sábado, 24 de junio de 2023

Jamás mil máquinas podrán hacer una flor

 











 


JAMÁS MIL MÁQUINAS PODRÁN HACER UNA FLOR:

Quién fuera sombra para acompañarte
el día y cada día durmiendo de noche contigo, quién fuera viento para acariciarte hasta el recuerdo,
y mi alegría hoy descansa en tu pelo, palabras al tiempo que nunca fue mío pero hoy quiero hacerme poema en tu boca, ser mensaje en una botella
que renació a flote en el lago de mi esperanza tu nombre con el mío escrito, iridiscente beso en el ocaso
que tarareó flores de tu piel inverna, sangre de mi sangre que hierve.
Te vi detrás de la estrella más brillante del azul nocturno eterno.
En el suspiro de amor que corre y descansa entre la inmensidad de un parpadeo. Eres fuego en el agua,
eres luz en la noche,
calor en mi alma de hielo,
amor en mi mundo de ilusiones en viento, ilusiones traídas al presente
Como la niebla que trajo la brisa
de tus iridiscentes palabras llevándome al abrir mis ojos al mundo
de sueños sin vivir, de sentimientos
solo para ti. Experiencias para compartir, Si el cielo se cierra,
Miraré tus ojos para tener mi cielo,
mi corazón te dirá
que seguiré a tu vera.
Si mis ojos se cierran
quiero tenerte cerca
y, coger tu mano,
sentir que no eres
un sueño que perdí.
Si despierto te vivo,
soñando te sigo amando.
Cogiendo cada estrella
en una letra para ti, tú la más bella.
Y el firmamento se cierra
sin tu mirada tierna.
Mi deseo y mi motivo para acariciarte. Pasarán lunas pasarán soles,
y el sueño volverá,
con cada latido tuyo.
No te dejo una flor, te dejo las semillas, los frutos de este amor.
Porque en mi jardín sembraste,
tu belleza y bondad.
Porque me llenas de verdad.
Puedo describirte como mi vida giró a mejor, con tu sonrisa clavada en mi mirar, pupila tuya que mira mi caminar
como un mundo sin sentir no lo quiero, cierro mis ojos y dentro te veo
de tus pestañas me suenan las campanas para tu parpadeo susurrarte el beso segundo que me corre transverso
de este azul que nos bebe las caricias jamás mil máquinas podrán hacer una flor y en el latido quedó cada siembra de tu amor hoy te canto sin dolor
que te quiero ver en todo lo bello
que cruza mi firmamento
coger tu mano caminar infiernos surcar cada bosque a perdernos
que después del invierno quiero verte venir a florecer mi alma y aliento
sin sentido no estar a tu vera
y volver a sentir contigo,
estar en eterna primavera.
Matar mi pena con una flecha de tu lengua hoy cabalgando el viento de tu voz quiero despertar en ti nuestra pasión, lunas ciegas y violetas colgantes de cielos fluorescentes
quiero clavar al cielo un latido
quiero despojarme de sombras y gritos
que muerden mi pasado
quiero caminar tu piel como babosa
a encontrar tu mata hermosa,
quiebro el tiempo que nos sintió
rosas azules arden en horizontes perdidos flores de sangre gotean esencia de tu belleza mirada tierna y angelada
sonrisa que me tiembla el deseo ardiendo
de cocinar a lumbre de mi rama
con tu estufita ardiendo,
muero por un beso,
muero por perderme en tu pelo como murciélago, condena de tu pestañeo
que me dejó ver que yo vivía
en tus fogones de ojos marrones,
mi luna dame tu luz siempre
nunca se apagará tu imagen en mi mente,
eso siento cada tiempo que bebo tu cuerpo llenar mis flores de sangre
y reventar al viento el amor que llevo dentro.
II

Tallo prendido del calor de tu amor, destello violáceo del astro bebido,
hilo que mece la zarzamora de mi destino, nube que nuestro invierno desvanece
en el latido del violín sin tiempo,
en el baúl de tu recuerdo
con tu pétalo despierto
con el beso a aquel cielo descuelgo camino tu río de sabores
las dunas de tus piernas se pierden en arena gime el segundo y el tiempo cae sordo noche que los minutos se hacen testigo de tus cielos bellos,
de tus ojos de luna limando mi escarcha, a las tuyas que me acechan la templanza, el matojo reposa su cruel silencio
el hierro tiempla la espada,
la fuerza se vuelve sombra eterna, alma de voz eternamente enamorada,
Sus estrellas, cantan,
la dama se vuelve blanca dama de noche
sus semillas me cuelgan los nervios
en las arterias enardecidas que me surcas,
vid de mi vida a veinticuatro flores de sangre,
mi tierra olvidada niebla
camina nuestros transeúntes
riega tu solana de vida
y tu lengua me tienta.
Suave recorro tus labios de rosa,
quemo la azúcar enraízo tu piel de arena,
te lucen las estrellas y gatos nos acampan el alma, tiembla mi rama te descubre lo perplejo
y de tu campo como el silencio
me vuelvo grillo de tu pelo,
ojos en tus ojos de olivo,
mi vida que me acaricias la viveza acechando mi hora quieta
te hago un vestido a caricias,
nuestro bosque reverbera lo oculto y sentido
así el idioma cae en las pestañas del silbido, blanca dama mía ámame ahora
que el tiempo no es mío
que mi suspiro solo es suspiro si te miro, sángrame los espejos con lluvia carmín del recuerdo, perdamos los bosquejos
entre yedras que nos escalan los cuerpos vueltos ovillos de fuego,
raspa el cielo fluorescente mi murciélago
que encuentra la polilla de tu cuello,
a cada luna que te espero entera,
a cada sombra que te tiembla,
cada parpadeo que descubro nuestro encuentro, en ese árbol está mi aliento de agua
en esa piedra reposa mi fuego
en esa montaña vive mi sentimiento,
por las hojas al viento
habla nuestro secreto,
en cada latido de aliento que te pienso,
en cada distancia vuelta océano de tus mares, vuelta pena de mora,
tejen mis notas de tormenta
mi humor llevado en las sangres del río, amarte como si la noche fueras tú,
mi bella reina Hada.


Miguel Esteban Martínez García







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