Tersura de palabra:
Aletargada una calma silenciosa,
en regazo de adusto febeo,
no pierdo fiel mañana contigo,
musa de agua.
ilusiones semblantes de Citeres.
Desdén que amancilla
de redes y verdías,
no cuentes mis cítaras.
De mi laberinto de espejos
tu alma es llave,
que férreos pesares cierra,
este mi leño amimaba.
Incólume afán de cuidar
de seguir tus protectores.
Tu lira mágica y tu arte no oprimo,
sagrado designio tu voz.
Ver imágenes de sus moradas.
Perdona si te agravio,
en ti yo quiero refulgir.
Lágrimas y sangre confortadas,
cresta de inmutable resplandor
savia que gime
y adora lo que es de ella.
Me crece de los ojos
una sed intensa,
el témpano sordo,
aguarda, vela y sostiene
nuestra ciega luz.
Llúcia de todas las vírgenes,
la una me venció con trágica voz,
y sonrisa de caracol.
Que nunca desvanece
sólo vacío se queda.
Sin destino mayor.
El Castellano
II
Vengo a socorrerte del fuego diestro
inminente, disculpa cantado voy,
de brazos y anillos solares,
te sostengo fuerte a mi zurda y lado izquierdo
mi pecho, habitado y silencioso,
comienzo.
Que aún he terminado,
continuidad llamaste
doncella Escarlata a mi comienzo sin final,
vine traspuesto tus mares
y pulcro ensoñarme,
de vívida cepa avanzo
mi escudero armé
Señor Niebla
hoy canto a tus ojos
desdén de bravos combatientes
ojos bravos y sencillos
como toda inmortalidad te clama,
turquesa se baña mi puridad en tus fuentes,
hola pequeño ángel oscuro,
cómo has estado,
dónde irás
sin mí no deberás cabalgar,
porque yo solo,
contigo sé cabalgar
a nuestra estrella lejana y cercana,
miel de Hipsípila y todos valles,
de tu sortilegio claro respiro,
luna y mar son testigo;
si me matas nunca podré saber si vivo,
hoy por ayer si admirarte es para siempre,
tuyo soy,
sin rienda ni correa,
solo un sentimiento,
arrullarte de alma a espíritu
sin despecho,
Porque el amor no requiere recelo,
apunto, tu corazón es el blanco,
fijo y te beso.
Förüq y Leannán-Sídhe (mi amor onírico)
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