Es
por este latido de tierra
que
mi alma no se encuentra
ni
busca destellos de cielos soberanos.
Otra
carne huye,
otros
ojos, otra sangre no adhiere,
destino
trémulo,
voraz
de
pestañas
en crisol
de
soles pudientes,
disfruta
el idioma del silencio
que
yo estoy danzando en una canica,
por
cuantos relojes me han marcado
la
frente fría acrisolada
en
fugaz idea escita de sombras y niebla,
falange
desertora a dirigir razones,
entre
corajes florecientes
y
sus ababoles que arden
su
sangre de tierra joven.
El
Castellano
Golondrina
Dulce alma, no hay miel fruto del amor
que
te crease,
no
hay cielo ni cigüeña, que belleza de tu tamaño
entornase,
al
cristal hiriente alzo
mis
agravios y señales,
dignas
del carrizo del mar más sereno,
encumbradas
pestañas
que quieren mirar,
altos
sotos sin hacienda
siendo
naturaleza,
desdén
erosionado cabalgas
una
sempiterna luna de plata
cobija
mi sentir en tu caracola
de serenidad
repleta,
al
encuentro que te presto mis ojos
y
me devuelves dos flores,
altas,
soturnas dignas de tus bellas frondas
por
las que perder a mi gato negro
y
algo más,
perder mi tristeza, por tu risa.
El
Castellano
Y de ti, por tanto, doncella
es la tierra tuya,
me llevas a ella reclinado a lecho
de flores y silvestres alhajas,
entre cefirillos de plata,
y almazaras entre tinajas,
me junto sí a tu letra
no de moscardito me pego en trampa,
socorro de odiosos palabra,
mi sin vivir corre que vuela,
tranquilo junto a ti marco pulso,
marco sino y estrategia de baile final y
asalto a dorado aposento el Valhalla;
me ofrezco de hombros
para que puedas contemplar mi vestal Hispana
en llamas a lo alto,
de pulcro impulso y defensa,
aviva la flama
te brotará tinta y espada,
no me apresa el rústico pudor,
la libertad no muere,
un designio salvaje
es mi amor,
vida marcha
muestra el camino a juntarte,
pon todas las artes a tu alcance,
estoy besando tus pies de jara.
Förüq castellano Miguel Esteban
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