viernes, 12 de agosto de 2022

ODAS SEMBRADAS























 





Odas sembradas

Campos y emociones:

Guadalajara te recoges
en la loma despeñada;
cumbre de valles dormidos
y turbiales del Henares,
agitas ninfas en sus aguas,
al hervir de álamos viejos
arribas calles entre mocedades,
tus retamas de parajes
arden.
Eclipsando antaños
de la perdiz sujeta,
surcos de aras tus uñas hacen;
vestigios de que el poder pudo,
caminas descalza los años fugaces.
Niebla asciende tus iglesias,
reposa y tus gentes
la despiertan,
al otoño que no quiso venir
te hablo como un hijo a su madre.
Cúantos siglos quieren
tus adoquines terrenos,
asidos de hoz
y colmena de tus abejas,
un descender de la vida
entre corajes de encinas
y oscuros soles
que abren de tus parques las fuentes.
cuanto yo he conocido
de ti, es poco.
como infante en tus nidos de tordos,
no te quedaste en los hoyos .
Cimientos te desnacen la entraña
del ayer carpetano,
por cuantos siglos de comulgaron,
hija y madre alcarria,
entre mansedades de hermanos,
sabor de chopo inusitado,
helor del antaño,
resplandor de verde militar de ciprés;
olmo sin fondo ni tajo,
córvido nogal de tus insepulcras raíces.
Miré hoy mi espejo en ti abandonado,
y no quiero desenraizarme
de tu pálida tierra,
por cuantos te conocemos y te conocerán,
fiel canasta que nadie llevará,
tu sonrisa jamás apagada.
Al tiempo que abrirá.
Tus labios que juegan y se tienden,
hermanos de mi trilla,
hermanos de mi arado,
labios visitando acres de blanca tierra,
por callejas y cuestas de dulce idea,
levantas tu dorado cuerpo
de mujer esculpida,
por cuantas piedras te tejieron
en armonía quiero susurrar a tu belleza innata,
que juega y rie descansada
en la música de tus álamos.
Ríes trayendo tu canasto de mieles alcarreñas,
juegas con quienes hemos depositado en ti confianza
de vivir en el sosiego de tus senos
que guardan los siglos
que lleva tu entraña erigida.
Mirlos enredan en tus cabellos
sosiegos mañaneros
por cuantos te conocemos
localidad de luz,
que abre su remanso
al Henares y sus espumas,
creación no creada,
nacida por cuantos te conocemos.
Cuartelillo de tus fervientes chopos,
riges tu guarda en tus lanzas de cipreses,
abriendo tus campos al cernícalo señor,
y a los estíos chirriados
que el alma te acogen
¡Oh Guadalajara!

El Castellano

Río cuervo de pitanza corva
Vestido del risco tu nacimiento
negro en tu soledad de azabache,
tu soledad acristalada
por luces del monte,
tu idea reguero
que mi sangre lleva,
de enebro acincelado
tu cuerpo,
que se hunde y flota
de la roca
tu eternidad azogada,
huyes y ríes con carrascas,
sin quedar graznando
tu alegría.
Tu cuerpo de aguas sin ceniza
que la tierra llora,
recorres mi infancia lejana
sí esa que nunca acaba,
para yo ser del monte
y el monte ser mío
como piedra a su gamusino,
eres de la tierra
un dulce sino,
caracoleas tu rizada vida
de monte y estepa,
de árbol y raíz de tierra,
eres más que sístole
de romance que el alma enerva
con tus negras alas,
entre tus lenguas de plata
bañas la fauna
que a ti te alcanza,
por fresnos y hayas
riges tu templanza,
verdadera, que viste,
que enamora
ojos que te hablan,
abre amor tus pizarras
construiré mi casa
por el tejado de tus aguas,
para decir:
Yo aquí vine a vivir
bajo las alas del río cuervo.

El Castellano

Castilla:

Perduradora onda,
en cresterías
de la honda voz nacida,
tu profundo soto
de altas torres enfundado,
me esmalta la idea
con fragor de risueñas carrascas
las soledades del hombre ultrajadas,
agarrado a dulce señero inmóvil,
al pelaje esmaltan quebrizos
colmillos de umbrío tomo.
Cal y tierra entre follaje
de mi sierra,
pardas vidas me avanzan,
una oda al sendero
y su vida despierta
entre ojos de azores y sus ocres,
se siente, se añora,
se enraíza,
esto es Castilla,
esto es el flamear de una cerilla
de sangre henchida,
linde quieto de tierra madre,
por solares tu voz se despeña,
sosiego que tu linde oculta,
lumbre de entrañas
en quietudes de escarcha,
lento fuego ciego
de sonrisas del alba,
quédate, libérame este haz eterno,
quédese mi piel segura
al retorcer del castillo de Almansa,
honda tumba para tu belleza desvencijada,
entre piedras, y caracoles de astros
tu espada,
patio en sobriedad de tu tarde,
robusta flor entre Ermitas del mañana,
un talle del pueblo
sembrado por tu cúspide naciente,
sueño en fruto
carmesí sangrante
de tu corazón de amapola venidera,
dorada al cantar de espigas
y su mañana,
honduras de vidas
labradas cepas de sarmientos,
acoge en tu alma
este fiel ofrecimiento,
Castilla mi tierra, mi vida,
mi eterna semilla enamorada.
Fiel disparo entre acordeones
de encinas afligidas,
un marco difuso entre colchones de grama,
perdiz entre perdigones viajeros,
voy a tu encuentro,
me hablan fuentes y abrevaderos,
como tus tierras
hacen el amor con parajes dormidos,
respiro tus frías cuchillas
que entre clavos me marcan su herida,
fiel de caricia bebo la sombra
en tu calma sin despedida,
un trino quiebra el silencio
en blanca dama me avanza tu cebada,
un calor presto de caballero
a su dama hoguera,
servil entre abejas
y sus mieles alcarreñas,
tejida, lista,
vaporeada tu siembra
por antaños cobijan tus azadas
solariegas.

El Castellano

Tierra de encina:

Encina carne
y cuerpo que en ti
el campo hizo;
emblema insigna.
Follaje recio, duro,
inmoble al transitar
del viento.
Sobrehaz madre natura
de pedernoso azar de catedral
que de ti hizo san Esteban,
parda encina te escribo
desde el reposo del hombre fluyo,
como sangre me sostiene
en manadero de tu lecho de tierra.
Apretada y densa
lloras al camino,
no caes en invierno
ni te desdibujan heladas,
soles de siglos
doran tu espada,
árbol férreo
de arido horizonte,
frente los ojos,
viejo monumento
que sacudes,
el alma de la roca.
Brotada del mismo fuego pareces,
oh parda encina,
yo a ti acudo virgen
que en tus hojas veo pulcritud de estelas,
puntadas de unión de cielo y terreno,
en ti campo se hizo,
de tus lagrimas otorgaste flores la tierra,
meseta navegas con flor de piedra,
árbol solemne tú eres,
a ti rindieran cantos
a ti rindieran cuchillas,
campo de víboras
has pisado,
espejo de pueblo eres
que guardas reposo
y pasado.
Acoge Virgen de la Encina
mi canto manso.

El Castellano

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