domingo, 1 de enero de 2023

Réquiem Vanguardia o Avanzada Triarii 15-03-2019








 









RÉQUIEM VANGUARDIA O AVANZADA






















Contenido
RIERA EN RAMBLA DE FLORES DESANGRADAS POR ATARAXIA 7
TOMO I 7
A Musa 8
Culto de mi cultivar 10
OSCURIDAD GERMINA 12
Elegía a la vida  ODA EN LIRAS 15
El observador 19
VENA DE LOS CIELOS SOTERRADOS 23
Silbido de la sangre 23
Resurge el añil 24
Río de encinas 25
Trenzado del terreno 25
Florecido mármol 27
V 28
Te busqué voz: 28
Subrepticia: 29
Odas sembradas 31
Duero 31
Elogio en sombra 38
Anisar tu honda presencia 39
Rostro beso de vieja herida 39
Vespertina verdecida 40
Criatura en el alba 40
Como ciega figura contesta tu presencia 41
Mi mujer fantasma 42
Litigio de iris sediento 44
Sol creciente 45
Poema de misteriosa fronda 45
Vestal en llamas 46
Caballero solar 47
Astronomía 47
Historia 47
Añejo, extenso afán entregues ni fíes venidero 47
Impoluta, rauda estela 48
Como tocar la luz de tu voz 49
Mamones (versos), el Oficio 50
mamón, a 51
Por mi olmo, Insurrección 04\2016 Reedición 52
Paisaje tu claro mirar 55
Tesituras afables, filo inexpugnable 56
Candor en raíz 57
Puridad en crisálida 58
Exul umbra 59
Alacridad empírea 60
Lebrela tu labrada estela 61
Pétalos flamígeros 63
Fuente de tu ánima 63
Espiral de tu caracola 64
Rubor quebradizo 65
Azur 66
Canto a la fuerza de la naturaleza 67
Semblanza etérea 75
Oda pasada a limpio en 2009 75
ODA A LOS CAMPOS DE CASTILLA 76
Panida mirada 77
Cuchillo de doble cara II 79
Capítulo destellando: 80
Poemas inicio 2016 81
Compilación 2018 86
Mi alma vespertina 89
Litigio crepuscular 92
Esa luna que ama 93
Armada irreal 94
RETROSPECTIVA ABISAL 94
CANDIL PRIMOROSO 95
Bajo el signo de la luna Azabache: 96
VUELTA AL AZAR INTANGIBLE: 98
Ardiente vena, mi cordura 100
Ver esplender tu sonrisa numinosa 100
Eternal serenidad florece 101
Plaza en una espina 104
Hijo del mar 105
Aleteo de tu luz fraguada 105
PRIMERIZA NOTA 106
ESMERALDA EN PUREZA 107
Sombra que no era azul 108
Tomo II ENTRE CORONA Y CANDELABRO 110
TRILLA MI IDEA 111
Alma sin cuerpo, flagrante invierno: 111
SENDERO DE POLILLA 112
ECO DE AYER VESTIDO 113
PLUBIA CORDIS 114
TRADUCCIÓN (Plubia cordis 114
I. -Invernando: 115
PANIDA DEL AZUR 115
I. Albo espíritu azogado: 116
ESPIGA DE AGUA:    117
I. Amante fantasma: 117
Yo reposo despierto: 119
I. Förüq breve recopilación, 121
Desde que vine a vivir: 130
I. Siembra del pensamiento: 131
Desde que vine a vivir 131
CEGADORA SIEMBRA 132
Cristal de aire 134
SUEÑA LA REPRESALIA 135
Guardería de estrellas: 136
Ocaso florido: 137
Surco de alma: 139
Criaturas en el alba: 140
I. Son de mí: 140
I. Ruido en el silencio: 144
Ruido de nirvana: 145
Palabra sin boca: 146
CEPAS DE UN DÍA: 147
MEMORIAL VETUSTO 148
SOPLO DE CONJURO 149
MARCADO 150
AZADÓN CAVA MI VIDA 150
SOMBRA DESNUDA, COMPILACIÓN INSPIRATORIA 156
VERIS EFIGIES 167
Soliviar de espejo: 168
OSTARA recopilación:    168
ESTRELLA DE AGUA 183
Nocturnal presencia 184

 







PREFACIO:

Soy Miguel Esteban Martínez García.Hombre nacido un 26 de julio en Alcalá de Henares, con segunda vivienda en Cabanillas del Campo, con infancia que nunca acaba, surcada en esta localidad y en Fuente-Álamo Albacete donde nacieron mis padres y mi hermana y el resto completo de mi familia, desde 2005 comencé a desempeñar en la escritura. Primero vivencias escritas, que al plasmarlas de forma elegante o bonita, yo consideraba que eran poemas o se parecían a ellos, después de años en producción continua de poemas o parecidos, fui cultivando e indagando un estilo personal y unas pautas del desempeño de mi escritura particular, se abandonaba la primera persona en mis escritos para no quedar apariencia como vivencia; se surcaba una narración de acontecimientos si la inspiración mandaba, fuera yo de lo tratado, o si aparecía la primera persona se camuflaba la idea, o embellecía en extremo, quedando la secuencia como lejos de algo tangible por un sujeto, realismo mágico atisbo con ejemplo de mentir profesionalizado. No escapó esta poesía mía primeriza, de tópicos o inspiraciones genéricas, como el amor y sucesos personales de ser humano insignificante.  Como hemos dicho, se abandonó la vivencia y fui trabajando mi verso progresivamente con la premisa de si creaba un poema nuevo, debía ser mejor o al menos más curioso o distinto en atractivo que el escrito en anterior registro, esta etapa abarca desde 2008 a 2019 aproximadamente, con un desempeñar en escritura sin pausas en más de una década en la que ningún mes quedaba ausente de tener un poema de mi autoría. Empecé a ver que la poesía era algo más que relatar hechos de forma bonita o sentimental, vi y me conformé con su concepción clásica; poesía: consecución continua de imágenes, metáforas con resultado en final de generar impresión de belleza, por lo que evité barbaridades al juicio, u ofensas o coloquios mundanales de letras, mi motivación y temática primigenia en la naturaleza, se debe a que yo aprendí o comencé a escribir con un libro ilustrado de la vida de las hormigas, 3-4 años de edad aproximadamente, y desde pequeño he visto más llamativo, cultivar una semilla en mi jardín que el humo de un coche. Mi búsqueda de la belleza tiene unos ejes, 1 Amar sobre lo que trato, si disfruto hago disfrutar al lector, 2 Mínimo de musicalidad o rima, intencionada o que escapa a intención, 3 Camuflar sentimientos propios adjetivando en exceso con lo que se pierde el hilo conductor o cada persona entiende subjetivamente lo tratado, 4 Huir de temática mundanal típica o común de temas manidos un infinito como la luna no es luna ya tiene clones para referirse a ella, mi poesía puede ajustarse a poesía surrealista , por desviar idea principal, en mil ramajes de idea, realismo mágico algún poema, y más habitual Odas atendiendo a elogiar la naturaleza. Y por la actualidad vivida poesía contemporánea.   El Castellano.





RIERA EN RAMBLA DE FLORES DESANGRADAS POR ATARAXIA
TOMO I:


 
 
Lira es un tipo de estrofa de cinco versos de la métrica española e italiana, compuesta de tres versos heptasílabos (siete sílabas) y dos endecasílabos (once sílabas).

 
7a, 11B, 7a, 7b, 11B.
Lira:
A Musa
I
Todo lo que descubro
aliento ciego, bucólica siembra
como esbozo elucubro,
abre rayo, desmiembra.
Cercenada estalla, ella, brotada hembra.
II
En sangre de limpia agua,
carmines me recorren, eres mi hombro
un postrero abre fragua,
de mi sino un escombro,
quiero regar la vida de este combro.
III
Engarzando yo, quieto
ella el iris de mi bella natura
brilla en puente Himeto
desde ojo que aojo cura,
suerte, que labrada es sangre que apura.
IV
Hoy campos son de endrina,
para ser retozo que cruje solo.
Desnudar de la encina,
hoy olvido logrolo,
pero a ella con un rolo trina el piolo.

V
Libre por ti soy, ardo.
En rambla sin ribazo de secarral,
por transeúnte cardo.
como raíz de parral
esfumo, alcanzo, sones de su fractal.


VI
Mis astros que son santos,
obtusa furia que engulle impelida,
prosigue, consume a tos,
destapa desvalida,
de toda la tristeza que invalida.


VII
Hasta que engulla esta enorme
sombra que sigue procelosa, rauda
el siglo engasta fome
mi silvestre alma escuda,
te hablaré alto, como el amor exuda.

VIII
Sin directriz, ni engaste,
porque mi carne no tiene baraja,
hoy clamaré desgaste
mi ataraxia cuaja,
que cegaste tuya. Mi dama graja.

IX
Desde rejuvenecer
que gasta emblanquece por cielo extenso,
Sueño del resplandecer,
hoy no bastó lo menso,
sin solitud desaprenso, repienso.

El Castellano




II

 

Culto de mi cultivar:
A Agrosfo
I
Traigo de mi alma en fuego
incrédula, extraña poesía runa,
al capítulo llego;
de tierra, viril luna;
seco abrojo regio, cumbre que ayuna,



II
Habitado tras yermo,
con mis sentidos inermes postrados,
llana música en termo.
Mi Virgen seduce hados,
brazos aguerridos amancillados.


III
El silencio esquilmado
escondido de mi alma traigo hendido,
vislumbra trazo arado
solitario, nacido
sangre, impía herida yaga henchido.




IV
Traigo soles difuntos.
Melancolía hija, el siglo enajena,
alzo, beso mis adjuntos;
sin honrosos entrena,
lucha diaria enajeno en cuarentena.


V
Al pie de soto llano,
viperina sierpe de frondosa era
aspereza abre plano,
placer dioses quimera,
todo es bruma siempre gris la espera.

VI
Esfuma lecho real
de sangre gualda disputada grana,
mi directa pluma, lean,
nimbo mis astros cana,
en sonrojada pupila mi lana.



VII
Misterio, azar o tinta
siderales ensueños, envanece,
avanzo, yelmo pinta;
arrepiente, fenece
piedad aflora yerta, no perece.

VIII
Ante Lugh no se humilla,
apego mi faz ya desorientada
cuarteada sien cepilla
mi jofaina aplacada,
mi semblante pardo no cambio nada.




IX
Fervor sí, prendo fuego
desde este sueño de orgullo reseco,
Indefinido apego,
sin rastro yo la checo,
con puerta florecida llaga mi eco.

BONUS: (Rima y métrica libre o blanca)

Custodiada por los mil alacranes
que puridad cuida,
por los Suelos
¡Levanta la frente!
Y de placer sucumbe.

El Castellano

OSCURIDAD GERMINA
A Obscuridad
-Nec vincere tenebras, et amat,
Oscuridad no se vence, se ama
  
I
Azar disuelto en viento;
vienes, te lavas las manos soturnas,
ensuciando te siento.
Grande en horas nocturnas,
mi potencial en horario alas diurnas.

II
Cuestan más, especias
que el guisado en resultado en finales.
Traje de brumas necias.
Sombra honesta en turbiales.
Granate lustre postrado a venales.

III
Jamás vendido al postor,
por mis colmillos guerra al error ido,
acrisolado impostor.
Voy por hervor florido,
y lunas en alabastro gemido.

IV
Es un son de los grillos.
Acaso se requiere don de gentes.
Redil de carrasquillos;
hematíes dementes;
acequia de almas o entes relucientes.

V
Crisol, hervor de soles.
Lucen lunas gimiendo en alabastro.
Indemne como moles,
yago, yace en mi castro.
Brilla mi malva rosa, ¡Fulge!, mi Astro.

VI
La banal inmundicia,
anisando lo habitado en espejo;
ayer de hombre en malicia,
dicha, uno, dos, despejo,
tres, dolido, la rosacruz no alejo.

VII
Con besos por espigas,
y ángeles soterrados, sin vilo;
ya lo digo, no digas.
Hermana negro hilo.
Autocomplaciente la flama afilo.


VIII
Esta acequia rutila,
y ángeles soterrados, sin yermo,
malva salvaguarda, hila.
Estira aliento, en Lermo.
Mi sed en galego alzado digno ''ermo''.

IX
En el patio su araña,
suya su corona por candelabro.
Se siembra, tiesto apaña;
su saliva yo labro.
Sangre de ámbar atesoro, le jabro.


Serventesio:
Estampas de la sangre resplandecientes,
granate su sangre encumbrada, son venal;
sentido alerta; despierto los lucientes.

Sin bombilla 💡 en sótano de luz, el penal
Entre fauces brillantes adjunto abrojos.
Rebrote de oscuridad en el arañal.
Alguien ya vendrá por mis áureos añojos.

Epodo:
Caldea, hasta rebullir. Yo arrostro antojos.
Avengo eternal raíz; disparo aojos.

El Castellano

Reflexión:
A veces dentro la oscuridad;
a veces dentro de una luz.

MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA



Elegía a la vida 
ODA EN LIRAS:
 

 
 

 


7a, 11B, 7a, 7b, 11B.

I
Perenne diamantino;
abro de tu mirada un absoluto,
cometa matutino,
raudo al Sol impoluto
como una gota cristalina en bruto.






II
Bajo el Sol humilde y ellos
conductores de fracasos y grietas,
reflectores destellos,
y epicúreos ascetas,
vigor de rayos, puridades quietas.

III
Sobre la grama mojada.
Murmullo de un goteo anisado claro,
serpea estela sajada,
en espiral aclaro.
En la incandescente rosa disparo.

IV
Un otoño caduco;
rosa sin cruz aquel cometa roto,
desnuda luz estuco,
casi lloraba, broto.
Como una estrella fugaz yo rebroto.

V
Astilla y ojos boscajes,
ella astilla, en bosque de ojos sedientos:
infinitos anclajes,
sorprende, son atentos,
son de azul perfidia no añila alientos.

VI
¡Oh transcender primero!
aire canto perenne, como estribo;
lanza en viento, el alero,
sus encuentros transcribo.
Aere perennius,  ministerio inhibo.







VII
La noche quiere ahogarse,
sí, en sus ojos que su sonido visten,
desnace, así asomarse,
por carcomas inviten.
Es sólo sangre en tu ojo que permiten.



VIII
Es solana mi vena,
cantando, alcanzando, la osada oscura.
Llora mi savia pena,
hada esfinge en premura.
Para tener piel sembrada en tersura.




IX
Brotes en azulete
brote y noche tapada en noctambules;
el nido ramillete,
teje araña hambre y azules,
así descolgar de ella azules tules.

El Castellano


Reflexión:
-Ella la vida, sed de inmortal espera,
llama a la muerte en espiral,
para ser eterna como el tiempo deslizado,
y como todo principio depende del final,
vida llamando muerte, muerte llama vida
su eterno ciclo en resurgir de simiente
al albor elevado corazón de savia o sangre, o los dos.
Miguel Esteban Martínez García a 06-03-2019





El observador:

A esa flor que es flor en mitad de invierno,
parte de raíz profunda guardando, enterrando lamentos,
de nube densa emplomada,
en floración perpetua
abriendo a un ocaso desde el alba,
afán superior en fresco oscuro, umbrío patio,
un cielo tangible en vals terreno,
todo llevado por una primavera ficticia,
en profanado silencioso, vano vilano,
un cruelo alzado,
la pluma escurre sigilosa,
como mariposa nocturna,
blanca grisácea como agitar
de un ala cansada,
mi zorzal es único
y no espera en precaución al milano señor.
Ninguna rosa ha engañado
la perfidia de suelo terreno,
trampa esquiva del bermellón en pétalo
de rosa humilde canina,
silvestres aguas de gancho azul,
andar mío amargo por su vereda enajenada,
corazón de ceniza inmiscuido,
arriar mi harapo de sentimiento,
no tengo sombra,
ni me hace falta,
acaso fue bastante.
Rasgar anhelos
y vicisitudes atadas a ilusiones.
Una flor descendió de los cielos castellanos,
fé escurridiza,
sobriedad bajo sol humilde de marzo,
desdén altivo
como hundir la esperanza en una parca sonrisa,
girón de viento o paso definitivo,
temor recio de observar a los dioses
tras aparente muerte.


El Castellano a 09-03-2019

 
 

AERE PERENNIUS:
Abro de tu mirada un absoluto diamantino,
como un cometa frío, invisible,
que se oculta al caer el sol.
Como una gota
que nos recuerda voces alineadas,
bajo el capataz del brillo primero,
conductores de fracasos
y grietas.
Murmuro de un goteo de alisos,
sobre la grama mojada,
un serpear incesante alistado,
iridiscentes restos en rescoldos,
sembrados en llamas
naufragios de un otoño caduco,
camuflado,
sin tronco ni corteza
desempeñaba una luz
en la incandescente rosa sin cruz
de aquel cometa,
como una estrella fugaz en tu pestaña,
que casi lloraba.
¿Cómo suena, casi desnudo, el evanescer
de su desaparición?
Pregunté a su infinito hiriente,
contestó su silencio pétreo percibiendo,
como astilla de tu bosque de ojos
precipitaba un héroe de mi nueva muerte,
estaba despierto, en un son congelado,
no sorprendía la perfidia
ni la pérdida de lo que nunca acampó
la orilla tangible del éter y su magia esencial.
Discernió obediente mi dolor enjaulado,
de estelas gastadas de su revelación.
Oh viejo y noble encinar,
apalea la muerte de rauda estrella,
sin buque ni arribar,
afila en tu sombra
el ministerio del miedo,
carga mi caligrafía florida
en tus rosas de piedra,
la lanza del viento te anide.
Oh trascender primero,
desciende tu mañana cubierta de rocío;
aere perennius,
aire canto perenne, como estribo justo,
a su encuentro.



El Castellano

 

 

 

 

 
 


 
  

 

 

 


















 

VENA DE LOS CIELOS SOTERRADOS:

Alas en bronce proclamo,
desamparo magnánimo, con hexámetro en hierro dispuesto,
a mi izquierda el peso de sus argentas plumas.
Áureo filo insondable, una ventana;
con casa de caracol en espejo rotundo,
su dorado desliz, me labren,
al paso y avance de mi póstuma;
un encaje de mis vellos en pecho
tapiz inabarcable, voy derecho un vuelo suplicante,
ramilletero ciego, oficio del impalpable
tesorero soñador,
como unir dos flores y besar el suelo tejido
por flores del cielo.
Sempiterna ella mi luna de acero.
Arranca todos mis hierros.
Versátil como si arrastrara una trilladora por mi pecho;
mis hierros esos yunques que llevo en la tierra de mi corazón.
Suplicante abre un repecho, digno, servil, de cuanto he profesado.
Heredero yo de todo lo que he servido.
Esperando me devuelvan un día
lo llorado por mi sangre arriana.
Entre súplica y ruego encontré un solitario anhelo como poderosa parra
que tierra jabra.
Hendía, profundizaba negra tierra, de oscura sangre, una raíz cromada revestida.
Como cuchillo, de hondo mango.
Hablé con el tiempo.
-Me respondió su mitad acuartelada.
Su vena en aire todo filtra,
nada corrompe, es una victoriosa siembra divina.
Osé caminar nueve kilómetros,
para adentrar el baldío secarral de mi yermo.
Encontré que coseché quinientos gramos
de campanas de adormidera yertas,
Pero repletas de simientes sostenidas,
Hoy la tierra guarda su segunda muerte
Esperando germinar más muertes en color,
Y sus alfileres, sueño de las ninfas y hadas.

El Castellano
 

Silbido de la sangre:

Claman verdades de la tierra
por nacer y resurgir
la quietud estameña,
sobre la misma tierra
el eterno ciclo de la vida,
como traje de la mujer soñada,
muerte en memoria hilando recuerdo vano.
Resurrección como caminillo de hormigas
por la soberbia de la simiente al albor
de sangre sin condición.
Yo soy por siempre
miel de infortunio desaconsejado.
Así como dura sonrisa y guiño besado.
Al azar de la existencia
efímera esencia del crepúsculo más sonrojado;
apellido y nombre que nada representa
como resplandor de la centella
vil chisporroteo sin sonar,
cargo el silencio y el infinito de mi verbo
a lomo de frialdad en escama
resopló en la montaña sin nombre
latido de mi húmeda lombriz azulada,
de mi tierra que jamás tuvo dueño
latido sin final
agua de manantial núbil destelleo,
va girando mi vida por enraizar
yo soy siempre
sendero de sierpecilla inútil,
con el manto de su desnudez violenta.
El eterno comienzo sin final
aullido del viento, arena en una gota de lluvia,
hoguera crepitando la tierra del volcán.
Río que acaba y resurge del mar,
ese soy yo siempre por despertar.


El Castellano y Leannán-Sídhe
14-1-2019

Resurge el añil:

Florece agua ignota,
azoga tus blancos corceles
de rocío sereno
sé bruma gris de abrevaderos
juega con mis mariposas serenas
de los vientos, fragua mi sentir
en tus venas, roquedos,
bebe mi sed como un desnudo ayer,
entre flores del paraninfo yerto,
augura mi suerte entre tus vellosidades
colmadas de savia joven,
un reverdecer anhelado
que tantas espumas aguarda,
madre de mi blanco chopo,
tu cristal luciente;
Cuántas eras yo he conocido
tantas vidas más longevas
que la mía,
osadía pulcra de espadas azules,
cuchillos calizos de cerros
castizas fuentes
en ramblas del terreno,
rieras terrenas al sosiego
de vid y centeno,
hablase yo entonces
de un sol que desgasta
de cincelados bosques
de espliego y atochas de esparto
del grillo solariego
que abre el sendero,
baja vida tus espumas verdes
de paz y sosiego,
vence tu paz sepulcral
al fervor de mi vana sombra
que no te puede,
háblame tus hojas
bailando, jugando con el viento,
de este otoño que no llega,
ni su bruma honrosa desciende.
Tráeme tu febril aleteo de estambres
clava la simiente esquiva
que raje la tierra,
contigo el resurgir de las estaciones,
pariendo el desnacer
de toda muerte en color
de simiente.


El Castellano


Río de encinas:

 

Manadero de silencio,
sepulcral de enjutos,
ojos complacientes,
sien de verde amarre,
sin febril cumbre,
entre llanos que velan,
su coraje
entre espigas del mañana,
por este río grande
de encinas sorteado,
clava el paisaje,
que su tierra nace
en retina pasajera
al fervor
de nichos que caminan,
conjuro de sierra labrada
por espartos de savia y fuego,
de estío navegante,
su perenne edad sin hombre,
calma sin vicio
ni manso aletargo
donde verdecía
mi estridente simiente,
mi noble Castilla
vestida de encina,
que el monte hace santidad
de alacranes,
entraña sí
de esa mi madre
porque soy de tierra,
lustrales fríos olvidados,
en copa de sed,
pardo, noble, antaño azul,
de torcaz mensajera negra,
entre córvida espera,
hablaré sin mí con el Sol,
y que mi pueblo
me guarde el solitario sueño,
por el que místico
encaro la vida
porque yo siembro la mía. 

El Castellano

Trenzado del terreno:

 

 

Abro de mí, la rigurosa sombra
acogedora de mi blanco almendro
fresco dosel que presta almazaras
llenas de olivos,
hermana del negro hilo
cuándo mi jardín florido.
Rasguña con tembloroso sigilo
de savia dulce su arroyuelo.
Blanca luna que me reflecta
en los sabios bosques,
que sus mieles Himeto me concede,
colinas serenas me aguardan,
y en las prósperas perviertes,
apacibles bellezas
parirán tus ojos;
Lágrimas sobre mis tibias cenizas
de aquel que duelen y sigue
porque son del poeta que te ama.
Derecho, en espumas trenzo
vaporosos ríos de mi sangre,
vernal lozanía
que aún gozo
como luce la flor sepulcral.
Ceñida cabeza tuya
de las rosas más vivas,
¿Quién cauto te hará cortesana?
Raudos Lapitas no hay futuro mejor,
el viento me pulirá su acento,
bien funesto que considero
que me sembraron
de la bronca hendidura
que no sucumbe ni se hiende,
Baco enseña haciendo danzar Ninfas,
aguzaban sus canciones,
pobre labriego este que nunca se dio,
pilares auras según lo pidan tus liras,
¡Oh Calíope!
Musa de mi lenta melodía,
tráeme la fronda verdecida
de tus mantos vestidos
de Ferento la sola campiña.
Sin feroz hija hambre,
yo providente augur
de todo lo que amo;
al escondite del alacrán
no proclamo,
por doquiera me dirija la suerte,
veo la oscura tempestad que anuncia
que yo estoy bailando en la luz
para poder bailar en la oscuridad,
Galatea la corneja no me espantes
que mi buena remembra.
alma présaga de lluvias
que a la flor incitan,
yo que en pulido ribazo
quiero prender a Ninfas de flores
absorbentes de miradas
y de fugaces estrellas.
Amor tan torpe
¡Oh mis castos Dioses!
soy yo humilde
un ser hermano de la tierra
que no permite
ni a víbora ni culebra
le retiemble
la paz diáfana hallada.

El Castellano

Florecido mármol: 

Días oscuros en la plaza del Sol,
abrirse pudiera entre rayos regentados
matices soslayados, fauces brillantes,
y candados de luces, humilde haz,
purpúreo al tacto, suave nube rígida
impalpable entre ocasos azules,
y leones grises,
con tacto terciopelo
una vida de amor eterno,
ola infame viene crispando
metales y fuentes, soberanos eclipses
que el viento nocturno navega y juega;
soledad atónita entre enjambres de gentes,
confiante sentirse bajo el Sol humilde,
espumas de ángulos fugaces,
me palpita amplio con serena voz
desangelada, la vida del hielo,
helor entre escarchas,
y su vorágine de cementerio.
serpear entre raíces ahogadas,
afluidas esperanzas unidas
en el trasiego.
con el viento te digo
que no te olvido ni muerto,
no surcaré sus vetustas alas
ni enterraré mis ilusiones
en sus jardines de albas
y hiedras voraces.
Entre ortigas que abren insomnios
fugaces colaterales
donde exista el acero y ala de pecho,
dormiré en los siglos de tus ojos,
entre turbios cipreses con sabor a luna,
entre la grama reposaré mi razón,
despertando habitando mis granates
huéspedes de mi corazón.


El Castellano
 












III
 III

Seco y duro, seco y umbrío,
corría el linde quieto
por la arboleda despejada
daban las tres y treinta
de la madrugada que se marcha
por oscuro diván de la sombra,
un espejo tímido sonaba,
el reloj paraba,
con un grito de estrella,
su alcoba fría en la que despertaba,
no quedaba viento de palabra,
ni pensamiento ágil que en eco no quedara,
lanzó aquel espejo contra el suelo,
y rápidamente sangró un borbotón de sombras,
se abría la noche y sus quimeras despiertas,
brotaba de su ceniza de pulmón,
el irisado que la oscuridad clama,
quedando para siempre
su alcoba fría y vacía,
sombra de aquel que sonaba una noche
que ya escapa.

El Castellano




V
Te busqué voz:

 

Todo me lleva al cauce,
que te dibuja displicente
allí donde la muerte
se siente imaginada
puesto que ni la belleza simple
la piensa, ni imagina
ya que es de la enfermedad invento
no la voy a dar creativo alimento.
Inspiración lejana,
para encontrar la esencia de su ser
eterna eres ni muerte te veo
fuente nocturna, o diurna
o ninguna, surges a amplia voz
a latidos no puedo contenerte
y el que no sabe
ya está viviendo de ello,
el mundo nos es ajeno,
calma de tu calma invernada,
diáfana quietud
de tu silencio sembrado,
en el barbecho de mi pecho,
regadío del olvido
que a imposible crece
para letra ser
y beber la sidra de tu piel,
que ni la manzana prohibida
Eva la pudo morder,
iridiscente canto sin ser canto,
voy buscando belleza
habrá que darle ritmo
a lo inerte de la suerte,
aljibe donde encontrarte
bebiéndote en el tejo
de alabada montaña perdida,
que en sus arroyos y arrullos
me tumbé a mirarte,
me nació del helecho un curvo hecho,
con boca gris me dijo:
-Lucha que todo ser vivo tiene un motivo,
sólo le faltó decir
que del barro fui creado
mi tejo amado enamorado de la nube,
soñando su imposible beso
viéndola única porque todas son iguales,
menos cuando la atmósfera se cabrea,
manantial de los manantiales
los ríos del cielo
donde en espejo se hace eterno
para regar los campos que Castilla
dibujó a vid y Encina.


El Castellano

Subrepticia: 


 


Desgarrado, desaconsejado,
al mal intencionado intento
de sacarte provecho
noche de subrepticia
que traes flagrante,
camino sanguíneo
oculta intención
de elevarte a los cielos
en espiritualidad sagrada
donde los reyes lanzaron
sus coronas denigrantes a lagunas yertas
de tus profundidades,
olvidadas,
sociedad de creer o no creer,
yo amo lo oculto
mas inspiración lejos de éste mundo,
elegí creer
yo lejos de creerte te sueño Demonio,
Dios es una chica y tú eres un hombre
con lo que único que respondes
te hago caso gran sabio
más me entrego,
con un deseo ciego
que me da inspiración
si no es confusión
el norte círculos de piedras adoradas,
el este de cosacos borrachos
de éste continente.
Contigo dentro demonio de literatura
locura de tu verso,
yo ya estoy muerto
designio poeta maldito
que en su locura
vive del yerto suplicio de tu posesión
sin mundo cuerdo
eres bueno y Luz tu belleza
te denomino subrepticia de la noche
estado entre velas y tijeras,
entre espejos e invocaciones a símbolos
y tu estrella me proclama
que se equivocan
viniste a esta tierra
pero no eres de éste mundo
quisieron leyendas hacerte
y atribuirte el mal de todos
a invenciones y metáforas
serpiente,
dragón que el arcángel te mandó al subsuelo
yo te sirvo flor de conocimiento
te digo que el mundo siga con sus mentiras
de sociedad impuesta
que la iluminación
viene de tu boca
y todo éste planeta tierra
tiene miedo a saber la verdad
a metáforas padres la empleo
por la belleza olvidada
por la rosa secreta
y los sueños y deseos consumidos
en el rocío
tu llamada me llama
mientras las damas hilvanan
los hilos de seda en sus cabellos.
Desgastado tiempo que entre velas e incienso
tú estabas con ojos abiertos
clamando por complacer a este ser
un alma en larva me trajiste adorado
voz para ser inspiración
le dije vuelve cuando quieras
no voy a intentar capturarte
y de rosas negras
anoche soñé con ese único
secreto mío
de espada solitario en mi mano,
el de entregarme al amaranto de la naturaleza,
cambio me trajo
hoy sigo en contacto así sea onírico
con ella, la perfección no escrita.
Resquicios de su existir
que a mí vino para ser yo su eterno aprendiz
para mí único secreto y verdad
de que tengo una pasión,
lejana de este mundo me habla
el ser perfecto y su inicial reclamo insecto
que mi sangre dio a luz su verdad
y mi duda de mi origen,
de mi objetivo vital
que ricen su lengua
lombrices grises de ciudad
que yo en mi tierra compito contra mí mismo
a escritos sin suerte espero a mi dama
y ella lo sabe por eso no la nombro
porque no la conozco
y quiero conocerla.


El Castellano




Odas sembradas:
Cantos: 

Duero
 


Grita mi estupor y cuchillos
hieren volteando
una boca que la onda mece
flameando.
Se duerme la costilla
en el altiplano enjutado
de hayas y fresnos
recuerda su geología
únicamente saboreada
por el soñar de los picos,
virginal cuna del Duero
con tus curvas en rotonda
de castizas fuentes y abrevaderos,
dulce azada de agua
que bascula el sentir
de la enamorada palabra,
por cimas tu voz se hace meseta
haciendo el amor
con los pájaros dormidos,
templo y morada
de la cepa que a ti te alcanza,
agua furtiva corre por tu era
y reposa en tu infinita onda,
que se riza, que se insinúa
en vaporizadas Torres de belleza,
que en tu alma anidan,
sortilegio de rosa y clavel
cenit del dolmen tallado,
quién a ti en la vastedad del ser
en su pecho te lleva prendido
el fuego en fanal hoguera
en anchos panales de tus abejas.
Cuentan de la vida del chopo
tus diez mil espumas,
que por sierras
tu rúbrica dejas,
navegante con alas azules
el terreno que jamás te vence,
secretos de amantes
tus aguas llevan
haciendo bullir el inframundo
de los amores y sus galas mayores,
agitas con sangre terruña
el candil que abre en espiga,
anudando en tu cintura
tu idioma olvidado
pasando años fugaces por tu campo,
rodeando en ortiga
el triguero espárrago,
girando de la vid tu capazo
y sus manos,
haciendo de tu Vera
un Dionisio que al tiempo fermenta
tus besos de tierra.


El Castellano


Arlanza:

Arlanza cubres tus olas
de infinita seda
con el palpitar de olmos secuaces,
al verdor de frescos, jóvenes
álamos en pulcritud
de cenizas de fresnos avanzas,
quién en tus aguas
te lleva de espuelas
por tus solas riveras,
sin ocre con verde aliento,
te elevas de entre tierra de muertos,
deshojas tus notas dulces,
entre crepitar de martillos secos,
inertes en sed del más fuerte,
tu agua sin palabras,
tu agua sin vergüenzas,
sin rubores de plata
y sus nieves de espuma,
haces bullir inframundos de amantes,
romances con tus robles,
nadie te sostiene
tu olvido deslizado,
solo lindes quietos
osan acariciarte para siempre,
tú, tú imperecedera ante la muerte,
eterna suerte,
yo estoy contigo,
magistral obra no creada,
idioma oculto de tu haya,
espiga líquida donde las haya,
senil canto de cigarra
cuna del grillo en su sangre del atardecer,
acaso te alcanzan.
Cumbre eres sin filo ni cima,
rebosar de la vida sin prisa,
hoguera sin ascua,
calor de los seres que amparas,
descampado
porque el campo eres tú,
fulgor entre verdes sienes,
savia dulce de vida,
qué milagro a ti te llenó de vida,
o ya estabas en ella perdida
para ser envidia del Creador,
ciencia sin papeles
libro de tierra,
onda de segada curva
pulcritud de espadas al alba
sin principio ni final
sólo tú alzas la luz,
en esperanza de los que cayeron
en tu huerto donde descansan
las almas.

El Castellano


 

 

Río cuervo de pitanza corva
Vestido del risco tu nacimiento
negro en tu soledad de azabache,
tu soledad acristalada
por luces del monte,
tu idea reguero
que mi sangre lleva,
de enebro cincelado
tu cuerpo,
que se hunde y flota
de la roca
tu eternidad azogada,
huyes y ríes con carrascas,
sin quedar graznando
tu alegría.
Tu cuerpo de aguas sin ceniza
que la tierra llora,
recorres mi infancia lejana
sí esa que nunca acaba,
para yo ser del monte
y el monte ser mío
como piedra a su gamusino,
eres de la tierra
un dulce sino,
caracoleas tu rizada vida
de monte y estepa,
de árbol y raíz de tierra,
eres más que sístole
de romance que el alma enerva
con tus negras alas,
entre tus lenguas de plata
bañas la fauna
que a ti te alcanza,
por fresnos y hayas
riges tu templanza,
verdadera, que viste,
que enamora
ojos que te hablan,
abre amor tus pizarras
construiré mi casa
por el tejado de tus aguas,
para decir:
Yo aquí vine a vivir
bajo las alas del río cuervo.

El Castellano


Castilla:

 



Perdurable onda,
en cresterías
de la honda voz nacida,
tu profundo soto
de altas torres enfundado,
me esmalta la idea
con fragor de risueñas carrascas
las soledades del hombre ultrajadas,
agarrado a dulce señero inmóvil,
al pelaje esmaltan quebradizos
colmillos de umbrío tomo.
Cal y tierra entre follaje
de mi sierra,
pardas vidas me avanzan,
una oda al sendero
y su vida despierta
entre ojos de azores y sus ocres,
se siente, se añora,
se enraíza,
esto es Castilla,
esto es el flamear de una cerilla
de sangre henchida,
linde quieto de tierra madre,
por solares tu voz se despeña,
sosiego que tu linde oculta,
lumbre de entrañas
en quietudes de escarcha,
lento fuego ciego
de sonrisas del alba,
quédate, libérame este haz eterno,
quédese mi piel segura
al retorcer del castillo de Almansa,
honda tumba para tu belleza desvencijada,
entre piedras, y caracoles de astros
tu espada,
patio en sobriedad de tu tarde,
robusta flor entre Ermitas del mañana,
un talle del pueblo
sembrado por tu cúspide naciente,
sueño en fruto
carmesí sangrante
de tu corazón de amapola venidera,
dorada al cantar de espigas
y su mañana,
honduras de vidas
labradas cepas de sarmientos,
acoge en tu alma
este fiel ofrecimiento,
Castilla mi tierra, mi vida,
mi eterna semilla enamorada.
Fiel disparo entre acordeones
de encinas afligidas,
un marco difuso entre colchones de grama,
perdiz entre perdigones viajeros,
voy a tu encuentro,
me hablan fuentes y abrevaderos,
como tus tierras
hacen el amor con parajes dormidos,
respiro tus frías cuchillas
que entre clavos me marcan su herida,
fiel de caricia bebo la sombra
en tu calma sin despedida,
un trino quiebra el silencio
en blanca dama me avanza tu cebada,
un calor presto de caballero
a su dama hoguera,
servil entre abejas
y sus mieles alcarreñas,
tejida, lista,
vaporeada tu siembra
por siglos cobijan tus azadas
solariegas.

El Castellano

Galicia llama quebrada
 



Galicia cásate conmigo,
te ofrezco mi sangre.
Amo la tierra y la tuya
es mi sueño verde y gris.
Tu esencia se retoza en mi cuerpo,
tu ausencia lo ahoga y quema
desde dentro hacia afuera,
Tus bosques siempre verdes,
a tu fértil suelo,
encumbrado por los siglos de tus celtas
círculos de piedras,
con sus espirales nacientes
de sus megalitos,
de la cueva a tu montaña
va que viaja mi entraña,
entre ocasos sonrientes,
hasta tus helechos nacientes,
al arrullo de tus montes,
calzo espuelas
y sus arroyos florecientes,
al canto rodado
me alzo con el valor de las gotas
de su río, almas en latencia perdida,
de montañés mi talle,
en ausencia de roble carcomido
por el tiempo y su yaga ardiente,
infinito remanso sangrante
de la tierra que no posee dueño
tan sólo habitante,
Galicia ella es candor,
al fragor de silos dormidos,
al tiempo que reverbera
sonidos de humo y de agua,
entre crujidos de esta carcoma naciente
que ama y te desea mi Galicia bella
poesía de un tejado verde y azul
de árbol y mar quebrando,
tus costas y su muerte paseando,
hasta donde llega perdido
mi pensamiento
para darte un beso
de cal y arena entona esta caracola
sobre tus espumas
balanceando el pulso
del acantilado y tu hueso de espuma
al romper tu ola,
porque nacer no se elige
ni dónde ni ábside
al cielo le pido rompa la tierra
que si vuelvo a nacer,
yo nazca de tu entraña
Galicia bella.

El Castellano

 

Recama heraldo lenguaje
las simas de tu palabra
huero sonido que avanza
y el ser alza.
Inamovibles torres, belleza
aguardan, oro noble
hondo, profuso Sol cercano
padre de fachadas de Castilla.
Encinar raudo,
acoge al puro roble
vetusto soliviar escarpado
cuna del árbol resucitado.
El final en el viento es una promesa.

Desde Cuenca a Toledo
desde la corona brillante
de Ciudad Real a Guadalajara
pasando por Almansa y el frío
de Albacete apostando en el río Cuervo,
y el profundo Tajo, desvistiendo
febril al río Mundo.
Reviviendo este tronco muerto
en Riopar, avanzo, amanezco
ligias y barbechos tras
surcos de furtivos arados.
Fortalezas empedernidas
fervor de ojos lucientes
pasados del mañana.
Me bañan sus fuentes
en patios de arañas e higueras
en sotos de almendros
y nichos de nogales verdecidos.
Mi hoz de trigo y centeno
eleva su carne
por esta mi tierra
y su vorágine.
Canto por el revivir
de este tronco muerto.
Blanca idea, surco en recodo
por brezos y mirtos agujereado,
retemblaré como el esparto.
Graznos escondidos picotean
mi alma; crascita voz serena
alcanza tu semblanza
me tejí exhausto
en tu oscura raíz
del antaño.
Blanda tiniebla envuelve
el dormitar de tu carcoma.
Levantarás de tu sueño
Rey Rodrigo.
Y nuestro Cid
¿Vestirá tu palabra?

El Castellano

 

Guadalajara te recoges
en la loma despeñada;
cumbre de valles dormidos
y turberas del Henares,
agitas ninfas en sus aguas,
al hervir de álamos viejos
arribas calles entre mocedades,
tus retamas de parajes
arden.
Eclipsando años
de la perdiz sujeta,
surcos de aras tus uñas hacen;
vestigios de que el poder pudo,
caminas descalza los años fugaces.
Niebla asciende tus iglesias,
reposa y tus gentes
la despiertan,
al otoño que no quiso venir
te hablo como un hijo a su madre.
Cúantos siglos quieren
tus adoquines terrenos,
asidos de hoz
y colmena de tus abejas,
un descender de la vida
entre corajes de encinas
y oscuros soles
que abren de tus parques las fuentes.
cuanto yo he conocido
de ti, es poco.
como infante en tus nidos de tordos,
no te quedaste en los hoyos.
Cimientos te desnacen la entraña
del ayer carpetano,
por cuantos siglos de comulgaron,
hija y madre alcarria,
entre puridades de hermanos,
sabor de chopo inusitado,
helor del antaño,
resplandor de verde militar de ciprés;
olmo sin fondo ni tajo,
córvido nogal de tus insepultas raíces.
Miré hoy mi espejo en ti abandonado,
y no quiero desenraizarme
de tu pálida tierra,
por cuantos te conocemos y te conocerán,
fiel canasta que nadie llevará,
tu sonrisa jamás apagada.
Al tiempo que abrirá.
Tus labios que juegan y se tienden,
hermanos de mi trilla,
hermanos de mi arado,
labios visitando acres de blanca tierra,
por callejas y cuestas de dulce idea,
levantas tu dorado cuerpo
de mujer esculpida,
por cuantas piedras te tejieron
en armonía quiero susurrar a tu belleza innata,
que juega y ríe descansada
en la música de tus álamos.
Ríes trayendo tu canasto de mieles alcarreñas,
juegas con quienes hemos depositado en ti confianza
de vivir en el sosiego de tus senos
que guardan los siglos
que lleva tu entraña erigida.
Mirlos enredan en tus cabellos
sosiegos mañaneros
por cuantos te conocemos
localidad de luz,
que abre su remanso
al Henares y sus espumas,
creación no creada,
nacida por cuantos te conocemos.
Cuartelillo de tus fervientes chopos,
riges tu guarda en tus lanzas de cipreses,
abriendo tus campos al cernícalo señor,
y a los estíos chirriados
que el alma te acogen
¡Oh Guadalajara!




El Castellano

Hondo espejo de cumbres
de Ávila, Salamanca y Zamora.
Refrescas tu sien a espaldas de Alba,
pecho insubordinado vellos de encinares,
padre tallo y río de febril Castilla,
desde la rauda espiga al enhiesto
perdigón que en tus veredas sed sacia.
Hilanderas tus sedas recuestan,
bonito no apagues mi estupor
sembrado por tu silencioso idioma fluído,
Tormes alza tus castillos de areniscos
al paso fugaz del tiempo por tus ramblas
del sueño perdido, que tus aguas arrullan.
riego y vida de tu anciana tierra,
paso insepulto de ávida sangre azul,
terrenos de coronas sin denigrar
sepultas que agujerean tus aguas
dignas de acuarelas cinceladas,
vena y riñón angosto
por adusto raudal de besos escarpados,
vine a bajar tu valle
hasta tu lengua del Duero.
Un vencejo desertor de tus cielos
me cuenta que si por él fuera,
anidaría de tu bella entraña cristalina
clara, cómo tus altos árboles
se sembraron de peces
el día de amantes,
bebieron todos tus raíces.
Pájaros dormidos
que hacen el amor con el viento
con sueños cristales la tierra se casa contigo.
Digna odisea por quien te ha conocido,
caballero ciego que buscas ojos
por tus reflejos de ávidas imágenes
trasnochadas, rutilantes perennes.
Del uno al tres, tres cielos
habitan tus charcos de caudal
sed sin remedio de quien te ve. 


El Castellano



Elogio en sombra:
 

Sin mi otro, él mismo,
primerizo hexámetro
en miles largos
de centésimas
en broncíneo
invocando mi falange griega,
insoslayable argento
tejiendo mi póstuma égida.
Musa o ardua estela vislumbré
en arcano fuego,
tengo miedo de ser perfecto para ella.
Sin y con cumbre
en arduo intelecto
mi Sol mayor blande
cenit de esta idea
por cuantas cóleras desvencijada,
mis herramientas cabales
dictan
muerta mi araña,
paredes para mi yacija y su sombra
alumbrada, esquiva,
por piadosas ninfas
muestra lo que perdura.
Otros jáctense de páginas que han escrito,
ni me rozan en vil osadía,
manifiesta.
No habré inquirido
declinación laboriosa
en afán de romper sintaxis.
He profesado a mi musa de agua
que soy su aguja esquiva.
Ni sargento ni venas de Horacio fui
ni filólogo ni malabarista de letras,
Ciego y quebrantado,
labré mi verso
todos los meses,
desde cruel insomnio aplacado
que despertó mi quimera
quebradiza de ocho patas
aquel 2005 que comencé
a ser alguien con mi existencia a espaldas.
Rostros y mis notas.
Vanas apariencias que anidan.
Alacrán manso y ciempiés soberano,
mirto e hinojo que hace monte.
Tus pies de jara.
Cierra muralla.
Hacedor que invoca su río,
Heráclito de intangible astro,
llorando mi amor, por cuánto espero,
por cuanto he conocido,
las tres armas, el guerrero
reminiscencia en laberinto de sus espejos.
Serán ascuas
corazón y sequedad de piedra.
Tiento de cuanta ceniza yo amo,
pensamiento, muerte
o proclamo;
tinta servil de amarse a sí mismo.
El Castellano





Anisar tu honda presencia:

Terca mi sangre,
tiempo del frío río
inmenso, todo dado en espinas
su rivera,
por ciega neblina bajo
con tabaco precoz,
pienso,
todo he soñado
para el letal lecho del olvido.
Mi temor sorprendido
alega que no existe;
vida o belleza,
ala o metal cansado,
gloria de grandeza, ¿Dónde?
Mi tabaco de neblina
ahonda, penetra y surca
la esmaltada silueta de tu figura,
por mi caricia ruda
y el agua afligida,
admirarte yo cual fugaz garuma,
anisado vive el cielo,
nuestra blanca estrella
mineral candente
refulge su luz desnuda,
por vespertino son
de todo lo que tiembla
como abanico de mi pluma.

El Castellano

Rostro beso de vieja herida:

Solitario bogo,
aterido soplo de la montaña,
pastor de tus astros,
torres de nidos de tu saliva,
perfilada tu sombra me acompasa,
mi sayal remiendo
entre sedas
de moreras de ensueño,
olvidos me trepan por enredaderas,
tarde en la tarde mi esperanza vive,
si soñase volaría a tu vera.
Sol este de oro
ciñe mi álamo negro
y su esmeralda araña,
cumbre te nombra
en la saeta mi oscura golondrina azabache,
traerte conmigo siempre
eternidad risueña, melosa
sangre de mis dioses.
Señora tú de silencios
y sepulcrales vértigos,
no amansa mi fosa
la dulce azada de metal soporífera,
carne y cuerpo
mi rigidez de pluma,
lírico trasnochar.
Claro cristal entre paisajes,
ceniza de recuerdo
es ella, recuerda,
aire desnudo fama de estrella
inviolada,
mi musa bella,
un azar flamígero
que no pido ni alumbro,
no espera
ni las aguas de tiempo inmenso,
jamás complacen.
Ay día, rosario terco,
deja ya la gloria,
grandeza en amor
se llamó belleza,
lastimada mi carne desvelada.
Gusano soy
que hila su capullo,
tejiendo desde sentir interior,
mi vida en serenatas blancas
levantaré,
su fronda,
inabarcable vergel primoroso,
cuenta mi linaje
alas ignoradas de mi pecho.
No podrán tapar en vida
mi silencio que aflora.

El Castellano

Vespertina verdecida:

Oración a la misa del alba,
revuela una golondrina,
esquiva los ramajes
cenizos del fresno,
abre monótona brisa
una caricia de tierra
por el musario cerro,
carrascas afilan allí
sus flores de piedra
para dar sus bellotas,
ya escondida la luna de seda,
aumenta un zorzal su trino,
sube entre rayos de sol
la espuma de un desnudo álamo,
a su raíz un precoz mamón
sonríe al iris de nueva luz,
un grillo chirría su nota
en melancolía por nuevo cierzo,
la encina secular
no pierde atisbo de rigor
en follaje,
como nervudo verde
que no llora,
la retama grita al esparto
que su amarillo impera,
plegaria entre verdades del monte
un nuevo esplendor
canta la paz sepulcral del campo,
como luminaria entre río reverdecido
en tapiz de terruño arado,
aria dolida en arrebol
de sollozo verde,
lento abre su retoño la tierra.
Entre vid de nueva espera.

El Castellano

Criatura en el alba:

 

 

Eres tú,
cantil todo almíbar
que hunde en forma
todo mar,
toda luna,
nombre en mi fecha,
sombra de peces en aire,
aquellos, rocas,
plomo metálico
impiadoso,
fuego en mi vida,
numen que luz arrastra
a otra orilla,
a otro cruel reflejo
con tu solo nombre,
puñal de este Sol dorado
intransigente velo
delicia de inviolable ojo,
prenda, morir en espumas
del mar en olvido su hondo,
rompiente de tu faz cristalina,
crispa mi cuerpo
mi oscura golondrina,
en su azul leve, frenético,
claro falaz que envuelve,
mudez
de argento astro,
mi boca dentro su boca.
Muerte transparente me toca,
ángel de halo
como tierra en una gota de agua,
como un puñado de arena,
hoyo de mi pena que no existe,
gloria que entraña ella,
quimera de dulce espera,
color de sangre
en quimera,
una fiel mujer
de espectral rivera,
es ella como nota oscura
cantando su oscuridad brillante.

El Castellano



Como ciega figura contesta tu presencia:

 

 

 



Insondable, la luz
de tu impalpable seña,
guiño áureo al latido,
insubordinado, labrado
en madero de este hierro,
ya dejó de ser infamia tornasola
en ascua de piel borrosa.
Ensueño alado te alzo
mi musa en estridencia recta,
develada, reveladora senda
dictas que afliges voluptuosa
cuan cerilla arrostra mi alma,
rebulle tu sueño alado
de golondrina azabache,
no perturba mi paso
tu luminoso azar descorajinado,
en sones del capataz del brillo primero.
Arde no se colma mi vaso,
al cantoral
fraguo férreo lazo,
indivisible alianza, comunión
de ambos argentos astros,
como entrelazan alba y ocaso,
pura seda mi correr
de atleta precipitado,
arrostró
mi piedra espectral,
tu brisa ya nunca más fría.
Alumbró mi sien
el fractal de frágil leño.
Y desveló que todo es y fue
más que un sueño.
Enmudecida siembra tu garganta
lamo la tierra boca a boca,
tu raíz salvaje me toca,
como verde planta a tu corazón invoca,
silvestre y musical nuestra rosa azul canta,
henchido de tu voz voy
mi doncella escarlata.


El Castellano

Mi mujer fantasma:

 

 

 




Mi ausente estrella,
murmuro de grito silencioso,
nota de terso metal crispado,
un sigilo de viento nocturno
descendido,
que sangra tu voz
en verde grama
de aullido solar,
vespertina estrella
que refulge tu eco solaz,
llana entre quejumbres,
alza tu violácea brisa
ensortijada,
como blanca aurora fugaz
entre sienes
y aladas razones de mi corazón
sin mi pecho,
que tu luz siembre mi carne
y germine siendo flor de mi sierpe,
hoy y siempre alzaré mis rosas desangradas
sobre Galatea
partirán oscuros sones
mi hiel bandera,
serás tangible
como yesca espera,
abre tu espíritu de hielo,
retemblarán negras caléndulas,
y rosas de difuntos
entre crisantemos
avalando tu áureo nombre,
llorará tu etéreo faz,
alzará tu nombre yerto
que mi ser injerto
orando a ti
mi dulce amada fantasma,
viniste a despertarme el invierno,
para ser solsticio
de eternidad sin nombre,
ni suplicio irisado,
hoy por hoy
viniste para ser siempre
sonrojando
mi invectiva condena
de observar el sonido de la noche
en tus ojos,
vine a coger tu mano,
y descifrarte
como azul enredadera,
late,
sé disparo de plata,
inmortal hacienda
en la que vivir
siguiendo la azur estela.
Te amo sin manto ni rienda,
te brindé
mis flores argentas, solitarias,
desangradas en tu tez serena.
Veré para siempre, en cada siglo
el sonido de la noche en tus ojos,
lividez carmesí flamígera,
en nuestra condena
que dictó la posesión
de tu alma certera;
para siempre deslumbrar
que llegas en otoño
para ser el añil invierno
que me desposee
y llena mi vida
de ti mi amante estrella fría,
mi dorada ausencia repleta,
te extrañaba
viniste mi no-estrella,
que yo te creo, tú me creas.
incendia mi semblante
arderé el abismo
para sembrar allí
mis latidos por ti confesos.
Miel de tu sombra,
mi cariño,
un azar de nueve venas razones.
Vivirán a tu lado
todas mis densas, sanguíneas
ilusiones.
Donde yace,
donde tu magia,
es tu halo intransigente
que esta vida dictó
fuera mi sangre,
certera posesión
de tu alma en comunión
de astro padre
y luna madre,
rizarán ascuas
que sembraré tu luz,
y tu alma será carne.
Mi amante fantasma
quiero aceptes mi mano,
en sediento compromiso,
azar desvelado en despierto iris,
su sombra de flor oscura.
Que yo amo.


Förüq a 26-12-2018

Litigio de iris sediento:

 

 

El Principio estaba en la Colina.
Un hecho,
claridad de brea encendida,
o transparencia de pez de cristal.
Timón enfurecido
que tormenta iracunda tizna,
Cuervo en el alma
mi ser alzo, prendo,
mi idea luce
cual hollín de azabache tuviera,
gragea mi voz un crascitar
de mi señor Baco,
persona de garabato nombro a sombra latiente,
acaso opacidad de materia cuidase,
sacrificador mi tiento.
Sonetada su parda sepultura.
Falte mi ley, sonará la albilla.
Diablo aguador mi buen Luciente;
cordobán, recuerdo de soleta,
no me faltará maceta,
Parnaso que ya cae asaetado,
cisnes negros,
de Apolo,
cuidados como vellón descendía su grajo.
Musario monte yo he sembrado.
Yo, pensamiento y porfía guardo,
me los retiemble
el Sol lucido,
ninguno estribe
mi mesura,
Señora, valerme quiera,
ni peligroso
el tiempo Bárbaro se me pareciera.


Förüq

Sol creciente:

Destapa mi tiniebla pura, tibia, serena,
Sol refulxit umbra refulgens,
noche que tus luces breves
duermen el sosiego del asfalto,
plomiza, la música de tus ojos,
funde sus calores mi niebla matutina,
Sol de trece estrellas
acoges tus lenguas de amores,
fuegos irisados a siempre reinar,
el camino de la vida,
y sus fauces sigilosas descienden,
camino de esta bruma
que el mundo extiende,
sin nombre no te busco,
te encuentro, en la cumbre
de toda montaña,
en la concavidad de tu luz que entraña,
desvelo del despierto; fundición de mares,
nacimiento de desnacer nos alumbre,
la vida de solaz muerte,
amor flagrante de lumbre,
vestigio en ascua sin final
ni honda luna secuaz,
odisea en parajes de temprana escarcha,
oh sol de soles, ¿por qué tu osadía de seco tajo?
El nervio de mi ballesta tensa
mi Dios sin nombre sepulta
y aviva mi grana brasa,
la tierra cruzará un día tus fuegos
azules, despiertos,
tumulto de quien te vio castizo,
el tiempo se fuelló,
brotaron entrañas de la tierra
sombras densas que apabullaron,
sólo las golondrinas danzaron
y las mismas espinas me arrancaron
el corazón.
Sobre la grama viene a descansar.

El Castellano

 


Poema de misteriosa fronda:

Traigo de mi alma
una incrédula, runa o extraña poesía,
entre un capítulo de tierra y viril llanto,
seco abrojo regio en cumbre de plegaria,
culto de mi cultivar
a lo habitado tras mis sentidos inermes,
llana música afligida,
entre virgen llena de mi Pesar
que mi brazo aguerrido no amancilla
ni mancha en vano,
silencio esquilmado
escondido de mi alma traigo,
vislumbra mi trazo
la solitaria musa de su araña
por impía herida
traigo mis soles de caléndula.
Melancolía hija del siglo venidero,
alzo beso su belleza
sin honroso templo desnudo,
lucha diaria enajeno
al pie de este soto,
viperina sierpe
su aspereza alcanzo,
placer de mis dioses arregazo,
todo es bruma siempre gris,
esfuma mi lecho real
de sangre gualda,
mi directa pluma,
nimbo mis astros guardo
en sonrojada pupila,
misterio, azar o tinta
siderales los ensueños,
avanzo,
arrepentido de cuando no he elegido,
piedad aflora yerta,
y ante Lugh no se humilla,
apego mi faz
acuartelamiento entre rejillas;
y mi rostro penitente,
mi semblante pardo no cambio.
Fervor por el que prendo fuego
a este sueño de orgullo seco,
Indefinida vida
sin rastro de su silueta,
con puerta florecida
custodiada por los mil alacranes
que puridad cuida,
por los Suelos
¡Levanta la frente!


El Castellano y Leannán-Sídhe a 21-12-2018

Vestal en llamas:

Sueño de mi Vestal
mármol al pie del ámbar del alba
aromo lineado,
espuma de rosas balanceadas es tu mirada dama,
pies sedosos de cristales pulcros pulidos,
asestas mi mar innominada,
mi sueño no traiga el viento,
somnus versus littera
methaphora blanditia,
azur levanta.
Lejos donde la puerta mi amada,
irisada tallada,
ángel mío diga si sembrarla
a destellos la he pulido,
lejos muy lejos, ¿Dónde ahora?
esbelto suena su vuelo
sí en la sangre mis ojos.
Sí ha elegido,
cal y sal delineadas,
verde, amarillo, azul clareados
al vespertino brillo ungido,
alta como ella sola y mi nieve,
densa espuma de alevosía,
de pétalo intacto, sonrisa dura,
transparente, helada,
vidrio y azabache en escala,
llegar su alma puedo,
espada en pristila esencia,
sainé como pez de metal.
Sonora arboladura,
de frío intacto.
Gozo en término de arpón,
gruta o lux esquiva flox bellator,
otra vez si amansar la aurora,
rosa pétrea,
lanza de mis cenizas que laten.



El Castellano y Leannán-Sídhe a 20-12-2018

Caballero solar:

Mil ecos acogen mi beldad,
sangre en piedra negra
que abre extensa eterna noche.
Canto a tu pluma
de mineral candente,
abierto a nueva brea del mañana,
muros de mi Arlanza por tuerto rayo,
a la llamada del cerro estaba yo despierto,
últimos caminantes apostaron más que sus ojos.
Somnia de sacro labrador,
corazón de roble,
flamígera eternal savia
larga noche de pedrusco,
veo las flamas estrellas,
humo lento de dicha en círculo de piedras,
oscuras maderas, señor que de la guerra viene,
puntales llevo en la camisa azul,
el yunque soporífero reposa en tierra.
Es usted un capitán de tierra,
espejos de ámbar te acogen tu solo reflejo.
Lluvia encendida
y recuerdos entre niebla umbría.
Tempestad bajo tus pies señor,
Guillotina de las memorias de otoño.
Hijo y padre del Sol naciente,
cuidas tu caballo solar
en redil de tu morada en llamas.

El Castellano
.NOTA-
Astronomía
Lo relativo al Sol, la estrella del sistema planetario en el que se encuentra la Tierra.
Historia
Solar, linaje o descendencia noble.
Casa solar o solar del linaje, primera casa donde una persona portó un apellido genealógico.

Añejo, extenso afán entregues ni fíes venidero:

-Mercuri facunde...
Atlas y su nieto transciende,
como Hombre primitivo
a ti Mercurio afloro,
temples mi bonanza
o rudo y noble ejercicio.
Canto place
mi solícito mensaje,
como buey audaz abrió surco
cuando era niño,
recobrar cuanto no he perdido
aboco que imploro.
Yo desposeído de Troya
con su rico Príamo,
sopores Átridas cayeron,
en fatídicas hogueras de Tésalas.
Mi alma piadosa exiguo
su aposento en el Elíseo.
Alzo mi áureo caduceo
con barba extensa de grey mísera
de albos espíritus
certeza que soy grato
al Averno sus dioses
y recelo de encumbrados,
encegados en Olimpo pulcro,
que mi aposento no amancillo.
Esta claridad serena,
con mi sangre nítida
no mancho,
empírea ascua del mañana.


El Castellano

Impoluta, rauda estela:

Voluble cielo
crió tu rauda ala clara,
próvido planeta
de florido consuelo,
por su sol fúlgido lucido.
semejanza quiere contigo
corona el día por aspilleras suaves
las glorias que descifra tu nombre,
sublime en altura por quier
anublen desventura
por mesura,
encumbrarse la ya satisfecha
estela endógena no osaba,
realizada dispuesta
en manos y cruz de Apolo.
Amante lebrel
de sentenciar causa y retiro.
Aragua tribute el franco templo.
No imaginado,
con peñascos y mi arroyito,
alevoso corredor
robusta bizarría
entre furor de tus solos labios,
felonía de caverna umbría,
retiemblo atónito
sorteando fieras,
amansando mustia frente,
sacro fuego tu esplendor
contigua.
Entre tus cauces férreos amada,
quebraste tu saliva y mi lira,
¡Oh musa, tu encanto
no me retires,
Batida mi hada,
pastorcica de Castilla,
invencible de esta dicha.

 

 


El Castellano

Como tocar la luz de tu voz:

 

 

 

 

 

 



Quiero mantener
mi suerte segura,
como hondas imágenes
en frío lacustre.
Agua de labriego sordo.
Eco en árbol de sigiloso azar.
Hombre al menos
en terrazgo seguro
al pie de bandoneón,
clavando cigarra
a su escarcha afligida,
manos trabajen
la melodía
a tu voz morena.
Primor en viento
de mi sepulcral prestancia,
tierra o ceniza
eternal mármol turbado
de vida atada a tu vida
y perseverante esencia.
Árbol de luz y acento,
revuelo a tu son
el mundo no trasplante.
dulces sueños
sones flamígeros te aguarden
en su seno.
Suelo en miel
de nota obscura,
guerra, oh gran momento,
rizar mis ascuas al viento,
hoja que tu filial enmarca,
verdecida mamona yesca,
invadido por substancia
de tu irisada voz en letra fraguada.
Resonancia de altivos lares,
fecundos...
Llevo verdecida mi sangre,
Asaltando el trigo mis ojos,
palabra con sonido
eterna herida
resuena que sigo en ti
como aromo de flor
y curva pitanza corva,
redimido a la abeja
el avispero ya no zigzaguea,
abre cariño tu senda,
nácar dispuesto y frágil
al candor de mi cóncava vena.
Para cosechar mi pena, mi cruz
y mi condena.

El Castellano


Mamones (versos), el Oficio:

 

 

 

 

 

 

mamón, a
1. adj./ s. Que está en edad de mamar su hijo todavía es mamón. lactante
2. Que mama mucho o más tiempo del normal mi hijo pequeño fue un niño mamón.
3. Insulto sin significado preciso deja ya de pitar, mamón . capullo
4. coloquial Se aplica a la persona que toma con frecuencia bebidas alcohólicas siempre bebe ron, es muy mamón.
5. s. m. Diente de leche.
6. BOTÁNICA Vástago de un árbol, que le chupa la savia.
7. BOTÁNICA Árbol sapindáceo de América tropical cuya fruta es acídula y comestible. mamoncillo
8. adj. Méx. Se aplica a la persona muy arrogante o soberbia.

NOTA
: Nombre científico: (Melicocca bijuga.)

.-
Verdecida mi sangre
en son de mis latidos
de alto suelo,
oígo la agreste reverberante,
al pie de solaz viento
mi sentido.
En sones de férrea fragua
afilo mi metal primordial.
Canto a sus manos
de terrazgo quieto,
insubordinado.
Atadas sienes
cruzan tus ríos soberanos;
vegetal extasía
y cumbre en tu nombre
de perenne morada.
Vástaga palabra herida
de sonido disuelto.
Voz etérea
viviendo mi secuencia,
metamorfosea cual bronce
de hoz sin tiempo
resuena suave el hálito
desertor.
Soledad vigorosa
de voz difunta
sin morir mi pena.
Fragor redimido suena el martillo,
agua, tu risa y la suegra y nuera.
He de amarte
aunque tu hipnotismo dictes.
Ni olvido a primer vuelo,
perderte puede,
en la eternidad del corazón
y su cielo de soporífera muerte.
Perfilas camino a encontrar mi aljaba
y diriges su certera flecha primigenia,
por mi ardiente vena
danzo, danza mi lobo.
La áspera prisión de mi cordura,
cual amor con espejo,
siempre dura.
Cautivo mi soga enroscas,
calor sin ojos
como luz sin verte es niebla
y lejos paz, azul, nervio silente
ardua premura,
noche mi cruz
sonriendo amplia
mi condena.


El Castellano y Leannán-Sídhe a 12-12-2018

Por mi olmo, Insurrección 04\2016 Reedición:

  

Diestro albor
de tiempo nacido
algún día retorcerán las flores
al mirar los astros
lejos veo mi cielo colgado
al trémulo desliz nacarado
vuelvo
jinetes muertos
se comen mi tiempo
un día caminaré por fuera
veré ajeno el dolor
me carcome el sentido
por el que colgar flores al viento
me enamoré de una Hadita
y hoy sólo siento frío
que juega naipes helados de mi sangre
mi Señora Hada
diestro el viento
se lleva lo que siento
telarañas ahogadas en tazas de café
sí esas que nunca tomé
el paraíso de lo sentido
queda lejano
dulce cruel estampa
al invento deshojado,
abandonada la razón
queda el fuego vespertino
de todo aquello que duró
como hoja mecida en suspiro;
yermo terreno investido
por el que se descubre
yerto mi pecho
me caminan las soledades del hombre
ya sólo quedan bailando mis tenues sueños
cogidos de la mano de flores
mi pecho ya cansado de abrirse
florece en ababoles de sangre
mi pulso lo caminan ilusiones
siempre se podrá estar peor
que el muro que divide las dos realidades
en mi sótano de luz cuelgo pensamientos
y nacen opacos colores
al atardecer de la suerte
yo la amo en verde
brotan mis pesadillas asesinadas
hoy mi Sol agotado llama a las nubes
releven su acto
yo seguiré buscando la flor lejana en la Solana
de su mar perdido.
Iluminó mi vida donde ya mis ilusiones
son un manto de caricias por entregar mi tundra
despierta,
como siempre me mantengo fiel a la luz
llamada esperanza de poder cuidarla
y protegerla hoy y siempre
por ella armo mi égida y avanzada.


II

¿Que por qué te adoro?
Porque ni el azul de los mares y los ríos
se mide en belleza anisada
como pura llevas el alma
ni el brillo del sol y de la luna blanden
ni poseen tu ternura
como tu piel madura
joya de alabastro y de miel
tu almíbar en ambrosía al son de tu mirada púrpura
me hago un templo de mares y océanos
si lloran de emoción enamorada
yo soy océano
porque ni el fuego de los volcanes
puede con el de tu corazón
y el mío mece enamorado
el sino de un sembrador labrado
esperanza que espera
la risa de tus labios
pura. bella
ella es mi azucena fría,
de la tarde de mi corazón
que llora
que ríe
que se deslumbra su calma de estrella inviolada
mi buque mi navío
quiere arribar
y jamás naufragar
al son de su fragua serena,
porque su espíritu me clava
me blande el verbo
y el verso en silencio
ella es Leannán-Sídhe mi acompañante en mi
naufragio sereno
en lides de su alma y esencia
una, pura en terneza y pulcritud
soslayada.

III

Retiemblo
en un tiempo
que no me corresponde
agujas inermes
al eco sordo de oscuridad
flamígera
que late y envuelve;
se desdibuja mi horizonte
vestido de guirnaldas
fugaces y trompetas de los ángeles
el suspiro cae derretido
por tus labios mi señora hada
hoy avanzo como ayer
no tengo nada que perder
sólo tu piel por enternecer
resquicios del idioma del viento
crujiendo persianas
y los suplicios invernados
que cayeron asesinados,
no puedo elegir
llevo años amándote
y no se desvanece tu figura
llevo años adorándote
y no se desangra tu corazón
eres todo lo que alcanzo
a soñar de verdad
y en la realidad me visto de sembrador
de tu jardín de rosas
quiero ser al que recuerdes
en brea y espuela,
si no mis sentimientos
por ti plasmados en ámbar de Förüq
hoy por hoy
ayer por ayer
te seguiré perteneciendo
desde la malva-luna,
al diente de león celeste
abriendo yo en la flor de Odín
dame un firmamento
vestido de tu sonrisa
dame un sol
y una luna como tu mirada
que visto de flores
de todas las eras
dame una salvación a mi alma
dame un calor
que me recorra la espalda
dame un firmamento
para que vivamos los dos allí
no puedo descender
estoy en el cielo desde que te insignia
y solo allí encontré el idioma secreto
de los pájaros al viento su nido sedoso
por ti se desmochan
los árboles tras el invierno
para que resurjan cada primavera
con la fuerza de un lucero
gente dice que mi Sol ha muerto
mi dios de dioses es invencible
te alzo mi Sol
te aro en albor
piel con piel
corazón con corazón
no me faltará una razón
para adorarte y mimarte como dicta
mi sentimiento preso
estoy esperando mi nueva vida
por ti enardecida hasta que avance
y tu ser abrace;
mientras seguiré solo
como mi pensamiento
y mi imagen
se alimentará de tu vivo eclipse de párpados
soy yo quien pidió el cielo en colores
para su amada.
Mereció más que albo traje de su azur
eternidad, fuente de su serenidad
margen de esquiva puridad
en su mirar.


El Castellano y Leannán-Sídhe a 11-12-2018



Paisaje tu claro mirar:
I
Vislumbro tu voz
que clarea el soto
del campo mi templada dicha.
Clarísimo sonido
en virtud y calidad
del cristal
como llamas se dibujan
en la amapola de mi corazón
y el azur de mi vivo ser
se prende.
Nacen relámpagos ruborosos
en la fluidez de tu ternura
ensordecida.



II HOJA

Rueda mi azada
sobre mi cabeza;
súbito hematíes sanguinoso
que me tiendes,
iluminado mi ruginoso lienzo.
Río virtuoso
de mi acecho cual zorro
persiguiendo en litigio
la espantada tórtola.
No es más hombre
que yo, mi verbo.

III HOJA

Quisieran ser tus mejillas
soñadas, dos flores
entreabiertas.
Mis animalitos
como falanges
o nervios de estambres.
En pie de luz
cantando tus horizontales
muslos gemelos.
Ilusión, dicha o fervor
seguiré quietito en el campo
y su derredor.

El Castellano












Tesituras afables, filo inexpugnable:
 


Ensombrecido en caudal
encumbrando la tersura armoniosa
de espadas.
Caudal tenebroso
este fiero, adusto Sol de flamígero son.
Por la vena de luz de luna
mansa, descubre su reguero
en cal y canto su piel sedienta.
Avanzad mis ciegos corceles
vamos a sembrar nuestros ramilletes
y que nos apiade suyo
el Padre de los hoyos del sol,
surcos extensos
con superficies de luz,
llorando a esa luna
que blande mi runa de cuervo,
danzo mi hoguera
en un torno de cristal,
profunda encañada,
de apagada herida,
fui niño ciprés, con pie
de soto, entre acordeones
de oscuros fresnos
y pureza labrada en ojos,
hito de fuerte mimbre
ahogaba que soterraba
la violácea arpa,
bajo manos de mi madre,
un río se acervaba,
por sedientos muros,
sosiego mañanero
que acicala mi espada,
en siglo de hondo tajo,
mi montaña, cumbre de Nervión
irascible, su clara secuela,
por mi lengua de heno,
mi hijo es de agua,
como pretiles chubascos,
sudor de senos
que recoge,
una égloga en Sol tramontado,
yo sin luz,
febeo arriendo,
con espinas
descolocando las ondas
de su paso,
tapial se alza entre mis muertos,
con hoz que sosiega,
mampuesto
entre sangre de mayo,
que la tierra abre surco,
claridad de amapolas,
magarzas,
por un regato apostado
en este mi tejado cristalino.
Hasta avengar todo mi pasado
yerto en huecos
y fisuras de un tiempo difunto.
Por él y lo acontecido
marcho,
afilo mi zarpazo
abriendo clavelinas
y fuentes como inermes regazos
de lo que dispuso
el hierro de mi destino,
surcando a solas
la bravura de procelosas
tesituras,
en colmena y comunión
de mis ancestros;
padre y madre soporíferos
en numen del astro áspero.
Regio Lugh mediando.

El Castellano






Candor en raíz:

 
 

 

 

Sembrar unos versos,
en nueva hornada
que el río lleva
en estribillo
cantad pues
que cantaremos
los mineros del verso.
Luz y claridad
en seno de nueva alborada.
Certeza en mi corazón
que late a las raíces
del antaño oculto,
por padre soy minero
por madre soy barquero,
cavando esta mi sombra
voy al hoyo del Sol.
Medito cual azada
de tres cabezales.
Tiemblo,
retemblando voy contento.
Onda vítrea marco mi andar,
por costales del Álamo
forjador, a su boca de fuente solariega.
Sed cándida de funesto, aciago sol.
Luz en aire es del herbario viejo,
padrón de arpa y su son.
Cantó mi campana
vengo por piadoso cerro
como solitario
señor.
Oro jovial seré
como vena del ámbar
relumbraré
mi añil,
amarillo viejo.
Pintaré lunas
y sus anchas ojeras
que relucirán sin ocasos
ni malvas espantarán,
fríos vernales.
Vendrá la niebla clara
por arboledas
y pinos tupidos
que caracolean
mis ideas reverdeciendo
los antiguos pesares
y su alameda errante,
vine por el murmuro de la piedra;
arraigado yo voy de mi insepulta tumba.
Hierros repican
sones como astros cinceles,
desnaciendo de la roca
su candor mineral.

El Castellano

Puridad en crisálida:

Ensombrecido querer
traspuesto a los fuegos
del hombre,
y su azar flamígero
de tres caras.
En halo umbrío
alzó rosas sobre Galatea,
alta honra en flor;
la más hermosa,
en belleza gala,
sobre el áureo
plano insubordinado.
Astros que callan su beldad
entre todas las cosas.
Indecencia bañada
en vil ascua intransigente,
es mi origen.
Aureola de sopor iracundo,
por las venas y sangre
que me dio mi padre.
Que quemar todo puede.
Aroma en desdén
de lumínica era;
que nace de la tierra
la amapola vieja,
cumbre de Nervión
sobre escala de savia borde.
Y sus filos de alegría fecunda,
en color de pigmentos
colgar quiere.
Rosácea tez avanza
su inviolada amarillez.
Que exuda entre notas
y acordes su alto sabor.
En copa, preside,
dicta cual amor
😍 que morir sin amapola de fuego.
No es complacer,
ni transmigrar el alma
su crisálida en romo metal
consigue.


El Castellano


Exul umbra:

 

Tregua soporífera,
blando augurio
entre escarchas rectas,
sombría se alza
la inquieta mirada,
recuerdo
entre amplios lares
primigenios,
una calma en trance
de verdes estrellas
que tensan
ásperas cuerdas
de estos ángeles de hielo.
Alma en soto cercado,
avenida sin fuego ni brea,
un grito soterrado,
un suspiro en vals
aplacando
el erizar de una piel ausente.
Muerte vana
o flor de niebla,
transparencia amarilla,
mitad oscura.
Puro alacrán
camina de la vereda
a la rambla enajenada.
¡Cuán pulcritud no bastó!
Yerto el viento,
mansa late la espera,
en irisada vega compadecida,
donde suaves las fuentes
riegan la sangre.
Ocaso de morada negra,
fiereza deslumbrada
en sones
abriendo el nacer de nueva tierra.
Vela sin prisa
denostando
antiguo sepulcro de adobe,
triste olvido en destierro
de mi sombra.

El Castellano a 26-11-2018


Alacridad empírea:

Recta acritud al evanescer
del cenizo claror.
Un soto escueto amalgamado,
un tránsito por acordeones de fuego
y venas calizas,
como cromados aromos
al extender de la estela inviolada,
madre de mis fúlgidas cabelleras,
Pensamientos que abren crisol
en violácea arpa
durmiendo mi mortecina desquicia.
Áurea honra bélica
en claridad de clareza inerme.
Atarraya en pie del bandoneón
por el que mi grillo sonando fenece
y el centígrado decrece,
Cumbre de romo hierro ultrajado
extasía corpórea
esclarecida la niebla.
Abertura del gris que desnace
una escolopendra en limbo
que su mandíbula no le duele,
tiempos mejores escucho.
Al acecho insubordinado,
de francas sedas
y crisálidas vespertinas
acunando las simientes del mañana,
horizonte sediento como el ayer,
y mis sarmientos
sin esas manos ajenas.
Fulgente chopo
etéreo percal
por el que apuesto tu soberbia.
Mi ego es mío.


El Castellano

 

Hueso o eje central:
Acritud, alacridad
acridad,  alacritud
crisol, acenizado, claror
cenizo
amalgamado
romo, fúlgido
mortecina, desquicia
violácea, atarraya
cándido, esclarecida
empírea, áurea, estela
honra, claridad
terneza, clareza.
24/11/2018












Lebrela tu labrada estela:

 

Llueven las estrellas,
tus estrellas
de tu sitio.
Sopor flamígero inevitable,
moviendo círculos
siguiendo espirales,
qué no daría
en el centro de la caracola.
Serpeo esta vida,
voy rumbo al estupor,
desnudo,
la penumbra mueve
yo de esta ausencia opaca hago nido,
resueno alto bajo tu pavimento,
estela en rubor de nácar
y una sombra mía se hace tuya,
para ver y brindar por la tormenta,
un solo de arpa abre esta nube de hierro,
resquicio tenue, veloz mi densidad
alza en pulcritud
pordiosea mi miseria otra esfera,
pude ser adorable
me quedé en lo hondo
tu silencio,
una vez para cada vez
volver ataraxia
este brillo descarnado.
Hoy por ti
mañana será turno
de mi araña de acequia.
Abre mi claror bélico
tu profusa esencia
riza eleva, mi desdén
por el que nacer en seno tu azur
es cabalgar tu iris
en letra montado,
y perecer en cuarto de luna
misma alegría
caracol de espejos
laberinto en tela mi honda aura
si decidiese seguiría indemne acontecido
de quererte sin perjurio.
Incólume seguiré espectro
de este mordido silencio.


El Castellano a 12-11-2018


 

 

 

 

 

 




Pétalos flamígeros:

 



Vestigio yerto,
al candor del astro.
Una luz en onda
como limpia esfinge cegadora.
Es un aspado sentimiento
entre serviles ruegos;
los arrojé todos al fuego,
cenizas enervaron pavesas
al amplio aire.
Honda pena que soslaya
que habita
la pulcra espina
de mi razón.
Cavé una fosa
en el patio de mi araña
donde enterrar
mi fiel sobrecogimiento.
No logré más.
La tierra me devolvió
la flor de su recuerdo.
No tuve ni compasión
ni vencimiento
del aura de este pesar.
Remembranza que existo,
porque no marchitan
los pétalos de este dolor.

El Castellano

Fuente de tu ánima:

Virgínea sombra casi tuya, casi mía,
etérea cadena que amilanaba
a dos voces purpúreas, purísimas,
albor en simiente, franco,
inabarcable, de esencia
en ascua flamígera al tacto.
Lasciva entre hondos secretos,
sierpe de una mirada verde,
promesa en ojos de rocío esmaltados,
romos hierros en crepitar de albores
y ondas extensas de inerme sostén.
Pulida atraviesas mi tardío,
por sotos de espuela
y carcoma translúcida.
Tierna sombra en transistor
me desciendes,
en sienes nativas de ti
océano abierto
o tierra madre sin numen de estela.
Coagulaba yo sin fragor
cuantas dichas tejidas me dictaban
su cruel esperanza imberbe a ojos ignotos,
como aceros ruginosos
en umbrío páramo de monte
con bosque implacable,
albo rizar de sus enraizadas
espumas verdes.
Heridor azar de noche lisa,
por luna espolvoreada,
escala de un eco
que crujía las ramas
de un tiempo oxidado,
quiero tus ojos sombríos
de luna sempiterna
mi dama de oscuridad tenue,
camuflada, desangelada
abre tu sombra
dejándome adentrarla,
sin tus hálitos
no vuelan las golondrinas,
y mis murciélagos
se recogen del frío yerto
que peina mi alma,
sangra mi árbol
de este horizonte palpable
mi caricia en Sol mayor
que te ilumine
y sea certeza de fresca agua del azul
imantado
hasta percepción, ilusión o vida.
Hereda que transmigra, transmuta
mi sangre malva.
Sotos sin voz
de alaridos en magnificencia
exacta de este carbón y ascua de pluma.

El Castellano

Espiral de tu caracola:

 

Somos el destino,
los hombres muertos,
la historia difunta
que se escribe de su vida presente,
yo te he querido más que nunca,
como siempre mi ángel de tierra,
una muerte cercana
como besar tus labios que gotean,
una muerte próximamente,
oscuro venidero
anclado en sortilegio
como Mercurio gimiendo
a Venus en sideral arpa
del soto tu léngua flamígera,
destrenzaré el purísimo surco
del azabache,
como amar la vida
de tus límites astrales,
enajenar rauda estrella
y colgarla de un hilo de tu pestaña,
en pavesa de un aire
que trae flagrante,
quiero leer los libros de tus montes,
reflejar el sudor de mi frente
en vals de avance y retroceso,
duro, limpio, intranquilo,
compás de irrigada sien
de agua clara,
coger los peces de tu cauce
y devolverlos incesantes
a la vida de volver a comenzar
en el aleteo fugaz y resonante,
un sentido que no ignoro,
ambrosía de tu acre de piernas gemelas,
ruborosas; fuente de metal y de argenta viola,
comprendo entre espartos
y atravieso nueva tierra fecunda,
sólo por tí, solo por mí
al destape de pasión a raudal,
como dictaba el tordo grajo,
entre mis dos engranajes
que destilan la carrera del nardo hinojo,
carne tuya que comulga áspera
la espera,
cariño vida, fantasía
de mis alas de bronce,
y el celeste ojo insignia pasajero,
sólo clamaré en ti,
seré quien quiero ser,
oscuridad iluminada.
Presente.

El Castellano






Rubor quebradizo:

 

El yerto,
esfumino
de la torcaz silencio,
en sotos de ranqueadas
magarzas al sigilo de blancos
álamos,
acequia cercena
el oro en tierra
por donde mece extasía
lebrela alada
tras la matutina liebre.
jauría de fiero colmillo.
Aúlla el vaho en pensamiento,
ávido cual estela tangible
que sigue la galga.
Sopor maldito
de torvo pico,
en ala negra de grajo,
crascita mi sien aquella huella,
un día de campo.
Anublan hijas de tiniebla
un sol desempolvado,
en batalla de Candamvis,
con tempestad que soterraba
rostro abandonado;
en estancia yesca,
descarnada,
sigo la ceniza del fresno
y el quehacer encuentro
de esta mi vida oscura.

El Castellano

Azur:

 

 

De tu savia
extraje tu tierra,
era como matrona ciega
y dulce, de blanco seno
lleno de hondo heno.
Dulce jugo en oro viejo;
espolvoreado.
Frondosa villa
entre sierpes y caléndulas,
hermosa villa inquebrantable,
era tu boca maravilla,
de santo sueño de sol
y pétalos de girasol.
Suave rumor
de pecho en ala
y alma erecta.
Duda el dolor,
destierro de este abrojo
al cielo
compasivo
campo en pretiles candores
y venas sin su calor.
Albas huérfanas
entre rayos de miradas altivas.
Abre mi pecho el frío colmado,
Tierra de nacimiento
vespertino,
convertido,
fuente, ala o roca,
trilla, espiga
o verde grama mojada, blanda.
Tierra, silencio
o espada.
Fiel oruga que soñaba volar
y que volaba en alas montada.


El Castellano




Canto a la fuerza de la naturaleza:

 

 


¡Oh lluvia!
¡Oh tormenta!
Que con tus rayos
iluminas la oscuridad
de la noche.
Fuerza devastadora
que hace desoladas regiones,
incendia bosques,
que inunda vastos territorios.
Fuerza celestial
rayos cargados por Zeus.
Nubes negras y densas,
vientos devastadores,
que arrancan árboles enteros.
Granizos que arrasan cosechas,
tejados y persianas.
¡Oh temporal! Que sacudes con violencia
la mar y los barcos de los hombres,
hundiéndolos y llevándote sus vidas
al fondo del océano.
¡Oh fuerza de la naturaleza!
Que llenas de vida y destruyes
a la vez.
Fuerza devastadora y vital.
Fuerza destructiva y magnífica.
Que contigo no puede el hombre ni
con sus diques ni con sus presas.
Tu agua corre sin descanso por la tierra
anegando y llevándose todo a su paso.
Tú no entiendes de bien y de mal.
Tú sólo surges como la noche o el día,
como la brisa y los vientos.
Sin arrepentimiento ni conciencia devastas y
arrasas.
Y el hombre que se ha creído todopoderoso
siglos y siglos no puede contigo.
Naturaleza grande y hermosa pero mortífera
a la vez.
A ti te invoco con este poema.
Para que alivies la sequía que corre por España.
Por sus parajes y páramos España te necesita.
La tierra te necesita, el campo te necesita.
Los bosques te necesitan.
El hombre te llama a gritos y mira
a los cielos con la esperanza de que llueva.
Para aliviar su sed.
Agua de vida, agua que da vida.
Agua que forma nuestros cuerpos y tejidos.
¿Qué seremos sin ti?
Si no riegas nuestros campos y ríos.
Moriremos por maltratarte y contaminar
tu atmósfera.
Han llegado nuestros días,
hemos acabado
con la selva, tu pulmón.
Hemos derretido glaciares y los polos con nuestra
soberbia.
Y con nuestro pensamiento de que tus recursos
son ilimitados.
Pobre ser humano que con su ignorancia ha dañado el planeta.
Te ha maltratado hasta dejarte sin árboles y sin bosques.
Tus océanos sin peces.
Ya no llueve como antaño.
Hemos cambiado el clima.
Dioses se están vengando del hombre.
La vida volverá a surgir después del hombre.
El hombre ha destruido su casa
y todo lo que le rodea.
Sin conciencia alguna.
Sólo sobreviviremos los hombres de los dioses;
que vemos la naturaleza como obras suyas
y que la cuidamos y respetamos como don divino.
Perdona al hombre que ha destruido y asediado
tu creación.
Yo a ti te invoco naturaleza celestial.
Naturaleza divina.
Haz que llueva sin descanso.

Esteban el castellano

Oda de sombra nocturna:
 

Noche silo de oscuridad
destapada, traspasas
mi ventana entre espejos
tu voz se hace la dormida.
Carruajes malvas del sueño
taciturno entre las espigas.
Fuegos y fusiles iluminan
tu dama de oscuridad,
amanecida por soles
que bajo ella
parecen de trapo.

Canto a tus pestañas morenas
a tu iris deslizado
entre colchones sonámbulos
te clavo este guiño
a tu dama de sosiego.

Por este hueso único
desangro a mi murciélago.
Altas, profundas esferas
gimen luciérnagas.
El otoño tupido
se acuesta con mantas
de hojas arrebatadas,
árboles desnudos
que descansan,
ya no hacen el amor
con el viento,
persianas de un tiempo oxidado,
al abrigo la vida contra el frío
de la luz.
Escarchas de punta
lloran las avenidas
victoriosas de la noche
que todo devora
y mece lentamente
con su ojo de sombra.


El Castellano

Latido sembrado: 



Solo, acompañado de una doncella escarlata
que me late y envuelve mi fascinación,
este día vuelto noche sólo por ella,

no tengo piel soy agua de su saliva,
rocío de su comunión de estrellas
trashumantes, plácido rasguño de rosa,

yo no tengo sombra, no tengo aliento
ni alma puesto que soy vampiro
de su silencio,

alzo mis cuchillas de luz, coronas vestidas
de fugaces caricias al alba forjada,
edificios hirientes de mi amor etéreo,

canto alto que ella me hace
sentir eterno,
como el cuchillo inmortal de su silencio,

cargo mi luz para atravesar su corazón,
disparo, su alma es mi blanco,
mi párpado de la noche llora por su beso escrito,

rizada saliva verdadera,
estas rosas del alba cantan
que si admirarte es para siempre,

seré guardián de todos los latidos punzantes,
porque solo tú sembraste la belleza,
hasta colmarla de infinitos sonrientes

que mis ojos lloran,
pintando la veneración a lo que en silencio
trepa y escala
la caléndula enraizada en mi corazón.

sigo y seguiré tu camino
que me lleva por el cielo,
corto el aliento de la noche,

al despertar de mis sentidos resplandecientes,
no me despiertes,
eres mi sueño de penumbra y sus formas de mujer.
Late mi caracol siniestro con la forma de corazón.

El Castellano


 

 



 

 

 

 

 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 
Semblanza etérea:

 


Obtuso limbo,
de perenne yerta cárcel.
Entre sosiego y dichas,
enajenadas.
De oro en paño sus barrotes,
por crisoles de luces rosáceas;
un Sol muerto rige
su fiel compostura deslumbrada,
aojo que blande su pulcritud
de estelas inermes, rectas, embelesadas.
Cárcel recta y umbría
sin pestañas lucientes
es mi querer.

II
Mi querer pulcro sin sonrojo
ni otra senda
de yedras esquivas.
Avanzo sin mirar
el solo llanto
😿 vestido de la ambrosía, verdura.
Un desliz y supe
que nací por un destino superior,
escrito, predestinado, independiente
de lo realizado,
él ya estaba fijado.

III
Pude ser otro
pero no soy adorable.
En esta cepa broto que afilo
este sino desdentado
y su cruel miseria
gira en alambres,
de azares flamígeros.
Vine a la tierra
y soy de ella
con lo que ella es mía.
En pordiosera complacencia.

IV
Mi amor, mi familia, mi gato,
no son míos
por lo que soñando sé
que existo.
Una alondra y un piquillo
huyen de mi ilusión postrera.
Mi amor de nombre
en batalla
como insecto de barbas de oro;
un llorar eterno de rosa
🌹 o instigadora bajo fronda suave
de carnal caricia dulcísima,
postrera senda.


El Castellano

Oda pasada a limpio en 2009:
 


ODA A LOS CAMPOS DE CASTILLA

¡Oh viejo encinar! Que llenas de vida los vastos páramos de nuestra geografía.
Que bajo tus veredas han visto la vida infinidad de seres vivos.
Y hasta has dado de comer a hombres y animales.
¿Qué pena tienes que mueres sin ninguna explicación?
Por la mano del hombre que ha contaminado tu tierra,
ha explotado tus recursos hasta ahogar la tierra que te vio nacer.
¿Por qué mueres tú? Que has sido tan
noble.
El águila imperial
ya no vuela sobre tus cielos.
La sequía se ha apoderado de tu tierra.
Haciendo asesinar tus raíces con hongos
Que te matan por dentro.
¿Qué penas tienes? cuéntame.
Tú que has visto crecer al hombre por varios siglos y que fuiste su pan de cada día.
¿Qué penas tienes? Para morir sin explicación.
El hombre te libró de los incendios limpiando el monte,
pero te ha matado contaminado el aire que te rodea.
Tú que vives siglos y siglos y das cobijo a numerosos animales,
¿Por qué mueres sin explicación?
Los campos de castilla te necesitan.
Pero ya es demasiado tarde para ti el hombre te ha dado muerte
con su avaricia y sin ningún arrepentimiento te ha matado.
No solo eres un árbol eres un ser vivo creado
por dioses.
Como el hombre y como tal es nuestra obligación ayudarte a hacer que crezcas sano y fuerte.
Pero ya es demasiado tarde para ti.
La vida se te escapa fugaz y con ella toda la fauna a la que das cobijo y
Sustento.
Cuando el hombre se mate por destruir el planeta en el que vive,
volverás a nacer.
Y la vida seguirá su curso sin el hombre.
¿Qué penas tienes? que mueres en soledad y en silencio.
Tus hojas caen mustias y abatidas, tú que has sido
emblema de castilla, orgullo de jóvenes y viejos.
Te mueres sin explicación alguna y el hombre no puede hacer nada
por ti.
Gracias a ti el Imperio del sol vio nacer su armada invencible.
Y sus galeras de remos, un imperio con tan
vastos dominios
Que no veía ponerse el sol.
El hombre que con tanto esmero te cuidó y taló con sus manos y brazos.
Tus ramas muertas han modificado la atmósfera y ya no llueve sobre tus campos y páramos.
Los olivos te toman el relevo.
Te talan sin compasión para sacar madera y tierra de cultivo.
¡Oh viejo encinar! vereda de la infantería española que sacó tu madera para librar ardua batalla contra turcos donde Cervantes perdió el brazo.
¿Qué penas tienes? cuéntamelas que el hombre no te escucha.
Ya no hay mochuelos, ya no hay águilas volando y anidando en tus ramas.
¿En qué monstruo nos hemos convertido? para hacer daño a la madre natura.
Que nos da cobijo y alimento.
Ya no llueve como antaño.
Los ríos se secan los embalses se vacían, los peces se mueren.
Contaminamos nuestros ríos.
Fumigamos con herbicidas que van a parar a la tierra
y al agua de los ríos matando y asediando al cangrejo autóctono y a infinidad de peces,
que la península Ibérica vio nacer en abundancia.
¿En q monstruos asesinos nos hemos convertido?
Cuéntame tus penas que yo me las sé
todas.
Hemos traicionado nuestra naturaleza.
Nos hemos convertido en viles asesinos de vida.
La única fauna que llegaremos a ver serán las granjas de pollos
¿En qué nos hemos convertido?
Ya no somos humanos somos monstruos.
Ya no quedan humedales, los pájaros migratorios pasan de largo
al volar sobre España.
Tú que has visto nacer al hombre y ahora se ha vuelto contra ti
y te mata y mueres en silencio.
La tierra grita, tus raíces gritan, tus ramas gritan, pero nadie lo oye.
Somos hijos de Dios pero los animales y los bosques también.
Dios se avergüenza del hombre y del monstruo que ha creado.
Ya nos castigará.
Pero tú te mueres sin remedio.
Y contigo la conciencia y el alma del ser humano.

MIGUEL ESTEBAN el Castellano

Panida mirada:

 
 

I hoja:

Canta mi piedra
por perdida esencia,
promesa de luz del sol.
Azar de imposible
fuego fatuo en tejas
que son nubes de altos cielos.
Serenamente místico, me alzo.
Ascua empírea fueres
o carbón del destino atronador.
Mito, constelación:
constante, pura flamígera,
eterna de cimiento terreno
sobrevivirás a lo alto.
Escarno mis solas sombras.
Promesa de tiniebla,
promesa tibia,
nunca alcanzaré luz tan ardiente.


II hoja:

Perecer a los cielos que yo amé,
te amo en medio de mares,
entre pulcras esferas feroces.
Clamor por férreos bosques,
boscajes de tu sed de miel,
arrebatada tú, de tu albo espíritu,
generosa es la penumbra
eco pálido de azul viejo
virginal fuerza de noche añil.
Presencia misteriosa
en haz, de luna áspera.
Destino opaco, inclinación
por verdades de monte desgarrado.


III hoja:

Tránsito estremecido, el río,
ligero, nitidez de espejos
que dulces presiden
hondas tierras.
Constante agitar de sus fuentes.
Resplandor baten tus argentísimas alas,
palabras entreabiertas
buscando dicha.
Esencia, eclipse de mi sangre.
Sideral cuerpo estrellado.
Sigilo, tus pupilas
con las que a fuerte garra
me amas,
y ardua me miras.

IV hoja:

Lejos queda el miedo en cestillo,
a ser feliz; si tú escribes.
Por esos juncos que el día
no cierra.
Un remero hábil,
desnuda la noche.
Bogando que su luna sonría.
Oscuridad larga
que nunca secunde.
Desemboca arriba ardiendo,
tu frente rosácea abarca.
Mi armadura, mi espada, fragor,
pico torvo, ojos cerrados.
Penumbra desconsolada
por riveras de mi ciego Arlanza.

V hoja:

Fondo de monte
en el verde mar
de tu boca.
Claros rectos, únicos, confunden,
luz vasta y su sombra
que más ya no languidece.
Viento, velo, acallada luna.
Muda escucha
espesos vellos.
Faroles latiendo
corazones en celdas
con llave de tu alma.
Noble secuela
de mi dios Gemineye.
Entre azucenas de la tarde
mi suegra y consuegra arde.
Rubricó tu gentileza, orquestando.

VI hoja:

Luminiscente polen
en interiores de colmena.
Abro espumas esbeltas.
Desnudeces en carnal tomo
de mi cepa.
Brusco y dormido
en leyenda diferente.
Caí a mi tierra.
Toqué maravilla, flor de supremacía.
Palpé tu olor fecundo
a esquiva adormidera,
de tu órgano erizado.
Por tus estelas claras
que escriben galaxias
y agujeros de luceros.

VII hoja:

Viejo pabilo iluminado
humo rojo vióse apuesto.
Gallarda tu entraña.
Decreta, no cese
Mas nunca mi terco aljibe
que te escribe.
Con ojos rendidos,
ojos cada vez más humanos.
Pureza, tu plata.
Amortecida ahuyenta la negra Parca.
Piadosa suerte
en sombra densa montada.
Eco amplio,
ley presunta de todo linde quieto.

VIII hoja:

Difieren ligeros, tus sortilegios,
de verbos que nacen.
Ya nacidos estudio.
Ellos que escalan mis ojos.
Opulentos pinos reposan
su verde nupcial.
Ato presunto borde,
llego a tu almena
donde vive tu alma serena.

El Castellano

Cuchillo de doble cara II:


Tú mi ventana volada,
un cristal que escapaba,
recto hacia el frío desertor,
nazco del suplicio invernado,
no erró mi destino en llamas de sangre,
se iba alimentando mi camino afligido,
entre yedras desoladas,
y su escarcha helada,
era una nueva era sola,
en la que alzar alas rotas rasguñadas,
y enraizar en esta copa de sangre
borbotones relucientes.
Un monte dividido, dos espejismos nacidos,
reflejos en par de lunas abotonadas,
un ínfimo horizonte derretido
en azar de lo que prevalece,
un iris yerto y su magia nocturna,
sin razón cabalgada a la novena luna,
titubeaba mi dolor en mi sien enraizando,
un despojo pulido hasta que relució,
despojo, de mi alma que no quería
que no toleraba parásitos,
era una voz dentro de mi voz,
yo la amé sin importar su naturaleza,
hoy la pido permiso para que me deje descubrirme,
encontrarme desde el hueso a la cábala del muerto,
abierto mi pecho, un despierto retuerto,
no calculo eso es del experto,
subvierto mi agua en este desierto,
advierto a las vidas de un día que mi alma revierto,
y mi ser divierto,
el sentido opaco injerto,
hasta mi dicha pervierto,
quedando mi cauce abierto,
aúllo a mi lobaluna para que siempre sea mía,
preludio de mi posesión certera,
como mi solear nocturna en luna de trapo,
de sombra ramificada,
eterna rama asida a mi vida,
paralela entre dos ríos de brea,
entre dos realidades,
razón y locura
una buena y otra estupenda,
hasta juntar en eclipse
las dos dimensiones de quien quiero ser
en un abrojo entre tierno y filoso.

El Castellano

Capítulo destellando:

Vetusta sombra que corre sus yardas,
corredora de mi intranquila mecedora,
melosa quietud abre ella,
guarecido yo en la luz,
yerta infecunda que dicta se calle
su silencio insubordinado,
cual veleidosa aspa de incendiada veleta,
que toda magia devora,
hálito desprende
que cuervo yo,
firme en tierra llamado Förüq,
sentidos y mi alma erizada,
fragantes aromas su saliva
encumbra en letra destinada,
el gris era blanco
y el blanco negro.
Ulula enardecido mi sino,
inabarcable campo
adormecido,
enervante tranquilo sosiego,
arrullo a mi golondrina de metal,
y nace una quimera vespertina,
por cuántos forrajes avanzo,
se descubre un chupacabras,
parecía una piedra,
voló a otro monótono medio
oculto entre el esparto sembrado.
Es este sol una lluvia de efímeras ascuas,
en una botella me nace la dicha,
por ser de agua su esencia,
Todo circula una totalidad sola,
cálido aromo confunde un espino amarillo
su desnudez filosa
en mi plaza de campo sobre su espina,
todo ensueños, vagamente terco,
escucho a ojos cerrados
mis sueños en los que en hechicería
su rostro se dibuja través sus filos de almíbar,
yo contesto mineral candente,
pudo ser bastante
el llanto del azabache
abarcando yesca ceniza aparente,
noche, noche tus alas de oscuridad
jamás tenues blandes;
te besé este día tu triste despavorida alegría,
ya sé que esto es prosa, disculpas,
rayo de luna creciente me rige mi propio cenit,
yo la digo bésame
que tengo contraseña
descubierta de hipnotismo severo,
ya, guardián
de pena sonriente nacida,
estela violada
de errante sueño descorchado,
en mi barbecho soy el autor,
dueño de mi propio cementerio,
ni alcanzan cenizas
ni ascuas aparentes de quien yo era,
decreto Ataraxia absorbente
a 9-02- 2019


El Castellano


Poemas inicio 2016:

 

 

I
Blándeme en mitad del campo,
sólo allí que la encina enraíce mi carne,
el hinojo lata al son el tambor de sus flores,
la carrasca grite verdades del monte,
vereda quieta, enarbolada,
soledad disparada sin descanso,
sólo allí reinará mi alma,
en letras escritas en las hojas de vida,
las lindes teñirán de rojo y negro,
de tinta y sangre el resurgir del añil
aliento dibujado de toda vida en color,
del albor a la muerte en flor
se alzará mi latido con su amor.

El Castellano

II

Hálito silente
yo creo en ella
porque su piel demuestra
que los sueños se cumplen.
Volamos juntos al viento
como molinillo diente de león.
Hoy la vereda canta nuestra canción
dos corazones en un mismo latido unidos al unísono
Su carita que llama a la mía
de su cuerpo es mi caricia
por ella el piropo jamás escrito
solo desvelado en su oído
Sólo al viento le pido viento bonito
mantenme en su destino.
Que de lo vivido muerdo su corazoncito.
Weche tengo en mí la fuerza
escrita corriendo como puma gris
de sus Andes por sus campos
sus margaritas que mi te quiero
no sólo su nombre, llevan, e incitan
en caricia ella me quiere
del ababol a la verde espiga
Yo la quiero a ella mi margarita.

El Castellano

Sentido yerto:

Renace en la piel,
en el albor sin conciencia,
hace más frío que antes
sentido muerto, caído
olvido yerto
raíz del ser
más callado que el invierno
avanza camina a voz
todo lo que he perdido
polvo de estrellas, hierro de océanos
piedra de montañas...
hazme recordar alas cansadas
cosas grises que te gustaba sentir
mi amada así sabes
horizontales que no puedo olvidar
ejes verticales de conciencia
sin dormir
danza la primavera del lugar
con mi soledad pintada
en la sangre de mis ojos
todo lo que veo teñido
la ilusión cae en gotas derramadas
cayendo congeladas
desnudo mi cuerpo en la penumbra
del segundo quieto
raíces comiendo mis venas
hojas de mi historia mustia, abatida
sentido muerto
viviendo por ver morir el momento
momentos atrás que cae el recuerdo
sin miedo, sin sentimiento
todo hirviendo
sólo este sarmiento de cuerpo
esperando que juzguen a su alma
libre de maldad
quién estará allí
quién vendrá a darme un camino que seguir
solo en la oscuridad
donde todo comienza
las sombras me reconfortan
y veo en luz mi vida
para encontrarte
algo que darte de dentro de mí.
Un amor rugiendo en la boca de la estrella.

El Castellano


Aguerrido albor
Diestro del mar a la montaña,
visten sus flores coloradas orgullosas y sentidas
cual caricia de su jardinero que las ama
el viento armado escala cual seco rayo
su sol enturbiado se paran las oraciones
Hipsípila dejó su crisálida
en un caballo alado recorre sierras y sus manantiales
recolectando toda simiente desde todo confín
al inerte sombrío albor,
mientras su fría luz crece y camina
sin franca tapia ni verja que detenga su escalar
vuela vaga la libélula para posarse en su hombro
recio brazo arrido ninguna simiente cae a su lado inerte
que lleva que trae a su castillo olvidado
hechiceros de todos los reinos desvelaban que sólo
un reino se mantendría vivo
y no era el del humano ser
Hipsípila cabalgaba por naturaleza su religión
abarcando de la tierra a la lluvia
cual rayo cortado de Sol su cabello
los pájaros trinaban en su castillo
Hipsípila siempre vivirá como invencible Sol.

El Castellano

Final con comienzo

Retina escarlata,
su ojo de niebla
y bruma que avanza
donde corta mi flor de luz
el sendero,
esposa del Sol al mirar
lumbre quieta, retina abierta
muerte final con comienzo
en alabado fin de existir
y quebrar el tiempo
conquistando el terreno.
Sangrando raíces que gritan,
aullando hojas al viento,
pintando su dispersión eterna
como sustento y cobijo
de toda vida
mecido del insecto al mamífero
desde el helecho
al alto árbol
hoy canto para ti
vida vegetal.
Mi caricia te sembrará
una y mil vidas más.

El Castellano

Flor de tierra
Fuego en el agua de su mirada
de los vientos auspiciada,
la ceniza consumía su carne
ardía sin mesura su compostura
naufragó valles y sus caricias
su bandera fue de su vena acequia
molinillos fugaces sus pestañas
de él se enamoraban las hadas
de ella la primavera entera
con cabellos del rayo de Sol nacidos
ojos de tierra sin lugar era bella
clamaba su voz la cima de la montaña
descendió abismos
para anclar su esencia en la belleza
que late y envuelve su huella
conquistada en miel
su ambrosía
gemía la caricia
para brotar altares de hueso
y murciélagos de sangre
lloraba piedras en sabiduría prendidas
la bondad alzaba en servicial entrega
su fuerza era de su amor hoguera
él lloraba flores para ella su amada
su verbo a veces tornaba carmín
en pétalos de silvestres rosas desangradas
su voz germinaba la tierra a su paso
el amor a la tierra no le detuvo
ni sostuvo en fracaso,
encontró con ella el amor
que le fue negado llorando espinas
y si sus abrojos nacieron no fue
más que para rajar el viento
difuminando el tiempo en estaca
de eternidad con fuente y manantial
anclado gozo en armonía
bailando de la mano y naciendo del alba
jamás capturada
pupila enfrentada
que mecía
que gritaba
siempre te amaré musa de agua mía.

El Castellano

Quimera quieta
Umbrío, tibio,
al resguardo de voz habitada
serena, llena de luz
en este linde
donde corta mi sendero
y florece mi sombrero
al viento
ojos llenos de paz,
sendero atravesado
en árboles de sosiego
encontrados
en hálito congelado,
lumbre quieta se dibuja,
espino amarillo que clavas al guiño,
calor de mi calor,
cauce de mi sangre displicente
desde la montaña al valle
luce mi traje
para encontrarte
vestida de Sol y caléndula
mi bella doncella escarlata;
resplandor dorado
al trasluz de tu amor,
granate mi sed de tu cuello
al destape
mi río de calma y arrojo
en réquiem por la rajada tierra
en albor de la centella
colmando su belleza
donde mi carcoma quieta
mira y avanza
sintiéndose en armonía plena,
yo fumándome un cigarro
en la piedra de tu belleza,
quién te alzara voz
entre los campos en flor,
fuego de tu fuego sin más razón,
ciprés que clama protección
para sus muertos que vela
tejo morador de siglos y cobijo,
ababol de versos de piel y abrojos,
desde la verde espiga
a la mora sin espina
y su zarza esquiva
hoy te veo como eres
y perdona
me apasiona
ser guerrero de nuestra luz
donde avanza mi quimera
y mi pasión poseerte entera.

El Castellano

Tierra en el viento
Quieto silencio investido
doblado en el filo de la hoja
ese umbral que corta mi calma
avanza en un sentido
rápido, veloz el resguardo de tu
amada voz
encontrada cercana
donde estática enhebra la silente parca
fluye de un confín a otro confín
yendo mi barca atravesando el brillo
al compás del sí bemol mi traslúcido pío
y su suplicio en la carcoma
que recorre mi horizonte
infinito pintado en el borde de la ola
en la espiral de la araña y su tela
la flor de difunto abre su luz
al resplandor del cielo
que cae emplomado
Se corta mi alma para aullar
en la centella
quemándose en su hoguera
hoy el viento lleva nuestro nombre
mi árbol será sentido
en cada flor de niebla
la bruma su color gris dejará
en este jardín de mundo viví
para sembrar mi aliento
que cayó como tierra en el viento.

El Castellano

Silbido de la centella
Claman verdades de la tierra
por nacer y resurgir
el eterno ciclo de la vida, muerte
y resurrección de la simiente al albor
de sangre sin condición
yo soy por siempre
Así como dura sonrisa y guiño
al azar de la existencia
efímera esencia
apellido y nombre que nada representa
como resplandor de la centella
cargo el silencio y el infinito de mi verbo
resopló en la montaña sin nombre
de mi tierra que jamás tuvo dueño
latido sin final
agua de manantial
va girando mi vida por enraizar
yo soy siempre
el eterno comienzo sin final
aullido del viento
hoguera crepitando la tierra del volcán
Río que acaba y resurge del mar
ese soy yo por despertar.

Resurgir
Hoy las fuentes bullen
los ríos desbordan
las vidas dejan sus grises
de invierno y sonríen
al alba de la lluvia
que toda vida mece
sal al jardín ayer sembré mis ojos
esperando que la tierra fuese sangre
las raíces mi boca
y la planta mi cuerpo
para con longevidad imperial
llegado el momento
decir de este jardín yo no he muerto.

El Castellano

Compilación 2018:

Solitario bogo,
aterido soplo de la montaña,
pastor de tus astros,
torres de nidos de tu saliva,
perfilada tu sombra me acompasa,
mi sayal remiendo
entre sedas
de moreras de ensueño,
olvidos me trepan por enredaderas,
tarde en la tarde mi esperanza vive,
si soñase volaría a tu vera.
Sol este de oro
ciñe mi álamo negro
y su esmeralda araña,
cumbre te nombra
en la saeta mi oscura golondrina azabache,
traerte conmigo siempre
eternidad risueña, melosa
sangre de mis dioses.
Señora tú de silencios
y sepulcrales vértigos,
no amansa mi fosa
la dulce azada de metal soporífera,
carne y cuerpo
mi rigidez de pluma,
lírico trasnochar.
Claro cristal entre paisajes,
ceniza de recuerdo
es ella, recuerda,
aire desnudo fama de estrella
inviolada,
mi musa bella,
un azar flamígero
que no pido ni alumbro,
no espera
ni las aguas de tiempo inmenso,
jamás complacen.
Ay día, rosario terco,
deja ya la gloria,
grandeza en amor
se llamó belleza,
lastimada mi carne desvelada.
Gusano soy
que hila su capullo,
tejiendo desde sentir interior,
mi vida en serenatas blancas
levantaré,
su fronda,
inabarcable vergel primoroso,
cuenta mi linaje
alas ignoradas de mi pecho.
No podrán tapar en vida
mi silencio que aflora.

El Castellano

Terca mi sangre,
tiempo del frío río
inmenso, todo dado en espinas
su rivera,
por ciega neblina bajo
con tabaco precoz,
pienso,
todo he soñado
para el letal lecho del olvido.
Mi temor sorprendido
alega que no existe;
vida o belleza,
ala o metal cansado,
gloria de grandeza, ¿Dónde?
Mi tabaco de neblina
ahonda, penetra y surca
la esmaltada silueta de tu figura,
por mi caricia ruda
y el agua afligida,
admirarte yo cual fugaz garuma,
anisado vive el cielo,
nuestra blanca estrella
mineral candente
refulge su luz desnuda,
por vespertino son
de todo lo que tiembla
como abanico de mi pluma.

El Castellano

El Principio estaba en la Colina.
Un hecho,
claridad de brea encendida,
o transparencia de pez de cristal.
Timón enfurecido
que tormenta iracunda tizna,
Cuervo en el alma
mi ser alzo, prendo,
mi idea luce
cual hollín de azabache tuviera,
gragea mi voz un crascitar
de mi señor Baco,
persona de garabato nombro a sombra latiente,
acaso opacidad de materia cuidase,
sacrificador mi tiento.
Sonetada su parda sepultura.
Falte mi ley, sonará la albilla.
Diablo aguador mi buen Luciente;
cordobán, recuerdo de soleta,
no me faltará maceta,
Parnaso que ya cae asaetado,
cisnes negros,
de Apolo,
cuidados como vellón descendía su grajo.
Musario monte yo he sembrado.
Yo, pensamiento y porfía guardo,
me los retiemble
el Sol lucido,
ninguno estribe
mi mesura,
Señora, valerme quiera,
ni peligroso
el tiempo Bárbaro se me pareciera.


Förüq

Insondable, la luz
de tu impalpable seña,
guiño áureo al latido,
insubordinado, labrado
en madero de este hierro,
ya dejó de ser infamia tornasola
en ascua de piel borrosa.
Ensueño alado te alzo
mi musa en estridencia recta,
develada, reveladora senda
dictas que afliges voluptuosa
cuan cerilla arrostra mi alma,
rebulle tu sueño alado
de golondrina azabache,
no perturba mi paso
tu luminoso azar encorajinado,
en sones del capataz del brillo primero.
Arde no se colma mi vaso,
al cantoral
fraguo férreo lazo,
indivisible alianza, comunión
de ambos argentos astros,
como entrelazan alba y ocaso,
pura seda mi correr
de atleta precipitado,
arrostró
mi piedra espectral,
tu brisa ya nunca más fría.
Alumbró mi sien
el fractal de frágil leño.
Y desveló que todo es y fue
más que un sueño.
Enmudecida siembra tu garganta
lamo la tierra boca a boca,
tu raízsalvaje me toca,
como verde planta a tu corazón invoca,
silvestre y musical nuestra rosa azul canta,
henchido de tu voz voy
mi doncella escarlata.


El Castellano

Oración a la misa del alba,
revuela una golondrina,
esquiva los ramajes
cenizos del fresno,
abre monótona brisa
una caricia de tierra
por el musario cerro,
carrascas afilan allí
sus flores de piedra
para dar sus bellotas,
ya escondida la luna de seda,
aumenta un zorzal su trino,
sube entre rayos de sol
la espuma de un desnudo álamo,
a su raíz un precoz mamón
sonríe al iris de nueva luz,
un grillo chirría su nota
en melancolía por nuevo cierzo,
la encina secular
no pierde atisbo de rigor
en follaje,
como nervudo verde
que no llora,
la retama grita al esparto
que su amarillo impera,
plegaria entre verdades del monte
un nuevo esplendor
canta la paz sepulcral del campo,
como luminaria entre río reverdecido
en tapiz de terruño arado,
aria dolida en arrebol
de sollozo verde,
lento abre su retoño la tierra.
Entre vid de nueva espera.

El Castellano

Quiero mantener
mi suerte segura,
como hondas imágenes
en frío lacustre.
Agua de labriego, sordo.
Eco en árbol de sigiloso azar.
Hombre al menos
en terrazgo seguro
al pie de bandoneón,
clavando cigarra
a su escarcha afligida,
manos trabajen
la melodía
a tu voz morena.
Primor en viento
de mi sepulcral prestancia,
tierra o ceniza
eternal mármol turbado
de vida atada a tu vida
y perseverante esencia.
Árbol de luz y acento,
revuelo a tu son
el mundo no trasplante.
dulces sueños
sones flamígeros te aguarden
en su seno.
Suelo en miel
de nota obscura,
guerra, oh gran momento,
rizar mis ascuas al viento,
hoja que tu filial enmarca,
verdecido mamón,
yesca su sangre;
invadido por substancia
de tu irisada voz en letra fraguada.
Resonancia de altivos lares,
fecundos...
Llevo verdecida mi sangre,
Asaltando el trigo mis ojos,
palabra con sonido
eterna herida
resuena que sigo en ti
como aromo de flor
y curva pitanza corva,
redimido a la abeja
el avispero ya no zigzaguea,
abre cariño tu senda,
nácar dispuesto y frágil
al candor de mi cóncava vena.
Para cosechar mi pena, mi cruz
y mi condena.

El Castellano

Mi alma vespertina:

Anubló la tarde,
su grillo bruñó su último acorde,
el día escapaba deprisa.
Con perfil de cerro viejo,
desfalleciente rebrota un viejo hinojo,
su tallo de nuevo anís resurgido
de entre sus escamas anuales.
Lentamente un charco se apodera
del sueño del paisaje,
todo siente que su agua no miente;
nostalgia entre borrones de savia nueva,
caminos se perdieron entre retazos su verde sien.
Mi corazón
por mamones de carrasquillo,
entre ensalmos de romero silvestre,
entre rosas caninas de añiles fauces,
vendería mi dicha ya cansada,
por su prosperidad,
lejos su tierra que ellos querían,
dime mamón de almendro
si yo todo hice hasta pedir permiso
en tiesto mi patio de la araña
acogeréis vuestra segunda vida pautada,
esclavitud sumisa de compostaje superior.
Alto ventano os puse a todos
mis hijos adoptados.
La fortuna os reverdezca.
El desencanto final no hallaréis,
por oscuro redil de mi cuidado,
os descienda la gloria.
Sórdido plano en tierra nueva,
de ocaso desnudo con infinita alba,
mi mano brindó por vosotros
con sueños sin cruz
encima mi pecho.
Mis hijos invernales os ofrezco mis cantos
y sangre de esta tarde muerta,
sois más nobles hoy que si nunca os hubiese desterrado.
Enjutez en cobre irisado, un sol de trapo,
frondazón del musario cerro
que indemnes, os vio nacer.
Volar mis criaturas sin osar
el cielo de las plantas.



El Castellano y Leannán.Sídhe:

 

 



 

 



 

 



 

 

 

 

 

 



Litigio crepuscular:
I- 1/09/2016
Mi polilla desvencijada
nace del espejo que crepita
una boca de esfera y su artificio,
revoloteos en torno a la bombilla
que más quisiera ser ella la estrella
que te atrae
tu noctámbula sed
de espinas blandidas,
un viento lunar se reposa
en mi ventana,
siega del mar oscuro
que todo tiñe de malva nocturno,
hoy estoy aquí
ante ustedes cigarros
para latir
y que vuestro color
sea expulsado,
recibo que acuso
ponlo en mi pierna
caminaré el infierno
por si consigo pagarlo
con mi sangre algún día,
serrana se torna mi almohada
de su musgo y lozano rostro,
por el canto de este caracol
que ya no late se quedó seco
en su intento,
es una luna menguante
y su aguacero litigio áspero,
un iris y un prisma lejano
es mi hombría un surco
en mi jardín de cementerio
por el frío rígido
y sus cristales de hueso
de un sol
que le enfadaba su luz.

II 19-1-2019
 
Nuestro tiempo derretía
como oscura poesía,
hermoseaba una melodía
de tu voz serena;
en virtud y nota
de un salve a tu condena
que hollaba.
Con inspiración sublime húmeda,
se arrostraban tus azules labios,
fuego sacro, oh musa
de esplendor retirado,
cóncavo cielo que más no habita.
Este dolor sin manos, todo ojos
te visualiza quebrando la lira
de mi pecho naciente,
Vana memoria, destierro evanescente,
placer oía,
sucumbir acaso al frente,
virtud en sollozo,
por oscuras sombras latiendo inerme
mi dicha que relampagueaba,
esta estación de hielo,
y azabache nevado en la retina,
límpido tu celaje golondrina nocturna,
brillas bailando tu presencia ruda,
no aseguro más que lo que no puedo conseguir
con ímpetu esforzado,
esbelta tu flor
brilla fugaz su vaga huella,
que enraíza tu candor de frente,
brava fuente,
que me brinda mi corona
de brumosas tempestades.
III
Te brindo y dejo mi destino incierto,
sobre las zarzas de la tierra
de mi camino,
armonía solaz de ojos duros
y nítidos,
silencio expresivo, desunía;
santo sueño,
su quietud inabarcable que mío
su transcurso que yo te miro,
mi dama del pensamiento mío.
Sañudo el arrebatarme,
el designio inexorable,
mi guardia implacable,
sentir late eterno en y sobre la tierra,
en su vientre profundiza
su raíz de tiempo
que es huella eterna, con infranqueable tapial,
a esta luna canto,
su aspereza que germina
invernal siembra difunta.
Toda sombra ella fulgura,
crepúsculo esparce por colinas,
su luz agrietada profundos lagares ilumina,
alma de tierra acuso
en ocaso que mece, y yace su digna,
inefable espera.


El Castellano

Esa luna que ama:

En la noche
como etérea surtidora
de azules, longevas aguas.
Esencia de tiempo
y su febril carcoma,
verdad o mentira
todo lo tuyo gira.
Ya tus aguas en sustancia;
oscura abre el seno
de mi acrisolada fuente,
luz de natura
a sol oculto,
que en mis manos crece.
Y su noche aparece,
coge este mi solcillo,
al candor de arreboles,
dictarán mi exilio,
amigos a pie de página.
Gira este solaz trompo espacial,
o arduo ligamento severo
en sentidos y sentires férreos.
Corazón verdecido,
con semblante déspota milenario,
acurruca tu raíz salvaje,
como fe firme
de argento ángel,
tu carne rememora el libro olvidado
de tus falanges dictando,
tomo brotando del destino insumiso,
endiosado como púrpura de nieve roja,
azar cromático
de tu agua geométrica,
mi musa cristalina.


El Castellano


Armada irreal:
 


Miro tus ojos en los míos,
como crepitar enroscado
de enredadera
como filamentos que adhieren
mi retina.
Son luces bailando
en el rocío tus labios,
ensayando sones
de espirales en espera,
apacigua mi alba
sobre tu río,
de infranqueable seda;
desliza tu brillo por mi ensenada,
silencio mío de corbata,
deseo de cristal o divagar
jugando nuestras sombras,
camino o pensamiento,
anudar deslizando el viento
en tus mejillas,
recojo mi aliento
que marcha acariciando
tu mirar sereno,
vestigio de tu figura iluminada
por mis enajenados candiles
al rubor de astros.
Perdóname
sólo es mi amor
como reguero surcando el viento
de tu insondable palabra,
rayando fulgores en esfera fría,
rasgo perpetuo de perpetua seña;
lienzo deslucido
ingrato cuan abarca mi espejismo
de acariciar tus ojos
si así danzo en la luna
de tu alma,
enseñándola que la quiero,
como a tus peces de cristal.


El Castellano

RETROSPECTIVA ABISAL:

 

Sintonía plena, alzada,
no me acobarda,
en un barquito de tela
voy a captura de tu rocío permisivo,
con la vela de tu sonrisa
beso tus ángeles,
me guía tu guiño
por astrolabio,
argos efluvios
de tu querer en una caracola.
Amante no vuelvo
de soledad
ni de ceniza aparente
que alza su claridad.
Cayendo mi carne
envuelta en tempestades dichosas,
rebelde en tierra,
y mi ángel yo figuro.
Traje es mi tiempo,
muriendo la sangre va,
destino esa luna
que el alma entabla.
Conmueves esa luz que mi llaga
se encontraba,
ágil ala de oscuro viento,
tu onda luminosa me aúna,
mis ojos de niebla no quería,
salina luna deseo
de tu llanto emotivo
como brotada tu siembra
de alegría descansada,
y más no estabas en la curva
ni de otro sueño
ni de otro principio sin final,
eres sólo tú espiral
de tu dignidad
imposible de finalizar,
refulgente trazo
la cúpula desposeída
nuestro azar.

El Castellano a 24-01-2019

CANDIL PRIMOROSO:

Surco tu blancura primorosa
en aleta que mi mar de tierra
entona, fulge la honda ojera
que casi arrostra mi alma.

Una pureza que tizna
tu enclave del mañana
alta fronda de espesura
bañan tus labios
sobre mi araña

diente en el fondo
de súbito crepitar
baña, fulge luces calmadas
apacienta el viento
sin saber cómo,
una ascensión de reflejos
un relámpago
entre dos oscuridades aladas
una luz desertora de mí,
tibia en profundo llano
una estela clara, vive que llora
belleza indómita.
Limada urna casi tuya
casi mía,

rueda y pasa
entre mis perpetuos siglos
transcurres vida
entre solanas, cauces
entre yacijas y cáliz
sin borde
agujas mil

ciñe que venceré
este agujero invencible añil.
Irrumpido, casi rayo parecía
servir a la tempestad
de Candamvis
pulcritud diminuta, arriba aristas
rauda, la sombra ha girado.

II a 25-01-2019

Vera efigies...
Dama oscura,
refulgente doncella escarlata
de mi argento blandir en pensamiento;
me aposentas en cada sangre,
al hendir
mi sarmiento, bronca hendidura,
blancura espectral,
risueña mía,
no pongas agua a mi fuego,
hiervo por enlazarte mi barbecho,
de poeta que por tu Identidad,
anochece la aurora galopada,
tu abismo por fin me acaricia,
tu imagen pura
prima enroscada
a fundirse en propio espejo,
filiación suprema
aclara mi aura
allá en la luz.
Haces tu pupila mi sangre,
nocturnos trenes
contiguos a los andenes
que cantan a tu raíz primera,
de primavera.


El Castellano


Bajo el signo de la luna Azabache:

I
Me llama en la noche,
me acaricia su recuerdo,
con sus caricias desvanecerse
quiere;
y renacer en la oscuridad
del ocaso eterno.
Comprendiendo y llevando dolor.
Yo sin comprender su aparición.
Pero recreando su alma viajera.
sueños serán, pero cada día
la siento más.
En la belleza de imaginar
la complazco con la sencilla palabra
de amor a su alma
sin cuerpo.
Que me acompaña
desde que sufro por el querer.


II
Te busqué detrás de la estrella
más brillante del azul eterno.
En el suspiro de amor
que corre y descansa
entre la inmensidad de un parpadeo.
Entre la oscuridad que alcanzó
a ver la belleza que envuelve
tus imaginadas piernas,
adentrándome para reposar
siendo una sombra más.
Y te encontré en mi sueño
más cálido, en el cielo encerrado
que liberé.
En la noche que mi amor corrió
en tu flamígero seno,
y te amé aunque fuese un día
en la penumbra.
Para así no olvidarte nunca.

III
Manantial fulgente de inspiración
tu mirada tierna sin compasión.
Matices de esmeraldas
tu pupila enfrentada con mi pupila.
La golondrinera el aroma
de tu piel frágil y esquiva,
con sus amapolas amarillas
el color de tu áureo.
Un piropo, el suspiro
de mi amor eterno.
Que corre que escapa y vuelve
el cosquilleo.
Tu boca con mi boca bebiendo
del mismo agua del deseo,
tu piel con mi piel
avivando el ascua
del sentimiento preso.

IV
Resplandor de auroras en los recovecos,
donde se refugian mis ilusiones
en mi pensamiento.
Tu tez conoció mis manos
y mis manos te moldearon para su recuero.
Eterna batalla a la noche,
cuando noto tu ausencia,
la noche que galopa
y yo con palabras sufridas,
de nuestra vida sentida.
Ya no hay felicidad entregada
con besos y roce de nuestros cuerpos,
medida y entregada,
ya no te buscaré en esa nostalgia.
Me enamoré de la vida
y nada me falta
porque todo me llena.
Te volviste a pasear por mis sueños,
y en ellos nos reconciliamos.
Vuelve a mí el dulce tormento
para vivir soñando
con el recuerdo.
Y amarte soñando despierto.

V
Noche en vela de navegante
sin destino,
noche despertada,
por la luna.
Y acariciada por sonrisas de estrellas,
cercanas y lejanas
según sean miradas,
a través de la copa de sangre
o con la nostalgia del corazón.
Luz a la vela que ilumina la pluma;
tinta de ánima mezclada
con los recuerdos de una vida a tu compañía,
pasada, con hielo y fuego, con besos
huidizos y fulgentes,
eternos y efímeros,
con sueños rotos,
y días de amor
a la sombra de tu reflejo,
disuelto por el embiste del tiempo,
que partió mi corazón en dos y un cuarto,
en el que me alimenté de las rosas
y flores desangradas.
La copa de sangre
en recuerdo
de una sonrisa que resplandeció.

VI
Amada mía te escribo esta noche invernada
detrás de la estrella apagada
que yo te amo amada.
Luna mía, tú mi flor que brilla
luces bonita, estrellita mía
sólo tú eres mi vida
runa azabache mía,
jamás se apagará tu boquita,
que llama a la mía.
mía sólo mía,
mi flor de luna
sólo para mí encendida.
Yo nací para tus ojos,
madera de los cipreses.
Yo sólo soy escarabajito,
yo camino despacito
de tu mano, duermo contigo.

VII
Sólo soy lo que tus ojos
dicen de mí.
Sólo soy amor, vivo en ti;
yo nací de un rayo de sol,
dije soy fuego sin más razón;
de mí la sangre huyó,
yo sólo viví como flor
al muerto le di helor,
porque yo viví solo, solo
como vive la flor
pero ni aroma tuve
ni tuve color,
sólo tuve polen carmín rojo,
que a la tierra llegó.

VIII
Muerto vivo, si no te miro;
luna muerta vi encender
y a mí llegó.
Para yo decir viví, fui, amé,
reí, y con su amor
digno orgulloso sucumbí,
hasta de su boca morí
pero un día desperté
frío como sol que fui
y ella huyó de mí.
Así mi condena
cuando yo muero,
ella vive por mí.

IX
Amada inspiración lejana
o cercana, según seas mirada,
del interior embelesada
alma de mi alma,
espíritu sin nombre.
Destello sin horizonte.
Luz atraída cual estela indefinida,
venda que el ojo no vea;
orilla de mi barcaza,
sin suspiro, ni terraza
cruel hornaza,
letanía sin lejanía.
Ni caricia existe
sin manos que te modelen cual arcilla,
lugar de mi lugar sin hallar;
bello templo tu mirar.
Ni beso existe sin sentimiento inicial.
quién afortunado
que en mitad de la rima,
muriese para no cesar.

El Castellano

VUELTA AL AZAR INTANGIBLE:
 
Malva alcea sp.

Rehogo este empeño, traspuesto a los fuegos del hombre y su cuerda, tiempos pasan germinando. Diestro ambivalente; en dirección umbría, subsiste colgando huesos de sus pestañas huecas, abriendo el espíritu suplicante, cenizas laten, la quebrada fluye:
-Amada quodi pragma, vers troba paremo, laetitia exspectare mors timun malum, quot flama sed ardit et dilectus mundi, descent caelis, set infernus tenebras.
Un iris de ojo negro, en estos pilares que abren el fuego, alzan estaciones que correr, años que hacer, tierra y su linde abierto. Estrellas que matan, mi aliento petrificado, atravesado por estos ojos que laten tu figura en fértil lluvia de pretiles gestos al alba más preciosa, crepitando mis fuentes y su dragón de abrevadero eterno. Fuente fría, profunda, abre su brillo en secuela que arrostra mi dicha. Oscuras alas, a un frente de retinas, y sienes escalonadas, va que fulge la caída de mi falcata. En este cerrado horizonte, rizado, expuesto, consumado, mis soledades tejen. Una encina que lejos habita, cerca grita, yo soy por siempre, eco que profana tu aparente sepultura, entre verdes valles, que tenidos en furor de sangre, exclaman: -Ay la sangre verdecida, al candor y negror de aljabas hojas esquilma la tierra sus venas, y quebrada la sierpe tu piel cita e incita, ay la tierra. Ay por ella , sea mi hundida victoria, por este umbral, silente, que fragua mi frente, por Himeto se alza mi puente; por esta cepa y su Dionisio afilando cuchillo, los lindes rinden en ocasos de ocres, la tierra nueva en cal de espera, sus colapsos en tules iridiscentes, cabalgaré el astro, traeré la flor naciente a Hipsípila, vaga libélula, dragón volador de mi suerte, de una montaña a un dulce valle cabalgo, injertada la sombra invencible, traigo la quebrada ascua, por si reverbera un tiempo muerto. En el que no dolía esta rivera. Agudo filo nacido, mi destino. Recuérdame en la tijera, desdoblando la espera, hoy por hoy, mañana por ayer, el frío sí, en la piel, de estas cuchillas sonrientes, y su esperanza carcomida, acabada en hoguera. Miénteme aparte, ancla mía en gozo, el violín de mi idea, corriendo por fuera, marchando lanzas de tierra, y el tiempo solo, hinchado, dormido. Rehúye mi pasado, que se clava en mis brazos, mírame aparte del punto y su silencio seco.
II
Esta vida en el centro un rayo de Sol, miro su caricia en pétalo de brea; arde mi sinfonía. Deshace la lejanía, hasta ser ese lejano carrusel de estrellas por boca, vida por mi vida y yo, qué no daría. Aciago vilo descorchado, en fanal infinito de campo y sangre hierve destapada la añil floresta, que a veces sonriente, acampo, a veces abatido en su recogimiento de verdes espadas, brotan verdes espuelas sobre su yermo inacabado, viaja su idea como culebra de tierra su densidad pordiosea. Jamás vencida, o siempre con fugaz aleteo entre estambres, vencía que llegaba cada primavera, por cerros su ocre era padre, por llanos fiel hijo, de compostura olvidada. Por copas de árboles, brindo esta suerte, encontrada, por los besos que puedo dar, del azabache mi dama, que entre forrajes avanza, a desenvainar mi espada. Diestro coraje sembrado, entre mis espuelas. En los bravos halos envanece evanescente que envilece mi estrella apagada. Vence que quiere brillar, a ella mi oscura amada. Esta negra noche, que avanza, fluye y escapa mordiéndose la cola, entre luna argenta, deslizada, por sus filos de pestañas acuesta su hijo ocaso que resplandece. Tierra invernando, acogen pendientes de aire, fieles terrones desmembrados, una mujer sembrada, de acogedores racimos, entre sus malvas runas, su pecho, un trabajo que floreaba un compostaje sereno, con dos botones solapados, ella, sembrada en paja de primavera, era capaz de arrebatar la solana de molinos fugaces. Vestía el regazo de la cepa, donde sangre hacía alarde, al rebujo su trilla, gorjeaba simientes, desde claro oscuro de nueva siembra, mojaba su añoranza, fiel en composturas olvidadas, de las espigas de agua, recomponía suspiros de las tierras mojadas. Un silo dormido se afilaba; era su momento, sin capa, con espada; abría su maternal vientre en flores de carne, afinaba su silueta un corcel sereno. Con diente de aire, tomando de su blanca tez, cabellos de rayos solares. Caminaba un sapito, teniendo guarida, bajo una piedra semienterrada, era o no era, plañía la nube, desde el canal, que depositaba a la acequia, entre los surcos de la sed que las plantas aguardan. Para su dama campesina, llevar su siembra que ni el clima negaría su vida. Donde una perfidia sobresalía su corazón brillaba, más que el metal de su azada.


El Castellano a 30-01-2019


  

Ardiente vena, mi cordura:

 


Ambrosía, una sed que yaga
y calmante mi pecho muerde,
flamígero beso
que en tus labios yo impregnara,
enmudecida mi garganta
converso con tierra,
vigilia feroz
que me olvidaba,
sueño sí,
supe lo que veía,
polvo, nube, larva,
desholladura en sangre de rosa,
cegado el día repleto
sin edad, sin sepultura
sólo en tu torso
volver a amimar,
veo lo esencial en tu mano,
candescencia de ángel derramado,
olvidando la llaga
de su fuego atravesado,
creció mi sangre con fuerza,
latiendo su premura,
labrado cielo sin soledad
ni muerte impura,
soy fuerte,
extraigo la cáscara
de tu dios resplandeciente,
lejos oigo el filo de la una,
la retemblante
esencia de mi eternal suerte,
que te dictó
cuidado en aire cautivo
soy soldado por un sueño
que tuvo mi gato dubitativo
ante el zorzal que dispuso tres nidos.

El Castellano





Ver esplender tu sonrisa numinosa:

Atónito resuena el tiempo,
blandido,
que solicitaba una dulce poesía,
esperaba de aquel furor
que tus labios, llena.
A la noble, parca, sobriedad
de bizarría no acusaba,
como robusto bosque
que adentra alevoso,
el corcel de mis fuerzas
creí descansada mi felonía;
soberbia sin cadena,
oh musa entona surco,
libertad cantada.
Frente mi fiera
invencible Castilla
yo amaba.
Mustia frente lloró
esta lira,
de encanto no huiste,
años ardientes en caricia pagaba,
voz tuya llamada,
que en gesto y canto
la vida hermoseaba.
Amada dama mía
recuerdo tu solo almíbar,
en sones que el Parnaso regaba,
crecía mi dicha soslayada,
en atrio meloso de ambrosía ostentada,
insurgente queda mi semilla;
como funesta bayoneta,
presa, abatida y retuerta.
Líquidos cristales meces
retratando azures de ecos plomizos,
estridentes,
vengo abriendo hasta el amanecer,
asesto un litigio que avenga
mi paso, hasta divisar esplender
tu pura, numinosa sonrisa,
hasta quedar ciega madre luna
en halo de lúmina,
su poderosa, invencible
competencia
que dictará entonces nuestra flamígera dicha.

El Castellano

Eternal serenidad florece:

 

 

 
 

 

 

 

 

 


Oh rauda visión,
puridad en estela
cuánto abarca la eternidad
sola,
viste mi pozo,
en oscuro negro tapial
de los vientos flamígeros,
¡Brighit!
Concédeme tu protección,
como principio sin final ni comienzo,
como yo tu semilla,
tu brote y nueva siembra
en fruto de espiral,
como buena obra
llamo a tus cumbres
para vestirlas de los pétalos
de los valles,
mi vida, mi árbol, mi dicha,
mi ¡Amor!
La encumbrada tú
Brigantia
de los mares de tiempo,
madre de insepulto don Arte,
musa primera incipiente,
Poderosa hija de Dagda,
diosa triple
de fuego en espiral
naciente,
mi vela baila a tu sombra,
recio sirviente de Candamvis
te trata,
el relámpago es mi humilde centella,
inviolada,
solicito me abras el portón verdadero
para nueva siembra,
la simiente de mi fuego,
aliento en portento,
de vestir tus pozos de flores;
Breo-Saighit atraviesa mi alma,
¡Oh flecha ardiente tú!
oh lágrima sonriente,
candor de mi árbol de ceniza,
lanza de enhiesto ciprés
te habla,
honrando al Jefe o Padre de los dioses,
tu Fiel trisquel labrado,
diosa Dana
protégeme en la lucha,
mi buen amar
te envuelva y arrope.
Morrighan
acoge mi incausada victoria
descendiendo el reino de los dioses
a mis ojos y manos,
buenas obras son amores,
no buenas razones,
FACTA NON VERBA.



El Castellano

Plaza en una espina:

 

Voy a aquel oscuro bosque,
que a veces moramos,
blancas van las damas
como céfiro puro,
que blanquea su calzado,
alegres pasos clavan las muchachas
como verdea el monte
y los pinos abren sus nidos verdes,
diario, misterioso, y místico
se entierra el sonido.
A esta hora
que estrellas brillan,
una nueva luz
en el fervor del silencio
no es un mirlo;
ni alondra,
es un tordo matutino
de las nueve,
que llamo Severino,
tordo único, rutilante,
en distinción de pájaro
que camina igual
que toda su estirpe alada,
en azabache,
oh noche,
brilla ya tu silueta.
Compruébame los ojos,
en umbría caricia tangente
a la ausencia habitada
de tu grillo naciente,
como un azar
donde no cierran otros ojos.
tristeza apagada,
fuiste mía,
¿quién te quería?
a dócil soplo de polvo pálido,
tú pura, inmiscuida,
yo nunca te ahondé la mano,
desliza mi invierno,
que ya en luz
alcanza el tercer cielo.
Sin términos tristeza
fuiste mía,
como borde afilado
de mi alma y su terneza
que ciega
toda oscura tiniebla danzada,
entre tallo, espina
y mano afligida.


 

El Castellano






Hijo del mar:

Sereno estruendo,
en azul calmado;
unísono centelleo.
Tormenta, rompientes
en cenizas olas;
canosas crestas,
de sus morenas salinas.
Cansado vengo yo
de moler sus eternidades abisales.
Ola, dame tu espuma
como blanca gaviota.
Y abre tu caracola 🐚
de espiral sonriente
que lleva a tus profundos senos.
¡Oh madre!
Conduces tu encanto
a inframundos
cubiertos de lágrimas.
Tu encanto no ahonda bondad ni maldad,
arrostra con poderosa mano
al incauto o al aventurado.
Al tiempo que se baña
en tus intangibles fuentes,
este que arrastra
sus engranajes
de principios sin finales.
Fondo sin pozo,
ni manto.
Tu eterna serenidad,
turquesa tu hondo vientre,
siempre nacarado
donde guardas crisoles
de reflejos tibios.
En pestañas,
que el agua cabalga.
Y mi vida traspasa;
centella de tu mirada
cuál candil sortilegio te causó,
como incendiar tu agua,
o blanquear tu azur
inabarcable.

El Castellano

Aleteo de tu luz fraguada:
2015 

Telaraña de vorágine.
Araña descendiente de turbios,
de lúgubres pensamientos
de etéreas raíces en aristas;
blanco sueño devorado
al compás de cuclillos nocturnos.
En ondas de listadas cadenas,
y su esclavitud
del latido en viento pronunciado,
torbo crascitar asido,
un final dictado,
de la oscuridad.
La era lumínica
comienza por esta esfera.
Entre sogas de mi calor humano
se columpia mi grillo,
verdes ojos míos,
verde trato de mi sino verdecido.
La noche quiere ahogarse
sí, en sus ojos.
Que su sonido visten,
y desvisten,
por el maullido de plata,
por carcoma del mutilado
iris insomne.
Es sólo sangre
en tus ojos.
Es sólo mi vena sonando,
alcanzando tu osadía
de oscura esfinge
del silencio escarlata.
Llora mi azabache
por tener piel de arena,
y brotes añiles
de azulete
de esta noche destapada.
Por estos nidos tejidos
mis abejas ocupan sus panales.
Abren fúnebres procesiones
de todo lo que dejó de ser.
Y así descolgar
de esta araña la tierra 🌍
en eternidad.

Förüq

PRIMERIZA NOTA:

 

Aplasta mi sombra,
casi transparente en rostro
contra sí misma,
derrumbando opacidades vírgenes
de granates profundos y ensueños
de espumas en vientre
caracoleados.
Ballesta súbito forjada,
a tu entraña efímera, densa prestancia.
Derrite mar de boca su melodía no entonada
que pide extensa, negra noche
y sus espectrales corceles en cal y crin,
en adusta tibieza del romo hierro forjado.
Tiembla que rueda
paz, orgullo bello, talle etéreo.
El desliz ráyame firme,
conservo mis principios numerados.
Reluce mi roce pulido en sinfonía abierta;
Entrecielo asido,
cielo encerrado vislumbré
como antorcha de tres llamas
enredada pesquisa
su cuerpo me serpea la dicha,
cromático canta,
palpita mi iluminada tristeza
haciendo camino en un vals de silencio acallado.
Vendrá mi torvo grajo
se constatará mi lucero roto.
Con sus pechos en la tierra;
tu arpa
inimaginada esencia, éter encendido,
consumado.
Turba mi aliento
bajo mi pecho a ella quiero,
con montes limpios, serenamente místico
avanzo
enturbiado por sarmientos, sus manos.
Delineaste viento ella mi morar, mi hexámetro,
Lividez plena, candil en secuencia inamovible.
Fuga el desaliento, ascua empírea
largueza secunde
con todos los jirones
de mis alas.
Diáfano, ancho, repleto
a trote primerizo.
No cabalgarás, el dulce sabor
de mis cuerdas destensadas,
ni el son de los tambores repicará
alto, alto como tu voz se hace completa,
no cabalgarás si no es conmigo,
cabalga,
cabalga,
el llano, el cerro y esta gloria
que me escala,
un beso,
unos labios,
una nota rígida de mi sangre por ti candente,
que sólo a mi lado, cabalgarás de luces astilladas
en astros, galoparás luceros de ojos
y sembrado clamor
en tu bosque hallarás.
Cabalga redonda, osamenta de luna,
que sólo a mí encontrarás.

El Castellano

ESMERALDA EN PUREZA:

 


Alzo digna,
insepulta encrucijada
de estos mares de tierra,
me avanza la enervada raíz
de la sangre
que todo sostiene.
Encrucijada de sangre
en los pliegues
de tu boca rosácea,
pude ser yo centella
de raudo rayo,
oxígeno de un pulmón
que marchó a otro lado;
destino opaco,
tesitura insobornable,
de un corazón que ama
al menos su desliz sanguinoso
que encarama,
habla su mano por mi garganta,
atisba estos hierros
de mi vida,
casi áridos que conjugan,
pretiles gestos carmines,
como agua a la rosa
que el sol evapora,
como caricia
sin muslos gemelos,
abre ella de Ferento
valle,
mi sola campiña.
Subo mi arteria,
por cauces febriles
es una sola, desprendida,
nota de mi querubín,
y su espada azul,
un tiempo,
que no se mide en valor,
ni saberse puede,
cuándo comenzó,
a ella amo,
mujer de húmedas gramas
que marzo trae izadas,
mujer de hondos helechos,
de mis ojos le traigo hechos;
en curvo espejo
afilo que jamás la desmerezco,
precipitación como cae la luz
de los candiles durmientes
cuando se acuesta el Sol,
sólo, solo vaporoso
un primigenio cauce,
que erosiona mi sien,
pudo ser,
se quedó en lo hondo
como el agua
efímera y constante
percute la estalactita
que su deseo
en puridad me incita.



El Castellano

Sombra que no era azul:

 

Necesito una verdad,
en mitad del precipicio,
necesito trescientas treinta y tres señales,
para amarte más de lo que puedo,
no busques no,
sólo creo, poseo un corazón
que no es raíz descubierta,
eras azul sin día ni noche
que todo elucubra,
impenetrable armazón de relámpago,
tierra amorosa brotando un beso,
bajo sombra inerme, apostada,
donde mi pulso navegaba tu rostro,
faltaba mar
y jabró la tierra mansa
que florecía tu alma.
Sequedad de nuevo día
palpando tu dolor risueño,
hasta herir mis ojos al descubrirte,
obscura te llamaba mi sangre,
yo duermo, no estoy escribiendo,
que si los sueños son tangibles,
sólo tengo esta munición,
soledad que vive
y no precipita
a tus labios de cristal,
Como fulgir la luz
y descubrir, que deletrea,
que dicta sinfonía
de transparencia ocupada,
sin ausencia
porque al leerte,
encuentro sentido,
a novecientos noventa y nueve
encierros innecesarios,
seguir vivo
y mi camino,
atribuyo a biología
y a que todo es y era
construir casas por el tejado,
perder sin intentarlo,
y amarte soñando despierto,
que yo no soy el hombre muerto,
que te está amando
sin saber hacerlo creíble.
Por el miedo,
acuso que no es más fuerte que yo
y que puede esta sea
mi última carta,
perder venciendo se llama,
los valientes mueren primero.


El Castellano

 

 

 

 

 

 

 

 

 





Tomo II
ENTRE CORONA Y CANDELABRO

 
 


Autor Miguel Esteban Martínez García






TRILLA MI IDEA:

Canta mi cuclillo canta,
picotea en mi cabeza,
entra al silo de mi idea,
donde telarañas
coagulan mis pensamientos,
abre esta puerta hacia mi oscuridad,
allí donde negros ratones
cobijan con fijos ojos
mi sueño sin desempolvar,
me conduje por escalas
donde colgaban brillantes ojos
sin pestañear,
arriba donde se acumulaban los sacos,
un murciélago despertaba,
era como una sombra que flotaba
entre llenos agujeros de aire,
sombra con alas,
la guadaña estaba recta
pareciera que me esperara,
la trilla afilada,
era nueva de esta primavera
el grano no vio su oficio,
respirad este olor a trigo muerto,
habitantes de mi silo,
hasta la araña teje con tesón
su geométrica hambre,
pardas motas salpican las paredes
por las que corre pegada la salamanquesa,
grietas vivas por este frío infernal,
y esa sombra colgada del techo.
Alma amada que se funde.

El Castellano



Alma sin cuerpo, flagrante invierno:
 Se deslizaba azarosa
una tarde de mayo,
abriendo pulcras flores
entre grados que blandía
el grillo en su madriguera,
osada se batía una lagartija
en la piedra aposentada.
La tarde cerraba danzando
suspiros precoces,
entre estambres.
El olmo viejo
lucía un tronco grueso
con hueco donde  amarilleaba el sol
del día,
mientras la noche jugaba con sus ramas
y corazones de hojas,
ya vencía su sombra
miré su fortaleza
como si sus raíces gritaran
y pudiese verlas
clamando los años.
Te miré sombra
por mi ventana, sonreíste tímida
como si te agazaparas en tus párpados
frente a los míos,
miraste el espejo de mi armario
sólo un día dudaste de tu existencia
y tú estabas, tú estabas tan radiante
como si un aura te refulgiera,
sonreías a tu vida
reflejo en aquel espejo
porque en realidad ya no te encontrabas
la vida te brindó
reflejo,
mi risueña, reluciente fantasma,
que aún ríe y juega con la sombra.
Por ella no tenerla.
Me miraste y tus ojos
como estacas me henchían
la soledad acrisolada,
tu dulce inocencia traspasaba la mirada,
cuántas noches te soñé
cuántos otoños te esperé,
tu alma sin cuerpo,
tu sonrisa tímida, desangelada,
yo sin tenerte te amo,
como sólo tú llenaste
mi espacio vacío
de mi soledad despertada,
te hablo
te dicto
que sólo tú
eres mi invierno que llena mi vida.

El Castellano
SENDERO DE POLILLA:

 

Era una noche dormida
al fervor de blancas sienes,
y luciérnagas de faroles,
cipreses cabalgaban
negros tules
de oscuridad rizada,
dentro de los ojos del gato
me miraba,
buscaba encontrar
respuesta a mi soledad
enarbolada,
salía de un agujero
de un árbol
un murciélago,
yo le pregunté
si sobrevivir
le bastaba para ser feliz,
me afirmó que con su pancita llena
lo era y siguió su vuelta
acuchillando al viento con sus alas,
pensé en el humano ser
que nunca le basta lo que tiene
siempre quiere más.
Sombras se acurrucaban a mi lado
en aquel banco,
daban los grados negativos,
aquel invierno excomulgado,
corrió mi soledad al otro lado,
era incompleta
yo de pensamiento y sentimiento
estoy enamorado,
y esa mujer me corresponde
y la amo como a la noche
y su velo de sosiego,
yo reboso por los poros
el amor al arte escrito,
nadie me arrancará
a ninguno de mis dos amores,
seguí la enseñanza del murciélago,
abrí los ojos y miré dentro
lo que siento y yo tengo,
dos pilares como un templo,
avanzaré despierto mi sendero,
noche, oh noche
hoy en tu velo me siento,
a ti me entrego,
abrázame como hijo de tu luna,
llévame en compañía,
por tus claros de luz escondida,
abre el tiempo
del suplicio del día derretido,
abriga el sendero de tu polilla
que como yo busca su nueva vida.

el Castellano

ECO DE AYER VESTIDO: 

Honrada tibia luz caída,
pasaba y me ungía este sol agarrado
una mañana amarilla, vestida de invierno
y su frío azul, encendía mi cigarro
y un humo y un eco envolvía
un hueco que dejo abisal la última helada,
carretas deslizaban las nubes
abriendo el vientre helado del cielo
este Sol tímido de invierno
parecía asustado sin ocaso
ni pájaros fantasmales
que le hicieran nido.
Me cobijaba la sombra de un ciprés enhiesto,
abría las puertas de gramas voraces,
lirios negros franqueaban mi verja
de pensamientos que se amontonaban
en la puerta, rezaba a mi Sol
que no me hundiese la primavera
como si él eligiese esta sequía
que la tierra llora y quiebra sus entrañas
vestidas, el viento era más fuerte que yo,
llevando y sujetando el iris de nuevo cierzo,
crascitaba por ramaje de mi muerto brevemente nogal
de sombra densa cobijando tenebrios,
bajo sus hojas caídas.
Portón de tiniebla, el paso de su oscura raíz,
despertando el devenir
rompiendo el nicho de la primavera futura.

El Castellano

PLUBIA CORDIS:

‘---lit et summun canae,
miles Dei lumen,
mea unguis timor malum,
mors erit uxor mea.-‘
Plubia cordis, ardentissime cupere amôris
stupóris, dêsîderium, sempiternusa laetitia.
Diês, carpentum, accrêvî calôris.
Colôris, vita, venerâvî canôris.
Laetitia exspectâre, cupitum nostra.
Ostendi âlae, festînâvî blanditia.
Cropinquus, somnus, versus, littera.
Prôfêcî imus, creâvî blandus.
Bâsium dulcis, aqua pûrus.
Sânô anima, fidus fruor.
Cupidus somnus, flagrô metaphora,
suspirium natura, amâvî ferventis.
Distantia dêstinâvî dedisco côgitâtum.
Volui pûrus, sôlus cordis.
Callis unus, sentido sensisensum.
Fôrmôsa societas, contentum esse vêris.
Ignis, dêlectô noster appetîtus fôrmôsus.



TRADUCCIÓN (Plubia cordis):

Lluvia corazón,
Suspira por ti amor
Estupor, deseo,
Eterna alegría.
Día, noche,
Crece calor-
Color, vida
Venerada sinfonía.
Alegría soñada,
Deseada nuestra.
Muestra alas,
Acelera caricia.
Cercanía, sueño,
Verso, letra.
Entra profundo,
Crea sonrisa.
Beso dulce, agua pura.
Cura alma, sinceridad uso.
Deseoso sueño,
Arde metáfora
Suspira esencia, amando fogoso.
Distancia decreta
Olvido de razón.
Querer puro, sólo corazón.
Vía una, sentir.
Hermosa compañía,
Contentarse primavera.
Fuego, complaciendo
Instinto hermoso.

El Castellano




I. -Invernando:
Camino la sierra
y labriego empedernido,
afilan cintas de esparto
y jocosos pinos bordean el monte,
era ella caminaba siendo mujer de húmedas hojas
y gramas recién nacidas
anudadas a la cintura,
era tiempo suficiente
para el recodo de un fondo fantasmal,
estallaba el acre que pisaba
palmo a trecho,
ribazos se despertaban sin alba
dejé un lugar ramificado,
más allá de juncos
y fardos de nueva cosecha,
sin ir más lejos
abría la tierra vieja invernando
su ombligo de invierno
la carrasca de hoja inmoble afinaba
sus dientes de hojas
que el viento pasa y respira.
Campo lejano por cualquier parte
sentir que dejaría plisado
por encontrarse con tus ojos,
pecho de paja nueva silo dormido
de hondo surco y barrizal,
oscilando el filamento de un severo cardo,
entre caracoles mutantes, judíos blancos,
dejé mi traje a reverdecer ortigas y orugas seculares.
entre la joven hierba y el rojo trébol
del sendero,
recojo mi árbol del mañana y me marcho.

El Castellano

PANIDA DEL AZUR:

 

Saeta de prisma,
enardecida amante solar.
Reminiscencia en umbra
alegoría de carnal flor.
Lejana entraña de hoz
letanía viste que exuda
su sátiro perfume.
Salmo de noche,
voz mitad alma la tuya.
Elogio de estambre
¿Cuántas voces acallaste?
Eufórico vientre ardiente,
soy yo hacedor de luna fija;
claror que fulge, fragua
estertor verso solitario.
Este será muro de mi alma
con enredadera de torre y almena.
Dejaré mis versos
en oscuro parral,
es hora vacía mi casa
hui, dejé mi alma con mi gato,
salí por gotas de lluvia,
las más frescas,
las primeras caídas.
Mi alma salió en mi busca
habló y preguntó
a la araña de mi patio,
cual dijo estaba tejiendo
digna tela su visión no pude cazar.
Preguntó al caracol:
-Al fondo ´
del verde a la derecha puede estar,
allí le encontró
tumbado en la grama
hablando con una malva
estaba pidiendo algo de azur brillante,
¿Dónde estabas ente mío de alma?
Te extrañaba,
Fuí por comida para tí,
-No me dejes más sola,
sin mí no tienes voz
sin ti no tengo vida,
ni la rosa en cruz su despedida.

El Castellano

I. Albo espíritu azogado:
 

Abrí las rojas puertas
del fantasma de mi corazón,
despertaron grises leviatanes
como agujas sin cabeza ni redil
era él un fantasma puro, impío
un último respiro alzó
a mi cabeza,
y caí de rodillas
a otro mar
a otro mar
el suyo sin calma
ni espumas purpureas,
abrí esta vez las ventanas de mi pecho
esta vez como si alguien las sujetara
en mi propiedad
de fría carne,
un pulmón marchó a una rivera,
el otro perdido marchó
a otra con mi espíritu,
quedaba mi cuerpo como frío, desierto
páramo sin espacio sujeto
donde anclar señero de luz
mi pecho, el otro espacio
de mí desierto
oscuro como opacidad
de noche de soto sin luna
sin luciérnagas del cielo,
sin fusiles que clavan su plomo,
sin faroles ni lucientes
provocados encumbrados
como este vacío que ya cansado
no más habita mi espejo de alma,
mi pecho partido enraizó
la mejor flor que la vida
pudo darme
como espina para clavar la espina
de mi vida y asir
cielo y tierra en marea
de primaverales caricias
albos ojos fijos
en auroras que marcan
al violácea arpa de mi despertar
creyendo sus ojos un sueño
para habitar.

El Castellano

ESPIGA DE AGUA:

 

Con el filo y brillo reluciente
está la espada,
blandiendo surcos
en fosas funerarias.
A lo que su empeño sucede.
Quilla de un flagrante monte
surcado por el metal
de hilo de cobre,
sonaba con el viento
haciendo temblar calaveras
en lo alto de aquel poste de telégrafo.
El viento tenía estridencia
y lamento seco.
Digno a desatar quimeras y bestias rectas.
Capaz de dar voz a lo inerte de la vida.

II Hoja:
Allí plantado como se siembra una pipa
me encontré, detuve el sonido
entre escalas y cielos soterrados.
Planté una pila de lluvia sobre marzo,
contestó entre gramófonos la tierra;
una melodía jamás interpretada
y jamás semejante o similar
a haberla escuchado una vez.
Era como un maullido entre gramas
y bocas sedientas.
Como cerrar y esperar que la compuerta secara,
como desplomar semillas
y aventar espigas;
plantado como una sola
de carne y tinta
que la espera viola.

El Castellano

I. Amante fantasma:

 


Hablo desde esta sombra
que me habita,
un cielo noctámbulo me cuelga la caricia,
mi vida que jamás se consume en desquicia,
rajo este sol que visita tu retina,
espacio derredor acaricio
en agujas que te cuelgan el techo,
flor con flor brilló nuestro corazón,
una luna tejida por su alarido
a galope del viento en mi mundo
te alzo en piel de piedra
crepitando tu rayo que me cuenta
de tu vena y su carcoma
muy lejos de la tierra hilvano tus ganas
con destello furtivo
de sed de abrojo
cambio tu vida a mi antojo
sí tu pecho en rojo,
sabes quién soy
soy fantasma que sólo tú ves
flagrando el viento a tu merced,
háblame del puerto y su negro sentimiento,
háblame del cuervo,
de tu alma sin cuerpo,
ven, ven a mí
veremos el amanecer
en la sangre de mis ojos,
acabaremos con el destino inerte
que cruza mi suerte,
ven de nuevo quiero verte, apoderarte,
alimentarte de mis rosas desangradas,
es por tu roce que mi sangre bulle
y jamás de ti se esconde
te siento en cada silencio seco,
en cada eco de oscuridad
que a mi espíritu sucede
cómo no tenerte
si por tu idioma me florece el verso,
piel con alma simiente del atardecer,
umbrío cae su sonido;
Tu cuerda que afina el grillo
y cigarra con su guitarra
acantonando nuestro oído,
es por ti que mi suplicio cae investido
fiel a recorrer tu segunda vida,
ninguna mentira me dijiste,
el miedo ahuyentamos juntos de la mano,
la noche llega de nuevo en tu pupila
de esferas yertas
y sus paraísos de hielo
que cruzo al verte
quiero que me sigas sonando
eternamente la noche
para todos los siglos
que empieza nuestra condena
sintiendo hoy la lluvia bajo tus ojos.

II

Hablemos hoy en plata de tiniebla,
oración de tu sangre yerta,
cumbre febril de hoguera quieta,
ese cuervo descubrirás su poder,
yo iré de tu mano,
manso tu poder sembrado,
aunque no entiendas
no preguntes por qué sigo a tu lado,
el puerto negro te llamó
y sentiste el poder de tu pasado,
nadie permitió que desembarcaras,
capaz eras de romper la cuerda
que sostiene las dimensiones,
ni vivo ni muerto
niega tu osadía,
cruzaste la puerta de oscuros lirios,
tu amor a la flor
al creador conmovió,
resoplo tijeras rojas
en grises ideas,
desenfundo mi filo,
crepitan arduas espadas,
respetaste la muerte y ella
respetó tu vida.
Crascita tu lozanía,
entre forrajes
y soles pudientes,
desmenuza tu silencio,
clavando yunques
de paredes granates,
el peldaño irá cuesta abajo,
cabalga tus lindes despiertos,
libérate de insectos que caminan,
turbios azares me cuentan
de tu devenir rizado
al filo de la navaja.


III

Anochecer de mi vida,
en tu patio de la araña,
retozan clarines esquivos,
yo soy lira de alma consumada,
vicisitud ensimismada
de tu azar en semblanza,
vivo flagrando tu azada,
pulcritud entre cristales rotos
esa soy, bruma en tu noche,
claridad en tu día
luz de cada siembra,
arena del tiempo
enclaustrado,
vine deshojando recuerdos,
hoy me diste voz,
no seré yo tu perdición
sino el camino a tu salvación,
viviré mordiendo tus rosas
que desangran tu amor,
soliviaré lo liviano,
afligiré temor al miedo,
seré aliento perdido
descubierto,
te abriré mi reino,
las escarchas serán los colores,
viviré besando tus flores,
limaré abrojos nacientes,
serás estaca del destino
servir a tu alma sin nombre
me alumbre,
camino de mis flores desgranadas,
sangre de tu reposo
mi amada espina de sombra.

Förüq


Yo reposo despierto:

 


Insumisa,  quieta luz, con bordes,
que repele cristales huecos
y desplaza a su entraña.
Vivos , hondos,  carnales rojos
a la amarillez plena
de la esperanza,
seca, 
 abierta de ojo profundo
con iris encendido
en vivo verde
como la sangre del esparto.
Tu mimbre
que profana y sienta
sombras de agua.
Luz de bermellón energía
por pasiones fugaces
de labios rotos
y besos en el aire .
Nunca disueltos
los rudos huesos
del conocimiento,
entre voces perdidas
fecundas la dicha
del tiempo atormentado.

II cuartilla

Vuela tu intelecto
haciendo nidos
en nubes del cielo.
Somera sin obstáculo.
Infinito, despacio, perece
a tu lado.
Luz de infrecuente secuencia
trinos de blancura primorosa
abres;
rugiendo tu azul disparo.
Si acaso el sol fuese tu hoguera
desnacerías en el umbral
de su invencible ascua.
Luz con tu onda
exterminas azabaches
de sombras
que la noche nunca acaban.
Umbrales tejidos
quedan iluminados
al fragor de tu dorado amor,
carne de la bondad atravesaras
quedaría el corazón
como llena ciruela.


II

Rompo saco los ejes
de esta imaginación en campana,
yunques despiertos me clavan
que llegó mi momento,
taciturno lustre oxidado,
alas en bronce agujereado,
es por mí es por ti
que dicta este haz, apolillado,
polvo en el viento
sombra desterrada,
el alma de un cuervo,
un granate dirige esta mi sed,
hasta ser color de ayer clavado,
al limpio, seco, duro faz ensartado
cabalgo que avanzo
y sombras me acompañan
esta visión serena, opaca, desangelada,
siendo directriz fusilada,
que late el cuello de la penumbra,
cuando oscuridad llama
estoy sembrando objetivo
de mi postrada calma.


III

Tiempo que se oxida
en este vilo,
eternidad azogada
en negras tijeras,
es el tiempo
de mis murciélagos emergiendo
de las sombras y su madre,
se estira otra primavera
por mi avenida,
me mordieron
y no me arrepiento
de mi nueva vida que tiento,
oscuros silos me acogen
donde sembrar alaridos
de vidas traspuestas
a mi fría caricia,
soy ente de otro ente,
mi sombra me quiere,
yo la digo que un día la alcanzaré,
que muy lejos no vaya,
avanzo que trenzo
el tiempo de mi suspiro helado,
para no tener alma
ni espíritu de hielo,
sólo una sed de vida
por repletar,
de un horizonte al hierro
encontrado,
de una arteria
hago río de sangre
en mi adentro.

El Castellano












I. Förüq breve recopilación,

 

Hablo desde esta sombra
que me habita,
un cielo noctámbulo me cuelga la caricia,
mi vida que jamás se consume en desquicia,
rajo este sol que visita tu retina,
espacio derredor acaricio
en agujas que te cuelgan el techo,
flor con flor brilló nuestro corazón,
una luna tejida por su alarido
a galope del viento en mi mundo
te alzo en piel de piedra
crepitando tu rayo que me cuenta
de tu vena y su carcoma
muy lejos de la tierra hilvano tus ganas
con destello furtivo
de sed de abrojo
cambio tu vida a mi antojo
sí tu pecho en rojo,
sabes quién soy
soy fantasma que sólo tú ves
flagrando el viento a tu merced,
háblame del puerto y su negro sentimiento,
háblame del cuervo,
de tu alma sin cuerpo,
ven, ven a mí
veremos el amanecer
en la sangre de mis ojos,
acabaremos con el destino inerte
que cruza mi suerte,
ven de nuevo quiero verte, apoderarte,
alimentarte de mis rosas desangradas,
es por tu roce que mi sangre bulle
y jamás de ti se esconde
te siento en cada silencio seco,
en cada eco de oscuridad
que a mi espíritu sucede
cómo no tenerte
si por tu idioma me florece el verso,
piel con alma simiente del atardecer,
umbrío cae su sonido;
Tu cuerda que afina el grillo
y cigarra con su guitarra
acantonando nuestro oído,
es por ti que mi suplicio cae investido
fiel a recorrer tu segunda vida,
ninguna mentira me dijiste,
el miedo ahuyentamos juntos de la mano,
la noche llega de nuevo en tu pupila
de esferas yertas
y sus paraísos de hielo
que cruzo al verte
quiero que me sigas sonando
eternamente la noche
para todos los siglos
que empieza nuestra condena
sintiendo hoy la lluvia bajo tus ojos.



Förüq









II

 

 

  


Tumbado el horizonte
se acuesta mi ilusión,
este mundo arde en un verso,
la decencia queda volcada,
la gente se pierde en el alambre
que sujeta el verso,
mirada a la tijera
y que suene la campana,
todos mis sueños quedaron amados detrás,
yermo el terreno mecía un alarido
por la tierra que no estaba muerta,
vuelo sin suplicio dormido,
la acequia mi sangre lleva,
pierdo el control por quemarme con su luz,
resumen de lo vivido en la esfera de su retina
más que un crujido de mi ventana,
al viento le pido me acerque su latido,
camino por fuera del límite,
anudado el tiempo y sus cuchillas doradas,
sol tras sol, día tras día,
todo lo haría para que te quedaras en mi vida,
graznando viene la noche
por el círculo dibujado por la luna
se cava la llegada del día,
desde el lugar que yo amé antes,
te escucho gritar,
la oscuridad me sostiene
con su manto templado,
vuelo al alfeizar,
tu habitación muerde mi pupila,
el tiempo me vio nacer cuervo,
jamás rendido desde una torre a otra
exclamaba el perdón de los Dioses
por alimentarme de sangre,
llegada la hora
que luciérnagas cuelgan noches en los robles,
se abría el reguero de mi sed de abrojo,
la araña tejía su cena,
yo te esperaba como cada noche,
los minutos derretidos en mi colmillo,
granate albor se deslizaba por la tercera campanada,
tibio, parco, sumiso, el sentido,
se vencía mi sed de nuevo,
concluida la estampa de la sombra,
que araña cada grito en su cama,
danzando mi calma.
Hoy no será una noche cualquiera,
se prende la hoguera,
la sombra me abraza cayendo de nuevo el sentimiento
yo no me acuesto,
limo mis nervios con acero,
la lluvia canta en mis oídos,
será otro amanecer violeta postrado,
mírame soy el alba de tu amanecer
hoy no me verán perecer,
mírame voy por ti.
Habla  förüq.


III

Estupor nacido
tus brazos no están lejanos
a través de los tiempos
todo lo que siento
es un ramillete de estrellas
esperándote en la cruel avenida
de ángeles estrellados en sus caricias
puedes verme caer en mi subrepticia
vida que para en vivo
y me deja verte
resumen de lo vivido
cuando la noche comienza a sonar
yo vengo por el camino de las espinas
hoy que no se bendiga
me mantendré esperando
con mi soledad por ti
ecos de un tiempo
que se desvanece en el vértice
si ese por el que colgar mis ilusiones
gana el horizonte
yo era más viejo a la entrada
de las nuevas visiones
yo cambiaba el tiempo
en la hoguera
al parpadeo estaba besándote
al fulgor crepitando la estrella
en amor latidos sordos de penumbra
me cuelgan las pestañas
todo te lo di
y te di más que nada
me enraizan las malvas en mi nicho
hoy seré yo quien muerda tu cuello
al son de la luna seré el vampiro despierto
a través del tren de la noche
atravieso zarzas y cardos
hasta llegar a tu ventana
el azabache es llorado de nuevo
queda tu corazón de cuarzo
la noche se mueve
mis grillos cantan un réquiem por la flor
se despierta un cuclillo en amor
eres mi fuerza, eres mi hombro
me deslizaré en tu cuarto
cuando las sábanas arropen tu cuerpo
y yo beberé de ti el sentido
hálito de vida en hierro
esta noche de primavera
que corría hacia atrás
seré espectro en oración
hasta llegar a tu puerta
y devolverte a la nueva vida
tiempos negros me trepan
cuando su eco sordo
baila en mis pestañas
me fumo un cigarrillo
a la hora que lechuzas despiertan
se oye el resquemor de tu ventana
mis colmillos brillan
tú dormida sientes frío desde tu cuello
a tu sentido
visiones de tu nueva vida
te entran despiertas
y yo ya no estoy en tu cuarto
por las violetas nocturnas
recorres la grama de tu patio
comienzas a explorar tus nuevos sentidos
y escuchas en tu cabeza
bienvenida a mi mundo.

Förüq

IV

Resueno
en el borde del papel
la condena dilecta
que marca un futuro
en subrepticia subyugada
a la luz vuelta oscuridad
del alma deseos de sangre
que jamás se cumplirán
solo la sed de vida por gastar
besando en la noche la sed
de vida ganar
asesinando creencia,
aliento y latido
en la oscuridad vuelta luz
un silencioso lugar
sólo el latido escapó,
el espejo no refleja
lo que reconozco
y mi vida va quedando atrás
solo tu mente atrayendo
para sentir el aliento.
Deshaciendo este frío
hojas y hojas de pensamientos
van cayendo
cuando me paré a mirar tus ojos
que ahora no puedo borrar
ni en oscuridad.
Te voy viendo llegar,
tu calor y corazón latiendo
estáticos dueños
de su tejida existencia,
te veo en paciencia
y me voy adueñando de tu pensar
mas que sangre
quiero cerca tu vida
para yo sentirme con otra
que hasta alma tiene,
y se va desgastando el camino,
los pasos trazados
se vuelven ilusiones.
Un día derretido,
el segundo quedó en vacío eterno
sin manipulación
de un ser superior
no puedo ayudarme
en este frío y vacío espacio
cada noche
deseo sentir tu amor
algún día
para siempre.

Förüq

V

Avanzo despierto
las sombras por carretera
del mundo inerte
que vive en la sangre
por brotar yertas espinas
grazna el cuervo del lugar
y los altares gotean
sangrando murciélagos
ojos ausentes de sus ojos
que juzgan en su mentira superficial
qué necesitas
cuando todo suena a final
y el circo de la sociedad mece
y teje tu actividad
rojos al mirar
guerreros del abismo soñados
no cielo para vivir
eterna batalla espiritual
del interior de la tierra
llueve de nuevo
nubes se derriten
plano elevado en vida
único libre de acto y pensamiento
al océano de hierro y construcción
solo un deseo que se pudra en albor
y el resurgir venga
brillando sangres
mas lombrices maldiciéndose
por haber acabado su hogar,
desaparece y viene la oscura noche
a pesadilla mece el sonámbulo devenir
de quién me habla en mi cabeza
diáfano cuarto donde se clava
el sembrado silencio
donde el respiro cuelgo del techo
crujiendo paredes el sentido
me nubla los ojos
hay algo que me llama
es el hambre de la caza.

Förüq

VI
Iba la tiniebla bajando mi escala,
iba vestida como florece una roca
de anchas y hondas calzas,
desertora de la mundanal zozobra
que me acusaba,
bajaba y se preguntaba si la luz estaba con hambre,
entonces abrí la ventana y apareció su madre,
azogada, cansada de ocultar la luna,
abrió sus oscuros párpados
y una espectral sonrisa se dibujó en su cara,
para decirme: -Esteban su Sol ha muerto.
¿cómo?
Entonces encendí una lumbre,
y lentamente devoró aquella madre oscuridad,
mientras yo escribía una elegía,
posó mi ventana un cuervo,
que dijo: -Noche siempre.
entonces un vil recuerdo de mi Sol
cruzó mi mente,
yo que le creí invencible
ahora la luna era una esfera negra,
un espectro se colaba por mi ventana
era una mujer sembrada en sábana,
me acarició el hombro con su manecita helada,
ella que dudaba más de su existencia
que la propia duda,
entonces miré mi imagen en el espejo
y la imagen me devoró el rostro,
ahora lucía una piel pálida
como la arena
y unos colmillos que atravesarían la madera,
era el inicio de mi condena.

Förüq


VII
Mi polilla desvencijada
nace del espejo que crepita
una boca de esfera y su artificio,
revoloteos en torno a la bombilla
qué más quisiera ser ella la estrella
que te atrae
tu noctámbula sed
de espinas blandidas,
un viento lunar se reposa
en mi ventana,
siega del mar oscuro
que todo tiñe de malva nocturno,
hoy estoy aquí
ante ustedes cigarros
para latir
y que vuestro color
sea expulsado,
recibo que acuso
ponlo en mi pierna
caminaré el infierno
por si consigo pagarlo
con mi sangre algún día,
serrana se torna mi almohada
de su musgo y lozano rostro,
por el canto de este caracol
que ya no late se quedó seco
en su intento,
es una luna menguante
y su aguacero litigio áspero,
un iris y un prisma lejano
es mi hombría un surco
en mi jardín de cementerio
por el estío rígido
y sus cristales de hueso
de un sol
que le enfadaba su luz.


El Castellano


VIII
Seco y duro, seco y umbrío,
corría el linde quieto
por la arboleda despejada
daban las tres y treinta
de la madrugada que se marcha
por oscuro diván de la sombra,
un espejo tímido sonaba,
el reloj paraba,
con un grito de estrella,
su alcoba fría en la que despertaba,
no quedaba viento de palabra,
ni pensamiento ágil que en eco no quedara,
lanzó aquel espejo contra el suelo,
y rápidamente sangró un borbotón de sombras,
se abría la noche y sus quimeras despiertas,
brotaba de su ceniza de pulmón,
el irisado que la oscuridad clama,
quedando para siempre
su alcoba fría y vacía,
sombra de aquel que sonaba una noche
que ya escapa.



El Castellano

IX
Una flor vino del cielo
a la puerta de este mundo.
De sombras libró
los sentimientos puros de corazón,
la señora de las flores silvestres
la adornó del color de la noche.
Luz de luceros caía a ella
sangre de oro, polvo de estrella
dormida, su nota suspira
única dama de la noche
gustaba la flor llamarse
llave de este mundo
con el mundo de lo inerte
la visión
de espíritu suplicante,
blanco vestía, en traje luminoso
sus pétalos abiertos al valle,
de la niebla y la bruma,
valle de árboles cantores.
Bien vistosa te veo,
bien dulce te siento,
bien fiel te oigo dentro,
si nací ciego para verte con el corazón,
si no todo en la vida, vida mía
con los ojos se ve,
dime sombra por qué has enamorado
cada parte de mi ser,
si existes por qué insistes
en transmitirme como sientes
si ya dentro vives,
si ya de ti me tienes,
si ya has asesinado mi soledad
y feliz voy a vivir contigo la serenidad.
Con hueso y fuste un fiel desespero,
vio reinar el cielo
única dama de noche desvelada
por ella azucenas nocturnas
su pelo acampan,
en oro y sangre
se alzaba este lobo,
trémulo desliz nacarado
fuego en la piel
hierro fulgente de estrella en los ojos,
me acompaña tu latido fiel de la noche
que cierras con un beso al horizonte,
con garra y letra inspiras este ser,
por el camino de nunca volver,
eco sordo de oscuridad
mece tu mirada,
al viento que aúlla tu nombre
hada fiel de la sombra
que tu Hipsípila te llama,
cuando todo lo suyo es para siempre
un tiempo que se resquebraja dormido,
la puerta de este mundo no encontraste cerrada
hoy te amo retorciendo tu esencia en mi cuerpo
se congeló la maldad
derrota su caricia brilló mi bondad
refugio de tu latido con el mío
a las flores por abrir en mayo
es nuestra comunión de estrellas
es mi vida en la floresta
donde enarbolar
tu belleza sin igual,
allí solo allí que entone mi grillo,
abriendo un suplicio de todo lo vivo.


El Castellano




















 

 



 






Desde que vine a vivir:
 


Imperios de ojos cerrados:
Páramo del verso solitario, decapitado
buscando el encuentro
y su soledad que mece riza y concluye
momentos de la fuerza universal
menú de la disponibilidad de vida
mi lluvia sube redonda tu cara perpleja
podemos salvar lo regio del reino que cae y vuela
soy uno, rey de sí mismo sin atisbo
desde el fantasma que vengo
todo crecía ardiendo
no tengo miedo a su pirámide
ni su ojo absorbente de mí mismo,
tú piensas tu resguardo
en la radio hablan de nosotros
te incitan su teatro de vidas manejadas
el amor a la flor me lleva,
cabalga mi iris consumido
a lo onírico de mi conciencia
Orando por mí mismo
mientras muero quiero dejar absorto el tiempo,
agujerearlo, estirarlo, romperlo
en la rebeldía que asesina la vida material
inconcluso en este mundo
no puedo volver eternidades atrás
deberé guardarme a mi existencia tejida
pero sin asumirme o doblegarme a ella
nada que negar en silencio seco
nada que defender
solo una parte soy del eslabón
nada de mensaje
nada que decir
nadie a quien impresionar
es mi vida nada más
puedo empezar mi historia de nuevo
por mis amores típicos
de ser humano insignificante
nada que arder, nada que cambiar
todo puede suceder,
los errores no se pueden quemar
a quién le importará
carnes pensantes me dan igual
el Juez Supremo me dirá
a mi Conciencia de ser humano
le hago un templo
la verdad compañera sin ti
buscando más razón
del amor del Sol,
en comunión sangrando lunas
en armonía de esferas de años fríos
vívidas estrellas que todo lo imaginado
viene de ellas
hasta este astro apagado en vida
que arde por dentro
su ser llamado planeta Tierra
sabes que puedo
pero no volver de nuevo.


El Castellano a 09-03-2015

I. Siembra del pensamiento:

Asustado no estoy
el miedo perdió su cobijo
los dioses de mi cabeza
reinos de su locura
inhabitada, extensa,
auspiciada inteligible
puedo bajar por el cansancio
escribir un mundo muerto
creciendo, buscando verticalidad
en la sabiduría de mi verdad
ausente el día desde mi hogar
busco lo inconsciente del sueño
que pierde esperando
esas profundidades del hálito de vida
por despertar la semilla
de la sembrada humildad
qué solo yo veo y me basta
piensas que estás salvado
mentes blindadas
en la luz de la conciencia
unificadora que dicta
el retorno al único origen
voy escalando estas nubes
de mi mente
considerando brillos los sentidos
costando y pagando el pasado
tiempo que despierta y roba el sigilo
caminante de la sombra
grito a la mente que me habla
pudiendo florecer
una y mil siglos más
la bruma teje su limitada ascensión
que subyugada y difuminada en la sociedad
material, empedrada de su cementerio
llamado hogar basado en la mentira
el cerco se estrecha ahorcando al gobernante
del aire
y los ineptos millones de ausentes
pájaros voladores que creídos pensantes
ven como los dirigen
sumidos en directrices de hormigueros
y el libre tiene la cabeza a líneas
de horizontes superpuestos
en laberintos de lo perfecto
que la elevada conciencia
te tiene de paraíso en lo insignificante
que marca su autenticidad
y se hace risco en la eternidad.

El Castellano a 09-03-2015

Desde que vine a vivir:

Ascua irisada al tacto,
estoy bailando sobre una estrella,
todas las cosas que vienen ahora,
en soturna claridad apagada,
hoy es el ahora,
mañana es para siempre,
mentes acristaladas
en espejos que les reflejan,
rompo mi sumisión particular y generalizada
a esta realidad mecida y dirigida en el ojo
sí ese de su escuela, en seis mil millones
de mentiras que caminan,
todo lo visto quema mi retina,
por el ojo de este cuervo
el tiempo ya no me puede sostener,
volando lejos donde la mente alcanza,
no tengo creencia que estos tiempos
serán mejores,
me estrellan sus filos hirientes,
entre lapsos de gentes
al parpadeo me venzo,
hoy será vendido al postor rendido,
extasía en metal prendida,
todo lo que pasó:
Estoy soñando
el tiempo que cerraba mis ojos,
retales que cerrar y su olmo blanco,
su jardín azul, su fuente de cristal,
nada desvanecerá al Miguel sin alas,
seco de hoja de otoño
no me llorarán ni mi jardín azul de caléndulas,
ni mi acristalada fuente,
ni el olmo que no es mío ni su blanco
será mi aura intransigente, seca a morir,
sobre los años avanzo,
yo soy el Sol,
lluvia cae de nuevo este acre me cuenta
algo para tu entendimiento,
cruzo los cielos muy alto de nuevo,
soy el humo,
yo soy la piedra que te habla.


El Castellano a 09-03-2017


CEGADORA SIEMBRA:

 

 

 

 

 

Bruma en su gris sostenida,
azul derretido en fugaz idea
sin soplo, viento mordaz
de esta acequia verdadera sostenida,
en sus fanales mieses deshojadas,
cabalgo que trenzo mi infinito soliviar
de labios grises,
por esta condena rizada
se alza que avanza
mi sepultada sed de abrojo dormido,
en esta siembra traigo mi vida,
por caminos y senderos olvidados
de los dioses con sus plantas silvestres,
desde estos insectos de mi verso encendido,
mensajeros divinos
con espuela de transparentes alas,
me declaro que me proclamo
sirviente encumbrado
de la única belleza
dama consumada Natura.
Soy yo su Cuervo Förüq,
hasta la pausa de mi tiempo
yo cultivaré este agraz doliente
de mi intelecto agudo,
desde el retorcer de este alambre
para colgar mi estampa rizada
de mi árbol de las cenizas,
pidiendo me de permiso
para yo ser el mejor poeta
que parió tierra y semilla
de mi localidad,
mi sangre, mi carne, mi espina,
mi aliento de piedra,
mi luz, mi araña y su carcoma tejida,
mi tierra,
mis campos,
mi Flora,
hasta ver las auroras,
hasta cabalgar retinas
en sangre de sus ojos jamás complacientes,
destellearé hasta la extasía de cristal,
hasta habitar cada colmena de mis abejas,
en este campo de víboras
traigo la espada de tierra,
esperando me forje el romo hierro,
cauce, en mis venas.

El Castellano

Cristal de aire:

 

Acreciento, voy menguando
al paso ferviente de tu sola voz,
en agua destilada, candente
cristal de gotas sólidas,
cadena sin mi nombre,
que crascita entona
un yo te desvestí
a mi helor
un cristal que sublima en aire,
caracola resistente
hiriente , vespertina a fragor
cual buque emergiendo
de este abismo llamado verbo,
coagula mi aire
en novecientas ascuas,
que flagran tu sendero de luz,
cuál no dio fuelle a tus alas,
mi amada voz,
hacen nueve formas,
nueve cerrojillos de hielo,
en novecientas nueve hojas
que encierra
tu corazón en mi agua´
siniestro caracol
con mi desvelo en hoz.
Inocente no soy,
ni ángel,
ni vendido,
ni por éxito mendigo,
el que no me acepte es su problema,
yo sé quién soy.
Miles dei lumen,
Förüq Miles dei lumen versus littera fagro methafora creavi blandus laetitia exspectare sed ardit.
Guerrero de luz,
en verso arde,
ardiendo metáfora,
crea caricia,
expectante de la sed que arde,
novecientas noventa y nueve hojas
esconden tu asido ramillete
que esconde tu cristal de viento,
hoy es por mí
que empecino
que soy culpable
de alzar mi cenit
en cúspide inefable,
de esencia que no llora,
dicta, que sólo es tu voz.
Pureza en vena dispuesta.
Una asonancia predilecta,
pude servir,
me quedé en tu frazada
del juego
que como todo juego
sólo abre
sólo despliega la opción.
a perder venciendo,
tu voz sólo eso,
musaraña cristalina,
de nácar y espejo quebrado
con mi cruz a lomos avanza.

El Castellano

SUEÑA LA REPRESALIA:

Sangre expiada,
ceniza aparente
de quienes eran,
incierto azar de las armas,
oscuro riesgo,
desdén del tenebrio
encorajinado,
parca ilusa que todo abarca,
sin oír a los Dioses,
simas y ríos que nos ignoran,
¿Qué campo no me atestigua
en ocres muertes
todo lo que la tierra devora?
Esta avara tierra
que relame sus crines de plata;
Y su destino no embellece,
justo de ala nueva perenne.
En las prósperas sienes
de regocijo,
acogedora sombra del blanco chopo
y este opulento tejo,
que al muérdago muerde
aguardando convencer
a las tres Hermanas de Negros Hilos
no me hundan en el abismo.
Mi musa cautiva toda de nieves
yo, de bronce,
niega ser de origen innoble
con ocho lustros asidos
opresores,
púrpura brillante,
esquiva,
pureza en jaspe
de luna,
del arroyo fugaz
bebe y el viento revolotea
sus suaves cabellos finos
fluctuantes,
se encienden
mis tibias cenizas
por amarla a ella
lágrimas sobre fértil vid
que engalanan,
Valgio abre y llora tu torrencial
desde tu hogar caelis,
deja fundirse contigo al Aquilón
cae tus espejos deshaciendo rastrojos
cabalga tu agua
por estos estrechos campos.
Abstruso tonelaje de mi pensamiento,
hosca patria mística
de amor furtivo,
trémulo de lo que el querer quiso,
sin falso engaste avanzo;
el poder del cuervo siento
ese único que visita mi jardín
a las nueve.
Por oscuro aflige
que ya no es celestial,
ni aunque el cielo fuera pardo.
Vetusto, geométrico, áspero
mi desliz absorbente
como un torbellino,
que ya las penas
de mi olmo desnudo
no llora
ni la belleza refugia en esfinges
sus torres que son de la tierra
como señeros de vivos,
raudos árboles enhiestos,
en su copa
que bebe al tiempo.

El Castellano


Guardería de estrellas:

 
Ronquidos del mal dormido
y su visceral entrada,
quiere abrir la madrugada
guarderías vacías
de los gatos que cuelgan las estrellas,
inaugura el oscuro vivero
su cultivo de alas oscuras,
la noche cierra en vals,
su latido desnudo
que la penumbra sostiene,
aquí en el margen
del infinito horizonte
me cuenta la saeta de su sed de cielo,
oiga sombra desterrada,
encuentre mi latido nacido
esta noche que tus hermanas
se alzan bajo esta luna de hueso,
todo dibujas lúgubre
el color muerto se te descubre,
desde el cielo a la tierra
bañas todo yermo,
violeta horizonte que se retira
quedan sus mil fuegos
luciérnagas que al alba morirán,
noche nadie te quiere entender,
solo los faroles y fusiles
iluminan tus venas negras de oscuridad,
tú que sólo ciegas la luz del astro,
arrastrando su luna
con correas tiradas por los trescientos
caballos difuntos,
jinetes del tiempo me avanzan
la compostura,
muertos se enfrentan
por mantener su ciclo eterno
su espuela raspa el hueso,
la noche que cabalga con ellos,
corredores fantasma del viento,
oscuridad que no entiende
de maldades del hombre,
miro todo bajo la noche en mis ojos,
solo sombras caminantes y figuras
se forman en su prisma de aberración
sempiterna,
apuro mi botella
esperando ahogar esos fantasmas
de mi cabeza que suenan estridentes
con sus voces,
es un caldo malva de tristezas,
fosas de mi pensamiento
que abren al caer la noche,
enterrando lo vivido al día,
afilo estas mis venas,
esperando brille mi carne
y esta luz de vela se haga fuerte
y toda abominación espante,
todo avanza deslizando su hueso
es a esta hora sin el sol
que mis pesadillas
toman voz y materia,
puliendo este escarabajo de oro
me verá el devenir eterno
hasta el crepitar descansado
y su cruz de nuevo día.
Es una cruz, un origen
la vela y el candelabro que marcho.
Entumece visión su huella ausente,
aludido encumbra el párpado mío,
deseos en tierra soterraños,
avanzan los años
y se siente se exacerba ella su belleza
es dueña,
avanza sin rival ni reseña,
si su alma acaso me duela,
encuentro mi verso soldado,
por un mundo que cae en harapo,
es clase de fantasma que gasto,
es sangre en mis ojos,
el ruido,
la siembra,
los colores,
la verdad,
las mentiras,
el sol
mi astro,
la entrada, el portal,
la vida, mi secuencia
pureza soledad acritud extensa.
vine a romper el hielo en su frente,
el gris,
las fuentes,
la calma,
la esencia
que es brillo
que es fulgor destapado,
desaconsejado destello crispado,
cariño
la secuela,
fantasma de primavera.
Ario yo, en similitud sembrada
cadena de ausencia
arrastra mi alma renegada,
las luces, el orgullo,
abruma mi ser
su historia de plata,
porque la vive entera mi persona,
y de su ente no me puedo desterrar,
si cesa su alma
cesa mi sentido
y aliento forjaría veleidoso
como escalar la sombra de mi parra,
como hacer casa sin tejado,
abandonaría todo menos a mi ser.
En mi guardería propia de estrellas
para ella, mi calma
de espíritu en botella.

El Castellano
Ocaso florido:

 

Por la solariega vega del alma bullo,
jamás yo de sus brillos acrisolados
rehuyó,
yo que en fiel hueso calizo me siembro,
y crepito con su Sol mayor,
voy hecho de lluvia
del páramo su desventura,
las mentiras son erróneas
de todas mis caricias al cielo abierto,
la noche que empieza a sonar a mi Vera,
mantengo la quietud en alabada
sombra engalanada,
cae mi vida y de nuevo te siento
cerca muy cercana,
en tus campos nazco como hombre nuevo,
soy el crujido en tu ventana,
fiel abeja que a tu flor regenta,
enamorado suspiro de viento,
tu fiel sustento,
marco inamovible del desespero,
verbo y adjetivo de solar afán
en primavera que corre y lleva,
que abre y desgasta,
mi verdad que eres real,
y no un aliento de humo
dame una salvación,
y de la arista un primor,
en este solar muéstrame lo que pasó,
quiero ser aullido de viento,
solar empeño en tu piel canela,
dame vida que yo iré a tu vera,
una tentación que espera,
no hay miedo a esta hoguera,
este mundo habitado por fantasmas
de la gran ciudad,
me cuelgo en sus faroles
en alas de murciélago vivo,
hago entender
a este cielo de tijera descienda
su violeta pintado de Malva-Luna
clamando la vuelta de su fugitivo ocaso,
sin soles lejanos,
héroe del norte de tu boca,
mi cálido corazón hirviendo
con tu alzado amor,
mi beso de azahar que te necesito,
siente mi vuelta y su retroceso
a nuestra estrella,
no estoy perdiéndome, 
me gusta tu hablar, 
me gusta tu respirar,
estoy dispuesto contigo a soñar,
estoy viendo al hombre mirar a otro hombre,
estoy haciendo de la bruma parir una sombra,
el hoy no entiende de vender a este anónimo,
le necesita para conquistar el mañana,
haciendo la línea que separe,
ven amor toma mi mano
deshacemos nuestros pasos al andar,
acunando campos de lirios,
déjame nacer bajo la luz del Sol,
mi respiro que mandó al cielo,
cruza conmigo la era,
estallando esferas,
hasta que nuestro cuerpo brote en flores,
por los pétalos de nuestras caricias
deshojadas.


El Castellano

Surco de alma:

 

Dentro de la luz, fuera de la noche
y su oscuridad que sujeta,
estoy en el sueño,
estoy a lomos de mi araña
descubriendo mi pasado
que voy dejando atrás,
un tren escucho desasirse
es mi existencia
en tal crujido de sangre y aire
abrirse.
Ventanas transparentes
dejan mis reflejos ausentes,
busco por más
noches en vela de navegante
sin mar ni final,
yo amo la virtud
mi ser desnace en alas quejumbrosas
de creación,
de soles por ilusiones,
cumbres febriles, bosques dementes,
sombras amadas al acecho,
este es mi pecho,
resquicios de árboles
soy ciprés
soy guerrero de mí mismo,
era o no era, sin abismo,
mi tardío cabalgó estrellas
por puentes,
ríos y sus afluentes,
gramas por sienes descubrió,
un horizonte perdido
un mar de cal y canto,
era esta araña mi medio de vida,
una oración, un ruego
de que no me abandone,
cristales rotos brotan un haz de sombras
es una clase de fantasma la mía,
no se consumía,
las mentiras eran erróneas
detrás de mi escudo
donde todo arde,
el tiempo es un saco
nunca cambia
sólo cambia su contenido,
una vez la sombra brotó de mi carne
sentí su abrigo de frío
quise sonar la noche
quise ser sigilo oscuro,
taciturno del silencio,
mi vía buscaba la luz
para abrazarla,
me abrió los ojos el mundo
desnudando mi esencia
de pronto mi bondad iluminó mi pecho
y hoy soy dichoso, pleno, completo,
por saber que soy bueno,
con esto diferente a mi exterior,
y no hay mal
que no sucumbe
a mi cuchillo de luz
llamado virtud del justo.

El Castellano

Criaturas en el alba:

Alba marcada sin aurora,
luz en inocencia de flor silvestre
al pálido fulgor de estrella
sobrecogida.
Cristal puro de oscura mano,
Nacen virginales céfiros
ruedan laderas suaves
que grama blanquea,
destino de esta infame senda,
vivir acabar sorbo de postrer respiro.
Azur marcado nacidas estas criaturas vespertinas
de celeste insignia.
Por cuántos labores los ojos desplegaron,
secuelas flagran y caracolean,
soterrada la ventura,
un prado arrancado a la semilla,
una dicha conmensurable,
ajuar lumínico de espíritu,
árbol de ceniza vestido.
Destellaba la rosa-cruz rendida,
sus nueve caídas.
Sotos sin prisa arañando la retina;
calma de Dios personal
y sus heridas.
Imperios de ojos cerrados,
aguerrido albor, vestido
en sangre de brea,
yerta, flamígera, ascua prendida.
Injerto de toda soledad anquilosada,
sin quieta estampa fría,
procesos de procesionarias
en quitina sulfuran
que ellas caminan.
Mariposa negra y gris de ademán
nocturna venda que el ojo
no vea.
Abre el mundo
un soturno caballito del diablo,
estas criaturas esparcen destellos febriles
son sensibles al tacto
y desvanecen entre ocasos,
destierro en hierro de sangre,
sus almas duelen
sus vidas huyen.

El Castellano

I. Son de mí:
 

Destellos de luna
que llora su azabache
blande el grillo su sino
a la hora que luce la azucena amarilla
sus galas perfumadas
se duerme la lagartija en su refugio
un grillo caza un autillo
me bebo mi copa de vino
el sonido duerme
otra noche estrellada
baila la llama
de mi vela
será otra noche en vilo
contando mi insomnio despierto
el hueso de la luna brillará
su mística oración
de la penumbra llena
cuando mi yedra
trepó a tu ventana
esta noche de primavera
y el colchón de tu cama
no te vale
para guardar lo que por ti siento
hace más frío que antes
o eso creo
seguiré mirando el reloj
a ver si se hace el día
y la luna me guiña un nuevo día.

 

 

 

 

Son juegos de luna
que otra noche
en mi lago se verá reflejada
el agua me cuenta de tu cristalina alma
que yo por ella colgaría
mi traje de estrellas
el azabache que llora la noche
se agota mientras miro mi almohada
será otra noche
que sienta frío en mi cama
el cristal se empaña
mi Dios está en la lluvia
cae de nuevo de la vereda a la rambla
la soledad se hace cuarto en mi cama
la cortina por la luna
cae iluminada
otra noche destapada
que cuento los minutos marcha atrás
de mi insomnio desvelado
una noche que corren
mis cicatrices silentes
y el sonido de los nocturnos grillos
se blande lejos
por crear un horizonte
cuando la zarzamora rige en espinas
su amor a la luna de plata
crujía mi alambre
que sostenía cobarde mi noche
son juegos dementes
del sueño taciturno
que quiero alcanzar
mi ventana está iluminada
será otra noche colgando de su hueso
por un despertar siniestro
de la pesadilla cabalgada
sosteniendo mi cigarro
me prendo el alma
por cumplir un sueño
que me hizo taciturno de tu sonrisa
que encendió tu amada voz
hoy soy simplemente yo
el que ha venido a dejarte un beso
quiero que me esperes por si vuelvo
a dejarte mi corazón entero.

Nueva generación de lo escrito
que junto clama por la vida
se afila en el alambre
el sentir de una mariposa
todo lo sentido cae marcha atrás
se derrite en el cristal de mi ventana
por si vuelvo guárdame un beso
yo dibujaré el resto
ilusiones ardiendo en la llama
altivas voces perdidas
vestidas de sueños rotos
oye mi súplica
rompiendo el momento
deshaciendo la noche
que corre por mi reloj de cuarzo
entona el son de un grillo despierto
hoy por hoy ayer por ayer
sigo siendo el mismo
o he cambiado
no lo sé miraré
el alba y su encanto
otra noche que cuelgo esperando
de tu pestañeo
todo por decir
y no dije nada
nunca podrás sentir esta soledad fría
que late su caricia
amamántame un camino a encontrarte
soy yo rezando al hueso de la luna
que vuelva el antes
todo se enarbola regio
en la tela de araña
reconozco
que he caído en el ayer
que me dibujó feliz
el puerto negro
hoy luce de nuevo
fuego intransigente que arde mi mente
segundo dormido deslizado
por un tiempo inerte
no será una noche
esperando mi muerte
por si tengo suerte
y bajo tus labios me mece
que sepas que yo por ti
deshojaría el horizonte
y el azul del cielo
dejaría su sangre
resumo en el borde del papel
mi latir preso de tu firmamento
para acampar a hierro un beso
yunque sonámbulo
sin dormir que me mira
y yo nazco en su sonrisa
para nacer el nuevo día
sin tu vida con mi vida prendida
cabalgo un ocaso
hasta llegar a la novena estrella
y henchir allí mi corazón de nuevo
como en un comienzo
mis grillos latieron de nuevo
el frío de mi corazón
ardiendo al cielo
el sentir preso
que me hace desearte entero
mi casa mi hogar y mi templo
lo guardas en tu pecho
cuchillas afilan el sentido
que vendrá a rodearte por si vivo
y por si vuelvo a tus brazos de nuevo.
Que sepas lo mucho que yo te quiero
y el cielo se cierra
sin tu sonrisa tierna
mi Sol está muerto
también murió
la luna de invierno
bajo tu pestañeo
que yo entero lo quiero
es el momento, es el tiempo
de clavar al firmamento
lo que yo por ti siento
y por la mortaja gris yo quedar despierto
nunca olvides lo sentido
que nunca se tornará lejano
sueños disparados por la boca de la estrella
nunca me olvides
no siempre todo lo bueno tiene un final
mi amor por ti
quedó en mi corazón sin apagar
y que el mundo gire y se estampe
que yo a ti en mi corazón
te tengo clavada a espina de sangre
esperando mi suerte
que un día yo vuelva a verte,
destellos en el horizonte
baila un día que te arrulle mi caricia
buscando la eternidad
te encontré a ti de nuevo
y mi mi charco se hizo abismo
de todo lo vivido y sentido
que sin ti quiebra y carece de sentido
espero volver a la vida algún día
y que mi cielo de malva-rosas se tiña.

El Castellano








I. Ruido en el silencio:

 

Lloro soluciones
caminos opuestos
a verdades encontradas
ojos desparramados en las venas
de mi no pertenencia
a ninguna ventana de existencia
asumida en alas de un motivo
que haga correcta la dirección
en esta piedra viva llamada tierra
donde todos los ángeles cayeron
solo voy contigo
desde que vine a vivir
escucho el ruido del silencio
crepitar en la llama de la luz
sin conocerte conozco tus defectos
absortos, plenos, derramados en virtudes
somos lo mismo quizá
un camino dominar energía
servir empleando la perfección
tú no puedes oír mi voz
te hablo a pesar de no ser tu dios
desde este lugar sumiso
donde todo es lo mismo
veo caminar en mentira cabalgada la ciudad
elegí el suelo mirar
lo que crecía me hizo brillar
ideología ser yo mismo
allí donde te acaricia la palabra sin mirar
maestra la ley natural
que amo compañera
creencia más allá de la elevada conciencia
eclipse de mis soles de ojos
que te miran fascinados
para ser el último hombre
ningún resurgir,
ya quemé todos mis errores
cauteloso mi destino de nuevo hombre
carreteras del perdón sin motivo
uno luchando contra lo que le hace
no ser uno mismo
intrusos en los cielos
me llamaron llorando la verdad
obligación de acabar con el demonio
de uno mismo
invencible del silencio
escalo la tierra
uno amo la noche
dos amo la ley del dios Sol.

El Castellano a 07-03-2015

II

Poza del ruido en el silencio
gonde gotea y cae absorto el péndulo,
pulso en la noche,
noria febril de esquilmada razón,
espinas de corazones
que ya no sangran lunas de ataduras
ni huellas de números.
Plomo y verdín tan cercano
como tu sonrisa pulcra, afilada
en la piedra generosa que eres ahora
como regazo fuera del regazo
mineral lírico, ambiguo, galaico
como el pazo y su signo
dentro el muérdago y su tejo.
Tranvía que caricia enjoya
cautela de luz brava.
Estabas tú en esa cautela
llorando soluciones sin agravios
sólo estelas en señales.
Senderos abren opuestos a soluciones
encontradas.
Expandidos los ojos en las venas
de no pertenecer a nada
que haya existido.
Sumisión en alas de un motivo
que haga correcta la dirección.
De mi libertad recta.
Melodía de ruido en el silencio;
llamas arden su luz.
Con la conciencia de un expresidiario acuno
que nazco en este lugar sumiso,
donde todo es lo mismo.
Desde que vine a vivir sólo voy contigo.
Las corrihuelas en flor bailaron,
no se hicieron para damas
de silla y oficina.
Tallo regio de lápices,
no se diseñó para volar
como pluma estilográfica.
Muerte presente, cristal de mi rostro discreto,
eternidad azogada del mañana.
Ven, ven por mí, me estoy disolviendo
como asfalto en cloro.
Juega cariño con mis labios;
no están diseñados
y si se conocen es entre ellos;
abre y fecunda el cáliz
de mi sueño
ahora que caigo hacia arriba.
Como escama y espina áspera, marca
del final de los tiempos.



El Castellano a 07-03-2018

Ruido de nirvana:

Es solo ruido
en las hendiduras de mi calavera,
un iris doblado del nirvana,
un hastío florecido,
es una calma de mi dios solo,
un panal infinito de belleza,
fatal hoguera consumiendo,
desmembramiento de soles,
entre fulgores amarillos,
que el nocturno, sujeta,
sangre de acequias perdidas,
felicidad enjaulada
que algo me cuenta
de sus tulipanes amarillos,
por crisantemos helados
viaja mi esencia,
una noche que silba,
cantando con árboles difuntos de otoño,
es una vida de mi araña destapada,
un tejer sin estrella,
un álamo que ya no vive lejos,
derramada, acostada, nacida esta parca,
hoy yo sí estoy hablando,
mi sentido yerto desconcertando,
que era un ajuar de gotas del alba,
era un caminar somnoliento
por la carne de metal de esta azada,
quién fuese silvestre como una planta
en este mundo que se envilece,
destierros forzados de la locura de la ciudad,
escarchas dolientes entre mis sienes
que azogan solares póstumos
de mi serenidad alcanzada,
es un firmamento para cabalgar a voces
que lo mío es para siempre,
como un candor fulgente
en estas hogueras
que el aliento helado, de la vida cuecen,
era la cara oculta del espejo
un aullido de la fiera
que el tiempo arrastra
entre punzones enajenados,
avanzando la caducidad del hombre,
era mi suerte una rueda
y una hélice que no volvía,
era este tiempo como la dimensión
del pez muerto,
clavando cuchillos al éxtasis
de la creación ensimismada,
ardor de los mil fuegos
deseo haciendo bandera,
hoy no me arrebatarán nada
ni el destino que todo se adueña y lleva,
cruje mi calavera,
haciendo sonar este silencio duro,
desnudo mi chopo
queda ser como el rocío primero
para besar sus labios de mujer verdadera,
un viaje por su fantasía,
estoy flotando en sus olas,
disfrutame estoy volviendo realidad
nuestro sueño,
reinando este corazón,
siendo austero como un jarrón lleno en ilusión,
siendo caballero de tu dura sonrisa desvelada,
que acapara y acampa
el alma de mi polilla de cemento.

El Castellano

Palabra sin boca:

 

Deshojo mi momento
para abrir la puerta helada
de un infierno flagrante,
me entablo y conozco al insomnio
y su hermano,
avanzo despierto un linde quieto
del pensamiento ensordecido,
tapias derrumban
azares de ojos abiertos
y parpadeos veloces,
resquicios oníricos
que dormir es para el vivo
agua en sequía.
Resumo que venzo
quimeras ultrajadas
y anillos sin manos,
después de mi vida
sangre en los ojos acaso queda,
resguardo al vil enfrentamiento
padre de mi conciencia enclaustrada,
otros tiempos mejores
ya no sueño,
todos marcharon sin balde
dancé en la oscuridad de mi mente
y vengo a verte.
Sigo de frente
ocasos dejaron su malva rosa
a su suerte,
pensamientos casaron su negro
con el color de la tierra
sin germinar
sin brotar simientes frías
que suerte canta nanas.
Granate lustre postrado
que fue desertor,
afilo mi colmillo
hematíe nace dispuesto.
Es una sombra que fue destino,
abierta a la altura de fauces
y su hocico,
es la generación del pez muerto,
carpas de personas bogan sin aire,
otras aman lombrices con mandíbula.
Yo amé una lagartija
hasta que tiempo quiso,
desquicia febril no traigo,
por un pantano soterrado
nadaba mi sentimiento,
recurso de memoria
no era ausente,
ni se avivaba como lumbre.
Directo al patíbulo de la suerte
fueron las venas y su sangre procesionaria,
un marzo que corrió sin verte,
metal de espera intransigente,
acaso soy gente,
seguiré sin preguntar a mi mente
todo sea que conteste,
un camaleón fugado
de quien yo era.
Agresivo
sí hasta la muerte,
sé quien soy y si vienen por mí
no seré yo su suerte,
lit C et summun canae,
miles dei lumen
apostado y recto a vencer,
insectos caminan su linaje
respiros blanden peces en tierra,
alto, alto como sendero a la nube
me vio nacer
el mundo y su mente ausente,
bondad relucía sin prisa
quién afortunado la asesina,
¿acaso yo no estoy durmiendo?
parada en el bosque demente
que mi hambre vierte,
llegó el momento
divisaré mi juramento despierto
porque soy humano
vivo muerto.
Förüq 04-03-2018


CEPAS DE UN DÍA:

Sangre que tiene bordes,
coraje espectral de imposible azar,
como pez dorado rige el sentido.
Día o respiro, fugaz aleteo sin calma;
acto que baila en bigote del pez gato.
Es en esta suerte la vida del bastardo,
flancos ocres tiñen el linde
por sombras vanas que arregazan
la prisa del estambre.
Cómo se tejió la expectativa
acaso fue sin semilla.
Al párpado encumbrado
azoto que lanzo
un generoso transporte,
aire o humo, acaso eso.
Espectral brisa que cubre,
fresca flor en soto sin nube.
Vivir en muerte batiente
tender tierra y escribir sangre
a la Rosa.
Igual se aventaja el agua sin forma,
de viejo silencio,
de final desempeño
como prender la estrella
en su mismo fuego.
Abrir la tierra y sembrarse
eso trae nuestras vidas milenarias
de rebeldes índigos.
Diferencia ensordecida, muda y ciega,
impalpable, insensible,
inmutable, insoslayable,
reverdecida, engrandecida,
incuestionable,
regencia sostenida,
con lo que os determina
a ustedes abrojos vidas de un día.


El Castellano

MEMORIAL VETUSTO:

Despierto mi criatura;
tú no comprendes lo que yo te quiero,
por tus manos hacen nido las sedas;
falanges silentes, cumbres
de cuanto mi placer dispuso
asúmelo todo
en tu pavorosa grieta
de brillos fugaces
y transeúntes luciérnagas.
Lucífago apodera
tu nitidez severa.
El poder pudo
lo que el querer expuso.
Osada no es mocita
pero oro antiguo luce
en conocimiento.
Que a imaginación prende fuego.

II cuartilla

Luz de la sombra
de tu carnal espera,
anida golondrina
mis campestres manos.
No habrá retroceso
ni vuelta de hoja
sin enraizar nuestra alma.
En vértigo cobijado,
sublima mi dicha:
junta conmigo tu vera.
Rito de Sol y ambrosía
de padre Lugh.
Perversión esquiva, llamada
en retazos de cumbres flamígeras.
Apasionada dame tu voz.

III cuartilla

Anatema me anuncias
por tu opio en letra.
Todo es negro,
hasta el amor.
Júrame la vuelta de una lluvia
de tu boca.
Mi arco es ballesta.
Ausencia llama por sí sola,
a exigir unión del eje
y la orna.
Cuerpo de metal,
agua de su espiral.
Pureza consecuente
deslices y febriles osadías.
En plantilla de sangre.

El Castellano

SOPLO DE CONJURO:

Veo color de certeza,
color a la esmeralda,
por follaje caduco
de ilusión adusto
en noche silenciada;
halagüeña tiende
su cuerpo, negras dichas
como el tiempo no llora;
en albo espíritu
en suelo sin hallar
bosques y sus frondas suaves.
Pliegues de sombras
bañan sus pestañas,
nítida y hosca
lejos ve en flor
mi sendero castellano.




II cuartilla
La espera sonríe
lecho de tristes ecos
y encajes de apenadas auroras.
Dulce cicuta al rayo acrisolado.
Puro mi aire
de luz enrojecida.
Vistas en colas de lagartija.
En ojos de araña,
no se valla,
conjuro sopla
en alas negras.
Vivaz tordo
en busca de lombriz
de idea anhelada.
Nubes de éter
en agua ardiente sin agua
ni limbos profusos.

III cuartilla
Verde transparencia
en canal llano
por arroyos fluye
sin balde;
quejumbroso término
de mi amparo.
Camino a relumbrado
misterio,
adoré la llanura muerta
que mis fuerzas, aviva.
Tardía arranca oscura arboleda.
Sombra sin esperanza,
casi viva,
muerta la precoz flor.
Amima la pupila ciega,
descanso sin ancha lengua
sobre tus pulcros muslos
ensortijados.

El Castellano

MARCADO:

 
Óleo en cartulina
Hueso:
Puerta, volandera hasta el poste, listones de madera, segadora, mar de bronce, maíz, molinete, agua del centro, acequia, rareza en grama joven, pasiva, longitud, latitud, telégrafo, ángulo y área, suelo, estacas, luz sucumbía, campo de perfección, en cimientos.

Marcado:

Abro la puerta
de un tiempo abierto,
y colgado en una marca
entre dos estacas clavadas;
como cenit del suelo terreno,
se abría entre dos listones de madera
con sabor a noble pino fallecido,
estirado el cable
de aquel poste de telégrafo,
batía su extrañeza abajo,
la rareza de grama joven
en superficie de longitud y latitud,
delineando surco área y suelo.
Lloraba una acequia
su agua recién extraída
del centro por la molinete
del canal de riego,
era tiempo suficiente,
se blandía un mar de bronce,
como el maíz maduro cantaba,
la luz ya sucumbía;
parece que gritara
por el cable estirado de telégrafo,
pasiva cincelaba
los cimientos que perfección
usaba para sostener los campos,
el diente afilado de la segadora
arañaba un último crujido,
el recodo se afilaba
como dictaba la hoz
y su carne de metal estridente,
el linde reposaba
nuevamente despierto.


El Castellano

AZADÓN CAVA MI VIDA:

Estudio en tu boca,
musa de agua,
el cavar de mi azada sigilosa,
es por ti es por mí,
que recé aquella noche,
con un viejo rosario
y un soplo de mi decencia perdida,
estoy asustado,
estoy con miedo
a soñarte si veo tu rostro,
golondrina azabache,
cavo mi vida,
sacando terrones
en surco de dolor regalado,
cavo surco y barrizal de mi dolor,
en tallo de bellis annua,
relego y relevo en servicio,
hoy prima mi locura emocional
que habla entre tubos
picando mi desquicia en tubería,
profundizo
carne y boca en surco de espada
carne en metal izada;
como es arriba, es abajo,
quiero llegar con mi azadón,
quiero preguntar si en el infierno se vive mejor,
que con mi exnovia y su relente,
de flor de brea.
No pregunto voy a vivir al infierno,
y si no me otorgan su olvido,
es su problema
no llegó ni existe
nadie más fuerte que YO,
CUERVO FÖRÜQ


Castellano dios del trueno


 

 



Recto escalafón:

 

Tú mi trueno rumoroso,
que la concavidad
de tu abismo ruginoso me plasmas;
una centella de camino eres,
rauda estrella
en sempiterna estela
de margen inviolado,
río o cauce,
piedra o mineral ardiente,
boca o te beso constante,
rumor o cristal,
nube o pretil gesto,
llanto de acero soy,
soberano nicho
cerco, tapia o tapial en yedra sostenido.
Tramo a trecho te avanzo,
muerdo tu deseo en rivera tu espalda,
racimo o ramo de vestigio,
insondable esencia casi tuya,
siempre tuya declaro,
musa de savia borde y oro espiga,
entre llamarada y ente de tu regata cristalina,
yema o mordisco,
portón sediento
tu boca me llama,
llama a una espera cegada.
Suave próspero viento,
inmiscuye que trae
misterios de señorita dama,
mujer dicha, hombre con yunque en tierra
arañal de hacienda
y casita de arañas mi querer.
Seco y duro,
seco y umbrío,
el azar disuelto,
certeza, yo soy tuyo,
dueño y soberano,
es tu vida algo más
recuerda es tuya
tú la gobiernas,
necesito una mentira más
para creer,
necesito una orden para apuntar,
necesito silencio,
de mi aliento
para disparar.
Para volver a amar.

El Castellano


ELEGÍA A LA VIDA:

 

 
 


Ven a estas flores,
donde me transportan ensueños tuyos, Baco,
negro bosque denso;
o presurosas grutas de tu aliento
en oscuro esfumino que lanzas;
descuelga su belleza por derredores,
rompe la luz del día con tus dientes,
cuevas afligidas, misteriosas, de murciélagos, alas
sangra; entre mis cejas tus carnales abejas,
recorre conmigo mi ciprés muerto,
se oirá cantar mi gloria en tus boscajes
de hálito perenne,
quiebra a dura carcajada este silencio,
rompe estas armas de guerra
de Venus a su izquierda.
Nacerá esta sangre de tierra
un lilio de mi bonanza,
en fúlgido bronce, mi celada,
el aire susurrará amores de semblanza,
llórame esta mi luna argenta,
ven conmigo por este panal de añoranza,
raja esta tierra entre tus almas rosas,
bebe la esencia que mi ser gotea,
enciende con tu boca mi llama,
que abra de Hedón la sola sombra;
desciende entre estos pajarillos del alba,
yo soy Sol, tú eres mi luna sempiterna, mujer,
esbozada de años fugaces que me crecen
me crecen las venas porque mi dolor
es y será que antes que yo no te irás
así el funesto azar dicte,
Bacante rumbo la helada Numancia;
yo no podré vivir sin ti esperando mi otra orilla,
vuestro dios me habrá de perdonar
nos iremos el mismo día arraigados en árbol de ceniza
como jóvenes fresnos,
como huellas humildes o pequeñas quedaremos;
a zarpar los encajes y entre negras visiones,
apagaremos los colores,
raja mi entraña adolorida,
alimenta los peces de mi piel,
lima mis asperezas, de mis venas certezas,
que yo te estoy amando como se tiene al tiempo
en una mano y a la vida en la otra,
no te vayas jamás de mi bosque solitario, musa de agua,
dancemos estrellas cogidos de la mano,
tráeme tus aromos de los campos,
no hay ya dolor decidí hoy llevarte cada día
desde que las tierras nos separen,
desde que los montes siembren,
una flor de cardo, para que recuerdes que te seguiré amando,
malva de mi sueño un firmamento sediento,
escarba mi mandíbula para rogar al inframundo,
que de mí se apiade, y Baco me tienda hombro y mano,
vivirá siempre y para siempre,
esta nuestra malva-rosa
de nuestro amor sanguíneo bermellón,
arrancaré al monte cenizas apagadas,
me brotarán los verdes; los azules reirán su eternidad,
esta injusticia ya no será, abriré el universo
lloraré al Juez Supremo si no me da solución
será él quien me tenga que perdonar.
Nada inmortal podrá elevar mi canto,
ni la Vestal Hispana
negará mi sangre
cuando exclame:
-¡No tengo novia, tengo musa!.

El Castellano y Leannán-Sídhe a 01-03-2019

MECHA DE LUZ:

Vuelvo de tu vacío repleto,
anidando cobre de galaxias,
desde luego aún no hace treinta años
que nací allí;
en vez primera sin terminar,
vida húmeda y animosa,
alzado a luces de alba sin acabar,
vino tu silencio conmigo sin ti,
como alto arbusto fragoroso,
me paseó mi jardín
como un mordisco
y un beso sonoro deslizando
que suyo me jabra hendiendo la tierra,
una boca de metal de pala,
que abre zanja.
Tu alma de recto augurio,
o ave como futuro de hibernación,
ave nocturna
en tablilla de azabache,
como puro origen inmiscuido,
nulidad insobornable,
traición de hechizo
y nota de caligrafía desangelada,
mudez última de relámpago,
pluma de mi ojo abierto,
soledad infinita de mi despierto,
como fe sin cargos
rueda mi vertiente,
siempre relevada por dios sollozo,
palanca usé con la puerta de Plutón,
Alcé el margen
de rebelión sanguínea de los dioses,
cielo asido el vil manifiesto de relámpago
surqué, gloria vespertina de héroe,
Cocitus cantando su aire
de oscuridad iluminada
clavando negras riveras, hundiendo
y desplazando los montes;
lago Estigio me alimenta el latido,
y mi férrea sangre
directa a superar lo inabarcable,
tu rama vestigial de plata corté
del cóncavo bosque en tu acre,
creció en su lugar segunda rama,
de titanio,
que conseguí cercenar rotundo
y hoy llevo clavadas sus hojas,
en dos talones fundidos,
columna y cadera,
con todas sus espinas de titanio
sujetando cada diente mío.
Bajar al Averno es sencillo,
subir arriba los aires en altos cielos,
nadie pudo;
yo allí voy a mitad camino.

El Castellano

ESTAMEÑA FLOR:

Sangre y muerte aplaco regio,
duramente como astro viril,
como amor de estaño que canta a su veta amada,
en sístole de barretero,
abriendo surco nuevo en piquete,
trágica que ella así vino,
flor de metal desde el suelo,
amparo en destino reguero pulcro,
todo reguero que trueca su suerte;
por muertes de estaño fino,
enamorada dinamita que surca lecho,
un son que grita un baño de raudo fuego,
sin piedad de obrero,
ni réquiem apiadado por la tierra,
un raso enlutado de oscura piedra nacido,
concavidad de caseta y vals minero,
como sinfonía nocturna que abre yacimiento,
regreso y no entristeces,
estameña vida en cobre cubierta,
santa presencia
de altas colmenas,
y simientes que el tiempo velan,
fontana tú, serena,
viniste al mundo
en la fundición de la primera Armonía,
sombra tú de planeta sin espejos,
turbiedad que no arrostra diamantes,
opacidad serena,
sola,
sola,
como sola nace nueva tierra,
gris fantasma
que velas tu brillo maleable,
rutilas cenizas metálicas
de todos los ayeres en cuerpo metálico, tangible,
sigiloso sembrado, tu vano estallido,
a sacar de ti mina y provecho,
raíces pétreas,
tu sino de planta de humo,
copia sin espejo,
ni sombra acaso tu reflejo,
perpetua osadía
sembrada por el Cosmos.

El Castellano

 

 

 

 


SOMBRA DESNUDA, COMPILACIÓN INSPIRATORIA:

 

 

 

I
Yermo terreno del sueño,
un trillado verso avanza
entre espejos y cristales,
fieles aullidos desvalidos
entre semillas sin iris del mal,
entre corceles del fuego,
entre sonrisas fugaces.
Es todo lo que siento
un canto de piedra,
un río desplomado
mi fiel apostada cordura
que viene por enjutos
ojos hirientes
hasta avanzar los besos
de labios grises
y sus fanales colmenas destapadas,
no quiero repetir estos destellos fugaces
ni herir por mis alambres
tejido mi atrapasueños
queda mi parca vida
desnuda con el hastío
que asesino de esta manera,
volando mi dulce murciélago de nácar
entre este amor
de estrella me alzo,
es glorioso este canto,
reducto en lúgubre sigilo
es esta inspiración,
tentación de ángel desertor
de morir,
justo la vida
acabará negándose a finalizar,
soy yo la salud
de la una solitaria de la madrugada,
conquistado el cortejo de la noche,
me cuelgo de mi profanado latido
por estos cordones de hueso
vive y viviré mejor
que mi traje funesto,
limará esta sin razón los ocres
hasta lucirlos verdes brotes,
hasta acabar rendida la caricia
por estos espasmos de cobre,
mi destino teñirá las vivencias
por solares complacientes
y lugares dignos de altos sueños,
esta araña dejará crías
por poemas
en escarchas mutiladas
en este hierro candente
y el incendio de mis hielos,
como dijo el grande
no acabaré de irme,
ni estas solapas fundirán
en tristezas secas,
la sombra será mi mujer,
cambiaré el prisma de ver,
y ahora la luz será
la dama siniestra,
por si un día acabo de irme
solo espero
haber podido contagiar mi locura
que ya es rápida,
desborda sus cauces,
brotando en espinas insomnes
el abrir de las compuertas
a ese abismo sin dueño
donde besan los azules
ese nido de malvas,
que mi ser desprende dominando,
sombras miles en este carruaje vespertino
de mi sangre,
mi río de colores
de almas en sus gotas ferviente,
atado a este sentir,
que late,
que sueña
la carcoma de mi estampa.

II

Prendido en hiel de un abismo, desdoblado compás y su sino, crujiendo el alba más preciosa, por esquinas del cielo de nácar, es esta escarcha un fiel carruaje desmembrado entre corceles ciegos, cabalgada cordura entre cristales, entre espejos ardiendo, un calor entre calores, una vida que ni sí misma se deja atrás. Avanza, mece, y se deshace corre vengo por ti, traigo entre lirios del campo mi silvestre trigo, tráeme tu voz, tráeme tu vida, estoy moliendo mis azares, haciendo surcos en mi alma verdadera, trilla, trillando tu sentir morena, esta espada que es una quimera, entre juncos desnudos, entre pizarras y cuchillos alzo que vuelvo a nacer entre hierro, luchando por la luz que me corresponde, desnace esta era, entre de mi siembra la espera, por esta cerca el campo que dueño acaso tuviera, ni inspiración cabe con barreras, 
la idea quiere marchar ensimismada, por riendas de un caballito del diablo, una desventura en plomo un mar de esferas es todo lo que siento, por si pudiera manifiesto, que el gris teñido de bruma, abandona su sepultura, vuelvo a mi gusto muerto, la sombra que me envuelve preside, rige, y desnuda mi alma, para ser por fin rosa de sangre, vestida en azules trajes nocturnos, mi semblanza a este ocaso que mi voz sucede. Entre espartos de mi iris, por alfileres sembrando clavos del campo, anochece siendo de día resplandece la una ausente, y gozo la soledad de mi suerte, sintiendo por fin dicha por fin alegría descubriendo este horizonte por mares de sentir que valgo, y que sí puedo que lo vuelvo bello, hasta en tus molinos que amanezco, silos oscuros por yedras que te alcanzan, es mi siembra una locura quieta, es mi compostura de primera, por la que clavo a mi destino este abismo de tinta encendido.
III

 

 


Derecho firmamento
entre filos de gentes,
es una piedra que camina,
piedra aventurera,
seca y umbría,
reposa y duerme
cantares del linde,
centellea rayos irisados
se riza con los besos de lluvia,
acaso quiso ser otra,
ella tan yerma, tan plácida,
imperecedera,
cerrada como se cierran
los rayos de luna,
acantonada, de estéril estampa,
dejas muda alabanza,
el día que te hice de voz,
piedra bella, sola,
estridente sin patio de sonido,
y esta voz que te di
voz dorada como tu piel de minera,
como un soto sin perdices,
avanzabas solo tú,
la vida quieta,
sembrándote allí por donde anduvieras,
al candor de piedra única
igual a la siguiente y a la anterior,
sin afán superior
hasta que este poeta te dio voz,
como flores que sin color
acaso fuesen,
un despertar en brazos de cieno,
un respirar de la montaña,
un cuchillo calizo que afilan
erosiones de las eras,
latido férreo, sangre de mineral,
o compostura de arenas,
piedra de mi casa,
piedra de tu casa,
la tierra.
Piedra potencia eterna,
nacida como nace una estrella,
cumbre de filos por bandera,
hogar, cobijo y morada
de lagartijas que cuelgan tus venas,
colchón de rayos de sol,
asolada tu espera
por quien te dio voz,
lideras tu guerra sin cuartel,
antes de yo nacer,
tú dabas alientos al suelo
sin importar pertenecer,
siempre fuiste
siempre eras su piel,
de la cantera, al nicho,
del mausoleo, al caserón viejo,
del silo al castillo,
tu fortaleza empedernida,
tu aval de honda certera,
Siempre estabas
siempre estuviste,
como río a su voz del mar,
osado no fui yo
quien te encontró,
solo fui encargado
de darte moción verdadera
ojalá pudieses contestarme
mi piedrita bella.

Devuélveme a tu vida eterna,
del soto a tu quimera verdadera,
clávame la oscuridad de tu cueva,
en esta esfera pulida sin espera,
risco de tu sien enarbolada,
millones de hijos
esencia desnuda de tu alma pura,
techo sin compostura
del ser invertebrado,
techumbre que pizarra llora,
su azabache de cristal,
tu sangre de fuego y agua
que nunca te alcanza
sólo partirte puede,
grieta de helada, tus filamentos
que encaran tu azar de vida sin dueño
a tu sangre de musgo me cuelgo,
en verde musgo tu fantasma muerdo,
vida de herramienta,
azar de la idea,
al paraje que te conforma
al que sostienes su vida
siendo el suelo techo de esta hacienda,
si tuvieses dolores todos gritarían
que se acabase la muerte en la tierra.

IV

Camino al infierno,
después de todo,
irrupción de polvo
o tormentos por despertar,
esta es mi vida
este es mi rifle,
no digas por favor,
el cauce se abre
es una noche cabalgada
en sombra enardecida,
te quiero, te miro,
oscuridad presenta
su violácea arpa,
sones con sus cuclillos
despiertos miran un horizonte
de espuelas dormidas,
la noche baila
sobre mi fusil
alzado al alba,
ignota estrella difuminada
quién la puso allí,
baila cariño
esta noche cazaré
el animal que me sonríe
en tus piernas,
seré precursor de la muerte
hasta que mi color brote,
no será una noche más
será una noche menos
para que me llames
cosas que yo por hombre
no puedo pronunciar,
guerrero soy
de esta arma
con rigidez comparada
con barcos de tu puerto
que tanto amas,
canto a este azabache
que llora la noche,
cabalgo salvaje
mordiendo tus riendas,
ven las luces están prendidas,
sólo hay un faro que te llama,
su luz ilumina
tus gemidos nacarados,
encontrados por surcar
por avanzar tu negro refugio,
mantengo la noche de un trago,
disparo sobre esta araña infernal,
me sostengo de mi tela
de carne desnuda
en tu infierno desde que viniste a mí,
tú viniste a mí con ademanes de gata
encendida, volando mis palabras
haciendo del momento
un ruego que pedía
atravesar tu cuerpo con el mío,
te prometo nevar
la cúspide de tu cueva
acabar mi grito con el tuyo,
hacer de la noche un arrullo,
ser caballero de tu reino,
cabalgar su humedad,
deshojar la primavera
en tus labios de mujer.
Ser el tiempo que nunca se fue
porque siempre vuelve.





El Castellano














V
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 
30 de enero de 2013 a las 11:00 •

GRILLETES DEL ALMA:

Amanecer despierto
en este horizonte de fuego,
como demonio antiguo
avanzo tu cuerpo
en tu pupila me deslumbro
sigo el camino de las rosas
en sangre su esencia de amor
me ahogo en el dulce tormento
que desvelaron tus labios,
tus caricias arropan mi sentimiento,
como condena
no encontrarte de nuevo
en este arrullo no huyo
en los latidos estallo
y la estrella quema el desvelo
de noches y noches soñando tu cuerpo,
hoy en tus mares fluyo,
hoy de tu calma me apodero
para nunca más ser sombra del pasado,
como la malva enraíza la tierra yerma
en tu recuerdo entierro
mi mayor ilusión
esa que nunca te abandonó,
si miras dentro de tu interior
allí estaré amor entonando
mi canción de amor
a las lunas sempiternas
que envolvieron tu ausencia corazón,
soledad con oscuridad
clama la espina de mi corazón,
en la roja sábana de tu calor
quiero anidar mi ilusión,
anhelos como cuchillos clavados
en el cielo de recuerdos
horizonte gris que baña
este el mío cuerpo
a la cuarta campanada de las doce
en su mirada tiembla el mañana
quiere tu sonrisa amanecida
en mis labios descrita
como los rayos de sol de tus cabellos
y los pajaritos cantarán
en nuestra ventana
trayendo los amores imposibles
que separados nunca soltaron
el primer desvelo de sangre
enamorada del corazón,
hoy canto a esta sangre mi dolor,
años pasan despacio
a golpes de silencio luchando
con la templanza
luchando a golpe de olvido
separando nuestro destino
que se unió por un beso
y donde no llegué a entender
perdí las flores de tu piel,
caballero sediento en las batallas del ayer
como el inicio del sentimiento
vuela y gira por mi mente
como encontrarte siempre resplandeciente,
he venido a hierro a matar este silencio
he venido a beber las amapolas de tus labios
a decirte que recuerdo el sabor a fresa
de tu pintalabios,
a que en mis noches
quiero sacarte de mis ojos para tenerte,
y la sabana fría se viste de tu melodía
llega el violeta en su caricia
su voz del alma hecha súplica
de tu caricia,
grillete y cadena de mi espíritu
a amarte eternamente
hasta el final del latido
donde mi silencio se haga eco eterno
de tu recuerdo,
y la hiedra y cicutas envuelvan mi cuerpo
aquí quedará escrito este amor
que en dificultad
y sin saber años y años de tu mirar
late igual que ayer
por ver junto a mí tu caminar.
Te amo quizás sea algo
que nunca cambiará.
നുന്ചാഅസുമിര്‌ഇമിഫൈനല്
പൊര്‌ഖുഎടെഅമോടെവെര്ദാ ദ്.


El Castellano y Leannan-Sidhe

VI
 

Villanos, malandrines encorvados,
me han querido robar el ánimo,
con fuste y aliento marcho mis relojes
con premura de segundos extasiados,
yo vi su horizonte en dura y áspera
semblanza deshojada,
temblaba el azar entre los azares,
una vida de quitina a la espera,
mi aliento es pez de mi jardín de cristal,
he servido a su péndulo,
entre granates y engranajes
danzo atrás el tiempo,
sí ese, mi tiempo, que cuido con esmero,
por si un día me llenase el estómago,
flagro la versatilidad de mi siembra,
cabalga las yemas de mis dedos,
hilvano que voy sobre un abejorro,
aunque no pique sigue siendo abejorrito,
le imploro al verso me abra con presura
una primavera de sabores
entre arduos cipreses con sabor a luna,
marca de silos azules
entre siniestros anocheceres,
para llevar una noche derretida a sus labios,
cazaré el gamusino de sus parajes,
avanzaré con paso lento y decidido
al compás de lunas y soles en desventura,
nacerá la hoguera,
consumiendo todo lo que ya no rozará mi vida,
decreto que estoy vivo,
y que mi vida la arrastro para no ser santo
ni demonio ni mal nacido,
si no un hombre que tuvo voz y espíritu
para ser alguien,
desde la nada,
desde las espinas que sangraban,
vivió trece vidas
que un hombre de su estatura podría vivir,
hoy afilo mi alma
válgame la compostura,
que si vuelvo a la cepa
se abre el cielo y la tierra
para acoger lo que siento,
que es más que un cebollino
más que un tulipán amarillo,
es mi arma, un corazón por letra,
es sangre en hoguera
tristeza se llama sangre en la poesía,
robaré al tiempo sus besos del alba,
mi amor gritará al sol que descienda
y viva en tus ojos mi amor sempiterno.
Llegaré por la rivera,
llego de los molinos de abajo,
buscando un atajo
para llegar y hechizar
el callejón de tu beso,
entre rizadas ternuras
trasnochar ocasos,
he venido a implorar perdón
por mi inconsciencia
vine a plañir mi alma,
vine a besar tu aura,
riendo entre flores
naciendo en rocío
de mis latidos presos.


VII
El sino lanzó un grito a la montaña, contestó un eco con amplia voz
que sorprendió mi anhelo
siendo una luz en el vasto ciprés
que a la luna alcanza
preguntando por mis yedras en maceta del alba,
un silo y un olvido despertó de su nicho,
cantando con la flor un latido desertor queriendo pedirte caricia eternamente.
Encerrada en iris violáceo la flor corría el sueño estertor,
el sol cambió su amanecer por la tibieza y suavidad de su flor,
siendo esposa del sol, caléndula en ojos
que marcados traen un irisado tornasol llamado amor.
Un ocaso se alzaba en guiño a cada noche que la flor cerraba en verso sus pétalos
afilado el cuclillo de la noche
besando una luna de cuerda,
una inmundicia cantaba su siniestro grillo
del calor de muerto,
despertando la siniestralidad agujereada
del hueso,
un camino eterno con acequia de la sangre que lleva en araña del sentimiento
y un difuso vértice de dos gotas de unión
que se juntaban exclamando
como rocío del molinillo diente de león
para volar con el viento juntas nuestras vidas en vaso retorcido de destino.

VIII

Fiel reflejo estridente,
los cuadros de tu vida
danzan entre las baldosas,
entre acorchados pasos
todo va quedando atrás.
Un ocaso florecido
de espadas en sigilo,
tiempos huecos
en lúgubre caricia.
Acaso la luna es luna
o alguien despierta
y la pinta.
Cerrojillos en destierro
de este silo de oscuridad,
avanza que imanta
el día y su prisa
por alzar su despedida,
gritos secos se mueven
tras el ventanal,
sangre que coagula
entre compases
de malas yerbas
de mi patio.
Es un mirlo negro
que me visita
siempre vestido igual
estrujé las vidas
del gato de arena que soy.
Suicidios de cardos
corren el patio
se riza durmiendo
mi gato negro.
La soledad me ama
más que a su estampa
vuela y reposa
mi fiel añoranza,
reverdecer mi ilusión,
socavar con sucesos,
así como besos
de este azar
que no siempre
se pinta negro.
Acuchillar esta realidad
con mi suerte de seguir vivo
para tomar con mi esfuerzo
lo que no me dan.

IX

 

Surco de noche
ya se retira
sonando el día
y sus rosas heladas
de invierno,
iris matutino
clamado
en este fiel olivo,
surca mi sangre
entre verticales filos,
mi gris vencido del alba
serena, más desnuda
que la transparencia
que el azul afila.
Se clava este verde
militar de ciprés
como cuchillo enervado,
y su canto
en estos sigilos de chopo,
cargo mi revolver
naciente del verso
por un sol de plumas
cae fusilado el aliento,
algo que clavar
al firmamento
héroe del norte
de mi silencio.
Fantasmas
del imperio perdido
su bandera del tiempo
dormido.
Fúlgidos nervios
cabalgan los acres
de esta trinchera
donde mantengo alerta.
Jauría de sienes hendidas,
con fauces somnolientas
quise ser siempre
con esta mente,
profundicé el idioma
de la flor,
hablé con la tierra,
aún guarda mis abrojos
sembrados.
Entre brotes verdes,
impacientados,
aguardan el bravo
crepitar de la tormenta,
y sus besos azules.
Ahonda esta vida
silos del demonio,
simientes oscuras
de malas yerbas.
En este campo yermo
crece mi ilusión
que no me siembren
el dolor,
seré como la flor
soñaré con las piedras,
reiré con abejas,
jugaré con el viento
como la vida grita.
Ahora que la mañana
consume los suspiros
ahogados,
ahora que el cielo
luce sus corceles dorados.
Es por esta pizarra
que me habla el río
me habla qué más
que ser agua.
Deslices anudados
entre corajes florecientes.

El CASTELLANO

VERIS EFIGIES:

Ella arrida,
avanza recta
la curvatura del sueño,
sinuoso, templado
de fría imagen desangelada.
Una noche encadenada abría,
de manos pequeñas,
y soles apagados,
dentro mis venas.
Corazón dormido
sin disparo promulgado;
fulgía su trazo
en cuerdas de tensión aparente.
El amor era un empeño,
de otro historial
en violín de refulgente llave,
era una caja de mentiras
acaso sonó su alma,
trece monedas y un gato negro
sonaba la mía
sin vecino miedo tangible.
Gime mi reloj
el segundo traspuesto
que quiso ser primero,
regía sangre de acuartelada raíz,
yo la digo:
-No seas grande,
pero sí libre.
Come tristeza lenta,
a lomos de caracol siniestro,
es lema,
distante y sonoro,
cercano de espiral sedienta,
entrañas propias condecora,
caballito del diablo caído,
con sol de regazo en una rosa,
y ojos fugitivos.
amante avanzo
del llorar de secano,
muriendo yace mi muerte y mármol,
sepultura para qué
yo soy tierra,
luna es alma,
temperamento aflicción
como luz
llaga quería ser,
nieve roja quería ser sangre
y destino ola de tierra en calma.
Fuga en unísono de mis ojos,
vestido mi aliento,
de camisa azul
y bolsillo por bordar,
ángel rebelde, fiero,
caracolea mi ventisca de flechas,
derribado cerco y oscuro tapial,
en una niebla sin ojos medrosos,
voz que no es mía
prefiero locura en escritos,
que coherente cuerdo,
en maldad subversiva
que todo eje inspirador teje,
mi ceniza me ama,
callándome la soledad maquiavélica;
claridad de sangre
y despensa onírica figuro,
piedad abrace
al mercenario
que vendió el averno,
para comprar nicho a su víctima.

El Castellano a  11-03-2019
Soliviar de espejo:

Mar oculto en mi buhardilla,
pez adentrado
en los labios de aire,
o suspiro redentor oscuro.
Agua abastecida por tus ojos,
mirada colgada
entre espejos de árboles rotundos,
oh pez ruboroso, lepisma de plata,
vienes entre flores mecidas
y rocalla de dulce, quieta idea,
corrillo de abrazos y besos,
lloras mi nieve sujeta por cuerdas,
y filos verdes cómo árboles;
rueda altura azul
y sus láminas intermitentes,
en el hilo cuelgan
nuestros dos corazones,
rumor del tañer,
rumor de campanario vestigio suave
en tu piel de arena,
como péndulo estremece mi decisión,
porfía dime dónde tengo que firmar,
para no perder a mi musa de cristal,
mi doncella escarlata
de mineral cadente,
dulcemente miedo entablo,
necesito relegar y no renunciar,
casi dentro la fugaz, alegre primavera,
palabras de silencio,
suenan, esquilman y laten,
reflejadas en celeste inútil sin ella,
devanando el sentir,
siguiendo la espiral de su caracola.

El Castellano

OSTARA recopilación:

 

Edición febrero 2017 original febrero 2016

Adormidera pulcra,
Amapola esquiva
nacías lejos de la tierra
que tú querías
la fe mudó sus caricias
el reino venía tejido
del destino florido
en la gesta del jacinto
en la flor abierta de la primavera
voló mi corazón a tu nido
derramada esperanza vistió
el por qué, de un adiós
el lirio abrió al color
y la grama abrió en flor
flor de sangre
que regeneraba
el dolido destino
por la azucena
caminaba su olvido,
fiel del suspiro nacido
quedar el te amo, en vilo,
la orquídea colorada
aguardaba la fiel ordenanza
cuando un jardinero de versos
dejó su estampa en el papel
un colorín elevó su trino
para que un zorzal
lo alzara en su nido
todas las esperanzas
colmadas de un grillo,
al compás de tu paso
seguía la amapola en duelo
lejos de su tierra
que vio nacer el cielo,
caléndulas esposas del sol
se abrían a la sonrisa
de tu calma amanecida
para yo trenzarte
un beso en la mejilla
quedando las campanillas dormidas,
y las margaritas enrojecidas,
un te amo ardía.
El ascua se encendía
quedaba la sinfonía
de un tordo que visita,
el cielo abría
a sus coloridos jardines
plenos mudaba el grillo de sinfonía
la rosa colorada
dejaba su beso por si acaso
el viento llevara algo,
se hilaba un verso
para el cantar complejo
del baile de la rosa y el clavel masculino
mecida la sonrisa al viento
nacía la basta floresta de los patios
y entre sus escondidos lares un trébol
vertía cuatro hojas
al compás del Sol en su visita,
todo al resguardo de la bella caricia
y la ilusión dormida
que brillaba en tus retinas,
para yo dormirme
dentro de tus ojos.
Abriendo mis flores en son,
ese que hacía brillar los campos
en verde y marrón de un caracol,
relucía el brillo de un brezo,
desplegando su color
un tomillo en albor
por el plantago en flor,
todo lo que dejo
es todo lo que amo,
recuérdame en la flor
del cardo de la dama
me alzo a la altura de la rama
y el espliego amanece conmigo
para el romance del laurel
y el encuentro de la malva con la abeja,
todo el cielo se despeja,
canta la piedra en aspereza
que la vida se torna repleta,
de lo sencillo del musgo
al verde estramonio
con sus trompetas de los ángeles,
rueda la caricia que tu piel divisa,
el campo sin franca tapia ni verja
es dorado por mis sueños
que corren de la vereda a la rambla
fiel de esperanza
la azucena nocturna en flores marcha,
el olivo prendido de olivas
la encina sus bellotas mece
para el tejo guardar su muérdago,
la noche que llora azabache
y ojos de luciérnagas
todo queda prendido
del suelo en duelo
blandiéndose la luna sempiterna de nuevo
y mi verso alzando el vuelo,
queriendo acariciarte de nuevo
la noche que solo conoce la noche
tus ojos que solo conocen tus ojos
por los sueños nacidos vuelan los molinillos,
el monte deja a las carrascas
blandir el horizonte,
las flores a la abeja fabricar su miel,
la tierra se come a los cardos tras el verano,
la adormidera tu piel suscita
llegado el otoño y su caricia
fieles manzanillas abren sus margaritas
y los cardos en espinas
dejan paso a los jilgueros
del campo abierto para regar Ostara tus besos
se anuda un grillo y mi brillo
abriendo una flor
con forma de corazón
dejando paso a nuestro amor.
Con el sigilo de blancos álamos
al verdor de frescos pinos
se cierran todos los caminos
por si acaso vivo que sepa ella
que blindado a la cepa es mi sino,
en estas simientes
en estas verdes sienes
alzo mi latido,
que de madreselva fue vino,
y alzado parto mi destino,
hasta vivir en la mitad
de flor de esta caléndula sostenida,
enraizada en mi pecho,
que no canta
reverbera en esta fuente fría,
anhelando de Margarita su caricia,
porque no tiene despedida,
al fragor del ascua
jamás desquita su bella sinfonía,
de raíces y colores de albas,
hasta ser amada
por grises arañas. 

El Castellano


II

 


Se acicalala Llúcia de marzo,
en febril inicio de la primavera,
que yo te amo Ostara,
algunos rayos fugaces
que han crecido,
entre verdes sienes del camino,
ese que me lleva a verte
mi flor silvestre,
hendida de ondas del alba,
sepultada de brillos
imperecederos en fragor
de ávidos destinos recorridos,
desnudos de quejumbrosas voces,
un musgo naranja renaciendo,
entre filamentos verdes
que hacen de su piel esperanza viva,
de este arbol centenario
de mi semblanza,
no serán mis chopos cantores,
ni mi enervado ciprés silente
su calma abandonara,
acuchillando al viento que espera respuesta,
recuérdame,
estoy sembrando mi vida,
todo lo que espero es maravilla,
me acaba este sendero y su colina,
riveras de mi Arlanza,
compás de mi fortaleza,
mi ejército se alza,
arañas de sus telas,
furtivas segadoras de mi idea,
trepando mis entrañas,
mis telas grises que son de ellas.
antes que griten mis sierras rojas
de mi carne,
antes que el tiempo
haga casa de mi cuerpo yerto,
yo seguiré hacia la luz,
el milagro de mi profunda gesta,
cumbre servil de fecunda primavera,
filo ardiente que brota,
entre siegas blancas
de profusa, verde melena,
al borde de mi vena
subo que traigo una azucena
junto mi malva y su viola de campana,
la cuenca que no es,
la visión que no viera,
justo esta generación que comienza,
justo es vida,
es mi verde hogar,
es mi credo,
son mis hojas verticales
en papeles de sangre y savia,
arderá mi caseta.
en ojos de suspiro padre,
en venda que el ojo no vea,
enséñame tu Dios
le pondré a reñir con los míos,
no me iré aunque quieran mieses,
permanecerán mis caléndulas
echando hijas de piel y tierra
cada primavera sembrada por su amarillo,
me nacerá la ilusión verdadera,
seré dueño de esta quimera,
y baja que canta
por riveras de mi suerte,
el hondo espino de mis dolores,
queriéndose como abejas
a las flores,
Estoy soñando
el tiempo que cerraba mis ojos,
retales que cerrar y su olmo blanco,
su jardín azul, su fuente de cristal,
nada desvanecerá al Miguel sin alas,
seco de hoja de otoño
no me llorarán ni mi jardín azul de caléndulas,
ni mi acristalada fuente,
ni el olmo que no es mío ni su blanco
será mi aura intransigente, seca a morir,
sobre los años avanzo,
yo soy el Sol.

El Castellano

III

 

 


Hundido por juncias,
despertando caléndulas,
someras, solariegas,
era otro lado donde estaba
hablando, entablando con Ostara;
la tierra que no era pobre
su rigor contestaba,
prado que desciende
juntando un barbecho dolido,
conquistado,
marjal de claras hierbas
flaco acre dispersaba,
bancal de cizaña primaveral,
sutil caricia rizada en patitas de abeja,
parte de mi casa soterraba la desquicia
de un frío traído, heladas patriarcales
por aullidos de viento voraces,
como un rosario deslizado
con aflicción por la tierra,
un silbido del patio oscuro
como lamento sin lluvias socavado,
semillas brotar escabullen, pregunto
vive mi lluvia soñando
vivir deslizándose por la pila sacra
de tus pechos tersos de vientre de seda
y espuma, angelical rostro
llamando florecer colores dispersos,
vieja cueva cantando oscuridad,
como tránsito al amor por tu viña,
cantar de mirada extranjera,
hasta hacer la tierra nuestra.
Impetuosamente soy varón
y no dejo guerras personales para mañana,
ni ganar a puños pequeños,
de opiniones sin cuarteles,
firme elaboro mi respuesta blandida,
vieja, en savia bruta elaborada
necesito mi vera con sangre,
necesito mi vera acompasada
por tu soplo de mujer labrada,
querida dama oscuridad amada.
Mi destino como árbol desgastado
de honda sien y senderos de carcoma
apuntalaba mi perpetuo mañana,
acicalando sus ruinas
para elevar su sabor de antaño.

El Castellano





IV

Hueco crepitar:
Estoy escuchando semirecto
el retemblar de hojas huecas
sobre la gravedad
de un arroyuelo que fluctúa
cauce entre la copa
de árboles
sobre semivacío cristal
con limpia brisas
encima de un blindado
cantaba, dictaba antiguo sargento
su presionar disparar.
Como hueco en la ausencia del polvo.
Abrid la ensenada
a la gente primera,
al señor capataz
del brillo primero.
Tímida la floresta,
escondía las amapolas.
Núbiles gestos danzaban
la cabeza silvestre
en loma que evanescía
el coraje de la flor
vuelto mujer por Ostara.
Patio de perdices soslayaba
entre el quejigo,
Carrascas afiladas.
Hacían sus hojas
mi última espada.
A mi izquierda
el peso de su hierro
estable.
Sibila destrenzabas
tu cándido mirar
en fraguas de belleza
inviolada.
En tus altos, profundos
ojos de ámbar.
Luna que en fractura
recorre mi tejado de alma.

El Castellano









V

 

 

Halo umbrío, vespertino salmo,
estela naciente en pulcra unión,
cómo dos rocíos se forman en la flor.
Pacto alado mis falanges ensalman,
es por ti que se abre el portón verdadero,
camino en oración del semblante perdido
y ese por conocer.
Orando por mí mismo,
se abra el yelmo,
y mi cauce sea río de arteria,
en aleteo fugaz prometido,
que encarnan tus maderas,
reflejas piernas.
Recta clave de unión,
soterrada mirada,
sin conocer ni alzar te amo más,
pletórica, onírica mar
de tu efímera, socavada entraña,
por donde flores aguardan
echan ancla.
Última que es primera espada
de aliento y mi yermo,
te enraíza como primor embelesado,
turmalina esencia,
mi soberana musa cristalina,
mi arpegio entonado
en lira de mi carne,
mi índigo sollozo,
por el que nuestro castillo esbozo,
primigenia verdad,
sombra de idea,
hilvano, trenzo mi zarpazo.
Limaré el viento de nuestro deseo
ya se alzará nuestro reflejo
el mundo en un pulso de espejos,
umbría latirá nuestra caricia,
cuántos cielos murieron,
mi doncella escarlata,
los dioses dirán el tejer de nuestro destino,
pertinaz fuga de tu ramaje
por rauda estela que arde.
Dirán que hoy vine a verte.
Si acaso estuviese vivo que no niego,
morir por dentro es como nacer dos veces
y mirarte para que la belleza
de lo bonito que tú colmas
desde que el tiempo
me nombró tu fiel sucesor,
de a tramo y trecho voy manando,
abre mi solaz llaga de tu azul
que quiero fecundarlo,
besando tus flores que entrañas,
quimera despierta
Ostara de mis nocturnos parajes,
vengo a quedarme
necesito tu verbo alumbrándome,
quizás quiera amarte
algún día para siempre.
Aunque yo Castellano llegue tarde.



El Castellano a 10-06-2018

VI

 


Puerto incierto,
al que no me arrastro.
Espejo sin gloria
mi vertical sinestesia
flor despide el beso
por cuantos aojos
ha robado.
Ostara dilectus
blándeme en mitad del barbecho,
me presento ante ustedes
mis abrojos creados
oprimidos ustedes
yo de surco hago pecho,
por roca madre
unge mi clepsidra
una sangre de vida,
corren presentes
las sucesiones difuntas
de Quevedo.
En osamenta te anunciaste,
matriz inquebrantable
retemblando mi alma,
leño buscando cruz,
casi podado mi soporte.
Natural en bestias,
frondas y animales caminantes,
dóblate frente mi ceniza aparente,
busca tu estirpe,
pordiosea las tierras
en busca de tu miseria,
apacentar tu labio sin prisa
es colgar una estrella por su luz,
trilla mi trigo
raudo frente la gloria,
sigue mi eternal lastre
humeando esquivas cegueras,
alta celda que henchir puede,
la destrucción acapulla sus pestañas,
brillantes tapias,
corral sin lustre ni yacente ángel
asistido,
soy el dueño de mi propio cementerio.

El Castellano



VII

OJO DE TIERRA:
Un silencio yerto,
se abre esta noche
por ensordecer,
reflejos de resplandecer,
en este frío de ayer,
pasos de silencio roto,
abre una espiga
un respiro, un latido
envilece mi procesión de fuego,
cristales que se rompen,
bisagras que se doblan,
esta noche
de la nube de antes de ayer,
todo se alza
para llegar a ver,
recorta este hálito de tierra,
un suspiro ciego de hiel,
llega para enloquecer
mi sangre que tiene sed,
he salido del infierno,
quién me va a detener,
sombras que gritan,
hielo que sostiene,
mi cruz del horizonte,
por descender,
afilo mis colmillos
hoy se verán morder,
esta ventana de sed,
rebotan los tiempos,
muriendo,
diáfano espacio
de ausencia brillando
su infinito parco de cristal,
llegaba otra primavera,
sin celda de madera
chirriando su carcoma
que mordía este cielo
con su moneda
que brilla mi idea,
esta tierra late,
esta mi sangre fluye,
cabalgo este acre torcido,
recorren florestas
naciendo, brotando
fundiéndose con tierra abierta,
soles lloran escarcha.
del nacer crepitando,
te juro que avanzo
hasta ser esencia de río
granate de mi lustre colgado,
debo aguardar
debo escuchar
este patio,
hablando con la araña,
que caza bellezas,
un día recordará mi tiempo
que fue mío,
dejará de estar perdido,
y este poema me dará de comer,
por tener dos mil cien,
creciendo en sus ramas
de sangre negra,
ay la tierra,
sí esta tierra
que me vio crecer,
por la que siembro
mi flor de viento,
desnaciendo el tiempo
que lloró mi ojo,
siendo de tierra y para ella,
abro que domino
esta ceniza que me lleva.


 

 

 

 

Clama la flor, abeja del lugar por gritar.
- Ven, toma mi néctar,
déjame compartir mi vuelo contigo.
Réquiem por la flor, oda por la margarita
con su mariquita, sauce caído,
cobijado tejo, crepitando:
- tú eres primavera.
Olmo viejo en retozo,
quebrado por la aguja silente
de la carcoma.
El cadillo miente, mientras el abrojo
clava el sentido, quiere la amapola
ser la alegría del lugar.
Cuando el brezo enraíza
el alma de sangre
por derramar mi cuerpo yerto
en la navaja, mientras
la lavanda amamanta la abeja,
y abejorro que llamé Genaro.
Amaranto el firmamento
llórame una estrella
y su hueso de luna que
rompa firmamentos
en auroras,
que venza colgándolas
de las pestañas,
y mientras las pupilas
en sombra abren su cueva
en la clamada verdad.

El Castellano.

Soñé, te viví, te besé,
te anhelé, te abracé, te sostuve,
te mecí en mis brazos,
te acurruqué, te di de mis labios
de beber; hice tus piernas
recorrer en pasión,
te viví desde pies a cabeza
y siento decirte algo:
- que no me gustó, me encantó,
me emborrachó, me drogó,
si acaso, hubiese posibilidad
de que yo no estuviese muerto
sería por tu recuerdo, amor.

El Castellano.

De este cementerio viviente
que me dejen ser la flor,
que por lo menos
a un muerto da calor;
y al difunto, la caléndula su luz,
adorada, nacida del rayo de Sol.
Quien te quiere, te quiso y
te querrá desde este corazón muerto
te amo en albor flor tras flor,
elevado resquicio de caricia
de diosa Ostara
en resquemor de primavera
cardos brillando en espina
de dolor, desde mi nicho
pido mi nicho de espinas y de cardos
cuando llegue el momento
si no a mi no me entierran en este cementerio del que vengo
y que la parca fría venga a por mí que este hombre
ya ha muerto y su último suspiro
fue un yo te sentí amor
voy a tu encuentro.

El Castellano.

Diente de león por clamar
el prado yerto,
donde lo vivo son las plantas silvestres
incluso el cardo de las damas, las malvas,
las piedras agujereando el terreno
molinillos al viento, por gemir caléndulas silvestres y
papaver hibridum, amapolas roheas, sangrando
borbotones de sangre de tierra, por brotar
llantenes plantago, por llenar el campo de espigas con flores,
todo escarabajo gozando de la flor
cómo decir que la flor sea sólo la flor,
si del reino animal es templo, hogar y morada
donde todo empieza y todo acaba.
Margaritas en envidia miran tus ojos
y luego miran las estrellas,
una sabia dice y afirma: son mejores
y más bonitos
sus ojos que ardieron los luceros,
vidas de tu entraña alborada, que el oro no es oro
sin mirar tu corazón;
Corren las amapolas, de tu sangre arden en hoguera
incombustible, plena, yerta, indescriptible esencia.

El Castellano.

Golondrinera frágil, esquiva,
reina luz del bosque de las sombras
con tus amapolas amarillas,
los luceros del cielo.
Por poblar jacintos silvestres, tragopogones,
amapolas por doquier
amando la primavera entera
en un mundo que cae disuelto
en espinas de cardo y alhajas
de flores de todos los colores,
mi templo, mi casa, mi hogar, mi albor,
sin alcanzar las plantas silvestres
por poblar este mundo silvestre por mirar
y dan ganas de tumbarse
y ser la flor de muerto porque me tumbaría
para que me crezcan las malvas
y mi cuerpo críe malvas y cicutas rojas
y negras de tinta y sangre
mi condenada bandera.

El Castellano.

Estampa quieta,
tejida en el umbral silente,
nacido de las sombras
y sus benditas estampas
de damas de noche,
la flor blanca estrellada;
cantan tambores de la tierra.
Y los grillos afinando el violín están.
Las margaritas tienen el te quiero tatuado a fragua
de la flor que sea flor, belleza creada del rayo de Sol
y su albor mecido por dioses, acariciado por Ostara
el humor de primavera cuelga de las faldas
mientras mujeres hilvanan
y trenzan sus cabellos en oro fino de seda.
Yo soy un humilde escriba dela flor de difunto
caléndula officinalis,
por la que el muerto
encuentra luz.

El Castellano.

Bebo de aquel cáliz antiguo siento las estrellas
buscando la respuesta para ser feliz.
En la planta en albor que crece del rayo de Sol,
sabiendo un secreto de druida de que si miras el Sol
al amanecer minutos y minutos todas las plantas en flor silvestres
brillan incluso más fulgente que el rey lucero,
todo lo colma su brillo, la tierra deja paso a toda vida en color,
a través de la caricia nos trae Lugh.
Reinando el Sol está, hablé con la lombriz de boca gris
que apareció tras mirar fijamente preguntando
a una flor de difunto me comentó
que podría indicarme de la tierra
donde todo es libre, no hay dinero, todo vive por suprema
ley natural, sin miedo ni odio.
Le pregunté a la lombriz que dónde quedaba aquel lugar,
y me dijo con amplia voz:
- bajo tierra.

El Castellano.

Monte elevado en el horizonte,
brezo, encina, carrasca, esparto, espino,
todo crece en albor sin preocupación suprema
nada más que seguir viviendo y echar generaciones.
Hoy me desperté y contemplé la ciudad con todos
los edificios grises, como sus gentes
todo pasa de tierra y aquella que me dijo la lombriz
boca gris me espera, así tenga que estar mi cuerpo
frío, caído de hoja en otoño, no espero vivir eternamente
ni ser festín de gusanos tempranamente.
Yo acabaré por entender la mentalidad de aquella lombriz
de su tierra, que no hay preocupaciones,
fue el ser humano el que inventó el dinero
y la esclavitud que trajo.


El Castellano.




Amapola silvestre,
llévate mi sangre a las entrañas del inframundo
así como tus pétalos elevan la sangre de los suelos,
que tus raíces me conduzcan al tercer reino.
Ooh, espino amarillo, que bajo tus espinas
han visto infinitud de cal varios nacer los montes
y senderos, que todos llevan al mismo sitio
a perderse en el elevado espino de tu luz.
Oh elevado, cuál sería tu misterio
para dejar a este escriba absorto.
Brezo silvestre, sin miedo, tras el olivo
te vi crecer, y una margarita cerró junto con el verso
de la caléndula arvensis que tapó con sus pétalos
en cuña, al caer la luna al cielo.
A tiGenaro, abejorro de mi jardín
te extraño y echo de menos, bonito.

El Castellano.

Corre trémulo a desvoz el cosquilleo silente,
que avanza, que recorre tus piernas en ambrosía y miel de dioses
junto con tu aura y alma de dulzura sacada de raíz de la tierra, mi hada
ni una flor se te cayó, ni un pétalo dañó, agarraste enraizada con albor
y tú tragopogón, duende, el mismo destino de rey silvestre te espero
y aguardo en mi maceta, ya que en lo que llevo viviendo
ni una planta se me ha muerto con mi don,
hasta amapolas comunes vieron florecer mis macetas,
hasta margaritas de manzanilla gorda, hinojos, brezos, jacintos silvestres,
crié como un dios creador, dador de vida incluso de la humilde semilla
de la caléndula officinalis.

El Castellano.



Encina del rayo crepitante, de mi ser llorando,
hojas escritas en sangre, enraizando sentidos sin descubrir
amando inertes actos incluyendo dichos sabidos
y en desuso.
Su condición asesina de la estampa en soledad
y pena de procesionaria
todo avanza en un sentido mientras yo me detengo a mirar
el cuervo que me persigue por poeta maldito, extraño mi casa,
este ataúd es frío de tiempo muerto.
Este ingreso y ni siquiera puedo encender un cigarrillo
para quemar estos pensamientos parcos y yertos
como mi cerebro en esta lata de sardinas,
de cuarta planta de suspital de Alcalá de Henares,
donde nací y casi me sostiene eternamente la silente muerte.

El Castellano.


Mi vida te escribo como gota que va a los mares
tú que fuiste altiva, ningún humano te pisó
los dioses honraste y te honraron
desde el cerro al abismo, tocado y acariciado
donde todo surca la oscuridad madre
y dama de noche sin afectarle el cielo
de la yerta amapola de luna desangrada
y su estramonio vestido de gala de estrellas.
Todos bailando en la fiesta de los no importados
menos la rosa y el clavel masculino
que tiraron abajo el telón para comenzar la gala
y el baile ganó la datura con la dormidera
por sus trompetas de los ángeles abriendo al clamor.

El Castellano



VIII

 

Rubor cristalino,
deshoja esta nieve de chopo,
liman vientres
mientras envejezco
el matiz liberado
entre fuelles de viento,
una escala al cielo,
un sortilegio
en clavos sedientos
aclaman sones
sus verdaderas razones,
me acicalan procesiones
en hálitos de perfectas oraciones,
hoy verá el día
izarse, levantarse
su raíz de tiempos lúgubres,
desparramo que fluyo
por ataraxias desmenuzadas
en solanas de lunas
y sus mares
bajo yunque,
se clavan sienes
al verdor de pinos,
y sus consecuencias de yemas,
un verbo despuebla mis santos astros,
coagula mi pensar
entre trenes fulgurados,
solapados del ayer difunto,
rizando lo que siento
por repetirme
es más que mi don funesto,
un dialogar si encontrase oyente,
un hervor de mi recta frente,
noche sin llegar,
vienes y perviertes,
mi osadía vestida
de placajes sin hacienda
de viento,
rayos sin luna
y oscuras rúbricas
sin luz de vela,
enfrento mi brava espera
por si baja Ostara
y se duerme en mis flores de caléndula,
hoy es por mí guíame hasta ti,
bajo el relámpago asido
a tormenta sin cresta,
paran mis relojes
por atar segundos
de espera quieta,
ven a mi cabaña del cielo
y bebamos nubes,
desliza y enmaraña
tus hilos de cabellos,
extenuando mi yerta clara
en mi siembra directa
a finalizar mi escritura
de este abril, del 2017.



El Castellano






IX
 

 

 

Titilan abismos de nácar,
estupefactas se afilan las represalias;
estruendo fragoroso
rompe, consume
en vena por deshojar,
caléndula esplendorosa consume
mi suerte que amarilla es,
pacto debido y consecuente
brilla en raíz presidente.
Calma en fugaz apetito
ataraxia de estambres
y estupor en nueva siembra,
sentenciado, obtuso
quise ser halago impetuoso,
desliz trasnochado.
Hoy abrió un llantén plantago esquivo
dijo las espigas seguro no poseen flores
como yo marco
sombras a la idea taciturna.
No me olvides fugaz vestida
en minúsculo azul,
aventaja que avanza
un cardillo sin ser sembrado,
espontáneo en alientos acompasados
de lo que tierra dicta,
hoy no será por mí,
reposo dormido
sin floresta engalanada,
al verdor de un pino
blandí un aojo consumado,
evitando me arrebaten
mi floresta desnuda
que tanto amo
en mi patio de la araña,
mi gato blacky vigila,
soborno a la ortiga
yo no tenga que arrancar
más dientes de león,
juicios de flores que son más fuertes
que yo, me avanzan la datura,
ababoles hoy no diviso
en primavera temprana:
necesito más savia para caminar,
cadillos desterré sin temblarme el pulso.
Malvas silbaron a lunas nuevas
que solas trabajan
por mis duendes y hadas,
Sílfide es cercana
pero en mi parcela no bulle agua,
meseteño azar sin parpadear
castilla me dio su paisaje,
yo sólo le devuelvo
flor y forraje
acaso no es bastante.
Mi endrino debe despertar
en hojitas colmar,
y espina declamar,
Ángel mío,
he enterrado mis demonios en mi jardín,
tomatillos del diablo
apoderan mi solana
solanum nigrum manifiesto
vive ya tres años un hinojo
latiendo el sol,
esperando un ramillete,
estrellas blancas en curativo ruego.
Sapitos se descubren si se levantan piedras
lagartijas en doquier,
salamanquesas y desde un erizo
alimentaba mi melocotonero,
culebra bastarda por aviso
bufó a la luz.
Tordos músicos no se cansan
en búsqueda de lombrices azules,
pardillo guardo luto
por ser difunto, en garras y dientes
del instinto de gato que cuido,
monte iluminado bajo luces del pueblo Clavín,
en sus faroles y luces dormidas
espero visitar su iglesia
como en sueños
desvelaron,
que el sufrimiento
tiene reino.



El Castellano

ESTRELLA DE AGUA:

 

En plena sintonía,
contigo, mi pensamiento,
una eternidad sin azogue,
turbado sino,
penetra ya en voz,
oh grandioso vestigio yerto,
lago con río de espíritu,
cantos ceremoniosos olvidados.
Ceniza de hálito inmortal,
cumbre de nervio asido,
arrebatada de cal
en canto seguro,
suave, dulce, líbrame tú amor,
sin viento obscuro, dame tu mano,
abracemos el sonido,
sin mortal premura,
alcemos vuelo
por seguridades tangibles,
deseo ruboroso, digno,
inexpugnable,
estancia filial que llevó el suelo terreno,
entre olas de mi sangre hacia tus latidos,
musa cristalina enervada de agua,
avanza mi resonancia agreste,
prestancia digna de sentidos,
si voz ocurriese a tus manos
me trasplantase,
eco de caléndula,
y mar de tu hoguera,
vencedor de negra ceniza;
entre luz y cumbre argenta,
tu raíz salvaje apunto,
mi suelo que tiembla su verde acento,
empapada tú de consonancia,
impar, verdadera, trémula,
verdecida en turquesa;
eco de tu agua,
mis labriegos primigenios,
canto a la oscuridad serena,
me surca la visión sin sonido,
áspero esplendor redimido,
amor de espejo no tiene ni habita cura,
canto a tus manos
que encontraron de mi felicidad
su cordura mi golondrina.

El Castellano

Nocturnal presencia:


Cándida la somnolienta esencia
en diáfano sueño arrobada,
helado páramo,
milagrosa noche,
del párpado del cielo tejida;
borde de nido que crascita
cuervo señor,
todo alba de la inmensidad arrebatada.
Luna sin fría luz no sucumbe,
toda alma,
unión de helados astros,
escalo su estela eterna
en escalas de universo amancillado,
oh mi estrella,
oh mi Sol justo,
sopla tu hoguera dormida, eterna,
ángel de tierra,
en brazos de umbrío tomo,
profundiza que jabra nueva tierra,
encumbra
deslumbra mi oscuro parral,
en raíz con romo halo,
vida del inframundo,
somos yertos,
somos del material que lloran
las ascuas;
somos más fuertes y duros
que el bronce,
vuelo de alma
estampa eco del abismo superior,
fúnebre y sigiloso bebo su piel de arena,
pliegues profundos de horizonte,
Almanzor del mismo dolor,
que abre el milagro
la primavera.
Oh Ostara tiéndeme tus alas,
díctame un camino de tierra que debo seguir,
abre del espino,
una amarilla caricia
en luces sin ocaso,
ni estambres que lloran regios los tiempos,
abre en flor llagas de brezos que trepan los cerros,
arrecida tú
por cuanto aman estos ojos.
Suave densa bruma en eternal fuente,
vuestro abrevadero y caldero,
oh mis castos dioses,
estudio, amparó ella un canto de noche férrea,
y luna madre endógena,
miro su espectral sábana,
encuentro sosiego del pavor erizado,
bajo el signo su luna azabache,
las sombras laten,
las oscuridades
lloran como rocío despertado,
en mi demonio de flores,
o estramonio,
datura solemne,
higuera del demonio,
truenan las trompetas de los ángeles,
las sombras me reconfortan,
me regeneran,
sin celdas ni salmos colgados,
oh saeta alada,
una sinfonía olvidada,
por atravesar toda sangre yerta,
es un yacer de mi dicha,
un enervar de aura,
como es arriba es abajo,
quién conmigo me arregaza,
quién sube bajando al averno,
y muerde el suelo,
en un destino incierto,
alabo a esta noche tramontada,
desquicia enterrada,
todo el sendero reluce
una vespertina siembra,
enterré mi dolor,
socavé nubes que plañían
por azares inciertos lumínicos,
entre oscuros conciertos,
ven a mi error inmortal,
consonante arrebol,
tu cariño no ruego,
tu terneza no desnudo,
la verdad
soy completo,
yo no salgo perdiendo.
Quietud de éter bastardo,
veo vagar propia ausencia malva de opacidad,
sombrío relámpago
avasalla que te ama,
esperanzado rumor sordo,
idiotiza lo que no debe,
viejo canto oxidado redime,
vine por tus voces,
me olvido perenne;
voluntad de mi latido en tu cintura,
siente mi árbol de ceniza
y mi colmena de estrella pura,
una rosa tuya azul que no cabe
por la ventana,
con cristales anublados
trenzados de telarañas,
chopo forjador,
estaca de cielo,
álamo señor,
yedras trepan su olvido,
aventan la solitaria montaña,
entre tomillos y espartos rodean carrascas, encinas
en flores de piedra dadas a un verde nupcial
que viste suelo terreno,
cuchillitos de hojas
en filo reverberan,
una alegría fecunda
del pastor luminario de astros,
sollozo ciego,
en la plaza de mi espina;
repecha musa mi sola ánima,
ateridos mis sueños,
eternidad divisa
su mensaje errante.
que vine a quererte allá
en la vida bajo tierra,
en espera difunta,
y labios azules,
grácil voy que estoy que lamo el suelo,
insigne bajo raíz sangrante,
y lirios de tu cuello,
ciega ya la mar,
años atrás mi perversidad dictaba,
hoy sigo senda,
del son de los secretos húmedos;
verde gota
savia regentada mi pena era,
acuso le sigue
capataz de tormento asido
que no vendo ni de él me libero,
sol, hijos litigios en libros, me da
y alumbró.
Una sed de mundo que
este difunto vivo, habló.
Acostado frío, hijo mío,
estertor de mi alma,
mi rosa en espina crucificada,
cal de mi esqueleto labrado,
oígo mi río ceñidor de nuestro averno,
desnudo tomo
que presta almazaras llenas de olivos,
corazón de sangre oscura,
brea de llama perdida en ceniza,
suspirada espuma sin cielo
ni sol que su oro me cubra.

El Castellano

FINAL
Miguel Esteban Martínez García
Pseudónimo: El Castellano, Förüq






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