YUNQUES EN LA TIERRA (Poemario)
Autor Miguel Esteban
Martínez García
ÍNDICE:
.-POR TU PLÁCIDO YERMO: 1
.-SUAVE NUBE RÍGIDA:
2
.-AFILADO TORDO: 3
.-IMPRONTA
REVERDECIDA:4
.-LADO DE MI PUENTE:
5
.-ZANJA DE CARRIL: 6
.-PRISMAS EN
CALEIDOSCOPIO: 7
.-JURISCONSULTO DE
SOMBRA: 8
.-FLOR DE SOMBRA: 9
.-VIDA DE LA VIDA
BAJO TIERRA: 10
.-OLMO DE IMPÍA MANO
PLANTADO: 11
.-JURISPRUDENCIA DEL
BESO: 12
.-LARES DE
EQUILIBRIO PERFECTO: 13
.-ECO DE AYER
VESTIDO: 14
.-FLORECIDO MÁRMOL:
15
.-CALLAR DEL ASCUA:
16
.-BLANQUEAN SUS
ASCUAS: 17
.-LAS NUEVE: 18
.-A UNA ROSA DEL
TIEMPO: 19
.-MARIPOSAS EN
CARRIL: 20
.-CANDAVMIS: 21
.-SONETO CRUEZA
SEMBRADA: 22
.-VENAS DE LUZ 2: 23
.-ESCARCHA SOMETE:
24
.-BRUMA DE OTOÑO: 25
.-DOS SOMBRAS: 26
.-OSADÍA TEMPRANA:
27
.-URDIMBRE PRENDIDA:
28
.-DESTELLEO DE
ESTAMBRES: 29
.-CUERVO DE IDEA: 30
.-VENA DEL CIELO: 31
.-ONDA PERPLEJA: 32
.-LUZ DE HUESO
GASTADO: 33
.-RIERA DESLIZADA:
34
.-INVERNANDO: 35
.-RAÍZ DE SOMBRA: 36
.-TRANSCURRIR
HELADO: 37
.-REFLEJO NAVEGADO:
38
.-CENIZA MÍA DE
ÁRBOL: 39
.-ACRISOLADA IDEA:
40
.-IRIS APOLILLADO:
41
.-HONROSO TIBIO
PULSO: 42
.-MIRADA HILVANADA:
43
.-PECHO EN HIERRO
MONTADO: 44
.-INSEPULTA TIERRA:
45
.-HÓRRIDA SOMBRA: 46
,.SINCERA COMUNIÓN
DE FILOS: 47
.-OSCURIDAD VENCIDA
ALEGRE: 48
.-PANAL DE IDEA: 49
.-SIMIENTE DE
SANGRE: 50
.-AVIDEZ EN LABIO DE
FUEGO: 51
.-VILO RECTO,
FORJADO: 52
.-INFINITO ACIAGO
SEMBRADO: 53
.-LUZ EN REPRESALIA:
54
.-DESALMADA SIEGA:
55
.-ENCLAVE AMILANADO:
56
.-CLEPSIDRA DE VIDA:
57
.-ROMANCE DE
DESTIERRO (VERSO LIBRE): 58
.-OLA DE ESCOLLO EN
TIERRA: 59
.-CONSIGNA SEMBRADA:
60
.-LLAMAS EN OJO DE
SANGRE: 61
.-HORIZONTE QUE
ATIENDE: 62
.-LUNA TRECE: 63
.-RESCOLDO: 64
.-ETERNA LANZA
SESGADA: 65
.-CUERDA YERTA: 66
.-RESURGIR
REVERDECIDO: 67
.-PERPETUO DESMÁN:
68
.-VIDA TRUECA EN
HERRUMBRE: 69
.-SOL CRECIENTE: 70
.-CUERVOS NACEN: 71
.-CUERVO SIEMPRE: 72
.-PUDOROSA SIEGA: 73
.-FÉRTIL ESCOLLO: 74
.-ESPEJO SULFURANTE:
75
.-ALJIBE BULLE: 76
.-IMPÁVIDO
DESPERTAR: 77
.-LUCIENTE LLAMA: 78
.-FÚLGIDO ALIENTO
ESCONDIDO: 79
.-TECHO SIN TIERRA:
80
.-OJOS ALBOS
FIJANDO: 81
.-RAÍZ DEL AURA: 82
.-VORÁGINE DE
TRASIEGO: 83
.-LUCIÉRNAGA DE
NOCHE: 84
.-RUNA INMOBLE: 85
.-NÁCAR FIJO: 86
.-CAMINO DEL ESTÍO:
87
.-SUEÑA LA
REPRESALIA: 88
.-NEGRO ASPAVIENTO
DE UMBRA: 89
.-TRENZADO DEL
TERRENO: 90
.-DIESTRO DEL MAR A
LA MONTAÑA: 91
.-DISPUESTA GRANA
MALVA: 92
.-ALBO ESPÍRITU
AZOGADO: 93
.-ENDOSELAR
CANTANDO: 94
.-RESURGE EL AÑIL:
95
.-SOCAVA MI TARDÍO:
96
.-TIERRA A RAÍZ
SOMBRA A IDEA: 97
.-SIGILOS
DESPOBLADOS: 98
.-VIPERINA FALAZ DE
TIERRA: 99
.-CELADA QUE DUERME:
100
.-CANTAR CON
SILENCIO: 101
.-BOGARÉ PIEDAD: 102
.-TARDE PARDA
DESCUBIERTA: 103
.-REDENCIÓN SAGRADA:
104
.-TRANSPARENCIA
HABITADA: 105
.-ENCINA ME
REVERDECÍA: 106
.-TIERRA EN EL
VIENTO: 107
.-RAÍZ DE ALBOR: 108
.-MI PARRA ENTONA:
109
.-SURCO QUE LABRA TU
ALMA: 110
.-CANTA MI SANGRE
YERTA: 111
.-ETÉREO TU SOTO DE
ALMA: 112
.-PANIDA DEL AZUR:
113
.-TEMPERAMENTAL
AFRENTA: 114
.-SANGRE EN HIERRO
MONTADA: 115
.-PACTAN MIS
FALANGES: 116
.-SI A LA SOMBRA
CANTÉ: 117
.-PIÉLAGO SANGUINEO:
118
.-PAVESA EN EL
VIENTO: 119
.-TELÉGRAFO: 120
.-HACIENDO CARGO,
DESDÉN SENTENCIADO: 121
.-LA UNA DE POLVO:
122
.-CAMPO DE
ILUSIONES: 123
.-ALTO DIJO, COMO LA
NOCHE: 124
.-VANGUARDIA III:
125
.-DUDA DE CERTEZA:
126
.-ABRE TU NÚMERO:
127
.-DEVELADO ASCENSO:
128
.-BRUMA DE IDEA: 129
.-ORFEO INVICTO: 130
.-ELOGIO EN SOMBRA:
131
.-EN MEDIA AZUMBRE:
132
.-VERTIGINOSA
CONTIENDA: 133
.-VASTO DOMINIO TE
ESCRIBO: 134
.-ALBO TRAJE TU
MIRAR: 135
.-ROMANCE DEL
DESTIERRO: 136
POR TU PLÁCIDO
YERMO:
Pequeñas suaves
palabras
para el silencio,
nada jóvenes para
susurrarte
hicieron transcurrir
el beso,
beso te beso hasta
tu descanso
dame tu mano
por si el viento
lleva
por esos años
dulces,
soñados para
escalarlos.
Almenas, rejas y
candelabros,
francas para el
silencio
unidas para tu poeta
muerto
que vive del
suplicio invernado,
palabras al silencio
ardiendo,
cada muralla un
tiempo no escrito,
cómo amurallar un
silbido.
Y tú ¿me seguirás de
nuevo?
No es tiempo de
abandonar,
trabajo sobre el
trabajo,
descanso sobre la
música,
disfruta que
danzaremos
encima canicas.
Abre mi descanso un
faisán
de umbría sombra
acicalando ideas que
me llevan
a tu casa.
Hasta descansar en
la mía
siendo nuestra vida.
Un corcel sin manto
ni estrellas,
un invierno sin capa
dibujado,
palabras sin
despedida
de la huella ayer;
trasnochado en
carrusel sin rosca
alumbrando,
sílabas dulces
nacidas deprisa,
socavé mi tardío
castellano
para que vuelva su
yermo,
vestigios de espinas
y cardos
allí encendida una
la rosa
entre espigas de
estaciones,
y prados
caracoleados,
era tiempo de rizar
ascuas
y adentrar la nieve
en tus colinas,
hasta anidar
en tus reflejas
piernas.
Hechas para
condenarse
hechas para
quemarse,
hechas para
quedarse,
hechas para
arrullarse,
hechas para mi
siniestro caracol
de Hipsípila con
forma de corazón.
Sonaba mi caparazón
sonoro
una lira en cuerda
yerta.
Nacía mi subrepticia
llamada amarte.
Hasta la caída del
tiempo.
SUAVE NUBE RÍGIDA:
Foráneas eras
propias
con vástagos
de Ninfas y Sátiros;
se plantaron de
peces
altos árboles
y guiaron profundos
rebaños
en el mar
afrenta impía de
soledades,
que duermen
y nadan sus corzos
secos
de estirpe dorada,
carcomida,
agujereada,
de siglos;
Azul nube de mi
vida,
abandonada
sin ojos suyos ni
míos.
Bajel de mi custodio
incólume,
de ciprés mi valer
mi férreo pecho
en cobre
de mi fugitiva
entraña.
Lluvias de esta
sequía
Híadas que mi sangre
tiznan.
No me encrespará la
osadía
temprana, aunque me
enseñaran
a luchar por lo que
quiero.
Impávida por este
mar de tierra
reduciéndose a la
arena
más pálida.
Mi Noto impune
que muerte no teme
conculca mi
desorden,
áspera quebranta el
pío.
AFILADO TORDO:
A ese mirlo, mirlo
único;
Córvido negro de
profundo ojo
que picotea y
escarba mi idea.
Que crascita su
estirpe,
dejadle mi patio
cada mañana
rubor de cristalina
ala,
sólo hasta que no me
queden ideas
que son como
lombrices cristalinas
nacidas del agua de
mi frente.
De esta enjuta
tierra me camina
el alacrán.
Un campo de sierpes
y torcaces
de grises ceños al
ocaso del día
que entre mantas y
saetas
se acuesta un sol
ciego.
Audaz mirlo que
ahuyentas
mis espadas.
Tordo entre espinas
arreboladas
haz que se acueste
mi mañana
bajo tus alas.
No me destrenzará la
osadía
temprana, ni el día
terminará
de llegar.
Tu risueña pitanza
en corvo pico
ultrajada; Vine por
tus voces
desenterrando
abrojos y señales
uniendo el fin del
día
con el fin de la
noche
como tú quiero
vivir,
termina mi idea.
IMPRONTA
REVERDECIDA:
Unge el vespertino
roce
de tu ausencia
habitada,
una viperina falaz
de siembra,
allá donde el
silencio transmuta
la sosegada vida de
mis falanges
rutilantes, un
alambre de búsqueda incesante,
de tus mares de boca
mi néctar dispuesto,
miel de Dioses que
encajan
mi sinestesia
elaborada,
más quisiera apelar
a lo innato
de mi naturaleza,
que llamaron pureza,
luces de sueños
rotos por enmarcar,
ahondonada de las
nuevas visiones,
tiempos cambian,
palabras a la fosa,
yo estoy esperando
mi panal
de sombras de idea
sólo tu saliva
verdadera
mece mi extasía,
por ende seguiré
encargado
de esta acequia
dura, absorta de
entregarme
al hendir de esta mi
azada
darkness and magic
poder del sueño
desagerado,
que nunca he
alcanzado,
mira mi camino
soslayando
las rosas de la
aurora,
entregando pleitesía
a tu señora mirada,
no te guardes
si vuelve este mi
vencejo,
afilaré mi sombra
para entrar en la
tuya.
LADO DE MI PUENTE:
Quédase austero
el pretil gesto
de ávidas secuelas,
rupturas d'esta
compuerta,
de altura traspuesta
me alumbra esta
ausencia
habitada, inducida,
paladeando mi dulce
yerto,
conforte de volver a
verte,
mampuesto en febril
idea;
Apacibilidad de tu
seña
y armoniosa senda,
me infundes arte de
amarte,
hasta el diminutivo
de mi término
castillo.
Por lo que de castro
soy castreño,
andariego,
que morir niega,
perduradora onda
de tu entraña,
clamor exaltado
en visiones de
Quimera;
que resuene alto
bajo el asfalto,
que vine a tejerme
exhausto
torres con callejas
me nacieron,
en amores
del dulce amargo
hiel,
fuente fría y negra
de vivos troncos,
sentenciados;
sed como viva esta
empresa
de brasas,
amargas piedras
del lenguaje,
hondo tallo
pronunciado sin base
ni escueta prenda,
Luna no te nombro
porque mañana cuarto
menguante
entro en rito,
confunde mi luz
tu hermosura
en voz y gesto
abismo pedercioso
preñado de paz,
sosiego de mi
armadura serena.
Mieses que arrullan
colmenas de nidos
de cobres nativos.
ZANJA DE CARRIL:
Marzo que abrilea
y abril marcea, al
dueto
de la sed universal
de su helor que
duerme
en heladas;
Ando que me
encuentro
perdío en un Sol
de agosto que espera
a su esposa
en cuarto menguante.
Yo seguiré buscando
el almendro de las
almendras
de oro, mientras de
mi empeño
socavaré a mi tardío
Castellano y su
Leannán Sídhe
de su madre
conciencia.
Avanzaré su cerca
sin permiso
a poner nuevo
estandarte
y despertar
al Miguel Esteban
que no nació
todavía.
Guardarme el vilo
porque yo no estoy
despierto.
Volveré con mis
principios numerados.
Si quieres más de
ellos,
dí consumido,
en zona yerta y su
tierra
viva-muerta.
Donde desterré a mis
abrojos,
y enterré mis
escritos
con pauta
alimenticia
por si despertaran
subsisten estando
nacidos del miedo
como yo estoy hecho
de miedo.
PRISMAS EN
CALEIDOSCOPIO:
Oscuros, negros,
tibios
lirios en sangre de
brea;
Acolchadas
desquicias
en híbridas campanas
azules
de los ángeles,
yendo en borde,
siguiendo círculos,
moviendo espirales,
Vientos noruegos me
llevan
sin patria, vencida
por mitología.
Quicios de lúgubre
destelleo
en oscuro límite
tétrico
y sus mansedades
caminan,
hacen nido sedoso
en moreras del
sueño;
Vida través de una
vida
dentro los hoyos del
Sol
que sudan, sus notas
de uvas.
Visitaré a Cernunnos
en el seno del bosque,
hablaré del cuerno
roto
y su sangre que
brama
flores de helechos.
Quién sembrará mi
campiña;
estirados mis
soliviares
entre azares que
suerte corre.
Traspuesto al
mantillo
y su compostaje
silvestre
que solo se
mantiene;
Verano que socava
dormido
para sepultar los
cardos
que tierra come
y levantar la
estación
de los difuntos con
hojas caídas.
Otoño sus fríos que
me despiertan,
terminando de vivir
el ocre
y su yerma plácida
de tierras sin
brotes
en ventura de savia
fría.
JURISCONSULTO DE
SOMBRA:
Este mi humilde
canto,
pedernoso, que
blande,
que pregona compás
en arraigo.
Quimera a tiempos
en puñal pretencioso
de espigas de idea.
Patria por siempre
sin sentar;
Fugitivo sin amores,
surcos de fugaz
simiente.
II
Docto de tu dulce
vientre
tras fuego de ababol,
entre tierras de tus
reflejas piernas.
Sed de mi sangre,
renacer acompañante,
aljibe sin fondo a
florecer tu entraña.
Amor de pecho a
espada
blancos que el ser
crestéa,
jurisconsulto de
este ser de espuela.
III
Redentora hoz de
labriego
soñador, en soto de
silvestre rambla,
febriles rejas de
esparto.
Pinos que caracolean
el camino de este
fruto de ensueño,
antes que morir sin
amapola de fuego.
Creo, nazco y
completo
una flor de la misma
sombra
que trajo en fruto
de la primera mujer Eva.
FLOR DE SOMBRA:
Impetuoso campo de
mi celaje,
allende mis altas
torres de belleza;
Inmobles rastros en
piedra tumbados,
estos barbechos que
me piensan;
Por almenas
seculares,
remembranza en
bastión,
de andariegos
siglos,
me enhenchizan
flores de sangre,
perduradora loma
desgañitada;
Tráfago en mimbre
cabalgo,
recama tu alma
como una losa sin
frente,
ni gemelo tiznado,
por tener ajuar
astro renombrado,
alzo mi quieta dicha
entre gentíos de mi
oeste,
desvencijada suerte,
por azares de plomo
y zinc,
fúlgidas cabelleras
norteñas en crestas
sin linde mutable,
acababa de irme
y no soy adorable,
es una fosa de
recuerdos
ahogados en
silencio,
vagaroso desdén
que me enjalbega
en cuerpo,
mi luna fija,
vaporosa,
luz en libertad de
mi regazo,
abismo cercenado,
de cálido espanto;
sosiego, quietud del
bastardo,
regio Lugh
meditando.
Sin mis vencejos
no brota esta
fuente,
naturaleza cuando
amarte
se vuelve arte.
VIDA DE LA VIDA BAJO
TIERRA:
Tornadizo quebrar de
la simiente
acaso el ojo de
tierra no viese,
clepsidra en goteo,
del Nitrato de Chile
En este mes de la
parra
y de la zarzamora,
sulfatos de cobre
anidan
su violáceo vientre
que respira;
vida de la vida
enhiesta,
mantillo sin raíz
oscura,
viril anélido sin
carcasa,
fértil embrujo de
larva
y su hechizo que
metamorfea,
sin aroma no
preguntes más,
liras blanden su
chirrío estacional,
que avasalla sin
hacerse espíritu,
tojo clavado al
viento;
Castilla tú lloras
dehesa sin letanas
espinas,
de lanzas,
lo que vence mi
inmortal yaga,
enjalma mi verde
intelecto,
orvallo de mi rivera,
viaja mi idea,
callendo el Sol
arriba,
desde lo alto,
un largo recodo sin
franca,
vega compadecida,
que riega ésta
enjuta,
en cal y cantos
despierta
de su arcilla
dolida,
Diosa zurda tu
nombre caminas
más por donde el
arriano
plañía, y plañía,
plañía,
su seco llanto de
corazón
esquilmado.
OLMO DE IMPÍA MANO
PLANTADO:
Exiguo campo de
fatal avidez
y musas en bronce
celadas,
sosiego calcula lo
venidero
por dorados techos
vencido,
por cuanto Parca ha
conocido,
cuadriga del mañana
y sus cien rebaños
del afán que se
lleva dentro,
grey de sombras en
silencio,
triste, densa
tensión escucha,
del funesto día ,
huésped
en la negra noche
profanado,
afrenta de sus
campos,
señero inmóvil,
que escucha a las
víboras
sonando, guardando
al inofensivo lince
asustado.
Vernal lozanía
sacude su rostro de
luna,
entre sombras
huidizas
y destellos planos,
en seno de esta
avara tierra,
se despliegan las
rosas
del rosal ya
florecido,
su fugaz hermosura,
chopo gris y
opulento pino
musitan la acogedora
sombra,
suerte en urna del destino
que embarca o hunde
en el abismo.
Viaja el corzo mi
idea,
entre flores que
Primavera exime,
verde flor aún en
capullo
soterró el otoño
y los fríos
vernales,
alza un lustre
caduco
al servil gozo de su
tierra.
JURISPRUDENCIA DEL
BESO:
Vanos sentidos
temblando la noche
tenue
cosida de luces
efímeras,
lecho partido
mitad oscuro mitad
luz.
Luna que descubre y
muda,
sobre la soga que
retuerce
el olmo frío y duro
un invierno
trasnochado
que huyo
y huyo buscando
tenor de ventana,
fría endeble quizás
áspera
como la hoja.
Vinieras y te
quedaras
como la suave
caricia de primavera,
mar de tierra que
estira y no duela,
otro camino se afila
sin desvanecer;
piedra cerrada que
te alcancé a ver,
cristal de metal,
perpetua, fugitiva
destino precoz te
alumbraba,
como eras,
pluma de tierra,
sonrojada vida a mi
vera,
planteada osadía de
quimera,
vorágine encendida
mi esfera prendida,
ascua por el Sol que
espera.
Diosa, mi ciudad
ardiendo
en el sueño de mi
paraíso ciego.
Plaza en la historia
del corazón.
Sombra de mi destino
prometido,
serpear incesante
por tu imagen
no preguntes a mi
espejo,
ni al viento sesgado
soy etéreo como
sombra de ciprés
un día nublado.
Espectro del vivo
silencio
encarnado,
palabra sin
precipicio
ni soga que levanta,
moneda de tres
caras,
espina en la rosa de
tu tierna cara.
LARES DE EQUILIBRIO
PERFECTO:
Coso mi atelier
simétrico,
nacido entre ocasos
vespertinos,
sí esos cuando la
flor camina
con nombre de mujer.
Vidas en haz
purpúreo
al argénteo astro;
invisibles senderos
sin sombra ni
difusos lares
donde los afluentes
confrontan en tu
ser,
sin brío no hay
pureza,
sin pureza no hay
sangre,
y qué yo no te
daría,
acaso el silencio no
fue esculpido,
por impulso del
error,
raciones de arvejas
consumidas,
por llamas de
lúgubre hendidura,
Dioses míos yo cómo
era,
bueno no me acuerdo,
seguiré con mi venda
hasta que ella me la
destape,
secuéstrame en tus
dignas alas
que yo vigilo
como vigía de
nuestro sentir,
custodio d'este sin
vivir sin tu ser,
no hay luto de
espadas
que no se afilen
solas.
sin sueños no soy
hombre,
ya lo dijo alguien,
fusión del frenesí
hablando con su
infinito a solas,
como cuando se
siente amor
en la vida,
sólo una vez y
perdura
como la letanía
de escarcha
derretida,
yo no estoy
despierto
he venido a asesinar
al tiempo,
y que se cobren con
él mis deudas,
sigilosas, etéreas,
hasta arrebatar su
azada traspuesta.
Así mis esferas sean
siempre verdiazules,
como la verde espiga
el agua
que la vuelve pasto.
ECO DE AYER VESTIDO:
Honrada tibia luz
caída,
pasaba y me ungía
este sol puesto
una mañana amarilla,
vestida de invierno
y su frío azul,
encendía mi cigarro
y un humo y un eco
envolvía
un hueco que dejo
abisal la última helada,
carretas deslizaban
las nubes
abriendo el vientre
helado del cielo
este Sol tímido de
invierno
parecía asustado sin
ocaso
ni pájaros
fantasmales
que le hicieran
nido.
Me cobijaba la
sombra de un ciprés enhiesto,
abría las puertas de
gramas voraces,
lirios negros
franqueaban mi verja
de pensamientos que
se amontonaban
en la puerta, rezaba
a mi Sol
que no me hundiese la
primavera
como si él eligiese
esta sequía
que la tierra llora
y quiebra sus entrañas
vestidas, el viento
era más fuerte que yo,
llevando y sujetando
el iris de nuevo tierzo,
crascitaba por
ramaje de mi muerto brevemente nogal
de sombra densa
cobijando tenebrios,
bajo sus hojas
caídas.
Portón de tiniebla,
el paso de su oscura raíz,
despertando el
devenir
rompiendo el nicho
de la primavera futura.
CALLAR DEL ASCUA:
Este bregar me
cubre,
del que vengo,
un sol de esparto,
un ocurrir del que
venga mañana,
nubes acolchadas me
aguardan,
por febriles
heladas,
horizontes sin
guardas,
ni francas tapias
deshacerse puede,
era una luna de
trapo,
que espolvoreaba la
tierra,
su belleza se
acostaba
en dunas de plata
mientras su alta
ojera desplomaba,
su insomnio de infancia
miro
y dime,
por mi desnuda
imagen
que yo cerraba mis
ojos
se acostaba a
plañir,
tu transparencia me
clavas
como ferviente
yunque helado,
las espuelas tuyas
corren sin caballo,
intranquilos ceños
me conducen por
muros
y celdas de sosiego.
Cuándo venceré en
este diáfano cuarto,
donde las sombras
caminan,
y las voces en letra
difuminan,
esbozos en coro de
grillos,
en este lecho,
mi nicho donde me
acuesto.
Confín de vagarosa
imagen
que despierto,
cada vez débil,
cada vez más
encerrado,
surtidor de fantasmas
que arregazan era mi
dolor,
esperando para
brindar con el enemigo,
humo oxidado sin
ojos que duelen.
golondrinas dulces
balancean mi día,
día entre sotos sin
perdices
caminando mi patio;
fabricándose en él
escarchas azules
con todos los
rostros de diciembre.
llave fue, cincel
encadenado,
lenguaje del ser
claveteado
en recuerdos vanos,
polvo de poema
parlotea
y dirige a callar
hogueras,
fuerte raíz es
palabra,
un calor retumba,
sobre márgenes de
ríos sanguíneos,
reposa sobre la
música su alba,
ventiscas que trae
la noche,
alejando, alejando
los sueños;
despertando el
pasado,
abriendo luces en
osadía
a quebrar el tiempo.
BLANQUEAN SUS
ASCUAS:
He cosido, dibujado
tu sonrisa
con tempetuoso
órgano
al clarín violaceo
de mis dedos,
avanzo senda con el
fervor de mi Sol
dormido o estudiado
alzo brillos a su dolor,
intransigentes
palabras al silencio
que fue parco sin
eco
sobre la sierra
febriles dientes de siega,
me dijo su olvido
que él no espera
a lo que abrirá
mañana.
Ferviente luna sola
abre su alta ojera
por cuantos la
conocemos sin verla;
así su fondo sin
sombras densas,
ni su acuartelada
estela.
Mansamente cruzarte
será verte
luz uniendo mis
sueños de acariciarte,
condicional de reloj
de tiempo disuelto,
leve planta criatura
azarosa,
de translúcido amor
en tu cintura
descorchado,
fujitiva alegría
anidada,
el desertar de mi
sangre fue llamado,
a realizarse en
clepsidra de vida,
huyeron mis
borbotones a otro cauce,
otras venas y
arterias que te riegan,
juego como animal
entre tus riveras,
piedra sin ajibe ni
ortigas de auroras,
invierno de
transeúnte helado
abrazas mi ascua de
nicho,
al abrir de la flor
que espera,
segunda tu avenida
sin corceles de viento,
ni rizadas venturas
afilabas mi carcoma,
oscuridad vencida
alegre,
afinaba mi acordeón
de quimera,
un transcurrir frío
sin secuelas de difuntos,
deslomarse pulcro,
entre la grama
de un recién abierto
invierno.
Entonaba un grillo
un chirrío de
soneto,
miraba mi estrofa
ausente
blanqueándose entre
hormigones
de leche,
siendo mi vida más
que un simple paso a
la muerte.
LAS NUEVE:
Los verdes eran
azules,
amor como rocío en
la mañana,
viento de cantar
entre tu ciprés
secuaz,
despertaba la flor
hermanada
con el idioma de la
mañana,
viento entre mieses
más altas,
era yo entendiendo
el idioma de tus
pájaros dormidos
situado entre rejas
de gramas,
y tréboles
carceleros.
Todo despierto,
rigurosa plenitud,
depuesta el alba
y sus rigurosos
peinados de luces,
eran las nueve en el
patio
de mi amada llena,
su sauce brilló y
vibró
sus cuchillitos de
hojas
con cuantos años dispuesto
a andar,
calles con callejas
me llevan
a su mar.
Donde intranquilo se
acuesta mi Sol,
cantada abrazó la
flor
al viento que pasa y
no mira,
que arropa y no
descubre,
canciones que bailan
su mañana,
por pájaros azares
que la vida trae
y en su patio encuentran.
A UNA ROSA DEL
TIEMPO:
Verde rosa proscrita
abre del tiempo
verdades
que inflaman la
oscura noche,
al flamear del
angosto
su espina cierne,
hojas del tiempo se
cierran
rizando,
caracoleando
una espiral malva,
vetustos testigos
estambres del fuego
y de las sombras
nacidos,
osadía violeta
entre raíces de
siglos,
ascua que arde
deseos,
crepitan pétalos
encajados, una
realidad
sin techo dorado
firmamento anudado
por cuanto ha
conocido,
no llegó su
marchitar de brea,
guiños al viento
descubre,
mira y se sonríe,
en aquel diáfano
cuarto
de estrellas sin
encarnar.
Claro oscuro de su
prendida suerte,
alumbraba lo inerte,
entrometiéndose por
rejas
de momentos tenues,
sotos sin hueso
regentaba,
vagos lindes sin
estatua,
ni otras flores
que su belleza empañaran,
soledad perpleja del
devenir,
aguzada torpe sin
rostro
ni desdén devorado,
clama silbidos
que colman de noches
y sus vestigios,
abriendo estelas
tejiendo sus casitas
de arañas que
flotaban
como lunas tendidas
del techo de su
caverna flor.
Desnudando tristezas
llamando al oro
del alba
y su recto oásis de
Sol.
CERTEZA:
Mi Dios es real y la
noche me hace realidad.
Yo soy la historia
de un muerto.
MARIPOSAS EN CARRIL:
Compases labrados
de un tiempo
expirado,
soslayado
ademanes de que el
amor existe
y corre los parajes
de tu sembrada piel,
resguardos oníricos
de lo que llegó a
ser,
como noche
que aguarda el
resplandecer.
Siempre nos deseamos
como abejorrito a la
flor,
como piedra a la
montaña
y agua de cascada a
la pendiente
eso es amarte
ferviente,
como agua de marzo
abre la primavera,
quiero estar a tu
vera entera,
y ser espectro de
primera,
no será eterno mi
mármol
pero te alzo un beso
como cántaro,
vales mucho corazón
y por si no lo sabes
eres sentir
como rayo
que tornasola mi
corazón,
te descubrí nos
descubrimos
y nada quebrará el
designio
que Dioses aguardan
mi princesa del lago
de mi ilusión
mi Araucana de
emoción,
no partiremos sin ir
de la mano,
en alabanza canta un
cuclillo,
dejando canten todos
los grillos.
¿Cómo encadenar la
luz?
y atar las mariposas,
¿Cómo escribir sin
fijar horizontes?
y anudar plomos sin
fundir a ideas fugaces,
cómo conocerte y no
besarte,
te entiendo y a la
vez te siento,
sin semáforos y
alquitranes,
sin hormigones de
leche,
puliendo el
blanquecer de mis ilusiones
que te prometen,
distancia
quejumbrosa
entre alas que
sostienen
que en tus ojos soy
bruma que florece.
Y mayo que
reverdece,
contigo soy lo que
quiero ser,
mordiendo la solitud
que desvanece,
entre corajes
nacientes
y soles pudientes.
Quiero tu dicha
eternamente,
siendo el lado de mi
suerte.
SONETO APTO:
CRUEZA SEMBRADA:
Amándote ferviente,
nueza llama,
presa amapola en
sangre se quedó,
sonriente aurora,
veza la heredó,
tu corazón alqueza,
fuerte se ama.
Renuevo esta mi
sangre, pa' ser rama;
Veraz la rosa, amor siempre
alegó.
Al latido, su beso
le ofreció,
la flor abierta en
agua se proclama.
El estambre, súplica
nocturnina,
piel acaricia , ya
brindó mordaga,
su gineceo blanco,
sanjuanina.
Óvulo y ataraxia,
adreza aciaga,
tierra, anclada la
doña saturnina;
Germina fértil
vientre, enhiesta briaga.
VENAS DE LUZ 2:
VENAS DE LUZ:
Yo te busco luna
entre bloques de hormigón
y cemento, entre
violetas escarchas, yedras
nocturnas de este
cielo sonámbulo con suelo calizo,
me rehulle tu ojera
de nácar ciega, segura,
colgándose de mi
puente escarlata, férreo, soterrado,
mas te escapas por
las turquesas ramas
cielo plateado quién
te tuviera, esta tu rama de idea
entre las manos tu
miel de niebla, húmeda, trasnochada,
cual panal de lumbre
quieta, deshojada,
tu lágrima que viste
de locuras, de esquilmada luz
y sus azucenas,
mi noctámbula sangre
y mi tinta bermellón
que te aguarda fiel
a la espera, en la Torre de Hércules,
tu camino que
serpea, y mi soga blanquea,
alumbrándose los
árboles erizados, vespertinos,
que en lluvia cantan,
su serenata santa,
acequia de tu ser,
que la bruma pervierte,
colmada a tibio
reflejo en fanales cristales sin tajo,
de tu hueso
crepitando, apostando,
dunas del sueño, y
metales esquivos
con azabaches
siniestros,
cuentan los astros
que tu belleza duerme
en sus incesantes
hogueras de sus
cestas,
tú que te escapas
por entresijos de negra ala,
quién te tuviera en
sus palmas,
como destello
escaparías
dejando una estela
intangible, áspera, maleable,
de blanca pupila y
granate adornado,
naciendo de ti un
gris ciprés
las canteras se te
rindieran, en presura,
un silo alto como tu
luz de ojos abiertos,
treparía tu
enredadera entre torres de belleza,
y brotarían las
blancas estrellas
damas de noche,
llorarías tu oro
blanco en abrevadero,
por tu escarpada
longitud
y un eco nacería
tuyo, solo, carraspeado
de la luz y de la
sombra, una cadena para tu belleza,
que tus venas lleva,
en verticales
pestañas negras, plenas, beatas,
en insigna sangrada,
renacida, renombrada.
DOS SOMBRAS:
Soledad arregazaba
blandía sus brazos
amilanados
en los que
recostarse
a soñar la casa en
el mar
con procesiones de
sardinas
que sirvieran
desayuno
con leche de las
vacas
dibujadas celestes,
árboles en fronda
volátil
tenebrosas líneas de
horizonte
como cuerdas de
violines
afinando nervios de
nubes malvas.
Se querían dos
sombras
como evanescer
líquido, templado
de rocío por savia y
tierra
y su desvanecer,
como flores a la
alta espina
sirven su dolor.
Belleza oxidada,
ellas dos sombras
con camino de piel,
abriendo de la noche
gema profunda de
lenguas azules,
era un camino el
alba
para subir y
descender,
ellas luz querían
tornar,
vestidas de ásperas
ondas
impalpables,
seguras sin
obstaculo
eternas,
crispaban el tiempo
y se querían sin
envejecer,
fría segura que su
alma se iba,
suya, cristal
vaporoso
de amarillo viejo,
su entrecejo
deseoso,
querían entre noches
de gatos fugaces
por tejados
colindantes
que anudaban rayos
de luna,
su tristeza era pura
se anidaba en sus
cabellos,
seca, entre sus
cuerpos etéreos
la ausencia hacía
verdad de idea
trasnochada,
su soledad muerta
de insectos
ranqueosos,
asida de purpúrea
pluma
y lunas enajenadas
con cristales
lucientes
en navíos de tinta,
perpetua osadía
de ser luz,
como silencio
de Dioses
relumbrados,
y su oro vegetal,
como ásperas rocas
destacadas, cerradas
al molino de noche,
se querían dos
sombras
inertes
pero vivas al
ralentí
y carrusel de
estrellas
pudorosas y
ponientes,
su quietud sin
color,
su amor por unirse
como dos gotas al
helor.
Como dos voces se
unen
en un solo corazón.
BRUMA DE OTOÑO:
Afinaré mi melodía
para sordos,
desmenuzaré la luz
que brilla y alumbra
a oscuras
de la razón más
plena,
entre sílabas
de la palabra
meseta,
abriré el son
de grillos
tartamudos
y erizos de idea;
Me guardarán el vilo
transeúntes de
crispadas
espumas de luna,
entre corceles
ciegos de viento
encenderé, viajará
mi verso.
Avivaré aspas
de molinos precoces,
mi sol dormirá
un cuclillo
despertará,
tiempo entre escalas
azules,
y espadas
florecientes
navegaré hasta mi
suerte.
Por soliviares
vetusto
y sus flores de cardo,
soñaré el recodo
y sus ramblas de
ensueño,
me enraizará el
hinojo
mi sendero esquivo
hasta que se vista
de endrino,
negra torcaz aletea
hasta posarse en mi
cuerda,
caracolea
el romero mi
destino,
surco ahondo
de vid y centeno,
de trigo trillado
en colapso de sienes
amarillas,
monte olvido
de mi recuerdo,
fugaz entre
estambres plomizos.
Aletargo maestro
de cuchillas calizas
hueso de cal y
canto,
corre la sombra
de mi zozobra;
Por cuanto yo he
conocido,
quizás más
que un almendro
seco,
cuervos fugitivos crascitan
el reverdecer de la
encina,
picotea mi cabeza
un pájaro de hondo
trino,
hoguera de desquicia
hiende mi ser,
por barrotes de
esparto
esperando que llueva
del cielo
como antaño,
profuso soliviaré
este diente de
espina
buscando rocío
anudado en flor.
SANGRE EN HIERRO
MONTADA:
Plomo derretido es
mi poema,
por cuantas secuelas
arrostran mi trazo,
fugaz escita de
pecho alto,
acreciente mi sangre
el hondo socavado
labrado
barbecho de mi señor
Baco.
A Apolo lanzo
pertinaz
baquio seguro,
perplejo.
Asonancia de ojos
pares,
entabla mi yacija de
alma
dura trinchera,
reluce esta vil
miseria
por la que encuentro
sosiego temprano.
Idea del mañana
acostarme
en la feroz grama
blanda,
me tumbé a pensar
adoptó por sembrarse
mi moteada sombra,
me acudieron abejas
que llevo clavadas,
pensamientos vanos
de un ego que no
poseo
venzo que demuestro
mi yo interno,
como hombre nada
poseo
mi sangre dicta, yo
converso
mi mujer, mi gato,
mi jardín,
esta mi tierra, mi
familia eterna
no son míos
el uno se alzará
seguro sólo estoy
que yo existo
lo demás por
añadidura
si existe es su
problema.
Prosigo,
habla mi ente
dispuesto
unidad de mi
silencio
que bailaba en la
hoguera de un solo reflejo,
dos sombras se
deseaban a yunque enhiesto,
preñada sin presura
quedó,
y sola bajo la hoja de
mi hoguera
dió a luz regueros
de sangre malva
por la malvarosa
no había rosa sin
cruz
ni sangre mía sin
sombra difunta.
ESCARCHA SOMETE:
Avanzas el campo
de mi irrigada sien,
cara por cara,
ojo por ojo de este
abrojo;
Destino ciego de mi
celaje,
bronco mar de
trasiego
al broncineo lar
encorajinado, nacido
de un pelo de un
pelo,
rescoldo socavado
un acre sin pestaña
hiriente,
vistas tras los
espejos
para ser libre,
y enraízar este Sol
ferro
que rehuye, desnuda
las nubes.
Es un viento solar
que me encara,
y afila mis fauces
que desencajan el
tiempo
que ya marchó.
Pude venir a vivir
en la ola de luz
serena,
el relámpago me alzó
en compasión.
Pude renacer
pero no soy
adorable,
desde estos acres
traigo
la flor de difunto
soslayada,
sembrado el tiento
queda resurgir del
azabache,
y bailar sones de
grillos
con sus raíces del
mañana.
URDIMBRE PRENDIDA:
Desempeño, tejer la
letra
infinito parco de
estrella,
desmenuzar lo
efímero
donde plañe la
belleza,
capturar gotas de
lluvia
en estambres que
acrisolan versos
de madre flor poema,
avivar su ascua
eterna
de silencio
acristalado,
hacer lo diminuto
gigante,
y lo gigante magia
de ensueño,
abrir fauces de la
fiera
y ver qué espera,
bailar en el seno de
un arco-iris
despertar quimeras
sigilosas
en cumbre saciada,
encontrar cadencia
anhelada
bañándose en mis
recuerdos
como pez iridiscente
en llamas,
ver la espuma de la
letra
y acompasarla,
abrir el pozo de
ilusiones,
desnudar el azabache
que llora la
ausencia habitada,
por mil dragones de
cien fuegos,
hablar y destrenzar
el idioma
del silencio malva.
Rejuvenecer la
letanía
entenderme con mis
Dioses,
encontrar la certeza
dibujada
que puede ser mejor,
afilar hierros de
espadas de vocabulario,
dibujar ocasos
venideros;
Sumergirme en la
oscuridad
y volverte a soñar,
nueve cosas dejo en
mi tintero,
todo lo que espero,
lo que nunca
escribí.
Si supiera hacerlo
no escribiría
lo que siento,
yo sólo pinto lo que
no ven mis ojos
aljibes soterrados
de mi calavera,
caracol es este
talento
unas veces llamado
tiento,
el mundo reposa en mi
libreta
yo soy su dueño,
papeles testimonios
en blanco
de lo que es para mí
escribir,
ese idioma de los
Dioses
danza de ninfas y
sátiros
que abren su caudal
de tinta.
Con besos de rocío.
DESTELLEO DE
ESTAMBRES:
Eran de noches
eclipsadas
un fértil embrujo de
sangre,
en los jardines que
el aura gasta,
y sus notas de
clarines reverdecidos,
un poema me alzaba
la dicha,
entre gatos
relamiéndose el hocico,
se construían torres
al clamor
y su trasiego
azulado,
serenidad en rostro
de mi aljibe
preñado, sueños y
vicisitudes alumbraba,
escalinatas al
sosiego mañanero
que todo avanza.
Incolume , ferviente
desdén
estre flores
granates de sangre,
era mi sueño cojo
abajo los años
que sembraban patios
sin flores
sólo de versos, al
menos eso.
Un beso sin mares de
boca,
una caricicia sin
pieles erizadas,
una escala al
infinito horizonte
sólo para observar
quieta mi desquicia,
como espina que sin
rosa no se afila.
Fulgores efímeros,
inusitados,
en superficies de
charcos migratorios,
era feliz mi tordo
rutilante
de mi jardín, en el
que lo pequeño
es jactancioso y
todo rige la ley suprema
de la belleza
desnuda,
con tez de arcilla
dolida.
CUERVO DE IDEA:
Crispa su metal
como fuente
soslayada
del azar que vuela y
corre
destellando.
Estridencia recta,
dorada al gemido
en hoz de guadaña,
es una espera mi
fiel apostado mañana,
cumbre sin rizos de
alba.
Yerma, plácida,
insostenida,
mutable de verde
caduco
al sostén que su
pecho hiende,
erizos de senil
ascua.
Dioses anclados al
servil gozo,
consumado, me alzo
que levanto,
negras tardes de las
tierras,
salvaje canto en
abismo prendido, soterrado.
Ara en fulgor de
combate
con mi serio
descampado,
rige y exige la
semilla al Diablo.
Fiera de las fieras,
compostura que sueña
la guerra,
fanales hogueras en
colmenas y sus gentes.
Oscura esta noche
de oscuridad y
umbría niebla
que cuelga la luz.
Miro la sombra, me
desliza su estampa,
ondas tenues en
acristalada sien,
lima ideas a la
fugaz, encarnada siega.
VENA DEL CIELO:
Solitario rayo
luz me arde ahora
en el mirar ciego
del sueño
sin miedo sin
embargo
saboreo el viento,
los cielos me poseen
de nuevo sobre los
años
que ellos son,
algo llega a la
rosacruz
de ayer
y sus nueve caídas
de sus ángeles
despiertos
en tu sueño me ves
invernando
dorando mis pelos de
murciélago
bailo el colchón de
nubes
que sostiene esta mi
noche
para desaparecer
llorada la tierna cara
saboreando una
sombra más
que me vuelve
imperceptible
muerto sabor
de obscuridad sin
faros ni luces
ni fusiles que matan
hermanos
de su tierra y
sangre
crecieron los
caminos
y el rojo fuego
versado
brotó en flor de
amapola venidera,
dime qué debo hacer
¿Algo erróneo?
No puedo volver
atrás
se sostiene aparte
la fuerza que nadie
alcanzará
nada por cambiar
todo está hecho
algo que asalta
aparte
puedo volver y
empezar de nuevo
sin mí, sin vida,
sin cuerpo
sin lo que me ata a
éste mundo
mañana veo el futuro
la destrucción del
pasado
quedará atrás.
Corpus, anima,
crescens
sol refulsit,
lux
et patientiam meam scientiam
florum, est vita
nosotros no somos lo
mismo
la bondad sangra las
venas
gustos, deseos,
vencer,
arder sin perder
aposta la partida
esa que las
hiladoras tejen
momento del momento
nacido absorbiendo
el hilo del tiempo
las piedras lloran
flores
el final es volver a
empezar
viendo y amando
el ancla errada de
mi lugar,
continúo al cuervo
que me vuelve más
fuerte
ave más inteligente
de la faz
poder de la misma
energía
en tormenta de
conciencia
siendo ese rayo
solitario
que partió todo
inepto,
inconsciente
tormento.
ACRISOLADA IDEA:
Acristaladas,
relumbradas fuentes
patios de ideas
remitentes,
soles pudientes
entre espadas fulgentes,
narcisos dementes,
encorajinados tapices,
malvas del sueño
vespertino, precoz,
carruajes de sienes
nacientes,
ilusa suerte en
colchones de nubes,
quebrarse quiere al
inusitado compás;
Mañana abrirá la nada,
hondo cobijo del
ayer,
no puedo dejar
atrás,
llueven ayeres en
gotas,
hematite del
fabricado mañana,
solaz escarcha que
me acostumbra,
por nidos de grama y
sus testigos;
entre cuchillos de
sílex avanzo,
dejando generación
seca
del brillo crispado.
Octubres
secuestrados en su halo,
gritando el sueño de
los noviembre
entre fríos feroces.
El azul musitaba
entre los árboles,
grité no morir aquel
día,
ser relámpago de la
brisa,
en esta tierra sin
nosotros
traigo el ababol de
un otoño que juega
y rehúye los
párpados,
como hojas secas
prevalecen
el huir de los
pájaros.
Destino me alumbre
allá
donde los peces se
anidan
en los árboles de
atardeceres,
joviales como joven
vientre de espumas,
el tiempo acaso no
partiese,
cansado de ser
siempre el mismo,
hogueras atrás yo no
estoy despierto,
calzo mis campos
en enredaderas de
sones perpetuos.
y afiladas vides de
Dionisio.
fenezco como fenece
por los siglos
el almendro.
ONDA PERPLEJA:
Luz cautiva, ardua,
ofrecida,
el viento me ha
dicho,
de su furtiva llama
que él no traslada,
abrí la pupila de la
noche,
me vieron cinceles
sonámbulos,
pinceles sedientos
soñaban
un ocaso perdido,
espigas blandiendo
tiempos
caducos entre
retozos
de jóvenes margales,
sin aroma,
el celo del paso del
río
cuenta de
enredaderas
y sauces cabizbajos,
entre álamos abre
sendero
el cuerpo que no se
vence,
acristaladas ideas
de renombrada senda
por membrillos
y nogales
tartamudos,
era tiempo de trepar
el tejado
con gatos fugaces y
lunas sin sábanas,
ferviente suerte
entre barrotes
que me alejaban de
la ciudad
crispada, humeante,
entre gravas
y alquitrán florido
de edificios,
huir no es opción
pero sí solución.
Hondo reflejo el
curso del latido
que amilana a dos
voces,
el presente huído
del precipicio,
era una ventana
y una nueva
esperanza,
zanjas de carriles
sueño que aquellos
pinceles
me pintaron el
sueño,
y seguí de aquella
luz su reguero
disperso, etéreo.
Hasta vivir en la
sílaba.
RIERA DESLIZADA:
Hundido por juncias,
despertando
caléndulas,
someras, solariegas,
era otro lado donde
estaba
hablando, entablando
con Ostara;
la tierra que no era
pobre
su rigor contestaba,
prado que desciende
juntando un barbecho
dolido,
conquistado,
marjal de claras
hierbas
flaco acre
dispersaba,
bancal de cizaña
primaveral,
sutil caricia rizada
en patitas de abeja,
parte de mi casa
soterraba la desquicia
de un frío traído,
heladas patriarcales
por aullidos de
viento voraces,
como un rosario
deslizado
con aflicción por la
tierra,
un silbido del patio
oscuro
como lamento sin
lluvias socavado,
semillas brotar
escabullen, pregunto
vive mi lluvia
soñando
vivir deslizándose
por la pila sacra
de tus pechos tersos
de vientre de seda
y espuma, angelical
rostro
llamando florecer
colores dispersos,
vieja cueva cantando
oscuridad,
como tránsito al
amor por tu viña,
cantar de mirada
extranjera,
hasta hacer la
tierra nuestra.
Impetuosamente soy
varón
y no dejo guerras
personales para mañana,
ni ganar a puños
pequeños,
de opiniones sin
cuarteles,
firme elaboro mi
respuesta blandida,
vieja, en savia
bruta elaborada
necesito mi vera con
sangre,
necesito mi vera
acompasada
por tu soplo de
mujer labrada,
querida dama
elisalle amada.
Mi destino como
árbol desgastado
de honda sien y
senderos de carcoma
apuntalaba mi
perpetuo mañana,
acicalando sus
ruinas
para elevar su sabor
de antaño.
INVERNANDO:
Camino la sierra
y labriego
empedernido,
afilan cintas de
esparto
y jocosos pinos
bordean el monte,
era ella caminaba
siendo mujer de húmedas hojas
y gramas recién
nacidas
anudadas a la
cintura,
era tiempo
suficiente
para el recodo de un
fondo fantasmal,
estallaba el acre
que pisaba
palmo a trecho,
ribazos se
despertaban sin alba
dejé un lugar
ramificado,
más allá de juncos
y fardos de nueva
cosecha,
sin ir más lejos
abría la tierra
vieja invernando
su ombligo de
invierno
la carrasca de hoja
inmoble afinaba
sus dientes de hojas
que el viento pasa y
respira.
Campo lejano por
cualquier parte
sentir que dejaría
plisado
por encontrarse con
tus ojos,
pecho de paja nueva
silo dormido
de hondo surco y
barrizal,
oscilando el
filamento de un severo cardo,
entre caracoles
mutantes, judíos blancos,
dejé mi traje a
reverdecer ortigas y orugas seculares.
entre la jóven
hierba y el rojo trébol
del sendero,
recojo mi árbol del
mañana y me marcho.
RAÍZ DE SOMBRA:
Nací cuando se
disolvió la sombra,
era un patio de
grises arañas,
con oscuridad en
cada flor de luz,
rizaba y
caracoleaba, una yedra su alba,
se acostaba el sueño
dormido,
en sus ojeras de
nácar de luna,
gritaba la eternidad
por una siembra esquiva
que abría la espiga
de versos carmín,
una sangre de espera
en ababol flameando
es un sendero que
abría el cuclillo
en su nido de
espinas,
era su vida un
soliviar
donde soterrar su
miedo a no volver, a brillar,
temblaba mi cepa, un
látigo de uva quieta,
livio, liviano,
forjado, labrado, superior
es y era un campo de
malvas de luna,
yo tengo huerto de
sombras
que visitan soldados
alados,
mis flores de
difunto,
que abren sus soles
en crepitar de
amarillos tules,
babéa alegre mi
babosa
avanza sin casa,
que no sea mi
tiesto,
donde enraíza mi
vida,
límpido, es mi ávido
deseo
fulgurando un
crepitar descorchado
de mi luna de
relojes,
acababa de llegar
a la cueva
de förüq vampiro,
allí donde las
polillas
no tenían ni
quitina,
tejía yo en mi tela
asida la brepticia
del amor a mi
estirpe,
desde mi muerta
vida,
al compás que marcó
mi despedida,
puliendo este hueso
que me habita el
corazón.
OSADÍA TEMPRANA:
Cuando te amo
mi mente se hace
libre
invade una amalgama
de colores
jactanciales,
abandono mi sombra
para saber quien
ser,
un colapso de ideas
me conforma
para encontrar beso
y abrazo
sin despedida,
lo común se hace
efímero,
y magia del segundo
traspuesto
entre la calma de la
vid
y el chopo que dora
el otoño,
cuando yo te amo
umbrales abren
dejando mi luz
intensa,
no porque lo diga yo
es que yo te amo,
no porque lo digan mis
abrojos
de poemas rizados
si no porque esta
realidad ya
no nos pudo sostener
sin unir tierra y
cielo de tu ser,
cantaron mis grillos
sonámbulos
el ser se enmarcó
por crestería,
ganó una osadía
temprana
y volví a vivir,
cuando yo te amo
estrellas acompasan
un fuego de nácar,
la valentía se hace
fiereza,
el instinto no se
duerme en sigilo,
las puertas se abren
cuando nos amamos
la realidad se
arrulla
ante nuestro paso,
las pesadillas
desvanecen
los cariños
multiplican,
quedamos solos tú y
yo ante la nada.
TRANSCURRIR HELADO:
Tiempo vorágine
narcisista
que todo abarca
todo se lleva
desde el infinito
del mar
al acrisolado
de la realidad del
hombre,
retorcía en su nuez
que tenía más
duración
que el punzón de la
vida
que todo rige,
ilusión dormida en
el rayo de sol,
veleta de nueve
direcciones,
hueso que crepita
lunas y soles
camino de ilusiones,
despertar de
conciencias
susurro que gritan
las estaciones,
caducidad avanzando
memoria relegando,
surco de vid y arena
surco del trigo y la
sinestesia,
etapa doliente
inventada
en lágrima del sol
pudiente,
retorcer del viento
guiando realidad,
somero descanso
en el remanso de la
idea,
nacer, crepitar,
extasiar
en manos de su padre
destino,
encontrar, desnacer
acaso acabar
en la nuez del
tiempo,
relapso ciego
negándose,
afirmandose
en su trascurrir
etéreo,
del que ninguna
materia
escapa a lo mutable
de su ser,
compás de pájaros
dormidos,
nidos para nunca
vencer,
colmenas a lo
efímero
que abarca toda
disposición
de lo que se cree
superior.
VALGIO ALUMBRE:
Non semper imbres...
Duro rastrojo
áspero;
torrencial rectitud
de la nube,
no siempre vence el
monte
que ya no huye,
por escarpias
feroces
de locas tempestades
ya no entabla
combate
con el viento
Aquilón norteño.
La nube sabe
que él puede más.
Dulces parcas lloran
álamos
desde Armenia al
inerte hielo
de lágrimas nobles
su longeva vida.
Nifates del cielo,
ahora helado
abarcará donde yo he
llegado
prescrito el
estrecho campo.
II
Yermo descubre,
énfasis
de azares que
caracolean
la vetusta engastada
en silos de cobre
fugaz destello en
alambre.
cuál el sembrado en
plata,
cuál el sembrado en
oro,
bogo por que somos
verdaderos,
en ascua irisada al
tacto,
flamígera danza del
mañana,
solvitur acris
hiems,
danza mi vida en una
canica,
el aljibe que yago
viste mi sangre,
en este soliviar de
abrojos creados
no pedirán ellos que
cese
mi terco aliento,
en solaz yaga que
alumbre el destello,
vengo que anclo mi
haz
sonámbulo,
en fiel parnaso
devorado,
marcho mis aparentes
venas
de tus poemas
erigidos en cuarzo,
se aullara al
viento,
baje una tormenta
a conocer mi trazo.
Coagula mi nombre el
aire
que lo tengo
agarrado en una mano,
furtivo encuentro
insoslayable
por cuantas arpas me
entonaron,
mi febril acequia
descansará en el agua
con mi barquito de
tela.
Sonaré en el borde
de mi araña
que todo otorga
recompensa a lo
tejido,
en ubre amarilla
abre que se desvela
un nácar de estela
amamantará a la
estrella.
gemirá colores su
alba
en cristales de
caleidoscopio
vengo a pintar
lo que habita detrás
de mis sentidos.
Hematite de
opacidad,
cauce sediento y
brumas grises,
venceré este
aligustre de mi tormento,
¿seguiréis vivos
si acaso yo vuelvo?
TEMPERAMENTAL
AFRENTA:
Pábilo recto,
engranaje sorteado
me habla tu pluma de
carne.
Polillas miradas
que son más que
nocturnas mariposas,
vaivén azaroso de
estambres líquidos,
golondrina, vencejo,
cubo, troquel,
cajita musical,
y flamas pulidas.
Lana de fina plata,
mujer todo nido,
todo ramo al que van
mis abejas,
líquen de humedad
alta,
misma veris
que me alzas,
adormidera,
oídos como rosas de
la tarde,
y su honroso, pulcro
evanescer atrapado,
hablan mi silencio
enjaulado,
y mi diente
puro amante del
brillo,
transmigrado,
hecha, derecha tu
planta de plata
incansable,
avoca renuncia a mi
condena.
sombras o aceros
rige, blande
esta mi tela de
araña
porque caí en su
trampa
de destructivos
lamentos
y su esencia
de perenne amor,
mi fosca directa,
mi realidad está que
vive,
mi pecho
vívida estampa.
Tormenta centelléa
que te habla
que relámpago
ama sólo una vez en
vida
y toma tierra.
LUZ DE HUESO
GASTADO:
Fontana esta mi
austera parca.
He existido tres
siglos tres minutos
llagando mi pecho
aún latiente
sobre un rostro
pálido
de azul rosáceo,
malva tintada,
sangre de aurora
gastada,
regenta una alquimia
que sonríen las
piedras.
He de recordar
cuánto me han dado
para no gastarlo,;
Desnudez en ojo
de la mediana
espina,
nacido de puro
olvido.
II
Muda de una corteza
casi dolida
llegó la brisa por
mi hora.
Agua de esta nube
silenciosa
que profano.
Yacente alma que me
entiende
acaso posaran
golondrinas anidando
el plomo consumando
ojos vagos.
¡Salta prímula
escarlata!
Es tu turno,
asalta mi suave
letra codificada.
Ballesta oscura,
certera,
mi placer abate.
CENIZA MÍA DE ÁRBOL:
Abridme la tierra,
quiero deslumbrar
árboles despojados,
de sus labios
quiero el beso,
entrelaza puente
anidando dos muslos.
Enjambre anillado,
en mi tronco
que aspira
seca copa.
Tu cintura asida
que hendió la luna.
Dolor que olvida su
cabello,
habla lento el roce
de viento,
existes bajo toda
raíz
cae a tus mares de
pecho
mi oído núbil,
con mis ideas
espanto estupores
que se afilan
dentro,
peñascos que dirigen
su sangre,
pulsos en ramas
abren los espantos
al alba.
Fosca sien cobijo,
pájaro o dicha,
destrucción o amor,
ala o estilo,
no sé
seguiré mi destino,
luz adentra hacia
encontrarte.
REFLEJO NAVEGADO:
Caminillos vencidos
sin escalas a una
segura muerte
asida de un cielo de
una estrella.
Granate lustre
encontrado,
reverdece que no fue
poco,
a ti nube imploro,
lleves los ocres
donde allí no
existen,
todo juega en tus
rizos de plata.
Hazme libre una vez;
Atravesaré la mirada
del espejo,
y su fantasía
profunda,
seguiré indemne
acontecido,
me apoyaré en mis
espaldas,
flagraré de mis
espíritus
una verdad,
que crezca, devore
surcos de vana
hipocresía
y sus llamas
que interés
confluye,
leones aquí
dominados en mis
venas,
una sombra fría me
habla,
me relata el final
en letanía del
tiempo cuando cruje
sólo una vez
por última vez,
hablé yo con encinas
que sujetaban mi
esperanza
en campo abierto
sólo marchado
por las estaciones
ni mi jardín azul
ni mi acristalada
fuente
con mi olmo desnudo
y mi ciprés de valer
ni mis hijas
caléndulas
hijas esposas del
sol
flores de difunto
escaladas
jamás me recordarán
ni contarán sus
penas,
silencio de mi
enemigo,
encontrado a solas
resonando bajo el
asfalto,
vestiré mi fuente de
brillos anisados,
abriendo
generaciones de luz seca.
Encontrando verdades
bajo las piedras del
monte,
liberando el oscuro
sentir
fuera los cielos
volviendo al final
sin comienzo,
al dulce tormento
y su vuelta al
inicio del sentimiento.
HONROSO, TIBIO
PULSO:
Grave, y sonrío
entre la gravedad de
lo efímero,
el castillo, el
soliviar vetusto,
graves aras de
sonrojos
al terruño,
un dulce claro
oscuro,
tu boca diáfana,
perjuro,
gravedad del insecto
insulso,
un halago, un pulso,
enjambre de bellezas
en tu nombre
quieto, sin arrullo,
cristal de humo
partiendo minutos,
por qué árbol mío,
la proporción de tu
aire
que alejas,
grave sin sueño
alguno,
hondo soto,
inconmensurable hacienda,
trilla que trillaron
los hombres
antes yo nacer,
y ahora tantas
luchas te siguen.
Tu pasión por un
crimen de flores
y altas rosas,
corría un otoño
plástico
por la vereda y la
rambla enajenada,
sortilegios de
hierros azarosos
y pulcras vides
sanguíneas,
alta te quiero ver
como la noche,
y esa luz difusa,
vertida en lengua
de castiza fuente
soslayada,
cincelando con tus
manos los altares
de huesos que
pertenecen.
Como pez sencillo de
milagro
que tu boca sea
musa, mi rosario.
FLORECIDO MÁRMOL:
Días oscuros en la
plaza del Sol,
abrirse pudiera
entre rayos regentados
matices insoslayables,
fauces brillantes,
y candados de luces,
humilde haz,
purpúreo al tacto,
suave nube rígida
impalpable entre
ocasos azules,
y leones grises,
con tacto terciopelo
una vida de amor
eterno,
ola infame viene
crispando
metales y fuentes,
soberanos eclipses
que el viento
nocturno navega y juega;
soledad atónita
entre enjambres de gentes,
confiante sentirse
bajo el Sol humilde,
espumas de ángulos
fugaces,
me palpita amplio
con serena voz
desangelada, la vida
del hielo,
helor entre
escarchas,
y su vorágine de
cementerio.
serpear entre raíces
ahogadas,
afluidas esperanzas
unidas
en el trasiego.
con el viento te
digo
que no te olvido ni
muerto,
no surcaré sus
vetustas alas
ni enterraré mis
ilusiones
en sus jardines de
albas
y hiedras voraces.
Entre ortigas que
abren insomnios
fugaces colaterales
donde exista el
acero y ala de pecho,
dormiré en los
siglos de tus ojos,
entre turbios
cipreses con sabor a luna,
entre la grama
reposaré mi razón,
despertando
habitando mis granates
huéspedes de mi
corazón.
MIRADA HILVANADA:
Miradas
sacrificadas,
en el vasto infinito
que hace nombre el
color,
entre cristales y
sus cuchillos
de verde espliego,
entre corazones de
cuarzo
fue mirarme dentro
de tus ojos,
severos, hondos
como pozos sin
cuenca
ni final.
Era el sonido de un
murciélago
rasgando sombras,
todo lo que quedó
sin marchar,
ruido de otra
tempestad,
que sacrifica y
avanza
truenos del umbral,
ventanas al paso de
los años,
quedarán empañadas,
algunos no cambiamos
a la vuelta de la
estrella.
Resguardos del
precipicio
aventando el alma,
me miro en el
cristal de tierra
y azures desvanecen
azabaches crecen
tapando lunas sin
relojes
estampas valientes
entre yedras
echando flores,
mármoles dormirán
sueños
arremolinados
en aspas afiladas
del miedo.
PECHO EN HIERRO
MONTADO:
Infiere de nocturna
flor
nuestra cabida de
luz vana,
un día será el siglo
de matices
con su avenida
escalonada,
suerte en mimbre de
tus estrellas
en mis pupilas,
desafíame el lucero
mi malva runa,
satina mi firmamento
de lunas,
llega donde no
llegan las enredaderas
de mis vilos
noctámbulos,
soy enfrentamiento
con mi existencia por ti
partida, vestirán
las flores mi magia,
para florecer
madrugando,
y que su espera me
sepa bella, clara
como el osar brotado
en primavera,
centella que gasta
tu ambrosía amada
cobrando a mis
cerrojillos nacidos del alba,
argos sumos en
luceros despertando sus arañas,
nubes cabalga, aire
sostiene tocando mi esqueleto,
Campos de Castilla,
soturnales labradores,
abrid la tierra
espera nuestro fruto de nuestras lágrimas
en acequias, hasta
que llore el sudor de nuestras manos,
y las matas canten
el fragor de nuestras bocas,
¿Quién me conoce en
estas sierras de hoz y guadaña?
Yo soy el encargado
de abrir los cielos
hasta que lloren,
soy el que despierta a la semilla,
y grita flores con
sigilo de chopo me guardo,
y entre rayos de
bruma desciendo
hasta mi tierra
madre de las sepulturas
de los abrojos
creados,
pecho en hierro
montado
soy esclavo de mis
ojos liberados,
desafiando al viento
creyéndole hermano,
soy la vida que me
falta por escribir en bronce,
soy sangre, destello
que mueve
la hoguera de mi
escarcha.
¿Quién viene hoy por
mi escala?
INSEPULTA TIERRA:
Entre labios grises
y ojos de fuego,
cobijan maculados
sueños vaporosos
sin vigilia,
entre gemas
y su áureo amarillo,
ignoto, desdentadas
ilusiones
en carruajes
veloces,
por mármoles del
sueño
y ortigas que
sepultan vanos
testimonios
en solaz yaga sin
vientre oscuro,
se acicala dura como
roca
crepitante que noche
pule,
despertaban yunques
frívolos
en estas paredes sin
pesadillas,
el día sujetaba
respiros valientes,
¿cuántos zorzales
partieron?
cuántas fuentes
esquilmaron
su luz entre
agujeros de trinos,
vasto templo de
zarzas abre
su sonrisa por
cuanto el río desvela.
Allí no habitará el
olvido,
ni en sus brazos
secos de siglos,
treparé torres de
taciturnos
desvelos con ropa
mojada
tras lluvias en mi
ventana;
Venceré esta
insepulta tierra
disuelto en la
niebla,
de cielos en cinta,
por castizos
senderos
de errores
inmortales
serpeará mi pecho,
y su hierro de idea
sola
cada vez más sola
entre corajes
florecientes
e hinojos señeros
de senderos que me
llevaron
al caudal de
espadas.
HÓRRIDA SOMBRA:
Hórrido tronco,
nogal excelso
que acunar su
follaje baja
a orillas de
diciembre,
un mar de grama
extiende
el charco verde,
corretea y desliza
alegre
la babosa como un
párpado
del tiempo,
que la tierra
sostiene,
sombra densa,
despierta
afilada de filos de
hojas
sus pasos flagrantes
de indivisible
viento,
cava su lengua de
fosa
bóveda de filos sin
fin
adentrar sería
perder
la propia sombra,
sombra de muerte
clama que es suyo
el nogal del tiempo,
caminillos de plata
tejen escarchas,
heridas clamando el
despertar
de la cobijada
semilla.
Sombra de nogal
quien te pueda
acompasar,
ya no vuelan tus
hojas,
ni otra tierra las
acoge
cuna de pasos sin
horizonte
a tu ramaje cuelgo
sueños por
despertar,
vidas por sembrar.
SINCERA COMUNIÓN DE
FILOS:
Trepo el angosto
filo
de mi torre
desdentada,
era un rubor de
estrella
solitaria, negra,
hiriente
lanzó su espada,
fulgor brillado
entre sienes,
plomo de nube
esta tarde ceniza
fue,
chuzos de vida,
estáticos frentes
del verde,
un carruaje de otoño
que no se vence,
ardua torre mi
pasión desmedida,
entre sus curvas de
encaje,
brillo de mujer sin
engranaje,
limo mi nervio
por fulgores de
sangre,
hierve, hierve
soy hombre
pienso que fugaces
atrás
si el planeta
hubiese nacido un día
esquilmado en seres
solo con ella y yo
la supervivencia del
ser humano
estaría a buen
recaudo,
vida de mi feudo
mis abrojos
nacientes
fuente en extasía
que mi letra abría,
granate lustre
olvidado,
mi locura a buen
recaudo,
es negro este río en
tinta marcado,
cumbres de punta y
filos
derechos a estas
cuchillas de versos,
horizontes malvas
clavan
lloran flores el
sentir de la belleza,
que mis ojos sangra
una lágrima como el
brotar de una luz pasajera,
como enraizar tu
imagen en la retina,
un sentir para toda
la vida,
el admirar arde con
gasolina,
tu imagen recorre
cada parte
y a veces recorro
los parajes de la soledad,
sólo encuentro que
no los quiero
porque yo te conocí,
y sin ti,
sin ti el cielo y la
tierra se juntan
y no hay espacio ni
oxígeno para vivir,
los mares caen de
las nubes,
el gris se perpetúa,
no hay belleza en
mis ojos sin ti,
todo luciría de
ocre,
mis sentimientos no
tendrían cauce,
el aburrimiento
sería pleno,
no habría moción
para levantarme en la mañana,
ni tendría estas
ganas de ser mejor sin ti,
mi perdición mi
bálsamo de lo sentido,
eres mi flamígera
llama,
un fósforo y mi
hoguera,
mi destapada quimera
quieta,
con nombre de flor,
con azares y suertes
entre mis ganas de
saberme tu último hombre,
trémulo fuste entre
sarmiento y vid,
mi azada me alza
hombre de bien,
diestro mi coraje
para ser yo
no necesito traje,
hilvano mis venas
porque yo soy sangre,
gracias mis Dioses
hoy soy invencible,
el amor con
Margarita me desviste,
hasta ser carne de
poema en su lengua,
yo soy de ella,
y ella es mía,
como una comunión
explosiva
de luz y estrella
nacida.
Sin ella para mí no
hay belleza,
no hay vida.
Estoy enamorado
y siembro mi campo.
OSCURIDAD VENCIDA
ALEGRE:
Pulcro destelleo
entre sienes aladas,
estoy rasgando
sombras para verte,
para mirarte serena,
flamígera,
redentora como as de
trece lenguas,
arremolinada, plena
como cuando ciego
encuentra la luz
primera,
abierta, candente,
como ascua efímera
en la grama de
verano.
Saberte honda,
transmigrada
como leve flor
sonrojada.
Suave entre esquinas
desdobladas,
y calles de
noviembre heladas
en las que conmigo
quiero verte,,
hasta el ocaso del
nueve;
se afianza mi
suerte,
en el tejado de mi
mente,
perros soterran
pasos de nieve,
por ciudades de ceniza
verde,
atrapo el desdén de
gatos erizados,
estirando sentires
de cromo,
arrebatando piedras
al silencio,
navegando asfaltos
sin prisa,
ni desquicia;
Acompasa este latido
por arterias sin
venas heridas
ni ángeles fieros
infrahumanos,
quiero verte como se
ve un tigre
en la ciudad, entre
árboles de cemento,
y ríos de cristales,
quiero sostenerte
como blanca
primavera
entre este otoño
rendido
sin flores ni
llantos del cielo
que escapan
precoces.
Quiero tenerte,
osarte,
como si me
enraizaran las manos
al acariciarte
para nunca perderte.
PANAL DE IDEA:
Espino amarillo de
mi demora
recto aromo entre
cardos,
entre hinojos del
Sol deslumbrados,
me visto de primer
ababol florecido
para ser de la
abeja,
y la abeja ser mía,
entre estas guadañas
de esparto,
afilo que nazco,
fulgor entre
fulgores,
de ojos calizos
avanzo,
cuerpo de arcilla
hierro mi idea,
estas espigas me
dicen
que quiere tener
espinas su sed,
estoy sentado entre
una prima retama,
esta primavera que
me siembra
yo que soy único
poeta de su sangre de ojos,
quién osado me
compara,
me blando al nivel
de esta floresta
desnuda,
limo mis nervios
con azada de carne
de metal,
el miedo grita
de contemplarme
avanzando,
me Tumbé en la grama
a pensar, me nació
una abeja
que escribe poesía,
soy hijo de la Luna,
única Diosa por
Dioses haber sin contar,
luna de guía soy yo
su semilla,
tengo ojos donde se
acuesta
la oscuridad,
es mía soy de ella,
como flor de su
insecto
que la poliniza.
SIMIENTE DE SANGRE:
Tuerce quebrando
este aliento, va
reptando
senderos,
que el olvido alzó
suyos,
en vicisitud de
savia elaborada
saluda a su Sol,
de su ávido granate
que le vence,
entiende de pasiones
de sus flores,
la floresta cuida
y germina en su
parcela,
para ser del campo
su felicidad,
y él ser de su flor,
en extasía de color,
huye de su vida la
tristeza seca,
el escribe poemas a
la belleza repleta,
en candiles
flamígeros
a caricia de ojos,
sí esos,
sus ojos brotados de
Tierra,
descansa para seguir
creando
la primavera le
sostiene
la sangre,
hasta tener el
corazón
lleno de simientes
de su esposa del Sol
esperando su muerte,
para que su yerta
sangre llore
en flores de
difunto.
AVIDEZ EN LABIO DE
FUEGO:
Efímero corre el
segundo sin saludar
sin despedirse, sin
preguntar si todo sigue
igual, avanza la
manecilla de mi reloj,
hoy es de esas
noches yertas,
que descubro mi
tierra que late
bajo mis pies. hay
avidez
en el subsuelo donde
la sangre late,
destartalados
pilares que me alzan,
recorrido de mi
alarido
que muerde al
conocerte,
he oído estaciones
correr,
mi carne se funde
bajo tierra abierta,
frente mis ojos
nebulosas abren,
crepitan,
he nacido yo de su
flamígera ascua,
mi solferro blande
su noble falcata,
dentro mi carne la
vida bulle,
su caída
resplandeciente,
toda carrasca me
dibuja al dorado tordo
de este atardecer,
el murciélago myotis
me cuelga la idea,
desde esta ojera
férrea,
hoy me comí el
firmamento anidado
en tu mirada
aplomada,
soy experto recio
como un lobo,
frío de segmentos
cálidos de hielo,
maestro de mi
espada,
escucha el brillar
de mi navaja,
yo soy descendiente
del miedo,
ámame como se ama
sólo una vez,
en el que nuestro
color sea la piel,
afilo el poder de
este silencio,
y te dicta
que te volveré a
ver.
VILO RECTO, FORJADO:
Con alacridad serena
de mis años dulces
con pulcritud de
espadas,
vienes y me das una
azada.
Al barbecho claro me
siembro,
sacando terrones de
mi eterno lecho,
de una espina gemía
el viento,
y acabó llorando
vida el cielo,
trazos con ineptitud
de luzarreros que no
evitan la sombra,
ella que la llevo
agarrada
a mi cadera, sombra
profunda sin espuela.
Fuera del tiempo,
fuera de este grillo de tierra,
afilo mi canto sin
despedida,
abrió el espejo su
tierra
engullendo lo que es
de ella.
Dura noche me
sostiene
su atadura de luna,
resucito mi etéreo
camino de esferas.
Recto colchón
mullido
es mi enhebrada
calma,
que se acicala entre
lenguas malvas.
Vence este mi viejo
amarillo,
como sol de tierra
se llama caléndula.
INFINITO ACIAGO
SEMBRADO:
Recto vilo me
aguarda
esquinado
con su canal
infinito de campo
estudiado, consumido
en yerta flor
deslumbrado,
yo soy de una
margarita
de su floresta
destapada,
soy yo un ababol
con cruz de tinta
en sus pétalos
carmesí
bermellón,
no puedo matar por
mi tierra
pero tampoco puedo
desenterrar
mis raíces,
hoy estuve plantado
frente a carritos de
la dama
que alzaban sus
flores lilas,
eran como éxtasis en
caricia
como beso dado a mis
ojos
en lengua de espinas
blandas,
caminé al mercadillo
de mi localidad
pregunté por
caramelos de miel,
tomé mi cafe solo
doble con hielo
y seguí caminando
mi lustre jamás
vencido,
las malvas me
floreaban
por ser ya primavera
los cebollinos se
divisaban
pero aún se
encontraban fabricando su flor,
para parirla en
verano,
bebo agua de la
fuente
frente al
ayuntamiento,
soy poeta de sus
descampados,
de sus molinillos
y de sus charcos,
soy indescriptible
esencia
cincelada
en verso de carne y
espiga,
en esta higuera del
demonio
alzo trompetas de
los ángeles
con sus flores,
y las calendulas
silvestres
me dictan que jamás
acabaré de irme
sin encontrar luz de
tierra en ellas.
LUZ EN REPRESALIA:
Cubo metálico sin
fin,
donde se derrama
mi vida en una hoja,
fieles testigos
involucrados
mis verdes sueños
que sonarán,
goteando una
clepsidra de mano
un hierro en el
bolsillo olvidado
un barrote y un
peldaño,
dejé mi inocencia a
solas
por si vuelve,
a mi mesita de
noche,
a un rosario
oxidado,
a un armario
cerrado,
a una vela de
candelabro,
dónde yo me casé
contigo
en su llama
y juré, juré no
mentir más
a este arriano
corazón esquilmado,
creí que la mentira
era ser feliz sin
querer serlo,
de retuerto desliz
desmiento su
designio
voluntad coja de
verdades
para anticiparse al
pasado,
raudales de belleza
anidan
sin ser elección
sueño taciturno en
cesta de mimbre,
todas las cosas
incluso las no
creadas tienen razón.
Su sueño ha acabado
soñó la vida como su
propia realidad
pero en realidad
usted murió
en aquel accidente
el coma le venció
y le introducimos su
posible devenir
que lo sintiese,
el tiempo se ha
acabado,
debo apagar la luz.
No venció su
destino.
Su hoja se completó.
ENCLAVE AMILANADO:
Surco tu blancura
primorosa
en aleta que mi mar
de tierra
entona, fulge la
honda ojera
que casi arrostra mi
alma.
Una pureza que tizna
tu enclave del
mañana
alta fronda de
espesura
bañan tus labios
sobre mi araña
diente en el fondo
de súbito crepitar
baña, fulge luces calmadas
apacenta el viento
sin saber cómo,
una ascensión de
reflejos
un relámpago
entre dos
oscuridades aladas
una luz estertora de
mí,
tibia en profundo
llano
una estela clara,
vive que llora
belleza indómita.
Limada urna casi
tuya
casi mía,
rueda y pasa
entre mis perpetuos
siglos
transcurres vida
entre solanas,
cauces
entre yacijas y
cáliz
sin borde
agujas mil
ciñe que venceré
este agujero
invencible añil.
Irrumpido, casi rayo
parecía
servir a la
tempestad
de Candamvis
pulcritud diminuta,
arriba aristas
rauda, la sombra ha
girado.
RIERA DEL SEGADOR:
Fatiga convulsa
del labrador
destinado,
blanquea su yerta
barba
entre espigas que
esperan.
Por la hoz férrea
descubren.
Hierro culto carga
asalto de glorias
promete
la verde escarcha
del labriego.
Cobre sediento de
tierra
aguarda en su mina
su muerte
con esposa dormida.
Un cierzo canta con
afán.
Tierra amiga
que destierra su
leve trigo.
II
La cerviz huye
contemplando los
brazos férreos,
armados.
Vana contienda
enfurecida
que máquina de amor
disuelve.
Como dura Flérida
que todo trabajo
humano apremia
y este arado, sudor
no empaña.
Anisada memoria
acomete y apaña.
Soldado de hoz
solícito
todo el campo le
entraña
toda tierra llora su
barbecho
su gesta hace horda
en agraz durmiente,
paso de las rieras
de muerte jóven.
CLEPSIDRA DE VIDA:
No me iré
sin el hermano de mi
trilla,
ni su simiente de
grano
sin despedida,
no afinarán ratones
de campo
la melodía que
blande
y sostiene mi
cigarra cada día,
ni mi olmo secuaz,
desnudo, dirá más
verdades
entre mares de gente
ni semáforos
precoces,
ni en vitrinas de
estante
quedará mi latido,
ni aliento marchito
cual caduca hoja de
estío,
mi sábana de paja
reblandecerá su añil
graznido,
sortearé escombros
relumbrados
de metal y cristales
vanos
sin hocico.
Sólo hoy diré
que no me visto
porque
sí me marcho,
calzaré senderos y
alacranes,
calzaré pedregales
y sus nidos de
lagartijas,
quizas no me importe
nada hoy
ni que digan que yo
vivo.
Mis venas serán
encajes
de afluentes y sus
ríos,
el mundo seguirá
quietito,
los males seguirán
empujando,
puede que hoy
pregunte
a la serpiente de mi
cuento
si me devuelve el
ojo,
que yo la perdono,
arderá la compostura
de la araña de mi
patio,
en un torno que
crepitan las maravillas,
los jacintos
silvestres mostrarán
sus botellas azules
anunciando
que más tarde
llegará otra primavera,
y que de la gala de
flores
serán primeros,
guiaré mis rebaños
por soliviares
que no me han
conocido,
entre cernícalos y
bosquejos umbríos
sus ninfas conocerán
que a ti te miro
que a ti musa me
dedico,
habitaré montes y
lomas desdeñadas
y su cortejo será
embrujo
para que las
estrellas rueden,
llenaré mi granero
con tus besos
con esta luna
no me detiene ni el
tiempo
que se escapa
entre mis
sarmientos.
ROMANCE DE DESTIERRO
(VERSO LIBRE):
Raíz arcana anclada,
dejas el étereo
espacio,
en eterno cementerio
de tu silencio.
Yo taciturno
espectro
misterio de parajes
salvajes
que en tu lengua
confrontan.
Sacio mi lacio
imperio
en soledad sin
inicio
sólo aplacar tu idea
cuál ojo sin alegría
hallo
ocho hijos me has
dado
más los bastardos
reconocidos
anudar mi vida sin
vivirla
es desfallecer sin
despedida
entre corona y
candelabro
me alzo,
al fervor de soles.
Sí mi raíz de plata,
Como gusano y como
polilla
no me marcho,
oscuro gusano
en volátil capullo
de cobre,
devana mi sangre que
rueda,
transmigra tú mi
fosa,
qué humano se
deshilacha de su obra,
infecundo escote sin
gloria,
coraza por pechera,
tu forja de alma no
abandones
ni con forzoso
anhelo
de abandonar tu
querubín
en tomo de tierra
aun la carcoma en
espuela,
vencerá a la corrihuela,
en secuela despierta
libro
que te hace sangre
como a la tristeza
bóveda,
y su sombra a
fundirse entona,
avanzo sin cárcel ni
insomnio
esfinge de mi carne
perecedera vuelves
arrollada a nueve
cerrojos,
roja sangre abrir
puede;
tú eres mi umbrío
tomo
que busco en la
Tierra;
como fe en tórculo
rige tu blancura,
pergamino de vana
ciencia
que profunda se
hunde,
hinchando el viento
de tus metálicas
alas,
verbo encarnada
sin márgen ni
acerbo,
llorara mi alma
en tu rostro
espejo mi gloria
de dios sin nombre
ni conocida lumbre
y mi ser incumbencia
sostiene armada sin
anzuelo.
DESALMADA SIEGA:
Ventalle de oscura
fronda
guardaba de almena
celada
sin aire
luz en mi pecho
arde.
Yo miraba la oscura
nota
que viento este no
daba,
por amores entonada
oh negra noche
a ti mi mirada
sin tacto ni guía.
Noche que frunces mi
cuello,
dejéme mirando
tu parda azucena.
Seca sed,
infructuosa
rigoroso márgen de
tu curva,
tu líquido selvaje
me llama,
nítido por cercos
esparce,
luego iris apacible,
asombrado, del canto
encrespado.
Ufanía de albos
trajes
tus letras gastan,
viaje al Parnaso
encarno en el túmulo
de nuestro rey.
Embeleso recto
te aguardo,
quimerista de honda
fronda,
encara ya mi sierpe
que nacerá
flagrante.
Espanta mis ecos
quebrizos,
a mi sombra
mal hacer no se le atribuya
fatiga de aliento
no muestro.
Ejemplo de floresta,
saciada miente,
yerba, monte, fragua,
cueva en beldad luz
niega,
esfera sin fuego,
acaso no ardo,
apacenta mis
arroyuelos,
por cada yelo
que lucen desalmados
sin tu brida,
esquiva cintura,
carmesí.
Por penachos paganos
y espada en manos
cabalgará
tu caballero gentil
Castellano.
LLAMAS EN OJO DE
SANGRE:
Flameante fuego
de los cielos
acoges
y frío duermes,
que los campos
ya no emblanquece.
A ti padre de los
vientos
te imploro traigas
tu negro vendaval.
Así choques Aquilón
norteño con Ábrego
abre esponjada la
tierra
a tender umbroso
páramo,
sin azote
del fuego del cielo.
Labrador que clama
ya,
la enhiesta
primavera.
Cuántas sequías verá
esta tierra,
sólo el estío
habitual dirá,
me sembré
sin blanco cielo,
sin que me
empujasen,
yo encendí al ocre,
en todo acre,
tierra que consumo
sus venas,
invocarme pueden,
siempre vengo
porque siempre
estoy,
desde enfermedad
sostengo,
me ves cayendo,
arrastrándome de
nuevo
tu creencia de
mantenerte a salvo,
donde nada escapa,
deslizo el tiempo,
no puedes verme en
tu espalda,
estoy cayendo de
nuevo.
Alguien me verá
latiendo,
algo habrá después
de todo.
HORIZONTE QUE
ATIENDE:
Largueza que me
aguarde,
cual llama en
cántaro desvanece,
piélago ardiente,
escancia, sostiene
alta suerte,
alegremente la voz
del viento;
nobleza de rudo
ejercicio
furtivo, desposeído
espíritu sin guía
furtivo,
desvanecido,
fatídico,
tú que ensalzas
la conjetura voraz
de mi sentido de
vida,
cual arrobada
insignia.
sonaban enebros
un sopor de encinas
bajo laúd.
Engéndrame grandeza,
que secunda igual
que a mí mismo.
Diana con flores
exterminio de fieras
no manda.
Luz invocada
partiremos sin
navegante,
estirpe que avivas,
con impávido
destelleo
entre fuentes y
torcaces,
padre de mi soberbia
furor de lobo que ve
al ciervo,
torres bellas
altaneras frondas,
sin secuelas de
florestas
que acaso Venus no
canta.
Nullam, Vare, sacra
vite...
Conoce mis arcanos.
Mi Llúcia despierta,
rigor que afronta
guarda, desvele,
su reflejo en
cristal claro,
vine por donde he
venido
por el gris viento,
perplejo.
31-08-2017
LUNA TRECE:
XIII
Luna plateada de mi
cielo,
en las noches
voy a tu encuentro,
pero te escondes
entre bloques
de hormigón y
cemento.
Quiero verte,
pero incluso te
escondes,
por las violetas
ramas.
Mas los dragones,
del cielo sonámbulo
te acarician.
Cielo obtuso,
de sueños
fluorescentes,
tú, de color
líquido,
solo templado
con miradas
intermitentes,
por el tiempo de
espera angosto.
El murciélago baila
con el colchón de tu
luz,
rasgando sombras,
para reposar siendo
una más.
Oscura nebulosa de
tu vítreo trasluz dime,
por qué te siento
incluso estando solo.
flores opaco reflejo
de luz violeta
incluso de noche;
artifficie luzzae.
Lucero de ciudad,
rompiendo la
obscuridad.
La noche se detiene
para sentir que estás
conmigo
otra vez más,
recuerda
que tus ojos tienen
sangre
recuerda el viento
que aúlla mi nombre
recuerda la luz que
tiembla
y cruje la noche en
las pupilas
recuerda que me
hablaste
de amor en el tiempo
que cae muerto
que pactamos con el
hielo
la vuelta del
invierno,
recuerda cada latido
de oscuridad
que llama a tus
venas de humo
recuérdame en la
eternidad del beso,
en cada rosa que
robe tu cuerpo,
recuerda que vivo
para ti
dando voz a la
soledad asesina,
la flor vive soñando
que fue mariposa y
abeja,
vive durmiendo la
semilla
enamorada de la
tierra
para despertar
y enamorarse del
sol,
clávame estas nubes
de sangre
en el hierro de mi
destino,
se me negó la luz
encadenada a esta
tierra sin cuerpo,
solo tú me sientes
en este camino
que no lleva retorno
solo espiral
anhelada de renacer
el tiempo ya no nos
puede sostener
camino buscando el
frío
en este calor que
quema el alarido,
te encontré perdido
hoy vives un amor
que sientes
soplándote al oído,
en la puerta del
infierno caído,
te casaste con la
luna
que reinaba en tu
corazón,
al viento le diste
voz,
a la lluvia la
nombraste
lágrimas de mi ayer,
le diste ojos
a la sombra para
mirar,
la espina caía
herida,
la caricia retornó a
las polillas,
la vida marcha
deprisa
cuando abras los
ojos
ya todo habrá
cambiado
solo encontrarás que
seguiré a tu lado
aguardando tu otoño
y la caída de tus
hojas,
esperando que seas
mi acompañante
en los siglos y
milenios
que nos condenaron,
encontrarás esta sed
del cielo
en cada silencio
muerto,
en cada raíz
que grita en su
tierra
toma de la vida lo
que quieras,
siembra tu aliento
en cada tierra,
tú todo lo tienes
yo solo soy una
fantasma
que sólo tú ves.
RESCOLDO:
JUNIO 2010
Con el susurro de la
luz en cristal de gotas de
agua
pensamientos calidos
me arropan tu compañía
solo una vida
solitaria desde aquella lejanía
un sol pernocta
durmiendo disfruta su luna
con tacto terciopelo
una vida de amor eterno
Un caballero busca a
su mujer la extraña
avanza entre
montañas de azores
y valles de bosque y
ríos dulces
noche de amor entre
nubes acolchadas
con el frío de un
mundo en sangre
que estaba en
guerra.
Ahora su patria era
su tierra en la hoguera.
Se despierta frio y
solo tras pintar con nostalgias
recuerdos.
y va el ancho río ya
en sus llanuras
años no recordaban
su vida y explendor
todo se termina
comentó el sabio nadie le oyó
la locura es lo
único que conocemos infinito
otro la estupidez
concluyó
pero uno saltó acaso
no somos todos locos
mira la guerra que
nos mató.
ETERNA LANZA
SESGADA:
Cóncavo cielo
de la pradera de tu
ceño,
orfandad de
estrellas
convexas que se
besan
por nubes que
rutilan, y lamen
sombras vanas a
morir.
Soto de perdigones
y su proporción de
alas de tierras,
cepas en guadaña,
aligustres
sargentos,
la noche que la luz
negó
a morir,
luna de luto
corría linde
absuelto,
despojada su
compostura
de alumbrar la llama
que mi pecho hiende,
luna gitana
acuartelada
partida por
cuchillos verdes
de siglos dormidos
y cipreses iguales,
somos la historia
que escriben muertos
de sus vidas,
engendrados cuerpos
incompletos,
carnes de la mesa
del creador,
somos lo que vemos
o somos lo que
tenemos,
para inefable cena
caduca
como otoño reposo
del gris árbol,
aventaré mi lustre
perdido
demigajando lamentos
fríos,
mi yerto sombrero
de campos de idea
brillarán acequias
como molinos de
tierra,
el agua será besos
de luz efímera,
destartalada,
dispersa
como lluvia que
ilumina,
y la sangre de
tierra camina.
CUERDA YERTA:
Estridente vuela la
hoja,
devanando respiros
cautivos
volando patios de
arañas
de grises fauces.
Chirría el viento
yunques metálicos
suena su desvelo por
lomas
afiladas, al desdén
de voces mentales,
azares corren su
suerte
por grilletes y
sujecciones retuercen.
En un jardín del
otoño caduco
mi voz se descubre,
sola, sola
como cuando nace la
tierra,
y en su yerma
plácida crece la amapola.
Cautivos espejos no
reflejan lo que siento,
sulfurante sino
condenado
para no ser yo ser
él el que hable,
de sensaciones
acristaladas
y pensamientos sin
vaho
empobrecimiento
deslizado
por aislamientos que
libertad llora,
allí creció una rosa
de trocitos de papel
y pintura
porque nada es
eterno, esperaba ser real
aislé al tiempo con
vacío seco
abrí las puertas de
negros lirios
luces me afilaban
asidas de momentos
decrépitos, sí
estuve allí
en sus sopas
medicamentosas
y para curar mi
cordura nada hicieron
porque me llamaron
loco.
Pero yo sé quien
soy.
RESURGIR
REVERDECIDO:
Jilgueros o
colorines, verderones, verdecillos, pinzones, tordos,
despidiendo en trino
el verano están en sus abrevaderos
como reguardos
oníricos de la voz de los muertos
romanzas de
amarillos espinos florecidos
encinar puro, vivo
del quejigo hace
sombra densa a mi raíz oscura
en la tiniebla
que avanza el camino
de la carrasca
hoy por hoy vivo
pleno, enamorado
de su ser completo
desvencijado, apolillado por ataraxia
así como el verdor
del pino opulento
espíritu del viento
sostenme
que parta yo en tu
mitad mi canto
llévame a la tierra
donde las fronteras
las montañas sean y
el camino sea de su mano que vapulea,
atravesar el
infinito allá en el resquicio
del brillo
del calor de tu
mirada en amor
puesto que de tu voz
me visto
hoy sólo un
relámpago me cede el paso
crepitando,
centelleando en bandada de estorninos
con su bandada
tejiendo ecuaciones del ser Supremo
voy contigo a
nuestra tierra de fuego
en esta mecida
caricia alada que yo también te amo Ostara
Diosa de la
primavera no me faltes así mi libertad vuele por Saeta
yo con mi vida estoy
conforme
orgulloso y con
ganas de hacer bien,
que sigan en sus
ciudades
estas lombrices
caminantes
donde todo se
agujerea en asfalto y hormigón
que yo desnaceré de
mi nicho
como reverdece el
olmo en corazones de hojas insepultas
y abriré crepitando
esta raíz oscura que mi verso mana.
PERPETUO DESMÁN:
Fragorosa fuente
de hondas sienes
punzantes.
Corrompen, bullen,
la tibia agua de
sangre
cándidas de tu
mirada
hastiando,
rejuveneciendo
el infinito turbial
que el cielo
sostiene en tus cejas.
Flagra, flagrando
viene marchando
vaporosa suerte
entre sotos perdidos
de joviales
tapiales.
Suya, suya era la
muerte
como plato de cena
siempre
resplandeciente,
abría su baraja
un helor de
diciembre.
Apocando consentida
fuegos de tres
avernos
que ceñían la nieve
de sus piernas
sin desmán gemelo.
Derritiéndose
como llama en el
hielo,
recodos ocultos
y su murciélago
señor
en tules de carne
vestido,
granate como brillo
de rubí
le marcaba como seña
sin fecha,
ni indeleble senda,
era hijo del acero
de su mirada,
endoselaba su
sentido
como el soñar
y reclamo de las
flores
para ser simientes.
Grazno encendido de
cada roble
caminaba su destino
hiriente,
horizonte que se
estiraba
y sonaba con lluvias
que taladraban,
como soñaban los
campos.
Apacenta su visión
serena,
oh, rauda, pura flor
abres tu hastial
como se desliza la
primavera
entre tus dos
montañas,
que velan que
aguardan
sin franca ni verja.
Eres mi vacío
perplejo
que quepa y florezca
mi sangre.
Mar que inerme
quiere llenarse
sin libro de
esencias
ni oscuras
tinieblas;
quise ser dueño del
aire,
alzar vagorosas
ilusiones
como fieles pilares,
castillos que nadie
tumbase,
pude ser siempre
y hoy soy lo arado
hasta la fecha,
mortal acicalándose
el alma
que será siempre.
VIDA TRUECA EN
HERRUMBRE:
A este amor
de la lumbre
mis ondas líbicas
flamean,
esparcen los aires,
en angosta luz
intangible,
solamente maleable
por la sombra que se
agazapa
y abarca mi propia
torre,
luz en acorde de un
fuego solaz,
irascible en roce de
fuelle.
Quién amante de su
espejo
silente, umbral
acrecentado
en lapso de este
tronco
que vaga
que forma mi cuerpo.
Incólume desdén
azaroso,
flagra que vence
que guarda sombra en
su bolsillo.
Al relámpago de idea
me alzo
asigno sentido
a morir
en el trazo y
zarpazo
de un verso.
Crestea en raíz
oscura
todo lo sentido
más que su lengua de
fuego azul.
Luz fuera
en simbiosis
del señor padre
Rey de reyes
padre celestial
único al hervor de
estrellas,
Rey lucero
Rey Lorenzo de días
que él manda se
tejan
de fotones en
estampida.
De rocíos que
cabalgan auroras de tierra
y savia regentada.
Mi dios entre dioses
¡Oh Lugh!
Padre perfecto sin
comienzo,
maestro, dueño de la
esencia de todo arte.
Guarda mi lugar
de tu soldado Förüq
cuervo de tierra
guerrero de los tres
umbrales,
vine a dejar mi
hueso
no me esperarán
vivos si vuelvo.
SOL CRECIENTE:
Destapa mi tiniebla
pura, tibia, serena,
Sol refulxit umbra
refulgens,
noche que tus luces
breves
duermen el sosiego
del asfalto,
plomiza, la música
de tus ojos,
funde sus calores mi
niebla matutina,
Sol de trece
estrellas
acoges tus lenguas
de amores,
fuegos irisados a
siempre reinar,
el camino de la
vida,
y sus fauces
sigilosas descienden,
camino de esta bruma
que el mundo
extiende,
sin nombre no te
busco,
te encuentro, en la
cumbre
de toda montaña,
en la concavidad de
tu luz que entraña,
desvelo del
despierto fundición de mares,
nacimiento de
desnacer nos alumbre,
la vida de la solaz
muerte,
amor flagrante de
lumbre,
vestigio en ascua
sin final
ni honda luna
secuaz,
odisea en parajes de
temprana escarcha,
oh sol de soles,
¿por qué tu osadía de seco tajo?
el nervio de mi
ballesta tensa
mi Dios sin nombre
sepulta
y aviva mi grana
brasa,
la tierra cruzará un
día tus fuegos
azules despiertos,
tumulto de quien te
vio castizo,
el tiempo se
afuelló,
brotaron entrañas de
la tierra
sombras densas que
apabullaron,
sólo las golondrinas
danzaron
y las mismas espinas
me arrancaron
el corazón.
Sobre la grama viene
a descansar.
CUERVOS NACEN:
Raíces de tierra
abren bajo mis pies,
ay la tierra que
sólo osaré una vez,
sombras juegan bajo
mis pies,
bajo montañas de
sangre,
se alza mi espíritu,
un aliento helado de
piedra,
un paso más bajo
soles apagados,
unos ojos profundos
del horizonte,
caída resplandeciente
de mi espada,
un atardecer frente
a mis ojos,
fieles depósitos de
umbra serena,
se abre esta urna,
crepitan soles en
estampida,
se afilan las
garras,
cavó la piedra,
buscando vida
eterna,
fuente fría quedó
dormida,
se alzaron bosques
de su sombra,
jugaban en un patio
de estrellas dormidas,
he visto nacer de
sus entrañas la furia,
sombras caminan
desde el infierno,
las puedes escuchar,
juegan con latidos
de tierra,
sombras despiertan
quién las va a
detener,
alzan sus espadas
clavadas,
la sangre se aglutina
buscando las
puertas,
nació un cuervo
entre su sangre,
acecho yerto entre
la dama oscuridad,
me descubrieron en
un campo de víboras,
al poder del rayo
nací,
osado escalo mi vida
una noche más,
lobos que aúllan
mordiendo la luna,
la noche que es de las
fieras,
se ha abierto el
infierno,
sombras caminan sin
astro,
un poder que el alma
sucede,
destierros en compás
de fauces,
raíz madre vence
este compás
de todo lo que se
alza bajo tu entraña,
escucha este latido
de tierra y sangre,
aglutina la vieja
estampa,
sé mi amparo en toda
lucha,
escucha mi lágrima
de luz dormida,
dame voz, dame
fuerza
entre estas sienes
perdidas,
contra la perfidia
de estas sombras nacientes,
que no encuentre su
maldad
la flor sangrienta
que tanto ansían,
no dejaré de surcar
senderos ocultados,
no habrá espada
oxidada
que venza mi valía
ni quebrará mi
escudo,
gritos del ayer,
no partirá mi
aliento,
no quebrarán mi
hálito,
viento me sostendrá
en cobijo,
aguardarán mi
oficio,
sembraré la luz en
tierra yerma,
mi azada de carne de
metal,
rajará la tierra
este muerto horizonte,
una espiga roja y
negra se alzará
será mi vida,
tinta y sangre de
esta osadía
de alzarme.
CUERVO SIEMPRE:
Destinos nacientes
al fervor lumínico
me expando
entre árboles
de verdes filos
perennes,
al fragor
del ardiente otoño
renaciendo,
al vapor
de soles sin
sombrero.
Llueve mi ser
esta entraña surcada
en simbiosis
desvencijada,
cuatro cipreses me
clavan
la visión serena
de que soy
insignificante
ante su longevidad
imperial.
Retorcidas mis ramas
se alzan
al latido desertor
de este hiriente
tejo que escribe
sus runas de Odín
con su sangre de
tierra,
al resplandor
de este parásito
longevo,
que es mi pluma.
Rizados bosques
de helechos
que me trepan
con sus rizomas
mi fría idea.
Al colapso de gramas
por gentes,
metáfora de su vida
comparada en
duración
con este ciprés
silente
que tengo enfrente,
este cielo está
brotando
su oro que ciega mi
vista,
aún ciego escribiría
que vino a plañir
mi alma
entre sus filos
por soledades
complacientes.
Yo cuervo poeta
estoy entre pilares
de mi obtuso,
antiguo, existencial
hogar enraizado,
mis venas
que soterradas
pueden ser raíces
de mi espíritu
por descender yo
de mi padre árbol
y mi madre Tierra
esto no es más
que mi córvido
tesoro de letras
ojalá algún día
broten en flores
estaré en la santa
cumbre,
allí,
donde los sanguíneos
versos,
se vuelven materia,
yo soy un tercio de
mi vida
en floración,
porque allá
donde me encuentren
soy primavera.
PUDOROSA SIEGA:
Líbicas extensiones
de mi ara,
por eras de
soliviares,
angostos, desnudos
sin pinar excelso de
tu mirada,
mi acre transitado,
exhausto.
De corvo pico y
fugaz
idea pasajera.
Hondo grano de mi
cereal espera,
dura grama extensa,
inhabitada,
moza de mis ausentes
sin bandera.
Agota, afila
mi profundo tallo
brotado de mi febril
mocedad yaciente.
Creo mi suspiro
como brillante tajo,
refulgente al candor
de entraña.
Amparo sin honor,
de filo que no
aguarda.
Quiero renacer así
te encuentre amiga
con otra cara,
otro nombre
no caeré en osadías
eso lo dejo a mis
Dioses
de locura extensa
llamada Destino.
Yo necio, torpe,
de hueso en tierra
sembrado.
Soy hombre con lo
servido
cumplo mi palabra.
Es una gesta
descendida
Luz de guerreros
perdidos
en azares funestos.
Quién guerrero del
muerto tiempo,
con raíz
desamparada;
Trémula deidad
tus labios acostados
en tu cara,
en mi pueblo
me enseñaron a
luchar
por lo que quiero
y más solo que el
relámpago
tu felicidad quiero.
Mi paz de campo
abierto
vástago sin superior
de conciencia
mas que inerte
hálito
superviviente.
Frívola suerte
consumada
osar tu palabra,
vendré porque aún no
he salido.
Clarines y trompetas
entonan este yugo
eclosionado,
en servicial acto,
mi azul fronda
que no hiela tu
relente;
rompe con empuje
violenta, feroz,
agotada,
malla:
Hidra mía
perdona mis
lucientes.
Vesta que Proteo
clama hundiendo los
montes.
De vetusta
proclamada
en sortilegio de
guadañas y hoces
que se recogen sin
martillo jactancioso.
Irrumpe mi designio
vaporoso en estela,
que tu sombra yela.
Qué Dios implora
a mi imperio
del precipicio.
Hechizo de mi
semblante
otorgues invicto,
valeroso
como abismo de agua.
Previsor que detiene
impías naves
en ataque de
tormenta.
Sangrada barrera
abata
en funesto claro
oscuro
sin atadura
ligado, manso Ábrego
sin alma.
Prendida paciencia
sin alarde ni
secuela.
Piélago que saña
sin brida
ni cuerda aplaca,
embravecido
con umbroso helecho
sombrío.
Bosque temblado de
mi mente
que piensa
ausente borrasca
sin ayer.
25-08-2017
FÉRTIL ESCOLLO:
Hondonada del hondo
soto
en ribarzo de
tránsito veloz
por rambla angosta
acequia
en alta lengua de
lenguaje
en fruto, caliza
lengua,
profundo tallo, vine
exhausto
con canciones de
luna
y soberbios
cipreses.
A desnacer silente,
Tiempo se derrama
clepsidra de mi
sangre,
solaz soto de hoja
marchita,
limándome en la
lumbre,
atarralla de luces
por señuelo,
entre carcomas
voraces se tejió mi verbo
señero de un sol
despierto,
vine por un
destello,
traigo mi botijo,
sueños colmados
en un estambre
ambrosíaco,
riera en venas
hasta ver florecer
tierra madre.
Chopo de su vientre,
silencio secular
entre ojos quemando,
viví,
vine por siempre por
sus voces,
rieras ven
desfallecer su curso,
colmenas risueñas
por adjetivos
precoces,
telar dorado es mi
letra,
en el que no aprendí
ni me aprendió el
ripio,
al menos nací del
silencio
mente blindada
criando cerrojillos
de idea flagra que
deslizó la sombra,
cerrando tiempos que
eclosionaban
viles falaces
viperinas,
campo del alacrán
campo de terruños
esbozados,
este siglo que
comerse
a sí mismo puede.
ESPEJO SULFURANTE:
Resumo, venzo,
coarto
vengo que avanzo
resoplo agravios
y señales.
Hilvano que trenzo
voy yendo
tijeretas aparte
soy grande
acaso no es
bastante,
leones aquí leones
allí.
Esto no es una obra
de arte
pero casi,
bueno empiezo:
Deslumbro
en el cuarto
de espejos hirientes
granate lustre
engastado,
acaso soy sangre,
fuelle vivo soy,
mi destino alumbre,
vida de una vida de
simiente
si quieres soy gente
no es lo mío
pero afilo
este mi hueso
demente,
vengo a ese negro
puerto de mi mente
donde todo se
esconde,
allí quiero verte
sin ende
voy a sorprenderte,
tú eres mi ventana volada
al pasado,
un azar difuso,
traspuesto
regentado,
abandona tu sombra
deja su cena
romántica contigo
aparte.
Ven, ven a mi reino
oscuro cariño;
soy espectro en el
silencio
dispuesto
vengo a habitar tu
sangre
a descorchar el
vino,
hoy el viento
embeberá mi carne
te brindaré todas
todas mis rosas
desangradas
cariño, punto
ALJIBE BULLE:
A mis campos,
a todo lo que amo,
a lo que nace y se
cuida solo,
con pretiles gestos
les crece la dicha,
rabiosos vientos
descubren,
un cielo oscuro
que ya no destapa el
verano,
sólo ahoga esas
flores de sombra
que marchó el estío,
cabalgo sobre la
vida,
latidos intrusos,
indeleble mi trazo
muerdo,
de mi alta torre
bellezas
trepan y escalan,
yedras esquivas
apostadas firme,
tañen nuevos
tiempos,
que no aseguro
mejores,
abren abrevaderos
sus yagas
de manantiales
soterrados,
registros de vida de
rebaños,
áspero soliviar,
marchan caminantes
sus ciudades que
negrean,
igual que liebre
por monte fragoso,
negro redil
tierra no igualases,
hasta lo más ínfimo
osa y yergue
distinto,
cristalinas fuentes
que los capullos
abren,
serenidad del
insecto justo,
afilaré esta canto,
que abrirá el
Tiempo,
surcos sin escollos
que surcan las
letras,
ávida promete
nuevos verdores de
horizonte,
verdecidas frondas,
rendido no dormía yo
ni mi negra víbora,
mi arco ni aljaba
arrebatan,
miro por mis
suspiros,
no se mantengan
solos,
izaré la montaña,
no me recluirá la
cóncava suerte
de su caverna,
así el cielo
descienda,
quedará un arco-iris
de flores silvestres
en un aura
insoslayable;
Avanzaré trémulo
los ecos de mi voz,
por si reverbera el
sueño
en que yo acuesto el
alma
de todos vosotros
mis campos que amo.
IMPÁVIDO DESPERTAR:
Iras negras forman
celada,
ante y bajo
protección
de mi égida,
por cruel invectiva
cabalgo mi piel de
astro,
pavesas del fuego
aureo
de quien yo era.
Levanta sin suerte
metal de escudo,
arrebolado suspiro
sembrado,
fuentes me colman
los ojos,
un reverdecer que
aguarda,
mirada acristalada
con matices hondos,
tierras crestéan
sus ávidas sienes,
sin someterse,
siempre sin dueño;
Inmoble andamio de
la vida,
cuando Noche
arrastraba
sus ventiscas
bramaba,
sin lluvia,
ardiendo,
he cruzado
estrellas,
un sol oscuro he
prendido,
descendido
con campiña de
laurel y mirto.
fatídica era de las
sombras,
Dioses del subsuelo,
abaten sin piedad,
cerrando la puerta.
Estas ruinas sin
riendas,
desposeídos lugares,
temblará mi nombre,
sin ser
Rey de los cielos.
LUCIENTE LLAMA:
Escita levantas,
de insigne pasajero
gesto.
Mi dulzura de cólera
nacida,
cantad mis años
dulces
a Diana,
entre boscajes
y frondas suaves.
Donde el torvo cielo
no amenaza;
Allí se blanda
mi ser recto
de conciencia pura,
cantos se erijan
de verdad desnuda.
Sombra de saetas
vanas.
Sangra, luz viva,
altiva,
nada sin tus honores
consagre
el viento de
plenilunio.
Ceñidas las verdes
sombras
de las hiedras
arrancando
liras al pueblo
fragoroso.
Vieja entraña
lacerada,
escucha el
reverdecer
de la sagrada cepa.
Sin honores no hay
versos
ni comensales.
Cuál la vigorosa,
valerosa
Quimera
que el ser no
enrrosque
llegada la hora.
FÚLGIDO ALIENTO
ESCONDIDO:
¿Acaso dormiré la
noche?
Se callarán los
susurros nocturnos,
el blanco cielo ya
no acostará plomizo,
su letargo de otoño
aguarda,
taimada mía no
marchites
mis leves hojas;
No todavía.
Ampara mi dorada
yedra
escucha sus notas de
savia verde,
abre y abrirán rizos
en acristaladas
fuentes.
Allí el clarín
entone
enamorando a la dama
del lago,
serpeo mi suerte
cuando me dictó verte,
común lache yo
perezco
en brazos de mi
lejanía nunca hayada,
a ti entrego mi
labriego,
inquieto, escita de
su linde quieto,
aplaca mi bajel de
ala irascible,
relampaguéa
incesante
alta como la luz
etérea,
perenne que yo
estaré atento
para osar y no
desprenderme;
perjura, retrocede,
y avanza
alzándote por
falaces bocas,
que desaconsejaron
y creíste amigos,
no poseo yo almendro
de almendrás de oro,
pero todo se dará,
sin caer en el
vulgo,
mi sed al menos
procuro,
es la sangre
cándida,
arremete, marca su
cántaro rodado,
blando, una solitud
escarchada,
a la que se desea
tras todo estío,
lisonjero de
tórridas llamas
secuaces del
terreno.
Hoguera me tiendes
la llama
sin rendir tu
escuadra,
preso tiembla el
morir noble.
Peinadas parras de
la sombra,
tupida vida que
acicalan
acariciando al rey
Sol.
TECHO SIN TIERRA:
Inerme descuido
entre fronda
misteriosa,
ríos en lágrima
cabalgan,
estival aura
y su sol que en
carroza
pasa,
entre las puertas de
este mundo,
mundo de sombras,
sombras irisadas,
donde mi árbol no se
da.
me escucharán
árboles
mi sangre repleta
de sombra vana,
quicio indiscreto,
tu abierta ventana
que ya duerme en tus
noches,
resguarda que mires
mi marchita
hojarasca.
Mi acorde arrancado
a lira de fauno,
a número y medida
mi azar de entraña
insepulto,
escruté cielo y
mares
y ni un acre de
tierras
me concedieron,
auras me levantaron
de la negra muerte,
y hoy sigo doliente,
camino esa noche
que camina todos,
dura coraza me
resguarda,
de impetuosa saliva;
Sirve de tumba
a esta mi funesta
vida,
un soliviar de
acequia pido,
acaso es tanto,
donde la amapola
juegue con el
ribarzo,
y se descubran
geranios de los caminos
y peinetas de brujas
con abrojos,
magarzas canten a
sus coronas
de reyes allí, donde
los cardos
hagan nido
y abra a su luz la
caléndula silvestre,
abrigando este sino
desdentado,
y su añil de tierra,
que mece y sostiene
hasta que muera
sin nada cambiar
hasta encumbrada la
fiera.
OJOS ALBOS FIJANDO:
I
Claros y dulces,
ignotos ojos
medrados,
iluminando auras
fugaces.
Compases abren,
su timbre ecuestre
dorado,
por la lira que
quedó sin pulsar.
Cogí y ofrecí las
malvas,
de mi camino,
sujetaban ellas
los campos.
II
Tácito pulso sobre
el musgo,
buscando verdades de
sangre
en piedras ya no
desnudas.
Yunques con señeros
trabales,
de sienes crudas
y plomos derretidos.
Vestido albo sin
encaje,
cuña de este garfio;
Semblante sin ser
rey bárbaro.
III
Déspotas comensales,
fugaz escita háblame
del Sol naciente,
sin cordura ni
engranaje.
Mi deleite rije,
amaneceres
donde se acuesta el
este
entre vespertinos
roces,
que el alma sacuden,
de irascibles
cánticos
al nuevo día que
envejezca.
RAÍZ DEL AURA:
Arrostran secuelas
de cicatrices
en mi nueva forja,
abren caléndulas
temperamentales,
cebollinos de lares
silvestres,
a Numidio le
ofrezco,
jacintos silvestres
en evanescencia,
y mis rosas caninas
por abrir,
no falten a tu
vuelta,
ajipuerros inquietos
aguardan los campos
el reverdecer
de otoño sembrado,
romo hierro
acrecenta mi sangre,
labriego invocado,
irritable,
a la vuelta de mi
fortuna
sosegada, trillada
entera,
como tupida yedra
abraza
la sombra de su
árbol,
no piso cenizas que
se parecen,
honraré sin coturno
a Cécrops
esperando laurel
eterno,
cúantos ríos nos
desconocen,
este honroso polvo,
Musa mía no
abandones tus juegos
modula tu laúd
sonoro
que tu voz parte y
pretende
dulce y armoniosa,
al fugaz viento
tiende mi fulgor de
armas,
se duerma así
con mis oídos dejando
se afilen trompetas
y clarines bélicos,
brillante mira
displicente
mi hiel de suerte,
hoy no vendí ni un
atisbo
de espíritu a su
cruel destino,
argento un color
nombré escudero
que enraizó en la
tierra
como un blanco chopo
de belleza.
VORÁGINE DE TRASIEGO:
Afila mi sien,
perdido acre
de largas venas,
traspuesto
entre vientos
abisales
derritiéndose
tierras
podando su eternidad
en soga que el
tiempo
roe;
Fértil vientre entre
febril cumbre
de opacos rayos
acrisolados,
ventanas fijas
al cerrado
horizonte.
Por las armas de mi
pueblo sin civilizar,
Numancia alzo a tu
sangre inmortal
tus más de dos
décadas
luchando contra un
imperio mortal.
Aciaga afrenta por
la anclada
libertad.
Fuego de breas nos
vio marchar.
Caminos eternos con
valor
surcaremos
para que no nos
pisen nuestro hogar.
Lanza y falcata se
afilará
y hasta el verde
lagarto
a nuestro paso se
espantará
recluido en la
sombra
que nuestros pies
avanza.
Niega, sigue,
prosigue
que su sangre rehúye
hasta el ocaso
sigiloso,
que se teme incluso
desde el mar.
LUCIÉRNAGA DE NOCHE:
Razón mía que
enlojada
imperturbable,
abres tu duradera
onda
imperceptible,
desnuda,
esta luciérnaga que
el cielo cruza;
Como un grito sin
hacienda ni aire,
acaso sonido fueras,
voz de mis males
tenue conciencia,
vosotros que nunca me
leéis
yo jamás he escrito.
Papeles en blanco
me enroscan el
sentido,
ni agitan al inmoble
Dios de tu
hermosura,
quién prodigio,
quién mediocre
si estamos de paso.
Nadie a quien
impresionar,
nadie a quien
agradar,
nada que negar, nada
que defender,
todo se acabará
afilando
como hueso de
durazno
del tiempo
germinando.
Millares de ciegos
caminan
estas noches
perpetuas de septiembre
fuera, por fuera.
Puedo verlos
cabalgar
su visión negra
sin el amparo de la
luna.
No hay lluvia que
gotea
a mi ciprés torcido,
sólo blanca secuela
de luz ardiente,
otro verano que no
quiere ir,
mi sueño no quiere
mi verde roble,
apresta, carga mi
ballesta
que mi fuerza no
vence,
yo que vivo para
morir a gusto,
al mío no al de
nadie,
hechos de ratas
sumergiéndose,
como infinitud de hombres
que no cumplen su
palabra,
será un puerto
con mi buque
emergiendo
cuando le toque
zarpar a mi cuerpo.
RUNA INMOBLE:
Sombra mía,
esquiva de mi vida
encarnada flor de
ella,
entre vientos en
tierra
encorajinados de
nueva siembra,
de fuéllega luciente,
valor ensimismado
brotando el ababol,
de sangre suya,
sombra sin cuerpo,
acaso tuya,
difumina otra sombra
de quien yo era,
yerguen espigas
con pilares de
belleza,
descansando sobre el
agua,
que arropa tu fresca
cara,
gira mi vencejo la
loma,
no había primavera
ni lógica aguantaba
este Ara de
hipérbole
de tierra meseteña
de tierra sepulta
castellana.
desnacer mío
el terreno me
aguarde,
inquebrantable
dicha,
visión de mis
dioses,
vigía perenne,
oye la lluvia,
no preguntes
tiene miedo llora
silencio,
recodo alumbrado con
espinas,
llave de mi pecho
destapa dragones y
fieras:
Dardo senil de
esperanza inmóvil,
caduco, inmortal
para renovar sus
hojas
en ascua etérea del
mañana,
carne de viento que
espera
el cielo, obtuso,
abrumado
cuajando destello
arrebolado,
cuando se desgañita
la vida
por el esperado
ocaso
que vieron los
ancestros.
NÁCAR FIJO:
Gualda hiel
me abarca
recto coraje
desde cóncavo iris
a mi pecho abierto
enraizado pecho
de esta amapola
ababol de sangre,
de esta ceniza
a otra aparente,
la mía.
Flor de sierpe
anidada,
desciende
aveza que encuentra
mi fusil,
derecho de llama
flama sin directriz,
merced
huye
mi nueve será
eterno,
sin licencia
ardiendo abismo
en gota extensa,
lacustre rajado
de Villa Rica
creada por mi tijera
yesca
en vetusta
silenciosa,
disculpen
vidas de un día,
yo poseo sangre
y mande que resuelva
sé cómo emplearla.
CAMINO DEL ESTÍO:
Páramo de mi nervio,
aguantas el tesón
del estío estirado,
ya la silvestría te
languidece,
tu soto caduco de
forraje,
el ocre te vence
tú que desdentado de
savia
ni pereces,
por voces tus
cumbres
se hacen mesetas,
inmoble color del
hierro,
tus tierras
levantan,
con palpitar que al
cielo
clama su llanto.
desde la pizarra
al canto rodado
sólo montañas no
guardan
tu sed de antaño,
brezos ya laten
amarillos,
compases al verdor
de la sombra de
santas encinas,
bosque esquilmado
rocoso,
denso musgo
marchito,
¿cuál la tierra
madre?
¿Cuál la piedra
oscura
en la que muere la
tarde?
Dulce tarde con oro
trigo,
sin rastro quedará
la seña
y el silbo del
ganado,
llamo a mi astro
sosiego
permita a la nube
avanzar,
paz sin recuerdo en
la hondura,
caduco parece tu
vientre sereno,
sólo al dormitar de
simiente,
un molino corta la
áspera onda.
Ara que prevalece su
trillado esplendor,
su llanto del cielo
gime
la tierra castellana,
estampa dorada
sujeta,
por la que la vida
marcha.
Camino de Humanes
que sigo,
por ramblas
padecidas,
sigo el camino del
hueso,
para entablarme
con las espinas de
un endrino.
SUEÑA LA REPRESALIA:
Sangre expiada,
ceniza aparente
de quienes eran,
incierto azar de las
armas,
oscuro riesgo,
desdén del tenebrio
encorajinado,
parca ilusa que todo
abarca,
sin oír a los
Dioses,
simas y ríos que nos
ignoran,
¿Qué campo no me
atestigua
en ocres muertes
todo lo que la
tierra devora?
Esta avara tierra
que relame sus
crines de plata;
Y su destino no
embellece,
justo de ala nueva
perenne.
En las prósperas
sienes
de regocijo,
acogedora sombra del
blanco chopo
y este opulento
tejo,
que al muérdago
muerde
aguardando convencer
a las tres Hermanas
de Negros Hilos
no me hundan en el
abismo.
Mi musa cautiva toda
de nieves
yo, de bronce,
niega ser de origen
innoble
con ocho lustros
asidos
opresores,
púrpura brillante,
esquiva,
pureza en jaspe
de luna,
del arroyo fugaz
bebe y el viento
revolotea
sus suaves cabellos
finos
fluctuantes,
se encienden
mis tibias cenizas
por amarla a ella
lágrimas sobre
fértil vid
que engalanan,
Valgio abre y llora
tu torrencial
desde tu hogar
caelis,
deja fundirse
contigo al Aquilón
cae tus espejos
deshaciendo rastrojos
cabalga tu agua
por estos estrechos
campos.
Abstruso tonelaje de
mi pensamiento,
hosca patria mística
de amor furtivo,
trémulo de lo que el
querer quiso,
sin falso engaste
avanzo;
el poder del cuervo
siento
ese único que visita
mi jardín
a las nueve.
Por oscuro aflige
que ya no es celestial,
ni aunque el cielo
fuera pardo.
Vetusto, geométrico,
áspero
mi desliz absorbente
como un torbellino,
que ya las penas
de mi olmo desnudo
no llora
ni la belleza
refugia en esfinges
sus torres que son
de la tierra
como señeros de
vivos,
raudos árboles
enhiestos,
en su copa
que bebe al tiempo.
NEGRO ASPAVIENTO DE
UMBRA:
Ahuyento el crujido,
el espasmo de viento
nocturno
que fuma mi cigarro,
es una violeta opaca
sombra
su éter de persiana
roída
pasaban yertos
caminantes
sus ciudades que les
negrean,
un suelo quebradizo
blandía figuras
con espasmos de
cobre,
por faroles y
fuegos,
luzarreros edificios
de leche
y hormigón,
perdición flagrada
en toda dirección,
un segundo vuelto
atrás
y observo detenido
mi desquicia
se alimenta voraz
de estos cielos de
plomo y zinc,
solo una vez más
miro mi soledad
desde el otro lado,
y se espanta el
negro apuesto de vacío
empedernida luna
sujeta
por filamento malva
de la luz estrella.
cuento 999 y aparece
mi cuclillo,
asmático suena mi
grillo,
el segundo ya vomita
otro minuto,
no me cuentes
reflejos
de ávido camaleón me
visto,
semáforos disléxicos
me cuentan de mi
azar de visión
por la que
enfermedad es alegría
y nacer la misma
lechuga,
hoy volaré sobre un
vencejo,
avistame hondo,
fugaz, pertinente,
crispado, retenido
entre mares de tierras
a lomos de un
caracol que cabalgo,
y no me vence la
luciérnaga matutina;
negros soles me
cuentan
que su luz es sólo
un respiro del Creador,
la tiniebla ganó al
tres en círculo
y el mundo se puso
de cruz,
amén que trajo un
jamén que me enjalbega
mi tuerta creación,
sonido ciego
me avasalla la
abierta ventana,
un crepitar valiente
escuchó
que abrió sus ojos,
y un irisado que la
noche clama
se desperdigó,
era tiempo para
volver atrás como
las plantas
silvestres
que se hacen las
muertas
por qué pues porque
siempre están,
como rey lucero
es certeza de mi
magna
espiritualidad que
ya nadie niega
ni con gafas de Sol.
TRENZADO DEL
TERRENO:
Abro de mí, la
rigurosa sombra
acogedora de mi
blanco almendro
fresco dosel que
presta almazaras
llenas de olivos,
hermana del negro
hilo
cuándo mi jardín
florido.
Rasguña con
tembloroso sigilo
de savia dulce su
arroyuelo.
Blanca luna que me
reflecta
en los sabios
bosques.
que sus mieles
Himeto me concede,
colinas serenas me
aguardan,
y en las prósperas
perviertes,
apacibles bellezas
parirán tus ojos;
Lágrimas sobre mis
tibias cenizas
de aquel que duelen
y sigue
porque son del poeta
que te ama.
deshecho en espumas
trenzo
vaporosos ríos de mi
sangre,
vernal lozanía
que aún gozo
como luce la flor
sepulcral.
Ceñida cabeza tuya
de las rosas más
vivas,
¿Quién cauto te hará
cortesana?
Raudos Lapitas no
hay futuro mejor,
el viento me pulirá
su acento,
bien funesto que
considero
que me sembraron
de la bronca
hendidura
que no sucumbe ni se
hiende,
Baco enseña haciendo
danzar Ninfas,
aguzaban sus
canciones,
pobre labriego este
que nunca se dio,
pilares auras según
lo pidan tus liras,
¡Oh Calíope!
Musa de mi lenta
melodía,
tráeme la fronda
verdecida
de tus mantos
vestidos
de Ferento la sola
campiña.
Sin feroz hija
hambre,
yo providente augur
de todo lo que amo;
Al escondite del
alacrán
no proclamo,
por doquiera me
dirija la suerte,
veo la oscura
tempestad que anuncia
que yo estoy
bailando en la luz
para poder bailar en
la oscuridad,
Galatea la corneja
no me espantes
que mi buena
remembra.
alma présaga de
lluvias
que a la flor
incitan,
yo que en pulido
ribarzo
quiero prender a
Ninfas de flores
absorbentes de
miradas
y de fugaces
estrellas.
Amor tan torpe
¡Oh mis castos
Dioses!
soy yo humilde
un ser hermano de la
tierra
que no permite
ni a víbora ni
culebra
le retiemble
la paz diáfana
hallada.
DIESTRO DEL MAR A LA
MONTAÑA:
Fuego trenzado,
galopado
crepitando el amor
fulgente, estridente
de mi madrugada
que avanza que danza
sin balanza
el infierno silente
de la mañana ampliado
río de mi sangre que
colma el páramo deshojado
donde vive donde
crece mi chopo viejo
colma el terreno mi
sed de abrojo
diestro mi hálito
exhala su desliz embelesado
nacarado, embrujado,
por mi mujer
endiosado, extasiado
de miel y ambrosía
repleto, lleno, colmado,
extasiado
mi río de sangre
avanza no se detiene
corre del mar a la
montaña sin mostrar despecho
de grazno escondido
en cada torre
el idioma de la
noche se hace presente
tiempo que corría
muerto desde
mi sótano de luz
a un horizonte tenue
por conquistar
corría la lagartija
sin desdén
por enternecer al
horizonte diestro
del mar a la montaña
dispuesto,
de pieles extasiadas
cantaba
el surco del reguero
de mi vida
por florecer en la
arteria del lugar
graznaba mi alma a
los soles de espejo
fuego trenzado en
cada ciprés
que me sostiene
que mece el amor de
mi sangre caliente
era llena, habitada
por la flor
sólo allí donde
reposaba la belleza
allí donde ardía el
sentido
enarbolado,
flamígero al ojo del cuervo
bullían rebosantes
mis fuentes
esas por las que se
colgaban
parcos los árboles y
enamorado
el suspiro acampaba
la tierra
de piel de nuevo
esperando mi vida
quieta
la ascensión de su
alma al cielo
atochas de esparto
me sostienen
para tener yo sangre
de tierra
gramas me florecen
en invierno
el beso congelado
del Tarot helado de
mi sangre
hoy gime el tiempo
en mi ventana
quien lo viera
marchar de cuchillo
de espino y girasol
helado
hilvana el viento
corazones en los álamos
para que despierte
feliz mi Sol,
y concluya el tiempo
de la madrugada
de mi vida en fulgor
que dibuja siniestra
el corazón
de mi albor,
ese por el que
descansan horizontes
crepitan montes, las
aguas
brillan fulgentes
estallando
mis veintisiete
fuentes
como gotas tiene mi
vida,
fiel mi caricia
anhelante
de una sed por la
que revive el inframundo.
DISPUESTA GRANA
MALVA:
Diestro tapiz me
unge,
cabizbajo de este
gris
que desnazco;
se amilanan de grana
guadañas que me
cincelan,
no me iré de mi
abismo
ni en él terminaré
de hundirme,
ni este cielo
acabará
de blandirme,
quebrará mi espejo
de espejos,
y similar me
encontrarán.
Mientras subiré por
el costal
de mi camisa todo lo
que veo
un azul teñido de
mares de tierras,
como es arriba es
abajo,
soslayando me
encontré
con un camaleón de
quien yo era,
hoy afirmo que lo
vivido valgo,
de vidas de un día
me aguardo.
Manantial
displicente esquivo
es esta boca de
tierra que rehuye,
una vida y un
arrebato colgado,
una sinfonía de
grillos
que reverberan las
fuentes
y sus encinas y sus
quejigos,
sus rocas y sus
nidos,
sus lunas y sus
espejos,
vine que me estoy tejiendo,
una carcasa y una
flor
es por mí es por
ella,
que el color nace
color
se abre paso una
rosa bermellón
por ella es que
reverdece
mi corazón.
Y un ocaso malva
se escuchó entre los
dos.
ALBO ESPÍRITU
AZOGADO:
Abrí las rojas
puertas
del fantasma de mi
corazón,
despertaron grises
lheviatanes
como agujas sin
cabeza ni redil
era él un fantasma
puro, impío
un último respiro
alzó
a mi cabeza,
y caí de rodillas
a otro mar
a otro mar
el suyo sin calma
ni espumas
purpureas,
abrí esta vez las
ventanas de mi pecho
esta vez como si
alguien las sujetara
en mi propiedad
de fría carne,
un pulmón marchó a
una rivera,
el otro perdido
marchó
a otra con mi
espíritu,
quedaba mi cuerpo
como frío, desierto
páramo sin espacio
sujeto
donde anclar señero
de luz
mi pecho, el otro
espacio
de mí desierto
oscuro como opacidad
de noche de soto sin
luna
sin luciérnagas del
cielo,
sin fusiles que
clavan su plomo,
sin faroles ni
lucientes
provocados
encumbrados
como este vacío que
ya cansado
no más habita mi
espejo de alma,
mi pecho partido
enraizó
la mejor flor que la
vida
pudo darme
como espina para
clavar la espina
de mi vida y asir
cielo y tierra en
marea
de primaverales
caricias
albos ojos fijos
en auroras que
marcan
al violácea arpa de
mi despertar
creyendo sus ojos un
sueño
para habitar.
ENDOSELAR CANTANDO:
Anquilosada bruma
negra
me yergue sin
piedad,
allá por un fatídico
recodo
danzo, danzo con mi
lobo,
viles me destrenzan
como muere mi Dios
silencio,
era un cable un
tranvía
que surca la mente,
por fortuna hablaba
mi otro,
un puerto y un
barco,
abría de mi pecho
un trémulo espíritu
aullando vespertinos
roces
de costillas
enlutadas:
Hoy una luz vana
me escarcha el alma,
debato con mis
Dioses
dónde quedó mi
destino,
acaso merezco acaso
desvanezco
puro como lágrima
del cielo,
mi tardío quizás
diga,
mientras este
castigo,
seguirá crujiendo
mis huesos,
crascita la belleza
entre los barrotes
de mi calavera,
mientras seguiré
pudriéndose
mi vida en silencio,
como pez en tierra
soslayado de cielo,
lo siento mundo
ya soy completo
un millón de mentes
un millón de
mentiras,
esta inspiración no
me hace libre,
miedos, ilusiones
truncadas
contra el ateo
no me imagino
como un pez sin boca
sin creer en nada
camino la ciudad
que negrea el
sentido.
tu cara diviso
ya puedo morir
agusto
hasta el nuevo día,
hasta trenzar ocasos
del alba y su espuma
malva.
RESURGE EL AÑIL:
Florece agua ignota,
azoga tus blancos
corceles
de rocío sereno
sé bruma gris de
abrevaderos
juega con mis
mariposas serenas
de los vientos,
fragua mi sentir
en tus venas
rocosidades,
bebe mi sed como un
desnudo ayer,
entre flores del
paraninfo yerto,
augura mi suerte
entre tus vellosidades
colmadas de savia
joven,
un reverdecer
anhelado
que tantas espumas
aguarda,
madre de mi blanco
chopo,
tu cristal luciente;
Cuántas eras yo he
conocido
tantas vidas más
longevas
que la mía,
osadía pulcra de
espadas azules,
cuchillos calizos de
cerros
castizas fuentes
en ramblas del
terreno,
rieras terrunas al
sosiego
de vid y centeno,
hablase yo entonces
de un sol que
desgasta
de acincelados
bosques
de espliego y
atochas de esparto
del grillo solariego
que abre el sendero,
baja vida tus
espumas verdes
de paz y sosiego,
vence tu paz
sepulcral
al fervor de mi vana
sombra
que no te puede,
háblame tus hojas
bailando, jugando
con el viento,
de este otoño que no
llega,
ni su bruma honrosa
desciende.
Tráeme tu febril
aleteo de estambres
clava la simiente
esquiva
que raje la tierra,
contigo el resurgir
de las estaciones,
pariendo el desnacer
de toda muerte en
color
de simiente.
SOCAVA MI TARDÍO:
Indemne acontecido,
en solaz yaga sin
fresno
ni alta haya
secular,
jamás aplacado por
sotoventos
ni fugaz línea de
chopo ferviente,
singular atarraya de
vientos esquivos
su páramo veloz de
ocres del terreno,
vino a plañir mi
alma,
entre oscuros
cipreses con sabor a dama,
soy tocado por el
rayo de sol,
esta sequía que
escapa
en el sitio del
ángel de tu mirada,
miro por fuera y el
centígrado decrece,
gramas envejecen mi
calzado,
te encontré y llamé
a tu corazón,
déjame ser agua en
tu boca,
lejos brillaré por
dentro
un placer preso,
y sus vendavales
furtivos secos,
es hora de anudar el
firmamento
en una falange y en
otra llamar
al viento mi padre.
El río se sembrará
de altos árboles
y sus peces anidarán
en sus copas,
vine a perderme
por si aún no me he
encontrado,
haré de bocas
esfinge perdida
por cuanto yo he
conocido,
perdigones reposarán
en las ideas,
golondrinas llevarán
besos de auroras,
yo me trenzaré como
el azabache
que llora la noche,
una flor de sombra
enraizará mi pecho,
en sangre de amapola
negra,
como mi sangre
oscura,
vine que se deshizo
mi ventura,
por este ignoto
torbellino
sin ventanas al
pasado,
tejo que yo a ella
consagro,
como niebla y bruma
que sin ella otoño
no hace,
pregunto a mi lobo
esquilmado,
sus broncíferos
vellos me responden,
que dicha no es labrada
si no hay manos de
recolecta.
Como recompensa trae
lo sentido.
TIERRA A RAÍZ,
SOMBRA A IDEA:
Por la vía
que los vetustos
olmos blancos
protegen los
desnudos álamos
que aguardan
erguidos,
al descanso de
trémulos corceles
y sus carros, cruzan
sin herir el sendero,
abatida mi
contemplación
fue silenciosa entre
páramos
angostos esquilmados
del ocre
ardiente,
encorajinado,
como un negro suelo
que rozo
con los ojos.
La sombra que un
ciprés rutila
se acrecienta
erguida, ahilándose
con aspavientos que
retuerce la luz
sin franco
obstáculo.
Era de la tierra
habitado
un bronco grito sin
suerte,
refirió su
desventura
y miradas no
esquivaron,
quedaron vistas
cuatro espigas
juntas en tierra
arremolinada,
por las vides de
semblanza
y el resurgir del
añil
del santo olivo,
misteriosa sombra de
ciprés
háblame como se
habla a la primavera
para que se lleve
los fríos,
quiero compartir tus
preocupaciones
preservarte como me
preservarás
cuando muera,
al sigilo del rojo
brezo
me alzo como flor
que la primavera
arrebata al invierno,
y abeja que baila
sobre coronas,
como agua clara
que da la misma
luna,
así como tú sombra,
yergues tu profunda
pupila
desde la misma senda
que te vio nacer
pura, limpia serena
aguardando al alba
tu desnacer
que tiña tu ojera
suave.
SIGILOS DESPOBLADOS:
Aciago escondo
los faustos de mi
recuerdo,
abro la verja donde
crece
mi árbol muerto
imploro abran
sigilosas
guardias en noches
que apelan
tranquilas,
como grutas de mi
arrebato,
esculpí mi torre de
bronce,
como pasa ciego rayo
entre montañas,
razón impele
baja Calíope
reina musa
afrenta lenta
melodía,
yo abriré cadenciosa
lira,
aplaca en hombro
la vestal Hispana,
compadecida
arrasarás
cuerdas de
conciencia
despertaremos del
sueño
a gloriosas ninfas,
tañerán tambores
el duro sabor del
hierro.
Vidas opulentas
abren y cubren
la tierra
cultivable,
sustituyen a mirtos
y violetas
junto con sin fin de
flores
que esparcen,
y parece su aroma
de la brisa
apropiarse,
funesto día
que traía la impía
mano,
la afrenta de sus
campos,
me imagino aciago
como fragua del
fuego brotaba
sangre del candor
del hierro,
agota mi huidiza
pluma
por cuantas
realidades
no he conocido,
hasta decirme yo
basta
al mal no he
conocido
mi dorada
mediocridad
tolero y acepto,
¿Quizás algo más
cubriese
mi dicha de diáfana
bondad mía?
Que al mal de muchos
no acompasa.
VIPERINA FALAZ DE
TIERRA:
Sin ir más lejos
nosotros somos de
tierra
somos alcarreños
somos del mismo
metal
que las estrellas
hierro fragua
nuestra entraña,
metal y simiente
hijos
de la real abeja,
fuego brota en
nuestros ojos,
siglos del barbecho
engendrado por el
soto
de la encina y el
esparto,
somos compases del
miedo,
jauría de zorros al
acecho yerto,
vívida estampa del
hielo,
sinfonía sin acre
desnudo
somos acre de
espuela
y vid de nuestro
camino,
fervor de silos
dormidos,
auge de la espiga
remanso del irisado
girasol,
somos lo que ves
es nuestro paisaje
de sangre ferviente,
y espuela doliente,
gira mi arado
verás que sigo al
mando,
recuerdos ahogan
la madre compostura
olvidada
padre cernícalo por
angosto
valle de río dulce
y senil valle
juicioso
abre magarza tu
esplendor florido
con el ababol y su
sangre de tierra
abre sendero al
reposo de Castilla
con su sequía
herida,
cuántos siglos no te
han visto mudar
tu aciago terruño
paisaje entre cerros
y febriles solanas
donde el tiempo
escapa angosto.
CELADA QUE DUERME:
Veraz acre que el
otoño juega
con sus alas
virginales
en mudas que el
verde siembra.
Era una blanca luna
de espuma
con las que el agraz
de la uva
jugaba y ante ella
una belleza ambigua
inclinaba,
y entre breñas hacía
que dormía,
amenizando los
céfiros
y arroyos magnos,
no pude verla errar
por mi sagrado
bosque,
abría su lira y se
escondía,
mordiendo la negra
víbora,
pude regresar más
valiente
entre estas torres
de belleza
que se erigían,
entre escarpadas
escalas
de todo lo que nunca
se marcha.
Jugaban los corzos
suaves,
sin tiempo ni lobo,
rudo tronco indemne
se aposentaba
frente a la muerte,
de sus vanas
cortezas secas
florearon brotes
como espadas,
que recorrían
hormigas,
serpeando,
esquivando
a la gris araña de cueva
y madriguera
en acecho yerto.
Se descorchaba en
grietas
como mustia caricia
que lluvia no
anclaba,
preñada su savia
aguardaba
que el tiempo
perdonara
con pretiles gestos
de retozos de
chubascos,
mientras la carcoma
voraz
no cesaba su
caminillo
entre sierpes grises
ahondonaba su
madera,
su destino pertinaz
que ya preguntaba
si habría un cielo
para las plantas
donde renacer aquel
purpúreo chopo,
que años ya no
surcaban rigor.
CANTAR CON SILENCIO:
Un pasaje a la otra
orilla
miraba la vida huir,
desvanecerse;
estela vencida,
afligida,
mirar la otra orilla
un fresno dormitando
una hoja colgada de
una tela de araña,
aguantando leve la
insepulta tierra
a deshacerse,
esfera verde
naciendo apostándose
en hondo destelleo,
súbito sueño
desnaciendo
su caminillo de
hormigas
de labios grises.
Dormida yacían sus
trenzas
como sedas ligadas
de azabache,
leves, acomodadas,
tez de tu hermosa
cara,
bajo mi cielo un
lamento de gloria,
portal abierto de
tierra,
mirada perduradora
entre monte y abismo,
bruma frena,
envuelve,
de impiadosa niebla
gris,
impelido me conduce
su profundidad anclada,
un sol oscuro busca
respirar su luz,
confiante, humilde,
la guarda,
ojos de otros ojos
apostados en mi sien
imagen de mi imagen
viva,
resucitando,
como nunca desvanece
esta suave
nube rígida
que es mi amor a la
vida.
BOGARÉ PIEDAD:
Vuelve
que vienes
al final
sin comienzo
anunciado
regresa a mi partida
es mi vía
tienes vía libre.
Asigna un número
solo hay un nueve y
un tres
doliente.
Estrecha mi cerca
encuentra sin hacer
la tres catorce.
Tú batiente señal
de espejos,
relojes extensos
quebrados
que sólo conservan
el sonido
de quienes fueron,
sin directrices sin
honor,
sin cuerpo, sin
conciencia,
yo sólo al tiempo
le ordeno
le disparo un
segundo traspuesto
¡Salta!
¡Muere en el recto
hueso!
sube bajando la
altura de mi escala
intangible,
me asignaron un
laberinto de espejos
pero tengo runa
clave,
mi dios Gemineye
y su ojo sangriento,
¡Salta! acaba
contigo,
tiempo pulcro
de manecilla
destartalada,
voy sin espejo
camaleones sin mi
nombre hagan fila,
venzo que estoy
dispuesto
¡Salta!
acaba lo eterno,
cesa mi terco
aljibe,
guadaña afila mi
Espica
sembrará su casa,
tejado a mi diestro
empeño,
solana de mi grana
sangre
soy del trigo
nacido,
una fiel semblanza,
¡Lugh!
acoge mi oro de
tierra,
Escucha
desciende mi sol,
treparé tu densa
luz,
¡Salta mi puente que
tú me creaste!
TARDE PARDA
DESCUBIERTA:
Puerto incierto,
al que no me
arrastro.
Espejo sin gloria
mi vertical
sinestesia
flor despide el beso
por cuantos aojos
ha robado.
Ostara dilectus
blándeme en mitad
del barbecho,
me presento ante
ustedes
mis abrojos creados
oprimidos ustedes
yo de surco hago
pecho,
por roca madre
unge mi clepsidra
una sangre de vida,
corren presentes
las sucesiones
difuntas
de Quevedo.
En osamenta te
anunciaste,
mátriz inquebrantable
retémblando mi alma,
leño buscando cruz,
casi podado mi
soporte.
Natural en bestias,
frondas y animales
caminantes,
dóblate frente mi
ceniza aparente,
busca tu estirpe,
pordiosea las
tierras
en busca de tu
miseria,
apacentar tu labio
sin prisa
es colgar una
estrella por su luz,
trilla mi trigo
raudo frente la
gloria,
sigue mi eternal
lastre
humeando esquivas
cegueras,
alta celda que
henchir puede,
la destrucción
encapulla sus pestañas,
brillantes tapias,
corral sin lustre ni
yacente ángel
asistido,
soy el dueño de mi
propio cementerio.
REDENCIÓN SAGRADA:
Cuando los ángeles
desertan a morir,
en los ojos de otros
ojos
estás buscándome,
me despierto;
los Dioses celebran
un silencio
sepulcral.
Colores me evocan de
la nada,
ruido cómplice
aborda
como navío tiznado
al 2025
senderos del mar de
tierra
que abre mi lengua
en tu guarida de boca.
Melodiosa suerte de
la máquina de tu cuerpo,
tonos sobrios,
vespertinos
absorben la mirada
como filo inexpugnable.
Absorto cae el
tiempo en tu sangrada candente
azada dispuesta, es
tu verbo un franquear de desvelos,
que respiran
estrellas fraticidas.
Es un solo cuarteado
en siglas,
los soplos
resplandecen vibran al son de nueva grama.
Sombras inmobles
cuentan de tu respiro
infranqueable, por
jóvenes tapiales
de tu inexorable,
florido, grandioso desvelo
de metales,
cobres anidan
campanas de media noche
aguardando el surgir
de lo sepultado.
No frena la sintonía
de tu saliva, una,
ensueños duermen
llamando se cumplan los anhelos,
cuando los ángeles
desertan a morir
tu mirada se
enciende, abismos silenciosos se prenden,
tu voz se hace
palabra.
Me sigues te sigo
cariño de ternurita dispuesto,
luz enraíza tu alma,
efímera en mi mano,
vuelve a mí una paz
que ni los nichos toleran.
contratiempo por
fuelle,
magarzas de otoño,
corona de reyes en
primavera,
etéreas hojas a
solas peregrinas,
dejando embriones
por verso,
capataz de siembra
única,
al compás liberando
golondrinas,
punto de Sol a
ciegas,
es mi mente surcando
brumas grises
que me acercaron.
Vagido endeleble,
fúlgido yo
destellaba tu sien sin marca,
caliente al arrimo
de mi ser,
valedera fuga sin
ocaso,
un caracol en un
verso montado, arrastrando:
sacado del pecho
como heraldo sin
desquicia semblanza,
corriente
arrastrando cadenas de errores,
fruto de libertad
y conciencia sellada
a ciegas.
Comiendo raíces por
hechos
en fruto divino
insoslayado,
frío de noche
bañando la casa de
lo eterno
llamada Diosa de tu
entraña
mi musa bella.
TRANSPARENCIA
HABITADA:
Aquí me quedo sin
casa, sin pudor,
sin vergüenza, sin
interperie,
sin descampado de
viento, otros sones
no me tientan, sin
cuerpo,
sin mi transparencia
violenta.
Me quedo porque
contigo lo tengo todo
y lo ajeno se
difumina a otro tiempo,
ausencias habitadas,
opacas de otros seres,
que dejan huellas
perecederas.
Ya no sé a qué sabe
una flor con tu nombre
ni si el viento pasa
y se despide.
El sortilegio del
destino se va cerrando,
y sus espadas como
cuchillas de dientes
que me ruedan
sentidos que a ti me ligan.
Avanzo sin permiso
los campos de
abrojos
y cardos, se agrieta
el sendero
yo al timón, del
sentido de vida osada sin despedida
por esta vez,
las condenas
siguientes
no alcanzo a
imaginar.
Solo quiero lluvia
precoz que reviva los charcos,
seguiré sin elegir
nada
mi destino
hinchándose,
como cebolla un día en
agua
como apartar la
vista
y seguir viéndote,
no quiero más vidas
que sin la tuya
todas me parecen
inertes sucesiones
de difuntos que no
germinan.
Sólo suben la
escala.
2/01/2018
ENCINA ME
REVERDECÍA:
Llano de altas
tierras
es el poema que se
piensa,
quiero abrir el mar
de encinas; afilarme
en su quieta vereda,
guardarme en sus
flores puras de tierra.
Ahondarme brotado,
pulcro del fuego,
y su entraña
destellaba como luz vieja.
Crispaban rayos
entre brezos
cuando un aleteo de
nuevos estambres
cedía angosto paso,
colores de trampa
abandonada,
fue la era,
escalonado asir de
místicas palabras
que yertas de
conciencia
no escapan.
Una casa en la loma
de la insepulta
tierra, madre de las cosas,
rodaba mi paraje
perdido
entre voluptuosos
pinos erizados
de un jardín de
albas incausado.
Espinos amarillos
sujetaban el paisaje
con esparragueras
del sueño
camino del linde
quieto de Humanes
se exasperaba
voluminoso el río Henares.
Misteriosa caricia
al sosiego del
jardín que nunca tuve,
tierra que no es de
nadie sólo esta se presta
y maneja, como un
sosiego acampa sin esfera;
un continuar de lo
que siempre estuvo y está
siendo el poema
arena honda
y mis manos tierra
del siglo que sembró.
Retama del ocaso,
soliviares de
encinares espumosos
un color duro, que
verdecían ideas su paso,
raíz del mañana
anclada su verde
savia.
Perpetua añoranza
sin causa,
crascitar que
belleza acoge,
que arrulla en sus
alas.
PANIDA DEL AZUR:
Saeta de prisma,
enardecida amante
solar.
Reminiscente umbra
alegoría de carnal
flor.
Lejana entraña de
hoz
letanía viste que
exuda
su sátiro perfume.
Salmo de noche,
voz mitad alma la
tuya.
Elogio de estambre
¿Cuántas voces
acallaste?
Eufórico vientre
ardiente,
soy yo hacedor de
luna fija;
claror que fulge,
fragua
estertor verso
solitario.
Este será muro de mi
alma
con enredadera de
torre y almena.
Dejaré mis versos
en oscuro parral,
es hora vacía mi
casa
huí, dejé mi alma
con mi gato,
salí por gotas de
lluvia,
las más frescas,
las primeras caidas.
Mi alma salió en mi
busca
habló y preguntó
a la araña de mi
patio,
cual dijo estaba
tejiendo
digna tela su visión
no pude cazar.
Preguntó al caracol:
-Al fondo ´
del verde a la
derecha puede estar ,
allí le encontró
tumbado en la grama
hablando con una
malva
estaba pidiendo algo
de azur brillante,
¿Dónde estabas ente
mío de alma?
Te extrañaba,
Fuí por comida para
tí,
-No me dejes más
sola,
sin mí no tienes voz
sin ti no tengo
vida,
ni la rosa en cruz
su despedida.
RAÍZ DE ALBOR:
Broza esculpo,
sus pinceles
verdi-azules,
idea, hazme temblar
la espera,
que tu voz dolida
sea lengua en azabache
de otra noche que ya
escapa,
y su vena escarpe
por cristales
de vitreo haz,
réquiem blandido en
un cielo de espadas,
anudada en tu
cintura desnuda,
áspera, erizada
ella,
mi idea,
combatiendo ocasos
leves
que te dibujaron,
caos febril de
plateada rienda,
estrellas miles la
amparan.
Su muda vaga entre
carditos de la dama
y su vestido
amarillo
de rayos
acrisolados;
alto templo de
erizos seculares,
caracoles avanzan
seniles
profundo tallo,
bella eres.
Bella en sueños no
me hablas
yo me quedé
mirándote
para decirte:
-Si te encuentro,
nunca te marcharás.
Desdén en este mundo
de secretos,
en este mundo de
demonios
buscando paz,
cazador corriendo la
noche,
por la vana luz
cabalga el cielo,
un aullido,
llanto de un lobo,
miseria enraizada,
cada triunfo una
escarcha
en hoja escondida,
que a la mañana
verás morir.
Abrazo mi calma
podando,
desmochando
lo que mi espíritu
yergue,
forrajes miles
acampan el corazón férreo,
mi vena coagula
al sentir mi idea
que al ser pensado
el camino
no abandona dictado
sentimiento,
cinceles esculpen
mis manos
que siembran este
beso etéreo
por tu caracola.
MI PARRA ENTONA:
Rezo a mi baxa lira
retiemble, rehogue
entonando mi bajo
acorde
alineando el dulce
indulto
de aquel abismo
sentencioso que
rige,
que diluye mi
Génesis.
Mi gnosis ya no
siente luto
a tu tersura abre
clamor
de sinuosas eSpadas.
Siembra vencida
en tus muslos
férreos.
Aflicción de
espectro sosegado
agitando silencio
de inefable olvido
y en su jardín
blande un grillo.
Marco solana llaga
destapa su
enredadera,
dejé mi vida a la
espera,
emparrado de tu
gesto
flores desangradas
clamando al cielo,
arboleda con sendero
queda,
estancia yesca
que mi sombra la
tuya adhiere
en soldado pudor
de onírico trazo
encarnado, habitado
como llamar la luz
que antes que la
sombra
estuvo y fué.
Tapias de verdes
acres
junto un molino,
tras las sombras de
las parras,
afianza mi carruaje,
giró silenciando,
gritando un no me
olvides
tosca piedra no
eres,
hoja refleja,
resplandeciente nido
fúlgida aureola,
fauces de acrisolado
abismo,
tornasola que
reverbera
sombrío acero
de tu eterno
prisionero.
SURCO QUE LABRA TU
SEDA:
¿Qué furor es tuyo?
Digna fronda
impalpable,
soberbia, blancura
madre,
golpe abatido el
vuestro
de filo cuchillo
tu resistillo,
vida de tu vientre manifiesto
lejana Araucanía
por cuanto yo
Castellano,
de ti he resistido,
ánimo furioso
virtud de mi brazo
no mancho,
no querrán
gobernarte
mi fiel madero,
afrentoso he
quedado,
sed de antaño,
grandeza me secunde
y a mi ser abate,
lisonjera piedad
de justo labrador,
exención de cuerpo
erguido
dorada cumbre
esquiva y exenta,
enojosa es hermosa
alegres vengadas
volando,
el amor gobierna
terreno.
Cientos fueron
agraviados
de hondos senos
ventura resignados.
Serviré yo a su
dolor
enjaulado
escarmiento,
aquesta ungida
perdición
ser cautivo libre
de mi afrentado
corazón.
Donde alma encuentra
medida,
carga pesada
de mi romo hierro.
CANTA MI SANGRE
YERTA:
Mi sangre yerta,
obra completa
III
Mi sangre yerta
esquiva, humeante;
canta mi sangre
yerta, granate,
el hierro de mi
tierra por sembrar,
canta la amapola
vieja, desvencijada;
sangre del corazón
carmesí, rubí excelso,
granate lustre
postrado.
Sueña mi semilla
despertar mi sepultura efímera,
donde el muerto cave
su vida,
y mi cicuta triste,
desprotegida
enraíce el paraíso
de pieles sedientas
y bocas sobre una araña;
hojas muertas, de mi
vida escrita.
Corre mi otoño desde
la vereda a la rambla,
corre mi frío desde
el infierno
al río de flores
desangrado de esta alma por ganar.
Encina yerta de mi
piel esquiva, flamígera
beso de tierra y vid
dorada al beso;
beso de trigo y
girasol,
de cuchillo de
espiga mi cante,
de zarza y espina mi
amor
real como
intangible, áspero y rígido,
bravo y valiente,
duro y endeble,
metal y simiente.
Pan y niebla, bruma
y cal,
mi carcoma sedienta,
niebla y bruma me
desprende,
desde la boca hasta
el pecho,
donde canta mi
pasión sin despecho,
vive esta sangre
caliente,
lumbre de mis
tocones,
nube del cielo por
dibujar,
a estampa de sed y
viveza por entrañar,
canta mi umbral,
quiere tener soles y
lunas sin gemir,
invierno llegas,
dibujando
transparentes los miedos,
avanzas cada campo
sin permiso,
helando hasta el
sentido despierto,
oda de mi sangre
yerta, humeante, dolida;
por mi tierra me
arde la siembra,
y el beso queda
escueto,
parco lo sentido
enamora el hálito,
quién te viera
marchar,
vestida de olivo y
centeno,
de olivo y cebada,
de trigo y espada mi
guadaña,
por la calma abrasas
la esperanza,
en maldición cantas
tu canción,
y los cuervos te
rinden pleito de negra ala,
de grazno escondido
en cada roble,
desde la piedra a la
cueva
abrasas oscuridad mi
entraña,
dibujas tu vívida
estampa,
donde el tiempo yace
muerto,
y solo las sombras
te entienden,
solo las hojas
buscan su nueva vida,
deste sembradío de
niebla me avanzas sin piedad,
la dicha y el
reflejo por ganar,
desde mi tierra
encendida, hasta la parca bonita,
desde el cante a la
maraña,
te canta mi vida
quieta
este amor de la
mañana
en tu pliegue de
sonrisa y en la noche de tu cara,
suspira el rojo,
quiere ser río de
alma y arrojo,
quiere nacer abrojo,
el espino mece la
espina de mi antojo,
y la amapola
amarilla,
sólo ella abre a la
gran luz,
horizonte de mi piel
que quiebra como ayer,
enamorado suspiro de
frío,
enamora mi hielo,
donde duerme,
donde reposa
el amor de mi sangre
yerta,
flamígera, apagada
dueña de mi luz y de
mi sombra,
transmigrada a la
espera,
de caudal y cauce
sin igual,
viviré siempre yo en
su siembra.
Vespertino azar;
Sol de mis soles,
era él hálito
transparente,
vida de una vida en
gota de agua.
Avanzo sin calma
mi existencia en un
papel,
hoy no se venderá
al postor rendido.
Verá el tiempo
que no pudo conmigo,
ni desdoblará
clepsidra
de mi metal furtivo.
Brotando mi credo,
abriendo tierras,
con orgullo del
fulminado ayer
que se escapa en mis
manos.
ETÉREO TU SOTO DE
ALMA:
Halo umbrío,
vespertino salmo,
estela naciente en
pulcra unión,
cómo dos rocíos se
forman en la flor.
Pacto alado mis
falanges ensalman,
es por ti que se
abré el portón verdadero,
camino en oración
del semblante perdido
y ese por conocer.
Orando por mí mismo,
se abra el yelmo,
y mi cauce sea río
de arteria,
en aleteo fugaz
prometido,
que encarnan tus
maderas,
reflejas piernas.
Recta clave de
unión,
soterrada mirada,
sin conocer ni alzar
te amo más,
pletórica, onírica
mar
de tu efímera,
socavada entraña,
por donde flores
aguardan
echan ancla.
Última que es
primera espada
de aliento y mi
yermo,
te enraíza como
primor embelesado,
turmalina esencia,
mi soberana musa
cristalina,
mi arpegio entonado
en lira de mi carne,
mi índigo sollozo,
por el que nuestro
castillo esbozo,
primogenea verdad,
sombra de idea,
hilvano, trenzo mi
zarpazo.
Limaré el viento de
nuestro deseo
ya se alzará nuestro
reflejo
el mundo en un pulso
de espejos,
umbría latirá
nuestra caricia,
cuántos yelos
murieron,
mi doncella
escarlata,
los dioses dirán el
tejer de nuestro destino,
pertinaz fuga de tu
ramaje
por rauda estela que
arde.
Dirán que hoy vine a
verte.
Si acaso estuviese
vivo que no niego,
morir por dentro es
como nacer dos veces
y mirarte para que
la belleza
de lo bonito que tú
colmas
desde que el tiempo
me nombró tu fiel
sucesor,
de a tramo y trecho
voy manando,
abre mi solaz llaga
de tu azul
que quiero
fecundarlo,
besando tus flores
que entrañas,
quimera despierta
Ostara de mis
nocturnos parajes,
vengo a quedarme
necesito tu verbo alumbrándome,
quizás quiera amarte
algún día para
siempre.
Aunque yo Castellano
llegue tarde.
TIERRA EN EL VIENTO:
Ingrata luz sucumbe,
termina el día.
Yunque profano
en el padecer
abierto de junio,
porfiada tinta
un ascua candente,
estridencia recta
del acento de tu
boca.
Fuí de un mar hasta
otro albor
buscando mi yermo.
Le creí inmutable,
lleno de sueños,
viajé cuantas
primaveras
regalaron mis ojos.
Tapia de nadie
donde te ví
deshojándote,
donde todo se alza
fluyendo
imperecedera
parecías,
alumbrada musa de mi
carbón.
Nada se alza,
todo es vano.
Como un buque,
como una marejada,
como una fébril
tormenta sorda,
como relámpago en
mitad de tu carne
como el gris
que fué lluvia de
nube,
al fin en tierra
me marcho como las
sombras,
deberán recordarme
amada
que tú, crisálida
cristalina
nunca marchitas.
PACTAN MIS FALANGES:
Pars quoq; denobis
funesto sacucia morsu, Dum defeusamusdetho est ...
Sacucia temblorosa
me yace mi hervor de
amarte,
anhelo inexpugnable
que no se rinde,
cercamos confines
levanta mi polvo
sacudiremos hálitos
y sierpes
vespertinas
pincel de tu relieve
inmaterial,
sacia esta sed de
antaño,
este puente
este puente sin tu
cauce
posee mitad de unión
mientras dure el
pacto
encumbraré tu rostro
alzaré sin aojo
un final que
comience
como mi santa,
bendita espiral.
Bregaré sin mi
nombre
hasta alzar tu
nombre
forja mi falcata
tornará crispada
este mi único
poderoso, inefable
origen de savia
y hierro,
vuelve vuelve
hasta nuestro solaz
destierro del fuego
en el agua,
brota, brota hasta
nacer tornasola.
Esposa de mi alma,
pasión
armonía llana,
dobla mi frente
giremos volando,
por nuestro pacto
alzado,
elevado
condeno mi carne
sembraré
flores de lumbre,
flores de Odín
y tu yermo
será vientre
mullido.
SI A LA SOMBRA
CANTÉ:
No indagues el azar
que su relente tizna
a ojos indomables.
No luce la flor
siempre
ni la casi viva
yedra,
juventud y fortuna
visten
como sombras
huidizas
cual Escita
sobrecogido
entre mares y el
aquilón;
bebe de la fuente
virginal
que la sierpe es
honda vigía.
El mar de encinas
nos sobrepasa.
Las olas de tierra
son infranqueables
no vistas de alpaca
tu parda sepultura
los más duros son
tierra,
el resto afilada
ceniza.
Traspasa tu rienda
sé jinete de caballo
muerto.
No dejes caminar a
gusanos
cada cual busque y
encuentre su lugar.
Por los siglos que
llevamos
Nunca es bastante,
por amores dignos,
pierde el hombre.
Aboco empeño que
desafía
mi dorada,
encontrada, mediocridad;
contenta ella sin
miseria.
Azota el poderoso
viento
mi erguido pino,
mi torre altanera
jamás vencida
cae en estrépito
para nueva siembra erigirse.
Júpiter dame ásperos
inviernos
floreceré tus pies
con dignas rosas del
atardecer.
No hay mal perpetuo
despiértame la musa
de su sueño,
baílame la llama en
vela recta.
Tiende el suspiro en
el patio de mi araña.
PIÉLAGO SANGUINEO:
Mangla será mientras
yo viva
efímera horda
sublime
de esta mi tela que
me abarca,
soterrada alma de
cuerpo
sin vencimiento,
carne y hoyo
que ardiendo canta
por descubrir
su olvidado sollozo,
recta mi idea
te encara te avanza
que nací de nadie
ni siquiera para mí.
Recóndito verso
ni oro ni plata
cobre de este
telégrafo
que oxida mi digna
alma.
El muerto de quien
yo era
qué piensa su magia
su digno túnel
umbrío,
lo que no es de él
que su signo dicte
que su sino
consuma su
recorrido,
el mío no acaba
uno, porque nunca
comenzó
y siempre acabaré
sin irme,
tierra, materia a
tierra
aire que hable el
viento
lo que siempre yo
grito,
vela todo lo que no
tiene sangre
osarse, completarse.
Mi espiga en noche
negra,
mi raíz difusa
yo la retorno
salvaje,
para que recuerde,
para que beba
mi ángel de plata
recuerde que su
argento metal,
es y puede acabar
mi devenir sediento
granate perdido,
de mi don funesto,
mis alas roídas no
son de ángel
sólo de señor
murciélago.
La noche mi cauce
en piélago hiriente.
PAVESA EN EL VIENTO:
Esquiva esta mi
criatura.
¿Desde qué
oscuridad,
iluminas tus
palabras?
¿Qué pulcritud
aguada,
tiene la fe que
cantas?
¿Cuál es tu cárcel
de luz?
Que yo busco por
ojos,
inerme vacío
acongoja mi voz.
apenas naufrago,
apenas tránsito
por milagro trémulo.
Tan hermosa,
va vestida la vida,
que noche escapa sin
irse,
al fondo de la
sombra
primorosa va tu
frente
que mi sonrisa
aniña.
Vagaroso afrenta mi
fantasma,
la total, andrajosa
mirada serena,
valerosa sed fecunda
este cristal
de cielo terreno,
bala fundida en
avance de mi galera,
lejana tierra, lejos
de morir,
surca mi ara.
envuelve cobriza
batalla,
soto sin fuga,
perpetuo mañana,
calvero de siglos
arrojadizos,
ruina del azul
en viñedos de mi
desterrada sombra,
sin tu amor en mi
corazón,
canto como luce
y fulge el metal
fulgente, crispado
de mi pecho
ahondonado.
sonorísima fuente es
esta sangre,
voz prendida surco
bajo los tiempos de
hoz y ramaje.
Pendiente que al
Parnaso atisba
encontrar allí tus
párpados.
Desgajado borde
en huída de lágrima
por la brea en tu
mar
y su claro sol.
Elegía de mi buque
pavesas que flotan
un día
como ilusiones.
Es tierra yerma
en el viento.
Desenroscar puede
esta vespertina
criatura,
que amamanta
que cría
la vorágine de mi
estela.
Inmutable distancia
del vivir,
desnudando la perfecta
revelación,
de nuestro índigo
sollozo,
celindas y bailan
por todas las
espinas unidas,
alcanza descíframe
a transparente pío
un sí bemol erguido
el bosque, la flor,
mi sembrado,
no retiemblan sin
ti.
TELÉGRAFO:
Trato hoy,
desgañitado,
dando mi hiel
desquicia
al ajeno.
Estuve con
existencia
y soledades,
bebiendo en ubre
amarilla.
Hay un cuarto de
formol
y un gramo de
yodoformo
en mi mesita,
colores para
nuestras naciones.
Era un triángulo
angular,
bajo un terciopelo
verde listado,
sobre el que se suspendía
un alambre oxidado
de telégrafo.
Era el medio del
idioma
del hijo de nuestro
cielo;
un gritar escarpado
a lo desconocido,
hablando intrínseco
en plata de tiniebla,
con su paralelo
perplejo, desconocido:
chirriar de un poste
de pino muerto,
herido por el
viento;
una carne de metal
vacilaba;
era una tetera
cantando al fuego.
Lo ignorado
latiendo,
súbitamente.
Su idioma de ruido,
por ruido
vertiginoso,
vibraba de aquel
poste
como si el piadoso
terciopelo de césped
de abajo le sintiese
bailar.
Tendido con recorte,
lucía como una
colgadura
de iris vertical;
como jícara blanda,
paralelo, vencido
por alambres
de boca misteriosa,
miedosos,
oscilantes,
bajo el verde
terciopelo tendido,
que espera sus
corzos secos de invierno.
Afilado desdén
hirviendo en escarchado
seco,
aguzado,
era solo él
sonido escita del
silencio
que oscuridad
pautaba
para yo seguir vivo,
traspuesto.
Orando germinase
mi hábil
perplejidad,
prima de su
sanguineo cauce;
que destapa mis
vides verdaderas.
Desterrado a
petición unísona,
propia
que cantó:
COMPLETO PARA LA
OSCURIDAD
REINA DE LA SOMBRA
El cuclillo en mi
azotea
dijo soy buen pájaro
cuco.
Encontré mi sentido
y ella oscuridad,
no puede negar mi
devenir
asangrentado,
en soles de
regencia,
y terciopelo
anisado,
el hijo del cielo es
nuestro poema
haber si una orden
judicial lo acaba,
y tapa mi grito
soterraño que avanza;
besa su escarlata
espalda
casualidad,
preguntar a la centella
si ella no nació
perfecta,
y sólo acato su
sentencia,
porque ella no
habla, escribe,
quién puede acompasarla¿?
Un juego de
telégrafo y señal
haciendo estría,
entre halos va
siguiendo
digno hilo eterno en
cobre
de su Chile natal,
electrifica su
letra,
misiva en jícara
certera,
profundidad abisal,
sin fecha,
ven a mi diario
esto es prosa,
amada sentencia recta.
24-06-2018
HACIENDO CARGO
DESDÉN SENTENCIADO:
Sigue recto,
ángel del amor
custodio
imperando que la
vida foliaba
caléndulas y
hórridos sesos.
Suspiros de floresta
y gramas virginales,
sus hondas notas de
cristales,
paraíso cuál,
el verde, el azul,
el amarillo,
helechos que amantes
se escondían un
umbrío soto sanguineo.
Cañas de bambú
asangrentadas
espejos de zarzales,
oí leve oscilación,
de viento impelido,
que la sombra de mi
nogal baja,
repecho de hombre
inquebrantable,
con hija poema de la
Tierra,
gasté todos mis
talentos,
en dolores,
plegarias y sarmientos.
como diría Gerardo
Diego:
-Un hombre ha
muerto, una obra vive.
Oído, nota, estría,
vena, sangre, cadencia,
muerte, vida, sueño,
reloj, pulso,
acequia, noria,
flor, pulcritud,
espada,
elegancia, misiva,
guarda, cuerda,
entona,
verdad, bondad.
Huyó la primavera,
reflorece estío
insubordinado,
última gota
canción de invierno;
no suena ninguna.
Sólo el principio y
final de mi cuaderno
que revive la
quejumbre.
Abejas mías dejad
que la flor duerma.
LA UNA DE POLVO:
Se podan mis
recuerdos
saberes presos,
por el linde
despiertos,
vida de vida en
flagrante estrella ,
si por querer
pensarte
jamás desapareciste
,
mi MalvaLuna
en Brea quieta,
encendida,
disparos de un
tiempo fulgurado,
mi sendero ya no
corría agrietado,
miedos asesinados
de como solía ser
destellos fugaces
acampan
mi destierro por las
venas de tu alma,
silencio carcomido
por olas de nuestro mar.
Pensamientos negros
ya no me clavan,
ni hiedras me
escalan
tapando mi luz
fulgente.
No es tiempo de
muerte,
mis cuchillos ya no
laten hirientes
hermanos del fuego
ahora son.
Al compás de un Sol
mayor.
Perpetua una,
por el bajel del
alma,
bajaba recorrida,
por entre encajes
olvidados
me descubría,
el caballo del ansia
mía ,
donde empezaba a abrir
en sus piedras de
ojos negros,
y la cabellera
levita
por altas ramas,
donde acaba el sueño
taciturno de su
sonrisa helada,
voy allí sembrando
ojos
en sus labios
áridos,
no me apetece seguir
sufriendo
para ello sirvo mi
aliento,
donde acaba lo que
siempre
creí conocer más me
detuve a envejecer
sin mecer alas
cansadas,
el horizonte me
cuelga la rama,
y yo loco callado
pienso
en un tiempo que me
apetecía recorrer
tus simientes
azules,
en un mundo que mis
labios cierra
tornándolos grises,
la idea vuela eterna
del estado mental
por conquistar,
esta es mi vida
, esta es mi suerte,
pregunta a mi
orificio demente,
que dispara por mi
boca
la locura quieta que
mía te arropa ,
haciendo cálida la
estrella
de mi popa
y mi ángel sangrando
versos de hielo,
en el tibio, ancho,
escurrido desliz
que me llevó a
contarte mi verdad,
por la que quedaba
frágil,
vulnerable sostenido
yo
en un destino
incierto
del comienzo del
Alba a mi insomnio
que me da energía.
Que fiel asesinó la
caricia,
en cama de ojos en
alfiler
y patadas del sueño,
crujiendo mi ser en
una araña,
llegó el tiempo de
escalar
por si un día
abandono
será cuando me
vuelva polvo.
BROTANDO DE RAÍZ:
Dentro miro, florece
el álveo,
un iris marcado,
trenzado en espiras
fuego y su volátil
marca de luz,
si nacer acaso
partirse pueda,
sería una hoguera de
púrpuras rosas sobre Galatea
y negras llamas,
sería un camino denso,
como el crepitar de
la forja
duro y endeble,
maleable y quebradizo,
fulgente y voraz,
al encuentro de mi
nuevo crepitar,
y volver a nacer del
fuego
con su lengua que me
sostiene
como la primavera a
las flores,
desnazco hoy para
volver a morir
y crearme de la
nada,
ni la espada más
aguda podrá
guardarme el filo,
agudo y ágil, duro
de escarpia helada,
ojo de mi ojo,
carne de mi azada,
sol de los campos,
agujero de luz,
alma sin nombre ni
alarde,
lo siento mundo
soy invencible,
de mi pestaña nació
una nube
lloró tinta, mi
sangre esquiva,
he creado vida
sembré un alarido de
simiente,
le contestaron el
verdor y énfasis
floreciendo
silvestres caléndulas
un latido me alza
partiendo sombras,
soy pleno, completo,
y nombre puse a
ellas,
tenían sabor a
bellas hadas,
brilla este agujero
del cielo,
cuelgo mis suspiros
en verso
acaso bajaran,
pozo de mis
recuerdos
en verde musgo
mi fantasma muerdo,
de una espiga floreció
su vida,
de una espiga traigo
la sangre,
de una espiga ríe el
granate,
ocasos ocres,
misterios en copas azules,
me bebe su cuello
la esencia erizada,
la belleza
desmenuzada,
por el dragón de mi
fría fuente,
no me verá caer la
lluvia,
sólo ella y a su poder
alzo esta tinaja,
perpetua me lleva la
acequia,
su verde limpio, sus
florestas destapadas,
me bailan rizándose
en mi pecho,
sus venas labradas
entre su cuerpo de
tierra,
no me pisarán nunca
jamás
mis luces sembradas
de mis caléndulas
arvensis,
mis silvestres
flores de difunto
con las que recuerdo
que la vida
es más corta
que el paso de la
muerte.
CAMPO DE ILUSIONES:
Trenzo diestro
un tapiz almidonado,
esculpo, cincelo
que estiro
mi largo ciprés
que cobija gualda
espiga
tinta que descubre
mi Campo Santo
particular.
Si fuese mi credo,
partiría
a incendiar su cielo
de agua,
voy por subir
bajando
mi ceniza,
sin creer su
apariencia,
edificios de leche,
por nubes de ideas
acolchadas sin
precipitar,
rumbo a un designio
ciego
avanzaré por el
miedo
que ya no se come a
sí mismo.
Terruña piensa en el
Clavín
que resulta hoy sin
iglesia
de nuestro tormento
en condena
libertaria.
Su pena escribo
no es como
cualquiera
se baña en fuentes
y abrevaderos
incendiados
por miles
pensamientos
como caracoles
vacíos,
yerma sinestesia
que ya respira,
balanza etérea
por muslos férreos
cansada,
estoy preparando mi
reposo,
para vencer sin
abrir mis ojos.
Nacer en otra parte,
en otro cuerpo,
en otra vida,
no es ya opción
eso que quede a
idealistas soñadores
como fé y ambición,
presente sé quien
soy
pasado un campesino
futuro un ser
elemental,
poco más, acaso es
bastante,
agua, tierra, luz
es mi número tres
aire ,agua, savia,
sangre,
cuatro hermanos.
Cristal, oscuridad,
fuego,
un tridente,
por candil flamígero
trenzo los sueños.
Elemental esencia
por la que densidad
forma materia,
en este campo de
venas
siembro razones,
esperando florezcan
mis ilusiones.
ALTO DIJO, COMO LA
NOCHE:
Batiente ala negra,
oh, conjuro, densa
bruma,
solísimo halo,
intangible esencia
arrebatada
a lo oscuro,
que trepa aleteos de
fugaces pájaros
grajos sin dentado
desdén
que nerviosos
estiran el descender del ala
de la noche, pulcra,
densidad en yunques negros,
aguardando vil
resplandor
de luz cansada,
despertándose.
Sujeto mi
estridencia
en estría parda
caduca;
por cuanto
sostuvieron mis pupilas,
como sombra
arrebolada entre mares de gentes avanza
esperanzado su
cálido refugio alzado,
nuez del tiempo,
germina con ténue
raíz arcana,
devela anhela a su
ángel de plata,
le tiene morada
cobriza
de espinas de zarza,
levedad pulcra del
hoy por mañana,
verán mis caracoles
seniles
entonar por lamentos
y cruzadas,
hondo reflejo dicta
que vida de un día
es no acabar postrer
sorbo
sin beso ni
despedida,
batiente ala
remarco;
es escuchar a la
noche
que estirado el día
ni rasguño
inflige,
caparazón sonoro
de rudo ancestro
ella levanta mi
coraza por pechera
blandiendo mi
gloria,
que se me considera
poeta del viento,
entre negra sombra y
su negra noche
generación de Emilia
Pardo Bazán.
Y suspiro en labio
de Rosalía de Castro
tendido en prosa de
catedrático
Leopoldo Alas-Clarín
ojalá me creyese
quien no soy de una vez.
En principio
murciélago de mi antiguo hogar.
VANGUARDIA III:
1
Érase una noche fría
de invierno.
Las lechuzas estaban
recogidas,
lluvia caía al
suelo,
la niebla y la bruma
eran intensas,
sólo una sombra
caminaba
por la calle,
era la muerte.
2
Cuando la luna sale
los vampiros
y los murciélagos
están cazando.
Era la noche yerta,
los ataúdes se
abrían,
pero sólo
para que entrasen
los cuerpos
de la epidemia
que asolaba a la
ciudad.
3
La vida del gusano
Juan
era muy sencilla.
Él vivía dentro de
una almendra
y tenía suficiente
comida
para hacerse adulto
y hacer la
metamorfosis
a los meses
siguientes.
La hizo y nació
de la pupa un hombre
con vocación
política.
4
Era la noche
de los gusanos
todos estaban
bebiendo
licor de hojas en la
cantina.
Pero un escarabajo
encadenó la puerta
de la cantina
y la prendió fuego
con todos los
gusanos dentro,
los escarabajos
recogieron la carne
braseada
y tuvieron despensa
llena
para pasar el
invierno.
5
Soslayada la flor
del cielo,
abría los caminos de
la vida eterna,
una polilla como una
hoja de adelfa
caminaba el cielo,
corrió hacia la luz
estrella
con ímpetu y brío
hasta estamparse en
ella,
se formó entonces
el hueso de luna
que todos vemos.
6
Era una noche
de cristales rotos,
los lentes míos
cansados
reposaban sobre el
escritorio,
miré al espejo no
reconocí
al que estaba
sentado,
pregunté ¿Quién está
ahí?
Aturdida contestó
una voz:
Soy el que nunca
serás,
porque siempre has
sido yo mismo.
7
Eco sordo
en alta voz
resurgía
entre la ceniza de
su cigarrillo,
no tenía manera de
saber
sólo apostaba
al nivel de la
montaña,
quiso conocer
pero una mala
oración
se llevó su tormento
dulce
a la entraña del
frío áspid.
8
Belleza si acaso
estuvieses forjada,
quién sería tu padre
quién tu madre,
inconmensurable
por infinitud de
sendas
ella abrió sus
párpados
viendo su reflejo en
el lago,
sólo de la impresión
acudieron todos los
peces de colores
a besar su imagen,
llevándola a su
profundidad.
9
Se rezogaba
por acres difusos,
donde vuelan
polillas de las
tierras,
de una flor
nació una polilla de
cemento
con la esencia
de las ciudades
que dijo la
oscuridad por poder
te puede pero la
realidad
es que me supera.
DUDA DE CERTEZA:
Contralto sin indicio
vivo,
secuencia
inamovible,
juega con el órgano
de mi carne,
preludio de tu
posesión certera,
sigue, tu duda no
vence la mía.
Juega y ríe
descansada,
a mi esfinge ni paz
ni soga
basta,
acuesta en hondón de
mi cabeza
cuantos quicios obré
por ella.
Siembra tú mi bóveda
de cráneo.
Espíritu de luz
acaso,
cegadoras sienes
su intelecto grave
no germinan.
Brega sin ama, sin
rienda,
desarmo tu tacha,
alzo mi escudo.
Límites adultos,
astrales,
descarnados
en tu pulcritud de
infinito
que rige filo,
asiento personal
paraíso.
Tres angélicas
opciones,
a mi ninfa preguntan
cuándo podré
quererte.
ABRE TU NÚMERO:
Ahínco, fieles
cinceles abruptos,
en cósmica unión de
mis pinceles
por lira de tres
ramajes
dignamente
inefables.
Sángrame tu voz en
mitad de mi soto,
vergüenza de tanta
trampa
no tengo.
Por venales
conciencias marcho,
me deshago contigo
mi vil manifiesto.
Confieso mi afán
en tus batanes,
atraviesan tus
escarpias mis cristales.
Briosa tu leve rosa
azul
firme, esbelta;
elegancia en aire
resuelta.
Humilde respalda
espinas
y honrosos vestigios
clemente bogaré tu
piedad
deslumbrada.
Azota tu alquimia tu
esencia
y quinta esencia.
DEVELADO ASCENSO:
Metamorféa mi
cariño:
1
Alzo digno puente
sobre el vacío,
culebra bastarda
entre cadena y telón,
almanaque de muda en
escamas escarlata,
2
flor de pecado sería
morder
tu latido proscrito,
circuló mi sangre
3
noventa años por tu
cauce,
Telón con mi lienzo
milagro en llanto
4
de anhelarte tanto.
Río chico que a mi
pasión pregunta,
desde ventura, fondo
o poso
5
hasta acariciar la
brizna de tu corazón.
Verde es mi escarcha
devela, avanza
6
tu crisálida
de mujer exacta,
tendida mi araña.
BRUMA DE IDEA:
Tiniebla de la nada,
pensamiento,
tormenta,
en sólo tres
inciertas sombras,
tres telas en
asombro por ánades
dudas pasajeras de
calandrias,
chopos
transparentados
en telas azules
proyectos de
murciélagas alas,
arroyo de sangre de
piedras,
tu cauce quizá.
Venideros ya no
sueñan
los esquivos
mordiscos.
Entre raso y sierra
manantío venal,
espera tu lengua,
promesa en cosecha
de idea,
criatura mía
concha altanera.
soy yo semilla,
rajando acres
de solana mar
perdida,
busco nombre por
cadenas,
corazón sin tierra,
vado de mi soledad
avanzado,
futura puede ser
ella,
lo que ella crea,
cielo en ciudad de
puja lisonjera,
puede acontecer
arcángel en esfera
de plata,
arcángel en burbuja.
Ya adhiere su piel
la cota de malla.
Nido estallando de
su amplia sin razón.
Se alzará todo lo no
acontecido.
ORFEO INVICTO:
¿A quién canta tu
férrea lira?
¿Para quién
despliegas enervada
tu alma de luz,
la magarza de tu
pecho,
el tulipán silvestre
de tu cuello?
Bréa en fuego que
arde Apolo,
la fuga de narcisos
y crinejas de tus cabellos,
tersos en huracanes
de mis manos silentes.
Árboles tupidos,
besos
de virginales
savias.
Fruncen tus ceños
imantados,
Atalanta cobija la
roca de tu piel esquiva,
erizando mis vellos
de escarpias cobrizas,
agita, concentra
leve destello,
pasajero de mi
viento tejido.
Tu voz que edifica,
rompe silencio
perdura en tus hilos
dorados de entraña.
Desnuda mi arpa la
música a Eurídice.
ELOGIO EN SOMBRA:
Sin mi otro, él
mismo,
primerizo hexámetro
en miles largos
de centésimas
en broncineo
invocando mi falange
griega,
insoslayable argento
tejiendo mi póstuma
égida.
Musa o ardua estela
vislumbré
en arcano fuego,
tengo miedo de ser
perfecto para ella.
Sin y con cumbre
en árduo intelecto
mi Sol mayor blande
cenit d'esta idea
por cuantas cóleras
desvencijada,
mis herramientas
cabales
dictan
muerta mi araña,
paredes para mi
yacija y su sombra
alumbrada, esquiva,
por piadosas ninfas
muestra lo que
perdura.
Otros jáctense de
páginas que han escrito,
ni me rozan en vil
osadía,
manifiesta.
No habré inquirido
declinación
laboriosa
en afán de romper
sintáxis.
He profesado a mi
musa de agua
que soy su aguja
esquiva.
Ni sargento ni venas
de Horacio fuí
ni filólogo ni
malabarista de letras,
Ciego y quebrantado,
labré mi verso
todos los meses,
desde cruel insomnio
aplacado
que despertó mi
quimera
quebriza de ocho
patas
aquel 2005 que
comencé
a ser alguien con mi
existencia a espaldas.
Rostros y mis notas.
Vanas apariencias
que anidan.
Alacrán manso y
ciempiés soberano,
mirto e hinojo que
hace monte.
Tus piés de jara.
Cierra muralla.
Hacedor que invoca
su río,
Heráclito de
intangible astro,
llorando mi amor,
por cuánto espero,
por cuanto he
conocido,
las tres armas, el
guerrero
reminiscencia en
laberinto de sus espejos.
Serán ascuas
corazón y sequedad
de piedra.
Tiento de cuanta
ceniza yo amo,
pensamiento, muerte
o proclamo;
tinta servil de
amarse a sí mismo.
EN MEDIA AZUMBRE:
Nunca seremos nunca,
enfilando seremos
ceniza
secreta puerta,
desolación con
corazón,
materia de luz
remota
sombra, olvido,
brillo
palabras en el
polvo,
tintero, sinfonía,
melodiosa sierpe,
me ensordeciera tu
rayo de luna.
rastrojos por
cebollas difuntas.
Animosas amapolas
órganos de mi ruda
piel,
alada mi alma de
almendra.
Parca enamorada es
contemplarte
colmenera sería tu
alma para anidarla.
Me esparcen la
razón,
bueyes arrostran mi
redil de venas,
fugaces, secuaces.
Halagan mi jardín
sin alondra,
mi nombre te dejo,
pecho de ala,
tórculo de este
recuerdo,
dejo presente
que quiero ser
siempre, contigo.
Sufrimos tú y yo
la miseria de la
vana luz,
en lecho, buque,
beso
y noche de perros
sonando
como lobos
despiertos.
los valles redondos
de ondas viejas
navegan las dunas
de tu luna
sempiterna,
en arena gemías mi
placer
y sus grajos que
crascitan
enamorados de
nuestra espera,
delicia como tú así
es esta vida,
piedra ligera en
viaje definitivo.
VERTIGINOSA
CONTIENDA:
Soy hijo de tu
oscuridad.
Tarde prendida entre
apóstatas,
sienes y jinetes de
curvos ejes,
partir me alcance
este día,
desde mi flor de
Bradomín.
Retorcido entre
carruseles, tranvías
del sueño noctámbulo
y malvas del sueño
de Castilla.
Quiebran mis señeros
una luz sin
espasmos,
ni cobres
caminantes;
un canal que la floresta
sigue
por senderos,
apuesto mi perdida
ala en son de tu lengua,
donde el azahar
sembraba
y se extendía como
ciencia de umbrío tomo.
Era mi era como
mujer sin barba ni corpiño,
entre mi siega
labraba una espera
esperaba una
lagartija
del fuego nacida,
una contienda de
bombardeos
de simientes
risueñas,
como un látigo que
la estepa enciende,
su signo bravo, un
linde en ávida crestería,
por el desliz de
esta hoguera,
acábose mi rodada
espera,
sin marca ni
flamígera contienda,
estaba quieta, jamás
yerta
tu flor del alba,
como niña perdida de
la madrugada,
abrió destartalado
su ronco latido,
naciendo una vid,
primeriza
entre avernos con
hijo de tu flameante
oscuridad hendida
y huellas de trigo
venidero,
disparé al viento,
me contestó su voz
entre sarmientos de
cobre,
rindiendo mis
miedos,
de violetas noches
postradas,
en soliviares que
abren azadas
de la tarde en su
compostaje,
sembrando
que volveré a verte.
Para poseerte,
dicta rauda tu señal
seguiré cauce
sin embelesar, sin
regentar
sólo tu letra por
anidar.
Y mi vida en ti
sembrar.
VASTO DOMINIO TE
ESCRIBO:
Atrapa mi carne,
en orilla de otro
sitio,
en levedad de tu
oscuro abismo,
púlsame mi figura
que ensordece,
mi voz libre que
penetra
sórdamente tu
sombra.
Abismal silencio
yerto el tiempo
que disparar
manecillas de
relojes rotos,
fulguran, encandilan
tu mirar,
absorbe mi cruel
indulto
transmigrado a
evanescer,
vida sin amor no
ofrezco,
deseo hondísimo
en vaso
infranqueable;
abismática tú
ruego batas tus
oscuras alas,
enigma o poso del
mundo,
bajo la tierra
oscurece el día.
Sombra justa que
mandas,
penumbra en perfil
de cielo puro;
torso de tinta,
parpadeo de espumas,
noche cerrada,
los luceros sobre tu
parda mirada;
sierpe que palpita
llamada esperanza en
azul
montada,
luz ciñe tus
colinas, tus exactas sílabas,
perseguidas por tus
labios dispuestos.
Mi viento inquieto
te circunda,
demarcando sueños
auras
y tesituras
perdurables.
Diosa suave eres,
asaetada,
deslumbrada por
padre lucero,
déjame admirarte,
no quiero refulgir
si no es a tu nombre,
bosque de venas,
hojas malvas,
ascua del mundo,
es darte mi corazón,
yemas ofrecidas
hierve tu belleza
colmada,
eterna duraste,
cruzaste
la senda que lo
bonito te llevó a mi casa
de ciego verbo,
ALBO TRAJE TU MIRAR:
I hoja:
Canta mi piedra
por inencontrable
esencia,
promesa de luz del
sol.
Azar de imposible
fuego fatuo en tejas
que son nubes de
altos cielos.
Serénamente místico,
me alzo.
Ascua empírea fueres
o carbón del destino
atronador.
Mito, constelación:
constante, pura
flamígera,
eterna de cimiento
terreno
sobrevivirás a lo
alto.
Escarno mis solas
sombras.
Promesa de tiniebla,
promesa tibia,
nunca alcanzaré luz
tan ardiente.
II hoja:
Perecer a los cielos
que yo amé,
te amo en medio de
mares,
entre pulcras
esferas feroces.
Clamor por férreos
bosques,
boscajes de tu sed
de miel,
arrebatada tú, de tu
albo espíritu,
generosa es la
penumbra
eco pálido de azul
viejo
virginal fuerza de
noche añil.
Presencia misteriosa
en haz, de luna
áspera.
Destino opaco,
inclinación
por verdades de
monte desgarrado.
III hoja:
Tránsito
estremecido, el río,
ligero, nitidez de
espejos
que dulces presiden
hondas tierras.
Constante agitar de
sus fuentes.
Resplandor baten tus
argentísimas alas,
palabras
entreabiertas
buscando dicha.
Esencia, eclipse de
mi sangre.
Sideral cuerpo estrellado.
Sigilo, tus pupilas
con las que a fuerte
garra
me amas,
y árdua me miras.
ROMANCE DEL
DESTIERRO:
Mi raíz arcana
anclada,
dejas el etéreo
espacio
en eterno cementerio
tu silencio
amalgamado.
Yo era taciturno
espectro
misterio, parajes
blancos
que salvajes en tu
lengua
confrontan en yermo
arcano
saciando mi baco
imperio
de soledad que
amilano
sin inicio, sin
futuro;
sólo aplacando los
diablos
y esa idea
primigenia
cual ojo que jamás
hallo
descansando en
alegría;
ocho hijos que me
has dado
más los bastardos
impíos
reconocidos sin
ralo.
Anudar aún sin vivir
mi vida; que
deshilacho.
Desfallecer,
despedirla.
Corona por
candelabro
sí, mi raíz es de
plata
al fervor de soles
alzo
como cobrizo capullo
entre polilla o
gusano
devana mi sangre,
rueda.
Transmigra verde que
escancio
sobre espica, sangre
yelo.
De infecundo humor
humano
con coraza por
pechera
carcoma en espuela
calzo,
mi tomo de tierra
venzo
roja sangre que yo
esparzo
pergamino en vana
ciencia.
Que los abrojos
espanto
espejo terrenal
hondo
mi sonido injerto
orando.
Sobre mi vil
armadura.
Escita alma, el
Castellano.
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