,
de esencia
en
ascua flamígera al tacto.
Lasciva
entre hondos secretos,
sierpe
de una mirada verde,
promesa
en ojos de rocío esmaltados,
romos
hierros en crepitar de albores
y
ondas extensas de inerme sostén.
Pulida
atraviesas mi tardío,
por
sotos de espuela
y
carcoma translúcida.
Tierna
sombra en transistor
me
desciendes,
en
sienes nativas de ti
océano
abierto
o
tierra madre sin numen de estela.
Coagulaba
yo sin fragor
cuantas
dichas tejidas me dictaban
su
cruel esperanza imberbe a ojos ignotos,
como
aceros ruginosos
en
umbrío páramo de monte
con
bosque implacable,
albo
rizar de sus enraizadas
espumas
verdes.
Heridor
azar de noche lisa,
por
luna espolvoreada,
escala
de un eco
que
crujía las ramas
de
un tiempo oxidado,
quiero
tus ojos sombríos
de
luna sempiterna
mi
dama de oscuridad tenue,
camuflada,
desangelada
abre
tu sombra
dejándome
adentrarla,
sin
tus hálitos
no
vuelan las golondrinas,
y
mis murciélagos
se
recogen del frío yerto
que
peina mi alma,
sangra
mi árbol
de
este horizonte palpable
mi
caricia en Sol mayor
que
te ilumine
y
sea certeza de fresca agua del azul
imantado
hasta
percepción, ilusión o vida.
Hereda
que transmigra, transmuta
mi
sangre malva.
Sotos
sin voz
de
alaridos en magnificencia
exacta
de este carbón y ascua de pluma.
El
Castellano
No hay comentarios:
Publicar un comentario