sábado, 27 de abril de 2024

9 Canto a un tronco muerto-#/333/&9

 






Canto a un tronco muerto:


Recama heraldo lenguaje

las simas de tu palabra

huero sonido que avanza

y el ser alza.

Inamovibles torres, belleza

aguardan, oro noble

hondo, profuso Sol cercano

padre de fachadas de Castilla.

Encinar raudo,

acoge al puro roble

vetusto soliviar escarpado

cuna del árbol resucitado.

El final en el viento es una promesa.


Desde Cuenca a Toledo

desde la corona brillante

de Ciudad Real a Guadalajara

pasando por Almansa y el frío

de Albacete apostando en el río Cuervo,

y el profundo Tajo, desvistiendo

febril al río Mundo.

Reviviendo este tronco muerto

en Riopar, avanzo, amanezco

ligias y barbechos tras

surcos de furtivos arados.

Fortalezas empedernidas

fervor de ojos lucientes

pasados del mañana.

Me bañan sus fuentes

en patios de arañas e higueras

en sotos de almendros

y nichos de nogales verdecidos.

Mi hoz de trigo y centeno

eleva su carne

por esta mi tierra

y su vorágine.

Canto por el revivir

de este tronco muerto.

Blanca idea, surco en recodo

por brezos y mirtos agujereado,

retemblaré como el esparto.

Grajos escondidos picotean

mi alma; crascita voz serena

alcanza tu semblanza

me tejí exhausto

en tu oscura raíz

del antaño.

Blanda tiniebla envuelve

el dormitar de tu carcoma.

Levantarás de tu sueño

Rey Rodrigo.

Y nuestro Cid

¿Vestirá tu palabra?


El Castellano

MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA

Lugar Mirador del Henares Castilla, España

Análisis de Carlos Alberto Huamán Arellano

El poema “Canto a un tronco muerto”, Miguel Esteban Martínez García, es una profunda reflexión sobre la vida, la muerte y la resurrección. A través de la metáfora del tronco muerto, el poeta evoca la rica historia y la naturaleza de Castilla, España. La obra parece ser un homenaje a la tierra y sus tradiciones, así como una meditación sobre el ciclo de la vida y la persistencia de la memoria.


El poema está impregnado de imágenes naturales y referencias geográficas que conectan al lector con la región de Castilla. La mención de lugares como Cuenca, Toledo y el río Tajo añade una dimensión de autenticidad y arraigo. Además, la figura del Rey Rodrigo y el Cid Campeador invoca la historia y la leyenda, sugiriendo que la cultura y la identidad castellanas son tan duraderas y renovables como el “tronco muerto” que da título al poema.


La estructura del poema, con su ritmo y su lenguaje evocador, refleja la belleza y la fuerza de la naturaleza y la historia que describe. Es un canto a la resiliencia, a la belleza que persiste incluso en la muerte, y a la esperanza de renacimiento y continuidad.


¡MIGUEL ESTEBAN, FELICITACIONES!













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