Voz de tu preludio:
Eran dos voces,
se querían ambas entre
dos labios,
eran como azules
sin helada madrugada,
una sangre agitada,
sí dentro de la noche,
se deslizaban como espinas,
entre flores álgidas,
melodía de perro afónico,
y luna plena,
fugaz melancolía,
era la voz hembra,
el brillo se conjugaba
de secuaz beso nítido,
rostro en hora,
giraba flotando como fantasmal,
sábana de anhelo pertinaz,
un valle estiraba y tus gemelas,
reflejas piernas, bulle y besa,
hondo antepasado de diente afilado,
y lecho de abrojo,
arcaicos deseos se conocieron,
bajo mar y hondo terreno,
beso de intimidad sola,
de extenso horizonte,
desecho el sótano en luz
que amuralla,
poniente de carne de cristal,
y pluma en abanico llameante,
labio de quietud ,
escarlata hoguera por ocaso
del lobo mesetario,
que buscaba luna y entabló,
del cielo regia sequía,
silencio que oigan,
dos voces puras,
se quisieron,
sin forma anhelante,
como el poder nunca pudo,
y la creencia,
sin exacta ciencia,
sabía que impulso no dispara
tres veces ni a revés,
tiene, ni blande retroceso.
Oscura música que en perpetua,
sinfonía,
soledad cantaba,
su silencio de cristal.
Y tierra levanta,
Förüq castellano Miguel esteban
Númenes asocia y respeta;
con silencio espectral, la muerte,
en blancos corceles,
de huesos bellos,
hados dan brillo a tu belleza,
que perjura, rinde, y somete
lluvia entre maternas cenizas.
Brota el testigo del falso juramento;
se baña en fuente, de leves ninfas,
prisioneros hace el hechizo
que metamorfosea
la callada noche,
que orna el cielo de fantasmal rigor.
Signos que ríen feroces,
a la sangrante piedra del destino
que hondamente negrea,
sopor entre las voces.
Jóvenes siervos son.
Lares propicios a dioses.
O saepemecum...
Aguza mis saetas, incansable,
entre espasmos, relámpagos,
un destino atronador.
No limaré salvo mis huesos,
testimonio mudo, del mineral de azabache,
entre calderos de estrella y estelas breves;
por gemas de verde jaspe.
Grosfo me guardará el latido,
este caballero proceloso,
ahuyenta, las zozobras,
en lentitud de los días,
combato, gallardamente aguerrido,
altivos rostros, sucio suelo, tocan.
Fuga sin escudo,
sacrificio del torbellino,
junto a mi laurel reposo
con mi diablo de flores converso,
de un tiempo que servil ya no yagaba.
Förüq el castellano
Cantos de tierra:
Solitario bogo,
aterido soplo de la montaña,
pastor de tus astros,
torres de nidos de tu saliva,
perfilada tu sombra me acompasa,
mi sayal remiendo
entre sedas
de moreras de ensueño,
olvidos me trepan por enredaderas,
tarde en la tarde mi esperanza vive,
si soñase volaría a tu vera.
Sol este de oro
ciñe mi álamo negro
y su esmeralda araña,
cumbre te nombra
en la saeta mi oscura golondrina azabache,
traerte conmigo siempre
eternidad risueña, melosa
sangre de mis dioses.
Señora tú de silencios
y sepulcrales vértigos,
no amansa mi fosa
la dulce azada de metal soporífera,
carne y cuerpo
mi rigidez de pluma,
lírico trasnochar.
Claro cristal entre paisajes,
ceniza de recuerdo
es ella, recuerda,
aire desnudo fama de estrella
inviolada,
mi musa bella,
un azar flamígero
que no pido ni alumbro,
no espera
ni las aguas de tiempo inmenso,
jamás complacen.
ay día, rosario terco,
deja ya la gloria,
grandeza en amor
se llamó belleza,
lastimada mi carne desvelada.
Gusano soy
que hila su capullo,
tejiendo desde sentir interior,
mi vida en serenatas blancas
levantaré,
su fronda,
inabarcable vergel primoroso,
cuenta mi linaje
alas ignoradas de mi pecho.
no podrán tapar en vida
mi silencio que aflora.
El castellano
Terca mi sangre,
tiempo del frío río
inmenso, todo dado en espinas
su rivera,
por ciega neblina bajo
con tabaco precoz,
pienso,
todo he soñado
para el letal lecho del olvido.
Mi temor sorprendido
alega que no existe;
vida o belleza,
ala o metal cansado,
gloria de grandeza, ¿Dónde?
mi tabaco de neblina
ahonda, penetra y surca
la esmaltada silueta de tu figura,
por mi caricia ruda
y el agua afligida,
admirarte yo cual fugaz garuma,
anisado vive el cielo,
nuestra blanca estrella
mineral candente
refulge su luz desnuda,
por vespertino son
de todo lo que tiembla
como abanico de mi pluma.
El castellano
El principio estaba en la colina.
Un hecho,
claridad de brea encendida,
o, transparencia de pez de cristal.
Timón enfurecido
que tormenta iracunda tizna,
cuervo en el alma
mi ser alzo, prendo,
mi idea luce
cual hollín de azabache tuviera,
gragea mi voz un crascitar
de mi señor Baco,
persona de garabato nombro a sombra latiente,
acaso opacidad de materia cuidase,
sacrificador mi tiento.
Soneteada su parda sepultura.
falte mi ley, sonará la albilla.
Diablo aguador mi buen luciente;
cordobán, recuerdo de soleta,
no me faltará maceta,
parnaso que ya cae asaetado,
cisnes negros,
de apolo,
cuidados como vellón descendía su grajo.
Musario monte yo he sembrado.
yo, pensamiento y porfía guardo,
me los retiemble
el sol lucido,
ninguno estribe
mi mesura,
señora, valerme quiera,
ni peligroso
el tiempo bárbaro se me pareciera.
Förüq
Insondable, la luz
de tu impalpable seña,
guiño áureo al latido,
insubordinado, labrado
en madero de este hierro,
ya dejó de ser infamia tornasola
en ascua de piel borrosa.
Ensueño alado te alzo
mi musa en estridencia recta,
develada, reveladora senda
dictas que afliges voluptuosa
cuan cerilla arrostra mi alma,
rebulle tu sueño alado
de golondrina azabache,
no perturba mi paso
tu luminoso azar encorajinado,
en sones del capataz del brillo primero.
Arde no se colma mi vaso,
al cantoral
fraguo férreo lazo,
indivisible alianza, comunión
de ambos argentos astros,
como entrelazan alba y ocaso,
pura seda mi correr
de atleta precipitado,
arrostró
mi piedra espectral,
tu brisa ya nunca más fría.
alumbró mi sien
el fractal de frágil leño.
Y desveló que todo es y fue
más que un sueño.
enmudecida siembra tu garganta
lamo la tierra boca a tramo,
tu raíz salvaje me toca,
como verde planta a tu corazón invoca,
silvestre y musical nuestra rosa azul canta,
henchido de tu voz voy
mi doncella escarlata.
El castellano
oración a la misa del alba,
revuela una golondrina,
esquiva los ramajes
amenizados del fresno,
abre monótona brisa
una caricia de tierra
por el misario cerro,
carrascas afilan allí
sus flores de piedra
para dar sus bellotas,
ya escondida la luna de seda,
aumenta un zorzal su trino,
sube entre rayos de sol
la espuma de un desnudo álamo,
a su raíz un precoz mamón
sonríe al iris de nueva luz,
un grillo chirría su nota
en melancolía por nuevo cierzo,
la encina secular
no pierde atisbo de rigor
en follaje,
como nervudo verde
que no llora,
la retama grita al esparto
que su amarillo impera,
plegaria entre verdades del monte
un nuevo esplendor
canta la paz sepulcral del campo,
como luminaria entre río reverdecido
en tapiz de terruño arado,
aria dolida en arrebol
de sollozo verde,
lento abre su retoño la tierra.
Entre vid de nueva espera.
El castellano
Quiero mantener
mi suerte segura,
como hondas imágenes
en frío lacustre.
Agua de labriego sordo.
eco en árbol de sigiloso azar.
Hombre al menos
en terrazgo seguro
al pie de bandoneón,
clavando cigarra
a su escarcha afligida,
manos trabajen
la melodía
a tu voz morena.
primor en viento
de mi sepulcral prestancia,
tierra o ceniza
eternal mármol turbado
de vida atada a tu vida
y perseverante esencia.
árbol de luz y acento,
revuelo a tu son
el mundo no trasplante.
Dulces sueños
sones flamígeros te aguarden
en su seno.
suelo en miel
de nota obscura,
guerra, oh gran momento,
rizar mis ascuas al viento,
hoja que tu filial enmarca,
verdecido mamón yesca,
invadido por substancia
de tu irisada voz en letra fraguada.
Resonancia de altivos lares,
fecundos...
Llevo verdecida mi sangre,
asaltando el trigo mis ojos,
palabra con sonido
eterna herida
Resuena que sigo en ti
como aromo de flor
y curva pitanza corva,
redimido a la abeja
el avispero ya no zigzaguea,
abre cariño tu senda,
nácar dispuesto y frágil
al candor de mi cóncava vena.
Para cosechar mi pena, mi cruz
y mi condena.
El castellano
Primavera tu hoguera:
marzo 09, 2021
I
Tu solo espíritu
de alto cielo,
preside mi honrosa vida.
Feraz raíz insobornable
como dicha falaz incuestionable
devienes primavera.
En joviales muslos
y lozanas alegrías.
Levísima, poderosa, atónita,
en alas mi Golondrina.
Alzas que me sublevas
a beber de tu fuente inarrable.
Rayo celeste, vital,
frente la tierra, todo cánticos.
Crear tu azul gloria,
es soñarla, como sueña la orugüilla
volar en alas montadas.
Azul, verde, amarilla tu sonrisa,
seno turgente mío erizado
donde te guardo.
II
Me palpitas de rubor
a espada rompiendo,
esquelas y señales, sin esquemas
avanzo este humo de bolígrafo.
Mi árbol en piel saturas,
lentamente, como llueve sobre
noche de suelo mojado.
Cargado voy en verde savia,
pujante de tu hálito
fugaz, repentino, ingobernable,
como luz derretida,
y agua batiente.
Como piedra o calor esponjado.
Permite te escriba,
vomo se habla a la muerte,
para enamorarla.
III
Suspirante desliz estrellado,
aristas como filos un rubor
franqueza, de honorable sabor.
Embeberte, es de liminal
vértigo de espadas.
Atrevida, de hermosa, sensible azada,
sacas mis penas y alegría se erige,
de este tu muchacho desnudo,
que jura te amó
un día en penumbra
para así, por fín,
no perderte nunca.
Arena vívida de vergüenza
ausente, melodioso tu amor.
No aplaco, le custodio,
como mi vara de nardo
en lecho marino.
Förüq castellano Miguel Esteban
Memorias frías:
Usurpar vestal en llamas,
clarividente hechizo,
usufructo de solas corrientes,
como vertical latido
auge de todo lo que elucubró
llegar a ser más que desliz pasajero, temporal.
Como signo arcano,
revoloteando que ungido,
vestía pliegues y orillas,
de nácar y estela atemporal,
como higo del demonio
y mezcalito.
Era solo desquicia labrada
de un placer atónito,
en aras de trinchera,
y remembranzas todo lo que te quiero Musa.
Con topo, invención,
u fulgente espía.
Era solo gritar,
te necesito más que en tinta
y hojas papel infausto.
No creo sobrevivir al ocaso de mi error,
o quedar relegado a cruel olvido.
No se puede nadar en ojo remolino,
aún sea espira de vértice
y entraña desangelada.
Este remolino fluvial
que me absorbe y navega mis venas,
Oh mi turquesa,
en crisálida, de cristalina esencia,
planeo la noche,
vestida cual azur hermoso,
reincido, no deseo ser clavo sin martillo
en tu destino,
ni espina sin rosa malva,
como rosa sin cruz acaso es logia,
acequia sin agua ni arada tierra,
es el verso sin destino,
destinataria eres,
por ser armada mi soledad,
Como densas calzas un cruel devenir,
en grilletes condición
impuesta por sistema,
sabiendo quién soy,
simple y llano un hombre de bien,
que bailen su mentira médica,
diagnosticada por cinco días de insomnio,
que libre no es quien pide ayuda asustado,
le condenan vida entera,
a su negocio de remedios.
Förüq castellano Miguel Esteban
Númen mis dioses:
marzo 08, 2021
Al soberano fulgor
rindo mis cuentas,
al plácido pie de manantial
en fuente sagrada rebrotado.
Trompa que conjugada
con los clarines que sólo
las guerras apremian.
Por cielo medroso
tocaré la lira
en serie los vates líricos
enaltecido yo, tocaré raudas estrellas.
Enaltecido yo, por primavera tangible
y su aciaga, pretil gesta
de lluvia sembrada.
Yo, funesto hijo de Pirra
impetuoso príncipe en templo
de la Vesta.
II
¿Cuál quejosa sierpe,
viene a morderme?
Ojalá mi diosa regrese
ya al cielo y refulgente
guarde estrellas en los rediles
que alumbren al padre de los vientos.
Mi madera de ciprés,
y triple lámina de bronce.
Oh, funestas Híadas.
¿Qué clase de muerte apremiáis,
al que contempló sin lágrima ni pavor
vuestro final sin principio anunciado?
Mudanza no lloran
mis castos dioses.
III
¿Quién osado, el que
me resplandece sin haberme conocido?
Falaz sierpe viperina,
a pared de templo ofrendo mi fortuna
que escribe dignamente
glorias sangrientas
en solemnes premisas
como feroz soldado
hablando en escritos
valiente y vencedor sus enemigos.
Lloro mis sinuosos arroyuelos
sanguinosos como hombre
de cielo oscuro.
Förüq castellano Miguel Esteban
Rauda estela:
Surco de noche
ya se retira
sonando el día
y sus rosas heladas
de invierno,
iris matutino
clamado
en este fiel olivo,
surca mi sangre
entre verticales filos,
mi gris vencido del alba
serena, más desnuda
que la transparencia
que el azul afila.
Se clava este verde
militar de ciprés
como cuchillo enervado,
y su canto
en estos sigilos de chopo,
cargo mi revolver
naciente del verso
por un sol de plumas
cae fusilado el aliento,
algo que clavar
al firmamento
héroe del norte
de mi silencio.
Fantasmas
del imperio perdido
su bandera del tiempo
dormido.
Fúlgidos nervios
cabalgan los acres
de esta trinchera
donde mantengo alerta.
Jauría de sienes hendidas,
con fauces somnolientas
quise ser siempre
con esta mente,
profundicé el idioma
de la flor,
hablé con la tierra,
aún guarda mis abrojos
sembrados.
Entre brotes verdes,
impacientados,
aguardan el bravo
crepitar de la tormenta,
y sus besos azules.
Ahonda esta vida
silos del demonio,
simientes oscuras
de malas yerbas.
En este campo yermo
crece mi ilusión
que no me siembren
el dolor,
seré como la flor
soñaré con las piedras,
reiré con abejas,
jugaré con el viento
como la vida grita.
Ahora que la mañana
consume los suspiros
ahogados,
ahora que el cielo
luce sus corceles dorados.
Es por esta pizarra
que me habla el río
me habla qué más
que ser agua.
Deslices anudados
entre corajes florecientes.
II
Voluble cielo
crió tu rauda ala clara,
próvido planeta
de florido consuelo,
por su sol fúlgido lucido.
semejanza quiere contigo
corona el día por aspilleras suaves
las glorias que descifra tu nombre,
sublime en altura por quier
anublen desventura
por mesura,
encumbrarse la ya satisfecha
estela endógena no osaba,
realizada dispuesta
en manos y cruz de Apolo.
Amante lebrel
de sentenciar causa y retiro.
Aragua tribute el franco templo,
inimaginado,
con peñascos y mi arroyito,
alevoso corredor
robusta bizarría
entre furor de tus solos labios,
felonía de caverna umbría,
retiemblo atónito
sorteando fieras,
amansando mustia frente,
sacro fuego tu esplendor
contigüa.
Entre tus cauces férreos amada,
quebraste tu saliva y mi lira,
¡Oh musa, tu encanto
no me retires,
Batida mi hada,
pastorcica de Castilla,
invencible d'esta dicha.
III
¿Acaso dormiré la noche?
Se callarán los susurros nocturnos,
el blanco cielo ya no acostará plomizo,
su letargo de otoño aguarda,
taimada mía no marchites
mis leves hojas;
No todavía.
Ampara mi dorada yedra
escucha sus notas de savia verde,
abre y abrirán rizos
en acristaladas fuentes.
Allí el clarín entone
enamorando a la dama del lago,
serpeo mi suerte cuando me dictó verte,
común lache yo perezco
en brazos de mi lejanía nunca hayada,
a ti entrego mi labriego,
inquieto, escita de su linde quieto,
aplaca mi bajel de ala irascible,
relampaguéa incesante
alta como la luz etérea,
perenne que yo estaré atento
para osar y no desprenderme;
perjura, retrocede, y avanza
alzándote por falaces bocas,
que desaconsejaron
y creíste amigos,
no poseo yo almendro
de almendrás de oro,
pero todo se dará,
sin caer en el vulgo,
mi sed al menos procuro,
es la sangre cándida,
arremete, marca su cántaro rodado,
blando, una solitud escarchada,
a la que se desea tras todo estío,
lisonjero de tórridas llamas
secuaces del terreno.
Hoguera me tiendes la llama
sin rendir tu escuadra,
preso tiembla el morir noble.
Peinadas parras de la sombra,
tupida vida que acicalan
acariciando al rey Sol.
El Castellano
Catarsis:
marzo 05, 2021
Verdad
quién te encontrase,
tu idea eterna perdida
mi vía para cerrar los ojos
ausencia que revive la voz
iridiscente abismo de color
perder conocimiento
introspección del vacío
perpetuo de locura
ausencia llamada dicha
gozo del millón de caras
invenciones
deseos
inspiración del rayo de Sol
sueños en la realidad incendiada
seguridad tejida
a través del cielo
sueños del alma
donde cada sangre
grita su libertad
yo no estoy hablando
ni tú escuchando
puedo verte sin mirar
escucharte gritar
mi momento llegó
las promesas derritieron
quedó el sentir añil
de quien fui
sigo el final de los días del hombre
despierto para caminar al Sol
cargo en la espalda
mis pasados pensamientos perdidos
asedios de mente
blindados de quien quise ser
desierto embalse de recuerdos ahogados
sangrando el ruido del destino incierto
quedó ser yo mismo
el caos en esencia de sí mismo.
II
CATALEPSIA Oda a reina Musa:
Catatonia madre de impresión superior,
que encumbras musa y te encumbra de este nicho de bronce,
lápida con flor de silencio,
Oh Catatonia,
flor de muerto de esquela en sangre viva,
yerto circulaba de aflicción,
en oscuro tapial primero,
al suburbio universal,
señero por señal,
de mis signos yertos vitales,
te ensalzo sangre,
que amurallo tus sones vestigios,
piramidales,
titánico siembro,
el númen victorioso
mi gesta,
vestal de cuervo Förüq su madre
Oscuridad, sacerdotisa.
Del tercer orden las cosas habidas,
dilucidadas extensas.
Queda solear, este solar,
de letra perdida
hasta atronar mi vuelta a la novena espada,
que el guerrero Miedo,
me conocerá.
Para cantar mi victoria
de todo parco lugar.
Förüq Castellano
III
Mira mis ojos,
es lo que no reconoces,
el verde metálico del gris en turquesa bañado,
el azur dentro de mi noche perenne
sobre la copa mis árboles,
te hablaré como el amor flagrante,
que exuda, que dirige sin parca compostura,
sin directriz,
no sea complacernos Musa,
oh, si osase tu gemida ventura,
oh, si elucubrase tatido feroz,
de alma a pecho,
de carne a víscera,
no se desdibuja osadía,
en alarido interno,
ni mi sentir cae disuelto,
sin tu cobre mirada que electrificas,
saber preso en tela d’ esta araña,
hemos venido por el miedo descalzos,
canta el mirlo nunca de nuevo,
osará la mentira vestirse Miguel
de tu realidad falsa,
ni la mentira verdadera
dejará de ser mentira.
Vengo de sones de abajo,
mirando alto,
necesito tu oscuridad para recto poder dormir,
necesito sueño para embeber tu cuerpo,
hasta esencia sanguinosa,
oh, granate sangre mercurial,
dame espada.
Regiré alarido vestido,
de florestas y azares,
sí con sabores a mujeres desnudas,
será la tierra tu piel,
cándida, ensoñada,
te abrigaré hasta el sentido,
que llora nuestra subrepticia
nuestra noche llorada,
el tiempo derretirá,
habrá premisa de arroparnos en vivos colores,
vistiendo infiernos de flores,
sólo será cenit y dolmen de placer expuesto,
como alma que encuentra cuerpo,
como verdad y templo,
función,
y sierpe de sangre,
aleteo precoz demente,
ser pez de tu cristal en tu espuma de vientre.
Förüq castellano Miguel Esteban
Pacto de tinta y sangre:
I (2020)
Tiempo brillaba,
colgada su tela,
la araña.
El impulso difuminaba,
que de bruma sujeto,
sólo era distracción,
de mi verdadera pretensión,
alzado el mordisco,
tu piel diviso,
pacto en sangre
que avivaba yerta idea,
en eternidad sujeta,
no era tatuaje,
ni seña de propiedad,
carmín de sangre,
y fraguar esencia,
su negro puerto,
nadie está aquí,
nadie allí,
pretérito tiempo difunto,
todo lo que espero,
todo lo que quiero,
ser de ti,
seas de mí,
unión tinta eje de sangre.
Unidos sin final,
de perenne comienzo,
y estela granate de mi sed que abrasa,
envolverte del nervio afilado,
deseo que corre, acampa.
Lame tu sola voz,
esta sed que late,
esta sed que no disuelve,
coronación me llama,
quebrada la sinfonía del ascua,
era un renacer sempiterno,
latente sin sepulcro vertiginoso,
ni mármol floreciente todo siglo.
Que a ti voy y sigo unido,
Fuego y luz, quisieron unirse,
relamo mi destino,
que no te busco,
te encuentro,
sin nombre es como te busco,
Reina de rectos augurios,
y compases húmedos,
todas ganas dictan
y envanecen,
tu lúgubre destelleo quiero besar,
deseoso mi camino,
un mar en brea,
una caricia, que en extasía,
siembra castro y lecho todas flores,
del reino sanguinoso, precede y procede,
beber tu vals, afilarte toda,
un erizar endógeno,
del interior relucido,
agotada la espera,
suspira por tomarte entera,
y dictaminar que me encorajiné
con fuste, fusta y motivo.
II (2016)
Mi alma anclada en gozo,
de que tú seas su ilusión verdadera,
quimera de piel y amable entrega;
soy tuyo hasta el tiempo
que me verá desvanecer a tu lado
naufragando mi barco,
hoy te visto de amaranto,
perfumada de rosa esquiva tu mirada,
para encender mi candil y su verso,
a ti estoy sujeto como el inicio del tiempo,
que jamás me verá desvanecer de tu puerto,
hoy avanzas mi canto,
para pintar de tu color su verso,
que ya no se retuerce ni retorcerá
muerto el beso,
queda servirte mi flor de hueso,
despierto,
despierto mi reino, vuelto el nuestro,
resumiendo el latido por ti confeso,
para resplandecer,
y que viva siempre nuestra luciérnaga de amor,
iluminando el abismo y su garra,
para ser yo quien te ama
mi Leana.
Quien te vistió el cielo
de todas las flores mi amada.
III (2016)
Preludio de tu posesión de alma,
está mi quimera dispuesta,
para relucir mi vida quieta y su estampa que inverna,
muerta la calma y su abrojo de plata,
todo lo que queda es ella,
vida para el telar de mi letra,
despierto el alarido y su estampa cuelga,
muerta mi araña es ella quien queda,
para florecer el viento flores de sol latiendo,
y su bello campo de amor por deslumbrar al rey lucero,
era o no era llegó mi tiempo
desnudo el tiempo,
me visto de cuervo,
para volar su cielo,
mis violetas nocturnas caen en flor
junto con mis sentimientos,
para acampar el sonido y su destello,
soy yo quien quebró para ella el tiempo,
el horizonte gritaba su amor envuelto,
lloraba una primavera de nuevo,
soy yo el que escuchaba atento,
fiel de su beso,
para mi no era invierno,
si su estampa relucía de nuevo,
era sin duda mi tiempo,
el de rajar el suelo;
sembrando mi aliento,
despertando al muerto,
trepando la ilusión
en su pupila de hierro,
desmenuzado el latido
quedó que yo vivo
por el latido
que me mantiene en vilo,
a ella sujeto y preso,
para florecer en ella el beso
y mi caricia quedar proscrita
a su submundo de los condenados
así como su estampa brilla.
Förüq castellano Miguel Esteban
Sincrónico fulgor:
Sincrónico fulgor: marzo 03, 2021 Prefacio mi entrega: Presento ante ustedes, abrojos versados, mi presunta creación, mi decencia en vals, abro portón inspiracional en tres, tierra, esto es tierra noctámbula, grillos laten, pasada luna llena febrero, adentrando número sagrado en Marzo, todo cambia, todo está cambiado, en la verdad. Nada por olvidar, deseo colmar, tibieza placer, jamás ya esquivo, repletaste y colmaste belleza intransigente en pulcritud del fuego de mis ojos, uno ardo, dos te adoro, tres fascinación cursa, repleto camino sin ser ni con altiveza de pasos destruyan sin honrar. Fase novena activa, oh legión, dame cítara, bajo que voy subiendo, permisividad infausta dictada a la milicia, porte sembrado, abrojos, inculco que descubro esta mi espina del Señor, donde iré por fuera de la noche, sendero a oscuridad magnánima, te estoy besando recuerda, bailo en tu densidead, si dead presente, miro tus vidrios, deseo sublimar imagen sí, en oximorón, cómo hacer base de mi pretensión particular, llenarte como me llenas de letra a mi alma mecha de luz que prende, incendia su oscuridad. Mírame estoy desnaciendo mi decencia, oh, maestra la noche, señorita escarlata, colcúlcame claridad en mi brea, pretendo amarte, tocar violín, limar aspereza y ser su cuerda yerta, grillos criquean, oda a luna sempiterna, en primavera climatológica presente, vuelo alto, como el momento, debido aguardo tu beso eternamente, al claro oscuro escribo, no estoy perdido hierro luce mi alma, esta calma que estalla, arriba tu horizonte Musa, blandiendo azar de nueve fieras, tres velas, y un candelabro. Dentro portal de tierra. Oh Lvgvs, he venido a servir a tu rebelión, oh, Lugh, oh Sol Ferro, ven dame luz, ven, dame sola arma convenza, oh Lugus, he venido a nacer en tu dicha, gloria, mi Tierra, diosa mi Luna semper, sempiterna, encendida, oh, gloria dame blasón, Helvetios, Mercurio, venimos a transmigrar, venimos a incendiar alma, arma y honrada amada esencia. Siempre te amaré, quizás y va a ser algo, nunca cambiará, te amo esta noche de penumbra, para así ni en locura olvidarte ni abandonarte nunca. Esteban er-lobo bohemio Förüq castellano a 3-3-2021 Miguel Esteban Martínez García
Cuerda yerta:
Estridente vuela la hoja,
devanando respiros cautivos
volando patios de arañas
de grises fauces.
Chirría el viento yunques metálicos
suena su desvelo por lomas
afiladas, al desdén de voces mentales,
azares corren su suerte
por grilletes y sujecciones retuercen.
En un jardín del otoño caduco
mi voz se descubre, sola, sola
como cuando nace la tierra,
y en su yerma plácida crece la amapola.
Cautivos espejos no reflejan lo que siento,
sulfurante sino condenado
para no ser yo ser él el que hable,
de sensaciones acristaladas
y pensamientos sin vaho
empobrecimiento deslizado
por aislamientos que libertad llora,
allí creció una rosa
de trocitos de papel y pintura
porque nada es eterno, esperaba ser real
aislé al tiempo con vacío seco
abrí las puertas de negros lirios
luces me afilaban asidas de momentos
decrépitos, sí estuve allí
en sus sopas medicamentosas
y para curar mi cordura nada hicieron
porque me llamaron loco.
Pero yo sé quien soy.
El Castellano
Orfanato de inspiración:
Recuerdos que llaman a un presente,
de zarzas de tu piel
con las que pincharse y enamorarse,
de besos en la espina del demonio
y nubes de calma dulce de ángel
sángrame las palabras bonitas
viento del sentimiento áspero florecido,
tersa de seda camino tu camino
despertando en tu templo de azúcar,
cabalgando tu incesante ilusión bebida,
hoy me encuentro clavo a clavo
con mi sueño que sembré en tu lengua,
escalo tus montañas
esperando encontrar el tesoro que arde,
que late en tu bosque de corazón,
escucho las voces de mi mundo torcido,
te encuentro las alas,
te alimento las mariposas,
hoy te quiebro el silencio
en el blanco cuarzo de esta distancia
que sintoniza que llora flores de niebla y humedad,
me crecen las cuerdas,
mis pozos se llenaron con tu saliva,
aquel invierno que te tuve en mis brazos,
esperanzas nos llaman a sembrar el nuevo año,
deshacer los siglos que nos juntaron,
quiero encadenar a la dificultad
en los grilletes del olvido,
hacer luz en cada oscuridad que tienta nuestra llama,
quiero desangrar estas rosas de sangre
y escribir el te amo a sangre y fuego,
acariciar tu pelo sentirlo entre mis dedos,
reinar tus pájaros y suspiros,
prender fuego a tu reino con mi cuerpo,
tenerte un poema en cada rama de viento,
tanto quisiera vida que solo te quiero a ti,
mi dulce sinfonía,
mi flor de cada caricia,
rocío de tu alma proscrita
lágrima que camina
en cada tambor de mi tierra
en cada arteria de mi voz que te encuentra,
mato el dolor con mi palabra de corazón
esta noche te canta mi pasión,
flor con flor semilla de tu amor,
agua de tu boca para vivir
quiero ser araña que te araña
esta noche invernada,
despertar nuestro sueño que reines luna mi cielo,
quiero beber de tu cuello,
derretirme en tus ojos de hielo,
mandar al cuerno todo intruso de nuestro desvelo,
abrigarte la noche fría
ser tu sol cada día,
renacer en cada semilla perdida
que nos brotó el aliento
en dos almas unidas en la eternidad del beso.
El Castellano y Leannán-Sidhe
Estameña flor:
marzo 02, 2021
Silbido de la sangre:
Claman verdades de la tierra
por nacer y resurgir
la quietud estameña,
sobre la misma tierra
el eterno ciclo de la vida,
como traje de la mujer soñada,
muerte en memoria hilando recuerdo vano.
Resurrección como caminillo de hormigas
por la soberbia de la simiente al albor
de sangre sin condición.
Yo soy por siempre
miel de infortunio desaconsejado.
Así como dura sonrisa y guiño besado.
Al azar de la existencia
efímera esencia del crepúsculo más sonrojado;
apellido y nombre que nada representa
como resplandor de la centella
vil chisporroteo sin sonar,
cargo el silencio y el infinito de mi verbo
a lomo de frialdad en escama
resopló en la montaña sin nombre
latido de mi húmeda lombriz azulada,
de mi tierra que jamás tuvo dueño
latido sin final
agua de manantial núbil destelleo,
va girando mi vida por enraizar
yo soy siempre
sendero de sierpecilla inútil,
con el manto de su desnudez violenta.
El eterno comienzo sin final
aullido del viento, arena en una gota de lluvia,
hoguera crepitando la tierra del volcán.
Río que acaba y resurge del mar,
ese soy yo siempre por despertar.
El Castellano y Leannán-Sídhe
14-1-2019
Resurgir:
Hoy las fuentes bullen
los ríos desbordan
las vidas dejan sus grises
de invierno y sonríen
al alba de la lluvia
que toda vida mece
sal al jardín ayer sembré mis ojos
esperando que la tierra fuese sangre
las raíces mi boca
y la planta mi cuerpo
para con longevidad imperial
llegado el momento
decir de este jardín yo no he muerto.
El Castellano y Leannán-Sídhe 14-1-2016
II
Sangre y muerte aplaco regio,
duramente como astro viril,
como amor estameño que canta a su veta amada,
en sístole de barretero,
abriendo surco nuevo en piquete,
trágica que ella así vino,
flor de metal desde el suelo,
amparo en destino reguero pulcro,
todo reguero que trueca su suerte;
por muertes de estaño fino,
enamorada dinamita que surca lecho,
un son que grita un baño de raudo fuego,
sin piedad de obrero,
ni réquiem apiadado por la tierra,
un raso enlutado de oscura piedra nacido,
concavidad de caseta y vals minero,
como sinfonía nocturna que abre yacimiento,
regreso y no entristeces,
estameña vida en cobre cubierta,
santa presencia
de altas colmenas,
y simientes que el tiempo avelan,
fontana tú, serena,
viniste al mundo
en la fundición de la primera Armonía,
sombra tú de planeta sin espejos,
turbiedad que no arrostra diamantes,
opacidad serena,
sola,
sola,
como sola nace nueva tierra,
gris fantasma
que velas tu brillo maleable,
rutilas cenizas metálicas
de todos los ayeres en cuerpo metálico, tangible,
sigiloso sembrado, tu vanal estallido,
a sacar de ti mina y provecho,
raíces pétreas,
tu sino de planta de humo,
copia sin espejo,
ni sombra acaso tu reflejo,
perpetua osadía
sembrada por el Cosmos.
El Castellano
Gloria oscura en auge:
Elevado trigal de mi oscuridad,
amapolas desangradas, río de sangre
por llegar,
de este confín
al inframundo.
Del pozo de Airón
va este celta carpetano,
Sigfrido en Alemania
nombrado.
Escudero del dragón Cuelebre.
Araña tejida en el ojo del lugar,
el cuerpo ama el frío caido,
deslumbrado, yerto de la pupila
con su telaraña montada,
en su palabra,
en cicatriz silente, doliente,
abrasada cual fuego leña abrasa.
Avanza mi trino comulgado,
vivo por la ley
de mi corazón invernado,
del suplicio,
al suspicaz verbo
por visualizar,
para su estampa domar,
en el cerro del lugar.
Por el templo de mi congelado habitar
gloria,
de este mundo cruel
jamás caigo destruido,
parco dulce tormento,
que mece de vuelta
al inicio del sentimiento,
jamás dicta su única verdad,
Luz es Luz
Madre de Oscuridad,
comienzo de todo.
Voy con mi caballo a cuestas,
turbado esquivo nacido,
cual linde deseado perdido.
Quiero encontrarte,
conocerte,
tornada quien tú eres,
en efecto y beldad,
amarte.
Ya te amo en verdad,
lleve donde me llevase el cante,
el umbrío, tibio,
parco hálito,
allá donde mi latido no cupiese,
te llevo en mi huerto
mi flor oscura,
en este invierno que el Sol
de amarillo la vida ungiese,
y la tierra en encina y esparto blandiese.
Gloria,
puedo empezar
sólo basta dibujar,
detrás de mis ojos
mi amada está,
llamada poesía a su entraña
de Gloria oscura,
vivaraz entraña retuerta.
Musa-araña dicte lo que es de ella.
El Castellano
Subrepticia:
Ese mi único secreto,
revelado entre celdas de leche
y rosas de sanatorio.
Su encuentro en estadía de larva,
o alma anclada en forma de éter,
forma concisa,
fuego en lágrimas mi sangre,
a dulce mordisco
te di de beber de mi índice.
Hoy, perfección intangible, onírica
del mundo propio del sueño,
belleza lejos de mundo conocido.
Fuente los cielos, candor de dragones,
rizados en todos los colores,
nube de evolución, granate profundo de ojos,
partida de sed sanguínea,
Ser perfecto, cómo llamarte,
que al volar, te dije
vuelve cuando quieras,
no voy a intentar capturarte.
Förüq castellano
II
Espiral de reposo:
Soliviando, viene bregando,
un azar tangible epicúreo,
adoctrinado al hervor de la verde cepa.
Raíces al templo del mañana,
vistas a lo que nunca dio causa
y siempre estuvo y está.
Inmiscuido como ascua besa
su final de ceniza.
Empíreo, cromado sentimiento
de conciencia filosa.
Quizá algún día vuelvas,
Subrepticia hermosa,
quizá más crecida
tras alimentarte de los cielos,
y su bruma del gris encorajinado
y su zinc y su plomo.
Puedes escuchar los sones.
Se afila el clamor
entre trompetas
de todos los ángeles.
Förüq castellano
III
Atisbo de nácar:
Noche de colores enervados
de rienda alzada como vetusta estela
coloreada por oscuridad sempiterna
que todo atisbo envuelve.
Es el son sanguíneo del sigilo
alzo, que dirijo sus resplandores
consecutivos, es un latido de tierra,
repicar de los fusiles,
y sus hocicos al horizonte cantando
un inmiscuir de la brea
y su pólvora encendida.
El dormitar de faroles
y su réplica de luz intransigente
vuelve al pozo sin poso,
es mi sola alegría descorchada,
entre la caricia de mi guardia.
Mi cielo en repiqueteo de colores
que difuminan la densa oscuridad
de la noche.
Förüq castellano
Bajo el signo de la luna Azabache:
I
Me llama en la noche,
me acaricia su recuerdo,
con sus caricias desvanecerse
quiere;
y renacer en la oscuridad
del ocaso eterno.
Comprendiendo y llevando dolor.
Yo sin comprender su aparición.
Pero recreando su alma viajera.
sueños serán, pero cada día
la siento más.
En la belleza de imaginar
la complazco con la sencilla palabra
de amor a su alma
sin cuerpo.
Que me acompaña
desde que sufro por el querer.
II
Te busqué detrás de la estrella
más brillante del azul eterno.
En el suspiro de amor
que corre y descansa
entre la inmensidad de un parpadeo.
Entre la oscuridad que alcanzó
a ver la belleza que envuelve
tus imaginadas piernas,
adentrándome para reposar
siendo una sombra más.
Y te encontré en mi sueño
más cálido, en el cielo encerrado
que liberé.
En la noche que mi amor corrió
en tu flamígero seno,
y te amé aunque fuese un día
en la penumbra.
Para así no olvidarte nunca.
III
Manantial fulgente de inspiración
tu mirada tierna sin compasión.
Matices de esmeraldas
tu pupila enfrentada con mi pupila.
La golondrinera el aroma
de tu piel frágil y esquiva,
con sus amapolas amarillas
el color de tu áureo.
Un piropo, el suspiro
de mi amor eterno.
Que corre que escapa y vuelve
el cosquilleo.
Tu boca con mi boca bebiendo
del mismo agua del deseo,
tu piel con mi piel
avivando el ascua
del sentimiento preso.
IV
Resplandor de auroras en los recovecos,
donde se refugian mis ilusiones
en mi pensamiento.
Tu tez conoció mis manos
y mis manos te moldearon para su recuerdo.
Eterna batalla a la noche,
cuando noto tu ausencia,
la noche que galopa
y yo con palabras sufridas,
de nuestra vida sentida.
Ya no hay felicidad entregada
con besos y roce de nuestros cuerpos,
medida y entregada,
ya no te buscaré en esa nostalgia.
Me enamoré de la vida
y nada me falta
porque todo me llena.
Te volviste a pasear por mis sueños,
y en ellos nos reconciliamos.
Vuelve a mí el dulce tormento
para vivir soñando
con el recuerdo.
Y amarte soñando despierto.
V
Noche en vela de navegante
sin destino,
noche despertada,
por la luna.
Y acariciada por sonrisas de estrellas,
cercanas y lejanas
según sean miradas,
a través de la copa de sangre
o con la nostalgia del corazón.
Luz a la vela que ilumina la pluma;
tinta de ánima mezclada
con los recuerdos de una vida a tu compañía,
pasada, con hielo y fuego, con besos
huidizos y fulgentes,
eternos y efímeros,
con sueños rotos,
y días de amor
a la sombra de tu reflejo,
disuelto por el embiste del tiempo,
que partió mi corazón en dos y un cuarto,
en el que me alimenté de las rosas
y flores desangradas.
La copa de sangre
en recuerdo
de una sonrisa que resplandeció.
VI
Amada mía te escribo esta noche invernada
detrás de la estrella apagada
que yo te amo amada.
Luna mía, tú mi flor que brilla
luces bonita, estrellita mía
sólo tú eres mi vida
runa azabache mía,
jamás se apagará tu boquita,
que llama a la mía.
mía sólo mía,
mi flor de luna
sólo para mí encendida.
Yo nací para tus ojos,
madera de los cipreses.
Yo sólo soy escarabajito,
yo camino despacito
de tu mano, duermo contigo.
VII
Sólo soy lo que tus ojos
dicen de mí.
Sólo soy amor, vivo en ti;
yo nací de un rayo de sol,
dije soy fuego sin más razón;
de mí la sangre huyó,
yo sólo viví como flor
al muerto le di helor,
porque yo viví solo, solo
como vive la flor
pero ni aroma tuve
ni tuve color,
sólo tuve polen carmín rojo,
que a la tierra llegó.
VIII
Muerto vivo, si no te miro;
luna muerta vi encender
y a mí llegó.
Para yo decir viví, fui, amé,
reí, y con su amor
digno orgulloso sucumbí,
hasta de su boca morí
pero un día desperté
frío como sol que fui
y ella huyó de mí.
Así mi condena
cuando yo muero,
ella vive por mí.
IX
Amada inspiración lejana
o cercana, según seas mirada,
del interior embelesada
alma de mi alma,
espíritu sin nombre.
Destello sin horizonte.
Luz atraída cual estela indefinida,
venda que el ojo no vea;
orilla de mi barcaza,
sin suspiro, ni terraza
cruel hornaza,
letanía sin lejanía.
Ni caricia existe
sin manos que te modelen cual arcilla,
lugar de mi lugar sin hallar;
bello templo tu mirar.
Ni beso existe sin sentimiento inicial.
quién afortunado
que en mitad de la rima,
muriese para no cesar.
El Castellano
Sigilo de solitud:
Por el tercer orden de las cosas,
avanzo mi solitud extensa
el infierno de la araña custodia,
el destello nacido de la tiniebla
susurro en eco de cicutas sangrantes
es el estambre de la flor llamada muerte,
un sueño eternal
en las lindes del descampado
que atraviesan las almas
al transmigrar,
eterno hálito inmemorial,
un telar entre escarchas azules,
y vides de lúgubre ambrosía
cantada por Dante,
y el grajo negro de Apolo,
surca los párpados yertos,
descubramos hálitos flamígeros
en sinfonía yerma de corazones espinados,
y zarzas en umbral sigiloso.
Puertas al reino de los condenados,
suenan los sones, suenan los clamores
de brea y tinta exaltados,
era una noche lúgubre,
las pestañas no bailaban en los ojos fríos.
Era una neblina cegadora
que abría un fuego tras la oscuridad,
unos ángeles blindados
tras la puerta helada un enero,
unidades de la creación,
vida hermosa,
sueño hermoso
reflecta maravilla,
mundo negro en el que me encontré.
Hijos de la tormenta en la noche oscura,
a ti noche oscura canto.
A ti noche oscura te escribo.
¿Por qué no me das el sueño que tanto ansío?
Paso noches enteras de insomnio escribiendo poemas hasta
enloquecer, llevo ya cinco días sin dormir y veo que se van
mermando mis facultades mentales y escribo frases sin sentido,
garabatos en hojas de papel.
Me asomo a la ventana y contemplo las sombras de la noche como fantasmas,
deambulando sin rumbo.
Mientras apuro la botella esperando matar esos fantasmas de
mi cabeza que suenan como delirios con sus voces.
Me estoy volviendo loco.
Solo veo sombras y figuras que se dibujan en tu oscuridad como
demonios.
Sólo los gatos y lechuzas salen a cazar como los murciélagos.
A ti noche lúgubre y oscura te escribo que bajo tu protección de tu oscuridad
ven salir los ladrones y asesinos a hacer sus acometidos
de muerte y delito de acero y sangre.
A ti noche lúgubre y oscura te escribo.
Tú que no entiendes de genocidios ni de muerte ni de fosas
comunes selladas con cal y tierra ni de fusilamientos.
Tú solo ciegas la luz del sol y solo el fuego y los fusiles iluminan
tu oscuridad.
EL CASTELLANO
Soliviando, viene bregando,
un azar tangible epicúreo,
adoctrinado al hervor de la verde cepa.
Raíces al templo del mañana,
vistas a lo que nunca dio causa
y siempre estuvo y está.
Inmiscuido como ascua besa
su final de ceniza.
Empíreo, cromado sentimiento
de conciencia filosa.
Quizá algún día vuelvas,
Subrepticia hermosa,
quizá más crecida
tras alimentarte de los cielos,
y su bruma del gris encorajinado
y su zinc y su plomo.
Puedes escuchar los sones.
Se afila el clamor
entre trompetas
de todos los ángeles.
Förüq castellano
Preludio de la certera posesión:
Mi alma anclada en gozo,
de que tú seas su ilusión verdadera,
quimera de piel y amable entrega,
soy tuyo hasta el tiempo
que me verá desvanecer a tu lado
naufragando mi barco,
hoy te visto de amaranto,
perfumada de rosa esquiva tu mirada,
para encender mi candil y su verso,
a ti estoy sujeto como el inicio del tiempo,
que jamás me verá desvanecer de tu puerto,
hoy avanzas mi canto,
para pintar de tu color su verso,
que ya no se retuerce ni retorcerá
muerto el beso,
queda servirte mi flor de hueso,
despierto
despierto mi reino vuelto el nuestro,
resumiendo el latido por ti confeso,
para resplandecer,
y que viva siempre nuestra luciérnaga de amor,
iluminando el abismo y su garra,
para ser yo quien te ama
mi Leana.
Quien te vistió el cielo
de todas las flores mi amada.
El Castellano y Leannán-Sídhe
Lugus:
Oh lugh, invencible al crisol
de tus lenguas travesadas
fiel carrusel de rayos sin secuela
de su rizada espera,
blanca luz de tu vera,
entre compases que hielan,
a tu vespertino canto derriten, despiertan
tus mil llamas liberadas,
desnaces a la noche que aguarda,
oh Sol de mis soles,
acoge este iridiscente canto
en tu seno en mi pecho que te aguardo,
al fragor de serpientes frías,
al valor de fieras enardecidas,
bajo y bajaré para alcanzarte.
El rey lucero,
todo lo colma su brillo, la tierra deja paso a toda vida en color,
a través de la caricia nos trae Lugh.
Reinando el Sol está, hablé con la lombriz de boca gris
que apareció tras mirar fijamente preguntando
a una flor de difunto me comentó
que podría indicarme de la tierra
donde todo es libre
Lugh
mi padre astro,
Dios de las artes,
este afán que me enciende la vela
para que me encuentre
luna madre de Lugh soberano,
encuentra su cuervo en su castaño,
estribo sin llano
un real cerro
de rivera del antaño tajo,
salpicando este corazón por piedra,
con mi dicha
que se acuesta y briza,
mi profunda raíz de tomo,
con negro abismo despejado,
centelleando.
Wotan, Lugh, Morrighan,
ese veris perdida y encontrada,
Dagda, Balar, Mórrigán, Lúgh,
y tú mi amada Brigid
Geniilocorum dioses ancestrales
abrir este camino,
Diancech sana este mi cuerpo
BadhbhCatha sigue fuerte,
tierra entierra la maldad
sepulta los problemas,
como en tu ser el ciclo
el eterno resurgir en ti cierra
y comienza,
resurgiendo, abriendo camino,
escudo en fuego sembrado,
hueso del pagano,
me deberán cuanto yo he plasmado,
hierro al hierro,
fondo escueto
del vítreo traspuesto,
senda de la idea,
por ellos socarrada,
lucha, cuanto más arduo es el camino,
cuanto más se abren las pruebas
más se hinchan las fuerzas,
sólo vencer en firmamento,
agujereado de huesos,
siembras que tiembla la luna.
3 claman los geniilocorum
que no han muerto, que ni el olvido puede con ellos,
Diancech sana este mi cuerpo
BadhbhCatha sigue fuerte líbrame del cobarde,
Epona sálvame del semejante soy tu mala yerba,
Dagda, Balar, Mórrigán, Lúgh,
y tú mi amada Brigid poesía,
elevar mi canto
que yo con mis actos
os hago un manto,
Cernunnos comienza nuestra caza,
Candamvis alumbra esta montaña centelleando
el relámpago,
abriendo el cielo de nuestra bruma,
tejiendo nuestro amado ocaso,
que jamás hemos visto los que vivimos en el suelo,
ahora y siempre se escuche nuestro canto.
Regio Lugh meditando.
Sin mis vencejos
no brota esta fuente.
Abren montes
sucios de azul sereno,
deslumbra un fulgor.
Dios del destino,
dios de luz y del fuego diestro,
doradas sierpes bajan el acecho
flamígero.
sí o no mi lucero,
afrenta amanece,
antepasados servid al viento
de vuestros hijos.
No hay bajeza por recorrer,
raya la senda
cristal hondo, que lluvia mezca.
Renovado filo incierto,
entra luz en círculo
piedras de mi padre Lugh
escrita la noche,
ancho dilata diáfana derrota
cae a mis pies.
Vieja honra goza nuestra libertad,
tumulto en casta recio,
esquilas límpidas las mías
en luz de mi Sol padre,
titilan tersos
los verdes de tierra
espejando joviales reflejos,
dios de fuego y de toda Iberia,
desde portal del bosque
de Cernunos,
Candavmmis abre los cielos
velo de tormentas,
apacienta bella, tu recta belleza,
sobre mi haz
fiero, funde mi luciente,
a avivar el trueno.
A galopes de oscuridad
magnánima.
Dios de brillo terso,
En este otero mi alma despertará.
Aciago comienzo de sangre
en grito ceremonial,
ondas pulcras cantará,
dilatando cauce de gran Airón.
¿Vendré ya a la luna?
Ya filo de alba,
pura tiembla mi brisa nocturna
aprende mi resto del mañana.
Lugh Solar y Poderoso,
jamás a ti te hable el olvido disuelto,
ni se rija tu onda luminosa como tronco esbelto,
digno a abatir el rayo,
noble melancolía por tu madre difunta
Tailtiu,
en el alto cielo,
tu grandeza
sea reguero de oro.
La tierra secunda en nueva cosecha
por talentos colmados a florecer,
viento sonoro guarda tu hermosura
Rey Padre,
El páramo yerto perecerá
en ámbar blando
de aroma besando tu frescor
de vida nueva.
Abatirá la sombría dulzura la tierra,
ilumina mi pluma al honrarte,
suspiro de mi estruendo crepuscular;
nombro al pájaro misterioso
que te pertenece
cuervo que otorga el anochecer,
Sicut nubes, quasi naves,
velut umbra.
Años pasan yo busco mi recto yermo,
triste aflicción por aquel tomo de tierra
como las sombras vaporosas.
A ti Creador de luz,
acógeme, pinta esta mi noche negra,
amigo de imagen solar,
soy por cuantos Soles he nacido.
Por sosiego de tierras ignoradas
dame su gloria.
Camino afable con tu candor a seguir,
blasón yo no pido
ayúdeme a desplegar y sembrar mi porte,
en tierra a cabalgar
y deslumbrar.
Lughnasadh, Lammas, abro celebración
para generar nueva vida
en cosecha nueva
limpiando en tu nombre Lugh,
toda tierra.
Oh gran dios del Olimpo celta,
Lugus señor,
tu espada cenit de todos los talentos,
oh gran Sol,
divinidad de tierra,
tu sola estirpe encumbrada.
Patrón de artesanía,
amplísimo espectro, padre de las virtudes,
gran brujo, sabio cuervo,
aquel que te sigue por doquiera,
iluminoso, blanco
cuervo tú.
oh padre,
abre ya en savia nueva tierra,
también te llamó el Cesar a ti, Mercurio,
llegara tu culto para Lughnasad.
Solo uno; dios del Sol tú,
oh Lugh.
El Castellano
Oda al Sol:
Gran Sol, gran hervor de rayos espadas
día clavado; tu iris sediento sanguinoso
en Vestal iridiscente en flamas a lo alto,
a lo alto brillas como crece el talento
sembrado en nuestro corazón,
rueda de fuego, Lugh en tu gloria,
germino toda dicha padre de mi conocimiento,
oidor, de cuánto arte ha conocido, padre Supremo.
Escúchame mientras te honren este,
el día de mi musa en armas.
El invierno se ha ido, nos dejó atrás,
los campos están verdecidos y cantando en flores
que trae Ostara y su caricia de divina nota
de savia que escala todo terreno, y fríos ya lejanos,
Toda la tierra duerme en tu ausencia.
Incluso en los mas oscuros tiempos
tu luz es el camino
para aquellos que necesitan un faro
de esperanza, de brillo, de sosiego,
relumbrando en la noche.
Tu esposa regentada por madre Luna,
buscando toda tu luz, toda oscuridad empuja,
La primavera está aquí, y días aún más cálidos vendrán
los campos están desnudos y vestidos de celestial verde de lanzas
y el ganado pastando.
Encendemos estas velas en tu honor,
Regreses la vida de nuevo al mundo.
Mi lira te cante la sola noche que traes flagrante.
OH LUGUS
Solar y poderoso,
sol sobre nosotros, te pedimos
tu regreso al alma incendiada,
en virtud que te amima y habla,
que traigas a nosotros la luz
y el calor de tu vida.
Trae de nuevo la vida de nuevo a la tierra.
Trae de nuevo la luz a la tierra.
y aleja la saeta oscura que te retiembla la calma,
al alba más preciosa.
Maestro encumbrado
del arte que florece
y en nuestras entrañas germinamos,
nosotros los escribas
cabalgamos todo tiempo difunto,
guiados por tu sazón y hoguera de tu Honrosa Luz.
AWEN!
Diestro compás
en sol mayor,
bruma de idea socarrada.
Flamígero desdén;
congelado en ascuas
de fuego azul.
Horizonte sin prisas
que arrostró
todos los rostros
de abril.
Abre el nuevo fervor de tu luciente.
Y su solitario azar de relámpagos
de tu azur hermoseando,
enclaustrado.
Vírgenes encinas, y almendro de soto,
entre un nogal
dependiente de su sombra.
Al verdor de inusitados pinos,
me caracolea
la fronda del monte. Musario cerro desnudo,
Espino amarillo de mi dossier,
Caléndulas solariegas
que amarillean su silvestre ralea,
esposa complaciente de Sol naciendo.
Brilla esta infamia
de campo abierto.
A esta última lagartija
lanzo un baquio seguro,
sin disfraz ni apellido perenne.
Mudez última
de sangrada amapola.
Sanguínea tormenta
de dureza blanda
con agua de mi terco aljibe
obtuso en litigio de iris vespertino,
y su sangre que baila
el suelo terreno,
que en culto a ti Lugh yo beso.
Y avanzo como raíz de los dioses en la Tierra.
Hijo y sirviente de Candavmis dios del Trueno.
Förüq
Reflexión:
Como el Sol brilla en lo alto de los cielos,
es nuestro deber cuidar y hacer florecer todos los talentos,
y sus virtudes sembradas y habitadas en nuestro caduco corazón humano,
en y con manos de la divina Sabiduría madre de Superior Conciencia de Razón regentada en luminosa aura y amor a luz de rey Padre astro que otorga todo azar de vida en este planeta que dirige y domina.
El Castellano 29-04-2019
LUGH
31-07-2017
Vida que las montañas me respiran,
raíz en su abismo de hondo tajo,
aire bonito relátame mi destino,
subiré los montes y cerros,
alcanzaré mi soberbia
allá donde el alba despierta
y el linde vuelve vago,
plácido, ferviente,
sed de tallos
y savias que luz llena,
erigiéndose cumbres
y cimas de hervores
a la matutina belleza
que anida.
Y en el ser germina,
febril loma desdeñada
por rizos en apogéo
entre rayos que culminan,
desnuda hacienda ultrajada,
río de encina, cuervo nacido,
por lo que me quedó sin decir,
Wotan, Lugh, Morrighan,
ese veris perdida y encontrada,
Dagda, Balar, Mórrigán, Lúgh,
y tú mi amada Brigid
Geniilocorum dioses ancestrales
abrir este camino,
Diancech sana este mi cuerpo
BadhbhCatha sigue fuerte,
tierra entierra la maldad
sepulta los problemas,
como en tu ser el ciclo
el eterno resurgir en ti cierra
y comienza,
resurgiendo, abriendo camino,
escudo en fuego sembrado,
hueso del pagano,
me deberán cuanto yo he plasmado,
hierro al hierro,
fondo escueto
del vítreo traspuesto,
senda de la idea,
por ellos socarrada,
lucha, cuanto más árduo es el camino,
cuanto más se abren las pruebas
más se hinchan las fuerzas,
sólo vencer en firmamento,
agujereado de huesos,
siembras que tiembla la luna.
3 claman los geniilocorum
que no han muerto, que ni el olvido puede con ellos,
Diancech sana este mi cuerpo
BadhbhCatha sigue fuerte líbrame del cobarde,
Epona sálvame del semejante soy tu mala yerba,
Dagda, Balar, Mórrigán, Lugh,
y tú mi amada Brigid poesía,
elevar mi canto
que yo con mis actos
os hago un manto,
Cernunnos comienza nuestra caza,
Candamvis alumbra esta montaña centelleando
el relámpago,
abriendo el cielo de nuestra bruma,
tejiendo nuestro amado ocaso,
que jamás hemos visto los que vivimos en el suelo,
ahora y siempre se escuche nuestro canto.
El Castellano
II
08-2017
Impetuoso campo de mi celaje,
allende mis altas torres de belleza;
Inmobles rastros en piedra tumbados,
estos barbechos que me piensan;
Por almenas seculares,
remembranza en bastión,
de andariegos siglos,
me enhenchizan flores de sangre,
perduradora loma desgañitada;
Tráfago en mimbre cabalgo,
recama tu alma
como una losa sin frente,
ni gemelo tiznado,
por tener ajuar astro renombrado,
alzo mi quieta dicha
entre gentíos de mi oeste,
desvencijada suerte,
por azares de plomo y zinc,
fúlgidas cabelleras
norteñas en crestas
sin linde mutable,
acababa de irme
y no soy adorable,
es una fosa de recuerdos
ahogados en silencio,
vagaroso desdén
que me enjalbega
en cuerpo,
mi luna fija, vaporosa,
luz en libertad de mi regazo,
abismo cercenado,
de cálido espanto;
sosiego, quietud del bastardo,
regio Lugh meditando.
Sin mis vencejos
no brota esta fuente,
naturaleza cuando amarte
se vuelve arte.
El Castellano
III
10-04-2018
Abren montes
sucios de azul sereno,
deslumbra un fulgor.
Dios del destino,
dios de luz y del fuego diestro,
doradas sierpes bajan el acecho
flamígero.
sí o no mi lucero,
afrenta amanece,
antepasados servid al viento
de vuestros hijos.
No hay bajeza por recorrer,
raya la senda
cristal hondo, que lluvia mezca.
Renovado filo incierto,
entra luz en círculo
piedras de mi padre Lugh
escrita la noche,
ancho dilata diáfana derrota
cae a mis pies.
Vieja honra goza nuestra libertad,
tumulto en casta recio,
esquilas límpidas las mías
en luz de mi Sol padre,
titilan tersos
los verdes de tierra
espejando joviales reflejos,
dios de fuego y de toda Iberia,
desde portal del bosque
de Cernunos,
Candavmmis abre los cielos
velo de tormentas,
apacienta bella, tu recta belleza,
sobre mi haz
fiero, funde mi luciente,
a avivar el trueno.
A galopes de oscuridad
magnánima.
Dios de brillo terso,
En este otero mi alma despertará.
Aciago comienzo de sangre
en grito ceremonial,
ondas pulcras cantará,
dilatando cauce de gran Airón.
¿Vendré ya a la luna?
Ya filo de alba,
pura tiembla mi brisa nocturna
aprende mi resto del mañana.
El Castellano
Agua:
AGUA:
Eslabón vasto, ardido, deslizado,
un iris de gota que a ti te llega,
marcha tenue, compás de tu eterna huida
que te marca y da vida,
fulgente fuente en infinitud de bocas
que tu ser desprende,
de su nombre y su alambre,
irisado canto de nubes derretidas,
comunión de trinos,
un beso a la tierra que deja herida,
límite de árboles y sus soles,
siembra de azul,
despensa de tu saliva,
hoy buscaba belleza y belleza eres tú,
río corre directo a tu nacer
río levántate,
jamás te canse tu desnacer,
efímero latido de tierra,
tú vena del cielo,
una solar yaga del gris,
un hogar, cuna de mi tempestad,
para ser agua inmortal elemento
capaz de crear y destruir,
de vivir siempre tejiendo la realidad,
alcanza, desvela que te debo esta existencia,
sin saberte nada existiera,
equilibrio que en tus vasos juega
para estallar en creación llamada vida.
Suspiro fresco
en labio extinto
de sombra.
Día que no se encuentra
su densa forma,
cuerpo con agua de estrella,
querer vivo que llega al aire
tiende y espera,
la muerte que renace
por fuegos de brea
en el aire.
Abren batientes pétalos
de viejo silencio esquilmado,
esplendoroso.
Acurrucados sobre un lecho
que la brisa abre,
en trocados rayos de sol,
esquivos en plano
de verde follaje.
Astuta golondrina encontrando
dócil rama.
Mundo sin mentira de vida,
manantial reluciente de esmeraldas
ahonda y todo siente,
que la sangre miente.
Terruño ojo victorioso
aplaca sus arpas irascibles
estrujando abismos dolorosos,
petrificados.
Reniega la boca vegetal
casi viva,
promesas en frente de violetas,
cantan amando el claror
lírico, estremecido.
Coágulo de viento
en cientos de porciones,
esta luna quieta
semejanza quiere
descubierta la zona umbría
donde invicta llagó mi alma.
El Castellano
Ríos que me tibian el corazón,
eslabones de sangre,
¿Dónde está la paz, dónde está el amor?
ríos de sangre se comen mis venas,
cada tropiezo,
otro borbotón,
otro alfeñique para mirar,
¿dónde quedo yo?
que el sol sea mi pena,
cantando espero mi triunfo,
se afila mi papel,
crepita mi alma,
tropiezo con la tiniebla,
hoy navego sobre mis versos,
aliento de la sombra de la creación,
hijo de la luz y de la sombra,
no acabaré de irme,
no cesará mi terco aljibe,
enamorado sin luz avanza
parco el sonido,
deslumbrado albor,
desnudo mi árbol,
hoy centellea mi rayo,
para decir que yo aquí no he muerto,
se viste mi sangre de caléndula y margarita
por si vuelvo al desliz de mi vida,
pasajera de un caudal
que mi entraña mece,
piel con piel, dolor con dolor,
enamorado corazón,
hoy avanzo sin mirar el color de mi flor,
estoy latiendo en el umbral de los dos,
mi sangre está llorando,
el cruel desliz de la parca efímera,
me siembro en los campos para perderla de vista,
suenan los trigos, de la verde espiga al girasol
se viste brotando mi amor,
viene a plañir mi alma
por el sendero sin prisa,
se alza la dicha,
mi ser crepita el alma,
hoy me visto de espiga,
y que el campo me enternezca
al cuchillo dorado de la piedra caliza,
hoy mi amor al albor
gime por su caricia
y que el alma dolorida entienda
que ella maravilla es mi vida,
por este siglo y los que me quedan,
escrito yo en la piedra.
Lima el albor mi nervio,
aliento cruzado que cae tejido,
la ilusión se hace nido,
borbotones de sangre que crepitan,
alcanzo la cima,
el sentido cae dolorido,
de vid y espino alcanzo el sonido,
al compás de un famélico ciprés,
mi alma dirá viviste,
encontrando la flor
por la que mi mundo se desviste,
rayos a la aurora
para su fiel investidura,
flor de niebla que avanza
mi umbral se desvanece,
bullen las fuentes,
el río es otro río de sangre más,
lucen las mortajas coloradas,
fiel desliz que cruza mi alma,
desgañitándose el alba,
el amor por parir una flor,
elevado al rayo de sol,
quién te viera quién te vio
rasguñado tornasol
se desangra mi campo del girasol,
millas aparte mi nombre se blande,
el beso me derrama las mejillas,
en albor quedan las caricias,
de la piel escritas, sentidas,
danzan las estrellas,
me vuelvo a ver en tu vida,
donde el te amo formo bandera,
y en tu ser queda,
resquicios sin nombre
que el ser come,
la rosa y la espina gimen
en tu nombre,
avanzo el ser resguardado,
sin franca escalo la tapia,
a tu cuerpo me encaramo,
hoy soy de ti
como el pájaro a su nido,
como la sed a su agua por beber,
como el río a su montaña por descender,
como el caracol a su mata por comer,
crepito el fuego que me brota
por tu corazón,
soy yo sin más razón,
tránsito veloz,
tu calma y su verdor,
me visto de malva
gimiendo una runa en el sol,
me anclas el gozo en la flor,
me blande el coraje
por el viento exclamo
mi valor amarte sin condición.
Desde mi umbral a la flor,
cantas mi canción,
te aúllo un caracol,
mi vida tornó a mejor,
irisado rayo de sol,
una fuente y un diente
un afilado canto irisado,
hoy acepto mi destino
porque muerto vivo si no te miro,
tengo tu imagen enraizada en mí,
es por mi sino que maldije,
pero hoy después de tanto
tengo el sendero labrado,
mi cuclillo trina al infinito horizonte,
mi ser se hace grande,
mantenme afilándome en la piedra,
hacia el centro me quedo exhausto.
para pulirte del alabastro.
El Castellano y Leannán-Sídhe
Yo soy siempre:
Todo queda bajo el esfumino de mi grillo,
colgando pensamientos en tejados,
al compás de una cigarra,
piel con piel flor con flor
elevado resquicio de tu amor,
sueños atrás volaba mi alma ingrata,
nervios posibles y su cama,
sí soy yo sí eres tú,
qué pasa ahora,
instante de cerrar mis ojos,
por comenzar la historia de mi vida,
y sus siglos de dura existencia carcomida
al disparo de la ilusión y su mentira
donde los demonios llaman y me quieren,
deslizada la tela de araña
mi vida es lo que me queda,
soy Dios de mí mismo ahora,
el demonio me cuelga la espera
mitad luz mitad sombra es mi ahora,
mantenme lejos del nunca,
yo soy por siempre,
ojos renegados de este humor vivo,
gatos maullando a la luna en el tejado,
imposibles galanes,
cuando yo me caso con lobaluna de antaño,
animal feroz corre por mis carnes,
solitario ángel armado para el enemigo,
este es mi sino,
tejos crepitando su savia en albor
asidos a su quietud imperfecta
que el tiempo no determina final,
vida trenzada en albor siniestro mi ida
soy WECHE soy fuerza por y para siempre,
el verso me teje,
tinta mi sangre, pluma mi garra,
por acampar la estrella y su cama
hoy por qué no mantenme fuera de la mentira del fin del universo,
porque yo soy mi universo particular,
humor desdoblado asesino del tiempo,
mi mano acabando con el aliento imperfecto,
soy el imán de hombre que te atrae a mí de nuevo,
soy la ecuación perfecta que asesina tu velo,
toda mi realidad se construye de mi mano,
para acabar elevando al tercer cielo y noveno abismo mi canto
entonado en cal y arena como caracola de mar serena,
es tiempo hoy de morir por las ilusiones fugaces prometidas
y su tela aterciopelada, vestida de nácar,
hoy es finl de mi espera,
es el comienzo de mi poder,
mírame estoy rasguñando mi piel a placer,
está quedando solo mi sangre vestida de hiel,
hoy como ayer a tu lado estaré para asesinar la quietud
y su asolada desilusión,
hoy por ti mañana será nuestro eterno comienzo,
para extender nuestras alas al cielo,
todo comienzo exhala su final de su mano izquierda,
elevado amor que me cae por el párpado,
y en mi vena que aguardo para estallar amor al viento
este amor que por ti siento.
tornada mi sangre la verdad de mi aliento,
en difusión magnánima del sentimiento preso,
muerta mi araña
mi corazón es lo que queda.
El Castellano
Blándeme en mitad del campo,
sólo allí que la encina enraíce mi carne,
el hinojo lata al son el tambor de sus flores,
la carrasca grite verdades del monte,
vereda quieta, enarbolada,
soledad disparada sin descanso,
sólo allí reinará mi alma,
en letras escritas en las hojas de vida,
las lindes teñirán de rojo y negro,
de tinta y sangre el resurgir del añil
aliento dibujado de toda vida en color,
del albor a la muerte en flor
se alzará mi latido con su amor.
El Castellano y Leannán-Sídhe
Hálito silente
yo creo en ella
porque su piel demuestra
que los sueños se cumplen.
Volamos juntos al viento
como molinillo diente de león.
Hoy la vereda canta nuestra canción
dos corazones en un mismo latido unidos al unísono
Su carita que llama a la mía
de su cuerpo es mi caricia
por ella el piropo jamás escrito
solo desvelado en su oído
Sólo al viento le pido viento bonito
mantenme en su destino.
Que de lo vivido muerdo su corazoncito.
Del ababol a la verde espiga.
El Castellano y Leannán-Sídhe
Sentido yerto:
Renace en la piel,
en el albor sin conciencia,
hace más frío que antes
sentido muerto, caído
olvido yerto
raíz del ser
más callado que el invierno
avanza camina a voz
todo lo que he perdido
polvo de estrellas, hierro de océanos
piedra de montañas...
hazme recordar alas cansadas
cosas grises que te gustaba sentir
mi amada así sabes
horizontales que no puedo olvidar
ejes verticales de conciencia
sin dormir
danza la primavera del lugar
con mi soledad pintada
en la sangre de mis ojos
todo lo que veo teñido
la ilusión cae en gotas derramadas
cayendo congeladas
desnudo mi cuerpo en la penumbra
del segundo quieto
raíces comiendo mis venas
hojas de mi historia mustia, abatida
sentido muerto
viviendo por ver morir el momento
momentos atrás que cae el recuerdo
sin miedo, sin sentimiento
todo hirviendo
sólo este sarmiento de cuerpo
esperando que juzguen a su alma
libre de maldad
quién estará allí
quién vendrá a darme un camino que seguir
solo en la oscuridad
donde todo comienza
las sombras me reconfortan
y veo en luz mi vida
para encontrarte
algo que darte de dentro de mí.
Un amor rugiendo en la boca de la estrella.
El Castellano y Leannán-Sídhe
Aguerrido albor:
Diestro del mar a la montaña,
visten sus flores coloradas orgullosas y sentidas
cual caricia de su jardinero que las ama
el viento armado escala cual seco rayo
su sol enturbiado se paran las oraciones
hipsipila dejó su crisálida
en un caballo alado recorre sierras y sus manantiales
recolectando toda simiente desde todo confín
al inerte sombrío albor,
mientras su fría luz crece y camina
sin franca tapia ni verja que detenga su escalar
vuela vaga la libélula para posarse en su hombro
recio brazo arrido ninguna simiente cae a su lado inerte
que lleva que trae a su castillo olvidado
hechiceros de todos los reinos desvelaban que sólo
un reino se mantendría vivo
y no era el del humano ser
Hipsipila cabalgaba por naturaleza su religión
abarcando de la tierra a la lluvia
cual rayo cortado de Sol su cabello
los pájaros trinaban en su castillo
hipsipila siempre vivirá como invencible Sol.
El Castellano y Leannán-Sídhe
Final con comienzo:
Retina escarlata,
su ojo de niebla
y bruma que avanza
donde corta mi flor de luz
el sendero,
esposa del Sol al mirar
lumbre quieta, retina abierta
muerte final con comienzo
en alabado fin de existir
y quebrar el tiempo
conquistando el terreno.
Sangrando raíces que gritan,
aullando hojas al viento,
pintando su dispersión eterna
como sustento y cobijo
de toda vida
mecido del insecto al mamífero
desde el helecho
al alto árbol
hoy canto para ti
vida vegetal.
Mi caricia te sembrará
una y mil vidas más.
El Castellano y Leannán-Sídhe
Flor de tierra:
Fuego en el agua de su mirada
de los vientos auspiciada,
la ceniza consumía su carne
ardía sin mesura su compostura
naufragó valles y sus caricias
su bandera fue de su vena acequia
molinillos fugaces sus pestañas
de él se enamoraban las hadas
de ella la primavera entera
con cabellos del rayo de Sol nacidos
ojos de tierra sin lugar era bella
clamaba su voz la cima de la montaña
descendió abismos
para anclar su esencia en la belleza
que late y envuelve su huella
conquistada en miel
su ambrosía
gemía la caricia
para brotar altares de hueso
y murciélagos de sangre
lloraba piedras en sabiduría prendidas
la bondad alzaba en servicial entrega
su fuerza era de su amor hoguera
él lloraba flores para ella su amada
su verbo a veces tornaba carmín
en pétalos de silvestres rosas desangradas
su voz germinaba la tierra a su paso
el amor a la tierra no le detuvo
ni sostuvo en fracaso,
encontró con ella el amor
que le fue negado llorando espinas
y si sus abrojos nacieron no fue
más que para rajar el viento
difuminando el tiempo en estaca
de eternidad con fuente y manantial
anclado gozo en armonía
bailando de la mano y naciendo del alba
jamás capturada
pupila enfrentada
que mecía
que gritaba.
El Castellano y Leannán-Sídhe
Quimera quieta:
Umbrío, tibio,
al resguardo de voz habitada
serena, llena de luz
en este linde
donde corta mi sendero
y florece mi sombrero
al viento
ojos llenos de paz,
sendero atravesado
en árboles de sosiego
encontrados
en hálito congelado,
lumbre quieta se dibuja,
espino amarillo que clavas al guiño,
calor de mi calor,
cauce de mi sangre displicente
desde la montaña al valle
luce mi traje
para encontrarte
vestida de Sol y caléndula,
resplandor dorado
al trasluz de tu amor,
granate mi sed de tu cuello
al destape
mi río de calma y arrojo
en réquiem por la rajada tierra
en albor de la centella
colmando su belleza
donde mi carcoma quieta
mira y avanza
sintiéndose en armonía plena,
yo fumándome un cigarro
en la piedra de tu belleza,
quién te alzara voz
entre los campos en flor,
fuego de tu fuego sin mas razón,
ciprés que clama protección
para sus muertos que vela
tejo morador de siglos y cobijo,
ababol de versos de piel y abrojos,
desde la verde espiga
a la mora sin espina
y su zarza esquiva
hoy te veo como eres
y perdona
me apasiona
ser guerrero de nuestra luz
donde avanza mi quimera
y mi pasión poseerte entera.
El Castellano y Leannán-Sídhe
Tierra en el viento:
Quieto silencio investido
doblado en el filo de la hoja
ese umbral que corta mi calma
avanza en un sentido
rápido, veloz el resguardo de tu
amada voz
encontrada cercana
donde estática enhebra la silente parca
fluye de un confín a otro confín
yendo mi barca atravesando el brillo
al compás del sí bemol mi traslúcido pío
y su suplicio en la carcoma
que recorre mi horizonte
infinito pintado en el borde de la ola
en la espiral de la araña y su tela
la flor de difunto abre su luz
al resplandor del cielo
que cae emplomado
Se corta mi alma para aullar
en la centella
quemándose en su hoguera
hoy el viento lleva nuestro nombre
mi árbol será sentido
en cada flor de niebla
la bruma su color gris dejará
en este jardín de mundo viví,
para sembrar mi aliento
que cayó como tierra en el viento.
El Castellano y Leannán-Sídhee
Silbido de la centella:
Claman verdades de la tierra
por nacer y resurgir
el eterno ciclo de la vida, muerte
y resurrección de la simiente al albor
de sangre sin condición
yo soy por siempre
Así como dura sonrisa y guiño
al azar de la existencia
efímera esencia
apellido y nombre que nada representa
como resplandor de la centella
cargo el silencio y el infinito de mi verbo
resopló en la montaña sin nombre
de mi tierra que jamás tuvo dueño
latido sin final
agua de manantial
va girando mi vida por enrraízar
yo soy siempre
el eterno comienzo sin final
aullido del viento
hoguera crepitando la tierra del volcán
Río que acaba y resurje del mar
ese soy yo por despertar.
Resurgir
Hoy las fuentes bullen
los ríos desbordan
las vidas dejan sus grises
de invierno y sonrien
al alba de la lluvia
que toda vida mece
sal al jardín ayer sembré mis ojos
esperando que la tierra fuese sangre
las raíces mi boca
y la planta mi cuerpo
para con longevidad imperial
llegado el momento
decir de este jardín yo no he muerto.
El Castellano y Leannán-Sídhe
El Castellano y Leannán-Sídhe
OJOS DE TIERRA:
Clama la flor, abeja del lugar por gritar.
- Ven, toma mi néctar,
déjame compartir mi vuelo contigo.
Réquiem por la flor, oda visigoda por la margarita
con su mariquita, sauce caído,
cobijado tejo, crepitando:
- tú eres primavera.
Olmo viejo en retozo,
quebrado por la aguja silente
de la carcoma.
El cadillo miente, mientras el abrojo
clava el sentido, quiere la amapola
ser la alegría del lugar.
Cuando el brezo enraíza
el alma de sangre
por derramar mi cuerpo yerto
en la navaja, mientras
la lavanda amamanta la abeja,
y abejorro que llamé genaro.
Amaranto el firmamento
llórame una estrella
y su hueso de luna que
rompa firmamentos
en auroras,
que venza colgándolas
de las pestañas,
y mientras las pupilas
en sombra abren su cueva
en la clamada verdad.
El Castellano.
Soñé, te viví, te besé,
te anhelé, te abracé, te sostuve,
te mecí en mis brazos,
te acurruqué, te dí de mis labios
de beber; hice tus piernas
recorrer en pasión,
te viví desde pies a cabeza
y siento decirte algo:
- que no me gustó, me encantó,
me emborrachó, me drogó,
si acaso, hubiese posibilidad
de que yo no estuviese muerto
sería por tu recuerdo, amor.
El Castellano.
De este cementerio viviente
que me dejen ser la flor,
que por lo menos
a un muerto da calor;
y al difunto, la caléndula su luz,
adorada, nacida del rayo de Sol.
Quien te quiere, te quiso y
te querrá desde este corazón muerto
te amo en albor flor tras flor,
elevado resquicio de caricia
de Diosa Ostara
en resquemor de primavera
cardos brillando en espina
de dolor, desde mi nicho
pido mi nicho de espinas y de cardos
cuando llegue el momento
si no a mi no me entierran en este cementerio del que vengo
y que la parca fría venga a por mí que este hombre
ya ha muerto y su último suspiro
fue un yo te sentí amor
voy a tu encuentro.
El Castellano.
Diente de león por clamar
el prado yerto, donde lo vivo son las plantas silvestres
incluso el cardo de las damas, las malvas, las piedras agujereando el terreno
molinillos al viento, por gemir caléndulas silvestres y
papaverhibridum, amapolas roheas sangrando borbotones de sangre de tierra por brotar
plantago por llenar el campo de espigas con flores, todo escarabajo gozando de la flor
cómo decir que la flor sea sólo la flor, si del reino animal es templo, hogar y morada
donde todo empieza y todo acaba.
Margaritas en envidia miran tus ojos y luego miran las estrellas,
una sabia dice y afirma: son mejores y más bonitos sus ojos que ardieron los luceros,
vidas de tu entraña alborada, que el oro no es oro sin mirar tu corazón;
Corren las amapolas, de tu sangre arden en hoguera
incombustible, plena, yerta, indescriptible esencia.
El Castellano.
Golondrinera frágil, esquiva, reina luz del bosque de las sombras
con tus amapolas amarillas, los luceros del cielo.
Por poblar jacintos silvestres, tragopogones, amapolas por doquier
amando la primavera entera en un mundo que cae disuelto
en espinas de cardo y alhajas de flores de todos los colores,
mi templo, mi casa, mi hogar, mi albor, sin alcanzar las plantas silvestres
por poblar este mundo silvestre por mirar y dan ganas de tumbarse
y ser la flor de muerto porque me tumbaría para que me crezcan las malvas
y mi cuerpo críe malvas y cicutas rojas y negras de tinta y sangre
mi condenada bandera.
El Castellano.
Estampa quieta, tejida en el umbral silente, nacido de las sombras
y sus benditas estampas de damas de noche, la flor blanca estrellada
canta tambores de la tierra.
Y los grillos afinando el violín están.
Las margaritas tienen el te quiero tatuado a fragua
de la flor que sea flor, belleza creada del rayo de Sol
y su albor mecido por dioses, acariciado por Ostara
el humor de primavera cuelga de las faldas
mientras mujeres hilvan y trenzan sus cabellos en oro fino de seda.
Yo soy un humilde escriba d ela flor de difunto
caléndula officinalis, por la que el muerto encuentra la luz.
El Castellano.
Bebo de quel cáliz antiguo siento las estrellas
buscando la respuesta para ser feliz.
En la planta en albor que crece del rayo de Sol,
sabiendo un secreto de druida de que si miras el Sol
al amanecer minutos y minutos todas las plantas en flor silvestres
brillan incluso más fulgente que el rey lucero,
todo lo colma su brillo, la tierra deja paso a toda vida en color,
a través de la caricia nos trae Lugh.
Reinando el Sol está, hablé con la lombriz de boca gris
que apareció tras mirar fijamente preguntando
a una flor de difunto me comentó que podría indicarme de la tierra
donde todo es libre, no hay dinero, todo vive por suprema ley natural, sin miedo ni odio.
Le pregunté a la lombriz que dónde quedaba aquel lugar,
y me dijo con amplia voz:
- bajo tierra.
El Castellano.
Monte elevado en el horizonte,
brezo, encina, carrasca, esparto, espino,
todo crece en albor sin preocupación suprema
nada más que seguir viviendo y echar generaciones.
Hoy me desperté y contemplé la ciudad con todos
los edificios grises, como sus gentes
todo pasa de tierra y aquella que me dijo la lombriz
boca gris me espera, así tenga que estar mi cuerpo
frío, caído de hoja en otoño, no espero vivir eternamente
ni ser festín de gusanos tempranamente.
Yo acabaré por entender la mentalidad de aquella lombriz
de su tierra, que no hay preocupaciones,
fue el ser humano el que inventó el dinero
y la esclavitud que trajo.
El Castellano.
Amapola silvestre,
llévate mi sangre a las entrañas del inframundo
así como tus pétalos elevan la sangre de los suelos,
que tus raíces me conduzcan al tercer reino.
Ooh, espino amarillo, que bajo tus espinas
han visto infinitud de cal varios nacer los montes
y senderos, que todos llevan al mismo sitio
a perderse en el elevado espino de tu luz.
Ooh elevado, cuál sería tu misterio
para dejar a este escriba absorto.
Brezo silvestre, sin miedo, tras el olivo
te vi crecer, y una margarita cerró junto con el verso
de la caléndula arvensis que tapó con sus pétalos
en cuña, al caer la luna al cielo.
A tígenaro, abejorro de mi jardín
te extrano y echo de menos, bonito.
El Castellano.
Corre trémulo a desvoz el cosquilleo silente,
que avanza, que recorre tus piernas en ambrosía y miel de dioses
junto con tu aura y alma de dulzura sacada de raíz de la tierra, mi hada
ni una flor se te cayó, ni un pétalo dañó, agarraste enraízada con albor
y tú tragopogón, duende, el mismo destino de rey silvestre te espero
y aguardo en mi maceeta, ya que en lo que llevo viviendo
ni una planta se me ha muerto con mi don,
hasta amapolas comunes vieron florecer mis macetas,
hasta margaritas de manzanilla gorda, hinojos, brezos, jacintos silvestres,
crié como un dios creador, dador de vida incluso de la humilde semilla
de la calendulaofficinalis.
El Castellano.
Encina del rayo crepitante, de mi ser llorando,
hojas escritas en sangre, enraizando sentidos sin descubrir
amando inertes actos incluyendo dichos sabidos y en desuso.
Su condición asesina de la estampa en soledad y pena de procesionaria
todo avanza en un sentido mientras yo me detengo a mirar
el cuervo que me persigue por poeta maldito, extraño mi casa,
este ataud es frío de tiempo muerto.
Este ingreso y ni siquiera puedo encender un cigarrillo
para quemar estos pensamientos parcos y yertos
como mi cerebro en esta lata de sardinas, de cuarta planta de suspital de Alcalá de Henares,
donde nací y casi me sostiene eternamente la silente muerte.
El Castellano.
Mi vida te escribo como gota que va a los mares
tú que fuiste altiva, ningún humano te pisó
los dioses honraste y te honraron
desde el cerro al abismo, tocado y acariciado
donde todo surca la oscuridad madre
y dama de noche sin afectarle el cielo de la yerta amapola de luna desangrada
y su estramonio vestido de gala de estrellas.
Todos bailando en la fiesta de los no importados menos la rosa y el clavel masculino
que tiraron abajo el telón para comenzar la gala y el baile ganó la datura con la dormidera
por sus trompetas de los ángeles abriendo al clamor.
El Castellano.
FULGENTE FUENTE:
Te busqué detrás de la estrella
más brillante del azul eterno,
En el suspiro de amor
que corre y descansa.
entre la inmensidad
de un parpadeo.
Entre la obscuridad que alcanzó
a ver la belleza que te envuelve,
adentrándome dentro
para reposar siendo
una sombra más,
y te encontré en mi sueño
más cálido, en el cielo encerrado
que liberé, en la noche
que la luna baña tu cuerpo,
y en la noche que mi amor
corrió por tu cuerpo,
y te amé aunque fuese un día
en la penumbra
para así no olvidarte nunca.
Manantial fulgente de inspiración
es tu mirada tierna sin compasión.
matices de esmeraldas tu
pupila enfrentada con mi pupila.
La golondrinera el aroma de tu piel
frágil y esquiva,
con sus cipreses y tejos
el color de tus cabellos,
con sus amapolas amarillas la actualidad
de tu color de pelo lhiannanShee.
que corre, que escapa y vuelve
el cosquilleo,
tu boca con mi boca bebiendo
del mismo agua y manantial del deseo.
tu piel con mi piel avanzando
el fuego del sentimiento.
El Castellano y Leannán.Sídhe
PRECIPITACIÓN DE MIS OJOS:
Ojos trazados para todo lo que tú ves
negados a mirar, del laberinto ausentes
prohibidos, coartados de la mirada detrás suya
no soy yo, no eres tú
después del hecho despierto
perpendicular a todo rostro que amanece
y arrasa mi ser en estupor
en silencios por conquistar de perdidas mentes
incapaces de reconocerse, de adaptar su momento
y residencia mental a lo perfecto brillando cobijado
qué paso con lo que soñé y el segundo cambió
aguardé congelado en el seno de la luz y alma
sobre todo lo que vino y vendrá
hablo con la piedra del mirar
no hay rosas sin espinas,
ni rosa sin cruz por florecer
en todo ser humano,
como la flor quiere la abeja
la logia me quiere despierto
informe forma de vivir siempre
conociendo que ya estoy muerto
sin sentido morir de nuevo
volver, ilusiones, esperanzas,
pasado de un mundo hecho
me siento vivo respiro mi aliento
estoy vivo muerto para la sociedad que jamás me verá
siguiendo sus superficialidades que tienen de verdades
todo cambio redención,
de toda elegía del ser
fuerza que me mantiene quemando mares
de gentes asumidas en superficies planas
de falsedades hipócritas de reconocerse
mundo mío del acero, días para los días
de la creencia de que puedo exprimir la perfección
que mi cuerpo guarda
así en inspiración no duerma ni esté cansado
seguro en el arraso de la soledad
un día tengo su medicina
para volverlo sueño del acto plasmado y realizado
puedo escapar por mis ojos
tráeme tu mano te alcanzo una estrella
sonido dirigido a mi
consecuencias del grito sobrevivido
todas las cosas que creo pasan ahora
y pueden cambiar
bebiendo paz y fumando destellos pensados
desde que vine a vivir,
claro me ves de existencia
amando al Sol
dame tiempo seré llama sufriéndote
por tu típica existencia impulsiva de tus deseos
enormes imperios me quieren inmersos
en sus planas filosofías y creencias de sentidos inertes
escapo con el sueño
soy el sentido del sin miedo
calor helado del cielo,
fulgentemente ostentado
en tu caricia del sin nombre rayo de sol
lágrima de lluvia cae de nuevo
prende el suelo en vida
bebiendo todo lo que has sufrido sin sentido
forma de los ángeles buscando la felicidad
de los dioses que cobijamos dentro
ese dentro es ausencia del tiempo inventado
planos de existencia de lo más simple a lo más bello.
Te acecho desde que vengo.
El Castellano a 10-03-2015
ODA AL RÍO MUNDO:
De un mar de tierra
que tú desembocas,
que raspas sus siglos afligidos
de volver a comenzar,
como plañía la eternidad azogada
en verdes espigas,
y senderos verdecidos del inmortal forraje,
cuna de mis erizos seculares,
y orugas de hojas recias,
desde el caracol judío blanco,
al cerro bajo,
haces llorar el alma de belleza
que contigo Mundo juega traviesa,
siglos solariegos
entre juncos de tu extensa rivera,
hábil tenaza del cangrejo cosechador de tu agua,
vienes que sublimas mi esencia
volandera, entre surcos de tu inmensa
hacienda de toda idea,
espárragos trigueros tu orilla en sombra
de boscaje ofrenda,
rito y culto a lo ignoto de tu belleza evidente,
Oh, río Mundo,
ruedo tus acequias que llenas,
cobijo en respeto, tus barbos cobrizos
y carpas doradas,
arteria y vena del terreno
desde tu álgido nacer
en Riopar,
paradigma de chopos amantes,
y cepas de vida,
desnudo mi canto
te ofrendo
en compás de arraigo a mi tierrica bella,
castellana,
que se alce mi voz desde la encina erigida,
hasta un compás en cumbre
donde tierra nace,
y raíces gritan de su silencio sediento,
oh, Castilla cantaré extasiado
a tu saliva,
y lágrima de belleza
en tu horno de espejos
del río Mundo.
Förüq castellano Miguel Esteban Martínez García
Oda a la belleza:
Belleza:
Ruge mi vida
con impetuosa saliva,
un desdén de mares afilados,
cose que hila esta malva sensitiva,
azures sarnosos que avanzan
al latir fieles compases destapados
de mi escondida idea,
belleza eres por mares no sostenida,
balanza sin yacija, ni muerte escondida
acaso a ella conoces
que incluso, la tornas, bella,
mira la ventana crispada al infierno,
el parpadeo oscuro de la luz.
tú que definirte nadie podría,
ni el más inteligente
ni el más ignorante,
cumbre de ideales, pedernales deslices,
pólvora de sensaciones, fragor vaporoso,
bendices sin perdonar,
es tu prisma un ocaso sin lejana letanía
de esta realidad que se pierde,
atraviesa tu puñal absorto
hiende mi carne,
solo encontraré que brotará mi cuerpo
todas las flores de los campos,
tu cúspide sin hallar, tu vida sin hallar
cumbre tuya se llama planeta Tierra
abismo centelleante hasta perder la cordura,
madre del acto,
belleza deidad suprema,
nadie la mata solo se la llama
y no siempre responde,
déjame tu azul manto sin amaranto
una noche bailaré con lobos
hablaré de amor con mi quimera,
el miedo me conocerá,
amada mía belleza de las flores
sángrame un horizonte de colores,
deshoja mis infinitas espirales,
haz que me crea como los mortales,
para blandir nuestro nombre entre nubes,
cabalgarán mis corceles tus verdes sienes,
yo no seré yo, así como tú eres distinta
para cada retina,
hada infernal
como leviatán celestial,
tú no entiendes de las maldades del hombre,
sólo pintas de la realidad todos los colores.
contigo izo cumbre,
resoplo agravios y señales
repetición
que nací para servirte,
como pájaro a su nido
señorita ruego
que elija este cuervo,
sin agraz durmiente
sopla mi sed de florecer tu alma
primavera preciosa,
desde mi mar a mi risco
osaré vestirme
de rudo hombre viejo,
soñaré como me sueña mi sueño
que yo en tus lares era el primero.
Señorita bella madre de mi izada bandera,
alza mi curva sombra
por la carne de mi siembra,
reverdeceré con tu cariño
primavera amada,
Mirenla anclada de mar
a la montaña de mi idea,
vengo que voy a vencer mi propio desespero
rizando como riza su vida el helecho,
desde la sombra de abeja,
a mi ceniza bella,
no habrá osadía que no te nombre
mi dama al hervor de siglos
antaños que llevas ya florecidos,
me despido por si te encuentro
El Castellano
Surco fantasmal:
Te vi detrás de la estrella más brillante
del azul nocturno eterno.
En el suspiro de amor que corre y descansa
entre la inmensidad de un parpadeo.
Entre la oscuridad que alcanzó a ver
la belleza que envuelve tus piernas.
Adentrándome para reposar contigo,
siendo una sombra más,
pero especial para ti.
Te encontré en mi sueño más cálido,
en el cielo encerrado que liberé.
En la noche que la luna baña tu cuerpo,
y en la noche que mi amor corrió por tus senos.
Y te amé, aunque fuese un día en la penumbra,
para así, por fin, no olvidarte nunca.
Es solo la vida en mis ojos donde un día
se mide por las veces que te imagino a mi compañía.
y una noche la vida de mi corazón sin sueños.
No importa que no te tenga,
no importa que no te vea, porque te siento,
y te siento más allá de donde acaba el firmamento,
en todo lo bello, en mi nostalgia y en mi recuerdo.
Donde me di cuenta que el sentimiento descansa,
no muere, como la flor sale en primavera.
No importa que no te tenga.
Porque después del invierno volverás a florecer,
te ame y a mi pesar y a mi conciencia te liberé,
pero con el saber que si vuelves será para quedarte.
Porque te amo a pesar de tus humores y tus huidas
porque a mí, no me engañas, yo soy para ti,
y muero si no me cuidas. Porque te entregué mi corazón,
por lo que somos y por lo que seremos, nos queremos.
No vivo viendo tierra vivo para sembrar en ella,
y tu amor prefiero sembrarlo a diario,
la luna de guía marcando a tu presencia cada poema y cada letra.
El castellano
Tu grillo:
febrero 12, 2021
Clareando su lividez
por sotos vastos, reales,
mi río navega.
Soliviando su bandoneón
dirige, blande mi grillo
el afilar de su tercera cuerda.
Entre el suelo de un ciprés enhiesto,
rigen blandamente espigas rojas,
jóvenes, juguetonas
como si tuviesen sangre
para sonreír
al viento que pasa
y no atraviesa.
Reposa que aguarda el cráneo
la tierra.
Ay la tierra, hay de ella,
sombras que complacen y acervan
la mansa espera.
Soliviar vetusto
que Ninfas y Sátiros pastorean.
II
Es un tejado llorando por la piedra,
con acequia desnuda de canalón;
un cimiento que plañe la helada,
y le agrieta el tiempo que ya no escapa.
Sauce triste, abatido, con portón
al mundo del grillo.
Entre blanda grama
fenece que acicala su alma.
Entre un arpa estacional,
y panales de ambrosía.
A la lluvia primera
abre su fiel Parnaso devorado
entre caracoles sonoros.
Grita la raíz acrisolada en ámbar
de intelecto mayor.
Cúspide de serena esfinge,
y dolmen de divina pluma.
III
El grillo único pidió un deseo
al manantial eterno de Hipsípila,
y fue no sucumbir
tras el acople, todo sonó
en manantío, y lo inerte
reposó su voz, de nuevo.
Para siempre.
Soledad dantesca de umbría
melodía, extendida por el Baco imperio
regentado por el claro de luna,
donde fluía su sangre de luz,
rojiza.
IV
Solar afán, solar entrega,
llegas que dictas tu pertenencia;
tu arraigo de hiladora,
hermana de negro hilo,
traes que cobijas mi jardín florido.
Mi grillo luce de nuevo
su primavera luciente
en lira de su candor de estrella.
Es su centígrado
que tu lustre musa engrandece.
Un solo marcó el ascua, irisada,
por su reposo en madriguera;
un deseo concedido él cantaba alegre,
a su musa del Alba.
Albilla más hermosa,
clareada sólo por sus pétalos de mujer fecunda.
V
Era un patio sombrío
con mi vena de acequia reverberando.
Un jardinero a la araña de su rosa;
la protegiera,
la cuidara como besaba la luna Sempiterna,
con tus labios de mujer serena.
Desliz en nácar, pétalos de tus falanges me hablan, marcando,
asignando, el vívido resplandor
envuelto, aterciopelado.
Envolvió mi vida, tus latidos flamantes
de estela considerada.
VI
Avancé mi yermo,
con mi grillo en mi bolsillo,
divisé en umbrío, frondoso parral,
mi secuela descendiente,
Hipsípila me protegía.
Pude abrir una nota
al astro mayor,
de armónica congelada.
Desnudabas musa mi latir
que sólo su premisa abarca.
VII
Ahondaba que saltaba,
el ímpetu de carcoma cromada,
al resplandor de su tacto,
y quizá su matrimonio
en unión con su oscuro astro,
blandía a la séptima sílaba,
luna que busqué por sombra y abismo
en esquela.
Era un disparo y azogué
lo que el cosmos me negaba.
VIII
Fui dichoso, me enaltecía
mi soledad pulcra arrebolada.
Espejaba ella el vestido a mi mujer verdadera.
No brillaba mi sola desquicia,
era lugar y tiempo suficiente;
para ser de la tierra enhiesta espiga.
Ella mi única amapola
Reina del jardín de Hipsípila.
Un soto y un llano;
desperté del bolsillo su oro trasnochado.
IX
Blándeme Oscuridad,
en tu acero y ala de pecho.
Que canten azabaches
tu magia del cinco
labrado este año.
Afortunado avanzo mi pulso
por candelabro este mayo.
Mi cenit por rectitud
del alma mía.
Un último acorde y me encontré
en la pluma tu arpa,
mi Ninfa que obligas no fenezca
el grillo que me da frenesí.
El Castellano
Hijo del mar:
Sereno estruendo,
en azul calmado;
unísono centelleo.
Tormenta, rompientes
Enolas cenizas;
canosas crestas,
de sus morenas salinas.
Cansado vengo yo
de moler sus eternidades abisales.
Ola, dame tu espuma
como blanca gaviota.
Y abre tu caracola 🐚
de espiral sonriente
que lleva a tus profundos senos.
¡Oh madre!
Conduces tu encanto
a inframundos
cubiertos de lágrimas.
Tu encanto no ahonda bondad ni maldad,
arrostra con poderosa mano
al incauto o al aventurado.
Al tiempo que se baña
en tus intangibles fuentes,
este que arrastra
sus engranajes
de principios sin finales.
Fondo sin pozo,
ni manto.
Tu eterna serenidad,
turquesa tu hondo vientre,
siempre nacarado
donde guardas crisoles
de reflejos tibios.
En pestañas,
que el agua cabalga.
Y mi vida traspasa;
centella de tu mirada
cuál candil sortilegio te causó,
como incendiar tu agua,
o blanquear tu azur
inabarcable.
El Castellano
Granate arterial:
VIII
Renuevo esta mi sangre yerta,
para servirte mi dulce dama,
bajo níveo nogal,
allá bajo su fronda suave
y denso selvaje
que auras allá quema,
bajo hórrida, tupida sombra,
servirte a las puertas
de adorado averno
beoda sed en brindis
de nueva, flagrante condena,
dioses del inframundo canten,
allá donde excelsitud
de tu aurea sonrisa entabla,
y a mis miedos sólo arredra,
bullicio entre ramas
saborear dulces trinos cantores,
que la vida entona;
se amurallan las horas,
se quede la frágil vida,
que honroso te siembro,
escuálida y temblorosa,
fuegos y dichas apacienta,
entre este brindis áspero,
de amimosas delicias,
mi sangre fugaz, honrada te sirvo,
pa' ser rama para ser de caudal tu savia,
fausto, aterido soplo,
de horrores no regalaba
ni flauta ni prenda a favonio
arrebataba,
mis estrellas sin temor,
piadoso de nublados ojos,
espíritu de leyes rotas,
caos antiguo
que desvelado, no huye,
ni mi risueña sien
relega en acto
a no seguir queriéndote
ferviente.
Förüq castellano er-lobo bohemio a 17-07-2020
El observador:
A esa flor que es flor en mitad de invierno,
parte de raíz profunda guardando, enterrando lamentos,
de nube densa emplomada,
en floración perpetua
abriendo a un ocaso desde el alba,
afán superior en fresco oscuro, umbrío patio,
un cielo tangible en vals terreno,
todo llevado por una primavera ficticia,
en profanado silencioso, vano vilano,
un cruelo alzado,
la pluma escurre sigilosa,
como mariposa nocturna,
blanca grisácea como agitar
de un ala cansada,
mi zorzal es único
y no espera en precaución al milano señor.
Ninguna rosa ha engañado
la perfidia de suelo terreno,
trampa esquiva del bermellón en pétalo
de rosa humilde canina,
silvestres aguas de gancho azul,
andar mío amargo por su vereda enajenada,
corazón de ceniza inmiscuido,
arriar mi harapo de sentimiento,
no tengo sombra,
ni me hace falta,
acaso fue bastante.
Rasgar anhelos
y vicisitudes atadas a ilusiones.
Una flor descendió de los cielos castellanos,
fé escurridiza,
sobriedad bajo sol humilde de marzo,
desdén altivo
como hundir la esperanza en una parca sonrisa,
girón de viento o paso definitivo,
temor recio de observar a los dioses
tras aparente muerte.
El Castellano a 09-03-2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario