sábado, 7 de enero de 2023

DOLOR SÓLO QUIERO UNO, EL TUYO AMOR

 ELEGÍA A LA VIDA:


Ven a estas flores,
donde me transportan ensueños tuyos, Baco,
negro bosque denso;
o presurosas grutas de tu aliento
en oscuro esfumino que lanzas;
descuelga su belleza por derredores,
rompe la luz del día con tus dientes,
cuevas afligidas, misteriosas, de murciélagos, alas
sangra; entre mis cejas tus carnales abejas,
recorre conmigo mi ciprés muerto,
se oirá cantar mi gloria en tus boscajes
de hálito perenne,
quiebra a dura carcajada este silencio,
rompe estas armas de guerra
de Venus a su izquierda.
Nacerá esta sangre de tierra
un lilio de mi bonanza,
en fúlgido bronce, mi celada,
el aire susurrará amores de semblanza,
llórame esta mi luna argenta,
ven conmigo por este panal de añoranza,
raja esta tierra entre tus almas rosas,
bebe la esencia que mi ser gotea,
enciende con tu boca mi llama,
que abra de Hedón la sola sombra;
desciende entre estos pajarillos del alba,
yo soy Sol, tú eres mi luna sempiterna, mujer,
esbozada de años fugaces que me crecen
me crecen las venas porque mi dolor
es y será que antes que yo no te irás
así el funesto azar dicte,
Bacante rumbo la helada Numancia;
yo no podré vivir sin ti esperando mi otra orilla,
vuestro dios me habrá de perdonar
nos iremos el mismo día arraigados en árbol de ceniza
como jóvenes fresnos,
como huellas humildes o pequeñas quedaremos;
a zarpar los encajes y entre negras visiones,
apagaremos los colores,
raja mi entraña adolorida,
alimenta los peces de mi piel,
lima mis asperezas, de mis venas certezas,
que yo te estoy amando como se tiene al tiempo
en una mano y a la vida en la otra,
no te vayas jamás de mi bosque solitario, musa de agua,
dancemos estrellas cogidos de la mano,
tráeme tus aromos de los campos,
no hay ya dolor decidí hoy llevarte cada día
desde que las tierras nos separen,
desde que los montes siembren,
una flor de cardo, para que recuerdes que te seguiré amando,
malva de mi sueño un firmamento sediento,
escarba mi mandíbula para rogar al inframundo,
que de mí se apiade, y Baco me tienda hombro y mano,
vivirá siempre y para siempre,
esta nuestra malva-rosa
de nuestro amor sanguíneo bermellón,
arrancaré al monte cenizas apagadas,
me brotarán los verdes; los azules reirán su eternidad,
esta injusticia ya no será, abriré el universo
lloraré al Juez Supremo si no me da solución
será él quien me tenga que perdonar.
Nada inmortal podrá elevar mi canto,
ni la Vestal Hispana
negará mi sangre
cuando exclame:
-¡No tengo novia, tengo musa!.

El Castellano y Leannán-Sídhe a 01-03-2019

MECHA DE LUZ:

Vuelvo de tu vacío repleto,
anidando cobre de galaxias,
desde luego aún no hace treinta años
que nací allí;
en vez primera sin terminar,
vida húmeda y animosa,
alzado a luces de alba sin acabar,
vino tu silencio conmigo sin ti,
como alto arbusto fragoroso,
me paseó mi jardín
como un mordisco
y un beso sonoro deslizando
que suyo me jabra hendiendo la tierra,
una boca de metal de pala,
que abre zanja.
Tu alma de recto augurio,
o ave como futuro de hibernación,
ave nocturna
en tablilla de azabache,
como puro origen inmiscuido,
nulidad insobornable,
traición de hechizo
y nota de caligrafía desangelada,
mudez última de relámpago,
pluma de mi ojo abierto,
soledad infinita de mi despierto,
como fe sin cargos
rueda mi vertiente,
siempre relevada por dios sollozo,
palanca usé con la puerta de Plutón,
Alcé el margen
de rebelión sanguínea de los dioses,
cielo asido el vil manifiesto de relámpago
surqué, gloria vespertina de héroe,
Cocitus cantando su aire
de oscuridad iluminada
clavando negras riveras, hundiendo
y desplazando los montes;
lago Estigio me alimenta el latido,
y mi férrea sangre
directa a superar lo inabarcable,
tu rama vestigial de plata corté
del cóncavo bosque en tu acre,
creció en su lugar segunda rama,
de titanio,
que conseguí cercenar rotundo
y hoy llevo clavadas sus hojas,
en dos talones fundidos,
columna y cadera,
con todas sus espinas de titanio
sujetando cada diente mío.
Bajar al Averno es sencillo,
subir arriba los aires en altos cielos,
nadie pudo;
yo allí voy a mitad camino.

El Castellano


II
AERE PERENNIUS:
Abro de tu mirada un absoluto diamantino,
como un cometa frío, invisible,
que se oculta al caer el sol.
Como una gota
que nos recuerda voces alineadas,
bajo el capataz del brillo primero,
conductores de fracasos
y grietas.
Murmuro de un goteo de alisos,
sobre la grama mojada,
un serpear incesante alistado,
iridiscentes restos en rescoldos,
sembrados en llamas
naufragios de un otoño caduco,
camuflado,
sin tronco ni corteza
desempeñaba una luz
en la incandescente rosa sin cruz
de aquel cometa,
como una estrella fugaz en tu pestaña,
que casi lloraba.
¿Cómo suena, casi desnudo, el evanescer
de su desaparición?
Pregunté a su infinito hiriente,
contestó su silencio pétreo percibiendo,
como astilla de tu bosque de ojos
precipitaba un héroe de mi nueva muerte,
estaba despierto, en un son congelado,
no sorprendía la perfidia
ni la pérdida de lo que nunca acampó
la orilla tangible del éter y su magia esencial.
Discernió obediente mi dolor enjaulado,
de estelas gastadas de su revelación.
Oh viejo y noble encinar,
apalea la muerte de rauda estrella,
sin buque ni arribar,
afila en tu sombra
el ministerio del miedo,
carga mi caligrafía florida
en tus rosas de piedra,
la lanza del viento te anide.
Oh trascender primero,
desciende tu mañana cubierta de rocío;
aere perennius,
aire canto perenne, como estribo justo,
a su encuentro.



El Castellano



III

Cuchillo de doble cara II:


Tú mi ventana volada,
un cristal que escapaba,
recto hacia el frío desertor,
nazco del suplicio invernado,
no erró mi destino en llamas de sangre,
se iba alimentando mi camino afligido,
entre yedras desoladas,
y su escarcha helada,
era una nueva era sola,
en la que alzar alas rotas rasguñadas,
y enraizar en esta copa de sangre
borbotones relucientes.
Un monte dividido, dos espejismos nacidos,
reflejos en par de lunas abotonadas,
un ínfimo horizonte derretido
en azar de lo que prevalece,
un iris yerto y su magia nocturna,
sin razón cabalgada a la novena luna,
titubeaba mi dolor en mi sien enraizando,
un despojo pulido hasta que relució,
despojo, de mi alma que no quería
que no toleraba parásitos,
era una voz dentro de mi voz,
yo la amé sin importar su naturaleza,
hoy la pido permiso para que me deje descubrirme,
encontrarme desde el hueso a la cábala del muerto,
abierto mi pecho, un despierto retuerto,
no calculo eso es del experto,
subvierto mi agua en este desierto,
advierto a las vidas de un día que mi alma revierto,
y mi ser divierto,
el sentido opaco injerto,
hasta mi dicha pervierto,
quedando mi cauce abierto,
aúllo a mi lobaluna para que siempre sea mía,
preludio de mi posesión certera,
como mi solear nocturna en luna de trapo,
de sombra ramificada,
eterna rama asida a mi vida,
paralela entre dos ríos de brea,
entre dos realidades,
razón y locura
una buena y otra estupenda,
hasta juntar en eclipse
las dos dimensiones de quien quiero ser
en un abrojo entre tierno y filoso.

El Castellano


IV

19-1-2019
 
Nuestro tiempo derretía
como oscura poesía,
hermoseaba una melodía
de tu voz serena;
en virtud y nota
de un salve a tu condena
que hollaba.
Con inspiración sublime húmeda,
se arrostraban tus azules labios,
fuego sacro, oh musa
de esplendor retirado,
cóncavo cielo que más no habita.
Este dolor sin manos, todo ojos
te visualiza quebrando la lira
de mi pecho naciente,
Vana memoria, destierro evanescente,
placer oía,
sucumbir acaso al frente,
virtud en sollozo,
por oscuras sombras latiendo inerme
mi dicha que relampagueaba,
esta estación de hielo,
y azabache nevado en la retina,
límpido tu celaje golondrina nocturna,
brillas bailando tu presencia ruda,
no aseguro más que lo que no puedo conseguir
con ímpetu esforzado,
esbelta tu flor
brilla fugaz su vaga huella,
que enraíza tu candor de frente,
brava fuente,
que me brinda mi corona
de brumosas tempestades.
III
Te brindo y dejo mi destino incierto,
sobre las zarzas de la tierra
de mi camino,
armonía solaz de ojos duros
y nítidos,
silencio expresivo, desunía;
santo sueño,
su quietud inabarcable que mío
su transcurso que yo te miro,
mi dama del pensamiento mío.
Sañudo el arrebatarme,
el designio inexorable,
mi guardia implacable,
sentir late eterno en y sobre la tierra,
en su vientre profundiza
su raíz de tiempo
que es huella eterna, con infranqueable tapial,
a esta luna canto,
su aspereza que germina
invernal siembra difunta.
Toda sombra ella fulgura,
crepúsculo esparce por colinas,
su luz agrietada profundos lagares ilumina,
alma de tierra acuso
en ocaso que mece, y yace su digna,
inefable espera.


El Castellano



V

Sombra que no era azul:

 

Necesito una verdad,
en mitad del precipicio,
necesito trescientas treinta y tres señales,
para amarte más de lo que puedo,
no busques no,
sólo creo, poseo un corazón
que no es raíz descubierta,
eras azul sin día ni noche
que todo elucubra,
impenetrable armazón de relámpago,
tierra amorosa brotando un beso,
bajo sombra inerme, apostada,
donde mi pulso navegaba tu rostro,
faltaba mar
y jabró la tierra mansa
que florecía tu alma.
Sequedad de nuevo día
palpando tu dolor risueño,
hasta herir mis ojos al descubrirte,
obscura te llamaba mi sangre,
yo duermo, no estoy escribiendo,
que si los sueños son tangibles,
sólo tengo esta munición,
soledad que vive
y no precipita
a tus labios de cristal,
Como fulgir la luz
y descubrir, que deletrea,
que dicta sinfonía
de transparencia ocupada,
sin ausencia
porque al leerte,
encuentro sentido,
a novecientos noventa y nueve
encierros innecesarios,
seguir vivo
y mi camino,
atribuyo a biología
y a que todo es y era
construir casas por el tejado,
perder sin intentarlo,
y amarte soñando despierto,
que yo no soy el hombre muerto,
que te está amando
sin saber hacerlo creíble.
Por el miedo,
acuso que no es más fuerte que yo
y que puede esta sea
mi última carta,
perder venciendo se llama,
los valientes mueren primero.


El Castellano

VI

AZADÓN CAVA MI VIDA:

Estudio en tu boca,
musa de agua,
el cavar de mi azada sigilosa,
es por ti es por mí,
que recé aquella noche,
con un viejo rosario
y un soplo de mi decencia perdida,
estoy asustado,
estoy con miedo
a soñarte si veo tu rostro,
golondrina azabache,
cavo mi vida,
sacando terrones
en surco de dolor regalado,
cavo surco y barrizal de mi dolor,
en tallo de bellis annua,
relego y relevo en servicio,
hoy prima mi locura emocional
que habla entre tubos
picando mi desquicia en tubería,
profundizo
carne y boca en surco de espada
carne en metal izada;
como es arriba, es abajo,
quiero llegar con mi azadón,
quiero preguntar si en el infierno se vive mejor,
que con mi exnovia y su relente,
de flor de brea.
No pregunto voy a vivir al infierno,
y si no me otorgan su olvido,
es su problema
no llegó ni existe
nadie más fuerte que YO,
CUERVO FÖRÜQ


Castellano dios del trueno




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