domingo, 6 de agosto de 2023

En 2010 me despertaste






















നുന്ചാ അസുമിര്‌ഇ മി ഫൈനല്‍
പൊര്‌ഖുഎ ടെ അമോ ടെ വെര്‍ദാദ്.


Cubo metálico sin fin,
donde se derrama,
mi vida, en una hoja,
fieles testigos
involucrados
mis verdes sueños
que sonarán,
goteando una clepsidra de mano
un hierro en el bolsillo olvidado
un barrote y un peldaño,
dejé mi inocencia a solas
por si vuelve,
a mi mesita de noche,
a un rosario oxidado,
a un armario cerrado,
a una vela de candelabro,
dónde yo me casé contigo
en su llama
y juré, juré no mentir más
a este arriano corazón esquilmado,
creí que la mentira
era ser feliz sin querer serlo,
de retuerto desliz
desmiento su designio
voluntad coja de verdades
para anticiparse al pasado,
raudales de belleza anidan
sin ser elección
sueño taciturno en cesta de mimbre,
todas las cosas
incluso las no creadas tienen razón.
Su sueño ha acabado
soñó la vida como su propia realidad
pero en realidad usted muriö
en aquel accidente
el coma le venció
y le introdujimos su posible devenir
que lo sintiese,
el tiempo se ha acabado,
debo apagar la luz.
No venció su destino.
Su hoja se completó.



El Castellano


II
Tus brazos no están lejanos
de este alma que te habla,
mis ojos cerrados
no cesaron en emitir
su brillo ilusionado,
recuerda que lo mío es para siempre,
cuando todas las luces comienzan a cerrarse,
cuando la noche comienza a sonar
yo estaré allí, esperando el momento por y para ti,
la línea del horizonte te bajaré a besos fugaces,
para que me recuerdes sembraré en tu cama ilusiones,
aguántame el embiste de la luz,
porque brillaré y mágico te alcanzaré,
tiene el viento quien le trence el sonido,
y por tus labios se descubre mi nido,
ese por el que el te amo queda crujido
en las pupilas que gotea el destino,
no lo puedo negar no te puedo dejar,
ni esperar que los cielos me bajen tus besos,
por ti  Quimera quiero luchar,
y llegado el momento los astros bajar,
el umbral queda escrito para tu piel alcanzar,
y los sueños realizar,
estrellas fugaces donde anclar mis esperanzas,
esas que tu campo avanzan,
y para los dos tienen trenzado el cielo,
la lluvia cae hacia arriba,
la noche comienza sonar,
el miedo se va por la avenida del beso,
y quedan mis labios de los tuyos presos,
llamando a tu corazón me verá el tiempo,
incendiando y prendiendo el cielo
llamando a tu amor.
Buscando ayuda prendiendo mi cigarrillo,
en tus ojos me miro, en la esperanza de mi sino,
alcánzame un sonido yo por ti vivo,
hazme libre cuando en tu ser me adormilo,
quiero sentirme vivo por si tu boca puedo acariciar
en vilo destellos en redención
eres más que un suplicio dormido,
eres donde mis sueños hacen nido,
y yo quedo en juicio,
por si vuelvo a la vida de nuevo,
que sepas que yo te miro que corriendo mi destino
de flores te envuelvo,
la puerta no se cierra de noche
y vuelvo a la vida a la mañana
cabalgo la oscura verdad
que sin tu ser me desvanezco
en letras del olvido que sin estar juntos
mis sueños se chocan con la franca tapia y verja
de todo lo que no puedo alcanzar
cuando yo, Quimera te amo de verdad,
y la inseguridad del destino se estrella
a las puertas de mi corazón
para ti abierto una vez más,
no juzgues este preso de tus labios
que jamás puede huir de la brisa de tus labios
y al horizonte clama la vuelta de tus besos
porque sin ellos la vida se escapa fugaz
en tu parpadeo,
solo y la soledad se escalda,
sálvame de un silencio que crepita tu nombre,
libre por ti quiero ser,
cayendo esta noche
que las flores y sus tules
me derraman tu sonrisa escampada,
no puedo correr no me puedo mover
estoy abriendo mi entraña para ti
sólo una vez en la vida
que tus ojos me devuelvan a la nueva vida.
Rezando a la noche de nuevo me devuelva a tus brazos,
cantando a tus ojos la vuelta de mi sonido a tu oído,
la ilusión jamás muerta quedó recuérdame
por si vuelvo a tus labios de nuevo,
escucha mi lamento por un desliz
no merecedor de tu aliento,
yo escalo el viento y traigo el fulgor
a tus ojos esos que la miel tejieron
y por los que encuentro mi mundo en flor,
escucha el latido de este corazón
estoy llorando por ti amor,
cuando los sueños se cerraron en flor,
yo estaba viendo allí para los dos,
el borde del papel a la espera no se cerró,
vivirá siempre esta hoguera
y mis ilusiones que jamás se desvanecen en la arena,
perdido mi mundo el nuestro quiere brillar por el cielo,
devuélveme al camino, mis ojos te quieren pertenecer,
y la luz encender brillando el sentimiento como ayer,
mi quimera despierta se hace verdadera
y yo mi vida no puedo detener de hacerte la primera,
porque al guiño del sol eres todo lo que amo de verdad,
ilusiones encendidas del fuego,
al fugaz sosiego vida eres todo lo que yo tengo,
al crepitar de la tormenta estaba yo despierto
buscando un lucero para encenderlo,
sí yo te merezco y tu latido me hace grande
no mires el fallo mira este calor que mueve mi aliento
a encender tu corazón este frío quiero abandonar
y quedar de tus párpados asido
a la verdad que mece el umbral del destino,
para alzar tu latido,
cuando jamás quiero blande(i)rme en el destierro de tu piel,
recuérdame sí recuérdame en el tiempo que quiso ser mi hiel,
para encenderme del ayer
y que no me imagino sin tus ojos de miel,
déjame resurgir y tu latido descubrir,
a un tiempo que me dispara
soy yo el que su trino avanza
por tu corazón su esperanza,
de servir luego a la añoranza
y dulce organza que tus labios acampa
mi Leana estoy llorando que si no vuelves
no mates de mi ser el cariño profundo nacido,
que surca el infierno y te baja el cielo,
por si acaso mis lágrimas
no sean realidad para mi corazón
que sin este desliz tuyo fue,
y que sueña que añora pertenecerte
como la abeja a su miel,
como la primavera a su caricia de flor,
seguirás siendo mi vida
a un tiempo que inverna
quien vuelve a ti siempre te perteneció
y al albor del rayo de sol
jamás podrás negar en albor.
Porque mi destino se trenzó para nosotros dos.
Sólo te pido me recuerdes
cabalgando la flor
por conseguir tu amor.
Y volviste de nuevo a mí, el camino jamás se cerró
para nosotros dos, la luz del firmamento brilló,
y bajo tus labios encerró el latir de este poeta bohemio
enamorado de la vida y de ti,
por sueños que cumplir desmenuzó el tiempo que te vivió
en más que un desliz esperanzas caen colmadas,
y su horizonte lejano en beso derramado,
pregunta al cielo por mis sentimientos de fuego,
al albor crecieron crepitando que quiero ser tuyo en amor,
leones aléjense lo mío es mío para siempre,
y que mi aliento no descanse,
para servir febril al amaranto en rama de este corazón prendido,
y que haga templo del humor vivo
ese que te tiene a su amor rezándote en vilo,
paredes caen desdibujadas y mi corazón un cuarto
abre al esplendor del acanto que mece de ti mi amor
más que el viento de tu voz, más que la miel de tus ojos,
resquicios de mi ser cabalgando infiernos,
soslayando astros para pedir tu mano,
al sueño y su voz onírica tejo de mi sentir la lírica,
fuego al albor del rey lucero al que le pido
brille este sentimiento preso
y me lleve a tus brazos por si vivo de nuevo
que en tus ojos me miro,
camino las aguas, rompo hielos, dibujo en tu piel firmamentos
de algodón y azúcar conduciendo el sendero
que me lleve a verte de verdad,
y me haga libre para que nunca se apague mi hoguera
que entera te colma mi bella,
para ser yo tu poeta, tu castellano,
ventanas a mi pasado derraman la avenida
y sólo quedo yo desnudo en la penumbra
mirando todo lo que dura
y mi amor por ti que jamás mi Leana te caiga en duda,
déjame mecer en mis brazos la belleza que te envuelve,
y por la miel de tu cara encontrar la ambrosía
esa fiel de mi caricia.

III.....III........III

Afilaba que tendía un
homicida cuchillo atricida, vampiro en sótano de fosa y de cúpula, con el santo lindero que es mi cuarto.



El Castellano y Leannán-Sídhe


III







Entre este cielo de auroras,
hay una bella que se alza entre todas,
es la noche de tu carita si yo pudiera hablarle
a la altura de los hombres,
le cantaría pidiendo su beso,
por ella desgranaría mis flores,
pidiendo rozar sus labios,
que brillan como destellos de todo lo que siento,
y es más que un hueso es espina dorsal
que me mantiene recto,
no hay ya estrellas en el cielo
que brillen más que ella, en mi corazón,
es de la noche esta armonía,
y su silencio que me cuelga,
para mi no hay más vida que osar su compañía,
mi campo de batalla su interior
que me fascina,
quiero recorrer su avenida
y su sonrisa sin prisa
amamantando a Diosa Luna,
ser su alegría como mi Sol sale cada día,
sostenerla en eterno arrullo
quiere cantar mi alma
que por ella estoy dispuesto a vencer
siendo hombre en amanecer
perpetuo de la estrella asido
jamás vencido, dispuesto a luchar
esto es sólo una furia que avanza
y yo la amo, y yo la siento,
Quiero luchar por los dos.




El Castellano








Espinelas:
1
Enhiesta flor fue semilla,
altiva plántula fue ella.
Quién fuese aquella tan bella.
Él, pupa acabó polilla.
Aún plántula fue pilla,
él aún pupa la amaba.
Aún flor la respetaba
juntos cuatro meses bellos
cómo fue lo saben ellos.
Él desde pupa esperaba.

2
Bellis annua siempre bella
sin ningún pacto indebido,
licor de mora bebido
brindé yo por amor de ella
y mío mas la botella
casi entera, mi infinito
lleva en corazón finito.
sólo nosotros dos flores
libres en cante folclores,
soy alcalaíno, cito.

3
Amor te adoro bastante,
tanto que ni te imaginas,
volamos sobre colinas.
Nada encuentro yo distante
feliz yo, el único amante,
ambos somos golondrinas,
folclores mas las endrinas,
el weche, mapuche, arriano,
nunca solar artesiano,
no hay destino en las neblinas.


4
Ahora, es ayer, henchir.
Amor obtuso, incesante,
mi vida en valor constante
valiendo la pena hinchir,
sin pena yo, rehenchir,
vigoroso, parco, regio,
como corazón de arpegio,
ella firmamento mella,
mas yo nunca ser aquella,
hijo del viento, bastante.


5
Te observo, mas yo la endioso,
amor, pasión más los vinos
lo mismo, yo catavinos.
a ella doy mi sangre de oso.
Vivamos sin el ser soso.
Toda mi sangre antibaquio
a mi mujer; Lofobranquio.
Viva yo y más mi caballo.
mas es él saltacaballo.
A ella la amo, todo baquio.















6
Tesoro mío guardado
dentro tuya el sentir puro,
espíritu era ello oscuro,
espíritu mi candado,
en alma estaba bordado.
La espera, vida gallega.
Lluvia hasta aquí las allega,
Beltane, una, mas las diosas
Aurora, Flora preciosas
su ayer muerto, entalega.



7

De celos ya no latere*,
amor, tan viva a raudales,
nacido en los manantiales.
nocturna cuenta el me quiere,
luceros, el Sol mas mi ere,
todo lo quiero en las calmas,
nacer temprano, los ensalmas,
universo cisne e indemne,
desde quince años solemne.
Celta el fuego, hace reales.












8
Vida, para amor morir
en tu pupila, en placer,
llegué donde renacer,
mucho tuyo a descubrir,
eterna alma, su existir.
Criaré las zarzas, hinojos,
mas viviré dorando ojos,
mi conversación es cena,
estabilidad la escena,
mas sabiduría, abrojos.

9

Este amor todas mis venas
se come mas manifiesto
toda mi sangre dispuesto
sin riendas cómo me frenas
te deseo sin cadenas,
te amo como sangres hiervo
deseo ser tu agua, siervo.
Ven a mí quiero tu risa,
ver que fui feliz deprisa
pero tu te amo fue FERVO.


10

Amado Nervo es el nervio,
fuera instintos y amistad...
de amistad mi lealtad,
amiga mi sombra, antuvio,
digna casa con compluvio,
antuvio en desuso ya anda,
hecho anticipado, banda
rosa por hierro, fragancia,
mi instinto digna elegancia,
del mío dragón parranda.

11

Mordedura con dolor,
amor ni cura ni ungüento,
puro y eterno es su cuento,
en mi abrazo le doy color,
envidia resbala, albor,
premisa estar en tu vida,
porque no hay razón, anida,
cuándo sepa dejaré esto,
este Miguel no es funesto,
tu merced de mi embestida.

El Castellano


FINAL TIERRA YERTA MI ÉGIDA Y CELADA









Poder sanguinoso



Abre esponjada la tierra
un candil flamígero
en calvero de líquida lumbre.
Sonetada parda
de misericordia sonora,
al pretil gesto
que anticipa el Samhain
de febrero
y su nueva primavera celta
en arteria, son y vena.
Sonrisa alba por tu tez serena,
y la mañana cansada
nuevamente vestida
del pétalo y caricia lisonjera,
al día de ninguno,
o de todos,
imperecedero afán
surca los cielos de nuevo en mis manos,
ferviente clarea
el lago que frunce
su espiral atónita descorchada,
inmiscuida chirría la navaja,
un eclipsar en sol cansado
de tanto destellar,
voy por los sotos solares
y sus hogueras, lumbres líquidas
que el ojo celeste jamás parpadea en vano,
un descubrir al capataz de siembra solar,
un abanico tornasol de sus simientes,
era la desquicia yerta
que la belleza plañía,
recodos del hondo aquelarre
y sus venas
ya férreas,
oro y sangre,
plomo y brea,
espiga y cante
la irisada guadaña que avanza,
un cerro y un eje tuerto,
todo lo que la tierra
abrió en gloria,
maraña desangelada
del ritmo huérfano,
tiempo y viento suficiente
para derramar
una lágrima en la aguja silente
del lugar,
percusión luminaria
en aras de espadas milenarias,
un señero meloso
un faz de luna imperecedera,
abrí la puerta de negros lirios,
al compás de un sí bemol,
al transparente pío enjaulado,
hacían ellas mi última nota,
las flores de osadía
llorando un río de sangre,
era el desvanecer de la idea,
el desnacer en abismo,
indolente,
un yo te sentí amor,
y volví a caer en la cuenta
de un sin vivir en vida,
de sombras grises
y hechizos de ojos fugaces,
labios míos en copla fúnebre,
sí esa que no existe,
y es baile difunto,
dulces sonrisas,
obnubiladas entre espigas rojas
de Júpiter,
mi guerra que no acaba sin atisbo
de comenzar aún,
al murmurio luminoso,
que abren las cicatrices
del tiempo angosto,
buscándote en la noche,
gritos de un silencio
que exonera
mirando la cuerda
que sostiene el palpitar,
preso de la noche;
en ternura de caída escuchando
mi alma crepitando
la señal de mi insignia desvelada,
mi destilación
siente aparte,
destruyéndome brillando,
yo soy mi destino,
quién se atreve
a cambiar su color,
sólo me dijeron
planeaban alinear la belleza de la sangre,
y poesía fuera sed
de transcurrir
entre dolor y palabras bellas de vida,
despertar semillas en el corazón del sueño
planteaba yo,
un sonar de eterna esquela,
atemporal o sin tiempo
de dejar de ser poder,
poder de sangre, bella,
granate, carmín al beber
por labios derretidos en extasía de placer,
el poder sanguinoso
que arredra y eleva a nueva vida,
transfusión elaborada,
de hematíes insomnes,
sed que no yaga ni descansa,
yace en secuaz manto
que su vida
irremediablemente
me evanesce.



Förüq castellano


Tramontado en Clavelina 2017



Ensombrecido en caudal
encumbrando la tersura armoniosa
de espadas.
Caudal tenebroso
este fiero, adusto Sol de flamígero son.
Por la vena de luz de luna
mansa, descubre su reguero
en cal y canto su piel sedienta.
Avanzad mis ciegos corceles
vamos a sembrar nuestros ramilletes
y que nos apiade suyo
el Padre de los hoyos del sol,
surcos extensos
con superficies de luz,
llorando a esa luna
que blande mi runa de cuervo,
danzo mi hoguera
en un torno de cristal,
profunda encañada,
desapagable herida,
fui niño ciprés, con pie
de soto, entre acordeones
de oscuros fresnos
y pureza labrada en ojos,
hito de fuerte mimbre
ahogaba que soterraba
la violácea arpa,
bajo manos de mi madre,
un río se acervaba,
por sedientos muros,
sosiego mañanero
que acicala mi espada,
en siglo de hondo tajo,
mi montaña, cumbre de nervión
irascible, su clara secuela,
por mi lengua de eno,
mi hijo es de agua,
como pretiles chubascos,
sudor de senos
que recoge,
una égloga en Sol tramontado,
yo sin luz,
febeo arriendo,
con espinas
descolocando las ondas
de su paso,
tapial se alza entre mis muertos,
con hoz que sosiega,
mampuesto
entre sangre de mayo,
que la tierra abre surco,
claridad de amapolas,
magarzas,
por un regato apostado
en este mi tejado cristalino.
Hasta avengar todo mi pasado
yerto en huecos
y fisuras de un tiempo difunto.
Por él y lo acontecido
marcho,
afilo mi zarpazo
abriendo clavelinas
y fuentes como inermes regazos
de lo que dispuso
el hierro de mi destino,
surcando a solas
la bravura de procelosas
tesituras,
en colmena y comunión
de mis ancestros;
padre y madre soporíferos
en numen del astro áspero.
Regio Lugh mediando.




El Castellano


 

 

Ojos de Tierra


Clama la flor, abeja del lugar por gritar.

- Ven, toma mi néctar,

déjame compartir mi vuelo contigo.

Réquiem por la flor, oda visigoda por la margarita

con su mariquita, sauce caído,

cobijado tejo, crepitando:

- tú eres primavera.

Olmo viejo en retozo,

quebrado por la aguja silente

de la carcoma.

El cadillo miente, mientras el abrojo

clava el sentido, quiere la amapola

ser la alegría del lugar.

Cuando el brezo enraíza

el alma de sangre

por derramar mi cuerpo yerto

en la navaja, mientras

la lavanda amamanta la abeja,

y abejorro que llamé genaro.

Amaranto el firmamento

llórame una estrella

y su hueso de luna que

 rompa firmamentos

en auroras,

que venza colgándolas

de las pestañas,

y mientras las pupilas

en sombra abren su cueva

en la clamada verdad.

El Castellano.

 

 

Soñé, te viví, te besé,

te anhelé, te abracé, te sostuve,

te mecí en mis brazos,

te acurruqué, te dí de mis labios

de beber; hice tus piernas

recorrer en pasión,

te viví desde pies a cabeza

y siento decirte algo:

- que no me gustó, me encantó,

me emborrachó, me drogó,

si acaso, hubiese posibilidad

de que yo no estuviese muerto

sería por tu recuerdo, amor.

El Castellano.

 

De este cementerio viviente

que me dejen ser la flor,

que por lo menos

a un muerto da calor;

y al difunto, la caléndula su luz,

adorada, nacida del rayo de Sol.

Quien te quiere, te quiso y

te querrá desde este corazón muerto

te amo en albor flor tras flor,

elevado resquicio de caricia

de Diosa Ostara

en resquemor de primavera

cardos brillando en espina

de dolor, desde mi nicho

pido mi nicho de espinas y de cardos

cuando llegue el momento

si no a mi no me entierran en este cementerio del que vengo

y que la parca fría venga a por mí que este hombre

ya ha muerto y su último suspiro

fue un yo te sentí amor

voy a tu encuentro.

El Castellano.

 

Diente de león por clamar

el prado yerto, donde lo vivo son las plantas silvestres

incluso el cardo de las damas, las malvas, las piedras agujereando el terreno

molinillos al viento, por gemir caléndulas silvestres y

papaver hibridum, amapolas roheas sangrando borbotones de sangre de tierra por brotar

plantago por llenar el campo de espigas con flores, todo escarabajo gozando de la flor

cómo decir que la flor sea sólo la flor, si del reino animal es templo, hogar y morada

donde todo empieza y todo acaba.

Margaritas en envidia miran tus ojos y luego miran las estrellas,

una sabia dice y afirma: son mejores y más bonitos sus ojos que ardieron los luceros,

vidas de tu entraña alborada, que el oro no es oro sin mirar tu corazón;

Corren las amapolas, de tu sangre arden en hoguera

incombustible, plena, yerta, indescriptible esencia.

El Castellano.

 

Golondrinera frágil, esquiva, reina luz del bosque de las sombras

con tus amapolas amarillas, los luceros del cielo.

Por poblar jacintos silvestres, tragopogones, amapolas por doquier

amando la primavera entera en un mundo que cae disuelto

en espinas de cardo y alhajas de flores de todos los colores,

mi templo, mi casa, mi hogar, mi albor, sin alcanzar las plantas silvestres

por poblar este mundo silvestre por mirar y dan ganas de tumbarse

y ser la flor de muerto porque me tumbaría para que me crezcan las malvas

y mi cuerpo críe malvas y cicutas rojas y negras de tinta y sangre

mi condenada bandera.

El Castellano.

 

Estampa quieta, tejida en el umbral silente, nacido de las sombras

y sus benditas estampas de damas de noche, la flor blanca estrellada

canta tambores de la tierra.

Y los grillos afinando el violín están.

Las margaritas tienen el te quiero tatuado a fragua

de la flor que sea flor, belleza creada del rayo de Sol

y su albor mecido por dioses, acariciado por Ostara

el humor de primavera cuelga de las faldas

mientras mujeres hilvan y trenzan sus cabellos en oro fino de seda.

Yo soy un humilde escriba d ela flor de difunto

caléndula officinalis, por la que el muerto encuentra la luz.

El Castellano.

 

Bebo de quel cáliz antiguo siento las estrellas

buscando la respuesta para ser feliz.

En la planta en albor que crece del rayo de Sol,

sabiendo un secreto de druida de que si miras el Sol

al amanecer minutos y minutos todas las plantas en flor silvestres

brillan incluso más fulgente que el rey lucero,

todo lo colma su brillo, la tierra deja paso a toda vida en color,

a través de la caricia nos trae Lugh.

Reinando el Sol está, hablé con la lombriz de boca gris

que apareció tras mirar fijamente preguntando

a una flor de difunto me comentó que podría indicarme de la tierra

donde todo es libre, no hay dinero, todo vive por suprema ley natural, sin miedo ni odio.

Le pregunté a la lombriz que dónde quedaba aquel lugar,

y me dijo con amplia voz:

- bajo tierra.

El Castellano.

 

Monte elevado en el horizonte,

brezo, encina, carrasca, esparto, espino,

todo crece en albor sin preocupación suprema

nada más que seguir viviendo y echar generaciones.

Hoy me desperté y contemplé la ciudad con todos

los edificios grises, como sus gentes

todo pasa de tierra y aquella que me dijo la lombriz

boca gris me espera, así tenga que estar mi cuerpo

frío, caído de hoja en otoño, no espero vivir eternamente

ni ser festín de gusanos tempranamente.

Yo acabaré por entender la mentalidad de aquella lombriz

de su tierra, que no hay preocupaciones,

fue el ser humano el que inventó el dinero

y la esclavitud que trajo.

 

El Castellano.

 

 

Amapola silvestre,

llévate mi sangre a las entrañas del inframundo

así como tus pétalos elevan la sangre de los suelos,

que tus raíces me conduzcan al tercer reino.

Ooh, espino amarillo, que bajo tus espinas

han visto infinitud de cal varios nacer los montes

y senderos, que todos llevan al mismo sitio

a perderse en el elevado espino de tu luz.

Ooh elevado, cuál sería tu misterio

para dejar a este escriba absorto.

Brezo silvestre, sin miedo, tras el olivo

te vi crecer, y una margarita cerró junto con el verso

de la caléndula arvensis que tapó con sus pétalos

en cuña, al caer la luna al cielo.

A tí genaro, abejorro de mi jardín

te extrano y echo de menos, bonito.

El Castellano.

 

 

Corre trémulo a desvoz el cosquilleo silente,

que avanza, que recorre tus piernas en ambrosía y miel de dioses

junto con tu aura y alma de dulzura sacada de raíz de la tierra, mi hada

ni una flor se te cayó, ni un pétalo dañó, agarraste enraízada con albor

y tú tragopogón, duende, el mismo destino de rey silvestre te espero

y aguardo en mi maceeta, ya que en lo que llevo viviendo

ni una planta se me ha muerto con mi don,

hasta amapolas comunes vieron florecer mis macetas,

hasta margaritas de manzanilla gorda, hinojos, brezos, jacintos silvestres,

crié como un dios creador, dador de vida incluso de la humilde semilla

de la calendula officinalis.

El Castellano.

 

Encina del rayo crepitante, de mi ser llorando,

hojas escritas en sangre, enraizando sentidos sin descubrir

amando inertes actos incluyendo dichos sabidos y en desuso.

Su condición asesina de la estampa en soledad y pena de procesionaria

todo avanza en un sentido mientras yo me detengo a mirar

el cuervo que me persigue por poeta maldito, extraño mi casa,

este ataud es frío de tiempo muerto.

Este ingreso y ni siquiera puedo encender un cigarrillo

para quemar estos pensamientos parcos y yertos

como mi cerebro en esta lata de sardinas, de cuarta planta de suspital de Alcalá de Henares,

donde nací y casi me sostiene eternamente la silente muerte.

El Castellano.

 

 

Mi vida te escribo como gota que va a los mares

tú que fuiste altiva, ningún humano te pisó

los dioses honraste y te honraron

desde el cerro al abismo, tocado y acariciado

donde todo surca la oscuridad madre

y dama de noche sin afectarle el cielo de la yerta amapola de luna desangrada

y su estramonio vestido de gala de estrellas.

Todos bailando en la fiesta de los no importados menos la rosa y el clavel masculino

que tiraron abajo el telón para comenzar la gala y el baile ganó la datura con la dormidera

por sus trompetas de los ángeles abriendo al clamor.

El Castellano.

 

 

 

Ababol de mi tierra

dime en qué fallé

por qué mi falta de conciencia

e impulsos a aquellos límites

que año tras año me condenaban

a falta de realidad

por qué tuvo que caerse el cielo

con este ingreso yerto

para yo despertar y luchar

por lo que quiero de verdad

deja de gemir con tu sangre amor

que ya pasé cinco meses de encierro

y en enero la libertad será lucero

hoy te quiero mañana en mi casa

te cuido con esmero

a nadie le cambio mi estampa

porque de tanto sufrimiento

ya me he ganado el cielo,

amo mi vida y respeto la del resto

hoy árbol mío he llorado mi tristeza

también es enfado conmigo

por los errores que a este encierro patético

me condujeron

lo peor es no entender la siquiatría de este país

que a medicamentos se comió mi vida

como si lo normal en este mundo

fuese ir de sumiso y zombi sin razonamiento

por somnolencia

hoy mi hiel es dolor con piel

mi garganta se desgañita

y adopto el canto de los grillos compañeros

para olvidarme y como no puedo

alimento lo negro

mi sufrimiento es mío

hoy te desvelo, pasaran días,

pasarán meses

pero sigo condenado en este país

con tratamiento y de por vida

la etiqueta de enfermo mental,

haga lo que haga no lo puedo cambiar

como no depende de mí

caléndula mía acompáñame el dolor

y que tu luz mitigue en albor,

poco más llevo muerto desde el 2005.

 

El Castellano

 

 

Ojo sangrante :

Avanza en un sentido

de su umbral tejido,

la caída en rojo tendida

lo efímero y devaneo

su tiempo caía mordido por la moral

retorcida del difunto

arañaba su vida

marcha atrás

dibujaba brillos fugaces en hoguera

de los sentidos,

corría el humor

trenzado, sanguíneo,

colgado del párpado

y sus persianas

que chirrían

deslizándose el alambre de ovillo retorcido

por gatos en sus tejados;

iba mi cordura deslumbrando

intermitentes luces de neón

en el cubito de hielo

del vaso de absenta,

tú tumbada te imaginabas un albor

y hueso para este poema

mas de la cuerda afilada

se sostenía

con su grillo ahorcado

meciendo el sino

espinas de frutos de estramonio

clavadas.

La luna colgada

iba en vuelo

al son de su sí bemol

un sangrado pío

que madre oscuridad vio

sonámbulas las pestañas

hoy cuentan sus arañas

en taciturnos idilios del Creador

sin más razón que amanecer

crepitando del rayo de Sol

y su eco sordo

llorando ojos ausentes

engrillados sin piedad

donde el ciprés

mecia las almas de sus muertos

oscuridad fundida su caricia

en el año internacional de la luz

con su cementerio de lombrices sin razón

y grillos drogadictos esclavos de su perdición

el camino se iba abriendo

en tumbas destapadas

por yertos huesos que querían seguir viviendo,

mas poetas que debieran gobernar este mundo

que se pudre

en envidia, interés y codicia

el ojo en sangre de este cuervo

nada le sorprende

todo está hecho

pero no dicho

con lo que de poema

mi nicho con mi verbo

de espinas.

El Castellano y Leannán-Sídhe

 

 

Sombra te atraparé:

 

 

La sombra se sostiene

mirando altas torres

profundas de oscuridad,

iluminada al final de los días del hombre.

Lloviendo coronas de abrojos inertes

al son del trueno centelleando,

hoy ella me mira y mira

esto ahora pintado lúgubre y umbrío

fuera sí fuera de lombrices

ella camina oscuros límites

de la tierra Estrella Muerta

camina por fuera

pintando su sangre

de Mujer de las flores silvestres

por cicatrices los seres

que la destruyen

hoy pasan el filo de mi letra

vuelta cuchillo de vena,

sótano de luz y nicho casi destruido

que su día avanza sin permiso

en las cabezas de grama por cortar

y florecer la caléndula del mirar,

ojos de sangre acabando la etiqueta,

arterias de venas estrelladas en llamas

para quemar doctores de las mentes

y su fuste y embiste de mentiras,

me visto del último de la fila

para ser el primero

como no hay final sin principio

en este tablero mi astilla florece el viento

y cavo mi surco de vida

sin vivir esperando tierra,

sembrando en ella

para recoger opacidades violetas

yo hoy sí estoy hablando

tú escuchando

siempre y para siempre es mi lema

yerto, vertical, estático.

Mi araña cabalgando en papeles derretidos

asomados al vértice del Dios interior

que de noche lo siento soy Demonio

en tu estampado reino

siente y siente silente

mi infinito consciente

de quiénes somos tú y yo

amada sombra juro

que algún día te atraparé

mi linda.

 

El Castellano y Leannán-Sídhe




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