martes, 31 de mayo de 2022

Día 2 Concilio, nácar de estrella






Escalo tus venas,
entre un horizonte
de razones heridoras
y lúgubres, parcos, silencios sonoros
en el callejón de mi mente sigue habiendo
un paraíso sedoso,
todo hecho de rocíos entre flores,
puedes oírlo,
pregunto,
siendo destino,
y barco dirigido,
a donde coronan cumbres
y sus vastas nieves,
mi ánimo que desplaza cerros,
y sus frondas suaves,
no vine a deshojar tu cielo,
sólo a contemplar
que era hoja mecida al aire,
colgada de una tela de araña,
bajo la mesa mi jardín que tantas de mis letras
colgó en hojas...
Sangre de estrella,
oh, nácar flamígero,
fuiste más allá del suplicio dormido,
roca del destino,
y puridad de roce,
no te bastaba incendiarme
de la esencia más húmeda,
llegaste amilanarme de carne a hueso,
y hoy lo siento no me quedan penas,
sí quizá,
besos huidizos y fulgentes,
doquieres de barro y simiente,
a la sola carne tu reflejo hoy canto,
beso de trigo, y esparto,
en hoja de celindo y madroño,
vine por tu hinojo de abajo,
a precipitarme exhausto.
Como precipitación del ojo de tierra,
era mi canto
como un dulce abrojo,
y filoso como la espina un majuelo,
almendra rápida era este enjuto silencio,
vestido de las rosas perras del escaramujo,
eres real, plañe toda sinestesia,
me voy retirando,
lamiéndote como un paloduz,
sopesando tu crin y brebaje,
no vine ayer
si asegurara
llegaré,
al saber que te conoce.



Förüq er-lobo bohemio

lunes, 30 de mayo de 2022

Simiente Solar


SIMIENTE SOLAR

AUTOR: MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA

LUGAR: Cabanillas del Campo GUADALAJARA España


 

 

 

 

 



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

PREFACIO:

 


Contenido

FANTASMAL VISITA: 9

Lluvia sembrada: 11

Cosechada la idea: 14

Viejo número: 16

Piedra-corazón: 24

Vívido desliz: 25

Lozana silvestría: 32

Vorágine terruña: 34

RESURGIR REVERDECIDO: 35

Contigo sangre refulge: 37

Preámbulo derramado: 39

Silencio regenerado: 41

Mecha de oscuridad: 44

Dicho azur: 47

Siembra erguida: 48

Ferviente tajo floreciente: 50

Vientecillo elucubrado: 54

Inmenso placer secuaz, inefable: 56

Sentimiento labrado: 58

Azar relegado: 61

Sendero mi suerte: 63

Soto en sol naciente: 65

Niebla encorajinada: 66

Beso de ascua: 69

Dulcera en claror: 71

Sed de luz: 74

Sepulcro en cobre: 77

Yunta cadente de mi huebra: 80

TIERRA DE ENTRAÑA: 82

Osadía en clave: 89

Auge conmigo renasce: 95

Río de todas las flores desangradas: 98

Linde quieto abierto: 103

Vine con la lluvia nativa: 106

LLAMEANTE OSCURIDAD: 111

Fulge mi astro: 113

Lágrima del hierro: 115

TINIEBLA LUMINOSA: 117

PENAR FÉRREO: 119

Metal llameante en tu vidrio: 121

En mitad un candelabro: 124

Tu alma de fuente: 127

Luz en tierra: 133

CLAVEL: 136

ENCENDIDO UN SUEÑO: 137

Espíritu de viento: 139

QUISIERA SABER: 140

LUNA XIII: 141

Cálido arrullo: 146

Trinchera regia: 147

MI SOL TE CANTE: 149

Sentir de la turquesa: 151

Palidez inaudible: 153

El hierro del lobo: 155

SEMBRAR LA LLUVIA: 159

PRETIL GESTA: 162

Luna blanca: 166

CARNE DE ENCINA: 168

RÉQUIEM DEL VIEJO NÚMERO: 171

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

FANTASMAL VISITA:

Cálido yo, ante un segmento de cobre

y su templado escalofrío,

un son en llamas del sonido, humeante.

Se rizaba un acordeón,
en patitas algún diablo foráneo,

como un visitante fantasmagórico,
se quedaba sentado con nosotros,
sin reclamar ni vender derechos

consiguió en aire de alguna imagen,
turista o pusilánime prisionero aún condenado,

hablaba solo con sus azares encausados

de invisibilidad trasnochada,

muletero de frío cálido ventisqueo,

era su sombra algo más

recelosa incluso ya no le temía,

partía brisas con miradas,

y servía naipes helados; 

en copa alguna hada verde,

vestía de hojas su desnudez violenta,

relamía eclipses en alguna grama, de patio umbrío,

eternidad caracoleaba, sin lazo,
ni pedernal florido,

era tiempo de batallar,

sobre poste cóncavo

de pino frío y señales

en cable tenso de telégrafo,

jugaba notas, y rúbricas,

de alaridos esquivos,

y densos fantasmas, flotaban,

y hacían de esta bruma,

todo corral, y pretil llanto,

como rocío de toda roseta, de penitente,
abierta a la fugaz mañana,

del hombre y su negra tijera.

Miradas extrañas, que le analizaban,

y encendían su yerta,

hórrida imagen capturada,

flotaba en aire;

de plenilunio,

y solsticio embrujado,
como calor desfasando,

un chirrío,

descorchado, en alguna mente,

que, con él, sin saber

se encuentra,

soldando vapores de océanos,

y espumas, y sus sirenas.

Entre vastedad que incendia, 

todas cosas vanas,

preguntó alguien, 

sin destino, si existir por sí mismo

valiese,

era tiempo necesario;

lo que no se elige, 

tampoco se duda, ni pregunta,

acaso hablamos,

o te acabo de pensar,

cadillo foráneo, forraje

de todo sendero

que lleva a conocerte,

como clavo en sombrero,

y cimitarra en tierra asida.

 

Förüq

 

Lluvia sembrada:

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Recorrí un palmo

de tierra sembrada,

como un lazo silencioso,

erguía,

era suficiente

para completar

el fondo fantasmal.

Hice una cumbre

con las piedras de labranza

hileras de rastrojos

me surcaban.

Vestía su pliegue

nuevas cintas de esparto.

Más allá de juncos

y yerbas jóvenes.

Márgenes atrás

seguía viendo campos

y pulgas arrinconadas,

agrupándose en soga

harinosa.

Su pecho, un buen trabajo

como dos cinceles apuntaban,

su tez serena asilvestrada,

su tierra de mirada,

lo siento,

no la cambio por nada.

Fluía todo campo por sus ojos.

Su cabello de realeza

imaginada.

Peinarse en fino no pudiese.

Azabache mortal,

y destellos de Lilith

o sombra de Eva.

noche cenagosa que se pega

en mi palabra.

Sus orígenes de corriente

por tierras de fuego,

huérfanas.

Por capas de agua abajo

reflexionaba años halagüeños

confirmaba mi cable,

férrea unión, palmo a trecho,

cruzar la vida terrestre

fue encontrarla.

Mujer de viejas flores

rebrotadas,

con gotas de rocío

su brillo cristalino,

igual que dones de lluvia

relumbraban su cuerpo.

Tiempo en piel

sobre mis pies de paja,

sobre el barro

la tierra fértil,

con hocico de riera

cruzaba sotos perdidos.

Surqué su reflejo

de años esperando,

su flor de tierra

le otorgó su iris.

Mi pala de vida

ya no tenía que sacar

más terrones tristes.

Hundido entre caléndulas

mi voz parecía

tocar el arpa de su acento,

como insobornable

miel de su voz,

a reposar fabuloso marjal,

era su torso sembrado.

En juncias,

barbecho de Artemisa.

 

 

Förüq castellano

 

Cosechada la idea:

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Silenciosa, insomne,

en la línea de un mar de grama,

donde brilla y reluce un silencio

y un poste de luz sigilosa y atónita,

como tubería hundida del cielo

a ras terreno,

en tripa de estaño, y venas de cobre

risa matutina del alba.

Canales hundidos de nueve zanjas

hace trescientos kilómetros

no los veo,

verdor que se espesa

entre espalderas de joven parral,

como terrestre ajuar de lluvia,

entre el duro calizo de cieno y tierra,

una glándula en milla arcillosa,

vibrando insinuante toda raíz terrena.

Lámparas entre el campo

de luna sola,

lucen las luciérnagas,

como ecos solos

que holgazanean erizos seniles

buscando caracoles.

Contra la roca y cerro bajo

entierra drenador seco,

a encogerse como ventilador

quemado de savia,

cielos que remolinean miles estorninos

de torvo ceño,

lanzo mi atarraya,

al río Mundo,

estira tersura

pegajoso pulgar

hincando cebo grueso

de hígado en cebo

esperando cangrejo ávido,

adentrase en su perdición de trampa,

ataque de jaula perfecta

anudada en reluciente alambre,

luego entrará seguro

del fondo del río,

como réquiem

por los cosechadores del agua

los cangrejos cantarán.

Ya se hundía silo dorado

de fardos de nueva cebada,

centeno lucía como ola fracturada,

en rojizo de labriego era su eral,

oficio ya veía trilladora oxidada,

y el molinete de la acequia

surtía agua

al canal y río de riego,

la simiente del arado

esperaba ya ser enterrada, sin mortaja

en el terreno ataúd

su nueva temporal vida.

 

Förüq castellano

Viejo número:

 

Me llama en la noche,

me acaricia su velo,

viene altiva en cada sueño.

Con sus caricias, desvanecerse quiere,

renacer en la oscuridad del ocaso eterno.

Comprendiendo y llevándose mi dolor.

Yo, sin comprender su aparición.

Recreando su alma viajera.

Sueños serán, más cada día,

amo más.

En la belleza de imaginar,

la complazco con la sencilla palabra de amor

a su alma sin cuerpo.

que me acompaña desde que sufro

por el querer.

Fantasma o fantasía,

me guarda caricia,

sin saber yo su razón.

Ella, hasta dudando de su existir,

que yo por amar, la amo.

Más no sé la razón de su compañía,

cuando el reloj marca la una en madrugada.

Más si pudiese saber, preferiría no saber,

quién es preso de quién, o si ella y yo,

somos presos del querer.

 

 

Te vi, detrás de la estrella más brillante

del azul nocturno eterno.

En el suspiro de amor que corre y descansa

entre la inmensidad de un parpadeo.

 

Entre la oscuridad que alcanzó a ver

la belleza que envuelve tus piernas.

Adentrándome para reposar contigo,

siendo una sombra más,

pero especial para ti.

Te encontré en mi sueño más cálido,

en el cielo encerrado que liberé.

 

En la noche que la luna baña tu cuerpo,

y en la noche que mi amor corrió por tus senos.

Y te amé, aunque fuese un día en la penumbra,

para así, por fin, no olvidarte nunca.

Es solo la vida en mis ojos donde un día

se mide por las veces que te imagino a mi compañía.

Y una noche la vida de mi palpitar sin sueños.

 

No importa que no te tenga,

no importa que no te vea, porque te siento,

y te siento más allá de donde acaba el firmamento,

en todo lo bello, en mi nostalgia y en mi recuerdo.

Donde me di cuenta de que,

el sentimiento descansa,

no muere, como la flor sale en primavera.

No importa que no te tenga.

 

Porque después del invierno volverás a florecer,

te amé, y a mi pesar, y a mi conciencia, te liberé,

pero con el saber que, si vuelves será para quedarte.

Porque te amo a pesar de tus humores y tus huidas;

porque a mí no me engañas, yo soy para ti,

y muero si no me cuidas. porque te entregué mi palpitar,

por lo que somos,

y por lo que seremos,

nos queremos.

 

No vivo viendo tierra vivo para sembrar en ella,

y tu amor prefiero sembrarlo a diario,

la luna de guía marcando a tu presencia cada poema y cada letra.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los pequeños detalles:

 

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Una nube de tranquilidad me cobija mientras observo el paisaje. El caserón vuelve a relucir con el cuchillo dorado de la piedra caliza, que resiste el embiste del viento y las lluvias; la lagartija tomando el sol está, tuerce la cabeza y cierra un ojito, aprovechando los últimos rayos de sol; el escarabajo de tierra camina lento con sus fuertes patas, tropieza y vuelca quedándose varios minutos intentando ponerse derecho; mientras, se despierta uno de los dos grandes murciélagos, que aquella cámara de la gran casa rústica, ocupaban.

Amapolas y amarillos de espinos, con el verdor de los pinos.

Vides para cuidar y cultivar, un pequeño jardín con caseta para las gallinas; frambuesas y arándanos, en un pequeño huerto al lado de la puerta, un pequeño estanque de azulejos en el aljibe, donde nadan tres carpas y un barbo, oscurece y el joven rapaz, de cernícalo primilla, del palomero oscuro de la casa, se lanza a por un pequeño ratón de campo, que andaba merodeando, buscando algún resto de harina o de grano.

Con los primeros rayos de sol, la mariposa de bellos colores azulados, dando sus aleatorios vuelos en busca de flores de lavanda, es atrapada por el pequeño mochuelo, que salta del agujero de aquella antigua encina.

Avanza el día con el volar de un salto de un saltamontes, al criquear, de un grillo cebollero bajo el frescor de su madriguera, bajo una atocha de esparto, ya dorada, a mis pasos bordeando las vides, detengo mi visión en un diente de león que paseaba una doncella escarlata, o mariquita; buscando pulgones que comer, voy hasta el roquedal con una trilladora oxidada, que vio mucho oficio, se descubre un bello lagarto ocelado, que asustadizo rehúye mis pasos, un alacrán camina lento su despiste, sin alerta, por la piedra, y una araña lobo lycosa lycosa, le lanza fulminante mordedura sin defensa del aguijonazo del alacrán, todo sigue su curso instintivo, de silvestre ecosistema, donde ni la culebra bastarda se molesta en bufarme, ávida busca nuevo escondrijo; todo sigue la supremacía del devenir de las estaciones, y genética de condiciones, que todo animalito sigue sin recelo.

 

El castellano

 

Relente:

 

 

 

 

 



En este linde se construyó mi pecho habitado,
se escaló la colmena de labios grises,
por la escarapela fluía veloz el sosiego
de mi vida quieta,
por romances oscuros caminaban mis nervios,
una ruptura de estrella
tumbaba la compuerta de la belleza,
para sembrar allí latidos etéreos,
recto escalafón dorado al beso
y tu cuello me nace doliente
fulgente fuente enternece mi suerte,
yo hablé con mi amor que no existe
y aturdida me contestó la voz,
era como un eco sordo en alta voz
resquebrajando un patio de perdices
y altiva sonaba por las cumbres
jugando y riendo con lobos
sí esos que habitan mis ojos,
aullando y espantando los dolores
en mi sien,
mis dolores que se querían
como hermosas flores desnudándose
en altas espinas profundas,
allí sólo caminaba mi rosa, toda
siento deciros que yo soy del viento
y el viento es mío
en estiaje gris pálido cruza mi relente
del cielo su lluvia,
con impetuosa fama,
sacude la tierra y su flor bella clara ,
dejándome ser como el rocío primero,
en recorrer tus labios,
quiero habitarte en canción
que haga surcos de mí
en tu alma verdadera.

El Castellano

Piedra-corazón:

 

No es una piedra, es mi palpitar,

su latido cesó y en piedra cristalizó,

ella lo tiene en cuenco con agua,

a símil de mascota que nunca muere.

Le sonríe cada día, normal es mi palpitar,

no huye, es piedra fiel a su amor.

Con caricias sintió que palpitó,

que fue su inspiración, su amor y su dolor,

pero en piedra cristalizó, pudo darle calor,

ya que nunca quiso mi dolor.

Esa piedra-corazón,

fue músculo,

pero murió y ahora solo le queda esperar,

esperar que el agua y el tiempo,

le otorguen musgo y sangre verde,

que ablande los cristalitos de su interior,

y resucitar.

Quizá algún día, cuando ella se olvide

que es una piedra, volverá su palpitar.

Pero yo ya noté la ausencia

de vivir sin corazón.

 

el castellano

 

 

 

 

Vívido desliz: https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJiMkUi1OpTQXl1GHURj_MLGYrQLDuPZhLbebyjNcIJF0WQdVXdUvEplvHKU861-nC3Wt75cX3D1v4vO2HYjs-Amp0Z320waVP03QRazUUbMDNMUoTt1FUH_d1yMdCbwZEsSIWYiVrmQYP/s320/IMAGE0024.JPG


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Muero por un beso

vivo por un querer

cruel del destino

condena de una pasión

que creó tu pestañeo

al dejarme ver

tu cielo encerrado

fijamente tres minutos,

y morí con tu pestañeo.

demostró que fui

importante para ti

y que a pesar y muy

a mi pesar de los problemas

seguí en tu mirada atrapado

hasta que la aguja

de aquel reloj de pulso

se paró al pasar

ciento ochenta segundos

mi cambio de vida

cuando consumí

medio giro al decir:

-Siempre te amaré.

 

II

Enciendo maquinaria

de este tiempo disuelto,

en pétalos de éter y formol,

desangra la rosa secreta,

y un estambre rige,

destello que precipita,

el albor.

calidez de ilusión,

y araña que arrastra,

tejiendo el eterno sentimiento.

Yo que arrastro

mis aciertos,

como desnudo sol.

una noche cualquiera,

y activé el engranaje

mi reloj de pulso.

 

III

Mi carmesí caléndula,

fijó su pestañeo,

en mi camino de destino.

Alumbraba un candil

dormido, una luna llena

de enero.

Era tiempo suficiente

para huir y quedarse.

En la boca formaba

toda sombra de opacidad.

destrenzaba un halo.

Sujeto de una lágrima

pasajera, un segundo más,

y devoró el dulce tormento.

 

IV

Giré entonces la tuerca

de mi corazón oxidado,

por tantos aullidos nacarados,

y su ente femenino

me atisbó un beso

a mi alma.

Era el crepitar de la llama,

que mandabas como loba

y como luna se prendiesen

todos los colores

de mis sueños

consumiendo mi tiempo abierto,

que completo el giro,

dictó la vuelta

al inicio del sentimiento preso

que sin retorno

siempre te amaré.

 

 

 

El castellano Förüq

 

 




Lozana silvestría:

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Mañana fría

en la que aventar

espigas recién brotadas

al revuelo de una mariposa vigía

flora-posando, todo el doquier

ensimismado.

Suelo ario que se blandía

sin atisbo de despedida.

Larva que soñaba volar

sobre alas de mariposa cabalgada.

etéreo desliz de fronda suave;

que espartos abrían

rajando tierra

en calima de cerro viejo.

Las jaras en abanico

se apoderaban del terreno,

al transcurrir

de los caracoles sonoros

judíos, blancos.

Soto de perdigones

entre insectos inherentes

afilan ideas mi paso.

Abría el cielo un febrero

un carrusel de luciérnagas por estrellas

del techo la concavidad

presa o caverna abisal

de horizonte helado.

Los pinos caracoleaban

cada vado

entre secuaces

carrasquillos de flor en piedra,

romeros entre tomillos

atisban como señero

el cerro bajo.

Torreones de álamos

acicalaban al viento

sones de nuevas nieves

fugaces.

Daturas y tomatillos

del diablo, hacían distinción

entre nuevo verdor

de retama que ya en flor

amarilleaba.

Ya asomaba todo vástago

de simiente

del invierno casi gastado.

Ababoles ya sonreían sus dientecillos

de suaves hojas

en jóvenes plántulas.

Lucían incluso espinas

señores cardos

y breves cardillos de las damas.

 

 

 

Vorágine terruña:

Hijos de la niebla,

regresad sueños dulces

sin áspero corpiño

ni denso verde, espumosa moral,

como ensueños caracoleados

que no disipan

en bravo pecho

de gloria tranquila en cerro.

Disipada bruma que años no regresa,

cada momento caminante,

de silenciosa fuente,

y ceño anhelante,

de ávida inocencia

entorchada conciencia

que vuela lides

monótonas y seguras,

donde noches escapan,

como el corazón endurecido

pierde visión de luz,

era un huerto de luna

en la campiña,

de ortigas y forrajes

entre zarzales y tomillos,

entre brezos y carrasquillos,

con fuente de añil

transparencia líquida,

entre esperanzas que alma titubeaba,

servil de días rojizos,

que no se llevaba su paz

ni tempestad enfurecida.

Al pie de un jaral

que ni el tiempo doliente

con él puede ni sepulte

umbral plácido

de fértil viña que el río tajo

escala cumbre,

poco antes que el río sorbe

a su mujer encuentre.

Iniquidad en blasón

de noble comunero,

que ni desenraizarse,

ni matar por su tierra puede.

 

Förüq castellano

RESURGIR REVERDECIDO:

 

Jilgueros o colorines, verderones, verdecillos, pinzones, tordos,

despidiendo en trino el verano están, en sus abrevaderos

como resguardos oníricos, de la voz de los muertos;

romanzas de amarillos espinos florecidos,

encinar puro, vivo,

del quejigo, hace sombra densa a mi raíz oscura,

en la tiniebla,

que avanza el camino de la carrasca,

hoy por hoy, vivo pleno, enamorado,

de su ser completo desvencijado, apolillado, por ataraxia,

así, como el verdor del pino opulento,

espíritu del viento, sostenme,

que parta yo, en tu mitad mi canto,

llévame a la tierra, donde las fronteras,

las montañas sean, y el camino sea de su mano, vaporeando,

atravesar el infinito, allá en el resquicio

del brillo,

del calor de tu mirada, en amor,

puesto que de tu voz, me visto,

hoy sólo un relámpago, me cede el paso,

crepitando, centelleando, en bandada de estorninos,

con su bandada, tejiendo ecuaciones del ser Supremo,

voy contigo, a nuestra tierra de fuego,

en esta mecida caricia alada, que yo, también te amo Ostara,

diosa de la primavera, no me faltes así, mi libertad vuele por saeta;

yo con mi vida, estoy conforme,

orgulloso, y con ganas de hacer bien,

que sigan en sus ciudades,

estas lombrices caminantes,

donde todo se agujerea, en asfalto y hormigón,

que yo, desnaceré, de mi nicho.

Como reverdece el álamo, en corazones de hojas, insepultas,

y abriré crepitando, esta raíz oscura, que mi verso mana.

 

El Castellano

 

 

Contigo sangre refulge:

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https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRUVvrmKZaFFZzB5vuy_oLe2uWfJ9MdD0-8lKu_kT3TmxfnUtN-LfF5TVMiIsQHaz7RdcBLymqNm9Mq4EucIT3Go_b5guEoew6bF5KrCNo6aNcgUaKLPviHgME7IT5btASuSxJlbhJCj9d/s320/IMG_1114.JPG

 

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Te ensalzo mi divina amapola,

por cuántos pétalos

te hicieron esfinge de sangre,

enardece a mi espiga

que dorada te acompaña,

mi céfiro que en tu seno

acoges,

mi sol blandía

entre pajarillos

sones sobre trinos

de cabeza púrpura,

belleza te tuviera secuestrada,

yo, con mi áureo espino en mano,

puras tus alas,

nosotros,

carne y cuerpo de tinta en pluma,

coloso atemporal,

de rayos en perpleja simiente,

osadía mi amapola,

traer derecha en frente,

la llameante lira de occidente,

al instante, nítida y luciente

me traes dique inspiraciones,

por aureola y tu flor secuaz.

Mi vida mi sangre

bermellón, morada,

te desnudo mi brisa desconocida,

por mi jazmín

que ámbares completa,

tu belleza cuidaba,

entre los bastiones

que mi cordura cercaba,

enramada hasta cintura,

en mi jardín soberano y delicado,

beso tu brillo de tierra,

mi amapola.

 

El castellano, Förüq

 

 

Preámbulo derramado:

 

Devanados de un destino,

fundado en el vals

mi propio engranaje,

místico, áspero,

en flor de supremacía

donde ninfas musas

bailan,

destino insumiso,

parco,

vestido mi precoz precipitación,

como gota de rocío

resbala del precipicio su flor,

a lomos de un caracol;

me pregunto

si acaso vivir

tiene sujeción a la vida,

y la cuerda es de bronce.

Seguiré acontecido

mi suerte ausente,

amándote al silencio

que cerraba los ojos,

y seguía preguntando,

si mi ilusión

colmaba la expectativa,

ojos del metal noble,

fuego al hierro

que mi camino ablanda,

fecundador de mitos y desgracias

mi reverberar de nombre,

solo, traspuesto,

al océano impredecible,

como capataz musa,

de tu huerto de estrellas,

por corralillo

y redil de estelas

y destellos indiscernibles,

voy rumbo al ímpetu,

de sol y luna,

y su guiño me cuelga,

sí acabaré de irme

dejando alto mi estandarte.

 

Förüq castellano

 

Silencio regenerado:

 

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Saeta, saeta bella,

saeta parca,

saeta ilusa, saeta inocente,

es el final del espectáculo

saeta madre encubridora,

de toda mentira enclaustrada,

yo te amo saeta,

saeta alada,

saeta heridora,

saeta encausada,

saeta parca,

saeta celestial,

saeta infernal,

saeta canta,

que mis ojos sean tus ojos,

saeta que mis manos sean tus manos,

esta cruel noche un diciembre,

que yo soñaba estaba escribiendo,

un canto a tu cabello de oscuridad,

saeta mística,

saeta horrida y hermosa,

tu beldad piramidal,

se estrechen caminos,

el cielo se abra para escucharte

mi saeta esquiva,

mi saeta complaciente,

como es arriba es abajo canto,

seguir peones vuestro circo,

que este trovador

de campo llano,

sabe quién es y de donde llegó,

ahora te odian saeta,

ahora te aman saeta alada,

me diriges por el parnaso sin final,

o me quitas hasta la vestidura

más pesada,

volemos abismos amada,

volemos cimas inefables cariño,

hasta donde se oculta el sol por el este,

sociedad de creer o no creer

yo elegí creerte saeta

y hoy sigo en la cepa

esta vida que me cabalga la estampa,

cerros intransigentes

molinillos al fragor de vientos voraces,

esparto entre las jaras y solas carrascas

brezos soleados por flores ausentes

un invierno que se desdibuja solo,

saeta amada elévame en tus alas

yo vine por el son recto,

blandiéndome de un hinojo solar,

esta vida que sin ti

saeta la creería una dulce mentira,

por la que morir

y no morir por una crueldad

impuesta por el ajeno

que nunca

nunca serás tú

mi amada saeta,

esta existencia

que se dobla y niega a sí misma

para decir que yo soy el rey

que yo soy el cuchillo,

que yo soy el proceder,

inmiscúyete,

otra vez yo sé quién soy mundo

este es mi manifiesto y

el de mi saeta bella mi espada,

mi vida,

mi indecencia,

mi crueldad de espira,

mi corralillo espectros yertos,

era y es

el hipócrita dejará su vestido,

el trigo limpio

será trigo limpio

ahora y siempre,

espiga y cante

hasta rodeado

mi padre trigo.

Vengo de las espigas de abajo,

asolando verdades,

mi panida amada,

por la saeta olvidada,

se despertará

por los que venimos

del trigo limpio.

Volando sobre parajes

entre tierras de añil barbecho

y su azada de viento

mi solaz saeta entre cardos

de todo fértil sendero

que lleva al infierno.

 

El castellano Förüq

 

Mecha de oscuridad:

Vengo que vuelvo
de un silencio, profundo,
de un vacío completo,
traigo para sembrar
un ascua melífera,
del seno las arduas estrellas
que llevo
que cuelgan de mis ojos cual arañas,
una vid de vida
en seno esta anublada, azul
escarcha,
todo colmaba el ímpetu de suspirar
sin brasa diestra,
ni compás ambivalente,
sobre estos treinta años que
y que no me sostienen,
porque aún no me hicieron nacer,
sobre los lustres que ya no son,
anudando galaxias
y su cobre perpetuado de sólida luz
inmaterial,
electrificas mi mirada
como aljibe rebosante de ilusión líquida,
toda esta sed que vive el pasado,
y en bruma cegada,
muestra,
que tiende tu rosa helada,
embebida de pétalos de espectrales
sábanas purísimas,
nací en vez primera sin terminar,
y no fui ni abeja ni vencejo,
para poderte acompañar,
era de un eral sujeto,
como membrillo de un árbol sin escuela,
y pera de chopo milenario,
todo cruzaba mi relente
y acabé tendido
en mi osadía de seco tajo
llamándose gloria
para acabar conociéndote.
como dije en primera vez:

Mecha de luz:


-Vuelvo de tu vacío repleto,

anidando cobre de galaxias,

desde luego aún no hace treinta años

que nací allí;

en vez primera sin terminar,

vida húmeda y animosa,

alzado a luces de alba sin acabar,

vino tu silencio conmigo sin ti,

como alto arbusto fragoroso,

me paseó mi jardín

como un mordisco

y un beso sonoro deslizando

que suyo me jabra hendiendo la tierra,

una boca de metal de pala,

que abre zanja.

tu alma de recto augurio,

o ave como futuro de hibernación,

ave nocturna

en tablilla de azabache,

como puro origen inmiscuido,

nulidad insobornable,

traición de hechizo

y nota de caligrafía desangelada,

mudez última de relámpago,

pluma de mi ojo abierto,

soledad infinita de mi despierto,

como fe sin cargos

rueda mi vertiente,

siempre relevada por dios sollozo,

palanca usé con la puerta de Plutón,

alcé el margen 

de rebelión sanguínea de los dioses,

cielo asido el vil manifiesto de relámpago

surqué, gloria vespertina de héroe,

Cocitus cantando su aire

de oscuridad iluminada

clavando negras riveras, hundiendo

y desplazando los montes;

lago estigio me alimenta el latido,

y mi férrea sangre

directa a superar lo inabarcable,

tu rama vestigios de plata corté

del cóncavo bosque en tu acre,

creció en su lugar segunda rama,

de titanio,

que conseguí cercenar rotundo

y hoy llevo clavadas sus hojas, 

en dos talones fundidos,

columna y cadera,

con todas sus espinas de titanio

sujetando cada diente mío.

bajar al averno es sencillo,

subir los aires en altos cielos,

nadie pudo;

yo allí voy a mitad camino.

 

 

 

El castellano

 

 

Förüq Er-lobo bohemio

 

Dicho azur:

Adentro esta bruma azul de mi contento,

avanzo estas flores del invierno,

por árboles desnudos y sus cantos,

yaciente mi sed de nuevo,

florido cierzo,

primoroso veo y beso mi sañudo suelo,

lumbre sin sol

en que la luna no aparece,

presurosa de melancólica siembra,

una estrella emblanquece

por cielo extenso,

y en lluvia derrama que desgrana

la vejez de la grama vieja del camino,

custodiado por la señora malva;

acrecienta mi linde vago por majuelos perennes

y solas zarzas,

lágrimas de mi tristura,

regocijo de varios,

ya que antiguo son,

solo mi Leana ablandaba mi lira.

amores ponderables

mi ser no rehúya,

desquicias mayores, otros

oigan en retirada,

a murmurio grave me alzo,

en esta tela de araña

y la luz de alborada

me tiende en extasía.

 

Förüq el castellano

 

 

Siembra erguida:

Izar de un cantar,
de tu cariño enfuscado.
batir vuelo, elevándome

entre lares de hayas

y sombras de hojas

escritas y reveladas
de ceniza de fresnos, sembrada,
deseos, sueños y corajes,
y sus raíces del alba
por ocaso admirado

que cerraba flores en versos,
y musas y jerarquías,
de hadas y elementales,
entre árboles y frondas suaves,
su idioma en vertiente

asilvestrada,
lejanías de suspiros,
y granates lucientes

entre fortalezas pedernales,
y cuchillos solares,
hija de la niebla.

doncella oscura,
te llamo desde este latido

proscrito, que te busca;
y entre espinas
su luz gorjea
 

que amarte no es vanidad

de ambición ni naciente

ni floreciente.

Es un dulce designio,
entre mis lares cabalgados,
y riveras de río sanguinoso

de todos los lirios
y su hidromiel,

sangrada,
tus cauces, insobornables

que pureza y rocío en flor 

hasta albor de raíces brotado,
destino y camino ingobernable,
valle de signo y tierra alumbrada,
oh se cavan surcos de mí en tu alma

verdadera, nunca para agraviarla ni dolerle,
una dicha y una alegría tejida,
tu sonrisa,
que abre el aura
y deja su energía en mirada,
ya maldigo a este incierto saber

si terco y necio
me reniega osadía, ventura y fortuna

de a tu vera conservar mi labor

y creencia, seguras, 

un beso te dejo
entre zarzales de fuego,
hay alma,
hay alma,
hay alma

porque sin ti;

belleza no existiera.
Miles de lumen, Lit C et sumun Canae.

 

Förüq castellano a 29-07-2020

 

 

 

 

 

Ferviente tajo floreciente:

Exultación, de saturnina rienda,
desempeño en posesión
y toma de filo relucientemente acrisolado.
Protección servil bajo y hondo metal;
luz de esfera, espiral canta,
cariño a sepultura animar,
honrar, preservar,
oda desde este cementerio
solemne alzar de honra,
escala áspera, tangible,
vine y me derretí;
su voz dulce,
inmancable, ni en fíbula
ni en broche al corazón,
que ya sube y derrama,
mil rocíos en flor de caléndula,
mil fragantes deslices
me indulta, que a ellos induce,
poder de arder
flamante,
sombra eres
de Ostara la brillante,
se queman de mí
injurias, infamias,
desquicias de campo abierto,
por este duende,
por este arte,
tornando tu sola mirada,
acampo que acompañaré
toda vítrea lágrima,
estigma que camina sus fábulas necias.
Si soñar, te sueño,
viviendo bajo el orden,
se asigna a defender tu pulcra sonrisa,
uno, ni abismo comparable
al arma reluzco y hago visible,
de Ostara, la brillante,
es viento del este,
es aurora, la bella,
que blande, que rige,
estela inconmensurable,
rocío de nacer, de toda vida en color,
oh gloria,
oh amapola,
de sangre de tierra
en sola viola,
campanas restañen,
una morada y fortaleza inabarcable,
tu amor cruzando y surcando mi sangre,
era, eres d' este amor espuela,
abre tu bosque umbrío,
deja abierto de tu santa ternura,
portón verdadero,
vine por la voz surcada
de un herrerillo,
vine sin calzas
desnudo como me conoce
un diamante blando
y su des nacer limpio,
de turquesa
y azur marino,
elevé ancla en tu aprecio,
tinta de brea
y sangre de azada, mi bandera,
supresor del ruido activo
silencio mortecino,
dicta,
segundo poder
conquistar,
a un sin miedo dama oscuridad,
le preguntan
si luz fue antes
o si tú mi musa pariste esa luz
que inspira, plañe y regodea
sin calzas ni dureza.
tengo permiso y orden
de presentarte al tercer poder.


III
Mantener
uno, todo azar de intensidad
y fuerza que arde hasta esquela,
mantengo tu cariño
vivo en mi ser,
dicha es poco,
lo siguiente a dicha
que se extendía,
bajo puertas del dulce, sinuoso,
umbrío averno,
tomo, que explayo,
número y lugar a defender
te imploro
susurrando,
ven
  flagrante a nuestro combate,
te espero hasta tiempo
en clepsidra me derrame
colmado de todo júbilo,
arder. conquistar. mantener.
Coraza, armadura base, de Zeus;
y atenea musa; que armo y amo.

 


Förüq castellano Setanta a 30-07-2020

 

Vientecillo elucubrado:


Rompe el melancólico fulgor

el sol en corazón

que la niebla un diciembre

difumina en son,

yo bogaba difuso

como primavera lozana luciente,

suspiro, oh tempestuoso recuerdo

mis flores marchaban,

suspiro de pasión

vino arrebatarme mi desventura,

desde navío en reposo,

cuanto no veas

acuérdate del agua hermosa,

tanto en alma

como en popa de nave,

el cielo carmesí me embravece,

surcando bonanza,

acuérdate alma de mí,

viva fortuna,

que de boca invoca,

musa transparente

su dulce porte,

semblante de arma en dueño,

oh sueño,

contigo tantas veces,

despacio, o desvarío,

cómo alzarte y cantarte lleno,

sin flores ni pajaritos impíos

sin caléndulas azules,

locura de dulce armonía,

lumbre en astro de numen mía,

agrava como amarte

derritiéndonos en la nieve.

Cielo, suelo y anhelo

de hojas arrebatadas,

crujidos de mis tumbas yertas, abiertas,

dones de sufrimiento desploma,

sombría yacija de cuna,

cruel aroma

estiran las rosas de muerto,

y no lo claman vanas

de aliento divino,

quebranto de sosiego anclado

a la fría tierra

de este diciembre

que viento ardoroso,

aclama en soberana lucha.

 

förüq castellano

 

Inmenso placer secuaz, inefable:

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Clama ante la aurora,

presurosa aura intranquila,

ardua la dicha exclama,

que si por querer fuera

igualara el agua de los montes

que, subiendo, baja,

afilo este mi solo intelecto

por muralla que no cierro

desvela el clamor de la intranquila rosa,

quién a igualar mi dicha baja,

furor ostentado de la piedra frigia,

va mi reguero desnudo

por musario cerro,

su cernícalo avizor vigía,

milano señor en soberano cardo,

luces del alba

plañen sus rayos

de nueva alborada,

ven, agita la guardia,

conmensurable acequia

mi sangre estrena,

voy por piedad avistada,

luna habla,

destello de noche febril

que otro año más no enfriaba.

Imperios de ojos cerrados

en nocturnidad en cegada,

franca tapia de espejo

y su beligerante reflejo.

Mima, mi viborilla,

secuaz tu alma sólo destrenzo,

tiempo, hálito voraz

que enciende calor presto

de caballero,

a su dama hoguera,

corriendo por fuera el granate,

sanguinoso,

por escalas a este placer inmenso,

esfera tu secuela

en faz instintivo,

desaprendido,

rumbo al carmesí insobornable,

destino dicte quedarme

en tu nube intangible,

en vaporoso éter, tu magia,

hoy vine a besarte,

y a desprenderme,

de tu cauce en tu cuello

aliviarte,

bronce en ala y su verdor

de óxido que rige,

que envanece,

que resplandece.

anhelándote.

 

Förüq castellano

 

 

Sentimiento labrado:

Viento, viento bonito

lleva al cielo cada escrito

arropa este amor en mi cuerpo

en mi corazón te llevo

hadita de mi sentimiento

noche hoy en tu sosiego me encuentro entre nubes violetas

y el cristal luminoso

de esta luna de invierno

bañan mi cuerpo tus latidos

sordos de oscuridad

y a este cielo sonámbulo

lanzo mis ilusiones al viento

siento tu caricia de alma

y te bebes mi calma

despierta esta rosa sangrienta y su aroma de romance antiguo atraviesa el pecho tu amapola eterna primavera

cuando mis ojos te ven entera cada sentido despierto

como fiera al acecho de tu latido hoy en tu bosque me pierdo

tu imagen surca mis sueños

como cada noche que siento tu beso

y como me cuidas,

como soy yo tu alegría

mi vida vistes de amanecida dicha,

hoy la hierba escala mi montaña

la lluvia germina todas mis semillas

de pasión y fuego,

donde entero me entrego

al placer que muerde

y envuelve en quimeras,

como sencilla tu sonrisa

y tierna tu caricia,

ya no hay súplicas

solo felicidad desbordando mis cauces,

te sostengo fuerte en mis brazos

para nunca soltarte

para eterno tenerte

si por soñar soñé acabar con la soledad fría y escarcha de esta melancolía

llegaste tú a mi vida

como cada noche siento tu melodía

y me acompañas cada día,

salió el sol después de la tormenta

y ame tu esencia

regando mi interior tu voz de alma amada

tú bella y dorada calma,

rompí las cadenas que me anclaban al pasado para luchar por mis sueños y alcanzarlos, entendí el idioma del silencio

y hoy contigo

lento construyo mis escaleras al cielo,

este firmamento clama de azul sediento, ermitaño en su montaña del sentimiento

el amor jamás salió de su cuerpo,

de él decían que quería comprender al amor, tras una flor la conoció y la preguntó

qué eres, amor,

no solo nací de esta flor

tu inocencia me enamoró,

curaré tus heridas de dolor viviré de tu amor.

Vuelvo a este dulce tormento buscando llenar de amor el cielo, labrando el campo de tu alma

y bella mi amada

te bajaré las estrellas para que puedas acariciarlas, estas flores cantan la canción

que te enamora el corazón.

Vuelvo a luchar como ayer

con tu amor jamás desfalleceré

eterno en tus alas viviré.

 

El castellano y Leannan-Sidhe

 

Azar relegado:

 

Navego los límites de tu silencio

tu luna, reina mi cielo

en este horizonte de ilusiones y sueños

tus besos florecen mis recuerdos

las mariposas de tu piel tersa de seda acaricio eterno el momento que escapa entre tus labios cuando brota el te quiero,

y en mis ojos te encuentro,

donde me enseñaste a vivir el momento

porque nada es para siempre

escribo el sentimiento

ese que me hace amarte despierto

este viaje sin retorno

me hace buscarte cada noche

para que tu amor surque mi sangre

y mis sueños de tu mano puedan acariciar

lento muerdo el placer preso

y la lluvia envuelve nuestros cuerpos

recorro tus parajes, me pierdo en tu bosque este fuego late en esplendor

encuentro tu dorado amor

oigo los aullidos del corazón

atrapo mis flores de pasión

quiero y te quiero en cada amanecer

donde agradezco cada aliento

cada suspiro que asesina al tiempo

y da vida a mi sentimiento

mi eternidad alcanzo acariciando tu cielo, entero me entrego como el calor de un lucero, sintiendo tu amor latiendo,

avanzando tu cuerpo como quimera de pasión y fuego,

condenando al tiempo

a morir en nuestro pestañeo con un beso, encontrando el lenguaje del alma en cada verso, cabalgando juntos cada firmamento,

flor de sangre naciendo en mi pecho

clamando este amor que te profeso,

cálido, el momento, de desnudar mi alma

mi bella, amada, una flor en tu mirada

vuela libre, doncella, tu esencia mariposa del amor,

en mi interior quedaste

de mi ser te adueñaste

puedo sentir como tú sientes

en cada pensamiento vives,

a tu lado siento desvanecerse el dolor

este ardor de pasión jamás me abandonó,

hoy agradezco que me arropases en tus alas

para nunca soltarme

para abrigarme cada noche fría

por ser mi eterna compañía

y locura del ansía mía,

tu amor mi sinfonía

como tu beso de cada día

fiel me entrego a la caricia,

mi amor sin descanso

incesante fluye el verso por tu abrazo,

a tus pies me encuentro

esta mi sangre te entrego

este fuego late en cada beso,

germinaste dentro todas estas semillas de amor eterno,

hoy hadita te canto a la orejita

encuentro tierna tu sonrisa

en cada flor encuentro la belleza amanecida

en tus labios descrita, en tu piel mi caricia

en tu corazón siente mi brisa

cómo me hago lluvia y río

en cada silencio que rompemos juntos

como juntos nos verán hasta el fin del tiempo.

 

El castellano y Leannan-Sídhe

 

Sendero mi suerte:

 

Corro, a observar,

el vago nublo,

del invierno de mi suerte,

tras él, el brillante sol,

reluce de nuevo,

una fuente de retozos azules,

y caléndulas,

flores de Odín,

bordeadas por espinos,

o majuelos silvestres,

un aspa de luz y de frío vil, sordo,

oh de luz, y de frío,

era mi azul desquicia yerta,

oh cuan abarca mi ineptitud

entre señeros dulces

y crueles ramajes de idea,

oh de luz, y de frío

era mi azul miedo.

ámbar blando arredra cantando

de sol y de frío era mi oscuro invierno,

partido,

quebrado entre destellos de flora,

y sus flores sujetas,

encontrase siguiera

amigos entre los insectos

vendría por mí el solo halo

de soledad que amilano,

vil milano

hermano mi cernícalo avizor,

por altas torres y agrestes sendas

que arregazan caracoleando,

oh mi ámbar

de luz y de frío

sangre del tiempo, petrificado,

por misario cerro

voy con azor en mano

en busca de la insigne

perdiz huidiza mi dulce tormento.

Oh mi suerte, sombra de agua

oh mi luz, y de frío mi insignia pasajera.

 

Förüq el castellano

 

 

 


Soto en sol naciente:


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Noche silenciosa umbría,

de negrez, adjunta;

al crujir del halo

que destella su pulcritud en estela,

coraje por violetas ausentes

y flores yescas alumbradas

por la dulce luna casi llena de enero,

mis falanges ensalman

el sendero inencontrable

hasta el portón verdadero

de nueve cerrojillos infranqueables,

orando por mí mismo se abra

esta insepulta tierra

que me sostiene,

mi semblante perdido

jamás abra el yelmo,

en clave de unión

se abra el aleteo fugaz prometido,

que encarnan tus maderas reflejas piernas,

un sopor y obtuve tu anhelado sabor

de tierra nueva virgen,

como letal aleación de savia y raíz

formando tronco y hojas esbeltos,

como dos rocíos se forman en tu sonrisa,

cómo te enraíza el sórdido éter embelesado,

dictando retorno

de mi primorosa,

mi musa cristalina;

soberana en turmalina esencia,

umbría vivirá nuestra caricia,

por el vespertino cauce

de río en arteria,

bajo que encumbro

el placer nacarado, insubordinado,

rumbo a la tercera estrella

que osó mirarte

colmando tú de lo bello, lo bonito

este parco horizonte asiduo.

Entonando en primor

la lira toda mi carne.

Es adorarte ferviente.

 

Förüq El castellano


Niebla encorajinada:

Cielo de tu amor que acaricio,

en el suspiro del tiempo desvanecido, en cada luna que te encuentro,

en cada vida que te siento.

Cómo no hacerlo si vives dentro,

si cada minuto lo vuelves tierno. Vuelo, con este sentimiento de fuego,

cabalgo el firmamento,

encontrando el verso despierto.

Como estas ganas de devorarte lento,

que sientas el deseo morder tu cuello,

y la sangre de cada flor de piel y verso.

Donde el agua y la poesía

hacen el amor con tu cuerpo.

En este campo de sentimiento

la sangre de la tierra vistió de amapolas, cada beso de amor sin tiempo.

el bronce deja su cuchillo

a las espigas del cielo.

Hhierro baña la sangre de este guerrero,

vivo y muerto por tus suspiros.

de tu corazón preso, guardián de cada latido, redentor en el silencio frío.

Amante serpiente en el calor de la ilusión que te dibuja en mi mente.

Siempre presente, a la hora que la oscuridad late y envuelve.

Donde te volviste mi bendición,

realidad, abrigo y latido

de la inspiración invencible.

Como invencible dios sol, que toda vida rige. amada hada, esposa de este mío sentir,

acompañante de cada vuelo fulgente.

Tu semilla de amor germinaste en mi pecho, amapola roja y negra, sangre y tinta

que cada verso expresa sin descanso.

Fluyendo como el río que brota en almas a su paso. voz amante de tu presencia en mi mente,

donde el te amo, cada noche, se siente.

cura de soledad y maravilla hasta la muerte. donde mis rosas dejarán su sangre.

Nunca dejaré de escribir al amor,

a esta pasión de tenerte,

a cada luna que de malva el cielo me tiñe,

a todas las flores sencillas donde te veo,

donde descubrirás que este duende te será fiel,

y a cada semilla que nace pone tu nombre,

donde encontró su latido noble,

y mil veces más fuerte

lento se apodera de tu bosque.

Las campanillas en flor le oyen

y distingue el espíritu de cada árbol,

en cada pequeña vida a dios encuentra,

donde la armonía la acaricia el idioma oculto

de las hojas al viento.

Como el abrazo de la yedra al árbol

y el beso del rocío primero a las flores del campo.

En paz me siento en mi entorno,

y en la ciudad muero lento.

bendita la vida por darme tu amor,

por darme ojos para ver cada vida en color, siente esta caricia sin dolor

observa que de mí el cielo se apiadó,

donde sin envidia ni mal

eterno vivo, como poeta sin tiempo en tu recuerdo, voy allí lejos de este mundo,

donde empieza nuestro bosque sin destino,

donde libre, todo sigue su espiral sagrada,

el ciclo de la vida y la muerte,

el resurgir del agua, la sangre y de la tierra.

Amada te canto, de tu mano siempre mi te amo, contigo siento la fuerza

de la tierra, el agua, el viento, el fuego, y la magia que en arrullo acarician mi cuerpo,

contigo no temo a ningún abismo, infierno, ni tormento,

a ti te debo cada verso.

 

El castellano y Leannan-Sidhe

 

Beso de ascua:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Vuelvo,

sin caminar

ni fronda,

resquicios

de mi soledad

crepitan,

su falta

de cariño externo,

porque mi soledad

atónita grita,

nada buscaba;

sólo volví

porque nadie me buscaba,

como un azar sin venas

ni razones buscadas,

estoy para ti

sin yo estar,

no tengo ojos

ni respiros

de pez de cara muerta,

una generación ciega

abre que sulfura

sin oxígeno.

Era bastante

y no acabé por huir,

bastante

era tiempo escaso,

imaginada tez

serena en néctar

tu sola dulzura,

te busqué en un papel,

respondió tu carmín

del beso de ayer,

sin inicio de final,

sin ser último

para ser primero,

un escarpar

de mi ausencia habitada

en torres y almenas

de incandescente, lóbrega,

quietud profanada.

el final depende del principio

dijeron,

por lo que tu último beso

empieza

en la eternidad

del sentimiento.

 

El castellano

 

 

 

Dulcera en claror:

 

¿Lo recuerdas?

cuando creíamos

dentro del ser haber

encontrado algo.

Recuerdo que los días

están hechos,

mantente.

¿Recuerdas un vivir al filo de la navaja?

tentando la suerte nuestra circunstancia

que nos unió

como agua y oro de aceite.

Recuerdo a veces

llorábamos a las flores,

y otras nos sonreían.

¿Recuerdas el evanescer interior

que se apoderaba del firmamento,

y descendían astros, a mecernos?

Recuerdo tu sonrisa pura,

inocencia de escala,

un desear estar contigo,

para volver todo hacerte brillar,

¿crees amor huido que algo haya cambiado?

dilucido que seguirás siendo

la misma piedra de melodía,

de eco presuroso,

que se adentraba en mis ojos,

para inaccesible habitarme,

como canción sepulcral

el infinito reverberante,

que me erizaba la piel

completando mi existencia

de palmo a trecho

voy manando,

y aunque hoy piedra

del rayo en cegado,

dicha en mi pecho quedaste,

dicha en mi alma blandiste,

porque yo te conocí

porque yo tuve que sentirte,

como agua de rocío

y destino plañidero,

incluso hoy en sueños, te sigo viendo,

brea de estrella en carne de la belleza,

pupila de mi pupila

por el tiempo helada,

he venido hoy a desafiar a mi dulce tormento,

sin tenerte te tengo dentro,

sin quererte sigue en vela y cañón,

mi naipe y última carta,

no se reveló.

¿ves que algo haya cambiado reitero?

sí, que hoy en día

duermo con tu recuerdo etéreo imaginado,

y no con tu piel y carne de estrella.

 

 

 

Esteban er-lobo bohemio

 

Sed de luz:

 

 

Cuanto te acercas a mí

miedo intuyo somero sin rivera

a estar cerca,

más cuanto te alejas

miedo a estar sin mí alegas,

dijo un librillo,

franca tu vera destrenzo,

viva esta espuela,

horizonte vasto me acercas

como lloverte amor sin cesar,

paraísos yertos sin escalas

ni vals terreno,

puridad acaso bastó

como lobo de orejas afiladas

sin aullar no era lobo,

me acerqué hocico

he irremediable

contestó un azar de tres caras

y nueve venas razones,

como derribar la franca tapia

verja de nueve cerrojillos iridiscentes,

los ángeles valientes morían primero

sin ascua eterna

ni mármol florido,

quizá puede como alimento

de vano murmurio,

hoy oso al por mayor

reminiscencias al recto lado,

acompañar tu furor de armas,

desde nimbo pasajero,

y desquicias propias trasmutadas,

al impetuoso servir de la llaga,

Pléyades cercanas como resoplar la luz

y capturarla a ojos fríos,

indicio que su halo dicta

inspiración a raudal,

halo indiscernible

que casi saboreas confines,

de sosegada dicha insobornable,

miedo a tu cercanía cuando caminas lejos,

miedo a tu lejanía cuando cerca

brillas en faz y luna imperecedera,

arrobando mi haz luminoso sin brida

ni correa,

As de trece tréboles de cuatro aspas,

era mi vida sin contar,

un brote de cruel infortunio desaconsejado,

semilla o tiesto espontáneo,

a nadie cambio,

ni dolor ni regia tristura

porque hoy me blanden

poeta raíz de dioses,

quién soy ellos y yo lo saben,

y seguimos sin tener miedo,

en esta trinchera del verbo onírico,

incuestionable

hervor de primaveras desnudas,

y solas saetas en busca de una vida

que mejor, peor, no niego,

qué mejor que un absoluto diamantino,

en esencia mineral candente,

cristal de sus pulsos

que no niego ni me arrebatan

a estigma puro revalidado

en azoteas caducas,

y ojos suaves un abril doliente,

era lo mismo,

que perder venciendo,

aojo que el buen ojo curo,

insignia las estrellas quedan muy cercanas,

si nos llaman a la lucha,

puede defienda mi patio

debido no es mío.

Divagaciones aparte,

pregunté al eco de sombra,

sin quererla como uña a carne,

iluminaría mi pluma saturnina,

hoy quedé en darla un besito

como la imaginación

no osaba,

miel de afortunar, y tremendo desliz

en número y orden,

como afeitar bombilla

broma, como lamer hacienda sin construirse,

en serio pongo balanza,

y un kilo mis sueños

pesan más que cien kilos mis ilusiones,

amar, amarte, en este ente intransigente

me lleva sin anchas calzas

es flagrante,

como el cimiento del verso

es tu letra,

lo fidedigno, que me hace parte

del transcurrir minúsculo

en vida caduca que nos desliza el destino,

no hace falta amarre para osar,

ni buscar luz, cuando ya eres parte de mí...

 

 

El castellano Förüq

 

Sepulcro en cobre:

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Al panteón de mis escritos hoy escribo
de luto efímero en memoria,
vida remota atisbo sin sien acuartelada,
caléndula y rosa canina
pintarán su estirpe
de historia incrédula
jamás cincelada,
al reluchar indemne
polvo de metal estriben,
y de lirio en cuello que nacieron,
de espanto en puerta,
aliento y yugo fidedigno,
en pusilánime destino,
en cuerda que míseramente gozaba,
puertas sin desquicia atónita,
en umbrales carmines de besos
sin corral ni ascua sembrada,
pedí sus alas
yo que de sol desnudo descendía,
dócil, de grajo en mano fecundo,
inocente, de justicia ausente,
presuroso cerca mis verduras afables,
no se alejaban ya,
de tierra y rayos fragorosos,
lides eternas ya os abrazo,
Castilla dividida
por cumbres enojosas,
jamás creadas,
alzaban mis sentires terruños,
fango de simientes yertas,
ojos al patio socavado
de iracunda hacienda de letra.
Destino magnífico cercenado
de mi mente penitente
y mis ángeles custodios,
arte deslumbraba que regocijaba,
condenas del poder y la mentira,
beldad ya me asombres.
Padrón de cielo en terrestre escala,
tumba al igual de socarrada
sola idea,
ya nunca más esquiva,
miel de mis dioses
y vespertina alma,
penetré yo, su muro
de eternal silencio,
y mi mármol florido gemía,
en las llagas solares
sus hoyos rectos
ay que vil no me apresa
pomposa letra que me corona,
y dolor desciende.
Glorias miro y exclamo:
-¿Dónde?
Ornaba mi sepulcro
dulces abrojos versados,
memorias de fantasía
erguía mi pluma de antorcha,
austero en bóvedas mi sentido inerme
ceñido divino laurel
en universo en arco y saeta
crepitante olvido,
perdurable halago
en formol mi verso.
Embargado reinaba el suelo,
pálida luz descorchada,
presentaba la espina en mi corazón
que lívida me lo arrancaba,
maraña atroz
que tu divino acento
Musa, mi alma imploraba.


Förüq castellano

 

 

 

Yunta cadente de mi huebra:


Hueso, eje:

Huebra, yunta, barbecho, 

acre, cadente, copa de vieja encina, 

plañidera lozana, hilanderas, yugada, 

sembradío, huero, huera, yesca, 

materia muy seca, azumbre anisada.


I

Avanza mi alma yerta,

un encono trashumante,

que viste todos los campos

de mozas plañideras que visten

el azul inmenso inefable

todos los cielos terrenos,

estiran las señoras 

damas hilanderas

la nieve todos los cerros

del tremendo espacio inconmensurable,

afilan viejas encinas sus henchidas copas,

un verde espumoso dentado,

y sus flores de tierra

que dan las bellotas del mañana,

barbecho por tres años esperando

sea huebra bajo yunta

acre cadente como lozana espiga

casada con el ababol vespertino de primavera

que trae Ostara, tempranamente,

alivio mi yesca tierra

de materia muy seca,

como ascua que plañe segura

nueva vida de seca leña,

sé cariño mi moza amante

allá donde lloran las flores,

sé cariño mi señora moza

de alma joven,

honores consagren mi sagrada cepa,

Dionisio le pedí permiso,

con fuste Ambrosíaco

de nueva sangre,

aunque mi sed prefiera

media azumbre anisada,

de anís seco

que por meloso lo elijo dulce

como canta mi carajillo,

y me habla de espíritu en alza,

entre mi sembradío de penas y tormentos,

huera pena,

huero camino de ella,

mi larga sombra que no se detiene,

como terreno de yugada por dolor.

 

 

Förüq el castellano

 

TIERRA DE ENTRAÑA:

 

 

 

 

 

 

 

Siente, siento la magia, primigenia,

esencial canto primero

la llamada furtiva del guerrero,

el alarido primero,

una melodía jamás

nunca más escuchada,

interpretada o inventada,

un desfase en alarido de cópula

un respirar flamígero de la tierra en azul lluvia

y, verde savia enraizada.

Trompetas del averno en superficie,

llamando deseoso,
con espiral armada y clarines bélicos,

todos dispuestos del difunto, nunca más; 

terreno, un gramófono de vida 

un rebosar en pila demencial

sin fin, ni poso,

ni quietud escarlata

un son de divino, redondo, caracol

respirar permeable entonado,

tierra

materia a tierra,

espíritu 

alma y rojo granate, arrojo,

desfogue, vida de la no vida

cursada

y abismo lleno de humedad

Ostara de primavera,

en estío de verano

abriendo, socavando

cual estalactita pretil

de gozo y frescor angelical,

tormenta perfecta clamada

a rito y furtivismo en danza,

rastreo pertinaz

de risco y elegía de alegría

todo era y es

llanto de emoción

todos mis llameantes

castos, bravos, valientes

unidad de avanzada

mis castos dioses.

Llamo, te imploro

como quien soy

vigía, guardián,

centauro protector
castellano con Fenrir,

a mi izquierdo lado,

fuerza imperial,

sangre inmortal 

de linaje y única descendencia

Solar,

Cuervo Förüq iluminoso

de druida poseedor y maestro

todas funciones, virtudes, y artes.

Yo sin nombre,

yo primero y último

guerrero

en pie 

Escriba antiguo

el más adelantado y vetusto

todo lo antiguo

nunca habló

porque yerto, 

silente, yace, que reposa

su vida muerta Awen,

Odín

Creador universal

que no soy yo,

pero 

yo soy la historia

que reside escrita, inacabada

en mi libreta,

soy dueño

de cuanto existe en mi cabeza,

Óh, Candamvis, en dos, te alzo,

en tres, te amo,

mi dios dador, castellano,

ferviente dador del relámpago asido

dios de la tormenta

del risco y toda cima de cumbre terrena,

tres te despierto

porque siempre reposas despierto,

es nuestro momento

a ti mi gloria abre esponjada la tierra,

apaga todo

lo que arde desde sí mismo,

extendiéndose,

riega todo terreno,

de agua dura, limpia

serena.

protege todo campo,

te canto

óh invencible

como mi sol padre,

riega este infierno

de astro apagado,

haz que resople el viento fantasmal

todos los altos cielos,

llamo a la muerte

llamo a vida,

a germinar toda semilla

en eternidad

de longevidad imperial,

madre planta,

padre tallo,

os hablo,

magia fuego, tierra, ceniza, agua.

Río, acequia, sangre 

movimiento, sed colmada,

fronda suave de verdor

inusitado,

llamo a Vivir 

llamo a Vivir

llamo a Vivir en mi Razón

a MUSA LEANNÁN-SÍDHE.

SIEMPRE

SIEMPRE;

para siempre

y cada siglo 

que empieza 

nuestra condena

para sentir que sientas escuchar 

la lluvia 

en la tierra de tus ojos,

musa Señora Hada.

Contigo 

debido soy eterno

Centauro Castellano

lit C et sumun Canae

tu protector.

 

 

Förüq

Osadía en clave:

 

 

Venga, venga cantando,
la sola idea en hoguera,
del oficio que arde,
su desquicia alada,
De campo yerto;
que por yerto no es campo,
si no hondo cementerio
de acristalada secuaz, idea.
Eco ciego de purísima imagen,
crascitaba mi tiempo,
quemo pensado,
era mejor que
 si luz,
no hubiera visto.
Sonaba ya,

una serenada, del alba,

nocturna sin calzas,
ni categoría difunta.
Cómo estancia de estela breve,
sin descorchar.
Reinaba un hueso de luna,
descalza de un noviembre
que
lloraba, nubes,

y  agravios,
penas y tormentas en flor.
Traje de bruma,
sombra en agua de señales,
en tierra y sus tordos,
escarbando en busca,
de lombrices
 azuladas;
de ideas que prevalecen,
como venas de senderos,
como laberintos
dando vueltas a la peonza,
del mismo asunto,
sin vida, sin embargo,
era bonita idea,
por la que morir sin pensarlo,
sin crueldad acrisolada,
ni mentira sin conocerla verdadera.

Förüq castellano Miguel Esteban

Oficio arde
del dulce mirarte,
y ojos dulces
no hallen tristura
ni en la paz de guerra
armada ventura,
llorar puedan
orillas suaves,
entre sargazos
y plebeyas sienes
caracolas
y espumas de olas,
tronos de sirenas
entre sajadas
marejadas entre tules
y densos, profundos azules,
ay de mí espuela
y sus noches de tierra
de ventisca
y tormentas de soledad,
ideal aún yacente
animaba tus pechos
graves cuan pedernal.
La más bella
que en mi lugar
sólo belleza hallaba
a reclamar
mi bella doncella amapola
de oda y elegía en sangre
su tierra toda.
Escucha mi ama
de tu cárcel
ni en ojos
ni en rubores
encuentro llave
tus cerrojillos vida,
dicha y fortuna
en flores no me descubran
ni fuga ni huida
que todo destino
sólo a ti me precede
a cuidarte,
servirte
y amarte
como todo dicta
qué alegría
eres, niña de amapola.
Canción
de tornasola.

 

Förüq castellano er-lobo bohemio a 24/07/2020

 

Reflector:


Esto es todo en cuanto yo creo, amor, posibilidades a completarme, a ser feliz sin querer serlo, posibilidades a recto cumplir todos mis anhelos, sin la temporalidad por lo notorio en los sentidos, ni del nervio afilado un placer, me provocas, fugacidad de lo caduco de la carne, parte es todo un todo de una parte, no colma yacija que mi historia de alma porta en cuerpo terreno, ¿Dónde quedamos? Posibilidades de Puerto incierto,
 una travesía, un suspiro, un aullido de viento, lo que creo e invoco, es más que lo que pueden alcanzar sentidos, ojos y palabra, mi regocijo, mi rifle, mi vida, mi poesía.

Cántico;
oh, tendido
de la lumbre
en cama.
Acaso de azul hundido
a mí muerte
pura tierra
procuro
de suspiro
y templo verde,
sombra de señor olvido
que demás
cenizas desplaza,
ya la tierra
sólo engulle
lo que es de ella,
Primavera viste
en filo de flor y agua,
alguien viera
este frívolo tranvía
sin escala de esquela
ni duro hueso
de estaca y vela.
Fundido en carne
y parca de amigos gusanos.
Entre crujir
de caminillos ávidos
y repiqueteo final
de víscera
en eco de ataúd indolente,
estallido como cicatriz
causa el rayo al árbol deseado
pulcritud de festín
alimento de injuriosa
vida breve que desea alas,
Es tórax abriendo a última toma de aire
sin respiro ni célula en sangre roja
regada.
Lúgubre detalle
de como bella es la vida
bello festín de tenebrios
es cada muerte,
ciclo eterno
de vagido, llanto, respiro,
sonrisa, suerte, copla,
elogio de noche, azar insumiso
que muerde la hora,
yugo destino, saeta, cuerda,
yunque ilusión, risa,
mentira,
siembra, espera
baile, danza final
labriego en calavera.
Festín o sobriedad
en fría escama
lumbre de chasquido inicial
Vista y nulidad en visión
para tercera campanada
ser ceniza de hoguera.
O comienzo de nueva vida
Carne y frenesí
de dantescos dioses del Averno
Inicio con final anunciado.
Tierra y sangre de ella.

Förüq castellano er-lobo bohemio

 


Auge conmigo renasce:

 

Noche tus horas breves

un agujero sin salida,

oscuro, de escalofríos que hacen

temblar,

 derretido el suplicio,

un alarido interno, estremece,

Dama escarlata,

de luces ciegas,

y hielo flamígero derretido,

tus sones no me vencen,

ni mis ojos te lloran,

ni esta parca azabache,

cae efímera, 

sin ascua su prendida vela,

ni este dolor cae resuelto,

en vela de navegante, 

sin final, su eterno principio,

para a la mañana

volver a revivir 

la misma pesadilla y sierpe

tu descatalogo,

uno yo he perdonado,

a diferencia,

dos y persona de baja ralea,

tres me quiero y Vty me quiere, 

que me mantiene despierto

en vela llamando,

llamándote desconsiderada,

ay de tus luces firmes,

de tus sopores que me caminan,

todas mis soledades dementes,

este rumbo sin astrolabio,

en océano de brea,

de noche fumando

y versando

todos estos cigarrillos

del diablo probe, que soy yo,

para contemplar que no vienes

no vienes, no vienes

y ni está piedad

reluce como ámbar blando,

ni lágrimas de hadas

ni sollozo de lluvia

mis castos dioses.

Noche, noche ay de mí,

sin tu sonrisa

ni tu quietud escarlata.

El código del guerrero,

el estigma,

la fragua

de campo abierto, 

el cantar silencioso

de lágrima que chilla,

un evanescer en mecedora solitaria

y carcoma sin mueble,

un descender primero,

los colores, 

tus ojos que imagino,

el gris, un tambor de sílaba,

un naipe ardiendo,

una compuerta

de un embalse sin agua

era mi pena

era mi tristeza ya jamás acompañada,

madre de mi aflicción particular,

cumbre de musario cerro,

locura quieta mía,

desangelada,

sopor infernal respirando su llama,

de dulce tormento cosido,

su estela que flagra,

luces miles

que no eran blancas,

en sótano de luz

de traumas docenas

y tenebrios celadores

De soga y sopa medicamentosa,

que se apaguen estás todas luces

 artificiosas de la flor ciudad,

que tu cielo cariño quiero mirar

y recto, honrado rezar.

 

Förüq castellano er-lobo bohemio

 

 

Río de todas las flores desangradas:

 

 

 

 

 

 

 

Queréis amar como se ama a la bondad,

queréis amar como se ama a la sola, oscura voz,

queréis amar como se ama al primer amor,

pues id a esa piedra,

alegre o triste del invierno lluvioso,

sobre los musgos y su piel aterciopelada, sedosa,

que mi maravilla mejicana, 

en mí enraizada no la cambio por nada,

queréis seguir a dios,

sí ese el que crea,

pues no améis mi corazón que es como su amor,

una Piedra,

queréis ver el alba más preciosa,

no sigáis banalidades de señoriales utopías,

que mi amor es vida,

y a ella canta,

a su belleza ignota mi Musa Armada,

de paraíso inocente y miel desvencijada,

así frente al enemigo canto,

queréis amor,

o encontrarlo,

pues id a la Piedra del río todas las flores desangradas,

que es mi amor por mi pequeña,

piedrita bella,

mi camarada, mi cruz y mi condena,

a una felicidad extasiada,

mi amor que no se vende y sí arriesga,

porque hay certeza,

y es que ella a mí también me ama.

 

 

 

Förüq Castellano Miguel Esteban

 


Linde quieto abierto:

Derecho firmamento cristalino
entre filos férreos,
es una piedra que camina,
piedra aventurera,
seca y umbría,
reposa y duerme
cantares del linde,
centellea rayos irisados
se riza con los besos de lluvia,
acaso quiso ser otra,
ella tan yerma, tan plácida,
imperecedera,
cerrada como se cierran
los rayos de luna,
acantonada, de estéril estampa,
dejas muda alabanza,
el día que te hice de voz,
piedra bella, sola,
estridente sin patio de sonido,
y esta voz que te di
voz dorada como tu piel de minera,
como un soto sin perdices,
avanzabas solo tú,
la vida quieta,
sembrándote allí por donde anduvieras,
al candor de piedra única
igual a la siguiente y a la anterior,
sin afán superior
hasta que este poeta te dio voz,
como flores que sin color
acaso fuesen,
un despertar en brazos de cieno,
un respirar de la montaña,
un cuchillo calizo que afilan
erosiones de las eras,
latido férreo, sangre de mineral,
o compostura de arenas,
piedra de mi casa,
piedra de tu casa,
la tierra.


II

Piedra potencia eterna,
nacida como nace una estrella,
cumbre de filos por bandera,
hogar, cobijo y morada
de lagartijas que cuelgan tus venas,
colchón de rayos de sol,
asolada tu espera
por quien te dio voz,
lideras tu guerra sin cuartel,
antes de yo nacer,
tú dabas alientos al suelo
sin importar pertenecer,
siempre fuiste
siempre eras su piel,
de la cantera, al nicho,
del mausoleo, al caserón viejo,
del silo al castillo,
tu fortaleza empedernida,
tu aval de honda certera,
Siempre estabas
siempre estuviste,
como río a su voz del mar,
osado no fui yo
quien te encontró,
solo fui encargado
de darte moción verdadera
ojalá pudieses contestarme
mi piedrita bella.


III

Devuélveme a tu vida eterna,
del soto a tu quimera verdadera,
clávame la oscuridad de tu cueva,
en esta esfera pulida sin espera,
risco de tu sien enarbolada,
millones de hijos
esencia desnuda de tu alma pura,
techo sin compostura
del ser invertebrado,
techumbre que pizarra llora,
su azabache de cristal,
tu sangre de fuego y agua
que nunca te alcanza
sólo partirte puede,
grieta de helada, tus filamentos
que encaran tu azar de vida sin dueño
a tu sangre de musgo me cuelgo,
en verde musgo tu fantasma muerdo,
vida de herramienta,
azar de la idea,
al paraje que te conforma
al que sostienes su vida
siendo el suelo techo de esta hacienda,
si tuvieses dolores todos gritarían
que se acabase la muerte en la tierra.

El Castellano

 

 

Vine con la lluvia nativa:

Gran Sol Padre, gran hervor al fervor de rayos espadas

día empalado; tu iris sediento sanguinoso destellante ciego

en Vestal Hispana iridiscente siembra en flamas a lo alto,

a los cielos hundidos brillas, como crece la espina talento

sembrado, enraizado en nuestro corazón enfervorizado,

rueda de fuego y bronce, oh, Lugh en tu gloria te canto,

germino mi alma, toda dicha plañe, padre de mi conocimiento,

que es tuya, oidor, de cuánto arte ha conocido, Padre Sol Superior.

Escucha mi alma de abrojo, mientras te honren, este,

el día de mi musa en armas fundidas.

 

El invierno se ha ido, tinta, oh, savia de mi escritura, atrás mi pasado punible,

los campos están verdecidos, hueso y fierro del pagano, cantando en flores

que trae Ostara mi brillante amante, y su caricia de divina nota

de savia acrisola, que escala todo terreno, y fríos ya señeros,

Toda la tierra, oh, Madre, duerme en tu ausencia.

OH LUGUS

Solar y poderoso, magnificas, mi arma es tu alma

SolFerro sobre nosotros en tu gloria, pido,

oh Elevado, tu regreso al alma incendiada,

en virtud azada y rayo secular, que te amima, y habla,

que traigas la sangre mi letra, a nosotros la luz seca y ardorosa

y el calor de tu vida, hilvanes, mi parco destino de Tres Hermanas de Negro hilo.

 

Trae de nuevo la vida fervorosa, de nuevo a la campiña y vereda castellana.

Trae de nuevo la luz a la fiera en vespertina hoguera mi hueste.

 aleja la saeta oscura parca de su sigilo yerto, que te retiembla la calma,

al alba más preciosa jamás inviolada, avanza mi porte, vine con la lluvia.

 

Maestro encumbrado, he llegado a dos días de primavera,

del arte que florece, lamo tu tierra palmo a trecho, esse Veris dilectus.

Alzo en un sentido,

merezco la sola Parquedad, hacer mi esposa la weche.

Madre de mi fuerza,

soy el creador fúlgido,

de vellos iridiscentes en pecho,

vine por las voces del cerro las ánimas, padre,

resoplar y resplandecer el solo brillo,

en crisol de valles,

y destellos finitos la ingratitud humana,

que develo y expulso,

a dos días besar La Brillante Ostara,

 en nuestras entrañas germinamos los yertos escitas, guerreros la Parca,

nosotros los escribas de hoja en puño y alma en letra

cabalgamos todo tiempo difunto,

guiados por tu sazón y hoguera de tu Honrosa Luz invencible.

 

Diestro compás invicto.

en sol mayor, como es arriba rebrillaras abajo

bruma de idea infausta, socarrada.

Flamígero desdén encumbrado;

congelado éter flamígero, en ascuas,

de fuego azul, en violáceo fulgor.

Horizonte sin prisas

Índigo que se me arrostró

con todos los halos

de un marzo su crueza.


Abre el nuevo fervor de tu luciente Lucero invencible.

Oh, Padre, su solitario azar de relámpagos,

de tu azur hermoseando,

enclaustrado.

Vírgenes encinas, y almendro de soto,

entre un nogal

dependiente de su sombra.

Al verdor de inusitados pinos,

me caracolea

la fronda del monte. Musario cerro desnudo,

Espino amarillo de mi dossier,

Caléndulas solariegas,

que amarillea su silvestre ralea,

esposa complaciente de Sol naciendo.

Brilla esta infamia

de campo abierto.

A esta última lagartija

lanzo un baquio seguro,

sin disfraz ni apellido perenne.

Mudez última

de sangrada amapola.


Sanguínea tormenta

De dureza blanda


con agua de mi terco aljibe

obtuso en litigio de iris vespertino,

y su sangre que baila

el suelo terreno,


              que en culto a ti Lugh, yo beso.

Y avanzo como raíz de los dioses en la Tierra.

Encumbrado Escita y sirviente de Candavmis


dios del Trueno.

Reflexión:

Como el Sol brilla en lo alto de los cielos,

es nuestro deber cuidar y hacer florecer todos los talentos,


Y sus virtudes sembradas y habitadas en nuestro caduco corazón humano,

en y con manos de la divina Sabiduría madre de Superior Conciencia de Razón regentada en luminosa aura y amor, a

luz de rey Padre astro que otorga todo azar de vida en este planeta que dirige y domina.

 

 

El Castellano Förüq Miguel Esteban T.


 

 

LLAMEANTE OSCURIDAD:

 

Cálido yo, ante un segmento de cobre

y su templado escalofrío,

un son en llamas del sonido, humeante.

Se rizaba un acordeón,
en patitas algún diablo foráneo,

como un visitante fantasmagórico,
se quedaba sentado con nosotros,
sin reclamar ni vender derechos

consiguió en aire de alguna imagen,
turista o pusilánime prisionero aún condenado,

hablaba solo con sus azares encausados

de invisibilidad trasnochada,

muletero de frío cálido ventisqueo,

era su sombra algo más

recelosa incluso ya no le temía,

partía brisas con miradas,

y servía naipes helados; 

en copa alguna hada verde,

vestía de hojas su desnudez violenta,

relamía eclipses en alguna grama, de patio umbrío,

eternidad caracoleaba, sin lazo,
ni pedernal florido,

era tiempo de batallar,

sobre poste cóncavo

de pino frío y señales

en cable tenso de telégrafo,

jugaba notas, y señales,

alaridos esquivos,

y densos fantasmas, flotaban

y hacían de esta bruma,

todo corral, y pretil llanto

como rocío de toda roseta, de penitente,
abierta a la fugaz mañana,

del hombre y su negra tijera.

Miradas extrañas, que le analizaban,

y encendían su yerta,

hórrida imagen capturada,

flotaba en aire;

de plenilunio,

y solsticio embrujado,
como calor desfasando,

un chirrío,

descorchado, en alguna mente,

que con él sin saber

se encuentra,

soldando vapores de océanos,

y espumas, y sus sirenas.

Entre vastedad que incendia, 

todas cosas vanas,

preguntó alguien, 

sin destino, si existir por sí mismo

valiese,

era tiempo necesario;

lo que no se elige, 

tampoco se duda, ni pregunta,

acaso hablamos,

o te acabo de pensar,

cadillo foráneo, forraje

de todo sendero

que lleva a conocerte,

como clavo en sombrero,

y cimitarra en tierra asida.

 

Förüq

Fulge mi astro:

 

Quimera mía,
gloriosa siembra,
abren portones verdaderos,
estoy oscureciendo,
sí allí donde todo cuerpo desvanece,
negro puerto al que arribar,
somos carne, iris flamígero
de horizonte,
somos bruma que desciende,
y todo envuelve,
ven amor este océano
de mar abierto nos pertenece,
halo tras halo,
es lo que sentimos brillo,
destellando primero,
abre tu riera serena,
déjame adentrar tu extasía
en color como tierra esponjada,
no te detengas,
no ceses tus armas,
mi gloria en carne doncella segura,
volvamos el abismo un barco,
para llegar más lejos,
dentro, muy dentro
donde alma bulle
bajo el signo de luna azabache
y bajo druida índigo cuervo,
llamo a mi falange de Austria
de Viena, Praga
y a mis vampiros imaginados
de bohemia Hungría, Budapest en mis armas,
por la rosa secreta todo canto,
gemido tuyo de silencio,
poesía.
Reina mi condena,
por la que morir y renacer
en tu campiña, de pechos canela
en rama felicidad
por la que fui, soy, y seré,
último dios sin consumar,
sin tus labios besar,
sin tu amapola regar,
he venido alzando tinieblas,
disecando miedos,
construyendo nuestro reloj,
para volver a soñarnos,
de engranaje, y péndulo
de cristal de roca,
porque somos tierra.
Duros hijos del azabache mercurial,
brisa, brisa,
de este octubre que te dibuja,
caballo solar monto,
astas de centella,
alas de Pegaso,
carne y cuerpo de centauro,
arraso todo campo
tendido en pena bóveda,
Quimera incendiemos
la vieja ropa,
no he venido a asumirme,
ni doblegarme,
a indicar llanamente,
que mi guerra por ganar tu cariño,
no ha finalizado,

El Castellano Förüq

er-lobo bohemio a 8-10-2020

 

Lágrima del hierro:

Lágrima del hierro:

Escribo a la madre belleza,

olvidada, de lágrima inerte,

sólida, al vítreo cristal mineral,

al brillo metálico insoslayable.

De llama perpetua, y solo crisol

de brillo calizo.

Era sobre una lisa pizarra,

 tallada una punta de flecha,

que venía a plañir el río cuervo,

de mi visita en mi infancia,

una luna azabache regía,

mi compostura empedernida,

hoy en día,

hablo que me responde,

la belleza encontrada,

en mi piedra bella,

tesoro intangible,

única al fragor de heladas grises,

y solanas que llora el cielo terreno.

A mi `piedra de sangre.

 

II

Oh, si tu respuesta fuese,

soy sangre, viva-muerta,

que te aguarda y espera;

a mi cuarzo, cristal de roca,

de reloj en eternidad azogada,

silente como silencio reverberante,

su eterno segundo, que vi, 

su pureza de espejo.

Oh, caracola de hilo en carbono,

tu forma de espiral sagrada,

de principio sin final.

Oh mi magnetita de unión

y atracción férrea,

como mi amor a la sangre.

Bajo sello arcano

transmuto esta coralina esencia.

 

 

III

 

En auge mi amado mercurio,

único sólido líquido, como lágrima precipitada, 

oscura, sin poder secar del alma.

A este río vestigial, ancestral,

que vine sin horadar su impronta eterna,

mi muerte, como reflejáis vosotros,

mis reliquias, que besáis incesantes.

Inmutables.

Al hierro en mineral candente,

en sed de forjarse,

como se forja una lágrima las hadas,

en ámbar, oro líquido,

traspasando umbrales temporales, sucesivos,

en brillo, áureo,

del fulgor en cristalizada,

perfecta armonía.

En crisálida.

 

 

 

Förüq castellano Miguel Esteban a 11-04-2021

 

TINIEBLA LUMINOSA:

 

Vida, pensamiento, tiempo,

dualidad luz, oscuridad;

pensamiento, sentimiento,

como todo indica,

en principio todo era y fue

oscuro,
y una chispa

como un relámpago
prendió de azar el abismo

absoluto había,
esa luz surgida rápido fue multiplicando,
en fulgor y pariendo

luciérnagas de estrellas los densos cielos,
como luz y oscuridad

eran desde su origen inmensos

y veloces,
rápido surgió su atracción y deseo

encadenado.

Ambos reclamaron su espacio universal

si uno existía

se concordó el otro debía ser opuesto
y existir a la vez.

hijo y vespertino del Averno,

abismático era todo destello,

centella descendiente de rayo obscuro,
así no podemos deshacernos

ni suprimir toda oscuridad interna

ni demonios habitantes

nuestro intelecto,
debido jamás podríamos brillar entonces

como inusitado resplandor de centella,
ni osas brillo esencial purísimo al tacto,
ni azar de ascua encendida acaso fuéramos.
Esa dualidad inherente
es tan necesaria
como respiro de pez en su medio,
absoluto diamantino
y hierro en sangre

hematíes dementes

y espigas rojas
de excelsitud en relevante esencia,
mitad luz mitad sombra azul
de cariño enfundado

era simple y llanamente

mi cariño enfuscado

batallante.


Förüq castellano a 8-8-2020

 

 

PENAR FÉRREO:

Lloro en la densidad del sollozo,
en abanico de sopores que avanzan,
que tejen la puridad del placer,
lloro en la frecuencia del gemido
inefable, inaudito,
de cumbre y risco inaudible
del ara, y vestigiales sendas,
que todo amanecer descubren,
canto a los labios de la hoguera
de mi cima sin bandera,
canto del zorzal a su zarzal
que asienta,
trino de vid y girasol,
pintado de caléndula.
Mi llanto de brezo de fuego,
entre el cerro alto que baja
mi cardillo para entregarse a su dama.
Lloro por avenidas de ángeles
que perdieron sus alas,
en sintonía de falsos ideales de un progreso falso
sobre torres de humo
del interés humano, social, deshumanizado,
que vendía y aposentaba material
vestido de granate rubí excelso que portaba
el lustre en movimiento, llamado beneficio,
construir la destrucción del pasado
se pudo, en retinas huecas,
y seres de número y oficina.
Lloro a mi savia de ciprés
de una caída un abril febril
como hoja temprana de otoño que voló, era mi vida,
un tenor de conciencia,
una tijera roja,
sobre papel quemado de sucesos difuntos,
que brillaban más que el albor en sol ferro,
lloro por mis sueños sembrados,
por el valor de virtud
de soñar.
De soñar, sin maldición que me sueña.
Presentes sucesiones de difuntos
que corren
a arremolinarse,
como si años no hubieran nacido
y ahora les diesen privilegio
y fase contada para renacer y volver a matarse,
a esperas de esta vez
no ser de mentira verdadera.

Förüq castellano

er-lobo bohemio a 28-09-2021

 

Metal llameante en tu vidrio:



Iridiscente encanto,
en tu áspero relente sembrado,
 

quién sabe de tu ternura 

sin conocerte, 

aplacas que embebes 

mi furtivo viento, 

entre mis soledades 

y punciones áureas, 

como mis nervios 

blincan aterciopelados 

en tu tacto almibarado; 

montaña suave 

me enterneces 

como sol crepita a lo alto, 

un rayo sedoso 

tu pulcra virtud, 

como espadas lunares, 

vertidas en filo enigmático, 

y absoluta entrega, 

no puedo más estallar,

mi devoción ardiente, 

en éter, 

la lágrima el azabache, 

de arma ancestral, 

y mi mercurio celoso, 

te cuenta Musa, 

que no encuentro 

nueva desquicia 

ni en tu sueño diamante, 

confusos crujen, 

mis sigilos de chopo forjador, 

se requería algo simbólico 

y voy que comienzo.

Polvo y sangre
 

mi verdad moviese 

sin calor lascivo, 

ni viento en reflejo 

desesperado, 

mi sentido de escribirte 

en canción resurgida, 

como aquel capitán 

del barco hundido 

renasce, 

abrazado a la bella sirena escarlata 

abrazado, 

fiero con el cuello atado, 

su cantada armada 

bajo océano 

de un abril encantado, 

y como usted, 

sola de valor y hermosura, 

que todo pecho hiende, 

cautivo muriendo vivo 

yo en tu pecho, 

corrige mi gallardía 

una nota abismática 

en escama turquesa 

como mi vítreo iris, 

mis ojos, 

te miran, leen, 

y convergen, 

en viles espuelas, 

que se afligen 

como mi espíritu de Lugh 

Sol ferro que porto, 

presurosa tú, 

polvorosa pluma, 

oh mi blanda Musa 

de cristal candente 

y agua en traje su sombra, 

quién amimarte pueda, 

sin que retrocedas, 

quién encontrase, 

su luz dadora, 

y forjadora, 

su contienda de vida, 

en tus poemas solares entregas, 

agora, el tal mañana,

me rinde razón perdida, 

y claustro admiración secreta, 

desenfundada, 

mayor infortunio, 

es no osar seguir este camino 

de espigas rojas; 

y dispares ilusiones, 

de fiera, y dura tierra, 

maravillado, señora, 

como Némesis en inmortal saeta, 

la ciencia de la rosa secreta, 

tu aura perfecta, 

tu obra de castro y castillo, 

entre poetas, 

perpetua materia 

es mi esencia de verso, 

que afila, 

mi oscura golondrina, 

mi dulce miseria, 

temer que no se juntará, 

mi visión, 

alumbrando contigo, 

mi preñez, 

en desconocimiento.

 

 


Förüq el castellano Miguel Esteban

 

En mitad un candelabro:

I

Extinguía una ausencia,
que brillaba bajo una luz,

tosca, de un sol de abril.

Calentaba su glándula en acre arcilloso.

Un barro que sostenía,

un charco que su agua

formaba miel roja.

El cubo sostenido de la rama,

colgaba mis peticiones,

sobre una plancha repostada

en muro de adobe.

El breve amanecer,

erguido en unas manos sonrojadas.

Ella en pie, sobre el polvo

de una tabla,

bordaba ínfimas costuras,

sobre su respiro valiente.

 

 

II

Mi cuchillo con pereza,

cortando un destello en negrura.

Encima, un eral

donde sembraban patatas,

dejaba pruebas, una ligera sombra

de un almendro silvestre de oro.

Que yacía como un dios sin nombre.

Escrita en sangre en su falda,

yacía mi testimonio,

como caligrafía de un cernícalo,

tragado por el árbol.

Era un vuelo de misterioso oficio,

bajo honda raíz de tomo,

enraizada la calavera,

siendo morada de tenebrios,

su follaje de pesadilla y bestiario.

 

III

 

Despierto los antepasados

de llama en el cobre

un candelabro.

Mis piedades como cruz,

de barro en cementerio,

fundido de parábolas

y nidos de tordos,

en sus cipreses.

Infundados en negror extendido,

volaban fantasmas y afectos,

como sentires de las tumbas.

El aire cantando, 

ladrones y brujas,

terreno de dientes,

calaveras rojas, y calaveras azules,

sin pérdidas,

historia de palabra relamida.

 

 

 

Förüq castellano Miguel Esteban a 16-04-2021

 

Tu alma de fuente:

 

 

 


TU ALMA DE FUENTE:

 

Desasirse, tu voz ocurriera,

quedar sin partir mi alma,

como estalactita,

como sola queda la caracola

vacía y hueca sin hallar tu letra,

desasirme y quedar

yo, sin árbol ni aire,

consumirme como llama de vela,

apogeo, torre de breve arena,

cae de arriba,

este demonio sin pena,

hablar de mudas solitudes,

como eterno, es lo temporal,

verdad colmada de ausencia,

arder sin quemarse,

e infierno azul de otra vida,

aprieto de verso me solicitas,

te dijo mi ventana,

como entraña de invierno duro,

alma, asómate,

viste su hermosura porfiada,

¿Viste que mañana seré hoja incrédula?

De planta que yaga pura,

que brilla oscura mi siembra,

mañana iremos a desnacer,

porque hoy sin tu respiro,

ni poema solar, no es vivir,

¡Ay! Lo que no dicen tus ojos hechiceros,

yugo amante, fiel,

que no abandona su sombra,

necesitaba tu dura grana de piel,

y tus rosáceos, granates, áureos labios,

mi alma traslúcida,

imponente,

reniega a achicarse,

lleve donde lleve,

el aire de poniente,

reluce por ella,

todo apócrifo misterio,

te debo tanto que no me imagino,

embargando sangre,

jamás esquiva,

jamás esquiva.

Todo este campo,

cubre y cubriría.

 



II

El nombre y la vida 

conservan mi ceniza,

seña clara el luctuoso querer

de las criaturas del alba,

mi sudor siembro,

como apremio de obras

que dilatan al fulgor

su bronce perenne.

Sabe su dios

por cuánto parecen contradecirse,

sin procurar hacienda

esta pluma mía,

sollozo de mi hada tal vez,

que dicté

no abandonar ni en locura

su vera efigia,

mi otra vía mercurial

divaga si pensamiento o porfía,

si tatido o latido de ciego ansiando luz

que nunca encontró,

triste la clepsidra ve agotarse sus lágrimas,

de tiempo ausente para finalizar,

como se quiere en vez primera,

resplandor en cielo infinito,

es mi conjuro sin oficio,

como deseo de su holganza y seco trino,

que crascita mi noche, vuelta tuya,

en vez primera sin terminar,

dioses por dónde iba,

por donde soy siempre,

por y para siempre fiel,

a virtud, de nota y silabario

tu recta ánima.

 

Förüq castellano Miguel Esteban

 

Umbral silencioso:

 



Derecho firmamento anublado,
de pretiles sollozos,

como corona de caléndulas

era mi molestia,

ramificada en mis vestigios yertos,

quirúrgicos,

laguna del sentido,

barca para el gozo cuál,

su hechizo que metamorfosea,

si le intuyo efectivo,

cuál misión,

que no lea, más sus latidos,

escritos a símil de hechizos su relente,

caprichoso,

nudo de dorsos,

y centellas vorágines.

Empezó que concurrió,

atrás su cabeza,

drenajes de molinetes

y agua insoslayable,

de canal de cielo,

y mar, de Falsa avena,

estelas en captura de su ímpetu,

regreso deliberado;

a donde ella se anima

en mitad su vibrante luz,

empuje de día, y semana.

Como mi penar férreo era,

en mi zanja, mi huerto de luna,

su noche, si cenagosa

me infunde doble moral, 

a abrazar su esencia,

así me arrastren pequeño,

limpio, condenado,

devuelvo flores, como buen galán,

pordioseando,

agua abajo,

él era poderoso, de sus campos,

caracoles, entre pulgas arrinconadas,

de años, como aflicciones incubadas,

de pie, como rudo ciprés,

mi cementerio de suspiros,

y mi quitina de tinta,

babosa, como mi tiempo,

en cuerda colgada,

hacía mi primer suspiro,

esta primavera regalada.

Visión del ribazo, mi vida,

coronas de barro, sobre suelo mojado,

caracoles como celos,

e ilusiones caen,

como lluvia siembra una pipa,

germina igual,

esta semilla de destino piadoso,

oh, tierra,

fondo y siembra de alba.

 

 

 

Förüq castellano Miguel Esteban

Luz en tierra:


Mujer de jóvenes espigas verdes,
de frescas hojas como divino laurel,

era su piel enredada en seda,

alisé mi barbecho de presente,

erguí cumbre de mi pasado,

se amontonaba 

como rastrojo en un señero,

labranza mía entre ribazos de pesadumbres,

dejaba el acre ramificado

entre tristeza y acierto,

paja nueva entre atisbo de nueva cosecha,

más allá,

veía ríos y lontananzas,

aquello que no se divisaba,

sólo ocurría una vez por vida,

erizaba mi alba,

acre en mi pechera y hambre, 

de nueva siega,

siento el nervio afilado entre gramas

y trébol rojo,

pozo de silencio, era mi ilusión,

tumbando orejas,

y tiempos de caderas,

sorpresa,

era verme enredado en un cable,

de cobre un antiguo telégrafo.

Al fondo un verde fantasma, que me mordía,

planté una melodía;

de cielo en tierra,

natural entre tierra recién labrada,

lluvia seguía de noche a alba,

y de alba a noche,

llenando el vado, llamado Castilla,

arpa en grava,

y su nota jamás establecida,

o interpretada igual cada vez sonaba,

desnacer era antediluviano,

como necesidad seca,

y tendida en espalderas de parral,

la ausencia llamaba a la sangre.

Saboreaba neblinas,

y armonía

entre la historia del río crecido.

Partitura de cosecha ganada.

 

Förüq castellano Miguel Esteban

 



CLAVEL:

 

De una rosa malva y una espina,

nació este vil amor que me camina,

coge amada de esta temprana primavera,

tu céfiro de plata, que, en su mitad,

dorará como níspero al viento helado,

en tu lágrima me baño,

por no hacer muda mi costumbre,

al vendaval furtivo

este dulce suspiro,

que se juega entre verde pasto,

y blanca cumbre,

andar iba por la vetusta oscura,

de pertinaz olvido,

vuestro ardiente gesto,

de mirada cual rocío en la seda,

de la ignota tersura aterciopelada,

luz entre vorágines y tempestades,

tus bravos mares,

con hocico de riera, yo, contesto.

Escogida tú de lirio en cuello,

hermosa, enhiesta,

cual hoja que viento mece,

esparce y conculca destino,

sí a Dafne de ramos y racimos cual nardos,

áspero velo me das a cubrirle,

raíces de sus pies en blancura esencial,

causa de mis lágrimas siembro.

Para me concedan tornar beso tuyo,

como brota de la tierra la simiente,

su despertar, a besar, a Sol padre, la alumbre,

pensé en el cantado verso,

y tu piel de jara,

hermosura prendada,

quién solo contra ti,

mi flor armada.

 

Förüq castellano Miguel Esteban

 


ENCENDIDO UN SUEÑO:

 

Te escribo sin la memoria del invierno,
amada, así sabes,
como se despliega la primavera,

y Ostara abre su manto 

cubre toda tierra de flores,

sin tristura canto a tu belleza,

por la rosa secreta,

por el verdor de verdecillos,

y parrales entre zarzales,

era hoy un minuto de sol empapado,

una memoria triste de poeta,

con tu vena y pluma de hacienda,

un olvido que viene, no se conjura,

así Mercurio que corazón me parte,

oficio arde de cepa y ensenada,

la muerte ya está lanzada,

más segura que embeberte entera,

mi seguridad ya viste,

esperanza en deseo y holganza,

ceniza o pulcra tierra,

será mi vida más que una letra,

fuerza y lucha que refuerza.

Son de vivísima flama,

corralillo de astros,

sino esparcido 

hasta donde vista no alcanza,

bien te siento,

cariño sin término,

beldad flamígera,

noche sin rienda,

a caminar el corazón azabache 

tu esencia,

cantada, mi blanda Musa,

mayor hierro al fuego,

me engendrara,

oh, amante ponzoña,

de polvorosa ensoñación,

cultivo de cuidado mío,

que ababol blanco

ofrendo a Numidio,

va que viola, mi desventura,

dura tierra me acoge,

cual afán envuelve mi dicha,

sin tiento no hay lágrima de Sol,

sin agua solar, no tengo fuerza,

ni brío entra ni cubre por pechera,

muerto vivo

como miserable pena,

que redimo,

oh punición, de sangre helada,

hasta que finalmente,

mi mármol te encontrara.

 

 

 

 

 

Förüq castellano Miguel Esteban

 

 

 

 

Espíritu de viento:



Abría la fiebre de mayo,
un año lluvioso,
sobre un largo atardecer,
enramado,
colmaban los nidos de saliva y de barro,
de las astutas golondrinas,
eran como suspiros de oscuridad,
encerrados entre murallas,
y paredes de adobe,
colgado de una rama solar,
avanzaba mi pulcra rimbombante
puridad sin aspilleras,
ni alambres de luna.
Afanarme sonrojado,
por tener su aprecio
como clepsidra de miel que es agua,
y tiempo, almíbar su recuerdo,
estiro mi reja,
afanando sonidos
sí, de su arena,
tersura por filo,
su trazo inefable,
como amplificar mi babosa metálica,
litigio su secuaz escudería.
Conjuro sin esfuerzo
era de su piel mi caligrafía,
bestiario de hueso y tambor,
sangre en mi cuaderna,
era rumbo, nueva vida,
orilla de escritura,
y frontera de república de la sal,
vuelvo a hacer mis promesas de barro,
aire conmigo,
como fiel insecto,
zigzagueante,
con aplomo de jardinero,
y tierra por lágrimas,
relamo mi suelo,
sembrado de altivas calaveras.

Förüq castellano Miguel Esteban a 21-05-2021

QUISIERA SABER:


A mis matas espinosas,

yo canto,

que quiero la tibieza de mis males,

no muero, lentamente vivo muriendo,

recuerde mi rosa

mi fuerza de ángel,

sángrame vida una razón,

porque soy feliz,

y no encuentro miedo,

sangre me bañase y lamería mi herida,

tantos daños de quienes no me creyeron,

pasados años que mis humores,

no enfriaban,

ojos de lumbre

y noches boscosas tenebrosas,

negrecer mi sol con sudor de melodía,

rayo de larga vena blando,

inflamando rompiente, cercana,

avanzo,

oh, dulce amargo,

mortífero siempre, mi destino,

te busco, sombra amiga,

juré un día te alcanzaría,

temer, o juzgar pérdida,

reina alzada tú, mi fantasía,

tocarte, en auge de victoria,

por cuántas peñas desconocida,

hermoseabas como flor de Gnido,

airosa estás armada,

cuantos soles tus pétalos,

mi Maravilla,

mi Flor de Odín,

valor, amarte en polvorosa 

y húmeda frente,

grave, y llano servirte

mi Quimera engendrada 

de la dura tierra bella.

Por la que encontrar arpa y son,

puerto y reposo empedernido,

muerto, vivo,

llorando última terneza

de espiral sagrada,

oh, divino comienzo sin final,

izada mi caléndula;

y elegía primordial.

 

 

 

 

Förüq castellano Miguel Esteban

 

LUNA XIII:

Luna plateada de mi cielo,

en las noches

voy a tu encuentro,

pero te escondes

entre bloques

de hormigón y cemento.

Quiero verte,

pero incluso te escondes,

por las violetas ramas.

Mas los dragones,

del cielo sonámbulo te acarician.

Cielo obtuso,

de sueños fluorescentes,

tú, de color líquido,

solo templado

con miradas intermitentes,

por el tiempo de espera angosto.

El murciélago baila

con el colchón de tu luz,

rasgando sombras,

para reposar siendo una más.

Oscura nebulosa de tu vítreo trasluz dime,

por qué te siento incluso estando solo.

flores opaco reflejo

de luz violeta

incluso de noche;

artifficie luzzae.

Lucero de ciudad,

rompiendo la obscuridad.

La noche se detiene

para sentir que estás conmigo

otra vez más,

recuerda

que tus ojos tienen sangre

recuerda el viento

que aúlla mi nombre

recuerda la luz que tiembla

y cruje la noche en las pupilas

recuerda que me hablaste

de amor en el tiempo

que cae muerto

que pactamos con el hielo

la vuelta del invierno,

recuerda cada latido

de oscuridad

que llama a tus venas de humo

recuérdame en la eternidad del beso,

en cada rosa que robe tu cuerpo,

recuerda que vivo para ti

dando voz a la soledad asesina,

la flor vive soñando

que fue mariposa y abeja,

vive durmiendo la semilla

enamorada de la tierra

para despertar

y enamorarse del sol,

clávame estas nubes de sangre

en el hierro de mi destino,

se me negó la luz

encadenada a esta tierra sin cuerpo,

solo tú me sientes

en este camino

que no lleva retorno

solo espiral anhelada de renacer

el tiempo ya no nos puede sostener

camino buscando el frío

en este calor que quema el alarido,

te encontré perdido

hoy vives un amor

que sientes soplándote al oído,

en la puerta del infierno caído,

te casaste con la luna

que reinaba en tu corazón,

al viento le diste voz,

a la lluvia la nombraste

lágrimas de mi ayer,

le diste ojos

a la sombra para mirar,

la espina caía herida,

la caricia retornó a las polillas,

la vida marcha deprisa

cuando abras los ojos

ya todo habrá cambiado

solo encontrarás que seguiré a tu lado

aguardando tu otoño

y la caída de tus hojas,

esperando que seas mi acompañante

en los siglos y milenios

que nos condenaron,

encontrarás esta sed del cielo

en cada silencio muerto,

en cada raíz

que grita en su tierra

toma de la vida lo que quieras,

siembra tu aliento

en cada tierra,

tú todo lo tienes

yo solo soy una fantasma

que sólo tú ves.

 

 

II

Luna sempiterna,

esta noche que te alzas sobre tu esplendente fulgor,

hermoseando entre las hermosas flores

yo, te busco luna,

entre febriles boscajes,

y silos de noctambules,

relamía tu chispa dejada

entre las manos de tu obscuridad compañera,

fui a abrazarte, pero escapaste,

por los altos cielos,

y luceros rotos de ciudad,

paredes de hormigón y alquitrán perenne,

desvencijada está mi suerte,

te amo mi Luna,

mas por el poder y honra quien te sostiene,

por mi sol ferro te alzo en piropo trasnochado,

cuantos sigilos de chopo,

te encumbraron,

fui a abrazarte pero tu luz escapó como blanca agua 

de enredadera,

derretían los oscuros sones,

y afilaban hojas de terso titanio,

hoy también buscaré tu amparo y cobijo,

de tu colchón de luz,

ni nubes, te resguardarán, de mi lucero de ojos,

carretera a tu silencio es mi vástago cariño 

que te siembro,

tu amor que me nace

como bello fantasma

que deseo y muerdo,

sin ti lo cierto nada tengo,

ni esbozos por dibujarte cabrían,

te busco, por cuantas torres esparcen tu belleza,

imantada, eres delicia,

alzada tú,

te canto,

¿Quién te tuviera?

 

 

 

 

El Castellano

Cálido arrullo:

Se juntó el ocaso,
con un alba silenciosa,

dos halos oscuros se deseaban,

y querían entre espinas de rosas yertas 

de la aurora,

se añoraban en evanescer líquido,

sólo templado por miradas esquivas,

intermitentes,

como luces de luna,

ambigua, desapagada,

corrían en voz,

por umbríos sotos reales,

sus vestigios yertos, cariñosos,

entre espumas de tiempo disuelto,

dejaban alaridos,

bebían rocíos de flores,

se acariciaban como musgo y roca,

su sed mutua era intensa,

como eco en caverna que encuentra salida,

oscura brillantez, anhelaban, ser,

así sangre perpetua del granate mineral,

deslizaban por senderos inextricables,

llamando a un olvido envolvente,

su misterio era blando,

como devenir aterciopelado

y sonrisa inevitable,

jugaban como resortes envolviéndose,

y alejándose para encontrarse,

su gemido crascitaba a la altura

los montes,

su soledad era perdida,

ellos, halos imperecederos,

únicos al semblante indisoluble,

soplaban notas entre sus voces,

y helaban el frío de la madrugada,

en un velo que teñía el aire

de azul aliento,

su energía era pura,

como brota una semilla,

esperando, volver a ser semilla,

hilaban sus deseos fugaces,

necesitándose,

y bebiendo de la misma agua,

la armonía inmaterial

les envidiaba,

ellos dos halos azabaches

como lágrimas de la noche agarrada,

y su oscuro sabor de eternidad.

 

 

 

Förüq castellano Miguel Esteban

 

Trinchera regia:

Suena mi piedra,
enfuscada como palabra mía,
palabra que busco rodera,

palabra fuera mía,

acaso no enciende sí,

la hoguera,

hoguera desarmada,

despierta mi araña.

La noche no se acompasa,

crío malvas,

bajo larga sombra

mi ciprés enhiesto,

puerta de alma,

puerto del alba,

desnudo como sol,

la calma tiesa me avanza,

descarnar flores

entre tapias,

es mi pueblo de nadie,

ojalá de él mismo,

mi hambre de letra,

jamás saciada,

te busco mi palabra,

como viaje sin retorno,

inencontrable jamás si te miro,

te repitiera me gustes allá

donde creas cepa,

y pensamiento divino,

vengas parca que relamo tu suspiro,

hasta que no pueda recto blandirme,

azar relegado,

en sábana hundida en azulete,

vengo de los amores bajos,

subiendo por alta almena,

presente mío sin seco tajo,

Sol mío, de lámina áurea,

padre de todo brillo somero,

Sol de las cárceles y acequias,

Sol de vida y de muerte ciega,

quedarán seguidos los besos,

oscuros, heridos,

huella en destino alumbre,

fuelle mío,

que ni apremia,

ni se vence,

oh, joven alegría,

como ababol entre sonrisas

de espigas,

y vanos destellos por abrir.

 

 

 

 

Förüq castellano  Miguel Esteban

MI SOL TE CANTE:

I

 

Mi canción,

que el solo monte, 

no desconocía,

abría dones de una furia,

que a mi dulce tormento,

apremiaba.

Furia insolente, transgresora,

impelida al compás meloso.

Fuerza de beldad cantada,

sonaba mi pena,

ya no era.

Mi corazón, ya puede

alzar el suelo,

inmortal materia de verso

que mísero, no era lamentable.

Ojos enclavados, en reina fantasía,

que busco como ribera mi sentido,

con gemido, y mitad de alma,

tu aire no destierro,

acojo, con mi arpa,

muriendo montañas en nuevo aliento.

Siempre bañas mi hada,

mis ojos vespertinos.

 

 

II

Afilaba mi nombre,

sin muerte vana.

Tu cristal purísimo,

que por mi luciente,

vive tu luz,

que emblanquece,

oh, pureza todo el Occidente,

en tus labios secuaces,

en tus sones como granates,

ígneos, y piedras de sangre

que seguro silban que me enciendes,

gloria, amiga de míseros hados.

Sepultado mi cuerpo en tu mágico coro.

Pudiera ser mi llanto,

rocío en flor mi Leannán-Sídhe.

 

 

III

 

Raíces en mi corazón,

mi flor de Odín completando

su sed, dentro mi pecho.

Fuego de la ceniza,

ceniza del fuego.

Más allá del Sol,

la sombra reverdece, y rejuvenece.

Creciendo como rayo,

que erguido,

sólo mis temores bellos,

tenebrosos,

ofrece y asigna.

Muerte sin tiempo deseado.

Sol de mis soles,

dirige mi luz,

por tantas cumbres camines.

 

 

 

 

 

Förüq castellano Miguel Esteban

Sentir de la turquesa:

 

 

 

 

 

Umbroso páramo,

que relumbras mi contento,

miro la sola ribera mi infancia,

y hoy me hace compañía,

una afanosa, simpática, soledad,

no amancilla mis penas,

ni es complaciente,

amiga ferviente del caos de idea,

oh si mis penares te cantaran,

como sonora golondrina

que me hizo nido,

por el pardo firmamento,

me arrulla una tímida

luz violácea de luna tersa,

desde el otro lado,

nadie a quien decir adiós,

nadie a quien acoger en amable trazo,

como fuentes una dicha me bulle

atónita y cristalina,

que surca del bello campo, sus flores,

por este sol de mayo,

erijo una sonrisa,

más duradera que el bronce,

limpia y más resplandeciente,

que un destello terso de alba,

azul esfera de armonía

en simiente,

brillo que no morirá de tus ojos

sepultado,

al viento tu acento

canto un apasionado,

seguro, transparente, ardimiento,

colgando las lumbres de estelas suaves,

y amores de esbozos humildes,

mi sentimiento no era ni cuerpo,

ni alma errante,

era rubí excelso primo del granate

mortecino, amimas, y riega

la fuerza y brío

que nos danza cariño, la espalda.

 

 

 

Förüq castellano Miguel Esteban

 

 

 

 

 

Palidez inaudible:


Era una joven noche,
 

caída ya entre algodones de nubes, 

y un hueso de luna 

por blandir el horizonte, 

de sucesos famélicos, 

miradas fugaces, 

y testigos somnolientos. 

Vencido el atardecer 

bajo oscura premisa, 

que todo aliento encarcelaba, 

inquietud disparada 

de fuste en curiosidad, 

suscitada en envés 

y lo más profundo 

del humano anhelo, 

entre belleza y muerte, 

locura o razón sajada, 

juventud eterna, 

mito o paradoja en lucha 

contra lo caduco del ser, 

instinto en deseo servido 

en cáliz del mortal inmortal, 

como juego macabro, 

en inevitable curiosidad, 

un ser maldito, 

condenado a la vida eterna, 

y su sed de sangre 

que le envuelve, 

soga tensa de maldad eterna 

que vive y camina sigilosa 

sin condición de mera elección. 

Sueños encorsetados, 

en nuestra atracción 

por ese lado yerto 

de ser siempre en esta vida 

condena resarcida, 

entre oscuro granate, 

y acecho de ley 

y comprensión, desconocidas, 

que emerge de historia 

jamás narrada, 

y seducciones finales, 

de colmillo y paradoja 

terror vecino. 

Leía los recovecos del alma 

transparentados en vivaces, 

ávidos rostros, 

sin esta sed 

que batía como rayo 

de plomo mi entraña, 

convivía oculto 

al sentido que relucía la vida, 

por colmar su caducidad, 

el tiempo jugaba 

en mi caso a otro juego, 

como lucha del tedio 

y sombra de buscar distinción, 

para regocijo 

de no repetir acto 

y maniobra, 

siglos parecían inermes 

frutas que morder, 

sabiendo que mi final 

no llegaría. 

Frívolo llegaba el otoño, 

que peras del olmo eterno 

dispensaba, 

aparentes los rostros, 

satisfechos parecían, 

llegada la hora yerta 

de negrez, oscura, 

flotante, 

algo llamaba estridente, 

era la nueva hambre, de la caza.


Förüq

El hierro del lobo:



Qué es correcto,
dejar atrás el momento,
sucumbir en yermo arcano,
dejar el paisaje zambullir,
sin gotas de arena,
nunca tan rápido
nunca erróneo,
en lanza de olvido,
nunca más solo,
colchón de grama mullida,
reposar el sueño despierto,
nunca más,
siempre rezando estar atento,
la espiral del destino frío,
la garra de hoguera eterna,
sin espera,
cuando conozco la noche,
penumbra en mi cabeza,
sentir caminar fuera de la línea,
y su vampiro de idea,
nada cambia del punto,
satisfecho,
honroso,
apaciguado,
como flor de Odín se otorga
al fallecido,
sin manto, ni cargo,
nada, nada que dejar atrás.
Polinizando el dulce tormento,
la condena de ser completo,
gime,
gime el destino parco, insumiso,
que la rebelión sigue cursando,
el ascua de la fundación,
cantar,
cantar sin ti no es cantar,
subir sin que subas es bajar,
estamos,
en abrevadero y no eres del ganado ni su pasto,
oíste,
algo lejano mi ser derritiendo tu horizonte,
insubordinación,
algo que respirar,
ángeles por fecundar,
volví nuevamente humano,
al averno terrestre,
y no te vi,
no te vi,
yo quedaré cuando no te queden cartas,
puede porque tengo un sueño,
soñaba despierto,
que mi sueño eras tú,
amarte viviendo,
para soñar que soñando
te vivo despierto,
mantenlo, porque la palabra;
es pólvora dispuesta,
no necesito verte dele revés,
me consumo en el tiempo,
como bruma perpetuando mi invisibilidad,
razón de qué,
locura la forma de amar relevante,
pero la más vista,
loco por,
sí yo soy,
penita mía de ser humano,
con diferencia clara,
soy mortal inmortal,
saca las fieras,
que ni parece
sean tu sangre de amanecer,
hoy por hoy, ayer;
por eternamente,
vivo hasta que este espectro,
se quede sin silencio,
vivir sin ti no imagino,
escribir sin escribir tampoco.


Förüq
castellano Miguel Esteban

 

 

 

SEMBRAR LA LLUVIA:

Amapola silvestre,
llévate mi sangre
 

a las entrañas del inframundo
así como tus pétalos,

elevan la sangre de los suelos,
que tus raíces,
 

me conduzcan al tercer reino.
Oh, espino amarillo,
 

que bajo tus espinas,
han visto infinitud de cal
 

varios nacer los montes
y senderos,
 

que todos llevan al mismo sitio
a perderse
 

en el elevado espino 

de tu luz.
Oh elevado,
 

cuál sería tu misterio
para dejar a este escriba absorto.
Brezo silvestre,
 

sin miedo, tras el olivo
te vi crecer,
 

y una manzanilla cerró 

junto con el verso
de la caléndula arvensis
 

que tapó con sus pétalos
en cuña,
 

al caer la luna al cielo.

Hervor del sol de mayo,

despertando el ojo de la tormenta,

necesitando más savia,

para respirar,

señores cardos bordean el sendero

a mi secuencia

presa en el arañal mi suerte,

visité hoy su familia de arañas,

como cada año,

ellas,

que siempre están

porque nunca se fueron,

bajo mi olmo de impía mano,

plantado,

su vena de acequia 

que surte el canal de riego,

asoman primeras gotas precoces

en mi ventana,

cantando surco

en un reguero de cielo,

todo me conducía,

a clavar mi guiño

en tierra para repitiese 

mi bella primavera,

de amapolas blancas de leche,

y rosas perras de escaramujos,

desterrados a mi patio,

mamoncillos de años atrás,

rebrillaban sus nuevas hojitas

al reverdor que Ostara,

siembra de sus faldas de luz,

todo era matemático origen de vida,

ascua que plañen los dioses,

líquida y fluyente,

como manto transparente,

que la belleza abarca 

y recoge luego en flores.

Agüita de mayo, te llamo,

embebe mi noble melancolía,

que te aseguro,

que hay tristeza, y sangre,

que es, y se puede volver bella.

 

 

 

Förüq castellano Miguel Esteban

PRETIL GESTA:

 

 

 

 



I

Celosías que descubren,

estrepitoso crepitar interior.

Hojas de tu verde intelecto,

ascuas, de tu pasión,

como azul sombra, me acechan,

y persiguen,

pulsa y acomete,

que rebelde resiste,

jamás se complete el vacío 

estertor.

Con el plácido ahora, de mi presente.

Seco a morir.

Ya camino el juego de la aurora,

mis ojos ya no tienen sed,

de lumbres de campos,

y florestas ardientes.

Joven levanta vuelo,

el negro mirlo

de mi corazón,

Pequeño grajo impávido,

a cualquier dolor.

 

II

Me dictaste, hace unas letanías,

cumplirías un anhelo mío,

que era osado,

pero sin ambición de adornarse

en oropel, ni céfiros secos.

Alma mía,

mensaje mío te envío,

en tinta y letra,

yo de recuerdos, desposeído,

no pido hielo al viento,

ni sueños a mi realidad,

te pido gallardía libre de desvelo.

Tersura de espada, mis falanges,

brillen y reluzcan.

Otorguen y provoquen,

manar lágrimas al Sol.

 

 

III

Púrpura afilada,

es esta, mi sangre,

como roja nieve,

de marea sempiterna,

y somera espuma

de llantos anteriores.

Tu blancura, me llueva,

como río granate de hermosura,

desangrando todas las flores 

cobijan tu belleza,

húmeda vida mía,

y tu verdor sangre de musgo,

infierno tuyo de pulcro silencio,

sobre la roca y Piedra Frigia,

desvarío, alzo,

a mi última vida,

en final de olvido consentido.

 

 

 

 

Förüq castellano Miguel Esteban

 

 

 

Luna blanca:

 

Por ti labraré el día,

mi Luna compañera,

mi Luna aeterna,

oh, cuánta sangre mía,

regó esta mi soledad de tumba abierta,

que me camina,

por el sol de junio un mayo despachado,

avanzo, abro el solo Parnaso,

mi sol ya no luce cansado,

abren dulces lirios negros,

el compás mi destino atronador,

era un capataz,

era un sembradío del brillo primero,

un arpa y un arma de carne

y verso, beso tras beso,

un dulce designio invernado,

hollín de luz,

en esta fosa cava mi amada,

tercer lucero mi firmamento,

igual y primero es,

sangre negra de luna oscura,

por la esencia azabache,

de nana y cuna argenta,

soledad, oh soledad d' este pobre diablo,

ungirás mi dicha mañana,

que te pierda,

hoy veré esquelas por astros,

y oscuridad fluirá

como bruma siempre gris,

me atisba sola idea,

velo de tormenta

y nácar una esquiva sonrisa

sin volandera

ni ascua desapagada

por lengua,

al olvido perenne no danzo,

vida de una vida bajo tierra,

me trajo,

a este filo diamantino, 

blando, de tajo,

alto silo de luna,

hoy te canto,

que sin tu penumbra venidera,

ni dormido me alzo,

oh, compañera,

no me desampares camino 

de escuela, ni honda hoguera,

tu inocencia,

oh, preñez de sílaba,

polvorosa y escarpada,

haz que acabe con un beso libre,

lo que nunca comencé.

 

 

 

Dulce tormento sembrado por Förüq a 2-06-2021

 

CARNE DE ENCINA:

I
Es ahora,
la tórtola joven

evanesce en tu ramaje,

y los topos ya no aúllan

tus raíces,

soberano filo 

de tus hojas marciales,

sones y cantos 

arrullan tus faldas de piedra.

 

II

Verde en quietud de escarcha,

tu lágrima de hielo verde,

ojalá brotara de mis humildes manos

con las que te canto,

mi antigua encina

gloria del solitario campo,

escondido en Castilla partida.

 

III

En tu vereda de barbecho 

y sombra del ara,

señero eterno eres,

sola quietud de alma,

virginal cuna del águila,

azores y rapaces,

humildad,

y sustento de infinitud de vida,

darás tus flores de piedra,

y tus bellotas del mañana,

reguero verde tu soslayo,

tus hojas puntiagudas,

más duras que el cierzo,

que mi idea contigo mece,

segura.

 

IV

Oh, llanto terreno,

perecedero,

tu dura savia,

sonrisa de eco silencioso,

resuenen mis reflejos,

por tus venas de fuego 

como tu madera crepita el ascua,

vive, que vivirás encauzada,

por siglos secuaces,

y campiñas de ababoles 

y claras espigas.

Al señor olivo,

y tu piara creada 

embeberá jabalíes

entre almazaras,

como oro virgen,

y tu turquesa de mirada.

 

 

V

No mueres, ni morirás,

tú, noble blasón 

y emblema de Castilla,

mi tierra herida, 

mi enamorada semilla,

de su mañana.

traigo una lágrima

tu esencia perenne,

como tu ramaje gime al tiempo,

que contigo nada puede,

mi encina bonita,

dura y áspera como jaspe verde,

llamo, a tu  tierra bella,

acoja mi letra en tu vera,

sin despedida,

refugio tú,

del cantar airoso las aves,

nada muere bajo tu silencio,

eres noble.

 

 

VI

Sincrónica,

al bailar de las estaciones,

horizontes que tu alma atiende,

y sollozo bebe,

tu blandir como seña

de honra y parquedad,

tu solemne sonrisa,

entre cerros,

y más altos vuelos,

todo enerva contigo de su sola muerte,

piedras bellas, tus hojas,

y grajos soberanos juegan 

con tu relente.

Como gloria de la tierra,

que tú dictabas

no era jamás yerma.

Delimitando suspiros de vides.

 

 

 

Förüq castellano Miguel Esteban

 

RÉQUIEM DEL VIEJO NÚMERO:

 

I

Darte final mi maldita

libreta, yo no quisiera

pero con mi dolor

enjuago esta seca lágrima

que te canto,

partir quise un día,

al otro lado.

Y tú ya estabas,

de ojos abiertos

y tus hojas interminables

sin blandir, viejo número

y último punto.

 

II

Escribo sin amores 

secuaces, que aunque

termine tu hoja

seguirás en mi pecho 

arrida, enraizada.

En rito y cumbre de

plegaria tu sola voz

marcada.

Miro tu llenez, y

sólo un lúgubre luto

me acrisola

tu suspiro se hace eterno

termíname tú a mí

que yo a ti no quiero.

 

 

III

Fugaz eco entre imágenes

y solas riendas se sostienen

este un día de nadie,

que llueve, lentamente llueve

sobre una vieja amapola

penitente.

Soy feliz aunque no quiera

compañera libreta,

todo me cursaba como

el resplandor de la primavera

ojo de mi ojo sembrado

del barbecho al cerro

todo campo era mi alegría.

 

 

IV

Yo amé y amo

sin despedida,

su iris sempiterno,

hoy me abarca,

sigo dicha y acogedor

incendio,

para que me  siga

llamando cada noche,

aunque, bella,

en sueños no hables

para yo ciego mirarte

y que si un día te veo

recuerdes que te dije:

Siempre te amaré.

 

 

Förüq a 05-06-2021

 

FINAL

Sanguinoso, solícito

   LLego desde la fúlgida sangre, desde la espiral, enterrada en lo más profundo del corazón de la tierra, desbordadas van ya mis venas, que...