viernes, 25 de agosto de 2023

Encrucijada

 








Encrucijada:


Sol claro, sumido en la oscuridad

donde preciosa te conocí,

todo solo allí te pregunté

de lágrimas en ojos,

cogiste mis manos

en soledad bañadas,

pudiste sentir mi alma en hielo bañada,

corría un sueño,

de una criatura enmascarada,

avanzaba aquel sueño de mí,

yo desaparecí,

entre un ángel perdido,

el oscuro halo dictaba la noche,

de sigilos,

y danzas exhuberantes,

estaba escalando yo, por más de ti,

preguntaste de un miedo estertor,

a acabar perdiéndote

como se pierde una flor de Hércules,

un día nublado,

nunca creí aquello,

nunca creí verme perdido,

sí en tu amor,

me miraste aquella noche

en el silo, en el vórtice flamígero,

sin mí, conmigo,

libre de no amarte,

para perderte un día lejano,

ni lo esperase,

vivo en el eje guiña la noche,

vine acariciando alto,

como se embebe tu rosa azul,

el ocaso de los dos

se construyó para no sentir seguridad,

encumbrado de ola y espuma de tu caracola,

fuego terso,

disparo de plata resonado,

hoy avanzo el laberinto de los dos,

medusa amada sacerdotisa maldita

que osaste negar amor

por lo sagrado la escritura roja

y el vino la sangre mece,

un sendero,

una escala,

un vértigo inexplorado,

era yo volviendo a vivir,

un julio me trajo,

un sol un color,

un armado sabor,

vine por ti, ya lo conocías,

antes de plañirme en hoja,

antes de arder la compostura sedienta,

soy de ti eco que se rezoga

al nivel del cerro más alto,

el signo mi luna azabache eres,

vinimos yertos jamás esquivos,

asolando verdades,

desnudando verdades habitadas,

nec vincere tenebras, et amat.

Te amo oscuridad,

si te venzo,

no volveré a ver la luz del Sol,

tan hermosa, fragante, del aroma,

incausado, onírico,

que te lleva y puebla toda osadía despierta,

tu sangre, mi sangre, tu ardor, mi herida,

tu aura viva

tu sinfonía de caracol

y mariquita,

trémula doncella escarlata,

tu bienvenida

mi estrella que suena mi día

mi maravilla, caléndula,

flor de Odín.

Mi amor, mi jardín de mujer.

Mi adorado albor entre ruego y toda flor.

Siempre contigo Musa.


Esteban Förüq y Leannán-Sídhe

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