sábado, 26 de agosto de 2023

Día 1 de Luna Mágnética

Semana roja 1 Este
El conocimiento inicia la visión.
Regla número 42


No dar nunca por sentado algo.

Duda hasta de  la duda, 
La princesa es mi victoria.



Si tu perro te comienza a ladrar
otra persona lo está alimentando
No estoy hablando de perros.


Sábana Espectral:



 









Palidez inaudible:


Era una joven noche, 

caída ya entre algodones de nubes, 
y un hueso de luna 
por blandir el horizonte, 
de sucesos famélicos, 
miradas fugaces, 
y testigos somnolientos. 
Vencido el atardecer 
bajo oscura premisa, 
que todo aliento encarcelaba, 
inquietud disparada 
de fuste en curiosidad, 
suscitada en envés 
y lo más profundo 
del humano anhelo, 
entre belleza y muerte, 
locura o razón sajada, 
juventud eterna, 
mito o paradoja en lucha 
contra lo caduco del ser, 
instinto en deseo servido 
en cáliz del mortal inmortal, 
como juego macabro, 
en inevitable curiosidad, 
un ser maldito, 
condenado a la vida eterna, 
y su sed de sangre 
que le envuelve, 
soga tensa de maldad eterna 
que vive y camina sigilosa 
sin condición de mera elección. 
Sueños encorsetados, 
en nuestra atracción 
por ese lado yerto 
de ser siempre en esta vida 
condena resarcida, 
entre oscuro granate, 
y acecho de ley 
y comprensión desconocidas, 
que emerge de historia 
jamás narrada, 
y seducciones finales, 
de colmillo y paradoja 
terror vecino. 
Leía los recovecos del alma 
transparentados en vivaces, 
ávidos rostros, 
sin esta sed 
que batía como rayo 
de plomo mi entraña, 
convivía oculto 
al sentido que relucía la vida, 
por colmar su caducidad, 
el tiempo jugaba 
en mi caso a otro juego, 
como lucha del tedio 
y sombra de buscar distinción, 
para regocijo 
de no repetir acto 
y maniobra, 
siglos parecían inermes 
frutas que morder, 
sabiendo que mi final 
no llegaría. 
Frívolo llegaba el otoño, 
que peras del olmo eterno 
dispensaba, 
aparentes los rostros, 
satisfechos parecían, 
llegada la hora yerta 
de negrez, oscura, 
flotante, 
algo llamaba estridente, 
era el nuevo hambre de la caza.


Förüq




Danzaba mi vida frívola, en medio de un otoño castellano,  era yo, como un pertinaz observador, las glorias y misterios entablaba aquella tierra mesetaria, observaba lustres y brillos de alegrías secuaces, también quien no me conocía, opinaba que capaz era de arrebatar con sola mirada  destello fugaz de risa desapagada, y llenar de pavor solos corazones imbuidos.

No podrían sin conocer dar significante a esa oscura sensación tersaban mis ojos verde azules cual turquesa onírica, capaces de encender en curiosidad anhelante, o rasgar hasta el palpitar más ávido, un temor inextricable podían hendir, en el borde blandía un gris cual escarcha su iris, no sabían ellos que no solo podían perpetrar sus rostros, si no también descifrar los más escondidos recovecos del alma y sus huestes vidas;

resbalaban por sus caras como rayos mercuriales, y el plomo más pesado y denso, se fabulaba de donde provenían, con su brillo ígneo, cual vidrio líquido, el más vivo, cual gruta y fondo, del manantial más encendido en esmeraldas. 

De facciones curtidas y temblorosas su facha era, a pesar de una casi mortal palidez expresaba su nieve de piel, ni el rubor intenso ni el combativo esfuerzo, tornar otro color su piel podía, y en lo expuesto pocos sabían, que no se cultivó más la imaginación, que mi juicio y semblante sempiterno.


Förüq




 Candidez y sentido

al servicio de honores románticos,
no hubo na terra,
que cultivar más imaginación,
que virtud en juicio,
todos arribamos a la virtud,
orgullo y perdición,
de jovial inocencia,
sueños en poesía
eran pulcra vida misma,
oh escenario pintoresco,
ungido en feroces, pasionales
llamas.
De lánguido temor efímero avanzaba,
hacedor de tiempos faustos,
en los que tejer ojos brillosos y anhelantes,
mérito real, acostumbrado,
el esforzado vilo condenado,
de sortilegio claro,
rondando me aferré a fundamentos de vida noctámbula
surreal;
de hora parca solitaria que rebrillaba
la sed de mi colmillo en tersitud de filo,
fantasmal lucía el pertinaz sueño sanguinoso,
blandía su deseo,
la tácita recompensa amilanada,
héroe tétrico del norte su silencio invernado,
no me afinqué en ninguna carrera del vicio,
era día de abyecta dicha florecida,
ruina de muchos,
oh creer cielo ganado,
mismo techo,
que habita una criatura tan hermosa y delicada,
ojos expresivos como sangre en sed vampírica,
unas manos que ni mejor pintor,
tratar podría,
tez fría y pálida,
cuan mármol sonrojado,
recién pulido,
su cabello de realeza azabache,
peinarse sólo en fuego pudiese,
su silueta era perfil del paraíso,
asombrado pregunté su cincel de nombre,
respondió:
-Förüq soy Leannán-Sídhe señora hada Reina, dueña de la profundidad, 
nocturnal.



El Castellano Förüq



Asumo un aniversario
digno de recuerdo,

cumplo trescientos treinta años
del designio fausto del
Panida trigo nacido,
en comparativa soy un
mortal inmortal jovial,
si existe la eternidad
me preguntaba al correr
de siglos sin hallar
respuesta válida
cadencia de haber estado 
en existencia puede,

II
He conocido sortilegios,
encantamientos por los
que su víctima cae en un
letargo de sueño para
despertar a los cien lustres siguientes.
Sostener la carga del tiempo
nunca es bastante,
oh, transcurrir infinito
de la sed.
Alquimista de sigilos
y silencios esenciales,
un día susurró mi Musa
que el amor y la seguridad 
eran enemigos
mi esperanza era total
pero no, mi miedo a ser
feliz.


III
Musa Luna sempiterna
era coqueta y en ocasiones
hacía que me muriera
de celos, seguíamos 
viéndonos a escondidas
yo, humilde descendiente
de Candamvis
adorador de Mercurio, 
mi Sol fierro,
anhelaba cobrar mis
lágrimas dulces vueltas
versos por y para ella
siempre veía a los celos
mordientes viles viborillas
invencibles, inextricables a mi temple.



La veía con curiosidad,
como se ve a un Fénix en una caverna,
como se encuentra a un resplandor
admirable.
Mis ojos iluminados
cual sed de cuarzo
bajo sol rebrillante.
Su tez era radiante 
como carne recién modelada
yo como alquimista de un recipiente
de sueños inmutables,
como la dicha y gloria la bañaban,
ya acariciaba una noche memoriable,
al candor de estrellas
y lunas argentas,
la profundidad su belleza imantada
yo era incapaz describir en fúlgida palabra
asordinada.
contemplé su pulido rostro
y papiros azabache cual su mercurio,
en ojos encendidos,
mi tristeza ya era fugitiva,
un rayo de fuego emanó
de la admiración cautiva en mi pecho,
capaz de concederme
en un pálpito inmortal,
mi corazón no cabía entre costillas,
tantos años se materializaron,
de ferviente amor por ella,
mi no-estrella mi viva Doncella Escarlata.



Förüq

Bendita danza de muertos,
azur e índiga sangre alzada,
miraba dentro su halo vestigial,
era como una orquesta de estambres su rostro,
perdido entre nubes de ocasos,
y el cobre solar,
augurios yertos sacudían
su canción,
sones etéreos de arañas desveladas,
rizos de albas y acuciadas
despensas de cielo,
su dominio era,
supremacía angelada,
descubierta su zona umbría
que todo placer revuela,
oh primavera
vuelve Ostara con tu principito,
del rayo del acorde olvidado,
una maravilla en su jornada,
por habitaciones de respuestas incendiadas
través los siglos sepultados
su mirada tersaba,
hace eternidades llamaban
a los míos antes yo nacer
blandían azabaches miradas 
las golondrinas;
al soliloquio confinado,
lanzo un baquio seguro,
escribo lleno de origen,
hoy,
a mi casa, su casa, nuestro reino,
entre zarzales de espina dulce avanzo,
un día de pocos
alzo mi linaje Solar
miel de luz en estados,
auge de los valerosos hombres,
que tierra osan pisar y ella,
de saborear su huella,
estos, que jamás pisan cenizas que son iguales,
al regio Sol caudillo,
entre esquelas vorágines,
de ángeles estrellados en sus alas
tersitud mi espada,
voy rumbo la tiniebla magna como cada cual,
no hay miedo canta mi sangre yerta allí te encontraré
también,
oh filo de polvo en aura,
vine blandiendo ríos
y solares como acequias mis venas,
exhausto, no me verán las mesnadas,
ni mi azada,
saco alegrías como mares,
origen y fin bailan de la mano,
no temas Musa a quien cruzó dos meses la Estrida,
traeré tu flor de Hércules,
así cueste mi alma,
honraré alba y osaso,
sólo como un Solar puede,
brindando sangre y simiente,
Néctar y Ambrosía,
tierra y vida,
lluvia y calma.
He oído a tu espíritu,
no me iré sin complacer mi dicha,
de eternal lustre alzado,
moveré cerros y sus huestes,
destruiré el destino
si no te quiere conmigo,
este febrero excomulgado
seré si quieres fiera de fieras,
señor de señores,
llama de hogueras
hijo su madre Luz,
tú eres la pulcra Voz.

EL INOCENTE

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