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Apresura mi tiempo y mátalo,
déjalo inmóvil cual diamante blando,
como luz aplastada y libre,
esta inquietud que cría
sortilegios mansos, equidistantes,
derrama espigas rojas en mi sien,
al vuelo mi segundo congelado,
cenit de vértigo esfumino,
un son d' este cariño,
estoy rompiendo en condena, por ti mi corazón,
por real sea mi amor nítido, valiente,
certero sin ciencia ni papeles,
descubre mi cuerpo desatado,
el movimiento que deslumbra su blancura,
y vuelves a ser manantío
y cumbre cenital,
rocío insobornable de Aurora,
y flor que expensa tu nácar
en humedad permisiva,
agua ignota y Tierra de sangre obscura,
oh mar, sí tu inmortal espejo,
yo, sediento te embebo que expreso,
estaño que luna nunca pierde,
mi luz recuerde, marejadas y relámpagos,
al rebose la viva centella,
oh padre Viento,
permite me cale tu lluvia azur,
revuelo, muerde mi espalda,
necesito su vientre de jardín piedra,
sol y bruma
d' esta mi enamorada vida
llevo a cuestas,
necesito nacerte alma,
de simiente y
Numinosa flor de sangre azabache.
FÖRÜQ CASTELLANO MIGUEL ESTEBAN
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