I
Era somera,
era ella, vestida
de cal y arena,
como sones arrodillándose
ante azules fantasmas
de la tarde,
ella Musa, entre manos,
y hojas vivas,
desmayo entre estrellas
y lunas bellas,
gatos romanos acicalándose
encima tejados,
y mi almohada de pasos largos
entre rosas místicas,
II
letanía de sueño y
su patada, manos en réquiem
que daban de comer
a los pajarillos,
aire de cerros y
lontananzas, sonido
al menos anidando entre
ojos aceitunados y risueños,
vinieras y te quedaste
entre cálido ruego
y semblante pardo
fugitivo
III
su voz contestaba
a alguien inexistente
era como eco de relámpago
perdiéndose entre valles
y bosques entre montes
secuaces, un eco
profuso, cual profundidad
y gravedad del ser,
solo, buscando semblante
y atónita respuesta
jamás encontrada
por mejor decir
ningún otro daño.
Förüq y Leannán-Sídhe
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