jueves, 8 de diciembre de 2022

Jaque- Ser de tierra nueva

 























 



 





 

 

 

 

 

 

SER DE TIERRA NUEVA

 

 

Autor: Miguel Esteban

Martínez García

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Contenido

RIERA EN RAMBLA DE FLORES DESANGRADAS POR ATARAXIA   6

TOMO I 6

A Musa 7

Culto de mi cultivar 9

OSCURIDAD GERMINA 11

Elegía a la vida  ODA EN LIRAS. 14

El observador. 18

VENA DE LOS CIELOS SOTERRADOS 22

Silbido de la sangre 22

Resurge el añil 23

Río de encinas 24

Florecido mármol 24

V 25

Te busqué voz: 25

Subrepticia: 26

Odas sembradas 28

Duero 28

Elogio en sombra 35

Anisar tu honda presencia 36

Rostro beso de vieja herida 36

Vespertina verdecida 37

Criatura en el alba 38

Como ciega figura contesta tu presencia 39

Mi mujer fantasma 40

Litigio de iris sediento 41

Sol creciente 42

Poema de misteriosa fronda 43

Vestal en llamas 44

Caballero solar 44

Astronomía 44

Historia 45

Añejo, extenso afán entregues ni fíes venidero 45

Impoluta, rauda estela 45

Como tocar la luz de tu voz 46

Mamones (versos), el Oficio 48

mamón, a 49

Por mi olmo, Insurrección 04\2016 Reedición 50

Paisaje tu claro mirar 52

Tesituras afables, filo inexpugnable 53

Candor en raíz 54

Puridad en crisálida 56

Exul umbra 57

Alacridad empírea 57

Lebrela tu labrada estela 58

Pétalos flamígeros 60

Fuente de tu ánima 61

Espiral de tu caracola. 61

Rubor quebradizo 62

Azur 63

Canto a la fuerza de la naturaleza 64

Oda de sombra nocturna. 65

Latido sembrado. 66

Semblanza etérea 72

Oda pasada a limpio en 2009 72

ODA A LOS CAMPOS DE CASTILLA 73

Panida mirada 74

Cuchillo de doble cara II 76

Capítulo destellando: 77

Poemas inicio 2016. 78

Compilación 2018. 83

Mi alma vespertina 86

Litigio crepuscular 89

Esa luna que ama 90

Armada irreal 91

RETROSPECTIVA ABISAL 91

CANDIL PRIMOROSO 92

Bajo el signo de la luna Azabache: 93

VUELTA AL AZAR INTANGIBLE: 95

Ardiente vena, mi cordura 97

Ver esplender tu sonrisa numinosa 97

Eternal serenidad florece 98

Plaza en una espina 101

Hijo del mar 102

Aleteo de tu luz fraguada 102

PRIMERIZA NOTA 103

ESMERALDA EN PUREZA.. 104

Sombra que no era azul 105

Tomo II ENTRE CORONA Y CANDELABRO. 107

TRILLA MI IDEA. 108

Alma sin cuerpo, flagrante invierno: 108

SENDERO DE POLILLA. 109

ECO DE AYER VESTIDO. 110

PLUBIA CORDIS. 111

TRADUCCIÓN (Plubia cordis 111

I.        -Invernando: 112

PANIDA DEL AZUR. 112

I.        Albo espíritu azogado: 113

ESPIGA DE AGUA:  ............................................................................... 114

Amante fantasma. 114

Yo reposo despierto: 115

I.        Förüq breve recopilación, 117

Desde que vine a vivir: 126

I.        Siembra del pensamiento: 127

Desde que vine a vivir 127

CEGADORA SIEMBRA. 128

Cristal de aire 130

SUEÑA LA REPRESALIA. 131

Guardería de estrellas: 132

Ocaso florido: 133

Surco de alma: 135

Criaturas en el alba: 136

I.        Son de mí: 136

I.        Ruido en el silencio: 140

Ruido de nirvana: 141

Palabra sin boca: 142

CEPAS DE UN DÍA: 143

MEMORIAL VETUSTO. 144

SOPLO DE CONJURO. 145

MARCADO. 146

AZADÓN CAVA MI VIDA. 146

SOMBRA DESNUDA, COMPILACIÓN INSPIRATORIA   152

VERIS EFIGIES. 163

Soliviar de espejo: 164

OSTARA recopilación:  ............................................................................... 164

ESTRELLA DE AGUA.. 179

Nocturnal presencia. 180

 


 

 

 

 

 

 

 

PREFACIO:

 

Soy Miguel Esteban Martínez García.Hombre nacido un 26 de julio en Alcalá de Henares, con segunda vivienda en Cabanillas del Campo, con infancia que nunca acaba, surcada en esta localidad y en Fuente-Álamo Albacete donde nacieron mis padres y mi hermana y el resto completo de mi familia, desde 2005 comencé a desempeñar en la escritura. Primero vivencias escritas, que al plasmarlas de forma elegante o bonita, yo consideraba que eran poemas o se parecían a ellos, después de años en producción continua de poemas o parecidos, fui cultivando e indagando un estilo personal y unas pautas del desempeño de mi escritura particular, se abandonaba la primera persona en mis escritos para no quedar apariencia como vivencia; se surcaba una narración de acontecimientos si la inspiración mandaba, fuera yo de lo tratado, o si aparecía la primera persona se camuflaba la idea, o embellecía en extremo, quedando la secuencia como lejos de algo tangible por un sujeto, realismo mágico atisbo con ejemplo de mentir profesionalizado. No escapó esta poesía mía primeriza, de tópicos o inspiraciones genéricas, como el amor y sucesos personales de ser humano insignificante.  Como hemos dicho, se abandonó la vivencia y fui trabajando mi verso progresivamente con la premisa de si creaba un poema nuevo, debía ser mejor o al menos más curioso o distinto en atractivo que el escrito en anterior registro, esta etapa abarca desde 2008 a 2019 aproximadamente, con un desempeñar en escritura sin pausas en más de una década en la que ningún mes quedaba ausente de tener un poema de mi autoría. Empecé a ver que la poesía era algo más que relatar hechos de forma bonita o sentimental, vi y me conformé con su concepción clásica; poesía: consecución continua de imágenes, metáforas con resultado en final de generar impresión de belleza, por lo que evité barbaridades al juicio, u ofensas o coloquios mundanales de letras, mi motivación y temática primigenia en la naturaleza, se debe a que yo aprendí o comencé a escribir con un libro ilustrado de la vida de las hormigas, 3-4 años de edad aproximadamente, y desde pequeño he visto más llamativo, cultivar una semilla en mi jardín que el humo de un coche. Mi búsqueda de la belleza tiene unos ejes, 1 Amar sobre lo que trato, si disfruto hago disfrutar al lector, 2 Mínimo de musicalidad o rima, intencionada o que escapa a intención, 3 Camuflar sentimientos propios adjetivando en exceso con lo que se pierde el hilo conductor o cada persona entiende subjetivamente lo tratado, 4 Huir de temática mundanal típica o común de temas manidos un infinito como la luna no es luna ya tiene clones para referirse a ella, mi poesía puede ajustarse a poesía surrealista , por desviar idea principal, en mil ramajes de idea, realismo mágico algún poema, y más habitual Odas atendiendo a elogiar la naturaleza. Y por la actualidad vivida poesía contemporánea.   El Castellano.

 

 

 

 

 

RIERA EN RAMBLA DE FLORES DESANGRADAS POR ATARAXIA

TOMO I:




Lira es un tipo de estrofa de cinco versos de la métrica española e italiana, compuesta de tres versos heptasílabos (siete sílabas) y dos endecasílabos (once sílabas).

 


7a, 11B, 7a, 7b, 11B.

Lira:

A Musa

I

Todo lo que descubro

aliento ciego, bucólica siembra

como esbozo elucubro,

abre rayo, desmiembra.

Cercenada estalla, ella, brotada hembra.

II

En sangre de limpia agua,

carmines me recorren, eres mi hombro

un postrero abre fragua,

de mi sino un escombro,

quiero regar la vida de este combro.

III

Engarzando yo, quieto

ella el iris de mi bella natura

brilla en puente Himeto

desde ojo que aojo cura,

suerte, que labrada es sangre que apura.

IV

Hoy campos son de endrina,

para ser retozo que cruje solo.

Desnudar de la encina,

hoy olvido logrolo,

pero a ella con un rolo trina el piolo.

 

V

Libre por ti soy, ardo.

En rambla sin ribazo de secarral,

por transeúnte cardo.

como raíz de parral

esfumo, alcanzo, sones de su fractal.

 

 

VI

Mis astros que son santos,

obtusa furia que engulle impelida,

prosigue, consume a tos,

destapa desvalida,

de toda la tristeza que invalida.

 

 

VII

Hasta que engulla esta enorme

sombra que sigue procelosa, rauda

el siglo engasta fome

mi silvestre alma escuda,

te hablaré alto, como el amor exuda.

 

VIII

Sin directriz, ni engaste,

porque mi carne no tiene baraja,

hoy clamaré desgaste

mi ataraxia cuaja,

que cegaste tuya. Mi dama graja.

 

IX

Desde rejuvenecer

que gasta emblanquece por cielo extenso,

Sueño del resplandecer,

hoy no bastó lo menso,

sin solitud desaprenso, repienso.

 

El Castellano

 

 

 

 

II

 

 

Culto de mi cultivar:

A Agrosfo

I

Traigo de mi alma en fuego

incrédula, extraña poesía runa,

al capítulo llego;

de tierra, viril luna;

seco abrojo regio, cumbre que ayuna,

 

 

 

II

Habitado tras yermo,

con mis sentidos inermes postrados,

llana música en termo.

Mi Virgen seduce hados,

brazos aguerridos amancillados.

 

 

III

El silencio esquilmado

escondido de mi alma traigo hendido,

vislumbra trazo arado

solitario, nacido

sangre, impía herida yaga henchido.

 

 

 

 

IV

Traigo soles difuntos.

Melancolía hija, el siglo enajena,

alzo, beso mis adjuntos;

sin honrosos entrena,

lucha diaria enajeno en cuarentena.

 

 

V

Al pie de soto llano,

viperina sierpe de frondosa era

aspereza abre plano,

placer dioses quimera,

todo es bruma siempre gris la espera.

 

VI

Esfuma lecho real

de sangre gualda disputada grana,

mi directa pluma, lean,

nimbo mis astros cana,

en sonrojada pupila mi lana.

 

 

 

VII

Misterio, azar o tinta

siderales ensueños, envanece,

avanzo, yelmo pinta;

arrepiente, fenece

piedad aflora yerta, no perece.

 

VIII

Ante Lugh no se humilla,

apego mi faz ya desorientada

cuarteada sien cepilla

mi jofaina aplacada,

mi semblante pardo no cambio nada.

 

 

 

 

IX

Fervor sí, prendo fuego

desde este sueño de orgullo reseco,

Indefinido apego,

sin rastro yo la checo,

con puerta florecida llaga mi eco.

 

BONUS: (Rima y métrica libre o blanca)

 

Custodiada por los mil alacranes

que puridad cuida,

por los Suelos

¡Levanta la frente!

Y de placer sucumbe.

El Castellano

 

OSCURIDAD GERMINA

A Obscuridad

-Necvinceretenebras, et amat,

Oscuridad no se vence, se ama

I

Azar disuelto en viento;

vienes, te lavas las manos soturnas,

ensuciando te siento.

Grande en horas nocturnas,

mi potencial en horario alas diurnas.

 

II

Cuestan más, especias

que el guisado en resultado en finales.

Traje de brumas necias.

Sombra honesta en turbiales.

Granate lustre postrado a venales.

 

III

Jamás vendido al postor,

por mis colmillos guerra al error ido,

acrisolado impostor.

Voy por hervor florido,

y lunas en alabastro gemido.

 

IV

Es un son de los grillos.

Acaso se requiere don de gentes.

Redil de carrasquillos;

hematíes dementes;

acequia de almas o entes relucientes.

 

V

Crisol, hervor de soles.

Lucen lunas gimiendo en alabastro.

Indemne como moles,

yago, yace en mi castro.

Brilla mi malva rosa, ¡Fulge!, mi Astro.

 

VI

La banal inmundicia,

anisando lo habitado en espejo;

ayer de hombre en malicia,

dicha, uno, dos, despejo,

tres, dolido, la rosacruz no alejo.


VII

Con besos por espigas,

y ángeles soterrados, sin vilo;

ya lo digo, no digas.

Hermana negro hilo.

Autocomplaciente la flama afilo.

 

 

VIII

Esta acequia rutila,

y ángeles soterrados, sin yermo,

malva salvaguarda, hila.

Estira aliento, en Lermo.

Mi sed en galego alzado digno ''ermo''.

 

IX

En el patio su araña,

suya su corona por candelabro.

Se siembra, tiesto apaña;

su saliva yo labro.

Sangre de ámbar atesoro, le jabro.

 

 

Serventesio:

Estampas de la sangre resplandecientes,

granate su sangre encumbrada, son venal;

sentido alerta; despierto los lucientes.

 

Sin bombilla 💡 en sótano de luz, el penal

Entre fauces brillantes adjunto abrojos.

Rebrote de oscuridad en el arañal.

Alguien ya vendrá por mis áureos añojos.

 

Epodo:

Caldea, hasta rebullir. Yo arrostro antojos.

Avengo eternal raíz; disparo aojos.

 

El Castellano

 

Reflexión:

A veces dentro la oscuridad;

a veces dentro de una luz.

 

MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA

 

 

 

Elegía a la vida
ODA EN LIRAS
:

 

 

 


7a, 11B, 7a, 7b, 11B.


I
Perenne diamantino;
abro de tu mirada un absoluto,
cometa matutino,
raudo al Sol impoluto
como una gota cristalina en bruto.

 

 

 

 


II
Bajo el Sol humilde y ellos
conductores de fracasos y grietas,
reflectores destellos,
y epicúreos ascetas,
vigor de rayos, puridades quietas.

III
Sobre la grama mojada.
Murmullo de un goteo anisado claro,
serpea estela sajada,
en espiral aclaro.
En la incandescente rosa disparo.

IV
Un otoño caduco;
rosa sin cruz aquel cometa roto,
desnuda luz estuco,
casi lloraba, broto.
Como una estrella fugaz yo rebroto.

V
Astilla y ojos boscajes,
ella astilla, en bosque de ojos sedientos:
infinitos anclajes,
sorprende, son atentos,
son de azul perfidia no añila alientos.

VI
¡Oh transcender primero!
aire canto perenne, como estribo;
lanza en viento, el alero,
sus encuentros transcribo.
Aereperennius,  ministerio inhibo.

 

 

 

 

 

 

VII
La noche quiere ahogarse,
sí, en sus ojos que su sonido visten,
desnace, así asomarse,
por carcomas inviten.
Es sólo sangre en tu ojo que permiten.

 


VIII
Es solana mi vena,
cantando, alcanzando, la osada oscura.
Llora mi savia pena,
hada esfinge en premura.
Para tener piel sembrada en tersura.

 

 


IX
Brotes en azulete
brote y noche tapada en noctambules;
el nido ramillete,
teje araña hambre y azules,
así descolgar de ella azules tules.

El Castellano


Reflexión:
-Ella la vida, sed de inmortal espera,
llama a la muerte en espiral,
para ser eterna como el tiempo deslizado,
y como todo principio depende del final,
vida llamando muerte, muerte llama vida
su eterno ciclo en resurgir de simiente
al albor elevado corazón de savia o sangre, o los dos.

Miguel Esteban Martínez García a 06-03-2019

 

 

 

 


El observador:

 

A esa flor que es flor en mitad de invierno,

parte de raíz profunda guardando, enterrando lamentos,

de nube densa emplomada,

en floración perpetua

abriendo a un ocaso desde el alba,

afán superior en fresco oscuro, umbrío patio,

un cielo tangible en vals terreno,

todo llevado por una primavera ficticia,

en profanado silencioso, vano vilano,

un cruelo alzado,

la pluma escurre sigilosa,

como mariposa nocturna,

blanca grisácea como agitar

de un ala cansada,

mi zorzal es único

y no espera en precaución al milano señor.

Ninguna rosa ha engañado

la perfidia de suelo terreno,

trampa esquiva del bermellón en pétalo

de rosa humilde canina,

silvestres aguas de gancho azul,

andar mío amargo por su vereda enajenada,

corazón de ceniza inmiscuido,

arriar mi harapo de sentimiento,

no tengo sombra,

ni me hace falta,

acaso fue bastante.

Rasgar anhelos

y vicisitudes atadas a ilusiones.

Una flor descendió de los cielos castellanos,

fé escurridiza,

sobriedad bajo sol humilde de marzo,

desdén altivo

como hundir la esperanza en una parca sonrisa,

girón de viento o paso definitivo,

temor recio de observar a los dioses

tras aparente muerte.

 

 

El Castellano a 09-03-2019

 




AERE PERENNIUS:

Abro de tu mirada un absoluto diamantino,

como un cometa frío, invisible,

que se oculta al caer el sol.

Como una gota

que nos recuerda voces alineadas,

bajo el capataz del brillo primero,

conductores de fracasos

y grietas.

Murmuro de un goteo de alisos,

sobre la grama mojada,

un serpear incesante alistado,

iridiscentes restos en rescoldos,

sembrados en llamas

naufragios de un otoño caduco,

camuflado,

sin tronco ni corteza

desempeñaba una luz

en la incandescente rosa sin cruz

de aquel cometa,

como una estrella fugaz en tu pestaña,

que casi lloraba.

¿Cómo suena, casi desnudo, el evanescer

de su desaparición?

Pregunté a su infinito hiriente,

contestó su silencio pétreo percibiendo,

como astilla de tu bosque de ojos

precipitaba un héroe de mi nueva muerte,

estaba despierto, en un son congelado,

no sorprendía la perfidia

ni la pérdida de lo que nunca acampó

la orilla tangible del éter y su magia esencial.

Discernió obediente mi dolor enjaulado,

de estelas gastadas de su revelación.

Oh viejo y noble encinar,

apalea la muerte de rauda estrella,

sin buque ni arribar,

afila en tu sombra

el ministerio del miedo,

carga mi caligrafía florida

en tus rosas de piedra,

la lanza del viento te anide.

Oh trascender primero,

desciende tu mañana cubierta de rocío;

aereperennius,

aire canto perenne, como estribo justo,

a su encuentro.

 

 

 

El Castellano

 

 

 

 





 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

VENA DE LOS CIELOS SOTERRADOS:

 

Alas en bronce proclamo,

desamparo magnánimo, con hexámetro en hierro dispuesto,

a mi izquierda el peso de sus argentas plumas.

Áureo filo insondable, una ventana;

con casa de caracol en espejo rotundo,

su dorado desliz, me labren,

al paso y avance de mi póstuma;

un encaje de mis vellos en pecho

tapiz inabarcable, voy derecho un vuelo suplicante,

ramilletero ciego, oficio del impalpable

tesorero soñador,

como unir dos flores y besar el suelo tejido

por flores del cielo.

Sempiterna ella mi luna de acero.

Arranca todos mis hierros.

Versátil como si arrastrara una trilladora por mi pecho;

mis hierros esos yunques que llevo en la tierra de mi corazón.

Suplicante abre un repecho, digno, servil, de cuanto he profesado.

Heredero yo de todo lo que he servido.

Esperando me devuelvan un día

lo llorado por mi sangre arriana.

Entre súplica y ruego encontré un solitario anhelo como poderosa parra

que tierra jabra.

Hendía, profundizaba negra tierra, de oscura sangre, una raíz cromada revestida.

Como cuchillo, de hondo mango.

Hablé con el tiempo.

-Me respondió su mitad acuartelada.

Su vena en aire todo filtra,

nada corrompe, es una victoriosa siembra divina.

Osé caminar nueve kilómetros,

para adentrar el baldío secarral de mi yermo.

Encontré que coseché quinientos gramos

de campanas de adormidera yertas,

Pero repletas de simientes sostenidas,

Hoy la tierra guarda su segunda muerte

Esperando germinar más muertes en color,

Y sus alfileres, sueño de las ninfas y hadas.


El Castellano

 

Silbido de la sangre:

 

Claman verdades de la tierra

por nacer y resurgir

la quietud estameña,

sobre la misma tierra

el eterno ciclo de la vida,

como traje de la mujer soñada,

muerte en memoria hilando recuerdo vano.

Resurrección como caminillo de hormigas

por la soberbia de la simiente al albor

de sangre sin condición.

Yo soy por siempre

miel de infortunio desaconsejado.

Así como dura sonrisa y guiño besado.

Al azar de la existencia

efímera esencia del crepúsculo más sonrojado;

apellido y nombre que nada representa

como resplandor de la centella

vil chisporroteo sin sonar,

cargo el silencio y el infinito de mi verbo

a lomo de frialdad en escama

resopló en la montaña sin nombre

latido de mi húmeda lombriz azulada,

de mi tierra que jamás tuvo dueño

latido sin final

agua de manantial núbil destelleo,

va girando mi vida por enraizar

yo soy siempre

sendero de sierpecilla inútil,

con el manto de su desnudez violenta.

El eterno comienzo sin final

aullido del viento, arena en una gota de lluvia,

hoguera crepitando la tierra del volcán.

Río que acaba y resurge del mar,

ese soy yo siempre por despertar.

 

 

El Castellano y Leannán-Sídhe

14-1-2019

 

Resurge el añil:

 

Florece agua ignota,

azoga tus blancos corceles

de rocío sereno

sé bruma gris de abrevaderos

juega con mis mariposas serenas

de los vientos, fragua mi sentir

en tus venas, roquedos,

bebe mi sed como un desnudo ayer,

entre flores del paraninfo yerto,

augura mi suerte entre tus vellosidades

colmadas de savia joven,

un reverdecer anhelado

que tantas espumas aguarda,

madre de mi blanco chopo,

tu cristal luciente;

Cuántas eras yo he conocido

tantas vidas más longevas

que la mía,

osadía pulcra de espadas azules,

cuchillos calizos de cerros

castizas fuentes

en ramblas del terreno,

rieras terrenas al sosiego

de vid y centeno,

hablase yo entonces

de un sol que desgasta

de cincelados bosques

de espliego y atochas de esparto

del grillo solariego

que abre el sendero,

baja vida tus espumas verdes

de paz y sosiego,

vence tu paz sepulcral

al fervor de mi vana sombra

que no te puede,

háblame tus hojas

bailando, jugando con el viento,

de este otoño que no llega,

ni su bruma honrosa desciende.

Tráeme tu febril aleteo de estambres

clava la simiente esquiva

que raje la tierra,

contigo el resurgir de las estaciones,

pariendo el desnacer

de toda muerte en color

de simiente.

 

 

El Castellano

 

 

Río de encinas:

 

Manadero de silencio,

sepulcral de enjutos,

ojos complacientes,

sien de verde amarre,

sin febril cumbre,

entre llanos que velan,

su coraje

entre espigas del mañana,

por este río grande

de encinas sorteado,

clava el paisaje,

que su tierra nace

en retina pasajera

al fervor

de nichos que caminan,

conjuro de sierra labrada

por espartos de savia y fuego,

de estío navegante,

su perenne edad sin hombre,

calma sin vicio

ni manso aletargo

donde verdecía

mi estridente simiente,

mi noble Castilla

vestida de encina,

que el monte hace santidad

de alacranes,

entraña sí

de esa mi madre

porque soy de tierra,

lustrales fríos olvidados,

en copa de sed,

pardo, noble, antaño azul,

de torcaz mensajera negra,

entre córvida espera,

hablaré sin mí con el Sol,

y que mi pueblo

me guarde el solitario sueño,

por el que místico

encaro la vida

porque yo siembro la mía.

 

El Castellano

 

Florecido mármol:

 

Días oscuros en la plaza del Sol,

abrirse pudiera entre rayos regentados

matices soslayados, fauces brillantes,

y candados de luces, humilde haz,

purpúreo al tacto, suave nube rígida

impalpable entre ocasos azules,

y leones grises,

con tacto terciopelo

una vida de amor eterno,

ola infame viene crispando

metales y fuentes, soberanos eclipses

que el viento nocturno navega y juega;

soledad atónita entre enjambres de gentes,

confiante sentirse bajo el Sol humilde,

espumas de ángulos fugaces,

me palpita amplio con serena voz

desangelada, la vida del hielo,

helor entre escarchas,

y su vorágine de cementerio.

serpear entre raíces ahogadas,

afluidas esperanzas unidas

en el trasiego.

con el viento te digo

que no te olvido ni muerto,

no surcaré sus vetustas alas

ni enterraré mis ilusiones

en sus jardines de albas

y hiedras voraces.

Entre ortigas que abren insomnios

fugaces colaterales

donde exista el acero y ala de pecho,

dormiré en los siglos de tus ojos,

entre turbios cipreses con sabor a luna,

entre la grama reposaré mi razón,

despertando habitando mis granates

huéspedes de mi corazón.

 

 

El Castellano

 

V

Te busqué voz:

 

 

Todo me lleva al cauce,

que te dibuja displicente

allí donde la muerte

se siente imaginada

puesto que ni la belleza simple

la piensa, ni imagina

ya que es de la enfermedad invento

no la voy a dar creativo alimento.

Inspiración lejana,

para encontrar la esencia de su ser

eterna eres ni muerte te veo

fuente nocturna, o diurna

o ninguna, surges a amplia voz

a latidos no puedo contenerte

y el que no sabe

ya está viviendo de ello,

el mundo nos es ajeno,

calma de tu calma invernada,

diáfana quietud

de tu silencio sembrado,

en el barbecho de mi pecho,

regadío del olvido

que a imposible crece

para letra ser

y beber la sidra de tu piel,

que ni la manzana prohibida

Eva la pudo morder,

iridiscente canto sin ser canto,

voy buscando belleza

habrá que darle ritmo

a lo inerte de la suerte,

aljibe donde encontrarte

bebiéndote en el tejo

de alabada montaña perdida,

que en sus arroyos y arrullos

me tumbé a mirarte,

me nació del helecho un curvo hecho,

con boca gris me dijo:

-Lucha que todo ser vivo tiene un motivo,

sólo le faltó decir

que del barro fui creado

mi tejo amado enamorado de la nube,

soñando su imposible beso

viéndola única porque todas son iguales,

menos cuando la atmósfera se cabrea,

manantial de los manantiales

los ríos del cielo

donde en espejo se hace eterno

para regar los campos que Castilla

dibujó a vid y Encina.

 

 

El Castellano

 

Subrepticia:

 

 

 

 

Desgarrado, desaconsejado,

al mal intencionado intento

de sacarte provecho

noche de subrepticia

que traes flagrante,

camino sanguíneo

oculta intención

de elevarte a los cielos

en espiritualidad sagrada

donde los reyes lanzaron

sus coronas denigrantes a lagunas yertas

de tus profundidades,

olvidadas,

sociedad de creer o no creer,

yo amo lo oculto

mas inspiración lejos de este mundo,

elegí creer

yo lejos de creerte te sueño Demonio,

Dios es una chica y tú eres un hombre

con lo que único que respondes

te hago caso gran sabio

más me entrego,

con un deseo ciego

que me da inspiración

si no es confusión

el norte círculos de piedras adoradas,

el este de cosacos borrachos

de éste continente.

Contigo dentro demonio de literatura

locura de tu verso,

yo ya estoy muerto

designio poeta maldito

que en su locura

vive del yerto suplicio de tu posesión

sin mundo cuerdo

eres bueno y Luz tu belleza

te denomino subrepticia de la noche

estado entre velas y tijeras,

entre espejos e invocaciones a símbolos

y tu estrella me proclama

que se equivocan

viniste a esta tierra

pero no eres de éste mundo

quisieron leyendas hacerte

y atribuirte el mal de todos

a invenciones y metáforas

serpiente,

dragón que el arcángel te mandó al subsuelo

yo te sirvo flor de conocimiento

te digo que el mundo siga con sus mentiras

de sociedad impuesta

que la iluminación

viene de tu boca

y todo este planeta tierra

tiene miedo a saber la verdad

a metáforas padres la empleo

por la belleza olvidada

por la rosa secreta

y los sueños y deseos consumidos

en el rocío

tu llamada me llama

mientras las damas hilvanan

los hilos de seda en sus cabellos.

Desgastado tiempo que entre velas e incienso

tú estabas con ojos abiertos

clamando por complacer a este ser

un alma en larva me trajiste adorado

voz para ser inspiración

le dije vuelve cuando quieras

no voy a intentar capturarte

y de rosas negras

anoche soñé con ese único

secreto mío

de espada solitario en mi mano,

el de entregarme al amaranto de la naturaleza,

cambio me trajo

hoy sigo en contacto así sea onírico

con ella, la perfección no escrita.

Resquicios de su existir

que a mí vino para ser yo su eterno aprendiz

para mí único secreto y verdad

de que tengo una pasión,

lejana de este mundo me habla

el ser perfecto y su inicial reclamo insecto

que mi sangre dio a luz su verdad

y mi duda de mi origen,

de mi objetivo vital

que ricen su lengua

lombrices grises de ciudad

que yo en mi tierra compito contra mí mismo

a escritos sin suerte espero a mi dama

y ella lo sabe por eso no la nombro

porque no la conozco

y quiero conocerla.

 

 

El Castellano

 

 

 

 

Odas sembradas:
Cantos:

 

Duero

 

 

Grita mi estupor y cuchillos

hieren volteando

una boca que la onda mece

flameando.

Se duerme la costilla

en el altiplano enjutado

de hayas y fresnos

recuerda su geología

únicamente saboreada

por el soñar de los picos,

virginal cuna del Duero

con tus curvas en rotonda

de castizas fuentes y abrevaderos,

dulce azada de agua

que bascula el sentir

de la enamorada palabra,

por cimas tu voz se hace meseta

haciendo el amor

con los pájaros dormidos,

templo y morada

de la cepa que a ti te alcanza,

agua furtiva corre por tu era

y reposa en tu infinita onda,

que se riza, que se insinúa

en vaporizadas Torres de belleza,

que en tu alma anidan,

sortilegio de rosa y clavel

cenit del dolmen tallado,

quién a ti en la vastedad del ser

en su pecho te lleva prendido

el fuego en fanal hoguera

en anchos panales de tus abejas.

Cuentan de la vida del chopo

tus diez mil espumas,

que por sierras

tu rúbrica dejas,

navegante con alas azules

el terreno que jamás te vence,

secretos de amantes

tus aguas llevan

haciendo bullir el inframundo

de los amores y sus galas mayores,

agitas con sangre terruña

el candil que abre en espiga,

anudando en tu cintura

tu idioma olvidado

pasando años fugaces por tu campo,

rodeando en ortiga

el triguero espárrago,

girando de la vid tu capazo

y sus manos,

haciendo de tu Vera

un Dionisio que al tiempo fermenta

tus besos de tierra.

 

 

El Castellano

 

 

Arlanza:

 

Arlanza cubres tus olas

de infinita seda

con el palpitar de olmos secuaces,

al verdor de frescos, jóvenes

álamos en pulcritud

de cenizas de fresnos avanzas,

quién en tus aguas

te lleva de espuelas

por tus solas riveras,

sin ocre con verde aliento,

te elevas de entre tierra de muertos,

deshojas tus notas dulces,

entre crepitar de martillos secos,

inertes en sed del más fuerte,

tu agua sin palabras,

tu agua sin vergüenzas,

sin rubores de plata

y sus nieves de espuma,

haces bullir inframundos de amantes,

romances con tus robles,

nadie te sostiene

tu olvido deslizado,

solo lindes quietos

osan acariciarte para siempre,

tú, tú imperecedera ante la muerte,

eterna suerte,

yo estoy contigo,

magistral obra no creada,

idioma oculto de tu haya,

espiga líquida donde las haya,

senil canto de cigarra

cuna del grillo en su sangre del atardecer,

acaso te alcanzan.

Cumbre eres sin filo ni cima,

rebosar de la vida sin prisa,

hoguera sin ascua,

calor de los seres que amparas,

descampado

porque el campo eres tú,

fulgor entre verdes sienes,

savia dulce de vida,

qué milagro a ti te llenó de vida,

o ya estabas en ella perdida

para ser envidia del Creador,

ciencia sin papeles

libro de tierra,

onda de segada curva

pulcritud de espadas al alba

sin principio ni final

sólo tú alzas la luz,

en esperanza de los que cayeron

en tu huerto donde descansan

las almas.

 

El Castellano

 

 

 

 

Río cuervo de pitanza corva

Vestido del risco tu nacimiento

negro en tu soledad de azabache,

tu soledad acristalada

por luces del monte,

tu idea reguero

que mi sangre lleva,

de enebro cincelado

tu cuerpo,

que se hunde y flota

de la roca

tu eternidad azogada,

huyes y ríes con carrascas,

sin quedar graznando

tu alegría.

Tu cuerpo de aguas sin ceniza

que la tierra llora,

recorres mi infancia lejana

sí esa que nunca acaba,

para yo ser del monte

y el monte ser mío

como piedra a su gamusino,

eres de la tierra

un dulce sino,

caracoleas tu rizada vida

de monte y estepa,

de árbol y raíz de tierra,

eres más que sístole

de romance que el alma enerva

con tus negras alas,

entre tus lenguas de plata

bañas la fauna

que a ti te alcanza,

por fresnos y hayas

riges tu templanza,

verdadera, que viste,

que enamora

ojos que te hablan,

abre amor tus pizarras

construiré mi casa

por el tejado de tus aguas,

para decir:

Yo aquí vine a vivir

bajo las alas del río cuervo.

 

El Castellano

 

 

Castilla:

 

 

 

 

Perdurable onda,

en cresterías

de la honda voz nacida,

tu profundo soto

de altas torres enfundado,

me esmalta la idea

con fragor de risueñas carrascas

las soledades del hombre ultrajadas,

agarrado a dulce señero inmóvil,

al pelaje esmaltan quebradizos

colmillos de umbrío tomo.

Cal y tierra entre follaje

de mi sierra,

pardas vidas me avanzan,

una oda al sendero

y su vida despierta

entre ojos de azores y sus ocres,

se siente, se añora,

se enraíza,

esto es Castilla,

esto es el flamear de una cerilla

de sangre henchida,

linde quieto de tierra madre,

por solares tu voz se despeña,

sosiego que tu linde oculta,

lumbre de entrañas

en quietudes de escarcha,

lento fuego ciego

de sonrisas del alba,

quédate, libérame este haz eterno,

quédese mi piel segura

al retorcer del castillo de Almansa,

honda tumba para tu belleza desvencijada,

entre piedras, y caracoles de astros

tu espada,

patio en sobriedad de tu tarde,

robusta flor entre Ermitas del mañana,

un talle del pueblo

sembrado por tu cúspide naciente,

sueño en fruto

carmesí sangrante

de tu corazón de amapola venidera,

dorada al cantar de espigas

y su mañana,

honduras de vidas

labradas cepas de sarmientos,

acoge en tu alma

este fiel ofrecimiento,

Castilla mi tierra, mi vida,

mi eterna semilla enamorada.

Fiel disparo entre acordeones

de encinas afligidas,

un marco difuso entre colchones de grama,

perdiz entre perdigones viajeros,

voy a tu encuentro,

me hablan fuentes y abrevaderos,

como tus tierras

hacen el amor con parajes dormidos,

respiro tus frías cuchillas

que entre clavos me marcan su herida,

fiel de caricia bebo la sombra

en tu calma sin despedida,

un trino quiebra el silencio

en blanca dama me avanza tu cebada,

un calor presto de caballero

a su dama hoguera,

servil entre abejas

y sus mieles alcarreñas,

tejida, lista,

vaporeada tu siembra

por siglos cobijan tus azadas

solariegas.

 

El Castellano

 

Galicia llama quebrada

 

 

 

Galicia cásate conmigo,

te ofrezco mi sangre.

Amo la tierra y la tuya

es mi sueño verde y gris.

Tu esencia se retoza en mi cuerpo,

tu ausencia lo ahoga y quema

desde dentro hacia afuera,

Tus bosques siempre verdes,

a tu fértil suelo,

encumbrado por los siglos de tus celtas

círculos de piedras,

con sus espirales nacientes

de sus megalitos,

de la cueva a tu montaña

va que viaja mi entraña,

entre ocasos sonrientes,

hasta tus helechos nacientes,

al arrullo de tus montes,

calzo espuelas

y sus arroyos florecientes,

al canto rodado

me alzo con el valor de las gotas

de su río, almas en latencia perdida,

de montañés mi talle,

en ausencia de roble carcomido

por el tiempo y su yaga ardiente,

infinito remanso sangrante

de la tierra que no posee dueño

tan sólo habitante,

Galicia ella es candor,

al fragor de silos dormidos,

al tiempo que reverbera

sonidos de humo y de agua,

entre crujidos de esta carcoma naciente

que ama y te desea mi Galicia bella

poesía de un tejado verde y azul

de árbol y mar quebrando,

tus costas y su muerte paseando,

hasta donde llega perdido

mi pensamiento

para darte un beso

de cal y arena entona esta caracola

sobre tus espumas

balanceando el pulso

del acantilado y tu hueso de espuma

al romper tu ola,

porque nacer no se elige

ni dónde ni ábside

al cielo le pido rompa la tierra

que si vuelvo a nacer,

yo nazca de tu entraña

Galicia bella.

 

El Castellano

 

 

Recama heraldo lenguaje

las simas de tu palabra

huero sonido que avanza

y el ser alza.

Inamovibles torres, belleza

aguardan, oro noble

hondo, profuso Sol cercano

padre de fachadas de Castilla.

Encinar raudo,

acoge al puro roble

vetusto soliviar escarpado

cuna del árbol resucitado.

El final en el viento es una promesa.

 

Desde Cuenca a Toledo

desde la corona brillante

de Ciudad Real a Guadalajara

pasando por Almansa y el frío

de Albacete apostando en el río Cuervo,

y el profundo Tajo, desvistiendo

febril al río Mundo.

Reviviendo este tronco muerto

en Riopar, avanzo, amanezco

ligias y barbechos tras

surcos de furtivos arados.

Fortalezas empedernidas

fervor de ojos lucientes

pasados del mañana.

Me bañan sus fuentes

en patios de arañas e higueras

en sotos de almendros

y nichos de nogales verdecidos.

Mi hoz de trigo y centeno

eleva su carne

por esta mi tierra

y su vorágine.

Canto por el revivir

de este tronco muerto.

Blanca idea, surco en recodo

por brezos y mirtos agujereado,

retemblaré como el esparto.

Graznos escondidos picotean

mi alma; crascita voz serena

alcanza tu semblanza

me tejí exhausto

en tu oscura raíz

del antaño.

Blanda tiniebla envuelve

el dormitar de tu carcoma.

Levantarás de tu sueño

Rey Rodrigo.

Y nuestro Cid

¿Vestirá tu palabra?

 

El Castellano

 

 

Guadalajara te recoges

en la loma despeñada;

cumbre de valles dormidos

y turberas del Henares,

agitas ninfas en sus aguas,

al hervir de álamos viejos

arribas calles entre mocedades,

tus retamas de parajes

arden.

Eclipsando años

de la perdiz sujeta,

surcos de aras tus uñas hacen;

vestigios de que el poder pudo,

caminas descalza los años fugaces.

Niebla asciende tus iglesias,

reposa y tus gentes

la despiertan,

al otoño que no quiso venir

te hablo como un hijo a su madre.

Cúantos siglos quieren

tus adoquines terrenos,

asidos de hoz

y colmena de tus abejas,

un descender de la vida

entre corajes de encinas

y oscuros soles

que abren de tus parques las fuentes.

cuanto yo he conocido

de ti, es poco.

como infante en tus nidos de tordos,

no te quedaste en los hoyos.

Cimientos te desnacen la entraña

del ayer carpetano,

por cuantos siglos de comulgaron,

hija y madre alcarria,

entre puridades de hermanos,

sabor de chopo inusitado,

helor del antaño,

resplandor de verde militar de ciprés;

olmo sin fondo ni tajo,

córvido nogal de tus insepultas raíces.

Miré hoy mi espejo en ti abandonado,

y no quiero desenraizarme

de tu pálida tierra,

por cuantos te conocemos y te conocerán,

fiel canasta que nadie llevará,

tu sonrisa jamás apagada.

Al tiempo que abrirá.

Tus labios que juegan y se tienden,

hermanos de mi trilla,

hermanos de mi arado,

labios visitando acres de blanca tierra,

por callejas y cuestas de dulce idea,

levantas tu dorado cuerpo

de mujer esculpida,

por cuantas piedras te tejieron

en armonía quiero susurrar a tu belleza innata,

que juega y ríe descansada

en la música de tus álamos.

Ríes trayendo tu canasto de mieles alcarreñas,

juegas con quienes hemos depositado en ti confianza

de vivir en el sosiego de tus senos

que guardan los siglos

que lleva tu entraña erigida.

Mirlos enredan en tus cabellos

sosiegos mañaneros

por cuantos te conocemos

localidad de luz,

que abre su remanso

al Henares y sus espumas,

creación no creada,

nacida por cuantos te conocemos.

Cuartelillo de tus fervientes chopos,

riges tu guarda en tus lanzas de cipreses,

abriendo tus campos al cernícalo señor,

y a los estíos chirriados

que el alma te acogen

¡Oh Guadalajara!

 

 

 

 

El Castellano

 

Hondo espejo de cumbres

de Ávila, Salamanca y Zamora.

Refrescas tu sien a espaldas de Alba,

pecho insubordinado vellos de encinares,

padre tallo y río de febril Castilla,

desde la rauda espiga al enhiesto

perdigón que en tus veredas sed sacia.

Hilanderas tus sedas recuestan,

bonito no apagues mi estupor

sembrado por tu silencioso idioma fluído,

Tormes alza tus castillos de areniscos

al paso fugaz del tiempo por tus ramblas

del sueño perdido, que tus aguas arrullan.

riego y vida de tu anciana tierra,

paso insepulto de ávida sangre azul,

terrenos de coronas sin denigrar

sepultas que agujerean tus aguas

dignas de acuarelas cinceladas,

vena y riñón angosto

por adusto raudal de besos escarpados,

vine a bajar tu valle

hasta tu lengua del Duero.

Un vencejo desertor de tus cielos

me cuenta que si por él fuera,

anidaría de tu bella entraña cristalina

clara, cómo tus altos árboles

se sembraron de peces

el día de amantes,

bebieron todos tus raíces.

Pájaros dormidos

que hacen el amor con el viento

con sueños cristales la tierra se casa contigo.

Digna odisea por quien te ha conocido,

caballero ciego que buscas ojos

por tus reflejos de ávidas imágenes

trasnochadas, rutilantes perennes.

Del uno al tres, tres cielos

habitan tus charcos de caudal

sed sin remedio de quien te ve.

 

 

El Castellano

 

 

 

Elogio en sombra:

 

Sin mi otro, él mismo,

primerizo hexámetro

en miles largos

de centésimas

en broncíneo

invocando mi falange griega,

insoslayable argento

tejiendo mi póstuma égida.

Musa o ardua estela vislumbré

en arcano fuego,

tengo miedo de ser perfecto para ella.

Sin y con cumbre

en arduo intelecto

mi Sol mayor blande

cenit de esta idea

por cuantas cóleras desvencijada,

mis herramientas cabales

dictan

muerta mi araña,

paredes para mi yacija y su sombra

alumbrada, esquiva,

por piadosas ninfas

muestra lo que perdura.

Otros jáctense de páginas que han escrito,

ni me rozan en vil osadía,

manifiesta.

No habré inquirido

declinación laboriosa

en afán de romper sintaxis.

He profesado a mi musa de agua

que soy su aguja esquiva.

Ni sargento ni venas de Horacio fui

ni filólogo ni malabarista de letras,

Ciego y quebrantado,

labré mi verso

todos los meses,

desde cruel insomnio aplacado

que despertó mi quimera

quebradiza de ocho patas

aquel 2005 que comencé

a ser alguien con mi existencia a espaldas.

Rostros y mis notas.

Vanas apariencias que anidan.

Alacrán manso y ciempiés soberano,

mirto e hinojo que hace monte.

Tus pies de jara.

Cierra muralla.

Hacedor que invoca su río,

Heráclito de intangible astro,

llorando mi amor, por cuánto espero,

por cuanto he conocido,

las tres armas, el guerrero

reminiscencia en laberinto de sus espejos.

Serán ascuas

corazón y sequedad de piedra.

Tiento de cuanta ceniza yo amo,

pensamiento, muerte

o proclamo;

tinta servil de amarse a sí mismo.

El Castellano

 

 

 

 

 

Anisar tu honda presencia:

Terca mi sangre,

tiempo del frío río

inmenso, todo dado en espinas

su rivera,

por ciega neblina bajo

con tabaco precoz,

pienso,

todo he soñado

para el letal lecho del olvido.

Mi temor sorprendido

alega que no existe;

vida o belleza,

ala o metal cansado,

gloria de grandeza, ¿Dónde?

Mi tabaco de neblina

ahonda, penetra y surca

la esmaltada silueta de tu figura,

por mi caricia ruda

y el agua afligida,

admirarte yo cual fugaz garuma,

anisado vive el cielo,

nuestra blanca estrella

mineral candente

refulge su luz desnuda,

por vespertino son

de todo lo que tiembla

como abanico de mi pluma.

 

El Castellano

 

Rostro beso de vieja herida:

Solitario bogo,

aterido soplo de la montaña,

pastor de tus astros,

torres de nidos de tu saliva,

perfilada tu sombra me acompasa,

mi sayal remiendo

entre sedas

de moreras de ensueño,

olvidos me trepan por enredaderas,

tarde en la tarde mi esperanza vive,

si soñase volaría a tu vera.

Sol este de oro

ciñe mi álamo negro

y su esmeralda araña,

cumbre te nombra

en la saeta mi oscura golondrina azabache,

traerte conmigo siempre

eternidad risueña, melosa

sangre de mis dioses.

Señora tú de silencios

y sepulcrales vértigos,

no amansa mi fosa

la dulce azada de metal soporífera,

carne y cuerpo

mi rigidez de pluma,

lírico trasnochar.

Claro cristal entre paisajes,

ceniza de recuerdo

es ella, recuerda,

aire desnudo fama de estrella

inviolada,

mi musa bella,

un azar flamígero

que no pido ni alumbro,

no espera

ni las aguas de tiempo inmenso,

jamás complacen.

Ay día, rosario terco,

deja ya la gloria,

grandeza en amor

se llamó belleza,

lastimada mi carne desvelada.

Gusano soy

que hila su capullo,

tejiendo desde sentir interior,

mi vida en serenatas blancas

levantaré,

su fronda,

inabarcable vergel primoroso,

cuenta mi linaje

alas ignoradas de mi pecho.

No podrán tapar en vida

mi silencio que aflora.

 

El Castellano

 

Vespertina verdecida:

Oración a la misa del alba,

revuela una golondrina,

esquiva los ramajes

cenizos del fresno,

abre monótona brisa

una caricia de tierra

por el musario cerro,

carrascas afilan allí

sus flores de piedra

para dar sus bellotas,

ya escondida la luna de seda,

aumenta un zorzal su trino,

sube entre rayos de sol

la espuma de un desnudo álamo,

a su raíz un precoz mamón

sonríe al iris de nueva luz,

un grillo chirría su nota

en melancolía por nuevo cierzo,

la encina secular

no pierde atisbo de rigor

en follaje,

como nervudo verde

que no llora,

la retama grita al esparto

que su amarillo impera,

plegaria entre verdades del monte

un nuevo esplendor

canta la paz sepulcral del campo,

como luminaria entre río reverdecido

en tapiz de terruño arado,

aria dolida en arrebol

de sollozo verde,

lento abre su retoño la tierra.

Entre vid de nueva espera.

 

El Castellano

 

Criatura en el alba:

 

 

Eres tú,

cantil todo almíbar

que hunde en forma

todo mar,

toda luna,

nombre en mi fecha,

sombra de peces en aire,

aquellos, rocas,

plomo metálico

impiadoso,

fuego en mi vida,

numen que luz arrastra

a otra orilla,

a otro cruel reflejo

con tu solo nombre,

puñal de este Sol dorado

intransigente velo

delicia de inviolable ojo,

prenda, morir en espumas

del mar en olvido su hondo,

rompiente de tu faz cristalina,

crispa mi cuerpo

mi oscura golondrina,

en su azul leve, frenético,

claro falaz que envuelve,

mudez

de argento astro,

mi boca dentro su boca.

Muerte transparente me toca,

ángel de halo

como tierra en una gota de agua,

como un puñado de arena,

hoyo de mi pena que no existe,

gloria que entraña ella,

quimera de dulce espera,

color de sangre

en quimera,

una fiel mujer

de espectral rivera,

es ella como nota oscura

cantando su oscuridad brillante.

 

El Castellano

 

 

 

Como ciega figura contesta tu presencia:

 

 

 

 

 

Insondable, la luz

de tu impalpable seña,

guiño áureo al latido,

insubordinado, labrado

en madero de este hierro,

ya dejó de ser infamia tornasola

en ascua de piel borrosa.

Ensueño alado te alzo

mi musa en estridencia recta,

develada, reveladora senda

dictas que afliges voluptuosa

cuan cerilla arrostra mi alma,

rebulle tu sueño alado

de golondrina azabache,

no perturba mi paso

tu luminoso azar descorajinado,

en sones del capataz del brillo primero.

Arde no se colma mi vaso,

al cantoral

fraguo férreo lazo,

indivisible alianza, comunión

de ambos argentos astros,

como entrelazan alba y ocaso,

pura seda mi correr

de atleta precipitado,

arrostró

mi piedra espectral,

tu brisa ya nunca más fría.

Alumbró mi sien

el fractal de frágil leño.

Y desveló que todo es y fue

más que un sueño.

Enmudecida siembra tu garganta

lamo la tierra boca a boca,

tu raíz salvaje me toca,

como verde planta a tu corazón invoca,

silvestre y musical nuestra rosa azul canta,

henchido de tu voz voy

mi doncella escarlata.

 

 

El Castellano

 

Mi mujer fantasma:

 

 

 

 

 

 

Mi ausente estrella,

murmuro de grito silencioso,

nota de terso metal crispado,

un sigilo de viento nocturno

descendido,

que sangra tu voz

en verde grama

de aullido solar,

vespertina estrella

que refulge tu eco solaz,

llana entre quejumbres,

alza tu violácea brisa

ensortijada,

como blanca aurora fugaz

entre sienes

y aladas razones de mi corazón

sin mi pecho,

que tu luz siembre mi carne

y germine siendo flor de mi sierpe,

hoy y siempre alzaré mis rosas desangradas

sobre Galatea

partirán oscuros sones

mi hiel bandera,

serás tangible

como yesca espera,

abre tu espíritu de hielo,

retemblarán negras caléndulas,

y rosas de difuntos

entre crisantemos

avalando tu áureo nombre,

llorará tu etéreo faz,

alzará tu nombre yerto

que mi ser injerto

orando a ti

mi dulce amada fantasma,

viniste a despertarme el invierno,

para ser solsticio

de eternidad sin nombre,

ni suplicio irisado,

hoy por hoy

viniste para ser siempre

sonrojando

mi invectiva condena

de observar el sonido de la noche

en tus ojos,

vine a coger tu mano,

y descifrarte

como azul enredadera,

late,

sé disparo de plata,

inmortal hacienda

en la que vivir

siguiendo la azur estela.

Te amo sin manto ni rienda,

te brindé

mis flores argentas, solitarias,

desangradas en tu tez serena.

Veré para siempre, en cada siglo

el sonido de la noche en tus ojos,

lividez carmesí flamígera,

en nuestra condena

que dictó la posesión

de tu alma certera;

para siempre deslumbrar

que llegas en otoño

para ser el añil invierno

que me desposee

y llena mi vida

de ti mi amante estrella fría,

mi dorada ausencia repleta,

te extrañaba

viniste mi no-estrella,

que yo te creo, tú me creas.

incendia mi semblante

arderé el abismo

para sembrar allí

mis latidos por ti confesos.

Miel de tu sombra,

mi cariño,

un azar de nueve venas razones.

Vivirán a tu lado

todas mis densas, sanguíneas

ilusiones.

Donde yace,

donde tu magia,

es tu halo intransigente

que esta vida dictó

fuera mi sangre,

certera posesión

de tu alma en comunión

de astro padre

y luna madre,

rizarán ascuas

que sembraré tu luz,

y tu alma será carne.

Mi amante fantasma

quiero aceptes mi mano,

en sediento compromiso,

azar desvelado en despierto iris,

su sombra de flor oscura.

Que yo amo.

 

 

Förüq a 26-12-2018

 

Litigio de iris sediento:

 

 

 

El Principio estaba en la Colina.

Un hecho,

claridad de brea encendida,

o transparencia de pez de cristal.

Timón enfurecido

que tormenta iracunda tizna,

Cuervo en el alma

mi ser alzo, prendo,

mi idea luce

cual hollín de azabache tuviera,

gragea mi voz un crascitar

de mi señor Baco,

persona de garabato nombro a sombra latiente,

acaso opacidad de materia cuidase,

sacrificador mi tiento.

Sonetada su parda sepultura.

Falte mi ley, sonará la albilla.

Diablo aguador mi buen Luciente;

cordobán, recuerdo de soleta,

no me faltará maceta,

Parnaso que ya cae asaetado,

cisnes negros,

de Apolo,

cuidados como vellón descendía su grajo.

Musario monte yo he sembrado.

Yo, pensamiento y porfía guardo,

me los retiemble

el Sol lucido,

ninguno estribe

mi mesura,

Señora, valerme quiera,

ni peligroso

el tiempo Bárbaro se me pareciera.

 

 

Förüq

 

Sol creciente:

Destapa mi tiniebla pura, tibia, serena,

Sol refulxit umbra refulgens,

noche que tus luces breves

duermen el sosiego del asfalto,

plomiza, la música de tus ojos,

funde sus calores mi niebla matutina,

Sol de trece estrellas

acoges tus lenguas de amores,

fuegos irisados a siempre reinar,

el camino de la vida,

y sus fauces sigilosas descienden,

camino de esta bruma

que el mundo extiende,

sin nombre no te busco,

te encuentro, en la cumbre

de toda montaña,

en la concavidad de tu luz que entraña,

desvelo del despierto; fundición de mares,

nacimiento de desnacer nos alumbre,

la vida de solaz muerte,

amor flagrante de lumbre,

vestigio en ascua sin final

ni honda luna secuaz,

odisea en parajes de temprana escarcha,

oh sol de soles, ¿por qué tu osadía de seco tajo?

El nervio de mi ballesta tensa

mi Dios sin nombre sepulta

y aviva mi grana brasa,

la tierra cruzará un día tus fuegos

azules, despiertos,

tumulto de quien te vio castizo,

el tiempo se fuelló,

brotaron entrañas de la tierra

sombras densas que apabullaron,

sólo las golondrinas danzaron

y las mismas espinas me arrancaron

el corazón.

Sobre la grama viene a descansar.

 

El Castellano

 

 

 

Poema de misteriosa fronda:

 

Traigo de mi alma

una incrédula, runa o extraña poesía,

entre un capítulo de tierra y viril llanto,

seco abrojo regio en cumbre de plegaria,

culto de mi cultivar

a lo habitado tras mis sentidos inermes,

llana música afligida,

entre virgen llena de mi Pesar

que mi brazo aguerrido no amancilla

ni mancha en vano,

silencio esquilmado

escondido de mi alma traigo,

vislumbra mi trazo

la solitaria musa de su araña

por impía herida

traigo mis soles de caléndula.

Melancolía hija del siglo venidero,

alzo beso su belleza

sin honroso templo desnudo,

lucha diaria enajeno

al pie de este soto,

viperina sierpe

su aspereza alcanzo,

placer de mis dioses arregazo,

todo es bruma siempre gris,

esfuma mi lecho real

de sangre gualda,

mi directa pluma,

nimbo mis astros guardo

en sonrojada pupila,

misterio, azar o tinta

siderales los ensueños,

avanzo,

arrepentido de cuando no he elegido,

piedad aflora yerta,

y ante Lugh no se humilla,

apego mi faz

acuartelamiento entre rejillas;

y mi rostro penitente,

mi semblante pardo no cambio.

Fervor por el que prendo fuego

a este sueño de orgullo seco,

Indefinida vida

sin rastro de su silueta,

con puerta florecida

custodiada por los mil alacranes

que puridad cuida,

por los Suelos

¡Levanta la frente!

 

 

El Castellano y Leannán-Sídhe a 21-12-2018

 

Vestal en llamas:

Sueño de mi Vestal

mármol al pie del ámbar del alba

aromo lineado,

espuma de rosas balanceadas es tu mirada dama,

pies sedosos de cristales pulcros pulidos,

asestas mi mar innominada,

mi sueño no traiga el viento,

somnus versus littera

methaphorablanditia,

azur levanta.

Lejos donde la puerta mi amada,

irisada tallada,

ángel mío diga si sembrarla

a destellos la he pulido,

lejos muy lejos, ¿Dónde ahora?

esbelto suena su vuelo

sí en la sangre mis ojos.

Sí ha elegido,

cal y sal delineadas,

verde, amarillo, azul clareados

al vespertino brillo ungido,

alta como ella sola y mi nieve,

densa espuma de alevosía,

de pétalo intacto, sonrisa dura,

transparente, helada,

vidrio y azabache en escala,

llegar su alma puedo,

espada en pristila esencia,

sainé como pez de metal.

Sonora arboladura,

de frío intacto.

Gozo en término de arpón,

gruta o lux esquiva floxbellator,

otra vez si amansar la aurora,

rosa pétrea,

lanza de mis cenizas que laten.

 

 

 

El Castellano y Leannán-Sídhe a 20-12-2018

 

Caballero solar:

 

Mil ecos acogen mi beldad,

sangre en piedra negra

que abre extensa eterna noche.

Canto a tu pluma

de mineral candente,

abierto a nueva brea del mañana,

muros de mi Arlanza por tuerto rayo,

a la llamada del cerro estaba yo despierto,

últimos caminantes apostaron más que sus ojos.

Somnia de sacro labrador,

corazón de roble,

flamígera eternal savia

larga noche de pedrusco,

veo las flamas estrellas,

humo lento de dicha en círculo de piedras,

oscuras maderas, señor que de la guerra viene,

puntales llevo en la camisa azul,

el yunque soporífero reposa en tierra.

Es usted un capitán de tierra,

espejos de ámbar te acogen tu solo reflejo.

Lluvia encendida

y recuerdos entre niebla umbría.

Tempestad bajo tus pies señor,

Guillotina de las memorias de otoño.

Hijo y padre del Sol naciente,

cuidas tu caballo solar

en redil de tu morada en llamas.

 

El Castellano
.NOTA-

·         Lo relativo al Sol, la estrella del sistema planetario en el que se encuentra la Tierra.

·         Solarlinaje o descendencia noble.

·         Casa solar o solar del linaje, primera casa donde una persona portó un apellido genealógico.

 

Añejo, extenso afán entregues ni fíes venidero:

 

-Mercurifacunde...

Atlas y su nieto transciende,

como Hombre primitivo

a ti Mercurio afloro,

temples mi bonanza

o rudo y noble ejercicio.

Canto place

mi solícito mensaje,

como buey audaz abrió surco

cuando era niño,

recobrar cuanto no he perdido

aboco que imploro.

Yo desposeído de Troya

con su rico Príamo,

sopores Átridas cayeron,

en fatídicas hogueras de Tésalas.

Mi alma piadosa exiguo

su aposento en el Elíseo.

Alzo mi áureo caduceo

con barba extensa de grey mísera

de albos espíritus

certeza que soy grato

al Averno sus dioses

y recelo de encumbrados,

encegados en Olimpo pulcro,

que mi aposento no amancillo.

Esta claridad serena,

con mi sangre nítida

no mancho,

empírea ascua del mañana.

 

 

El Castellano

 

Impoluta, rauda estela:

 

Voluble cielo

crió tu rauda ala clara,

próvido planeta

de florido consuelo,

por su sol fúlgido lucido.

semejanza quiere contigo

corona el día por aspilleras suaves

las glorias que descifra tu nombre,

sublime en altura por quier

anublen desventura

por mesura,

encumbrarse la ya satisfecha

estela endógena no osaba,

realizada dispuesta

en manos y cruz de Apolo.

Amante lebrel

de sentenciar causa y retiro.

Aragua tribute el franco templo.

No imaginado,

con peñascos y mi arroyito,

alevoso corredor

robusta bizarría

entre furor de tus solos labios,

felonía de caverna umbría,

retiemblo atónito

sorteando fieras,

amansando mustia frente,

sacro fuego tu esplendor

contigua.

Entre tus cauces férreos amada,

quebraste tu saliva y mi lira,

¡Oh musa, tu encanto

no me retires,

Batida mi hada,

pastorcica de Castilla,

invencible de esta dicha.

 

 

 

 

El Castellano

 

Como tocar la luz de tu voz:

 

 

 

 

 

 

 

 

Quiero mantener

mi suerte segura,

como hondas imágenes

en frío lacustre.

Agua de labriego sordo.

Eco en árbol de sigiloso azar.

Hombre al menos

en terrazgo seguro

al pie de bandoneón,

clavando cigarra

a su escarcha afligida,

manos trabajen

la melodía

a tu voz morena.

Primor en viento

de mi sepulcral prestancia,

tierra o ceniza

eternal mármol turbado

de vida atada a tu vida

y perseverante esencia.

Árbol de luz y acento,

revuelo a tu son

el mundo no trasplante.

dulces sueños

sones flamígeros te aguarden

en su seno.

Suelo en miel

de nota obscura,

guerra, oh gran momento,

rizar mis ascuas al viento,

hoja que tu filial enmarca,

verdecida mamona yesca,

invadido por substancia

de tu irisada voz en letra fraguada.

Resonancia de altivos lares,

fecundos...

Llevo verdecida mi sangre,

Asaltando el trigo mis ojos,

palabra con sonido

eterna herida

resuena que sigo en ti

como aromo de flor

y curva pitanza corva,

redimido a la abeja

el avispero ya no zigzaguea,

abre cariño tu senda,

nácar dispuesto y frágil

al candor de mi cóncava vena.

Para cosechar mi pena, mi cruz

y mi condena.

 

El Castellano

 

 

Mamones (versos), el Oficio:

 

 

 

 

 

 

 

mamón, a

1adj./ s. Que está en edad de mamar su hijo todavía es mamón. lactante

2. Que mama mucho o más tiempo del normal mi hijo pequeño fue un niño mamón.

3Insulto sin significado preciso deja ya de pitar, mamón . capullo

4coloquial Se aplica a la persona que toma con frecuencia bebidas alcohólicas siempre bebe ron, es muy mamón.

5s. m. Diente de leche.

6BOTÁNICA Vástago de un árbol, que le chupa la savia.

7BOTÁNICA Árbol sapindáceo de América tropical cuya fruta es acídula y comestible. mamoncillo

8adj. Méx. Se aplica a la persona muy arrogante o soberbia.

 

NOTA

: Nombre científico: (Melicocca bijuga.)

 

.-

Verdecida mi sangre

en son de mis latidos

de alto suelo,

oígo la agreste reverberante,

al pie de solaz viento

mi sentido.

En sones de férrea fragua

afilo mi metal primordial.

Canto a sus manos

de terrazgo quieto,

insubordinado.

Atadas sienes

cruzan tus ríos soberanos;

vegetal extasía

y cumbre en tu nombre

de perenne morada.

Vástaga palabra herida

de sonido disuelto.

Voz etérea

viviendo mi secuencia,

metamorfosea cual bronce

de hoz sin tiempo

resuena suave el hálito

desertor.

Soledad vigorosa

de voz difunta

sin morir mi pena.

Fragor redimido suena el martillo,

agua, tu risa y la suegra y nuera.

He de amarte

aunque tu hipnotismo dictes.

Ni olvido a primer vuelo,

perderte puede,

en la eternidad del corazón

y su cielo de soporífera muerte.

Perfilas camino a encontrar mi aljaba

y diriges su certera flecha primigenia,

por mi ardiente vena

danzo, danza mi lobo.

La áspera prisión de mi cordura,

cual amor con espejo,

siempre dura.

Cautivo mi soga enroscas,

calor sin ojos

como luz sin verte es niebla

y lejos paz, azul, nervio silente

ardua premura,

noche mi cruz

sonriendo amplia

mi condena.

 

 

El Castellano y Leannán-Sídhe a 12-12-2018

 

Por mi olmo, Insurrección 04\2016 Reedición:

 

 

Diestro albor

de tiempo nacido

algún día retorcerán las flores

al mirar los astros

lejos veo mi cielo colgado

al trémulo desliz nacarado

vuelvo

jinetes muertos

se comen mi tiempo

un día caminaré por fuera

veré ajeno el dolor

me carcome el sentido

por el que colgar flores al viento

me enamoré de una Hadita

y hoy sólo siento frío

que juega naipes helados de mi sangre

mi Señora Hada

diestro el viento

se lleva lo que siento

telarañas ahogadas en tazas de café

sí esas que nunca tomé

el paraíso de lo sentido

queda lejano

dulce cruel estampa

al invento deshojado,

abandonada la razón

queda el fuego vespertino

de todo aquello que duró

como hoja mecida en suspiro;

yermo terreno investido

por el que se descubre

yerto mi pecho

me caminan las soledades del hombre

ya sólo quedan bailando mis tenues sueños

cogidos de la mano de flores

mi pecho ya cansado de abrirse

florece en ababoles de sangre

mi pulso lo caminan ilusiones

siempre se podrá estar peor

que el muro que divide las dos realidades

en mi sótano de luz cuelgo pensamientos

y nacen opacos colores

al atardecer de la suerte

yo la amo en verde

brotan mis pesadillas asesinadas

hoy mi Sol agotado llama a las nubes

releven su acto

yo seguiré buscando la flor lejana en la Solana

de su mar perdido.

Iluminó mi vida donde ya mis ilusiones

son un manto de caricias por entregar mi tundra

despierta,

como siempre me mantengo fiel a la luz

llamada esperanza de poder cuidarla

y protegerla hoy y siempre

por ella armo mi égida y avanzada.

 

 

II

 

¿Que por qué te adoro?

Porque ni el azul de los mares y los ríos

se mide en belleza anisada

como pura llevas el alma

ni el brillo del sol y de la luna blanden

ni poseen tu ternura

como tu piel madura

joya de alabastro y de miel

tu almíbar en ambrosía al son de tu mirada púrpura

me hago un templo de mares y océanos

si lloran de emoción enamorada

yo soy océano

porque ni el fuego de los volcanes

puede con el de tu corazón

y el mío mece enamorado

el sino de un sembrador labrado

esperanza que espera

la risa de tus labios

pura. bella

ella es mi azucena fría,

de la tarde de mi corazón

que llora

que ríe

que se deslumbra su calma de estrella inviolada

mi buque mi navío

quiere arribar

y jamás naufragar

al son de su fragua serena,

porque su espíritu me clava

me blande el verbo

y el verso en silencio

ella es Leannán-Sídhe mi acompañante en mi

naufragio sereno

en lides de su alma y esencia

una, pura en terneza y pulcritud

soslayada.

 

III

 

Retiemblo

en un tiempo

que no me corresponde

agujas inermes

al eco sordo de oscuridad

flamígera

que late y envuelve;

se desdibuja mi horizonte

vestido de guirnaldas

fugaces y trompetas de los ángeles

el suspiro cae derretido

por tus labios mi señora hada

hoy avanzo como ayer

no tengo nada que perder

sólo tu piel por enternecer

resquicios del idioma del viento

crujiendo persianas

y los suplicios invernados

que cayeron asesinados,

no puedo elegir

llevo años amándote

y no se desvanece tu figura

llevo años adorándote

y no se desangra tu corazón

eres todo lo que alcanzo

a soñar de verdad

y en la realidad me visto de sembrador

de tu jardín de rosas

quiero ser al que recuerdes

en brea y espuela,

si no mis sentimientos

por ti plasmados en ámbar de Förüq

hoy por hoy

ayer por ayer

te seguiré perteneciendo

desde la malva-luna,

al diente de león celeste

abriendo yo en la flor de Odín

dame un firmamento

vestido de tu sonrisa

dame un sol

y una luna como tu mirada

que visto de flores

de todas las eras

dame una salvación a mi alma

dame un calor

que me recorra la espalda

dame un firmamento

para que vivamos los dos allí

no puedo descender

estoy en el cielo desde que te insignia

y solo allí encontré el idioma secreto

de los pájaros al viento su nido sedoso

por ti se desmochan

los árboles tras el invierno

para que resurjan cada primavera

con la fuerza de un lucero

gente dice que mi Sol ha muerto

mi dios de dioses es invencible

te alzo mi Sol

te aro en albor

piel con piel

corazón con corazón

no me faltará una razón

para adorarte y mimarte como dicta

mi sentimiento preso

estoy esperando mi nueva vida

por ti enardecida hasta que avance

y tu ser abrace;

mientras seguiré solo

como mi pensamiento

y mi imagen

se alimentará de tu vivo eclipse de párpados

soy yo quien pidió el cielo en colores

para su amada.

Mereció más que albo traje de su azur

eternidad, fuente de su serenidad

margen de esquiva puridad

en su mirar.

 

 

El Castellano y Leannán-Sídhe a 11-12-2018

 

 

 

Paisaje tu claro mirar:

I

Vislumbro tu voz

que clarea el soto

del campo mi templada dicha.

Clarísimo sonido

en virtud y calidad

del cristal

como llamas se dibujan

en la amapola de mi corazón

y el azur de mi vivo ser

se prende.

Nacen relámpagos ruborosos

en la fluidez de tu ternura

ensordecida.

 

 

 

II HOJA

 

Rueda mi azada

sobre mi cabeza;

súbito hematíes sanguinoso

que me tiendes,

iluminado mi ruginoso lienzo.

Río virtuoso

de mi acecho cual zorro

persiguiendo en litigio

la espantada tórtola.

No es más hombre

que yo, mi verbo.

 

III HOJA

 

Quisieran ser tus mejillas

soñadas, dos flores

entreabiertas.

Mis animalitos

como falanges

o nervios de estambres.

En pie de luz

cantando tus horizontales

muslos gemelos.

Ilusión, dicha o fervor

seguiré quietito en el campo

y su derredor.

 

El Castellano

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tesituras afables, filo inexpugnable:

 

 

Ensombrecido en caudal

encumbrando la tersura armoniosa

de espadas.

Caudal tenebroso

este fiero, adusto Sol de flamígero son.

Por la vena de luz de luna

mansa, descubre su reguero

en cal y canto su piel sedienta.

Avanzad mis ciegos corceles

vamos a sembrar nuestros ramilletes

y que nos apiade suyo

el Padre de los hoyos del sol,

surcos extensos

con superficies de luz,

llorando a esa luna

que blande mi runa de cuervo,

danzo mi hoguera

en un torno de cristal,

profunda encañada,

de apagada herida,

fui niño ciprés, con pie

de soto, entre acordeones

de oscuros fresnos

y pureza labrada en ojos,

hito de fuerte mimbre

ahogaba que soterraba

la violácea arpa,

bajo manos de mi madre,

un río se acervaba,

por sedientos muros,

sosiego mañanero

que acicala mi espada,

en siglo de hondo tajo,

mi montaña, cumbre de Nervión

irascible, su clara secuela,

por mi lengua de heno,

mi hijo es de agua,

como pretiles chubascos,

sudor de senos

que recoge,

una égloga en Sol tramontado,

yo sin luz,

febeo arriendo,

con espinas

descolocando las ondas

de su paso,

tapial se alza entre mis muertos,

con hoz que sosiega,

mampuesto

entre sangre de mayo,

que la tierra abre surco,

claridad de amapolas,

magarzas,

por un regato apostado

en este mi tejado cristalino.

Hasta avengar todo mi pasado

yerto en huecos

y fisuras de un tiempo difunto.

Por él y lo acontecido

marcho,

afilo mi zarpazo

abriendo clavelinas

y fuentes como inermes regazos

de lo que dispuso

el hierro de mi destino,

surcando a solas

la bravura de procelosas

tesituras,

en colmena y comunión

de mis ancestros;

padre y madre soporíferos

en numen del astro áspero.

Regio Lugh mediando.

 

El Castellano

 

 

 

 

 

 

Candor en raíz:

 

 

 

 

Sembrar unos versos,

en nueva hornada

que el río lleva

en estribillo

cantad pues

que cantaremos

los mineros del verso.

Luz y claridad

en seno de nueva alborada.

Certeza en mi corazón

que late a las raíces

del antaño oculto,

por padre soy minero

por madre soy barquero,

cavando esta mi sombra

voy al hoyo del Sol.

Medito cual azada

de tres cabezales.

Tiemblo,

retemblando voy contento.

Onda vítrea marco mi andar,

por costales del Álamo

forjador, a su boca de fuente solariega.

Sed cándida de funesto, aciago sol.

Luz en aire es del herbario viejo,

padrón de arpa y su son.

Cantó mi campana

vengo por piadoso cerro

como solitario

señor.

Oro jovial seré

como vena del ámbar

relumbraré

mi añil,

amarillo viejo.

Pintaré lunas

y sus anchas ojeras

que relucirán sin ocasos

ni malvas espantarán,

fríos vernales.

Vendrá la niebla clara

por arboledas

y pinos tupidos

que caracolean

mis ideas reverdeciendo

los antiguos pesares

y su alameda errante,

vine por el murmuro de la piedra;

arraigado yo voy de mi insepulta tumba.

Hierros repican

sones como astros cinceles,

desnaciendo de la roca

su candor mineral.

 

El Castellano

 

Puridad en crisálida:

 

Ensombrecido querer

traspuesto a los fuegos

del hombre,

y su azar flamígero

de tres caras.

En halo umbrío

alzó rosas sobre Galatea,

alta honra en flor;

la más hermosa,

en belleza gala,

sobre el áureo

plano insubordinado.

Astros que callan su beldad

entre todas las cosas.

Indecencia bañada

en vil ascua intransigente,

es mi origen.

Aureola de sopor iracundo,

por las venas y sangre

que me dio mi padre.

Que quemar todo puede.

Aroma en desdén

de lumínica era;

que nace de la tierra

la amapola vieja,

cumbre de Nervión

sobre escala de savia borde.

Y sus filos de alegría fecunda,

en color de pigmentos

colgar quiere.

Rosácea tez avanza

su inviolada amarillez.

Que exuda entre notas

y acordes su alto sabor.

En copa, preside,

dicta cual amor

😍 que morir sin amapola de fuego.

No es complacer,

ni transmigrar el alma

su crisálida en romo metal

consigue.

 

 

El Castellano

 

 

Exul umbra:

 

Tregua soporífera,

blando augurio

entre escarchas rectas,

sombría se alza

la inquieta mirada,

recuerdo

entre amplios lares

primigenios,

una calma en trance

de verdes estrellas

que tensan

ásperas cuerdas

de estos ángeles de hielo.

Alma en soto cercado,

avenida sin fuego ni brea,

un grito soterrado,

un suspiro en vals

aplacando

el erizar de una piel ausente.

Muerte vana

o flor de niebla,

transparencia amarilla,

mitad oscura.

Puro alacrán

camina de la vereda

a la rambla enajenada.

¡Cuán pulcritud no bastó!

Yerto el viento,

mansa late la espera,

en irisada vega compadecida,

donde suaves las fuentes

riegan la sangre.

Ocaso de morada negra,

fiereza deslumbrada

en sones

abriendo el nacer de nueva tierra.

Vela sin prisa

denostando

antiguo sepulcro de adobe,

triste olvido en destierro

de mi sombra.

 

El Castellano a 26-11-2018

 

 

Alacridad empírea:

 

Recta acritud al evanescer

del cenizo claror.

Un soto escueto amalgamado,

un tránsito por acordeones de fuego

y venas calizas,

como cromados aromos

al extender de la estela inviolada,

madre de mis fúlgidas cabelleras,

Pensamientos que abren crisol

en violácea arpa

durmiendo mi mortecina desquicia.

Áurea honra bélica

en claridad de clareza inerme.

Atarraya en pie del bandoneón

por el que mi grillo sonando fenece

y el centígrado decrece,

Cumbre de romo hierro ultrajado

extasía corpórea

esclarecida la niebla.

Abertura del gris que desnace

una escolopendra en limbo

que su mandíbula no le duele,

tiempos mejores escucho.

Al acecho insubordinado,

de francas sedas

y crisálidas vespertinas

acunando las simientes del mañana,

horizonte sediento como el ayer,

y mis sarmientos

sin esas manos ajenas.

Fulgente chopo

etéreo percal

por el que apuesto tu soberbia.

Mi ego es mío.

 

 

El Castellano

 

 

Hueso o eje central:

Acritud, alacridad

acridad,  alacritud

crisol, acenizado, claror

cenizo

amalgamado

romo, fúlgido

mortecina, desquicia

violácea, atarraya

cándido, esclarecida

empírea, áurea, estela

honra, claridad

terneza, clareza.

24/11/2018

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lebrela tu labrada estela:

 

 

Llueven las estrellas,

tus estrellas

de tu sitio.

Sopor flamígero inevitable,

moviendo círculos

siguiendo espirales,

qué no daría

en el centro de la caracola.

Serpeo esta vida,

voy rumbo al estupor,

desnudo,

la penumbra mueve

yo de esta ausencia opaca hago nido,

resueno alto bajo tu pavimento,

estela en rubor de nácar

y una sombra mía se hace tuya,

para ver y brindar por la tormenta,

un solo de arpa abre esta nube de hierro,

resquicio tenue, veloz mi densidad

alza en pulcritud

pordiosea mi miseria otra esfera,

pude ser adorable

me quedé en lo hondo

tu silencio,

una vez para cada vez

volver ataraxia

este brillo descarnado.

Hoy por ti

mañana será turno

de mi araña de acequia.

Abre mi claror bélico

tu profusa esencia

riza eleva, mi desdén

por el que nacer en seno tu azur

es cabalgar tu iris

en letra montado,

y perecer en cuarto de luna

misma alegría

caracol de espejos

laberinto en tela mi honda aura

si decidiese seguiría indemne acontecido

de quererte sin perjurio.

Incólume seguiré espectro

de este mordido silencio.

 

 

El Castellano a 12-11-2018



 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pétalos flamígeros:

 

Vestigio yerto,

al candor del astro.

Una luz en onda

como limpia esfinge cegadora.

Es un aspado sentimiento

entre serviles ruegos;

los arrojé todos al fuego,

cenizas enervaron pavesas

al amplio aire.

Honda pena que soslaya

que habita

la pulcra espina

de mi razón.

Cavé una fosa

en el patio de mi araña

donde enterrar

mi fiel sobrecogimiento.

No logré más.

La tierra me devolvió

la flor de su recuerdo.

No tuve ni compasión

ni vencimiento

del aura de este pesar.

Remembranza que existo,

porque no marchitan

los pétalos de este dolor.

 

El Castellano

 

Fuente de tu ánima:

Virgínea sombra casi tuya, casi mía,

etérea cadena que amilanaba

a dos voces purpúreas, purísimas,

albor en simiente, franco,

inabarcable, de esencia

en ascua flamígera al tacto.

Lasciva entre hondos secretos,

sierpe de una mirada verde,

promesa en ojos de rocío esmaltados,

romos hierros en crepitar de albores

y ondas extensas de inerme sostén.

Pulida atraviesas mi tardío,

por sotos de espuela

y carcoma translúcida.

Tierna sombra en transistor

me desciendes,

en sienes nativas de ti

océano abierto

o tierra madre sin numen de estela.

Coagulaba yo sin fragor

cuantas dichas tejidas me dictaban

su cruel esperanza imberbe a ojos ignotos,

como aceros ruginosos

en umbrío páramo de monte

con bosque implacable,

albo rizar de sus enraizadas

espumas verdes.

Heridor azar de noche lisa,

por luna espolvoreada,

escala de un eco

que crujía las ramas

de un tiempo oxidado,

quiero tus ojos sombríos

de luna sempiterna

mi dama de oscuridad tenue,

camuflada, desangelada

abre tu sombra

dejándome adentrarla,

sin tus hálitos

no vuelan las golondrinas,

y mis murciélagos

se recogen del frío yerto

que peina mi alma,

sangra mi árbol

de este horizonte palpable

mi caricia en Sol mayor

que te ilumine

y sea certeza de fresca agua del azul

imantado

hasta percepción, ilusión o vida.

Hereda que transmigra, transmuta

mi sangre malva.

Sotos sin voz

de alaridos en magnificencia

exacta de este carbón y ascua de pluma.

 

El Castellano

 

Espiral de tu caracola:

 

Somos el destino,

los hombres muertos,

la historia difunta

que se escribe de su vida presente,

yo te he querido más que nunca,

como siempre mi ángel de tierra,

una muerte cercana

como besar tus labios que gotean,

una muerte próximamente,

oscuro venidero

anclado en sortilegio

como Mercurio gimiendo

a Venus en sideral arpa

del soto tu léngua flamígera,

destrenzaré el purísimo surco

del azabache,

como amar la vida

de tus límites astrales,

enajenar rauda estrella

y colgarla de un hilo de tu pestaña,

en pavesa de un aire

que trae flagrante,

quiero leer los libros de tus montes,

reflejar el sudor de mi frente

en vals de avance y retroceso,

duro, limpio, intranquilo,

compás de irrigada sien

de agua clara,

coger los peces de tu cauce

y devolverlos incesantes

a la vida de volver a comenzar

en el aleteo fugaz y resonante,

un sentido que no ignoro,

ambrosía de tu acre de piernas gemelas,

ruborosas; fuente de metal y de argenta viola,

comprendo entre espartos

y atravieso nueva tierra fecunda,

sólo por tí, solo por mí

al destape de pasión a raudal,

como dictaba el tordo grajo,

entre mis dos engranajes

que destilan la carrera del nardo hinojo,

carne tuya que comulga áspera

la espera,

cariño vida, fantasía

de mis alas de bronce,

y el celeste ojo insignia pasajero,

sólo clamaré en ti,

seré quien quiero ser,

oscuridad iluminada.

Presente.

 

El Castellano

 

Rubor quebradizo:

 

El yerto,

esfumino

de la torcaz silencio,

en sotos de ranqueadas

magarzas al sigilo de blancos

álamos,

acequia cercena

el oro en tierra

por donde mece extasía

lebrela alada

tras la matutina liebre.

jauría de fiero colmillo.

Aúlla el vaho en pensamiento,

ávido cual estela tangible

que sigue la galga.

Sopor maldito

de torvo pico,

en ala negra de grajo,

crascita mi sien aquella huella,

un día de campo.

Anublan hijas de tiniebla

un sol desempolvado,

en batalla de Candamvis,

con tempestad que soterraba

rostro abandonado;

en estancia yesca,

descarnada,

sigo la ceniza del fresno

y el quehacer encuentro

de esta mi vida oscura.

 

El Castellano

 

Azur:

 

 

De tu savia

extraje tu tierra,

era como matrona ciega

y dulce, de blanco seno

lleno de hondo heno.

Dulce jugo en oro viejo;

espolvoreado.

Frondosa villa

entre sierpes y caléndulas,

hermosa villa inquebrantable,

era tu boca maravilla,

de santo sueño de sol

y pétalos de girasol.

Suave rumor

de pecho en ala

y alma erecta.

Duda el dolor,

destierro de este abrojo

al cielo

compasivo

campo en pretiles candores

y venas sin su calor.

Albas huérfanas

entre rayos de miradas altivas.

Abre mi pecho el frío colmado,

Tierra de nacimiento

vespertino,

convertido,

fuente, ala o roca,

trilla, espiga

o verde grama mojada, blanda.

Tierra, silencio

o espada.

Fiel oruga que soñaba volar

y que volaba en alas montada.

 

 

El Castellano

 

 

 

 

Canto a la fuerza de la naturaleza:

 

 

 

¡Oh lluvia!

¡Oh tormenta!

Que con tus rayos

iluminas la oscuridad

de la noche.

Fuerza devastadora

que hace desoladas regiones,

incendia bosques,

que inunda vastos territorios.

Fuerza celestial

rayos cargados por Zeus.

Nubes negras y densas,

vientos devastadores,

que arrancan árboles enteros.

Granizos que arrasan cosechas,

tejados y persianas.

¡Oh temporal! Que sacudes con violencia

la mar y los barcos de los hombres,

hundiéndolos y llevándote sus vidas

al fondo del océano.

¡Oh fuerza de la naturaleza!

Que llenas de vida y destruyes

a la vez.

Fuerza devastadora y vital.

Fuerza destructiva y magnífica.

Que contigo no puede el hombre ni

con sus diques ni con sus presas.

Tu agua corre sin descanso por la tierra

anegando y llevándose todo a su paso.

Tú no entiendes de bien y de mal.

Tú sólo surges como la noche o el día,

como la brisa y los vientos.

Sin arrepentimiento ni conciencia devastas y

arrasas.

Y el hombre que se ha creído todopoderoso

siglos y siglos no puede contigo.

Naturaleza grande y hermosa pero mortífera

a la vez.

A ti te invoco con este poema.

Para que alivies la sequía que corre por España.

Por sus parajes y páramos España te necesita.

La tierra te necesita, el campo te necesita.

Los bosques te necesitan.

El hombre te llama a gritos y mira

a los cielos con la esperanza de que llueva.

Para aliviar su sed.

Agua de vida, agua que da vida.

Agua que forma nuestros cuerpos y tejidos.

¿Qué seremos sin ti?

Si no riegas nuestros campos y ríos.

Moriremos por maltratarte y contaminar

tu atmósfera.

Han llegado nuestros días,

hemos acabado

con la selva, tu pulmón.

Hemos derretido glaciares y los polos con nuestra

soberbia.

Y con nuestro pensamiento de que tus recursos

son ilimitados.

Pobre ser humano que con su ignorancia ha dañado el planeta.

Te ha maltratado hasta dejarte sin árboles y sin bosques.

Tus océanos sin peces.

Ya no llueve como antaño.

Hemos cambiado el clima.

Dioses se están vengando del hombre.

La vida volverá a surgir después del hombre.

El hombre ha destruido su casa

y todo lo que le rodea.

Sin conciencia alguna.

Sólo sobreviviremos los hombres de los dioses;

que vemos la naturaleza como obras suyas

y que la cuidamos y respetamos como don divino.

Perdona al hombre que ha destruido y asediado

tu creación.

Yo a ti te invoco naturaleza celestial.

Naturaleza divina.

Haz que llueva sin descanso.

 

Esteban el castellano

 

Oda de sombra nocturna:

 

Noche silo de oscuridad

destapada, traspasas

mi ventana entre espejos

tu voz se hace la dormida.

Carruajes malvas del sueño

taciturno entre las espigas.

Fuegos y fusiles iluminan

tu dama de oscuridad,

amanecida por soles

que bajo ella

parecen de trapo.

 

Canto a tus pestañas morenas

a tu iris deslizado

entre colchones sonámbulos

te clavo este guiño

a tu dama de sosiego.

 

Por este hueso único

desangro a mi murciélago.

Altas, profundas esferas

gimen luciérnagas.

El otoño tupido

se acuesta con mantas

de hojas arrebatadas,

árboles desnudos

que descansan,

ya no hacen el amor

con el viento,

persianas de un tiempo oxidado,

al abrigo la vida contra el frío

de la luz.

Escarchas de punta

lloran las avenidas

victoriosas de la noche

que todo devora

y mece lentamente

con su ojo de sombra.

 

 

El Castellano

 

Latido sembrado:

 

 

 

Solo, acompañado de una doncella escarlata

que me late y envuelve mi fascinación,

este día vuelto noche sólo por ella,

 

no tengo piel soy agua de su saliva,

rocío de su comunión de estrellas

trashumantes, plácido rasguño de rosa,

 

yo no tengo sombra, no tengo aliento

ni alma puesto que soy vampiro

de su silencio,

 

alzo mis cuchillas de luz, coronas vestidas

de fugaces caricias al alba forjada,

edificios hirientes de mi amor etéreo,

 

canto alto que ella me hace

sentir eterno,

como el cuchillo inmortal de su silencio,

 

cargo mi luz para atravesar su corazón,

disparo, su alma es mi blanco,

mi párpado de la noche llora por su beso escrito,

 

rizada saliva verdadera,

estas rosas del alba cantan

que si admirarte es para siempre,

 

seré guardián de todos los latidos punzantes,

porque solo tú sembraste la belleza,

hasta colmarla de infinitos sonrientes

 

que mis ojos lloran,

pintando la veneración a lo que en silencio

trepa y escala

la caléndula enraizada en mi corazón.

 

sigo y seguiré tu camino

que me lleva por el cielo,

corto el aliento de la noche,

 

al despertar de mis sentidos resplandecientes,

no me despiertes,

eres mi sueño de penumbra y sus formas de mujer.

Late mi caracol siniestro con la forma de corazón.

 

El Castellano

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Semblanza etérea:

 

 

Obtuso limbo,

de perenne yerta cárcel.

Entre sosiego y dichas,

enajenadas.

De oro en paño sus barrotes,

por crisoles de luces rosáceas;

un Sol muerto rige

su fiel compostura deslumbrada,

aojo que blande su pulcritud

de estelas inermes, rectas, embelesadas.

Cárcel recta y umbría

sin pestañas lucientes

es mi querer.

 

II

Mi querer pulcro sin sonrojo

ni otra senda

de yedras esquivas.

Avanzo sin mirar

el solo llanto

😿 vestido de la ambrosía, verdura.

Un desliz y supe

que nací por un destino superior,

escrito, predestinado, independiente

de lo realizado,

él ya estaba fijado.

 

III

Pude ser otro

pero no soy adorable.

En esta cepa broto que afilo

este sino desdentado

y su cruel miseria

gira en alambres,

de azares flamígeros.

Vine a la tierra

y soy de ella

con lo que ella es mía.

En pordiosera complacencia.

 

IV

Mi amor, mi familia, mi gato,

no son míos

por lo que soñando sé

que existo.

Una alondra y un piquillo

huyen de mi ilusión postrera.

Mi amor de nombre

en batalla

como insecto de barbas de oro;

un llorar eterno de rosa

🌹 o instigadora bajo fronda suave

de carnal caricia dulcísima,

postrera senda.

 

 

El Castellano

 

Oda pasada a limpio en 2009:

 

 

ODA A LOS CAMPOS DE CASTILLA

 

¡Oh viejo encinar! Que llenas de vida los vastos páramos de nuestra geografía.

Que bajo tus veredas han visto la vida infinidad de seres vivos.

Y hasta has dado de comer a hombres y animales.

¿Qué pena tienes que mueres sin ninguna explicación?

Por la mano del hombre que ha contaminado tu tierra,

ha explotado tus recursos hasta ahogar la tierra que te vio nacer.

¿Por qué mueres tú? Que has sido tan

noble.

El águila imperial

ya no vuela sobre tus cielos.

La sequía se ha apoderado de tu tierra.

Haciendo asesinar tus raíces con hongos

Que te matan por dentro.

¿Qué penas tienes? cuéntame.

Tú que has visto crecer al hombre por varios siglos y que fuiste su pan de cada día.

¿Qué penas tienes? Para morir sin explicación.

El hombre te libró de los incendios limpiando el monte,

pero te ha matado contaminado el aire que te rodea.

Tú que vives siglos y siglos y das cobijo a numerosos animales,

¿Por qué mueres sin explicación?

Los campos de castilla te necesitan.

Pero ya es demasiado tarde para ti el hombre te ha dado muerte

con su avaricia y sin ningún arrepentimiento te ha matado.

No solo eres un árbol eres un ser vivo creado

por dioses.

Como el hombre y como tal es nuestra obligación ayudarte a hacer que crezcas sano y fuerte.

Pero ya es demasiado tarde para ti.

La vida se te escapa fugaz y con ella toda la fauna a la que das cobijo y

Sustento.

Cuando el hombre se mate por destruir el planeta en el que vive,

volverás a nacer.

Y la vida seguirá su curso sin el hombre.

¿Qué penas tienes? que mueres en soledad y en silencio.

Tus hojas caen mustias y abatidas, tú que has sido

emblema de castilla, orgullo de jóvenes y viejos.

Te mueres sin explicación alguna y el hombre no puede hacer nada

por ti.

Gracias a ti el Imperio del sol vio nacer su armada invencible.

Y sus galeras de remos, un imperio con tan

vastos dominios

Que no veía ponerse el sol.

El hombre que con tanto esmero te cuidó y taló con sus manos y brazos.

Tus ramas muertas han modificado la atmósfera y ya no llueve sobre tus campos y páramos.

Los olivos te toman el relevo.

Te talan sin compasión para sacar madera y tierra de cultivo.

¡Oh viejo encinar! vereda de la infantería española que sacó tu madera para librar ardua batalla contra turcos donde Cervantes perdió el brazo.

¿Qué penas tienes? cuéntamelas que el hombre no te escucha.

Ya no hay mochuelos, ya no hay águilas volando y anidando en tus ramas.

¿En qué monstruo nos hemos convertido? para hacer daño a la madre natura.

Que nos da cobijo y alimento.

Ya no llueve como antaño.

Los ríos se secan los embalses se vacían, los peces se mueren.

Contaminamos nuestros ríos.

Fumigamos con herbicidas que van a parar a la tierra

y al agua de los ríos matando y asediando al cangrejo autóctono y a infinidad de peces,

que la península Ibérica vio nacer en abundancia.

¿En q monstruos asesinos nos hemos convertido?

Cuéntame tus penas que yo me las sé

todas.

Hemos traicionado nuestra naturaleza.

Nos hemos convertido en viles asesinos de vida.

La única fauna que llegaremos a ver serán las granjas de pollos

¿En qué nos hemos convertido?

Ya no somos humanos somos monstruos.

Ya no quedan humedales, los pájaros migratorios pasan de largo

al volar sobre España.

Tú que has visto nacer al hombre y ahora se ha vuelto contra ti

y te mata y mueres en silencio.

La tierra grita, tus raíces gritan, tus ramas gritan, pero nadie lo oye.

Somos hijos de Dios pero los animales y los bosques también.

Dios se avergüenza del hombre y del monstruo que ha creado.

Ya nos castigará.

Pero tú te mueres sin remedio.

Y contigo la conciencia y el alma del ser humano.

 

MIGUEL ESTEBAN el Castellano

 

Panida mirada:

 

I hoja:

 

Canta mi piedra

por perdida esencia,

promesa de luz del sol.

Azar de imposible

fuego fatuo en tejas

que son nubes de altos cielos.

Serenamente místico, me alzo.

Ascua empírea fueres

o carbón del destino atronador.

Mito, constelación:

constante, pura flamígera,

eterna de cimiento terreno

sobrevivirás a lo alto.

Escarno mis solas sombras.

Promesa de tiniebla,

promesa tibia,

nunca alcanzaré luz tan ardiente.

 

 

II hoja:

 

Perecer a los cielos que yo amé,

te amo en medio de mares,

entre pulcras esferas feroces.

Clamor por férreos bosques,

boscajes de tu sed de miel,

arrebatada tú, de tu albo espíritu,

generosa es la penumbra

eco pálido de azul viejo

virginal fuerza de noche añil.

Presencia misteriosa

en haz, de luna áspera.

Destino opaco, inclinación

por verdades de monte desgarrado.

 

 

III hoja:

 

Tránsito estremecido, el río,

ligero, nitidez de espejos

que dulces presiden

hondas tierras.

Constante agitar de sus fuentes.

Resplandor baten tus argentísimas alas,

palabras entreabiertas

buscando dicha.

Esencia, eclipse de mi sangre.

Sideral cuerpo estrellado.

Sigilo, tus pupilas

con las que a fuerte garra

me amas,

y ardua me miras.

 

IV hoja:

 

Lejos queda el miedo en cestillo,

a ser feliz; si tú escribes.

Por esos juncos que el día

no cierra.

Un remero hábil,

desnuda la noche.

Bogando que su luna sonría.

Oscuridad larga

que nunca secunde.

Desemboca arriba ardiendo,

tu frente rosácea abarca.

Mi armadura, mi espada, fragor,

pico torvo, ojos cerrados.

Penumbra desconsolada

por riveras de mi ciego Arlanza.

 

V hoja:

 

Fondo de monte

en el verde mar

de tu boca.

Claros rectos, únicos, confunden,

luz vasta y su sombra

que más ya no languidece.

Viento, velo, acallada luna.

Muda escucha

espesos vellos.

Faroles latiendo

corazones en celdas

con llave de tu alma.

Noble secuela

de mi dios Gemineye.

Entre azucenas de la tarde

mi suegra y consuegra arde.

Rubricó tu gentileza, orquestando.

 

VI hoja:

 

Luminiscente polen

en interiores de colmena.

Abro espumas esbeltas.

Desnudeces en carnal tomo

de mi cepa.

Brusco y dormido

en leyenda diferente.

Caí a mi tierra.

Toqué maravilla, flor de supremacía.

Palpé tu olor fecundo

a esquiva adormidera,

de tu órgano erizado.

Por tus estelas claras

que escriben galaxias

y agujeros de luceros.

 

VII hoja:

 

Viejo pabilo iluminado

humo rojo vióse apuesto.

Gallarda tu entraña.

Decreta, no cese

Mas nunca mi terco aljibe

que te escribe.

Con ojos rendidos,

ojos cada vez más humanos.

Pureza, tu plata.

Amortecida ahuyenta la negra Parca.

Piadosa suerte

en sombra densa montada.

Eco amplio,

ley presunta de todo linde quieto.

 

VIII hoja:

 

Difieren ligeros, tus sortilegios,

de verbos que nacen.

Ya nacidos estudio.

Ellos que escalan mis ojos.

Opulentos pinos reposan

su verde nupcial.

Ato presunto borde,

llego a tu almena

donde vive tu alma serena.

 

El Castellano

 

Cuchillo de doble cara II:


Tú mi ventana volada,

un cristal que escapaba,

recto hacia el frío desertor,

nazco del suplicio invernado,

no erró mi destino en llamas de sangre,

se iba alimentando mi camino afligido,

entre yedras desoladas,

y su escarcha helada,

era una nueva era sola,

en la que alzar alas rotas rasguñadas,

y enraizar en esta copa de sangre

borbotones relucientes.

Un monte dividido, dos espejismos nacidos,

reflejos en par de lunas abotonadas,

un ínfimo horizonte derretido

en azar de lo que prevalece,

un iris yerto y su magia nocturna,

sin razón cabalgada a la novena luna,

titubeaba mi dolor en mi sien enraizando,

un despojo pulido hasta que relució,

despojo, de mi alma que no quería

que no toleraba parásitos,

era una voz dentro de mi voz,

yo la amé sin importar su naturaleza,

hoy la pido permiso para que me deje descubrirme,

encontrarme desde el hueso a la cábala del muerto,

abierto mi pecho, un despierto retuerto,

no calculo eso es del experto,

subvierto mi agua en este desierto,

advierto a las vidas de un día que mi alma revierto,

y mi ser divierto,

el sentido opaco injerto,

hasta mi dicha pervierto,

quedando mi cauce abierto,

aúllo a mi lobaluna para que siempre sea mía,

preludio de mi posesión certera,

como mi solear nocturna en luna de trapo,

de sombra ramificada,

eterna rama asida a mi vida,

paralela entre dos ríos de brea,

entre dos realidades,

razón y locura

una buena y otra estupenda,

hasta juntar en eclipse

las dos dimensiones de quien quiero ser

en un abrojo entre tierno y filoso.

 

El Castellano

 

Capítulo destellando:

 

Vetusta sombra que corre sus yardas,

corredora de mi intranquila mecedora,

melosa quietud abre ella,

guarecido yo en la luz,

yerta infecunda que dicta se calle

su silencio insubordinado,

cual veleidosa aspa de incendiada veleta,

que toda magia devora,

hálito desprende

que cuervo yo,

firme en tierra llamado Förüq,

sentidos y mi alma erizada,

fragantes aromas su saliva

encumbra en letra destinada,

el gris era blanco

y el blanco negro.

Ulula enardecido mi sino,

inabarcable campo

adormecido,

enervante tranquilo sosiego,

arrullo a mi golondrina de metal,

y nace una quimera vespertina,

por cuántos forrajes avanzo,

se descubre un chupacabras,

parecía una piedra,

voló a otro monótono medio

oculto entre el esparto sembrado.

Es este sol una lluvia de efímeras ascuas,

en una botella me nace la dicha,

por ser de agua su esencia,

Todo circula una totalidad sola,

cálido aromo confunde un espino amarillo

su desnudez filosa

en mi plaza de campo sobre su espina,

todo ensueños, vagamente terco,

escucho a ojos cerrados

mis sueños en los que en hechicería

su rostro se dibuja través sus filos de almíbar,

yo contesto mineral candente,

pudo ser bastante

el llanto del azabache

abarcando yesca ceniza aparente,

noche, noche tus alas de oscuridad

jamás tenues blandes;

te besé este día tu triste despavorida alegría,

ya sé que esto es prosa, disculpas,

rayo de luna creciente me rige mi propio cenit,

yo la digo bésame

que tengo contraseña

descubierta de hipnotismo severo,

ya, guardián

de pena sonriente nacida,

estela violada

de errante sueño descorchado,

en mi barbecho soy el autor,

dueño de mi propio cementerio,

ni alcanzan cenizas

ni ascuas aparentes de quien yo era,

decreto Ataraxia absorbente

a 9-02- 2019

 

 

El Castellano

 

 

Poemas inicio 2016:

 

 

I

Blándeme en mitad del campo,

sólo allí que la encina enraíce mi carne,

el hinojo lata al son el tambor de sus flores,

la carrasca grite verdades del monte,

vereda quieta, enarbolada,

soledad disparada sin descanso,

sólo allí reinará mi alma,

en letras escritas en las hojas de vida,

las lindes teñirán de rojo y negro,

de tinta y sangre el resurgir del añil

aliento dibujado de toda vida en color,

del albor a la muerte en flor

se alzará mi latido con su amor.

 

El Castellano

 

II

 

Hálito silente

yo creo en ella

porque su piel demuestra

que los sueños se cumplen.

Volamos juntos al viento

como molinillo diente de león.

Hoy la vereda canta nuestra canción

dos corazones en un mismo latido unidos al unísono

Su carita que llama a la mía

de su cuerpo es mi caricia

por ella el piropo jamás escrito

solo desvelado en su oído

Sólo al viento le pido viento bonito

mantenme en su destino.

Que de lo vivido muerdo su corazoncito.

Weche tengo en mí la fuerza

escrita corriendo como puma gris

de sus Andes por sus campos

sus margaritas que mi te quiero

no sólo su nombre, llevan, e incitan

en caricia ella me quiere

del ababol a la verde espiga

Yo la quiero a ella mi margarita.

 

El Castellano

 

Sentido yerto:

 

Renace en la piel,

en el albor sin conciencia,

hace más frío que antes

sentido muerto, caído

olvido yerto

raíz del ser

más callado que el invierno

avanza camina a voz

todo lo que he perdido

polvo de estrellas, hierro de océanos

piedra de montañas...

hazme recordar alas cansadas

cosas grises que te gustaba sentir

mi amada así sabes

horizontales que no puedo olvidar

ejes verticales de conciencia

sin dormir

danza la primavera del lugar

con mi soledad pintada

en la sangre de mis ojos

todo lo que veo teñido

la ilusión cae en gotas derramadas

cayendo congeladas

desnudo mi cuerpo en la penumbra

del segundo quieto

raíces comiendo mis venas

hojas de mi historia mustia, abatida

sentido muerto

viviendo por ver morir el momento

momentos atrás que cae el recuerdo

sin miedo, sin sentimiento

todo hirviendo

sólo este sarmiento de cuerpo

esperando que juzguen a su alma

libre de maldad

quién estará allí

quién vendrá a darme un camino que seguir

solo en la oscuridad

donde todo comienza

las sombras me reconfortan

y veo en luz mi vida

para encontrarte

algo que darte de dentro de mí.

Un amor rugiendo en la boca de la estrella.

 

El Castellano

 

 

Aguerrido albor

Diestro del mar a la montaña,

visten sus flores coloradas orgullosas y sentidas

cual caricia de su jardinero que las ama

el viento armado escala cual seco rayo

su sol enturbiado se paran las oraciones

Hipsípila dejó su crisálida

en un caballo alado recorre sierras y sus manantiales

recolectando toda simiente desde todo confín

al inerte sombrío albor,

mientras su fría luz crece y camina

sin franca tapia ni verja que detenga su escalar

vuela vaga la libélula para posarse en su hombro

recio brazo arrido ninguna simiente cae a su lado inerte

que lleva que trae a su castillo olvidado

hechiceros de todos los reinos desvelaban que sólo

un reino se mantendría vivo

y no era el del humano ser

Hipsípila cabalgaba por naturaleza su religión

abarcando de la tierra a la lluvia

cual rayo cortado de Sol su cabello

los pájaros trinaban en su castillo

Hipsípila siempre vivirá como invencible Sol.

 

El Castellano

 

Final con comienzo

 

Retina escarlata,

su ojo de niebla

y bruma que avanza

donde corta mi flor de luz

el sendero,

esposa del Sol al mirar

lumbre quieta, retina abierta

muerte final con comienzo

en alabado fin de existir

y quebrar el tiempo

conquistando el terreno.

Sangrando raíces que gritan,

aullando hojas al viento,

pintando su dispersión eterna

como sustento y cobijo

de toda vida

mecido del insecto al mamífero

desde el helecho

al alto árbol

hoy canto para ti

vida vegetal.

Mi caricia te sembrará

una y mil vidas más.

 

El Castellano

 

Flor de tierra

Fuego en el agua de su mirada

de los vientos auspiciada,

la ceniza consumía su carne

ardía sin mesura su compostura

naufragó valles y sus caricias

su bandera fue de su vena acequia

molinillos fugaces sus pestañas

de él se enamoraban las hadas

de ella la primavera entera

con cabellos del rayo de Sol nacidos

ojos de tierra sin lugar era bella

clamaba su voz la cima de la montaña

descendió abismos

para anclar su esencia en la belleza

que late y envuelve su huella

conquistada en miel

su ambrosía

gemía la caricia

para brotar altares de hueso

y murciélagos de sangre

lloraba piedras en sabiduría prendidas

la bondad alzaba en servicial entrega

su fuerza era de su amor hoguera

él lloraba flores para ella su amada

su verbo a veces tornaba carmín

en pétalos de silvestres rosas desangradas

su voz germinaba la tierra a su paso

el amor a la tierra no le detuvo

ni sostuvo en fracaso,

encontró con ella el amor

que le fue negado llorando espinas

y si sus abrojos nacieron no fue

más que para rajar el viento

difuminando el tiempo en estaca

de eternidad con fuente y manantial

anclado gozo en armonía

bailando de la mano y naciendo del alba

jamás capturada

pupila enfrentada

que mecía

que gritaba

siempre te amaré musa de agua mía.

 

El Castellano

 

Quimera quieta

Umbrío, tibio,

al resguardo de voz habitada

serena, llena de luz

en este linde

donde corta mi sendero

y florece mi sombrero

al viento

ojos llenos de paz,

sendero atravesado

en árboles de sosiego

encontrados

en hálito congelado,

lumbre quieta se dibuja,

espino amarillo que clavas al guiño,

calor de mi calor,

cauce de mi sangre displicente

desde la montaña al valle

luce mi traje

para encontrarte

vestida de Sol y caléndula

mi bella doncella escarlata;

resplandor dorado

al trasluz de tu amor,

granate mi sed de tu cuello

al destape

mi río de calma y arrojo

en réquiem por la rajada tierra

en albor de la centella

colmando su belleza

donde mi carcoma quieta

mira y avanza

sintiéndose en armonía plena,

yo fumándome un cigarro

en la piedra de tu belleza,

quién te alzara voz

entre los campos en flor,

fuego de tu fuego sin más razón,

ciprés que clama protección

para sus muertos que vela

tejo morador de siglos y cobijo,

ababol de versos de piel y abrojos,

desde la verde espiga

a la mora sin espina

y su zarza esquiva

hoy te veo como eres

y perdona

me apasiona

ser guerrero de nuestra luz

donde avanza mi quimera

y mi pasión poseerte entera.

 

El Castellano

 

Tierra en el viento

Quieto silencio investido

doblado en el filo de la hoja

ese umbral que corta mi calma

avanza en un sentido

rápido, veloz el resguardo de tu

amada voz

encontrada cercana

donde estática enhebra la silente parca

fluye de un confín a otro confín

yendo mi barca atravesando el brillo

al compás del sí bemol mi traslúcido pío

y su suplicio en la carcoma

que recorre mi horizonte

infinito pintado en el borde de la ola

en la espiral de la araña y su tela

la flor de difunto abre su luz

al resplandor del cielo

que cae emplomado

Se corta mi alma para aullar

en la centella

quemándose en su hoguera

hoy el viento lleva nuestro nombre

mi árbol será sentido

en cada flor de niebla

la bruma su color gris dejará

en este jardín de mundo viví

para sembrar mi aliento

que cayó como tierra en el viento.

 

El Castellano

 

Silbido de la centella

Claman verdades de la tierra

por nacer y resurgir

el eterno ciclo de la vida, muerte

y resurrección de la simiente al albor

de sangre sin condición

yo soy por siempre

Así como dura sonrisa y guiño

al azar de la existencia

efímera esencia

apellido y nombre que nada representa

como resplandor de la centella

cargo el silencio y el infinito de mi verbo

resopló en la montaña sin nombre

de mi tierra que jamás tuvo dueño

latido sin final

agua de manantial

va girando mi vida por enraizar

yo soy siempre

el eterno comienzo sin final

aullido del viento

hoguera crepitando la tierra del volcán

Río que acaba y resurge del mar

ese soy yo por despertar.

 

Resurgir

Hoy las fuentes bullen

los ríos desbordan

las vidas dejan sus grises

de invierno y sonríen

al alba de la lluvia

que toda vida mece

sal al jardín ayer sembré mis ojos

esperando que la tierra fuese sangre

las raíces mi boca

y la planta mi cuerpo

para con longevidad imperial

llegado el momento

decir de este jardín yo no he muerto.

 

El Castellano

 

Compilación 2018:

Solitario bogo,

aterido soplo de la montaña,

pastor de tus astros,

torres de nidos de tu saliva,

perfilada tu sombra me acompasa,

mi sayal remiendo

entre sedas

de moreras de ensueño,

olvidos me trepan por enredaderas,

tarde en la tarde mi esperanza vive,

si soñase volaría a tu vera.

Sol este de oro

ciñe mi álamo negro

y su esmeralda araña,

cumbre te nombra

en la saeta mi oscura golondrina azabache,

traerte conmigo siempre

eternidad risueña, melosa

sangre de mis dioses.

Señora tú de silencios

y sepulcrales vértigos,

no amansa mi fosa

la dulce azada de metal soporífera,

carne y cuerpo

mi rigidez de pluma,

lírico trasnochar.

Claro cristal entre paisajes,

ceniza de recuerdo

es ella, recuerda,

aire desnudo fama de estrella

inviolada,

mi musa bella,

un azar flamígero

que no pido ni alumbro,

no espera

ni las aguas de tiempo inmenso,

jamás complacen.

Ay día, rosario terco,

deja ya la gloria,

grandeza en amor

se llamó belleza,

lastimada mi carne desvelada.

Gusano soy

que hila su capullo,

tejiendo desde sentir interior,

mi vida en serenatas blancas

levantaré,

su fronda,

inabarcable vergel primoroso,

cuenta mi linaje

alas ignoradas de mi pecho.

No podrán tapar en vida

mi silencio que aflora.

 

El Castellano

 

Terca mi sangre,

tiempo del frío río

inmenso, todo dado en espinas

su rivera,

por ciega neblina bajo

con tabaco precoz,

pienso,

todo he soñado

para el letal lecho del olvido.

Mi temor sorprendido

alega que no existe;

vida o belleza,

ala o metal cansado,

gloria de grandeza, ¿Dónde?

Mi tabaco de neblina

ahonda, penetra y surca

la esmaltada silueta de tu figura,

por mi caricia ruda

y el agua afligida,

admirarte yo cual fugaz garuma,

anisado vive el cielo,

nuestra blanca estrella

mineral candente

refulge su luz desnuda,

por vespertino son

de todo lo que tiembla

como abanico de mi pluma.

 

El Castellano

 

El Principio estaba en la Colina.

Un hecho,

claridad de brea encendida,

o transparencia de pez de cristal.

Timón enfurecido

que tormenta iracunda tizna,

Cuervo en el alma

mi ser alzo, prendo,

mi idea luce

cual hollín de azabache tuviera,

gragea mi voz un crascitar

de mi señor Baco,

persona de garabato nombro a sombra latiente,

acaso opacidad de materia cuidase,

sacrificador mi tiento.

Sonetada su parda sepultura.

Falte mi ley, sonará la albilla.

Diablo aguador mi buen Luciente;

cordobán, recuerdo de soleta,

no me faltará maceta,

Parnaso que ya cae asaetado,

cisnes negros,

de Apolo,

cuidados como vellón descendía su grajo.

Musario monte yo he sembrado.

Yo, pensamiento y porfía guardo,

me los retiemble

el Sol lucido,

ninguno estribe

mi mesura,

Señora, valerme quiera,

ni peligroso

el tiempo Bárbaro se me pareciera.

 

 

Förüq

 

Insondable, la luz

de tu impalpable seña,

guiño áureo al latido,

insubordinado, labrado

en madero de este hierro,

ya dejó de ser infamia tornasola

en ascua de piel borrosa.

Ensueño alado te alzo

mi musa en estridencia recta,

develada, reveladora senda

dictas que afliges voluptuosa

cuan cerilla arrostra mi alma,

rebulle tu sueño alado

de golondrina azabache,

no perturba mi paso

tu luminoso azar encorajinado,

en sones del capataz del brillo primero.

Arde no se colma mi vaso,

al cantoral

fraguo férreo lazo,

indivisible alianza, comunión

de ambos argentos astros,

como entrelazan alba y ocaso,

pura seda mi correr

de atleta precipitado,

arrostró

mi piedra espectral,

tu brisa ya nunca más fría.

Alumbró mi sien

el fractal de frágil leño.

Y desveló que todo es y fue

más que un sueño.

Enmudecida siembra tu garganta

lamo la tierra boca a boca,

tu raízsalvaje me toca,

como verde planta a tu corazón invoca,

silvestre y musical nuestra rosa azul canta,

henchido de tu voz voy

mi doncella escarlata.

 

 

El Castellano

 

Oración a la misa del alba,

revuela una golondrina,

esquiva los ramajes

cenizos del fresno,

abre monótona brisa

una caricia de tierra

por el musario cerro,

carrascas afilan allí

sus flores de piedra

para dar sus bellotas,

ya escondida la luna de seda,

aumenta un zorzal su trino,

sube entre rayos de sol

la espuma de un desnudo álamo,

a su raíz un precoz mamón

sonríe al iris de nueva luz,

un grillo chirría su nota

en melancolía por nuevo cierzo,

la encina secular

no pierde atisbo de rigor

en follaje,

como nervudo verde

que no llora,

la retama grita al esparto

que su amarillo impera,

plegaria entre verdades del monte

un nuevo esplendor

canta la paz sepulcral del campo,

como luminaria entre río reverdecido

en tapiz de terruño arado,

aria dolida en arrebol

de sollozo verde,

lento abre su retoño la tierra.

Entre vid de nueva espera.

 

El Castellano

 

Quiero mantener

mi suerte segura,

como hondas imágenes

en frío lacustre.

Agua de labriego, sordo.

Eco en árbol de sigiloso azar.

Hombre al menos

en terrazgo seguro

al pie de bandoneón,

clavando cigarra

a su escarcha afligida,

manos trabajen

la melodía

a tu voz morena.

Primor en viento

de mi sepulcral prestancia,

tierra o ceniza

eternal mármol turbado

de vida atada a tu vida

y perseverante esencia.

Árbol de luz y acento,

revuelo a tu son

el mundo no trasplante.

dulces sueños

sones flamígeros te aguarden

en su seno.

Suelo en miel

de nota obscura,

guerra, oh gran momento,

rizar mis ascuas al viento,

hoja que tu filial enmarca,

verdecido mamón,

yesca su sangre;

invadido por substancia

de tu irisada voz en letra fraguada.

Resonancia de altivos lares,

fecundos...

Llevo verdecida mi sangre,

Asaltando el trigo mis ojos,

palabra con sonido

eterna herida

resuena que sigo en ti

como aromo de flor

y curva pitanza corva,

redimido a la abeja

el avispero ya no zigzaguea,

abre cariño tu senda,

nácar dispuesto y frágil

al candor de mi cóncava vena.

Para cosechar mi pena, mi cruz

y mi condena.

 

El Castellano

 

Mi alma vespertina:

Anubló la tarde,

su grillo bruñó su último acorde,

el día escapaba deprisa.

Con perfil de cerro viejo,

desfalleciente rebrota un viejo hinojo,

su tallo de nuevo anís resurgido

de entre sus escamas anuales.

Lentamente un charco se apodera

del sueño del paisaje,

todo siente que su agua no miente;

nostalgia entre borrones de savia nueva,

caminos se perdieron entre retazos su verde sien.

Mi corazón

por mamones de carrasquillo,

entre ensalmos de romero silvestre,

entre rosas caninas de añiles fauces,

vendería mi dicha ya cansada,

por su prosperidad,

lejos su tierra que ellos querían,

dime mamón de almendro

si yo todo hice hasta pedir permiso

en tiesto mi patio de la araña

acogeréis vuestra segunda vida pautada,

esclavitud sumisa de compostaje superior.

Alto ventano os puse a todos

mis hijos adoptados.

La fortuna os reverdezca.

El desencanto final no hallaréis,

por oscuro redil de mi cuidado,

os descienda la gloria.

Sórdido plano en tierra nueva,

de ocaso desnudo con infinita alba,

mi mano brindó por vosotros

con sueños sin cruz

encima mi pecho.

Mis hijos invernales os ofrezco mis cantos

y sangre de esta tarde muerta,

sois más nobles hoy que si nunca os hubiese desterrado.

Enjutez en cobre irisado, un sol de trapo,

frondazón del musario cerro

que indemnes, os vio nacer.

Volar mis criaturas sin osar

el cielo de las plantas.

 

 

 

El Castellano y Leannán.Sídhe:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Litigio crepuscular:

I-                                          1/09/2016

·          

Mi polilla desvencijada

nace del espejo que crepita

una boca de esfera y su artificio,

revoloteos en torno a la bombilla

que más quisiera ser ella la estrella

que te atrae

tu noctámbula sed

de espinas blandidas,

un viento lunar se reposa

en mi ventana,

siega del mar oscuro

que todo tiñe de malva nocturno,

hoy estoy aquí

ante ustedes cigarros

para latir

y que vuestro color

sea expulsado,

recibo que acuso

ponlo en mi pierna

caminaré el infierno

por si consigo pagarlo

con mi sangre algún día,

serrana se torna mi almohada

de su musgo y lozano rostro,

por el canto de este caracol

que ya no late se quedó seco

en su intento,

es una luna menguante

y su aguacero litigio áspero,

un iris y un prisma lejano

es mi hombría un surco

en mi jardín de cementerio

por el frío rígido

y sus cristales de hueso

de un sol

que le enfadaba su luz.

 

II 19-1-2019

Nuestro tiempo derretía

como oscura poesía,

hermoseaba una melodía

de tu voz serena;

en virtud y nota

de un salve a tu condena

que hollaba.

Con inspiración sublime húmeda,

se arrostraban tus azules labios,

fuego sacro, oh musa

de esplendor retirado,

cóncavo cielo que más no habita.

Este dolor sin manos, todo ojos

te visualiza quebrando la lira

de mi pecho naciente,

Vana memoria, destierro evanescente,

placer oía,

sucumbir acaso al frente,

virtud en sollozo,

por oscuras sombras latiendo inerme

mi dicha que relampagueaba,

esta estación de hielo,

y azabache nevado en la retina,

límpido tu celaje golondrina nocturna,

brillas bailando tu presencia ruda,

no aseguro más que lo que no puedo conseguir

con ímpetu esforzado,

esbelta tu flor

brilla fugaz su vaga huella,

que enraíza tu candor de frente,

brava fuente,

que me brinda mi corona

de brumosas tempestades.

III

Te brindo y dejo mi destino incierto,

sobre las zarzas de la tierra

de mi camino,

armonía solaz de ojos duros

y nítidos,

silencio expresivo, desunía;

santo sueño,

su quietud inabarcable que mío

su transcurso que yo te miro,

mi dama del pensamiento mío.

Sañudo el arrebatarme,

el designio inexorable,

mi guardia implacable,

sentir late eterno en y sobre la tierra,

en su vientre profundiza

su raíz de tiempo

que es huella eterna, con infranqueable tapial,

a esta luna canto,

su aspereza que germina

invernal siembra difunta.

Toda sombra ella fulgura,

crepúsculo esparce por colinas,

su luz agrietada profundos lagares ilumina,

alma de tierra acuso

en ocaso que mece, y yace su digna,

inefable espera.

 

 

El Castellano

 

Esa luna que ama:


En la noche

como etérea surtidora

de azules, longevas aguas.

Esencia de tiempo

y su febril carcoma,

verdad o mentira

todo lo tuyo gira.

Ya tus aguas en sustancia;

oscura abre el seno

de mi acrisolada fuente,

luz de natura

a sol oculto,

que en mis manos crece.

Y su noche aparece,

coge este mi solcillo,

al candor de arreboles,

dictarán mi exilio,

amigos a pie de página.

Gira este solaz trompo espacial,

o arduo ligamento severo

en sentidos y sentires férreos.

Corazón verdecido,

con semblante déspota milenario,

acurruca tu raíz salvaje,

como fe firme

de argento ángel,

tu carne rememora el libro olvidado

de tus falanges dictando,

tomo brotando del destino insumiso,

endiosado como púrpura de nieve roja,

azar cromático

de tu agua geométrica,

mi musa cristalina.

 

 

El Castellano

 

 

Armada irreal:



Miro tus ojos en los míos,
como crepitar enroscado
de enredadera
como filamentos que adhieren
mi retina.
Son luces bailando
en el rocío tus labios,
ensayando sones
de espirales en espera,
apacigua mi alba
sobre tu río,
de infranqueable seda;
desliza tu brillo por mi ensenada,
silencio mío de corbata,
deseo de cristal o divagar
jugando nuestras sombras,
camino o pensamiento,
anudar deslizando el viento
en tus mejillas,
recojo mi aliento
que marcha acariciando
tu mirar sereno,
vestigio de tu figura iluminada
por mis enajenados candiles
al rubor de astros.
Perdóname
sólo es mi amor
como reguero surcando el viento
de tu insondable palabra,
rayando fulgores en esfera fría,
rasgo perpetuo de perpetua seña;
lienzo deslucido
ingrato cuan abarca mi espejismo
de acariciar tus ojos
si así danzo en la luna
de tu alma,
enseñándola que la quiero,
como a tus peces de cristal.


El Castellano

 

RETROSPECTIVA ABISAL:

 

Sintonía plena, alzada,

no me acobarda,

en un barquito de tela

voy a captura de tu rocío permisivo,

con la vela de tu sonrisa

beso tus ángeles,

me guía tu guiño

por astrolabio,

argos efluvios

de tu querer en una caracola.

Amante no vuelvo

de soledad

ni de ceniza aparente

que alza su claridad.

Cayendo mi carne

envuelta en tempestades dichosas,

rebelde en tierra,

y mi ángel yo figuro.

Traje es mi tiempo,

muriendo la sangre va,

destino esa luna

que el alma entabla.

Conmueves esa luz que mi llaga

se encontraba,

ágil ala de oscuro viento,

tu onda luminosa me aúna,

mis ojos de niebla no quería,

salina luna deseo

de tu llanto emotivo

como brotada tu siembra

de alegría descansada,

y más no estabas en la curva

ni de otro sueño

ni de otro principio sin final,

eres sólo tú espiral

de tu dignidad

imposible de finalizar,

refulgente trazo

la cúpula desposeída

nuestro azar.

 

El Castellano a 24-01-2019

 

CANDIL PRIMOROSO:

Surco tu blancura primorosa

en aleta que mi mar de tierra

entona, fulge la honda ojera

que casi arrostra mi alma.

 

Una pureza que tizna

tu enclave del mañana

alta fronda de espesura

bañan tus labios

sobre mi araña

 

diente en el fondo

de súbito crepitar

baña, fulge luces calmadas

apacienta el viento

sin saber cómo,

una ascensión de reflejos

un relámpago

entre dos oscuridades aladas

una luz desertora de mí,

tibia en profundo llano

una estela clara, vive que llora

belleza indómita.

Limada urna casi tuya

casi mía,

 

rueda y pasa

entre mis perpetuos siglos

transcurres vida

entre solanas, cauces

entre yacijas y cáliz

sin borde

agujas mil

 

ciñe que venceré

este agujero invencible añil.

Irrumpido, casi rayo parecía

servir a la tempestad

de Candamvis

pulcritud diminuta, arriba aristas

rauda, la sombra ha girado.

 

II a 25-01-2019

 

Vera efigies...

Dama oscura,

refulgente doncella escarlata

de mi argento blandir en pensamiento;

me aposentas en cada sangre,

al hendir

mi sarmiento, bronca hendidura,

blancura espectral,

risueña mía,

no pongas agua a mi fuego,

hiervo por enlazarte mi barbecho,

de poeta que por tu Identidad,

anochece la aurora galopada,

tu abismo por fin me acaricia,

tu imagen pura

prima enroscada

a fundirse en propio espejo,

filiación suprema

aclara mi aura

allá en la luz.

Haces tu pupila mi sangre,

nocturnos trenes

contiguos a los andenes

que cantan a tu raíz primera,

de primavera.

 

 

El Castellano

 

 

Bajo el signo de la luna Azabache:

 

I

Me llama en la noche,

me acaricia su recuerdo,

con sus caricias desvanecerse

quiere;

y renacer en la oscuridad

del ocaso eterno.

Comprendiendo y llevando dolor.

Yo sin comprender su aparición.

Pero recreando su alma viajera.

sueños serán, pero cada día

la siento más.

En la belleza de imaginar

la complazco con la sencilla palabra

de amor a su alma

sin cuerpo.

Que me acompaña

desde que sufro por el querer.

 

 

II

Te busqué detrás de la estrella

más brillante del azul eterno.

En el suspiro de amor

que corre y descansa

entre la inmensidad de un parpadeo.

Entre la oscuridad que alcanzó

a ver la belleza que envuelve

tus imaginadas piernas,

adentrándome para reposar

siendo una sombra más.

Y te encontré en mi sueño

más cálido, en el cielo encerrado

que liberé.

En la noche que mi amor corrió

en tu flamígero seno,

y te amé aunque fuese un día

en la penumbra.

Para así no olvidarte nunca.

 

III

Manantial fulgente de inspiración

tu mirada tierna sin compasión.

Matices de esmeraldas

tu pupila enfrentada con mi pupila.

La golondrinera el aroma

de tu piel frágil y esquiva,

con sus amapolas amarillas

el color de tu áureo.

Un piropo, el suspiro

de mi amor eterno.

Que corre que escapa y vuelve

el cosquilleo.

Tu boca con mi boca bebiendo

del mismo agua del deseo,

tu piel con mi piel

avivando el ascua

del sentimiento preso.

 

IV

Resplandor de auroras en los recovecos,

donde se refugian mis ilusiones

en mi pensamiento.

Tu tez conoció mis manos

y mis manos te moldearon para su recuero.

Eterna batalla a la noche,

cuando noto tu ausencia,

la noche que galopa

y yo con palabras sufridas,

de nuestra vida sentida.

Ya no hay felicidad entregada

con besos y roce de nuestros cuerpos,

medida y entregada,

ya no te buscaré en esa nostalgia.

Me enamoré de la vida

y nada me falta

porque todo me llena.

Te volviste a pasear por mis sueños,

y en ellos nos reconciliamos.

Vuelve a mí el dulce tormento

para vivir soñando

con el recuerdo.

Y amarte soñando despierto.

 

V

Noche en vela de navegante

sin destino,

noche despertada,

por la luna.

Y acariciada por sonrisas de estrellas,

cercanas y lejanas

según sean miradas,

a través de la copa de sangre

o con la nostalgia del corazón.

Luz a la vela que ilumina la pluma;

tinta de ánima mezclada

con los recuerdos de una vida a tu compañía,

pasada, con hielo y fuego, con besos

huidizos y fulgentes,

eternos y efímeros,

con sueños rotos,

y días de amor

a la sombra de tu reflejo,

disuelto por el embiste del tiempo,

que partió mi corazón en dos y un cuarto,

en el que me alimenté de las rosas

y flores desangradas.

La copa de sangre

en recuerdo

de una sonrisa que resplandeció.

 

VI

Amada mía te escribo esta noche invernada

detrás de la estrella apagada

que yo te amo amada.

Luna mía, tú mi flor que brilla

luces bonita, estrellita mía

sólo tú eres mi vida

runa azabache mía,

jamás se apagará tu boquita,

que llama a la mía.

mía sólo mía,

mi flor de luna

sólo para mí encendida.

Yo nací para tus ojos,

madera de los cipreses.

Yo sólo soy escarabajito,

yo camino despacito

de tu mano, duermo contigo.

 

VII

Sólo soy lo que tus ojos

dicen de mí.

Sólo soy amor, vivo en ti;

yo nací de un rayo de sol,

dije soy fuego sin más razón;

de mí la sangre huyó,

yo sólo viví como flor

al muerto le di helor,

porque yo viví solo, solo

como vive la flor

pero ni aroma tuve

ni tuve color,

sólo tuve polen carmín rojo,

que a la tierra llegó.

 

VIII

Muerto vivo, si no te miro;

luna muerta vi encender

y a mí llegó.

Para yo decir viví, fui, amé,

reí, y con su amor

digno orgulloso sucumbí,

hasta de su boca morí

pero un día desperté

frío como sol que fui

y ella huyó de mí.

Así mi condena

cuando yo muero,

ella vive por mí.

 

IX

Amada inspiración lejana

o cercana, según seas mirada,

del interior embelesada

alma de mi alma,

espíritu sin nombre.

Destello sin horizonte.

Luz atraída cual estela indefinida,

venda que el ojo no vea;

orilla de mi barcaza,

sin suspiro, ni terraza

cruel hornaza,

letanía sin lejanía.

Ni caricia existe

sin manos que te modelen cual arcilla,

lugar de mi lugar sin hallar;

bello templo tu mirar.

Ni beso existe sin sentimiento inicial.

quién afortunado

que en mitad de la rima,

muriese para no cesar.

 

El Castellano

 

VUELTA AL AZAR INTANGIBLE:

Malva alcea sp.

 

Rehogo este empeño, traspuesto a los fuegos del hombre y su cuerda, tiempos pasan germinando. Diestro ambivalente; en dirección umbría, subsiste colgando huesos de sus pestañas huecas, abriendo el espíritu suplicante, cenizas laten, la quebrada fluye:

-Amada quodi pragma, vers troba paremo, laetitiaexspectaremorstimunmalum, quot flama sed ardit et dilectusmundi, descentcaelis, set infernustenebras.

Un iris de ojo negro, en estos pilares que abren el fuego, alzan estaciones que correr, años que hacer, tierra y su linde abierto. Estrellas que matan, mi aliento petrificado, atravesado por estos ojos que laten tu figura en fértil lluvia de pretiles gestos al alba más preciosa, crepitando mis fuentes y su dragón de abrevadero eterno. Fuente fría, profunda, abre su brillo en secuela que arrostra mi dicha. Oscuras alas, a un frente de retinas, y sienes escalonadas, va que fulge la caída de mi falcata. En este cerrado horizonte, rizado, expuesto, consumado, mis soledades tejen. Una encina que lejos habita, cerca grita, yo soy por siempre, eco que profana tu aparente sepultura, entre verdes valles, que tenidos en furor de sangre, exclaman: -Ay la sangre verdecida, al candor y negror de aljabas hojas esquilma la tierra sus venas, y quebrada la sierpe tu piel cita e incita, ay la tierra. Ay por ella , sea mi hundida victoria, por este umbral, silente, que fragua mi frente, por Himeto se alza mi puente; por esta cepa y su Dionisio afilando cuchillo, los lindes rinden en ocasos de ocres, la tierra nueva en cal de espera, sus colapsos en tules iridiscentes, cabalgaré el astro, traeré la flor naciente a Hipsípila, vaga libélula, dragón volador de mi suerte, de una montaña a un dulce valle cabalgo, injertada la sombra invencible, traigo la quebrada ascua, por si reverbera un tiempo muerto. En el que no dolía esta rivera. Agudo filo nacido, mi destino. Recuérdame en la tijera, desdoblando la espera, hoy por hoy, mañana por ayer, el frío sí, en la piel, de estas cuchillas sonrientes, y su esperanza carcomida, acabada en hoguera. Miénteme aparte, ancla mía en gozo, el violín de mi idea, corriendo por fuera, marchando lanzas de tierra, y el tiempo solo, hinchado, dormido. Rehúye mi pasado, que se clava en mis brazos, mírame aparte del punto y su silencio seco.

II

Esta vida en el centro un rayo de Sol, miro su caricia en pétalo de brea; arde mi sinfonía. Deshace la lejanía, hasta ser ese lejano carrusel de estrellas por boca, vida por mi vida y yo, qué no daría. Aciago vilo descorchado, en fanal infinito de campo y sangre hierve destapada la añil floresta, que a veces sonriente, acampo, a veces abatido en su recogimiento de verdes espadas, brotan verdes espuelas sobre su yermo inacabado, viaja su idea como culebra de tierra su densidad pordiosea. Jamás vencida, o siempre con fugaz aleteo entre estambres, vencía que llegaba cada primavera, por cerros su ocre era padre, por llanos fiel hijo, de compostura olvidada. Por copas de árboles, brindo esta suerte, encontrada, por los besos que puedo dar, del azabache mi dama, que entre forrajes avanza, a desenvainar mi espada. Diestro coraje sembrado, entre mis espuelas. En los bravos halos envanece evanescente que envilece mi estrella apagada. Vence que quiere brillar, a ella mi oscura amada. Esta negra noche, que avanza, fluye y escapa mordiéndose la cola, entre luna argenta, deslizada, por sus filos de pestañas acuesta su hijo ocaso que resplandece. Tierra invernando, acogen pendientes de aire, fieles terrones desmembrados, una mujer sembrada, de acogedores racimos, entre sus malvas runas, su pecho, un trabajo que floreaba un compostaje sereno, con dos botones solapados, ella, sembrada en paja de primavera, era capaz de arrebatar la solana de molinos fugaces. Vestía el regazo de la cepa, donde sangre hacía alarde, al rebujo su trilla, gorjeaba simientes, desde claro oscuro de nueva siembra, mojaba su añoranza, fiel en composturas olvidadas, de las espigas de agua, recomponía suspiros de las tierras mojadas. Un silo dormido se afilaba; era su momento, sin capa, con espada; abría su maternal vientre en flores de carne, afinaba su silueta un corcel sereno. Con diente de aire, tomando de su blanca tez, cabellos de rayos solares. Caminaba un sapito, teniendo guarida, bajo una piedra semienterrada, era o no era, plañía la nube, desde el canal, que depositaba a la acequia, entre los surcos de la sed que las plantas aguardan. Para su dama campesina, llevar su siembra que ni el clima negaría su vida. Donde una perfidia sobresalía su corazón brillaba, más que el metal de su azada.

 

 

El Castellano a 30-01-2019

 

 

 

Ardiente vena, mi cordura:

 

 

Ambrosía, una sed que yaga

y calmante mi pecho muerde,

flamígero beso

que en tus labios yo impregnara,

enmudecida mi garganta

converso con tierra,

vigilia feroz

que me olvidaba,

sueño sí,

supe lo que veía,

polvo, nube, larva,

desholladura en sangre de rosa,

cegado el día repleto

sin edad, sin sepultura

sólo en tu torso

volver a amimar,

veo lo esencial en tu mano,

candescencia de ángel derramado,

olvidando la llaga

de su fuego atravesado,

creció mi sangre con fuerza,

latiendo su premura,

labrado cielo sin soledad

ni muerte impura,

soy fuerte,

extraigo la cáscara

de tu dios resplandeciente,

lejos oigo el filo de la una,

la retemblante

esencia de mi eternal suerte,

que te dictó

cuidado en aire cautivo

soy soldado por un sueño

que tuvo mi gato dubitativo

ante el zorzal que dispuso tres nidos.

 

El Castellano

 

 

 

 

 

Ver esplender tu sonrisa numinosa:

Atónito resuena el tiempo,

blandido,

que solicitaba una dulce poesía,

esperaba de aquel furor

que tus labios, llena.

A la noble, parca, sobriedad

de bizarría no acusaba,

como robusto bosque

que adentra alevoso,

el corcel de mis fuerzas

creí descansada mi felonía;

soberbia sin cadena,

oh musa entona surco,

libertad cantada.

Frente mi fiera

invencible Castilla

yo amaba.

Mustia frente lloró

esta lira,

de encanto no huiste,

años ardientes en caricia pagaba,

voz tuya llamada,

que en gesto y canto

la vida hermoseaba.

Amada dama mía

recuerdo tu solo almíbar,

en sones que el Parnaso regaba,

crecía mi dicha soslayada,

en atrio meloso de ambrosía ostentada,

insurgente queda mi semilla;

como funesta bayoneta,

presa, abatida y retuerta.

Líquidos cristales meces

retratando azures de ecos plomizos,

estridentes,

vengo abriendo hasta el amanecer,

asesto un litigio que avenga

mi paso, hasta divisar esplender

tu pura, numinosa sonrisa,

hasta quedar ciega madre luna

en halo de lúmina,

su poderosa, invencible

competencia

que dictará entonces nuestra flamígera dicha.

 

El Castellano

 

Eternal serenidad florece:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Oh rauda visión,

puridad en estela

cuánto abarca la eternidad

sola,

viste mi pozo,

en oscuro negro tapial

de los vientos flamígeros,

¡Brighit!

Concédeme tu protección,

como principio sin final ni comienzo,

como yo tu semilla,

tu brote y nueva siembra

en fruto de espiral,

como buena obra

llamo a tus cumbres

para vestirlas de los pétalos

de los valles,

mi vida, mi árbol, mi dicha,

mi ¡Amor!

La encumbrada tú

Brigantia

de los mares de tiempo,

madre de insepulto don Arte,

musa primera incipiente,

Poderosa hija de Dagda,

diosa triple

de fuego en espiral

naciente,

mi vela baila a tu sombra,

recio sirviente de Candamvis

te trata,

el relámpago es mi humilde centella,

inviolada,

solicito me abras el portón verdadero

para nueva siembra,

la simiente de mi fuego,

aliento en portento,

de vestir tus pozos de flores;

Breo-Saighit atraviesa mi alma,

¡Oh flecha ardiente tú!

oh lágrima sonriente,

candor de mi árbol de ceniza,

lanza de enhiesto ciprés

te habla,

honrando al Jefe o Padre de los dioses,

tu Fiel trisquel labrado,

diosa Dana

protégeme en la lucha,

mi buen amar

te envuelva y arrope.

Morrighan

acoge mi incausada victoria

descendiendo el reino de los dioses

a mis ojos y manos,

buenas obras son amores,

no buenas razones,

FACTA NON VERBA.

 

 

 

El Castellano

 

Plaza en una espina:

 

Voy a aquel oscuro bosque,

que a veces moramos,

blancas van las damas

como céfiro puro,

que blanquea su calzado,

alegres pasos clavan las muchachas

como verdea el monte

y los pinos abren sus nidos verdes,

diario, misterioso, y místico

se entierra el sonido.

A esta hora

que estrellas brillan,

una nueva luz

en el fervor del silencio

no es un mirlo;

ni alondra,

es un tordo matutino

de las nueve,

que llamo Severino,

tordo único, rutilante,

en distinción de pájaro

que camina igual

que toda su estirpe alada,

en azabache,

oh noche,

brilla ya tu silueta.

Compruébame los ojos,

en umbría caricia tangente

a la ausencia habitada

de tu grillo naciente,

como un azar

donde no cierran otros ojos.

tristeza apagada,

fuiste mía,

¿quién te quería?

a dócil soplo de polvo pálido,

tú pura, inmiscuida,

yo nunca te ahondé la mano,

desliza mi invierno,

que ya en luz

alcanza el tercer cielo.

Sin términos tristeza

fuiste mía,

como borde afilado

de mi alma y su terneza

que ciega

toda oscura tiniebla danzada,

entre tallo, espina

y mano afligida.

 

 

 

El Castellano

 

 

 

 

 

 

Hijo del mar:

Sereno estruendo,

en azul calmado;

unísono centelleo.

Tormenta, rompientes

en cenizas olas;

canosas crestas,

de sus morenas salinas.

Cansado vengo yo

de moler sus eternidades abisales.

Ola, dame tu espuma

como blanca gaviota.

Y abre tu caracola 🐚

de espiral sonriente

que lleva a tus profundos senos.

¡Oh madre!

Conduces tu encanto

a inframundos

cubiertos de lágrimas.

Tu encanto no ahonda bondad ni maldad,

arrostra con poderosa mano

al incauto o al aventurado.

Al tiempo que se baña

en tus intangibles fuentes,

este que arrastra

sus engranajes

de principios sin finales.

Fondo sin pozo,

ni manto.

Tu eterna serenidad,

turquesa tu hondo vientre,

siempre nacarado

donde guardas crisoles

de reflejos tibios.

En pestañas,

que el agua cabalga.

Y mi vida traspasa;

centella de tu mirada

cuál candil sortilegio te causó,

como incendiar tu agua,

o blanquear tu azur

inabarcable.

 

El Castellano

 

Aleteo de tu luz fraguada:
2015


Telaraña de vorágine.

Araña descendiente de turbios,

de lúgubres pensamientos

de etéreas raíces en aristas;

blanco sueño devorado

al compás de cuclillos nocturnos.

En ondas de listadas cadenas,

y su esclavitud

del latido en viento pronunciado,

torbo crascitar asido,

un final dictado,

de la oscuridad.

La era lumínica

comienza por esta esfera.

Entre sogas de mi calor humano

se columpia mi grillo,

verdes ojos míos,

verde trato de mi sino verdecido.

La noche quiere ahogarse

sí, en sus ojos.

Que su sonido visten,

y desvisten,

por el maullido de plata,

por carcoma del mutilado

iris insomne.

Es sólo sangre

en tus ojos.

Es sólo mi vena sonando,

alcanzando tu osadía

de oscura esfinge

del silencio escarlata.

Llora mi azabache

por tener piel de arena,

y brotes añiles

de azulete

de esta noche destapada.

Por estos nidos tejidos

mis abejas ocupan sus panales.

Abren fúnebres procesiones

de todo lo que dejó de ser.

Y así descolgar

de esta araña la tierra 🌍

en eternidad.

 

Förüq

 

PRIMERIZA NOTA:


 

Aplasta mi sombra,

casi transparente en rostro

contra sí misma,

derrumbando opacidades vírgenes

de granates profundos y ensueños

de espumas en vientre

caracoleados.

Ballesta súbito forjada,

a tu entraña efímera, densa prestancia.

Derrite mar de boca su melodía no entonada

que pide extensa, negra noche

y sus espectrales corceles en cal y crin,

en adusta tibieza del romo hierro forjado.

Tiembla que rueda

paz, orgullo bello, talle etéreo.

El desliz ráyame firme,

conservo mis principios numerados.

Reluce mi roce pulido en sinfonía abierta;

Entrecielo asido,

cielo encerrado vislumbré

como antorcha de tres llamas

enredada pesquisa

su cuerpo me serpea la dicha,

cromático canta,

palpita mi iluminada tristeza

haciendo camino en un vals de silencio acallado.

Vendrá mi torvo grajo

se constatará mi lucero roto.

Con sus pechos en la tierra;

tu arpa

inimaginada esencia, éter encendido,

consumado.

Turba mi aliento

bajo mi pecho a ella quiero,

con montes limpios, serenamente místico

avanzo

enturbiado por sarmientos, sus manos.

Delineaste viento ella mi morar, mi hexámetro,

Lividez plena, candil en secuencia inamovible.

Fuga el desaliento, ascua empírea

largueza secunde

con todos los jirones

de mis alas.

Diáfano, ancho, repleto

a trote primerizo.

No cabalgarás, el dulce sabor

de mis cuerdas destensadas,

ni el son de los tambores repicará

alto, alto como tu voz se hace completa,

no cabalgarás si no es conmigo,

cabalga,

cabalga,

el llano, el cerro y esta gloria

que me escala,

un beso,

unos labios,

una nota rígida de mi sangre por ti candente,

que sólo a mi lado, cabalgarás de luces astilladas

en astros, galoparás luceros de ojos

y sembrado clamor

en tu bosque hallarás.

Cabalga redonda, osamenta de luna,

que sólo a mí encontrarás.

 

El Castellano

 

ESMERALDA EN PUREZA:

 

 

Alzo digna,

insepulta encrucijada

de estos mares de tierra,

me avanza la enervada raíz

de la sangre

que todo sostiene.

Encrucijada de sangre

en los pliegues

de tu boca rosácea,

pude ser yo centella

de raudo rayo,

oxígeno de un pulmón

que marchó a otro lado;

destino opaco,

tesitura insobornable,

de un corazón que ama

al menos su desliz sanguinoso

que encarama,

habla su mano por mi garganta,

atisba estos hierros

de mi vida,

casi áridos que conjugan,

pretiles gestos carmines,

como agua a la rosa

que el sol evapora,

como caricia

sin muslos gemelos,

abre ella de Ferento

valle,

mi sola campiña.

Subo mi arteria,

por cauces febriles

es una sola, desprendida,

nota de mi querubín,

y su espada azul,

un tiempo,

que no se mide en valor,

ni saberse puede,

cuándo comenzó,

a ella amo,

mujer de húmedas gramas

que marzo trae izadas,

mujer de hondos helechos,

de mis ojos le traigo hechos;

en curvo espejo

afilo que jamás la desmerezco,

precipitación como cae la luz

de los candiles durmientes

cuando se acuesta el Sol,

sólo, solo vaporoso

un primigenio cauce,

que erosiona mi sien,

pudo ser,

se quedó en lo hondo

como el agua

efímera y constante

percute la estalactita

que su deseo

en puridad me incita.

 

 

 

El Castellano

 

Sombra que no era azul:

 

 

Necesito una verdad,

en mitad del precipicio,

necesito trescientas treinta y tres señales,

para amarte más de lo que puedo,

no busques no,

sólo creo, poseo un corazón

que no es raíz descubierta,

eras azul sin día ni noche

que todo elucubra,

impenetrable armazón de relámpago,

tierra amorosa brotando un beso,

bajo sombra inerme, apostada,

donde mi pulso navegaba tu rostro,

faltaba mar

y jabró la tierra mansa

que florecía tu alma.

Sequedad de nuevo día

palpando tu dolor risueño,

hasta herir mis ojos al descubrirte,

obscura te llamaba mi sangre,

yo duermo, no estoy escribiendo,

que si los sueños son tangibles,

sólo tengo esta munición,

soledad que vive

y no precipita

a tus labios de cristal,

Como fulgir la luz

y descubrir, que deletrea,

que dicta sinfonía

de transparencia ocupada,

sin ausencia

porque al leerte,

encuentro sentido,

a novecientos noventa y nueve

encierros innecesarios,

seguir vivo

y mi camino,

atribuyo a biología

y a que todo es y era

construir casas por el tejado,

perder sin intentarlo,

y amarte soñando despierto,

que yo no soy el hombre muerto,

que te está amando

sin saber hacerlo creíble.

Por el miedo,

acuso que no es más fuerte que yo

y que puede esta sea

mi última carta,

perder venciendo se llama,

los valientes mueren primero.

 

 

El Castellano

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tomo II
ENTRE CORONA Y CANDELABRO

 

 

 

Autor Miguel Esteban Martínez García

 

 

 

 

 

 

TRILLA MI IDEA:

 

Canta mi cuclillo canta,

picotea en mi cabeza,

entra al silo de mi idea,

donde telarañas

coagulan mis pensamientos,

abre esta puerta hacia mi oscuridad,

allí donde negros ratones

cobijan con fijos ojos

mi sueño sin desempolvar,

me conduje por escalas

donde colgaban brillantes ojos

sin pestañear,

arriba donde se acumulaban los sacos,

un murciélago despertaba,

era como una sombra que flotaba

entre llenos agujeros de aire,

sombra con alas,

la guadaña estaba recta

pareciera que me esperara,

la trilla afilada,

era nueva de esta primavera

el grano no vio su oficio,

respirad este olor a trigo muerto,

habitantes de mi silo,

hasta la araña teje con tesón

su geométrica hambre,

pardas motas salpican las paredes

por las que corre pegada la salamanquesa,

grietas vivas por este frío infernal,

y esa sombra colgada del techo.

Alma amada que se funde.

 

El Castellano

 

 

 

Alma sin cuerpo, flagrante invierno:
Se deslizaba azarosa
una tarde de mayo,
abriendo pulcras flores
entre grados que blandía
el grillo en su madriguera,
osada se batía una lagartija
en la piedra aposentada.
La tarde cerraba danzando
suspiros precoces,
entre estambres.
El olmo viejo
lucía un tronco grueso
con hueco donde  amarilleaba el sol
del día,
mientras la noche jugaba con sus ramas
y corazones de hojas,
ya vencía su sombra
miré su fortaleza
como si sus raíces gritaran
y pudiese verlas
clamando los años.
Te miré sombra
por mi ventana, sonreíste tímida
como si te agazaparas en tus párpados

frente a los míos,
miraste el espejo de mi armario
sólo un día dudaste de tu existencia
y tú estabas, tú estabas tan radiante
como si un aura te refulgiera,
sonreías a tu vida
reflejo en aquel espejo
porque en realidad ya no te encontrabas
la vida te brindó
reflejo,
mi risueña, reluciente fantasma,
que aún ríe y juega con la sombra.
Por ella no tenerla.
Me miraste y tus ojos
como estacas me henchían
la soledad acrisolada,
tu dulce inocencia traspasaba la mirada,
cuántas noches te soñé
cuántos otoños te esperé,
tu alma sin cuerpo,
tu sonrisa tímida, desangelada,
yo sin tenerte te amo,
como sólo tú llenaste

mi espacio vacío
de mi soledad despertada,
te hablo
te dicto
que sólo tú
eres mi invierno que llena mi vida.

El Castellano

SENDERO DE POLILLA:

 

Era una noche dormida

al fervor de blancas sienes,

y luciérnagas de faroles,

cipreses cabalgaban

negros tules

de oscuridad rizada,

dentro de los ojos del gato

me miraba,

buscaba encontrar

respuesta a mi soledad

enarbolada,

salía de un agujero

de un árbol

un murciélago,

yo le pregunté

si sobrevivir

le bastaba para ser feliz,

me afirmó que con su pancita llena

lo era y siguió su vuelta

acuchillando al viento con sus alas,

pensé en el humano ser

que nunca le basta lo que tiene

siempre quiere más.

Sombras se acurrucaban a mi lado

en aquel banco,

daban los grados negativos,

aquel invierno excomulgado,

corrió mi soledad al otro lado,

era incompleta

yo de pensamiento y sentimiento

estoy enamorado,

y esa mujer me corresponde

y la amo como a la noche

y su velo de sosiego,

yo reboso por los poros

el amor al arte escrito,

nadie me arrancará

a ninguno de mis dos amores,

seguí la enseñanza del murciélago,

abrí los ojos y miré dentro

lo que siento y yo tengo,

dos pilares como un templo,

avanzaré despierto mi sendero,

noche, oh noche

hoy en tu velo me siento,

a ti me entrego,

abrázame como hijo de tu luna,

llévame en compañía,

por tus claros de luz escondida,

abre el tiempo

del suplicio del día derretido,

abriga el sendero de tu polilla

que como yo busca su nueva vida.

 

el Castellano

 

ECO DE AYER VESTIDO:

 

Honrada tibia luz caída,

pasaba y me ungía este sol agarrado

una mañana amarilla, vestida de invierno

y su frío azul, encendía mi cigarro

y un humo y un eco envolvía

un hueco que dejo abisal la última helada,

carretas deslizaban las nubes

abriendo el vientre helado del cielo

este Sol tímido de invierno

parecía asustado sin ocaso

ni pájaros fantasmales

que le hicieran nido.

Me cobijaba la sombra de un ciprés enhiesto,

abría las puertas de gramas voraces,

lirios negros franqueaban mi verja

de pensamientos que se amontonaban

en la puerta, rezaba a mi Sol

que no me hundiese la primavera

como si él eligiese esta sequía

que la tierra llora y quiebra sus entrañas

vestidas, el viento era más fuerte que yo,

llevando y sujetando el iris de nuevo cierzo,

crascitaba por ramaje de mi muerto brevemente nogal

de sombra densa cobijando tenebrios,

bajo sus hojas caídas.

Portón de tiniebla, el paso de su oscura raíz,

despertando el devenir

rompiendo el nicho de la primavera futura.

 

El Castellano

 

PLUBIA CORDIS:

‘---lit et summuncanae,

miles Dei lumen,

mea unguis timormalum,

morserituxormea.-‘

Plubiacordis, ardentissimecupereamôris

stupóris, dêsîderium, sempiternusalaetitia.

Diês, carpentum, accrêvîcalôris.

Colôris, vita, venerâvîcanôris.

Laetitia exspectâre, cupitumnostra.

Ostendiâlae, festînâvîblanditia.

Cropinquus, somnus, versus, littera.

Prôfêcîimus, creâvîblandus.

Bâsiumdulcis, aquapûrus.

Sânô anima, fidusfruor.

Cupidussomnus, flagrômetaphora,

suspirium natura, amâvîferventis.

Distantiadêstinâvîdediscocôgitâtum.

Voluipûrus, sôluscordis.

Callisunus, sentido sensisensum.

Fôrmôsa societas, contentumessevêris.

Ignis, dêlectônosterappetîtusfôrmôsus.

 

 

 

TRADUCCIÓN (Plubiacordis):


Lluvia corazón,

Suspira por ti amor

Estupor, deseo,

Eterna alegría.

Día, noche,

Crece calor-

Color, vida

Venerada sinfonía.

Alegría soñada,

Deseada nuestra.

Muestra alas,

Acelera caricia.

Cercanía, sueño,

Verso, letra.

Entra profundo,

Crea sonrisa.

Beso dulce, agua pura.

Cura alma, sinceridad uso.

Deseoso sueño,

Arde metáfora

Suspira esencia, amando fogoso.

Distancia decreta

Olvido de razón.

Querer puro, sólo corazón.

Vía una, sentir.

Hermosa compañía,

Contentarse primavera.

Fuego, complaciendo

Instinto hermoso.

 

El Castellano

 

 

 

 

I.-Invernando:

Camino la sierra

y labriego empedernido,

afilan cintas de esparto

y jocosos pinos bordean el monte,

era ella caminaba siendo mujer de húmedas hojas

y gramas recién nacidas

anudadas a la cintura,

era tiempo suficiente

para el recodo de un fondo fantasmal,

estallaba el acre que pisaba

palmo a trecho,

ribazos se despertaban sin alba

dejé un lugar ramificado,

más allá de juncos

y fardos de nueva cosecha,

sin ir más lejos

abría la tierra vieja invernando

su ombligo de invierno

la carrasca de hoja inmoble afinaba

sus dientes de hojas

que el viento pasa y respira.

Campo lejano por cualquier parte

sentir que dejaría plisado

por encontrarse con tus ojos,

pecho de paja nueva silo dormido

de hondo surco y barrizal,

oscilando el filamento de un severo cardo,

entre caracoles mutantes, judíos blancos,

dejé mi traje a reverdecer ortigas y orugas seculares.

entre la joven hierba y el rojo trébol

del sendero,

recojo mi árbol del mañana y me marcho.

 

El Castellano

 

PANIDA DEL AZUR:

 

 

Saeta de prisma,

enardecida amante solar.

Reminiscencia en umbra

alegoría de carnal flor.

Lejana entraña de hoz

letanía viste que exuda

su sátiro perfume.

Salmo de noche,

voz mitad alma la tuya.

Elogio de estambre

¿Cuántas voces acallaste?

Eufórico vientre ardiente,

soy yo hacedor de luna fija;

claror que fulge, fragua

estertor verso solitario.

Este será muro de mi alma

con enredadera de torre y almena.

Dejaré mis versos

en oscuro parral,

es hora vacía mi casa

hui, dejé mi alma con mi gato,

salí por gotas de lluvia,

las más frescas,

las primeras caídas.

Mi alma salió en mi busca

habló y preguntó

a la araña de mi patio,

cual dijo estaba tejiendo

digna tela su visión no pude cazar.

Preguntó al caracol:

-Al fondo ´

del verde a la derecha puede estar,

allí le encontró

tumbado en la grama

hablando con una malva

estaba pidiendo algo de azur brillante,

¿Dónde estabas ente mío de alma?

Te extrañaba,

Fuí por comida para tí,

-No me dejes más sola,

sin mí no tienes voz

sin ti no tengo vida,

ni la rosa en cruz su despedida.

 

El Castellano

 

I.Albo espíritu azogado:

 

Abrí las rojas puertas

del fantasma de mi corazón,

despertaron grises leviatanes

como agujas sin cabeza ni redil

era él un fantasma puro, impío

un último respiro alzó

a mi cabeza,

y caí de rodillas

a otro mar

a otro mar

el suyo sin calma

ni espumas purpureas,

abrí esta vez las ventanas de mi pecho

esta vez como si alguien las sujetara

en mi propiedad

de fría carne,

un pulmón marchó a una rivera,

el otro perdido marchó

a otra con mi espíritu,

quedaba mi cuerpo como frío, desierto

páramo sin espacio sujeto

donde anclar señero de luz

mi pecho, el otro espacio

de mí desierto

oscuro como opacidad

de noche de soto sin luna

sin luciérnagas del cielo,

sin fusiles que clavan su plomo,

sin faroles ni lucientes

provocados encumbrados

como este vacío que ya cansado

no más habita mi espejo de alma,

mi pecho partido enraizó

la mejor flor que la vida

pudo darme

como espina para clavar la espina

de mi vida y asir

cielo y tierra en marea

de primaverales caricias

albos ojos fijos

en auroras que marcan

al violácea arpa de mi despertar

creyendo sus ojos un sueño

para habitar.

 

El Castellano

 

ESPIGA DE AGUA:

 

Con el filo y brillo reluciente

está la espada,

blandiendo surcos

en fosas funerarias.

A lo que su empeño sucede.

Quilla de un flagrante monte

surcado por el metal

de hilo de cobre,

sonaba con el viento

haciendo temblar calaveras

en lo alto de aquel poste de telégrafo.

El viento tenía estridencia

y lamento seco.

Digno a desatar quimeras y bestias rectas.

Capaz de dar voz a lo inerte de la vida.

 

II Hoja:

Allí plantado como se siembra una pipa

me encontré, detuve el sonido

entre escalas y cielos soterrados.

Planté una pila de lluvia sobre marzo,

contestó entre gramófonos la tierra;

una melodía jamás interpretada

y jamás semejante o similar

a haberla escuchado una vez.

Era como un maullido entre gramas

y bocas sedientas.

Como cerrar y esperar que la compuerta secara,

como desplomar semillas

y aventar espigas;

plantado como una sola

de carne y tinta

que la espera viola.

 

El Castellano

Amante fantasma:

 

Hablemos hoy en plata de tiniebla,

oración de tu sangre yerta,

cumbre febril de hoguera quieta,

ese cuervo descubrirás su poder,

yo iré de tu mano,

manso tu poder sembrado,

aunque no entiendas

no preguntes por qué sigo a tu lado,

el puerto negro te llamó

y sentiste el poder de tu pasado,

nadie permitió que desembarcaras,

capaz eras de romper la cuerda

que sostiene las dimensiones,

ni vivo ni muerto

niega tu osadía,

cruzaste la puerta de oscuros lirios,

tu amor a la flor

al creador conmovió,

resoplo tijeras rojas

en grises ideas,

desenfundo mi filo,

crepitan arduas espadas,

respetaste la muerte y ella

respetó tu vida.

Crascita tu lozanía,

entre forrajes

y soles pudientes,

desmenuza tu silencio,

clavando yunques

de paredes granates,

el peldaño irá cuesta abajo,

cabalga tus lindes despiertos,

libérate de insectos que caminan,

turbios azares me cuentan

de tu devenir rizado

al filo de la navaja.

 

 

III

 

Anochecer de mi vida,

en tu patio de la araña,

retozan clarines esquivos,

yo soy lira de alma consumada,

vicisitud ensimismada

de tu azar en semblanza,

vivo flagrando tu azada,

pulcritud entre cristales rotos

esa soy, bruma en tu noche,

claridad en tu día

luz de cada siembra,

arena del tiempo

enclaustrado,

vine deshojando recuerdos,

hoy me diste voz,

no seré yo tu perdición

sino el camino a tu salvación,

viviré mordiendo tus rosas

que desangran tu amor,

soliviaré lo liviano,

afligiré temor al miedo,

seré aliento perdido

descubierto,

te abriré mi reino,

las escarchas serán los colores,

viviré besando tus flores,

limaré abrojos nacientes,

serás estaca del destino

servir a tu alma sin nombre

me alumbre,

camino de mis flores desgranadas,

sangre de tu reposo

mi amada espina de sombra.

 

Förüq

 

 

Yo reposo despierto:

 

 

 

Insumisa, quieta luz, con bordes,

que repele cristales huecos

y desplaza a su entraña.

Vivos, hondos, carnales rojos

a la amarillez plena

de la esperanza,

seca, 

 abierta de ojo profundo

con iris encendido

en vivo verde

como la sangre del esparto.

Tu mimbre

que profana y sienta

sombras de agua.

Luz de bermellón energía

por pasiones fugaces

de labios rotos

y besos en el aire.

Nunca disueltos

los rudos huesos

del conocimiento,

entre voces perdidas

fecundas la dicha

del tiempo atormentado.

 

II cuartilla

Vuela tu intelecto

haciendo nidos

en nubes del cielo.

Somera sin obstáculo.

Infinito, despacio, perece

a tu lado.

Luz de infrecuente secuencia

trinos de blancura primorosa

abres;

rugiendo tu azul disparo.

Si acaso el sol fuese tu hoguera

desnacerías en el umbral

de su invencible ascua.

Luz con tu onda

exterminas azabaches

de sombras

que la noche nunca acaban.

Umbrales tejidos

quedan iluminados

al fragor de tu dorado amor,

carne de la bondad atravesaras

quedaría el corazón

como llena ciruela.

 

 

III

 

Rompo saco los ejes

de esta imaginación en campana,

yunques despiertos me clavan

que llegó mi momento,

taciturno lustre oxidado,

alas en bronce agujereado,

es por mí es por ti

que dicta este haz, apolillado,

polvo en el viento

sombra desterrada,

el alma de un cuervo,

un granate dirige esta mi sed,

hasta ser color de ayer clavado,

al limpio, seco, duro faz ensartado

cabalgo que avanzo

y sombras me acompañan

esta visión serena, opaca, desangelada,

siendo directriz fusilada,

que late el cuello de la penumbra,

cuando oscuridad llama

estoy sembrando objetivo

de mi postrada calma.

 

 

 

 

IV

Tiempo que se oxida

en este vilo,

eternidad azogada

en negras tijeras,

es el tiempo

de mis murciélagos emergiendo

de las sombras y su madre,

se estira otra primavera

por mi avenida,

me mordieron

y no me arrepiento

de mi nueva vida que tiento,

oscuros silos me acogen

donde sembrar alaridos

de vidas traspuestas

a mi fría caricia,

soy ente de otro ente,

mi sombra me quiere,

yo la digo que un día la alcanzaré,

que muy lejos no vaya,

avanzo que trenzo

el tiempo de mi suspiro helado,

para no tener alma

ni espíritu de hielo,

sólo una sed de vida

por repletar,

de un horizonte al hierro

encontrado,

de una arteria

hago río de sangre

en mi adentro.

 

El Castellano

 

 

 

 

 

I.Förüq breve recopilación,

 

 

Hablo desde esta sombra

que me habita,

un cielo noctámbulo me cuelga la caricia,

mi vida que jamás se consume en desquicia,

rajo este sol que visita tu retina,

espacio derredor acaricio

en agujas que te cuelgan el techo,

flor con flor brilló nuestro corazón,

una luna tejida por su alarido

a galope del viento en mi mundo

te alzo en piel de piedra

crepitando tu rayo que me cuenta

de tu vena y su carcoma

muy lejos de la tierra hilvano tus ganas

con destello furtivo

de sed de abrojo

cambio tu vida a mi antojo

sí tu pecho en rojo,

sabes quién soy

soy fantasma que sólo tú ves

flagrando el viento a tu merced,

háblame del puerto y su negro sentimiento,

háblame del cuervo,

de tu alma sin cuerpo,

ven, ven a mí

veremos el amanecer

en la sangre de mis ojos,

acabaremos con el destino inerte

que cruza mi suerte,

ven de nuevo quiero verte, apoderarte,

alimentarte de mis rosas desangradas,

es por tu roce que mi sangre bulle

y jamás de ti se esconde

te siento en cada silencio seco,

en cada eco de oscuridad

que a mi espíritu sucede

cómo no tenerte

si por tu idioma me florece el verso,

piel con alma simiente del atardecer,

umbrío cae su sonido;

Tu cuerda que afina el grillo

y cigarra con su guitarra

acantonando nuestro oído,

es por ti que mi suplicio cae investido

fiel a recorrer tu segunda vida,

ninguna mentira me dijiste,

el miedo ahuyentamos juntos de la mano,

la noche llega de nuevo en tu pupila

de esferas yertas

y sus paraísos de hielo

que cruzo al verte

quiero que me sigas sonando

eternamente la noche

para todos los siglos

que empieza nuestra condena

sintiendo hoy la lluvia bajo tus ojos.

 

 

 

Förüq

 

 

 

II

 

 

 

 

 

Tumbado el horizonte

se acuesta mi ilusión,

este mundo arde en un verso,

la decencia queda volcada,

la gente se pierde en el alambre

que sujeta el verso,

mirada a la tijera

y que suene la campana,

todos mis sueños quedaron amados detrás,

yermo el terreno mecía un alarido

por la tierra que no estaba muerta,

vuelo sin suplicio dormido,

la acequia mi sangre lleva,

pierdo el control por quemarme con su luz,

resumen de lo vivido en la esfera de su retina

más que un crujido de mi ventana,

al viento le pido me acerque su latido,

camino por fuera del límite,

anudado el tiempo y sus cuchillas doradas,

sol tras sol, día tras día,

todo lo haría para que te quedaras en mi vida,

graznando viene la noche

por el círculo dibujado por la luna

se cava la llegada del día,

desde el lugar que yo amé antes,

te escucho gritar,

la oscuridad me sostiene

con su manto templado,

vuelo al alfeizar,

tu habitación muerde mi pupila,

el tiempo me vio nacer cuervo,

jamás rendido desde una torre a otra

exclamaba el perdón de los Dioses

por alimentarme de sangre,

llegada la hora

que luciérnagas cuelgan noches en los robles,

se abría el reguero de mi sed de abrojo,

la araña tejía su cena,

yo te esperaba como cada noche,

los minutos derretidos en mi colmillo,

granate albor se deslizaba por la tercera campanada,

tibio, parco, sumiso, el sentido,

se vencía mi sed de nuevo,

concluida la estampa de la sombra,

que araña cada grito en su cama,

danzando mi calma.

Hoy no será una noche cualquiera,

se prende la hoguera,

la sombra me abraza cayendo de nuevo el sentimiento

yo no me acuesto,

limo mis nervios con acero,

la lluvia canta en mis oídos,

será otro amanecer violeta postrado,

mírame soy el alba de tu amanecer

hoy no me verán perecer,

mírame voy por ti.

Habla förüq.

 

 

III

 

Estupor nacido

tus brazos no están lejanos

a través de los tiempos

todo lo que siento

es un ramillete de estrellas

esperándote en la cruel avenida

de ángeles estrellados en sus caricias

puedes verme caer en mi subrepticia

vida que para en vivo

y me deja verte

resumen de lo vivido

cuando la noche comienza a sonar

yo vengo por el camino de las espinas

hoy que no se bendiga

me mantendré esperando

con mi soledad por ti

ecos de un tiempo

que se desvanece en el vértice

si ese por el que colgar mis ilusiones

gana el horizonte

yo era más viejo a la entrada

de las nuevas visiones

yo cambiaba el tiempo

en la hoguera

al parpadeo estaba besándote

al fulgor crepitando la estrella

en amor latidos sordos de penumbra

me cuelgan las pestañas

todo te lo di

y te di más que nada

me enraízan las malvas en mi nicho

hoy seré yo quien muerda tu cuello

al son de la luna seré el vampiro despierto

a través del tren de la noche

atravieso zarzas y cardos

hasta llegar a tu ventana

el azabache es llorado de nuevo

queda tu corazón de cuarzo

la noche se mueve

mis grillos cantan un réquiem por la flor

se despierta un cuclillo en amor

eres mi fuerza, eres mi hombro

me deslizaré en tu cuarto

cuando las sábanas arropen tu cuerpo

y yo beberé de ti el sentido

hálito de vida en hierro

esta noche de primavera

que corría hacia atrás

seré espectro en oración

hasta llegar a tu puerta

y devolverte a la nueva vida

tiempos negros me trepan

cuando su eco sordo

baila en mis pestañas

me fumo un cigarrillo

a la hora que lechuzas despiertan

se oye el resquemor de tu ventana

mis colmillos brillan

tú dormida sientes frío desde tu cuello

a tu sentido

visiones de tu nueva vida

te entran despiertas

y yo ya no estoy en tu cuarto

por las violetas nocturnas

recorres la grama de tu patio

comienzas a explorar tus nuevos sentidos

y escuchas en tu cabeza

bienvenida a mi mundo.

 

Förüq

 

IV

 

Resueno

en el borde del papel

la condena dilecta

que marca un futuro

en subrepticia subyugada

a la luz vuelta oscuridad

del alma deseos de sangre

que jamás se cumplirán

solo la sed de vida por gastar

besando en la noche la sed

de vida ganar

asesinando creencia,

aliento y latido

en la oscuridad vuelta luz

un silencioso lugar

sólo el latido escapó,

el espejo no refleja

lo que reconozco

y mi vida va quedando atrás

solo tu mente atrayendo

para sentir el aliento.

Deshaciendo este frío

hojas y hojas de pensamientos

van cayendo

cuando me paré a mirar tus ojos

que ahora no puedo borrar

ni en oscuridad.

Te voy viendo llegar,

tu calor y corazón latiendo

estáticos dueños

de su tejida existencia,

te veo en paciencia

y me voy adueñando de tu pensar

mas que sangre

quiero cerca tu vida

para yo sentirme con otra

que hasta alma tiene,

y se va desgastando el camino,

los pasos trazados

se vuelven ilusiones.

Un día derretido,

el segundo quedó en vacío eterno

sin manipulación

de un ser superior

no puedo ayudarme

en este frío y vacío espacio

cada noche

deseo sentir tu amor

algún día

para siempre.

 

Förüq

 

V

 

Avanzo despierto

las sombras por carretera

del mundo inerte

que vive en la sangre

por brotar yertas espinas

grazna el cuervo del lugar

y los altares gotean

sangrando murciélagos

ojos ausentes de sus ojos

que juzgan en su mentira superficial

qué necesitas

cuando todo suena a final

y el circo de la sociedad mece

y teje tu actividad

rojos al mirar

guerreros del abismo soñados

no cielo para vivir

eterna batalla espiritual

del interior de la tierra

llueve de nuevo

nubes se derriten

plano elevado en vida

único libre de acto y pensamiento

al océano de hierro y construcción

solo un deseo que se pudra en albor

y el resurgir venga

brillando sangres

mas lombrices maldiciéndose

por haber acabado su hogar,

desaparece y viene la oscura noche

a pesadilla mece el sonámbulo devenir

de quién me habla en mi cabeza

diáfano cuarto donde se clava

el sembrado silencio

donde el respiro cuelgo del techo

crujiendo paredes el sentido

me nubla los ojos

hay algo que me llama

es el hambre de la caza.

 

Förüq

 

VI

Iba la tiniebla bajando mi escala,

iba vestida como florece una roca

de anchas y hondas calzas,

desertora de la mundanal zozobra

que me acusaba,

bajaba y se preguntaba si la luz estaba con hambre,

entonces abrí la ventana y apareció su madre,

azogada, cansada de ocultar la luna,

abrió sus oscuros párpados

y una espectral sonrisa se dibujó en su cara,

para decirme: -Esteban su Sol ha muerto.

¿cómo?

Entonces encendí una lumbre,

y lentamente devoró aquella madre oscuridad,

mientras yo escribía una elegía,

posó mi ventana un cuervo,

que dijo: -Noche siempre.

entonces un vil recuerdo de mi Sol

cruzó mi mente,

yo que le creí invencible

ahora la luna era una esfera negra,

un espectro se colaba por mi ventana

era una mujer sembrada en sábana,

me acarició el hombro con su manecita helada,

ella que dudaba más de su existencia

que la propia duda,

entonces miré mi imagen en el espejo

y la imagen me devoró el rostro,

ahora lucía una piel pálida

como la arena

y unos colmillos que atravesarían la madera,

era el inicio de mi condena.

 

Förüq

 

 

VII

Mi polilla desvencijada

nace del espejo que crepita

una boca de esfera y su artificio,

revoloteos en torno a la bombilla

qué más quisiera ser ella la estrella

que te atrae

tu noctámbula sed

de espinas blandidas,

un viento lunar se reposa

en mi ventana,

siega del mar oscuro

que todo tiñe de malva nocturno,

hoy estoy aquí

ante ustedes cigarros

para latir

y que vuestro color

sea expulsado,

recibo que acuso

ponlo en mi pierna

caminaré el infierno

por si consigo pagarlo

con mi sangre algún día,

serrana se torna mi almohada

de su musgo y lozano rostro,

por el canto de este caracol

que ya no late se quedó seco

en su intento,

es una luna menguante

y su aguacero litigio áspero,

un iris y un prisma lejano

es mi hombría un surco

en mi jardín de cementerio

por el estío rígido

y sus cristales de hueso

de un sol

que le enfadaba su luz.

 

 

El Castellano

 

 

VIII

Seco y duro, seco y umbrío,

corría el linde quieto

por la arboleda despejada

daban las tres y treinta

de la madrugada que se marcha

por oscuro diván de la sombra,

un espejo tímido sonaba,

el reloj paraba,

con un grito de estrella,

su alcoba fría en la que despertaba,

no quedaba viento de palabra,

ni pensamiento ágil que en eco no quedara,

lanzó aquel espejo contra el suelo,

y rápidamente sangró un borbotón de sombras,

se abría la noche y sus quimeras despiertas,

brotaba de su ceniza de pulmón,

el irisado que la oscuridad clama,

quedando para siempre

su alcoba fría y vacía,

sombra de aquel que sonaba una noche

que ya escapa.

 

 

 

El Castellano

 

IX

Una flor vino del cielo

a la puerta de este mundo.

De sombras libró

los sentimientos puros de corazón,

la señora de las flores silvestres

la adornó del color de la noche.

Luz de luceros caía a ella

sangre de oro, polvo de estrella

dormida, su nota suspira

única dama de la noche

gustaba la flor llamarse

llave de este mundo

con el mundo de lo inerte

la visión

de espíritu suplicante,

blanco vestía, en traje luminoso

sus pétalos abiertos al valle,

de la niebla y la bruma,

valle de árboles cantores.

Bien vistosa te veo,

bien dulce te siento,

bien fiel te oigo dentro,

si nací ciego para verte con el corazón,

si no todo en la vida, vida mía

con los ojos se ve,

dime sombra por qué has enamorado

cada parte de mi ser,

si existes por qué insistes

en transmitirme como sientes

si ya dentro vives,

si ya de ti me tienes,

si ya has asesinado mi soledad

y feliz voy a vivir contigo la serenidad.

Con hueso y fuste un fiel desespero,

vio reinar el cielo

única dama de noche desvelada

por ella azucenas nocturnas

su pelo acampan,

en oro y sangre

se alzaba este lobo,

trémulo desliz nacarado

fuego en la piel

hierro fulgente de estrella en los ojos,

me acompaña tu latido fiel de la noche

que cierras con un beso al horizonte,

con garra y letra inspiras este ser,

por el camino de nunca volver,

eco sordo de oscuridad

mece tu mirada,

al viento que aúlla tu nombre

hada fiel de la sombra

que tu Hipsípila te llama,

cuando todo lo suyo es para siempre

un tiempo que se resquebraja dormido,

la puerta de este mundo no encontraste cerrada

hoy te amo retorciendo tu esencia en mi cuerpo

se congeló la maldad

derrota su caricia brilló mi bondad

refugio de tu latido con el mío

a las flores por abrir en mayo

es nuestra comunión de estrellas

es mi vida en la floresta

donde enarbolar

tu belleza sin igual,

allí solo allí que entone mi grillo,

abriendo un suplicio de todo lo vivo.

 

 

El Castellano

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Desde que vine a vivir:

 

 

Imperios de ojos cerrados:

Páramo del verso solitario, decapitado

buscando el encuentro

y su soledad que mece riza y concluye

momentos de la fuerza universal

menú de la disponibilidad de vida

mi lluvia sube redonda tu cara perpleja

podemos salvar lo regio del reino que cae y vuela

soy uno, rey de sí mismo sin atisbo

desde el fantasma que vengo

todo crecía ardiendo

no tengo miedo a su pirámide

ni su ojo absorbente de mí mismo,

tú piensas tu resguardo

en la radio hablan de nosotros

te incitan su teatro de vidas manejadas

el amor a la flor me lleva,

cabalga mi iris consumido

a lo onírico de mi conciencia

Orando por mí mismo

mientras muero quiero dejar absorto el tiempo,

agujerearlo, estirarlo, romperlo

en la rebeldía que asesina la vida material

inconcluso en este mundo

no puedo volver eternidades atrás

deberé guardarme a mi existencia tejida

pero sin asumirme o doblegarme a ella

nada que negar en silencio seco

nada que defender

solo una parte soy del eslabón

nada de mensaje

nada que decir

nadie a quien impresionar

es mi vida nada más

puedo empezar mi historia de nuevo

por mis amores típicos

de ser humano insignificante

nada que arder, nada que cambiar

todo puede suceder,

los errores no se pueden quemar

a quién le importará

carnes pensantes me dan igual

el Juez Supremo me dirá

a mi Conciencia de ser humano

le hago un templo

la verdad compañera sin ti

buscando más razón

del amor del Sol,

en comunión sangrando lunas

en armonía de esferas de años fríos

vívidas estrellas que todo lo imaginado

viene de ellas

hasta este astro apagado en vida

que arde por dentro

su ser llamado planeta Tierra

sabes que puedo

pero no volver de nuevo.

 

 

El Castellano a 09-03-2015

 

I.Siembra del pensamiento:

 

Asustado no estoy

el miedo perdió su cobijo

los dioses de mi cabeza

reinos de su locura

inhabitada, extensa,

auspiciada inteligible

puedo bajar por el cansancio

escribir un mundo muerto

creciendo, buscando verticalidad

en la sabiduría de mi verdad

ausente el día desde mi hogar

busco lo inconsciente del sueño

que pierde esperando

esas profundidades del hálito de vida

por despertar la semilla

de la sembrada humildad

qué solo yo veo y me basta

piensas que estás salvado

mentes blindadas

en la luz de la conciencia

unificadora que dicta

el retorno al único origen

voy escalando estas nubes

de mi mente

considerando brillos los sentidos

costando y pagando el pasado

tiempo que despierta y roba el sigilo

caminante de la sombra

grito a la mente que me habla

pudiendo florecer

una y mil siglos más

la bruma teje su limitada ascensión

que subyugada y difuminada en la sociedad

material, empedrada de su cementerio

llamado hogar basado en la mentira

el cerco se estrecha ahorcando al gobernante

del aire

y los ineptos millones de ausentes

pájaros voladores que creídos pensantes

ven como los dirigen

sumidos en directrices de hormigueros

y el libre tiene la cabeza a líneas

de horizontes superpuestos

en laberintos de lo perfecto

que la elevada conciencia

te tiene de paraíso en lo insignificante

que marca su autenticidad

y se hace risco en la eternidad.

 

El Castellano a 09-03-2015

 

Desde que vine a vivir:

 

Ascua irisada al tacto,

estoy bailando sobre una estrella,

todas las cosas que vienen ahora,

en soturna claridad apagada,

hoy es el ahora,

mañana es para siempre,

mentes acristaladas

en espejos que les reflejan,

rompo mi sumisión particular y generalizada

a esta realidad mecida y dirigida en el ojo

sí ese de su escuela, en seis mil millones

de mentiras que caminan,

todo lo visto quema mi retina,

por el ojo de este cuervo

el tiempo ya no me puede sostener,

volando lejos donde la mente alcanza,

no tengo creencia que estos tiempos

serán mejores,

me estrellan sus filos hirientes,

entre lapsos de gentes

al parpadeo me venzo,

hoy será vendido al postor rendido,

extasía en metal prendida,

todo lo que pasó:

Estoy soñando

el tiempo que cerraba mis ojos,

retales que cerrar y su olmo blanco,

su jardín azul, su fuente de cristal,

nada desvanecerá al Miguel sin alas,

seco de hoja de otoño

no me llorarán ni mi jardín azul de caléndulas,

ni mi acristalada fuente,

ni el olmo que no es mío ni su blanco

será mi aura intransigente, seca a morir,

sobre los años avanzo,

yo soy el Sol,

lluvia cae de nuevo este acre me cuenta

algo para tu entendimiento,

cruzo los cielos muy alto de nuevo,

soy el humo,

yo soy la piedra que te habla.

 

 

El Castellano a 09-03-2017

 

 

CEGADORA SIEMBRA:

 

 

 

 

 

Bruma en su gris sostenida,

azul derretido en fugaz idea

sin soplo, viento mordaz

de esta acequia verdadera sostenida,

en sus fanales mieses deshojadas,

cabalgo que trenzo mi infinito soliviar

de labios grises,

por esta condena rizada

se alza que avanza

mi sepultada sed de abrojo dormido,

en esta siembra traigo mi vida,

por caminos y senderos olvidados

de los dioses con sus plantas silvestres,

desde estos insectos de mi verso encendido,

mensajeros divinos

con espuela de transparentes alas,

me declaro que me proclamo

sirviente encumbrado

de la única belleza

dama consumada Natura.

Soy yo su Cuervo Förüq,

hasta la pausa de mi tiempo

yo cultivaré este agraz doliente

de mi intelecto agudo,

desde el retorcer de este alambre

para colgar mi estampa rizada

de mi árbol de las cenizas,

pidiendo me de permiso

para yo ser el mejor poeta

que parió tierra y semilla

de mi localidad,

mi sangre, mi carne, mi espina,

mi aliento de piedra,

mi luz, mi araña y su carcoma tejida,

mi tierra,

mis campos,

mi Flora,

hasta ver las auroras,

hasta cabalgar retinas

en sangre de sus ojos jamás complacientes,

destellearé hasta la extasía de cristal,

hasta habitar cada colmena de mis abejas,

en este campo de víboras

traigo la espada de tierra,

esperando me forje el romo hierro,

cauce, en mis venas.

 

El Castellano

 

Cristal de aire:

 

 

Acreciento, voy menguando

al paso ferviente de tu sola voz,

en agua destilada, candente

cristal de gotas sólidas,

cadena sin mi nombre,

que crascita entona

un yo te desvestí

a mi helor

un cristal que sublima en aire,

caracola resistente

hiriente , vespertina a fragor

cual buque emergiendo

de este abismo llamado verbo,

coagula mi aire

en novecientas ascuas,

que flagran tu sendero de luz,

cuál no dio fuelle a tus alas,

mi amada voz,

hacen nueve formas,

nueve cerrojillos de hielo,

en novecientas nueve hojas

que encierra

tu corazón en mi agua´

siniestro caracol

con mi desvelo en hoz.

Inocente no soy,

ni ángel,

ni vendido,

ni por éxito mendigo,

el que no me acepte es su problema,

yo sé quién soy.

Miles dei lumen,

Förüq Miles dei lumen versus litterafagromethaforacreaviblanduslaetitiaexspectare sed ardit.

Guerrero de luz,

en verso arde,

ardiendo metáfora,

crea caricia,

expectante de la sed que arde,

novecientas noventa y nueve hojas

esconden tu asido ramillete

que esconde tu cristal de viento,

hoy es por mí

que empecino

que soy culpable

de alzar mi cenit

en cúspide inefable,

de esencia que no llora,

dicta, que sólo es tu voz.

Pureza en vena dispuesta.

Una asonancia predilecta,

pude servir,

me quedé en tu frazada

del juego

que como todo juego

sólo abre

sólo despliega la opción.

a perder venciendo,

tu voz sólo eso,

musaraña cristalina,

de nácar y espejo quebrado

con mi cruz a lomos avanza.

El Castellano

 

SUEÑA LA REPRESALIA:

Sangre expiada,

ceniza aparente

de quienes eran,

incierto azar de las armas,

oscuro riesgo,

desdén del tenebrio

encorajinado,

parca ilusa que todo abarca,

sin oír a los Dioses,

simas y ríos que nos ignoran,

¿Qué campo no me atestigua

en ocres muertes

todo lo que la tierra devora?

Esta avara tierra

que relame sus crines de plata;

Y su destino no embellece,

justo de ala nueva perenne.

En las prósperas sienes

de regocijo,

acogedora sombra del blanco chopo

y este opulento tejo,

que al muérdago muerde

aguardando convencer

a las tres Hermanas de Negros Hilos

no me hundan en el abismo.

Mi musa cautiva toda de nieves

yo, de bronce,

niega ser de origen innoble

con ocho lustros asidos

opresores,

púrpura brillante,

esquiva,

pureza en jaspe

de luna,

del arroyo fugaz

bebe y el viento revolotea

sus suaves cabellos finos

fluctuantes,

se encienden

mis tibias cenizas

por amarla a ella

lágrimas sobre fértil vid

que engalanan,

Valgio abre y llora tu torrencial

desde tu hogar caelis,

deja fundirse contigo al Aquilón

cae tus espejos deshaciendo rastrojos

cabalga tu agua

por estos estrechos campos.

Abstruso tonelaje de mi pensamiento,

hosca patria mística

de amor furtivo,

trémulo de lo que el querer quiso,

sin falso engaste avanzo;

el poder del cuervo siento

ese único que visita mi jardín

a las nueve.

Por oscuro aflige

que ya no es celestial,

ni aunque el cielo fuera pardo.

Vetusto, geométrico, áspero

mi desliz absorbente

como un torbellino,

que ya las penas

de mi olmo desnudo

no llora

ni la belleza refugia en esfinges

sus torres que son de la tierra

como señeros de vivos,

raudos árboles enhiestos,

en su copa

que bebe al tiempo.

 

El Castellano

 

 

Guardería de estrellas:

Ronquidos del mal dormido

y su visceral entrada,

quiere abrir la madrugada

guarderías vacías

de los gatos que cuelgan las estrellas,

inaugura el oscuro vivero

su cultivo de alas oscuras,

la noche cierra en vals,

su latido desnudo

que la penumbra sostiene,

aquí en el margen

del infinito horizonte

me cuenta la saeta de su sed de cielo,

oiga sombra desterrada,

encuentre mi latido nacido

esta noche que tus hermanas

se alzan bajo esta luna de hueso,

todo dibujas lúgubre

el color muerto se te descubre,

desde el cielo a la tierra

bañas todo yermo,

violeta horizonte que se retira

quedan sus mil fuegos

luciérnagas que al alba morirán,

noche nadie te quiere entender,

solo los faroles y fusiles

iluminan tus venas negras de oscuridad,

tú que sólo ciegas la luz del astro,

arrastrando su luna

con correas tiradas por los trescientos

caballos difuntos,

jinetes del tiempo me avanzan

la compostura,

muertos se enfrentan

por mantener su ciclo eterno

su espuela raspa el hueso,

la noche que cabalga con ellos,

corredores fantasma del viento,

oscuridad que no entiende

de maldades del hombre,

miro todo bajo la noche en mis ojos,

solo sombras caminantes y figuras

se forman en su prisma de aberración

sempiterna,

apuro mi botella

esperando ahogar esos fantasmas

de mi cabeza que suenan estridentes

con sus voces,

es un caldo malva de tristezas,

fosas de mi pensamiento

que abren al caer la noche,

enterrando lo vivido al día,

afilo estas mis venas,

esperando brille mi carne

y esta luz de vela se haga fuerte

y toda abominación espante,

todo avanza deslizando su hueso

es a esta hora sin el sol

que mis pesadillas

toman voz y materia,

puliendo este escarabajo de oro

me verá el devenir eterno

hasta el crepitar descansado

y su cruz de nuevo día.

Es una cruz, un origen

la vela y el candelabro que marcho.

Entumece visión su huella ausente,

aludido encumbra el párpado mío,

deseos en tierra soterraños,

avanzan los años

y se siente se exacerba ella su belleza

es dueña,

avanza sin rival ni reseña,

si su alma acaso me duela,

encuentro mi verso soldado,

por un mundo que cae en harapo,

es clase de fantasma que gasto,

es sangre en mis ojos,

el ruido,

la siembra,

los colores,

la verdad,

las mentiras,

el sol

mi astro,

la entrada, el portal,

la vida, mi secuencia

pureza soledad a

critud extensa.

vine a romper el hielo en su frente,

el gris,

las fuentes,

la calma,

la esencia

que es brillo

que es fulgor destapado,

desaconsejado destello crispado,

cariño

la secuela,

fantasma de primavera.

Ario yo, en similitud sembrada

cadena de ausencia

arrastra mi alma renegada,

las luces, el orgullo,

abruma mi ser

su historia de plata,

porque la vive entera mi persona,

y de su ente no me puedo desterrar,

si cesa su alma

cesa mi sentido

y aliento forjaría veleidoso

como escalar la sombra de mi parra,

como hacer casa sin tejado,

abandonaría todo menos a mi ser.

En mi guardería propia de estrellas

para ella, mi calma

de espíritu en botella.

 

El Castellano

Ocaso florido:

 

Por la solariega vega del alma bullo,

jamás yo de sus brillos acrisolados

rehuyó,

yo que en fiel hueso calizo me siembro,

y crepito con su Sol mayor,

voy hecho de lluvia

del páramo su desventura,

las mentiras son erróneas

de todas mis caricias al cielo abierto,

la noche que empieza a sonar a mi Vera,

mantengo la quietud en alabada

sombra engalanada,

cae mi vida y de nuevo te siento

cerca muy cercana,

en tus campos nazco como hombre nuevo,

soy el crujido en tu ventana,

fiel abeja que a tu flor regenta,

enamorado suspiro de viento,

tu fiel sustento,

marco inamovible del desespero,

verbo y adjetivo de solar afán

en primavera que corre y lleva,

que abre y desgasta,

mi verdad que eres real,

y no un aliento de humo

dame una salvación,

y de la arista un primor,

en este solar muéstrame lo que pasó,

quiero ser aullido de viento,

solar empeño en tu piel canela,

dame vida que yo iré a tu vera,

una tentación que espera,

no hay miedo a esta hoguera,

este mundo habitado por fantasmas

de la gran ciudad,

me cuelgo en sus faroles

en alas de murciélago vivo,

hago entender

a este cielo de tijera descienda

su violeta pintado de Malva-Luna

clamando la vuelta de su fugitivo ocaso,

sin soles lejanos,

héroe del norte de tu boca,

mi cálido corazón hirviendo

con tu alzado amor,

mi beso de azahar que te necesito,

siente mi vuelta y su retroceso

a nuestra estrella,

no estoy perdiéndome,

me gusta tu hablar,

me gusta tu respirar,

estoy dispuesto contigo a soñar,

estoy viendo al hombre mirar a otro hombre,

estoy haciendo de la bruma parir una sombra,

el hoy no entiende de vender a este anónimo,

le necesita para conquistar el mañana,

haciendo la línea que separe,

ven amor toma mi mano

deshacemos nuestros pasos al andar,

acunando campos de lirios,

déjame nacer bajo la luz del Sol,

mi respiro que mandó al cielo,

cruza conmigo la era,

estallando esferas,

hasta que nuestro cuerpo brote en flores,

por los pétalos de nuestras caricias

deshojadas.

 

 

El Castellano

Surco de alma:

 

Dentro de la luz, fuera de la noche

y su oscuridad que sujeta,

estoy en el sueño,

estoy a lomos de mi araña

descubriendo mi pasado

que voy dejando atrás,

un tren escucho desasirse

es mi existencia

en tal crujido de sangre y aire

abrirse.

Ventanas transparentes

dejan mis reflejos ausentes,

busco por más

noches en vela de navegante

sin mar ni final,

yo amo la virtud

mi ser desnace en alas quejumbrosas

de creación,

de soles por ilusiones,

cumbres febriles, bosques dementes,

sombras amadas al acecho,

este es mi pecho,

resquicios de árboles

soy ciprés

soy guerrero de mí mismo,

era o no era, sin abismo,

mi tardío cabalgó estrellas

por puentes,

ríos y sus afluentes,

gramas por sienes descubrió,

un horizonte perdido

un mar de cal y canto,

era esta araña mi medio de vida,

una oración, un ruego

de que no me abandone,

cristales rotos brotan un haz de sombras

es una clase de fantasma la mía,

no se consumía,

las mentiras eran erróneas

detrás de mi escudo

donde todo arde,

el tiempo es un saco

nunca cambia

sólo cambia su contenido,

una vez la sombra brotó de mi carne

sentí su abrigo de frío

quise sonar la noche

quise ser sigilo oscuro,

taciturno del silencio,

mi vía buscaba la luz

para abrazarla,

me abrió los ojos el mundo

desnudando mi esencia

de pronto mi bondad iluminó mi pecho

y hoy soy dichoso, pleno, completo,

por saber que soy bueno,

con esto diferente a mi exterior,

y no hay mal

que no sucumbe

a mi cuchillo de luz

llamado virtud del justo.

 

El Castellano


Criaturas en el alba:


Alba marcada sin aurora,

luz en inocencia de flor silvestre

al pálido fulgor de estrella

sobrecogida.

Cristal puro de oscura mano,

Nacen virginales céfiros

ruedan laderas suaves

que grama blanquea,

destino de esta infame senda,

vivir acabar sorbo de postrer respiro.

Azur marcado nacidas estas criaturas vespertinas

de celeste insignia.

Por cuántos labores los ojos desplegaron,

secuelas flagran y caracolean,

soterrada la ventura,

un prado arrancado a la semilla,

una dicha conmensurable,

ajuar lumínico de espíritu,

árbol de ceniza vestido.

Destellaba la rosa-cruz rendida,

sus nueve caídas.

Sotos sin prisa arañando la retina;

calma de Dios personal

y sus heridas.

Imperios de ojos cerrados,

aguerrido albor, vestido

en sangre de brea,

yerta, flamígera, ascua prendida.

Injerto de toda soledad anquilosada,

sin quieta estampa fría,

procesos de procesionarias

en quitina sulfuran

que ellas caminan.

Mariposa negra y gris de ademán

nocturna venda que el ojo

no vea.

Abre el mundo

un soturno caballito del diablo,

estas criaturas esparcen destellos febriles

son sensibles al tacto

y desvanecen entre ocasos,

destierro en hierro de sangre,

sus almas duelen

sus vidas huyen.

 

El Castellano

 

I.Son de mí:

 

Destellos de luna

que llora su azabache

blande el grillo su sino

a la hora que luce la azucena amarilla

sus galas perfumadas

se duerme la lagartija en su refugio

un grillo caza un autillo

me bebo mi copa de vino

el sonido duerme

otra noche estrellada

baila la llama

de mi vela

será otra noche en vilo

contando mi insomnio despierto

el hueso de la luna brillará

su mística oración

de la penumbra llena

cuando mi yedra

trepó a tu ventana

esta noche de primavera

y el colchón de tu cama

no te vale

para guardar lo que por ti siento

hace más frío que antes

o eso creo

seguiré mirando el reloj

a ver si se hace el día

y la luna me guiña un nuevo día.

 

 

 

 

 

Son juegos de luna

que otra noche

en mi lago se verá reflejada

el agua me cuenta de tu cristalina alma

que yo por ella colgaría

mi traje de estrellas

el azabache que llora la noche

se agota mientras miro mi almohada

será otra noche

que sienta frío en mi cama

el cristal se empaña

mi Dios está en la lluvia

cae de nuevo de la vereda a la rambla

la soledad se hace cuarto en mi cama

la cortina por la luna

cae iluminada

otra noche destapada

que cuento los minutos marcha atrás

de mi insomnio desvelado

una noche que corren

mis cicatrices silentes

y el sonido de los nocturnos grillos

se blande lejos

por crear un horizonte

cuando la zarzamora rige en espinas

su amor a la luna de plata

crujía mi alambre

que sostenía cobarde mi noche

son juegos dementes

del sueño taciturno

que quiero alcanzar

mi ventana está iluminada

será otra noche colgando de su hueso

por un despertar siniestro

de la pesadilla cabalgada

sosteniendo mi cigarro

me prendo el alma

por cumplir un sueño

que me hizo taciturno de tu sonrisa

que encendió tu amada voz

hoy soy simplemente yo

el que ha venido a dejarte un beso

quiero que me esperes por si vuelvo

a dejarte mi corazón entero.

 

Nueva generación de lo escrito

que junto clama por la vida

se afila en el alambre

el sentir de una mariposa

todo lo sentido cae marcha atrás

se derrite en el cristal de mi ventana

por si vuelvo guárdame un beso

yo dibujaré el resto

ilusiones ardiendo en la llama

altivas voces perdidas

vestidas de sueños rotos

oye mi súplica

rompiendo el momento

deshaciendo la noche

que corre por mi reloj de cuarzo

entona el son de un grillo despierto

hoy por hoy ayer por ayer

sigo siendo el mismo

o he cambiado

no lo sé miraré

el alba y su encanto

otra noche que cuelgo esperando

de tu pestañeo

todo por decir

y no dije nada

nunca podrás sentir esta soledad fría

que late su caricia

amamántame un camino a encontrarte

soy yo rezando al hueso de la luna

que vuelva el antes

todo se enarbola regio

en la tela de araña

reconozco

que he caído en el ayer

que me dibujó feliz

el puerto negro

hoy luce de nuevo

fuego intransigente que arde mi mente

segundo dormido deslizado

por un tiempo inerte

no será una noche

esperando mi muerte

por si tengo suerte

y bajo tus labios me mece

que sepas que yo por ti

deshojaría el horizonte

y el azul del cielo

dejaría su sangre

resumo en el borde del papel

mi latir preso de tu firmamento

para acampar a hierro un beso

yunque sonámbulo

sin dormir que me mira

y yo nazco en su sonrisa

para nacer el nuevo día

sin tu vida con mi vida prendida

cabalgo un ocaso

hasta llegar a la novena estrella

y henchir allí mi corazón de nuevo

como en un comienzo

mis grillos latieron de nuevo

el frío de mi corazón

ardiendo al cielo

el sentir preso

que me hace desearte entero

mi casa mi hogar y mi templo

lo guardas en tu pecho

cuchillas afilan el sentido

que vendrá a rodearte por si vivo

y por si vuelvo a tus brazos de nuevo.

Que sepas lo mucho que yo te quiero

y el cielo se cierra

sin tu sonrisa tierna

mi Sol está muerto

también murió

la luna de invierno

bajo tu pestañeo

que yo entero lo quiero

es el momento, es el tiempo

de clavar al firmamento

lo que yo por ti siento

y por la mortaja gris yo quedar despierto

nunca olvides lo sentido

que nunca se tornará lejano

sueños disparados por la boca de la estrella

nunca me olvides

no siempre todo lo bueno tiene un final

mi amor por ti

quedó en mi corazón sin apagar

y que el mundo gire y se estampe

que yo a ti en mi corazón

te tengo clavada a espina de sangre

esperando mi suerte

que un día yo vuelva a verte,

destellos en el horizonte

baila un día que te arrulle mi caricia

buscando la eternidad

te encontré a ti de nuevo

y mi mi charco se hizo abismo

de todo lo vivido y sentido

que sin ti quiebra y carece de sentido

espero volver a la vida algún día

y que mi cielo de malva-rosas se tiña.

 

El Castellano

 

 

 

 

 

 

 

 

I.Ruido en el silencio:

 

 

Lloro soluciones

caminos opuestos

a verdades encontradas

ojos desparramados en las venas

de mi no pertenencia

a ninguna ventana de existencia

asumida en alas de un motivo

que haga correcta la dirección

en esta piedra viva llamada tierra

donde todos los ángeles cayeron

solo voy contigo

desde que vine a vivir

escucho el ruido del silencio

crepitar en la llama de la luz

sin conocerte conozco tus defectos

absortos, plenos, derramados en virtudes

somos lo mismo quizá

un camino dominar energía

servir empleando la perfección

tú no puedes oír mi voz

te hablo a pesar de no ser tu dios

desde este lugar sumiso

donde todo es lo mismo

veo caminar en mentira cabalgada la ciudad

elegí el suelo mirar

lo que crecía me hizo brillar

ideología ser yo mismo

allí donde te acaricia la palabra sin mirar

maestra la ley natural

que amo compañera

creencia más allá de la elevada conciencia

eclipse de mis soles de ojos

que te miran fascinados

para ser el último hombre

ningún resurgir,

ya quemé todos mis errores

cauteloso mi destino de nuevo hombre

carreteras del perdón sin motivo

uno luchando contra lo que le hace

no ser uno mismo

intrusos en los cielos

me llamaron llorando la verdad

obligación de acabar con el demonio

de uno mismo

invencible del silencio

escalo la tierra

uno amo la noche

dos amo la ley del dios Sol.

 

El Castellano a 07-03-2015

 

II

 

Poza del ruido en el silencio

gonde gotea y cae absorto el péndulo,

pulso en la noche,

noria febril de esquilmada razón,

espinas de corazones

que ya no sangran lunas de ataduras

ni huellas de números.

Plomo y verdín tan cercano

como tu sonrisa pulcra, afilada

en la piedra generosa que eres ahora

como regazo fuera del regazo

mineral lírico, ambiguo, galaico

como el pazo y su signo

dentro el muérdago y su tejo.

Tranvía que caricia enjoya

cautela de luz brava.

Estabas tú en esa cautela

llorando soluciones sin agravios

sólo estelas en señales.

Senderos abren opuestos a soluciones

encontradas.

Expandidos los ojos en las venas

de no pertenecer a nada

que haya existido.

Sumisión en alas de un motivo

que haga correcta la dirección.

De mi libertad recta.

Melodía de ruido en el silencio;

llamas arden su luz.

Con la conciencia de un expresidiario acuno

que nazco en este lugar sumiso,

donde todo es lo mismo.

Desde que vine a vivir sólo voy contigo.

Las corrihuelas en flor bailaron,

no se hicieron para damas

de silla y oficina.

Tallo regio de lápices,

no se diseñó para volar

como pluma estilográfica.

Muerte presente, cristal de mi rostro discreto,

eternidad azogada del mañana.

Ven, ven por mí, me estoy disolviendo

como asfalto en cloro.

Juega cariño con mis labios;

no están diseñados

y si se conocen es entre ellos;

abre y fecunda el cáliz

de mi sueño

ahora que caigo hacia arriba.

Como escama y espina áspera, marca

del final de los tiempos.

 

 

 

El Castellano a 07-03-2018

 

Ruido de nirvana:

Es solo ruido

en las hendiduras de mi calavera,

un iris doblado del nirvana,

un hastío florecido,

es una calma de mi dios solo,

un panal infinito de belleza,

fatal hoguera consumiendo,

desmembramiento de soles,

entre fulgores amarillos,

que el nocturno, sujeta,

sangre de acequias perdidas,

felicidad enjaulada

que algo me cuenta

de sus tulipanes amarillos,

por crisantemos helados

viaja mi esencia,

una noche que silba,

cantando con árboles difuntos de otoño,

es una vida de mi araña destapada,

un tejer sin estrella,

un álamo que ya no vive lejos,

derramada, acostada, nacida esta parca,

hoy yo sí estoy hablando,

mi sentido yerto desconcertando,

que era un ajuar de gotas del alba,

era un caminar somnoliento

por la carne de metal de esta azada,

quién fuese silvestre como una planta

en este mundo que se envilece,

destierros forzados de la locura de la ciudad,

escarchas dolientes entre mis sienes

que azogan solares póstumos

de mi serenidad alcanzada,

es un firmamento para cabalgar a voces

que lo mío es para siempre,

como un candor fulgente

en estas hogueras

que el aliento helado, de la vida cuecen,

era la cara oculta del espejo

un aullido de la fiera

que el tiempo arrastra

entre punzones enajenados,

avanzando la caducidad del hombre,

era mi suerte una rueda

y una hélice que no volvía,

era este tiempo como la dimensión

del pez muerto,

clavando cuchillos al éxtasis

de la creación ensimismada,

ardor de los mil fuegos

deseo haciendo bandera,

hoy no me arrebatarán nada

ni el destino que todo se adueña y lleva,

cruje mi calavera,

haciendo sonar este silencio duro,

desnudo mi chopo

queda ser como el rocío primero

para besar sus labios de mujer verdadera,

un viaje por su fantasía,

estoy flotando en sus olas,

disfrutame estoy volviendo realidad

nuestro sueño,

reinando este corazón,

siendo austero como un jarrón lleno en ilusión,

siendo caballero de tu dura sonrisa desvelada,

que acapara y acampa

el alma de mi polilla de cemento.

 

El Castellano

 

Palabra sin boca:

 

Deshojo mi momento

para abrir la puerta helada

de un infierno flagrante,

me entablo y conozco al insomnio

y su hermano,

avanzo despierto un linde quieto

del pensamiento ensordecido,

tapias derrumban

azares de ojos abiertos

y parpadeos veloces,

resquicios oníricos

que dormir es para el vivo

agua en sequía.

Resumo que venzo

quimeras ultrajadas

y anillos sin manos,

después de mi vida

sangre en los ojos acaso queda,

resguardo al vil enfrentamiento

padre de mi conciencia enclaustrada,

otros tiempos mejores

ya no sueño,

todos marcharon sin balde

dancé en la oscuridad de mi mente

y vengo a verte.

Sigo de frente

ocasos dejaron su malva rosa

a su suerte,

pensamientos casaron su negro

con el color de la tierra

sin germinar

sin brotar simientes frías

que suerte canta nanas.

Granate lustre postrado

que fue desertor,

afilo mi colmillo

hematíe nace dispuesto.

Es una sombra que fue destino,

abierta a la altura de fauces

y su hocico,

es la generación del pez muerto,

carpas de personas bogan sin aire,

otras aman lombrices con mandíbula.

Yo amé una lagartija

hasta que tiempo quiso,

desquicia febril no traigo,

por un pantano soterrado

nadaba mi sentimiento,

recurso de memoria

no era ausente,

ni se avivaba como lumbre.

Directo al patíbulo de la suerte

fueron las venas y su sangre procesionaria,

un marzo que corrió sin verte,

metal de espera intransigente,

acaso soy gente,

seguiré sin preguntar a mi mente

todo sea que conteste,

un camaleón fugado

de quien yo era.

Agresivo

sí hasta la muerte,

sé quien soy y si vienen por mí

no seré yo su suerte,

lit C et summuncanae,

miles dei lumen

apostado y recto a vencer,

insectos caminan su linaje

respiros blanden peces en tierra,

alto, alto como sendero a la nube

me vio nacer

el mundo y su mente ausente,

bondad relucía sin prisa

quién afortunado la asesina,

¿acaso yo no estoy durmiendo?

parada en el bosque demente

que mi hambre vierte,

llegó el momento

divisaré mi juramento despierto

porque soy humano

vivo muerto.

Förüq 04-03-2018

 

 

CEPAS DE UN DÍA:

Sangre que tiene bordes,

coraje espectral de imposible azar,

como pez dorado rige el sentido.

Día o respiro, fugaz aleteo sin calma;

acto que baila en bigote del pez gato.

Es en esta suerte la vida del bastardo,

flancos ocres tiñen el linde

por sombras vanas que arregazan

la prisa del estambre.

Cómo se tejió la expectativa

acaso fue sin semilla.

Al párpado encumbrado

azoto que lanzo

un generoso transporte,

aire o humo, acaso eso.

Espectral brisa que cubre,

fresca flor en soto sin nube.

Vivir en muerte batiente

tender tierra y escribir sangre

a la Rosa.

Igual se aventaja el agua sin forma,

de viejo silencio,

de final desempeño

como prender la estrella

en su mismo fuego.

Abrir la tierra y sembrarse

eso trae nuestras vidas milenarias

de rebeldes índigos.

Diferencia ensordecida, muda y ciega,

impalpable, insensible,

inmutable, insoslayable,

reverdecida, engrandecida,

incuestionable,

regencia sostenida,

con lo que os determina

a ustedes abrojos vidas de un día.

 

 

El Castellano

 

MEMORIAL VETUSTO:

Despierto mi criatura;

tú no comprendes lo que yo te quiero,

por tus manos hacen nido las sedas;

falanges silentes, cumbres

de cuanto mi placer dispuso

asúmelo todo

en tu pavorosa grieta

de brillos fugaces

y transeúntes luciérnagas.

Lucífago apodera

tu nitidez severa.

El poder pudo

lo que el querer expuso.

Osada no es mocita

pero oro antiguo luce

en conocimiento.

Que a imaginación prende fuego.

 

II cuartilla

 

Luz de la sombra

de tu carnal espera,

anida golondrina

mis campestres manos.

No habrá retroceso

ni vuelta de hoja

sin enraizar nuestra alma.

En vértigo cobijado,

sublima mi dicha:

junta conmigo tu vera.

Rito de Sol y ambrosía

de padre Lugh.

Perversión esquiva, llamada

en retazos de cumbres flamígeras.

Apasionada dame tu voz.

 

III cuartilla

 

Anatema me anuncias

por tu opio en letra.

Todo es negro,

hasta el amor.

Júrame la vuelta de una lluvia

de tu boca.

Mi arco es ballesta.

Ausencia llama por sí sola,

a exigir unión del eje

y la orna.

Cuerpo de metal,

agua de su espiral.

Pureza consecuente

deslices y febriles osadías.

En plantilla de sangre.

 

El Castellano

 

SOPLO DE CONJURO:

Veo color de certeza,

color a la esmeralda,

por follaje caduco

de ilusión adusto

en noche silenciada;

halagüeña tiende

su cuerpo, negras dichas

como el tiempo no llora;

en albo espíritu

en suelo sin hallar

bosques y sus frondas suaves.

Pliegues de sombras

bañan sus pestañas,

nítida y hosca

lejos ve en flor

mi sendero castellano.

 

 

 

 

II cuartilla

La espera sonríe

lecho de tristes ecos

y encajes de apenadas auroras.

Dulce cicuta al rayo acrisolado.

Puro mi aire

de luz enrojecida.

Vistas en colas de lagartija.

En ojos de araña,

no se valla,

conjuro sopla

en alas negras.

Vivaz tordo

en busca de lombriz

de idea anhelada.

Nubes de éter

en agua ardiente sin agua

ni limbos profusos.

 

III cuartilla

Verde transparencia

en canal llano

por arroyos fluye

sin balde;

quejumbroso término

de mi amparo.

Camino a relumbrado

misterio,

adoré la llanura muerta

que mis fuerzas, aviva.

Tardía arranca oscura arboleda.

Sombra sin esperanza,

casi viva,

muerta la precoz flor.

Amima la pupila ciega,

descanso sin ancha lengua

sobre tus pulcros muslos

ensortijados.

 

El Castellano

MARCADO:

Óleo en cartulina

Hueso:

Puerta, volandera hasta el poste, listones de madera, segadora, mar de bronce, maíz, molinete, agua del centro, acequia, rareza en grama joven, pasiva, longitud, latitud, telégrafo, ángulo y área, suelo, estacas, luz sucumbía, campo de perfección, en cimientos.

 

Marcado:

 

Abro la puerta

de un tiempo abierto,

y colgado en una marca

entre dos estacas clavadas;

como cenit del suelo terreno,

se abría entre dos listones de madera

con sabor a noble pino fallecido,

estirado el cable

de aquel poste de telégrafo,

batía su extrañeza abajo,

la rareza de grama joven

en superficie de longitud y latitud,

delineando surco área y suelo.

Lloraba una acequia

su agua recién extraída

del centro por la molinete

del canal de riego,

era tiempo suficiente,

se blandía un mar de bronce,

como el maíz maduro cantaba,

la luz ya sucumbía;

parece que gritara

por el cable estirado de telégrafo,

pasiva cincelaba

los cimientos que perfección

usaba para sostener los campos,

el diente afilado de la segadora

arañaba un último crujido,

el recodo se afilaba

como dictaba la hoz

y su carne de metal estridente,

el linde reposaba

nuevamente despierto.

 

 

El Castellano


AZADÓN CAVA MI VIDA:

Estudio en tu boca,

musa de agua,

el cavar de mi azada sigilosa,

es por ti es por mí,

que recé aquella noche,

con un viejo rosario

y un soplo de mi decencia perdida,

estoy asustado,

estoy con miedo

a soñarte si veo tu rostro,

golondrina azabache,

cavo mi vida,

sacando terrones

en surco de dolor regalado,

cavo surco y barrizal de mi dolor,

en tallo de bellisannua,

relego y relevo en servicio,

hoy prima mi locura emocional

que habla entre tubos

picando mi desquicia en tubería,

profundizo

carne y boca en surco de espada

carne en metal izada;

como es arriba, es abajo,

quiero llegar con mi azadón,

quiero preguntar si en el infierno se vive mejor,

que con mi exnovia y su relente,

de flor de brea.

No pregunto voy a vivir al infierno,

y si no me otorgan su olvido,

es su problema

no llegó ni existe

nadie más fuerte que YO,

CUERVO FÖRÜQ

 

 

Castellano dios del trueno



 

 

 

 

Recto escalafón:

 

Tú mi trueno rumoroso,

que la concavidad

de tu abismo ruginoso me plasmas;

una centella de camino eres,

rauda estrella

en sempiterna estela

de margen inviolado,

río o cauce,

piedra o mineral ardiente,

boca o te beso constante,

rumor o cristal,

nube o pretil gesto,

llanto de acero soy,

soberano nicho

cerco, tapia o tapial en yedra sostenido.

Tramo a trecho te avanzo,

muerdo tu deseo en rivera tu espalda,

racimo o ramo de vestigio,

insondable esencia casi tuya,

siempre tuya declaro,

musa de savia borde y oro espiga,

entre llamarada y ente de tu regata cristalina,

yema o mordisco,

portón sediento

tu boca me llama,

llama a una espera cegada.

Suave próspero viento,

inmiscuye que trae

misterios de señorita dama,

mujer dicha, hombre con yunque en tierra

arañal de hacienda

y casita de arañas mi querer.

Seco y duro,

seco y umbrío,

el azar disuelto,

certeza, yo soy tuyo,

dueño y soberano,

es tu vida algo más

recuerda es tuya

tú la gobiernas,

necesito una mentira más

para creer,

necesito una orden para apuntar,

necesito silencio,

de mi aliento

para disparar.

Para volver a amar.

 

El Castellano

 

 

ELEGÍA A LA VIDA:

 

 

 

Ven a estas flores,

donde me transportan ensueños tuyos, Baco,

negro bosque denso;

o presurosas grutas de tu aliento

en oscuro esfumino que lanzas;

descuelga su belleza por derredores,

rompe la luz del día con tus dientes,

cuevas afligidas, misteriosas, de murciélagos, alas

sangra; entre mis cejas tus carnales abejas,

recorre conmigo mi ciprés muerto,

se oirá cantar mi gloria en tus boscajes

de hálito perenne,

quiebra a dura carcajada este silencio,

rompe estas armas de guerra

de Venus a su izquierda.

Nacerá esta sangre de tierra

un lilio de mi bonanza,

en fúlgido bronce, mi celada,

el aire susurrará amores de semblanza,

llórame esta mi luna argenta,

ven conmigo por este panal de añoranza,

raja esta tierra entre tus almas rosas,

bebe la esencia que mi ser gotea,

enciende con tu boca mi llama,

que abra de Hedón la sola sombra;

desciende entre estos pajarillos del alba,

yo soy Sol, tú eres mi luna sempiterna, mujer,

esbozada de años fugaces que me crecen

me crecen las venas porque mi dolor

es y será que antes que yo no te irás

así el funesto azar dicte,

Bacante rumbo la helada Numancia;

yo no podré vivir sin ti esperando mi otra orilla,

vuestro dios me habrá de perdonar

nos iremos el mismo día arraigados en árbol de ceniza

como jóvenes fresnos,

como huellas humildes o pequeñas quedaremos;

a zarpar los encajes y entre negras visiones,

apagaremos los colores,

raja mi entraña adolorida,

alimenta los peces de mi piel,

lima mis asperezas, de mis venas certezas,

que yo te estoy amando como se tiene al tiempo

en una mano y a la vida en la otra,

no te vayas jamás de mi bosque solitario, musa de agua,

dancemos estrellas cogidos de la mano,

tráeme tus aromos de los campos,

no hay ya dolor decidí hoy llevarte cada día

desde que las tierras nos separen,

desde que los montes siembren,

una flor de cardo, para que recuerdes que te seguiré amando,

malva de mi sueño un firmamento sediento,

escarba mi mandíbula para rogar al inframundo,

que de mí se apiade, y Baco me tienda hombro y mano,

vivirá siempre y para siempre,

esta nuestra malva-rosa

de nuestro amor sanguíneo bermellón,

arrancaré al monte cenizas apagadas,

me brotarán los verdes; los azules reirán su eternidad,

esta injusticia ya no será, abriré el universo

lloraré al Juez Supremo si no me da solución

será él quien me tenga que perdonar.

Nada inmortal podrá elevar mi canto,

ni la Vestal Hispana

negará mi sangre

cuando exclame:

-¡No tengo novia, tengo musa!.

 

El Castellano y Leannán-Sídhe a 01-03-2019

 

MECHA DE LUZ:

Vuelvo de tu vacío repleto,

anidando cobre de galaxias,

desde luego aún no hace treinta años

que nací allí;

en vez primera sin terminar,

vida húmeda y animosa,

alzado a luces de alba sin acabar,

vino tu silencio conmigo sin ti,

como alto arbusto fragoroso,

me paseó mi jardín

como un mordisco

y un beso sonoro deslizando

que suyo me jabra hendiendo la tierra,

una boca de metal de pala,

que abre zanja.

Tu alma de recto augurio,

o ave como futuro de hibernación,

ave nocturna

en tablilla de azabache,

como puro origen inmiscuido,

nulidad insobornable,

traición de hechizo

y nota de caligrafía desangelada,

mudez última de relámpago,

pluma de mi ojo abierto,

soledad infinita de mi despierto,

como fe sin cargos

rueda mi vertiente,

siempre relevada por dios sollozo,

palanca usé con la puerta de Plutón,

Alcé el margen

de rebelión sanguínea de los dioses,

cielo asido el vil manifiesto de relámpago

surqué, gloria vespertina de héroe,

Cocitus cantando su aire

de oscuridad iluminada

clavando negras riveras, hundiendo

y desplazando los montes;

lago Estigio me alimenta el latido,

y mi férrea sangre

directa a superar lo inabarcable,

tu rama vestigial de plata corté

del cóncavo bosque en tu acre,

creció en su lugar segunda rama,

de titanio,

que conseguí cercenar rotundo

y hoy llevo clavadas sus hojas,

en dos talones fundidos,

columna y cadera,

con todas sus espinas de titanio

sujetando cada diente mío.

Bajar al Averno es sencillo,

subir arriba los aires en altos cielos,

nadie pudo;

yo allí voy a mitad camino.

 

El Castellano

 

ESTAMEÑA FLOR:

Sangre y muerte aplaco regio,

duramente como astro viril,

como amor de estaño que canta a su veta amada,

en sístole de barretero,

abriendo surco nuevo en piquete,

trágica que ella así vino,

flor de metal desde el suelo,

amparo en destino reguero pulcro,

todo reguero que trueca su suerte;

por muertes de estaño fino,

enamorada dinamita que surca lecho,

un son que grita un baño de raudo fuego,

sin piedad de obrero,

ni réquiem apiadado por la tierra,

un raso enlutado de oscura piedra nacido,

concavidad de caseta y vals minero,

como sinfonía nocturna que abre yacimiento,

regreso y no entristeces,

estameña vida en cobre cubierta,

santa presencia

de altas colmenas,

y simientes que el tiempo velan,

fontana tú, serena,

viniste al mundo

en la fundición de la primera Armonía,

sombra tú de planeta sin espejos,

turbiedad que no arrostra diamantes,

opacidad serena,

sola,

sola,

como sola nace nueva tierra,

gris fantasma

que velas tu brillo maleable,

rutilas cenizas metálicas

de todos los ayeres en cuerpo metálico, tangible,

sigiloso sembrado, tu vano estallido,

a sacar de ti mina y provecho,

raíces pétreas,

tu sino de planta de humo,

copia sin espejo,

ni sombra acaso tu reflejo,

perpetua osadía

sembrada por el Cosmos.

 

El Castellano

 

 

 

 

 

 

SOMBRA DESNUDA, COMPILACIÓN INSPIRATORIA:

 



 

 

I

Yermo terreno del sueño,

un trillado verso avanza

entre espejos y cristales,

fieles aullidos desvalidos

entre semillas sin iris del mal,

entre corceles del fuego,

entre sonrisas fugaces.

Es todo lo que siento

un canto de piedra,

un río desplomado

mi fiel apostada cordura

que viene por enjutos

ojos hirientes

hasta avanzar los besos

de labios grises

y sus fanales colmenas destapadas,

no quiero repetir estos destellos fugaces

ni herir por mis alambres

tejido mi atrapasueños

queda mi parca vida

desnuda con el hastío

que asesino de esta manera,

volando mi dulce murciélago de nácar

entre este amor

de estrella me alzo,

es glorioso este canto,

reducto en lúgubre sigilo

es esta inspiración,

tentación de ángel desertor

de morir,

justo la vida

acabará negándose a finalizar,

soy yo la salud

de la una solitaria de la madrugada,

conquistado el cortejo de la noche,

me cuelgo de mi profanado latido

por estos cordones de hueso

vive y viviré mejor

que mi traje funesto,

limará esta sin razón los ocres

hasta lucirlos verdes brotes,

hasta acabar rendida la caricia

por estos espasmos de cobre,

mi destino teñirá las vivencias

por solares complacientes

y lugares dignos de altos sueños,

esta araña dejará crías

por poemas

en escarchas mutiladas

en este hierro candente

y el incendio de mis hielos,

como dijo el grande

no acabaré de irme,

ni estas solapas fundirán

en tristezas secas,

la sombra será mi mujer,

cambiaré el prisma de ver,

y ahora la luz será

la dama siniestra,

por si un día acabo de irme

solo espero

haber podido contagiar mi locura

que ya es rápida,

desborda sus cauces,

brotando en espinas insomnes

el abrir de las compuertas

a ese abismo sin dueño

donde besan los azules

ese nido de malvas,

que mi ser desprende dominando,

sombras miles en este carruaje vespertino

de mi sangre,

mi río de colores

de almas en sus gotas ferviente,

atado a este sentir,

que late,

que sueña

la carcoma de mi estampa.

 

II

 

Prendido en hiel de un abismo, desdoblado compás y su sino, crujiendo el alba más preciosa, por esquinas del cielo de nácar, es esta escarcha un fiel carruaje desmembrado entre corceles ciegos, cabalgada cordura entre cristales, entre espejos ardiendo, un calor entre calores, una vida que ni sí misma se deja atrás. Avanza, mece, y se deshace corre vengo por ti, traigo entre lirios del campo mi silvestre trigo, tráeme tu voz, tráeme tu vida, estoy moliendo mis azares, haciendo surcos en mi alma verdadera, trilla, trillando tu sentir morena, esta espada que es una quimera, entre juncos desnudos, entre pizarras y cuchillos alzo que vuelvo a nacer entre hierro, luchando por la luz que me corresponde, desnace esta era, entre de mi siembra la espera, por esta cerca el campo que dueño acaso tuviera, ni inspiración cabe con barreras,

la idea quiere marchar ensimismada, por riendas de un caballito del diablo, una desventura en plomo un mar de esferas es todo lo que siento, por si pudiera manifiesto, que el gris teñido de bruma, abandona su sepultura, vuelvo a mi gusto muerto, la sombra que me envuelve preside, rige, y desnuda mi alma, para ser por fin rosa de sangre, vestida en azules trajes nocturnos, mi semblanza a este ocaso que mi voz sucede. Entre espartos de mi iris, por alfileres sembrando clavos del campo, anochece siendo de día resplandece la una ausente, y gozo la soledad de mi suerte, sintiendo por fin dicha por fin alegría descubriendo este horizonte por mares de sentir que valgo, y que sí puedo que lo vuelvo bello, hasta en tus molinos que amanezco, silos oscuros por yedras que te alcanzan, es mi siembra una locura quieta, es mi compostura de primera, por la que clavo a mi destino este abismo de tinta encendido.

III

 

 

 

 

Derecho firmamento

entre filos de gentes,

es una piedra que camina,

piedra aventurera,

seca y umbría,

reposa y duerme

cantares del linde,

centellea rayos irisados

se riza con los besos de lluvia,

acaso quiso ser otra,

ella tan yerma, tan plácida,

imperecedera,

cerrada como se cierran

los rayos de luna,

acantonada, de estéril estampa,

dejas muda alabanza,

el día que te hice de voz,

piedra bella, sola,

estridente sin patio de sonido,

y esta voz que te di

voz dorada como tu piel de minera,

como un soto sin perdices,

avanzabas solo tú,

la vida quieta,

sembrándote allí por donde anduvieras,

al candor de piedra única

igual a la siguiente y a la anterior,

sin afán superior

hasta que este poeta te dio voz,

como flores que sin color

acaso fuesen,

un despertar en brazos de cieno,

un respirar de la montaña,

un cuchillo calizo que afilan

erosiones de las eras,

latido férreo, sangre de mineral,

o compostura de arenas,

piedra de mi casa,

piedra de tu casa,

la tierra.

Piedra potencia eterna,

nacida como nace una estrella,

cumbre de filos por bandera,

hogar, cobijo y morada

de lagartijas que cuelgan tus venas,

colchón de rayos de sol,

asolada tu espera

por quien te dio voz,

lideras tu guerra sin cuartel,

antes de yo nacer,

tú dabas alientos al suelo

sin importar pertenecer,

siempre fuiste

siempre eras su piel,

de la cantera, al nicho,

del mausoleo, al caserón viejo,

del silo al castillo,

tu fortaleza empedernida,

tu aval de honda certera,

Siempre estabas

siempre estuviste,

como río a su voz del mar,

osado no fui yo

quien te encontró,

solo fui encargado

de darte moción verdadera

ojalá pudieses contestarme

mi piedrita bella.

 

Devuélveme a tu vida eterna,

del soto a tu quimera verdadera,

clávame la oscuridad de tu cueva,

en esta esfera pulida sin espera,

risco de tu sien enarbolada,

millones de hijos

esencia desnuda de tu alma pura,

techo sin compostura

del ser invertebrado,

techumbre que pizarra llora,

su azabache de cristal,

tu sangre de fuego y agua

que nunca te alcanza

sólo partirte puede,

grieta de helada, tus filamentos

que encaran tu azar de vida sin dueño

a tu sangre de musgo me cuelgo,

en verde musgo tu fantasma muerdo,

vida de herramienta,

azar de la idea,

al paraje que te conforma

al que sostienes su vida

siendo el suelo techo de esta hacienda,

si tuvieses dolores todos gritarían

que se acabase la muerte en la tierra.

 

IV


Camino al infierno,

después de todo,

irrupción de polvo

o tormentos por despertar,

esta es mi vida

este es mi rifle,

no digas por favor,

el cauce se abre

es una noche cabalgada

en sombra enardecida,

te quiero, te miro,

oscuridad presenta

su violácea arpa,

sones con sus cuclillos

despiertos miran un horizonte

de espuelas dormidas,

la noche baila

sobre mi fusil

alzado al alba,

ignota estrella difuminada

quién la puso allí,

baila cariño

esta noche cazaré

el animal que me sonríe

en tus piernas,

seré precursor de la muerte

hasta que mi color brote,

no será una noche más

será una noche menos

para que me llames

cosas que yo por hombre

no puedo pronunciar,

guerrero soy

de esta arma

con rigidez comparada

con barcos de tu puerto

que tanto amas,

canto a este azabache

que llora la noche,

cabalgo salvaje

mordiendo tus riendas,

ven las luces están prendidas,

sólo hay un faro que te llama,

su luz ilumina

tus gemidos nacarados,

encontrados por surcar

por avanzar tu negro refugio,

mantengo la noche de un trago,

disparo sobre esta araña infernal,

me sostengo de mi tela

de carne desnuda

en tu infierno desde que viniste a mí,

tú viniste a mí con ademanes de gata

encendida, volando mis palabras

haciendo del momento

un ruego que pedía

atravesar tu cuerpo con el mío,

te prometo nevar

la cúspide de tu cueva

acabar mi grito con el tuyo,

hacer de la noche un arrullo,

ser caballero de tu reino,

cabalgar su humedad,

deshojar la primavera

en tus labios de mujer.

Ser el tiempo que nunca se fue

porque siempre vuelve.

 

 

 

 

 

El Castellano

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

V

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

30 de enero de 2013 a las 11:00 ·

 

GRILLETES DEL ALMA:

 

Amanecer despierto

en este horizonte de fuego,

como demonio antiguo

avanzo tu cuerpo

en tu pupila me deslumbro

sigo el camino de las rosas

en sangre su esencia de amor

me ahogo en el dulce tormento

que desvelaron tus labios,

tus caricias arropan mi sentimiento,

como condena

no encontrarte de nuevo

en este arrullo no huyo

en los latidos estallo

y la estrella quema el desvelo

de noches y noches soñando tu cuerpo,

hoy en tus mares fluyo,

hoy de tu calma me apodero

para nunca más ser sombra del pasado,

como la malva enraíza la tierra yerma

en tu recuerdo entierro

mi mayor ilusión

esa que nunca te abandonó,

si miras dentro de tu interior

allí estaré amor entonando

mi canción de amor

a las lunas sempiternas

que envolvieron tu ausencia corazón,

soledad con oscuridad

clama la espina de mi corazón,

en la roja sábana de tu calor

quiero anidar mi ilusión,

anhelos como cuchillos clavados

en el cielo de recuerdos

horizonte gris que baña

este el mío cuerpo

a la cuarta campanada de las doce

en su mirada tiembla el mañana

quiere tu sonrisa amanecida

en mis labios descrita

como los rayos de sol de tus cabellos

y los pajaritos cantarán

en nuestra ventana

trayendo los amores imposibles

que separados nunca soltaron

el primer desvelo de sangre

enamorada del corazón,

hoy canto a esta sangre mi dolor,

años pasan despacio

a golpes de silencio luchando

con la templanza

luchando a golpe de olvido

separando nuestro destino

que se unió por un beso

y donde no llegué a entender

perdí las flores de tu piel,

caballero sediento en las batallas del ayer

como el inicio del sentimiento

vuela y gira por mi mente

como encontrarte siempre resplandeciente,

he venido a hierro a matar este silencio

he venido a beber las amapolas de tus labios

a decirte que recuerdo el sabor a fresa

de tu pintalabios,

a que en mis noches

quiero sacarte de mis ojos para tenerte,

y la sabana fría se viste de tu melodía

llega el violeta en su caricia

su voz del alma hecha súplica

de tu caricia,

grillete y cadena de mi espíritu

a amarte eternamente

hasta el final del latido

donde mi silencio se haga eco eterno

de tu recuerdo,

y la hiedra y cicutas envuelvan mi cuerpo

aquí quedará escrito este amor

que en dificultad

y sin saber años y años de tu mirar

late igual que ayer

por ver junto a mí tu caminar.

Te amo quizás sea algo

que nunca cambiará.

നുന്ചാഅസുമിര്‌ഇമിഫൈനല്‍

പൊര്‌ഖുഎടെഅമോടെവെര്‍ദാദ്.

 

 

El Castellano y Leannan-Sidhe

 

VI

 

Villanos, malandrines encorvados,

me han querido robar el ánimo,

con fuste y aliento marcho mis relojes

con premura de segundos extasiados,

yo vi su horizonte en dura y áspera

semblanza deshojada,

temblaba el azar entre los azares,

una vida de quitina a la espera,

mi aliento es pez de mi jardín de cristal,

he servido a su péndulo,

entre granates y engranajes

danzo atrás el tiempo,

sí ese, mi tiempo, que cuido con esmero,

por si un día me llenase el estómago,

flagro la versatilidad de mi siembra,

cabalga las yemas de mis dedos,

hilvano que voy sobre un abejorro,

aunque no pique sigue siendo abejorrito,

le imploro al verso me abra con presura

una primavera de sabores

entre arduos cipreses con sabor a luna,

marca de silos azules

entre siniestros anocheceres,

para llevar una noche derretida a sus labios,

cazaré el gamusino de sus parajes,

avanzaré con paso lento y decidido

al compás de lunas y soles en desventura,

nacerá la hoguera,

consumiendo todo lo que ya no rozará mi vida,

decreto que estoy vivo,

y que mi vida la arrastro para no ser santo

ni demonio ni mal nacido,

si no un hombre que tuvo voz y espíritu

para ser alguien,

desde la nada,

desde las espinas que sangraban,

vivió trece vidas

que un hombre de su estatura podría vivir,

hoy afilo mi alma

válgame la compostura,

que si vuelvo a la cepa

se abre el cielo y la tierra

para acoger lo que siento,

que es más que un cebollino

más que un tulipán amarillo,

es mi arma, un corazón por letra,

es sangre en hoguera

tristeza se llama sangre en la poesía,

robaré al tiempo sus besos del alba,

mi amor gritará al sol que descienda

y viva en tus ojos mi amor sempiterno.

Llegaré por la rivera,

llego de los molinos de abajo,

buscando un atajo

para llegar y hechizar

el callejón de tu beso,

entre rizadas ternuras

trasnochar ocasos,

he venido a implorar perdón

por mi inconsciencia

vine a plañir mi alma,

vine a besar tu aura,

riendo entre flores

naciendo en rocío

de mis latidos presos.

 

 

VII

El sino lanzó un grito a la montaña, contestó un eco con amplia voz

que sorprendió mi anhelo

siendo una luz en el vasto ciprés

que a la luna alcanza

preguntando por mis yedras en maceta del alba,

un silo y un olvido despertó de su nicho,

cantando con la flor un latido desertor queriendo pedirte caricia eternamente.

Encerrada en iris violáceo la flor corría el sueño estertor,

el sol cambió su amanecer por la tibieza y suavidad de su flor,

siendo esposa del sol, caléndula en ojos

que marcados traen un irisado tornasol llamado amor.

Un ocaso se alzaba en guiño a cada noche que la flor cerraba en verso sus pétalos

afilado el cuclillo de la noche

besando una luna de cuerda,

una inmundicia cantaba su siniestro grillo

del calor de muerto,

despertando la siniestralidad agujereada

del hueso,

un camino eterno con acequia de la sangre que lleva en araña del sentimiento

y un difuso vértice de dos gotas de unión

que se juntaban exclamando

como rocío del molinillo diente de león

para volar con el viento juntas nuestras vidas en vaso retorcido de destino.

 

VIII


Fiel reflejo estridente,

los cuadros de tu vida

danzan entre las baldosas,

entre acorchados pasos

todo va quedando atrás.

Un ocaso florecido

de espadas en sigilo,

tiempos huecos

en lúgubre caricia.

Acaso la luna es luna

o alguien despierta

y la pinta.

Cerrojillos en destierro

de este silo de oscuridad,

avanza que imanta

el día y su prisa

por alzar su despedida,

gritos secos se mueven

tras el ventanal,

sangre que coagula

entre compases

de malas yerbas

de mi patio.

Es un mirlo negro

que me visita

siempre vestido igual

estrujé las vidas

del gato de arena que soy.

Suicidios de cardos

corren el patio

se riza durmiendo

mi gato negro.

La soledad me ama

más que a su estampa

vuela y reposa

mi fiel añoranza,

reverdecer mi ilusión,

socavar con sucesos,

así como besos

de este azar

que no siempre

se pinta negro.

Acuchillar esta realidad

con mi suerte de seguir vivo

para tomar con mi esfuerzo

lo que no me dan.

 

IX

 

 

Surco de noche

ya se retira

sonando el día

y sus rosas heladas

de invierno,

iris matutino

clamado

en este fiel olivo,

surca mi sangre

entre verticales filos,

mi gris vencido del alba

serena, más desnuda

que la transparencia

que el azul afila.

Se clava este verde

militar de ciprés

como cuchillo enervado,

y su canto

en estos sigilos de chopo,

cargo mi revolver

naciente del verso

por un sol de plumas

cae fusilado el aliento,

algo que clavar

al firmamento

héroe del norte

de mi silencio.

Fantasmas

del imperio perdido

su bandera del tiempo

dormido.

Fúlgidos nervios

cabalgan los acres

de esta trinchera

donde mantengo alerta.

Jauría de sienes hendidas,

con fauces somnolientas

quise ser siempre

con esta mente,

profundicé el idioma

de la flor,

hablé con la tierra,

aún guarda mis abrojos

sembrados.

Entre brotes verdes,

impacientados,

aguardan el bravo

crepitar de la tormenta,

y sus besos azules.

Ahonda esta vida

silos del demonio,

simientes oscuras

de malas yerbas.

En este campo yermo

crece mi ilusión

que no me siembren

el dolor,

seré como la flor

soñaré con las piedras,

reiré con abejas,

jugaré con el viento

como la vida grita.

Ahora que la mañana

consume los suspiros

ahogados,

ahora que el cielo

luce sus corceles dorados.

Es por esta pizarra

que me habla el río

me habla qué más

que ser agua.

Deslices anudados

entre corajes florecientes.

 

El CASTELLANO


VERIS EFIGIES:

Ella arrida,
avanza recta
la curvatura del sueño,
sinuoso, templado
de fría imagen desangelada.
Una noche encadenada abría,
de manos pequeñas,
y soles apagados,
dentro mis venas.
Corazón dormido
sin disparo promulgado;
fulgía su trazo
en cuerdas de tensión aparente.
El amor era un empeño,
de otro historial
en violín de refulgente llave,
era una caja de mentiras
acaso sonó su alma,
trece monedas y un gato negro
sonaba la mía
sin vecino miedo tangible.
Gime mi reloj
el segundo traspuesto
que quiso ser primero,
regía sangre de acuartelada raíz,
yo la digo:
-No seas grande,
pero sí libre.
Come tristeza lenta,
a lomos de caracol siniestro,
es lema,
distante y sonoro,
cercano de espiral sedienta,
entrañas propias condecora,
caballito del diablo caído,
con sol de regazo en una rosa,
y ojos fugitivos.
amante avanzo
del llorar de secano,
muriendo yace mi muerte y mármol,
sepultura para qué
yo soy tierra,
luna es alma,
temperamento aflicción
como luz
llaga quería ser,
nieve roja quería ser sangre
y destino ola de tierra en calma.
Fuga en unísono de mis ojos,
vestido mi aliento,
de camisa azul
y bolsillo por bordar,
ángel rebelde, fiero,
caracolea mi ventisca de flechas,
derribado cerco y oscuro tapial,
en una niebla sin ojos medrosos,
voz que no es mía
prefiero locura en escritos,
que coherente cuerdo,
en maldad subversiva
que todo eje inspirador teje,
mi ceniza me ama,
callándome la soledad maquiavélica;
claridad de sangre
y despensa onírica figuro,
piedad abrace
al mercenario
que vendió el averno,
para comprar nicho a su víctima.

El Castellano a  11-03-2019

Soliviar de espejo:

 

Mar oculto en mi buhardilla,
pez adentrado
en los labios de aire,
o suspiro redentor oscuro.
Agua abastecida por tus ojos,
mirada colgada
entre espejos de árboles rotundos,
oh pez ruboroso, lepisma de plata,
vienes entre flores mecidas
y rocalla de dulce, quieta idea,
corrillo de abrazos y besos,
lloras mi nieve sujeta por cuerdas,
y filos verdes cómo árboles;
rueda altura azul
y sus láminas intermitentes,
en el hilo cuelgan
nuestros dos corazones,
rumor del tañer,
rumor de campanario vestigio suave
en tu piel de arena,
como péndulo estremece mi decisión,
porfía dime dónde tengo que firmar,
para no perder a mi musa de cristal,
mi doncella escarlata
de mineral cadente,
dulcemente miedo entablo,
necesito relegar y no renunciar,
casi dentro la fugaz, alegre primavera,
palabras de silencio,
suenan, esquilman y laten,
reflejadas en celeste inútil sin ella,
devanando el sentir,
siguiendo la espiral de su caracola.

El Castellano


OSTARA recopilación:

 

Edición febrero 2017 original febrero 2016

 

Adormidera pulcra,

Amapola esquiva

nacías lejos de la tierra

que tú querías

la fe mudó sus caricias

el reino venía tejido

del destino florido

en la gesta del jacinto

en la flor abierta de la primavera

voló mi corazón a tu nido

derramada esperanza vistió

el por qué, de un adiós

el lirio abrió al color

y la grama abrió en flor

flor de sangre

que regeneraba

el dolido destino

por la azucena

caminaba su olvido,

fiel del suspiro nacido

quedar el te amo, en vilo,

la orquídea colorada

aguardaba la fiel ordenanza

cuando un jardinero de versos

dejó su estampa en el papel

un colorín elevó su trino

para que un zorzal

lo alzara en su nido

todas las esperanzas

colmadas de un grillo,

al compás de tu paso

seguía la amapola en duelo

lejos de su tierra

que vio nacer el cielo,

caléndulas esposas del sol

se abrían a la sonrisa

de tu calma amanecida

para yo trenzarte

un beso en la mejilla

quedando las campanillas dormidas,

y las margaritas enrojecidas,

un te amo ardía.

El ascua se encendía

quedaba la sinfonía

de un tordo que visita,

el cielo abría

a sus coloridos jardines

plenos mudaba el grillo de sinfonía

la rosa colorada

dejaba su beso por si acaso

el viento llevara algo,

se hilaba un verso

para el cantar complejo

del baile de la rosa y el clavel masculino

mecida la sonrisa al viento

nacía la basta floresta de los patios

y entre sus escondidos lares un trébol

vertía cuatro hojas

al compás del Sol en su visita,

todo al resguardo de la bella caricia

y la ilusión dormida

que brillaba en tus retinas,

para yo dormirme

dentro de tus ojos.

Abriendo mis flores en son,

ese que hacía brillar los campos

en verde y marrón de un caracol,

relucía el brillo de un brezo,

desplegando su color

un tomillo en albor

por el plantago en flor,

todo lo que dejo

es todo lo que amo,

recuérdame en la flor

del cardo de la dama

me alzo a la altura de la rama

y el espliego amanece conmigo

para el romance del laurel

y el encuentro de la malva con la abeja,

todo el cielo se despeja,

canta la piedra en aspereza

que la vida se torna repleta,

de lo sencillo del musgo

al verde estramonio

con sus trompetas de los ángeles,

rueda la caricia que tu piel divisa,

el campo sin franca tapia ni verja

es dorado por mis sueños

que corren de la vereda a la rambla

fiel de esperanza

la azucena nocturna en flores marcha,

el olivo prendido de olivas

la encina sus bellotas mece

para el tejo guardar su muérdago,

la noche que llora azabache

y ojos de luciérnagas

todo queda prendido

del suelo en duelo

blandiéndose la luna sempiterna de nuevo

y mi verso alzando el vuelo,

queriendo acariciarte de nuevo

la noche que solo conoce la noche

tus ojos que solo conocen tus ojos

por los sueños nacidos vuelan los molinillos,

el monte deja a las carrascas

blandir el horizonte,

las flores a la abeja fabricar su miel,

la tierra se come a los cardos tras el verano,

la adormidera tu piel suscita

llegado el otoño y su caricia

fieles manzanillas abren sus margaritas

y los cardos en espinas

dejan paso a los jilgueros

del campo abierto para regar Ostara tus besos

se anuda un grillo y mi brillo

abriendo una flor

con forma de corazón

dejando paso a nuestro amor.

Con el sigilo de blancos álamos

al verdor de frescos pinos

se cierran todos los caminos

por si acaso vivo que sepa ella

que blindado a la cepa es mi sino,

en estas simientes

en estas verdes sienes

alzo mi latido,

que de madreselva fue vino,

y alzado parto mi destino,

hasta vivir en la mitad

de flor de esta caléndula sostenida,

enraizada en mi pecho,

que no canta

reverbera en esta fuente fría,

anhelando de Margarita su caricia,

porque no tiene despedida,

al fragor del ascua

jamás desquita su bella sinfonía,

de raíces y colores de albas,

hasta ser amada

por grises arañas.


El Castellano

 


II

 

 

 

Se acicalala Llúcia de marzo,

en febril inicio de la primavera,

que yo te amo Ostara,

algunos rayos fugaces

que han crecido,

entre verdes sienes del camino,

ese que me lleva a verte

mi flor silvestre,

hendida de ondas del alba,

sepultada de brillos

imperecederos en fragor

de ávidos destinos recorridos,

desnudos de quejumbrosas voces,

un musgo naranja renaciendo,

entre filamentos verdes

que hacen de su piel esperanza viva,

de este arbol centenario

de mi semblanza,

no serán mis chopos cantores,

ni mi enervado ciprés silente

su calma abandonara,

acuchillando al viento que espera respuesta,

recuérdame,

estoy sembrando mi vida,

todo lo que espero es maravilla,

me acaba este sendero y su colina,

riveras de mi Arlanza,

compás de mi fortaleza,

mi ejército se alza,

arañas de sus telas,

furtivas segadoras de mi idea,

trepando mis entrañas,

mis telas grises que son de ellas.

antes que griten mis sierras rojas

de mi carne,

antes que el tiempo

haga casa de mi cuerpo yerto,

yo seguiré hacia la luz,

el milagro de mi profunda gesta,

cumbre servil de fecunda primavera,

filo ardiente que brota,

entre siegas blancas

de profusa, verde melena,

al borde de mi vena

subo que traigo una azucena

junto mi malva y su viola de campana,

la cuenca que no es,

la visión que no viera,

justo esta generación que comienza,

justo es vida,

es mi verde hogar,

es mi credo,

son mis hojas verticales

en papeles de sangre y savia,

arderá mi caseta.

en ojos de suspiro padre,

en venda que el ojo no vea,

enséñame tu Dios

le pondré a reñir con los míos,

no me iré aunque quieran mieses,

permanecerán mis caléndulas

echando hijas de piel y tierra

cada primavera sembrada por su amarillo,

me nacerá la ilusión verdadera,

seré dueño de esta quimera,

y baja que canta

por riveras de mi suerte,

el hondo espino de mis dolores,

queriéndose como abejas

a las flores,

Estoy soñando

el tiempo que cerraba mis ojos,

retales que cerrar y su olmo blanco,

su jardín azul, su fuente de cristal,

nada desvanecerá al Miguel sin alas,

seco de hoja de otoño

no me llorarán ni mi jardín azul de caléndulas,

ni mi acristalada fuente,

ni el olmo que no es mío ni su blanco

será mi aura intransigente, seca a morir,

sobre los años avanzo,

yo soy el Sol.

 

El Castellano


III

 

 

 

 

Hundido por juncias,

despertando caléndulas,

someras, solariegas,

era otro lado donde estaba

hablando, entablando con Ostara;

la tierra que no era pobre

su rigor contestaba,

prado que desciende

juntando un barbecho dolido,

conquistado,

marjal de claras hierbas

flaco acre dispersaba,

bancal de cizaña primaveral,

sutil caricia rizada en patitas de abeja,

parte de mi casa soterraba la desquicia

de un frío traído, heladas patriarcales

por aullidos de viento voraces,

como un rosario deslizado

con aflicción por la tierra,

un silbido del patio oscuro

como lamento sin lluvias socavado,

semillas brotar escabullen, pregunto

vive mi lluvia soñando

vivir deslizándose por la pila sacra

de tus pechos tersos de vientre de seda

y espuma, angelical rostro

llamando florecer colores dispersos,

vieja cueva cantando oscuridad,

como tránsito al amor por tu viña,

cantar de mirada extranjera,

hasta hacer la tierra nuestra.

Impetuosamente soy varón

y no dejo guerras personales para mañana,

ni ganar a puños pequeños,

de opiniones sin cuarteles,

firme elaboro mi respuesta blandida,

vieja, en savia bruta elaborada

necesito mi vera con sangre,

necesito mi vera acompasada

por tu soplo de mujer labrada,

querida dama oscuridad amada.

Mi destino como árbol desgastado

de honda sien y senderos de carcoma

apuntalaba mi perpetuo mañana,

acicalando sus ruinas

para elevar su sabor de antaño.

 

El Castellano

 

 

 

 

 

IV

 

Hueco crepitar:

Estoy escuchando semirecto

el retemblar de hojas huecas

sobre la gravedad

de un arroyuelo que fluctúa

cauce entre la copa

de árboles

sobre semivacío cristal

con limpia brisas

encima de un blindado

cantaba, dictaba antiguo sargento

su presionar disparar.

Como hueco en la ausencia del polvo.

Abrid la ensenada

a la gente primera,

al señor capataz

del brillo primero.

Tímida la floresta,

escondía las amapolas.

Núbiles gestos danzaban

la cabeza silvestre

en loma que evanescía

el coraje de la flor

vuelto mujer por Ostara.

Patio de perdices soslayaba

entre el quejigo,

Carrascas afiladas.

Hacían sus hojas

mi última espada.

A mi izquierda

el peso de su hierro

estable.

Sibila destrenzabas

tu cándido mirar

en fraguas de belleza

inviolada.

En tus altos, profundos

ojos de ámbar.

Luna que en fractura

recorre mi tejado de alma.

 

El Castellano

 

 

 

 

 

 

 

 

 

V

 

 

 

Halo umbrío, vespertino salmo,

estela naciente en pulcra unión,

cómo dos rocíos se forman en la flor.

Pacto alado mis falanges ensalman,

es por ti que se abre el portón verdadero,

camino en oración del semblante perdido

y ese por conocer.

Orando por mí mismo,

se abra el yelmo,

y mi cauce sea río de arteria,

en aleteo fugaz prometido,

que encarnan tus maderas,

reflejas piernas.

Recta clave de unión,

soterrada mirada,

sin conocer ni alzar te amo más,

pletórica, onírica mar

de tu efímera, socavada entraña,

por donde flores aguardan

echan ancla.

Última que es primera espada

de aliento y mi yermo,

te enraíza como primor embelesado,

turmalina esencia,

mi soberana musa cristalina,

mi arpegio entonado

en lira de mi carne,

mi índigo sollozo,

por el que nuestro castillo esbozo,

primigenia verdad,

sombra de idea,

hilvano, trenzo mi zarpazo.

Limaré el viento de nuestro deseo

ya se alzará nuestro reflejo

el mundo en un pulso de espejos,

umbría latirá nuestra caricia,

cuántos cielos murieron,

mi doncella escarlata,

los dioses dirán el tejer de nuestro destino,

pertinaz fuga de tu ramaje

por rauda estela que arde.

Dirán que hoy vine a verte.

Si acaso estuviese vivo que no niego,

morir por dentro es como nacer dos veces

y mirarte para que la belleza

de lo bonito que tú colmas

desde que el tiempo

me nombró tu fiel sucesor,

de a tramo y trecho voy manando,

abre mi solaz llaga de tu azul

que quiero fecundarlo,

besando tus flores que entrañas,

quimera despierta

Ostara de mis nocturnos parajes,

vengo a quedarme

necesito tu verbo alumbrándome,

quizás quiera amarte

algún día para siempre.

Aunque yo Castellano llegue tarde.

 

 

 

El Castellano a 10-06-2018


VI

 

 

 

Puerto incierto,

al que no me arrastro.

Espejo sin gloria

mi vertical sinestesia

flor despide el beso

por cuantos aojos

ha robado.

Ostaradilectus

blándeme en mitad del barbecho,

me presento ante ustedes

mis abrojos creados

oprimidos ustedes

yo de surco hago pecho,

por roca madre

unge mi clepsidra

una sangre de vida,

corren presentes

las sucesiones difuntas

de Quevedo.

En osamenta te anunciaste,

matriz inquebrantable

retemblando mi alma,

leño buscando cruz,

casi podado mi soporte.

Natural en bestias,

frondas y animales caminantes,

dóblate frente mi ceniza aparente,

busca tu estirpe,

pordiosea las tierras

en busca de tu miseria,

apacentar tu labio sin prisa

es colgar una estrella por su luz,

trilla mi trigo

raudo frente la gloria,

sigue mi eternal lastre

humeando esquivas cegueras,

alta celda que henchir puede,

la destrucción acapulla sus pestañas,

brillantes tapias,

corral sin lustre ni yacente ángel

asistido,

soy el dueño de mi propio cementerio.

 

El Castellano

 

 

 

VII

 

OJO DE TIERRA:

Un silencio yerto,

se abre esta noche

por ensordecer,

reflejos de resplandecer,

en este frío de ayer,

pasos de silencio roto,

abre una espiga

un respiro, un latido

envilece mi procesión de fuego,

cristales que se rompen,

bisagras que se doblan,

esta noche

de la nube de antes de ayer,

todo se alza

para llegar a ver,

recorta este hálito de tierra,

un suspiro ciego de hiel,

llega para enloquecer

mi sangre que tiene sed,

he salido del infierno,

quién me va a detener,

sombras que gritan,

hielo que sostiene,

mi cruz del horizonte,

por descender,

afilo mis colmillos

hoy se verán morder,

esta ventana de sed,

rebotan los tiempos,

muriendo,

diáfano espacio

de ausencia brillando

su infinito parco de cristal,

llegaba otra primavera,

sin celda de madera

chirriando su carcoma

que mordía este cielo

con su moneda

que brilla mi idea,

esta tierra late,

esta mi sangre fluye,

cabalgo este acre torcido,

recorren florestas

naciendo, brotando

fundiéndose con tierra abierta,

soles lloran escarcha.

del nacer crepitando,

te juro que avanzo

hasta ser esencia de río

granate de mi lustre colgado,

debo aguardar

debo escuchar

este patio,

hablando con la araña,

que caza bellezas,

un día recordará mi tiempo

que fue mío,

dejará de estar perdido,

y este poema me dará de comer,

por tener dos mil cien,

creciendo en sus ramas

de sangre negra,

ay la tierra,

sí esta tierra

que me vio crecer,

por la que siembro

mi flor de viento,

desnaciendo el tiempo

que lloró mi ojo,

siendo de tierra y para ella,

abro que domino

esta ceniza que me lleva.

 

 

 

 

 

 

Clama la flor, abeja del lugar por gritar.

- Ven, toma mi néctar,

déjame compartir mi vuelo contigo.

Réquiem por la flor, oda por la margarita

con su mariquita, sauce caído,

cobijado tejo, crepitando:

- tú eres primavera.

Olmo viejo en retozo,

quebrado por la aguja silente

de la carcoma.

El cadillo miente, mientras el abrojo

clava el sentido, quiere la amapola

ser la alegría del lugar.

Cuando el brezo enraíza

el alma de sangre

por derramar mi cuerpo yerto

en la navaja, mientras

la lavanda amamanta la abeja,

y abejorro que llamé Genaro.

Amaranto el firmamento

llórame una estrella

y su hueso de luna que

rompa firmamentos

en auroras,

que venza colgándolas

de las pestañas,

y mientras las pupilas

en sombra abren su cueva

en la clamada verdad.

 

El Castellano.

 

Soñé, te viví, te besé,

te anhelé, te abracé, te sostuve,

te mecí en mis brazos,

te acurruqué, te di de mis labios

de beber; hice tus piernas

recorrer en pasión,

te viví desde pies a cabeza

y siento decirte algo:

- que no me gustó, me encantó,

me emborrachó, me drogó,

si acaso, hubiese posibilidad

de que yo no estuviese muerto

sería por tu recuerdo, amor.

 

El Castellano.

 

De este cementerio viviente

que me dejen ser la flor,

que por lo menos

a un muerto da calor;

y al difunto, la caléndula su luz,

adorada, nacida del rayo de Sol.

Quien te quiere, te quiso y

te querrá desde este corazón muerto

te amo en albor flor tras flor,

elevado resquicio de caricia

de diosa Ostara

en resquemor de primavera

cardos brillando en espina

de dolor, desde mi nicho

pido mi nicho de espinas y de cardos

cuando llegue el momento

si no a mi no me entierran en este cementerio del que vengo

y que la parca fría venga a por mí que este hombre

ya ha muerto y su último suspiro

fue un yo te sentí amor

voy a tu encuentro.

 

El Castellano.

 

Diente de león por clamar

el prado yerto,

donde lo vivo son las plantas silvestres

incluso el cardo de las damas, las malvas,

las piedras agujereando el terreno

molinillos al viento, por gemir caléndulas silvestres y

papaverhibridum, amapolas roheas, sangrando

borbotones de sangre de tierra, por brotar

llantenes plantago, por llenar el campo de espigas con flores,

todo escarabajo gozando de la flor

cómo decir que la flor sea sólo la flor,

si del reino animal es templo, hogar y morada

donde todo empieza y todo acaba.

Margaritas en envidia miran tus ojos

y luego miran las estrellas,

una sabia dice y afirma: son mejores

y más bonitos

sus ojos que ardieron los luceros,

vidas de tu entraña alborada, que el oro no es oro

sin mirar tu corazón;

Corren las amapolas, de tu sangre arden en hoguera

incombustible, plena, yerta, indescriptible esencia.

 

El Castellano.

 

Golondrinera frágil, esquiva,

reina luz del bosque de las sombras

con tus amapolas amarillas,

los luceros del cielo.

Por poblar jacintos silvestres, tragopogones,

amapolas por doquier

amando la primavera entera

en un mundo que cae disuelto

en espinas de cardo y alhajas

de flores de todos los colores,

mi templo, mi casa, mi hogar, mi albor,

sin alcanzar las plantas silvestres

por poblar este mundo silvestre por mirar

y dan ganas de tumbarse

y ser la flor de muerto porque me tumbaría

para que me crezcan las malvas

y mi cuerpo críe malvas y cicutas rojas

y negras de tinta y sangre

mi condenada bandera.

 

El Castellano.

 

Estampa quieta,

tejida en el umbral silente,

nacido de las sombras

y sus benditas estampas

de damas de noche,

la flor blanca estrellada;

cantan tambores de la tierra.

Y los grillos afinando el violín están.

Las margaritas tienen el te quiero tatuado a fragua

de la flor que sea flor, belleza creada del rayo de Sol

y su albor mecido por dioses, acariciado por Ostara

el humor de primavera cuelga de las faldas

mientras mujeres hilvanan

y trenzan sus cabellos en oro fino de seda.

Yo soy un humilde escriba dela flor de difunto

caléndula officinalis,

por la que el muerto

encuentra luz.

 

El Castellano.

 

Bebo de aquel cáliz antiguo siento las estrellas

buscando la respuesta para ser feliz.

En la planta en albor que crece del rayo de Sol,

sabiendo un secreto de druida de que si miras el Sol

al amanecer minutos y minutos todas las plantas en flor silvestres

brillan incluso más fulgente que el rey lucero,

todo lo colma su brillo, la tierra deja paso a toda vida en color,

a través de la caricia nos trae Lugh.

Reinando el Sol está, hablé con la lombriz de boca gris

que apareció tras mirar fijamente preguntando

a una flor de difunto me comentó

que podría indicarme de la tierra

donde todo es libre, no hay dinero, todo vive por suprema

ley natural, sin miedo ni odio.

Le pregunté a la lombriz que dónde quedaba aquel lugar,

y me dijo con amplia voz:

- bajo tierra.

 

El Castellano.

 

Monte elevado en el horizonte,

brezo, encina, carrasca, esparto, espino,

todo crece en albor sin preocupación suprema

nada más que seguir viviendo y echar generaciones.

Hoy me desperté y contemplé la ciudad con todos

los edificios grises, como sus gentes

todo pasa de tierra y aquella que me dijo la lombriz

boca gris me espera, así tenga que estar mi cuerpo

frío, caído de hoja en otoño, no espero vivir eternamente

ni ser festín de gusanos tempranamente.

Yo acabaré por entender la mentalidad de aquella lombriz

de su tierra, que no hay preocupaciones,

fue el ser humano el que inventó el dinero

y la esclavitud que trajo.

 

 

El Castellano.

 

 

 

 

Amapola silvestre,

llévate mi sangre a las entrañas del inframundo

así como tus pétalos elevan la sangre de los suelos,

que tus raíces me conduzcan al tercer reino.

Oh, espino amarillo, que bajo tus espinas

han visto infinitud de cal varios nacer los montes

y senderos, que todos llevan al mismo sitio

a perderse en el elevado espino de tu luz.

Oh elevado, cuál sería tu misterio

para dejar a este escriba absorto.

Brezo silvestre, sin miedo, tras el olivo

te vi crecer, y una margarita cerró junto con el verso

de la caléndula arvensis que tapó con sus pétalos

en cuña, al caer la luna al cielo.

A tiGenaro, abejorro de mi jardín

te extraño y echo de menos, bonito.

 

El Castellano.

 

Corre trémulo a desvoz el cosquilleo silente,

que avanza, que recorre tus piernas en ambrosía y miel de dioses

junto con tu aura y alma de dulzura sacada de raíz de la tierra, mi hada

ni una flor se te cayó, ni un pétalo dañó, agarraste enraizada con albor

y tú tragopogón, duende, el mismo destino de rey silvestre te espero

y aguardo en mi maceta, ya que en lo que llevo viviendo

ni una planta se me ha muerto con mi don,

hasta amapolas comunes vieron florecer mis macetas,

hasta margaritas de manzanilla gorda, hinojos, brezos, jacintos silvestres,

crié como un dios creador, dador de vida incluso de la humilde semilla

de la caléndula officinalis.

 

El Castellano.

 

 

 

Encina del rayo crepitante, de mi ser llorando,

hojas escritas en sangre, enraizando sentidos sin descubrir

amando inertes actos incluyendo dichos sabidos

y en desuso.

Su condición asesina de la estampa en soledad

y pena de procesionaria

todo avanza en un sentido mientras yo me detengo a mirar

el cuervo que me persigue por poeta maldito, extraño mi casa,

este ataúd es frío de tiempo muerto.

Este ingreso y ni siquiera puedo encender un cigarrillo

para quemar estos pensamientos parcos y yertos

como mi cerebro en esta lata de sardinas,

de cuarta planta de suspital de Alcalá de Henares,

donde nací y casi me sostiene eternamente la silente muerte.

 

El Castellano.

 

 

Mi vida te escribo como gota que va a los mares

tú que fuiste altiva, ningún humano te pisó

los dioses honraste y te honraron

desde el cerro al abismo, tocado y acariciado

donde todo surca la oscuridad madre

y dama de noche sin afectarle el cielo

de la yerta amapola de luna desangrada

y su estramonio vestido de gala de estrellas.

Todos bailando en la fiesta de los no importados

menos la rosa y el clavel masculino

que tiraron abajo el telón para comenzar la gala

y el baile ganó la datura con la dormidera

por sus trompetas de los ángeles abriendo al clamor.

 

El Castellano

 

 

 

VIII

 

 

Rubor cristalino,

deshoja esta nieve de chopo,

liman vientres

mientras envejezco

el matiz liberado

entre fuelles de viento,

una escala al cielo,

un sortilegio

en clavos sedientos

aclaman sones

sus verdaderas razones,

me acicalan procesiones

en hálitos de perfectas oraciones,

hoy verá el día

izarse, levantarse

su raíz de tiempos lúgubres,

desparramo que fluyo

por ataraxias desmenuzadas

en solanas de lunas

y sus mares

bajo yunque,

se clavan sienes

al verdor de pinos,

y sus consecuencias de yemas,

un verbo despuebla mis santos astros,

coagula mi pensar

entre trenes fulgurados,

solapados del ayer difunto,

rizando lo que siento

por repetirme

es más que mi don funesto,

un dialogar si encontrase oyente,

un hervor de mi recta frente,

noche sin llegar,

vienes y perviertes,

mi osadía vestida

de placajes sin hacienda

de viento,

rayos sin luna

y oscuras rúbricas

sin luz de vela,

enfrento mi brava espera

por si baja Ostara

y se duerme en mis flores de caléndula,

hoy es por mí guíame hasta ti,

bajo el relámpago asido

a tormenta sin cresta,

paran mis relojes

por atar segundos

de espera quieta,

ven a mi cabaña del cielo

y bebamos nubes,

desliza y enmaraña

tus hilos de cabellos,

extenuando mi yerta clara

en mi siembra directa

a finalizar mi escritura

de este abril, del 2017.

 

 

 

El Castellano

 

 

 

 

 

 

IX

 

 

 

Titilan abismos de nácar,

estupefactas se afilan las represalias;

estruendo fragoroso

rompe, consume

en vena por deshojar,

caléndula esplendorosa consume

mi suerte que amarilla es,

pacto debido y consecuente

brilla en raíz presidente.

Calma en fugaz apetito

ataraxia de estambres

y estupor en nueva siembra,

sentenciado, obtuso

quise ser halago impetuoso,

desliz trasnochado.

Hoy abrió un llantén plantago esquivo

dijo las espigas seguro no poseen flores

como yo marco

sombras a la idea taciturna.

No me olvides fugaz vestida

en minúsculo azul,

aventaja que avanza

un cardillo sin ser sembrado,

espontáneo en alientos acompasados

de lo que tierra dicta,

hoy no será por mí,

reposo dormido

sin floresta engalanada,

al verdor de un pino

blandí un aojo consumado,

evitando me arrebaten

mi floresta desnuda

que tanto amo

en mi patio de la araña,

mi gato Blacky vigila,

soborno a la ortiga

yo no tenga que arrancar

más dientes de león,

juicios de flores que son más fuertes

que yo, me avanzan la datura,

ababoles hoy no diviso

en primavera temprana:

necesito más savia para caminar,

cadillos desterré sin temblarme el pulso.

Malvas silbaron a lunas nuevas

que solas trabajan

por mis duendes y hadas,

Sílfide es cercana

pero en mi parcela no bulle agua,

meseteño azar sin parpadear

castilla me dio su paisaje,

yo sólo le devuelvo

flor y forraje

acaso no es bastante.

Mi endrino debe despertar

en hojitas colmar,

y espina declamar,

Ángel mío,

he enterrado mis demonios en mi jardín,

tomatillos del diablo

apoderan mi solana

solanumnigrum manifiesto

vive ya tres años un hinojo

latiendo el sol,

esperando un ramillete,

estrellas blancas en curativo ruego.

Sapitos se descubren si se levantan piedras

lagartijas en doquier,

salamanquesas y desde un erizo

alimentaba mi melocotonero,

culebra bastarda por aviso

bufó a la luz.

Tordos músicos no se cansan

en búsqueda de lombrices azules,

pardillo guardo luto

por ser difunto, en garras y dientes

del instinto de gato que cuido,

monte iluminado bajo luces del pueblo Clavín,

en sus faroles y luces dormidas

espero visitar su iglesia

como en sueños

desvelaron,

que el sufrimiento

tiene reino.

 

 

 

El Castellano

 

ESTRELLA DE AGUA:

 

En plena sintonía,

contigo, mi pensamiento,

una eternidad sin azogue,

turbado sino,

penetra ya en voz,

oh grandioso vestigio yerto,

lago con río de espíritu,

cantos ceremoniosos olvidados.

Ceniza de hálito inmortal,

cumbre de nervio asido,

arrebatada de cal

en canto seguro,

suave, dulce, líbrame tú amor,

sin viento obscuro, dame tu mano,

abracemos el sonido,

sin mortal premura,

alcemos vuelo

por seguridades tangibles,

deseo ruboroso, digno,

inexpugnable,

estancia filial que llevó el suelo terreno,

entre olas de mi sangre hacia tus latidos,

musa cristalina enervada de agua,

avanza mi resonancia agreste,

prestancia digna de sentidos,

si voz ocurriese a tus manos

me trasplantase,

eco de caléndula,

y mar de tu hoguera,

vencedor de negra ceniza;

entre luz y cumbre argenta,

tu raíz salvaje apunto,

mi suelo que tiembla su verde acento,

empapada tú de consonancia,

impar, verdadera, trémula,

verdecida en turquesa;

eco de tu agua,

mis labriegos primigenios,

canto a la oscuridad serena,

me surca la visión sin sonido,

áspero esplendor redimido,

amor de espejo no tiene ni habita cura,

canto a tus manos

que encontraron de mi felicidad

su cordura mi golondrina.

 

El Castellano


Nocturnal presencia:



Cándida la somnolienta esencia

en diáfano sueño arrobada,

helado páramo,

milagrosa noche,

del párpado del cielo tejida;

borde de nido que crascita

cuervo señor,

todo alba de la inmensidad arrebatada.

Luna sin fría luz no sucumbe,

toda alma,

unión de helados astros,

escalo su estela eterna

en escalas de universo amancillado,

oh mi estrella,

oh mi Sol justo,

sopla tu hoguera dormida, eterna,

ángel de tierra,

en brazos de umbrío tomo,

profundiza que jabra nueva tierra,

encumbra

deslumbra mi oscuro parral,

en raíz con romo halo,

vida del inframundo,

somos yertos,

somos del material que lloran

las ascuas;

somos más fuertes y duros

que el bronce,

vuelo de alma

estampa eco del abismo superior,

fúnebre y sigiloso bebo su piel de arena,

pliegues profundos de horizonte,

Almanzor del mismo dolor,

que abre el milagro

la primavera.

Oh Ostara tiéndeme tus alas,

díctame un camino de tierra que debo seguir,

abre del espino,

una amarilla caricia

en luces sin ocaso,

ni estambres que lloran regios los tiempos,

abre en flor llagas de brezos que trepan los cerros,

arrecida tú

por cuanto aman estos ojos.

Suave densa bruma en eternal fuente,

vuestro abrevadero y caldero,

oh mis castos dioses,

estudio, amparó ella un canto de noche férrea,

y luna madre endógena,

miro su espectral sábana,

encuentro sosiego del pavor erizado,

bajo el signo su luna azabache,

las sombras laten,

las oscuridades

lloran como rocío despertado,

en mi demonio de flores,

o estramonio,

datura solemne,

higuera del demonio,

truenan las trompetas de los ángeles,

las sombras me reconfortan,

me regeneran,

sin celdas ni salmos colgados,

oh saeta alada,

una sinfonía olvidada,

por atravesar toda sangre yerta,

es un yacer de mi dicha,

un enervar de aura,

como es arriba es abajo,

quién conmigo me arregaza,

quién sube bajando al averno,

y muerde el suelo,

en un destino incierto,

alabo a esta noche tramontada,

desquicia enterrada,

todo el sendero reluce

una vespertina siembra,

enterré mi dolor,

socavé nubes que plañían

por azares inciertos lumínicos,

entre oscuros conciertos,

ven a mi error inmortal,

consonante arrebol,

tu cariño no ruego,

tu terneza no desnudo,

la verdad

soy completo,

yo no salgo perdiendo.

Quietud de éter bastardo,

veo vagar propia ausencia malva de opacidad,

sombrío relámpago

avasalla que te ama,

esperanzado rumor sordo,

idiotiza lo que no debe,

viejo canto oxidado redime,

vine por tus voces,

me olvido perenne;

voluntad de mi latido en tu cintura,

siente mi árbol de ceniza

y mi colmena de estrella pura,

una rosa tuya azul que no cabe

por la ventana,

con cristales anublados

trenzados de telarañas,

chopo forjador,

estaca de cielo,

álamo señor,

yedras trepan su olvido,

aventajan la solitaria montaña,

entre tomillos y espartos rodean carrascas, encinas

en flores de piedra dadas a un verde nupcial

que viste suelo terreno,

cuchillitos de hojas

en filo reverberan,

una alegría fecunda

del pastor luminario de astros,

sollozo ciego,

en la plaza de mi espina;

repecha musa mi sola ánima,

ateridos mis sueños,

eternidad divisa

su mensaje errante.

que vine a quererte allá

en la vida bajo tierra,

en espera difunta,

y labios azules,

grácil voy que estoy que lamo el suelo,

insigne bajo raíz sangrante,

y lirios de tu cuello,

ciega ya la mar,

años atrás mi perversidad dictaba,

hoy sigo senda,

del son de los secretos húmedos;

verde gota

savia regentada mi pena era,

acuso le sigue

capataz de tormento asido

que no vendo ni de él me libero,

sol, hijos litigios en libros, me da

y alumbró.

Una sed de mundo que

este difunto vivo, habló.

Acostado frío, hijo mío,

estertor de mi alma,

mi rosa en espina crucificada,

cal de mi esqueleto labrado,

oigo mi río ceñidor de nuestro averno,

desnudo tomo

que presta almazaras llenas de olivos,

corazón de sangre oscura,

brea de llama perdida en ceniza,

suspirada espuma sin cielo

ni sol que su oro me cubra.

 

El Castellano

 

FINAL

Miguel Esteban Martínez García

Pseudónimo: El Castellano, Förüq


 

 

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