jueves, 2 de febrero de 2023

La belleza y la bestia 2012

 

original:

Poema de 2012:

Gran luz, amarillo brillo de tu amor,
luz de tu esencia, sangre de fuego en tus venas
de vida en color, mas atada a tu tierra,
solitaria de tus páramos,
amapola amarilla de montaña,
reina hada del bosque de las sombras,
en tu despertar iluminas espíritus olvidados
del corazón más profundo del bosque.
Mas tu hermana sangrienta roseta de penitente
nace debatiendo qué color vestirá su flor
violeta de reflejo de luna,
manchada de sombras de amor a la noche,
o rojo cual granate hechizado de corazón de sangre congelado,
sea cual sea su manto, no olvida;
vestirse de todos los colores
con el negro más opaco,
de recuerdo al fin y el resurgir,
al comienzo del pétalo amado.
Aún sabiéndote amante de la soledad
también creces en familia,
de sangre marcada tu insignia
recordando que quisiste tener corazón
y te ataron a la tierra,
hasta en tierra muerta creces,
para aliviar tu pena poco necesitas,
tu belleza alivia tu alma,
del viento obtienes tus caricias,
de insectos los besos, y del tiempo
el sustento para tus semillas de tus urnas,
ciegas nacen, ciegas caen a la tierra, en la noche de lluvia.
Un día de primavera a una
se le ocurre el sueño de despertar,
pronto sus hermanas le siguen,
en belleza de la vida ves nacer y morir,
espíritu de reina tu entraña amapola,
nadie te odia, muchos te aman,
bendices la casa si tú, gran luz,
floreces amarilla en la rocalla.
Mas si tu bendición es ser blanca y morada
das el sueño de la más bella hada.
Si naces roja y negra das tranquilidad y alegría
al espíritu que en guerra se encuentra,
si eres roja como el carmín del deseo
tienes el amor del camino que cruzan las almas,
como tu eternidad en la tierra
a la que te ligas y esclavizas.
Quién te daría ese nombre de amor,
quién te nombraría desde la antigüedad
planta de la alegría,
quién conoce tus secretos,
sólo quien se funde con tu sangre,
quien ve tu alegría en la primavera,
que te cobija,
quien ama la vida,
reina flor te ve en la tierra
y amada musa tu belleza,
quién te conociera, quién te conociera.



El Castellano
Versión II:


Bosque de jardín umbrío:

En el bosque de tus ojos quiero perderme.
En el campo celestial de tu mirada
Vivo y quiero vivir, siempre.
Del paraíso de tu cuerpo,
Soy caricia de lluvia,
Soy melodía de viento,
Soy te amo sin tiempo.
Porque de tu corazón, soy eterno,
Y tu amor es lo más bello,
Y caigo en el sueño
En  que abres tus pétalos para mí
Bajo aquel árbol del deseo,
Y crecen las flores
Y el lago emana
De la belleza de tu alma
De las violetas y amapolas,
Del jardín de la alegría,
Eres tú la ninfa mía.
Y las flores de malva tienen envidia,
Las rosas celosas crearon sus espinas
Porque mi amor fue para ti.
Las campanillas más sencillas,
Crearon en flores sus voces,
En notas de amor al que llaman
Y buscan trepando y enredándose,
En la maleza y la piedra,
El helecho en duelo
Rechazó la flor y la semilla,
A esperas de ganar tu amor,
Con sus hojitas en belleza
Que se despliegan como un caracol.
Las droseras ansiosas
Su trampa desplegó
En son de atraparte
En sus dulces gotitas de néctar.
El musgo enamorado así se quedó,
Pequeñito y suave como el terciopelo,
Para acariciar tus pies y sonreír
Con la lluvia y el agua.
Donde la belladona cantaba
Y de la luna se creía preferida,
Abrió su amapola azul y negra
La adormidera,
Siendo el sueño de las hadas,
Su prima la golondrinera,
Su amapola amarilla,
Fuego del bosque de las sombras
Liberó su ninfa con una gota de rocío,
Con ella llegó la primavera,
Contigo ninfa mía llegó la belleza,
Y tú amor en alas de mariposa,
Abrigaste cada sueño,
Arropaste cada pensamiento,
Y ahora no sólo eres mi amor,
También la más linda flor de mi sentimiento.
Nunca marchitarás porque si pasa, desaceré yo.


Gran luz, gran luz al conocerte.
Cabalga un sueño hermoso en los albores,
Cruzando el mar, su alma está.
Su casa, su amor y su hogar
En el corazón de su doncella está.
Guerrero niño, vasallo nombrado del amor.
Gran luz en su reino, creado de ilusión,
De fuego incombustible su interior.

Cabalga su amor, su doncella más cerca está.
Crecen las flores, en los alrededores están.
Deleitadas y coloradas,
Dejando en pétalos su complicidad,
Para el romance que viendo están.
Mientras va el río de colores
Con paso lento y decidido.

En besos de gotitas,
Que dan vida a las almas al pasar.
Llora una plantita con una gota de rocío.
-¿Qué pena tienes tú plantita,
Tú que eres linda, y la luz 
y el río
Te besa, y acaricia, cada día?
-Mariposa quisiera ser,
¡Mariposa quisiera ser!

Volar a la otra orilla
Y a mi amada Quimera,
Que está solita, poder besar.
Al viento le pido cada día
Que traiga sus semillas,
Para que, con las mías,
Abandonemos la soledad.

El castellano



Versión III a 04/10/2021†:
Gran luz, 
sórdido plano, tu mirar,
amarillo brillo de tu amor,
como fuego en sangre amamanta
tu belleza, en rectitud de balanza
luz de tu esencia, 
brillo en tersura de espada,
sangre de fuego diestro
en tus venas cauce de alma
de vida en color, 
mas atada a tu tierra,
solitaria de impronta serena
de tus páramos,
amapola amarilla 
de montaña, cumbre de filo 
en solitario nervio eléctrico,
reina hada 
del bosque de las sombras,
en tu despertar mi luz quisiera llevar;
iluminas espíritus olvidados
como cosechadas esencias,
del corazón más profundo 
del bosque umbrío surcas.
Mas tu hermana sangrienta 
roseta de penitente
nace 
debatiendo qué color 
vestirá su flor de ocaso;
violeta de reflejo 
de luna sempiterna,
manchada de sombras 
vestales una ternura insurrecta
de amor a la noche,
o rojo sanguinoso
cual granate hechizado 
de corazón de sangre 
podado en piedra bella 
congelado...
Sea cual sea 
su manto en revelación, 
no olvida;
vestirse de todos los colores
con el negro más opaco como 
tinta azabache sobre papel 
más puro,
de recuerdo al fin 
y el resurgir, como el inicio 
sin final ni comienzo
llamaron continuidad,
al despliegue del pétalo amado.
Aún sabiéndote 
amante de la soledad,
nuestra compañera,
también creces en familia,
de sangre marcada 
por acequias que llevan
tu número y orden,
tu insignia
recordando 
que quisiste tener corazón
y te ataron a la tierra, oh, mi Hada;
hasta en tierra muerta 
creces,
para aliviar tu pena 
poco necesitas,
tu belleza alivia tu alma,
del viento obtienes 
tus caricias,
de insectos los besos, 
y del tiempo
el sustento para tus semillas 
de tus urnas,
ciegas nacen, 
ciegas caen a la tierra, 
en la noche de lluvia.
Un día de primavera 
a una
se le ocurre el sueño de despertar,
pronto sus hermanas 
le siguen,
en belleza de la vida 
ves nacer y morir,
espíritu de reina 
tu balanza carnal, 
tu entraña amapola,
nadie te odia, 
muchos te aman,
bendices la casa si tú, gran luz,
floreces amarilla 
en la rocalla.
Mas si tu bendición 
es ser blanca y morada
das el sueño 
de la más bella hada.
Si naces roja y negra 
das tranquilidad y alegría
al espíritu 
que en guerra se encuentra,
si eres roja 
como el carmín del deseo
tienes el amor 
del camino 
que cruzan las almas,
como tu eternidad 
en la tierra
a la que te ligas 
y esclavizas.
Quién te daría ese nombre 
de amor,
quién te nombraría 
desde la antigüedad
planta de la alegría,
quién conoce tus secretos,
sólo quien se funde 
con tu sangre,
quien ve tu alegría 
en la primavera,
que te cobija,
quien ama la vida,
reina flor 
te ve en la tierra
y amada musa tu belleza,
quién te conociera, 
quién te conociera.






El Castellano y Leannán-Sídhe


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