I
Venimos de los cerros de abajo,
orientados,
descendidos a blandir
respuesta al destello infinito
de Madre vorágine.
Atenea diosa múltiple
sincretismo de esquela
en nombre que cruza las eras,
y flamígeras contiendas,
su solitaria arpa de imagen,
se llamó violín,
como sones bélicos.
De notas en cuerdas,
sosteniendo.
II
Afanando cariño estertor
de pretensiones y corazas vanas.
Abría de un sol difunto
la prímula escarlata
llegado el sonar
de mi siembra primera.
Un azotar y sostener
destino precoz,
sus nueve cerrojillos.
Voy por el segundo
No aseguro, pero quiero
destapar nueve hojas
de encanto y encaje secreto.
Quién es ella para mí.
III
Sentido, cénit y dolmen,
un escribir revelado,
padre de compostura vil, llameante,
Centauro bárbaro, toda idea,
querer sostener,
querer mantener el azabache.
Seguro de arma y,
flecha ancestral, saeta
heridos, bajo aljaba,
todos mis castos dioses,
su gloria doncella,
se llamó llave certera
su bella letra,
de continuidad infinita.
IV
Bajo tierra escribo
es mi agua aeterna
es mi jardín de luna
como sempiterna caricia.
Sentido intransigente
húmedo, a seguir viviendo.
Herramienta e instrumento
de sangre,
venimos los descendientes primeros,
que sólo son últimos
por mantenerse indemnes.
Acontecidos la senda.
Escala su novena
Estrella azulada.
V
Sidéreas lumbres
nos llaman,
al eco
febril del sentido.
Aseguro que sólo
acaba,
sí el mortal inmortal
queda sin ardimiento,
sin su destello infinito.
Brota como simiente
primera en corazón
carmesí de adoración
a su señora hada
Leannán-Sídhe.
VI
Que sin embustes,
padres, de desconocimiento.
Eres Musa
mi señora Hada.
Amor onírico
que me acompaña
desde que sufro por el querer,
dispuesto y traspuesto.
Fósforo y brea de idea,
eclosionar seguro,
dicto.
Este pájaro demonio antiguo
me habita .
VII
Sí, fénix primero,
hablando en poesía
idioma los dioses,
hay.
Último dios sin consumar,
es el primero de la Raíz.
No te niego Atenea
pero no veo problema
en saber quién soy
y quién significas para mí.
VIII
Ocho, tu infinito parco,
sonriente,
Infinito que acusa,
siega tras siega
tu bondad azul,
silencio que apuñala,
con besos al alma.
Entre brillos,
cómo se desnuda un alba.
Tú, número y octógono
Geometría sagrada,
que es fuerte, pretendo
que le des fuerza
a cumplimentar.
Por mi posesión de alma.
Ya cursa tu octavo cerrojillo.
IX
Inextricable corazón
falanges formadas,
este es mi número,
Un seis derecho.
Llegué enfocado,
enfuscado en dulces tormentos,
distraído
pero la niebla,
no me encegó de llegar.
Donde me destinaron.
Bailaré tu espiral
y aunaré toda energía encendida.
Tú noveno cerrojillo
con bolígrafo y humo azul,
blindado, novena hoja completa.
Förüq castellano Miguel Esteban
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