miércoles, 21 de junio de 2023

GOLONDRINA ARGENTA AZABACHE

 


RIERA EN RAMBLA DE FLORES DESANGRADAS POR ATARAXIA

PROYECTO:

Lira es un tipo de estrofa de cinco versos de la métrica española e italiana, compuesta de tres versos heptasílabos (siete sílabas) y dos endecasílabos (once sílabas).


7a, 11B, 7a, 7b, 11B.

Lira:

A Musa

 

Todo lo que descubro

aliento ciego, bucólica siembra

como esbozo elucubro,

abre rayo, desmiembra.

Cercenada estalla, ella, brotada hembra.

 

En sangre de limpia agua,

carmines me recorren, eres mi hombro

un postrero abre fragua,

de mi sino un escombro,

quiero regar la vida de este combro.

 

 

Engarzando yo, quieto

ella el iris de mi bella natura

brilla en puente Himeto

desde ojo que aojo cura,

suerte, que labrada es sangre que apura.

 

 

Hoy campos son de endrina,

para ser retozo que cruje solo.

Desnudar de la encina,

hoy olvido logrolo,

pero a ella con un rolo trina el piolo.

 

 

Libre por ti soy, ardo.

En rambla sin ribazo de secarral,

por transeúnte cardo.

como raíz de parral

esfumo, alcanzo, sones de su fractal.

 

 

Mis astros que son santos,

obtusa furia que engulle impelida,

prosigue, consume a tos,

destapa desvalida,

de toda la tristeza que invalida.

 

 

Hasta que engulla esta enorme

sombra que sigue procelosa, rauda

el siglo engasta fome

mi silvestre alma escuda,

te hablaré alto, como el amor exuda.

 

 

 

Sin directriz, ni engaste,

porque mi carne no tiene baraja,

hoy clamaré desgaste

mi ataraxia cuaja,

que cegaste tuya. Mi dama graja.

 

 

 

Desde rejuvenecer

que gasta emblanquece por cielo extenso,

Sueño del resplandecer,

hoy no bastó lo menso,

sin solitud desaprenso, repienso.

 

 

El Castellano

 

II

 

7a 11B 7a 7b 11B

Culto de mi cultivar:

A Agrosfo

I

Traigo de mi alma en fuego

incrédula, extraña poesía runa,

al capítulo llego;

de tierra, viril luna;

seco abrojo regio, cumbre que ayuna,

II

Habitado tras yermo,

con mis sentidos inermes postrados,

llana música en termo.

Mi Virgen seduce hados,

brazos aguerridos amancillados.

III

El silencio esquilmado

escondido de mi alma traigo hendido,

vislumbra trazo arado

solitario, nacido

sangre, impía herida yaga henchido.

 

IV

Traigo soles difuntos.

Melancolía hija, el siglo enajena,

alzo, beso mis adjuntos;

sin honrosos entrena,

lucha diaria enajeno en cuarentena.

 

V

Al pie de soto llano,

viperina sierpe de frondosa era

aspereza abre plano,

placer dioses quimera,

todo es bruma siempre gris la espera.

 

 

 

VI

Esfuma lecho real

de sangre gualda disputada grana,

mi directa pluma lean,

nimbo mis astros cana,

en sonrojada pupila mi lana.

 

 

VII

Misterio, azar o tinta

siderales ensueños, envanece,

avanzo, yelmo pinta;

arrepiente, fenece

piedad aflora yerta, no perece.

 

 

VIII

Ante Lugh no se humilla,

apego mi faz ya desorientada

cuarteada sien cepilla

mi jofaina aplacada,

mi semblante pardo no cambio nada.

 

 

 

 

 

IX

Fervor sí, prendo fuego

desde este sueño de orgullo reseco,

Indefinido apego,

sin rastro yo la checo,

con puerta florecida llaga mi eco.

 

 

 

 

BONUS: (Rima y métrica libre o blanca)

 

Custodiada por los mil alacranes

que puridad cuida,

por los Suelos

¡Levanta la frente!

Y de placer sucumbe.

 

El Castellano

 

OSCURIDAD GERMINA

A Obscuridad

-Nec vincere tenebras, et amat,

Oscuridad no se vence, se ama

 

 

 

 

 

 

I

Azar disuelto en viento;

vienes, te lavas las manos soturnas,

ensuciando te siento.

Grande en horas nocturnas,

mi potencial en horario alas diurnas.

 

 

II

Cuestan más, especias

que el guisado en resultado en finales.

Traje de brumas necias.

Sombra honesta en turbiales.

Granate lustre postrado a venales.

 

III

Jamás vendido al postor,

por mis colmillos guerra al error ido,

acrisolado impostor.

Voy por hervor florido,

y lunas en alabastro gemido.

 

IV

Es un son de los grillos.

Acaso se requiere don de gentes.

Redil de carrasquillos;

hematíes dementes;

acequia de almas o entes relucientes.

 

V

Crisol, hervor de soles.

Lucen lunas gimiendo en alabastro.

Indemne como moles,

yago, yace en mi castro.

Brilla mi malva rosa, ¡Fulge!, mi Astro.

 

VI

La banal inmundicia,

anisando lo habitado en espejo;

ayer de hombre en malicia,

dicha, uno, dos, despejo,

tres, dolido, la rosacruz no alejo.

 

VII

Con besos por espigas,

y ángeles soterrados, sin vilo;

ya lo digo, no digas.

Hermana negro hilo.

Autocomplaciente la flama afilo.

 

VIII

Esta acequia rutila,

y ángeles soterrados, sin yermo,

malva salvaguarda, hila.

Estira aliento, en Lermo.

Mi sed en galego alzado digno ''ermo''.

 

IX

En el patio su araña,

suya su corona por candelabro.

Se siembra, tiesto apaña;

su saliva yo labro.

Sangre de ámbar atesoro, le jabro.

 

Serventesio:

Estampas de la sangre resplandecientes,

granate su sangre encumbrada, son venal;

sentido alerta; despierto los lucientes.

 

Sin bombilla 💡 en sótano de luz, el penal

Entre fauces brillantes adjunto abrojos.

Rebrote de oscuridad en el arañal.

Alguien ya vendrá por mis áureos añojos.

 

Epodo:

Caldea, hasta rebullir. Yo arrostro antojos.

Avengo eternal raíz; disparo aojos.

 

 

El Castellano

 

Reflexión:

A veces dentro la oscuridad;

a veces dentro de una luz.

MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

VENA DE LOS CIELOS SOTERRADOS:

 

Alas en bronce proclamo,

desamparo magnánimo, con hexámetro en hierro dispuesto,

a mi izquierda el peso de sus argentas plumas.

Áureo filo insondable, una ventana;

con casa de caracol en espejo rotundo,

su dorado desliz, me labren,

al paso y avance de mi póstuma;

un encaje de mis vellos en pecho

tapiz inabarcable, voy derecho un vuelo suplicante,

ramilletero ciego, oficio del impalpable

tesorero soñador,

como unir dos flores y besar el suelo tejido

por flores del cielo.

Sempiterna ella mi luna de acero.

Arranca todos mis hierros.

Versátil como si arrastrara una trilladora por mi pecho;

mis hierros esos yunques que llevo en la tierra de mi corazón.

Suplicante abre un repecho, digno, servil, de cuanto he profesado.

Heredero yo de todo lo que he servido.

Esperando me devuelvan un día

lo llorado por mi sangre arriana.

Entre súplica y ruego encontré un solitario anhelo como poderosa parra

que tierra jabra.

Hendía, profundizaba negra tierra, de oscura sangre, una raíz cromada revestida.

Como cuchillo, de hondo mango.

Hablé con el tiempo.

-Me respondió su mitad acuartelada.

Su vena en aire todo filtra,

nada corrompe, es una victoriosa siembra divina.

Osé caminar nueve kilómetros,

para adentrar el baldío secarral de mi yermo.

Encontré que coseché quinientos gramos

de campanas de adormidera yertas,

Pero repletas de simientes sostenidas,

Hoy la tierra guarda su segunda muerte

Esperando germinar más muertes en color,

Y sus alfileres, sueño de las ninfas y hadas.

 

 



El Castellano

 

Silbido de la sangre:

 

Claman verdades de la tierra

por nacer y resurgir

la quietud estameña,

sobre la misma tierra

el eterno ciclo de la vida,

como traje de la mujer soñada,

muerte en memoria hilando recuerdo vano.

Resurrección como caminillo de hormigas

por la soberbia de la simiente al albor

de sangre sin condición.

Yo soy por siempre

miel de infortunio desaconsejado.

Así como dura sonrisa y guiño besado.

Al azar de la existencia

efímera esencia del crepúsculo más sonrojado;

apellido y nombre que nada representa

como resplandor de la centella

vil chisporroteo sin sonar,

cargo el silencio y el infinito de mi verbo

a lomo de frialdad en escama

resopló en la montaña sin nombre

latido de mi húmeda lombriz azulada,

de mi tierra que jamás tuvo dueño

latido sin final

agua de manantial núbil destelleo,

va girando mi vida por enraizar

yo soy siempre

sendero de sierpecilla inútil,

con el manto de su desnudez violenta.

El eterno comienzo sin final

aullido del viento, arena en una gota de lluvia,

hoguera crepitando la tierra del volcán.

Río que acaba y resurge del mar,

ese soy yo siempre por despertar.

 

 

El Castellano y Leannán-Sídhe

14-1-2019

 

Resurgir

 

Hoy las fuentes bullen

los ríos desbordan

las vidas dejan sus grises

de invierno y sonríen

al alba de la lluvia

que toda vida mece

sal al jardín ayer sembré mis ojos

esperando que la tierra fuese sangre

las raíces mi boca

y la planta mi cuerpo

para con longevidad imperial

llegado el momento

decir de este jardín yo no he muerto.

 

El Castellano y Leannán-Sídhe 14-1-2016

 

Sin luz late brillante oscuridad 13-1-2019:

 

 

 

Danzo totalidad atribuye al menos todo

empeño en horadar propia sombra esquilada,

finalidad de sentir en la carne

frialdad de su negror,

que siempre asigno me ama.

Danza mi tristeza gemela,

un sopor de ángel sin estrella,

aplaca ella

monótona nota desangelada,

gravita torno cerro musario

donde mis espinas brotan

del fango fragoroso como branquias,

alborota mi fantasía de respirarla.

Lecho rápido dinamitado,

voy por fecundar tercera secuela

que arrostra mi trazo,

por ventanales de alma profunda y sus mares,

se note de ella su azul altísimo,

encrestado en figura su polvillo,

y mi viborilla secunda al azar de nueve puntas.

Espuma gire la manecilla

de su abismo,

e indulto displicente suene,

moviendo montes,

deslizando inmóvil el sueño del cuclillo del trece

afilándose este enero,

con abisal mirada,

y su insignia jamás aplazada.

Pugnada, conjugada cual veleta fija

a brillante sol naciente,

sin columna

ni designio que aplasta

su cuervo ahogado

bajo precipicio intransigente

opaco rostro inconmovible

como milenaria raíz

de este mi índigo origen

en metálico obscuro

la rebelión

con su ángel caído

de secos ojos.

Desertando a morir.

Su sueño Förüq se ha agotado.

 

El Castellano

 

 

Brillante oscuridad 13-1-2017:

Despedía el día

la porfía de una melodía

una balada por Belcebú,

el pasillo se abría

cruzaba las calles heladas

de enero y su cuero,

danzaban las sombras

entre el descampado

donde las casas eran malas yerbas,

malas por qué

acaso lo bueno es el humo

de un coche,

cuando ellas en primavera,

arrastran las penas

con su fragancia

a mujeres desnudas,

miro dentro de mí

pregunto por qué todo

torna azabache,

habitan cuervos mis ojos,

ya no hay precipicios

en mi mente,

que se dibuja de ladrillo,

miro al cielo

que todo parece una cueva,

acaso ya bajas,

sigue tu curso de Dios personal,

que te seguirá cómodo,

el bajo cero ciñe su lustre,

mi sentimiento afligido

hoy canta con mis dolores,

con rezos fugaces

alargando la noche

teñida en el ojo de mi despierto,

porque me cansa

esta fébril, verde, emplomada

mosca impuesta medicamentosa,

hombre en el acre oscuro

por encontrar mi decencia,

estoy colgando del párpado

de la quietud noctámbula,

yo no estoy escribiendo,

soy un vuelo

sí de murciélago,

vendo mis mañanas

por un ayer construido a su lado.

Es como el hueso

de un poema imaginario.

 

 

 

El Castellano

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Trilla mi idea 23-12-2016:

 

 

 

Canta mi cuclillo canta,

picotea en mi cabeza,

entra al silo de mi idea,

donde telarañas

coagulan mis pensamientos,

abre esta puerta hacia mi oscuridad,

allí donde negros ratones

cobijan con fijos ojos

mi sueño sin desempolvar,

me conduje por escalas

donde colgaban brillantes ojos

sin pestañear,

arriba donde se acumulaban los sacos,

un murciélago despertaba,

era como una sombra que flotaba

entre llenos agujeros de aire,

sombra con alas,

la guadaña estaba recta

pareciera que me esperara,

la trilla afilada,

era nueva de esta primavera

el grano no vio su oficio,

respirad este olor a trigo muerto,

habitantes de mi silo,

hasta la araña teje con tesón

su geométrica hambre,

pardas motas salpican las paredes

por las que corre pegada la salamanquesa,

grietas vivas por este frío infernal,

arriba la sangre parecía evaporarse,

sólo quedaba yo

y esa sombra colgada del techo.

 

 

 

 

El Castellano

 

Redención sagrada:

 

Cuando los ángeles desertan a morir,

en los ojos de otros ojos

estás buscándome,

me despierto;

los dioses celebran

un silencio sepulcral.

Colores me evocan de la nada,

ruido cómplice aborda

como navío tiznado al 2025

senderos del mar de tierra

que abre mi lengua en tu guarida de boca.

Melodiosa suerte de la máquina de tu cuerpo,

tonos sobrios, vespertinos

absorben la mirada como filo inexpugnable.

Absorto cae el tiempo en tu sangrada candente

azada dispuesta, es tu verbo un franquear de desvelos,

que respiran estrellas fratricidas.

Es un solo cuarteado en siglas,

los soplos resplandecen vibran al son de nueva grama.

Sombras inmobles cuentan de tu respiro

infranqueable, por jóvenes tapiales

de tu inexorable, florido, grandioso desvelo

de metales,

cobres anidan campanas de media noche

aguardando el surgir de lo sepultado.

No frena la sintonía de tu saliva, una,

ensueños duermen llamando se cumplan los anhelos,

cuando los ángeles desertan a morir

tu mirada se enciende, abismos silenciosos se prenden,

tu voz se hace palabra.

Me sigues te sigo cariño de ternura dispuesto,

luz enraíza tu alma, efímera en mi mano,

vuelve a mí una paz que ni los nichos toleran.

contratiempo por fuelle,

magarzas de otoño,

corona de reyes en primavera,

etéreas hojas a solas peregrinas,

dejando embriones por verso,

capataz de siembra única,

al compás liberando golondrinas,

punto de Sol a ciegas,

es mi mente surcando brumas grises

que me acercaron.

Vagido indeleble,

fúlgido yo destellaba tu sien sin marca,

caliente al arrimo de mi ser,

valedera fuga sin ocaso,

un caracol en un verso montado, arrastrando:

sacado del pecho

como heraldo sin desquicia semblanza,

corriente arrastrando cadenas de errores,

fruto de libertad

y conciencia sellada a ciegas.

Comiendo raíces por hechos

en fruto divino insoslayable,

frío de noche

bañando la casa de lo eterno

llamada Diosa de tu entraña

mi musa bella.

 

El Castellano

 

 

Resurge el añil:

Florece agua ignota,

azoga tus blancos corceles

de rocío sereno

sé bruma gris de abrevaderos

juega con mis mariposas serenas

de los vientos, fragua mi sentir

en tus venas, roquedos,

bebe mi sed como un desnudo ayer,

entre flores del paraninfo yerto,

augura mi suerte entre tus vellosidades

colmadas de savia joven,

un reverdecer anhelado

que tantas espumas aguarda,

madre de mi blanco chopo,

tu cristal luciente;

Cuántas eras yo he conocido

tantas vidas más longevas

que la mía,

osadía pulcra de espadas azules,

cuchillos calizos de cerros

castizas fuentes

en ramblas del terreno,

rieras terrenas al sosiego

de vid y centeno,

hablase yo entonces

de un sol que desgasta

de cincelados bosques

de espliego y atochas de esparto

del grillo solariego

que abre el sendero,

baja vida tus espumas verdes

de paz y sosiego,

vence tu paz sepulcral

al fervor de mi vana sombra

que no te puede,

háblame tus hojas

bailando, jugando con el viento,

de este otoño que no llega,

ni su bruma honrosa desciende.

Tráeme tu febril aleteo de estambres

clava la simiente esquiva

que raje la tierra,

contigo el resurgir de las estaciones,

pariendo el desnacer

de toda muerte en color

de simiente.

 

 

El Castellano

 

Río de encinas:

 

 

Manadero de silencio,

sepulcral de enjutos,

ojos complacientes,

sien de verde amarre,

sin febril cumbre,

entre llanos que velan,

su coraje

entre espigas del mañana,

por este río grande

de encinas sorteado,

clava el paisaje,

que su tierra nace

en retina pasajera

al fervor

de nichos que caminan,

conjuro de sierra labrada

por espartos de savia y fuego,

de estío navegante,

su perenne edad sin hombre,

calma sin vicio

ni manso aletargo

donde verdecía

mi estridente simiente,

mi noble Castilla

vestida de encina,

que el monte hace santidad

de alacranes,

entraña sí

de esa mi madre

porque soy de tierra,

lustrales fríos olvidados,

en copa de sed,

pardo, noble, antaño azul,

de torcaz mensajera negra,

entre córvida espera,

hablaré sin mí con el Sol,

y que mi pueblo

me guarde el solitario sueño,

por el que místico

encaro la vida

porque yo siembro la mía.

 

El Castellano

 

Trenzado del terreno:

 

 

 

Abro de mí, la rigurosa sombra

acogedora de mi blanco almendro

fresco dosel que presta almazaras

llenas de olivos,

hermana del negro hilo

cuándo mi jardín florido.

Rasguña con tembloroso sigilo

de savia dulce su arroyuelo.

 

Blanca luna que me reflecta

en los sabios bosques,

que sus mieles Himeto me concede,

colinas serenas me aguardan,

y en las prósperas perviertes,

apacibles bellezas

parirán tus ojos;

Lágrimas sobre mis tibias cenizas

de aquel que duelen y sigue

porque son del poeta que te ama.

Derecho, en espumas trenzo

vaporosos ríos de mi sangre,

vernal lozanía

que aún gozo

como luce la flor sepulcral.

Ceñida cabeza tuya

de las rosas más vivas,

¿Quién cauto te hará cortesana?

Raudos Lapitas no hay futuro mejor,

el viento me pulirá su acento,

bien funesto que considero

que me sembraron

de la bronca hendidura

que no sucumbe ni se hiende,

Baco enseña haciendo danzar Ninfas,

aguzaban sus canciones,

pobre labriego este que nunca se dio,

pilares auras según lo pidan tus liras,

¡Oh Calíope!

Musa de mi lenta melodía,

tráeme la fronda verdecida

de tus mantos vestidos

de Ferento la sola campiña.

Sin feroz hija hambre,

yo providente augur

de todo lo que amo;

al escondite del alacrán

no proclamo,

por doquiera me dirija la suerte,

veo la oscura tempestad que anuncia

que yo estoy bailando en la luz

para poder bailar en la oscuridad,

Galatea la corneja no me espantes

que mi buena remembra.

alma présaga de lluvias

que a la flor incitan,

yo que en pulido ribazo

quiero prender a Ninfas de flores

absorbentes de miradas

y de fugaces estrellas.

Amor tan torpe

¡Oh mis castos Dioses!

soy yo humilde

un ser hermano de la tierra

que no permite

ni a víbora ni culebra

le retiemble

la paz diáfana hallada.

 

 

 

 

El Castellano

 

Florecido mármol:

 

 

 

 

Días oscuros en la plaza del Sol,

abrirse pudiera entre rayos regentados

matices insoslayados, fauces brillantes,

y candados de luces, humilde haz,

purpúreo al tacto, suave nube rígida

impalpable entre ocasos azules,

y leones grises,

con tacto terciopelo

una vida de amor eterno,

ola infame viene crispando

metales y fuentes, soberanos eclipses

que el viento nocturno navega y juega;

soledad atónita entre enjambres de gentes,

confiante sentirse bajo el Sol humilde,

espumas de ángulos fugaces,

me palpita amplio con serena voz

desangelada, la vida del hielo,

helor entre escarchas,

y su vorágine de cementerio.

serpear entre raíces ahogadas,

afluidas esperanzas unidas

en el trasiego.

con el viento te digo

que no te olvido ni muerto,

no surcaré sus vetustas alas

ni enterraré mis ilusiones

en sus jardines de albas

y hiedras voraces.

Entre ortigas que abren insomnios

fugaces colaterales

donde exista el acero y ala de pecho,

dormiré en los siglos de tus ojos,

entre turbios cipreses con sabor a luna,

entre la grama reposaré mi razón,

despertando habitando mis granates

huéspedes de mi corazón.

 

 

El Castellano

 

 

Sigilo de sobriedad:

 

Fauces amarillas

el humo de su tabaco seco

cuelga de su blanca sien.

Bocas de agudos filos

nada por todo.

Tomaba su café

de grano recién molido.

Como si goteara del árbol

del insomnio.

Era un hombre chapado de años,

dormía cuando tenía sueño,

comía cuando tenía hambre,

amaba más las flores de su jardín

que a las personas,

la amargura no conocía

si no se hubiese casado con ella,

su bigote recto comía por él,

era apuesto

pero le asustaba mirarse al espejo

y contemplar que el tiempo

podía más que él,

de diálogo era más parco que una tabla

agarrada bajo yunque,

no amaba el dinero

que sólo empleaba en gastarlo

en necesidades básicas

hablaba con sus flores,

lo extraño que le respondían en su cabeza,

consecuencia de la soledad avanzada,

seguía la ley del ojo por ojo

si le daban amor devolvía lo mismo,

en cuanto a odio este le temía.

Le gustaba sentarse en su mecedora

en su jardín y acercar comida

a córvidos negros como azabache

y observarles,

era pleno, hacía honor a su vida

amando lo sencillo

cogiendo su armonía en una mano

con su cigarrillo

que blanqueaba ya su bigote.

 

El Castellano

 

II

 

 

 

Lámina del cielo

tu gris en estiaje

ángel del cielo teje

macabra sinfonía

lluvia se derrama aplomada

por su guiño de ala,

por venas cavas, su quitina,

estrechas vías consumidas

en atroz entrega

del mensaje del cielo,

sangre de tierra en zigzag,

río de caudal

por arterias de arañas,

por acariciar la flor del iris,

un barco y una vela

un puerto y una quimera,

una vida de aciaga solar siembra,

verso saciado cabalga

el colchón etéreo del aire,

hasta anclarse en valse,

sueña el viento ser capturado,

atrápalo en tu mano

y en la otra derrámate como gota,

precipita tu esencia bebe del cáliz

la yaga de nuestro vino,

infinito remansado en cuña de estambre,

es un ojo de tierra,

es una espera,

una inmortal faz,

la canción con la que bailan las flores,

un cariño de flamígera estrella,

un armazón dorado de escarabajo,

una casa de caracol,

ven, ven conmigo soy aullido,

una entrega de cuarzo llorado,

un cuchillo de sílex afilado,

en el trillar del campo,

soy mis venas naciendo en un charco,

un sorbo y soy fuego en tu mano,

gimo y corro el vasto templo

de mi perdida religión,

viendo el devenir venir

cruzarse, deshacerse, alzarse

para acabar siendo tierra

del inerte azar profuso,

mi tinta se bebe un rayo solar

en patita de un caballito del diablo,

mi vaga libélula de mi suerte,

para que siempre viva

esta hormiga león

siendo mi cosecha más que tus besos,

más que tus rayos de sol,

siendo yo del camino y el camino ser de mí,

irisada vida en son de mis tambores

de insecto tejiendo, volatilizando lo inmortal.

 

 

 

El Castellano

 

 

 

 

 

 

 

 

III

III III

 

Seco y duro, seco y umbrío,

corría el linde quieto

por la arboleda despejada

daban las tres y treinta

de la madrugada que se marcha

por oscuro diván de la sombra,

un espejo tímido sonaba,

el reloj paraba,

con un grito de estrella,

su alcoba fría en la que despertaba,

no quedaba viento de palabra,

ni pensamiento ágil que en eco no quedara,

lanzó aquel espejo contra el suelo,

y rápidamente sangró un borbotón de sombras,

se abría la noche y sus quimeras despiertas,

brotaba de su ceniza de pulmón,

el irisado que la oscuridad clama,

quedando para siempre

su alcoba fría y vacía,

sombra de aquel que sonaba una noche

que ya escapa.

 

 

 

 

El Castellano

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

IV

 

Fantasma del tiempo:

 

 

Indivisible fulgor ostentado

resquicio opaco de la luz

con sabor a fase de luna.

Invierno de los ojos veloz

en una gota de llama de vela

fuego del fuego creado ensimismado

quiero arder lo malo de la maldad

cuando sin sombra ataca

el humor de la sangre existente

si voz tiene cuál fuese dicho ente

hablándote desde la arteria

donde el cuerpo helado busca

y te busca verdad sin pestañeo ni apellido

sin venas surca la ola tibia y oscura

que nació sin viento ni mareada razón

de océano de versos

camino sin recorrido en yerto color

fulgente de la estación sin mente

entresijo de la mecedora

que sensación sola la mueve

con indicio de que la oscuridad me puede

fuerzas que escapan

a la razón del entendimiento

resguardo de luz que por verla doblega

a la insensata dicha escondida

que grita y se engrilla en aquella orilla

distante, que une y divide

ignorantes y sumisos bordes

de lo que existe por soñarlo

suspiro ese suspiro del hastío

y estío de mi río

escapándose a mi legible saber

un vencedor encontrado

círculo perfecto del equilibrio

en la locura nacido

en la frialdad del respiro mecido

yo te tuve, te sostuve

en la risa que dio llanto

en el llanto que dio risa

sin motivo ni razón encausada

allí donde la emoción era transparente

ni necesitaba conciencia para ser

solamente armonía que nadie te describe

porque fui yo quien te tuve

brevemente pero tu recuerdo pasará mi muerte

frío recuerdo de honrarte tan malamente

sin saber describirte

indiferente si vuelvo a encontrarte

porque eres lo más inusual,

te buscan y imposible de encontrar te vuelves

de la suerte llamada casualidad viniste.

Vengo del nacido sin nombre

del que hace lumbre del alarde del hombre

del espíritu parásito engendrado

y el veneno de mi sangre

te llegó a donde el camino se abre

a infinitas escaleras interminables

donde el surrealista se raya la mente

que del caso cuelga el Sol en cruz

en la pared del diáfano enervado calmo cuarto

marcando las marcas de los arañazos de su luz

que en negro dio su astenia quietud

horarios de su ser perdidos

en un atardecer que ya fue

en el azabache de mi bolsillo

sus sombras que recorren mi pasillo

me entretienen para ser fusiladas

al encender la luz,

no puedo creer el encontrarte aquí

inerte arte del único poema que vale

por no tener nada comparable

beso mis sueños que el oscuro espíritu

por no tener color arde

no quiero darte a entender

ni que seas adjetivo ni valoración

solo lo inerte de lanzarte al río y donde llegues

o lo creativo de guardarte en una caja

y enterrarte en el jardín,

para que te crezcan malvas,

es interesante que no llegues a materia

sólo a eternidad de quien te leerá

en mis sucesivas muertes,

ténue destello, elaborado albor

nacido del rayo de sol,

y la noche que ya calló

en las pestañas del amor

milenarios son los espejos de los astros

que dictan y laten en caricia

esa fría cuchilla que se clava

dándote finalidad y fin.

 

FIN

 

Miguel Esteban Martínez García a 19-02-2015

 

Pseudónimo: El Castellano

 

 

V

 

Te busqué voz:

 

 

 

Todo me lleva al cauce,

que te dibuja displicente

allí donde la muerte

se siente imaginada

puesto que ni la belleza simple

la piensa, ni imagina

ya que es de la enfermedad invento

no la voy a dar creativo alimento.

Inspiración lejana,

para encontrar la esencia de su ser

eterna eres ni muerte te veo

fuente nocturna, o diurna

o ninguna, surges a amplia voz

a latidos no puedo contenerte

y el que no sabe

ya está viviendo de ello,

el mundo nos es ajeno,

calma de tu calma invernada,

diáfana quietud

de tu silencio sembrado,

en el barbecho de mi pecho,

regadío del olvido

que a imposible crece

para letra ser

y beber la sidra de tu piel,

que ni la manzana prohibida

Eva la pudo morder,

iridiscente canto sin ser canto,

voy buscando belleza

habrá que darle ritmo

a lo inerte de la suerte,

aljibe donde encontrarte

bebiéndote en el tejo

de alabada montaña perdida,

que en sus arroyos y arrullos

me tumbé a mirarte,

me nació del helecho un curvo hecho,

con boca gris me dijo:

-Lucha que todo ser vivo tiene un motivo,

sólo le faltó decir

que del barro fui creado

mi tejo amado enamorado de la nube,

soñando su imposible beso

viéndola única porque todas son iguales,

menos cuando la atmósfera se cabrea,

manantial de los manantiales

los ríos del cielo

donde en espejo se hace eterno

para regar los campos que Castilla

dibujó a vid y Encina.

 

 

El Castellano

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

VI

Subrepticia:

 

 

 

 

Desgarrado, desaconsejado,

al mal intencionado intento

de sacarte provecho

noche de subrepticia

que traes flagrante,

camino sanguíneo

oculta intención

de elevarte a los cielos

en espiritualidad sagrada

donde los reyes lanzaron

sus coronas denigrantes a lagunas yertas

de tus profundidades,

olvidadas,

sociedad de creer o no creer,

yo amo lo oculto

mas inspiración lejos de éste mundo,

elegí creer

yo lejos de creerte te sueño Demonio,

Dios es una chica y tú eres un hombre

con lo que único que respondes

te hago caso gran sabio

mas me entrego

con un deseo ciego

que me da inspiración

si no es confusión

el norte círculos de piedras adoradas,

el este de cosacos borrachos

de éste continente.

Contigo dentro demonio de literatura

locura de tu verso,

yo ya estoy muerto

designio poeta maldito

que en su locura

vive del yerto suplicio de tu posesión

sin mundo cuerdo

eres bueno y Luz tu belleza

te denomino subrepticia de la noche

estado entre velas y tijeras,

entre espejos e invocaciones a símbolos

y tu estrella me proclama

que se equivocan

viniste a esta tierra

pero no eres de éste mundo

quisieron leyendas hacerte

y atribuirte el mal de todos

a invenciones y metáforas

serpiente,

dragón que el arcángel te mandó al subsuelo

yo te sirvo flor de conocimiento

te digo que el mundo siga con sus mentiras

de sociedad impuesta

que la iluminación

viene de tu boca

y todo éste planeta tierra

tiene miedo a saber la verdad

a metáforas padres la empleo

por la belleza olvidada

por la rosa secreta

y los sueños y deseos consumidos

en el rocío

tu llamada me llama

mientras las damas hilvanan

los hilos de seda en sus cabellos.

Desgastado tiempo que entre velas e incienso

tú estabas con ojos abiertos

clamando por complacer a este ser

un alma en larva me trajiste adorado

voz para ser inspiración

le dije vuelve cuando quieras

no voy a intentar capturarte

y de rosas negras

anoche soñé con ese único

secreto mío

de espada solitario en mi mano,

el de entregarme al amaranto de la naturaleza,

cambio me trajo

hoy sigo en contacto así sea onírico

con ella, la perfección no escrita.

Resquicios de su existir

que a mí vino para ser yo su eterno aprendiz

para mí único secreto y verdad

de que tengo una pasión,

lejana de este mundo me habla

el ser perfecto y su inicial reclamo insecto

que mi sangre dio a luz su verdad

y mi duda de mi origen,

de mi objetivo vital

que ricen su lengua

lombrices grises de ciudad

que yo en mi tierra compito contra mí mismo

a escritos sin suerte espero a mi dama

y ella lo sabe por eso no la nombro

porque no la conozco

y quiero conocerla.

 

 

El Castellano

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

VII

 

Callar del ascua: 

 

 

 

Este bregar me cubre,

del que vengo,

un sol de esparto,

un ocurrir del que venga mañana,

nubes acolchadas me aguardan,

por febriles heladas,

horizontes sin guardas,

ni francas tapias

deshacerse puede,

era una luna de trapo,

que espolvoreaba la tierra,

su belleza se acostaba

en dunas de plata

mientras su alta ojera desplomaba,

su insomnio de infancia miro

y dime,

por mi desnuda imagen

que yo cerraba mis ojos

se acostaba a plañir,

tu transparencia me clavas

como ferviente yunque helado,

las espuelas tuyas corren sin caballo,

intranquilos ceños

me conducen por muros

y celdas de sosiego.

Cuándo venceré en este diáfano cuarto,

donde las sombras caminan,

y las voces en letra difuminan,

esbozos en coro de grillos,

en este lecho,

mi nicho donde me acuesto.

Confín de vagarosa imagen

que despierto,

cada vez débil,

cada vez más encerrado,

surtidor de fantasmas

que arregazan era mi dolor,

esperando para brindar con el enemigo,

humo oxidado sin ojos que duelen.

golondrinas dulces balancean mi día,

día entre sotos sin perdices

caminando mi patio;

fabricándose en él escarchas azules

con todos los rostros de diciembre.

llave fue, cincel encadenado,

lenguaje del ser claveteado

en recuerdos vanos,

polvo de poema parlotea

y dirige a callar hogueras,

fuerte raíz es palabra,

un calor retumba,

sobre márgenes de ríos sanguíneos,

reposa sobre la música su alba,

ventiscas que trae la noche,

alejando, alejando los sueños;

despertando el pasado,

abriendo luces en osadía

a quebrar el tiempo.

 

 

 

 

El Castellano

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

VIII

 

Odas sembradas:

 

Duero

 

 

Grita mi estupor y cuchillos

hieren volteando

una boca que la onda mece

flameando.

Se duerme la costilla

en el altiplano enjutado

de hayas y fresnos

recuerda su geología

únicamente saboreada

por el soñar de los picos,

virginal cuna del Duero

con tus curvas en rotonda

de castizas fuentes y abrevaderos,

dulce azada de agua

que bascula el sentir

de la enamorada palabra,

por cimas tu voz se hace meseta

haciendo el amor

con los pájaros dormidos,

templo y morada

de la cepa que a ti te alcanza,

agua furtiva corre por tu era

y reposa en tu infinita onda,

que se riza, que se insinúa

en vaporizadas Torres de belleza,

que en tu alma anidan,

sortilegio de rosa y clavel

cenit del dolmen tallado,

quién a ti en la vastedad del ser

en su pecho te lleva prendido

el fuego en fanal hoguera

en anchos panales de tus abejas.

Cuentan de la vida del chopo

tus diez mil espumas,

que por sierras

tu rúbrica dejas,

navegante con alas azules

el terreno que jamás te vence,

secretos de amantes

tus aguas llevan

haciendo bullir el inframundo

de los amores y sus galas mayores,

agitas con sangre terrena

el candil que abre en espiga,

anudando en tu cintura

tu idioma olvidado

pasando años fugaces por tu campo,

rodeando en ortiga

el triguero espárrago,

girando de la vid tu capazo

y sus manos,

haciendo de tu Vera

un Dionisio que al tiempo fermenta

tus besos de tierra.

 

 

El Castellano

 

 

Arlanza:

 

Arlanza cubres tus olas

de infinita seda

con el palpitar de olmos secuaces,

al verdor de frescos, jóvenes

álamos en pulcritud

de cenizas de fresnos avanzas,

quién en tus aguas

te lleva de espuelas

por tus solas riveras,

sin ocre con verde aliento,

te elevas de entre tierra de muertos,

deshojas tus notas dulces,

entre crepitar de martillos secos,

inertes en sed del más fuerte,

tu agua sin palabras,

tu agua sin vergüenzas,

sin rubores de plata

y sus nieves de espuma,

haces bullir inframundos de amantes,

romances con tus robles,

nadie te sostiene

tu olvido deslizado,

solo lindes quietos

osan acariciarte para siempre,

tú, tú imperecedera ante la muerte,

eterna suerte,

yo estoy contigo,

magistral obra no creada,

idioma oculto de tu haya,

espiga líquida donde las haya,

senil canto de cigarra

cuna del grillo en su sangre del atardecer,

acaso te alcanzan.

Cumbre eres sin filo ni cima,

rebosar de la vida sin prisa,

hoguera sin ascua,

calor de los seres que amparas,

descampado

porque el campo eres tú,

fulgor entre verdes sienes,

savia dulce de vida,

qué milagro a ti te llenó de vida,

o ya estabas en ella perdida

para ser envidia del Creador,

ciencia sin papeles

libro de tierra,

onda de segada curva

pulcritud de espadas al alba

sin principio ni final

sólo tú alzas la luz,

en esperanza de los que cayeron

en tu huerto donde descansan

las almas.

 

 

El Castellano

 

 

 

 

 

Río cuervo de pitanza corva

Vestido del risco tu nacimiento

negro en tu soledad de azabache,

tu soledad acristalada

por luces del monte,

tu idea reguero

que mi sangre lleva,

de enebro cincelado

tu cuerpo,

que se hunde y flota

de la roca

tu eternidad azogada,

huyes y ríes con carrascas,

sin quedar graznando

tu alegría.

Tu cuerpo de aguas sin ceniza

que la tierra llora,

recorres mi infancia lejana

sí esa que nunca acaba,

para yo ser del monte

y el monte ser mío

como piedra a su gamusino,

eres de la tierra

un dulce sino,

caracoleas tu rizada vida

de monte y estepa,

de árbol y raíz de tierra,

eres más que sístole

de romance que el alma enerva

con tus negras alas,

entre tus lenguas de plata

bañas la fauna

que a ti te alcanza,

por fresnos y hayas

riges tu templanza,

verdadera, que viste,

que enamora

ojos que te hablan,

abre amor tus pizarras

construiré mi casa

por el tejado de tus aguas,

para decir:

Yo aquí vine a vivir

bajo las alas del río cuervo.

 

 

El Castellano

 

Castilla:

 

 

 

 

Perdurable onda,

en cresterías

de la honda voz nacida,

tu profundo soto

de altas torres enfundado,

me esmalta la idea

con fragor de risueñas carrascas

las soledades del hombre ultrajadas,

agarrado a dulce señero inmóvil,

al pelaje esmaltan quebradizos

colmillos de umbrío tomo.

Cal y tierra entre follaje

de mi sierra,

pardas vidas me avanzan,

una oda al sendero

y su vida despierta

entre ojos de azores y sus ocres,

se siente, se añora,

se enraíza,

esto es Castilla,

esto es el flamear de una cerilla

de sangre henchida,

linde quieto de tierra madre,

por solares tu voz se despeña,

sosiego que tu linde oculta,

lumbre de entrañas

en quietudes de escarcha,

lento fuego ciego

de sonrisas del alba,

quédate, libérame este haz eterno,

quédese mi piel segura

al retorcer del castillo de Almansa,

honda tumba para tu belleza desvencijada,

entre piedras, y caracoles de astros

tu espada,

patio en sobriedad de tu tarde,

robusta flor entre Ermitas del mañana,

un talle del pueblo

sembrado por tu cúspide naciente,

sueño en fruto

carmesí sangrante

de tu corazón de amapola venidera,

dorada al cantar de espigas

y su mañana,

honduras de vidas

labradas cepas de sarmientos,

acoge en tu alma

este fiel ofrecimiento,

Castilla mi tierra, mi vida,

mi eterna semilla enamorada.

Fiel disparo entre acordeones

de encinas afligidas,

un marco difuso entre colchones de grama,

perdiz entre perdigones viajeros,

voy a tu encuentro,

me hablan fuentes y abrevaderos,

como tus tierras

hacen el amor con parajes dormidos,

respiro tus frías cuchillas

que entre clavos me marcan su herida,

fiel de caricia bebo la sombra

en tu calma sin despedida,

un trino quiebra el silencio

en blanca dama me avanza tu cebada,

un calor presto de caballero

a su dama hoguera,

servil entre abejas

y sus mieles alcarreñas,

tejida, lista,

vaporeada tu siembra

por años cobijan tus azadas

solariegas.

 

El Castellano

 

 

IX

 

 

 

Cáléndula joven del camino,

vieja de la senda que lleva a tu casa,

ardor de luz brotado entre florestas hirientes,

alza tus pétalos comunión de insectos,

por estos solitarios caminos

que me llevan a verte

alzas en pitanza

tu verde semblanza,

de la tierra vida en añoranza,

fulgor entre tus sienes,

darás de flor simientes,

así demostrarás que no hay tierra

sin flor así no importe estación,

María oro, flor de los difuntos,

luz entre luces del alba,

sostenme la caricia en tu flor,

que me creo abeja por un día,

álzate entre cardos y malvas que te rodean,

demuestra que eres única,

que ni caracoles osan morderte por tu savia fuerte,

señero silvestre donde los haya,

oro luciente entre engranajes verdes,

espera a tu ababol compañero

que tú sigues dando flor

sin ser primavera entre despertares y albores

de vidas y sus trinos,

navegas mi alma esta mañana

glorificando mi tierra yerma,

te aman mis ojos, te admiran latidos precoces,

eres más que silvestre flor

eres una vida precoz de luz,

si pudieras ser mujer yo sería tu eterno acompañante,

colmas la belleza de lo sencillo

eres mi alegría del camino,

pasarán fugaces las generaciones

y brotarás cualquier terreno

que el reposo tornó sin construcción,

para que tú grites

que la belleza también tiene casa

contigo,

Caléndula arvensis

 

El Castellano

 

 

Elogio en sombra:

 

 

 

Sin mi otro, él mismo,

primerizo hexámetro

en miles largos

de centésimas

en broncíneo

invocando mi falange griega,

insoslayable argento

tejiendo mi póstuma égida.

Musa o ardua estela vislumbré

en arcano fuego,

tengo miedo de ser perfecto para ella.

Sin y con cumbre

en arduo intelecto

mi Sol mayor blande

cenit de esta idea

por cuantas cóleras desvencijada,

mis herramientas cabales

dictan

muerta mi araña,

paredes para mi yacija y su sombra

alumbrada, esquiva,

por piadosas ninfas

muestra lo que perdura.

Otros jáctense de páginas que han escrito,

ni me rozan en vil osadía,

manifiesta.

No habré inquirido

declinación laboriosa

en afán de romper sintaxis.

He profesado a mi musa de agua

que soy su aguja esquiva.

Ni sargento ni venas de Horacio fui

ni filólogo ni malabarista de letras,

Ciego y quebrantado,

labré mi verso

todos los meses,

desde cruel insomnio aplacado

que despertó mi quimera

quebradiza de ocho patas

aquel 2005 que comencé

a ser alguien con mi existencia a espaldas.

Rostros y mis notas.

Vanas apariencias que anidan.

Alacrán manso y ciempiés soberano,

mirto e hinojo que hace monte.

Tus pies de jara.

Cierra muralla.

Hacedor que invoca su río,

Heráclito de intangible astro,

llorando mi amor, por cuánto espero,

por cuanto he conocido,

las tres armas, el guerrero

reminiscencia en laberinto de sus espejos.

Serán ascuas

corazón y sequedad de piedra.

Tiento de cuanta ceniza yo amo,

pensamiento, muerte

o proclamo;

tinta servil de amarse a sí mismo.

El Castellano

 

Anisar tu honda presencia:

Terca mi sangre,

tiempo del frío río

inmenso, todo dado en espinas

su rivera,

por ciega neblina bajo

con tabaco precoz,

pienso,

todo he soñado

para el letal lecho del olvido.

Mi temor sorprendido

alega que no existe;

vida o belleza,

ala o metal cansado,

gloria de grandeza, ¿Dónde?

Mi tabaco de neblina

ahonda, penetra y surca

la esmaltada silueta de tu figura,

por mi caricia ruda

y el agua afligida,

admirarte yo cual fugaz garuma,

anisado vive el cielo,

nuestra blanca estrella

mineral candente

refulge su luz desnuda,

por vespertino son

de todo lo que tiembla

como abanico de mi pluma.

 

 

 

El Castellano

 

Rostro beso de vieja herida:

Solitario bogo,

aterido soplo de la montaña,

pastor de tus astros,

torres de nidos de tu saliva,

perfilada tu sombra me acompasa,

mi sayal remiendo

entre sedas

de moreras de ensueño,

olvidos me trepan por enredaderas,

tarde en la tarde mi esperanza vive,

si soñase volaría a tu vera.

Sol este de oro

ciñe mi álamo negro

y su esmeralda araña,

cumbre te nombra

en la saeta mi oscura golondrina azabache,

traerte conmigo siempre

eternidad risueña, melosa

sangre de mis dioses.

Señora tú de silencios

y sepulcrales vértigos,

no amansa mi fosa

la dulce azada de metal soporífera,

carne y cuerpo

mi rigidez de pluma,

lírico trasnochar.

Claro cristal entre paisajes,

ceniza de recuerdo

es ella, recuerda,

aire desnudo fama de estrella

inviolada,

mi musa bella,

un azar flamígero

que no pido ni alumbro,

no espera

ni las aguas de tiempo inmenso,

jamás complacen.

Ay día, rosario terco,

deja ya la gloria,

grandeza en amor

se llamó belleza,

lastimada mi carne desvelada.

Gusano soy

que hila su capullo,

tejiendo desde sentir interior,

mi vida en serenatas blancas

levantaré,

su fronda,

inabarcable vergel primoroso,

cuenta mi linaje

alas ignoradas de mi pecho.

No podrán tapar en vida

mi silencio que aflora.

 

 

 

El Castellano

 

Vespertina verdecida:

Oración a la misa del alba,

revuela una golondrina,

esquiva los ramajes

cenizos del fresno,

abre monótona brisa

una caricia de tierra

por el musario cerro,

carrascas afilan allí

sus flores de piedra

para dar sus bellotas,

ya escondida la luna de seda,

aumenta un zorzal su trino,

sube entre rayos de sol

la espuma de un desnudo álamo,

a su raíz un precoz mamón

sonríe al iris de nueva luz,

un grillo chirría su nota

en melancolía por nuevo cierzo,

la encina secular

no pierde atisbo de rigor

en follaje,

como nervudo verde

que no llora,

la retama grita al esparto

que su amarillo impera,

plegaria entre verdades del monte

un nuevo esplendor

canta la paz sepulcral del campo,

como luminaria entre río reverdecido

en tapiz de terruño arado,

aria dolida en arrebol

de sollozo verde,

lento abre su retoño la tierra.

Entre vid de nueva espera.

 

El Castellano

 

Criatura en el alba:

 

 

 

 

Eres tú,

cantil todo almíbar

que hunde en forma

todo mar,

toda luna,

nombre en mi fecha,

sombra de peces en aire,

aquellos, rocas,

plomo metálico

impiadoso,

fuego en mi vida,

numen que luz arrastra

a otra orilla,

a otro cruel reflejo

con tu solo nombre,

puñal de este Sol dorado

intransigente velo

delicia de inviolable ojo,

prenda, morir en espumas

del mar en olvido su hondo,

rompiente de tu faz cristalina,

crispa mi cuerpo

mi oscura golondrina,

en su azul leve, frenético,

claro falaz que envuelve,

mudez

de argento astro,

mi boca dentro su boca.

Muerte transparente me toca,

ángel de halo

como tierra en una gota de agua,

como un puñado de arena,

hoyo de mi pena que no existe,

gloria que entraña ella,

quimera de dulce espera,

color de sangre

en quimera,

una fiel mujer

de espectral rivera,

es ella como nota oscura

cantando su oscuridad brillante.

 

El Castellano

 

Gloria oscura inédita 2015:

 

Elevado trigal de mi oscuridad,

amapolas desangradas, río de sangre

por llegar,

de este confín

al inframundo.

Del pozo de Airón

va este celta carpetano,

Sigfrido en Alemania

nombrado.

Escudero del dragón Cuelebre.

Araña tejida en el ojo del lugar,

el cuerpo ama el frío caído,

deslumbrado, yerto de la pupila

con su telaraña montada,

en su palabra,

en cicatriz silente, doliente,

abrasada cual fuego leña abrasa.

Avanza mi trino comulgado,

vivo por la ley

de mi corazón invernado,

del suplicio,

al suspicaz verbo

por visualizar,

para su estampa domar,

en el cerro del lugar.

Por el templo de mi congelado habitar

gloria,

de este mundo cruel

jamás caigo destruido,

parco dulce tormento,

que mece de vuelta

al inicio del sentimiento,

jamás dicta su única verdad,

Luz es Luz

Madre de Oscuridad,

comienzo de todo.

Voy con mi caballo a cuestas,

turbado esquivo nacido,

cual linde deseado perdido.

Quiero encontrarte,

conocerte,

tornada quien tú eres,

en efecto y beldad,

amarte.

Ya te amo en verdad,

lleve donde me llevase el cante,

el umbrío, tibio,

parco hálito,

allá donde mi latido no cupiese,

te llevo en mi huerto

mi flor oscura,

en este invierno que el Sol

de amarillo la vida ungiese,

y la tierra en encina y esparto blandiese.

Gloria,

puedo empezar

sólo basta dibujar,

detrás de mis ojos

mi amada está,

llamada poesía a su entraña

de Gloria oscura,

vivara entraña retuerta.

Musa-araña dicte lo que es de ella.

 

 

El Castellano

 

Como ciega figura contesta tu presencia:

 

 

 

 

 

Insondable, la luz

de tu impalpable seña,

guiño áureo al latido,

insubordinado, labrado

en madero de este hierro,

ya dejó de ser infamia tornasola

en ascua de piel borrosa.

Ensueño alado te alzo

mi musa en estridencia recta,

develada, reveladora senda

dictas que afliges voluptuosa

cuan cerilla arrostra mi alma,

rebulle tu sueño alado

de golondrina azabache,

no perturba mi paso

tu luminoso azar descorajinado,

en sones del capataz del brillo primero.

Arde no se colma mi vaso,

al cantoral

fraguo férreo lazo,

indivisible alianza, comunión

de ambos argentos astros,

como entrelazan alba y ocaso,

pura seda mi correr

de atleta precipitado,

arrostró

mi piedra espectral,

tu brisa ya nunca más fría.

Alumbró mi sien

el fractal de frágil leño.

Y desveló que todo es y fue

más que un sueño.

Enmudecida siembra tu garganta

lamo la tierra boca a boca,

tu raíz salvaje me toca,

como verde planta a tu corazón invoca,

silvestre y musical nuestra rosa azul canta,

henchido de tu voz voy

mi doncella escarlata.

 

 

El Castellano

 

Mi mujer fantasma:

 

 

 

Mi ausente estrella,

murmuro de grito silencioso,

nota de terso metal crispado,

un sigilo de viento nocturno

descendido,

que sangra tu voz

en verde grama

de aullido solar,

vespertina estrella

que refulge tu eco solaz,

llana entre quejumbres,

alza tu violácea brisa

ensortijada,

como blanca aurora fugaz

entre sienes

y aladas razones de mi corazón

sin mi pecho,

que tu luz siembre mi carne

y germine siendo flor de mi sierpe,

hoy y siempre alzaré mis rosas desangradas

sobre Galatea

partirán oscuros sones

mi hiel bandera,

serás tangible

como yesca espera,

abre tu espíritu de hielo,

retemblarán negras caléndulas,

y rosas de difuntos

entre crisantemos

avalando tu áureo nombre,

llorará tu etéreo faz,

alzará tu nombre yerto

que mi ser injerto

orando a ti

mi dulce amada fantasma,

viniste a despertarme el invierno,

para ser solsticio

de eternidad sin nombre,

ni suplicio irisado,

hoy por hoy

viniste para ser siempre

sonrojando

mi invectiva condena

de observar el sonido de la noche

en tus ojos,

vine a coger tu mano,

y descifrarte

como azul enredadera,

late,

sé disparo de plata,

inmortal hacienda

en la que vivir

siguiendo la azur estela.

Te amo sin manto ni rienda,

te brindé

mis flores argentas, solitarias,

desangradas en tu tez serena.

Veré para siempre, en cada siglo

el sonido de la noche en tus ojos,

lividez carmesí flamígera,

en nuestra condena

que dictó la posesión

de tu alma certera;

para siempre deslumbrar

que llegas en otoño

para ser el añil invierno

que me desposee

y llena mi vida

de ti mi amante estrella fría,

mi dorada ausencia repleta,

te extrañaba

viniste mi no-estrella,

que yo te creo, tú me creas.

incendia mi semblante

arderé el abismo

para sembrar allí

mis latidos por ti confesos.

Miel de tu sombra,

mi cariño,

un azar de nueve venas razones.

Vivirán a tu lado

todas mis densas, sanguíneas

ilusiones.

Donde yace,

donde tu magia,

es tu halo intransigente

que esta vida dictó

fuera mi sangre,

certera posesión

de tu alma en comunión

de astro padre

y luna madre,

rizarán ascuas

que sembraré tu luz,

y tu alma será carne.

Mi amante fantasma

quiero aceptes mi mano,

en sediento compromiso,

azar desvelado en despierto iris,

su sombra de flor oscura.

Que yo amo.

 

 

Förüq a 26-12-2018

 

Litigio de iris sediento:

 

 

 

El Principio estaba en la Colina.

Un hecho,

claridad de brea encendida,

o transparecia de pez de cristal.

Timón enfurecido

que tormenta iracunda tizna,

Cuervo en el alma

mi ser alzo, prendo,

mi idea luce

cual hollín de azabache tuviera,

gragea mi voz un crascitar

de mi señor Baco,

persona de garabato nombro a sombra latiente,

acaso opacidad de materia cuidase,

sacrificador mi tiento.

Sonetada su parda sepultura.

Falte mi ley, sonará la albilla.

Diablo aguador mi buen Luciente;

cordován, recuerdo de soleta,

no me faltará maceta,

Parnaso que ya cae asaetado,

cisnes negros,

de Apolo,

cuidados como vellón descendía su grajo.

Musario monte yo he sembrado.

Yo, pensamiento y porfía guardo,

me los retiemble

el Sol lucido,

ninguno estribe

mi mesura,

Señora, valerme quiera,

ni peligroso

el tiempo Bárbaro se me pareciera.

 

 

Förüq

 

 

Sol creciente:

Destapa mi tiniebla pura, tibia, serena,

Sol refulxit umbra refulgens,

noche que tus luces breves

duermen el sosiego del asfalto,

plomiza, la música de tus ojos,

funde sus calores mi niebla matutina,

Sol de trece estrellas

acoges tus lenguas de amores,

fuegos irisados a siempre reinar,

el camino de la vida,

y sus fauces sigilosas descienden,

camino de esta bruma

que el mundo extiende,

sin nombre no te busco,

te encuentro, en la cumbre

de toda montaña,

en la concavidad de tu luz que entraña,

desvelo del despierto; fundición de mares,

nacimiento de desnacer nos alumbre,

la vida de solaz muerte,

amor flagrante de lumbre,

vestigio en ascua sin final

ni honda luna secuaz,

odisea en parajes de temprana escarcha,

oh sol de soles, ¿por qué tu osadía de seco tajo?

el nervio de mi ballesta tensa

mi Dios sin nombre sepulta

y aviva mi grana brasa,

la tierra cruzará un día tus fuegos

azules, despiertos,

tumulto de quien te vio castizo,

el tiempo se fuelló,

brotaron entrañas de la tierra

sombras densas que apabullaron,

sólo las golondrinas danzaron

y las mismas espinas me arrancaron

el corazón.

Sobre la grama viene a descansar.

 

 

El Castellano

 

 

Poema de misteriosa fronda:

 

Traigo de mi alma

una incrédula, extraña poesía,

entre un capítulo de tierra y viril llanto,

seco abrojo regio en cumbre de plegaria,

culto de mi cultivar

a lo habitado tras mis sentidos inermes,

llana música afligida,

entre virgen llena de mi Pesar

que mi brazo aguerrido no amancilla

ni mancha en vano,

silencio esquilmado

escondido de mi alma traigo,

vislumbra mi trazo

la solitaria musa de su araña

por impía herida

traigo mis soles de caléndula.

Melancolía hija del siglo venidero,

alzo beso su belleza

sin honroso templo desnudo,

lucha diaria enajeno

al pie de este soto,

viperina sierpe

su aspereza alcanzo,

placer de mis dioses arregazo,

todo es bruma siempre gris,

esfuma mi lecho real

de sangre gualda,

mi directa pluma,

nimbo mis astros guardo

en sonrojada pupila,

misterio, azar o tinta

siderales los ensueños,

avanzo,

arrepentido de cuando no he elegido,

piedad aflora yerta,

y ante Lugh no se humilla,

apego mi faz

acuartelamiento entre rejillas;

y mi rostro penitente,

mi semblante pardo no cambio.

Fervor por el que prendo fuego

a este sueño de orgullo seco,

Indefinida vida

sin rastro de su silueta,

con puerta florecida

custodiada por los mil alacranes

que puridad cuida,

por los Suelos

¡Levanta la frente!

 

 

El Castellano y Leannán-Sídhe a 21-12-2018

 

Vestal en llamas:

Sueño de mi Vestal

mármol al pie del ámbar del alba

aromo lineado,

espuma de rosas balanceadas es tu mirada dama,

pies sedosos de cristales pulcros pulidos,

asestas mi mar innominada,

mi sueño no traiga el viento,

somnus versus littera

methaphora blanditia,

azur levanta.

Lejos donde la puerta mi amada,

irisada tallada,

ángel mío diga si sembrarla

a destellos la he pulido,

lejos muy lejos, ¿Dónde ahora?

esbelto suena su vuelo

sí en la sangre mis ojos.

Sí ha elegido,

cal y sal delineadas,

verde, amarillo, azul clareados

al vespertino brillo ungido,

alta como ella sola y mi nieve,

densa espuma de alevosía,

de pétalo intacto, sonrisa dura,

transparente, helada,

vidrio y azabache en escala,

llegar su alma puedo,

espada en pristila esencia,

sainé como pez de metal.

Sonora arboladura,

de frío intacto.

Gozo en término de arpón,

gruta o lux esquiva flox bellator,

otra vez si amansar la aurora,

rosa pétrea,

lanza de mis cenizas que laten.

 

 

 

El Castellano y Leannán-Sídhe a 20-12-2018

 

Caballero solar:

 

Mil ecos acogen mi beldad,

sangre en piedra negra

que abre extensa eterna noche.

Canto a tu pluma

de mineral candente,

abierto a nueva brea del mañana,

muros de mi Arlanza por tuerto rayo,

a la llamada del cerro estaba yo despierto,

últimos caminantes apostaron más que sus ojos.

Somnia de sacro labrador,

corazón de roble,

flamígera eternal savia

larga noche de pedrusco,

veo las flamas estrellas,

humo lento de dicha en círculo de piedras,

oscuras maderas, señor que de la guerra viene,

puntales llevo en la camisa azul,

el yunque soporífero reposa en tierra.

Es usted un capitán de tierra,

espejos de ámbar te acogen tu solo reflejo.

Lluvia encendida

y recuerdos entre niebla umbría.

Tempestad bajo tus pies señor,

Guillotina de las memorias de otoño.

Hijo y padre del Sol naciente,

cuidas tu caballo solar

en redil de tu morada en llamas.

 

El Castellano

·         Lo relativo al Sol, la estrella del sistema planetario en el que se encuentra la Tierra.

·         Solarlinaje o descendencia noble.

·         Casa solar o solar del linaje, primera casa donde una persona portó un apellido genealógico.

 

 

Añejo, extenso afán entregues ni fíes venidero:

 

-Mercuri facunde...

Atlas y su nieto secunde,

como Hombre primitivo

a ti Mercurio afloro,

temples mi bonanza

o rudo y noble ejercicio.

Canto place

mi solícito mensaje,

como buey audaz abrió surco

cuando era niño,

recobrar cuanto no he perdido

aboco que imploro.

Yo desposeído de Troya

con su rico Príamo,

sopores Atridas cayeron,

en fatidicas hogueras de Tésalas.

Mi alma piadosa exiguo

su aposento en el Elíseo.

Alzo mi áureo caduceo

con barba extensa de grey mísera

de albos espíritus

certeza que soy grato

al Averno sus dioses

y recelo de encumbrados,

encegados en Olimpo pulcro,

que mi aposento no amancillo.

Esta claridad serena,

con mi sangre nítida

no mancho,

empírea ascua del mañana.

 

 

El Castellano

 

Impoluta, rauda estela:

 

Voluble cielo

crió tu rauda ala clara,

próvido planeta

de florido consuelo,

por su sol fúlgido lucido.

semejanza quiere contigo

corona el día por aspilleras suaves

las glorias que descifra tu nombre,

sublime en altura por quier

anublen desventura

por mesura,

encumbrarse la ya satisfecha

estela endógena no osaba,

realizada dispuesta

en manos y cruz de Apolo.

Amante lebrel

de sentenciar causa y retiro.

Aragua tribute el franco templo,

inimaginado,

con peñascos y mi arroyito,

alevoso corredor

robusta bizarría

entre furor de tus solos labios,

felonía de caverna umbría,

retiemblo atónito

sorteando fieras,

amansando mustia frente,

sacro fuego tu esplendor

contigua.

Entre tus cauces férreos amada,

quebraste tu saliva y mi lira,

¡Oh musa, tu encanto

no me retires,

Batida mi hada,

pastorcica de Castilla,

invencible de esta dicha.

 

 

El Castellano

 

 

 

 

El Castellano

 

Como tocar la luz de tu voz:

 

 

 

 

 

 

 

 

Quiero mantener

mi suerte segura,

como hondas imágenes

en frío lacustre.

Agua de labriego sordo.

Eco en árbol de sigiloso azar.

Hombre al menos

en terrazgo seguro

al pie de bandoneón,

clavando cigarra

a su escarcha afligida,

manos trabajen

la melodía

a tu voz morena.

Primor en viento

de mi sepulcral prestancia,

tierra o ceniza

eternal mármol turbado

de vida atada a tu vida

y perseverante esencia.

Árbol de luz y acento,

revuelo a tu son

el mundo no trasplante.

dulces sueños

sones flamígeros te aguarden

en su seno.

Suelo en miel

de nota obscura,

guerra, oh gran momento,

rizar mis ascuas al viento,

hoja que tu filial enmarca,

verdecida mamona yesca,

invadido por substancia

de tu irisada voz en letra fraguada.

Resonancia de altivos lares,

fecundos...

Llevo verdecida mi sangre,

Asaltando el trigo mis ojos,

palabra con sonido

eterna herida

resuena que sigo en ti

como aromo de flor

y curva pitanza corva,

redimido a la abeja

el avispero ya no zigzaguea,

abre cariño tu senda,

nácar dispuesto y frágil

al candor de mi cóncava vena.

Para cosechar mi pena, mi cruz

y mi condena.

 

 

 

 

El Castellano

 

 

 

 

 

 

 

Mamones (versos), el Oficio:

 

 

 

 

 

 

 

mamón, a

1adj./ s. Que está en edad de mamar su hijo todavía es mamón. lactante

2. Que mama mucho o más tiempo del normal mi hijo pequeño fue un niño mamón.

3Insulto sin significado preciso deja ya de pitar, mamón . capullo

4coloquial Se aplica a la persona que toma con frecuencia bebidas alcohólicas siempre bebe ron, es muy mamón.

5s. m. Diente de leche.

6BOTÁNICA Vástago de un árbol, que le chupa la savia.

7BOTÁNICA Árbol sapindáceo de América tropical cuya fruta es acídula y comestible. mamoncillo

8adj. Méx. Se aplica a la persona muy arrogante o soberbia.

 

NOTA: Nombre científico: (Melicocca bijuga.)

 

 

Verdecida mi sangre

en son de mis latidos

de alto suelo,

oígo la agreste reverberante,

al pie de solaz viento

mi sentido.

En sones de férrea fragua

afilo mi metal primordial.

Canto a sus manos

de terrazgo quieto,

insubordinado.

Atadas sienes

cruzan tus ríos soberanos;

vegetal extasía

y cumbre en tu nombre

de perenne morada.

Vástaga palabra herida

de sonido disuelto.

Voz etérea

viviendo mi secuencia,

metamorfosea cual bronce

de hoz sin tiempo

resuena suave el hálito

desertor.

Soledad vigorosa

de voz difunta

sin morir mi pena.

Fragor redimido suena el martillo,

agua, tu risa y la suegra y nuera.

He de amarte

aunque tu hipnotismo dictes.

Ni olvido a primer vuelo,

perderte puede,

en la eternidad del corazón

y su cielo de soporífera muerte.

Perfilas camino a encontrar mi aljaba

y diriges su certera flecha primigenia,

por mi ardiente vena

danzo, danza mi lobo.

La áspera prisión de mi cordura,

cual amor con espejo,

siempre dura.

Cautivo mi soga enroscas,

calor sin ojos

como luz sin verte es niebla

y lejos paz, azul, nervio silente

ardua premura,

noche mi cruz

sonriendo amplia

mi condena.

 

 

El Castellano y Leannán-Sídhe a 12-12-2018

 

 

Por mi olmo, Insurrección 04\2016 Reedición:

 

 

 

 

Diestro albor

de tiempo nacido

algún día retorcerán las flores

al mirar los astros

lejos veo mi cielo colgado

al trémulo desliz nacarado

vuelvo

jinetes muertos

se comen mi tiempo

un día caminaré por fuera

veré ajeno el dolor

me carcome el sentido

por el que colgar flores al viento

me enamoré de una Hadita

y hoy sólo siento frío

que juega naipes helados de mi sangre

mi Señora Hada

diestro el viento

se lleva lo que siento

telarañas ahogadas en tazas de café

sí esas que nunca tomé

el paraíso de lo sentido

queda lejano

dulce cruel estampa

al invento deshojado,

abandonada la razón

queda el fuego vespertino

de todo aquello que duró

como hoja mecida en suspiro;

yermo terreno investido

por el que se descubre

yerto mi pecho

me caminan las soledades del hombre

ya sólo quedan bailando mis tenues sueños

cogidos de la mano de flores

mi pecho ya cansado de abrirse

florece en ababoles de sangre

mi pulso lo caminan ilusiones

siempre se podrá estar peor

que el muro que divide las dos realidades

en mi sótano de luz cuelgo pensamientos

y nacen opacos colores

al atardecer de la suerte

yo la amo en verde

brotan mis pesadillas asesinadas

hoy mi Sol agotado llama a las nubes

releven su acto

yo seguiré buscando la flor lejana en la Solana

de su mar perdido.

Iluminó mi vida donde ya mis ilusiones

son un manto de caricias por entregar mi tundra

despierta,

como siempre me mantengo fiel a la luz

llamada esperanza de poder cuidarla

y protegerla hoy y siempre

por ella armo mi égida y avanzada.

 

 

 

 

 

 

II

 

¿Que por qué te adoro?

Porque ni el azul de los mares y los ríos

se mide en belleza anisada

como pura llevas el alma

ni el brillo del sol y de la luna blanden

ni poseen tu ternura

como tu piel madura

joya de alabastro y de miel

tu almíbar en ambrosía al son de tu mirada púrpura

me hago un templo de mares y océanos

si lloran de emoción enamorada

yo soy océano

porque ni el fuego de los volcanes

puede con el de tu corazón

y el mío mece enamorado

el sino de un sembrador labrado

esperanza que espera

la risa de tus labios

pura. bella

ella es mi azucena fría,

de la tarde de mi corazón

que llora

que ríe

que se deslumbra su calma de estrella inviolada

mi buque mi navío

quiere arribar

y jamás naufragar

al son de su fragua serena,

porque su espíritu me clava

me blande el verbo

y el verso en silencio

ella es Leannán-Sídhe mi acompañante en mi

naufragio sereno

en lides de su alma y esencia

una, pura en terneza y pulcritud

soslayada.

 

 

III

 

Retiemblo

en un tiempo

que no me corresponde

agujas inermes

al eco sordo de oscuridad

flamígera

que late y envuelve;

se desdibuja mi horizonte

vestido de guirnaldas

fugaces y trompetas de los ángeles

el suspiro cae derretido

por tus labios mi señora hada

hoy avanzo como ayer

no tengo nada que perder

sólo tu piel por enternecer

resquicios del idioma del viento

crujiendo persianas

y los suplicios invernados

que cayeron asesinados,

no puedo elegir

llevo años amándote

y no se desvanece tu figura

llevo años adorándote

y no se desangra tu corazón

eres todo lo que alcanzo

a soñar de verdad

y en la realidad me visto de sembrador

de tu jardín de rosas

quiero ser al que recuerdes

en brea y espuela,

si no mis sentimientos

por ti plasmados en ámbar de Förüq

hoy por hoy

ayer por ayer

te seguiré perteneciendo

desde la malva-luna,

al diente de león celeste

abriendo yo en la flor de Odín

dame un firmamento

vestido de tu sonrisa

dame un sol

y una luna como tu mirada

que visto de flores

de todas las eras

dame una salvación a mi alma

dame un calor

que me recorra la espalda

dame un firmamento

para que vivamos los dos allí

no puedo descender

estoy en el cielo desde que te insignia

y solo allí encontré el idioma secreto

de los pájaros al viento su nido sedoso

por ti se desmochan

los árboles tras el invierno

para que resurjan cada primavera

con la fuerza de un lucero

gente dice que mi Sol ha muerto

mi dios de dioses es invencible

te alzo mi Sol

te aro en albor

piel con piel

corazón con corazón

no me faltará una razón

para adorarte y mimarte como dicta

mi sentimiento preso

estoy esperando mi nueva vida

por ti enardecida hasta que avance

y tu ser abrace;

mientras seguiré solo

como mi pensamiento

y mi imagen

se alimentará de tu vivo eclipse de párpados

soy yo quien pidió el cielo en colores

para su amada.

Mereció más que albo traje de su azur

eternidad, fuente de su serenidad

margen de esquiva puridad

en su mirar.

 

 

El Castellano y Leannán-Sídhe a 11-12-2018

 

Paisaje tu claro mirar:

I

Vislumbro tu voz

que clarea el soto

del campo mi templada dicha.

Clarísimo sonido

en virtud y calidad

del cristal

como llamas se dibujan

en la amapola de mi corazón

y el azur de mi vivo ser

se prende.

Nacen relámpagos ruborosos

en la fluidez de tu ternura

ensordecida.

 

II HOJA

 

Rueda mi azada

sobre mi cabeza;

súbito hematíes sanguinoso

que me tiendes,

iluminado mi ruginoso lienzo.

Río virtuoso

de mi acecho cual zorro

persiguiendo en litigio

la espantada tórtola.

No es más hombre

que yo, mi verbo.

 

 

 

III HOJA

 

Quisieran ser tus mejillas

soñadas, dos flores

entreabiertas.

Mis animalitos

como falanges

o nervios de estambres.

En pie de luz

cantando tus horizontales

muslos gemelos.

Ilusión, dicha o fervor

seguiré quietito en el campo

y su derredor.

 

El Castellano

 

 

Tesituras afables, filo inexpugnable:

 

 

Ensombrecido en caudal

encumbrando la tersura armoniosa

de espadas.

Caudal tenebroso

este fiero, adusto Sol de flamígero son.

Por la vena de luz de luna

mansa, descubre su reguero

en cal y canto su piel sedienta.

Avanzad mis ciegos corceles

vamos a sembrar nuestros ramilletes

y que nos apiade suyo

el Padre de los hoyos del sol,

surcos extensos

con superficies de luz,

llorando a esa luna

que blande mi runa de cuervo,

danzo mi hoguera

en un torno de cristal,

profunda encañada,

desapagable herida,

fui niño ciprés, con pie

de soto, entre acordeones

de oscuros fresnos

y pureza labrada en ojos,

hito de fuerte mimbre

ahogaba que soterraba

la violácea arpa,

bajo manos de mi madre,

un río se acervaba,

por sedientos muros,

sosiego mañanero

que acicala mi espada,

en siglo de hondo tajo,

mi montaña, cumbre de Nervión

irascible, su clara secuela,

por mi lengua de heno,

mi hijo es de agua,

como pretiles chubascos,

sudor de senos

que recoge,

una égloga en Sol tramontado,

yo sin luz,

febeo arriendo,

con espinas

descolocando las ondas

de su paso,

tapial se alza entre mis muertos,

con hoz que sosiega,

mampuesto

entre sangre de mayo,

que la tierra abre surco,

claridad de amapolas,

magarzas,

por un regato apostado

en este mi tejado cristalino.

Hasta avengar todo mi pasado

yerto en huecos

y fisuras de un tiempo difunto.

Por él y lo acontecido

marcho,

afilo mi zarpazo

abriendo clavelinas

y fuentes como inermes regazos

de lo que dispuso

el hierro de mi destino,

surcando a solas

la bravura de procelosas

tesituras,

en colmena y comunión

de mis ancestros;

padre y madre soporíferos

en numen del astro áspero.

Regio Lugh mediando.

 

 

 

El Castellano

 

 

Candor en raíz:

 

 

 

 

Sembrar unos versos,

en nueva hornada

que el río lleva

en estribillo

cantad pues

que cantaremos

los mineros del verso.

Luz y claridad

en seno de nueva alborada.

Certeza en mi corazón

que late a las raíces

del antaño oculto,

por padre soy minero

por madre soy barquero,

cavando esta mi sombra

voy al hoyo del Sol.

Medito cual azada

de tres cabezales.

Tiemblo,

retemblando voy contento.

Onda vítrea marco mi andar,

por costales del Álamo

forjador, a su boca de fuente solariega.

Sed cándida de funesto, aciago sol.

Luz en aire es del herbario viejo,

padrón de arpa y su son.

Cantó mi campana

vengo por piadoso cerro

como solitario

señor.

Oro jovial seré

como vena del ámbar

relumbraré

mi añil,

amarillo viejo.

Pintaré lunas

y sus anchas ojeras

que relucirán sin ocasos

ni malvas espantarán,

fríos vernales.

Vendrá la niebla clara

por arboledas

y pinos tupidos

que caracolean

mis ideas reverdeciendo

los antiguos pesares

y su alameda errante,

vine por el murmuro de la piedra;

arraigado yo voy de mi insepulta tumba.

Hierros repican

sones como astros cinceles,

desnaciendo de la roca

su candor mineral.

 

 

 

El Castellano

 

 

Puridad en crisálida:

 

Ensombrecido querer

traspuesto a los fuegos

del hombre,

y su azar flamígero

de tres caras.

En halo umbrío

alzó rosas sobre Galatea,

alta honra en flor;

la más hermosa,

en belleza gala,

sobre el áureo

plano insubordinado.

Astros que callan su beldad

entre todas las cosas.

Indecencia bañada

en vil ascua intransigente,

es mi origen.

Aureola de sopor iracundo,

por las venas y sangre

que me dio mi padre.

Que quemar todo puede.

Aroma en desdén

de lumínica era;

que nace de la tierra

la amapola vieja,

cumbre de Nervión

sobre escala de savia borde.

Y sus filos de alegría fecunda,

en color de pigmentos

colgar quiere.

Rosácea tez avanza

su inviolada amarillez.

Que exuda entre notas

y acordes su alto sabor.

En copa, preside,

dicta cual amor

😍 que morir sin amapola de fuego.

No es complacer,

ni transmigrar el alma

su crisálida en romo metal

consigue.

 

 

El Castellano

 

 

Exul umbra:

 

 

 

Tregua soporífera,

blando augurio

entre escarchas rectas,

sombría se alza

la inquieta mirada,

recuerdo

entre amplios lares

primigenios,

una calma en trance

de verdes estrellas

que tensan

ásperas cuerdas

de estos ángeles de hielo.

Alma en soto cercado,

avenida sin fuego ni brea,

un grito soterrado,

un suspiro en vals

aplacando

el erizar de una piel ausente.

Muerte vana

o flor de niebla,

transparencia amarilla,

mitad oscura.

Puro alacrán

camina de la vereda

a la rambla enajenada.

¡Cuán pulcritud no bastó!

Yerto el viento,

mansa late la espera,

en irisada vega compadecida,

donde suaves las fuentes

riegan la sangre.

Ocaso de morada negra,

fiereza deslumbrada

en sones

abriendo el nacer de nueva tierra.

Vela sin prisa

denostando

antiguo sepulcro de adobe,

triste olvido en destierro

de mi sombra.

 

 

 

El Castellano a 26-11-2018

 

 

 

 

Alacridad empírea:

 

 

Recta acritud al evanescer

del cenizo claror.

Un soto escueto amalgamado,

un tránsito por acordeones de fuego

y venas calizas,

como cromados aromos

al extender de la estela inviolada,

madre de mis fúlgidas cabelleras,

Pensamientos que abren crisol

en violácea arpa

durmiendo mi mortecina desquicia.

Áurea honra bélica

en claridad de clareza inerme.

Atarralla en pie del bandoneón

por el que mi grillo sonando fenece

y el centígrado decrece,

Cumbre de romo hierro ultrajado

extasía corpórea

esclarecida la niebla.

Abertura del gris que desnace

una escolopendra en limbo

que su mandíbula no le duele,

tiempos mejores escucho.

Al acecho insubordinado,

de francas sedas

y crisálidas vespertinas

acunando las simientes del mañana,

horizonte sediento como el ayer,

y mis sarmientos

sin esas manos ajenas.

Fulgente chopo

etéreo percal

por el que apuesto tu soberbia.

Mi ego es mío.

 

 

El Castellano

 

 

Hueso o eje central:

Acritud, alacridad

acridad,  alacritud

crisol, acenizado, claror

cenizo

amalgamado

romo, fúlgido

mortecina, desquicia

violácea, atarraya

cándido, esclarecida

empírea, áurea, estela

honra, claridad

terneza, clareza.

24/11/2018

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lebrela tu labrada estela:

 

 

 

 

 

Llueven las estrellas,

tus estrellas

de tu sitio.

Sopor flamígero inevitable,

moviendo círculos

siguiendo espirales,

qué no daría

en el centro de la caracola.

Serpeo esta vida,

voy rumbo al estupor,

desnudo,

la penumbra mueve

yo de esta ausencia opaca hago nido,

resueno alto bajo tu pavimento,

estela en rubor de nácar

y una sombra mía se hace tuya,

para ver y brindar por la tormenta,

un solo de arpa abre esta nube de hierro,

resquicio tenue, veloz mi densidad

alza en pulcritud

pordiosea mi miseria otra esfera,

pude ser adorable

me quedé en lo hondo

tu silencio,

una vez para cada vez

volver ataraxia

este brillo descarnado.

Hoy por ti

mañana será turno

de mi araña de acequia.

Abre mi claror bélico

tu profusa esencia

riza eleva, mi desdén

por el que nacer en seno tu azur

es cabalgar tu iris

en letra montado,

y perecer en cuarto de luna

misma alegría

caracol de espejos

laberinto en tela mi honda aura

si decidiese seguiría indemne acontecido

de quererte sin perjurio.

Incólume seguiré espectro

de este mordido silencio.

 

 

El Castellano a 12-11-2018

 

 

Hondo crepitar completo:

 

 

 

Voy por tus desangeladas, profusas luces.

Hierro que me tiembla la osadía,

oxidado resorte candente,

que afuello;

relamen linces del tamaño

tu dispuesta ternura.

Hirsuta ciencia tu tomo de tierra.

Acristalado vence marea súbita

de ojos realizados;

mi espada no luce marchita

afila latidos de mi corazón

ignoto,  ante tu ser,  casi desnudo.

Orando llegue revelado momento

de aspados dientes

y destellos secuaces.

 

II

 

Aruña mi tierra una vez más

como un grito en la vena,

como un gemido perplejo

que brilla el tiempo,

que empañó

tus vidrios líbicos,

atemporales, dispuestos,

sin margen, sin curva, ni acervo.

Saliva en aljibe de hondo deseo,

exasperado, irisando crisoles

que jamás marcharon;

beso y muerdo tus orejas malvas

profanando tu blancura primorosa,

en tus piernas gemelas, semiabiertas.

 

 

III

 

Mis violáceas hojas marchas

raíces que maúllan mi calma;

profundo el zarpazo de amor

que me afliges.

Osadía acariciarte en destelleo

entre vela y candelabro

avivado tu hornillo de espejo,

supina.

galvanizada garra llega

a arañar la puerta;

rumor de fiera vespertina.

Solo ante tu sosegado

siempre azul violín

que la humedad

de tu floresta,

nunca más virginal,

entona.

 

IV

 

Despierta, flamea nuevo cierzo

por tus sotos de rincones sedosos,

humedad permisiva blanden

al desnudar tus mieles

entre tu piel serena;

abejas mías

dejar que la flor duerma.

Corajes florecientes

en ocaso que el alba lanza.

Desde la luz del día

hasta dentro la oscuridad

más densa que late y envuelve.

 

 

 

 

 

V

 

Sus cerrojillos tersos yo beso

en esmero amilanado de erizar sus nervios

a flor de candor estrellado, navego que avanzo,

tus filos de rubores aplacados,

esta luna entre mi tierra y mi solferro

una vez que su luz perdure mi hierro.

Placer enarbolado, en lustre de acanto,

ya mi querer no es piedra rodera

ni de osadía alabastro,

fuera de la batalla,

tersura que gemía la espera.

Mi piel de quimera,

inimaginada senda,

es un hálito y su verbo

una escala y nuestra escuadra.

Al placer preso

de sonido extinto.

 

 

VI

 

Retiembla el agua

un haz sobre espada,

inabarcable sentido

sigue, ahonda fiel

su rendición

en estallido del tesón.

melodiosa sierpe

en un vals del gemido

secundando el alarido

sembrado en su interior.

VII

 

 

Fuentecilla parece mi noche oscura,

fuentecilla retozona,

y de verdes lamentos quejumbrosa

como sombra leve de mi pájaro piador

que acuesta a dormir su entraña.

Sombras largas que descubren

el canto los lisonjeros grillos.

Blancura y azabache descansa en la arcilla

el nido mi golondrina.

Al fresco respiro de mi chopo soñador

lanzo un severo destello argento.

Longevidad imperial cercenada

como retazo de persistente

carcoma manida a mi verde intelecto

grave;

embaucaría sin tenerla

todos mis instintos,

todos mis impulsos.

 

 

VIII

 

Canta , canta mi pena azul

sin ocre zozobra.

Abre el verde ramaje,

a la espesura de mi idea.

Entre un camino serpeaba

como culebrilla de un destino azaroso.

El murciélago castellano

rasgaba bailando, ladeando

el cielo mullido

de levedad de colchón sin luz.

En sintonía opaca que rodeaba

y acariciaba.

El cielo abría su sangre a la noche.

Un sopor de estrellas

que en este invierno no tardaban,

y el rudo vigía ciprés soportaba.

 

 

IX

 

Bajo tenue luz de luna

que los sentidos, arrugaba

y mi fiero ciprés de lanza colgaba.

Avanzaba por el camino

los álamos,

como un sendero

en cal de maderos cenizos,

rumbo al Valhala.

Alumbrado , rememorado,

anhelado

por todo guerrero.

Era un olmo frente la tapia

de un cementerio

en Fuente la higuera.

Caminillos de hormigas dispersaban,

desplazaban los vástagos

de forrajes venideros.

 

 

 

 

 

El Castellano

 

 

Pétalos flamígeros:

 

 

 

Vestigio yerto,

al candor del astro.

Una luz en onda

como limpia esfinge cegadora.

Es un aspado sentimiento

entre serviles ruegos;

los arrojé todos al fuego,

cenizas enervaron pavesas

al amplio aire.

Honda pena que soslaya

que habita

la pulcra espina

de mi razón.

Cavé una fosa

en el patio de mi araña

donde enterrar

mi fiel sobrecogimiento.

No logré más.

La tierra me devolvió

la flor de su recuerdo.

No tuve ni compasión

ni vencimiento

del aura de este pesar.

Remembranza que existo,

porque no marchitan

los pétalos de este dolor.

El Castellano

 

Fuente de tu ánima:

Virgínea sombra casi tuya, casi mía,

etérea cadena que amilanaba

a dos voces purpúreas, purísimas,

albor en simiente, franco,

inabarcable, de esencia

en ascua flamígera al tacto.

Lasciva entre hondos secretos,

sierpe de una mirada verde,

promesa en ojos de rocío esmaltados,

romos hierros en crepitar de albores

y ondas extensas de inerme sostén.

Pulida atraviesas mi tardío,

por sotos de espuela

y carcoma translúcida.

Tierna sombra en transistor

me desciendes,

en sienes nativas de ti

océano abierto

o tierra madre sin numen de estela.

coagulaba yo sin fragor

cuantas dichas tejidas me dictaban

su cruel esperanza imberbe a ojos ignotos,

como aceros ruginosos

en umbrío páramo de monte

con bosque implacable,

albo rizar de sus enraizadas

espumas verdes.

Heridor azar de noche lisa,

por luna espolvoreada,

escala de un eco

que crujía las ramas

de un tiempo oxidado,

quiero tus ojos sombríos

de luna sempiterna

mi dama de oscuridad tenue,

camuflada, desangelada

abre tu sombra

dejándome adentrarla,

sin tus hálitos

no vuelan las golondrinas,

y mis murciélagos

se recogen del frío yerto

que peina mi alma,

sangra mi árbol

de este horizonte palpable

mi caricia en Sol mayor

que te ilumine

y sea certeza de fresca agua del azul

imantado

hasta percepción, ilusión o vida.

Hereda que transmigra, transmuta

mi sangre malva.

Sotos sin voz

de alaridos en magnificencia

exacta de este carbón y ascua de pluma.

 

 

 

El Castellano

 

Rubor quebradizo:

 

 

El yerto,

esfumino

de la torcaz silencio,

en sotos de ranqueadas

magarzas al sigilo de blancos

álamos,

acequia cercena

el oro en tierra

por donde mece extasía

lebrela alada

tras la matutina liebre.

jauría de fiero colmillo.

Aulla el vaho en pensamiento,

ávido cual estela tangible

que sigue la galga.

Sopor maldito

de torvo pico,

en ala negra de grajo,

crascita mi sien aquella huella,

un día de campo.

Anublan hijas de tiniebla

un sol desempolvado,

en batalla de Candamvis,

con tempestad que soterraba

rostro abandonado;

en estancia yesca,

descarnada,

sigo la ceniza del fresno

y el quehacer encuentro

de esta mi vida oscura.

 

 

 

El Castellano

 

Azur:

 

 

 

 

De tu savia

extraje tu tierra,

era como matrona ciega

y dulce, de blanco seno

lleno de hondo heno.

Dulce jugo en oro viejo;

espolvoreado.

Frondosa villa

entre sierpes y caléndulas,

hermosa villa inquebrantable,

era tu boca maravilla,

de santo sueño de sol

y pétalos de girasol.

Suave rumor

de pecho en ala

y alma erecta.

Duda el dolor,

destierro de este abrojo

al cielo

compasivo

campo en pretiles candores

y venas sin su calor.

Albas huérfanas

entre rayos de miradas altivas.

Abre mi pecho el frío colmado,

Tierra de nacimiento

vespertino,

convertido,

fuente, ala o roca,

trilla, espiga

o verde grama mojada, blanda.

Tierra, silencio

o espada.

Fiel oruga que soñaba volar

y que volaba en alas montada.

 

 

El Castellano

 

Canto a la fuerza de la naturaleza:

 

 

 

¡Oh lluvia!

¡Oh tormenta!

Que con tus rayos

iluminas la oscuridad

de la noche.

Fuerza devastadora

que hace desoladas regiones,

incendia bosques,

que inunda vastos territorios.

Fuerza celestial

rayos cargados por Zeus.

Nubes negras y densas,

vientos devastadores,

que arrancan arboles enteros.

Granizos que arrasan cosechas,

tejados y persianas.

¡Oh temporal! Que sacudes con violencia

la mar y los barcos de los hombres,

hundiéndolos y llevándote sus vidas

al fondo del océano.

¡Oh fuerza de la naturaleza!

Que llenas de vida y destruyes

a la vez.

Fuerza devastadora y vital.

Fuerza destructiva y magnífica.

Que contigo no puede el hombre ni

con sus diques ni con sus presas.

Tu agua corre sin descanso por la tierra

anegando y llevándose todo a su paso.

Tú no entiendes de bien y de mal.

Tú sólo surges como la noche o el día,

como la brisa y los vientos.

Sin arrepentimiento ni conciencia devastas y

arrasas.

Y el hombre que se ha creído todopoderoso

siglos y siglos no puede contigo.

Naturaleza grande y hermosa pero mortífera

a la vez.

A ti te invoco con este poema.

Para que alivies la sequía que corre por España.

Por sus parajes y páramos España te necesita.

La tierra te necesita, el campo te necesita.

Los bosques te necesitan.

El hombre te llama a gritos y mira

a los cielos con la esperanza de que llueva.

Para aliviar su sed.

Agua de vida, agua que da vida.

Agua que forma nuestros cuerpos y tejidos.

¿Qué seremos sin ti?

Si no riegas nuestros campos y ríos.

Moriremos por maltratarte y contaminar

tu atmósfera.

Han llegado nuestros días hemos acabado

con la selva, tu pulmón.

Hemos derretido glaciares y los polos con nuestra

soberbia.

Y con nuestro pensamiento de que tus recursos

son ilimitados.

Pobre ser humano que con su ignorancia ha dañado el planeta.

Te ha maltratado hasta dejarte sin árboles y sin bosques.

Tus océanos sin peces.

Ya no llueve como antaño.

Hemos cambiado el clima.

Dioses se están vengando del hombre.

La vida volverá a surgir después del hombre.

El hombre ha destruido su casa y todo lo que le rodea.

Sin conciencia alguna.

Sólo sobreviviremos los hombres de los dioses;

que vemos la naturaleza como obras suyas

y que la cuidamos y respetamos como don divino.

Perdona al hombre que ha destruido y asediado

tu creación.

Yo a ti te invoco naturaleza celestial.

Naturaleza divina.

Haz que llueva sin descanso.

 

Esteban el castellano

 

 

La una petrificada 2016:

 

 

Perpetua una,

por el bajel del alma,

bajaba recorrida,

por entre encajes olvidados

me descubría,

el caballo del ansia mía,

donde empezaba a abrir

en sus piedras de ojos negros,

y la cabellera levita

por altas ramas,

donde acaba el sueño

taciturno de su sonrisa helada,

voy allí sembrando ojos

en sus labios áridos,

no me apetece seguir sufriendo

para ello sirvo mi aliento,

donde acaba lo que siempre

creí conocer más me detuve a envejecer

sin mecer alas cansadas,

el horizonte me cuelga la rama,

y yo loco callado pienso

en un tiempo que me apetecía recorrer

tus simientes azules,

en un mundo, que mis labios, cierra

tornándolos grises,

la idea vuela eterna del estado mental

por conquistar,

esta es mi vida,

esta es mi suerte,

pregunta a mi orificio demente,

que dispara por mi boca

la locura quieta que mía te arropa ,

haciendo cálida la estrella

de mi popa

y mi ángel sangrando versos de hielo,

en el tibio, ancho, escurrido desliz

que me llevó a contarte mi verdad,

por la que quedaba frágil,

vulnerable sostenido yo

en un destino incierto

del comienzo del alba a mi insomnio

que me da energía.

Que fiel asesinó la caricia,

en cama de ojos en alfiler

y patadas del sueño,

crujiendo mi ser en una araña,

llegó el tiempo de escalar

por si un día abandono

será cuando me vuelva polvo.

 

II

Bello alto claro de mi silencio,

cumbre sin lomo, torre espinada

de mi única belleza,

con su pajarito que pregunta:

¿Por aquí? Es por allá bonito,

estoy creado y soy perfecto,

hasta mi mala suerte

y mis defectos son perfectos,

resumen de lo vivido

en esta esfera escrita se encuentra,

hoy no es un día cualquiera,

ninguna bruja está de fiesta,

ningún muerto no sabe que ya está muerto,

flor, vista, vida, lozanía, fuente, verso, letra,

color, sabor un desencuentro con mi inspiración,

recto escalafón, augurio exterior,

un patio para esta oscuridad,

cercanía, sueño que no recuerdo,

yo era mejor que mi voz,

un ciempiés, casado con una tijereta,

mi dulce estampa cromada,

un iris de plata, una escala al abismo interior,

era o no era estoy hablando con mi quimera,

mundo atención,

esta es mi vida, esta es mi religión

este es mi rifle sí señor.

Resumo en esta botella que llevo,

que no me vence ni la araña de mi recuerdo,

soy feliz o intento serlo,

soy la duración de la madrugada

sí en mis ojos,

soy el verdadero maestro de mi vida,

por encumbrar mi propia salida,

por construir mi futuro tejado,

letanía trenzada sobre un caracol de mármol,

aunque no me acuerde quien yo era,

a este mundo un disparo de mi siembra,

lobo furtivo en este coto

llamado tejida realidad de sangre,

es un amanecer sonriente

es una luna de hueso,

un destino ciego sin ventanas,

un desespero, un hielo, un desnacer cabalgado,

un verbo, un adjetivo derretido, es mi palabra,

un monstruo, un pajarraco, una alimaña desempolvada,

es mi vida una de la mañana, es mortaja,

no conozco el peligro,

yo soy el peligro, arde, arde, arde

he venido a ganar.

Soy la una de la madrugada.

 

 

III

Etéreo desliz sin sargento

cumbre febril por lomas desgañitadas,

soliviar vetusto sin intelecto grave;

avanzo que escampo,

este mar de venas en ojos,

es un frío yerto,

padre de la tiniebla rizada,

encuentro con el hielo de la eterna

oscura mañana,

desnace el viento en una mano,

en la otra atrapa

lo que gemía mañana,

esto es bajo tierra,

encuentra germina la malva.

Vespertina ciencia colmada

casada con vespertino abrojo,

era mi dolor que más no retuerce

ni canta con quimeras de mi aliento.

Recto escalafón dorado al gemido,

hoy el silencio se adueñó

se embebió del luto de áspera luna

de ojera suave,

en dulce sueño, no mira leones

ni soles perdidos

amamantando halos dorados,

era la una solitaria,

Un manto de estrella velada,

un maullido de pájaro estridente,

como vagido azar indeleble

que la osadía dorada mece.

Es por ti

que me he quedado

más ciego que tu pseudónimo,

avento que avengo el paso

esta rosa-malva será eterna

así egos ajenos se devoren a ellos.

 

 

 

El Castellano

 

 

Añil remembranza:

 

 

Luna plateada de mi cielo, en las noches voy a tu encuentro,

pero te escondes entre bloques de hormigón y cemento.

Quiero verte, pero incluso te escondes, por las violetas ramas.

Mas los dragones, del cielo sonámbulo te acarician.

Cielo obtuso, de sueños fluorescentes,

tú, de color líquido, solo templado con miradas intermitentes,

por el tiempo de espera angosto.

El murciélago baila con el colchón de tu luz,

rasgando sombras,

para reposar siendo una más.

Oscura nebulosa de tu vítreo trasluz dime,

por qué te siento incluso estando solo.

flores opaco reflejo de luz violeta incluso de noche;

artificie luzzae.

Lucero de ciudad,

rompiendo la obscuridad.

La noche se detiene para sentir que estás conmigo otra vez más,

humo, humo, humo.

De tierra a ceniza llamando,

su inerme sentido mágico.

 

 

 

 

Luna plateada,en las noches voy a tu encuentro,pero te escondes.Quiero verte,pero incluso te escondes,por las violetas ramas.Mas los dragones, del cielo sonámbulo te acarician.Cielo obtuso,de sueños fluorescentes,tú,de color líquido,solo frío con miradas intermitentes,por el tiempo angosto;El murciélago baila rasgando ...sombras,para reposar siendo una más. La noche se detiene para sentir que estás conmigo otra vez más.

 

 

 

 

 

Luna plateada de mi cielo, en las noches voy a tu encuentro,

pero te escondes entre bloques de hormigón y cemento.

Quiero verte, pero incluso te escondes, por las violetas ramas.

Mas los dragones, del cielo sonámbulo te acarician.

Cielo obtuso, de sueños fluorescentes,

tú, de color líquido, solo templado con miradas intermitentes,

por el tiempo de espera angosto.

El murciélago baila con el colchón de tu luz,

rasgando sombras,

para reposar siendo una más.

La noche se detiene para sentir que estás conmigo otra vez más.

 

 

 

 

 

Viene acariciando, ella,

con sus palabras altivas,

desvanecerse quiere, con letras solitarias.

 

En sus ojitos los luceros,

por sus labios, disfruta el piropo.

Despeinarla con caricias piden sus manos.

 

El dulce golpe de su voz quiero escuchar,

dificil de olvidar, todo por ganar.

Creo que la quiero.

 

Pues díselo.

Calma para llegar,

por poder luchar y no abandonar.

A veces, invade mi pensamiento,

y más deseo crea su recuerdo.

Pienso que no estaré agusto hasta que no la diga lo que siento.

 

XII

 

Luna plateada de mi cielo,

en las noches

voy a tu encuentro,

pero te escondes

entre bloques

de hormigón y cemento.

Quiero verte,

pero incluso te escondes,

por las violetas ramas.

Mas los dragones,

del cielo sonámbulo te acarician.

Cielo obtuso,

de sueños fluorescentes,

tú, de color líquido,

solo templado

con miradas intermitentes,

por el tiempo de espera angosto.

El murciélago baila

con el colchón de tu luz,

rasgando sombras,

para reposar siendo una más.

Oscura nebulosa de tu vítreo trasluz dime,

por qué te siento incluso estando solo.

flores opaco reflejo

de luz violeta

incluso de noche;

artifficie luzzae.

Lucero de ciudad,

rompiendo la obscuridad.

La noche se detiene

para sentir que estás conmigo

otra vez más,

recuerda

que tus ojos tienen sangre

recuerda el viento

que aúlla mi nombre

recuerda la luz que tiembla

y cruje la noche en las pupilas

recuerda que me hablaste

de amor en el tiempo

que cae muerto

que pactamos con el hielo

la vuelta del invierno,

recuerda cada latido

de oscuridad

que llama a tus venas de humo

recuérdame en la eternidad del beso,

en cada rosa que robe tu cuerpo,

recuerda que vivo para ti

dando voz a la soledad asesina,

la flor vive soñando

que fue mariposa y abeja,

vive durmiendo la semilla

enamorada de la tierra

para despertar

y enamorarse del sol,

clávame estas nubes de sangre

en el hierro de mi destino,

se me negó la luz

encadenada a esta tierra sin cuerpo,

solo tú me sientes

en este camino

que no lleva retorno

sólo espiral anhelada de renacer

el tiempo ya no nos puede sostener

camino buscando el frío

en este calor que quema el alarido,

te encontré perdido

hoy vives un amor

que sientes soplándote al oído,

en la puerta del infierno caído,

te casaste con la luna

que reinaba en tu corazón,

al viento le diste voz,

a la lluvia la nombraste

lágrimas de mi ayer,

le diste ojos

a la sombra para mirar,

la espina caía herida,

la caricia retornó a las polillas,

la vida marcha deprisa

cuando abras los ojos

ya todo habrá cambiado

solo encontrarás que seguiré a tu lado

aguardando tu otoño

y la caída de tus hojas,

esperando que seas mi acompañante

en los siglos y milenios

que nos condenaron,

encontrarás esta sed del cielo

en cada silencio muerto,

en cada raíz

que grita en su tierra

toma de la vida lo que quieras,

siembra tu aliento

en cada tierra,

tú todo lo tienes

yo solo soy una fantasma

que sólo tú ves.

 

 

El Castellano

 

Oda de sombra nocturna:

 

 

Noche silo de oscuridad

destapada, traspasas

mi ventana entre espejos

tu voz se hace la dormida.

Carruajes malvas del sueño

taciturno entre las espigas.

Fuegos y fusiles iluminan

tu dama de oscuridad,

amanecida por soles

que bajo ella

parecen de trapo.

 

Canto a tus pestañas morenas

a tu iris deslizado

entre colchones sonámbulos

te clavo este guiño

a tu dama de sosiego.

 

Por este hueso único

desangro a mi murciélago.

Altas, profundas esferas

gimen luciérnagas.

El otoño tupido

se acuesta con mantas

de hojas arrebatadas,

árboles desnudos

que descansan,

ya no hacen el amor

con el viento,

persianas de un tiempo oxidado,

al abrigo la vida contra el frío

de la luz.

Escarchas de punta

lloran las avenidas

victoriosas de la noche

que todo devora

y mece lentamente

con su ojo de sombra.

 

 

El Castellano

 

Latido sembrado:

 

 

 

Solo, acompañado de una doncella escarlata

que me late y envuelve mi fascinación,

este día vuelto noche sólo por ella,

 

no tengo piel soy agua de su saliva,

rocío de su comunión de estrellas

trashumantes, plácido rasguño de rosa,

 

yo no tengo sombra, no tengo aliento

ni alma puesto que soy vampiro

de su silencio,

 

alzo mis cuchillas de luz, coronas vestidas

de fugaces caricias al alba forjada,

edificios hirientes de mi amor etéreo,

 

canto alto que ella me hace

sentir eterno,

como el cuchillo inmortal de su silencio,

 

cargo mi luz para atravesar su corazón,

disparo, su alma es mi blanco,

mi párpado de la noche llora por su beso escrito,

 

rizada saliva verdadera,

estas rosas del alba cantan

que si admirarte es para siempre,

 

seré guardián de todos los latidos punzantes,

porque solo tú sembraste la belleza,

hasta colmarla de infinitos sonrientes

 

que mis ojos lloran,

pintando la veneración a lo que en silencio

trepa y escala

la caléndula enraizada en mi corazón.

 

sigo y seguiré tu camino

que me lleva por el cielo,

corto el aliento de la noche,

 

al despertar de mis sentidos resplandecientes,

no me despiertes,

eres mi sueño de penumbra y sus formas de mujer.

Late mi caracol siniestro con la forma de corazón.

 

 

 

 

El Castellano

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

Lividez carmesí 2017 reedición:

 

 

Sangre, sangre

que yo sin ti no tengo

vida para morir

preso de tu bello cuerpo,

al tarot helado

me muestro

fiel desespero

en umbral rojo tejido

cae siniestro, rendido,

sangre, sangre fiel te espero,

por estas ramas

de yedra despierto,

el negro cáliz de fuego,

tu nombre destapo

tu sed abraso,

en esta hora

que cuelga mi cuarto,

araña enfundada, tejida,

avista su caricia,

abre el telar de yerta letra,

descampado oscuro

que me aquieta,

hoy parto mi hiel

con cuchillo de piel

sangre, sangre;

carmín al abrir,

estertor añil,

brota, sube, emana

de fanal hoguera,

esta es mi vida quieta,

de verso maldita la estampa

fiel condena

abriendo la subrepticia de la noche,

se mece, se acuesta la rambla,

avenida amada

senderos de pieles tuyas sedientas,

colgando tus pestañas,

la noche escapa,

la tela se difumina

en un mar de azabaches

trenzados, soplados

llorados por la luna soñados,

vistas al cristal de cuarzo

tu entraña de araña

tu fiel boca

de estrella tejida,

naciendo otra súplica,

para acabar mi historia

en ti con el color

y el humor

de mi cuchillo envuelto

en feroces testigos

de lo que sujeta

la araña de esta noche

por mis venas escaladas,

por mis ojos fruncidos,

me rompo,

me quiebro,

en mil cristales de roca,

para ser yo

vivo y afortunado

el osado,

el descubierto

en capa humeante,

en tu ser clavado,

fumando mi cigarro de noche,

y el humo que te dibuje,

puedo caer,

puedo nacer,

puedo reverdecer

mi vida sembrada

en este patio

de media luna,

brotando, sucumbiendo

enraizando

tu soto de boca

despierto besando

esta penumbra que sujeta.

 

II

 

Y el ser amamanta,

estela de mi yerta cara,

pediste rescate

en esta la tela

de mi araña,

peligro en cauce

de aguardar el beso

no hay resistillo

que tu alma cubra,

Remembranza en bastión

de oscuras danzas,

abrirán perplejos los mañana,

brillando ocres en verde, los noviembre,

por sujetar un cierzo que agarra,

y tu floresta tiesa escampa,

un abrir del cielo a la tierra,

sangre, sangre

que sin ti no encuentro,

ni réquiem despierto,

conduce mi aspaviento

refulgiré en tu ser repleto.

Dulce alma, no hay esencia

fruto del amor

que te crease,

no hay cielo ni cigüeña,

que belleza de tu tamaño

entornase, ni roja hiel

humor carmín te engendrase

al cristal hiriente alzo

mis agravios y señales;

ven, ven a mi yermo arcano,

digno del carrizo del mar

más sereno,

encumbradas pestañas que quieren mirar,

altos sotos sin hacienda

siendo naturaleza,

desdén erosionado, cabalgas

luna sempiterna, luna de plata

cobija  arrostra mi sentir en tu caracola

de serenidad repleta,

al encuentro que te presto mis ojos

y me devuelves dos flores,

altas, soturnas, dignas de tus bellas frondas

por las que perder a mi gato negro

y algo más, perder mi tristeza, por tu alegría.

 

El Castellano

 

Cerrojillos dormidos II:

Rubor cristalino,

en haz luminoso de hoja purpúrea,

deshoja esta nieve de chopo,

liman vientres

mientras envejezco

el matiz liberado

entre fuelles de viento,

alzado tu silencio perplejo,

una escala al cielo,

un sortilegio

en clavos sedientos

aclaman sones

sus verdaderas razones,

me acicalan procesiones

en hálitos de perfectas oraciones,

hoy verá el día

izarse, levantarse

su raíz de tiempos lúgubres,

desparramo que fluyo

por ataraxias desmenuzadas

trémula mirada fundida

en solanas de lunas

y sus mares

bajo yunque,

se clavan sienes forjadas

al verdor de pinos,

y sus consecuencias de yemas,

un verbo despuebla mis santos astros,

coagula mi pensar

entre trenes fulgurados,

solapados del ayer difunto,

rizando lo que siento

por repetirme

es más que mi don funesto templado,

un dialogar si encontrase oyente,

un hervor de mi recta frente,

noche sin llegar,

vienes y perviertes,

mi osadía vestida

de placajes sin hacienda

de viento,

transparente se dibuja el miedo

rayos sin luna

y oscuras rúbricas

sin luz de vela,

enfrento mi brava espera

por si baja Ostara

y se duerme en mis flores de caléndula,

hoy es por mí guíame hasta ti,

bajo el relámpago asido

a embeberme tus cauces

a tormenta sin cresta,

lloverán tus estrellas

que paran mis relojes

por atar segundos

de espera quieta,

ven a mi cabaña del cielo

y bebamos nubes,

desliza y enmaraña

tus hilos de cabellos,

extenuando mi yermo claro

en mi siembra directa

a finalizar mi Indeleble trazo

que tu sed viste y aguarda,

en fiel, impetuoso regazo.

Desnudo en son

del etéreo esplendor geométrico,

que te bañan las fuentes de mi tinta.

 

 

El Castellano

 

Semblanza etérea:

 

 

Obtuso limbo,

de perenne yerta cárcel.

Entre sosiego y dichas,

enajenadas.

De oro en paño sus barrotes,

por crisoles de luces rosáceas ;

un Sol muerto rige

su fiel compostura deslumbrada,

aojo que blande su pulcritud

de estelas inermes, rectas, embelesadas.

Cárcel recta y umbría

sin pestañas lucientes

es mi querer.

 

II

Mi querer pulcro sin sonrojo

ni otra senda

de yedras esquivas.

Avanzo sin mirar

el solo llanto

😿 vestido de la ambrosía, verdura.

Un desliz y supe

que nací por un destino superior,

escrito, predestinado, independiente

de lo realizado,

él ya estaba fijado.

 

 

 

III

Pude ser otro

pero no soy adorable.

En esta cepa broto que afilo

este sino desdentado

y su cruel miseria

gira en alambres,

de azares flamígeros.

Vine a la tierra

y soy de ella

con lo que ella es mía.

En pordiosera complacencia.

 

IV

Mi amor, mi familia, mi gato,

no son míos

por lo que soñando sé

que existo.

Una alondra y un piquillo

huyen de mi ilusión postrera.

Mi amor de nombre

en batalla

como insecto de barbas de oro;

un llorar eterno de rosa

🌹 o instigadora bajo fronda suave

de carnal caricia dulcísima,

postrera senda.

 

 

El Castellano

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Oda pasada a limpio en 2009:

 

 

ODA A LOS CAMPOS DE CASTILLA

 

¡Oh viejo encinar! Que llenas de vida los vastos páramos de nuestra geografía.

Que bajo tus veredas han visto la vida infinidad de seres vivos.

Y hasta has dado de comer a hombres y animales.

¿Qué pena tienes que mueres sin ninguna explicación?

Por la mano del hombre que ha contaminado tu tierra,

ha explotado tus recursos hasta ahogar la tierra que te vio nacer.

¿Por qué mueres tú? Que has sido tan

noble.

El águila imperial

ya no vuela sobre tus cielos.

La sequía se ha apoderado de tu tierra.

Haciendo asesinar tus raíces con hongos

Que te matan por dentro.

¿Qué penas tienes? cuéntame.

Tú que has visto crecer al hombre por varios siglos y que fuiste su pan de cada día.

¿Qué penas tienes? Para morir sin explicación.

El hombre te libró de los incendios limpiando el monte,

pero te ha matado contaminado el aire que te rodea.

Tú que vives siglos y siglos y das cobijo a numerosos animales,

¿Por qué mueres sin explicación?

Los campos de castilla te necesitan.

Pero ya es demasiado tarde para ti el hombre te ha dado muerte

con su avaricia y sin ningún arrepentimiento te ha matado.

No solo eres un árbol eres un ser vivo creado

por dioses.

Como el hombre y como tal es nuestra obligación ayudarte a hacer que crezcas sano y fuerte.

Pero ya es demasiado tarde para ti.

La vida se te escapa fugaz y con ella toda la fauna a la que das cobijo y

Sustento.

Cuando el hombre se mate por destruir el planeta en el que vive,

volverás a nacer.

Y la vida seguirá su curso sin el hombre.

¿Qué penas tienes? que mueres en soledad y en silencio.

Tus hojas caen mustias y abatidas, tú que has sido

emblema de castilla, orgullo de jóvenes y viejos.

Te mueres sin explicación alguna y el hombre no puede hacer nada

por ti.

Gracias a ti el Imperio del sol vio nacer su armada invencible.

Y sus galeras de remos, un imperio con tan

vastos dominios

Que no veía ponerse el sol.

El hombre que con tanto esmero te cuidó y taló con sus manos y brazos.

Tus ramas muertas han modificado la atmósfera y ya no llueve sobre tus campos y páramos.

Los olivos te toman el relevo.

Te talan sin compasión para sacar madera y tierra de cultivo.

¡Oh viejo encinar! vereda de la infantería española que sacó tu madera para librar ardua batalla contra turcos donde Cervantes perdió el brazo.

¿Qué penas tienes? cuéntamelas que el hombre no te escucha.

Ya no hay mochuelos, ya no hay águilas volando y anidando en tus ramas.

¿En qué monstruo nos hemos convertido? para hacer daño a la madre natura.

Que nos da cobijo y alimento.

Ya no llueve como antaño.

Los ríos se secan los embalses se vacían, los peces se mueren.

Contaminamos nuestros ríos.

Fumigamos con herbicidas que van a parar a la tierra

y al agua de los ríos matando y asediando al cangrejo autóctono y a infinidad de peces,

que la península Ibérica vio nacer en abundancia.

¿En q monstruos asesinos nos hemos convertido?

Cuéntame tus penas que yo me las sé

todas.

Hemos traicionado nuestra naturaleza.

Nos hemos convertido en viles asesinos de vida.

La única fauna que llegaremos a ver serán las granjas de pollos

¿En qué nos hemos convertido?

Ya no somos humanos somos monstruos.

Ya no quedan humedales, los pájaros migratorios pasan de largo

al volar sobre España.

Tú que has visto nacer al hombre y ahora se ha vuelto contra ti

y te mata y mueres en silencio.

La tierra grita, tus raíces gritan, tus ramas gritan, pero nadie lo oye.

Somos hijos de Dios pero los animales y los bosques también.

Dios se avergüenza del hombre y del monstruo que ha creado.

Ya nos castigará.

Pero tú te mueres sin remedio.

Y contigo la conciencia y el alma del ser humano.

 

MIGUEL ESTEBAN el Castellano

 

 

Panida mirada:

 

 

 

I hoja:

 

Canta mi piedra

por inencontrable esencia,

promesa de luz del sol.

Azar de imposible

fuego fatuo en tejas

que son nubes de altos cielos.

Serenamente místico, me alzo.

Ascua empírea fueres

o carbón del destino atronador.

Mito, constelación:

constante, pura flamígera,

eterna de cimiento terreno

sobrevivirás a lo alto.

Escarno mis solas sombras.

Promesa de tiniebla,

promesa tibia,

nunca alcanzaré luz tan ardiente.

 

 

II hoja:

 

Perecer a los cielos que yo amé,

te amo en medio de mares,

entre pulcras esferas feroces.

Clamor por férreos bosques,

boscajes de tu sed de miel,

arrebatada tú, de tu albo espíritu,

generosa es la penumbra

eco pálido de azul viejo

virginal fuerza de noche añil.

Presencia misteriosa

en haz, de luna áspera.

Destino opaco, inclinación

por verdades de monte desgarrado.

 

 

III hoja:

 

Tránsito estremecido, el río,

ligero, nitidez de espejos

que dulces presiden

hondas tierras.

Constante agitar de sus fuentes.

Resplandor baten tus argentísimas alas,

palabras entreabiertas

buscando dicha.

Esencia, eclipse de mi sangre.

Sideral cuerpo estrellado.

Sigilo, tus pupilas

con las que a fuerte garra

me amas,

y ardua me miras.

 

 

IV hoja:

 

Lejos queda el miedo en cestillo,

a ser feliz; si tú escribes.

Por esos juncos que el día

no cierra.

Un remero hábil,

desnuda la noche.

Bogando que su luna sonría.

Oscuridad larga

que nunca secunde.

Desemboca arriba ardiendo,

tu frente rosácea abarca.

Mi armadura, mi espada, fragor,

pico torvo, ojos cerrados.

Penumbra desconsolada

por riveras de mi ciego Arlanza.

 

 

 

V hoja:

 

Fondo de monte

en el verde mar

de tu boca.

Claros rectos, únicos, confunden,

luz vasta y su sombra

que más ya no languidece.

Viento, velo, acallada luna.

Muda escucha

espesos vellos.

Faroles latiendo

corazones en celdas

con llave de tu alma.

Noble secuela

de mi dios Gemineye.

Entre azucenas de la tarde

mi suegra y consuegra arde.

Rubricó tu gentileza, orquestando.

 

 

 

 

VI hoja:

 

Luminiscente polen

en interiores de colmena.

Abro espumas esbeltas.

Desnudeces en carnal tomo

de mi cepa.

Brusco y dormido

en leyenda diferente.

Caí a mi tierra.

Toqué maravilla, flor de supremacía.

Palpé tu olor fecundo

a esquiva adormidera,

de tu órgano erizado.

Por tus estelas claras

que escriben galaxias

y agujeros de luceros.

 

VII hoja:

 

Viejo pabilo iluminado

humo rojo vióse apuesto.

Gallarda tu entraña.

Decreta, no cese

Mas nunca mi terco aljibe

que te escribe.

Con ojos rendidos,

ojos cada vez más humanos.

Pureza, tu plata.

Amortecida ahuyenta la negra Parca.

Piadosa suerte

en sombra densa montada.

Eco amplio,

ley presunta de todo linde quieto.

 

VIII hoja:

 

Difieren ligeros, tus sortilegios,

de verbos que nacen.

Ya nacidos estudio.

Ellos que escalan mis ojos.

Opulentos pinos reposan

su verde nupcial.

Ato presunto borde,

llego a tu almena

donde vive tu alma serena.

 

El Castellano

 

Telégrafo dicta, ordena avance:

 

 

Trato hoy, desgañitado,

dando mi hiel desquicia

al ajeno.

Estuve con existencia

y soledades,

bebiendo en ubre amarilla.

Hay un cuarto de formol

y un gramo de yodoformo

en mi mesita,

colores para nuestras naciones.

Era un triángulo angular,

bajo un terciopelo verde listado,

sobre el que se suspendía

un alambre oxidado de telégrafo.

Era el medio del idioma

del hijo de nuestro cielo;

un gritar escarpado a lo desconocido,

hablando intrínseco en plata de tiniebla,

con su paralelo perplejo, desconocido:

chirriar de un poste de pino muerto,

herido por el viento;

una carne de metal vacilaba;

era una tetera cantando al fuego.

Lo ignorado latiendo,

súbitamente.

Su idioma de ruido,

por ruido vertiginoso,

vibraba de aquel poste

como si el piadoso terciopelo de césped

de abajo le sintiese bailar.

Tendido con recorte,

lucía como una colgadura

de iris vertical;

como jícara blanda,

paralelo, vencido por alambres

de boca misteriosa,

miedosos, oscilantes,

bajo el verde terciopelo tendido,

que espera sus corzos secos de invierno.

Afilado desdén

hirviendo en escarchado

seco,

aguzado,

era solo él

sonido escita del silencio

que oscuridad pautaba

para yo seguir vivo,

traspuesto.

Orando germinase

mi hábil perplejidad,

prima de su sanguíneo cauce;

que destapa mis vides verdaderas.

Desterrado a petición unísona,

propia

que cantó:

COMPLETO PARA LA OSCURIDAD

REINA DE LA SOMBRA

El cuclillo en mi azotea

dijo soy buen pájaro cuco.

Encontré mi sentido

y ella oscuridad,

no puede negar mi devenir

ensangrentado,

en soles de regencia,

y terciopelo anisado,

el hijo del cielo es nuestro poema

haber si una orden judicial lo acaba,

y tapa mi grito soterraño que avanza;

besa su escarlata espalda

casualidad, preguntar a la centella

si ella no nació perfecta,

y sólo acato su sentencia,

porque ella no habla, escribe,

¿Quién puede acompasarla?

Un juego de telégrafo y señal

haciendo estría,

entre halos va siguiendo

digno hilo eterno en cobre

de su Chile natal,

electrifica su letra,

misiva en jícara certera,

profundidad abisal,

sin fecha,

ven a mi diario

esto es prosa,

amada sentencia recta.

 

El Castellano

24-06-2018

 

Cuchillo de doble cara II:


Tú mi ventana volada,

un cristal que escapaba,

recto hacia el frío desertor,

nazco del suplicio invernado,

no erró mi destino en llamas de sangre,

se iba alimentando mi camino afligido,

entre yedras desoladas,

y su escarcha helada,

era una nueva era sola,

en la que alzar alas rotas rasguñadas,

y enraizar en esta copa de sangre

borbotones relucientes.

Un monte dividido, dos espejismos nacidos,

reflejos en par de lunas abotonadas,

un ínfimo horizonte derretido

en azar de lo que prevalece,

un iris yerto y su magia nocturna,

sin razón cabalgada a la novena luna,

titubeaba mi dolor en mi sien enraizando,

un despojo pulido hasta que relució,

despojo, de mi alma que no quería

que no toleraba parásitos,

era una voz dentro de mi voz,

yo la amé sin importar su naturaleza,

hoy la pido permiso para que me deje descubrirme,

encontrarme desde el hueso a la cábala del muerto,

abierto mi pecho, un despierto retuerto,

no calculo eso es del experto,

subvierto mi agua en este desierto,

advierto a las vidas de un día que mi alma revierto,

y mi ser divierto,

el sentido opaco injerto,

hasta mi dicha pervierto,

quedando mi cauce abierto,

aúllo a mi lobaluna para que siempre sea mía,

preludio de mi posesión certera,

como mi solear nocturna en luna de trapo,

de sombra ramificada,

eterna rama asida a mi vida,

paralela entre dos ríos de brea,

entre dos realidades,

razón y locura

una buena y otra estupenda,

hasta juntar en eclipse

las dos dimensiones de quien quiero ser

en un abrojo entre tierno y filoso.

 

El Castellano

Halo umbrío:

 

Oscuridad.

Dentro de mi cabeza

hay algo escalando,

llamando y llamando nuevamente

mi cuerpo ensambla y encuentra,

llamando a la tierra, viento y fuego,

besando mi autocontrol,

arte de conflicto mi autocontrol.

Perdiendo; mi antigua generación ciega perdida,

lleno de dolor, está corriendo de nuevo,

restaura mi mente,

dentro de mi cuerpo a la tierra,

el amor dispara de nuevo,

tú eres mi alma,

eres mi dolor.

No creo en mí

este tipo de brillo,

matando y matando una vez más.

Estoy perdiendo el control,

mi deleite,

mi espíritu

caminando por las calles, camina solo.

Yo nunca podré ser el mismo,

involucrarme en su magia.

Voy a chamán del nuevo viento,

la tristeza podría describirte,

en mi piso curando locura, nunca más,

y nunca más ser el mismo.

Necesito la oscuridad.

Necesito sombras,

dormir y una vez más despertar para ser la luz,

en mis noches de oscuridad estaré contigo,

mi maravilla,

mi brillante de sombra de mi ternura,

escalando la línea del horizonte,

matando mis ojos de plena esperanza,

sé mi ilusión nunca más,

mi tipo de flor de esta luz que rodea la tierra muerta

de sueños, pensamientos este tipo de locura

matando y matando mi vida personal

porque yo soy tuyo

y me rodeas

madre de la oscuridad.

 

 

 

El Castellano

 

 

Original fecha febrero 2016:

 

Darkness

 

Inside my head

there is something climbing by,

calling and calling again

my body assemble

calling to the earth, wind and fire,

kissing my self control,

art of conflict my self control

loosing my old blind generation lost,

full of pain it's runnig again,

restores my mind,

inside my body to the earth,

love shoots again,

you are my soul,

you are my pain,

I don't belive in me

this kind of brightness,

killing and killing once more,

I'm loosing control,

my delight,

my espirit

walking by the streets walks alone,

I could never be the same,

involve me in magic,

I will shaman of the new wind,

sadness could describe you,

in my floor healing insane thing nevermore,

and nevermore be the same,

I need darkness. I need shadows

to sleep and oncemore wake up for be the light,

in my darkness nights I will be with you,

my wonderfull,

my bright of shadow of my tenderness,

climbing the line of the horizont,

killing my eyes of full hope,

be my ilusion nevermore,

my kind of flower of this light surrounding dead earth

of dreams , thoughts this kind of madness

killing and killing my self life

because myself is yours

and you surrounds me

mother of darkness.

 

El Castellano

 

Dispuesta égida forma celada:

Luna venidera,

aguardo, augurio de tu siembra,

vengo que nazco

a párpado fijo encumbrado,

ven, ven quimera a mi yermo,

donde todo luce dispuesto,

y un ángel redentor

te esquilma el beso,

preparado para disparar

y tu anhelo flagrar

preparado

dispare

acoge amor

mi temprana osadía

estoy nacido del hierro

de tus ojos.

Venga a este mi ser

tu alumbrada existencia

para nacer de exhausta

secuencia indeterminada.

Ahondo que surco

venzo dispuesto

mi flamígero desespero,

soy porque seré

tu sol Lugh

mi enhebrada luna

aventaja mi ansia

nómbrame tu apoderado,

cuántas lunas sempiternas pasaron,

y yo nací para

que fueses mía

en taciturna desangelada

sonrisa venidera,

no me desampares,

sé mi fuerza,

sé mi anhelo

que yo tengo diosa,

que yo tengo madre de mi luz

verdadera.

Por este soto derriten las estrellas

para ti ofrezco

una estampa, una espiral

que no acaba

por  mis cinco litros de sangre

irrigada,

nacerá una estela tuya y mía

desde hoy hasta siempre

el tiempo mi rival,

soy yo nacido para la eternidad,

ámame musa

porque comienzo a amarte

desde tu ambrosía,

que decreta no ser

vida de un día,

germinará esta etérea semilla.

Miles dei lumen, flagro metaphora

creavi blandus morx timun malum,

veneravi blanditia, dedisco cordis solus unno,

verstro paremo, sed de vita ostendi alae,

decreto ser de tierra

y tú musa, luz que germina

mi entraña verdadera.

No me desampares

estoy formando celada.

De égida dispuesta

este Escita levanta

por ti de su tierra castellana.

 

 

El Castellano

 

Poemas inicio 2016:

 

 

 

 

 

I

Blándeme en mitad del campo,

sólo allí que la encina enraíce mi carne,

el hinojo lata al son el tambor de sus flores,

la carrasca grite verdades del monte,

vereda quieta, enarbolada,

soledad disparada sin descanso,

sólo allí reinará mi alma,

en letras escritas en las hojas de vida,

las lindes teñirán de rojo y negro,

de tinta y sangre el resurgir del añil

aliento dibujado de toda vida en color,

del albor a la muerte en flor

se alzará mi latido con su amor.

 

El Castellano

 

II

 

Hálito silente

yo creo en ella

porque su piel demuestra

que los sueños se cumplen.

Volamos juntos al viento

como molinillo diente de león.

Hoy la vereda canta nuestra canción

dos corazones en un mismo latido unidos al unísono

Su carita que llama a la mía

de su cuerpo es mi caricia

por ella el piropo jamás escrito

solo desvelado en su oído

Sólo al viento le pido viento bonito

mantenme en su destino.

Que de lo vivido muerdo su corazoncito.

Weche tengo en mí la fuerza

escrita corriendo como puma gris

de sus Andes por sus campos

sus margaritas que mi te quiero

no sólo su nombre, llevan, e incitan

en caricia ella me quiere

del ababol a la verde espiga

Yo la quiero a ella mi margarita.

 

El Castellano

 

 

 

Sentido yerto:

 

Renace en la piel,

en el albor sin conciencia,

hace más frío que antes

sentido muerto, caído

olvido yerto

raíz del ser

más callado que el invierno

avanza camina a voz

todo lo que he perdido

polvo de estrellas, hierro de océanos

piedra de montañas...

hazme recordar alas cansadas

cosas grises que te gustaba sentir

mi amada así sabes

horizontales que no puedo olvidar

ejes verticales de conciencia

sin dormir

danza la primavera del lugar

con mi soledad pintada

en la sangre de mis ojos

todo lo que veo teñido

la ilusión cae en gotas derramadas

cayendo congeladas

desnudo mi cuerpo en la penumbra

del segundo quieto

raíces comiendo mis venas

hojas de mi historia mustia, abatida

sentido muerto

viviendo por ver morir el momento

momentos atrás que cae el recuerdo

sin miedo, sin sentimiento

todo hirviendo

sólo este sarmiento de cuerpo

esperando que juzguen a su alma

libre de maldad

quién estará allí

quién vendrá a darme un camino que seguir

solo en la oscuridad

donde todo comienza

las sombras me reconfortan

y veo en luz mi vida

para encontrarte

algo que darte de dentro de mí.

Un amor rugiendo en la boca de la estrella.

 

El Castellano

 

 

Aguerrido albor

Diestro del mar a la montaña,

visten sus flores coloradas orgullosas y sentidas

cual caricia de su jardinero que las ama

el viento armado escala cual seco rayo

su sol enturbiado se paran las oraciones

Hipsípila dejó su crisálida

en un caballo alado recorre sierras y sus manantiales

recolectando toda simiente desde todo confín

al inerte sombrío albor,

mientras su fría luz crece y camina

sin franca tapia ni verja que detenga su escalar

vuela vaga la libélula para posarse en su hombro

recio brazo arrido ninguna simiente cae a su lado inerte

que lleva que trae a su castillo olvidado

hechiceros de todos los reinos desvelaban que sólo

un reino se mantendría vivo

y no era el del humano ser

Hipsípila cabalgaba por naturaleza su religión

abarcando de la tierra a la lluvia

cual rayo cortado de Sol su cabello

los pájaros trinaban en su castillo

hipsipila siempre vivirá como invencible Sol.

 

El Castellano

 

Final con comienzo

 

Retina escarlata,

su ojo de niebla

y bruma que avanza

donde corta mi flor de luz

el sendero,

esposa del Sol al mirar

lumbre quieta, retina abierta

muerte final con comienzo

en alabado fin de existir

y quebrar el tiempo

conquistando el terreno.

Sangrando raíces que gritan,

aullando hojas al viento,

pintando su dispersión eterna

como sustento y cobijo

de toda vida

mecido del insecto al mamífero

desde el helecho

al alto árbol

hoy canto para ti

vida vegetal.

Mi caricia te sembrará

una y mil vidas más.

 

El Castellano

 

Flor de tierra

Fuego en el agua de su mirada

de los vientos auspiciada,

la ceniza consumía su carne

ardía sin mesura su compostura

naufragó valles y sus caricias

su bandera fue de su vena acequia

molinillos fugaces sus pestañas

de él se enamoraban las hadas

de ella la primavera entera

con cabellos del rayo de Sol nacidos

ojos de tierra sin lugar era bella

clamaba su voz la cima de la montaña

descendió abismos

para anclar su esencia en la belleza

que late y envuelve su huella

conquistada en miel

su ambrosía

gemía la caricia

para brotar altares de hueso

y murciélagos de sangre

lloraba piedras en sabiduría prendidas

la bondad alzaba en servicial entrega

su fuerza era de su amor hoguera

él lloraba flores para ella su amada

su verbo a veces tornaba carmín

en pétalos de silvestres rosas desangradas

su voz germinaba la tierra a su paso

el amor a la tierra no le detuvo

ni sostuvo en fracaso,

encontró con ella el amor

que le fue negado llorando espinas

y si sus abrojos nacieron no fue

más que para rajar el viento

difuminando el tiempo en estaca

de eternidad con fuente y manantial

anclado gozo en armonía

bailando de la mano y naciendo del alba

jamás capturada

pupila enfrentada

que mecía

que gritaba

siempre te amaré musa de agua mía.

 

El Castellano

Quimera quieta

Umbrío, tibio,

al resguardo de voz habitada

serena, llena de luz

en este linde

donde corta mi sendero

y florece mi sombrero

al viento

ojos llenos de paz,

sendero atravesado

en árboles de sosiego

encontrados

en hálito congelado,

lumbre quieta se dibuja,

espino amarillo que clavas al guiño,

calor de mi calor,

cauce de mi sangre displicente

desde la montaña al valle

luce mi traje

para encontrarte

vestida de Sol y caléndula

mi bella doncella escarlata;

resplandor dorado

al trasluz de tu amor,

granate mi sed de tu cuello

al destape

mi río de calma y arrojo

en réquiem por la rajada tierra

en albor de la centella

colmando su belleza

donde mi carcoma quieta

mira y avanza

sintiéndose en armonía plena,

yo fumándome un cigarro

en la piedra de tu belleza,

quién te alzara voz

entre los campos en flor,

fuego de tu fuego sin más razón,

ciprés que clama protección

para sus muertos que vela

tejo morador de siglos y cobijo,

ababol de versos de piel y abrojos,

desde la verde espiga

a la mora sin espina

y su zarza esquiva

hoy te veo como eres

y perdona

me apasiona

ser guerrero de nuestra luz

donde avanza mi quimera

y mi pasión poseerte entera.

 

El Castellano

 

Tierra en el viento

Quieto silencio investido

doblado en el filo de la hoja

ese umbral que corta mi calma

avanza en un sentido

rápido, veloz el resguardo de tu

amada voz

encontrada cercana

donde estática enhebra la silente parca

fluye de un confín a otro confín

yendo mi barca atravesando el brillo

al compás del sí bemol mi traslúcido pío

y su suplicio en la carcoma

que recorre mi horizonte

infinito pintado en el borde de la ola

en la espiral de la araña y su tela

la flor de difunto abre su luz

al resplandor del cielo

que cae emplomado

Se corta mi alma para aullar

en la centella

quemándose en su hoguera

hoy el viento lleva nuestro nombre

mi árbol será sentido

en cada flor de niebla

la bruma su color gris dejará

en este jardín de mundo viví

para sembrar mi aliento

que cayó como tierra en el viento.

 

El Castellano

 

Silbido de la centella

Claman verdades de la tierra

por nacer y resurgir

el eterno ciclo de la vida, muerte

y resurrección de la simiente al albor

de sangre sin condición

yo soy por siempre

Así como dura sonrisa y guiño

al azar de la existencia

efímera esencia

apellido y nombre que nada representa

como resplandor de la centella

cargo el silencio y el infinito de mi verbo

resopló en la montaña sin nombre

de mi tierra que jamás tuvo dueño

latido sin final

agua de manantial

va girando mi vida por enraizar

yo soy siempre

el eterno comienzo sin final

aullido del viento

hoguera crepitando la tierra del volcán

Río que acaba y resurge del mar

ese soy yo por despertar.

 

Resurgir

Hoy las fuentes bullen

los ríos desbordan

las vidas dejan sus grises

de invierno y sonríen

al alba de la lluvia

que toda vida mece

sal al jardín ayer sembré mis ojos

esperando que la tierra fuese sangre

las raíces mi boca

y la planta mi cuerpo

para con longevidad imperial

llegado el momento

decir de este jardín yo no he muerto.

 

El Castellano

 

 

 

Compilación 2018:

Solitario bogo,

aterido soplo de la montaña,

pastor de tus astros,

torres de nidos de tu saliva,

perfilada tu sombra me acompasa,

mi sayal remiendo

entre sedas

de moreras de ensueño,

olvidos me trepan por enredaderas,

tarde en la tarde mi esperanza vive,

si soñase volaría a tu vera.

Sol este de oro

ciñe mi álamo negro

y su esmeralda araña,

cumbre te nombra

en la saeta mi oscura golondrina azabache,

traerte conmigo siempre

eternidad risueña, melosa

sangre de mis dioses.

Señora tú de silencios

y sepulcrales vértigos,

no amansa mi fosa

la dulce azada de metal soporífera,

carne y cuerpo

mi rigidez de pluma,

lírico trasnochar.

Claro cristal entre paisajes,

ceniza de recuerdo

es ella, recuerda,

aire desnudo fama de estrella

inviolada,

mi musa bella,

un azar flamígero

que no pido ni alumbro,

no espera

ni las aguas de tiempo inmenso,

jamás complacen.

Ay día, rosario terco,

deja ya la gloria,

grandeza en amor

se llamó belleza,

lastimada mi carne desvelada.

Gusano soy

que hila su capullo,

tejiendo desde sentir interior,

mi vida en serenatas blancas

levantaré,

su fronda,

inabarcable vergel primoroso,

cuenta mi linaje

alas ignoradas de mi pecho.

No podrán tapar en vida

mi silencio que aflora.

 

El Castellano

 

Terca mi sangre,

tiempo del frío río

inmenso, todo dado en espinas

su rivera,

por ciega neblina bajo

con tabaco precoz,

pienso,

todo he soñado

para el letal lecho del olvido.

Mi temor sorprendido

alega que no existe;

vida o belleza,

ala o metal cansado,

gloria de grandeza, ¿Dónde?

Mi tabaco de neblina

ahonda, penetra y surca

la esmaltada silueta de tu figura,

por mi caricia ruda

y el agua afligida,

admirarte yo cual fugaz garuma,

anisado vive el cielo,

nuestra blanca estrella

mineral candente

refulge su luz desnuda,

por vespertino son

de todo lo que tiembla

como abanico de mi pluma.

 

 

 

El Castellano

 

 

 

 

El Principio estaba en la Colina.

Un hecho,

claridad de brea encendida,

o transparencia de pez de cristal.

Timón enfurecido

que tormenta iracunda tizna,

Cuervo en el alma

mi ser alzo, prendo,

mi idea luce

cual hollín de azabache tuviera,

gragea mi voz un crascitar

de mi señor Baco,

persona de garabato nombro a sombra latiente,

acaso opacidad de materia cuidase,

sacrificador mi tiento.

Sonetada su parda sepultura.

Falte mi ley, sonará la albilla.

Diablo aguador mi buen Luciente;

cordován, recuerdo de soleta,

no me faltará maceta,

Parnaso que ya cae asaetado,

cisnes negros,

de Apolo,

cuidados como vellón descendía su grajo.

Musario monte yo he sembrado.

Yo, pensamiento y porfía guardo,

me los retiemble

el Sol lucido,

ninguno estribe

mi mesura,

Señora, valerme quiera,

ni peligroso

el tiempo Bárbaro se me pareciera.

 

 

Förüq

 

Insondable, la luz

de tu impalpable seña,

guiño áureo al latido,

insubordinado, labrado

en madero de este hierro,

ya dejó de ser infamia tornasola

en ascua de piel borrosa.

Ensueño alado te alzo

mi musa en estridencia recta,

develada, reveladora senda

dictas que afliges voluptuosa

cuan cerilla arrostra mi alma,

rebulle tu sueño alado

de golondrina azabache,

no perturba mi paso

tu luminoso azar descorajinado,

en sones del capataz del brillo primero.

Arde no se colma mi vaso,

al cantoral

fraguo férreo lazo,

indivisible alianza, comunión

de ambos argentos astros,

como entrelazan alba y ocaso,

pura seda mi correr

de atleta precipitado,

arrostró

mi piedra espectral,

tu brisa ya nunca más fría.

Alumbró mi sien

el fractal de frágil leño.

Y desveló que todo es y fue

más que un sueño.

Enmudecida siembra tu garganta

lamo la tierra boca a boca,

tu raízsalvaje me toca,

como verde planta a tu corazón invoca,

silvestre y musical nuestra rosa azul canta,

henchido de tu voz voy

mi doncella escarlata.

 

 

El Castellano

 

 

 

Oración a la misa del alba,

revuela una golondrina,

esquiva los ramajes

cenizos del fresno,

abre monótona brisa

una caricia de tierra

por el musario cerro,

carrascas afilan allí

sus flores de piedra

para dar sus bellotas,

ya escondida la luna de seda,

aumenta un zorzal su trino,

sube entre rayos de sol

la espuma de un desnudo álamo,

a su raíz un precoz mamón

sonríe al iris de nueva luz,

un grillo chirría su nota

en melancolía por nuevo cierzo,

la encina secular

no pierde atisbo de rigor

en follaje,

como nervudo verde

que no llora,

la retama grita al esparto

que su amarillo impera,

plegaria entre verdades del monte

un nuevo esplendor

canta la paz sepulcral del campo,

como luminaria entre río reverdecido

en tapiz de terruño arado,

aria dolida en arrebol

de sollozo verde,

lento abre su retoño la tierra.

Entre vid de nueva espera.

 

El Castellano

 

Quiero mantener

mi suerte segura,

como hondas imágenes

en frío lacustre.

Agua de labriego, sordo.

Eco en árbol de sigiloso azar.

Hombre al menos

en terrazgo seguro

al pie de bandoneón,

clavando cigarra

a su escarcha afligida,

manos trabajen

la melodía

a tu voz morena.

Primor en viento

de mi sepulcral prestancia,

tierra o ceniza

eternal mármol turbado

de vida atada a tu vida

y perseverante esencia.

Árbol de luz y acento,

revuelo a tu son

el mundo no trasplante.

dulces sueños

sones flamígeros te aguarden

en su seno.

Suelo en miel

de nota obscura,

guerra, oh gran momento,

rizar mis ascuas al viento,

hoja que tu filial enmarca,

verdecido mamón,

yesca su sangre;

invadido por substancia

de tu irisada voz en letra fraguada.

Resonancia de altivos lares,

fecundos...

Llevo verdecida mi sangre,

Asaltando el trigo mis ojos,

palabra con sonido

eterna herida

resuena que sigo en ti

como aromo de flor

y curva pitanza corva,

redimido a la abeja

el avispero ya no zigzaguea,

abre cariño tu senda,

nácar dispuesto y frágil

al candor de mi cóncava vena.

Para cosechar mi pena, mi cruz

y mi condena.

 

 

 

 

El Castellano

 

Mi alma vespertina:

Anubló la tarde,

su grillo bruñó su último acorde,

el día escapaba deprisa.

Con perfil de cerro viejo,

desfalleciente rebrota un viejo hinojo,

su tallo de nuevo anís resurgido

de entre sus escamas anuales.

Lentamente un charco se apodera

del sueño del paisaje,

todo siente que su agua no miente;

nostalgia entre borrones de savia nueva,

caminos se perdieron entre retazos su verde sien.

Mi corazón

por mamones de carrasquillo,

entre ensalmos de romero silvestre,

entre rosas caninas de añiles fauces,

vendería mi dicha ya cansada,

por su prosperidad,

lejos su tierra que ellos querían,

dime mamón de almendro

si yo todo hice hasta pedir permiso

en tiesto mi patio de la araña

acogeréis vuestra segunda vida pautada,

esclavitud sumisa de compostaje superior.

Alto ventano os puse a todos

mis hijos adoptados.

La fortuna os reverdezca.

El desencanto final no hallaréis,

por oscuro redil de mi cuidado,

os descienda la gloria.

Sórdido plano en tierra nueva,

de ocaso desnudo con infinita alba,

mi mano brindó por vosotros

con sueños sin cruz

encima mi pecho.

Mis hijos invernales os ofrezco mis cantos

y sangre de esta tarde muerta,

sois más nobles hoy que si nunca os hubiese desterrado.

Enjutez en cobre irisado, un sol de trapo,

frondazón del musario cerro

que indemnes, os vio nacer.

Volar mis criaturas sin osar

el cielo de las plantas.

 

 

 

El Castellano y Leannán.Sídhe:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Litigio crepuscular:

I-                                        1/09/2016

·          

Mi polilla desvencijada

nace del espejo que crepita

una boca de esfera y su artificio,

revoloteos en torno a la bombilla

que más quisiera ser ella la estrella

que te atrae

tu noctámbula sed

de espinas blandidas,

un viento lunar se reposa

en mi ventana,

siega del mar oscuro

que todo tiñe de malva nocturno,

hoy estoy aquí

ante ustedes cigarros

para latir

y que vuestro color

sea expulsado,

recibo que acuso

ponlo en mi pierna

caminaré el infierno

por si consigo pagarlo

con mi sangre algún día,

serrana se torna mi almohada

de su musgo y lozano rostro,

por el canto de este caracol

que ya no late se quedó seco

en su intento,

es una luna menguante

y su aguacero litigio áspero,

un iris y un prisma lejano

es mi hombría un surco

en mi jardín de cementerio

por el frío rígido

y sus cristales de hueso

de un sol

que le enfadaba su luz.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

II 19-1-2019

Nuestro tiempo derretía

como oscura poesía,

hermoseaba una melodía

de tu voz serena;

en virtud y nota

de un salve a tu condena

que hollaba.

Con inspiración sublime húmeda,

se arrostraban tus azules labios,

fuego sacro, oh musa

de esplendor retirado,

cóncavo cielo que más no habita.

Este dolor sin manos, todo ojos

te visualiza quebrando la lira

de mi pecho naciente,

Vana memoria, destierro evanescente,

placer oía,

sucumbir acaso al frente,

virtud en sollozo,

por oscuras sombras latiendo inerme

mi dicha que relampagueaba,

esta estación de hielo,

y azabache nevado en la retina,

límpido tu celaje golondrina nocturna,

brillas bailando tu presencia ruda,

no aseguro más que lo que no puedo conseguir

con ímpetu esforzado,

esbelta tu flor

brilla fugaz su vaga huella,

que enraíza tu candor de frente,

brava fuente,

que me brinda mi corona

de brumosas tempestades.

III

Te brindo y dejo mi destino incierto,

sobre las zarzas de la tierra

de mi camino,

armonía solaz de ojos duros

y nítidos,

silencio expresivo, desunía;

santo sueño,

su quietud inabarcable que mío

su transcurso que yo te miro,

mi dama del pensamiento mío.

Sañudo el arrebatarme,

el designio inexorable,

mi guardia implacable,

sentir late eterno en y sobre la tierra,

en su vientre profundiza

su raíz de tiempo

que es huella eterna, con infranqueable tapial,

a esta luna canto,

su aspereza que germina

invernal siembra difunta.

Toda sombra ella fulgura,

crepúsculo esparce por colinas,

su luz agrietada profundos lagares ilumina,

alma de tierra acuso

en ocaso que mece, y yace su digna,

inefable espera.

 

 

El Castellano

 

Esa luna que ama:


En la noche

como etérea surtidora

de azules, longevas aguas.

Esencia de tiempo

y su febril carcoma,

verdad o mentira

todo lo tuyo gira.

Ya tus aguas en sustancia;

oscura abre el seno

de mi acrisolada fuente,

luz de natura

a sol oculto,

que en mis manos crece.

Y su noche aparece,

coge este mi solcillo,

al candor de arreboles,

dictarán mi exilio,

amigos a pie de página.

Gira este solaz trompo espacial,

o arduo ligamento severo

en sentidos y sentires férreos.

Corazón verdecido,

con semblante déspota milenario,

acurruca tu raíz salvaje,

como fe firme

de argento ángel,

tu carne rememora el libro olvidado

de tus falanges dictando,

tomo brotando del destino insumiso,

endiosado como púrpura de nieve roja,

azar cromático

de tu agua geométrica,

mi musa cristalina.

 

 

El Castellano

 

Armada irreal:



Miro tus ojos en los míos,
como crepitar enroscado
de enredadera
como filamentos que adhieren
mi retina.
Son luces bailando
en el rocío tus labios,
ensayando sones
de espirales en espera,
apacigua mi alba
sobre tu río,
de infranqueable seda;
desliza tu brillo por mi ensenada,
silencio mío de corbata,
deseo de cristal o divagar
jugando nuestras sombras,
camino o pensamiento,
anudar deslizando el viento
en tus mejillas,
recojo mi aliento
que marcha acariciando
tu mirar sereno,
vestigio de tu figura iluminada
por mis enajenados candiles
al rubor de astros.
Perdóname
sólo es mi amor
como reguero surcando el viento
de tu insondable palabra,
rayando fulgores en esfera fría,
rasgo perpetuo de inmarcable seña;
lienzo deslucido
ingrato cuan abarca mi espejismo
de acariciar tus ojos
si así danzo en la luna
de tu alma,
enseñándola que la quiero,
como a tus peces de cristal.


El Castellano

 

Bajo el signo de la luna Azabache:

 

I

Me llama en la noche,

me acaricia su recuerdo,

con sus caricias desvanecerse

quiere;

y renacer en la oscuridad

del ocaso eterno.

Comprendiendo y llevando dolor.

Yo sin comprender su aparición.

Pero recreando su alma viajera.

sueños serán, pero cada día

la siento más.

En la belleza de imaginar

la complazco con la sencilla palabra

de amor a su alma

sin cuerpo.

Que me acompaña

desde que sufro por el querer.

 

 

II

Te busqué detrás de la estrella

más brillante del azul eterno.

En el suspiro de amor

que corre y descansa

entre la inmensidad de un parpadeo.

Entre la oscuridad que alcanzó

a ver la belleza que envuelve

tus imaginadas piernas,

adentrándome para reposar

siendo una sombra más.

Y te encontré en mi sueño

más cálido, en el cielo encerrado

que liberé.

En la noche que mi amor corrió

en tu flamígero seno,

y te amé aunque fuese un día

en la penumbra.

Para así no olvidarte nunca.

 

III

Manantial fulgente de inspiración

tu mirada tierna sin compasión.

Matices de esmeraldas

tu pupila enfrentada con mi pupila.

La golondrinera el aroma

de tu piel frágil y esquiva,

con sus amapolas amarillas

el color de tu áureo.

Un piropo, el suspiro

de mi amor eterno.

Que corre que escapa y vuelve

el cosquilleo.

Tu boca con mi boca bebiendo

del mismo agua del deseo,

tu piel con mi piel

avivando el ascua

del sentimiento preso.

 

IV

Resplandor de auroras en los recovecos,

donde se refugian mis ilusiones

en mi pensamiento.

Tu tez conoció mis manos

y mis manos te moldearon para su recuero.

Eterna batalla a la noche,

cuando noto tu ausencia,

la noche que galopa

y yo con palabras sufridas,

de nuestra vida sentida.

Ya no hay felicidad entregada

con besos y roce de nuestros cuerpos,

medida y entregada,

ya no te buscaré en esa nostalgia.

Me enamoré de la vida

y nada me falta

porque todo me llena.

Te volviste a pasear por mis sueños,

y en ellos nos reconciliamos.

Vuelve a mí el dulce tormento

para vivir soñando

con el recuerdo.

Y amarte soñando despierto.

 

V

Noche en vela de navegante

sin destino,

noche despertada,

por la luna.

Y acariciada por sonrisas de estrellas,

cercanas y lejanas

según sean miradas,

a través de la copa de sangre

o con la nostalgia del corazón.

Luz a la vela que ilumina la pluma;

tinta de ánima mezclada

con los recuerdos de una vida a tu compañía,

pasada, con hielo y fuego, con besos

huidizos y fulgentes,

eternos y efímeros,

con sueños rotos,

y días de amor

a la sombra de tu reflejo,

disuelto por el embiste del tiempo,

que partió mi corazón en dos y un cuarto,

en el que me alimenté de las rosas

y flores desangradas.

La copa de sangre

en recuerdo

de una sonrisa que resplandeció.

 

VI

Amada mía te escribo esta noche invernada

detrás de la estrella apagada

que yo te amo amada.

Luna mía, tú mi flor que brilla

luces bonita, estrellita mía

sólo tú eres mi vida

runa azabache mía,

jamás se apagará tu boquita,

que llama a la mía.

mía sólo mía,

mi flor de luna

sólo para mí encendida.

Yo nací para tus ojos,

madera de los cipreses.

Yo sólo soy escarabajito,

yo camino despacito

de tu mano, duermo contigo.

 

 

 

VII

Sólo soy lo que tus ojos

dicen de mí.

Sólo soy amor, vivo en ti;

yo nací de un rayo de sol,

dije soy fuego sin más razón;

de mí la sangre huyó,

yo sólo viví como flor

al muerto le di helor,

porque yo viví solo, solo

como vive la flor

pero ni aroma tuve

ni tuve color,

sólo tuve polen carmín rojo,

que a la tierra llegó.

 

VIII

Muerto vivo, si no te miro;

luna muerta vi encender

y a mí llegó.

Para yo decir viví, fui, amé,

reí, y con su amor

digno orgulloso sucumbí,

hasta de su boca morí

pero un día desperté

frío como sol que fui

y ella huyó de mí.

Así mi condena

cuando yo muero,

ella vive por mí.

 

IX

Amada inspiración lejana

o cercana, según seas mirada,

del interior embelesada

alma de mi alma,

espíritu sin nombre.

Destello sin horizonte.

Luz atraída cual estela indefinida,

venda que el ojo no vea;

orilla de mi barcaza,

sin suspiro, ni terraza

cruel hornaza,

letanía sin lejanía.

Ni caricia existe

sin manos que te modelen cual arcilla,

lugar de mi lugar sin hallar;

bello templo tu mirar.

Ni beso existe sin sentimiento inicial.

quién afortunado

que en mitad de la rima,

muriese para no cesar.

 

El Castellano

 

 

 

 

FINAL

 

 

 

Contenido

A Musa

Culto de mi cultivar

OSCURIDAD GERMINA

VENA DE LOS CIELOS SOTERRADOS

Silbido de la sangre

Sin luz late brillante oscuridad 13-1-2019

Brillante oscuridad 13-1-2017:

Trilla mi idea 23-12-2016

Redención sagrada

Elogio en sombra

Anisar tu honda presencia

Rostro beso de vieja herida

Vespertina verdecida

Criatura en el alba

Gloria oscura inédita 2015

Como ciega figura contesta tu presencia

Mi mujer fantasma

Litigio de iris sediento

Sol creciente

Poema de misteriosa fronda

Vestal en llamas

Caballero solar

Astronomía

Historia

Añejo, extenso afán entregues ni fíes venidero

Impoluta, rauda estela

Como tocar la luz de tu voz

Mamones (versos), el Oficio

mamón, a

Por mi olmo, Insurrección 04\2016 Reedición

Paisaje tu claro mirar

Tesituras afables, filo inexpugnable

Candor en raíz

Puridad en crisálida

Exul umbra

Alacridad empírea

Lebrela tu labrada estela

Hondo crepitar completo

Pétalos flamígeros

Fuente de tu ánima

Rubor quebradizo

Azur

Canto a la fuerza de la naturaleza

La una petrificada 2016

Añil remembranza

Lividez carmesí 2017 reedición

Cerrojillos dormidos II

Semblanza etérea

Oda pasada a limpio en 2009

ODA A LOS CAMPOS DE CASTILLA

Panida mirada

Telégrafo dicta, ordena avance

Cuchillo de doble cara II

Halo umbrío

Dispuesta égida forma celada

Poemas inicio 2016

Compilación 2018

Mi alma vespertina

Litigio crepuscular

Esa luna que ama

Armada irreal

Bajo el signo de la luna Azabache:



 

 

Es mi libro con el trabajo completo de un siglo, impera en él un estilo de plasmar surrealista, de escritura automática guiada por referentes propios de absorción y adopción propia mediante aprendizaje por medio de la lectura, eterno buscador de plasmar correcto, en mi búsqueda y en mi trabajo habita la concepción de lo que me parece bello para escribir en base a eso se surten las imágenes como abrevadero de ideas ramificadas de lo que a ella atañe.

Ya que la poesía sin impresión de belleza poesía acaso sería. Sin creerme poseedor del castaño de las castañas de oro mi poesía y mi obra es fruto de consecutivas temporadas seguidas de escritura durante quince años. Un abrazo y gentil saludo autor Miguel Esteban Martínez García El Castellano

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ODAS:

 

Tierra de encina:

Encina carne

y cuerpo que en ti

el campo hizo;

emblema insignia.

Follaje recio, duro,

inmoble al transitar

del viento.

Sobrehaz madre natura

de pedernoso azar de catedral

que de ti hizo san Esteban,

parda encina te escribo

desde el reposo del hombre fluyo,

como sangre me sostiene

en manadero de tu lecho de tierra.

Apretada y densa

lloras al camino,

no caes en invierno

ni te desdibujan heladas,

soles de siglos

doran tu espada,

árbol férreo

de árido horizonte,

frente los ojos,

viejo monumento

que sacudes,

el alma de la roca.

Brotada del mismo fuego pareces,

oh parda encina,

yo a ti acudo virgen

que en tus hojas veo pulcritud de estelas,

puntadas de unión de cielo y terreno,

en ti campo se hizo,

de tus lagrimas otorgaste flores la tierra,

meseta navegas con flor de piedra,

árbol solemne tú eres,

a ti rindieran cantos

a ti rindieran cuchillas,

campo de víboras

has pisado,

espejo de pueblo eres

que guardas reposo

y pasado.

Acoge Virgen de la Encina

mi canto manso.

 

 

 

 

El Castellano


Oda a la belleza:

Ruge mi vida
con impetuosa saliva,
un desdén de mares afilados,
cose que hila esta malva sensitiva,
azures sarnosos que avanzan
al latir fieles compases destapados
de mi escondida idea,
belleza eres por mares sostenida,
balanza sin yacija, ni muerte escondida
acaso a ella conoces
que incluso la tornas bella,
mira la ventana crispada al infierno,
el parpadeo oscuro de la luz.
tú que definirte nadie podría,
ni el más inteligente
ni el más ignorante,
cumbre de ideales, pedernales deslices,
pólvora de sensaciones, fragor vaporoso,
bendices sin perdonar,
es tu prisma un ocaso sin lejana letanía
de esta realidad que se pierde,
atraviesa tu puñal absorto
hiende mi carne,
solo encontraré que brotará mi cuerpo
todas las flores de los campos,
tu cúspide sin hallar, tu vida sin hallar
cumbre tuya se llama planeta Tierra
abismo centelleante hasta perder la cordura,
madre del acto,
belleza deidad suprema,
nadie la mata solo se la llama
y no siempre responde,
déjame tu azul manto sin amaranto
una noche bailaré con lobos
hablaré de amor con mi quimera,
el miedo me conocerá,
amada mía belleza de las flores
sángrame un horizonte de colores,
deshoja mis infinitas espirales,
haz que me crea como los mortales,
para blandir nuestro nombre entre nubes,
cabalgarán mis corceles tus verdes sienes,
yo no seré yo, así como tú eres distinta
para cada retina,
hada infernal
como leviatán celestial,
tú no entiendes de las maldades del hombre,
sólo pintas de la realidad todos los colores.
contigo izo cumbre,
resoplo agravios y señales
repetición
que nací para servirte,
como pájaro a su nido
señorita ruego
que elija este cuervo,
sin agraz durmiente
sopla mi sed de florecer tu alma
primavera preciosa,
desde mi mar a mi risco
osaré vestirme
de rudo hombre viejo,
soñaré como me sueña mi sueño
que yo en tus lares era el primero.
Señorita bella madre de mi izada bandera,
alza mi curva sombra
por la carne de mi siembra,
reverdeceré con tu cariño
primavera amada,
Mireya anclada de mar
a la montaña de mi idea,
vengo que voy a vencer mi propio desespero
rizando como riza su vida el helecho,
desde la sombra de abeja,
a mi ceniza bella,
no habrá osadía que no te nombre
mi dama al hervor de siglos
atavíos que llevas ya florecidos,
me despido por si te encuentro.

 

El Castellano

 

Iris de los campos:

El reino venía tejido 
del destino florido
en la gesta del jacinto 
en la flor abierta de la primavera
voló mi corazón a tu nido 
derramada esperanza vistió
el por qué de un adiós
el lirio abrió al color 
y la grama abrió en flor
flor de sangre 
que regeneraba 
el dolido destino
por la azucena 
caminaba su olvido,
fiel del suspiro nacido
quedar el te amo en vilo
la orquídea colorada 
aguardaba la fiel ordenanza
cuando un jardinero de versos 
dejó su estampa en el papel
un colorín elevó su trino
para que un zorzal 
lo alzara en su nido
todas las esperanzas 
colmadas de un grillo,
al compás de tu paso
seguía la amapola en duelo
lejos de su tierra 
que vio nacer el cielo,
caléndulas esposas del sol 
se abrían a la sonrisa
de tu calma amanecida
para yo trenzarte 
un beso en la mejilla
quedando las campanillas dormidas,
y las margaritas enrojecidas,
un te amo ardía.
El ascua se encendía
quedaba la sinfonía 
de un tordo que visita,
el cielo abría 
a sus coloridos jardines
plenos mudaba el grillo de sinfonía
la rosa colorada 
dejaba su beso por si acaso 
el viento llevara algo, 
se hilaba un verso
para el cantar complejo
del baile de la rosa y el clavel masculino
mecida la sonrisa al viento
nacía la basta floresta de los patios
y entre sus escondidos lares un trébol
vertía cuatro hojas 
al compás del Sol en su visita,
todo al resguardo de la bella caricia
y la ilusión dormida
que brillaba en tus retinas,
para yo dormirme 
dentro de tus ojos.
Abriendo mis flores en son,
ese que hacía brillar los campos 
en verde y marrón de un caracol,
relucía el brillo de un brezo,
desplegando su color
un tomillo en albor
por el plantago en flor,
todo lo que dejo
es todo lo que amo,
recuérdame en la flor
del cardo de la dama
me alzo a la altura de la rama
y el espliego amanece conmigo
para el romance del laurel 
y el encuentro de la malva con la abeja,
todo el cielo se despeja,
canta la piedra en aspereza
que la vida se torna repleta,
de lo sencillo del musgo
al verde estramonio 
con sus trompetas de los ángeles,
rueda la caricia que tu piel divisa,
el campo sin franca tapia ni verja
es dorado por mis sueños 
que corren de la vereda a la rambla
fiel de esperanza
la azucena nocturna en flores marcha,
el olivo prendido de olivas
la encina sus bellotas mece
para el tejo guardar su muérdago,
la noche que llora azabache
y ojos de luciérnagas
todo queda prendido
del suelo en duelo
blandiéndose la luna sempiterna de nuevo
y mi verso alzando el vuelo,
queriendo acariciarte de nuevo
la noche que solo conoce la noche
tus ojos que solo conocen tus ojos
por los sueños nacidos vuelan los molinillos,
el monte deja a las carrascas 
blandir el horizonte,
las flores a la abeja fabricar su miel,
la tierra se come a los cardos tras el verano,
la adormidera tu piel suscita
llegado el otoño y su caricia
fieles manzanillas abren sus margaritas
y los cardos en espinas 
dejan paso a los jilgueros
del campo abierto para regar Ostara tus besos
se anuda un grillo y mi brillo
abriendo una flor
con forma de corazón
dejando paso a nuestro amor.
Con el sigilo de blancos álamos
al verdor de frescos pinos
se cierran todos los caminos
por si acaso vivo que sepa ella
que blindado a la cepa es mi sino,
en estas simientes
en estas verdes sienes 
alzo mi latido,
que de madreselva fue vino,
y alzado parto mi destino,
hasta vivir en la mitad
de flor de esta caléndula sostenida,
enraizada en mi pecho,
que no canta 
reverbera en esta fuente fría,
porque no tiene despedida,
al fragor del ascua
jamás desquita su bella sinfonía,
de raíces y colores de albas,
hasta ser amada
por grises arañas.




El Castellano

 

Campos y emociones:

Guadalajara te recoges

en la loma despeñada;

cumbre de valles dormidos

y turbios del Henares,

agitas ninfas en sus aguas,

al hervir de álamos viejos

arribas calles entre mocedades,

tus retamas de parajes

arden.

Eclipsando años

de la perdiz sujeta,

surcos de aras tus uñas hacen;

vestigios de que el poder pudo,

caminas descalza los años fugaces.

Niebla asciende tus iglesias,

reposa y tus gentes

la despiertan,

al otoño que no quiso venir

te hablo como un hijo a su madre.

Cuántos siglos quieren

tus adoquines terrenos,

asidos de hoz

y colmena de tus abejas,

un descender de la vida

entre corajes de encinas

y oscuros soles

que abren de tus parques las fuentes.

cuanto yo he conocido

de ti, es poco.

como infante en tus nidos de tordos,

no te quedaste en los hoyos .

Cimientos te desnacen la entraña

del ayer carpetano,

por cuantos siglos te comulgaron,

hija y madre alcarria,

entre mansos hermanos,

sabor de chopo inusitado,

helor del antaño,

resplandor de verde militar de ciprés;

olmo sin fondo ni tajo,

córvido nogal de tus insepultas raíces.

Miré hoy mi espejo en ti abandonado,

y no quiero desenraizarme

de tu pálida tierra,

fiel canasta que nadie llevará,

tu sonrisa jamás apagada.

Al tiempo que abrirá.

Tus labios que juegan y se tienden,

hermanos de mi trilla,

hermanos de mi arado,

labios visitando acres de blanca tierra,

por callejas y cuestas de dulce idea,

levantas tu dorado cuerpo

de mujer esculpida,

por cuantas piedras te tejieron

en armonía quiero susurrar a tu belleza innata,

que juega y ríe descansada

en la música de tus álamos.

Ríes trayendo tu canasto de mieles alcarreñas,

juegas con quienes hemos depositado en ti confianza

de vivir en el sosiego de tus senos

que guardan los siglos

que lleva tu entraña erigida.

Mirlos enredan en tus cabellos

sosiegos mañaneros

por cuantos te conocemos

localidad de luz,

que abre su remanso

al Henares y sus espumas,

creación no creada.

Cuartelillo de tus fervientes chopos,

riges tu guarda en tus lanzas de cipreses,

abriendo tus campos al cernícalo señor,

y a los estíos chirriados

que el alma te acogen

¡Oh Guadalajara!

 

El Castellano

 

Duero:

 

Grita mi estupor y cuchillos

hieren volteando

una boca que la onda mece

flameando.

Se duerme la costilla

en el altiplano enjutado

de hayas y fresnos

recuerda su geología

únicamente saboreada

por el soñar de los picos,

virginal cuna del Duero

con tus curvas en rotonda

de castizas fuentes y abrevaderos,

dulce azada de agua

que bascula el sentir

de la enamorada palabra,

por cimas tu voz se hace meseta

haciendo el amor

con los pájaros dormidos,

templo y morada

de la cepa que a ti te alcanza,

agua furtiva corre por tu era

y reposa en tu infinita onda,

que se riza, que se insinúa

en vaporizadas Torres de belleza,

que en tu alma anidan,

sortilegio de rosa y clavel

cenit del dolmen tallado,

quién a ti en la vastedad del ser

en su pecho te lleva prendido

el fuego en fanal hoguera

en anchos panales de tus abejas.

Cuentan de la vida del chopo

tus diez mil espumas,

que por sierras

tu rúbrica dejas,

navegante con alas azules

el terreno que jamás te vence,

secretos de amantes

tus aguas llevan

haciendo bullir el inframundo

de los amores y sus galas mayores,

agitas con sangre de tierra

el candil que abre en espiga,

anudando en tu cintura

tu idioma olvidado

pasando años fugaces por tu campo,

rodeando en ortiga

el triguero espárrago,

girando de la vid tu capazo

y sus manos,

haciendo de tu Vera

un Dionisio que al tiempo fermenta

tus besos de tierra.

 

 

El Castellano

 

 

Arlanza:

 

Arlanza cubres tus olas

de infinita seda

con el palpitar de olmos secuaces,

al verdor de frescos, jóvenes

álamos en pulcritud

de cenizas de fresnos avanzas,

quién en tus aguas

te lleva de espuelas

por tus solas riveras,

sin ocre con verde aliento,

te elevas de entre tierra de muertos,

deshojas tus notas dulces,

entre crepitar de martillos secos,

inertes en sed del más fuerte,

tu agua sin palabras,

tu agua sin vergüenzas,

sin rubores de plata

y sus nieves de espuma,

haces bullir infra-mundos de amantes,

romances con tus robles,

nadie te sostiene

tu olvido deslizado,

solo lindes quietos

osan acariciarte para siempre,

tú, tú imperecedera ante la muerte,

eterna suerte,

yo estoy contigo,

magistral obra no creada,

idioma oculto de tu haya,

espiga líquida donde las haya,

senil canto de cigarra

cuna del grillo en su sangre del atardecer,

acaso te alcanzan.

Cumbre eres sin filo ni cima,

rebosar de la vida sin prisa,

hoguera sin ascua,

calor de los seres que amparas,

descampado

porque el campo eres tú,

fulgor entre verdes sienes,

savia dulce de vida,

qué milagro a ti te llenó de vida,

o ya estabas en ella perdida

para ser envidia del Creador,

ciencia sin papeles

libro de tierra,

onda de segada curva

pulcritud de espadas al alba

sin principio ni final

sólo tú alzas la luz,

en esperanza de los que cayeron

en tu huerto donde descansan

las almas.

 

El Castellano

 

 

Tormes rinde:


Hondo espejo de cumbres

de Ávila, Salamanca y Zamora.

Refrescas tu sien a espaldas de Alba,

pecho insubordinado vellos de encinares,

padre tallo y río de febril Castilla,

desde la rauda espiga al enhiesto

perdigón que en tus veredas sed sacia.

Hilanderas tus sedas recuestan,

bonito no apagues mi estupor

sembrado por tu silencioso idioma fluido,

Tormes alza tus castillos de areniscos

al paso fugaz del tiempo por tus ramblas

del sueño perdido, que tus aguas arrullan.

riego y vida de tu anciana tierra,

paso insepulto de ávida sangre azul,

terrenos de coronas sin denigrar

sepultas que agujerean tus aguas

dignas de acuarelas cinceladas,

vena y riñón angosto

por adusto raudal de besos escarpados,

vine a bajar tu valle

hasta tu lengua del Duero.

Un vencejo desertor de tus cielos

me cuenta que si por él fuera,

anidaría de tu bella entraña cristalina

clara, cómo tus altos árboles

se sembraron de peces

el día de amantes,

bebieron todos tus raíces.

Pájaros dormidos

que hacen el amor con el viento

con sueños cristales la tierra se casa contigo.

Digna odisea por quien te ha conocido,

caballero ciego que buscas ojos

por tus reflejos de ávidas imágenes

trasnochadas, rutilantes perennes.

Del uno al tres, tres cielos

habitan tus charcos de caudal

sed sin remedio de quien te ve.

 

 

El Castellano

 

Río cuervo:

 

Río cuervo de pitanza corva

Vestido del risco tu nacimiento

negro en tu soledad de azabache,

tu soledad acristalada

por luces del monte,

tu idea reguero

que mi sangre lleva,

de enebro cincelado

tu cuerpo,

que se hunde y flota

de la roca

tu eternidad azogada,

huyes y ríes con carrascas,

sin quedar graznando

tu alegría.

Tu cuerpo de aguas sin ceniza

que la tierra llora,

recorres mi infancia lejana

sí esa que nunca acaba,

para yo ser del monte

y el monte ser mío

como piedra a su gamusino,

eres de la tierra

un dulce sino,

caracoleas tu rizada vida

de monte y estepa,

de árbol y raíz de tierra,

eres más que sístole

de romance que el alma enerva

con tus negras alas,

entre tus lenguas de plata

bañas la fauna

que a ti te alcanza,

por fresnos y hayas

riges tu templanza,

verdadera,  que viste,

que enamora

ojos que te hablan,

abre amor tus pizarras

construiré mi casa

por el tejado de tus aguas,

para decir:

Yo aquí vine a vivir

bajo las alas del río cuervo.

 

El Castellano

 

Castilla:

 

Perduradora onda,

en cresterías

de la honda voz nacida,

tu profundo soto

de altas torres enfundado,

me esmalta la idea

con fragor de risueñas carrascas

las soledades del hombre ultrajadas,

agarrado a dulce señero inmóvil,

al pelaje esmaltan quebradizos

colmillos de umbrío tomo.

Cal y tierra entre follaje

de mi sierra,

pardas vidas me avanzan,

una oda al sendero

y su vida despierta

entre ojos de azores y sus ocres,

se siente, se añora,

se enraíza,

esto es Castilla,

esto es el flamear de una cerilla

de sangre henchida,

linde quieto de tierra madre,

por solares tu voz se despeña,

sosiego que tu linde oculta,

lumbre de entrañas

en quietudes de escarcha,

lento fuego ciego

de sonrisas del alba,

quédate, libérame este haz eterno,

quédese mi piel segura

al retorcer del castillo de Almansa,

honda tumba para tu belleza desvencijada,

entre piedras, y caracoles de astros

tu espada,

patio en sobriedad de tu tarde,

robusta flor entre Ermitas del mañana,

un tallaje del pueblo

sembrado por tu cúspide naciente,

sueño en fruto

carmesí sangrante

de tu corazón de amapola venidera,

dorada al cantar de espigas

y su mañana,

honduras de vidas

labradas cepas de sarmientos,

acoge en tu alma

este fiel ofrecimiento,

Castilla mi tierra, mi vida,

mi eterna semilla enamorada.

Fiel disparo entre acordeones

de encinas afligidas,

un marco difuso entre colchones de grama,

perdiz entre perdigones viajeros,

voy a tu encuentro,

me hablan fuentes y abrevaderos,

como tus tierras

hacen el amor con parajes dormidos,

respiro tus frías cuchillas

que entre clavos me marcan su herida,

fiel de caricia bebo la sombra

en tu calma sin despedida,

un trino quiebra el silencio

en blanca dama me avanza tu cebada,

un calor presto de caballero

a su dama hoguera,

servil entre abejas

y sus mieles alcarreñas,

tejida, lista,

vaporeada tu siembra

por años cobijan tus azadas

solariegas.

 

El Castellano

Galicia llama quebrada:

 

Galicia cásate conmigo,

te ofrezco mi sangre.

Amo la tierra y la tuya

es mi sueño verde y gris.

Tu esencia se retoza en mi cuerpo,

tu ausencia lo ahoga y quema

desde dentro hacia afuera,

Tus bosques siempre verdes,

a tu fértil suelo,

encumbrado por los siglos de tus celtas

círculos de piedras,

con sus espirales nacientes

de sus megalitos,

de la cueva a tu montaña

va que viaja mi entraña,

entre ocasos sonrientes,

hasta tus helechos nacientes,

al arrullo de tus montes,

calzo espuelas

y sus arroyos florecientes,

al canto rodado

me alzo con el valor de las gotas

de su río, almas en latencia perdida,

de montañés mi talle,

en ausencia de roble carcomido

por el tiempo y su yaga ardiente,

infinito remanso sangrante

de la tierra que no posee dueño

tan sólo habitante,

Galicia ella es candor,

al fragor de silos dormidos,

al tiempo que reverbera

sonidos de humo y de agua,

entre crujidos de esta carcoma naciente

que ama y te desea mi Galicia bella

poesía de un tejado verde y azul

de árbol y mar quebrando,

tus costas y su muerte paseando,

hasta donde llega perdido

mi pensamiento

para darte un beso

de cal y arena entona esta caracola

sobre tus espumas

balanceando el pulso

del acantilado y tu hueso de espuma

al romper tu ola,

porque nacer no se elige

ni dónde ni ábside

al cielo le pido rompa la tierra

que si vuelvo a nacer,

yo nazca de tu entraña

Galicia bella.

 

El Castellano

 

 

Canto a un tronco muerto:




Recama heraldo lenguaje
las simas de tu palabra
huero sonido que avanza
y el ser alza.
Inamovibles torres, belleza
aguardan, oro noble
hondo, profuso Sol cercano
padre de fachadas de Castilla.
Encinar raudo,
acoge al puro roble
vetusto soliviar escarpado
cuna del árbol resucitado.
El final en el viento es una promesa.

Desde Cuenca a Toledo
desde la corona brillante
de Ciudad Real a Guadalajara
pasando por Almansa y el frío
de Albacete apostando en el río Cuervo,
y el profundo Tajo, desvistiendo
febril al río Mundo.
Reviviendo este tronco muerto
en Riopar, avanzo, amanezco
ligias y barbechos tras
surcos de furtivos arados.
Fortalezas empedernidas
fervor de ojos lucientes
pasados del mañana.
Me bañan sus fuentes
en patios de arañas e higueras
en sotos de almendros
y nichos de nogales verdecidos.
Mi hoz de trigo y centeno
eleva su carne
por esta mi tierra
y su vorágine.
Canto por el revivir
de este tronco muerto.
Blanca idea, surco en recodo
por brezos y mirtos agujereado,
retemblaré como el esparto.
Grajos escondidos picotean
mi alma; crascita voz serena
alcanza tu semblanza
me tejí exhausto
en tu oscura raíz
del antaño.
Blanda tiniebla envuelve
el dormitar de tu carcoma.
Levantarás de tu sueño
Rey Rodrigo.
Y nuestro Cid
¿Vestirá tu palabra?


El Castellano

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Iris de campo



Adormidera pulcra entre la retama,
amapola esquiva sangre de la tierra
nacías lejos de la tierra que tú querías;
la fé mudó sus caricias
sobrecogido el triguero espárrago.
Serpeo el camino de Humanes,
el reino florido por tejer,
jacintos de botellitas azules
recuestan gramas del lindero
entre espinos amarillos del olvido
yo hablo con zarzamoras de rivera
del Henares.
Corrihuelas abren nuevos sentidos
bajo sauces y olmos viejos
grajean tordos la vida del endrino,
caracoles que trepan el abismo
de savia recia, dura.
El alacrán pasea la represa
cuando la araña lycosa encuentra presa.
Espartos y retamas
prenden su verdor al monte.
Cardos y carditos de dama
tiñen blandiendo su horizonte
anual.
Cadillos invaden el yermo,
de hinojos y dispersos plantagos,
boquitas de dragón, perritos
que juegan con el viento.
Un ligero testero acoge raíz
a una flor de Odín
caléndula silvestre
flor de difunto que resiste
entre embistes de tiempo,
y heladas grises.



El Castellano

 

 

Caléndula dorada de mi vida,
tibia, eterna, esposa del Sol de día,
amarilla, gran luz de los campos
flor de difunto en tu grandeza antigua.

Que baile el tiempo sobre tu flor
que ni te importa la estación,
sobre tu quietud alcanzo la verdad
del ser sin preocupación

alegría da verte, belleza creada
del rayo de sol, dame tu luz
descíframe el saber de tu ser
para tu oro tener 

ese por el que el muerto encuentra
su luz y la abeja tu beso tener
lozanía del camino si silvestre naces
al ocaso del lucero 
tus flores cierras en verso.

El Castellano

Cáléndula joven del camino,
vieja de la senda que lleva a tu casa,
ardor de luz brotado entre florestas hirientes,
alza tus pétalos comunión de insectos,
por estos solitarios caminos
que me llevan a verte
alzas en pitanza
tu verde semblanza,
de la tierra vida en añoranza,
fulgor entre tus sienes,
darás de flor simientes,
así demostrarás que no hay tierra
sin flor así no importe estación,
María oro, flor de los difuntos,
luz entre luces del alba,
sostenme la caricia en tu flor,
que me creo abeja por un día,
álzate entre cardos y malvas que te rodean,
demuestra que eres única,
que ni caracoles osan morderte por tu savia fuerte,
señero silvestre donde los haya,
oro luciente entre engranajes verdes,
espera a tu ababol compañero
que tú sigues dando flor
sin ser primavera entre despertares y albores
de vidas y sus trinos,
navegas mi alma esta mañana
glorificando mi tierra yerma,
te aman mis ojos, te admiran latidos precoces,
eres más que silvestre flor
eres una vida precoz de luz,
si pudieras ser mujer yo sería tu eterno acompañante,
colmas la belleza de lo sencillo
eres mi alegría del camino,
pasarán fugaces las generaciones
y brotarás cualquier terreno
que el reposo tornó sin construcción,
para que tú grites
que la belleza también tiene casa
contigo,
Caléndula arvensis.

El Castellano

 

Danza en mi oscuridad:

Es el eco furtivo

de estas sombras,

rompe el silencio

guarda su palpito

es como el mío,

es como el mío,

cuando un agujero

se abre del cielo,

sombras de gatos

caminan la ciudad,

iluminan mejores tiempos,

que ya pasaron,

canta mi grito solitario,

maestro del animal,

cierran las pestañas,

me ha traicionado el viento,

solo, solo en este oasis de cemento,

mi mala yerba brotará

entre su asfalto,

cruces torcidas

el día escapa deprisa,

un párpado negro al acecho,

me piensa la oscuridad,

su negra ala no me bastará

al día que llega

desaparecerá,

desaparecerá,

escucho notas de este vacío

perplejo, perplejo ante su miedo,

voy por escalas al infierno,

carreteras oscuras

va construyendo mi vida,

la ciudad desvanece,

la tierra muerde los cuerpos,

este invierno

ya no me seduce,

se clavan mis uñas en la celda

de mi cabeza,

el tiempo esfuma etéreo,

nunca más labraré mi miedo,

aúllan persianas con el viento,

estoy en el otro lado,

contemplo vidas inertes pasar,

el espectáculo de la soga comienza,

es una flor de sangre

abriendo su polen,

no hay un alma

en esta calle de mi mente,

se retuercen mis ideas

en adversidad,

crepita que arde

esta lengua de frío,

amanece mi sangre

escribiendo sin madrugada,

el día comienza su alborada.

 

El Castellano

 

Otro beso:


Mañana saldrá el sol si yo miro tus ojos,
el mundo se hará pequeño
solo para que nos conozcamos,
tiraré la moneda al pozo de oro,
contestarán sus doradas gotas,
que los sueños hay que vivirlos
para que sean realidad,
al verdor del monte
sembraré dulces vericuetos,
para que diluyan escarchas hirientes,
y sus blancos de sabor a nube,
se rizarán cumbres
dolerán sigilos del álamo,
dejando su nieve
en fusión de escalas al cielo,
eternos alambres alumbrados
por el sol y su desquicia,
me llorarán los ríos nuestras gotas de unión,
tu alma pura, colorada será como mi alma,
intransigente comunión, destellos sin calma,
ganaré la batalla,
la noche será mi criada,
la luna rajará crisoles en estampa helada,
las estrellas me arroparán la sábana,
amor yo nuestra primera noche
no seré hombre,
se destaparán los reinos olvidados
seré el rey animal gobernando tu cuerpo,
mi ciprés tendrá sabor a mujer desnuda,
todo lo teñirá el rojo bermellón,
al tañer de nuestras almas en hoguera,
las sombras se unirán todas
hasta vivir en tus cabellos,
yo pasados los siglos
volveré a vivir para pedirte otro beso.

El Castellano

 

 

Latido de una rosa:

Escribo a los fantasmas de esta rosa,

tras su invierno deshojado,

que su voz abre en eco de pétalos,

rosa esquiva de voces dormidas,

soplos de hálitos intransigentes

a un frío de neblina,

bruma voraz desciende entre sus pestañas,

y su sangre de hojas marcada

al rejuvenecer de un ayer,

voces yertas hechas tierra,

aroma de besos dolientes,

y pieles escarchadas,

redondas ojeras suaves de luna,

un aura color rosa fría

de un otoño mustio, herido

que ya no camina.

Sin ella, sin ella la tierra abatida,

me habla de tiempos que fueron,

de sueños que se perdieron,

haz purpúreo vano a morir,

por colchones de ideas,

por todo lo que quedó sin dibujar,

sus voces dictan yo converso,

umbrales que abren al sosiego

de tijeretas que descansan.

Como un beso escondido deleitándose

era ella floreciendo abriéndose al mundo

para ver desde su carcasa el fluir del tiempo.

Fantasmas mudos que reposan la caricia

de esta rosa, única al mundo

temperamento de princesa,

el campo en su pétalo,

rosa, rosa tierna carne de estrella,

ojos de quimera,

estampa quieta,

cuántos te conocieron

cuántos como tu jardinero te querrán.

Rosa esquiva, rosa viva, rosa sin cortar

al cielo quién te viera caminar.

piropo eres para voz soterrar

al latido de tu beso por imaginar,

vive cuanto quieras

que volverás a reinar.

Por tus espinas rizarán albas

y rocíos matutinos

con sabor a tu esencia desnuda.

Ya tu voz no vivirá más ahogada,

hablará tu savia

tu belleza elaborada.

 

 

 

El Castellano

 

Luzarrero desvestido:

Ven poeta a mi yermo,

descubierto entre álamos

que blanquean

y un sol oscuro de invierno,

un sol muerto

que nubes negrean su muerte

entre caracoles de faroles

y adoquines ermitaños.

Ven vida a mis flores rutilantes

de sombras de nubes

por corceles suaves te escondes

por hormigones de leche

y sus canosos cristales

tu polvo de estrellas viertes

voy soñando mi linde despierto

estas calles de diciembre se encienden,

como perro ladrando de noche,

mientras tanto te busco luna dulce

entre tus mieles luminosas que viertes,

entre cuchillos yertos de asfalto

y gravas secuaces,

el soto mío perviertes,

los edificios suenan

a nanas sonámbulas

mientras tus altas ojeras cuelgas.

Una fosa es mi palabra

que soterran ideas

cual tordos que grama escarban,

verdes granas es un perfil angosto,

pudiese yo retornar al otro lado

y seguir indemne,

no lo sé.

Mientras seguiré crujiendo

sonidos secos, ululantes

de sentidos dentados en haz purpúreo

y su afligido azabache,

yo te busco luna por cuanto yo he conocido

por silos de arena blanda,

por coches y entramados inertes

que jamás desvanecen,

por cristales hirientes

y su reflejo ámbar,

tu idioma secuestrado me desciendes,

días festivos danzaron huyendo

como ecuaciones de estorninos

jamás fugaces.

Terminaste de escuchar mi ruego

sin escapar,

te escondes cuando te busco

entre verdes ramas,

y violetas flores

bajo luz de oscuridad

artificial ciudad,

edificios que no aúllan con el viento,

venas roídas entre encajes grises,

capas de noche humeante,

por cuanto he conocido,

por cuanto he huido

para encontrarte.

 

 

 

El Castellano

 

Apium:

El barbecho de la espiga,

la mar me trae la ola,

la montaña me trae la cascada

mis ojos llevan el color de siglos

de floresta destapada,

mi tierra se lleva mi espada,

el  aire mi aullido

hondo, redondo

crujiendo en las aguas,

mi vida lo siente

lleva sangre en las venas,

arterias de ángeles

estrellados en su eco

alzado a la Estrella,

sostenme en las bocas

que mi silencio reverbera,

mi montaña bonita será sentida,

mi Santa flor en la boca de la abeja,

que mi vida maneja,

tráeme los pinos de los montes,

el aire de las cumbres,

tráeme tu boca para nacer en ella,

sigo a Luccifer

bueno él me sigue a mí,

cosas peores habrá

como abrir y entornar la puerta

para que pase la maldad,

siento decirte que arrastro mis demonios creados,

para enterrarlos en el campo,

al lado de un sigilo de chopo,

que a sí estén de ojos abiertos,

no me enloquecerán más,

estoy hecho de miedo,

soy de hielo

más fuerte que el don austero,

palabras sepultadas en mi zanja,

mis padres y mi gato son inmortales,

¿por qué me llevaste padre a la ciudad?

que lento muero aquí,

sin sentir el viento de mi campo,

sin mis flores y su aroma

a vendavales desnudos,

estos árboles de cemento

no suenan con el aire,

ni estos cristales atraen abejas,

aléjame de rejas,

salva mi muerte

que es del monte.

 

 

 

 

El Castellano

 

Frío en la sombra:

 


Vengo de la noche

desterrando sombras

cuajadas, amilanadas

en un tranvía

sin freno obtuso.

Destilo mi figura

y un brillo

se apodera suave, displicente.

Encaro faroles intermitente,

intransigente

acaso soy gente,

una vil lechuza

posa mi mente, como muerte

quizás destino.

Retracta los bordes del cielo.

Desembocadura que me conoce.

a tierra a esperar

que desnazca el viento

tibia frente viva, batiente.

Labios grises soñaban

por la madrugada

un cristal

que hiende fuego.

Rumor de fauces jóvenes,

en mares sin camino

ni memoria.

Espigas de la nocturna grama

abren su tinta de huidizas voces

y rueda el astado universo sereno.

 

 

 

El Castellano

 

 

Sujeta la dicha:

 

 

 

Diáfanos estambres

gozo en pórfidos enjambres celestiales.

Miente la dicha,

por delinear relucientes estelas:

lanza busca vida aspirando

este jardín

que mi sangre fluye,

mármol seguro

en germinante realidad

esquiva.

Frenesí de alta luna,

tibieza reluce mintiendo,

por el astro

que ya no fulge calmado.

Llamada en sangre de anhelos,

rodeada luz, en buque férreo.

Sajadas ilusiones se bañan

en esta tierra que ya no circula;

ni conforma torres

sin velo o despedida.

Girará el rostro  en peñasco,

la araña será

corazón de mi carne,

flotando las flores frías.

Polvo o sangre,

viviré mi tela.

 

 

 

 

El Castellano

 

 

 

Criaturas en el alba:

Alba marcada sin aurora,

luz en inocencia de flor silvestre

al pálido fulgor de estrella

sobrecogida.

Cristal puro de oscura mano,

Nacen virginales céfiros

ruedan laderas suaves

que grama blanquea,

destino de esta infame senda,

vivir acabar sorbo de postrer respiro.

Azur marcado nacidas estas criaturas vespertinas

de celeste insignia.

Por cuántos labores los ojos desplegaron,

secuelas flagran y caracolean,

soterrada la ventura,

un prado arrancado a la semilla,

una dicha conmensurable,

ajuar lumínico de espíritu,

árbol de ceniza vestido.

Destellaba la rosa-cruz rendida,

sus nueve caídas.

Sotos sin prisa arañando la retina;

calma de Dios personal

y sus heridas.

Imperios de ojos cerrados,

aguerrido albor, vestido

en sangre de brea,

yerta, flamígera, ascua prendida.

Injerto de toda soledad anquilosada,

sin quieta estampa fría,

procesos de procesionarias

en quitina sulfurante

que ellas caminan.

Mariposa negra y gris de ademán

nocturna venda que el ojo

no vea.

Abre el mundo

un soturno caballito del diablo,

estas criaturas esparcen destellos febriles

son sensibles al tacto

y desvanecen entre ocasos,

destierro en hierro de sangre,

sus almas duelen

sus vidas huyen.

 

 

 

El Castellano

 

 

Sinestesia tangencial:

 


Quiero tu nombre en el pecho,

aplastar pestañas de mentira,

abrir bocas a frágiles, febriles

lombrices azules

de mis ideas.

Capturar el idioma del azabache

y sus rayos negros;

germinar en barro de algún beso

al candor de este frío

en viento moteado

entre gritos de niebla

embeberme de la sangre de piedra,

con implicado, áspero musgo erizado

este pez de ámbar que fluye

a concavidades del sueño sin gemir.

Mitad invencible de tus muslos férreos

lluvia de mi tierra

en cal y canto segura.

Pólvora o besos púrpura

ágata de esta musa cristalina

de infinita turquesa

que yo quiero.

 

 

El Castellano

 

 

Umbría violeta noche:

 

 

Amor o muerte bebe sigilosamente

deseo en los ojos de una hoz de hierro,

a la mentira de savia que desliza

melancólicamente el claror

de ascua que mueve que guía

tu furor encalmado,

oponte como nube al clamor

que libertad abre tu saliva.

Mi corazón ya fuera se ve esquife

bajo azul que radia flores en su venta,

campo abierto era tu esencia desnuda

por cuantos vuelos amparó tu mirada,

por cuantas secuencias interminables

se alzaba tu dicha,

por cuantas voces tejían mi desquicia,

¿dónde acunar lo triste?

venas reparten lustrosos

rostros como eclipses,

asegurando vida

al granate engastado

de noches que aseguran muerta

nuestra luz.

Somos péndulos del número

que guarda la brisa,

Cósmica azalea en carne humana,

acaso bastaba.

Mi sangre coagulada en cobre nativo,

mis venas de agua preguntaban a mi corazón

si era piedra,

o verde hiedra casi viva,

trepando tu sonorísima furia

de tu altísima voz congelada,

este ojo celeste vence que gira

asaltando la tierra

que hoy nos vio sus hijos

como raíces oscuras

tupidas en umbrío tomo.

 

 

 

El Castellano

 

 

Efímero cuchillo:

 

 

 

Soy esclavo libertario

de este alma

que conoce un cuerpo,

cuando sucede gramas florecen;

cielos se empañan

de malvas florecidas,

el fuego se rinde sin ascuas

luz acompasa ideas.

El mundo se da la vuelta

erizos seniles rinden

sus erizados filos,

sombras se bañan

en fuentes que blanco tiñen,

no hay represalias,

ni destellos de luces

todo gira en esfera de unidad,

las rosas dejan de ser adoradas

porque caminan,

nada se detiene

todo reza al vestigio origen

cuando brilla el tiempo

el alma canta en cuerpo,

hilvana sentires de cromo,

la vergüenza se anuda

y no quiere despertar,

cardos amamantan jilgueros,

colorines de intransigentes vuelos

hacia la paz del campo,

que bebe verde,

la rosa no quiere tinta,

ya tiene sangre,

las margaritas a envidia

de crisantemos

aportan lenguaje al difunto

como final de camino

que el amarillo era blanco

silbaba una caléndula.

Y el sol no era sol

porque no nació en tierra.

 

 

 

El Castellano

 

 

 

Eco se resopla:


Linde  inquieto, sus voces acuña.

Flor cautiva, el sosiego incuba

en crisol místico que perdura

su rústico anhelo,

tomos de su tierra vencen

por moldes de arena

y dehesa.

Cantara mi pecho de cristalina bóveda,

que la noche escapa

más allá de tu pestaña curva

haciendo cuña de tu hermosura.

Lo que atañe de la bruma

para que siempre sea  gris.

Nadie puede abrir semillas

en el corazón del sueño

claro, amilanado, deshilachado.

Desnacer pudiera

con pies de barro.

 

Cantando en la tubería

hablando por tubos

que voy picando.

Cresterías por notas de letras

fugaz baile de estambres.

 

 

 

El Castellano

 

 

Onírico crisol:

 

 

Vida borde de arena, tartamudo

al servil gozo que afluye

el mediocre segundo.

Dioses me libren

de estupefactas vidas de un día,

mis briznas hablan entre ellas,

bogan tiradas danza arriba.

Ecos en secreto verde;

número de amor que afloja

su vil temperamento

en mitad del camino

que odio vence

por esta cicuta de viento abisal

que oídos encaja

al pie dulce de flores

y su amarillo cosquilleo

de estambres.

Espina de este campo de áspides

por cuantas corolas florecieron,

cabellos de tallos que caminan

sol rudo recibe mi amor

áspero, intangible

como escarabajito leve

que se alimenta de la flor.

 

 

 

El Castellano

 

 

Hacienda desposeída:

 

 

 

Fresco sonido yermo,

o fresco dosel de sombra.

Día anclado, perpetuo

sin brisa o ideas

de un castizo ayer, olvidado.

 

Sentimiento que tiene bordes,

sin pecho, ni barrotes de represalia

viaje arrastrado en llama de candelabro.

Nadie me conoce en la otra muerta orilla;

vivo en la densa bruma espectral

donde letra hace nombre

como joven rosa de tinta

dolorosa, batiente,

como el viento sin muerte

hojas de esta tibia sangre

acaso pena de imposible, abierta rama.

 

Vendabal extinto

queriendo los sufrimientos de luz

que buscando oscuridad empujan.

Mirando al duro Clavín

iluminado de noche

labios unidos en espasmos

que blanquean

mi tinta despierta

que grita su clara secuela,

que su sonido alumbra.

Añil amarillo

entre fauces sin haz meditado,

hablando sobre el que ríe último

piensa más lento.

Insubordinada estampa

el verde mis ojos

anhelantes.

Insomnio perdido

¿tienes miedo?

Solas miradas

del abisal oscuro

desposeído;

yo con cristalina fuente

en fuego hiriente.

 

 

 

El Castellano

 

 

Ficción sin saco:


Final sin comienzo anunciado.

Pulcra soledad entre espadas

¿acaso yo cobijo?

Profundo destellaba

duda curva si golondrina

errática, cernícalo avizor

o cuervo de tierra,

tenso en la cuerda

que todo devenir sostiene

ojo flagra que exime su libertad,

por sotos y forrajes

que alma anidan.

Tordos escarban, me nacen

lombrices de ideas azules.

¿Qué fue de lo perdido?

Marchó a un abismo silencioso

de larvas carnívoras.

Se acicalaron sombras

en añil espejo hiriente

yo no era, yo soy.

Como silencio de haz ultrajado.

Tímido reposo de amapolas

cantando a su terruño grillo.

Idioma soterrado, alzando

que por una flor no pierde

la estampa.

Silbos de nereidas

entre rebaños de peces

habitaron altos árboles,

cenizas fluidas del transmigrar

de tierra, almas a esperas

del venidero eclipse

que dé ojos.

 

 

El Castellano

 

 

 

Prendida razón:


Inexorable abismo

de letra marchito;

Hijo no eres obra,

creación empedernida,

del rayo de sol.

Curtido, voluntad recta

y dispuesta,

sólo eres comienzo,

tu devenir empezado.

Desde antes que pensado

origen marcado

Señor de señores eres

larva flagrante entre los seres.

Unión de forma y materia

concebida,

descanso de sosiego vespertino

entre cumbres.

Piedra de mi yermo germinando.

Amor pulcro de cristales

asolada esfera afable

alambre de toda idea.

Eso eres, Hijo del comienzo

multiplicando por ojos

nuevos comienzos asidos,

tu padre no soy yo,

un mero impulso de pluma,

tu padre es esencia de todo dios,

y no tiene comienzo,

es la perfección

hecha destino, azar del origen

de unión de materia y tiempo.

Un devenir que nos unió

cielo y tierra

para complexión de carne

y alma pudiente.

en único

camino de encontrar

la perfección.

Llamada razón

del conocimiento completo,

somos tránsito,

somos movimiento

de dictada posesión.

 

 

 

 

El Castellano

 

Vanguardia II:

I:

 

Mitad luz,

mitad descampado oscuro

hondo esquivo tajo rutilante,

se besaban dos sombras

apuñalando su violeta.

Dulce, postrado

de retina escarchada.

Vida de una vida asolando.

 

II:

 

Fragor de estallido,

por almas crepitan su sentido,

angosto al paso del tiempo

en calizo terreno despojado,

dueño de la tela

y el vellocino de esta araña.

 

III:

 

Dos muelles se querían,

sobre silla dorada

saltaban alto como el nombre,

dando de sí la extensión

del aire.

 

IV

 

Infinito cerrado a solas,

desdén consumado

del colapsado ocaso sembrado,

vida de tu saliva que fluya,

fértil lluvia bajo mis pies,

piedras y su aliento perpetuo,

estrellas levantan.

 

 

V:

 

Cristalina de fuego

que deshace frentes

purpúreos ojos dementes,

descubierto haz

soterrada esta desquicia

yerta, iluminada

de visión clara.

 

 

 

VI:

Vorágines de trasiego,

una letra en la hoguera.

Sangre de mi quimera,

abre llorando

que blanquea

su nueva tierra.

 

 

VII:

 

Ensordecida siega

del mañana;

sudor que acampa,

espiga y su filo de alba.

 

VIII:

 

Perdida media noche

al furor de candores,

esquiva levantaba

por cuantos resquicios,

su soledad habitaba.

 

 

IX:

Hilvanando suspiros

en rejas, rectas porfiadas,

sus ademanes suaves creados,

flagrando ajuares disparados,

supervivencia temida de la caricia.

 

 

 

El Castellano

 

Vanguardia:


I

Vanguardia

 

Oh vanguardia, tu azar,

no cabe en un hilo,

hendida, alzada,

de enhiesta flecha, clavada,

un ojal que surte grietas

en estas quietas esperanzas,

bañan y se bañan,

vuestras destrenzadas

primaveras.

 

II

Ocaso rendido

 

Ajuar del astro sostenido,

suspiro a media tinta,

del profuso, profano, pagano

horizonte malva y su abrojo lanzado,

clavado en el verdor

de mis silos,

otra noche traspuesta,

que se me escapa

por la rendija, entre barrotes helados,

de mi cortina.

 

III

Cañaveral prendido

 

Ríos bajan, dulces aromos

al frescor de albas derretidas,

fluye, vence su iris de plata,

espumas de blancos chopos

cabalgadas.

Frente de húmedas azadas,

lágrimas saciadas

del verdor de campos

cual guadañas,

y su casa será eterno sollozo

de hadas.

 

IV

Canto enterrado

 

Por ti mi alma,

cuervos rinden pleitesía de negra ala,

acequias no son grises yagas,

yo quien te da sangre,

tú mi hoguera que ni quimeras

alcanzan,

rendida jamás,

me alzas mi palabra

por cielos de espinas labradas,

siempre te quiero

verte florecer en este jardín de rosas

tus lindas alas,

de esta espiga te traigo la caricia,

de esta vida mi tiempo fusilado

sin despedida.

 

V

Soterrada vía

 

Alza resume y coarta

mi acequia verdadera,

sobre este famélico tren de espejos,

danza mi brío con fuerza e ímpetu

va que viene , desgasta,

la rienda enroscada en la espuela

de mi saliva verdadera,

como un azote de la noche

y su vieja escuela sangrando yagas de luz

silenciada en el regio hastío

de este rey lucero descansando su frío resplandor,

entre sus corajes sembrados.

 

 

VI

Sol de cristal

 

Oh lugh, invencible al crisol

de tus lenguas travesadas

fiel carrusel de rayos sin secuela

de su rizada espera,

blanca luz de tu vera,

entre compases que hielan,

a tu vespertino canto derriten, despiertan

tus mil llamas liberadas,

desnaces a la noche que aguarda,

oh Sol de mis soles,

acoge este iridiscente canto

en tu seno en mi pecho que te aguardo,

al fragor de serpientes frías,

al valor de fieras enardecidas,

bajo y bajaré para alcanzarte.

 

 

 

VII

Bocas de espuma

 

Libero ásperos aguaceros, vientos

de mi pueblo desierto,

me conducen a verte

mujer de flores entre horizontes

que escapan fugaces,

entre olas de colores,

yo con la ineptitud de estos años,

míos, dulces, inconclusos, repletos

en vasija de dolor sabor hondo

y alegría elaborada,

en campañas de etéreas travesías

donde el final eres tú,

un pétalo, una fuente y un ovillo.

 

 

VIII

Libero el nueve

 

Osadía de cerrojillos ciegos,

entre brillos asmáticos del corredor,

por este aspa, por este candado

vendo que regalo mi dicha consumada,

ojo del buen cazador,

matemático placer enjaulado,

por ojos abiertos,

por un pañuelo, donde secaba lágrimas

la hilandera,

destino abierto a la única primavera.

Afilaba surcos de hogueras

al final de la contienda,

mi letra y la parca efímera,

como pez en tierra.

 

 

IX

Del famélico trigo nacido

 

Reza que escapa, su luz en una botella,

al ocre deslizado se abría,

un parpadeo de la espiga,

un estupor que abriga,

y la rima fácil de tonto día,

liberarse puede de toda sangre

y ser hasta arena de la tierra,

de la espiga venidera nacido,

sólo al astro entiende,

desmenuza sus cuchillos,

afila su vida como aspa

enamorada de su tierra.

 

 

 

 

 

El Castellano

 

 

Amapola de pecho abierto:

 

 

 

Es por este latido de tierra

que mi alma no se encuentra

ni busca destellos de cielos soberanos.

Otra carne huye,

otros ojos, otra sangre no adhiere,

destino trémulo, voraz

de pestañas en crisol

de soles pudientes,

disfruta el idioma del silencio

que yo estoy danzando en una canica,

por cuantos relojes me han marcado

la frente fría acrisolada

en fugaz idea escita de sombras y niebla,

falange desertora a dirigir razones,

entre corajes florecientes

y sus ababoles que arden

su sangre de tierra joven.

 

 

El Castellano

 

 

Golondrina:

Dulce alma, no hay miel fruto del amor

que te crease,

no hay cielo ni cigüeña, que belleza de tu tamaño

entornase,

al cristal hiriente alzo

mis agravios y señales,

dignas del carrizo del mar más sereno,

encumbradas pestañas que quieren mirar,

altos sotos sin hacienda

siendo naturaleza,

desdén erosionado cabalgas

una sempiterna luna de plata

cobija mi sentir en tu caracola

de serenidad repleta,

al encuentro que te presto mis ojos

y me devuelves dos flores,

altas, soturnas dignas de tus bellas frondas

por las que perder a mi gato negro

y algo más, perder mi tristeza, por tu risa.

 

 

 

El Castellano

 

 

Pasa para no quedarte:

Abismo que se dispuso, que brega

la tierra, tartamudo deseo

ardiendo en ciego calvero,

de mundo lisonjero,

en frenética gota avance la faz

y sus fauces de plomo exiguen

al candor de luceros tristes

una noche que rueda ventanas

que lima mis nervios del acero,

buitres se acercan por restos de intelecto

cochinos bañan su felicidad

nunca se convierten en leones.

Polvo de estrella mis rudas armas

en mis manos pongo mis ojos,

transhumantes de libertad anquilosada, recta

ambígua danza del talento que fenece

mi espalda, por peldaños a una tierra

ligada a carne y fecha.

Fragor obtuso mis pestañas rigen

tinta de mi funeral escarlata,

acabaré sin irme, sin retozos

que transcurrí mis venas

siempre despiertas en rizada hoguera,

destino impávido, secuaz de negra ala y pluma;

al menos fuí su dolor congelado.

Al menos no miento

fui yo mismo, lo que quise ser,

fui dolor enjaulado,

de rendijas iluminadas

de versos por cristales,

serigrafía del tren que fue tranvía.

 

 

 

 

 

El Castellano

 

 

Anisar tu voz en una caracola:

Día surtidora de sombras,

noche derramadora de luces,

el día me hace del regazo

de una brisa, ilegítima,

ser al fin la semilla

que surca, avanza

y mece, que acrisola

desdenes de verdes fuentes

y latidos precoces.

Ser de tierra es ser hijo de luces y sombras

que arregazan sienten

y padecen lo que no tienen.

Esperando un cruel indulto de estático verde,

abrí mis manos reposando en mis palmas

la tez de mi flor con nombre de mujer,

me quiere y la quiero

derramada la febril gota

que exalta que enardece,

pasajeros del tiempo que no es mío.

Tomo su regazo

que por querer su utopía

venzo que nazco

custodio de nuestro querer preso,

abriendo sendero, un señero dicta

conquistar y destruir tu pasado,

entre torres de humo

que crecenten la fábrica de nuestro mañana

soterrado.

Con vistas entre luces acolchadas

remitentes, complacientes sedosas

entre nidos precoces

de nuestro arrullo de espadas,

víctimas inefables

de lo que nuestro querer quiso

y pudo,

siendo de nuestra vida capullo.

 

 

El Castellano a 06-02-2018

 

 

Noche de fuelle:


Noche por acordeones de viento

levantas tus leves pulmones,

deslizas tus vendas de esparto

que cubren sigilosos ojos,

alzas sueños de lunas petrificadas.

Acordes entre malvas sembradas

en nubes rígidas que te adelantan,

oscuras nebulosas

de almas rectas,

sosiego tus letanías cubre

de un carrizo espumoso.

Dime

¿por qué te siento?

solo con mi soledad preñada,

un febrero sin cojines alumbraba,

infinito ciego entre estambres

y runas espirituales del mañana.

Ángel mío ¿yo cómo era?

entre estas desquiciadas sábanas

fugaces, tendía mi sombra

yo amé una lagartija,

las vidas que traigo no las relato

feliz mientras tiempo quiso,

incolume desdén sangraba flores,

la tierra se apiadaba

espera ¿qué fue de la espera? y su arpa

mis flores rutilan sombras de idea,

fugaz, pasajera que belleza fría conculca,

aleja el cuchillo hiriente

trasnochada la sierpe

queda vencida la madrugada

si desnacer ocurriera

ni otra tierra ni otros ojos blandiera.

 

 

 

 

El Castellano a 04-02-2018

 

 

Espiga sangrante:

Por poner el corazón alto

se alza del suelo

mi amor a la tierra,

naciendo una espina roja

de sangre de zarzamora.

Insepultas fauces negrean mi sendero,

que a cal y canto espera

su espiga de tinta

que le borde el mañana,

si por soñar altas miras

nunca quise aposento de cielo,

si no la savia más dura y fría me elevase.

Quiero el sabor de mañanas enigmáticos,

el saber del corazón de una nuez,

quiero la sombra del almendro

como la lluvia primera la primavera,

mi beso de aliento transmigrará hondo

en pozas de sueño ungido,

abrevadero del tiempo

que abrirá la sed de conocimiento

como amapolas dan su carmín

al terreno que acogieron,

avanzo sin permiso

el lienzo calizo

y su cuchillo permisivo;

crece la magarza

y jacintos ya brotaron,

un reverdecer permisivo sin helada,

yo soy un ser de tierra,

y mis escritos arena,

a mi reino lo podrán enterrar, mi poesía.

no habrá alba sin que ésta respire,

en el intra-terrestre corazón del hombre

que la acoge.

Liberados sus negros corceles,

flagrará el viento

moviendo engranajes,

enraizando como forraje

en otra tierra,

en otra alma

lista para que duerman juntas.

 

 

 

El Castellano

 

 

 

Rígido transcurrir:

 

 

Centellea mi candil interior

en el prisma lejano, oscuro,

de nuestro conocimiento;

sueno en la ausencia del sonido

estridencia recta armada de anzuelo,

veo donde mis ojos estáticos

dejaron de verse

y la mirada eterna, flagrante

del segundo hundido quedó efímera,

en su calma que ama

quedó sin nombre, sin sangre,

sin trance, sin alarde,

sin verte, sin verte, sin verte.

Y el ser se miente,

busca su horizonte,

su esencia infinita que arde,

es del frío soledad de hierro

y savia de flor creada,

donde la rabia llegó

el murciélago ni se inmutó.

Segundo muerto por ser invento,

Alimentando el jardín

del tiempo difunto,

resplandor de auroras

en los confines que me llevan

a verte, yo sin ojos

sin cuerpo, sin maldad ni cerrojos,

sin venas ni rojo yerto que fluye

por arterias de ángeles estrellados

en estrellas de su inexistencia

real, intangible, inspiración

verso con alma sin dolor

tu existir en la boca de aquella estrella,

esa que fue luciérnaga

de cueva llamada noche,

mientras yo estaba imaginándote

en tu misterio de nuestro amanecer,

aquel que nunca se dio,

ayer parece que tornó hoy

ni siquiera nuestra imaginación nos pensó

ni a nuestros labios voló,

únicamente afluente

de río inexistente

ese de las flores desangradas

que tu carne creó.

Mi mundo distorsionado

se volvió eje etéreo de nuestro

elevado misterio

que descubierto no es

ni sílaba ni verbo ni semejante

expresión de conocido

esqueleto y alas de la fuente

de nuestro deseo

ese que me mantiene

y nos mantiene

sin sabernos.

Sin ser idea ni secuencia

ni identidad ni poesía.

Un simple sentimiento

sin concepto.

Un todo y un nada

solamente eso.

 

 

El Castellano

 

 

Canto hundido:

Adusta cima de ojos augusta,

senil canto de caracol añil,

es la música infinita en lares

encorajinados, desvencijados,

polillas seculares suicidas,

canto poema de hombre muerto.

sostenido, infecundo, nítido.

Ojos ciegos, eternizados,

babosa caracolea vetusta

claveteada, en campana celada,

precipicio difuso auspicio,

altura difuminada de clara

secuela trastocada, vuela.

Descorchada sangre helada,

escalera cuesta abajo, hace hilera,

tranvía que la noche rige sin envidia,

sotos humeantes, bruma por riscos

desciende, campanas tañen sin ende.

Buitre acicala el postrer sorbo sin salitre,

lagartija de pared prende la sortija,

para mis labios sean tu sed, mi esquiva ara,

solaz yaga sin perdices, futura siembra pertinaz,

descampado joven sin tapial alumbrado,

dorada doña quitina, anclada

servil gozo germina fértil

vientre enhiesta briaga, floreciendo septiembre.

lucha de contrarios el cielo escucha,

reino funesto mece todo sino.

Abierto el día, queda sin lamento,

todo canto hundido,

flor de alumbrado gineceo gime color,

espera que aventaja estambre en cólera.

grana de estupor nana,

deja que caléndula sea vieja.

albor, estupor todo baila en derredor.

 

 

 

 

El Castellano

 

 

 

 

Destino la dicha:


 

 

 

Calvero radiante de líquida lumbre,

bajo pentagrama de fuego,

hondo aquelarre,

en luna perpetua y sus mármoles,

cuántas voces cayeron

sobre los velos de esparto.

Manos de cielo imperecedero,

recodos de hirientes cristales,

¿traen la destrucción o la luz?

Perros que flotan como lobos,

un día de ninguno, terco olvido;

poniente de sotos,

luz cuchilla ferviente de olas migratorias

de tierra y sus cónclaves rígidos, secos,

que navega el caracol judío blanco.

Escama que ojo fulge

clarea el lago que te frunce,

convulsa hirviendo la mañana,

colmada la víbora toda veneno.

pestaña lenta,

que casi no brilla sin lucero.

Por aguas de enero

Pulsos en latidos que bañan

la enajenada estrella

quieta como reloj roto.

Nieve de fronda larga

en hojarasca de mundo

que chirría su navaja,

reluciente tajo por un sol ardiendo seco.

 

 

 

 

El Castellano

 

 

Ultranza desposeída:

 

 

 

Viejos chopos de voz a los vientos,

irritados, hondos, erizado

piélago hirviente demostrado.

Manso río al tenaz hielo duerme,

la calma que nieves blanquean

con inusitado peso las frondas

suaves.

Lo demás confía todos

a los dioses.

No huyen de investigar

lo que el mañana haya de ser.

Vides ut alta

en el campo de Marte osé

sembrarte, plazas que esperan

tenues coloquios en la noche.

Deslizan la hora convenida.

Alzo a mi guía

de caduceo áureo,

grey con espíritus

que se perfila grato.

Padre de mi curvada lira.

Contra escollos tenaces sé prudente,

deshoja mi rudeza

sus nobles acertijos.

Sonrió la afrenta,

de su alma desposeído.

Almas piadosas duermen en el Elíseo

cultivando rito a dioses

del Averno y del Olimpo.

 

 

 

 

 

El Castellano

 

 

Argento color:


A ti incansable fusta, el labriego

se te rinde inquieto por su campo,

a ti dueña de los mares,

de hoz y sosiego.

Rudo y fugaz Escita te entabla,

por gentes, ciudades, fuentes

madres de reyes bárbaros.

Entre déspotas brillantes,

mi patria sin sentar,

derretidos los clavos trabales,

lealtad sumisa en albo traje

no cambia el signo de su vulgo infiel.

Santa ley si romo acero

no blande y estira ultraje.

Ay, cicatriz sin delito,

de fraterna sangre no me avergüenza,

falaces de juveniles enjambres

dejan los amigos.

Ojalá fragües nueva forja de romo metal,

se ceñirá tenaz a su nueva suerte,

como la hiedra trepadora al árbol.

En mis manos florecen las tardías rosas,

sencillo mirto no prepares.

Sólo afila esta tupida parra a la sombra.

 

 

 

 

El Castellano

 

 

Desciende cielo:

 

 

 

A ti imploro, parda sepultura de hondo tajo,

brumas febriles te envuelven

tus cenizas aparentes, huye el corcel

duda el caballero.

Funesto día osaron plantarte,

afrenta de los campos quedaste,

viejo caduco árbol, madero vil;

azar  en meridiano.

Soldado saeta en fuga por tu ramaje,

mudo y ciego, vigor de hierros Íberos.

Triste grey de sombras,

ademán silencioso agarrado

a la oscura raíz púrpura del destino.

Subraya mi acorde denso, rápido

ruina de tres cabezas,

para escuchar mis víboras temblando,

garra imprevista de reino funerario,

huésped en campo profanado.

Destierros amargos de raíces,

que el marino púnico de tierra teme.

crimen de fragantes flores acoge,

pulidos mármoles despertarán

del sueño fugaz días otoñales

y ondas infernales,

cenagoso cauce

para todo abandonar, campos, casa,

amorosa mujer, árboles cultivados

para que sólo siga mi resguardo

un férreo ciprés.

 

 

 

 

El Castellano

 

Pitanza incansable:

 

Puedo sentir la lluvia en tu cabello,

puedo sentir tu corazón en la oscuridad

al menos puedo sentir tu rostro en mis dedos.

Qué sobre el cazador,

qué era del juego de sentirnos,

corrió desamparado con el sentido perplejo,

abriendo zanjas del sueño horizontal

donde se bañan uniformes los enero,

sentidos se clavan en los ojos,

aventaja que no rinde el juego

que comienza el movimiento a defender.

corre por fuera a verte,

brilla tu corazón en la oscuridad

mi nervio congela el momento.

Acecho de cazador sin armas,

puedes verme caer en el vacío ileso

estoy buscando tu fragor de estrella,

acampa mi choza de cielo

fulgurado corazón,

por el camino a Humanes

voy a encontrarte, voy a perderte;

allí donde rizan vericuetos,

y faunos y sátiros desertan a perseguir.

abre tus pupilas

por si encuentras mi acecho,

caído el día, sólo queda comenzar de nuevo.

 

El Castellano

 

 

 

Mañana parda en la cima de cementerio:

Cima adusta siembra mi idea,

volando el canto, sombra languidece,

jocosa palabra viaja robusta,

por sierra de alto cardo

y caracol serrano,

es un silencio vano

vida de la sombra del secano,

llanto amargo,

serranía que lluvia diluye,

nocturna campana del alambre ciñe.

Manantial por maña ilusión

temprana, taciturna la hora.

Río del segundo que fluye,

todo lo bueno, bueno termina,

eco sordo abre sinfonía de espigas,

abría el día su cobre viejo,

un sol de espejo,

hervía a lo alto el frío de abajo,

electrificada mi mirada,

lijaba mi ceño tempestades abisales.

Alma haciendo poso,

sin conciencia el cristal empaña.

Seré fuente para cantar al agua,

mi hija poema dirá

¿Acaso mi vida no te di?

El Castellano

 

Desdén condenado:

 

 

 

 

Vagido azar indeleble

sostenme al arrimo de mi pecho,

fuerte. encorajinado, denso palpitar

en soberbia luz destellando,

rayo y secuela de impávida nota.

Estruendosa quimera

en inteligencia seca,

secuaz de millares pensantes,

camino de zarza y endrino

camino de vida y un sino,

fuente, abrevadero virginal

descorchado,

por cientos renacuajos ideas.

Rebelde soga en una encina,

vaivén en veleta con el viento

raudal trenzado, en mimbre cabalgo

veleidoso, regio, espina sangrante,

tránsfugo renegado a morir,

hidalguía desdeñada por tierras

y cuchillos de espigas,

con ocres carraspeados

aguardando ababoles matutinos

semblantes esparcidos

como entes rutilantes a la espera

de haber nacido.

Encumbrada la libertad

de nacer sin parcela;

resumen de vida de una vida

bajo tierra.

Rumbo a zarpar

la vía astral

que todo lo acontecido

es la historia de un muerto.

 

 

 

 

El Castellano

 

Rambla del sueño:

 

 

Resumo que venzo.

Resopla, para y se piensa,

por pensarse

nació una lombriz azulada,

buscaba su escondrijo húmedo

de la idea,

se aleteaba

como gusano floreciente

haciendo alarde,

agravios y destellos flamígeros.

Ascua del mañana,

él sentado en el trigo

de su verso

no se vio la espalda

llena de abejas

de pensamientos típicos

de su vida parada,

como reposo de barcas.

Hago diestro empeño

en esta casa de arañas.

Por la grieta del álamo blanco,

arañas grises me cuentan

de la estación perdida

entre hilos y retales

del hambre;

el alacrán de su mente

corría feliz o eso creía,

sin tener nadie que lo pisara.

Escribo a este reposo invernado

que hace el amor

con las heridas del chopo,

grieta acicalada

por entre notas

del viento y su calma,

sueños temblorosos;

crepita su carne de madera,

al calor que retuerce

el astro verdadero.

La tierra deja cicatrices heladas,

se yergue la caléndula

en complacencia de espíritus

de carne de arena.

Es mi torre una estatua bella,

fulgores rizados entre blancas sienes,

con el sigilo de carcoma

vendo mi ayer que se desploma.

Agujerea, crepita, chirría

mi yunque despierto

clavando este pertinaz dolor,

que si lo sacara cantara de un amor

entre venas.

Parto el cristal de mi suerte

por si afilo mi destino,

mi existencia queda en invierno

alamán del nervio

ese que pasa la puerta

del negro lirio,

mi alma partiendo almendras,

desde mi sol dibujado

a esta luna de azúcar.

Soy reflejo de mi sombra

un esmero de la tinta,

si mi vida fuera papel

no habría tinta

para escribir

lo fuerte

que late sin balde.

Al suelo de la encina

abre su fauce

la hormiga león,

tiempo burlado por cortezas

vivas, desprendida

mi soledad, vuelve

el oscuro, tenue soldado alado,

este suplicio abotonado.

 

 

El Castellano

 

Soterraña dicha:

 

 

 

Acometido huracán de centella,

en mi savia blande la espina,

raíces de carne a espíritu,

abiertas, que yo no hostigo.

 

Luz encorajinada

abriendo hondas secuelas,

por rayos ciegos solares.

Es un patio de luces en concavidades

que el cielo danza y ríe.

 

Corazón ensordecido,

eres locura traspuesta

al frío en abrigo.

Florida mi alma

no seca la verdad.

 

Tinieblas duerme

en ojos soterraños;

Eternidad socavada

sin flamígera espera.

 

Aguda espina, alto arbusto

sed que hostiga a merced,

bajo suelo dioses se bañan,

allí luz, alma, póstiga son enemigos,

copa de brumas no busques canto.

 

Sólo, sólo allí abajo reinará

mi carne azul

mientras se vuelve agua

y sedimento apabullado

donde mi alma encuentre portón.

Agua y tierra reguero que abismo sustenta.

 

 

 

 

El Castellano

 

 

Entraña efímera:

 

 

Abro sortilegio de espadas,

enjuta llora la tierra

sobre un carril húmedo,

surcaba mi sombra de vida

azares y tristezas;

besos y espinas de flores

abisal tormenta

que descubría lo eterno.

Lagar turbio de la forma congelada,

fuente existencial de sangre,

igual letra abierta entre brumas

voraces.

donde siglos rebajaron el estío,

historia de sosiego cabalgo,

mar sin entraña

sólo tierra y sus bellotas

de días futuros.

esperan la voz

de profundos conjuros,

hincan los sotos

sus torres de belleza,

que yergue padre Sol

entre selvas de piedras,

surcos de lumbre

donde muere la tarde.

Asesinada la Esfinge

reposo mi cimiento.

 

 

Belleza ¿qué eres tú belleza?

Salmo adornado por los hombres,

virginal cuna de la forma,

encina de tierra,

cuchillo de ciprés que vigila

tu espalda.

Cumbre de ideales sin lumbre quieta,

honda clepsidra de las estaciones,

insectos en tus flores ¿somos?

corrientes de vida que clavan metales

de hermosura.

Voy por el camino de zarzas

sin herirme

voy cerca de un canto que asesine el final

de muerte pautada.

Abrojo sin despedida

sutil caricia,

respiro sin nicho ni ancla

sólo un sol de caléndula

latiendo su espuma verde amarilla,

por corajes nacientes,

que deshacen versos de lágrima.

 

                       El Castellano

 

Tersura de espada:

 

 

 

 

Luz en flor de inocencia,

silvestre, ya no rueda.

Bebe un eco de tu postrer saliva,

detrás de tu fantástica presencia,

en albor cristalino

de purísima estela.

Es mi húmeda túnica

candor de noche rúnica,

que desgarro céfiros puros

al beso que apacienta la luna:

por luces antiguas,

imperecederas.

En este sino transparente

que tu dicha muerde.

Tu tersura,

infinita senda

sin arrepentimiento mundanal.

Por este valle y río

de curso solar.

Sin lágrimas, tu amarillez exuda,

tu íntima faz violácea

por la que nacían

las gotas vírgenes de rocío.

Bella dulzura que presides mis aires.

 

                      El Castellano

 

Sucesivo aleteo:

 

 

 

Incandescente miras,

mis acordes trasiegas,

mis venas limas

frente inocencia ojos no miras

mientras Euridice

camina la sombra de mi nogal.

Flor como nimbo sin sueño;

cuchilla florece

al estribillo que canta un grillo,

mi torso sin fuego

acaso habla.

Días suaves de ventanas precoces,

alcoba que salta las aguas

es mi caracol repleto

que oxidado no desliza

ni lamento ni canto yermo.

fronda de este jarrón de cielo

todo es distinto ya,

hasta mi pecho, abandonado

adópto espinas por yunques enhiestos.

Bosque febril sin sangre,

marejada de viento rosáceo

acude tu carne.

Escultura de tiempo,

sin fondo,

ni forma ni materia cubre,

de tiempo que se deshizo sin tortura;

mujer que habitaste mi ausencia

mullida, extensa, enclaustrada,

son frías perlas suicidas

por grietas de estaciones

al virgen regazo

y su indeleble trazo,

muertas sus vidas por un abrazo.

 

 

 

El Castellano

 

Tríptico trago de agua:

 

Era como pulcra onda

anisando un sol de febrero

castizo que llamaba a marzo,

escuché la desquicia latiendo el suelo

y me encontré una reluciente,

vieja tuerca oxidada.

La sombra padre

se escondía entre manos anudadas

de sus hijos,

llamando a mis primeros pensamientos,

yunque clavado en la pared

sin soto ni caballo,

crecí en su mitad

entre baldes de plomo,

en corriente de drenajes,

parlamentando

abren el oído de pares;

nulidad de pura interrogación

más vacío

en ventanilla

de visión de muchos,

yo gastado aterricé

en república de la sal.

Porteador de interperie

regresaba directo al rostro

en destartalado invierno,

reunía el campo

un subastador de mi conciencia.

Ánimo optativo de la región

en sueños de malvas nubes,

calizo terreno,

opulentos pinos

en bocas de hierro

acunando la ilusión

de esperanza.

 

 

El Castellano

Recto metal pudiente:

 

Cae la noche, sobre ingrávido

lecho de mi juventud

acostando la luna de cuarzo

entre áspero frío.

Cuerpo mineral candente

quieto en pantanos de tela,

retorcidos sus destellos

en esta nube de leche,

el fango fragoroso gira

imploro a esta luna que ame,

y el morado cielo ladea.

Mi sangre verde.

Es por este escarabajo

que llega el verbo.

Soledad, soledad tus pulcras alas

que vencen auroras de adoración.

Aurora funesta clavada la hora,

vorágine o trasiego

luz que ignora

si acaso nace.

Tus infinitos yo beso

dime corazón al apoyo de tus párpados

cuál profunda verdad

en esta espectral rivera

de ondas líbicas.

Espuma densa

de océano de ideas entregado.

Profunda ascua invencible

es mi dolor que más no quiere

retirarse,

que sentencias invade

todo ojos,

montaña de hojarasca,

cristal de pulsos

que tu imagen toca.

 

 

 

El Castellano

Estrella de agua:

 

Suspiro fresco

en labio extinto

de sombra.

Día que no se encuentra

su densa forma,

cuerpo con agua de estrella,

querer vivo que llega al aire

tiende y espera,

la muerte que renace

por fuegos de brea

en el aire.

Abren batientes pétalos

de viejo silencio esquilmado,

esplendoroso.

Acurrucados sobre un lecho

que la brisa abre,

en trocados rayos de sol,

esquivos en plano

de verde follaje.

Astuta golondrina encontrando

dócil rama.

Mundo sin mentira de vida,

manantial reluciente de esmeraldas

ahonda y todo siente,

que la sangre miente.

Terruño ojo victorioso

aplaca sus arpas irascibles

estrujando abismos dolorosos,

petrificados.

Reniega la boca vegetal

casi viva,

promesas en frente de violetas,

cantan amando el claror

lírico, estremecido.

Coágulo de viento

en cientos de porciones,

esta luna quieta

semejanza quiere

descubierta la zona umbría

donde invicta llagó mi alma.

 

 

El Castellano

 

Primor enraizado:

 

 

 

 

Bruma tiende la loma del cerro,

pinos caracolean sus jóvenes regazos,

tiempo exhausto entre brezos y esparto,

el lenguaje del enebro acicala córvido deseo.

Cementerio en mitad del campo

donde por los años siguen enhiestos cipreses.

Cristo de la tierra erguido en alguna cruz de barro,

peinetas de brujas bordean

con geranios de los caminos

el aposento de la manzanilla gorda,

forrajes aguantan a merced del cierzo del tiempo,

donde hoz no pasa,

abrojos se clavan al barbecho terreno

entre esquivos molinillos

que vigilan serenos cardos,

grama joven tiñe su horizonte verde

donde alzan su picazón ortigas seculares,

a esta roca señero inmóvil

de este mar de tierra y savia borde,

alzo pertinaz

pensamiento

¿qué fue primero la semilla, o el animal?

jacintos silvestres cuidan sus bulbos

siempre su renacer impera

precoces lluvias que despliegan

sus verdes cabellos,

malvas cobijadas por tapias

que ven desfilar hormigas.

 

                       El Castellano

 

                   TELÉGRAFO:


Trato hoy, desgañitado, dando mi hiel desquicia al ajeno. Estuve con existencia y soledades, bebiendo en ubre amarilla. Hay un cuarto de formol y un gramo de yodoformo en mi mesita, colores para nuestras naciones. Era un triángulo angular, bajo un terciopelo verde listado, sobre el que se suspendía un alambre oxidado de telégrafo. Era el medio del idioma del hijo de nuestro cielo; un gritar escarpado a lo desconocido, hablando intrínseco con su paralelo perplejo, desconocido: chirriar de un poste de pino muerto, herido por el viento; una carne de metal vacilaba; era una tetera cantando al fuego. Lo ignorado latiendo, súbitamente. Su idioma de ruido, por ruido vertiginoso, vibraba de aquel poste como si el piadoso terciopelo de césped de abajo le sintiese bailar. Tendido con recorte, lucía como una colgadura de iris vertical; como jícara blanda, paralelo, vencido por alambres de boca misteriosa, miedosos, oscilantes, bajo el verde terciopelo tendido, que espera sus corzos secos de invierno.
El Castellano

 

SIGILO DE SOBRIEDAD:

 

Fauces amarillas. El humo de su tabaco seco, cuelga de su blanca sien. Bocas de agudos filos, nada por todo. Tomaba su café de grano recién molido como si goteara del árbol del insomnio. Era un hombre chapado de antaños. Dormía cuando tenía sueño. Comía cuando tenía hambre. Amaba más a las flores de su jardín que a las personas. La amargura no conocía si no se hubiese casado con ella. Su bigote recto comía por él. Era apuesto, pero le asustaba mirarse al espejo y contemplar que el tiempo podía más. Su diálogo era más parco que una tabla agarrada bajo yunque. No amaba el dinero y sólo lo empleaba en gastarlo para necesidades básicas. Hablaba con sus flores y lo extraño era que le respondían dentro de su cabeza, consecuencia de la soledad avanzada. Seguía la ley del ojo por ojo si le daban amor. Devolvía lo mismo, pero en cuanto al odio, éste, le temía. Gustaba sentarse en su mecedora en el jardín y acercar comida a córvidos negros como azabache y observarles . Era un hombre pleno y hacía honor a su vida, amando lo sencillo, cogiendo su armonía en la mano que sostenía su cigarrillo y que blanqueaba ya su bigote. Con la paz en su soledad, feliz de contentarse en su memoria de cuántos conoció, cambiaba luz en su medianía exacerbada. Afilaba tostadas en miel rebosadas, en su desayuno. Sabía estirar el tiempo como si no existiese. Su simpatía de ignorantes era apreciada por todos los que le medían.

Una mañana, en que regaba su patio como si la sed fuera suya, al acercarse al tupido seto, escuchó unos maullidos leves, estridentes y que venían de una camada de gatitos, arañando ,aún en ceguera precoz, en busca de su madre. Su alma de viejo aguerrido se enterneció. Miró a los recién nacidos y sin dudar, sin tener agresividad de la gata madre, se acercó a tomar a uno de ellos, él único de color negro y se hizo el propósito de adoptarlo con todo lo que ello implicaba. Sus hermanos eran blancos, moteados y en manchas negras. El gato negro elegido, resultó ser el más inteligente que muchas personas que conocía. Lo llamó Blackie.

Blackie se quedaba pegado al cristal de la ventana, gruñendo, deseando lanzarse a por los cuervitos que su dueño alimentaba.

El Castellano

 

envidia

nombre femenino

1.

Sentimiento de tristeza o enojo que experimenta la persona que no tiene o desearía tener para sí sola algo que otra posee.

"cuando lo vio en la tele se moría de envidia; siente envidia porque tú lo has hecho mejor; aquello, desde la guerra, se puso muy mal, siempre hay envidias, malos quereres, ya sabe usted"

2.

Deseo de hacer o tener lo que otra persona tiene.

"¡qué envidia, ya te vas de vacaciones!"

 

La envidia se olía en el ambiente, caminaba un campo de abrojos de oro a pies descalzos, se erigía una competencia vil, distante , esquiva en ese mundo del arte de la escritura, cada escritor apoderado era como sanguijuela reverdecida de la palabra acertada del semejante. Una lucha de cebollas cerebrales se empobrecía en el paraninfo. Decenas querían la raíz dorada al ascua de intelecto acrisolado al hervor de soles, los que tenían algo con esmirriada gana lo escondían y copiaban o querían lo que no tenían, no era ambición sana, se bañaba en fuente de insatisfacción particular brotando como ramillete de ajos en lugar húmedo, la lucha se encarneció, brilló la hipocresía por derredor vestida de traje, pero todo un día llegó a su fin, el Creador Universal se pronunció,

 

dijo:
Yo todo lo dije y no he obtenido nada,
he completado mi espíritu con el don de la palabra,
nada he esperado, competencia entre lo destacado habéis plasmado.
Todo lo dicho está ya tratado,
nada infinito arde en este lugar desalmado.
Nadie me debe ni ojos ni sesos, por cuanto yo arriano he plasmado,
seguid vuestra lucha sin cuartel
que no abandono; ni mis principios, ni mis sombras dejan de buscar bañarse en la luz de mi espíritu completo de conocimiento, la eternidad es lo único infinito y el tiempo su rival,
palabra es efecto e imagen de un lenguaje que se acaba y acabó.


El Castellano

FINAL DEL POEMARIO

Algunos de ellos dicen que el Hijo es una erupción, otros que es una producción, otros que no tiene comienzo. Estos son impíos a los que no podemos escuchar, aunque los herejes nos amenacen con un millar de muertes. Nosotros decimos y creemos y tenemos que aprender, y que enseñar, que el Hijo no fue sin comienzo, ni ninguna parte suya fue sin comienzo, y que su subsistencia no depende de nada; sino que es por su propia voluntad y consejo por lo que ha subsistido antes del tiempo y antes de las eras tan perfecto como Dios, solo empezado e incanjeable, y que antes de ser empezado, o creado, o propuesto, o establecido, él no estaba. Porque él no carece de comienzo. Nosotros somos perseguidos porque decimos que el Hijo tiene un comienzo pero que Dios no tiene comienzo.
Arrio

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