Quiero daros cuanto no puedo,
siendo esto, trabajo y vigilia de mi pluma,
puro agrado contentaros,
seguros mis defectos para que un perfecto presuma
llevarán al menos digna excusa de sentirnos,
Soledad en pensamiento, solía a buscar contento
que al mirar produce como sentar un corazón tan a-
alto, oh, tornado de una vida,
que tan de bien, no quiero ver la luz,
que tan de bien el mal ha hecho falso.
Quererte de sudores de poco ingenio, no quiero,
me libre, de borrones y tachones,
ved, hasta donde llega mi locura,
matiz, busca entre perfricciones,
color, y algún suspiro entre carbones,
corazón, vida, quiero tu almíbar.
Un cuento de 1998
Había una vez un erizo muy simpático que vivía en un bosque. Un día, una rana le invitó a una
fiesta de disfraces.
Al principio, el erizo se puso muy
contento, pero después empezó a preocuparse porque él no tenía disfraz.
El erizo pidió ayuda a su amiga la tortuga tuvo una idea fantástica: Cogió un bote de pintura
amarilla y cubrió al pequeño erizo ¡Ya está! Dijo la tortuga ahora vas disfrazado de sol. ¡Sí, eres
un sol estupendo!
Todo redondo amarillo y lleno de rayos.
Y el erizo se fue feliz y contento a su primera fiesta de disfraces.
Miguel Esteban Martínez García 26/07/1989
El Inocente
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