Canto a un tronco muerto:
Recama heraldo lenguaje
las simas de tu palabra
huero sonido que avanza
y el ser alza.
Inamovibles torres, belleza
aguardan, oro noble
hondo, profuso Sol cercano
padre de fachadas de Castilla.
Encinar raudo,
acoge al puro roble
vetusto soliviar escarpado
cuna del árbol resucitado.
El final en el viento es una promesa.
Desde Cuenca a Toledo
desde la corona brillante
de Ciudad Real a Guadalajara
pasando por Almansa y el frío
de Albacete apostando en el río Cuervo,
y el profundo Tajo, desvistiendo
febril al río Mundo.
Reviviendo este tronco muerto
en Riopar, avanzo, amanezco
ligias y barbechos tras
surcos de furtivos arados.
Fortalezas empedernidas
fervor de ojos lucientes
pasados del mañana.
Me bañan sus fuentes
en patios de arañas e higueras
en sotos de almendros
y nichos de nogales verdecidos.
Mi hoz de trigo y centeno
eleva su carne
por esta mi tierra
y su vorágine.
Canto por el revivir
de este tronco muerto.
Blanca idea, surco en recodo
por brezos y mirtos agujereado,
retemblaré como el esparto.
Grajos escondidos picotean
mi alma; crascita voz serena
alcanza tu semblanza
me tejí exhausto
en tu oscura raíz
del antaño.
Blanda tiniebla envuelve
el dormitar de tu carcoma.
Levantarás de tu sueño
Rey Rodrigo.
Y nuestro Cid
¿Vestirá tu palabra?
El Castellano
MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA
Lugar Mirador del Henares Castilla, España
Análisis de Carlos Alberto Huamán Arellano
El poema “Canto a un tronco muerto”, Miguel Esteban Martínez García, es una profunda reflexión sobre la vida, la muerte y la resurrección. A través de la metáfora del tronco muerto, el poeta evoca la rica historia y la naturaleza de Castilla, España. La obra parece ser un homenaje a la tierra y sus tradiciones, así como una meditación sobre el ciclo de la vida y la persistencia de la memoria.
El poema está impregnado de imágenes naturales y referencias geográficas que conectan al lector con la región de Castilla. La mención de lugares como Cuenca, Toledo y el río Tajo añade una dimensión de autenticidad y arraigo. Además, la figura del Rey Rodrigo y el Cid Campeador invoca la historia y la leyenda, sugiriendo que la cultura y la identidad castellanas son tan duraderas y renovables como el “tronco muerto” que da título al poema.
La estructura del poema, con su ritmo y su lenguaje evocador, refleja la belleza y la fuerza de la naturaleza y la historia que describe. Es un canto a la resiliencia, a la belleza que persiste incluso en la muerte, y a la esperanza de renacimiento y continuidad.
¡MIGUEL ESTEBAN, FELICITACIONES!
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