SER DE TIERRA NUEVA
Autor: Miguel Esteban
Martínez García
Contenido
RIERA EN RAMBLA DE FLORES
DESANGRADAS POR ATARAXIA
Como
ciega figura contesta tu presencia
Añejo, extenso afán
entregues ni fíes venidero
Por mi olmo, Insurrección
04\2016 Reedición
Tesituras afables, filo
inexpugnable
Canto
a la fuerza de la naturaleza
Bajo el signo de la luna Azabache:
Ver
esplender tu sonrisa numinosa
Tomo
II ENTRE CORONA Y CANDELABRO
Alma sin cuerpo, flagrante invierno:
SOMBRA DESNUDA, COMPILACIÓN INSPIRATORIA
Soy
Miguel Esteban Martínez García.Hombre nacido un 26 de julio en Alcalá de
Henares, con segunda vivienda en Cabanillas del Campo, con infancia que nunca
acaba, surcada en esta localidad y en Fuente-Álamo Albacete donde nacieron mis
padres y mi hermana y el resto completo de mi familia, desde 2005 comencé a
desempeñar en la escritura. Primero vivencias escritas, que al plasmarlas de
forma elegante o bonita, yo consideraba que eran poemas o se parecían a ellos,
después de años en producción continua de poemas o parecidos, fui cultivando e
indagando un estilo personal y unas pautas del desempeño de mi escritura
particular, se abandonaba la primera persona en mis escritos para no quedar
apariencia como vivencia; se surcaba una narración de acontecimientos si la
inspiración mandaba, fuera yo de lo tratado, o si aparecía la primera persona
se camuflaba la idea, o embellecía en extremo, quedando la secuencia como lejos
de algo tangible por un sujeto, realismo mágico atisbo con ejemplo de mentir
profesionalizado. No escapó esta poesía mía primeriza, de tópicos o
inspiraciones genéricas, como el amor y sucesos personales de ser humano
insignificante. Como hemos dicho, se
abandonó la vivencia y fui trabajando mi verso progresivamente con la premisa
de si creaba un poema nuevo, debía ser mejor o al menos más curioso o distinto
en atractivo que el escrito en anterior registro, esta etapa abarca desde 2008
a 2019 aproximadamente, con un desempeñar en escritura sin pausas en más de una
década en la que ningún mes quedaba ausente de tener un poema de mi autoría.
Empecé a ver que la poesía era algo más que relatar hechos de forma bonita o
sentimental, vi y me conformé con su concepción clásica; poesía: consecución
continua de imágenes, metáforas con resultado en final de generar impresión de
belleza, por lo que evité barbaridades al juicio, u ofensas o coloquios
mundanales de letras, mi motivación y temática primigenia en la naturaleza, se
debe a que yo aprendí o comencé a escribir con un libro ilustrado de la vida de
las hormigas, 3-4 años de edad aproximadamente, y desde pequeño he visto más llamativo,
cultivar una semilla en mi jardín que el humo de un coche. Mi búsqueda de la
belleza tiene unos ejes, 1 Amar sobre lo que trato, si disfruto hago disfrutar
al lector, 2 Mínimo de musicalidad o rima, intencionada o que escapa a
intención, 3 Camuflar sentimientos propios adjetivando en exceso con lo que se
pierde el hilo conductor o cada persona entiende subjetivamente lo tratado, 4
Huir de temática mundanal típica o común de temas manidos un infinito como la
luna no es luna ya tiene clones para referirse a ella, mi poesía puede
ajustarse a poesía surrealista , por desviar idea principal, en mil ramajes de
idea, realismo mágico algún poema, y más habitual Odas atendiendo a elogiar la
naturaleza. Y por la actualidad vivida poesía contemporánea. El Castellano.
RIERA EN RAMBLA DE FLORES
DESANGRADAS POR ATARAXIA
Lira es un tipo de estrofa de cinco
versos de la métrica española e italiana,
compuesta de tres versos heptasílabos (siete sílabas) y dos endecasílabos (once
sílabas).
Lira:
A Musa
I
Todo lo que descubro
aliento ciego, bucólica siembra
como esbozo elucubro,
abre rayo, desmiembra.
Cercenada estalla, ella, brotada hembra.
II
En sangre de limpia agua,
carmines me recorren, eres mi hombro
un postrero abre fragua,
de mi sino un escombro,
quiero regar la vida de este combro.
III
Engarzando yo, quieto
ella el iris de mi bella natura
brilla en puente Himeto
desde ojo que aojo cura,
suerte, que labrada es sangre que apura.
IV
Hoy campos son de endrina,
para ser retozo que cruje solo.
Desnudar de la encina,
hoy olvido logrolo,
pero a ella con un rolo trina el piolo.
V
Libre por ti soy, ardo.
En rambla sin ribazo de secarral,
por transeúnte cardo.
como raíz de parral
esfumo, alcanzo, sones de su fractal.
VI
Mis astros que son santos,
obtusa furia que engulle impelida,
prosigue, consume a tos,
destapa desvalida,
de toda la tristeza que invalida.
VII
Hasta que engulla esta enorme
sombra que sigue procelosa, rauda
el siglo engasta fome
mi silvestre alma escuda,
te hablaré alto, como el amor exuda.
VIII
Sin directriz, ni engaste,
porque mi carne no tiene baraja,
hoy clamaré desgaste
mi ataraxia cuaja,
que cegaste tuya. Mi dama graja.
IX
Desde rejuvenecer
que gasta emblanquece por cielo extenso,
Sueño del resplandecer,
hoy no bastó lo menso,
sin solitud desaprenso, repienso.
El Castellano
II
A Agrosfo
I
Traigo de mi alma en fuego
incrédula, extraña poesía runa,
al capítulo llego;
de tierra, viril luna;
seco abrojo regio, cumbre que ayuna,
II
Habitado tras yermo,
con mis sentidos inermes postrados,
llana música en termo.
Mi Virgen seduce hados,
brazos aguerridos amancillados.
III
El silencio esquilmado
escondido de mi alma traigo hendido,
vislumbra trazo arado
solitario, nacido
sangre, impía herida yaga henchido.
IV
Traigo soles difuntos.
Melancolía hija, el siglo enajena,
alzo, beso mis adjuntos;
sin honrosos entrena,
lucha diaria enajeno en cuarentena.
V
Al pie de soto llano,
viperina sierpe de frondosa era
aspereza abre plano,
placer dioses quimera,
todo es bruma siempre gris la espera.
VI
Esfuma lecho real
de sangre gualda disputada grana,
mi directa pluma, lean,
nimbo mis astros cana,
en sonrojada pupila mi lana.
VII
Misterio, azar o tinta
siderales ensueños, envanece,
avanzo, yelmo pinta;
arrepiente, fenece
piedad aflora yerta, no perece.
VIII
Ante Lugh no se humilla,
apego mi faz ya desorientada
cuarteada sien cepilla
mi jofaina aplacada,
mi semblante pardo no cambio nada.
IX
Fervor sí, prendo fuego
desde este sueño de orgullo reseco,
Indefinido apego,
sin rastro yo la checo,
con puerta florecida llaga mi eco.
BONUS: (Rima y métrica libre o blanca)
Custodiada por los mil alacranes
que puridad cuida,
por los Suelos
¡Levanta la frente!
Y de placer sucumbe.
OSCURIDAD GERMINA
A Obscuridad
-Necvinceretenebras, et amat,
Oscuridad no se vence, se ama
I
Azar disuelto en viento;
vienes, te lavas las manos soturnas,
ensuciando te siento.
Grande en horas nocturnas,
mi potencial en horario alas diurnas.
II
Cuestan más, especias
que el guisado en resultado en finales.
Traje de brumas necias.
Sombra honesta en turbiales.
Granate lustre postrado a venales.
III
Jamás vendido al postor,
por mis colmillos guerra al error ido,
acrisolado impostor.
Voy por hervor florido,
y lunas en alabastro gemido.
IV
Es un son de los grillos.
Acaso se requiere don de gentes.
Redil de carrasquillos;
hematíes dementes;
acequia de almas o entes relucientes.
V
Crisol, hervor de soles.
Lucen lunas gimiendo en alabastro.
Indemne como moles,
yago, yace en mi castro.
Brilla mi malva rosa, ¡Fulge!, mi Astro.
VI
La banal inmundicia,
anisando lo habitado en espejo;
ayer de hombre en malicia,
dicha, uno, dos, despejo,
tres, dolido, la rosacruz no alejo.
VII
Con besos por espigas,
y ángeles soterrados, sin vilo;
ya lo digo, no digas.
Hermana negro hilo.
Autocomplaciente la flama afilo.
VIII
Esta acequia rutila,
y ángeles soterrados, sin yermo,
malva salvaguarda, hila.
Estira aliento, en Lermo.
Mi sed en galego alzado digno ''ermo''.
IX
En el patio su araña,
suya su corona por candelabro.
Se siembra, tiesto apaña;
su saliva yo labro.
Sangre de ámbar atesoro, le jabro.
Serventesio:
Estampas de la sangre resplandecientes,
granate su sangre encumbrada, son venal;
sentido alerta; despierto los lucientes.
Sin bombilla 💡 en sótano de luz, el penal
Entre fauces brillantes adjunto abrojos.
Rebrote de oscuridad en el arañal.
Alguien ya vendrá por mis áureos añojos.
Epodo:
Caldea, hasta rebullir. Yo arrostro antojos.
Avengo eternal raíz; disparo aojos.
El Castellano
Reflexión:
A veces dentro la oscuridad;
a veces dentro de una luz.
MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA
Elegía a la vida
ODA EN LIRAS:
7a, 11B, 7a, 7b, 11B.
I
Perenne diamantino;
abro de tu mirada un absoluto,
cometa matutino,
raudo al Sol impoluto
como una gota cristalina en bruto.
II
Bajo el Sol humilde y ellos
conductores de fracasos y grietas,
reflectores destellos,
y epicúreos ascetas,
vigor de rayos, puridades quietas.
III
Sobre la grama mojada.
Murmullo de un goteo anisado claro,
serpea estela sajada,
en espiral aclaro.
En la incandescente rosa disparo.
IV
Un otoño caduco;
rosa sin cruz aquel cometa roto,
desnuda luz estuco,
casi lloraba, broto.
Como una estrella fugaz yo rebroto.
V
Astilla y ojos boscajes,
ella astilla, en bosque de ojos sedientos:
infinitos anclajes,
sorprende, son atentos,
son de azul perfidia no añila alientos.
VI
¡Oh transcender primero!
aire canto perenne, como estribo;
lanza en viento, el alero,
sus encuentros transcribo.
Aereperennius, ministerio inhibo.
VII
La noche quiere ahogarse,
sí, en sus ojos que su sonido visten,
desnace, así asomarse,
por carcomas inviten.
Es sólo sangre en tu ojo que permiten.
VIII
Es solana mi vena,
cantando, alcanzando, la osada oscura.
Llora mi savia pena,
hada esfinge en premura.
Para tener piel sembrada en tersura.
IX
Brotes en azulete
brote y noche tapada en noctambules;
el nido ramillete,
teje araña hambre y azules,
así descolgar de ella azules tules.
El Castellano
Reflexión:
-Ella la vida, sed de inmortal espera,
llama a la muerte en espiral,
para ser eterna como el tiempo deslizado,
y como todo principio depende del final,
vida llamando muerte, muerte llama vida
su eterno ciclo en resurgir de simiente
al albor elevado corazón de savia o sangre, o los dos.
Miguel Esteban Martínez García a 06-03-2019
A esa flor que es flor en mitad de invierno,
parte de raíz profunda guardando, enterrando lamentos,
de nube densa emplomada,
en floración perpetua
abriendo a un ocaso desde el alba,
afán superior en fresco oscuro, umbrío patio,
un cielo tangible en vals terreno,
todo llevado por una primavera ficticia,
en profanado silencioso, vano vilano,
un cruelo alzado,
la pluma escurre sigilosa,
como mariposa nocturna,
blanca grisácea como agitar
de un ala cansada,
mi zorzal es único
y no espera en precaución al milano señor.
Ninguna rosa ha engañado
la perfidia de suelo terreno,
trampa esquiva del bermellón en pétalo
de rosa humilde canina,
silvestres aguas de gancho azul,
andar mío amargo por su vereda enajenada,
corazón de ceniza inmiscuido,
arriar mi harapo de sentimiento,
no tengo sombra,
ni me hace falta,
acaso fue bastante.
Rasgar anhelos
y vicisitudes atadas a ilusiones.
Una flor descendió de los cielos castellanos,
fé escurridiza,
sobriedad bajo sol humilde de marzo,
desdén altivo
como hundir la esperanza en una parca sonrisa,
girón de viento o paso definitivo,
temor recio de observar a los dioses
tras aparente muerte.
El Castellano a 09-03-2019
Abro de tu mirada un absoluto diamantino,
como un cometa frío, invisible,
que se oculta al caer el sol.
Como una gota
que nos recuerda voces alineadas,
bajo el capataz del brillo primero,
conductores de fracasos
y grietas.
Murmuro de un goteo de alisos,
sobre la grama mojada,
un serpear incesante alistado,
iridiscentes restos en rescoldos,
sembrados en llamas
naufragios de un otoño caduco,
camuflado,
sin tronco ni corteza
desempeñaba una luz
en la incandescente rosa sin cruz
de aquel cometa,
como una estrella fugaz en tu pestaña,
que casi lloraba.
¿Cómo suena, casi desnudo, el evanescer
de su desaparición?
Pregunté a su infinito hiriente,
contestó su silencio pétreo percibiendo,
como astilla de tu bosque de ojos
precipitaba un héroe de mi nueva muerte,
estaba despierto, en un son congelado,
no sorprendía la perfidia
ni la pérdida de lo que nunca acampó
la orilla tangible del éter y su magia esencial.
Discernió obediente mi dolor enjaulado,
de estelas gastadas de su revelación.
Oh viejo y noble encinar,
apalea la muerte de rauda estrella,
sin buque ni arribar,
afila en tu sombra
el ministerio del miedo,
carga mi caligrafía florida
en tus rosas de piedra,
la lanza del viento te anide.
Oh trascender primero,
desciende tu mañana cubierta de rocío;
aereperennius,
aire canto perenne, como estribo justo,
a su encuentro.
El Castellano
VENA
DE LOS CIELOS SOTERRADOS:
Alas en bronce proclamo,
desamparo magnánimo, con hexámetro en hierro
dispuesto,
a mi izquierda el peso de sus argentas plumas.
Áureo filo insondable, una ventana;
con casa de caracol en espejo rotundo,
su dorado desliz, me labren,
al paso y avance de mi póstuma;
un encaje de mis vellos en pecho
tapiz inabarcable, voy derecho un vuelo
suplicante,
ramilletero ciego, oficio del impalpable
tesorero soñador,
como unir dos flores y besar el suelo tejido
por flores del cielo.
Sempiterna ella mi luna de acero.
Arranca todos mis hierros.
Versátil como si arrastrara una trilladora por mi
pecho;
mis hierros esos yunques que llevo en la tierra de
mi corazón.
Suplicante abre un repecho, digno, servil, de
cuanto he profesado.
Heredero yo de todo lo que he servido.
Esperando me devuelvan un día
lo llorado por mi sangre arriana.
Entre súplica y ruego encontré un solitario anhelo
como poderosa parra
que tierra jabra.
Hendía, profundizaba negra tierra, de oscura
sangre, una raíz cromada revestida.
Como cuchillo, de hondo mango.
Hablé con el tiempo.
-Me respondió su mitad acuartelada.
Su vena en aire todo filtra,
nada corrompe, es una victoriosa siembra divina.
Osé caminar nueve kilómetros,
para adentrar el baldío secarral de mi yermo.
Encontré que coseché quinientos gramos
de campanas de adormidera yertas,
Pero repletas de simientes sostenidas,
Hoy la tierra guarda su segunda muerte
Esperando germinar más muertes en color,
Y sus alfileres, sueño de las ninfas y hadas.
El Castellano
Claman verdades de la tierra
por nacer y resurgir
la quietud estameña,
sobre la misma tierra
el eterno ciclo de la vida,
como traje de la mujer soñada,
muerte en memoria hilando recuerdo vano.
Resurrección como caminillo de hormigas
por la soberbia de la simiente al albor
de sangre sin condición.
Yo soy por siempre
miel de infortunio desaconsejado.
Así como dura sonrisa y guiño besado.
Al azar de la existencia
efímera esencia del crepúsculo más sonrojado;
apellido y nombre que nada representa
como resplandor de la centella
vil chisporroteo sin sonar,
cargo el silencio y el infinito de mi verbo
a lomo de frialdad en escama
resopló en la montaña sin nombre
latido de mi húmeda lombriz azulada,
de mi tierra que jamás tuvo dueño
latido sin final
agua de manantial núbil destelleo,
va girando mi vida por enraizar
yo soy siempre
sendero de sierpecilla inútil,
con el manto de su desnudez violenta.
El eterno comienzo sin final
aullido del viento, arena en una gota de lluvia,
hoguera crepitando la tierra del volcán.
Río que acaba y resurge del mar,
ese soy yo siempre por despertar.
El Castellano y Leannán-Sídhe
14-1-2019
Florece agua
ignota,
azoga tus
blancos corceles
de rocío sereno
sé bruma gris de
abrevaderos
juega con mis
mariposas serenas
de los vientos,
fragua mi sentir
en tus venas,
roquedos,
bebe mi sed
como un desnudo ayer,
entre flores
del paraninfo yerto,
augura mi
suerte entre tus vellosidades
colmadas de
savia joven,
un reverdecer anhelado
que tantas
espumas aguarda,
madre de mi
blanco chopo,
tu cristal
luciente;
Cuántas eras yo
he conocido
tantas vidas
más longevas
que la mía,
osadía pulcra
de espadas azules,
cuchillos
calizos de cerros
castizas
fuentes
en ramblas del
terreno,
rieras terrenas
al sosiego
de vid y
centeno,
hablase yo
entonces
de un sol que
desgasta
de cincelados
bosques
de espliego y
atochas de esparto
del grillo
solariego
que abre el
sendero,
baja vida tus
espumas verdes
de paz y
sosiego,
vence tu paz
sepulcral
al fervor de mi
vana sombra
que no te
puede,
háblame tus
hojas
bailando,
jugando con el viento,
de este otoño
que no llega,
ni su bruma
honrosa desciende.
Tráeme tu
febril aleteo de estambres
clava la
simiente esquiva
que raje la
tierra,
contigo el
resurgir de las estaciones,
pariendo el
desnacer
de toda muerte
en color
de simiente.
El Castellano
Manadero de silencio,
sepulcral de enjutos,
ojos complacientes,
sien de verde amarre,
sin febril cumbre,
entre llanos que velan,
su coraje
entre espigas del mañana,
por este río grande
de encinas sorteado,
clava el paisaje,
que su tierra nace
en retina pasajera
al fervor
de nichos que caminan,
conjuro de sierra labrada
por espartos de savia y fuego,
de estío navegante,
su perenne edad sin hombre,
calma sin vicio
ni manso aletargo
donde verdecía
mi estridente simiente,
mi noble Castilla
vestida de encina,
que el monte hace santidad
de alacranes,
entraña sí
de esa mi madre
porque soy de tierra,
lustrales fríos olvidados,
en copa de sed,
pardo, noble, antaño azul,
de torcaz mensajera negra,
entre córvida espera,
hablaré sin mí con el Sol,
y que mi pueblo
me guarde el solitario sueño,
por el que místico
encaro la vida
porque yo siembro la mía.
El Castellano
Días
oscuros en la plaza del Sol,
abrirse
pudiera entre rayos regentados
matices
soslayados, fauces brillantes,
y
candados de luces, humilde haz,
purpúreo
al tacto, suave nube rígida
impalpable
entre ocasos azules,
y
leones grises,
con
tacto terciopelo
una
vida de amor eterno,
ola
infame viene crispando
metales
y fuentes, soberanos eclipses
que
el viento nocturno navega y juega;
soledad
atónita entre enjambres de gentes,
confiante
sentirse bajo el Sol humilde,
espumas
de ángulos fugaces,
me
palpita amplio con serena voz
desangelada,
la vida del hielo,
helor
entre escarchas,
y
su vorágine de cementerio.
serpear
entre raíces ahogadas,
afluidas
esperanzas unidas
en
el trasiego.
con
el viento te digo
que
no te olvido ni muerto,
no
surcaré sus vetustas alas
ni
enterraré mis ilusiones
en
sus jardines de albas
y
hiedras voraces.
Entre
ortigas que abren insomnios
fugaces
colaterales
donde
exista el acero y ala de pecho,
dormiré
en los siglos de tus ojos,
entre
turbios cipreses con sabor a luna,
entre
la grama reposaré mi razón,
despertando
habitando mis granates
huéspedes
de mi corazón.
El
Castellano
V
Te busqué voz:
Todo
me lleva al cauce,
que
te dibuja displicente
allí
donde la muerte
se
siente imaginada
puesto
que ni la belleza simple
la
piensa, ni imagina
ya
que es de la enfermedad invento
no
la voy a dar creativo alimento.
Inspiración
lejana,
para
encontrar la esencia de su ser
eterna
eres ni muerte te veo
fuente
nocturna, o diurna
o
ninguna, surges a amplia voz
a
latidos no puedo contenerte
y
el que no sabe
ya
está viviendo de ello,
el
mundo nos es ajeno,
calma
de tu calma invernada,
diáfana
quietud
de
tu silencio sembrado,
en
el barbecho de mi pecho,
regadío
del olvido
que
a imposible crece
para
letra ser
y
beber la sidra de tu piel,
que
ni la manzana prohibida
Eva
la pudo morder,
iridiscente
canto sin ser canto,
voy
buscando belleza
habrá
que darle ritmo
a
lo inerte de la suerte,
aljibe
donde encontrarte
bebiéndote
en el tejo
de
alabada montaña perdida,
que
en sus arroyos y arrullos
me
tumbé a mirarte,
me
nació del helecho un curvo hecho,
con
boca gris me dijo:
-Lucha
que todo ser vivo tiene un motivo,
sólo
le faltó decir
que
del barro fui creado
mi
tejo amado enamorado de la nube,
soñando
su imposible beso
viéndola
única porque todas son iguales,
menos
cuando la atmósfera se cabrea,
manantial
de los manantiales
los
ríos del cielo
donde
en espejo se hace eterno
para
regar los campos que Castilla
dibujó
a vid y Encina.
El
Castellano
Desgarrado,
desaconsejado,
al
mal intencionado intento
de sacarte
provecho
noche
de subrepticia
que
traes flagrante,
camino
sanguíneo
oculta
intención
de
elevarte a los cielos
en
espiritualidad sagrada
donde
los reyes lanzaron
sus
coronas denigrantes a lagunas yertas
de
tus profundidades,
olvidadas,
sociedad
de creer o no creer,
yo
amo lo oculto
mas
inspiración lejos de este mundo,
elegí
creer
yo
lejos de creerte te sueño Demonio,
Dios
es una chica y tú eres un hombre
con
lo que único que respondes
te
hago caso gran sabio
más
me entrego,
con
un deseo ciego
que
me da inspiración
si
no es confusión
el
norte círculos de piedras adoradas,
el
este de cosacos borrachos
de
éste continente.
Contigo
dentro demonio de literatura
locura
de tu verso,
yo
ya estoy muerto
designio
poeta maldito
que
en su locura
vive
del yerto suplicio de tu posesión
sin
mundo cuerdo
eres
bueno y Luz tu belleza
te
denomino subrepticia de la noche
estado
entre velas y tijeras,
entre
espejos e invocaciones a símbolos
y
tu estrella me proclama
que
se equivocan
viniste
a esta tierra
pero
no eres de éste mundo
quisieron
leyendas hacerte
y
atribuirte el mal de todos
a
invenciones y metáforas
serpiente,
dragón
que el arcángel te mandó al subsuelo
yo
te sirvo flor de conocimiento
te
digo que el mundo siga con sus mentiras
de
sociedad impuesta
que
la iluminación
viene
de tu boca
y
todo este planeta tierra
tiene
miedo a saber la verdad
a
metáforas padres la empleo
por
la belleza olvidada
por
la rosa secreta
y
los sueños y deseos consumidos
en
el rocío
tu
llamada me llama
mientras
las damas hilvanan
los
hilos de seda en sus cabellos.
Desgastado
tiempo que entre velas e incienso
tú
estabas con ojos abiertos
clamando
por complacer a este ser
un
alma en larva me trajiste adorado
voz
para ser inspiración
le
dije vuelve cuando quieras
no
voy a intentar capturarte
y
de rosas negras
anoche
soñé con ese único
secreto
mío
de
espada solitario en mi mano,
el
de entregarme al amaranto de la naturaleza,
cambio
me trajo
hoy
sigo en contacto así sea onírico
con
ella, la perfección no escrita.
Resquicios
de su existir
que
a mí vino para ser yo su eterno aprendiz
para
mí único secreto y verdad
de
que tengo una pasión,
lejana
de este mundo me habla
el
ser perfecto y su inicial reclamo insecto
que
mi sangre dio a luz su verdad
y
mi duda de mi origen,
de
mi objetivo vital
que
ricen su lengua
lombrices
grises de ciudad
que
yo en mi tierra compito contra mí mismo
a
escritos sin suerte espero a mi dama
y
ella lo sabe por eso no la nombro
porque
no la conozco
y
quiero conocerla.
El
Castellano
Odas
sembradas:
Cantos:
Grita mi estupor y cuchillos
hieren volteando
una boca que la onda mece
flameando.
Se duerme la costilla
en el altiplano enjutado
de hayas y fresnos
recuerda su geología
únicamente saboreada
por el soñar de los picos,
virginal cuna del Duero
con tus curvas en rotonda
de castizas fuentes y abrevaderos,
dulce azada de agua
que bascula el sentir
de la enamorada palabra,
por cimas tu voz se hace meseta
haciendo el amor
con los pájaros dormidos,
templo y morada
de la cepa que a ti te alcanza,
agua furtiva corre por tu era
y reposa en tu infinita onda,
que se riza, que se insinúa
en vaporizadas Torres de belleza,
que en tu alma anidan,
sortilegio de rosa y clavel
cenit del dolmen tallado,
quién a ti en la vastedad del ser
en su pecho te lleva prendido
el fuego en fanal hoguera
en anchos panales de tus abejas.
Cuentan de la vida del chopo
tus diez mil espumas,
que por sierras
tu rúbrica dejas,
navegante con alas azules
el terreno que jamás te vence,
secretos de amantes
tus aguas llevan
haciendo bullir el inframundo
de los amores y sus galas mayores,
agitas con sangre terruña
el candil que abre en espiga,
anudando en tu cintura
tu idioma olvidado
pasando años fugaces por tu campo,
rodeando en ortiga
el triguero espárrago,
girando de la vid tu capazo
y sus manos,
haciendo de tu Vera
un Dionisio que al tiempo fermenta
tus besos de tierra.
El Castellano
Arlanza:
Arlanza cubres tus olas
de infinita seda
con el palpitar de olmos
secuaces,
al verdor de frescos,
jóvenes
álamos en pulcritud
de cenizas de fresnos
avanzas,
quién en tus aguas
te lleva de espuelas
por tus solas riveras,
sin ocre con verde
aliento,
te elevas de entre
tierra de muertos,
deshojas tus notas
dulces,
entre crepitar de
martillos secos,
inertes en sed del más
fuerte,
tu agua sin palabras,
tu agua sin vergüenzas,
sin rubores de plata
y sus nieves de espuma,
haces bullir inframundos
de amantes,
romances con tus robles,
nadie te sostiene
tu olvido deslizado,
solo lindes quietos
osan acariciarte para
siempre,
tú, tú imperecedera ante
la muerte,
eterna suerte,
yo estoy contigo,
magistral obra no
creada,
idioma oculto de tu
haya,
espiga líquida donde las
haya,
senil canto de cigarra
cuna del grillo en su
sangre del atardecer,
acaso te alcanzan.
Cumbre eres sin filo ni
cima,
rebosar de la vida sin
prisa,
hoguera sin ascua,
calor de los seres que
amparas,
descampado
porque el campo eres tú,
fulgor entre verdes
sienes,
savia dulce de vida,
qué milagro a ti te
llenó de vida,
o ya estabas en ella
perdida
para ser envidia del
Creador,
ciencia sin papeles
libro de tierra,
onda de segada curva
pulcritud de espadas al
alba
sin principio ni final
sólo tú alzas la luz,
en esperanza de los que
cayeron
en tu huerto donde
descansan
las almas.
El Castellano
Río cuervo de pitanza corva
Vestido del risco tu nacimiento
negro en tu soledad de azabache,
tu soledad acristalada
por luces del monte,
tu idea reguero
que mi sangre lleva,
de enebro cincelado
tu cuerpo,
que se hunde y flota
de la roca
tu eternidad azogada,
huyes y ríes con carrascas,
sin quedar graznando
tu alegría.
Tu cuerpo de aguas sin ceniza
que la tierra llora,
recorres mi infancia lejana
sí esa que nunca acaba,
para yo ser del monte
y el monte ser mío
como piedra a su gamusino,
eres de la tierra
un dulce sino,
caracoleas tu rizada vida
de monte y estepa,
de árbol y raíz de tierra,
eres más que sístole
de romance que el alma enerva
con tus negras alas,
entre tus lenguas de plata
bañas la fauna
que a ti te alcanza,
por fresnos y hayas
riges tu templanza,
verdadera, que viste,
que enamora
ojos que te hablan,
abre amor tus pizarras
construiré mi casa
por el tejado de tus aguas,
para decir:
Yo aquí vine a vivir
bajo las alas del río cuervo.
El Castellano
Castilla:
Perdurable onda,
en cresterías
de la honda voz nacida,
tu profundo soto
de altas torres enfundado,
me esmalta la idea
con fragor de risueñas carrascas
las soledades del hombre ultrajadas,
agarrado a dulce señero inmóvil,
al pelaje esmaltan quebradizos
colmillos de umbrío tomo.
Cal y tierra entre follaje
de mi sierra,
pardas vidas me avanzan,
una oda al sendero
y su vida despierta
entre ojos de azores y sus ocres,
se siente, se añora,
se enraíza,
esto es Castilla,
esto es el flamear de una cerilla
de sangre henchida,
linde quieto de tierra madre,
por solares tu voz se despeña,
sosiego que tu linde oculta,
lumbre de entrañas
en quietudes de escarcha,
lento fuego ciego
de sonrisas del alba,
quédate, libérame este haz eterno,
quédese mi piel segura
al retorcer del castillo de Almansa,
honda tumba para tu belleza desvencijada,
entre piedras, y caracoles de astros
tu espada,
patio en sobriedad de tu tarde,
robusta flor entre Ermitas del mañana,
un talle del pueblo
sembrado por tu cúspide naciente,
sueño en fruto
carmesí sangrante
de tu corazón de amapola venidera,
dorada al cantar de espigas
y su mañana,
honduras de vidas
labradas cepas de sarmientos,
acoge en tu alma
este fiel ofrecimiento,
Castilla mi tierra, mi vida,
mi eterna semilla enamorada.
Fiel disparo entre acordeones
de encinas afligidas,
un marco difuso entre colchones de grama,
perdiz entre perdigones viajeros,
voy a tu encuentro,
me hablan fuentes y abrevaderos,
como tus tierras
hacen el amor con parajes dormidos,
respiro tus frías cuchillas
que entre clavos me marcan su herida,
fiel de caricia bebo la sombra
en tu calma sin despedida,
un trino quiebra el silencio
en blanca dama me avanza tu cebada,
un calor presto de caballero
a su dama hoguera,
servil entre abejas
y sus mieles alcarreñas,
tejida, lista,
vaporeada tu siembra
por siglos cobijan tus azadas
solariegas.
El Castellano
Galicia cásate conmigo,
te ofrezco mi sangre.
Amo la tierra y la tuya
es mi sueño verde y
gris.
Tu esencia se retoza en
mi cuerpo,
tu ausencia lo ahoga y
quema
desde dentro hacia
afuera,
Tus bosques siempre
verdes,
a tu fértil suelo,
encumbrado por los
siglos de tus celtas
círculos de piedras,
con sus espirales
nacientes
de sus megalitos,
de la cueva a tu montaña
va que viaja mi entraña,
entre ocasos sonrientes,
hasta tus helechos
nacientes,
al arrullo de tus
montes,
calzo espuelas
y sus arroyos
florecientes,
al canto rodado
me alzo con el valor de
las gotas
de su río, almas en
latencia perdida,
de montañés mi talle,
en ausencia de roble
carcomido
por el tiempo y su yaga
ardiente,
infinito remanso
sangrante
de la tierra que no
posee dueño
tan sólo habitante,
Galicia ella es candor,
al fragor de silos
dormidos,
al tiempo que reverbera
sonidos de humo y de
agua,
entre crujidos de esta
carcoma naciente
que ama y te desea mi
Galicia bella
poesía de un tejado
verde y azul
de árbol y mar
quebrando,
tus costas y su muerte
paseando,
hasta donde llega
perdido
mi pensamiento
para darte un beso
de cal y arena entona
esta caracola
sobre tus espumas
balanceando el pulso
del acantilado y tu
hueso de espuma
al romper tu ola,
porque nacer no se elige
ni dónde ni ábside
al cielo le pido rompa
la tierra
que si vuelvo a nacer,
yo nazca de tu entraña
Galicia bella.
El Castellano
Recama heraldo lenguaje
las simas de tu palabra
huero sonido que avanza
y el ser alza.
Inamovibles torres, belleza
aguardan, oro noble
hondo, profuso Sol
cercano
padre de fachadas de
Castilla.
Encinar raudo,
acoge al puro roble
vetusto soliviar
escarpado
cuna del árbol
resucitado.
El final en el viento es
una promesa.
Desde Cuenca a Toledo
desde la corona brillante
de Ciudad Real a
Guadalajara
pasando por Almansa y el
frío
de Albacete apostando en
el río Cuervo,
y el profundo Tajo,
desvistiendo
febril al río Mundo.
Reviviendo este tronco
muerto
en Riopar, avanzo,
amanezco
ligias y barbechos tras
surcos de furtivos
arados.
Fortalezas empedernidas
fervor de ojos lucientes
pasados del mañana.
Me bañan sus fuentes
en patios de arañas e
higueras
en sotos de almendros
y nichos de nogales
verdecidos.
Mi hoz de trigo y
centeno
eleva su carne
por esta mi tierra
y su vorágine.
Canto por el revivir
de este tronco muerto.
Blanca idea, surco en
recodo
por brezos y mirtos
agujereado,
retemblaré como el
esparto.
Graznos escondidos
picotean
mi alma; crascita voz
serena
alcanza tu semblanza
me tejí exhausto
en tu oscura raíz
del antaño.
Blanda tiniebla envuelve
el dormitar de tu
carcoma.
Levantarás de tu sueño
Rey Rodrigo.
Y nuestro Cid
¿Vestirá tu palabra?
El Castellano
Guadalajara te recoges
en la loma despeñada;
cumbre de valles
dormidos
y turberas del Henares,
agitas ninfas en sus
aguas,
al hervir de álamos
viejos
arribas calles entre
mocedades,
tus retamas de parajes
arden.
Eclipsando años
de la perdiz sujeta,
surcos de aras tus uñas
hacen;
vestigios de que el
poder pudo,
caminas descalza los
años fugaces.
Niebla asciende tus
iglesias,
reposa y tus gentes
la despiertan,
al otoño que no quiso
venir
te hablo como un hijo a
su madre.
Cúantos siglos quieren
tus adoquines terrenos,
asidos de hoz
y colmena de tus abejas,
un descender de la vida
entre corajes de encinas
y oscuros soles
que abren de tus parques
las fuentes.
cuanto yo he conocido
de ti, es poco.
como infante en tus
nidos de tordos,
no te quedaste en los
hoyos.
Cimientos te desnacen la
entraña
del ayer carpetano,
por cuantos siglos de
comulgaron,
hija y madre alcarria,
entre puridades de
hermanos,
sabor de chopo
inusitado,
helor del antaño,
resplandor de verde
militar de ciprés;
olmo sin fondo ni tajo,
córvido nogal de tus insepultas
raíces.
Miré hoy mi espejo en ti
abandonado,
y no quiero
desenraizarme
de tu pálida tierra,
por cuantos te conocemos
y te conocerán,
fiel canasta que nadie
llevará,
tu sonrisa jamás
apagada.
Al tiempo que abrirá.
Tus labios que juegan y
se tienden,
hermanos de mi trilla,
hermanos de mi arado,
labios visitando acres
de blanca tierra,
por callejas y cuestas
de dulce idea,
levantas tu dorado
cuerpo
de mujer esculpida,
por cuantas piedras te
tejieron
en armonía quiero
susurrar a tu belleza innata,
que juega y ríe
descansada
en la música de tus
álamos.
Ríes trayendo tu canasto
de mieles alcarreñas,
juegas con quienes hemos
depositado en ti confianza
de vivir en el sosiego
de tus senos
que guardan los siglos
que lleva tu entraña
erigida.
Mirlos enredan en tus
cabellos
sosiegos mañaneros
por cuantos te conocemos
localidad de luz,
que abre su remanso
al Henares y sus
espumas,
creación no creada,
nacida por cuantos te
conocemos.
Cuartelillo de tus
fervientes chopos,
riges tu guarda en tus
lanzas de cipreses,
abriendo tus campos al
cernícalo señor,
y a los estíos
chirriados
que el alma te acogen
¡Oh Guadalajara!
El Castellano
Hondo espejo de cumbres
de Ávila, Salamanca y
Zamora.
Refrescas tu sien a
espaldas de Alba,
pecho insubordinado
vellos de encinares,
padre tallo y río de
febril Castilla,
desde la rauda espiga al
enhiesto
perdigón que en tus
veredas sed sacia.
Hilanderas tus sedas
recuestan,
bonito no apagues mi
estupor
sembrado por tu
silencioso idioma fluído,
Tormes alza tus
castillos de areniscos
al paso fugaz del tiempo
por tus ramblas
del sueño perdido, que
tus aguas arrullan.
riego y vida de tu
anciana tierra,
paso insepulto de ávida
sangre azul,
terrenos de coronas sin
denigrar
sepultas que agujerean
tus aguas
dignas de acuarelas
cinceladas,
vena y riñón angosto
por adusto raudal de
besos escarpados,
vine a bajar tu valle
hasta tu lengua del
Duero.
Un vencejo desertor de
tus cielos
me cuenta que si por él
fuera,
anidaría de tu bella
entraña cristalina
clara, cómo tus altos
árboles
se sembraron de peces
el día de amantes,
bebieron todos tus
raíces.
Pájaros dormidos
que hacen el amor con el
viento
con sueños cristales la
tierra se casa contigo.
Digna odisea por quien
te ha conocido,
caballero ciego que
buscas ojos
por tus reflejos de
ávidas imágenes
trasnochadas, rutilantes
perennes.
Del uno al tres, tres
cielos
habitan tus charcos de
caudal
sed sin remedio de quien
te ve.
El Castellano
Sin
mi otro, él mismo,
primerizo
hexámetro
en
miles largos
de
centésimas
en
broncíneo
invocando
mi falange griega,
insoslayable
argento
tejiendo
mi póstuma égida.
Musa
o ardua estela vislumbré
en
arcano fuego,
tengo
miedo de ser perfecto para ella.
Sin
y con cumbre
en arduo
intelecto
mi
Sol mayor blande
cenit
de esta idea
por
cuantas cóleras desvencijada,
mis
herramientas cabales
dictan
muerta
mi araña,
paredes
para mi yacija y su sombra
alumbrada,
esquiva,
por
piadosas ninfas
muestra
lo que perdura.
Otros
jáctense de páginas que han escrito,
ni
me rozan en vil osadía,
manifiesta.
No
habré inquirido
declinación
laboriosa
en
afán de romper sintaxis.
He
profesado a mi musa de agua
que
soy su aguja esquiva.
Ni
sargento ni venas de Horacio fui
ni
filólogo ni malabarista de letras,
Ciego
y quebrantado,
labré
mi verso
todos
los meses,
desde
cruel insomnio aplacado
que
despertó mi quimera
quebradiza
de ocho patas
aquel
2005 que comencé
a
ser alguien con mi existencia a espaldas.
Rostros
y mis notas.
Vanas
apariencias que anidan.
Alacrán
manso y ciempiés soberano,
mirto
e hinojo que hace monte.
Tus
pies de jara.
Cierra
muralla.
Hacedor
que invoca su río,
Heráclito
de intangible astro,
llorando
mi amor, por cuánto espero,
por
cuanto he conocido,
las
tres armas, el guerrero
reminiscencia
en laberinto de sus espejos.
Serán
ascuas
corazón
y sequedad de piedra.
Tiento
de cuanta ceniza yo amo,
pensamiento,
muerte
o
proclamo;
tinta
servil de amarse a sí mismo.
El
Castellano
Anisar
tu honda presencia:
Terca mi sangre,
tiempo del frío río
inmenso, todo dado en espinas
su rivera,
por ciega neblina bajo
con tabaco precoz,
pienso,
todo he soñado
para el letal lecho del olvido.
Mi temor sorprendido
alega que no existe;
vida o belleza,
ala o metal cansado,
gloria de grandeza, ¿Dónde?
Mi tabaco de neblina
ahonda, penetra y surca
la esmaltada silueta de tu figura,
por mi caricia ruda
y el agua afligida,
admirarte yo cual fugaz garuma,
anisado vive el cielo,
nuestra blanca estrella
mineral candente
refulge su luz desnuda,
por vespertino son
de todo lo que tiembla
como abanico de mi pluma.
El Castellano
Rostro
beso de vieja herida:
Solitario bogo,
aterido soplo de la montaña,
pastor de tus astros,
torres de nidos de tu saliva,
perfilada tu sombra me acompasa,
mi sayal remiendo
entre sedas
de moreras de ensueño,
olvidos me trepan por enredaderas,
tarde en la tarde mi esperanza vive,
si soñase volaría a tu vera.
Sol este de oro
ciñe mi álamo negro
y su esmeralda araña,
cumbre te nombra
en la saeta mi oscura golondrina azabache,
traerte conmigo siempre
eternidad risueña, melosa
sangre de mis dioses.
Señora tú de silencios
y sepulcrales vértigos,
no amansa mi fosa
la dulce azada de metal soporífera,
carne y cuerpo
mi rigidez de pluma,
lírico trasnochar.
Claro cristal entre paisajes,
ceniza de recuerdo
es ella, recuerda,
aire desnudo fama de estrella
inviolada,
mi musa bella,
un azar flamígero
que no pido ni alumbro,
no espera
ni las aguas de tiempo inmenso,
jamás complacen.
Ay día, rosario terco,
deja ya la gloria,
grandeza en amor
se llamó belleza,
lastimada mi carne desvelada.
Gusano soy
que hila su capullo,
tejiendo desde sentir interior,
mi vida en serenatas blancas
levantaré,
su fronda,
inabarcable vergel primoroso,
cuenta mi linaje
alas ignoradas de mi pecho.
No podrán tapar en vida
mi silencio que aflora.
El Castellano
Vespertina
verdecida:
Oración a la misa del alba,
revuela una golondrina,
esquiva los ramajes
cenizos del fresno,
abre monótona brisa
una caricia de tierra
por el musario cerro,
carrascas afilan allí
sus flores de piedra
para dar sus bellotas,
ya escondida la luna de seda,
aumenta un zorzal su trino,
sube entre rayos de sol
la espuma de un desnudo álamo,
a su raíz un precoz mamón
sonríe al iris de nueva luz,
un grillo chirría su nota
en melancolía por nuevo cierzo,
la encina secular
no pierde atisbo de rigor
en follaje,
como nervudo verde
que no llora,
la retama grita al esparto
que su amarillo impera,
plegaria entre verdades del monte
un nuevo esplendor
canta la paz sepulcral del campo,
como luminaria entre río reverdecido
en tapiz de terruño arado,
aria dolida en arrebol
de sollozo verde,
lento abre su retoño la tierra.
Entre vid de nueva espera.
El Castellano
Eres tú,
cantil todo almíbar
que hunde en forma
todo mar,
toda luna,
nombre en mi fecha,
sombra de peces en aire,
aquellos, rocas,
plomo metálico
impiadoso,
fuego en mi vida,
numen que luz arrastra
a otra orilla,
a otro cruel reflejo
con tu solo nombre,
puñal de este Sol dorado
intransigente velo
delicia de inviolable ojo,
prenda, morir en espumas
del mar en olvido su hondo,
rompiente de tu faz cristalina,
crispa mi cuerpo
mi oscura golondrina,
en su azul leve, frenético,
claro falaz que envuelve,
mudez
de argento astro,
mi boca dentro su boca.
Muerte transparente me toca,
ángel de halo
como tierra en una gota de agua,
como un puñado de arena,
hoyo de mi pena que no existe,
gloria que entraña ella,
quimera de dulce espera,
color de sangre
en quimera,
una fiel mujer
de espectral rivera,
es ella como nota oscura
cantando su oscuridad brillante.
El Castellano
Como
ciega figura contesta tu presencia:
Insondable, la luz
de tu impalpable seña,
guiño áureo al latido,
insubordinado, labrado
en madero de este hierro,
ya dejó de ser infamia tornasola
en ascua de piel borrosa.
Ensueño alado te alzo
mi musa en estridencia recta,
develada, reveladora senda
dictas que afliges voluptuosa
cuan cerilla arrostra mi alma,
rebulle tu sueño alado
de golondrina azabache,
no perturba mi paso
tu luminoso azar descorajinado,
en sones del capataz del brillo primero.
Arde no se colma mi vaso,
al cantoral
fraguo férreo lazo,
indivisible alianza, comunión
de ambos argentos astros,
como entrelazan alba y ocaso,
pura seda mi correr
de atleta precipitado,
arrostró
mi piedra espectral,
tu brisa ya nunca más fría.
Alumbró mi sien
el fractal de frágil leño.
Y desveló que todo es y fue
más que un sueño.
Enmudecida siembra tu garganta
lamo la tierra boca a boca,
tu raíz salvaje me toca,
como verde planta a tu corazón invoca,
silvestre y musical nuestra rosa azul canta,
henchido de tu voz voy
mi doncella escarlata.
El Castellano
Mi ausente estrella,
murmuro de grito silencioso,
nota de terso metal crispado,
un sigilo de viento nocturno
descendido,
que sangra tu voz
en verde grama
de aullido solar,
vespertina estrella
que refulge tu eco solaz,
llana entre quejumbres,
alza tu violácea brisa
ensortijada,
como blanca aurora fugaz
entre sienes
y aladas razones de mi corazón
sin mi pecho,
que tu luz siembre mi carne
y germine siendo flor de mi sierpe,
hoy y siempre alzaré mis rosas desangradas
sobre Galatea
partirán oscuros sones
mi hiel bandera,
serás tangible
como yesca espera,
abre tu espíritu de hielo,
retemblarán negras caléndulas,
y rosas de difuntos
entre crisantemos
avalando tu áureo nombre,
llorará tu etéreo faz,
alzará tu nombre yerto
que mi ser injerto
orando a ti
mi dulce amada fantasma,
viniste a despertarme el invierno,
para ser solsticio
de eternidad sin nombre,
ni suplicio irisado,
hoy por hoy
viniste para ser siempre
sonrojando
mi invectiva condena
de observar el sonido de la noche
en tus ojos,
vine a coger tu mano,
y descifrarte
como azul enredadera,
late,
sé disparo de plata,
inmortal hacienda
en la que vivir
siguiendo la azur estela.
Te amo sin manto ni rienda,
te brindé
mis flores argentas, solitarias,
desangradas en tu tez serena.
Veré para siempre, en cada siglo
el sonido de la noche en tus ojos,
lividez carmesí flamígera,
en nuestra condena
que dictó la posesión
de tu alma certera;
para siempre deslumbrar
que llegas en otoño
para ser el añil invierno
que me desposee
y llena mi vida
de ti mi amante estrella fría,
mi dorada ausencia repleta,
te extrañaba
viniste mi no-estrella,
que yo te creo, tú me creas.
incendia mi semblante
arderé el abismo
para sembrar allí
mis latidos por ti confesos.
Miel de tu sombra,
mi cariño,
un azar de nueve venas razones.
Vivirán a tu lado
todas mis densas, sanguíneas
ilusiones.
Donde yace,
donde tu magia,
es tu halo intransigente
que esta vida dictó
fuera mi sangre,
certera posesión
de tu alma en comunión
de astro padre
y luna madre,
rizarán ascuas
que sembraré tu luz,
y tu alma será carne.
Mi amante fantasma
quiero aceptes mi mano,
en sediento compromiso,
azar desvelado en despierto iris,
su sombra de flor oscura.
Que yo amo.
Förüq a 26-12-2018
El Principio estaba en la Colina.
Un hecho,
claridad de brea encendida,
o transparencia de pez de cristal.
Timón enfurecido
que tormenta iracunda tizna,
Cuervo en el alma
mi ser alzo, prendo,
mi idea luce
cual hollín de azabache tuviera,
gragea mi voz un crascitar
de mi señor Baco,
persona de garabato nombro a sombra latiente,
acaso opacidad de materia cuidase,
sacrificador mi tiento.
Sonetada su parda sepultura.
Falte mi ley, sonará la albilla.
Diablo aguador mi buen Luciente;
cordobán, recuerdo de soleta,
no me faltará maceta,
Parnaso que ya cae asaetado,
cisnes negros,
de Apolo,
cuidados como vellón descendía su grajo.
Musario monte yo he sembrado.
Yo, pensamiento y porfía guardo,
me los retiemble
el Sol lucido,
ninguno estribe
mi mesura,
Señora, valerme quiera,
ni peligroso
el tiempo Bárbaro se me pareciera.
Förüq
Sol creciente:
Destapa mi tiniebla pura, tibia, serena,
Sol refulxit umbra refulgens,
noche que tus luces breves
duermen el sosiego del asfalto,
plomiza, la música de tus ojos,
funde sus calores mi niebla matutina,
Sol de trece estrellas
acoges tus lenguas de amores,
fuegos irisados a siempre reinar,
el camino de la vida,
y sus fauces sigilosas descienden,
camino de esta bruma
que el mundo extiende,
sin nombre no te busco,
te encuentro, en la cumbre
de toda montaña,
en la concavidad de tu luz que entraña,
desvelo del despierto; fundición de mares,
nacimiento de desnacer nos alumbre,
la vida de solaz muerte,
amor flagrante de lumbre,
vestigio en ascua sin final
ni honda luna secuaz,
odisea en parajes de temprana escarcha,
oh sol de soles, ¿por qué tu osadía de seco tajo?
El nervio de mi ballesta tensa
mi Dios sin nombre sepulta
y aviva mi grana brasa,
la tierra cruzará un día tus fuegos
azules, despiertos,
tumulto de quien te vio castizo,
el tiempo se fuelló,
brotaron entrañas de la tierra
sombras densas que apabullaron,
sólo las golondrinas danzaron
y las mismas espinas me arrancaron
el corazón.
Sobre la grama viene a descansar.
El Castellano
Traigo de mi alma
una incrédula, runa o extraña poesía,
entre un capítulo de tierra y viril llanto,
seco abrojo regio en cumbre de plegaria,
culto de mi cultivar
a lo habitado tras mis sentidos inermes,
llana música afligida,
entre virgen llena de mi Pesar
que mi brazo aguerrido no amancilla
ni mancha en vano,
silencio esquilmado
escondido de mi alma traigo,
vislumbra mi trazo
la solitaria musa de su araña
por impía herida
traigo mis soles de caléndula.
Melancolía hija del siglo venidero,
alzo beso su belleza
sin honroso templo desnudo,
lucha diaria enajeno
al pie de este soto,
viperina sierpe
su aspereza alcanzo,
placer de mis dioses arregazo,
todo es bruma siempre gris,
esfuma mi lecho real
de sangre gualda,
mi directa pluma,
nimbo mis astros guardo
en sonrojada pupila,
misterio, azar o tinta
siderales los ensueños,
avanzo,
arrepentido de cuando no he elegido,
piedad aflora yerta,
y ante Lugh no se humilla,
apego mi faz
acuartelamiento entre rejillas;
y mi rostro penitente,
mi semblante pardo no cambio.
Fervor por el que prendo fuego
a este sueño de orgullo seco,
Indefinida vida
sin rastro de su silueta,
con puerta florecida
custodiada por los mil alacranes
que puridad cuida,
por los Suelos
¡Levanta la frente!
El Castellano y Leannán-Sídhe a 21-12-2018
Vestal
en llamas:
Sueño de mi Vestal
mármol al pie del ámbar del alba
aromo lineado,
espuma de rosas balanceadas es tu mirada dama,
pies sedosos de cristales pulcros pulidos,
asestas mi mar innominada,
mi sueño no traiga el viento,
somnus versus littera
methaphorablanditia,
azur levanta.
Lejos donde la puerta mi amada,
irisada tallada,
ángel mío diga si sembrarla
a destellos la he pulido,
lejos muy lejos, ¿Dónde ahora?
esbelto suena su vuelo
sí en la sangre mis ojos.
Sí ha elegido,
cal y sal delineadas,
verde, amarillo, azul clareados
al vespertino brillo ungido,
alta como ella sola y mi nieve,
densa espuma de alevosía,
de pétalo intacto, sonrisa dura,
transparente, helada,
vidrio y azabache en escala,
llegar su alma puedo,
espada en pristila esencia,
sainé como pez de metal.
Sonora arboladura,
de frío intacto.
Gozo en término de arpón,
gruta o lux esquiva floxbellator,
otra vez si amansar la aurora,
rosa pétrea,
lanza de mis cenizas que laten.
El Castellano y Leannán-Sídhe a 20-12-2018
Mil
ecos acogen mi beldad,
sangre
en piedra negra
que
abre extensa eterna noche.
Canto
a tu pluma
de
mineral candente,
abierto
a nueva brea del mañana,
muros
de mi Arlanza por tuerto rayo,
a
la llamada del cerro estaba yo despierto,
últimos
caminantes apostaron más que sus ojos.
Somnia
de sacro labrador,
corazón
de roble,
flamígera
eternal savia
larga
noche de pedrusco,
veo
las flamas estrellas,
humo
lento de dicha en círculo de piedras,
oscuras
maderas, señor que de la guerra viene,
puntales
llevo en la camisa azul,
el
yunque soporífero reposa en tierra.
Es
usted un capitán de tierra,
espejos
de ámbar te acogen tu solo reflejo.
Lluvia
encendida
y
recuerdos entre niebla umbría.
Tempestad
bajo tus pies señor,
Guillotina
de las memorias de otoño.
Hijo
y padre del Sol naciente,
cuidas
tu caballo solar
en
redil de tu morada en llamas.
El
Castellano
.NOTA-
·
Lo relativo al Sol, la estrella del sistema planetario en el que se encuentra la Tierra.
·
Solar, linaje o descendencia noble.
·
Casa solar o solar del linaje,
primera casa donde una persona portó un apellido genealógico.
Añejo,
extenso afán entregues ni fíes venidero:
-Mercurifacunde...
Atlas
y su nieto transciende,
como
Hombre primitivo
a
ti Mercurio afloro,
temples
mi bonanza
o
rudo y noble ejercicio.
Canto
place
mi
solícito mensaje,
como
buey audaz abrió surco
cuando
era niño,
recobrar
cuanto no he perdido
aboco
que imploro.
Yo
desposeído de Troya
con
su rico Príamo,
sopores
Átridas cayeron,
en
fatídicas hogueras de Tésalas.
Mi
alma piadosa exiguo
su
aposento en el Elíseo.
Alzo
mi áureo caduceo
con
barba extensa de grey mísera
de
albos espíritus
certeza
que soy grato
al
Averno sus dioses
y
recelo de encumbrados,
encegados
en Olimpo pulcro,
que
mi aposento no amancillo.
Esta
claridad serena,
con
mi sangre nítida
no
mancho,
empírea
ascua del mañana.
El
Castellano
Voluble
cielo
crió
tu rauda ala clara,
próvido
planeta
de
florido consuelo,
por
su sol fúlgido lucido.
semejanza
quiere contigo
corona
el día por aspilleras suaves
las
glorias que descifra tu nombre,
sublime
en altura por quier
anublen
desventura
por
mesura,
encumbrarse
la ya satisfecha
estela
endógena no osaba,
realizada
dispuesta
en
manos y cruz de Apolo.
Amante
lebrel
de
sentenciar causa y retiro.
Aragua
tribute el franco templo.
No imaginado,
con
peñascos y mi arroyito,
alevoso
corredor
robusta
bizarría
entre
furor de tus solos labios,
felonía
de caverna umbría,
retiemblo
atónito
sorteando
fieras,
amansando
mustia frente,
sacro
fuego tu esplendor
contigua.
Entre
tus cauces férreos amada,
quebraste
tu saliva y mi lira,
¡Oh
musa, tu encanto
no
me retires,
Batida
mi hada,
pastorcica
de Castilla,
invencible
de esta dicha.
El Castellano
Quiero
mantener
mi
suerte segura,
como
hondas imágenes
en
frío lacustre.
Agua
de labriego sordo.
Eco
en árbol de sigiloso azar.
Hombre
al menos
en
terrazgo seguro
al
pie de bandoneón,
clavando
cigarra
a
su escarcha afligida,
manos
trabajen
la
melodía
a
tu voz morena.
Primor
en viento
de
mi sepulcral prestancia,
tierra
o ceniza
eternal
mármol turbado
de
vida atada a tu vida
y
perseverante esencia.
Árbol
de luz y acento,
revuelo
a tu son
el
mundo no trasplante.
dulces
sueños
sones
flamígeros te aguarden
en
su seno.
Suelo
en miel
de
nota obscura,
guerra,
oh gran momento,
rizar
mis ascuas al viento,
hoja
que tu filial enmarca,
verdecida
mamona yesca,
invadido
por substancia
de
tu irisada voz en letra fraguada.
Resonancia
de altivos lares,
fecundos...
Llevo
verdecida mi sangre,
Asaltando
el trigo mis ojos,
palabra
con sonido
eterna
herida
resuena
que sigo en ti
como
aromo de flor
y
curva pitanza corva,
redimido
a la abeja
el
avispero ya no zigzaguea,
abre
cariño tu senda,
nácar
dispuesto y frágil
al
candor de mi cóncava vena.
Para
cosechar mi pena, mi cruz
y
mi condena.
El
Castellano
1. adj./ s. Que está en edad de mamar su hijo todavía es mamón. lactante
2. Que mama mucho o más tiempo del normal mi hijo pequeño fue un niño mamón.
3. Insulto sin significado preciso deja ya de pitar, mamón . capullo
4. coloquial Se aplica a la persona que toma con frecuencia bebidas alcohólicas siempre bebe ron, es muy mamón.
5. s. m. Diente de leche.
6. BOTÁNICA Vástago de un árbol, que le chupa la savia.
7. BOTÁNICA Árbol sapindáceo de América tropical cuya fruta es acídula y comestible. mamoncillo
8. adj. Méx. Se aplica a la persona muy arrogante o soberbia.
NOTA
: Nombre científico: (Melicocca bijuga.)
.-
Verdecida mi sangre
en son de mis latidos
de alto suelo,
oígo la agreste reverberante,
al pie de solaz viento
mi sentido.
En sones de férrea fragua
afilo mi metal primordial.
Canto a sus manos
de terrazgo quieto,
insubordinado.
Atadas sienes
cruzan tus ríos soberanos;
vegetal extasía
y cumbre en tu nombre
de perenne morada.
Vástaga palabra herida
de sonido disuelto.
Voz etérea
viviendo mi secuencia,
metamorfosea cual bronce
de hoz sin tiempo
resuena suave el hálito
desertor.
Soledad vigorosa
de voz difunta
sin morir mi pena.
Fragor redimido suena el martillo,
agua, tu risa y la suegra y nuera.
He de amarte
aunque tu hipnotismo dictes.
Ni olvido a primer vuelo,
perderte puede,
en la eternidad del corazón
y su cielo de soporífera muerte.
Perfilas camino a encontrar mi aljaba
y diriges su certera flecha primigenia,
por mi ardiente vena
danzo, danza mi lobo.
La áspera prisión de mi cordura,
cual amor con espejo,
siempre dura.
Cautivo mi soga enroscas,
calor sin ojos
como luz sin verte es niebla
y lejos paz, azul, nervio silente
ardua premura,
noche mi cruz
sonriendo amplia
mi condena.
El Castellano y Leannán-Sídhe a 12-12-2018
Por
mi olmo, Insurrección 04\2016 Reedición:
Diestro
albor
de
tiempo nacido
algún
día retorcerán las flores
al
mirar los astros
lejos
veo mi cielo colgado
al
trémulo desliz nacarado
vuelvo
jinetes
muertos
se
comen mi tiempo
un
día caminaré por fuera
veré
ajeno el dolor
me
carcome el sentido
por
el que colgar flores al viento
me
enamoré de una Hadita
y
hoy sólo siento frío
que
juega naipes helados de mi sangre
mi
Señora Hada
diestro
el viento
se
lleva lo que siento
telarañas
ahogadas en tazas de café
sí
esas que nunca tomé
el
paraíso de lo sentido
queda
lejano
dulce
cruel estampa
al
invento deshojado,
abandonada
la razón
queda
el fuego vespertino
de
todo aquello que duró
como
hoja mecida en suspiro;
yermo
terreno investido
por
el que se descubre
yerto
mi pecho
me
caminan las soledades del hombre
ya
sólo quedan bailando mis tenues sueños
cogidos
de la mano de flores
mi
pecho ya cansado de abrirse
florece
en ababoles de sangre
mi
pulso lo caminan ilusiones
siempre
se podrá estar peor
que
el muro que divide las dos realidades
en
mi sótano de luz cuelgo pensamientos
y
nacen opacos colores
al
atardecer de la suerte
yo
la amo en verde
brotan
mis pesadillas asesinadas
hoy
mi Sol agotado llama a las nubes
releven
su acto
yo
seguiré buscando la flor lejana en la Solana
de
su mar perdido.
Iluminó
mi vida donde ya mis ilusiones
son
un manto de caricias por entregar mi tundra
despierta,
como
siempre me mantengo fiel a la luz
llamada
esperanza de poder cuidarla
y
protegerla hoy y siempre
por
ella armo mi égida y avanzada.
II
¿Que
por qué te adoro?
Porque
ni el azul de los mares y los ríos
se
mide en belleza anisada
como
pura llevas el alma
ni
el brillo del sol y de la luna blanden
ni
poseen tu ternura
como
tu piel madura
joya
de alabastro y de miel
tu
almíbar en ambrosía al son de tu mirada púrpura
me
hago un templo de mares y océanos
si
lloran de emoción enamorada
yo
soy océano
porque
ni el fuego de los volcanes
puede
con el de tu corazón
y
el mío mece enamorado
el
sino de un sembrador labrado
esperanza
que espera
la
risa de tus labios
pura.
bella
ella
es mi azucena fría,
de
la tarde de mi corazón
que
llora
que
ríe
que
se deslumbra su calma de estrella inviolada
mi
buque mi navío
quiere
arribar
y
jamás naufragar
al
son de su fragua serena,
porque
su espíritu me clava
me
blande el verbo
y
el verso en silencio
ella
es Leannán-Sídhe mi acompañante en mi
naufragio
sereno
en
lides de su alma y esencia
una,
pura en terneza y pulcritud
soslayada.
III
Retiemblo
en
un tiempo
que
no me corresponde
agujas
inermes
al
eco sordo de oscuridad
flamígera
que
late y envuelve;
se
desdibuja mi horizonte
vestido
de guirnaldas
fugaces
y trompetas de los ángeles
el
suspiro cae derretido
por
tus labios mi señora hada
hoy
avanzo como ayer
no
tengo nada que perder
sólo
tu piel por enternecer
resquicios
del idioma del viento
crujiendo
persianas
y
los suplicios invernados
que
cayeron asesinados,
no
puedo elegir
llevo
años amándote
y
no se desvanece tu figura
llevo
años adorándote
y
no se desangra tu corazón
eres
todo lo que alcanzo
a
soñar de verdad
y
en la realidad me visto de sembrador
de
tu jardín de rosas
quiero
ser al que recuerdes
en
brea y espuela,
si
no mis sentimientos
por
ti plasmados en ámbar de Förüq
hoy
por hoy
ayer
por ayer
te
seguiré perteneciendo
desde
la malva-luna,
al
diente de león celeste
abriendo
yo en la flor de Odín
dame
un firmamento
vestido
de tu sonrisa
dame
un sol
y
una luna como tu mirada
que
visto de flores
de
todas las eras
dame
una salvación a mi alma
dame
un calor
que
me recorra la espalda
dame
un firmamento
para
que vivamos los dos allí
no
puedo descender
estoy
en el cielo desde que te insignia
y
solo allí encontré el idioma secreto
de
los pájaros al viento su nido sedoso
por
ti se desmochan
los
árboles tras el invierno
para
que resurjan cada primavera
con
la fuerza de un lucero
gente
dice que mi Sol ha muerto
mi
dios de dioses es invencible
te
alzo mi Sol
te
aro en albor
piel
con piel
corazón
con corazón
no
me faltará una razón
para
adorarte y mimarte como dicta
mi
sentimiento preso
estoy
esperando mi nueva vida
por
ti enardecida hasta que avance
y
tu ser abrace;
mientras
seguiré solo
como
mi pensamiento
y
mi imagen
se
alimentará de tu vivo eclipse de párpados
soy
yo quien pidió el cielo en colores
para
su amada.
Mereció
más que albo traje de su azur
eternidad,
fuente de su serenidad
margen
de esquiva puridad
en
su mirar.
El
Castellano y Leannán-Sídhe a 11-12-2018
I
Vislumbro
tu voz
que
clarea el soto
del
campo mi templada dicha.
Clarísimo
sonido
en
virtud y calidad
del
cristal
como
llamas se dibujan
en
la amapola de mi corazón
y
el azur de mi vivo ser
se
prende.
Nacen
relámpagos ruborosos
en
la fluidez de tu ternura
ensordecida.
II
HOJA
Rueda
mi azada
sobre
mi cabeza;
súbito
hematíes sanguinoso
que
me tiendes,
iluminado
mi ruginoso lienzo.
Río
virtuoso
de
mi acecho cual zorro
persiguiendo
en litigio
la
espantada tórtola.
No
es más hombre
que
yo, mi verbo.
III
HOJA
Quisieran
ser tus mejillas
soñadas,
dos flores
entreabiertas.
Mis
animalitos
como
falanges
o
nervios de estambres.
En
pie de luz
cantando
tus horizontales
muslos
gemelos.
Ilusión, dicha
o fervor
seguiré
quietito en el campo
y
su derredor.
El
Castellano
Tesituras
afables, filo inexpugnable:
Ensombrecido
en caudal
encumbrando
la tersura armoniosa
de
espadas.
Caudal
tenebroso
este
fiero, adusto Sol de flamígero son.
Por
la vena de luz de luna
mansa,
descubre su reguero
en
cal y canto su piel sedienta.
Avanzad
mis ciegos corceles
vamos
a sembrar nuestros ramilletes
y
que nos apiade suyo
el
Padre de los hoyos del sol,
surcos
extensos
con
superficies de luz,
llorando
a esa luna
que
blande mi runa de cuervo,
danzo
mi hoguera
en
un torno de cristal,
profunda
encañada,
de
apagada herida,
fui
niño ciprés, con pie
de
soto, entre acordeones
de
oscuros fresnos
y
pureza labrada en ojos,
hito
de fuerte mimbre
ahogaba
que soterraba
la
violácea arpa,
bajo
manos de mi madre,
un
río se acervaba,
por
sedientos muros,
sosiego
mañanero
que
acicala mi espada,
en
siglo de hondo tajo,
mi
montaña, cumbre de Nervión
irascible,
su clara secuela,
por
mi lengua de heno,
mi
hijo es de agua,
como
pretiles chubascos,
sudor
de senos
que
recoge,
una
égloga en Sol tramontado,
yo
sin luz,
febeo
arriendo,
con
espinas
descolocando
las ondas
de
su paso,
tapial
se alza entre mis muertos,
con
hoz que sosiega,
mampuesto
entre
sangre de mayo,
que
la tierra abre surco,
claridad
de amapolas,
magarzas,
por
un regato apostado
en
este mi tejado cristalino.
Hasta
avengar todo mi pasado
yerto
en huecos
y
fisuras de un tiempo difunto.
Por
él y lo acontecido
marcho,
afilo
mi zarpazo
abriendo
clavelinas
y
fuentes como inermes regazos
de
lo que dispuso
el
hierro de mi destino,
surcando
a solas
la bravura
de procelosas
tesituras,
en
colmena y comunión
de
mis ancestros;
padre
y madre soporíferos
en
numen del astro áspero.
Regio
Lugh mediando.
El
Castellano
Sembrar
unos versos,
en
nueva hornada
que
el río lleva
en estribillo
cantad
pues
que
cantaremos
los
mineros del verso.
Luz
y claridad
en
seno de nueva alborada.
Certeza
en mi corazón
que
late a las raíces
del
antaño oculto,
por
padre soy minero
por
madre soy barquero,
cavando
esta mi sombra
voy
al hoyo del Sol.
Medito
cual azada
de
tres cabezales.
Tiemblo,
retemblando
voy contento.
Onda
vítrea marco mi andar,
por
costales del Álamo
forjador,
a su boca de fuente solariega.
Sed
cándida de funesto, aciago sol.
Luz
en aire es del herbario viejo,
padrón
de arpa y su son.
Cantó
mi campana
vengo
por piadoso cerro
como
solitario
señor.
Oro
jovial seré
como
vena del ámbar
relumbraré
mi
añil,
amarillo
viejo.
Pintaré
lunas
y
sus anchas ojeras
que
relucirán sin ocasos
ni
malvas espantarán,
fríos
vernales.
Vendrá
la niebla clara
por
arboledas
y
pinos tupidos
que
caracolean
mis
ideas reverdeciendo
los
antiguos pesares
y
su alameda errante,
vine
por el murmuro de la piedra;
arraigado
yo voy de mi insepulta tumba.
Hierros
repican
sones
como astros cinceles,
desnaciendo
de la roca
su
candor mineral.
El
Castellano
Ensombrecido
querer
traspuesto
a los fuegos
del
hombre,
y
su azar flamígero
de
tres caras.
En
halo umbrío
alzó
rosas sobre Galatea,
alta
honra en flor;
la
más hermosa,
en
belleza gala,
sobre
el áureo
plano
insubordinado.
Astros
que callan su beldad
entre
todas las cosas.
Indecencia
bañada
en
vil ascua intransigente,
es
mi origen.
Aureola
de sopor iracundo,
por
las venas y sangre
que
me dio mi padre.
Que
quemar todo puede.
Aroma
en desdén
de
lumínica era;
que
nace de la tierra
la
amapola vieja,
cumbre
de Nervión
sobre
escala de savia borde.
Y
sus filos de alegría fecunda,
en
color de pigmentos
colgar
quiere.
Rosácea
tez avanza
su
inviolada amarillez.
Que
exuda entre notas
y
acordes su alto sabor.
En
copa, preside,
dicta
cual amor
😍 que morir sin amapola de fuego.
No
es complacer,
ni
transmigrar el alma
su
crisálida en romo metal
consigue.
El
Castellano
Tregua
soporífera,
blando
augurio
entre
escarchas rectas,
sombría
se alza
la
inquieta mirada,
recuerdo
entre
amplios lares
primigenios,
una
calma en trance
de
verdes estrellas
que
tensan
ásperas
cuerdas
de
estos ángeles de hielo.
Alma
en soto cercado,
avenida
sin fuego ni brea,
un
grito soterrado,
un
suspiro en vals
aplacando
el erizar
de una piel ausente.
Muerte
vana
o
flor de niebla,
transparencia
amarilla,
mitad
oscura.
Puro
alacrán
camina
de la vereda
a
la rambla enajenada.
¡Cuán
pulcritud no bastó!
Yerto
el viento,
mansa
late la espera,
en
irisada vega compadecida,
donde
suaves las fuentes
riegan
la sangre.
Ocaso
de morada negra,
fiereza
deslumbrada
en
sones
abriendo
el nacer de nueva tierra.
Vela
sin prisa
denostando
antiguo
sepulcro de adobe,
triste
olvido en destierro
de
mi sombra.
El
Castellano a 26-11-2018
Recta
acritud al evanescer
del
cenizo claror.
Un
soto escueto amalgamado,
un
tránsito por acordeones de fuego
y
venas calizas,
como
cromados aromos
al
extender de la estela inviolada,
madre
de mis fúlgidas cabelleras,
Pensamientos
que abren crisol
en
violácea arpa
durmiendo
mi mortecina desquicia.
Áurea
honra bélica
en
claridad de clareza inerme.
Atarraya
en pie del bandoneón
por
el que mi grillo sonando fenece
y
el centígrado decrece,
Cumbre
de romo hierro ultrajado
extasía
corpórea
esclarecida
la niebla.
Abertura
del gris que desnace
una
escolopendra en limbo
que
su mandíbula no le duele,
tiempos
mejores escucho.
Al
acecho insubordinado,
de
francas sedas
y
crisálidas vespertinas
acunando
las simientes del mañana,
horizonte
sediento como el ayer,
y
mis sarmientos
sin
esas manos ajenas.
Fulgente
chopo
etéreo
percal
por
el que apuesto tu soberbia.
Mi
ego es mío.
El
Castellano
Hueso
o eje central:
Acritud,
alacridad
acridad,
alacritud
crisol,
acenizado, claror
cenizo
amalgamado
romo,
fúlgido
mortecina, desquicia
violácea, atarraya
cándido, esclarecida
empírea,
áurea, estela
honra,
claridad
terneza,
clareza.
24/11/2018
Llueven
las estrellas,
tus
estrellas
de
tu sitio.
Sopor
flamígero inevitable,
moviendo
círculos
siguiendo
espirales,
qué
no daría
en
el centro de la caracola.
Serpeo
esta vida,
voy
rumbo al estupor,
desnudo,
la
penumbra mueve
yo
de esta ausencia opaca hago nido,
resueno
alto bajo tu pavimento,
estela
en rubor de nácar
y
una sombra mía se hace tuya,
para
ver y brindar por la tormenta,
un
solo de arpa abre esta nube de hierro,
resquicio
tenue, veloz mi densidad
alza
en pulcritud
pordiosea
mi miseria otra esfera,
pude
ser adorable
me
quedé en lo hondo
tu
silencio,
una
vez para cada vez
volver
ataraxia
este
brillo descarnado.
Hoy
por ti
mañana
será turno
de
mi araña de acequia.
Abre
mi claror bélico
tu
profusa esencia
riza
eleva, mi desdén
por
el que nacer en seno tu azur
es
cabalgar tu iris
en
letra montado,
y
perecer en cuarto de luna
misma
alegría
caracol
de espejos
laberinto
en tela mi honda aura
si
decidiese seguiría indemne acontecido
de
quererte sin perjurio.
Incólume
seguiré espectro
de
este mordido silencio.
El
Castellano a 12-11-2018
Vestigio
yerto,
al
candor del astro.
Una
luz en onda
como
limpia esfinge cegadora.
Es
un aspado sentimiento
entre
serviles ruegos;
los
arrojé todos al fuego,
cenizas
enervaron pavesas
al
amplio aire.
Honda
pena que soslaya
que
habita
la
pulcra espina
de
mi razón.
Cavé
una fosa
en
el patio de mi araña
donde
enterrar
mi
fiel sobrecogimiento.
No
logré más.
La
tierra me devolvió
la
flor de su recuerdo.
No
tuve ni compasión
ni
vencimiento
del
aura de este pesar.
Remembranza
que existo,
porque
no marchitan
los
pétalos de este dolor.
El
Castellano
Fuente
de tu ánima:
Virgínea sombra casi tuya, casi mía,
etérea
cadena que amilanaba
a
dos voces purpúreas, purísimas,
albor
en simiente, franco,
inabarcable,
de esencia
en
ascua flamígera al tacto.
Lasciva
entre hondos secretos,
sierpe
de una mirada verde,
promesa
en ojos de rocío esmaltados,
romos
hierros en crepitar de albores
y
ondas extensas de inerme sostén.
Pulida
atraviesas mi tardío,
por
sotos de espuela
y
carcoma translúcida.
Tierna
sombra en transistor
me
desciendes,
en
sienes nativas de ti
océano
abierto
o
tierra madre sin numen de estela.
Coagulaba
yo sin fragor
cuantas
dichas tejidas me dictaban
su
cruel esperanza imberbe a ojos ignotos,
como
aceros ruginosos
en
umbrío páramo de monte
con
bosque implacable,
albo
rizar de sus enraizadas
espumas
verdes.
Heridor
azar de noche lisa,
por
luna espolvoreada,
escala
de un eco
que
crujía las ramas
de
un tiempo oxidado,
quiero
tus ojos sombríos
de
luna sempiterna
mi
dama de oscuridad tenue,
camuflada,
desangelada
abre
tu sombra
dejándome
adentrarla,
sin
tus hálitos
no
vuelan las golondrinas,
y
mis murciélagos
se
recogen del frío yerto
que
peina mi alma,
sangra
mi árbol
de
este horizonte palpable
mi
caricia en Sol mayor
que
te ilumine
y
sea certeza de fresca agua del azul
imantado
hasta
percepción, ilusión o vida.
Hereda
que transmigra, transmuta
mi
sangre malva.
Sotos
sin voz
de
alaridos en magnificencia
exacta
de este carbón y ascua de pluma.
El
Castellano
Somos el destino,
los hombres muertos,
la historia difunta
que se escribe de su vida presente,
yo te he querido más que nunca,
como siempre mi ángel de tierra,
una muerte cercana
como besar tus labios que gotean,
una muerte próximamente,
oscuro venidero
anclado en sortilegio
como Mercurio gimiendo
a Venus en sideral arpa
del soto tu léngua flamígera,
destrenzaré el purísimo surco
del azabache,
como amar la vida
de tus límites astrales,
enajenar rauda estrella
y colgarla de un hilo de tu pestaña,
en pavesa de un aire
que trae flagrante,
quiero leer los libros de tus montes,
reflejar el sudor de mi frente
en vals de avance y retroceso,
duro, limpio, intranquilo,
compás de irrigada sien
de agua clara,
coger los peces de tu cauce
y devolverlos incesantes
a la vida de volver a comenzar
en el aleteo fugaz y resonante,
un sentido que no ignoro,
ambrosía de tu acre de piernas gemelas,
ruborosas; fuente de metal y de argenta viola,
comprendo entre espartos
y atravieso nueva tierra fecunda,
sólo por tí, solo por mí
al destape de pasión a raudal,
como dictaba el tordo grajo,
entre mis dos engranajes
que destilan la carrera del nardo hinojo,
carne tuya que comulga áspera
la espera,
cariño vida, fantasía
de mis alas de bronce,
y el celeste ojo insignia pasajero,
sólo clamaré en ti,
seré quien quiero ser,
oscuridad iluminada.
Presente.
El Castellano
El
yerto,
esfumino
de
la torcaz silencio,
en
sotos de ranqueadas
magarzas
al sigilo de blancos
álamos,
acequia
cercena
el
oro en tierra
por
donde mece extasía
lebrela
alada
tras
la matutina liebre.
jauría
de fiero colmillo.
Aúlla
el vaho en pensamiento,
ávido
cual estela tangible
que
sigue la galga.
Sopor
maldito
de
torvo pico,
en
ala negra de grajo,
crascita
mi sien aquella huella,
un
día de campo.
Anublan
hijas de tiniebla
un
sol desempolvado,
en
batalla de Candamvis,
con
tempestad que soterraba
rostro
abandonado;
en
estancia yesca,
descarnada,
sigo
la ceniza del fresno
y
el quehacer encuentro
de
esta mi vida oscura.
El
Castellano
Azur:
De
tu savia
extraje
tu tierra,
era
como matrona ciega
y
dulce, de blanco seno
lleno
de hondo heno.
Dulce
jugo en oro viejo;
espolvoreado.
Frondosa
villa
entre
sierpes y caléndulas,
hermosa
villa inquebrantable,
era
tu boca maravilla,
de
santo sueño de sol
y
pétalos de girasol.
Suave
rumor
de
pecho en ala
y
alma erecta.
Duda
el dolor,
destierro
de este abrojo
al
cielo
compasivo
campo
en pretiles candores
y
venas sin su calor.
Albas
huérfanas
entre
rayos de miradas altivas.
Abre
mi pecho el frío colmado,
Tierra
de nacimiento
vespertino,
convertido,
fuente,
ala o roca,
trilla,
espiga
o
verde grama mojada, blanda.
Tierra,
silencio
o
espada.
Fiel
oruga que soñaba volar
y
que volaba en alas montada.
Canto a la fuerza de la
naturaleza:
¡Oh
lluvia!
¡Oh
tormenta!
Que
con tus rayos
iluminas
la oscuridad
de
la noche.
Fuerza
devastadora
que
hace desoladas regiones,
incendia
bosques,
que
inunda vastos territorios.
Fuerza
celestial
rayos
cargados por Zeus.
Nubes
negras y densas,
vientos
devastadores,
que
arrancan árboles enteros.
Granizos
que arrasan cosechas,
tejados
y persianas.
¡Oh
temporal! Que sacudes con violencia
la
mar y los barcos de los hombres,
hundiéndolos
y llevándote sus vidas
al
fondo del océano.
¡Oh
fuerza de la naturaleza!
Que
llenas de vida y destruyes
a
la vez.
Fuerza
devastadora y vital.
Fuerza
destructiva y magnífica.
Que
contigo no puede el hombre ni
con
sus diques ni con sus presas.
Tu
agua corre sin descanso por la tierra
anegando
y llevándose todo a su paso.
Tú
no entiendes de bien y de mal.
Tú
sólo surges como la noche o el día,
como
la brisa y los vientos.
Sin
arrepentimiento ni conciencia devastas y
arrasas.
Y
el hombre que se ha creído todopoderoso
siglos
y siglos no puede contigo.
Naturaleza
grande y hermosa pero mortífera
a
la vez.
A
ti te invoco con este poema.
Para
que alivies la sequía que corre por España.
Por
sus parajes y páramos España te necesita.
La
tierra te necesita, el campo te necesita.
Los
bosques te necesitan.
El
hombre te llama a gritos y mira
a
los cielos con la esperanza de que llueva.
Para
aliviar su sed.
Agua
de vida, agua que da vida.
Agua
que forma nuestros cuerpos y tejidos.
¿Qué
seremos sin ti?
Si
no riegas nuestros campos y ríos.
Moriremos
por maltratarte y contaminar
tu
atmósfera.
Han
llegado nuestros días,
hemos
acabado
con
la selva, tu pulmón.
Hemos
derretido glaciares y los polos con nuestra
soberbia.
Y
con nuestro pensamiento de que tus recursos
son
ilimitados.
Pobre
ser humano que con su ignorancia ha dañado el planeta.
Te
ha maltratado hasta dejarte sin árboles y sin bosques.
Tus
océanos sin peces.
Ya
no llueve como antaño.
Hemos
cambiado el clima.
Dioses
se están vengando del hombre.
La
vida volverá a surgir después del hombre.
El
hombre ha destruido su casa
y
todo lo que le rodea.
Sin
conciencia alguna.
Sólo
sobreviviremos los hombres de los dioses;
que
vemos la naturaleza como obras suyas
y
que la cuidamos y respetamos como don divino.
Perdona
al hombre que ha destruido y asediado
tu
creación.
Yo
a ti te invoco naturaleza celestial.
Naturaleza
divina.
Haz
que llueva sin descanso.
Esteban
el castellano
Noche
silo de oscuridad
destapada,
traspasas
mi
ventana entre espejos
tu
voz se hace la dormida.
Carruajes
malvas del sueño
taciturno
entre las espigas.
Fuegos
y fusiles iluminan
tu
dama de oscuridad,
amanecida
por soles
que
bajo ella
parecen
de trapo.
Canto
a tus pestañas morenas
a
tu iris deslizado
entre
colchones sonámbulos
te
clavo este guiño
a
tu dama de sosiego.
Por
este hueso único
desangro
a mi murciélago.
Altas,
profundas esferas
gimen
luciérnagas.
El
otoño tupido
se
acuesta con mantas
de
hojas arrebatadas,
árboles
desnudos
que
descansan,
ya
no hacen el amor
con
el viento,
persianas
de un tiempo oxidado,
al
abrigo la vida contra el frío
de
la luz.
Escarchas
de punta
lloran
las avenidas
victoriosas
de la noche
que
todo devora
y
mece lentamente
con
su ojo de sombra.
El
Castellano
Solo,
acompañado de una doncella escarlata
que
me late y envuelve mi fascinación,
este
día vuelto noche sólo por ella,
no
tengo piel soy agua de su saliva,
rocío
de su comunión de estrellas
trashumantes,
plácido rasguño de rosa,
yo
no tengo sombra, no tengo aliento
ni
alma puesto que soy vampiro
de
su silencio,
alzo
mis cuchillas de luz, coronas vestidas
de
fugaces caricias al alba forjada,
edificios
hirientes de mi amor etéreo,
canto
alto que ella me hace
sentir
eterno,
como
el cuchillo inmortal de su silencio,
cargo
mi luz para atravesar su corazón,
disparo,
su alma es mi blanco,
mi
párpado de la noche llora por su beso escrito,
rizada
saliva verdadera,
estas
rosas del alba cantan
que
si admirarte es para siempre,
seré
guardián de todos los latidos punzantes,
porque
solo tú sembraste la belleza,
hasta
colmarla de infinitos sonrientes
que
mis ojos lloran,
pintando
la veneración a lo que en silencio
trepa
y escala
la
caléndula enraizada en mi corazón.
sigo
y seguiré tu camino
que
me lleva por el cielo,
corto
el aliento de la noche,
al
despertar de mis sentidos resplandecientes,
no
me despiertes,
eres
mi sueño de penumbra y sus formas de mujer.
Late
mi caracol siniestro con la forma de corazón.
El
Castellano
Obtuso
limbo,
de
perenne yerta cárcel.
Entre
sosiego y dichas,
enajenadas.
De
oro en paño sus barrotes,
por
crisoles de luces rosáceas;
un
Sol muerto rige
su
fiel compostura deslumbrada,
aojo
que blande su pulcritud
de
estelas inermes, rectas, embelesadas.
Cárcel
recta y umbría
sin
pestañas lucientes
es
mi querer.
II
Mi
querer pulcro sin sonrojo
ni
otra senda
de
yedras esquivas.
Avanzo
sin mirar
el
solo llanto
😿 vestido de la ambrosía, verdura.
Un
desliz y supe
que
nací por un destino superior,
escrito, predestinado, independiente
de
lo realizado,
él
ya estaba fijado.
III
Pude
ser otro
pero
no soy adorable.
En
esta cepa broto que afilo
este
sino desdentado
y
su cruel miseria
gira
en alambres,
de
azares flamígeros.
Vine
a la tierra
y
soy de ella
con
lo que ella es mía.
En
pordiosera complacencia.
IV
Mi
amor, mi familia, mi gato,
no
son míos
por
lo que soñando sé
que
existo.
Una
alondra y un piquillo
huyen
de mi ilusión postrera.
Mi
amor de nombre
en
batalla
como
insecto de barbas de oro;
un
llorar eterno de rosa
🌹 o instigadora bajo fronda suave
de
carnal caricia dulcísima,
postrera
senda.
ODA A LOS CAMPOS DE CASTILLA
¡Oh
viejo encinar! Que llenas de vida los vastos páramos de nuestra geografía.
Que
bajo tus veredas han visto la vida infinidad de seres vivos.
Y
hasta has dado de comer a hombres y animales.
¿Qué
pena tienes que mueres sin ninguna explicación?
Por
la mano del hombre que ha contaminado tu tierra,
ha
explotado tus recursos hasta ahogar la tierra que te vio nacer.
¿Por
qué mueres tú? Que has sido tan
noble.
El
águila imperial
ya
no vuela sobre tus cielos.
La
sequía se ha apoderado de tu tierra.
Haciendo
asesinar tus raíces con hongos
Que
te matan por dentro.
¿Qué
penas tienes? cuéntame.
Tú
que has visto crecer al hombre por varios siglos y que fuiste su pan de cada
día.
¿Qué
penas tienes? Para morir sin explicación.
El
hombre te libró de los incendios limpiando el monte,
pero
te ha matado contaminado el aire que te rodea.
Tú
que vives siglos y siglos y das cobijo a numerosos animales,
¿Por
qué mueres sin explicación?
Los
campos de castilla te necesitan.
Pero
ya es demasiado tarde para ti el hombre te ha dado muerte
con
su avaricia y sin ningún arrepentimiento te ha matado.
No
solo eres un árbol eres un ser vivo creado
por
dioses.
Como
el hombre y como tal es nuestra obligación ayudarte a hacer que crezcas sano y
fuerte.
Pero
ya es demasiado tarde para ti.
La
vida se te escapa fugaz y con ella toda la fauna a la que das cobijo y
Sustento.
Cuando
el hombre se mate por destruir el planeta en el que vive,
volverás
a nacer.
Y
la vida seguirá su curso sin el hombre.
¿Qué
penas tienes? que mueres en soledad y en silencio.
Tus
hojas caen mustias y abatidas, tú que has sido
emblema
de castilla, orgullo de jóvenes y viejos.
Te
mueres sin explicación alguna y el hombre no puede hacer nada
por
ti.
Gracias
a ti el Imperio del sol vio nacer su armada invencible.
Y
sus galeras de remos, un imperio con tan
vastos
dominios
Que
no veía ponerse el sol.
El
hombre que con tanto esmero te cuidó y taló con sus manos y brazos.
Tus
ramas muertas han modificado la atmósfera y ya no llueve sobre tus campos y
páramos.
Los
olivos te toman el relevo.
Te
talan sin compasión para sacar madera y tierra de cultivo.
¡Oh
viejo encinar! vereda de la infantería española que sacó tu madera para librar
ardua batalla contra turcos donde Cervantes perdió el brazo.
¿Qué
penas tienes? cuéntamelas que el hombre no te escucha.
Ya
no hay mochuelos, ya no hay águilas volando y anidando en tus ramas.
¿En
qué monstruo nos hemos convertido? para hacer daño a la madre natura.
Que
nos da cobijo y alimento.
Ya
no llueve como antaño.
Los
ríos se secan los embalses se vacían, los peces se mueren.
Contaminamos
nuestros ríos.
Fumigamos
con herbicidas que van a parar a la tierra
y
al agua de los ríos matando y asediando al cangrejo autóctono y a infinidad de
peces,
que
la península Ibérica vio nacer en abundancia.
¿En
q monstruos asesinos nos hemos convertido?
Cuéntame
tus penas que yo me las sé
todas.
Hemos
traicionado nuestra naturaleza.
Nos
hemos convertido en viles asesinos de vida.
La
única fauna que llegaremos a ver serán las granjas de pollos
¿En
qué nos hemos convertido?
Ya
no somos humanos somos monstruos.
Ya
no quedan humedales, los pájaros migratorios pasan de largo
al
volar sobre España.
Tú
que has visto nacer al hombre y ahora se ha vuelto contra ti
y
te mata y mueres en silencio.
La
tierra grita, tus raíces gritan, tus ramas gritan, pero nadie lo oye.
Somos
hijos de Dios pero los animales y los bosques también.
Dios
se avergüenza del hombre y del monstruo que ha creado.
Ya
nos castigará.
Pero
tú te mueres sin remedio.
Y
contigo la conciencia y el alma del ser humano.
MIGUEL
ESTEBAN el Castellano
I hoja:
Canta
mi piedra
por
perdida esencia,
promesa
de luz del sol.
Azar
de imposible
fuego
fatuo en tejas
que
son nubes de altos cielos.
Serenamente
místico, me alzo.
Ascua
empírea fueres
o
carbón del destino atronador.
Mito,
constelación:
constante,
pura flamígera,
eterna
de cimiento terreno
sobrevivirás
a lo alto.
Escarno
mis solas sombras.
Promesa
de tiniebla,
promesa
tibia,
nunca
alcanzaré luz tan ardiente.
II
hoja:
Perecer
a los cielos que yo amé,
te
amo en medio de mares,
entre
pulcras esferas feroces.
Clamor
por férreos bosques,
boscajes
de tu sed de miel,
arrebatada
tú, de tu albo espíritu,
generosa
es la penumbra
eco
pálido de azul viejo
virginal
fuerza de noche añil.
Presencia
misteriosa
en
haz, de luna áspera.
Destino
opaco, inclinación
por
verdades de monte desgarrado.
III
hoja:
Tránsito
estremecido, el río,
ligero,
nitidez de espejos
que
dulces presiden
hondas
tierras.
Constante
agitar de sus fuentes.
Resplandor
baten tus argentísimas alas,
palabras
entreabiertas
buscando
dicha.
Esencia,
eclipse de mi sangre.
Sideral
cuerpo estrellado.
Sigilo,
tus pupilas
con
las que a fuerte garra
me
amas,
y ardua
me miras.
IV
hoja:
Lejos
queda el miedo en cestillo,
a
ser feliz; si tú escribes.
Por
esos juncos que el día
no
cierra.
Un
remero hábil,
desnuda
la noche.
Bogando
que su luna sonría.
Oscuridad
larga
que
nunca secunde.
Desemboca
arriba ardiendo,
tu
frente rosácea abarca.
Mi
armadura, mi espada, fragor,
pico
torvo, ojos cerrados.
Penumbra
desconsolada
por
riveras de mi ciego Arlanza.
V
hoja:
Fondo
de monte
en
el verde mar
de
tu boca.
Claros
rectos, únicos, confunden,
luz
vasta y su sombra
que
más ya no languidece.
Viento,
velo, acallada luna.
Muda
escucha
espesos
vellos.
Faroles
latiendo
corazones
en celdas
con
llave de tu alma.
Noble
secuela
de
mi dios Gemineye.
Entre
azucenas de la tarde
mi
suegra y consuegra arde.
Rubricó
tu gentileza, orquestando.
VI
hoja:
Luminiscente
polen
en
interiores de colmena.
Abro
espumas esbeltas.
Desnudeces
en carnal tomo
de
mi cepa.
Brusco
y dormido
en
leyenda diferente.
Caí
a mi tierra.
Toqué
maravilla, flor de supremacía.
Palpé
tu olor fecundo
a
esquiva adormidera,
de
tu órgano erizado.
Por
tus estelas claras
que
escriben galaxias
y
agujeros de luceros.
VII
hoja:
Viejo
pabilo iluminado
humo
rojo vióse apuesto.
Gallarda
tu entraña.
Decreta,
no cese
Mas
nunca mi terco aljibe
que
te escribe.
Con
ojos rendidos,
ojos
cada vez más humanos.
Pureza,
tu plata.
Amortecida
ahuyenta la negra Parca.
Piadosa
suerte
en
sombra densa montada.
Eco
amplio,
ley
presunta de todo linde quieto.
VIII
hoja:
Difieren
ligeros, tus sortilegios,
de
verbos que nacen.
Ya
nacidos estudio.
Ellos
que escalan mis ojos.
Opulentos
pinos reposan
su
verde nupcial.
Ato
presunto borde,
llego
a tu almena
donde
vive tu alma serena.
El
Castellano
Cuchillo
de doble cara II:
Tú mi ventana volada,
un
cristal que escapaba,
recto
hacia el frío desertor,
nazco
del suplicio invernado,
no
erró mi destino en llamas de sangre,
se
iba alimentando mi camino afligido,
entre
yedras desoladas,
y
su escarcha helada,
era
una nueva era sola,
en
la que alzar alas rotas rasguñadas,
y
enraizar en esta copa de sangre
borbotones
relucientes.
Un
monte dividido, dos espejismos nacidos,
reflejos
en par de lunas abotonadas,
un
ínfimo horizonte derretido
en
azar de lo que prevalece,
un
iris yerto y su magia nocturna,
sin
razón cabalgada a la novena luna,
titubeaba
mi dolor en mi sien enraizando,
un
despojo pulido hasta que relució,
despojo,
de mi alma que no quería
que
no toleraba parásitos,
era
una voz dentro de mi voz,
yo
la amé sin importar su naturaleza,
hoy
la pido permiso para que me deje descubrirme,
encontrarme
desde el hueso a la cábala del muerto,
abierto
mi pecho, un despierto retuerto,
no
calculo eso es del experto,
subvierto
mi agua en este desierto,
advierto
a las vidas de un día que mi alma revierto,
y
mi ser divierto,
el
sentido opaco injerto,
hasta
mi dicha pervierto,
quedando
mi cauce abierto,
aúllo
a mi lobaluna para que siempre sea mía,
preludio
de mi posesión certera,
como
mi solear nocturna en luna de trapo,
de
sombra ramificada,
eterna
rama asida a mi vida,
paralela
entre dos ríos de brea,
entre
dos realidades,
razón
y locura
una
buena y otra estupenda,
hasta
juntar en eclipse
las
dos dimensiones de quien quiero ser
en
un abrojo entre tierno y filoso.
El
Castellano
Vetusta sombra que corre
sus yardas,
corredora de mi
intranquila mecedora,
melosa quietud abre
ella,
guarecido yo en la luz,
yerta infecunda que
dicta se calle
su silencio
insubordinado,
cual veleidosa aspa de
incendiada veleta,
que toda magia devora,
hálito desprende
que cuervo yo,
firme en tierra llamado
Förüq,
sentidos y mi alma
erizada,
fragantes aromas su
saliva
encumbra en letra
destinada,
el gris era blanco
y el blanco negro.
Ulula enardecido mi
sino,
inabarcable campo
adormecido,
enervante tranquilo
sosiego,
arrullo a mi golondrina
de metal,
y nace una quimera
vespertina,
por cuántos forrajes
avanzo,
se descubre un
chupacabras,
parecía una piedra,
voló a otro monótono
medio
oculto entre el esparto
sembrado.
Es este sol una lluvia
de efímeras ascuas,
en una botella me nace
la dicha,
por ser de agua su
esencia,
Todo circula una
totalidad sola,
cálido aromo confunde un
espino amarillo
su desnudez filosa
en mi plaza de campo
sobre su espina,
todo ensueños, vagamente
terco,
escucho a ojos cerrados
mis sueños en los que en
hechicería
su rostro se dibuja
través sus filos de almíbar,
yo contesto mineral
candente,
pudo ser bastante
el llanto del azabache
abarcando yesca ceniza
aparente,
noche, noche tus alas de
oscuridad
jamás tenues blandes;
te besé este día tu
triste despavorida alegría,
ya sé que esto es prosa,
disculpas,
rayo de luna creciente
me rige mi propio cenit,
yo la digo bésame
que tengo contraseña
descubierta de
hipnotismo severo,
ya, guardián
de pena sonriente
nacida,
estela violada
de errante sueño
descorchado,
en mi barbecho soy el
autor,
dueño de mi propio
cementerio,
ni alcanzan cenizas
ni ascuas aparentes de
quien yo era,
decreto Ataraxia
absorbente
a 9-02- 2019
El Castellano
I
Blándeme
en mitad del campo,
sólo
allí que la encina enraíce mi carne,
el
hinojo lata al son el tambor de sus flores,
la
carrasca grite verdades del monte,
vereda
quieta, enarbolada,
soledad
disparada sin descanso,
sólo
allí reinará mi alma,
en
letras escritas en las hojas de vida,
las
lindes teñirán de rojo y negro,
de
tinta y sangre el resurgir del añil
aliento
dibujado de toda vida en color,
del
albor a la muerte en flor
se
alzará mi latido con su amor.
El
Castellano
II
Hálito
silente
yo
creo en ella
porque
su piel demuestra
que
los sueños se cumplen.
Volamos
juntos al viento
como
molinillo diente de león.
Hoy
la vereda canta nuestra canción
dos
corazones en un mismo latido unidos al unísono
Su
carita que llama a la mía
de
su cuerpo es mi caricia
por
ella el piropo jamás escrito
solo
desvelado en su oído
Sólo
al viento le pido viento bonito
mantenme
en su destino.
Que
de lo vivido muerdo su corazoncito.
Weche
tengo en mí la fuerza
escrita
corriendo como puma gris
de
sus Andes por sus campos
sus
margaritas que mi te quiero
no
sólo su nombre, llevan, e incitan
en
caricia ella me quiere
del
ababol a la verde espiga
Yo
la quiero a ella mi margarita.
El
Castellano
Sentido
yerto:
Renace
en la piel,
en
el albor sin conciencia,
hace
más frío que antes
sentido
muerto, caído
olvido
yerto
raíz
del ser
más
callado que el invierno
avanza
camina a voz
todo
lo que he perdido
polvo
de estrellas, hierro de océanos
piedra
de montañas...
hazme
recordar alas cansadas
cosas
grises que te gustaba sentir
mi amada
así sabes
horizontales
que no puedo olvidar
ejes
verticales de conciencia
sin
dormir
danza
la primavera del lugar
con
mi soledad pintada
en
la sangre de mis ojos
todo
lo que veo teñido
la
ilusión cae en gotas derramadas
cayendo
congeladas
desnudo
mi cuerpo en la penumbra
del
segundo quieto
raíces
comiendo mis venas
hojas
de mi historia mustia, abatida
sentido
muerto
viviendo
por ver morir el momento
momentos
atrás que cae el recuerdo
sin
miedo, sin sentimiento
todo
hirviendo
sólo
este sarmiento de cuerpo
esperando
que juzguen a su alma
libre
de maldad
quién
estará allí
quién
vendrá a darme un camino que seguir
solo
en la oscuridad
donde
todo comienza
las
sombras me reconfortan
y
veo en luz mi vida
para
encontrarte
algo
que darte de dentro de mí.
Un amor
rugiendo en la boca de la estrella.
El
Castellano
Aguerrido
albor
Diestro
del mar a la montaña,
visten
sus flores coloradas orgullosas y sentidas
cual
caricia de su jardinero que las ama
el
viento armado escala cual seco rayo
su
sol enturbiado se paran las oraciones
Hipsípila
dejó su crisálida
en
un caballo alado recorre sierras y sus manantiales
recolectando
toda simiente desde todo confín
al
inerte sombrío albor,
mientras
su fría luz crece y camina
sin
franca tapia ni verja que detenga su escalar
vuela
vaga la libélula para posarse en su hombro
recio
brazo arrido ninguna simiente cae a su lado inerte
que
lleva que trae a su castillo olvidado
hechiceros
de todos los reinos desvelaban que sólo
un
reino se mantendría vivo
y
no era el del humano ser
Hipsípila
cabalgaba por naturaleza su religión
abarcando
de la tierra a la lluvia
cual
rayo cortado de Sol su cabello
los
pájaros trinaban en su castillo
Hipsípila
siempre vivirá como invencible Sol.
El
Castellano
Final
con comienzo
Retina
escarlata,
su ojo
de niebla
y
bruma que avanza
donde
corta mi flor de luz
el
sendero,
esposa
del Sol al mirar
lumbre
quieta, retina abierta
muerte
final con comienzo
en
alabado fin de existir
y
quebrar el tiempo
conquistando
el terreno.
Sangrando
raíces que gritan,
aullando
hojas al viento,
pintando
su dispersión eterna
como
sustento y cobijo
de
toda vida
mecido
del insecto al mamífero
desde
el helecho
al
alto árbol
hoy
canto para ti
vida
vegetal.
Mi
caricia te sembrará
una
y mil vidas más.
El
Castellano
Flor
de tierra
Fuego
en el agua de su mirada
de
los vientos auspiciada,
la
ceniza consumía su carne
ardía
sin mesura su compostura
naufragó
valles y sus caricias
su
bandera fue de su vena acequia
molinillos
fugaces sus pestañas
de
él se enamoraban las hadas
de
ella la primavera entera
con
cabellos del rayo de Sol nacidos
ojos
de tierra sin lugar era bella
clamaba
su voz la cima de la montaña
descendió
abismos
para
anclar su esencia en la belleza
que
late y envuelve su huella
conquistada
en miel
su
ambrosía
gemía
la caricia
para
brotar altares de hueso
y
murciélagos de sangre
lloraba
piedras en sabiduría prendidas
la
bondad alzaba en servicial entrega
su
fuerza era de su amor hoguera
él
lloraba flores para ella su amada
su
verbo a veces tornaba carmín
en
pétalos de silvestres rosas desangradas
su
voz germinaba la tierra a su paso
el
amor a la tierra no le detuvo
ni
sostuvo en fracaso,
encontró
con ella el amor
que
le fue negado llorando espinas
y
si sus abrojos nacieron no fue
más
que para rajar el viento
difuminando
el tiempo en estaca
de
eternidad con fuente y manantial
anclado
gozo en armonía
bailando
de la mano y naciendo del alba
jamás
capturada
pupila
enfrentada
que
mecía
que
gritaba
siempre
te amaré musa de agua mía.
El
Castellano
Quimera
quieta
Umbrío,
tibio,
al
resguardo de voz habitada
serena,
llena de luz
en
este linde
donde
corta mi sendero
y
florece mi sombrero
al
viento
ojos
llenos de paz,
sendero
atravesado
en
árboles de sosiego
encontrados
en
hálito congelado,
lumbre
quieta se dibuja,
espino
amarillo que clavas al guiño,
calor
de mi calor,
cauce
de mi sangre displicente
desde
la montaña al valle
luce
mi traje
para
encontrarte
vestida
de Sol y caléndula
mi
bella doncella escarlata;
resplandor
dorado
al
trasluz de tu amor,
granate
mi sed de tu cuello
al
destape
mi
río de calma y arrojo
en
réquiem por la rajada tierra
en
albor de la centella
colmando
su belleza
donde
mi carcoma quieta
mira
y avanza
sintiéndose
en armonía plena,
yo
fumándome un cigarro
en
la piedra de tu belleza,
quién
te alzara voz
entre
los campos en flor,
fuego
de tu fuego sin más razón,
ciprés
que clama protección
para
sus muertos que vela
tejo
morador de siglos y cobijo,
ababol
de versos de piel y abrojos,
desde
la verde espiga
a
la mora sin espina
y
su zarza esquiva
hoy
te veo como eres
y
perdona
me
apasiona
ser
guerrero de nuestra luz
donde
avanza mi quimera
y
mi pasión poseerte entera.
El
Castellano
Tierra
en el viento
Quieto
silencio investido
doblado
en el filo de la hoja
ese
umbral que corta mi calma
avanza
en un sentido
rápido,
veloz el resguardo de tu
amada
voz
encontrada
cercana
donde
estática enhebra la silente parca
fluye
de un confín a otro confín
yendo
mi barca atravesando el brillo
al
compás del sí bemol mi traslúcido pío
y
su suplicio en la carcoma
que
recorre mi horizonte
infinito
pintado en el borde de la ola
en
la espiral de la araña y su tela
la
flor de difunto abre su luz
al
resplandor del cielo
que
cae emplomado
Se
corta mi alma para aullar
en
la centella
quemándose
en su hoguera
hoy
el viento lleva nuestro nombre
mi
árbol será sentido
en
cada flor de niebla
la
bruma su color gris dejará
en
este jardín de mundo viví
para
sembrar mi aliento
que
cayó como tierra en el viento.
El
Castellano
Silbido
de la centella
Claman
verdades de la tierra
por
nacer y resurgir
el
eterno ciclo de la vida, muerte
y
resurrección de la simiente al albor
de
sangre sin condición
yo
soy por siempre
Así
como dura sonrisa y guiño
al
azar de la existencia
efímera
esencia
apellido
y nombre que nada representa
como
resplandor de la centella
cargo
el silencio y el infinito de mi verbo
resopló
en la montaña sin nombre
de
mi tierra que jamás tuvo dueño
latido
sin final
agua
de manantial
va
girando mi vida por enraizar
yo
soy siempre
el
eterno comienzo sin final
aullido
del viento
hoguera
crepitando la tierra del volcán
Río
que acaba y resurge del mar
ese
soy yo por despertar.
Resurgir
Hoy
las fuentes bullen
los
ríos desbordan
las
vidas dejan sus grises
de
invierno y sonríen
al
alba de la lluvia
que
toda vida mece
sal
al jardín ayer sembré mis ojos
esperando
que la tierra fuese sangre
las
raíces mi boca
y
la planta mi cuerpo
para
con longevidad imperial
llegado
el momento
decir
de este jardín yo no he muerto.
El
Castellano
Compilación
2018:
Solitario bogo,
aterido
soplo de la montaña,
pastor
de tus astros,
torres
de nidos de tu saliva,
perfilada
tu sombra me acompasa,
mi
sayal remiendo
entre
sedas
de
moreras de ensueño,
olvidos
me trepan por enredaderas,
tarde
en la tarde mi esperanza vive,
si
soñase volaría a tu vera.
Sol
este de oro
ciñe
mi álamo negro
y
su esmeralda araña,
cumbre
te nombra
en
la saeta mi oscura golondrina azabache,
traerte
conmigo siempre
eternidad
risueña, melosa
sangre
de mis dioses.
Señora
tú de silencios
y
sepulcrales vértigos,
no
amansa mi fosa
la
dulce azada de metal soporífera,
carne
y cuerpo
mi
rigidez de pluma,
lírico
trasnochar.
Claro
cristal entre paisajes,
ceniza
de recuerdo
es
ella, recuerda,
aire
desnudo fama de estrella
inviolada,
mi
musa bella,
un
azar flamígero
que
no pido ni alumbro,
no
espera
ni
las aguas de tiempo inmenso,
jamás
complacen.
Ay
día, rosario terco,
deja
ya la gloria,
grandeza
en amor
se
llamó belleza,
lastimada
mi carne desvelada.
Gusano
soy
que
hila su capullo,
tejiendo
desde sentir interior,
mi
vida en serenatas blancas
levantaré,
su
fronda,
inabarcable
vergel primoroso,
cuenta
mi linaje
alas
ignoradas de mi pecho.
No
podrán tapar en vida
mi
silencio que aflora.
El
Castellano
Terca
mi sangre,
tiempo
del frío río
inmenso,
todo dado en espinas
su
rivera,
por
ciega neblina bajo
con
tabaco precoz,
pienso,
todo
he soñado
para
el letal lecho del olvido.
Mi
temor sorprendido
alega
que no existe;
vida
o belleza,
ala
o metal cansado,
gloria
de grandeza, ¿Dónde?
Mi
tabaco de neblina
ahonda,
penetra y surca
la
esmaltada silueta de tu figura,
por
mi caricia ruda
y
el agua afligida,
admirarte
yo cual fugaz garuma,
anisado
vive el cielo,
nuestra
blanca estrella
mineral
candente
refulge
su luz desnuda,
por
vespertino son
de
todo lo que tiembla
como
abanico de mi pluma.
El
Castellano
El
Principio estaba en la Colina.
Un
hecho,
claridad
de brea encendida,
o
transparencia de pez de cristal.
Timón
enfurecido
que
tormenta iracunda tizna,
Cuervo
en el alma
mi
ser alzo, prendo,
mi
idea luce
cual
hollín de azabache tuviera,
gragea
mi voz un crascitar
de
mi señor Baco,
persona
de garabato nombro a sombra latiente,
acaso
opacidad de materia cuidase,
sacrificador
mi tiento.
Sonetada
su parda sepultura.
Falte
mi ley, sonará la albilla.
Diablo
aguador mi buen Luciente;
cordobán,
recuerdo de soleta,
no
me faltará maceta,
Parnaso
que ya cae asaetado,
cisnes
negros,
de
Apolo,
cuidados
como vellón descendía su grajo.
Musario
monte yo he sembrado.
Yo,
pensamiento y porfía guardo,
me
los retiemble
el
Sol lucido,
ninguno
estribe
mi
mesura,
Señora,
valerme quiera,
ni
peligroso
el
tiempo Bárbaro se me pareciera.
Förüq
Insondable,
la luz
de
tu impalpable seña,
guiño
áureo al latido,
insubordinado,
labrado
en
madero de este hierro,
ya
dejó de ser infamia tornasola
en
ascua de piel borrosa.
Ensueño
alado te alzo
mi
musa en estridencia recta,
develada,
reveladora senda
dictas
que afliges voluptuosa
cuan
cerilla arrostra mi alma,
rebulle
tu sueño alado
de
golondrina azabache,
no
perturba mi paso
tu
luminoso azar encorajinado,
en
sones del capataz del brillo primero.
Arde
no se colma mi vaso,
al
cantoral
fraguo
férreo lazo,
indivisible
alianza, comunión
de
ambos argentos astros,
como
entrelazan alba y ocaso,
pura
seda mi correr
de
atleta precipitado,
arrostró
mi
piedra espectral,
tu
brisa ya nunca más fría.
Alumbró
mi sien
el
fractal de frágil leño.
Y
desveló que todo es y fue
más
que un sueño.
Enmudecida
siembra tu garganta
lamo
la tierra boca a boca,
tu
raízsalvaje me toca,
como
verde planta a tu corazón invoca,
silvestre
y musical nuestra rosa azul canta,
henchido
de tu voz voy
mi
doncella escarlata.
El
Castellano
Oración
a la misa del alba,
revuela
una golondrina,
esquiva
los ramajes
cenizos
del fresno,
abre
monótona brisa
una
caricia de tierra
por
el musario cerro,
carrascas
afilan allí
sus
flores de piedra
para
dar sus bellotas,
ya
escondida la luna de seda,
aumenta
un zorzal su trino,
sube
entre rayos de sol
la
espuma de un desnudo álamo,
a
su raíz un precoz mamón
sonríe
al iris de nueva luz,
un
grillo chirría su nota
en
melancolía por nuevo cierzo,
la
encina secular
no
pierde atisbo de rigor
en
follaje,
como
nervudo verde
que
no llora,
la
retama grita al esparto
que
su amarillo impera,
plegaria
entre verdades del monte
un
nuevo esplendor
canta
la paz sepulcral del campo,
como
luminaria entre río reverdecido
en
tapiz de terruño arado,
aria
dolida en arrebol
de
sollozo verde,
lento
abre su retoño la tierra.
Entre
vid de nueva espera.
El
Castellano
Quiero
mantener
mi
suerte segura,
como
hondas imágenes
en
frío lacustre.
Agua
de labriego, sordo.
Eco
en árbol de sigiloso azar.
Hombre
al menos
en
terrazgo seguro
al
pie de bandoneón,
clavando
cigarra
a
su escarcha afligida,
manos
trabajen
la
melodía
a
tu voz morena.
Primor
en viento
de
mi sepulcral prestancia,
tierra
o ceniza
eternal
mármol turbado
de
vida atada a tu vida
y
perseverante esencia.
Árbol
de luz y acento,
revuelo
a tu son
el
mundo no trasplante.
dulces
sueños
sones
flamígeros te aguarden
en
su seno.
Suelo
en miel
de
nota obscura,
guerra,
oh gran momento,
rizar
mis ascuas al viento,
hoja
que tu filial enmarca,
verdecido
mamón,
yesca
su sangre;
invadido
por substancia
de
tu irisada voz en letra fraguada.
Resonancia
de altivos lares,
fecundos...
Llevo
verdecida mi sangre,
Asaltando
el trigo mis ojos,
palabra
con sonido
eterna
herida
resuena
que sigo en ti
como
aromo de flor
y
curva pitanza corva,
redimido
a la abeja
el
avispero ya no zigzaguea,
abre
cariño tu senda,
nácar
dispuesto y frágil
al
candor de mi cóncava vena.
Para
cosechar mi pena, mi cruz
y
mi condena.
El
Castellano
Mi
alma vespertina:
Anubló la tarde,
su
grillo bruñó su último acorde,
el
día escapaba deprisa.
Con
perfil de cerro viejo,
desfalleciente
rebrota un viejo hinojo,
su
tallo de nuevo anís resurgido
de
entre sus escamas anuales.
Lentamente
un charco se apodera
del
sueño del paisaje,
todo
siente que su agua no miente;
nostalgia
entre borrones de savia nueva,
caminos
se perdieron entre retazos su verde sien.
Mi
corazón
por
mamones de carrasquillo,
entre
ensalmos de romero silvestre,
entre
rosas caninas de añiles fauces,
vendería
mi dicha ya cansada,
por
su prosperidad,
lejos
su tierra que ellos querían,
dime
mamón de almendro
si
yo todo hice hasta pedir permiso
en
tiesto mi patio de la araña
acogeréis
vuestra segunda vida pautada,
esclavitud
sumisa de compostaje superior.
Alto
ventano os puse a todos
mis
hijos adoptados.
La
fortuna os reverdezca.
El
desencanto final no hallaréis,
por
oscuro redil de mi cuidado,
os
descienda la gloria.
Sórdido
plano en tierra nueva,
de
ocaso desnudo con infinita alba,
mi
mano brindó por vosotros
con
sueños sin cruz
encima
mi pecho.
Mis
hijos invernales os ofrezco mis cantos
y
sangre de esta tarde muerta,
sois
más nobles hoy que si nunca os hubiese desterrado.
Enjutez
en cobre irisado, un sol de trapo,
frondazón
del musario cerro
que
indemnes, os vio nacer.
Volar
mis criaturas sin osar
el
cielo de las plantas.
El
Castellano y Leannán.Sídhe:
I-
1/09/2016
·
Mi
polilla desvencijada
nace
del espejo que crepita
una
boca de esfera y su artificio,
revoloteos
en torno a la bombilla
que
más quisiera ser ella la estrella
que
te atrae
tu
noctámbula sed
de
espinas blandidas,
un
viento lunar se reposa
en
mi ventana,
siega
del mar oscuro
que
todo tiñe de malva nocturno,
hoy
estoy aquí
ante
ustedes cigarros
para
latir
y
que vuestro color
sea
expulsado,
recibo
que acuso
ponlo
en mi pierna
caminaré
el infierno
por
si consigo pagarlo
con
mi sangre algún día,
serrana
se torna mi almohada
de
su musgo y lozano rostro,
por
el canto de este caracol
que
ya no late se quedó seco
en
su intento,
es
una luna menguante
y
su aguacero litigio áspero,
un
iris y un prisma lejano
es
mi hombría un surco
en
mi jardín de cementerio
por
el frío rígido
y
sus cristales de hueso
de
un sol
que
le enfadaba su luz.
II
19-1-2019
Nuestro
tiempo derretía
como
oscura poesía,
hermoseaba
una melodía
de
tu voz serena;
en
virtud y nota
de
un salve a tu condena
que
hollaba.
Con
inspiración sublime húmeda,
se
arrostraban tus azules labios,
fuego
sacro, oh musa
de
esplendor retirado,
cóncavo
cielo que más no habita.
Este
dolor sin manos, todo ojos
te
visualiza quebrando la lira
de
mi pecho naciente,
Vana
memoria, destierro evanescente,
placer
oía,
sucumbir
acaso al frente,
virtud
en sollozo,
por
oscuras sombras latiendo inerme
mi
dicha que relampagueaba,
esta
estación de hielo,
y
azabache nevado en la retina,
límpido
tu celaje golondrina nocturna,
brillas
bailando tu presencia ruda,
no
aseguro más que lo que no puedo conseguir
con
ímpetu esforzado,
esbelta
tu flor
brilla
fugaz su vaga huella,
que
enraíza tu candor de frente,
brava
fuente,
que
me brinda mi corona
de
brumosas tempestades.
III
Te
brindo y dejo mi destino incierto,
sobre
las zarzas de la tierra
de
mi camino,
armonía
solaz de ojos duros
y nítidos,
silencio
expresivo, desunía;
santo
sueño,
su
quietud inabarcable que mío
su
transcurso que yo te miro,
mi
dama del pensamiento mío.
Sañudo
el arrebatarme,
el
designio inexorable,
mi
guardia implacable,
sentir
late eterno en y sobre la tierra,
en
su vientre profundiza
su
raíz de tiempo
que
es huella eterna, con infranqueable tapial,
a
esta luna canto,
su
aspereza que germina
invernal
siembra difunta.
Toda
sombra ella fulgura,
crepúsculo
esparce por colinas,
su
luz agrietada profundos lagares ilumina,
alma
de tierra acuso
en
ocaso que mece, y yace su digna,
inefable
espera.
El
Castellano
En la noche
como
etérea surtidora
de
azules, longevas aguas.
Esencia
de tiempo
y
su febril carcoma,
verdad
o mentira
todo
lo tuyo gira.
Ya
tus aguas en sustancia;
oscura
abre el seno
de
mi acrisolada fuente,
luz
de natura
a
sol oculto,
que
en mis manos crece.
Y
su noche aparece,
coge
este mi solcillo,
al
candor de arreboles,
dictarán
mi exilio,
amigos
a pie de página.
Gira
este solaz trompo espacial,
o
arduo ligamento severo
en
sentidos y sentires férreos.
Corazón
verdecido,
con
semblante déspota milenario,
acurruca
tu raíz salvaje,
como
fe firme
de
argento ángel,
tu
carne rememora el libro olvidado
de
tus falanges dictando,
tomo
brotando del destino insumiso,
endiosado
como púrpura de nieve roja,
azar
cromático
de
tu agua geométrica,
mi
musa cristalina.
El
Castellano
Miro tus ojos en los míos,
como crepitar enroscado
de enredadera
como filamentos que adhieren
mi retina.
Son luces bailando
en el rocío tus labios,
ensayando sones
de espirales en espera,
apacigua mi alba
sobre tu río,
de infranqueable seda;
desliza tu brillo por mi ensenada,
silencio mío de corbata,
deseo de cristal o divagar
jugando nuestras sombras,
camino o pensamiento,
anudar deslizando el viento
en tus mejillas,
recojo mi aliento
que marcha acariciando
tu mirar sereno,
vestigio de tu figura iluminada
por mis enajenados candiles
al rubor de astros.
Perdóname
sólo es mi amor
como reguero surcando el viento
de tu insondable palabra,
rayando fulgores en esfera fría,
rasgo perpetuo de perpetua seña;
lienzo deslucido
ingrato cuan abarca mi espejismo
de acariciar tus ojos
si así danzo en la luna
de tu alma,
enseñándola que la quiero,
como a tus peces de cristal.
El Castellano
Sintonía plena, alzada,
no me acobarda,
en un barquito de tela
voy a captura de tu rocío permisivo,
con la vela de tu sonrisa
beso tus ángeles,
me guía tu guiño
por astrolabio,
argos efluvios
de tu querer en una caracola.
Amante no vuelvo
de soledad
ni de ceniza aparente
que alza su claridad.
Cayendo mi carne
envuelta en tempestades dichosas,
rebelde en tierra,
y mi ángel yo figuro.
Traje es mi tiempo,
muriendo la sangre va,
destino esa luna
que el alma entabla.
Conmueves esa luz que mi llaga
se encontraba,
ágil ala de oscuro viento,
tu onda luminosa me aúna,
mis ojos de niebla no quería,
salina luna deseo
de tu llanto emotivo
como brotada tu siembra
de alegría descansada,
y más no estabas en la curva
ni de otro sueño
ni de otro principio sin final,
eres sólo tú espiral
de tu dignidad
imposible de finalizar,
refulgente trazo
la cúpula desposeída
nuestro azar.
El Castellano a 24-01-2019
Surco tu blancura primorosa
en aleta que mi mar de tierra
entona, fulge la honda ojera
que casi arrostra mi alma.
Una pureza que tizna
tu enclave del mañana
alta fronda de espesura
bañan tus labios
sobre mi araña
diente en el fondo
de súbito crepitar
baña, fulge luces calmadas
apacienta el viento
sin saber cómo,
una ascensión de reflejos
un relámpago
entre dos oscuridades aladas
una luz desertora de mí,
tibia en profundo llano
una estela clara, vive que llora
belleza indómita.
Limada urna casi tuya
casi mía,
rueda y pasa
entre mis perpetuos siglos
transcurres vida
entre solanas, cauces
entre yacijas y cáliz
sin borde
agujas mil
ciñe que venceré
este agujero invencible añil.
Irrumpido, casi rayo parecía
servir a la tempestad
de Candamvis
pulcritud diminuta, arriba aristas
rauda, la sombra ha girado.
II a 25-01-2019
Vera efigies...
Dama oscura,
refulgente doncella escarlata
de mi argento blandir en pensamiento;
me aposentas en cada sangre,
al hendir
mi sarmiento, bronca hendidura,
blancura espectral,
risueña mía,
no pongas agua a mi fuego,
hiervo por enlazarte mi barbecho,
de poeta que por tu Identidad,
anochece la aurora galopada,
tu abismo por fin me acaricia,
tu imagen pura
prima enroscada
a fundirse en propio espejo,
filiación suprema
aclara mi aura
allá en la luz.
Haces tu pupila mi sangre,
nocturnos trenes
contiguos a los andenes
que cantan a tu raíz primera,
de primavera.
El Castellano
Bajo el signo de la luna Azabache:
I
Me
llama en la noche,
me
acaricia su recuerdo,
con
sus caricias desvanecerse
quiere;
y
renacer en la oscuridad
del
ocaso eterno.
Comprendiendo
y llevando dolor.
Yo
sin comprender su aparición.
Pero
recreando su alma viajera.
sueños
serán, pero cada día
la
siento más.
En
la belleza de imaginar
la
complazco con la sencilla palabra
de
amor a su alma
sin
cuerpo.
Que
me acompaña
desde
que sufro por el querer.
II
Te
busqué detrás de la estrella
más
brillante del azul eterno.
En
el suspiro de amor
que
corre y descansa
entre
la inmensidad de un parpadeo.
Entre
la oscuridad que alcanzó
a
ver la belleza que envuelve
tus
imaginadas piernas,
adentrándome
para reposar
siendo
una sombra más.
Y
te encontré en mi sueño
más
cálido, en el cielo encerrado
que
liberé.
En
la noche que mi amor corrió
en
tu flamígero seno,
y
te amé aunque fuese un día
en
la penumbra.
Para
así no olvidarte nunca.
III
Manantial
fulgente de inspiración
tu
mirada tierna sin compasión.
Matices
de esmeraldas
tu
pupila enfrentada con mi pupila.
La
golondrinera el aroma
de
tu piel frágil y esquiva,
con
sus amapolas amarillas
el
color de tu áureo.
Un
piropo, el suspiro
de
mi amor eterno.
Que
corre que escapa y vuelve
el
cosquilleo.
Tu
boca con mi boca bebiendo
del
mismo agua del deseo,
tu
piel con mi piel
avivando
el ascua
del
sentimiento preso.
IV
Resplandor
de auroras en los recovecos,
donde
se refugian mis ilusiones
en
mi pensamiento.
Tu
tez conoció mis manos
y
mis manos te moldearon para su recuero.
Eterna
batalla a la noche,
cuando
noto tu ausencia,
la
noche que galopa
y
yo con palabras sufridas,
de
nuestra vida sentida.
Ya
no hay felicidad entregada
con
besos y roce de nuestros cuerpos,
medida
y entregada,
ya
no te buscaré en esa nostalgia.
Me
enamoré de la vida
y
nada me falta
porque
todo me llena.
Te
volviste a pasear por mis sueños,
y
en ellos nos reconciliamos.
Vuelve
a mí el dulce tormento
para
vivir soñando
con
el recuerdo.
Y
amarte soñando despierto.
V
Noche
en vela de navegante
sin
destino,
noche
despertada,
por
la luna.
Y
acariciada por sonrisas de estrellas,
cercanas
y lejanas
según
sean miradas,
a
través de la copa de sangre
o
con la nostalgia del corazón.
Luz
a la vela que ilumina la pluma;
tinta
de ánima mezclada
con
los recuerdos de una vida a tu compañía,
pasada,
con hielo y fuego, con besos
huidizos
y fulgentes,
eternos
y efímeros,
con
sueños rotos,
y
días de amor
a
la sombra de tu reflejo,
disuelto
por el embiste del tiempo,
que
partió mi corazón en dos y un cuarto,
en
el que me alimenté de las rosas
y
flores desangradas.
La
copa de sangre
en
recuerdo
de
una sonrisa que resplandeció.
VI
Amada
mía te escribo esta noche invernada
detrás
de la estrella apagada
que
yo te amo amada.
Luna
mía, tú mi flor que brilla
luces
bonita, estrellita mía
sólo
tú eres mi vida
runa
azabache mía,
jamás
se apagará tu boquita,
que
llama a la mía.
mía
sólo mía,
mi
flor de luna
sólo
para mí encendida.
Yo
nací para tus ojos,
madera
de los cipreses.
Yo
sólo soy escarabajito,
yo
camino despacito
de
tu mano, duermo contigo.
VII
Sólo
soy lo que tus ojos
dicen
de mí.
Sólo
soy amor, vivo en ti;
yo
nací de un rayo de sol,
dije
soy fuego sin más razón;
de
mí la sangre huyó,
yo
sólo viví como flor
al
muerto le di helor,
porque
yo viví solo, solo
como
vive la flor
pero
ni aroma tuve
ni
tuve color,
sólo
tuve polen carmín rojo,
que
a la tierra llegó.
VIII
Muerto
vivo, si no te miro;
luna
muerta vi encender
y a
mí llegó.
Para
yo decir viví, fui, amé,
reí,
y con su amor
digno
orgulloso sucumbí,
hasta
de su boca morí
pero
un día desperté
frío
como sol que fui
y
ella huyó de mí.
Así
mi condena
cuando
yo muero,
ella
vive por mí.
IX
Amada
inspiración lejana
o
cercana, según seas mirada,
del
interior embelesada
alma
de mi alma,
espíritu
sin nombre.
Destello
sin horizonte.
Luz
atraída cual estela indefinida,
venda
que el ojo no vea;
orilla
de mi barcaza,
sin
suspiro, ni terraza
cruel
hornaza,
letanía
sin lejanía.
Ni
caricia existe
sin
manos que te modelen cual arcilla,
lugar
de mi lugar sin hallar;
bello
templo tu mirar.
Ni
beso existe sin sentimiento inicial.
quién
afortunado
que
en mitad de la rima,
muriese
para no cesar.
El
Castellano
VUELTA AL AZAR INTANGIBLE:
Malva alcea sp.
Rehogo este empeño, traspuesto a los fuegos del hombre
y su cuerda, tiempos pasan germinando. Diestro ambivalente; en dirección
umbría, subsiste colgando huesos de sus pestañas huecas, abriendo el espíritu
suplicante, cenizas laten, la quebrada fluye:
-Amada quodi pragma, vers troba paremo,
laetitiaexspectaremorstimunmalum, quot flama sed ardit et dilectusmundi,
descentcaelis, set infernustenebras.
Un iris de ojo negro, en estos pilares que abren el
fuego, alzan estaciones que correr, años que hacer, tierra y su linde abierto.
Estrellas que matan, mi aliento petrificado, atravesado por estos ojos que
laten tu figura en fértil lluvia de pretiles gestos al alba más preciosa,
crepitando mis fuentes y su dragón de abrevadero eterno. Fuente fría, profunda,
abre su brillo en secuela que arrostra mi dicha. Oscuras alas, a un frente de
retinas, y sienes escalonadas, va que fulge la caída de mi falcata. En este
cerrado horizonte, rizado, expuesto, consumado, mis soledades tejen. Una encina
que lejos habita, cerca grita, yo soy por siempre, eco que profana tu aparente
sepultura, entre verdes valles, que tenidos en furor de sangre, exclaman: -Ay
la sangre verdecida, al candor y negror de aljabas hojas esquilma la tierra sus
venas, y quebrada la sierpe tu piel cita e incita, ay la tierra. Ay por ella ,
sea mi hundida victoria, por este umbral, silente, que fragua mi frente, por
Himeto se alza mi puente; por esta cepa y su Dionisio afilando cuchillo, los
lindes rinden en ocasos de ocres, la tierra nueva en cal de espera, sus
colapsos en tules iridiscentes, cabalgaré el astro, traeré la flor naciente a
Hipsípila, vaga libélula, dragón volador de mi suerte, de una montaña a un
dulce valle cabalgo, injertada la sombra invencible, traigo la quebrada ascua,
por si reverbera un tiempo muerto. En el que no dolía esta rivera. Agudo filo
nacido, mi destino. Recuérdame en la tijera, desdoblando la espera, hoy por
hoy, mañana por ayer, el frío sí, en la piel, de estas cuchillas sonrientes, y
su esperanza carcomida, acabada en hoguera. Miénteme aparte, ancla mía en gozo,
el violín de mi idea, corriendo por fuera, marchando lanzas de tierra, y el
tiempo solo, hinchado, dormido. Rehúye mi pasado, que se clava en mis brazos,
mírame aparte del punto y su silencio seco.
II
Esta vida en el centro un rayo de Sol, miro su caricia
en pétalo de brea; arde mi sinfonía. Deshace la lejanía, hasta ser ese lejano
carrusel de estrellas por boca, vida por mi vida y yo, qué no daría. Aciago
vilo descorchado, en fanal infinito de campo y sangre hierve destapada la añil
floresta, que a veces sonriente, acampo, a veces abatido en su recogimiento de
verdes espadas, brotan verdes espuelas sobre su yermo inacabado, viaja su idea
como culebra de tierra su densidad pordiosea. Jamás vencida, o siempre con
fugaz aleteo entre estambres, vencía que llegaba cada primavera, por cerros su
ocre era padre, por llanos fiel hijo, de compostura olvidada. Por copas de
árboles, brindo esta suerte, encontrada, por los besos que puedo dar, del
azabache mi dama, que entre forrajes avanza, a desenvainar mi espada. Diestro
coraje sembrado, entre mis espuelas. En los bravos halos envanece evanescente
que envilece mi estrella apagada. Vence que quiere brillar, a ella mi oscura
amada. Esta negra noche, que avanza, fluye y escapa mordiéndose la cola, entre
luna argenta, deslizada, por sus filos de pestañas acuesta su hijo ocaso que
resplandece. Tierra invernando, acogen pendientes de aire, fieles terrones
desmembrados, una mujer sembrada, de acogedores racimos, entre sus malvas
runas, su pecho, un trabajo que floreaba un compostaje sereno, con dos botones
solapados, ella, sembrada en paja de primavera, era capaz de arrebatar la
solana de molinos fugaces. Vestía el regazo de la cepa, donde sangre hacía
alarde, al rebujo su trilla, gorjeaba simientes, desde claro oscuro de nueva siembra,
mojaba su añoranza, fiel en composturas olvidadas, de las espigas de agua,
recomponía suspiros de las tierras mojadas. Un silo dormido se afilaba; era su
momento, sin capa, con espada; abría su maternal vientre en flores de carne,
afinaba su silueta un corcel sereno. Con diente de aire, tomando de su
blanca tez, cabellos de rayos solares. Caminaba un sapito, teniendo guarida,
bajo una piedra semienterrada, era o no era, plañía la nube, desde el canal,
que depositaba a la acequia, entre los surcos de la sed que las plantas
aguardan. Para su dama campesina, llevar su siembra que ni el clima negaría su
vida. Donde una perfidia sobresalía su corazón brillaba, más que el metal de su
azada.
El Castellano a 30-01-2019
Ambrosía, una sed que yaga
y calmante mi pecho muerde,
flamígero beso
que en tus labios yo impregnara,
enmudecida mi garganta
converso con tierra,
vigilia feroz
que me olvidaba,
sueño sí,
supe lo que veía,
polvo, nube, larva,
desholladura en sangre de rosa,
cegado el día repleto
sin edad, sin sepultura
sólo en tu torso
volver a amimar,
veo lo esencial en tu mano,
candescencia de ángel derramado,
olvidando la llaga
de su fuego atravesado,
creció mi sangre con fuerza,
latiendo su premura,
labrado cielo sin soledad
ni muerte impura,
soy fuerte,
extraigo la cáscara
de tu dios resplandeciente,
lejos oigo el filo de la una,
la retemblante
esencia de mi eternal suerte,
que te dictó
cuidado en aire cautivo
soy soldado por un sueño
que tuvo mi gato dubitativo
ante el zorzal que dispuso tres nidos.
El Castellano
Ver esplender tu sonrisa numinosa:
Atónito resuena el tiempo,
blandido,
que solicitaba una dulce poesía,
esperaba de aquel furor
que tus labios, llena.
A la noble, parca, sobriedad
de bizarría no acusaba,
como robusto bosque
que adentra alevoso,
el corcel de mis fuerzas
creí descansada mi felonía;
soberbia sin cadena,
oh musa entona surco,
libertad cantada.
Frente mi fiera
invencible Castilla
yo amaba.
Mustia frente lloró
esta lira,
de encanto no huiste,
años ardientes en caricia pagaba,
voz tuya llamada,
que en gesto y canto
la vida hermoseaba.
Amada dama mía
recuerdo tu solo almíbar,
en sones que el Parnaso regaba,
crecía mi dicha soslayada,
en atrio meloso de ambrosía ostentada,
insurgente queda mi semilla;
como funesta bayoneta,
presa, abatida y retuerta.
Líquidos cristales meces
retratando azures de ecos plomizos,
estridentes,
vengo abriendo hasta el amanecer,
asesto un litigio que avenga
mi paso, hasta divisar esplender
tu pura, numinosa sonrisa,
hasta quedar ciega madre luna
en halo de lúmina,
su poderosa, invencible
competencia
que dictará entonces nuestra flamígera dicha.
El Castellano
Oh rauda visión,
puridad en estela
cuánto abarca la eternidad
sola,
viste mi pozo,
en oscuro negro tapial
de los vientos flamígeros,
¡Brighit!
Concédeme tu protección,
como principio sin final ni comienzo,
como yo tu semilla,
tu brote y nueva siembra
en fruto de espiral,
como buena obra
llamo a tus cumbres
para vestirlas de los pétalos
de los valles,
mi vida, mi árbol, mi dicha,
mi ¡Amor!
La encumbrada tú
Brigantia
de los mares de tiempo,
madre de insepulto don Arte,
musa primera incipiente,
Poderosa hija de Dagda,
diosa triple
de fuego en espiral
naciente,
mi vela baila a tu sombra,
recio sirviente de Candamvis
te trata,
el relámpago es mi humilde centella,
inviolada,
solicito me abras el portón verdadero
para nueva siembra,
la simiente de mi fuego,
aliento en portento,
de vestir tus pozos de flores;
Breo-Saighit atraviesa mi alma,
¡Oh flecha ardiente tú!
oh lágrima sonriente,
candor de mi árbol de ceniza,
lanza de enhiesto ciprés
te habla,
honrando al Jefe o Padre de los dioses,
tu Fiel trisquel labrado,
diosa Dana
protégeme en la lucha,
mi buen amar
te envuelva y arrope.
Morrighan
acoge mi incausada victoria
descendiendo el reino de los dioses
a mis ojos y manos,
buenas obras son amores,
no buenas razones,
FACTA NON VERBA.
El Castellano
Voy a aquel oscuro bosque,
que a veces moramos,
blancas van las damas
como céfiro puro,
que blanquea su calzado,
alegres pasos clavan las muchachas
como verdea el monte
y los pinos abren sus nidos verdes,
diario, misterioso, y místico
se entierra el sonido.
A esta hora
que estrellas brillan,
una nueva luz
en el fervor del silencio
no es un mirlo;
ni alondra,
es un tordo matutino
de las nueve,
que llamo Severino,
tordo único, rutilante,
en distinción de pájaro
que camina igual
que toda su estirpe alada,
en azabache,
oh noche,
brilla ya tu silueta.
Compruébame los ojos,
en umbría caricia tangente
a la ausencia habitada
de tu grillo naciente,
como un azar
donde no cierran otros ojos.
tristeza apagada,
fuiste mía,
¿quién te quería?
a dócil soplo de polvo pálido,
tú pura, inmiscuida,
yo nunca te ahondé la mano,
desliza mi invierno,
que ya en luz
alcanza el tercer cielo.
Sin términos tristeza
fuiste mía,
como borde afilado
de mi alma y su terneza
que ciega
toda oscura tiniebla danzada,
entre tallo, espina
y mano afligida.
El Castellano
Hijo del mar:
Sereno estruendo,
en azul calmado;
unísono centelleo.
Tormenta, rompientes
en cenizas olas;
canosas crestas,
de sus morenas salinas.
Cansado vengo yo
de moler sus eternidades abisales.
Ola, dame tu espuma
como blanca gaviota.
Y abre tu caracola 🐚
de espiral sonriente
que lleva a tus profundos senos.
¡Oh madre!
Conduces tu encanto
a inframundos
cubiertos de lágrimas.
Tu encanto no ahonda bondad ni maldad,
arrostra con poderosa mano
al incauto o al aventurado.
Al tiempo que se baña
en tus intangibles fuentes,
este que arrastra
sus engranajes
de principios sin finales.
Fondo sin pozo,
ni manto.
Tu eterna serenidad,
turquesa tu hondo vientre,
siempre nacarado
donde guardas crisoles
de reflejos tibios.
En pestañas,
que el agua cabalga.
Y mi vida traspasa;
centella de tu mirada
cuál candil sortilegio te causó,
como incendiar tu agua,
o blanquear tu azur
inabarcable.
El Castellano
Aleteo de tu luz fraguada:
2015
Telaraña de vorágine.
Araña descendiente de turbios,
de lúgubres pensamientos
de etéreas raíces en aristas;
blanco sueño devorado
al compás de cuclillos nocturnos.
En ondas de listadas cadenas,
y su esclavitud
del latido en viento pronunciado,
torbo crascitar asido,
un final dictado,
de la oscuridad.
La era lumínica
comienza por esta esfera.
Entre sogas de mi calor humano
se columpia mi grillo,
verdes ojos míos,
verde trato de mi sino verdecido.
La noche quiere ahogarse
sí, en sus ojos.
Que su sonido visten,
y desvisten,
por el maullido de plata,
por carcoma del mutilado
iris insomne.
Es sólo sangre
en tus ojos.
Es sólo mi vena sonando,
alcanzando tu osadía
de oscura esfinge
del silencio escarlata.
Llora mi azabache
por tener piel de arena,
y brotes añiles
de azulete
de esta noche destapada.
Por estos nidos tejidos
mis abejas ocupan sus panales.
Abren fúnebres procesiones
de todo lo que dejó de ser.
Y así descolgar
de esta araña la tierra 🌍
en eternidad.
Förüq
Aplasta mi sombra,
casi transparente en rostro
contra sí misma,
derrumbando opacidades vírgenes
de granates profundos y ensueños
de espumas en vientre
caracoleados.
Ballesta súbito forjada,
a tu entraña efímera, densa prestancia.
Derrite mar de boca su melodía no entonada
que pide extensa, negra noche
y sus espectrales corceles en cal y crin,
en adusta tibieza del romo hierro forjado.
Tiembla que rueda
paz, orgullo bello, talle etéreo.
El desliz ráyame firme,
conservo mis principios numerados.
Reluce mi roce pulido en sinfonía abierta;
Entrecielo asido,
cielo encerrado vislumbré
como antorcha de tres llamas
enredada pesquisa
su cuerpo me serpea la dicha,
cromático canta,
palpita mi iluminada tristeza
haciendo camino en un vals de silencio acallado.
Vendrá mi torvo grajo
se constatará mi lucero roto.
Con sus pechos en la tierra;
tu arpa
inimaginada esencia, éter encendido,
consumado.
Turba mi aliento
bajo mi pecho a ella quiero,
con montes limpios, serenamente místico
avanzo
enturbiado por sarmientos, sus manos.
Delineaste viento ella mi morar, mi hexámetro,
Lividez plena, candil en secuencia inamovible.
Fuga el desaliento, ascua empírea
largueza secunde
con todos los jirones
de mis alas.
Diáfano, ancho, repleto
a trote primerizo.
No cabalgarás, el dulce sabor
de mis cuerdas destensadas,
ni el son de los tambores repicará
alto, alto como tu voz se hace completa,
no cabalgarás si no es conmigo,
cabalga,
cabalga,
el llano, el cerro y esta gloria
que me escala,
un beso,
unos labios,
una nota rígida de mi sangre por ti candente,
que sólo a mi lado, cabalgarás de luces astilladas
en astros, galoparás luceros de ojos
y sembrado clamor
en tu bosque hallarás.
Cabalga redonda, osamenta de luna,
que sólo a mí encontrarás.
El Castellano
Alzo digna,
insepulta encrucijada
de estos mares de tierra,
me avanza la enervada raíz
de la sangre
que todo sostiene.
Encrucijada de sangre
en los pliegues
de tu boca rosácea,
pude ser yo centella
de raudo rayo,
oxígeno de un pulmón
que marchó a otro lado;
destino opaco,
tesitura insobornable,
de un corazón que ama
al menos su desliz sanguinoso
que encarama,
habla su mano por mi garganta,
atisba estos hierros
de mi vida,
casi áridos que conjugan,
pretiles gestos carmines,
como agua a la rosa
que el sol evapora,
como caricia
sin muslos gemelos,
abre ella de Ferento
valle,
mi sola campiña.
Subo mi arteria,
por cauces febriles
es una sola, desprendida,
nota de mi querubín,
y su espada azul,
un tiempo,
que no se mide en valor,
ni saberse puede,
cuándo comenzó,
a ella amo,
mujer de húmedas gramas
que marzo trae izadas,
mujer de hondos helechos,
de mis ojos le traigo hechos;
en curvo espejo
afilo que jamás la desmerezco,
precipitación como cae la luz
de los candiles durmientes
cuando se acuesta el Sol,
sólo, solo vaporoso
un primigenio cauce,
que erosiona mi sien,
pudo ser,
se quedó en lo hondo
como el agua
efímera y constante
percute la estalactita
que su deseo
en puridad me incita.
El Castellano
Necesito una verdad,
en mitad del precipicio,
necesito trescientas
treinta y tres señales,
para amarte más de lo
que puedo,
no busques no,
sólo creo, poseo un
corazón
que no es raíz
descubierta,
eras azul sin día ni
noche
que todo elucubra,
impenetrable armazón de
relámpago,
tierra amorosa brotando
un beso,
bajo sombra inerme,
apostada,
donde mi pulso navegaba
tu rostro,
faltaba mar
y jabró la tierra mansa
que florecía tu alma.
Sequedad de nuevo día
palpando tu dolor
risueño,
hasta herir mis ojos al
descubrirte,
obscura te llamaba mi
sangre,
yo duermo, no estoy
escribiendo,
que si los sueños son
tangibles,
sólo tengo esta
munición,
soledad que vive
y no precipita
a tus labios de cristal,
Como fulgir la luz
y descubrir, que
deletrea,
que dicta sinfonía
de transparencia
ocupada,
sin ausencia
porque al leerte,
encuentro sentido,
a novecientos noventa y
nueve
encierros innecesarios,
seguir vivo
y mi camino,
atribuyo a biología
y a que todo es y era
construir casas por el
tejado,
perder sin intentarlo,
y amarte soñando
despierto,
que yo no soy el hombre
muerto,
que te está amando
sin saber hacerlo
creíble.
Por el miedo,
acuso que no es más
fuerte que yo
y que puede esta sea
mi última carta,
perder venciendo se
llama,
los valientes mueren
primero.
Tomo II
ENTRE CORONA Y CANDELABRO
Autor Miguel Esteban
Martínez García
Canta mi cuclillo
canta,
picotea en mi cabeza,
entra al silo de mi
idea,
donde telarañas
coagulan mis
pensamientos,
abre esta puerta
hacia mi oscuridad,
allí donde negros
ratones
cobijan con fijos
ojos
mi sueño sin
desempolvar,
me conduje por
escalas
donde colgaban
brillantes ojos
sin pestañear,
arriba donde se
acumulaban los sacos,
un murciélago
despertaba,
era como una sombra
que flotaba
entre llenos agujeros
de aire,
sombra con alas,
la guadaña estaba
recta
pareciera que me
esperara,
la trilla afilada,
era nueva de esta
primavera
el grano no vio su
oficio,
respirad este olor a
trigo muerto,
habitantes de mi
silo,
hasta la araña teje
con tesón
su geométrica hambre,
pardas motas salpican
las paredes
por las que corre
pegada la salamanquesa,
grietas vivas por
este frío infernal,
y esa sombra colgada
del techo.
Alma amada que se
funde.
Alma sin cuerpo, flagrante invierno:
una tarde de mayo,
abriendo pulcras flores
entre grados que blandía
el grillo en su madriguera,
osada se batía una lagartija
en la piedra aposentada.
La tarde cerraba danzando
suspiros precoces,
entre estambres.
El olmo viejo
lucía un tronco grueso
con hueco donde amarilleaba el sol
del día,
mientras la noche jugaba con sus ramas
y corazones de hojas,
ya vencía su sombra
miré su fortaleza
como si sus raíces gritaran
y pudiese verlas
clamando los años.
Te miré sombra
por mi ventana, sonreíste tímida
como si te agazaparas en tus párpados
frente a los míos,
miraste el espejo de mi armario
sólo un día dudaste de tu existencia
y tú estabas, tú estabas tan radiante
como si un aura te refulgiera,
sonreías a tu vida
reflejo en aquel espejo
porque en realidad ya no te encontrabas
la vida te brindó
reflejo,
mi risueña, reluciente fantasma,
que aún ríe y juega con la sombra.
Por ella no tenerla.
Me miraste y tus ojos
como estacas me henchían
la soledad acrisolada,
tu dulce inocencia traspasaba la mirada,
cuántas noches te soñé
cuántos otoños te esperé,
tu alma sin cuerpo,
tu sonrisa tímida, desangelada,
yo sin tenerte te amo,
como sólo tú llenaste
mi espacio vacío
de mi soledad despertada,
te hablo
te dicto
que sólo tú
eres mi invierno que llena mi vida.
El Castellano
Era una noche
dormida
al fervor
de blancas sienes,
y
luciérnagas de faroles,
cipreses
cabalgaban
negros
tules
de
oscuridad rizada,
dentro de
los ojos del gato
me
miraba,
buscaba
encontrar
respuesta
a mi soledad
enarbolada,
salía de
un agujero
de un
árbol
un murciélago,
yo le
pregunté
si
sobrevivir
le
bastaba para ser feliz,
me afirmó
que con su pancita llena
lo era y
siguió su vuelta
acuchillando
al viento con sus alas,
pensé en
el humano ser
que nunca
le basta lo que tiene
siempre
quiere más.
Sombras
se acurrucaban a mi lado
en aquel
banco,
daban los
grados negativos,
aquel
invierno excomulgado,
corrió mi
soledad al otro lado,
era
incompleta
yo de
pensamiento y sentimiento
estoy
enamorado,
y esa
mujer me corresponde
y la amo
como a la noche
y su velo
de sosiego,
yo reboso
por los poros
el amor
al arte escrito,
nadie me
arrancará
a ninguno
de mis dos amores,
seguí la
enseñanza del murciélago,
abrí los
ojos y miré dentro
lo que
siento y yo tengo,
dos
pilares como un templo,
avanzaré
despierto mi sendero,
noche, oh
noche
hoy en tu
velo me siento,
a ti me
entrego,
abrázame
como hijo de tu luna,
llévame
en compañía,
por tus
claros de luz escondida,
abre el
tiempo
del
suplicio del día derretido,
abriga el
sendero de tu polilla
que como
yo busca su nueva vida.
el
Castellano
Honrada tibia luz caída,
pasaba y me ungía este sol agarrado
una mañana amarilla, vestida de invierno
y su frío azul, encendía mi cigarro
y un humo y un eco envolvía
un hueco que dejo abisal la última helada,
carretas deslizaban las nubes
abriendo el vientre helado del cielo
este Sol tímido de invierno
parecía asustado sin ocaso
ni pájaros fantasmales
que le hicieran nido.
Me cobijaba la sombra de un ciprés
enhiesto,
abría las puertas de gramas voraces,
lirios negros franqueaban mi verja
de pensamientos que se amontonaban
en la puerta, rezaba a mi Sol
que no me hundiese la primavera
como si él eligiese esta sequía
que la tierra llora y quiebra sus entrañas
vestidas, el viento era más fuerte que yo,
llevando y sujetando el iris de nuevo
cierzo,
crascitaba por ramaje de mi muerto
brevemente nogal
de sombra densa cobijando tenebrios,
bajo sus hojas caídas.
Portón de tiniebla, el paso de su oscura
raíz,
despertando el devenir
rompiendo el nicho de la primavera futura.
El Castellano
‘---lit
et summuncanae,
miles Dei
lumen,
mea
unguis timormalum,
morserituxormea.-‘
Plubiacordis,
ardentissimecupereamôris
stupóris,
dêsîderium, sempiternusalaetitia.
Diês,
carpentum, accrêvîcalôris.
Colôris,
vita, venerâvîcanôris.
Laetitia
exspectâre, cupitumnostra.
Ostendiâlae,
festînâvîblanditia.
Cropinquus,
somnus, versus, littera.
Prôfêcîimus,
creâvîblandus.
Bâsiumdulcis,
aquapûrus.
Sânô
anima, fidusfruor.
Cupidussomnus,
flagrômetaphora,
suspirium
natura, amâvîferventis.
Distantiadêstinâvîdediscocôgitâtum.
Voluipûrus,
sôluscordis.
Callisunus,
sentido sensisensum.
Fôrmôsa
societas, contentumessevêris.
Ignis,
dêlectônosterappetîtusfôrmôsus.
Lluvia corazón,
Suspira por ti amor
Estupor, deseo,
Eterna alegría.
Día, noche,
Crece calor-
Color, vida
Venerada sinfonía.
Alegría soñada,
Deseada nuestra.
Muestra alas,
Acelera caricia.
Cercanía, sueño,
Verso, letra.
Entra profundo,
Crea sonrisa.
Beso dulce, agua
pura.
Cura alma, sinceridad
uso.
Deseoso sueño,
Arde metáfora
Suspira esencia,
amando fogoso.
Distancia decreta
Olvido de razón.
Querer puro, sólo
corazón.
Vía una, sentir.
Hermosa compañía,
Contentarse
primavera.
Fuego, complaciendo
Instinto hermoso.
El
Castellano
I.-Invernando:
Camino la sierra
y labriego
empedernido,
afilan cintas de
esparto
y jocosos pinos
bordean el monte,
era ella caminaba
siendo mujer de húmedas hojas
y gramas recién
nacidas
anudadas a la
cintura,
era tiempo suficiente
para el recodo de un
fondo fantasmal,
estallaba el acre que
pisaba
palmo a trecho,
ribazos se
despertaban sin alba
dejé un lugar
ramificado,
más allá de juncos
y fardos de nueva
cosecha,
sin ir más lejos
abría la tierra vieja
invernando
su ombligo de
invierno
la carrasca de hoja
inmoble afinaba
sus dientes de hojas
que el viento pasa y
respira.
Campo lejano por
cualquier parte
sentir que dejaría
plisado
por encontrarse con
tus ojos,
pecho de paja nueva
silo dormido
de hondo surco y
barrizal,
oscilando el
filamento de un severo cardo,
entre caracoles mutantes,
judíos blancos,
dejé mi traje a
reverdecer ortigas y orugas seculares.
entre la joven hierba
y el rojo trébol
del sendero,
recojo mi árbol del
mañana y me marcho.
El Castellano
Saeta de
prisma,
enardecida
amante solar.
Reminiscencia
en umbra
alegoría
de carnal flor.
Lejana
entraña de hoz
letanía
viste que exuda
su sátiro
perfume.
Salmo de
noche,
voz mitad
alma la tuya.
Elogio de
estambre
¿Cuántas
voces acallaste?
Eufórico
vientre ardiente,
soy yo
hacedor de luna fija;
claror
que fulge, fragua
estertor
verso solitario.
Este será
muro de mi alma
con
enredadera de torre y almena.
Dejaré
mis versos
en oscuro
parral,
es hora
vacía mi casa
hui, dejé
mi alma con mi gato,
salí por
gotas de lluvia,
las más
frescas,
las
primeras caídas.
Mi alma
salió en mi busca
habló y
preguntó
a la
araña de mi patio,
cual dijo
estaba tejiendo
digna
tela su visión no pude cazar.
Preguntó
al caracol:
-Al fondo
´
del verde
a la derecha puede estar,
allí le
encontró
tumbado
en la grama
hablando
con una malva
estaba
pidiendo algo de azur brillante,
¿Dónde
estabas ente mío de alma?
Te
extrañaba,
Fuí por
comida para tí,
-No me
dejes más sola,
sin mí no
tienes voz
sin ti no
tengo vida,
ni la
rosa en cruz su despedida.
El
Castellano
I.Albo espíritu azogado:
Abrí las rojas
puertas
del fantasma de mi
corazón,
despertaron grises
leviatanes
como agujas sin
cabeza ni redil
era él un fantasma
puro, impío
un último respiro
alzó
a mi cabeza,
y caí de rodillas
a otro mar
a otro mar
el suyo sin calma
ni espumas purpureas,
abrí esta vez las
ventanas de mi pecho
esta vez como si
alguien las sujetara
en mi propiedad
de fría carne,
un pulmón marchó a
una rivera,
el otro perdido
marchó
a otra con mi
espíritu,
quedaba mi cuerpo
como frío, desierto
páramo sin espacio
sujeto
donde anclar señero
de luz
mi pecho, el otro
espacio
de mí desierto
oscuro como opacidad
de noche de soto sin
luna
sin luciérnagas del
cielo,
sin fusiles que
clavan su plomo,
sin faroles ni
lucientes
provocados
encumbrados
como este vacío que ya
cansado
no más habita mi
espejo de alma,
mi pecho partido
enraizó
la mejor flor que la
vida
pudo darme
como espina para
clavar la espina
de mi vida y asir
cielo y tierra en
marea
de primaverales
caricias
albos ojos fijos
en auroras que marcan
al violácea arpa de
mi despertar
creyendo sus ojos un
sueño
para habitar.
El Castellano
ESPIGA DE AGUA:
Con el filo y brillo reluciente
está la espada,
blandiendo surcos
en fosas funerarias.
A lo que su empeño sucede.
Quilla de un flagrante monte
surcado por el metal
de hilo de cobre,
sonaba con el viento
haciendo temblar calaveras
en lo alto de aquel poste de telégrafo.
El viento tenía estridencia
y lamento seco.
Digno a desatar quimeras y bestias rectas.
Capaz de dar voz a lo inerte de la vida.
II Hoja:
Allí plantado como se siembra una pipa
me encontré, detuve el sonido
entre escalas y cielos soterrados.
Planté una pila de lluvia sobre marzo,
contestó entre gramófonos la tierra;
una melodía jamás interpretada
y jamás semejante o similar
a haberla escuchado una vez.
Era como un maullido entre gramas
y bocas sedientas.
Como cerrar y esperar que la compuerta secara,
como desplomar semillas
y aventar espigas;
plantado como una sola
de carne y tinta
que la espera viola.
El Castellano
Hablemos hoy en plata
de tiniebla,
oración de tu sangre yerta,
cumbre febril de
hoguera quieta,
ese cuervo
descubrirás su poder,
yo iré de tu mano,
manso tu poder
sembrado,
aunque no entiendas
no preguntes por qué
sigo a tu lado,
el puerto negro te
llamó
y sentiste el poder
de tu pasado,
nadie permitió que
desembarcaras,
capaz eras de romper
la cuerda
que sostiene las
dimensiones,
ni vivo ni muerto
niega tu osadía,
cruzaste la puerta de
oscuros lirios,
tu amor a la flor
al creador conmovió,
resoplo tijeras rojas
en grises ideas,
desenfundo mi filo,
crepitan arduas
espadas,
respetaste la muerte
y ella
respetó tu vida.
Crascita tu lozanía,
entre forrajes
y soles pudientes,
desmenuza tu
silencio,
clavando yunques
de paredes granates,
el peldaño irá cuesta
abajo,
cabalga tus lindes
despiertos,
libérate de insectos que
caminan,
turbios azares me
cuentan
de tu devenir rizado
al filo de la navaja.
III
Anochecer de mi vida,
en tu patio de la
araña,
retozan clarines
esquivos,
yo soy lira de alma
consumada,
vicisitud ensimismada
de tu azar en
semblanza,
vivo flagrando tu
azada,
pulcritud entre
cristales rotos
esa soy, bruma en tu
noche,
claridad en tu día
luz de cada siembra,
arena del tiempo
enclaustrado,
vine deshojando
recuerdos,
hoy me diste voz,
no seré yo tu
perdición
sino el camino a tu
salvación,
viviré mordiendo tus
rosas
que desangran tu
amor,
soliviaré lo liviano,
afligiré temor al
miedo,
seré aliento perdido
descubierto,
te abriré mi reino,
las escarchas serán
los colores,
viviré besando tus
flores,
limaré abrojos
nacientes,
serás estaca del
destino
servir a tu alma sin
nombre
me alumbre,
camino de mis flores
desgranadas,
sangre de tu reposo
mi amada espina de
sombra.
Förüq
Insumisa,
quieta luz, con bordes,
que
repele cristales huecos
y
desplaza a su entraña.
Vivos, hondos, carnales
rojos
a la
amarillez plena
de la
esperanza,
seca,
abierta de ojo profundo
con iris
encendido
en vivo
verde
como la
sangre del esparto.
Tu mimbre
que
profana y sienta
sombras
de agua.
Luz de
bermellón energía
por
pasiones fugaces
de labios
rotos
y besos
en el aire.
Nunca
disueltos
los rudos
huesos
del
conocimiento,
entre
voces perdidas
fecundas
la dicha
del
tiempo atormentado.
II
cuartilla
Vuela tu
intelecto
haciendo
nidos
en nubes
del cielo.
Somera
sin obstáculo.
Infinito, despacio,
perece
a tu
lado.
Luz de
infrecuente secuencia
trinos de
blancura primorosa
abres;
rugiendo
tu azul disparo.
Si acaso
el sol fuese tu hoguera
desnacerías
en el umbral
de su
invencible ascua.
Luz con
tu onda
exterminas
azabaches
de
sombras
que la
noche nunca acaban.
Umbrales
tejidos
quedan
iluminados
al fragor
de tu dorado amor,
carne de
la bondad atravesaras
quedaría
el corazón
como
llena ciruela.
III
Rompo saco los ejes
de esta imaginación
en campana,
yunques despiertos me
clavan
que llegó mi momento,
taciturno lustre
oxidado,
alas en bronce
agujereado,
es por mí es por ti
que dicta este haz,
apolillado,
polvo en el viento
sombra desterrada,
el alma de un cuervo,
un granate dirige
esta mi sed,
hasta ser color de
ayer clavado,
al limpio, seco, duro
faz ensartado
cabalgo que avanzo
y sombras me
acompañan
esta visión serena,
opaca, desangelada,
siendo directriz
fusilada,
que late el cuello de
la penumbra,
cuando oscuridad
llama
estoy sembrando
objetivo
de mi postrada calma.
IV
Tiempo que se oxida
en este vilo,
eternidad azogada
en negras tijeras,
es el tiempo
de mis murciélagos
emergiendo
de las sombras y su
madre,
se estira otra
primavera
por mi avenida,
me mordieron
y no me arrepiento
de mi nueva vida que
tiento,
oscuros silos me
acogen
donde sembrar
alaridos
de vidas traspuestas
a mi fría caricia,
soy ente de otro
ente,
mi sombra me quiere,
yo la digo que un día
la alcanzaré,
que muy lejos no
vaya,
avanzo que trenzo
el tiempo de mi
suspiro helado,
para no tener alma
ni espíritu de hielo,
sólo una sed de vida
por repletar,
de un horizonte al
hierro
encontrado,
de una arteria
hago río de sangre
en mi adentro.
El Castellano
I.Förüq breve
recopilación,
Hablo desde esta
sombra
que me habita,
un cielo noctámbulo
me cuelga la caricia,
mi vida que jamás se
consume en desquicia,
rajo este sol que
visita tu retina,
espacio derredor
acaricio
en agujas que te
cuelgan el techo,
flor con flor brilló
nuestro corazón,
una luna tejida por
su alarido
a galope del viento
en mi mundo
te alzo en piel de
piedra
crepitando tu rayo
que me cuenta
de tu vena y su
carcoma
muy lejos de la
tierra hilvano tus ganas
con destello furtivo
de sed de abrojo
cambio tu vida a mi
antojo
sí tu pecho en rojo,
sabes quién soy
soy fantasma que sólo
tú ves
flagrando el viento a
tu merced,
háblame del puerto y
su negro sentimiento,
háblame del cuervo,
de tu alma sin
cuerpo,
ven, ven a mí
veremos el amanecer
en la sangre de mis
ojos,
acabaremos con el
destino inerte
que cruza mi suerte,
ven de nuevo quiero
verte, apoderarte,
alimentarte de mis
rosas desangradas,
es por tu roce que mi
sangre bulle
y jamás de ti se
esconde
te siento en cada
silencio seco,
en cada eco de
oscuridad
que a mi espíritu
sucede
cómo no tenerte
si por tu idioma me
florece el verso,
piel con alma
simiente del atardecer,
umbrío cae su sonido;
Tu cuerda que afina
el grillo
y cigarra con su
guitarra
acantonando nuestro
oído,
es por ti que mi
suplicio cae investido
fiel a recorrer tu
segunda vida,
ninguna mentira me
dijiste,
el miedo ahuyentamos
juntos de la mano,
la noche llega de
nuevo en tu pupila
de esferas yertas
y sus paraísos de
hielo
que cruzo al verte
quiero que me sigas
sonando
eternamente la noche
para todos los siglos
que empieza nuestra
condena
sintiendo hoy la
lluvia bajo tus ojos.
Förüq
II
Tumbado el horizonte
se acuesta mi
ilusión,
este mundo arde en un
verso,
la decencia queda
volcada,
la gente se pierde en
el alambre
que sujeta el verso,
mirada a la tijera
y que suene la
campana,
todos mis sueños
quedaron amados detrás,
yermo el terreno
mecía un alarido
por la tierra que no
estaba muerta,
vuelo sin suplicio
dormido,
la acequia mi sangre
lleva,
pierdo el control por
quemarme con su luz,
resumen de lo vivido
en la esfera de su retina
más que un crujido de
mi ventana,
al viento le pido me
acerque su latido,
camino por fuera del
límite,
anudado el tiempo y
sus cuchillas doradas,
sol tras sol, día
tras día,
todo lo haría para
que te quedaras en mi vida,
graznando viene la
noche
por el círculo
dibujado por la luna
se cava la llegada
del día,
desde el lugar que yo
amé antes,
te escucho gritar,
la oscuridad me
sostiene
con su manto
templado,
vuelo al alfeizar,
tu habitación muerde
mi pupila,
el tiempo me vio
nacer cuervo,
jamás rendido desde
una torre a otra
exclamaba el perdón
de los Dioses
por alimentarme de
sangre,
llegada la hora
que luciérnagas
cuelgan noches en los robles,
se abría el reguero
de mi sed de abrojo,
la araña tejía su
cena,
yo te esperaba como
cada noche,
los minutos
derretidos en mi colmillo,
granate albor se
deslizaba por la tercera campanada,
tibio, parco, sumiso,
el sentido,
se vencía mi sed de
nuevo,
concluida la estampa
de la sombra,
que araña cada grito
en su cama,
danzando mi calma.
Hoy no será una noche
cualquiera,
se prende la hoguera,
la sombra me abraza
cayendo de nuevo el sentimiento
yo no me acuesto,
limo mis nervios con
acero,
la lluvia canta en
mis oídos,
será otro amanecer
violeta postrado,
mírame soy el alba de
tu amanecer
hoy no me verán
perecer,
mírame voy por ti.
Habla förüq.
III
Estupor nacido
tus brazos no están
lejanos
a través de los
tiempos
todo lo que siento
es un ramillete de
estrellas
esperándote en la
cruel avenida
de ángeles
estrellados en sus caricias
puedes verme caer en
mi subrepticia
vida que para en vivo
y me deja verte
resumen de lo vivido
cuando la noche
comienza a sonar
yo vengo por el
camino de las espinas
hoy que no se bendiga
me mantendré
esperando
con mi soledad por ti
ecos de un tiempo
que se desvanece en
el vértice
si ese por el que
colgar mis ilusiones
gana el horizonte
yo era más viejo a la
entrada
de las nuevas
visiones
yo cambiaba el tiempo
en la hoguera
al parpadeo estaba
besándote
al fulgor crepitando
la estrella
en amor latidos
sordos de penumbra
me cuelgan las
pestañas
todo te lo di
y te di más que nada
me enraízan las malvas
en mi nicho
hoy seré yo quien
muerda tu cuello
al son de la luna
seré el vampiro despierto
a través del tren de
la noche
atravieso zarzas y
cardos
hasta llegar a tu
ventana
el azabache es
llorado de nuevo
queda tu corazón de
cuarzo
la noche se mueve
mis grillos cantan un
réquiem por la flor
se despierta un
cuclillo en amor
eres mi fuerza, eres
mi hombro
me deslizaré en tu
cuarto
cuando las sábanas
arropen tu cuerpo
y yo beberé de ti el
sentido
hálito de vida en
hierro
esta noche de
primavera
que corría hacia
atrás
seré espectro en
oración
hasta llegar a tu
puerta
y devolverte a la
nueva vida
tiempos negros me
trepan
cuando su eco sordo
baila en mis pestañas
me fumo un cigarrillo
a la hora que
lechuzas despiertan
se oye el resquemor
de tu ventana
mis colmillos brillan
tú dormida sientes
frío desde tu cuello
a tu sentido
visiones de tu nueva
vida
te entran despiertas
y yo ya no estoy en
tu cuarto
por las violetas
nocturnas
recorres la grama de
tu patio
comienzas a explorar
tus nuevos sentidos
y escuchas en tu
cabeza
bienvenida a mi
mundo.
Förüq
IV
Resueno
en el borde del papel
la condena dilecta
que marca un futuro
en subrepticia
subyugada
a la luz vuelta
oscuridad
del alma deseos de
sangre
que jamás se
cumplirán
solo la sed de vida
por gastar
besando en la noche
la sed
de vida ganar
asesinando creencia,
aliento y latido
en la oscuridad
vuelta luz
un silencioso lugar
sólo el latido
escapó,
el espejo no refleja
lo que reconozco
y mi vida va quedando
atrás
solo tu mente
atrayendo
para sentir el
aliento.
Deshaciendo este frío
hojas y hojas de
pensamientos
van cayendo
cuando me paré a
mirar tus ojos
que ahora no puedo
borrar
ni en oscuridad.
Te voy viendo llegar,
tu calor y corazón
latiendo
estáticos dueños
de su tejida
existencia,
te veo en paciencia
y me voy adueñando de
tu pensar
mas que sangre
quiero cerca tu vida
para yo sentirme con
otra
que hasta alma tiene,
y se va desgastando
el camino,
los pasos trazados
se vuelven ilusiones.
Un día derretido,
el segundo quedó en
vacío eterno
sin manipulación
de un ser superior
no puedo ayudarme
en este frío y vacío
espacio
cada noche
deseo sentir tu amor
algún día
para siempre.
Förüq
V
Avanzo despierto
las sombras por
carretera
del mundo inerte
que vive en la sangre
por brotar yertas
espinas
grazna el cuervo del
lugar
y los altares gotean
sangrando murciélagos
ojos ausentes de sus
ojos
que juzgan en su
mentira superficial
qué necesitas
cuando todo suena a
final
y el circo de la
sociedad mece
y teje tu actividad
rojos al mirar
guerreros del abismo
soñados
no cielo para vivir
eterna batalla
espiritual
del interior de la
tierra
llueve de nuevo
nubes se derriten
plano elevado en vida
único libre de acto y
pensamiento
al océano de hierro y
construcción
solo un deseo que se
pudra en albor
y el resurgir venga
brillando sangres
mas lombrices
maldiciéndose
por haber acabado su
hogar,
desaparece y viene la
oscura noche
a pesadilla mece el
sonámbulo devenir
de quién me habla en
mi cabeza
diáfano cuarto donde
se clava
el sembrado silencio
donde el respiro
cuelgo del techo
crujiendo paredes el
sentido
me nubla los ojos
hay algo que me llama
es el hambre de la
caza.
Förüq
VI
Iba la tiniebla
bajando mi escala,
iba vestida como
florece una roca
de anchas y hondas
calzas,
desertora de la
mundanal zozobra
que me acusaba,
bajaba y se
preguntaba si la luz estaba con hambre,
entonces abrí la
ventana y apareció su madre,
azogada, cansada de
ocultar la luna,
abrió sus oscuros
párpados
y una espectral
sonrisa se dibujó en su cara,
para decirme:
-Esteban su Sol ha muerto.
¿cómo?
Entonces encendí una
lumbre,
y lentamente devoró
aquella madre oscuridad,
mientras yo escribía
una elegía,
posó mi ventana un
cuervo,
que dijo: -Noche
siempre.
entonces un vil
recuerdo de mi Sol
cruzó mi mente,
yo que le creí
invencible
ahora la luna era una
esfera negra,
un espectro se colaba
por mi ventana
era una mujer
sembrada en sábana,
me acarició el hombro
con su manecita helada,
ella que dudaba más
de su existencia
que la propia duda,
entonces miré mi
imagen en el espejo
y la imagen me devoró
el rostro,
ahora lucía una piel
pálida
como la arena
y unos colmillos que
atravesarían la madera,
era el inicio de mi
condena.
Förüq
VII
Mi polilla
desvencijada
nace del espejo que
crepita
una boca de esfera y
su artificio,
revoloteos en torno a
la bombilla
qué más quisiera ser
ella la estrella
que te atrae
tu noctámbula sed
de espinas blandidas,
un viento lunar se
reposa
en mi ventana,
siega del mar oscuro
que todo tiñe de
malva nocturno,
hoy estoy aquí
ante ustedes cigarros
para latir
y que vuestro color
sea expulsado,
recibo que acuso
ponlo en mi pierna
caminaré el infierno
por si consigo
pagarlo
con mi sangre algún
día,
serrana se torna mi
almohada
de su musgo y lozano
rostro,
por el canto de este
caracol
que ya no late se
quedó seco
en su intento,
es una luna menguante
y su aguacero litigio
áspero,
un iris y un prisma
lejano
es mi hombría un
surco
en mi jardín de
cementerio
por el estío rígido
y sus cristales de
hueso
de un sol
que le enfadaba su
luz.
El Castellano
VIII
Seco y duro, seco y
umbrío,
corría el linde
quieto
por la arboleda
despejada
daban las tres y
treinta
de la madrugada que
se marcha
por oscuro diván de
la sombra,
un espejo tímido
sonaba,
el reloj paraba,
con un grito de
estrella,
su alcoba fría en la
que despertaba,
no quedaba viento de
palabra,
ni pensamiento ágil
que en eco no quedara,
lanzó aquel espejo
contra el suelo,
y rápidamente sangró
un borbotón de sombras,
se abría la noche y
sus quimeras despiertas,
brotaba de su ceniza
de pulmón,
el irisado que la
oscuridad clama,
quedando para siempre
su alcoba fría y
vacía,
sombra de aquel que
sonaba una noche
que ya escapa.
El Castellano
IX
Una flor
vino del cielo
a la
puerta de este mundo.
De
sombras libró
los
sentimientos puros de corazón,
la señora
de las flores silvestres
la adornó
del color de la noche.
Luz de
luceros caía a ella
sangre de
oro, polvo de estrella
dormida,
su nota suspira
única
dama de la noche
gustaba
la flor llamarse
llave de
este mundo
con el
mundo de lo inerte
la visión
de
espíritu suplicante,
blanco
vestía, en traje luminoso
sus
pétalos abiertos al valle,
de la
niebla y la bruma,
valle de
árboles cantores.
Bien
vistosa te veo,
bien
dulce te siento,
bien fiel
te oigo dentro,
si nací
ciego para verte con el corazón,
si no
todo en la vida, vida mía
con los
ojos se ve,
dime
sombra por qué has enamorado
cada
parte de mi ser,
si
existes por qué insistes
en
transmitirme como sientes
si ya
dentro vives,
si ya de
ti me tienes,
si ya has
asesinado mi soledad
y feliz
voy a vivir contigo la serenidad.
Con hueso
y fuste un fiel desespero,
vio
reinar el cielo
única
dama de noche desvelada
por ella
azucenas nocturnas
su pelo
acampan,
en oro y
sangre
se alzaba
este lobo,
trémulo
desliz nacarado
fuego en
la piel
hierro
fulgente de estrella en los ojos,
me
acompaña tu latido fiel de la noche
que
cierras con un beso al horizonte,
con garra
y letra inspiras este ser,
por el
camino de nunca volver,
eco sordo
de oscuridad
mece tu
mirada,
al viento
que aúlla tu nombre
hada fiel
de la sombra
que tu
Hipsípila te llama,
cuando
todo lo suyo es para siempre
un tiempo
que se resquebraja dormido,
la puerta
de este mundo no encontraste cerrada
hoy te
amo retorciendo tu esencia en mi cuerpo
se
congeló la maldad
derrota
su caricia brilló mi bondad
refugio
de tu latido con el mío
a las
flores por abrir en mayo
es
nuestra comunión de estrellas
es mi
vida en la floresta
donde
enarbolar
tu
belleza sin igual,
allí solo
allí que entone mi grillo,
abriendo
un suplicio de todo lo vivo.
El
Castellano
Imperios de ojos
cerrados:
Páramo del verso
solitario, decapitado
buscando el encuentro
y su soledad que mece
riza y concluye
momentos de la fuerza
universal
menú de la
disponibilidad de vida
mi lluvia sube
redonda tu cara perpleja
podemos salvar lo
regio del reino que cae y vuela
soy uno, rey de sí
mismo sin atisbo
desde el fantasma que
vengo
todo crecía ardiendo
no tengo miedo a su
pirámide
ni su ojo absorbente
de mí mismo,
tú piensas tu
resguardo
en la radio hablan de
nosotros
te incitan su teatro
de vidas manejadas
el amor a la flor me
lleva,
cabalga mi iris
consumido
a lo onírico de mi
conciencia
Orando por mí mismo
mientras muero quiero
dejar absorto el tiempo,
agujerearlo,
estirarlo, romperlo
en la rebeldía que
asesina la vida material
inconcluso en este
mundo
no puedo volver
eternidades atrás
deberé guardarme a mi
existencia tejida
pero sin asumirme o
doblegarme a ella
nada que negar en
silencio seco
nada que defender
solo una parte soy
del eslabón
nada de mensaje
nada que decir
nadie a quien
impresionar
es mi vida nada más
puedo empezar mi
historia de nuevo
por mis amores
típicos
de ser humano
insignificante
nada que arder, nada
que cambiar
todo puede suceder,
los errores no se
pueden quemar
a quién le importará
carnes pensantes me
dan igual
el Juez Supremo me
dirá
a mi Conciencia de
ser humano
le hago un templo
la verdad compañera
sin ti
buscando más razón
del amor del Sol,
en comunión sangrando
lunas
en armonía de esferas
de años fríos
vívidas estrellas que
todo lo imaginado
viene de ellas
hasta este astro
apagado en vida
que arde por dentro
su ser llamado
planeta Tierra
sabes que puedo
pero no volver de
nuevo.
El Castellano a
09-03-2015
I.Siembra del
pensamiento:
Asustado no estoy
el miedo perdió su
cobijo
los dioses de mi
cabeza
reinos de su locura
inhabitada, extensa,
auspiciada
inteligible
puedo bajar por el
cansancio
escribir un mundo
muerto
creciendo, buscando
verticalidad
en la sabiduría de mi
verdad
ausente el día desde
mi hogar
busco lo inconsciente
del sueño
que pierde esperando
esas profundidades
del hálito de vida
por despertar la
semilla
de la sembrada
humildad
qué solo yo veo y me
basta
piensas que estás
salvado
mentes blindadas
en la luz de la
conciencia
unificadora que dicta
el retorno al único
origen
voy escalando estas
nubes
de mi mente
considerando brillos
los sentidos
costando y pagando el
pasado
tiempo que despierta
y roba el sigilo
caminante de la
sombra
grito a la mente que
me habla
pudiendo florecer
una y mil siglos más
la bruma teje su
limitada ascensión
que subyugada y
difuminada en la sociedad
material, empedrada
de su cementerio
llamado hogar basado
en la mentira
el cerco se estrecha
ahorcando al gobernante
del aire
y los ineptos
millones de ausentes
pájaros voladores que
creídos pensantes
ven como los dirigen
sumidos en
directrices de hormigueros
y el libre tiene la
cabeza a líneas
de horizontes
superpuestos
en laberintos de lo
perfecto
que la elevada
conciencia
te tiene de paraíso
en lo insignificante
que marca su
autenticidad
y se hace risco en la
eternidad.
El Castellano a
09-03-2015
Ascua irisada al
tacto,
estoy bailando sobre
una estrella,
todas las cosas que
vienen ahora,
en soturna claridad
apagada,
hoy es el ahora,
mañana es para
siempre,
mentes acristaladas
en espejos que les
reflejan,
rompo mi sumisión
particular y generalizada
a esta realidad
mecida y dirigida en el ojo
sí ese de su escuela,
en seis mil millones
de mentiras que
caminan,
todo lo visto quema
mi retina,
por el ojo de este
cuervo
el tiempo ya no me
puede sostener,
volando lejos donde
la mente alcanza,
no tengo creencia que
estos tiempos
serán mejores,
me estrellan sus
filos hirientes,
entre lapsos de
gentes
al parpadeo me venzo,
hoy será vendido al
postor rendido,
extasía en metal
prendida,
todo lo que pasó:
Estoy soñando
el tiempo que cerraba
mis ojos,
retales que cerrar y
su olmo blanco,
su jardín azul, su
fuente de cristal,
nada desvanecerá al
Miguel sin alas,
seco de hoja de otoño
no me llorarán ni mi
jardín azul de caléndulas,
ni mi acristalada
fuente,
ni el olmo que no es
mío ni su blanco
será mi aura
intransigente, seca a morir,
sobre los años
avanzo,
yo soy el Sol,
lluvia cae de nuevo
este acre me cuenta
algo para tu
entendimiento,
cruzo los cielos muy
alto de nuevo,
soy el humo,
yo soy la piedra que
te habla.
El Castellano a
09-03-2017
Bruma en
su gris sostenida,
azul
derretido en fugaz idea
sin
soplo, viento mordaz
de esta
acequia verdadera sostenida,
en sus
fanales mieses deshojadas,
cabalgo
que trenzo mi infinito soliviar
de labios
grises,
por esta
condena rizada
se alza
que avanza
mi
sepultada sed de abrojo dormido,
en esta
siembra traigo mi vida,
por
caminos y senderos olvidados
de los dioses
con sus plantas silvestres,
desde
estos insectos de mi verso encendido,
mensajeros
divinos
con
espuela de transparentes alas,
me
declaro que me proclamo
sirviente
encumbrado
de la
única belleza
dama
consumada Natura.
Soy yo su
Cuervo Förüq,
hasta la
pausa de mi tiempo
yo
cultivaré este agraz doliente
de mi
intelecto agudo,
desde el
retorcer de este alambre
para
colgar mi estampa rizada
de mi
árbol de las cenizas,
pidiendo
me de permiso
para yo
ser el mejor poeta
que parió
tierra y semilla
de mi
localidad,
mi
sangre, mi carne, mi espina,
mi
aliento de piedra,
mi luz, mi
araña y su carcoma tejida,
mi
tierra,
mis
campos,
mi Flora,
hasta ver
las auroras,
hasta
cabalgar retinas
en sangre
de sus ojos jamás complacientes,
destellearé
hasta la extasía de cristal,
hasta
habitar cada colmena de mis abejas,
en este
campo de víboras
traigo la
espada de tierra,
esperando
me forje el romo hierro,
cauce, en
mis venas.
El
Castellano
Acreciento, voy
menguando
al paso ferviente de
tu sola voz,
en agua destilada,
candente
cristal de gotas
sólidas,
cadena sin mi nombre,
que crascita entona
un yo te desvestí
a mi helor
un cristal que
sublima en aire,
caracola resistente
hiriente , vespertina
a fragor
cual buque emergiendo
de este abismo
llamado verbo,
coagula mi aire
en novecientas
ascuas,
que flagran tu
sendero de luz,
cuál no dio fuelle a
tus alas,
mi amada voz,
hacen nueve formas,
nueve cerrojillos de
hielo,
en novecientas nueve
hojas
que encierra
tu corazón en mi
agua´
siniestro caracol
con mi desvelo en
hoz.
Inocente no soy,
ni ángel,
ni vendido,
ni por éxito mendigo,
el que no me acepte
es su problema,
yo sé quién soy.
Miles dei lumen,
Förüq Miles dei lumen
versus litterafagromethaforacreaviblanduslaetitiaexspectare sed ardit.
Guerrero de luz,
en verso arde,
ardiendo metáfora,
crea caricia,
expectante de la sed
que arde,
novecientas noventa y
nueve hojas
esconden tu asido
ramillete
que esconde tu
cristal de viento,
hoy es por mí
que empecino
que soy culpable
de alzar mi cenit
en cúspide inefable,
de esencia que no
llora,
dicta, que sólo es tu
voz.
Pureza en vena
dispuesta.
Una asonancia
predilecta,
pude servir,
me quedé en tu
frazada
del juego
que como todo juego
sólo abre
sólo despliega la
opción.
a perder venciendo,
tu voz sólo eso,
musaraña cristalina,
de nácar y espejo
quebrado
con mi cruz a lomos
avanza.
El Castellano
Sangre
expiada,
ceniza
aparente
de
quienes eran,
incierto
azar de las armas,
oscuro
riesgo,
desdén
del tenebrio
encorajinado,
parca
ilusa que todo abarca,
sin oír a
los Dioses,
simas y
ríos que nos ignoran,
¿Qué
campo no me atestigua
en ocres
muertes
todo lo
que la tierra devora?
Esta
avara tierra
que
relame sus crines de plata;
Y su
destino no embellece,
justo de
ala nueva perenne.
En las
prósperas sienes
de
regocijo,
acogedora
sombra del blanco chopo
y este
opulento tejo,
que al
muérdago muerde
aguardando
convencer
a las
tres Hermanas de Negros Hilos
no me
hundan en el abismo.
Mi musa
cautiva toda de nieves
yo, de
bronce,
niega ser
de origen innoble
con ocho
lustros asidos
opresores,
púrpura
brillante,
esquiva,
pureza en
jaspe
de luna,
del
arroyo fugaz
bebe y el
viento revolotea
sus
suaves cabellos finos
fluctuantes,
se
encienden
mis
tibias cenizas
por
amarla a ella
lágrimas
sobre fértil vid
que
engalanan,
Valgio
abre y llora tu torrencial
desde tu
hogar caelis,
deja fundirse
contigo al Aquilón
cae tus
espejos deshaciendo rastrojos
cabalga
tu agua
por estos
estrechos campos.
Abstruso
tonelaje de mi pensamiento,
hosca
patria mística
de amor
furtivo,
trémulo
de lo que el querer quiso,
sin falso
engaste avanzo;
el poder del
cuervo siento
ese único
que visita mi jardín
a las
nueve.
Por
oscuro aflige
que ya no
es celestial,
ni aunque
el cielo fuera pardo.
Vetusto,
geométrico, áspero
mi desliz
absorbente
como un
torbellino,
que ya
las penas
de mi
olmo desnudo
no llora
ni la belleza
refugia en esfinges
sus
torres que son de la tierra
como
señeros de vivos,
raudos
árboles enhiestos,
en su
copa
que bebe
al tiempo.
El
Castellano
Ronquidos
del mal dormido
y su
visceral entrada,
quiere
abrir la madrugada
guarderías
vacías
de los
gatos que cuelgan las estrellas,
inaugura
el oscuro vivero
su
cultivo de alas oscuras,
la noche
cierra en vals,
su latido
desnudo
que la
penumbra sostiene,
aquí en
el margen
del
infinito horizonte
me cuenta
la saeta de su sed de cielo,
oiga
sombra desterrada,
encuentre
mi latido nacido
esta
noche que tus hermanas
se alzan
bajo esta luna de hueso,
todo
dibujas lúgubre
el color
muerto se te descubre,
desde el
cielo a la tierra
bañas
todo yermo,
violeta
horizonte que se retira
quedan
sus mil fuegos
luciérnagas
que al alba morirán,
noche
nadie te quiere entender,
solo los
faroles y fusiles
iluminan
tus venas negras de oscuridad,
tú que
sólo ciegas la luz del astro,
arrastrando
su luna
con
correas tiradas por los trescientos
caballos
difuntos,
jinetes
del tiempo me avanzan
la
compostura,
muertos
se enfrentan
por
mantener su ciclo eterno
su
espuela raspa el hueso,
la noche
que cabalga con ellos,
corredores
fantasma del viento,
oscuridad
que no entiende
de
maldades del hombre,
miro todo
bajo la noche en mis ojos,
solo
sombras caminantes y figuras
se forman
en su prisma de aberración
sempiterna,
apuro mi
botella
esperando
ahogar esos fantasmas
de mi
cabeza que suenan estridentes
con sus
voces,
es un
caldo malva de tristezas,
fosas de
mi pensamiento
que abren
al caer la noche,
enterrando
lo vivido al día,
afilo
estas mis venas,
esperando
brille mi carne
y esta
luz de vela se haga fuerte
y toda
abominación espante,
todo
avanza deslizando su hueso
es a esta
hora sin el sol
que mis pesadillas
toman voz
y materia,
puliendo
este escarabajo de oro
me verá
el devenir eterno
hasta el
crepitar descansado
y su cruz
de nuevo día.
Es una
cruz, un origen
la vela y
el candelabro que marcho.
Entumece
visión su huella ausente,
aludido
encumbra el párpado mío,
deseos en
tierra soterraños,
avanzan
los años
y se
siente se exacerba ella su belleza
es dueña,
avanza
sin rival ni reseña,
si su
alma acaso me duela,
encuentro
mi verso soldado,
por un
mundo que cae en harapo,
es clase
de fantasma que gasto,
es sangre
en mis ojos,
el ruido,
la
siembra,
los
colores,
la
verdad,
las
mentiras,
el sol
mi astro,
la
entrada, el portal,
la vida,
mi secuencia
pureza
soledad a
critud extensa.
vine a
romper el hielo en su frente,
el gris,
las
fuentes,
la calma,
la esencia
que es
brillo
que es
fulgor destapado,
desaconsejado
destello crispado,
cariño
la
secuela,
fantasma
de primavera.
Ario yo,
en similitud sembrada
cadena de
ausencia
arrastra
mi alma renegada,
las
luces, el orgullo,
abruma mi
ser
su
historia de plata,
porque la
vive entera mi persona,
y de su
ente no me puedo desterrar,
si cesa
su alma
cesa mi
sentido
y aliento
forjaría veleidoso
como
escalar la sombra de mi parra,
como
hacer casa sin tejado,
abandonaría
todo menos a mi ser.
En mi
guardería propia de estrellas
para
ella, mi calma
de
espíritu en botella.
El
Castellano
Por la solariega vega
del alma bullo,
jamás yo de sus
brillos acrisolados
rehuyó,
yo que en fiel hueso
calizo me siembro,
y crepito con su Sol
mayor,
voy hecho de lluvia
del páramo su
desventura,
las mentiras son
erróneas
de todas mis caricias
al cielo abierto,
la noche que empieza
a sonar a mi Vera,
mantengo la quietud
en alabada
sombra engalanada,
cae mi vida y de
nuevo te siento
cerca muy cercana,
en tus campos nazco como
hombre nuevo,
soy el crujido en tu
ventana,
fiel abeja que a tu
flor regenta,
enamorado suspiro de
viento,
tu fiel sustento,
marco inamovible del
desespero,
verbo y adjetivo de
solar afán
en primavera que
corre y lleva,
que abre y desgasta,
mi verdad que eres
real,
y no un aliento de
humo
dame una salvación,
y de la arista un
primor,
en este solar
muéstrame lo que pasó,
quiero ser aullido de
viento,
solar empeño en tu
piel canela,
dame vida que yo iré
a tu vera,
una tentación que
espera,
no hay miedo a esta
hoguera,
este mundo habitado
por fantasmas
de la gran ciudad,
me cuelgo en sus
faroles
en alas de murciélago
vivo,
hago entender
a este cielo de
tijera descienda
su violeta pintado de
Malva-Luna
clamando la vuelta de
su fugitivo ocaso,
sin soles lejanos,
héroe del norte de tu
boca,
mi cálido corazón
hirviendo
con tu alzado amor,
mi beso de azahar que
te necesito,
siente mi vuelta y su
retroceso
a nuestra estrella,
no estoy perdiéndome,
me gusta tu hablar,
me gusta tu respirar,
estoy dispuesto contigo
a soñar,
estoy viendo al
hombre mirar a otro hombre,
estoy haciendo de la
bruma parir una sombra,
el hoy no entiende de
vender a este anónimo,
le necesita para
conquistar el mañana,
haciendo la línea que
separe,
ven amor toma mi mano
deshacemos nuestros
pasos al andar,
acunando campos de
lirios,
déjame nacer bajo la
luz del Sol,
mi respiro que mandó
al cielo,
cruza conmigo la era,
estallando esferas,
hasta que nuestro
cuerpo brote en flores,
por los pétalos de
nuestras caricias
deshojadas.
Dentro de la luz,
fuera de la noche
y su oscuridad que
sujeta,
estoy en el sueño,
estoy a lomos de mi
araña
descubriendo mi
pasado
que voy dejando
atrás,
un tren escucho
desasirse
es mi existencia
en tal crujido de
sangre y aire
abrirse.
Ventanas transparentes
dejan mis reflejos
ausentes,
busco por más
noches en vela de
navegante
sin mar ni final,
yo amo la virtud
mi ser desnace en
alas quejumbrosas
de creación,
de soles por
ilusiones,
cumbres febriles,
bosques dementes,
sombras amadas al
acecho,
este es mi pecho,
resquicios de árboles
soy ciprés
soy guerrero de mí
mismo,
era o no era, sin
abismo,
mi tardío cabalgó
estrellas
por puentes,
ríos y sus afluentes,
gramas por sienes
descubrió,
un horizonte perdido
un mar de cal y
canto,
era esta araña mi
medio de vida,
una oración, un ruego
de que no me
abandone,
cristales rotos
brotan un haz de sombras
es una clase de
fantasma la mía,
no se consumía,
las mentiras eran
erróneas
detrás de mi escudo
donde todo arde,
el tiempo es un saco
nunca cambia
sólo cambia su
contenido,
una vez la sombra
brotó de mi carne
sentí su abrigo de
frío
quise sonar la noche
quise ser sigilo
oscuro,
taciturno del
silencio,
mi vía buscaba la luz
para abrazarla,
me abrió los ojos el
mundo
desnudando mi esencia
de pronto mi bondad
iluminó mi pecho
y hoy soy dichoso,
pleno, completo,
por saber que soy
bueno,
con esto diferente a
mi exterior,
y no hay mal
que no sucumbe
a mi cuchillo de luz
llamado virtud del
justo.
Criaturas en el alba:
Alba marcada sin aurora,
luz en inocencia de
flor silvestre
al pálido fulgor de
estrella
sobrecogida.
Cristal puro de
oscura mano,
Nacen virginales
céfiros
ruedan laderas suaves
que grama blanquea,
destino de esta
infame senda,
vivir acabar sorbo de
postrer respiro.
Azur marcado nacidas
estas criaturas vespertinas
de celeste insignia.
Por cuántos labores
los ojos desplegaron,
secuelas flagran y
caracolean,
soterrada la ventura,
un prado arrancado a
la semilla,
una dicha
conmensurable,
ajuar lumínico de
espíritu,
árbol de ceniza
vestido.
Destellaba la
rosa-cruz rendida,
sus nueve caídas.
Sotos sin prisa
arañando la retina;
calma de Dios
personal
y sus heridas.
Imperios de ojos
cerrados,
aguerrido albor,
vestido
en sangre de brea,
yerta, flamígera,
ascua prendida.
Injerto de toda
soledad anquilosada,
sin quieta estampa
fría,
procesos de
procesionarias
en quitina sulfuran
que ellas caminan.
Mariposa negra y gris
de ademán
nocturna venda que el
ojo
no vea.
Abre el mundo
un soturno caballito
del diablo,
estas criaturas
esparcen destellos febriles
son sensibles al
tacto
y desvanecen entre
ocasos,
destierro en hierro
de sangre,
sus almas duelen
sus vidas huyen.
El Castellano
I.Son
de mí:
Destellos de luna
que llora su azabache
blande el grillo su sino
a la hora que luce la azucena amarilla
sus galas perfumadas
se duerme la lagartija en su refugio
un grillo caza un autillo
me bebo mi copa de vino
el sonido duerme
otra noche estrellada
baila la llama
de mi vela
será otra noche en vilo
contando mi insomnio despierto
el hueso de la luna brillará
su mística oración
de la penumbra llena
cuando mi yedra
trepó a tu ventana
esta noche de primavera
y el colchón de tu cama
no te vale
para guardar lo que por ti siento
hace más frío que antes
o eso creo
seguiré mirando el reloj
a ver si se hace el día
y la luna me guiña un nuevo día.
Son juegos de luna
que otra noche
en mi lago se verá reflejada
el agua me cuenta de tu cristalina alma
que yo por ella colgaría
mi traje de estrellas
el azabache que llora la noche
se agota mientras miro mi almohada
será otra noche
que sienta frío en mi cama
el cristal se empaña
mi Dios está en la lluvia
cae de nuevo de la vereda a la rambla
la soledad se hace cuarto en mi cama
la cortina por la luna
cae iluminada
otra noche destapada
que cuento los minutos marcha atrás
de mi insomnio desvelado
una noche que corren
mis cicatrices silentes
y el sonido de los nocturnos grillos
se blande lejos
por crear un horizonte
cuando la zarzamora rige en espinas
su amor a la luna de plata
crujía mi alambre
que sostenía cobarde mi noche
son juegos dementes
del sueño taciturno
que quiero alcanzar
mi ventana está iluminada
será otra noche colgando de su hueso
por un despertar siniestro
de la pesadilla cabalgada
sosteniendo mi cigarro
me prendo el alma
por cumplir un sueño
que me hizo taciturno de tu sonrisa
que encendió tu amada voz
hoy soy simplemente yo
el que ha venido a dejarte un beso
quiero que me esperes por si vuelvo
a dejarte mi corazón entero.
Nueva generación de lo escrito
que junto clama por la vida
se afila en el alambre
el sentir de una mariposa
todo lo sentido cae marcha atrás
se derrite en el cristal de mi ventana
por si vuelvo guárdame un beso
yo dibujaré el resto
ilusiones ardiendo en la llama
altivas voces perdidas
vestidas de sueños rotos
oye mi súplica
rompiendo el momento
deshaciendo la noche
que corre por mi reloj de cuarzo
entona el son de un grillo despierto
hoy por hoy ayer por ayer
sigo siendo el mismo
o he cambiado
no lo sé miraré
el alba y su encanto
otra noche que cuelgo esperando
de tu pestañeo
todo por decir
y no dije nada
nunca podrás sentir esta soledad fría
que late su caricia
amamántame un camino a encontrarte
soy yo rezando al hueso de la luna
que vuelva el antes
todo se enarbola regio
en la tela de araña
reconozco
que he caído en el ayer
que me dibujó feliz
el puerto negro
hoy luce de nuevo
fuego intransigente que arde mi mente
segundo dormido deslizado
por un tiempo inerte
no será una noche
esperando mi muerte
por si tengo suerte
y bajo tus labios me mece
que sepas que yo por ti
deshojaría el horizonte
y el azul del cielo
dejaría su sangre
resumo en el borde del papel
mi latir preso de tu firmamento
para acampar a hierro un beso
yunque sonámbulo
sin dormir que me mira
y yo nazco en su sonrisa
para nacer el nuevo día
sin tu vida con mi vida prendida
cabalgo un ocaso
hasta llegar a la novena estrella
y henchir allí mi corazón de nuevo
como en un comienzo
mis grillos latieron de nuevo
el frío de mi corazón
ardiendo al cielo
el sentir preso
que me hace desearte entero
mi casa mi hogar y mi templo
lo guardas en tu pecho
cuchillas afilan el sentido
que vendrá a rodearte por si vivo
y por si vuelvo a tus brazos de nuevo.
Que sepas lo mucho que yo te quiero
y el cielo se cierra
sin tu sonrisa tierna
mi Sol está muerto
también murió
la luna de invierno
bajo tu pestañeo
que yo entero lo quiero
es el momento, es el tiempo
de clavar al firmamento
lo que yo por ti siento
y por la mortaja gris yo quedar despierto
nunca olvides lo sentido
que nunca se tornará lejano
sueños disparados por la boca de la estrella
nunca me olvides
no siempre todo lo bueno tiene un final
mi amor por ti
quedó en mi corazón sin apagar
y que el mundo gire y se estampe
que yo a ti en mi corazón
te tengo clavada a espina de sangre
esperando mi suerte
que un día yo vuelva a verte,
destellos en el horizonte
baila un día que te arrulle mi caricia
buscando la eternidad
te encontré a ti de nuevo
y mi mi charco se hizo abismo
de todo lo vivido y sentido
que sin ti quiebra y carece de sentido
espero volver a la vida algún día
y que mi cielo de malva-rosas se tiña.
El Castellano
I.Ruido en el silencio:
Lloro soluciones
caminos opuestos
a verdades
encontradas
ojos desparramados en
las venas
de mi no pertenencia
a ninguna ventana de
existencia
asumida en alas de un
motivo
que haga correcta la
dirección
en esta piedra viva
llamada tierra
donde todos los
ángeles cayeron
solo voy contigo
desde que vine a
vivir
escucho el ruido del
silencio
crepitar en la llama
de la luz
sin conocerte conozco
tus defectos
absortos, plenos,
derramados en virtudes
somos lo mismo quizá
un camino dominar
energía
servir empleando la
perfección
tú no puedes oír mi
voz
te hablo a pesar de
no ser tu dios
desde este lugar
sumiso
donde todo es lo
mismo
veo caminar en
mentira cabalgada la ciudad
elegí el suelo mirar
lo que crecía me hizo
brillar
ideología ser yo
mismo
allí donde te
acaricia la palabra sin mirar
maestra la ley
natural
que amo compañera
creencia más allá de
la elevada conciencia
eclipse de mis soles
de ojos
que te miran
fascinados
para ser el último
hombre
ningún resurgir,
ya quemé todos mis
errores
cauteloso mi destino
de nuevo hombre
carreteras del perdón
sin motivo
uno luchando contra
lo que le hace
no ser uno mismo
intrusos en los
cielos
me llamaron llorando
la verdad
obligación de acabar
con el demonio
de uno mismo
invencible del
silencio
escalo la tierra
uno amo la noche
dos amo la ley del
dios Sol.
El Castellano a
07-03-2015
II
Poza del ruido en el
silencio
gonde gotea y cae
absorto el péndulo,
pulso en la noche,
noria febril de
esquilmada razón,
espinas de corazones
que ya no sangran
lunas de ataduras
ni huellas de
números.
Plomo y verdín tan
cercano
como tu sonrisa
pulcra, afilada
en la piedra generosa
que eres ahora
como regazo fuera del
regazo
mineral lírico,
ambiguo, galaico
como el pazo y su
signo
dentro el muérdago y
su tejo.
Tranvía que caricia
enjoya
cautela de luz brava.
Estabas tú en esa
cautela
llorando soluciones
sin agravios
sólo estelas en señales.
Senderos abren
opuestos a soluciones
encontradas.
Expandidos los ojos
en las venas
de no pertenecer a
nada
que haya existido.
Sumisión en alas de
un motivo
que haga correcta la
dirección.
De mi libertad recta.
Melodía de ruido en
el silencio;
llamas arden su luz.
Con la conciencia de
un expresidiario acuno
que nazco en este
lugar sumiso,
donde todo es lo
mismo.
Desde que vine a
vivir sólo voy contigo.
Las corrihuelas en
flor bailaron,
no se hicieron para
damas
de silla y oficina.
Tallo regio de lápices,
no se diseñó para
volar
como pluma
estilográfica.
Muerte presente,
cristal de mi rostro discreto,
eternidad azogada del
mañana.
Ven, ven por mí, me
estoy disolviendo
como asfalto en
cloro.
Juega cariño con mis
labios;
no están diseñados
y si se conocen es
entre ellos;
abre y fecunda el
cáliz
de mi sueño
ahora que caigo hacia
arriba.
Como escama y espina
áspera, marca
del final de los
tiempos.
El Castellano a
07-03-2018
Ruido de nirvana:
Es solo ruido
en las hendiduras de
mi calavera,
un iris doblado del
nirvana,
un hastío florecido,
es una calma de mi
dios solo,
un panal infinito de
belleza,
fatal hoguera
consumiendo,
desmembramiento de
soles,
entre fulgores
amarillos,
que el nocturno,
sujeta,
sangre de acequias
perdidas,
felicidad enjaulada
que algo me cuenta
de sus tulipanes
amarillos,
por crisantemos
helados
viaja mi esencia,
una noche que silba,
cantando con árboles
difuntos de otoño,
es una vida de mi
araña destapada,
un tejer sin
estrella,
un álamo que ya no
vive lejos,
derramada, acostada, nacida
esta parca,
hoy yo sí estoy
hablando,
mi sentido yerto
desconcertando,
que era un ajuar de
gotas del alba,
era un caminar
somnoliento
por la carne de metal
de esta azada,
quién fuese silvestre
como una planta
en este mundo que se
envilece,
destierros forzados
de la locura de la ciudad,
escarchas dolientes
entre mis sienes
que azogan solares
póstumos
de mi serenidad
alcanzada,
es un firmamento para
cabalgar a voces
que lo mío es para
siempre,
como un candor
fulgente
en estas hogueras
que el aliento helado,
de la vida cuecen,
era la cara oculta
del espejo
un aullido de la
fiera
que el tiempo
arrastra
entre punzones
enajenados,
avanzando la
caducidad del hombre,
era mi suerte una
rueda
y una hélice que no
volvía,
era este tiempo como
la dimensión
del pez muerto,
clavando cuchillos al
éxtasis
de la creación
ensimismada,
ardor de los mil
fuegos
deseo haciendo
bandera,
hoy no me arrebatarán
nada
ni el destino que
todo se adueña y lleva,
cruje mi calavera,
haciendo sonar este
silencio duro,
desnudo mi chopo
queda ser como el
rocío primero
para besar sus labios
de mujer verdadera,
un viaje por su
fantasía,
estoy flotando en sus
olas,
disfrutame estoy
volviendo realidad
nuestro sueño,
reinando este
corazón,
siendo austero como
un jarrón lleno en ilusión,
siendo caballero de
tu dura sonrisa desvelada,
que acapara y acampa
el alma de mi polilla
de cemento.
El Castellano
Deshojo mi momento
para abrir la puerta
helada
de un infierno
flagrante,
me entablo y conozco
al insomnio
y su hermano,
avanzo despierto un
linde quieto
del pensamiento
ensordecido,
tapias derrumban
azares de ojos
abiertos
y parpadeos veloces,
resquicios oníricos
que dormir es para el
vivo
agua en sequía.
Resumo que venzo
quimeras ultrajadas
y anillos sin manos,
después de mi vida
sangre en los ojos
acaso queda,
resguardo al vil
enfrentamiento
padre de mi
conciencia enclaustrada,
otros tiempos mejores
ya no sueño,
todos marcharon sin
balde
dancé en la oscuridad
de mi mente
y vengo a verte.
Sigo de frente
ocasos dejaron su malva
rosa
a su suerte,
pensamientos casaron
su negro
con el color de la
tierra
sin germinar
sin brotar simientes
frías
que suerte canta
nanas.
Granate lustre
postrado
que fue desertor,
afilo mi colmillo
hematíe nace
dispuesto.
Es una sombra que fue
destino,
abierta a la altura
de fauces
y su hocico,
es la generación del
pez muerto,
carpas de personas
bogan sin aire,
otras aman lombrices
con mandíbula.
Yo amé una lagartija
hasta que tiempo
quiso,
desquicia febril no
traigo,
por un pantano
soterrado
nadaba mi sentimiento,
recurso de memoria
no era ausente,
ni se avivaba como
lumbre.
Directo al patíbulo
de la suerte
fueron las venas y su
sangre procesionaria,
un marzo que corrió
sin verte,
metal de espera
intransigente,
acaso soy gente,
seguiré sin preguntar
a mi mente
todo sea que
conteste,
un camaleón fugado
de quien yo era.
Agresivo
sí hasta la muerte,
sé quien soy y si
vienen por mí
no seré yo su suerte,
lit C et summuncanae,
miles dei lumen
apostado y recto a
vencer,
insectos caminan su
linaje
respiros blanden
peces en tierra,
alto, alto como
sendero a la nube
me vio nacer
el mundo y su mente
ausente,
bondad relucía sin
prisa
quién afortunado la
asesina,
¿acaso yo no estoy
durmiendo?
parada en el bosque
demente
que mi hambre vierte,
llegó el momento
divisaré mi juramento
despierto
porque soy humano
vivo muerto.
Förüq 04-03-2018
CEPAS DE UN DÍA:
Sangre que tiene bordes,
coraje espectral de
imposible azar,
como pez dorado rige
el sentido.
Día o respiro, fugaz
aleteo sin calma;
acto que baila en
bigote del pez gato.
Es en esta suerte la
vida del bastardo,
flancos ocres tiñen
el linde
por sombras vanas que
arregazan
la prisa del
estambre.
Cómo se tejió la
expectativa
acaso fue sin
semilla.
Al párpado encumbrado
azoto que lanzo
un generoso
transporte,
aire o humo, acaso
eso.
Espectral brisa que
cubre,
fresca flor en soto
sin nube.
Vivir en muerte
batiente
tender tierra y
escribir sangre
a la Rosa.
Igual se aventaja el
agua sin forma,
de viejo silencio,
de final desempeño
como prender la
estrella
en su mismo fuego.
Abrir la tierra y
sembrarse
eso trae nuestras
vidas milenarias
de rebeldes índigos.
Diferencia
ensordecida, muda y ciega,
impalpable,
insensible,
inmutable,
insoslayable,
reverdecida,
engrandecida,
incuestionable,
regencia sostenida,
con lo que os determina
a ustedes abrojos
vidas de un día.
El Castellano
MEMORIAL
VETUSTO:
Despierto mi criatura;
tú no
comprendes lo que yo te quiero,
por tus
manos hacen nido las sedas;
falanges
silentes, cumbres
de cuanto
mi placer dispuso
asúmelo
todo
en tu
pavorosa grieta
de
brillos fugaces
y
transeúntes luciérnagas.
Lucífago
apodera
tu
nitidez severa.
El poder
pudo
lo que el
querer expuso.
Osada no
es mocita
pero oro
antiguo luce
en
conocimiento.
Que a
imaginación prende fuego.
II
cuartilla
Luz de la
sombra
de tu
carnal espera,
anida
golondrina
mis
campestres manos.
No habrá
retroceso
ni vuelta
de hoja
sin
enraizar nuestra alma.
En
vértigo cobijado,
sublima
mi dicha:
junta
conmigo tu vera.
Rito de
Sol y ambrosía
de padre
Lugh.
Perversión
esquiva, llamada
en retazos
de cumbres flamígeras.
Apasionada
dame tu voz.
III
cuartilla
Anatema
me anuncias
por tu
opio en letra.
Todo es
negro,
hasta el
amor.
Júrame la
vuelta de una lluvia
de tu
boca.
Mi arco
es ballesta.
Ausencia
llama por sí sola,
a exigir
unión del eje
y la
orna.
Cuerpo de
metal,
agua de
su espiral.
Pureza
consecuente
deslices
y febriles osadías.
En
plantilla de sangre.
El
Castellano
SOPLO
DE CONJURO:
Veo color de certeza,
color a
la esmeralda,
por
follaje caduco
de
ilusión adusto
en noche silenciada;
halagüeña
tiende
su
cuerpo, negras dichas
como el
tiempo no llora;
en albo
espíritu
en suelo
sin hallar
bosques y
sus frondas suaves.
Pliegues
de sombras
bañan sus
pestañas,
nítida y
hosca
lejos ve
en flor
mi
sendero castellano.
II
cuartilla
La espera
sonríe
lecho de
tristes ecos
y encajes
de apenadas auroras.
Dulce
cicuta al rayo acrisolado.
Puro mi
aire
de luz
enrojecida.
Vistas en
colas de lagartija.
En ojos
de araña,
no se
valla,
conjuro
sopla
en alas
negras.
Vivaz
tordo
en busca
de lombriz
de idea
anhelada.
Nubes de
éter
en agua
ardiente sin agua
ni limbos
profusos.
III
cuartilla
Verde
transparencia
en canal
llano
por
arroyos fluye
sin
balde;
quejumbroso
término
de mi
amparo.
Camino a
relumbrado
misterio,
adoré la
llanura muerta
que mis
fuerzas, aviva.
Tardía
arranca oscura arboleda.
Sombra
sin esperanza,
casi
viva,
muerta la
precoz flor.
Amima la
pupila ciega,
descanso
sin ancha lengua
sobre tus
pulcros muslos
ensortijados.
El
Castellano
Óleo
en cartulina
Hueso:
Puerta,
volandera hasta el poste, listones de madera, segadora, mar de bronce, maíz,
molinete, agua del centro, acequia, rareza en grama joven, pasiva, longitud,
latitud, telégrafo, ángulo y área, suelo, estacas, luz sucumbía, campo de
perfección, en cimientos.
Marcado:
Abro
la puerta
de
un tiempo abierto,
y
colgado en una marca
entre
dos estacas clavadas;
como
cenit del suelo terreno,
se
abría entre dos listones de madera
con
sabor a noble pino fallecido,
estirado
el cable
de
aquel poste de telégrafo,
batía
su extrañeza abajo,
la
rareza de grama joven
en
superficie de longitud y latitud,
delineando
surco área y suelo.
Lloraba
una acequia
su
agua recién extraída
del
centro por la molinete
del
canal de riego,
era
tiempo suficiente,
se
blandía un mar de bronce,
como
el maíz maduro cantaba,
la
luz ya sucumbía;
parece
que gritara
por
el cable estirado de telégrafo,
pasiva
cincelaba
los
cimientos que perfección
usaba
para sostener los campos,
el
diente afilado de la segadora
arañaba
un último crujido,
el recodo
se afilaba
como
dictaba la hoz
y
su carne de metal estridente,
el
linde reposaba
nuevamente
despierto.
El
Castellano
AZADÓN
CAVA MI VIDA:
Estudio en tu boca,
musa
de agua,
el
cavar de mi azada sigilosa,
es
por ti es por mí,
que
recé aquella noche,
con
un viejo rosario
y
un soplo de mi decencia perdida,
estoy
asustado,
estoy
con miedo
a
soñarte si veo tu rostro,
golondrina
azabache,
cavo
mi vida,
sacando
terrones
en
surco de dolor regalado,
cavo
surco y barrizal de mi dolor,
en
tallo de bellisannua,
relego
y relevo en servicio,
hoy
prima mi locura emocional
que
habla entre tubos
picando
mi desquicia en tubería,
profundizo
carne
y boca en surco de espada
carne
en metal izada;
como
es arriba, es abajo,
quiero
llegar con mi azadón,
quiero
preguntar si en el infierno se vive mejor,
que
con mi exnovia y su relente,
de
flor de brea.
No
pregunto voy a vivir al infierno,
y
si no me otorgan su olvido,
es
su problema
no
llegó ni existe
nadie
más fuerte que YO,
CUERVO
FÖRÜQ
Castellano
dios del trueno
Tú
mi trueno rumoroso,
que
la concavidad
de
tu abismo ruginoso me plasmas;
una
centella de camino eres,
rauda
estrella
en
sempiterna estela
de
margen inviolado,
río
o cauce,
piedra
o mineral ardiente,
boca
o te beso constante,
rumor
o cristal,
nube
o pretil gesto,
llanto
de acero soy,
soberano
nicho
cerco,
tapia o tapial en yedra sostenido.
Tramo
a trecho te avanzo,
muerdo
tu deseo en rivera tu espalda,
racimo
o ramo de vestigio,
insondable
esencia casi tuya,
siempre
tuya declaro,
musa
de savia borde y oro espiga,
entre
llamarada y ente de tu regata cristalina,
yema
o mordisco,
portón
sediento
tu
boca me llama,
llama
a una espera cegada.
Suave
próspero viento,
inmiscuye
que trae
misterios
de señorita dama,
mujer
dicha, hombre con yunque en tierra
arañal
de hacienda
y
casita de arañas mi querer.
Seco
y duro,
seco
y umbrío,
el
azar disuelto,
certeza,
yo soy tuyo,
dueño
y soberano,
es
tu vida algo más
recuerda
es tuya
tú
la gobiernas,
necesito
una mentira más
para
creer,
necesito
una orden para apuntar,
necesito
silencio,
de
mi aliento
para
disparar.
Para
volver a amar.
El
Castellano
Ven
a estas flores,
donde
me transportan ensueños tuyos, Baco,
negro
bosque denso;
o
presurosas grutas de tu aliento
en oscuro
esfumino que lanzas;
descuelga
su belleza por derredores,
rompe
la luz del día con tus dientes,
cuevas
afligidas, misteriosas, de murciélagos, alas
sangra;
entre mis cejas tus carnales abejas,
recorre
conmigo mi ciprés muerto,
se
oirá cantar mi gloria en tus boscajes
de
hálito perenne,
quiebra
a dura carcajada este silencio,
rompe
estas armas de guerra
de
Venus a su izquierda.
Nacerá
esta sangre de tierra
un
lilio de mi bonanza,
en
fúlgido bronce, mi celada,
el
aire susurrará amores de semblanza,
llórame
esta mi luna argenta,
ven
conmigo por este panal de añoranza,
raja
esta tierra entre tus almas rosas,
bebe
la esencia que mi ser gotea,
enciende
con tu boca mi llama,
que
abra de Hedón la sola sombra;
desciende
entre estos pajarillos del alba,
yo
soy Sol, tú eres mi luna sempiterna, mujer,
esbozada
de años fugaces que me crecen
me
crecen las venas porque mi dolor
es
y será que antes que yo no te irás
así
el funesto azar dicte,
Bacante
rumbo la helada Numancia;
yo
no podré vivir sin ti esperando mi otra orilla,
vuestro
dios me habrá de perdonar
nos
iremos el mismo día arraigados en árbol de ceniza
como
jóvenes fresnos,
como
huellas humildes o pequeñas quedaremos;
a
zarpar los encajes y entre negras visiones,
apagaremos
los colores,
raja
mi entraña adolorida,
alimenta
los peces de mi piel,
lima
mis asperezas, de mis venas certezas,
que
yo te estoy amando como se tiene al tiempo
en
una mano y a la vida en la otra,
no
te vayas jamás de mi bosque solitario, musa de agua,
dancemos
estrellas cogidos de la mano,
tráeme
tus aromos de los campos,
no
hay ya dolor decidí hoy llevarte cada día
desde
que las tierras nos separen,
desde
que los montes siembren,
una
flor de cardo, para que recuerdes que te seguiré amando,
malva
de mi sueño un firmamento sediento,
escarba
mi mandíbula para rogar al inframundo,
que
de mí se apiade, y Baco me tienda hombro y mano,
vivirá
siempre y para siempre,
esta
nuestra malva-rosa
de
nuestro amor sanguíneo bermellón,
arrancaré
al monte cenizas apagadas,
me
brotarán los verdes; los azules reirán su eternidad,
esta
injusticia ya no será, abriré el universo
lloraré
al Juez Supremo si no me da solución
será
él quien me tenga que perdonar.
Nada
inmortal podrá elevar mi canto,
ni
la Vestal Hispana
negará
mi sangre
cuando
exclame:
-¡No
tengo novia, tengo musa!.
El
Castellano y Leannán-Sídhe a 01-03-2019
MECHA DE LUZ:
Vuelvo de tu vacío repleto,
anidando
cobre de galaxias,
desde
luego aún no hace treinta años
que
nací allí;
en
vez primera sin terminar,
vida
húmeda y animosa,
alzado
a luces de alba sin acabar,
vino
tu silencio conmigo sin ti,
como
alto arbusto fragoroso,
me
paseó mi jardín
como
un mordisco
y
un beso sonoro deslizando
que
suyo me jabra hendiendo la tierra,
una
boca de metal de pala,
que
abre zanja.
Tu
alma de recto augurio,
o ave
como futuro de hibernación,
ave
nocturna
en
tablilla de azabache,
como
puro origen inmiscuido,
nulidad
insobornable,
traición
de hechizo
y
nota de caligrafía desangelada,
mudez
última de relámpago,
pluma
de mi ojo abierto,
soledad
infinita de mi despierto,
como
fe sin cargos
rueda
mi vertiente,
siempre
relevada por dios sollozo,
palanca
usé con la puerta de Plutón,
Alcé
el margen
de
rebelión sanguínea de los dioses,
cielo
asido el vil manifiesto de relámpago
surqué,
gloria vespertina de héroe,
Cocitus
cantando su aire
de
oscuridad iluminada
clavando
negras riveras, hundiendo
y
desplazando los montes;
lago
Estigio me alimenta el latido,
y
mi férrea sangre
directa
a superar lo inabarcable,
tu
rama vestigial de plata corté
del
cóncavo bosque en tu acre,
creció
en su lugar segunda rama,
de
titanio,
que
conseguí cercenar rotundo
y
hoy llevo clavadas sus hojas,
en
dos talones fundidos,
columna
y cadera,
con
todas sus espinas de titanio
sujetando
cada diente mío.
Bajar
al Averno es sencillo,
subir
arriba los aires en altos cielos,
nadie
pudo;
yo
allí voy a mitad camino.
El
Castellano
ESTAMEÑA FLOR:
Sangre y muerte aplaco regio,
duramente
como astro viril,
como
amor de estaño que canta a su veta amada,
en
sístole de barretero,
abriendo
surco nuevo en piquete,
trágica
que ella así vino,
flor
de metal desde el suelo,
amparo
en destino reguero pulcro,
todo
reguero que trueca su suerte;
por
muertes de estaño fino,
enamorada
dinamita que surca lecho,
un
son que grita un baño de raudo fuego,
sin
piedad de obrero,
ni
réquiem apiadado por la tierra,
un
raso enlutado de oscura piedra nacido,
concavidad
de caseta y vals minero,
como
sinfonía nocturna que abre yacimiento,
regreso
y no entristeces,
estameña
vida en cobre cubierta,
santa
presencia
de
altas colmenas,
y
simientes que el tiempo velan,
fontana
tú, serena,
viniste
al mundo
en
la fundición de la primera Armonía,
sombra
tú de planeta sin espejos,
turbiedad
que no arrostra diamantes,
opacidad
serena,
sola,
sola,
como
sola nace nueva tierra,
gris
fantasma
que
velas tu brillo maleable,
rutilas
cenizas metálicas
de
todos los ayeres en cuerpo metálico, tangible,
sigiloso
sembrado, tu vano estallido,
a
sacar de ti mina y provecho,
raíces
pétreas,
tu
sino de planta de humo,
copia
sin espejo,
ni
sombra acaso tu reflejo,
perpetua
osadía
sembrada
por el Cosmos.
El
Castellano
SOMBRA DESNUDA, COMPILACIÓN INSPIRATORIA:
I
Yermo
terreno del sueño,
un
trillado verso avanza
entre
espejos y cristales,
fieles
aullidos desvalidos
entre
semillas sin iris del mal,
entre
corceles del fuego,
entre
sonrisas fugaces.
Es
todo lo que siento
un
canto de piedra,
un
río desplomado
mi
fiel apostada cordura
que
viene por enjutos
ojos
hirientes
hasta
avanzar los besos
de
labios grises
y
sus fanales colmenas destapadas,
no
quiero repetir estos destellos fugaces
ni
herir por mis alambres
tejido
mi atrapasueños
queda
mi parca vida
desnuda
con el hastío
que
asesino de esta manera,
volando
mi dulce murciélago de nácar
entre
este amor
de
estrella me alzo,
es
glorioso este canto,
reducto
en lúgubre sigilo
es
esta inspiración,
tentación
de ángel desertor
de
morir,
justo
la vida
acabará
negándose a finalizar,
soy
yo la salud
de
la una solitaria de la madrugada,
conquistado
el cortejo de la noche,
me
cuelgo de mi profanado latido
por
estos cordones de hueso
vive
y viviré mejor
que
mi traje funesto,
limará
esta sin razón los ocres
hasta
lucirlos verdes brotes,
hasta
acabar rendida la caricia
por
estos espasmos de cobre,
mi
destino teñirá las vivencias
por
solares complacientes
y
lugares dignos de altos sueños,
esta
araña dejará crías
por
poemas
en
escarchas mutiladas
en
este hierro candente
y
el incendio de mis hielos,
como
dijo el grande
no
acabaré de irme,
ni
estas solapas fundirán
en
tristezas secas,
la
sombra será mi mujer,
cambiaré
el prisma de ver,
y
ahora la luz será
la
dama siniestra,
por
si un día acabo de irme
solo
espero
haber
podido contagiar mi locura
que
ya es rápida,
desborda
sus cauces,
brotando
en espinas insomnes
el
abrir de las compuertas
a
ese abismo sin dueño
donde
besan los azules
ese
nido de malvas,
que
mi ser desprende dominando,
sombras
miles en este carruaje vespertino
de
mi sangre,
mi
río de colores
de
almas en sus gotas ferviente,
atado
a este sentir,
que
late,
que
sueña
la
carcoma de mi estampa.
II
Prendido
en hiel de un abismo, desdoblado compás y su sino, crujiendo el alba más
preciosa, por esquinas del cielo de nácar, es esta escarcha un fiel carruaje
desmembrado entre corceles ciegos, cabalgada cordura entre cristales, entre
espejos ardiendo, un calor entre calores, una vida que ni sí misma se deja
atrás. Avanza, mece, y se deshace corre vengo por ti, traigo entre lirios del
campo mi silvestre trigo, tráeme tu voz, tráeme tu vida, estoy moliendo mis
azares, haciendo surcos en mi alma verdadera, trilla, trillando tu sentir
morena, esta espada que es una quimera, entre juncos desnudos, entre pizarras y
cuchillos alzo que vuelvo a nacer entre hierro, luchando por la luz que me
corresponde, desnace esta era, entre de mi siembra la espera, por esta cerca el
campo que dueño acaso tuviera, ni inspiración cabe con barreras,
la
idea quiere marchar ensimismada, por riendas de un caballito del diablo, una
desventura en plomo un mar de esferas es todo lo que siento, por si pudiera
manifiesto, que el gris teñido de bruma, abandona su sepultura, vuelvo a mi
gusto muerto, la sombra que me envuelve preside, rige, y desnuda mi alma, para
ser por fin rosa de sangre, vestida en azules trajes nocturnos, mi semblanza a
este ocaso que mi voz sucede. Entre espartos de mi iris, por alfileres
sembrando clavos del campo, anochece siendo de día resplandece la una ausente,
y gozo la soledad de mi suerte, sintiendo por fin dicha por fin alegría
descubriendo este horizonte por mares de sentir que valgo, y que sí puedo que lo
vuelvo bello, hasta en tus molinos que amanezco, silos oscuros por yedras que
te alcanzan, es mi siembra una locura quieta, es mi compostura de primera, por
la que clavo a mi destino este abismo de tinta encendido.
III
Derecho
firmamento
entre
filos de gentes,
es
una piedra que camina,
piedra
aventurera,
seca
y umbría,
reposa
y duerme
cantares
del linde,
centellea
rayos irisados
se
riza con los besos de lluvia,
acaso
quiso ser otra,
ella
tan yerma, tan plácida,
imperecedera,
cerrada
como se cierran
los
rayos de luna,
acantonada,
de estéril estampa,
dejas
muda alabanza,
el
día que te hice de voz,
piedra
bella, sola,
estridente
sin patio de sonido,
y
esta voz que te di
voz
dorada como tu piel de minera,
como
un soto sin perdices,
avanzabas
solo tú,
la
vida quieta,
sembrándote
allí por donde anduvieras,
al
candor de piedra única
igual
a la siguiente y a la anterior,
sin
afán superior
hasta
que este poeta te dio voz,
como
flores que sin color
acaso
fuesen,
un
despertar en brazos de cieno,
un
respirar de la montaña,
un
cuchillo calizo que afilan
erosiones
de las eras,
latido
férreo, sangre de mineral,
o
compostura de arenas,
piedra
de mi casa,
piedra
de tu casa,
la
tierra.
Piedra
potencia eterna,
nacida
como nace una estrella,
cumbre
de filos por bandera,
hogar,
cobijo y morada
de
lagartijas que cuelgan tus venas,
colchón
de rayos de sol,
asolada
tu espera
por
quien te dio voz,
lideras
tu guerra sin cuartel,
antes
de yo nacer,
tú
dabas alientos al suelo
sin
importar pertenecer,
siempre
fuiste
siempre
eras su piel,
de
la cantera, al nicho,
del
mausoleo, al caserón viejo,
del
silo al castillo,
tu
fortaleza empedernida,
tu
aval de honda certera,
Siempre
estabas
siempre
estuviste,
como
río a su voz del mar,
osado
no fui yo
quien
te encontró,
solo
fui encargado
de
darte moción verdadera
ojalá
pudieses contestarme
mi
piedrita bella.
Devuélveme
a tu vida eterna,
del
soto a tu quimera verdadera,
clávame
la oscuridad de tu cueva,
en
esta esfera pulida sin espera,
risco
de tu sien enarbolada,
millones
de hijos
esencia
desnuda de tu alma pura,
techo
sin compostura
del
ser invertebrado,
techumbre
que pizarra llora,
su
azabache de cristal,
tu
sangre de fuego y agua
que
nunca te alcanza
sólo
partirte puede,
grieta
de helada, tus filamentos
que
encaran tu azar de vida sin dueño
a
tu sangre de musgo me cuelgo,
en
verde musgo tu fantasma muerdo,
vida
de herramienta,
azar
de la idea,
al
paraje que te conforma
al
que sostienes su vida
siendo
el suelo techo de esta hacienda,
si
tuvieses dolores todos gritarían
que
se acabase la muerte en la tierra.
IV
Camino al infierno,
después
de todo,
irrupción
de polvo
o
tormentos por despertar,
esta
es mi vida
este
es mi rifle,
no
digas por favor,
el
cauce se abre
es
una noche cabalgada
en
sombra enardecida,
te
quiero, te miro,
oscuridad
presenta
su
violácea arpa,
sones
con sus cuclillos
despiertos
miran un horizonte
de
espuelas dormidas,
la
noche baila
sobre
mi fusil
alzado
al alba,
ignota
estrella difuminada
quién
la puso allí,
baila
cariño
esta
noche cazaré
el
animal que me sonríe
en
tus piernas,
seré
precursor de la muerte
hasta
que mi color brote,
no
será una noche más
será
una noche menos
para
que me llames
cosas
que yo por hombre
no
puedo pronunciar,
guerrero
soy
de
esta arma
con
rigidez comparada
con
barcos de tu puerto
que
tanto amas,
canto
a este azabache
que
llora la noche,
cabalgo
salvaje
mordiendo
tus riendas,
ven
las luces están prendidas,
sólo
hay un faro que te llama,
su
luz ilumina
tus
gemidos nacarados,
encontrados
por surcar
por
avanzar tu negro refugio,
mantengo
la noche de un trago,
disparo
sobre esta araña infernal,
me
sostengo de mi tela
de
carne desnuda
en
tu infierno desde que viniste a mí,
tú
viniste a mí con ademanes de gata
encendida,
volando mis palabras
haciendo
del momento
un
ruego que pedía
atravesar
tu cuerpo con el mío,
te
prometo nevar
la
cúspide de tu cueva
acabar
mi grito con el tuyo,
hacer
de la noche un arrullo,
ser
caballero de tu reino,
cabalgar
su humedad,
deshojar
la primavera
en
tus labios de mujer.
Ser
el tiempo que nunca se fue
porque
siempre vuelve.
El
Castellano
V
30 de enero de 2013 a
las 11:00 ·
GRILLETES DEL ALMA:
Amanecer despierto
en este horizonte de fuego,
como demonio antiguo
avanzo tu cuerpo
en tu pupila me deslumbro
sigo el camino de las rosas
en sangre su esencia de amor
me ahogo en el dulce
tormento
que desvelaron tus labios,
tus caricias arropan mi
sentimiento,
como condena
no encontrarte de nuevo
en este arrullo no huyo
en los latidos estallo
y la estrella quema el
desvelo
de noches y noches soñando
tu cuerpo,
hoy en tus mares fluyo,
hoy de tu calma me apodero
para nunca más ser sombra
del pasado,
como la malva enraíza la tierra
yerma
en tu recuerdo entierro
mi mayor ilusión
esa que nunca te abandonó,
si miras dentro de tu
interior
allí estaré amor entonando
mi canción de amor
a las lunas sempiternas
que envolvieron tu ausencia
corazón,
soledad con oscuridad
clama la espina de mi
corazón,
en la roja sábana de tu
calor
quiero anidar mi ilusión,
anhelos como cuchillos
clavados
en el cielo de recuerdos
horizonte gris que baña
este el mío cuerpo
a la cuarta campanada de las
doce
en su mirada tiembla el
mañana
quiere tu sonrisa amanecida
en mis labios descrita
como los rayos de sol de tus
cabellos
y los pajaritos cantarán
en nuestra ventana
trayendo los amores
imposibles
que separados nunca soltaron
el primer desvelo de sangre
enamorada del corazón,
hoy canto a esta sangre mi dolor,
años pasan despacio
a golpes de silencio
luchando
con la templanza
luchando a golpe de olvido
separando nuestro destino
que se unió por un beso
y donde no llegué a entender
perdí las flores de tu piel,
caballero sediento en las
batallas del ayer
como el inicio del
sentimiento
vuela y gira por mi mente
como encontrarte siempre
resplandeciente,
he venido a hierro a matar
este silencio
he venido a beber las
amapolas de tus labios
a decirte que recuerdo el
sabor a fresa
de tu pintalabios,
a que en mis noches
quiero sacarte de mis ojos
para tenerte,
y la sabana fría se viste de
tu melodía
llega el violeta en su
caricia
su voz del alma hecha
súplica
de tu caricia,
grillete y cadena de mi
espíritu
a amarte eternamente
hasta el final del latido
donde mi silencio se haga
eco eterno
de tu recuerdo,
y la hiedra y cicutas
envuelvan mi cuerpo
aquí quedará escrito este
amor
que en dificultad
y sin saber años y años de
tu mirar
late igual que ayer
por ver junto a mí tu
caminar.
Te amo quizás sea algo
que nunca cambiará.
നുന്ചാഅസുമിര്ഇമിഫൈനല്
പൊര്ഖുഎടെഅമോടെവെര്ദാദ്.
El Castellano y
Leannan-Sidhe
VI
Villanos,
malandrines encorvados,
me
han querido robar el ánimo,
con
fuste y aliento marcho mis relojes
con
premura de segundos extasiados,
yo
vi su horizonte en dura y áspera
semblanza
deshojada,
temblaba
el azar entre los azares,
una
vida de quitina a la espera,
mi
aliento es pez de mi jardín de cristal,
he
servido a su péndulo,
entre
granates y engranajes
danzo
atrás el tiempo,
sí
ese, mi tiempo, que cuido con esmero,
por
si un día me llenase el estómago,
flagro
la versatilidad de mi siembra,
cabalga
las yemas de mis dedos,
hilvano
que voy sobre un abejorro,
aunque
no pique sigue siendo abejorrito,
le
imploro al verso me abra con presura
una
primavera de sabores
entre
arduos cipreses con sabor a luna,
marca
de silos azules
entre
siniestros anocheceres,
para
llevar una noche derretida a sus labios,
cazaré
el gamusino de sus parajes,
avanzaré
con paso lento y decidido
al
compás de lunas y soles en desventura,
nacerá
la hoguera,
consumiendo
todo lo que ya no rozará mi vida,
decreto
que estoy vivo,
y
que mi vida la arrastro para no ser santo
ni
demonio ni mal nacido,
si
no un hombre que tuvo voz y espíritu
para
ser alguien,
desde
la nada,
desde
las espinas que sangraban,
vivió
trece vidas
que
un hombre de su estatura podría vivir,
hoy
afilo mi alma
válgame
la compostura,
que
si vuelvo a la cepa
se
abre el cielo y la tierra
para
acoger lo que siento,
que
es más que un cebollino
más
que un tulipán amarillo,
es
mi arma, un corazón por letra,
es
sangre en hoguera
tristeza
se llama sangre en la poesía,
robaré
al tiempo sus besos del alba,
mi
amor gritará al sol que descienda
y
viva en tus ojos mi amor sempiterno.
Llegaré
por la rivera,
llego
de los molinos de abajo,
buscando
un atajo
para
llegar y hechizar
el
callejón de tu beso,
entre
rizadas ternuras
trasnochar
ocasos,
he
venido a implorar perdón
por
mi inconsciencia
vine
a plañir mi alma,
vine
a besar tu aura,
riendo
entre flores
naciendo
en rocío
de
mis latidos presos.
VII
El
sino lanzó un grito a la montaña, contestó un eco con amplia voz
que
sorprendió mi anhelo
siendo
una luz en el vasto ciprés
que
a la luna alcanza
preguntando
por mis yedras en maceta del alba,
un
silo y un olvido despertó de su nicho,
cantando
con la flor un latido desertor queriendo pedirte caricia eternamente.
Encerrada
en iris violáceo la flor corría el sueño estertor,
el
sol cambió su amanecer por la tibieza y suavidad de su flor,
siendo
esposa del sol, caléndula en ojos
que
marcados traen un irisado tornasol llamado amor.
Un
ocaso se alzaba en guiño a cada noche que la flor cerraba en verso sus pétalos
afilado
el cuclillo de la noche
besando
una luna de cuerda,
una
inmundicia cantaba su siniestro grillo
del
calor de muerto,
despertando
la siniestralidad agujereada
del
hueso,
un
camino eterno con acequia de la sangre que lleva en araña del sentimiento
y
un difuso vértice de dos gotas de unión
que
se juntaban exclamando
como
rocío del molinillo diente de león
para
volar con el viento juntas nuestras vidas en vaso retorcido de destino.
VIII
Fiel reflejo estridente,
los
cuadros de tu vida
danzan
entre las baldosas,
entre
acorchados pasos
todo
va quedando atrás.
Un
ocaso florecido
de
espadas en sigilo,
tiempos
huecos
en
lúgubre caricia.
Acaso
la luna es luna
o
alguien despierta
y
la pinta.
Cerrojillos
en destierro
de
este silo de oscuridad,
avanza
que imanta
el
día y su prisa
por
alzar su despedida,
gritos
secos se mueven
tras
el ventanal,
sangre
que coagula
entre
compases
de
malas yerbas
de
mi patio.
Es
un mirlo negro
que
me visita
siempre
vestido igual
estrujé
las vidas
del
gato de arena que soy.
Suicidios
de cardos
corren
el patio
se
riza durmiendo
mi
gato negro.
La
soledad me ama
más
que a su estampa
vuela
y reposa
mi
fiel añoranza,
reverdecer
mi ilusión,
socavar
con sucesos,
así como
besos
de
este azar
que
no siempre
se
pinta negro.
Acuchillar
esta realidad
con
mi suerte de seguir vivo
para
tomar con mi esfuerzo
lo
que no me dan.
IX
Surco
de noche
ya
se retira
sonando
el día
y
sus rosas heladas
de
invierno,
iris
matutino
clamado
en
este fiel olivo,
surca
mi sangre
entre
verticales filos,
mi
gris vencido del alba
serena,
más desnuda
que
la transparencia
que
el azul afila.
Se
clava este verde
militar
de ciprés
como
cuchillo enervado,
y
su canto
en
estos sigilos de chopo,
cargo
mi revolver
naciente
del verso
por
un sol de plumas
cae
fusilado el aliento,
algo
que clavar
al
firmamento
héroe
del norte
de
mi silencio.
Fantasmas
del
imperio perdido
su
bandera del tiempo
dormido.
Fúlgidos
nervios
cabalgan
los acres
de
esta trinchera
donde
mantengo alerta.
Jauría
de sienes hendidas,
con
fauces somnolientas
quise
ser siempre
con
esta mente,
profundicé
el idioma
de
la flor,
hablé
con la tierra,
aún
guarda mis abrojos
sembrados.
Entre
brotes verdes,
impacientados,
aguardan
el bravo
crepitar
de la tormenta,
y
sus besos azules.
Ahonda
esta vida
silos
del demonio,
simientes
oscuras
de
malas yerbas.
En
este campo yermo
crece
mi ilusión
que
no me siembren
el
dolor,
seré
como la flor
soñaré
con las piedras,
reiré
con abejas,
jugaré
con el viento
como
la vida grita.
Ahora
que la mañana
consume
los suspiros
ahogados,
ahora
que el cielo
luce
sus corceles dorados.
Es
por esta pizarra
que
me habla el río
me
habla qué más
que
ser agua.
Deslices
anudados
entre
corajes florecientes.
El
CASTELLANO
VERIS
EFIGIES:
Ella arrida,
avanza recta
la curvatura del sueño,
sinuoso, templado
de fría imagen desangelada.
Una noche encadenada abría,
de manos pequeñas,
y soles apagados,
dentro mis venas.
Corazón dormido
sin disparo promulgado;
fulgía su trazo
en cuerdas de tensión aparente.
El amor era un empeño,
de otro historial
en violín de refulgente llave,
era una caja de mentiras
acaso sonó su alma,
trece monedas y un gato negro
sonaba la mía
sin vecino miedo tangible.
Gime mi reloj
el segundo traspuesto
que quiso ser primero,
regía sangre de acuartelada raíz,
yo la digo:
-No seas grande,
pero sí libre.
Come tristeza lenta,
a lomos de caracol siniestro,
es lema,
distante y sonoro,
cercano de espiral sedienta,
entrañas propias condecora,
caballito del diablo caído,
con sol de regazo en una rosa,
y ojos fugitivos.
amante avanzo
del llorar de secano,
muriendo yace mi muerte y mármol,
sepultura para qué
yo soy tierra,
luna es alma,
temperamento aflicción
como luz
llaga quería ser,
nieve roja quería ser sangre
y destino ola de tierra en calma.
Fuga en unísono de mis ojos,
vestido mi aliento,
de camisa azul
y bolsillo por bordar,
ángel rebelde, fiero,
caracolea mi ventisca de flechas,
derribado cerco y oscuro tapial,
en una niebla sin ojos medrosos,
voz que no es mía
prefiero locura en escritos,
que coherente cuerdo,
en maldad subversiva
que todo eje inspirador teje,
mi ceniza me ama,
callándome la soledad maquiavélica;
claridad de sangre
y despensa onírica figuro,
piedad abrace
al mercenario
que vendió el averno,
para comprar nicho a su víctima.
El Castellano a 11-03-2019
Soliviar de espejo:
Mar
oculto en mi buhardilla,
pez adentrado
en los labios de aire,
o suspiro redentor oscuro.
Agua abastecida por tus ojos,
mirada colgada
entre espejos de árboles rotundos,
oh pez ruboroso, lepisma de plata,
vienes entre flores mecidas
y rocalla de dulce, quieta idea,
corrillo de abrazos y besos,
lloras mi nieve sujeta por cuerdas,
y filos verdes cómo árboles;
rueda altura azul
y sus láminas intermitentes,
en el hilo cuelgan
nuestros dos corazones,
rumor del tañer,
rumor de campanario vestigio suave
en tu piel de arena,
como péndulo estremece mi decisión,
porfía dime dónde tengo que firmar,
para no perder a mi musa de cristal,
mi doncella escarlata
de mineral cadente,
dulcemente miedo entablo,
necesito relegar y no renunciar,
casi dentro la fugaz, alegre primavera,
palabras de silencio,
suenan, esquilman y laten,
reflejadas en celeste inútil sin ella,
devanando el sentir,
siguiendo la espiral de su caracola.
El Castellano
OSTARA recopilación:
Edición
febrero 2017 original febrero 2016
Adormidera
pulcra,
Amapola esquiva
nacías lejos de la tierra
que tú querías
la fe mudó sus caricias
el reino venía tejido
del destino florido
en la gesta del jacinto
en la flor abierta de la primavera
voló mi corazón a tu nido
derramada esperanza vistió
el por qué, de un adiós
el lirio abrió al color
y la grama abrió en flor
flor de sangre
que regeneraba
el dolido destino
por la azucena
caminaba su olvido,
fiel del suspiro nacido
quedar el te amo, en vilo,
la orquídea colorada
aguardaba la fiel ordenanza
cuando un jardinero de versos
dejó su estampa en el papel
un colorín elevó su trino
para que un zorzal
lo alzara en su nido
todas las esperanzas
colmadas de un grillo,
al compás de tu paso
seguía la amapola en duelo
lejos de su tierra
que vio nacer el cielo,
caléndulas esposas del sol
se abrían a la sonrisa
de tu calma amanecida
para yo trenzarte
un beso en la mejilla
quedando las campanillas dormidas,
y las margaritas enrojecidas,
un te amo ardía.
El ascua se encendía
quedaba la sinfonía
de un tordo que visita,
el cielo abría
a sus coloridos jardines
plenos mudaba el grillo de sinfonía
la rosa colorada
dejaba su beso por si acaso
el viento llevara algo,
se hilaba un verso
para el cantar complejo
del baile de la rosa y el clavel masculino
mecida la sonrisa al viento
nacía la basta floresta de los patios
y entre sus escondidos lares un trébol
vertía cuatro hojas
al compás del Sol en su visita,
todo al resguardo de la bella caricia
y la ilusión dormida
que brillaba en tus retinas,
para yo dormirme
dentro de tus ojos.
Abriendo mis flores en son,
ese que hacía brillar los campos
en verde y marrón de un caracol,
relucía el brillo de un brezo,
desplegando su color
un tomillo en albor
por el plantago en flor,
todo lo que dejo
es todo lo que amo,
recuérdame en la flor
del cardo de la dama
me alzo a la altura de la rama
y el espliego amanece conmigo
para el romance del laurel
y el encuentro de la malva con la abeja,
todo el cielo se despeja,
canta la piedra en aspereza
que la vida se torna repleta,
de lo sencillo del musgo
al verde estramonio
con sus trompetas de los ángeles,
rueda la caricia que tu piel divisa,
el campo sin franca tapia ni verja
es dorado por mis sueños
que corren de la vereda a la rambla
fiel de esperanza
la azucena nocturna en flores marcha,
el olivo prendido de olivas
la encina sus bellotas mece
para el tejo guardar su muérdago,
la noche que llora azabache
y ojos de luciérnagas
todo queda prendido
del suelo en duelo
blandiéndose la luna sempiterna de nuevo
y mi verso alzando el vuelo,
queriendo acariciarte de nuevo
la noche que solo conoce la noche
tus ojos que solo conocen tus ojos
por los sueños nacidos vuelan los molinillos,
el monte deja a las carrascas
blandir el horizonte,
las flores a la abeja fabricar su miel,
la tierra se come a los cardos tras el verano,
la adormidera tu piel suscita
llegado el otoño y su caricia
fieles manzanillas abren sus margaritas
y los cardos en espinas
dejan paso a los jilgueros
del campo abierto para regar Ostara tus besos
se anuda un grillo y mi brillo
abriendo una flor
con forma de corazón
dejando paso a nuestro amor.
Con el sigilo de blancos álamos
al verdor de frescos pinos
se cierran todos los caminos
por si acaso vivo que sepa ella
que blindado a la cepa es mi sino,
en estas simientes
en estas verdes sienes
alzo mi latido,
que de madreselva fue vino,
y alzado parto mi destino,
hasta vivir en la mitad
de flor de esta caléndula sostenida,
enraizada en mi pecho,
que no canta
reverbera en esta fuente fría,
anhelando de Margarita su caricia,
porque no tiene despedida,
al fragor del ascua
jamás desquita su bella sinfonía,
de raíces y colores de albas,
hasta ser amada
por grises arañas.
El Castellano
II
Se
acicalala Llúcia de marzo,
en
febril inicio de la primavera,
que
yo te amo Ostara,
algunos
rayos fugaces
que
han crecido,
entre
verdes sienes del camino,
ese
que me lleva a verte
mi
flor silvestre,
hendida
de ondas del alba,
sepultada
de brillos
imperecederos
en fragor
de
ávidos destinos recorridos,
desnudos
de quejumbrosas voces,
un
musgo naranja renaciendo,
entre
filamentos verdes
que
hacen de su piel esperanza viva,
de
este arbol centenario
de
mi semblanza,
no
serán mis chopos cantores,
ni
mi enervado ciprés silente
su
calma abandonara,
acuchillando
al viento que espera respuesta,
recuérdame,
estoy
sembrando mi vida,
todo
lo que espero es maravilla,
me
acaba este sendero y su colina,
riveras
de mi Arlanza,
compás
de mi fortaleza,
mi
ejército se alza,
arañas
de sus telas,
furtivas
segadoras de mi idea,
trepando
mis entrañas,
mis
telas grises que son de ellas.
antes
que griten mis sierras rojas
de
mi carne,
antes
que el tiempo
haga
casa de mi cuerpo yerto,
yo
seguiré hacia la luz,
el
milagro de mi profunda gesta,
cumbre
servil de fecunda primavera,
filo
ardiente que brota,
entre
siegas blancas
de
profusa, verde melena,
al
borde de mi vena
subo
que traigo una azucena
junto
mi malva y su viola de campana,
la
cuenca que no es,
la
visión que no viera,
justo
esta generación que comienza,
justo
es vida,
es
mi verde hogar,
es
mi credo,
son
mis hojas verticales
en
papeles de sangre y savia,
arderá
mi caseta.
en
ojos de suspiro padre,
en
venda que el ojo no vea,
enséñame
tu Dios
le
pondré a reñir con los míos,
no
me iré aunque quieran mieses,
permanecerán
mis caléndulas
echando
hijas de piel y tierra
cada
primavera sembrada por su amarillo,
me
nacerá la ilusión verdadera,
seré
dueño de esta quimera,
y
baja que canta
por
riveras de mi suerte,
el
hondo espino de mis dolores,
queriéndose
como abejas
a
las flores,
Estoy
soñando
el
tiempo que cerraba mis ojos,
retales
que cerrar y su olmo blanco,
su
jardín azul, su fuente de cristal,
nada
desvanecerá al Miguel sin alas,
seco
de hoja de otoño
no
me llorarán ni mi jardín azul de caléndulas,
ni
mi acristalada fuente,
ni
el olmo que no es mío ni su blanco
será
mi aura intransigente, seca a morir,
sobre
los años avanzo,
yo
soy el Sol.
El
Castellano
III
Hundido
por juncias,
despertando
caléndulas,
someras,
solariegas,
era
otro lado donde estaba
hablando,
entablando con Ostara;
la
tierra que no era pobre
su
rigor contestaba,
prado
que desciende
juntando
un barbecho dolido,
conquistado,
marjal
de claras hierbas
flaco
acre dispersaba,
bancal
de cizaña primaveral,
sutil
caricia rizada en patitas de abeja,
parte
de mi casa soterraba la desquicia
de
un frío traído, heladas patriarcales
por
aullidos de viento voraces,
como
un rosario deslizado
con
aflicción por la tierra,
un
silbido del patio oscuro
como
lamento sin lluvias socavado,
semillas
brotar escabullen, pregunto
vive
mi lluvia soñando
vivir
deslizándose por la pila sacra
de
tus pechos tersos de vientre de seda
y
espuma, angelical rostro
llamando
florecer colores dispersos,
vieja
cueva cantando oscuridad,
como
tránsito al amor por tu viña,
cantar
de mirada extranjera,
hasta
hacer la tierra nuestra.
Impetuosamente
soy varón
y
no dejo guerras personales para mañana,
ni
ganar a puños pequeños,
de
opiniones sin cuarteles,
firme
elaboro mi respuesta blandida,
vieja,
en savia bruta elaborada
necesito
mi vera con sangre,
necesito
mi vera acompasada
por
tu soplo de mujer labrada,
querida
dama oscuridad amada.
Mi
destino como árbol desgastado
de
honda sien y senderos de carcoma
apuntalaba
mi perpetuo mañana,
acicalando
sus ruinas
para
elevar su sabor de antaño.
El
Castellano
IV
Hueco
crepitar:
Estoy
escuchando semirecto
el
retemblar de hojas huecas
sobre
la gravedad
de
un arroyuelo que fluctúa
cauce
entre la copa
de
árboles
sobre
semivacío cristal
con
limpia brisas
encima
de un blindado
cantaba,
dictaba antiguo sargento
su
presionar disparar.
Como
hueco en la ausencia del polvo.
Abrid
la ensenada
a
la gente primera,
al
señor capataz
del
brillo primero.
Tímida
la floresta,
escondía
las amapolas.
Núbiles
gestos danzaban
la
cabeza silvestre
en
loma que evanescía
el
coraje de la flor
vuelto
mujer por Ostara.
Patio
de perdices soslayaba
entre
el quejigo,
Carrascas
afiladas.
Hacían
sus hojas
mi
última espada.
A
mi izquierda
el
peso de su hierro
estable.
Sibila
destrenzabas
tu
cándido mirar
en
fraguas de belleza
inviolada.
En
tus altos, profundos
ojos
de ámbar.
Luna
que en fractura
recorre
mi tejado de alma.
El
Castellano
V
Halo
umbrío, vespertino salmo,
estela
naciente en pulcra unión,
cómo
dos rocíos se forman en la flor.
Pacto
alado mis falanges ensalman,
es
por ti que se abre el portón verdadero,
camino
en oración del semblante perdido
y
ese por conocer.
Orando
por mí mismo,
se
abra el yelmo,
y
mi cauce sea río de arteria,
en
aleteo fugaz prometido,
que
encarnan tus maderas,
reflejas
piernas.
Recta
clave de unión,
soterrada
mirada,
sin
conocer ni alzar te amo más,
pletórica,
onírica mar
de
tu efímera, socavada entraña,
por
donde flores aguardan
echan
ancla.
Última
que es primera espada
de
aliento y mi yermo,
te
enraíza como primor embelesado,
turmalina
esencia,
mi
soberana musa cristalina,
mi
arpegio entonado
en
lira de mi carne,
mi
índigo sollozo,
por
el que nuestro castillo esbozo,
primigenia
verdad,
sombra
de idea,
hilvano,
trenzo mi zarpazo.
Limaré
el viento de nuestro deseo
ya
se alzará nuestro reflejo
el
mundo en un pulso de espejos,
umbría
latirá nuestra caricia,
cuántos
cielos murieron,
mi
doncella escarlata,
los
dioses dirán el tejer de nuestro destino,
pertinaz
fuga de tu ramaje
por
rauda estela que arde.
Dirán
que hoy vine a verte.
Si
acaso estuviese vivo que no niego,
morir
por dentro es como nacer dos veces
y
mirarte para que la belleza
de
lo bonito que tú colmas
desde
que el tiempo
me
nombró tu fiel sucesor,
de
a tramo y trecho voy manando,
abre
mi solaz llaga de tu azul
que
quiero fecundarlo,
besando
tus flores que entrañas,
quimera
despierta
Ostara
de mis nocturnos parajes,
vengo
a quedarme
necesito
tu verbo alumbrándome,
quizás
quiera amarte
algún
día para siempre.
Aunque
yo Castellano llegue tarde.
El
Castellano a 10-06-2018
VI
Puerto
incierto,
al
que no me arrastro.
Espejo
sin gloria
mi
vertical sinestesia
flor
despide el beso
por
cuantos aojos
ha
robado.
Ostaradilectus
blándeme
en mitad del barbecho,
me
presento ante ustedes
mis
abrojos creados
oprimidos
ustedes
yo
de surco hago pecho,
por
roca madre
unge
mi clepsidra
una
sangre de vida,
corren
presentes
las
sucesiones difuntas
de
Quevedo.
En
osamenta te anunciaste,
matriz
inquebrantable
retemblando
mi alma,
leño
buscando cruz,
casi
podado mi soporte.
Natural
en bestias,
frondas
y animales caminantes,
dóblate
frente mi ceniza aparente,
busca
tu estirpe,
pordiosea
las tierras
en
busca de tu miseria,
apacentar
tu labio sin prisa
es
colgar una estrella por su luz,
trilla
mi trigo
raudo
frente la gloria,
sigue
mi eternal lastre
humeando
esquivas cegueras,
alta
celda que henchir puede,
la
destrucción acapulla sus pestañas,
brillantes
tapias,
corral
sin lustre ni yacente ángel
asistido,
soy
el dueño de mi propio cementerio.
El
Castellano
VII
OJO
DE TIERRA:
Un
silencio yerto,
se
abre esta noche
por
ensordecer,
reflejos
de resplandecer,
en
este frío de ayer,
pasos
de silencio roto,
abre
una espiga
un
respiro, un latido
envilece
mi procesión de fuego,
cristales
que se rompen,
bisagras
que se doblan,
esta
noche
de
la nube de antes de ayer,
todo
se alza
para
llegar a ver,
recorta
este hálito de tierra,
un
suspiro ciego de hiel,
llega
para enloquecer
mi
sangre que tiene sed,
he
salido del infierno,
quién
me va a detener,
sombras
que gritan,
hielo
que sostiene,
mi
cruz del horizonte,
por
descender,
afilo
mis colmillos
hoy
se verán morder,
esta
ventana de sed,
rebotan
los tiempos,
muriendo,
diáfano
espacio
de
ausencia brillando
su
infinito parco de cristal,
llegaba
otra primavera,
sin
celda de madera
chirriando
su carcoma
que
mordía este cielo
con
su moneda
que
brilla mi idea,
esta
tierra late,
esta
mi sangre fluye,
cabalgo
este acre torcido,
recorren
florestas
naciendo,
brotando
fundiéndose
con tierra abierta,
soles
lloran escarcha.
del
nacer crepitando,
te
juro que avanzo
hasta
ser esencia de río
granate
de mi lustre colgado,
debo
aguardar
debo
escuchar
este
patio,
hablando
con la araña,
que
caza bellezas,
un
día recordará mi tiempo
que
fue mío,
dejará
de estar perdido,
y
este poema me dará de comer,
por
tener dos mil cien,
creciendo
en sus ramas
de
sangre negra,
ay
la tierra,
sí
esta tierra
que
me vio crecer,
por
la que siembro
mi
flor de viento,
desnaciendo
el tiempo
que
lloró mi ojo,
siendo
de tierra y para ella,
abro
que domino
esta
ceniza que me lleva.
Clama
la flor, abeja del lugar por gritar.
-
Ven, toma mi néctar,
déjame
compartir mi vuelo contigo.
Réquiem
por la flor, oda por la margarita
con
su mariquita, sauce caído,
cobijado
tejo, crepitando:
-
tú eres primavera.
Olmo
viejo en retozo,
quebrado
por la aguja silente
de
la carcoma.
El
cadillo miente, mientras el abrojo
clava
el sentido, quiere la amapola
ser
la alegría del lugar.
Cuando
el brezo enraíza
el
alma de sangre
por
derramar mi cuerpo yerto
en
la navaja, mientras
la
lavanda amamanta la abeja,
y
abejorro que llamé Genaro.
Amaranto
el firmamento
llórame
una estrella
y
su hueso de luna que
rompa
firmamentos
en
auroras,
que
venza colgándolas
de
las pestañas,
y mientras
las pupilas
en
sombra abren su cueva
en
la clamada verdad.
El
Castellano.
Soñé,
te viví, te besé,
te
anhelé, te abracé, te sostuve,
te
mecí en mis brazos,
te
acurruqué, te di de mis labios
de
beber; hice tus piernas
recorrer
en pasión,
te
viví desde pies a cabeza
y
siento decirte algo:
-
que no me gustó, me encantó,
me
emborrachó, me drogó,
si
acaso, hubiese posibilidad
de
que yo no estuviese muerto
sería
por tu recuerdo, amor.
El
Castellano.
De
este cementerio viviente
que
me dejen ser la flor,
que
por lo menos
a
un muerto da calor;
y
al difunto, la caléndula su luz,
adorada,
nacida del rayo de Sol.
Quien
te quiere, te quiso y
te
querrá desde este corazón muerto
te
amo en albor flor tras flor,
elevado
resquicio de caricia
de diosa
Ostara
en resquemor
de primavera
cardos
brillando en espina
de
dolor, desde mi nicho
pido
mi nicho de espinas y de cardos
cuando
llegue el momento
si
no a mi no me entierran en este cementerio del que vengo
y
que la parca fría venga a por mí que este hombre
ya
ha muerto y su último suspiro
fue
un yo te sentí amor
voy
a tu encuentro.
El
Castellano.
Diente
de león por clamar
el
prado yerto,
donde
lo vivo son las plantas silvestres
incluso
el cardo de las damas, las malvas,
las
piedras agujereando el terreno
molinillos
al viento, por gemir caléndulas silvestres y
papaverhibridum,
amapolas roheas, sangrando
borbotones
de sangre de tierra, por brotar
llantenes
plantago, por llenar el campo de espigas con flores,
todo
escarabajo gozando de la flor
cómo
decir que la flor sea sólo la flor,
si
del reino animal es templo, hogar y morada
donde
todo empieza y todo acaba.
Margaritas
en envidia miran tus ojos
y
luego miran las estrellas,
una
sabia dice y afirma: son mejores
y
más bonitos
sus
ojos que ardieron los luceros,
vidas
de tu entraña alborada, que el oro no es oro
sin
mirar tu corazón;
Corren
las amapolas, de tu sangre arden en hoguera
incombustible,
plena, yerta, indescriptible esencia.
El
Castellano.
Golondrinera
frágil, esquiva,
reina
luz del bosque de las sombras
con
tus amapolas amarillas,
los
luceros del cielo.
Por
poblar jacintos silvestres, tragopogones,
amapolas
por doquier
amando
la primavera entera
en
un mundo que cae disuelto
en
espinas de cardo y alhajas
de
flores de todos los colores,
mi
templo, mi casa, mi hogar, mi albor,
sin
alcanzar las plantas silvestres
por
poblar este mundo silvestre por mirar
y
dan ganas de tumbarse
y
ser la flor de muerto porque me tumbaría
para
que me crezcan las malvas
y
mi cuerpo críe malvas y cicutas rojas
y
negras de tinta y sangre
mi
condenada bandera.
El
Castellano.
Estampa
quieta,
tejida
en el umbral silente,
nacido
de las sombras
y
sus benditas estampas
de
damas de noche,
la
flor blanca estrellada;
cantan
tambores de la tierra.
Y
los grillos afinando el violín están.
Las
margaritas tienen el te quiero tatuado a fragua
de
la flor que sea flor, belleza creada del rayo de Sol
y
su albor mecido por dioses, acariciado por Ostara
el
humor de primavera cuelga de las faldas
mientras
mujeres hilvanan
y
trenzan sus cabellos en oro fino de seda.
Yo
soy un humilde escriba dela flor de difunto
caléndula
officinalis,
por
la que el muerto
encuentra
luz.
El
Castellano.
Bebo
de aquel cáliz antiguo siento las estrellas
buscando
la respuesta para ser feliz.
En
la planta en albor que crece del rayo de Sol,
sabiendo
un secreto de druida de que si miras el Sol
al
amanecer minutos y minutos todas las plantas en flor silvestres
brillan
incluso más fulgente que el rey lucero,
todo
lo colma su brillo, la tierra deja paso a toda vida en color,
a
través de la caricia nos trae Lugh.
Reinando
el Sol está, hablé con la lombriz de boca gris
que
apareció tras mirar fijamente preguntando
a
una flor de difunto me comentó
que
podría indicarme de la tierra
donde
todo es libre, no hay dinero, todo vive por suprema
ley
natural, sin miedo ni odio.
Le
pregunté a la lombriz que dónde quedaba aquel lugar,
y
me dijo con amplia voz:
-
bajo tierra.
El
Castellano.
Monte
elevado en el horizonte,
brezo,
encina, carrasca, esparto, espino,
todo
crece en albor sin preocupación suprema
nada
más que seguir viviendo y echar generaciones.
Hoy
me desperté y contemplé la ciudad con todos
los
edificios grises, como sus gentes
todo
pasa de tierra y aquella que me dijo la lombriz
boca
gris me espera, así tenga que estar mi cuerpo
frío,
caído de hoja en otoño, no espero vivir eternamente
ni
ser festín de gusanos tempranamente.
Yo
acabaré por entender la mentalidad de aquella lombriz
de
su tierra, que no hay preocupaciones,
fue
el ser humano el que inventó el dinero
y
la esclavitud que trajo.
El
Castellano.
Amapola
silvestre,
llévate
mi sangre a las entrañas del inframundo
así
como tus pétalos elevan la sangre de los suelos,
que
tus raíces me conduzcan al tercer reino.
Oh,
espino amarillo, que bajo tus espinas
han
visto infinitud de cal varios nacer los montes
y
senderos, que todos llevan al mismo sitio
a
perderse en el elevado espino de tu luz.
Oh
elevado, cuál sería tu misterio
para
dejar a este escriba absorto.
Brezo
silvestre, sin miedo, tras el olivo
te
vi crecer, y una margarita cerró junto con el verso
de
la caléndula arvensis que tapó con sus pétalos
en
cuña, al caer la luna al cielo.
A tiGenaro,
abejorro de mi jardín
te
extraño y echo de menos, bonito.
El
Castellano.
Corre
trémulo a desvoz el cosquilleo silente,
que
avanza, que recorre tus piernas en ambrosía y miel de dioses
junto
con tu aura y alma de dulzura sacada de raíz de la tierra, mi hada
ni
una flor se te cayó, ni un pétalo dañó, agarraste enraizada con albor
y
tú tragopogón, duende, el mismo destino de rey silvestre te espero
y
aguardo en mi maceta, ya que en lo que llevo viviendo
ni
una planta se me ha muerto con mi don,
hasta
amapolas comunes vieron florecer mis macetas,
hasta
margaritas de manzanilla gorda, hinojos, brezos, jacintos silvestres,
crié
como un dios creador, dador de vida incluso de la humilde semilla
de
la caléndula officinalis.
El
Castellano.
Encina
del rayo crepitante, de mi ser llorando,
hojas
escritas en sangre, enraizando sentidos sin descubrir
amando
inertes actos incluyendo dichos sabidos
y
en desuso.
Su
condición asesina de la estampa en soledad
y
pena de procesionaria
todo
avanza en un sentido mientras yo me detengo a mirar
el
cuervo que me persigue por poeta maldito, extraño mi casa,
este
ataúd es frío de tiempo muerto.
Este
ingreso y ni siquiera puedo encender un cigarrillo
para
quemar estos pensamientos parcos y yertos
como
mi cerebro en esta lata de sardinas,
de
cuarta planta de suspital de Alcalá de Henares,
donde
nací y casi me sostiene eternamente la silente muerte.
El
Castellano.
Mi
vida te escribo como gota que va a los mares
tú
que fuiste altiva, ningún humano te pisó
los
dioses honraste y te honraron
desde
el cerro al abismo, tocado y acariciado
donde
todo surca la oscuridad madre
y
dama de noche sin afectarle el cielo
de
la yerta amapola de luna desangrada
y
su estramonio vestido de gala de estrellas.
Todos
bailando en la fiesta de los no importados
menos
la rosa y el clavel masculino
que
tiraron abajo el telón para comenzar la gala
y
el baile ganó la datura con la dormidera
por
sus trompetas de los ángeles abriendo al clamor.
El
Castellano
VIII
Rubor
cristalino,
deshoja
esta nieve de chopo,
liman
vientres
mientras
envejezco
el
matiz liberado
entre
fuelles de viento,
una
escala al cielo,
un sortilegio
en
clavos sedientos
aclaman
sones
sus
verdaderas razones,
me
acicalan procesiones
en
hálitos de perfectas oraciones,
hoy
verá el día
izarse,
levantarse
su
raíz de tiempos lúgubres,
desparramo
que fluyo
por
ataraxias desmenuzadas
en
solanas de lunas
y
sus mares
bajo
yunque,
se
clavan sienes
al
verdor de pinos,
y
sus consecuencias de yemas,
un
verbo despuebla mis santos astros,
coagula
mi pensar
entre
trenes fulgurados,
solapados
del ayer difunto,
rizando
lo que siento
por
repetirme
es
más que mi don funesto,
un
dialogar si encontrase oyente,
un
hervor de mi recta frente,
noche
sin llegar,
vienes
y perviertes,
mi
osadía vestida
de
placajes sin hacienda
de
viento,
rayos
sin luna
y
oscuras rúbricas
sin
luz de vela,
enfrento
mi brava espera
por
si baja Ostara
y
se duerme en mis flores de caléndula,
hoy
es por mí guíame hasta ti,
bajo
el relámpago asido
a
tormenta sin cresta,
paran
mis relojes
por
atar segundos
de
espera quieta,
ven
a mi cabaña del cielo
y
bebamos nubes,
desliza
y enmaraña
tus
hilos de cabellos,
extenuando
mi yerta clara
en
mi siembra directa
a
finalizar mi escritura
de
este abril, del 2017.
El
Castellano
IX
Titilan
abismos de nácar,
estupefactas
se afilan las represalias;
estruendo
fragoroso
rompe,
consume
en
vena por deshojar,
caléndula
esplendorosa consume
mi
suerte que amarilla es,
pacto
debido y consecuente
brilla
en raíz presidente.
Calma
en fugaz apetito
ataraxia
de estambres
y
estupor en nueva siembra,
sentenciado,
obtuso
quise
ser halago impetuoso,
desliz
trasnochado.
Hoy
abrió un llantén plantago esquivo
dijo
las espigas seguro no poseen flores
como
yo marco
sombras
a la idea taciturna.
No
me olvides fugaz vestida
en
minúsculo azul,
aventaja
que avanza
un
cardillo sin ser sembrado,
espontáneo
en alientos acompasados
de
lo que tierra dicta,
hoy
no será por mí,
reposo
dormido
sin
floresta engalanada,
al
verdor de un pino
blandí
un aojo consumado,
evitando
me arrebaten
mi
floresta desnuda
que
tanto amo
en
mi patio de la araña,
mi
gato Blacky vigila,
soborno
a la ortiga
yo
no tenga que arrancar
más
dientes de león,
juicios
de flores que son más fuertes
que
yo, me avanzan la datura,
ababoles
hoy no diviso
en
primavera temprana:
necesito
más savia para caminar,
cadillos
desterré sin temblarme el pulso.
Malvas
silbaron a lunas nuevas
que
solas trabajan
por
mis duendes y hadas,
Sílfide
es cercana
pero
en mi parcela no bulle agua,
meseteño
azar sin parpadear
castilla
me dio su paisaje,
yo
sólo le devuelvo
flor y
forraje
acaso
no es bastante.
Mi
endrino debe despertar
en
hojitas colmar,
y
espina declamar,
Ángel
mío,
he
enterrado mis demonios en mi jardín,
tomatillos
del diablo
apoderan
mi solana
solanumnigrum
manifiesto
vive
ya tres años un hinojo
latiendo
el sol,
esperando
un ramillete,
estrellas
blancas en curativo ruego.
Sapitos
se descubren si se levantan piedras
lagartijas
en doquier,
salamanquesas
y desde un erizo
alimentaba
mi melocotonero,
culebra
bastarda por aviso
bufó
a la luz.
Tordos
músicos no se cansan
en
búsqueda de lombrices azules,
pardillo
guardo luto
por
ser difunto, en garras y dientes
del
instinto de gato que cuido,
monte
iluminado bajo luces del pueblo Clavín,
en
sus faroles y luces dormidas
espero
visitar su iglesia
como
en sueños
desvelaron,
que
el sufrimiento
tiene
reino.
El Castellano
En
plena sintonía,
contigo,
mi pensamiento,
una
eternidad sin azogue,
turbado
sino,
penetra
ya en voz,
oh
grandioso vestigio yerto,
lago
con río de espíritu,
cantos
ceremoniosos olvidados.
Ceniza
de hálito inmortal,
cumbre
de nervio asido,
arrebatada
de cal
en
canto seguro,
suave,
dulce, líbrame tú amor,
sin
viento obscuro, dame tu mano,
abracemos
el sonido,
sin
mortal premura,
alcemos
vuelo
por
seguridades tangibles,
deseo
ruboroso, digno,
inexpugnable,
estancia
filial que llevó el suelo terreno,
entre
olas de mi sangre hacia tus latidos,
musa
cristalina enervada de agua,
avanza
mi resonancia agreste,
prestancia
digna de sentidos,
si
voz ocurriese a tus manos
me
trasplantase,
eco
de caléndula,
y
mar de tu hoguera,
vencedor
de negra ceniza;
entre
luz y cumbre argenta,
tu
raíz salvaje apunto,
mi
suelo que tiembla su verde acento,
empapada
tú de consonancia,
impar,
verdadera, trémula,
verdecida
en turquesa;
eco
de tu agua,
mis
labriegos primigenios,
canto
a la oscuridad serena,
me
surca la visión sin sonido,
áspero
esplendor redimido,
amor
de espejo no tiene ni habita cura,
canto
a tus manos
que
encontraron de mi felicidad
su
cordura mi golondrina.
El
Castellano
Cándida
la somnolienta esencia
en
diáfano sueño arrobada,
helado
páramo,
milagrosa
noche,
del
párpado del cielo tejida;
borde
de nido que crascita
cuervo
señor,
todo
alba de la inmensidad arrebatada.
Luna
sin fría luz no sucumbe,
toda
alma,
unión
de helados astros,
escalo
su estela eterna
en
escalas de universo amancillado,
oh
mi estrella,
oh
mi Sol justo,
sopla
tu hoguera dormida, eterna,
ángel
de tierra,
en
brazos de umbrío tomo,
profundiza
que jabra nueva tierra,
encumbra
deslumbra
mi oscuro parral,
en
raíz con romo halo,
vida
del inframundo,
somos
yertos,
somos
del material que lloran
las
ascuas;
somos
más fuertes y duros
que
el bronce,
vuelo
de alma
estampa
eco del abismo superior,
fúnebre
y sigiloso bebo su piel de arena,
pliegues
profundos de horizonte,
Almanzor
del mismo dolor,
que
abre el milagro
la
primavera.
Oh
Ostara tiéndeme tus alas,
díctame
un camino de tierra que debo seguir,
abre
del espino,
una
amarilla caricia
en
luces sin ocaso,
ni
estambres que lloran regios los tiempos,
abre
en flor llagas de brezos que trepan los cerros,
arrecida
tú
por
cuanto aman estos ojos.
Suave
densa bruma en eternal fuente,
vuestro
abrevadero y caldero,
oh
mis castos dioses,
estudio,
amparó ella un canto de noche férrea,
y
luna madre endógena,
miro
su espectral sábana,
encuentro
sosiego del pavor erizado,
bajo
el signo su luna azabache,
las
sombras laten,
las
oscuridades
lloran
como rocío despertado,
en
mi demonio de flores,
o
estramonio,
datura
solemne,
higuera
del demonio,
truenan
las trompetas de los ángeles,
las
sombras me reconfortan,
me
regeneran,
sin
celdas ni salmos colgados,
oh
saeta alada,
una
sinfonía olvidada,
por
atravesar toda sangre yerta,
es
un yacer de mi dicha,
un
enervar de aura,
como
es arriba es abajo,
quién
conmigo me arregaza,
quién
sube bajando al averno,
y
muerde el suelo,
en
un destino incierto,
alabo
a esta noche tramontada,
desquicia
enterrada,
todo
el sendero reluce
una
vespertina siembra,
enterré
mi dolor,
socavé
nubes que plañían
por
azares inciertos lumínicos,
entre
oscuros conciertos,
ven
a mi error inmortal,
consonante
arrebol,
tu
cariño no ruego,
tu
terneza no desnudo,
la
verdad
soy
completo,
yo
no salgo perdiendo.
Quietud
de éter bastardo,
veo
vagar propia ausencia malva de opacidad,
sombrío
relámpago
avasalla
que te ama,
esperanzado
rumor sordo,
idiotiza
lo que no debe,
viejo
canto oxidado redime,
vine
por tus voces,
me
olvido perenne;
voluntad
de mi latido en tu cintura,
siente
mi árbol de ceniza
y
mi colmena de estrella pura,
una
rosa tuya azul que no cabe
por
la ventana,
con
cristales anublados
trenzados
de telarañas,
chopo
forjador,
estaca
de cielo,
álamo
señor,
yedras
trepan su olvido,
aventajan
la solitaria montaña,
entre
tomillos y espartos rodean carrascas, encinas
en
flores de piedra dadas a un verde nupcial
que
viste suelo terreno,
cuchillitos
de hojas
en
filo reverberan,
una
alegría fecunda
del
pastor luminario de astros,
sollozo
ciego,
en
la plaza de mi espina;
repecha
musa mi sola ánima,
ateridos
mis sueños,
eternidad
divisa
su
mensaje errante.
que
vine a quererte allá
en
la vida bajo tierra,
en
espera difunta,
y
labios azules,
grácil
voy que estoy que lamo el suelo,
insigne
bajo raíz sangrante,
y
lirios de tu cuello,
ciega
ya la mar,
años
atrás mi perversidad dictaba,
hoy
sigo senda,
del
son de los secretos húmedos;
verde
gota
savia
regentada mi pena era,
acuso
le sigue
capataz
de tormento asido
que
no vendo ni de él me libero,
sol,
hijos litigios en libros, me da
y
alumbró.
Una
sed de mundo que
este
difunto vivo, habló.
Acostado
frío, hijo mío,
estertor
de mi alma,
mi
rosa en espina crucificada,
cal
de mi esqueleto labrado,
oigo
mi río ceñidor de nuestro averno,
desnudo
tomo
que
presta almazaras llenas de olivos,
corazón
de sangre oscura,
brea
de llama perdida en ceniza,
suspirada
espuma sin cielo
ni
sol que su oro me cubra.
El
Castellano
FINAL
Miguel Esteban Martínez García
Pseudónimo: El Castellano, Förüq
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