lunes, 18 de octubre de 2021

ROJA DUERMEVELA















Revelación en crisálida,
corazón con corazón,
te conocí en una salida,
sin escape a los ojos,
de unos ojos de un final sin comienzo,
y de comienzo sin final anunciado,
todas las mentiras eran lágrimas de sangre,
sobre cielo cayendo,
cayendo de nuevo,
sobre su pirámide y su vestigial,
ojo silente,
qué debo hacer, lo correcto de una equivocación,
nadar un océano sin saber nadar,
siendo agua,
siendo tu noche silenciosa,
te conocí en una oscuridad envuelta;
entre árboles de silencio gritado,
nubes de tormentos dulces,
emergiendo,
es la era de rostros muertos,
y voces del millón de embustes,
mi reflejo,
afilar granate candente al hervor,
de sangre enigmática,
era la hora,
cavando mi pena mi cruz,
y mi salvación a toda condena,
era del pasado vestido,
sí para atacar,
abandonar tu estela, ni poder pudo ni puede,
destino de portón verdadero,
runa clave Gemineye,
nunca, nunca soñando,
sí viviéndote,
como se vive por ti enamorado,
y siempre ser la misma viborilla,
y ángel en peligro,
sin miedo,
sin embargo,
necesitaba algo simbólico,
como silencio profundo y mi letra T sin apellido,
danza sincrónica,
mi pecho indolente,
que late y risueño,
te dicta que contigo soy y estaré,
compañero de tu sentido onírico,
a desangrarme,
en vicisitud de entregarte,
lo que me dirige,
lo que me llama,
mi poder,
mi sed,
mi infinitud de éter,
mi magia o quinto elemento,
mi estrella de miel,
sonrisa de leche en café
a la una grande de la madrugada,
como buen murciélago,
mi rojo vuelo directo a tu sangre,
Mi albor, mi amor.


Förüq



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Realeza de estrella