AERE PERENNIUS
(Más duros y resplandecientes que el Bronce)
Llamo a Triarii, forjo Égida y avanzada, celada mi Coraza de Atenea, Vestal castellana que Hispana se alinea
EL FINAL
Dedicado
EVENTO
¿Qué expresarías a la persona llevas veinte años esperando?
------_--------
Si pierdo mis brazos
no podré escribir,
si pierdo mis manos
no podré acariciarte,
si pierdo mis ojos,
no podré verte...
Pero no me importa,
debido te amo
y nada impedirá siga haciéndolo
mientras viva.
Miguel Esteban
I Solitario bogo, aterido soplo de la montaña, pastor de tus astros, torres de nidos de tu saliva, perfilada tu sombra me acompasa, mi sayal remiendo entre sedas de moreras de ensueño, olvidos me trepan por enredaderas, tarde en la tarde mi esperanza vive, si soñase volaría a tu vera. Sol este de oro ciñe mi álamo negro y su esmeralda araña, cumbre te nombra en la saeta mi oscura golondrina azabache, traerte conmigo siempre eternidad risueña, melosa sangre de mis dioses. Señora tú de silencios y sepulcrales vértigos, no amansa mi fosa la dulce azada de metal soporífera, carne y cuerpo mi rigidez de pluma, lírico trasnochar. Claro cristal entre paisajes, ceniza de recuerdo es ella, recuerda, aire desnudo fama de estrella inviolada, mi musa bella, un azar flamígero que no pido ni alumbro, no espera ni las aguas de tiempo inmenso, jamás complacen. ay día, rosario terco, deja ya la gloria, grandeza en amor se llamó belleza, lastimada mi carne desvelada. Gusano soy que hila su capullo, tejiendo desde sentir interior, mi vida en serenatas blancas levantaré, su fronda, inabarcable vergel primoroso, cuenta mi linaje alas ignoradas de mi pecho. no podrán tapar en vida mi silencio que aflora.
El castellano II
Terca mi sangre, tiempo del frío río inmenso, todo dado en espinas su rivera, por ciega neblina bajo con tabaco precoz, pienso, todo he soñado para el letal lecho del olvido. Mi temor sorprendido alega que no existe; vida o belleza, ala o metal cansado, gloria de grandeza, ¿Dónde? mi tabaco de neblina ahonda, penetra y surca la esmaltada silueta de tu figura, por mi caricia ruda y el agua afligida, admirarte yo cual fugaz garuma, anisado vive el cielo, nuestra blanca estrella mineral candente refulge su luz desnuda, por vespertino son de todo lo que tiembla como abanico de mi pluma.
El castellano III
El principio estaba en la colina. Un hecho, claridad de brea encendida, o, transparencia de pez de cristal. Timón enfurecido que tormenta iracunda tizna, cuervo en el alma mi ser alzo, prendo, mi idea luce cual hollín de azabache tuviera, gragea mi voz un crascitar de mi señor Baco, persona de garabato nombro a sombra latiente, acaso opacidad de materia cuidase, sacrificador mi tiento. Soneteada su parda sepultura. falte mi ley, sonará la albilla. Diablo aguador mi buen luciente; cordobán, recuerdo de soleta, no me faltará maceta, parnaso que le cae asaetado, cisnes negros, de apolo, cuidados como vellón descendía su grajo. Musario monte yo he sembrado. yo, pensamiento y porfía guardo, me los retiemble el sol lucido, ninguno estribe mi mesura, señora, valerme quiera, ni peligroso el tiempo bárbaro se me pareciera.
Förüq IV
Insondable, la luz de tu impalpable seña, guiño áureo al latido, insubordinado, labrado en madero de este hierro, ya dejó de ser infamia tornasola en ascua de piel borrosa. Ensueño alado te alzo mi musa en estridencia recta, develada, reveladora senda dictas que afliges voluptuosa cuan cerilla arrostra mi alma, rebulle tu sueño alado de golondrina azabache, no perturba mi paso tu luminoso azar encorajinado, en sones del capataz del brillo primero. Arde no se colma mi vaso, al cantoral fraguo férreo lazo, indivisible alianza, comunión de ambos argentos astros, como entrelazan alba y ocaso, pura seda mi correr de atleta precipitado, arrostró mi piedra espectral, tu brisa ya nunca más fría. alumbró mi sien el fractal de frágil leño. Y desveló que todo es y fue más que un sueño. enmudecida siembra tu garganta lamo la tierra boca a tramo, tu raíz salvaje me toca, como verde planta a tu corazón invoca, silvestre y musical nuestra rosa azul canta, henchido de tu voz voy mi doncella escarlata.
El castellano V
oración a la misa del alba, revuela una golondrina, esquiva los ramajes amenizados del fresno, abre monótona brisa una caricia de tierra por el misario cerro, carrascas afilan allí sus flores de piedra para dar sus bellotas, ya escondida la luna de seda, aumenta un zorzal su trino, sube entre rayos de sol la espuma de un desnudo álamo, a su raíz un precoz mamón sonríe al iris de nueva luz, un grillo chirría su nota en melancolía por nuevo cierzo, la encina secular no pierde atisbo de rigor en follaje, como nervudo verde que no llora, la retama grita al esparto que su amarillo impera, plegaria entre verdades del monte un nuevo esplendor canta la paz sepulcral del campo, como luminaria entre río reverdecido en tapiz de terruño arado, aria dolida en arrebol de sollozo verde, lento abre su retoño la tierra. Entre vid de nueva espera.
El castellano
VI Quiero mantener mi suerte segura, como hondas imágenes en frío lacustre. Agua de labriego sordo. eco en árbol de sigiloso azar. Hombre al menos en terrazgo seguro al pie de bandoneón, clavando cigarra a su escarcha afligida, manos trabajen la melodía a tu voz morena. primor en viento de mi sepulcral prestancia, tierra o ceniza eternal mármol turbado de vida atada a tu vida y perseverante esencia. árbol de luz y acento, revuelo a tu son el mundo no trasplante. Dulces sueños sones flamígeros te aguarden en su seno. suelo en miel de nota obscura, guerra, oh gran momento, rizar mis ascuas al viento, hoja que tu filial enmarca, verdecido mamón yesca, invadido por substancia de tu irisada voz en letra fraguada. Resonancia de altivos lares, fecundos... Llevo verdecida mi sangre, asaltando el trigo mis ojos, palabra con sonido eterna herida Resuena que sigo en ti como aromo de flor y curva pitanza corva, redimido a la abeja el avispero ya no zigzaguea, abre cariño tu senda, nácar dispuesto y frágil al candor de mi cóncava vena. Para cosechar mi pena, mi cruz y mi condena.
El castellano
VII
Llaneza mi pulcra eternidad, violácea en mi cabeza,
río era mi ardimiento de espíritu,
en cantos diáfano; sin voz ni hálito mortal,
estancia mece y alza
sobre estas olas de mar en tierra
y perdurable simiente.
Suelo alzado del vano milano,
sangre que hiendes mis latidos férreos,
agreste consonancia de lares
y esponjados lacustres,
como rito de cristales prendido,
de ababol mi prestancia
y la llama mi hoguera eterna,
mi labriego no más ciego ni sordo,
mis manos trabajen la tersa melodía,
ungido surco de espiga y barrizal,
canto por tierra darte nombre,
que mi filial escancias,
amor, de viento obscuro y guiño como secuencia
primordial, tu sed no escapo, ni la verde parra
gime a tu prado su sombra,
amante vuelvo sin barba, sin vergüenza,
de llanto repaso,
la sola luna en ascua
y su seda de luz morena,
oh, playa y su rivera,
cuántos helechos visten mi trazo,
de una patria sin cabalgar,
cuánta palabra mísera y con sonido,
ser hombre en rebeldía terrena,
alzando flores de difunto,
y lumbres aeternas,
mi morir de ángel ni pronuncio,
conmovido cruje mi esqueleto,
alma de llaga henchida,
acaso otro sueño valía,
tempo y flecha de ágil luna,
vine sin niebla por todo lo que quería.
Destierro cuándo,
como mi jacinto, a tu lado me blando.
El Castellano a 28-10-2022
VIII
Cristal de aire:
Acreciento, voy menguando, la diosa estela naciendo, al paso ferviente de tu sola voz, como un caracol, en agua destilada, candente acrisolado esplendor, cristal de gotas sólidas, y mi verbo fulge valiente, cadena sin mi nombre, otro borbotón sangre fluyente, que crascita, entona viví, amé morí y te deseé, un yo te desvestí y lamí tu caracola de letra despacio y rápido a mi helor embebí tu éter expansivo, un cristal que sublima en aire, amor de zarza a espina, caracola resistente, mi pequeña ángel hiriente , vespertina a fragor ojos boscajes, tus notas infernales, cual buque emergiendo sin océano solo tierra inextricable para osarte, d' este abismo llamado verbo, me visto de capataz tu aliento, coagula mi aire noventa y nueve porciones tu nácar por mí creado, en novecientas ascuas, tu vapor y el mío de estrella que flagran tu sendero de luz, enamorado tu piel ensoñada atisbo, cuál no dio fuelle a tus alas, cuál no te hizo de mi placer herramienta, mi amada voz, acompañante hacen nueve formas, nueve pilares de Averno, nueve cerrojillos de hielo, mi condena y solución para poder conocer lo que amo, amé y siempre amaré, en novecientas nueve hojas que encierra tu corazón en mi agua´ siniestro caracol con mi desvelo en hoz. Inocente no soy, ni ángel, ni vendido, ni por éxito mendigo, el que no me acepte es su problema, yo sé quién soy. Miles dei lumen, Förüq Miles dei lumen versus littera fagro methafora creavi blandus laetitia exspectare sed ardit. Guerrero de luz, en verso arde, ardiendo metáfora, crea caricia, expectante de la sed que arde, novecientas noventa y nueve hojas esconden tu asido ramillete que esconde tu cristal de viento, hoy es por mí que empecino que soy culpable de alzar mi cenit en cúspide inefable, de esencia que no llora, dicta, que sólo es tu voz . Pureza en vena dispuesta. Una asonancia predilecta, pude servir, me quedé en tu frazada del juego que como todo juego sólo abre sólo despliega la opción. a perder venciendo, tu voz sólo eso, musaraña cristalina, de nácar y espejo quebrado con mi cruz a lomos avanzo.
El Castellano
IX
TINTA
Transito de la perenne espina,
a la fugaz rosa, y su fantasma azul, gloria su grandeza dónde; clavado en la mirada, labré los aires vino mi verso como este amor rugió, y se engendró dentro,
del mundo ignorado, atento. Cárcel de imagen, metáfora tal vez, escudriñar ofrenda pudiese, cual amparo d` esta rienda, mi sangre sedienta clama en el supremo canto, su garganta, lengua de flor,
y eco de luna semper, las mentiras sentidas no eran erróneas, el pobre arte, valorado fue, duende arcano, que siempre apremia, y en justicia arrebata, el amor mejor, y el ascua dolor, cava hondo y profundo, quebranto, en pío amanecido, tantas noches de alba en lo infinito yo te he esperado, que ahora dejar de hacerlo es impensado, hay alma florezca, de néctar y sangre, un sortilegio, como saltarín te picaría, verso de escudo, o llama de fuego, y grito mudo, canta, este mundo ignorado, canta la profecía arcana, amor es respuesta amor es clave, es llave sempiterna, el poder de una luz flagrante y que todo llena, razón para creer, oh flor secreta, te llamara, canta por la belleza perpetua, hasta purísima estrella, la noche obscura velada, sin aguas inocentes, te añoro más que a la virtud, ignota, no enseñada, de tus ojos prendida, astuta, canta mi pequeña, oscura ángel,
que mi verso hoy, no sea ni libre ni blanco, sea nuestro para siempre...
Una carretera, una jornada, travesía llena de ocasos, de signos como señales, de divinas notas e ilusiones, hace tiempo, pensé si alma bastaba para adentrarme, dentro de la tierra, soñé caminaba solo, pesquisas y azares como vistos brillantes allá llorando el astro. Quise no preguntarme, caminar hacia donde nunca había de llegar, horizontes y nubes dilemas como bruma tangente, todo clareaba un destino, de cerrojillos y trescientas llaves, abrí el inextricable, desplegó tres más. Era lejano el miedo, ni se podía sondear, un paso al frente y divisé lo que anhelo en verdad, no es funesto ni imposible alzar me amen por y para mi verdad que abre cada portón y cerradura llamándose amor.