BARBECHO ACRISOLADO
PREFACIO:
¿Existe en verdad otra vida oculta detrás de esta vida que vivimos? No, no digo más allá, aquí, entre nosotros, sí, esa vida que a veces se nos niega, ensombrece y se empeña en llevarnos de la mano allí donde las horas agonizan, el tiempo, irreverente, es una cruel amenaza y las sombras con sus garras invisibles, nos rasgan más allá de la piel, de la voz y la palabra, para llegarnos al corazón, no a la víscera, a esa máquina perfectamente conjuntada con la vida para hacernos latir correctamente, no, hablo de otro corazón, de ese que duele, del que de forma imperceptible llora, a veces, sonríe o nos hace sentir el mundo de otro modo, de ese corazón es del que hablo.
Un corazón sin una ubicación concreta dentro de nuestra anatomía humana.
Este es el enigma o intriga que te queda después de leer Barbecho acrisolado de Miguel Esteban Martínez García, porque a pesar de ser un poemario poco común, sí habla de la vida cotidiana, de su vida cotidiana, por mejor decir, ya que este joven poeta nacido para escribir de una forma natural, es un observador nato, capaz de encontrar la belleza en pequeños detalles, esos en los que la inmensa mayoría no reparan, tan imbuidos como viven en sí mismo, de esos que no ven más allá de sus ojos.
Razón por la cual Miguel Esteban se nos presenta como un gran innovador de la poesía española, a través de sus impecables poemas, descubres que sí que hay otra vida, pero aquí, entre nosotros, esa vida de la que él bebe hasta saciar la sed de superación verso tras verso, para el disfrute de los amantes de la no poesía adocenada, aunque no por ello, elude hablar de sentimientos, de vivencias propias, pero desde otra perspectiva, lo cual es de agradecer, en este momento en el que el ámbito poético, está plagado de tópicos, sexo y otros temas demasiado manidos.
Miguel Esteban, pese a beber en fuentes poéticas para muchos autores arto difíciles, como son Valle Inclán, Aleixandre y otros autores del XIX, su poesía es fresca, actual, porque aunque los hombres nos empeñemos en sustituir a los viejos y arcanos árboles bien arraigados por monstruos de hierro y hormigón, nuestra raíz, está en el subsuelo y es allí, donde Miguel Esteban encuentra su inspiración, en nuestros principios tan denostados, tan materializados, tan fieramente heridos.
Su obra bastante extensa ya, se ha ido enriqueciendo poema tras poema. En esta, su última obra por ahora, se aprecia una preocupación y una sensibilidad, que roza el misticismo, su amor por la naturaleza, la que tiene al alcance de la mano, la que observa, la que mima, son sus más fieles aliadas, así como mitologías,
Leyendas, y ese maravilloso mundo de Trasgos, Hadas Íncubos, etc… consiguen darle a su trabajo una personalidad poco común. Toda esta amalgama hace que la poesía de Miguel Esteban, sea muy plástica, hasta el punto, de preguntarme a mí mismo si es un pintor que describe paisajes o es un poeta que retrata con la palabra toda esa belleza que sus ojos captan.
En Barbecho acrisolado, podemos descubrir la progresión de un hombre como los demás, aunque claramente mostrándonos su interior de forma más limpia, sin artificios, dejándonos descubrir a un poeta que se muestra desnudo en cada verso, o vestido de él mismo.
La combinación perfecta, es conocer y entender este poemario con criterio aparente de una dramaturgia, no en su estructura, sino en el espíritu intrínseco del derroche de sinceridad, en una alianza entre ternura y dureza, pero siempre, siempre poesía limpia, clara y transparente, espejo en el que vemos el alma del poeta.
Marcelino Sáez García
Tabla de contenido
Cornucopias sembradas: 6
BRILLADORA TU ESENCIA: 7
OSCURO RESISTILLO: 9
GRILLO III: 10
ALBOR DE PECHO ABIERTO: 12
FERVOR EN LUZ SOSTENIDO: 15
Sombra, sangre de agua: 17
Inerme ternura: 19
Brillo azur de tu mirada: 21
Férreo estímulo: 22
Infamia tornasola: 25
Noche lúgubre y umbría: 27
Es ciego mi Sol: 28
FRONTERA TU LETRA: 30
AZUR DESNACIENDO: 32
Iris en ojo de sangre: e 41
Lira: 45
Margen bruto: 45
Candoroso arrojo: 47
Soplo de conjuro: 49
Denso halo nocturnal: 51
Memorial vetusto: 54
Tu agua ciega (sangre): 56
Insumisa, luz sucumbe: 57
Tañen los campos: 59
RENCILLA EN AZABACHE: 61
HEMATÍE: 63
ACRISOLADA IDEA: 67
ONDA PERPLEJA: 68
RIERA DESLIZADA: 69
INVERNANDO: 70
RAÍZ DE SOMBRA: 71
TERSURA DE PALABRA: 72
TRANSCURRIR HELADO: 73
VALGIO ALUMBRE: 74
TEMPERAMENTAL AFRENTA: 75
LUZ DE HUESO GASTADO: 76
CENIZA MÍA DE ÁRBOL: 77
REFLEJO NAVEGADO: 78
HONROSO, TIBIO PULSO: 79
FLORECIDO MÁRMOL: 80
MIRADA HILVANADA: 81
PECHO EN HIERRO MONTADO: 81
INSEPULTA TIERRA: 82
HÓRRIDA SOMBRA: 83
OSCURIDAD VENCIDA ALEGRE: 84
PANAL DE IDEA: 85
VILO RECTO, FORJADO: 86
INFINITO ACIAGO SEMBRADO: 87
LUZ EN REPRESALIA: 88
ENCLAVE AMILANADO: 89
RIERA DEL SEGADOR: 90
CLEPSIDRA DE VIDA: 91
ROMANCE DE DESTIERRO (VERSO LIBRE): 92
DESALMADA SIEGA: 93
LLAMAS EN OJO DE SANGRE: 95
HORIZONTE QUE ATIENDE: 96
LUCIENTE LLAMA: 97
AYER DEL HOMBRE: 98
MAGNIFICENCIA EXACTA: 99
TU CRISTAL VAPOROSO: 100
EL SIGNO DE LA ESTEPA: 102
DUDA DE CERTEZA: 104
ABRE TU NÚMERO: 104
DEVELADO ASCENSO: 105
BRUMA DE IDEA: 106
ORFEO INVICTO: 107
ELOGIO EN SOMBRA: 107
EN MEDIA AZUMBRE: 109
VERTIGINOSA CONTIENDA: 110
VASTO DOMINIO TE ESCRIBO: 111
ALBO TRAJE TU MIRAR: 112
ORILLA DE REGUERO: 116
SEGMENTADO DESNACER: 117
CERRO Y TINIEBLA DENSA: 119
TUS ACRES POR PECHERA: 120
SOLITUD ESPINADA: 121
AGUA SOCARRADA, ELÍPTICA TRAVESÍA: 123
OPACIDAD ESTRIDENTE: 125
CRUEZA: 126
RAMILLETERO CIEGO: 127
ALMA DE ALAMEDA: 128
SUAVE NUBE RÍGIDA: 129
AFILADO TORDO: 130
IMPRONTA REVERDECIDA: 130
LADO DE MI PUENTE: 131
NUBE DE HIERRO: 133
PRISMAS EN CALEIDOSCOPIO: 134
JURISCONSULTO DE SOMBRA: 135
FLOR DE SOMBRA: 136
VIDA DE LA VIDA BAJO TIERRA: 137
OLMO DE IMPÍA MANO PLANTADO: 138
JURISPRUDENCIA DEL BESO: 139
ECO DE AYER VESTIDO: 140
Reguero en sopor: 141
GENII LOCORUM, TODOS DESPIERTOS: 142
LUGH CABALLO SOLAR: 144
ROMANCE DEL DESTIERRO: 146
Cornucopias sembradas:
Tangencial, severo, recto
a este sol ferro fiero
de luna pavorosa descolorida.
Rey astro de cielos huérfanos;
soliviaré su fervor
por albas depuestas,
hijas de rayos derretidos,
un eco del hombre resuene alto
en esta umbría noche
que sangre previa
ya desvaneció.
Campo de raíces en negra visión
y viborillas temblorosas.
Carne y cuerpo de metal
es mi azada mordiendo la tierra.
¿Cuántos ángeles disolvieron el vuelo?
En son de la belleza tornasola
en quietud reverdeciendo
estas selvas de sombra.
La llamada del guerrero.
La llamada de su espada zorro,
a su silbido forjado.
No es lugar plácido tras la vida,
no es esto, es aquello,
a cuántos insultaron los cielos.
A cuántos a su alma sobornaron
llegado el cristal de espejos,
y su laberinto de reflejos.
Soles cromáticos de escalas
intangibles de luz,
y sus rayos acuartelados.
Llévame en tu estela irisada,
yo me mediré con el Rayo de Zeus.
De letal sonrisa azur,
bailaré sorteando su electricidad.
Acostaré, ceñiré sotos
de vientos arrebolados,
en espirales.
Apolo me dará su brazo,
pondré a bailar Valquirias
en la fiesta de los condenados
a siempre vivir.
El Castellano
BRILLADORA TU ESENCIA:
Ellos, fantasmas,
cruzan las vidrieras
como naves intocables;
luctuoso que envuelve,
peina los pesares
de las luces insolentes,
luz mayor y estribillo preguntando,
deslumbra a mis ojos
estupor que no aterra.
Fantasma de inmensidad
es este sentir sin sepulcro,
de torres vigías y almenas,
de tupidas sombras
acicalando las yedras.
Giran los astros
en orquestada sinfonía
casi etérea,
siniestro, silencioso oscilar
del oscuro péndulo,
compás negro que desliza
impases de sombras
en la vigilia de la noche,
ay la noche,
quietud de azabache,
carbón sin prender
por mi Sol,
luna sin maquillaje
ni hondo silo espeso.
Velo de ligero astro,
brilladoras estelas duermen
las dehesas con grillos
en madrigueras.
Naturaleza de pletórica tumba
llegada la hora,
en arpa bucólica gime este abrojo,
¿Duda cabe de su encantadora siembra?
Se nubla la sangre
al resquemor batiente.
En alas de pecho dirige;
labrada y retozona
es mi espera,
tierra sin Padrón,
abre este otoño de cambio brusco
que melancolía amancilla,
oro añil tiñen tus manos,
desde tu profunda selva
donde se plantaron
de peces altos árboles.
El Castellano
OSCURO RESISTILLO:
Alborada llena, llorosa
tu pulcra mirada,
indescifrable por el saber
no conocida, inquebrantable
al soplo trémulo, veloz;
fe flamígera de imaginación
en pie de verdes planicies,
y afluente en sopor
de todas tus flores desangradas;
llanas vegas reverdecidas
por las que corre el deseo sin poza
donde comienzan tus valles
y el canalillo tus dos estrellas,
inmiscuidas, sedientas,
alto, dijo,
acabo de comenzar.
Rubor argento en iris
de peculiar sueño, un esbozo
habitado tras los sentidos
dispuestos,
engalanados,
nardo soporífero
en esquela de lágrima pronunciada,
habita el azur en estela intangible,
secuaz del albor trenzado
por tu hornillo y mi cumbre de ascua.
Es una vena que corre traspuesta
haciendo posible, real
tu silencioso verbo onírico,
piel de tu verso, entraña efímera
al sopor iridiscente marchado,
no desciendas tu mirada
mi indecencia crece
como la dicha germina tu vientre
de ojera de luna,
alta, incuestionable
mi alqueza.
Se afila su nácar solaz
por irresistibles resistillos
nacidos.
Quiero comprenderte,
dame mi poema solar
mi oscura golondrina azabache,
tiempo gemirá simientes
albas notas,
descenderá la luna.
Vengo a plañir
vengo a besar tus manos,
suave, como imposible finalizar
si el signo de tu letra
no puedo besar
en la oscuridad.
El Castellano
GRILLO III:
Clareando su lividez
por sotos vastos, reales,
mi río navega.
Soliviando su bandoneón
dirige, blande mi grillo
el afilar de su tercera cuerda.
Entre el suelo de un ciprés enhiesto,
rigen blandamente espigas rojas,
jóvenes, juguetonas
como si tuviesen sangre
para sonreír
al viento que pasa
y no atraviesa.
Reposa que aguarda el cráneo
la tierra.
Ay la tierra, hay de ella,
sombras que complacen y acervan
la mansa espera.
Soliviar vetusto
que Ninfas y Sátiros pastorean.
II
Es un tejado llorando por la piedra,
con acequia desnuda de canalón;
un cimiento que plañe la helada,
y le agrieta el tiempo que ya no escapa.
Sauce triste, abatido, con portón
al mundo del grillo.
Entre blanda grama
fenece que acicala su alma.
Entre un arpa estacional,
y panales de ambrosía.
A la lluvia primera
abre su fiel Parnaso devorado
entre caracoles sonoros.
Grita la raíz acrisolada en ámbar
de intelecto mayor.
Cúspide de serena esfinge,
y dolmen de divina pluma.
III
El grillo único pidió un deseo
al manantial eterno de Hipsípila,
y fue no sucumbir
tras el acople, todo sonó
en manantío, y lo inerte
reposó su voz, de nuevo.
Para siempre.
Soledad dantesca de umbría
melodía, extendida por el Baco imperio
regentado por el claro de luna,
donde fluía su sangre de luz,
rojiza.
El Castellano
ALBOR DE PECHO ABIERTO:
Vas que los oteros desciendes,
juegas, ríes, galopas por solanas vegas,
el suplicio de tersar el aire
por vetustas planicies esquivas
te encuentro en la vega de oscuridad,
tomas mi mano
y te digo:
-Mi argenta vena si descansa
es para seguir creando.
Un regazo tu ternura
avanzo y tu lengua soborno,
quién parar pueda
mi ángel,
es una luz de sentirte,
una criatura vespertina
que imaginación lame
y reverbera tu solísima voz.
Duerme tu sueño,
acaso no soñé
que sigo vivo
en el regocijo tu pecho.
Santa encina puse en un tiesto,
al crispado albor,
crepitaron sus flores de tierra,
intangibles de esencia
bruta, acrisolada,
regentada,
insobornable, inexpresable,
saciada en filos de hojas
y sangre terruña.
Abre hórrida sombra
el nogal final
en apogeo de bravura
resplandores opacos de superficie yerma
sin color,
tenue cuchillo camina el espíritu
de mi pecho, sonaban ya de la tierra
sus tambores;
el resurgir crepita
no vuelve su sonido
sonaba un octubre inerme
entre espigas de suelo,
y sonrisas aciagas
sin diente ni aurora gastada
de alto cielo bajo piedras
y simientes del terreno,
se alargaba. la cruel,
la matutina, vespertina, espina
de mi nobleza;
averno del cual no me libero
si sólo solamente de él obtengo
mi amapola de fuego en mi pecho.
Cual conocen los hombres antiguos
que amapolas, ababoles rigen
la sangre de la alegría
en bermellón que llora la tierra
haciendo empíreas sus lágrimas
en ascuas de savia borde.
El Castellano
FERVOR EN LUZ SOSTENIDO:
Acepta mis graves,
profundos cuclillos;
blandamente el idioma del sueño
cava surcos de mí en tu alma
verdadera.
Recto sobre las aguas,
de esta oscuridad densa,
tendida que compasiva se rinde.
Noche extensa que aguarda
sol en carreta ,
un final sin comienzo
una eternal espiral.
Dora mi vigilia
entre simientes de espigas.
Tráfago, una solución a mis pesares.
II
Elegía sórdida.
Camina a pies descalzos
el brillo de luz raída.
Tumba aquí en la Tierra.
Estelas abren el cuerpo
en ceniza aparente;
cielos sin piedad
ni luces lisonjeras .
Pulcritud que ya no aplaca
justo, sin sonido de pecho.
Mármol estelar que tiende
profunda flor de difunto.
Se retira luz,
hermosa del Sol.
III
Fuego hurtado a la esquela
del hombre.
Serenamente destino de luceros .
Liras casi solas
de falanges misteriosas,
sacuden gentiles procesionarias.
Invisible a ojos,
que desconoce sus ramajes .
Ausencia por pétalos arruinados .
Delirio de luz girada .
Soliviar feraz acoge .
IV
Blanquísimo destierro
en verdes parajes y riveras.
Cuando mis ángeles desertan a morir,
y duermen en oscura Tierra.
Profundos cánticos
pulsan todas las flores de tierra.
Primaveral fervor febeo
de amarillas sienes ,
y coronas de reyes
entre la sangre.
El Castellano
Sombra, sangre de agua:
Me hablan tus sombras
en penumbra dispuesta, sujeta.
Es un halo flamígero
iris de nueva llama,
enarbolando astros
en comunión de filos;
sigo, es un temperamento asido
del ojo de tu alumbrada calma,
cabeza de alfiler
que hila, que enhebra el sentir preso
en la tela de mi araña
es tu boca inimaginada secuencia
albor de metáfora madre,
que llora, que plañe
esencia laborada
en cuerda que carraspea
que entona, tu sinfónica saliva.
Por mi casa sin tejado
ocupa ya mi ausencia
desamparada,
en hondos sotos sin causa
es la belleza irremediable,
perpleja armonía
en cumbre de destellos en línea;
transmite cómo tú sientes,
transmite en nuestra ligadura
la conciencia tuya
para que baile con la mía,
cumbre de tu hipnotismo severo
acaso yo no sé quién tú eres,
mi golondrina de solsticio
mi azabache llorado en ojo sangre,
hematíes que coaguló el hierro.
Esquiva, indecente, elegante,
quiero sembrarte.
Rastro de mi cauce te riegue,
y broten todas las flores
en tus valles,
el río de azures desangrados,
nazca en la fosa nuestra boca,
sintetízame aparte,
sin ti no soy yo,
deja me vista
con mi traje de bruma,
sombra, sangre, densidad repleta,
esencial raudo, opacidad estridente,
sábana espectral,
suavidad de caricia,
levedad insubordinada,
lívida estampa translúcida
del matrimonio de ti, agua,
con mi ser, viento.
yo lo siento golondrina
cabalgo los cielos
en bruma gris descanso
tu osadía brotada
en efímera ambrosía.
Insobornable.
El Castellano
Inerme ternura:
Retozo este empeño,
traspuesto a los fuegos
y su descarnado, flamígero azar
en silencio crepitante, alumbrado,
del hombre y su cuerda yerta,
pasa los tiempos llorando.
Diestro ambivalente,
en dirección umbría,
vive colgando huesos
bajo mis sombras;
cenizas laten,
la quebrada fluye.
Un iris de ojo negro.
En estos pilares de fuego
que me alzan.
Estaciones que correr,
años que nacer en tierra abierta
estrellas que matan
mi aliento de piedra,
atravesando estos ojos
brota mi fértil lluvia amilanada,
extasía sujeta,
corre el linde quieto
enarbolando frías simientes
y sus metales hirientes,
una hoz, un yunque, una guadaña,
un clavo en la muralla,
un cerrojillo de hondo soto
sin cepa ni casa,
un soliviar barroco,
de encinas afiladas.
Una teja de un tejado sin cimiento
ni eterna idea de un pilar.
Es mi bruma con traje
tejido de la honda sombra del agua.
Vespertino el halo que agazapa la sonrisa
por tus estrechos cristales
de carnal afrenta descorchada.
Un muro y una tapia,
una rendija y grieta
por la que mi decencia escapa,
tuve valor de ser hombre,
inquieto en rediles de mis deseos
moza de orquídeas desangeladas
vine de los molinos de abajo,
te traigo la flor de Hércules
en mis manos,
vengo cansado,
atravesé ocres y sus tres arcanos,
traigo la voz de la piedra dormida,
y el azur que tus ojos esmaltan
y arden su turquesa,
vengo por si te robo lo etéreo de un beso,
soñando
las orquídeas que irradian tus palabras
un esparto que vive lejos,
un grillo que criquea cerca,
es mi vida, amansa la espera
y canta la sangre
en su ojo de tierra.
Una estampa y su quietud del mañana
una forja en tu vestido
y el romo metal irisado
de mi abrazo cándido.
Ternura de este campo de espigas,
y su carne de amapolas,
un carruaje es mi deseo
que ojalá llegue a destino,
de sembrar en tu patio
todo mi cariño.
El Castellano
Brillo azur de tu mirada:
Alcanzo tu visión serena,
tu Iris excomulgado
y su transparencia vítrea,
me cuega la pupila.
perdido entre tu brillo azur,
cristal denso
de hielo nocturno
en opacidad extensa
como el llano de mi oscura
nebulosa voraz,
un grillo hendía mi herida,
por los grados
que centrifugaba su cuerda,
tres notas una destensada,
era tiempo suficiente
de fijar constelaciones
en los azares de tu mirada.
Caminaba solo a voz rota
el paralelo perplejo
en tu honda risa,
más que un estado mental
me golpeó tu osadía trenzada
de dama
de mi vespertina noche.
Era un halo intransigente,
te necesitaba más allá del irisado
de tu caracola,
me respondieron las cuerdas
de tu guitarra,
que era yo
tu blasón perdido,
en pulcritud de encajes
y árboles frente nuestro retiro
de miedos.
Sólo hay un sino
no abandonar nuestro sendero tejido,
quiero describir
la turquesa tus ojos,
no puedo sin caer,
en que ninfas, Calíope,
afinaron tus manos
acompasando con ellas
sus arpas,
tu alma de cristal
yo, adentrarme en ella pueda,
quizás una osadía acompasar
tu haz luminoso
una y nueve
existencias más.
El Castellano
Férreo estímulo:
Resoplido al fulgor de soles sedientos,
y rayos de esencias acrisoladas
al fervor de síntesis violáceas y sombras ecuánimes.
Halos en regencias febeas; sus cadencias amilanadas danzan, juegan, mecen extasías soberbias, en rediles que estrellas guardan del brillo magnánimo, cuchillos calizos resecan la viveza pétrea, iris de tu fervor de lunas espolvoreadas, estira su tela mi araña
colmando tu rauda pureza luminosa, como ascuas intangibles en fanales hogueras
de mi deseo hendido a tu cauce,
abro la sed de espada, exudando tu sanguínea pupila en sentidos yertos, helados.
Es un río malva de pétalos desangrados.
Abro esta flamígera contienda de la comunión de nuestras estrellas.
Vinieron a plañir sus estelas densas, graves.
Por cuanto mi hematíes coagulaba mi sangre, oro del mercurio de tu boca mi amada hada, es un designio nacido; un estruendo brotado de la sombra de tu infinito, cómo arrullar mi deseo traspuesto a tus sábanas espectrales, y mis lechos de paja y flores.
Se destila mi testimonio, con un latido de tu certera caricia de aliento mi amada, es un soliviar vetusto y una rosa perra, un hinojo que guarda mis aojos y sueños arrebolados, un sueño y te toco más allá del color mi hada oscura, mi risueña golondrina azabache.
Resoplo
al fulgor
de soles sedientos,
y rayos de esencias
acrisoladas
al fervor de síntesis violáceas
y sombras ecuánimes.
Halos en regencia
de cadencias amilanadas
danzan, juegan,
mecen extasías soberbias,
en rediles que estrellas guardan
del brillo magnánimo,
cuchillos calizos
resecan la viveza pétrea,
iris de tu fervor de lunas
espolvoreadas,
estira su tela mi araña
colmando tu rauda pureza
luminosa,
como ascuas intangibles
en fanales hogueras
de mi deseo hendido
a tu cauce,
abro la sed de espada,
exudando
tu sanguínea pupila
en sentidos yertos,
helados.
Es un río malva
de pétalos desangrados.
Abro esta flamígera contienda
de la comunión de nuestras estrellas.
Vinieron a plañir sus estelas
densas, graves.
Por cuanto mi hematíes
coagulaba mi sangre,
oro del mercurio de tu boca
mi amada hada,
es un designio nacido;
un estruendo brotado
de la sombra de tu infinito,
cómo arrullar mi deseo
traspuesto a tus sábanas espectrales,
y mis lechos de paja
y flores.
Se destila mi testimonio,
con un latido de tu certera caricia
de aliento mi amada,
es un soliviar vetusto
y una rosa perra,
un hinojo que guarda mis aojos
y sueños arrebolados,
un sueño y te toco
más allá del color
mi hada oscura,
mi risueña
golondrina azabache.
El Castellano
Infamia tornasola:
Áspero relente
sobre una almendra rápida,
frío o caparazón sonoro,
eterno secreto dentro
tus labios malvas;
duele mi celeste marca
infamia de campo abierto,
la última lagartija me espera,
encima mi labriego
del barbecho al crisol
de mis sentimientos cegados,
tiembla la lira
sobre tu pecho
como muere la luna en el agua.
Tierra húmeda,
batiente es tu vestido
donde crecen flores pudorosas,
inexpugnables,
imágen impasible
como ruda caracola del silencio,
siglos desnudos
que tu intelecto solloza.
Bravío cantil de láminas sin memoria.
Sombra de mi ternura
que a ti te abraza,
gota extensa que precipita mi tierra,
rosa, cernícalo, vida,
disfraz de nombre caduco,
luz que arrostra,
cruel avenida
de mi felicidad desertora,
verde falaz de la mudez primera.
Un puñado de sangre
es mi estigma adentro tu océano
que no existe.
Pétrea amapola
sin sanguínea tormenta
del bermellón,
quiero brille la luz
de mi azur
dureza esquilmada.
Abren las oscuras raíces
de mi ciprés
la adusta sombra
que alimenta mis ideas.
Cobre yacente,
impelido, límpido
mi dios que florece,
hueso de durazno
en este cielo en tierra,
luna inabarcable,
dichas amarillas,
filos endebles, ojos en furia,
quietud que huye el bastardo.
Oh Sol, justo,
fósforo que prende
mi carbón con tu beso
de espuma flamígera,
inviolada.
El Castellano
Noche lúgubre y umbría:
20 septiembre 2011
A ti noche oscura te escribo.
¿Por qué no me das el sueño que tanto ansío?
Paso noches enteras de insomnio escribiendo poemas hasta
enloquecer, llevo ya cinco días sin dormir y veo que se van
mermando mis facultades mentales y escribo frases sin sentido,
garabatos en hojas de papel.
Me asomo a la ventana y contemplo las sombras de la noche como fantasmas,
deambulando sin rumbo.
Mientras apuro la botella esperando matar esos fantasmas de
mi cabeza que suenan como delirios con sus voces.
Me estoy volviendo loco.
Solo veo sombras y figuras que se dibujan en tu oscuridad como
demonios.
Sólo los gatos y lechuzas salen a cazar como los murciélagos.
A ti noche lúgubre y oscura te escribo que bajo tu protección de tu oscuridad
ven salir los ladrones y asesinos a hacer sus acometidos
de muerte y delito de acero y sangre.
A ti noche lúgubre y oscura te escribo.
Tú que no entiendes de genocidios ni de muerte ni de fosas
comunes selladas con cal y tierra ni de fusilamientos.
Tú solo ciegas la luz del sol y solo el fuego y los fusiles iluminan
tu oscuridad.
EL CASTELLANO
Es ciego mi Sol:
El primero
un flamígero
capítulo
de mi sanguínea vida,
al fragor de simientes
que germinan
nuestro ensortijado cauce
de nuestro albor;
engalanado en un diente de león.
Enajenada mi estrella
queda sembrar el cielo.
Con adormideras
y vestir el astro.
El astro de traje
para encontrarte
avanzo mi adentro queriendo
tu hechizo de piel
que me abruma y deshace
la hiel,
colorines me silban
su quietud
colorada, furtiva
en la pulcritud
de tus mejillas;
oscura golondrina.
Al alba
de mis deseos nacidas.
Fiel reflejo estridente,
los cuadros de tu vida.
Danzan entre las baldosas.
Entre acorchados pasos,
todo va quedando atrás.
Un ocaso florido
de espadas en sigilo;
tiempos huecos,
en lúgubre caricia,
acaso la luna es luna
o alguien despierta,
y la pinta.
Cerrojillos en destierro
de este silo de oscuridad
amilanado que yo amo.
Avanza que imanta
el día y su prisa
por alzar
su comunión de estrellas.
Gritos secos se mueven
tras el ventanal.
Sangre que coagula.
Entre compases de malas yerbas
de mi patio.
Es un mirlo negro
Que me visita,
siempre vestido igual;
estrujé las vidas
del gato de arena que soy;
suicidios de cardos
corren por el tapial
del patio,
se riza durmiendo
mi gato negro;
la soledad me ama
más que a su estampa;
vuela y reposa
mi fiel añoranza,
reverdecer mi ilusión
socavar con sucesos
lo deseado
para tomar con mi esfuerzo
lo que no me dan.
Acaba de irme y no soy adorable.
Me levanté y me fui.
Quedando mi decencia
En una hoja.
El Castellano.
FRONTERA TU LETRA:
Se enervaba el sonido del tambor dificultad, soterraña vista sin aspilleras refugio de luz bajo la tierra. Voló sin visión mi vencejo de arena, seguía levitando en el aire mi fantasma, encallecida la soberbia entre paneles de plomo, refresca la idea. Frío se miraba enlucido, sentado entre pilares de fuego, escribano de la estación meditando, esmaltada la mañana en ruptura del hielo, y sus rosas huecas. Sí me arrastré por la miel del beso esperando andar, madre viuda de ausencia ocupada, mi sombra hecha padre entre bruma y humo de tinta, rastrojo que viaja al hoyo del sol. Me blandía mi estima al peso del hierro, hacia la frontera de escritura, nulidad deslizaba la ventanilla.
Desvestido hueso, mineral candente
avanzando por un carril que marzo
bañaba sexual,
trinchera con centinela
aspirando humo de bruma,
entre amapolas nucas,
surcos de honor afilaban espigas,
el forraje decía quién más fuerte.
baldío encrespando la suerte,
ojal de tiempo florecido
del yerto mejor,
sentir entre la roca esperanzado,
luminosis despertando.
Me tumbé entre la dorada grama
me creció un espectro
que hablaba silencio,
y amaba sin importar su verdad.
Abierta zanja, abandonada sien,
era un miedo atroz
tejido a no tener mejor.
Noche silo de oscuridad
destapada, traspasas
mi ventana entre espejos
tu voz se hace la dormida.
Carruajes malvas del sueño
taciturno entre las espigas.
Fuegos y fusiles iluminan
tu dama de oscuridad
amanecida por soles
que bajo ella
parecen de trapo.
Canto a tus pestañas morenas,
alcanzando tu osadía
de oscura dama.
Llora mi azabache
por tener piel de arena
y brotes de la noche.
Por estos nidos carcomidos,
mis abejas construyen
sus panales.
En fúnebres procesiones
de todo lo que dejó de ser
y así descolgar
de esta araña la eternidad
entre sogas de mi calor humano.
Verdes ojos míos,
verde trigo
de mi verde sino.
La noche quiere
ahogarse en mis ojos,
que su sonido
visten y desvisten
por carcomas,
del mutilado iris insomne.
Es sólo sangre en tus ojos.
Telaraña de vorágine,
araña descendiente de enturbiados,
de lúgubres pensamientos
de etéreas raíces en punta.
Blanco sueño devorado
al compás de cuclillos nocturnos;
en ondas de listadas cadenas.
A la esclavitud del latido
encorvado trino,
es el final dictado
de la oscuridad;
la era lumínica
comienza de esta esfera.
El Castellano
AZUR DESNACIENDO:
Esencia intangible,
no hubo na terra,
que ni dioses
osaban mirarla,
ni albergarla;
ella sollozaba,
cual flores, incredulidad
brotaba.
Ella era encargada
de sembrar en ellas,
rocío perplejo
que en suelos germina.
Pureza
en venas;
lo que la perfección era.
Crisol no sostenido
por cauces febriles;
inteligencia
en mares secos;
abejas de ideas,
colmenas
con intelectos graves.
II
Que cubre valles y peñas
inusitadas
y sus penas ahorca;
su misterio
enhechiza toda alma
quién arrullarla sin dañarla pueda,
será dueño de la llave
que encierra a la virtud
no enseñada.
III
Cae la noche,
sobre ingrávido
lecho de mi juventud
acostando luna de cuarzo
entre áspero frío.
Cuerpo mineral candente
quieto en pantanos de tela,
retorcidos sus destellos
en esta nube de leche;
el fango fragoroso gira,
imploro a esta luna que ame,
y el morado cielo ladea
mi sangre verde.
es por este escarabajo
que llega el verbo.
Soledad, soledad tus pulcras alas
que vencen auroras de adoración.
Aurora funesta clavada la hora
vorágine o trasiego
LUZ que ignora
si acaso nace.
Tu liso, amarillo barco,
de oscuro torso.
Tus infinitos beso
dime corazón al apoyo
de tus párpados.
Cuál profunda verdad
en esta espectral rivera
de ondas líbicas.
Espuma densa
de océano de ideas entregado.
Profusa ascua invencible
es mi dolor que más no quiere
retirarse;
que sentencias invade todo ojos
montaña de hojarasca;
cristal de pulsos
que tu imagen toca.
Suspiro fresco
en labio extinto de sombra
día que no se encuentra,
su densa forma.
Cuerpo con agua de estrella;
querer vivo que llega al aire,
tiende y espera.
La muerte que renace
por fuegos de brea
en el aire.
Abren batientes pétalos
de viejo silencio esquilmado
estallado esplendoroso.
Acurrucados sobre un lecho
que la brisa abre;
trocados rayos de sol
esquivos, en plano de verde follaje
por azur causados.
Astuta golondrina encontrando
la dócil rama.
Mundo sin mentira
de la vida,
se abre este mi manantial,
reluciente de esmeraldas, desposeído.
Y todo siente:
-Que la sangre miente.
IV
Terruño ojo victorioso
aplaca sus arpas irascibles
estrujando abismos dolorosos,
petrificados.
Reniega la boca vegetal
casi viva
promesas en frente de violetas.
Cantan amando el claror
lírico, estremecido
coágulo de viento
en cientos de porciones
esta luna quieta
que semejanza quiere.
Descubierta la zona umbría
donde yago de yacer.
V
Aplasta mi sombra
contra sí misma
derrumbando opacidades
de granates profundos,
ballesta súbito forjada
a tu entraña.
Derrite mar de boca
que pide extensa
negra noche
y sus espectrales corceles.
Tiembla que rueda
paz, orgullo bello.
El desliz, ráyame firme;
conservo mis principios
numerados.
Reluce mi roce pulido;
entre cielo asido;
palpita mi iluminada tristeza,
haciendo camino.
Vendrá mi torvo grajo
se constatará mi lucero roto.
Turba mi aliento
bajo mi pecho la quiero
con montes limpios
enturbiados por sarmientos.
Delinean este viento.
Lividez plena,
fuga el desaliento
con todos los jirones
de mis ascuas.
Diáfano, ancho, repleto
a trote primerizo.
No cabalgarás,
no cabalgarás si no es conmigo.
Cabalga, cabalga
el llano, que sólo a mí lado
cabalgarás;
cabalga que sólo a mí encontrarás.
El Castellano
cabalga con su espada en mano
todo tu llano.
Hasta divisar todo lo que amo.
Sembrada el alba
que apacigua
la noche que negrea
en estela conmociona
mi luna extensa
que bajo ella,
siempre
estoy en taciturno hechizo
contigo y mi falcata.
VI
Embeberme la luz
sin forma en ojos distantes
luz de aquel fulgor purísimo
allá lo oscuro
en tiniebla sin padre.
Yo besé las amapolas de los campos,
buscando me embebieran
la forma que como eco
apagaba.
Heridora en cascada
se aposentaba mi bondad
aquietan aguas longevas
la feroz sien
que me dio mi padre.
Nota:
Embeberme la LUZ
sin forma en ojos distantes
LUZ de aquel fulgor purísimo
allá lo oscuro
en tiniebla sin padre,
yo besé las amapolas
de los campos
y heridoras en cascada
me entregaron sus hijas.
Nacidas tras yo sembrarlas
esta primera lluvia de septiembre 2018.
VII
Cuchillo que tu voz asesta;
mi pecho sin coraza hiende.
Camino mi desvelo enjaulado,
cuenta atrás de la tierra quieta
y sus grillos asolados.
Oh me olvidaba.
Esto es la resurrección.
Indemne entre losas
de azur firmamento.
Respiro entre rosas
las espigas por llegar.
Dilata los verdes la tierra
sosegada dicha trasiega,
un día cenizo
de esta la otra primavera.
Estoy escuchando semi recto,
el retemblar de hojas huecas
sobre la gravedad
de un arroyuelo que fluctúa
cauce entre la copa
de árboles;
sobre semi vacío cristal
con limpia brisas
encima de un blindado
cantaba, dictaba
antiguo sargento
su presionar, disparar
como hueco
en la ausencia del polvo.
VIII
Abrid la ensenada al capataz
del brillo primero.
Tímida la floresta
escondía sus amapolas.
Núbiles gestos danzaban
la cabeza en loma
que silvestre evanescía
el coraje de la flor.
Vuelto mujer por Ostara.
Patio de perdices
que soslayaba
entre el quejido
de carrascas afiladas.
IX
Hacían sus hojas
mi última espada.
A mi izquierda
el peso
de su hierro estable.
Sibila destrenzabas
tu cándido mirar,
en fraguas de belleza,
inviolada.
En tus altos,
profundos
ojos de ámbar.
Luna que en fractura
recorre mi tejado de alma.
El Castellano
Osadía en traje:
Aguzaré en ramas de viento,
que la solaz, yaga en mi intelecto,
atravesaré con mi plomo,
cada siembra que mi ser derrama,
hasta volverla metal noble
de postrero envejecimiento,
quiero la apreciación
quiero la insignia
de este mundo que escapa
que huidizo deletrea
su énfasis de costumbre cómoda,
yo no soy de ojos cualquiera,
así el fuego me resquebraja
la hoz y el martillo
clavado en la esencia del pueblo,
no tengo superior ni inferior ni igual,
debate mi Dios entre las sombras,
si dotar a mi esfera de un poder que convenza,
y consuma en retina ajena,
siglos dormidos de fuste y escarchas de parpadeos,
no nací para este social mundo,
podéis quedároslo,
mis pensamientos ojalá
algún día solo le importen a mi vida,
y la boca de los seres cierre
y abra sólo la Sabiduría
que tierna, yerma y estática
avanza entre torres de tierra de las que vengo,
los juicios todos queden vanos sin ella,
esta es mi vida que me sujeta,
que vence y plena
desangra de la estrella su pestaña,
un soliloquio que hablo solo,
y sí mundo de cabezas de grama
estoy satisfecho
porque amo mi destino,
que si nazco no le cambio,
a la bastarda opinión decrezco,
cuál el ojo único,
cuál el listón que tumbar,
se siente si le gusta a mi Narciso
es mi poema perfecto,
tenga el fuste y de belleza inciso,
cabalgar mi estaca porque valgo,
no como vosotros que miráis
únicamente lo que tengo,
tengo esta vida esta pluma de tinta infinita,
y a ver quién me alcanza,
quien detiene mi latido de sangre y tierra,
que seguirá escribiendo hasta que muera,
ser mejor que este silencio es mi meta,
y recuerde este tiempo bastardo que nada detiene,
y otorga como arrebata,
mis guerreros en pie,
a formar azadas del bien,
marchen mis cuchillas de recuerdo,
por acabar con desquicias funestas,
fundirá mi aliento por escalas con el cielo,
mis castillos en el aire,
dirán de verdad siempre vive
y vivirá este Castellano,
derretido el cuarzo
gemirá el tiempo terminando este mundo
como todo termina
incluso el latido
final feliz no puedo dictar en sentencia
a esta esfera,
leyes naturales existen
como diosas certezas,
finalizo este escrito sin tristezas,
me pusieron en su sitio bellezas,
desafío a lo que me rodea
a desnudar si es verdadero
porque eternamente solo
que mal acompañado,
salto, salto, santo mi abismo,
entender que nazco con cada poema
puliendo sombras,
hasta hablar por tuberías nacientes
de mis cauces de sangre,
lo siento mi Sol
mi inspiración será mejor
que la envidia que corroe,
que la competencia de mi suerte
solo una razón
porque busco ser perfecto.
Lit et summun canae.
El más viejo de la vetusta.
El Castellano
Iris en ojo de sangre:
e
Vena del cielo:
Solitario rayo estertor;
siniestra umbra,
escala la cuchilla
de tres arañas colgando,
hoy es por mí
nunca quede huella,
destino en azar hendido,
lleno, repleto, asido
en el origen primigenio,
madre ella del color,
asume este sentido yerto,
agujereado en haz luminoso,
nitidez en halo
de nocturnal visión
derritiendo,
devorando astillas primas
de subrepticia enhebrada,
padre flamígero del fuego soy,
elemento hermético
de tres sentidos,
arder, conquistar, consumir,
estelas abren runa clave
Gemineye,
sangre de este ojo,
perplejo soliviar
en azur abriendo pulcritud
inabarcable,
inicio de sabiduría en vena,
muerde,
acaba esta espera,
raudal extenso de pura visión
en certeza
de sentido superior,
cristalina esencia
descendiente
sin parpadeo fugaz,
crisol de valles
y gramas feroces,
deslices del afán superior,
dar sentido a mi vida,
ojo de sangre calzo,
cabalgo anquilosado designio.
Ancestro del lobo único soy,
perplejo sentir asido
del diablo en simiente,
primer ángel caído consumado,
errático vuelo soterrado,
magia del silencio encumbrado.
Visión, y sueño,
indescriptible con lenguaje.
Si te ocurre lo mismo
no eres capaz de usar razón
y ordenarte abrir los ojos
y dejar de ver;
como un corzo paralizado
por un lobo estarías,
imposible por sensación
hacer desaparecer lo que observé,
por extasía, incredulidad oxigenada,
belleza en percepción,
la pureza en sueño
en imagen mental
que escapa a todo,
vi el azur
por decirte aproximándome,
en un ojo femenino
lejos de este mundo
y de todo lo conocido
o descrito,
fué una sinestesia recta,
sin ser más que tocar el color
de la Oscuridad nacida
a ojos cerrados,
sumisa, displicente,
involucrada en crear
sonido del vacío absoluto,
sigo perplejo y asustado.
Es lo trascendental del infinito,
como ver el origen
del color formándose en un ojo.
El azur, el verde turquesa,
y azul mahón
no te puedo decir más
que esa belleza no me cabe en el pecho,
por algo sigo viviendo
no hay azar enraizado,
hay perfección.
Luz me arde ahora
en el mirar ciego del sueño
sin miedo sin embargo
saboreo el viento,
los cielos me poseen
de nuevo sobre los años
que ellos son,
algo llega a la rosacruz
de ayer
y sus nueve caídas
de sus ángeles despiertos
en tu sueño me ves invernando
dorando mis pelos de murciélago
bailo el colchón de nubes
que sostiene esta mi noche
para desaparecer llorada la tierna cara
saboreando una sombra más
que me vuelve
imperceptible
muerto sabor
de obscuridad sin faros ni luces
ni fusiles que matan hermanos
de su tierra y sangre
crecieron los caminos
y el rojo fuego versado
brotó en flor de amapola venidera,
dime qué debo hacer
¿Algo erróneo?
No puedo volver atrás
se sostiene aparte
la fuerza que nadie alcanzará
nada por cambiar
todo está hecho
algo que asalta aparte
puedo volver y empezar de nuevo
sin mí, sin vida, sin cuerpo
sin lo que me ata a éste mundo
mañana veo el futuro
la destrucción del pasado
quedará atrás.
Corpus, anima, crescens
sol refulsit,
lux
et patientiam meam scientiam
florum, est vita
nosotros no somos lo mismo
la bondad sangra las venas
gustos, deseos, vencer,
arder sin perder aposta la partida
esa que las hiladoras tejen
momento del momento
nacido absorbiendo el hilo del tiempo
las piedras lloran flores
el final es volver a empezar
viendo y amando
el ancla errada de mi lugar,
continúo al cuervo
que me vuelve más fuerte
ave más inteligente de la faz
poder de la misma
energía
en tormenta de conciencia
siendo ese rayo solitario
que partió todo inepto,
inconsciente tormento.
El Castellano
7a, 11B, 7a, 7b, 11B.
Lira:
Todo lo que descubro
aliento ciego, bucólica siembra
como esbozo elucubro,
abre rayo, desmiembra.
Cercenada estalla, ella, brotada hembra.
El Castellano
Margen bruto:
Vagido azar indeleble
quebradizo como abrir
la nuez del tiempo líquido.
Sostenme al arrimo de mi pecho,
no idéntico, no pretende ser
fuerte, encorajinado, denso palpitar
en soberbia luz destellando,
supervivencia en retórica translúcida
rayo y secuela de impávida nota.
Azogue de medrosas secuelas,
abiertas de azar hondo y arcano,
silencio; entonar diviso
todas las trompetas de los ángeles
un prado flamígero
en miles lenguas ababoles.
sangre de tierra transmigrando pudores,
por cuanto mi fecunda indecencia
llegó a conocer en disparo,
en disparo propio
en nuca del siniestro azabache,
fronteriza rivera de álveos
y azucenas nocturnas.
Florece una paradoja exiliada;
susurro en tinta roja
no ceso de cantar para escucharte.
Estruendosa quimera
en inteligencia seca,
secuaz de millares pensantes,
camino de zarza y endrino
camino de vida y un sino,
fuente, abrevadero virginal
descorchado, símil destilado,
por cientos renacuajos ideas.
Rebelde soga a mi condición en una encina,
vaivén en veleta con el viento
raudal trenzado, en mimbre cabalgo
veleidoso, regio, espina sangrante,
tránsfugo renegado a morir,
rebelde índigo de 1989;
hidalguía desdeñada por tierras
y cuchillos de espigas,
con ocres carraspeados
aguardando ababoles matutinos
semblantes esparcidos
como entes rutilantes a la espera
de haber nacido.
Encumbrada la libertad
de nacer sin parcela;
resumen de vida de una vida
bajo tierra.
Rumbo a zarpar
la vía astral
que todo lo acontecido
es la historia de un muerto.
Ajeno seré cuando silencio
deje de ser concepto poético,
como azul duelo de espadas
que separa toda naturaleza humana.
Tu vida mi golondrina
nueve cerrojillos
azures de tres llaves
hoy abriste uno
de los indescifrables,
anhelante, deseoso,
inescrutable
rindo mi oscura dicha
sin desliz condenado.
Fuego soy.
Elemento compasivo.
El Castellano
Candoroso arrojo:
Orillas de tu silencio navego, estelas derraman tus pulcras alas, destellos febriles me arrostran el alma alzaré blandiendo soterraña espada el soliviar vetusto a tus pies rindiera, resoplo, venzo, coarto una flor de tus labios densas nieblas umbrías líquidas, mi visión serena atrapan cielos de tu mercurio, en febril ascua insobornable es mi amor, áspero, tangible, maleable, duro, endeble, rígido, arrobado, mullido, flamígero, estruendoso, calmo, callado, fulge que revierte tu saliva verdadera por mares de siembra, a tu señora mirada encumbro humedad permisiva de duras emociones por ti descorchadas, vive la franja, invita aposenta las simientes de adormidera esta primera lluvia de septiembre que fue beso anhelado por tu sólido verso infranqueable, rigor de lomas despeñadas como rueda la luna por tu sonrisa, y disculpa hoy nazco que revelo que mi hada oscura te siento, cruzo el puente de conciencia, y no te digo salta, prímula escarlata te insisto lo surques de mi mano, mantente, sigue golondrina a mi lado. Tiempo caerá derretido en tu párpado.
El Castellano
Orillas de tu silencio navego,
estelas derraman tus pulcras alas,
destellos febriles
me arrostran el alma
alzaré blandiendo soterraña espada
el soliviar vetusto
a tus pies rindiera,
resoplo, venzo, coarto
una flor de tus labios
densas nieblas umbrías líquidas,
mi visión serena atrapan
cielos de tu mercurio,
en febril ascua insobornable
es mi amor,
áspero, tangible, maleable,
duro, endeble, rígido,
arrobado, mullido, flamígero,
estruendoso, calmo, callado,
fulge que revierte
tu saliva verdadera
por mares de siembra,
a tu señora mirada
encumbro humedad permisiva
de duras emociones
por ti descorchadas,
vive la franja,
invita aposenta,
las simientes de adormidera
esta primera lluvia de septiembre
que fué beso anhelado
por tu sólido verso
infranqueable,
rigor de lomas despeñadas
como rueda la luna
por tu sonrisa,
y disculpa hoy nazco
que revelo
que mi hada oscura te siento,
cruzo el puente de conciencia,
y no te digo salta, prímula escarlata
te insisto lo surques de mi mano,
mantente,
sigue golondrina a mi lado.
Tiempo
caerá derretido
en tu párpado.
El Castellano
Soplo de conjuro:
Veo color de certeza,
color a la esmeralda,
por follaje caduco
de ilusión adusto
en noche silenciada;
halagüeña tiende
su cuerpo, negras dichas
como el tiempo no llora;
en albo espíritu
en suelo sin hallar
bosques y sus frondas suaves.
Pliegues de sombras
bañan sus pestañas,
nítida y hosca
lejos ve en flor
mi sendero castellano.
II cuartilla
La espera sonríe
lecho de tristes ecos
y encajes de apenadas auroras.
Dulce cicuta al rayo acrisolado .
Puro mi aire
de luz enrojecida.
Vistas en colas de lagartija .
En ojos de araña ,
no se valla ,
conjuro sopla
en alas negras.
Vivaz tordo
en busca de lombriz
de idea anhelada.
Nubes de éter
en agua ardiente sin agua
ni limbos profusos.
III cuartilla
Verde transparencia
en canal llano
por arroyos fluye
sin balde;
quejumbroso término
de mi amparo .
Camino a relumbrado
misterio,
adoré la llanura muerta
que mis fuerzas aviva .
Tardía arranca oscura arboleda.
Sombra sin esperanza,
casi viva,
muerta la precoz flor.
Amima la pupila ciega,
descanso sin ancha lengua
sobre tus pulcros muslos
ensortijados.
El Castellano
Denso halo nocturnal:
Fuentecilla parece mi noche oscura,
fuentecilla retozona,
y de verdes lamentos quejumbrosa
como sombra leve de mi pájaro piador
que acuesta a dormir su entraña.
Sombras largas que descubren
el canto los lisonjeros grillos.
Blancura y azabache descansa en la arcilla
el nido mi golondrina.
Al fresco respiro de mi chopo soñador
lanzo un severo destello argento.
Longevidad imperial cercenada
como retazo de persistente
carcoma manida a mi verde intelecto
grave;
embaucaría sin tenerla
todos mis instintos,
todos mis impulsos.
II cuartilla
Canta , canta mi pena azul
sin ocre zozobra.
Abre el verde ramaje ,
a la espesura de mi idea.
Entre un camino serpeaba
como culebrilla de un destino azaroso.
El murciélago castellano
rasgaba bailando, ladeando
el cielo mullido
de levedad de colchón sin luz.
En sintonía opaca que rodeaba
y acariciaba.
El cielo abría su sangre a la noche.
Un sopor de estrellas
que en este verano no tardaban,
y el rudo vigía ciprés soportaba .
III cuartilla
Bajo tenue luz de luna
que los sentidos arrugaba
y mi fiero ciprés de lanza colgaba.
Avanzaba por el camino
los álamos,
como un sendero
en cal de maderos cenizados,
rumbo al Valhala.
Alumbrado , rememorado,
anhelado
por todo guerrero .
Era un olmo frente la tapia
de un cementerio
en Fuente la higuera.
Caminillos de hormigas dispersaban,
desplazaban los vástagos
de forrajes venideros.
El Castellano
CORNUCOPIA DE ESPEJOS SEVEROS:
Manso río de tu frente
tu tenaz blancura duerme.
Confía mi raudo deseo
a todos los dioses.
Vides ut alta...
Piélago ferviente
tu dulce entraña nace.
Vientos hondaban irritados
fértiles voces
acepta que en el campo de Marte
sembré tu dicha.
Abrojo puse en rinconcillo ofrecido.
Nireo empujando
su hermosa lanza ciega,
brillan de Pirro
encendidas flechas voladoras,
este rigor blanco y desnuda,
que aguza
favorita Perséfone,
aguas puras avanza Nearco,
soberana musa Calíope,
no baja.
Cadenciosa lira abre los cielos
en funestas auroras.
Melodía descende caelo,
y riega los bosques de Bancio.
Expresión de mi deseo en espejismo
oírla,
en todos bosques
y arroyuelos
eterniza.
Esta fatídica región,
de dioses dirigiendo mortales.
Yo por ellos
y mi obra
estoy que beso el suelo.
El Castellano
Memorial vetusto:
Despierto mi criatura;
tú no comprendes lo que yo te quiero,
por tus manos hacen nido las sedas;
falanges silentes, cumbres
de cuanto mi placer dispuso
asúmelo todo
en tu pavorosa grieta
de brillos fugaces
y transeúntes luciérnagas.
Lucifago apodera
tu nitidez severa.
El poder pudo
lo que el querer expuso.
Osada no es mocita
pero oro antiguo luce
en conocimiento.
Que a imaginación prende fuego.
II cuartilla
Luz de la sombra
de tu carnal espera,
anida golondrina
mis campestres manos.
No habrá retroceso
ni vuelta de hoja
sin enraizar nuestra alma.
En vértigo cobijado,
sublima mi dicha:
junta conmigo tu vera.
Rito de Sol y ambrosía
de padre Lugh.
Perversión esquiva, llamada
en retazos de cumbres flamígeras.
Apasionada dame tu voz.
III cuartilla
Anatema me anuncias
por tu opio en letra.
Todo es negro,
hasta el amor.
Júrame la vuelta de una lluvia
de tu boca.
Mi arco es ballesta.
Ausencia llama por sí sola,
a exigir unión del eje
y la orna.
Cuerpo de metal,
agua de su espiral.
Pureza consecuente
deslices y febriles osadías.
En plantilla de sangre.
El Castellano
Tu agua ciega (sangre):
Afilo hasta pulir el filo
de tu sonrisa yacente,
entre mi pecho de piedra;
sonríe a tu agua que no se piensa,
ataraxia momentánea
en sangre esquiva verde,
plomo largo de idea batiente,
cesando terco y fructuoso aljibe
donde se almidona la sed de tu cicuta,
surco cielos extensos
de golondrinas cromáticas,
esperando ponerlas nombre.
Acantonado se estría mi respiro,
cromo que abre el tiempo,
por nubes de besos de zinc,
acrisolado mejor extasiado
el vértigo en lienzo
sin melodía ocre.
Desnaceré
y no acabaré de irme
sin regentar
tus reflejos muslos férreos
en musgo de caricia anhelante,
de abrir la noche
dentro de tu párpado cerrado,
abierto a dulce relámpago
de mi color áureo.
Albino se ciñe mi sino
preguntando si un alba
me oscureció el cabello,
acaso sueño,
perpetuidad de constelaciones
y raudas estelas
que guardo en mis bolsillos,
ninfa, pléyade, musa
de acuartelados suspiros
entona tu arpa notas de agua,
abiertas al iris.
Abeja de esta mi escritura dicta,
tejer la celda,
y el pólen será la letra,
cuál la reina oscura
que quiera miel de flor sonrojada
que espera,
tibieza en sueño de metal,
hematíe sanguíneo
que tu surco devela
y avanza en punta de lanza.
Llamada prosa a 23-08-2018
El Castellano
Insumisa, luz sucumbe:
Insumisa, quieta luz con bordes,
que repele cristales huecos
y desplaza a su entraña .
Vivos , hondos, carnales rojos
a la amarillez plena
de la esperanza,
seca, abierta de ojo profundo
con iris encendido
en vivo verde
como la sangre del esparto.
Tu mimbre
que profana y sienta
sombras de agua .
Luz de bermellón energía
por pasiones fugaces
de labios rotos
y besos en el aire .
Nunca disueltos
los rudos huesos
del conocimiento,
entre voces perdidas
fecundas la dicha
del tiempo atormentado.
II cuartilla
Vuela tu intelecto
haciendo nidos
en nubes del cielo.
Somera sin obstáculo.
Infinito, despacio , perece
a tu lado .
Luz de infrecuente secuencia
trinos de blancura primorosa
abres;
rugiendo tu azul disparo .
Si acaso el sol fuese tu hoguera
desnacerías en el umbral
de su invencible ascua.
Luz con tu onda
exterminas azabaches
de sombras
que la noche nunca acaban .
Umbrales tejidos
quedan iluminados
al fragor de tu dorado amor,
carne de la bondad atravesaras
quedaría el corazón
como llena ciruela .
El Castellano
Tañen los campos:
Aflicción de triste vivo,
sonará el canto
entre pavesas al viento,
tañerán campanas
retumbando conciencias,
correrán corzos secos
entre ceniza de flores
los llanos
tendrán sabor a cerros,
los lindes ceñirán
barbechos argentos,
entre nieblas voraces
y guiños de las fuentes
someras,
mi terco aljibe
yacerá, llagando,
su saliva irisada de agua.
La nada
será infinito apacible,
pedigüeño,
sangrará notas
de acordes sanguíneos.
El cielo regirá prolongándose
dorado, candoroso,
como colchón mullido
durmiendo pájaros enmudecidos.
El silencio será rayo al alba.
Guerra al despertar,
fragor marcial,
sopor, un hombre en tierra
profundo canto a gloria,
sin profanar su huella.
Tanta tumba
la luz amada
de la noche.
Gemido de mi voz amando,
al rasguño de estrellas,
Centellas corren por el viento
encendiendo mi vil sonrisa
que se lleva mi amargura.
Halagüeño este honroso suelo,
albos encajes llora
abre un cementerio de adobe,
con cristo de barro,
cruces de zarzas dolidas,
el severo cardo
como señero
de metro y medio,
Nueces como perpetuidad
de días futuros
sostiene el nogal del tiempo,
entre nichos que trepan
las corrihüelas
y dan su sangre a la tierra
inciertas amapolas
entre gramas y abrojos seculares,
las espigas nacen rojas
para oscurecer
y tornar tinta de brillos
y alientos que el fugaz aire
traslada,
bailará la condena
sobre trompetas de los ángeles,
sobre mi zanja
crecerán rosas caninas
y el desierto embalse
de mis recuerdos ahogados
aromos de los campos
llenarán su páramo.
El Castellano en 18-08-2018
RENCILLA EN AZABACHE:
Siento tu ruidillo en el pecho,
que sin aire es latido.
Fresco sonido extinto
golpetea el viento
la persiana de mi sien.
Escala el cristal de mi pecho
una mariposa nocturna;
trae su metal,
de aire batiente o letal amor.
He existido tres segundos en sus ojos;
rubor en diócesis nocturna,
angosto serpeo mi camino
con acritud serena de alacrán.
Avisto una culebra ciega
de mis sentidos,
un espino sujeta mi demora.
Por mis vellos rubios.
II cuartilla
Voy al surco
que abre tu nácar de piel
recto a beber tu néctar
inabarcable.
Rocío de estrellas sobrecogidas,
raudas estelas descorchadas
en tus flores de piel
despertadas.
Sensible tacto como musgo
tus pies besando.
Amplitud de sangre de piedra;
belleza insobornable,
al arrimo
del puente de conciencia
que tú creaste pura, certera, exitosa
alzando mi tiento
yo te puse nombre
de saberte en mi mente,
mineral candente.
El Castellano a 19-08-2018
CANDENTE SECUENCIA:
Animus meminisse horret, luctuque refugit.
Mi mente se estremece y retrocede. Plinio.
Lóbrega quietud escarlata,
eternal lustre oxidado,
eterno sueño
esquivando meloso asilo
de todo desgraciado.
Mi voz, angelical beleño
casi yerto,
pavoroso azar cuelgo.
Un averno cruzo
de quien yo era,
arreo sempiterno me rige,
hórrida lucha descarnada,
lucirá opaca
severa luna.
Mi ciprés fúnebre aplaca,
claman los ecos
frente ojos
musitando furores
al viento desceñido.
Todo lo que gritando calla,
se precipita
como lo que el generoso esfuerzo,
pudo sembrar;
afila esta turba
mi empedernido rostro.
Ultraje
que el desgraciado
expira sus fuegos.
Flor en miel de vida,
bronces de alas.
Magnánima se eleva tu suerte
labrada,
medroso mi latido
ya no huye,
cerviz eleva digna cadena
indómita.
Feroz risa por treguas
de brillantes ruginosos aceros.
¡Oh musa!, que por sombras felices
resuena mi dicha,
inulta eres
diriges fugaces los gemidos,
por melosos lares,
Turia y Duero
bélicos de nudosas lanzas,
desentierra ya
mi cuchilla férrea
de cuantos campos en Castilla
yo amo.
El Castellano a 11-08-2018
HEMATÍE:
Recto metal pudiente,
rige directriz
en este mundo de espejos irascibles,
de avaras ondas líbicas
que sedujeron el troquel
de mi soporífera piel.
Bajo tus compases desnudos
de pureza indómita.
Ojos flamígeros
con verde intransigente
desdoblado oasis
al candor escalado
en llamas, en escalas a tu fría luz.
Crestea el ser de espuela,
adoraciones férreas,
dispuestas en lágrima del fuego,
voy al nido de tus sombras
mi parra ya afilada bajo sombra madre
enhiesta dirige mi compostura
armada de pulcro silencio.
Desnudo en la penumbra
mis ojos limando
tu tenebroso violín,
parca mi destino,
ensombreciendo, anidando
este mi cariño dispuesto,
suave,
extensión del sórdido plano espectral.
Voy ya por mi nube rígida
densa tu oscura sedienta sangre,
reguero inmutable,
avanza la densa lencería de tu belleza,
no, no desvanezca tu honda mirada,
así me gusta a mí.
Senderos exterminados
que quisieron imponerse
sin tu querer.
Alojo la turquesa que te reflecta
mi cristalina musa,
solo ante el mundo
¿Y qué?
acaso osa compararme lo rodero,
transmigro mi ser en digna crisálida
fortificada,
buscando renacer
en colmena de esencias,
estoy cayendo
acaso no quiero,
subir descendiendo el generoso placer.
Sostenme aparte
donde nadie pueda verme,
seré tu suerte.
Herejía dulce saberte,
guiando mis abrojos
que me preceden,
me gusta saber quién eres.
Hematíe cuando coagula mi sangre.
El Castellano
Extasía fuera del tiempo-''Vanguardia propia'':
Operación cero,
preparado para destrucción completa.
Temblando ruido agresivo
supresores activos,
hostilidad caótica
controlador inactivo,
ctrl.alt.delete
mente eliminada,
extasía fijada,
dominación eleva la distorsión;
extinta clase,
energía nunca muere.
Raza real avenga el paso,
controla el ruido ahora,
real es terror en el hueso,
juntos:
-Guerra al error,
guerra en la boca de locura,
nadie viene a morir hoy.
Tropas de la luna
blanden metal oscuro.
Más duro que el resto del tributo,
pura luz sellada;
fase helada en un dos tres segundos;
vidas en el ojo de una aguja
sistema sobresaturado
dirigiendo bajo tierra,
era del resplandor metálico.
Mortífera debilidad
perfección dicta
destruid el defecto.
Vandalismo ordena
descanse el tributo enajenado.
Llanto de la guerra crispada,
sórdida esencia implícita,
tercera fase encendida,
fuerza canta
ciega su falta,
exterminio en vena férrea,
faroles dormidos
esperanza difunta,
cobres almas anidan
sigilo deslizado
por entes de éter.
Energía, niveles óptimos.
Conquistar y destruir es lema,
pasado rueda
el olvido del tiempo.
Es hora de estremecer;
por un alma disuelta en electricidad,
fase oscura dispuesta,
era lumínica comienza decadencia,
telégrafos disponen alaridos en cópula
sobre postes de pino muerto.
Escarpias frías
sostienen pensamientos,
nueva era decreta,
hoy es mañana tejido en fábrica
de herramienta llamada éxito,
ilusión en cadena
para realidad de quien la estrena.
vanguardia
nombre femenino
1.
Parte de un ejército, o de una fuerza desplegada, que avanza en la parte delantera, por delante del cuerpo principal, o que se mantiene más cerca del enemigo.
"el escuadrón ganó la batalla gracias a la avanzada de la vanguardia"
2.
Minoría que extrema las tendencias ideológicas, políticas, literarias, artísticas, etc., de un grupo o movimiento más numeroso, o que anticipa las que después irán ganando adeptos.
"el cubismo y el surrealismo son dos tendencias de la vanguardia de principios de siglo"
sinónimos:
avanzada
El Castellano 14-08-2018
ACRISOLADA IDEA:
Acristaladas, relumbradas fuentes
patios de ideas remitentes,
soles pudientes entre espadas fulgentes,
narcisos dementes, encorajinados tapices,
malvas del sueño vespertino, precoz,
carruajes de sienes nacientes,
ilusa suerte en colchones de nubes,
quebrarse quiere al inusitado compás;
Mañana abrirá la nada,
hondo cobijo del ayer,
no puedo dejar atrás,
llueven ayeres en gotas,
hematíe del fabricado mañana,
solaz escarcha que me acostumbra,
por nidos de grama y sus testigos;
entre cuchillos de sílex avanzo,
dejando generación seca
del brillo crispado.
Octubres secuestrados en su halo,
gritando el sueño de los noviembre
entre fríos feroces.
El azul musitaba entre los árboles,
grité no morir aquel día,
ser relámpago de la brisa,
en esta tierra sin nosotros
traigo el ababol de un otoño que juega
y rehúye los párpados,
como hojas secas prevalecen
el huir de los pájaros.
Destino me alumbre allá
donde los peces se anidan
en los árboles de atardeceres,
joviales como joven vientre de espumas,
el tiempo acaso no partiese,
cansado de ser siempre el mismo,
hogueras atrás yo no estoy despierto,
calzo mis campos
en enredaderas de sones perpetuos.
y afiladas vides de Dionisio.
fenezco como fenece por los siglos
el almendro.
ONDA PERPLEJA:
Luz cautiva, ardua, ofrecida,
el viento me ha dicho,
de su furtiva llama
que él no traslada,
abrí la pupila de la noche,
me vieron cinceles
sonámbulos,
pinceles sedientos soñaban
un ocaso perdido,
espigas blandiendo tiempos
caducos entre retozos
de jóvenes margales,
sin aroma,
el celo del paso del río
cuenta de enredaderas
y sauces cabizbajos,
entre álamos abre sendero
el cuerpo que no se vence,
acristaladas ideas
de renombrada senda
por membrillos
y nogales tartamudos,
era tiempo de trepar el tejado
con gatos fugaces y lunas sin sábanas,
ferviente suerte entre barrotes
que me alejaban de la ciudad
crispada, humeante, entre gravas
y alquitrán florido de edificios,
huir no es opción
pero sí solución.
Hondo reflejo el curso del latido
que amilana a dos voces,
el presente huido del precipicio,
era una ventana
y una nueva esperanza,
zanjas de carriles
sueño que aquellos pinceles
me pintaron el sueño,
y seguí de aquella luz su reguero
disperso, etéreo.
Hasta vivir en la sílaba.
RIERA DESLIZADA:
Hundido por juncias,
despertando caléndulas,
someras, solariegas,
era otro lado donde estaba
hablando, entablando con Ostara;
la tierra que no era pobre
su rigor contestaba,
prado que desciende
juntando un barbecho dolido,
conquistado,
marjal de claras hierbas
flaco acre dispersaba,
bancal de cizaña primaveral,
sutil caricia rizada en patitas de abeja,
parte de mi casa soterraba la desquicia
de un frío traído, heladas patriarcales
por aullidos de viento voraces,
como un rosario deslizado
con aflicción por la tierra,
un silbido del patio oscuro
como lamento sin lluvias socavado,
semillas brotar escabullen, pregunto
vive mi lluvia soñando
vivir deslizándose por la pila sacra
de tus pechos tersos de vientre de seda
y espuma, angelical rostro
llamando florecer colores dispersos,
vieja cueva cantando oscuridad,
como tránsito al amor por tu viña,
cantar de mirada extranjera,
hasta hacer la tierra nuestra.
Impetuosamente soy varón
y no dejo guerras personales para mañana,
ni ganar a puños pequeños,
de opiniones sin cuarteles,
firme elaboro mi respuesta blandida,
vieja, en savia bruta elaborada
necesito mi vera con sangre,
necesito mi vera acompasada
por tu soplo de mujer labrada.
Mi destino como árbol desgastado
de honda sien y senderos de carcoma
apuntalaba mi perpetuo mañana,
acicalando sus ruinas
para elevar su sabor de antaño.
INVERNANDO:
Camino la sierra
y labriego empedernido,
afilan cintas de esparto
y jocosos pinos bordean el monte,
era ella caminaba siendo mujer de húmedas hojas
y gramas recién nacidas
anudadas a la cintura,
era tiempo suficiente
para el recodo de un fondo fantasmal,
estallaba el acre que pisaba
palmo a trecho,
ribazos se despertaban sin alba
dejé un lugar ramificado,
más allá de juncos
y fardos de nueva cosecha,
sin ir más lejos
abría la tierra vieja invernando
su ombligo de invierno
la carrasca de hoja inmoble afinaba
sus dientes de hojas
que el viento pasa y respira.
Campo lejano por cualquier parte
sentir que dejaría plisado
por encontrarse con tus ojos,
pecho de paja nueva silo dormido
de hondo surco y barrizal,
oscilando el filamento de un severo cardo,
entre caracoles mutantes, judíos blancos,
dejé mi traje a reverdecer ortigas y orugas seculares.
entre la joven hierba y el rojo trébol
del sendero,
recojo mi árbol del mañana y me marcho.
RAÍZ DE SOMBRA:
Nací cuando se disolvió la sombra,
era un patio de grises arañas,
con oscuridad en cada flor de luz,
rizaba y caracoleaba, una yedra su alba,
se acostaba el sueño dormido,
en sus ojeras de nácar de luna,
gritaba la eternidad por una siembra esquiva
que abría la espiga de versos carmín,
una sangre de espera en ababol flameando
es un sendero que abría el cuclillo
en su nido de espinas,
era su vida un soliviar
donde soterrar su miedo a no volver, a brillar,
temblaba mi cepa, un látigo de uva quieta,
livio, liviano, forjado, labrado, superior
es y era un campo de malvas de luna,
yo tengo huerto de sombras
que visitan soldados alados,
mis flores de difunto,
que abren sus soles
en crepitar de amarillos tules,
babéa alegre mi babosa
avanza sin casa,
que no sea mi tiesto,
donde enraíza mi vida,
límpido, es mi ávido deseo
fulgurando un crepitar descorchado
de mi luna de relojes,
acababa de llegar
a la cueva
de Förüq vampiro,
allí donde las polillas
no tenían ni quitina,
tejía yo en mi tela
asida la subrepticia
del amor a mi estirpe,
desde mi muerta vida,
al compás que marcó mi despedida,
puliendo este hueso
que me habita el corazón.
TERSURA DE PALABRA:
Aletargada una calma silenciosa,
en regazo de adusto febeo,
no pierdo fiel mañana contigo,
musa de agua.
ilusiones semblantes de Citeres.
Desdén que amancilla
en red que verdea,
no cuentes mis cítaras.
De mi laberinto de espejos
tu alma es llave,
que férreos pesares cierra,
este mi leño amimaba.
Incólume afán de cuidar
de seguir tus protectores.
Tu lira mágica y tu arte no oprimo,
sagrado designio tu voz.
Ver imágenes de sus moradas.
Perdona si te agravio,
en ti yo quiero refulgir.
Lágrimas y sangre confortadas,
cresta de inmutable resplandor
savia que gime
y adora lo que es de ella.
Me crece de los ojos
una sed intensa,
el témpano sordo,
aguarda, vela y sostiene
nuestra ciega luz.
Llúcia de todas las vírgenes,
la una me venció con trágica voz,
y sonrisa de caracol.
Que nunca desvanece
sólo vacío se queda.
Sin destino mayor.
TRANSCURRIR HELADO:
Tiempo vorágine narcisista
que todo abarca
todo se lleva
desde el infinito del mar
al acrisolado
de la realidad del hombre,
retorcía en su nuez
que tenía más duración
que el punzón de la vida
que todo rige,
ilusión dormida en el rayo de sol,
veleta de nueve direcciones,
hueso que crepita lunas y soles
camino de ilusiones,
despertar de conciencias
susurro que gritan las estaciones,
caducidad avanzando
memoria relegando,
surco de vid y arena
surco del trigo y la sinestesia,
etapa doliente inventada
en lágrima del sol pudiente,
retorcer del viento
guiando realidad,
somero descanso
en el remanso de la idea,
nacer, crepitar, extasiar
en manos de su padre destino,
encontrar, desnacer
acaso acabar
en la nuez del tiempo,
relapso ciego
negándose, afirmándose
en su trascurrir etéreo,
del que ninguna materia
escapa a lo mutable de su ser,
compás de pájaros dormidos,
nidos para nunca vencer,
colmenas a lo efímero
que abarca toda disposición
de lo que se cree superior.
VALGIO ALUMBRE:
Non semper imbres...
Duro rastrojo áspero;
torrencial rectitud de la nube,
no siempre vence el monte
que ya no huye,
por escarpias feroces
de locas tempestades
ya no entabla combate
con el viento
Aquilón norteño.
La nube sabe
que él puede más.
Dulces parcas lloran álamos
desde Armenia al inerte hielo
de lágrimas nobles
su longeva vida.
Nifates del cielo, ahora helado
abarcará donde yo he llegado
prescrito el estrecho campo.
II
Yermo descubre,
énfasis
de azares que caracolean
la vetusta engastada en silos de cobre
fugaz destello en alambre.
cuál el sembrado en plata,
cuál el sembrado en oro,
bogo porque somos verdaderos,
en ascua irisada al tacto,
flamígera danza del mañana,
solvitur acris hiems,
danza mi vida en una canica,
el aljibe que yago
viste mi sangre,
en este soliviar de abrojos creados
no pedirán ellos que cese
mi terco aliento,
en solaz yaga que alumbre el destello,
vengo que anclo mi haz
sonámbulo,
en fiel parnaso devorado,
marcho mis aparentes venas
de tus poemas erigidos en cuarzo,
se aullara al viento,
baje una tormenta
a conocer mi trazo.
Coagula mi nombre el aire
que lo tengo agarrado en una mano,
furtivo encuentro insoslayable
por cuantas arpas me entonaron,
mi febril acequia descansará en el agua
con mi barquito de tela.
Sonaré en el borde de mi araña
que todo otorga
recompensa a lo tejido,
en ubre amarilla
abre que se desvela
un nácar de estela
amamantará a la estrella.
gemirá colores su alba
en cristales de caleidoscopio
vengo a pintar
lo que habita detrás de mis sentidos.
Hemattíe de opacidad,
cauce sediento y brumas grises,
venceré este aligustre de mi tormento,
¿seguiréis vivos
si acaso yo vuelvo?
TEMPERAMENTAL AFRENTA:
Pábilo recto,
engranaje sorteado
me habla tu pluma de carne.
Polillas miradas
que son más que nocturnas mariposas,
vaivén azaroso de estambres líquidos,
golondrina, vencejo,
cubo, troquel,
cajita musical,
y flamas pulidas.
Lana de fina plata,
mujer todo nido,
todo ramo al que van mis abejas,
líquen de humedad alta,
misma veris
que me alzas, adormidera,
oídos como rosas de la tarde,
y su honroso, pulcro
evanescer atrapado,
hablan mi silencio enjaulado,
y mi diente
puro amante del brillo,
transmigrado,
hecha, derecha tu planta de plata
incansable,
avoca renuncia a mi condena.
sombras o aceros
rige, blande
esta mi tela de araña
porque caí en su trampa
de destructivos lamentos
y su esencia
de perenne amor,
mi fosca directa,
mi realidad está que vive,
mi pecho
vívida estampa.
Tormenta centellea
que te habla
que relámpago
ama sólo una vez en vida
y toma tierra.
LUZ DE HUESO GASTADO:
Fontana esta mi austera parca.
He existido tres siglos tres minutos
llagando mi pecho aún latiente
sobre un rostro pálido
de azul rosáceo,
malva tintada,
sangre de aurora gastada,
regenta una alquimia
que sonríen las piedras.
He de recordar
cuánto me han dado
para no gastarlo,
Desnudez en ojo
de la mediana espina,
nacido de puro olvido.
II
Muda de una corteza
casi dolida
llegó la brisa por mi hora.
Agua de esta nube silenciosa
que profano.
Yacente alma que me entiende
acaso posaran golondrinas anidando
el plomo consumando
ojos vagos.
¡Salta prímula escarlata!
Es tu turno,
asalta mi suave letra codificada.
Ballesta oscura,
certera,
mi placer abate.
CENIZA MÍA DE ÁRBOL:
Abridme la tierra,
quiero deslumbrar
árboles despojados,
de sus labios
quiero el beso,
entrelaza puente
anidando dos muslos.
Enjambre anillado,
en mi tronco
que aspira
seca copa.
Tu cintura asida
que hendió la luna.
Dolor que olvida su cabello,
habla lento el roce
de viento,
existes bajo toda raíz
cae a tus mares de pecho
mi oído núbil,
con mis ideas
espanto estupores
que se afilan dentro,
peñascos que dirigen su sangre,
pulsos en ramas
abren los espantos al alba.
Fosca sien cobijo,
pájaro o dicha,
destrucción o amor,
ala o estilo,
no sé
seguiré mi destino,
luz adentra hacia encontrarte.
REFLEJO NAVEGADO:
Caminillos vencidos
sin escalas a una segura muerte
asida de un cielo de una estrella.
Granate lustre encontrado,
reverdece que no fue poco,
a ti nube imploro,
lleves los ocres
donde allí no existen,
todo juega en tus rizos de plata.
Hazme libre una vez;
Atravesaré la mirada del espejo,
y su fantasía profunda,
seguiré indemne acontecido,
me apoyaré en mis espaldas,
flagraré de mis espíritus
una verdad,
que crezca, devore
surcos de vana hipocresía
y sus llamas
que interés confluye,
leones aquí
dominados en mis venas,
una sombra fría me habla,
me relata el final
en letanía del tiempo cuando cruje
sólo una vez
por última vez,
hablé yo con encinas
que sujetaban mi esperanza
en campo abierto
sólo marchado
por las estaciones
ni mi jardín azul
ni mi acristalada fuente
con mi olmo desnudo
y mi ciprés de valer
ni mis hijas caléndulas
hijas esposas del sol
flores de difunto escaladas
jamás me recordarán
ni contarán sus penas,
silencio de mi enemigo,
encontrado a solas
resonando bajo el asfalto,
vestiré mi fuente de brillos anisados,
abriendo generaciones de luz seca.
Encontrando verdades
bajo las piedras del monte,
liberando el oscuro sentir
fuera los cielos
volviendo al final sin comienzo,
al dulce tormento
y su vuelta al inicio del sentimiento.
HONROSO, TIBIO PULSO:
Grave, y sonrío
entre la gravedad de lo efímero,
el castillo, el soliviar vetusto,
graves aras de sonrojos
al terruño,
un dulce claro oscuro,
tu boca diáfana, perjuro,
gravedad del insecto insulso,
un halago, un pulso,
enjambre de bellezas en tu nombre
quieto, sin arrullo,
cristal de humo partiendo minutos,
por qué árbol mío,
la proporción de tu aire
que alejas,
grave sin sueño alguno,
hondo soto, inconmensurable hacienda,
trilla que trillaron los hombres
antes yo nacer,
y ahora tantas luchas te siguen.
Tu pasión por un crimen de flores
y altas rosas,
corría un otoño plástico
por la vereda y la rambla enajenada,
sortilegios de hierros azarosos
y pulcras vides sanguíneas,
alta te quiero ver como la noche,
y esa luz difusa, vertida en lengua
de castiza fuente soslayada,
cincelando con tus manos los altares
de huesos que pertenecen.
Como pez sencillo de milagro
que tu boca sea musa, mi rosario.
FLORECIDO MÁRMOL:
Días oscuros en la plaza del Sol,
abrirse pudiera entre rayos regentados
matices insoslayables, fauces brillantes,
y candados de luces, humilde haz,
purpúreo al tacto, suave nube rígida
impalpable entre ocasos azules,
y leones grises,
con tacto terciopelo
una vida de amor eterno,
ola infame viene crispando
metales y fuentes, soberanos eclipses
que el viento nocturno navega y juega;
soledad atónita entre enjambres de gentes,
confiante sentirse bajo el Sol humilde,
espumas de ángulos fugaces,
me palpita amplio con serena voz
desangelada, la vida del hielo,
helor entre escarchas,
y su vorágine de cementerio.
serpear entre raíces ahogadas,
afluidas esperanzas unidas
en el trasiego.
con el viento te digo
que no te olvido ni muerto,
no surcaré sus vetustas alas
ni enterraré mis ilusiones
en sus jardines de albas
y hiedras voraces.
Entre ortigas que abren insomnios
fugaces colaterales
donde exista el acero y ala de pecho,
dormiré en los siglos de tus ojos,
entre turbios cipreses con sabor a luna,
entre la grama reposaré mi razón,
despertando, habitando mis granates
huéspedes de mi corazón.
MIRADA HILVANADA:
Miradas sacrificadas,
en el vasto infinito
que hace nombre el color,
entre cristales y sus cuchillos
de verde espliego,
entre corazones de cuarzo
fue mirarme dentro de tus ojos,
severos, hondos
como pozos sin cuenca
ni final.
Era el sonido de un murciélago
rasgando sombras,
todo lo que quedó sin marchar,
ruido de otra tempestad,
que sacrifica y avanza
truenos del umbral,
ventanas al paso de los años,
quedarán empañadas,
algunos no cambiamos
a la vuelta de la estrella.
Resguardos del precipicio
aventando el alma,
me miro en el cristal de tierra
y azures desvanecen
azabaches crecen
tapando lunas sin relojes
estampas valientes entre yedras
echando flores,
mármoles dormirán sueños
arremolinados
en aspas afiladas del miedo.
PECHO EN HIERRO MONTADO:
Infiere de nocturna flor
nuestra cabida de luz vana,
un día será el siglo de matices
con su avenida escalonada,
suerte en mimbre de tus estrellas
en mis pupilas,
desafíame el lucero
mi malva runa,
satina mi firmamento de lunas,
llega donde no llegan las enredaderas
de mis vilos noctámbulos,
soy enfrentamiento con mi existencia por ti
partida, vestirán las flores mi magia,
para florecer madrugando,
y que su espera me sepa bella, clara
como el osar brotado en primavera,
centella que gasta tu ambrosía amada
cobrando a mis cerrojillos nacidos del alba,
argos sumos en luceros despertando sus arañas,
nubes cabalga, aire sostiene tocando mi esqueleto,
Campos de Castilla, saturnales labradores,
abrid la tierra espera nuestro fruto de nuestras lágrimas
en acequias, hasta que llore el sudor de nuestras manos,
y las matas canten el fragor de nuestras bocas,
¿Quién me conoce en estas sierras de hoz y guadaña?
Yo soy el encargado de abrir los cielos
hasta que lloren, soy el que despierta a la semilla,
y grita flores con sigilo de chopo me guardo,
y entre rayos de bruma desciendo
hasta mi tierra madre de las sepulturas
de los abrojos creados,
pecho en hierro montado
soy esclavo de mis ojos liberados,
desafiando al viento creyéndole hermano,
soy la vida que me falta por escribir en bronce,
soy sangre, destello que mueve
la hoguera de mi escarcha.
¿Quién viene hoy por mi escala?
INSEPULTA TIERRA:
Entre labios grises
y ojos de fuego,
cobijan maculados
sueños vaporosos
sin vigilia,
entre gemas
y su áureo amarillo,
ignoto, desdentadas ilusiones
en carruajes veloces,
por mármoles del sueño
y ortigas que sepultan vanos
testimonios
en solaz yaga sin vientre oscuro,
se acicala dura como roca
crepitante que noche pule,
despertaban yunques frívolos
en estas paredes sin pesadillas,
el día sujetaba
respiros valientes,
¿cuántos zorzales partieron?
cuántas fuentes esquilmaron
su luz entre agujeros de trinos,
vasto templo de zarzas abre
su sonrisa por cuanto el río desvela.
Allí no habitará el olvido,
ni en sus brazos secos de siglos,
treparé torres de taciturnos
desvelos con ropa mojada
tras lluvias en mi ventana;
Venceré esta insepulta tierra
disuelto en la niebla,
de cielos en cinta,
por castizos senderos
de errores inmortales
serpeará mi pecho,
y su hierro de idea sola
cada vez más sola
entre corajes florecientes
e hinojos señeros
de senderos que me llevaron
al caudal de espadas.
HÓRRIDA SOMBRA:
Hórrido tronco, nogal excelso
que acunar su follaje baja
a orillas de diciembre,
un mar de grama extiende
el charco verde,
corretea y desliza alegre
la babosa como un párpado
del tiempo,
que la tierra sostiene,
sombra densa, despierta
afilada de filos de hojas
sus pasos flagrantes
de indivisible viento,
cava su lengua de fosa
bóveda de filos sin fin
adentrar sería perder
la propia sombra,
sombra de muerte
clama que es suyo
el nogal del tiempo,
caminillos de plata
tejen escarchas,
heridas clamando el despertar
de la cobijada semilla.
Sombra de nogal
quien te pueda acompasar,
ya no vuelan tus hojas,
ni otra tierra las acoge
cuna de pasos sin horizonte
a tu ramaje cuelgo
sueños por despertar,
vidas por sembrar.
OSCURIDAD VENCIDA ALEGRE:
Pulcro destelleo entre sienes aladas,
estoy rasgando sombras para verte,
para mirarte serena, flamígera,
redentora como as de trece lenguas,
arremolinada, plena como cuando ciego
encuentra la luz primera,
abierta, candente, como ascua efímera
en la grama de verano.
Saberte honda, transmigrada
como leve flor sonrojada.
Suave entre esquinas desdobladas,
y calles de noviembre heladas
en las que conmigo quiero verte,
hasta el ocaso del nueve;
se afianza mi suerte,
en el tejado de mi mente,
por ciudades de ceniza verde,
atrapo el desdén de gatos erizados,
estirando sentires de cromo,
arrebatando piedras al silencio,
navegando asfaltos sin prisa,
ni desquicia; Acompasa este latido
por arterias sin venas heridas
ni ángeles fieros infrahumanos,
quiero verte como se ve un tigre
en la ciudad, entre árboles de cemento,
y ríos de cristales,
quiero sostenerte
como blanca primavera
entre este otoño rendido
sin flores ni llantos del cielo
que escapan precoces.
Quiero tenerte, osarte,
como si me enraizaran las manos
al acariciarte
para nunca perderte.
PANAL DE IDEA:
Espino amarillo de mi demora
recto aromo entre cardos,
entre hinojos del Sol deslumbrados,
me visto de primer ababol florecido
para ser de la abeja,
y la abeja ser mía,
entre estas guadañas de esparto,
afilo que nazco,
fulgor entre fulgores,
de ojos calizos avanzo,
cuerpo de arcilla
hierro mi idea,
estas espigas me dicen
que quiere tener espinas su sed,
estoy sentado entre una prima retama,
esta primavera que me siembra
yo que soy único poeta de su sangre de ojos,
quién osado me compara,
me blando al nivel
de esta floresta desnuda,
limo mis nervios
con azada de carne de metal,
el miedo grita
de contemplarme avanzando,
me Tumbé en la grama
a pensar, me nació una abeja
que escribe poesía,
soy hijo de la Luna,
única Diosa por Dioses haber sin contar,
luna de guía soy yo su semilla,
tengo ojos donde se acuesta
la oscuridad,
es mía soy de ella,
como flor de su insecto
que la poliniza.
VILO RECTO, FORJADO:
Con alacridad serena
de mis años dulces
con pulcritud de espadas,
vienes y me das una azada.
Al barbecho claro me siembro,
sacando terrones de mi eterno lecho,
de una espina gemía el viento,
y acabó llorando vida el cielo,
trazos con ineptitud
de luceros que no evitan la sombra,
ella que la llevo agarrada
a mi cadera, sombra profunda sin espuela.
Fuera del tiempo, fuera de este grillo de tierra,
afilo mi canto sin despedida,
abrió el espejo su tierra
engullendo lo que es de ella.
Dura noche me sostiene
su atadura de luna,
resucito mi etéreo camino de esferas.
Recto colchón mullido
es mi enhebrada calma,
que se acicala entre lenguas malvas.
Vence este mi viejo amarillo,
como sol de tierra
se llama caléndula.
INFINITO ACIAGO SEMBRADO:
Recto vilo me aguarda
esquinado
con su canal infinito de campo
estudiado, consumido
en yerta flor deslumbrado,
yo soy de una margarita
de su floresta destapada,
soy yo un ababol
con cruz de tinta
en sus pétalos carmesí
bermellón,
no puedo matar por mi tierra
pero tampoco puedo desenterrar
mis raíces,
hoy estuve plantado
frente a carritos de la dama
que alzaban sus flores lilas,
eran como éxtasis en caricia
como beso dado a mis ojos
en lengua de espinas blandas,
caminé al mercadillo
de mi localidad
pregunté por caramelos de miel,
tomé mi café solo, doble con hielo
y seguí caminando
mi lustre jamás vencido,
las malvas me floreaban
por ser ya primavera
los cebollinos se divisaban
pero aún se encontraban fabricando su flor,
para parirla en verano,
bebo agua de la fuente
frente al ayuntamiento,
soy poeta de sus descampados,
de sus molinillos
y de sus charcos,
soy indescriptible esencia
cincelada
en verso de carne y espiga,
en esta higuera del demonio
alzo trompetas de los ángeles
con sus flores,
y las caléndulas silvestres
me dictan que jamás
acabaré de irme
sin encontrar luz de tierra en ellas.
LUZ EN REPRESALIA:
Cubo metálico sin fin,
donde se derrama
mi vida en una hoja,
fieles testigos
involucrados
mis verdes sueños
que sonarán,
goteando una clepsidra de mano
un hierro en el bolsillo olvidado
un barrote y un peldaño,
dejé mi inocencia a solas
por si vuelve,
a mi mesita de noche,
a un rosario oxidado,
a un armario cerrado,
a una vela de candelabro,
dónde yo me casé contigo
en su llama
y juré, juré no mentir más
a este arriano corazón esquilmado,
creí que la mentira
era ser feliz sin querer serlo,
de retuerto desliz
desmiento su designio
voluntad coja de verdades
para anticiparse al pasado,
raudales de belleza anidan
sin ser elección
sueño taciturno en cesta de mimbre,
todas las cosas
incluso las no creadas tienen razón.
Su sueño ha acabado
soñó la vida como su propia realidad
pero en realidad usted murió
en aquel accidente
el coma le venció
y le introducimos su posible devenir
que lo sintiese,
el tiempo se ha acabado,
debo apagar la luz.
No venció su destino.
Su hoja se completó.
ENCLAVE AMILANADO:
Surco tu blancura primorosa
en aleta que mi mar de tierra
entona, fulge la honda ojera
que casi arrostra mi alma.
Una pureza que tizna
tu enclave del mañana
alta fronda de espesura
bañan tus labios
sobre mi araña
diente en el fondo
de súbito crepitar
baña, fulge luces calmadas
apacienta el viento
sin saber cómo,
una ascensión de reflejos
un relámpago
entre dos oscuridades aladas
una luz desertora de mí,
tibia en profundo llano
una estela clara, vive que llora
belleza indómita.
Limada urna casi tuya
casi mía,
rueda y pasa
entre mis perpetuos siglos
transcurres vida
entre solanas, cauces
entre yacijas y cáliz
sin borde
agujas mil
ciñe que venceré
este agujero invencible añil.
Irrumpido, casi rayo parecía
servir a la tempestad
de Candamvis
pulcritud diminuta, arriba aristas
rauda, la sombra ha girado.
RIERA DEL SEGADOR:
Fatiga convulsa
del labrador destinado,
blanquea su yerta barba
entre espigas que esperan.
Por la hoz férrea descubren.
Hierro culto carga
asalto de glorias promete
la verde escarcha del labriego.
Cobre sediento de tierra
aguarda en su mina
su muerte
con esposa dormida.
Un cierzo canta con afán.
Tierra amiga
que destierra su leve trigo.
II
La cerviz huye
contemplando los brazos férreos,
armados.
Vana contienda enfurecida
que máquina de amor disuelve.
Como dura Flérida
que todo trabajo humano apremia
y este arado, sudor no empaña.
Anisada memoria acomete y apaña.
Soldado de hoz solícito
todo el campo le entraña
toda tierra llora su barbecho
su gesta hace horda
en agraz durmiente,
paso de las rieras
de muerte joven.
CLEPSIDRA DE VIDA:
No me iré
sin el hermano de mi trilla,
ni su simiente de grano
sin despedida,
no afinarán ratones de campo
la melodía que blande
y sostiene mi cigarra cada día,
ni mi olmo secuaz,
desnudo, dirá más verdades
entre mares de gente
ni semáforos precoces,
ni en vitrinas de estante
quedará mi latido,
ni aliento marchito
cual caduca hoja de estío,
mi sábana de paja
reblandecerá su añil graznido,
sortearé escombros relumbrados
de metal y cristales vanos
sin hocico.
Sólo hoy diré
que no me visto porque
sí me marcho,
calzaré senderos y alacranes,
calzaré pedregales
y sus nidos de lagartijas,
quizás no me importe nada hoy
ni que digan que yo vivo.
Mis venas serán encajes
de afluentes y sus ríos,
el mundo seguirá quietito,
los males seguirán empujando,
puede que hoy pregunte
a la serpiente de mi cuento
si me devuelve el ojo,
que yo la perdono,
arderá la compostura
de la araña de mi patio,
en un torno que crepitan las maravillas,
los jacintos silvestres mostrarán
sus botellas azules anunciando
que más tarde llegará otra primavera,
y que de la gala de flores
serán primeros,
guiaré mis rebaños por soliviares
que no me han conocido,
entre cernícalos y bosquejos umbríos
sus ninfas conocerán que a ti te miro
que a ti musa me dedico,
habitaré montes y lomas desdeñadas
y su cortejo será embrujo
para que las estrellas rueden,
llenaré mi granero con tus besos
con esta luna
no me detiene ni el tiempo
que se escapa
entre mis sarmientos.
ROMANCE DE DESTIERRO (VERSO LIBRE):
Raíz arcana anclada,
dejas el etéreo espacio,
en eterno cementerio
de tu silencio.
Yo taciturno espectro
misterio de parajes salvajes
que en tu lengua
confrontan.
Sacio mi lacio imperio
en soledad sin inicio
sólo aplacar tu idea
cuál ojo sin alegría hallo
ocho hijos me has dado
más los bastardos reconocidos
anudar mi vida sin vivirla
es desfallecer sin despedida
entre corona y candelabro
me alzo,
al fervor de soles.
Sí mi raíz de plata,
Como gusano y como polilla
no me marcho,
oscuro gusano
en volátil capullo de cobre,
devana mi sangre que rueda,
transmigra tú mi fosa,
qué humano se deshilacha de su obra,
infecundo escote sin gloria,
coraza por pechera,
tu forja de alma no abandones
ni con forzoso anhelo
de abandonar tu querubín
en tomo de tierra
aun la carcoma en espuela,
vencerá a la correhuela,
en secuela despierta libro
que te hace sangre
como a la tristeza bóveda,
y su sombra a fundirse entona,
avanzo sin cárcel ni insomnio
esfinge de mi carne perecedera vuelves
arrollada a nueve cerrojos,
roja sangre abrir puede;
tú eres mi umbrío tomo
que busco en la Tierra;
como fe en tórculo
rige tu blancura,
pergamino de vana ciencia
que profunda se hunde,
hinchando el viento
de tus metálicas alas,
verbo encarnada
sin margen ni acerbo,
llorara mi alma
en tu rostro
espejo mi gloria
de dios sin nombre
ni conocida lumbre
y mi ser incumbencia
sostiene armada sin anzuelo.
DESALMADA SIEGA:
Ventalle de oscura fronda
guardaba de almena celada
sin aire
luz en mi pecho arde.
Yo miraba la oscura nota
que viento este no daba,
por amores entonada
oh negra noche
a ti mi mirada
sin tacto ni guía.
Noche que frunces mi cuello,
déjeme mirando
tu parda azucena.
Seca sed, infructuosa
rigoroso margen de tu curva,
tu líquido selvaje me llama,
nítido por cercos esparce,
luego iris apacible,
asombrado, del canto encrespado.
Ufanía de albos trajes
tus letras gastan,
viaje al Parnaso
encarno en el túmulo
de nuestro rey.
Embeleso recto
te aguardo,
quimerista de honda fronda,
encara ya mi sierpe
que nacerá flagrante.
Espanta mis ecos quebradizos,
a mi sombra
mal hacer no se le atribuya
fatiga de aliento
no muestro.
Ejemplo de floresta,
saciada miente, yerba, monte, fragua,
cueva en beldad luz niega,
esfera sin fuego,
acaso no ardo,
apacienta mis arroyuelos,
por cada hielo
que lucen desalmados
sin tu brida, esquiva cintura,
carmesí.
Por penachos paganos
y espada en manos
cabalgará
tu caballero gentil
Castellano.
LLAMAS EN OJO DE SANGRE:
Flameante fuego
de los cielos
acoges
y frío duermes,
que los campos
ya no emblanquece.
A ti padre de los vientos
te imploro traigas
tu negro vendaval.
Así choques Aquilón
norteño con Ábrego
abre esponjada la tierra
a tender umbroso páramo,
sin azote
del fuego del cielo.
Labrador que clama ya,
la enhiesta primavera.
Cuántas sequías verá esta tierra,
sólo el estío
habitual dirá,
me sembré
sin blanco cielo,
sin que me empujasen,
yo encendí al ocre,
en todo acre,
tierra que consumo sus venas,
invocarme pueden,
siempre vengo
porque siempre estoy,
desde enfermedad sostengo,
me ves cayendo,
arrastrándome de nuevo
tu creencia de mantenerte a salvo,
donde nada escapa,
deslizo el tiempo,
no puedes verme en tu espalda,
estoy cayendo de nuevo.
Alguien me verá latiendo,
algo habrá después de todo.
HORIZONTE QUE ATIENDE:
Largueza que me aguarde,
cual llama en cántaro desvanece,
piélago ardiente,
escancia, sostiene alta suerte,
alegremente la voz del viento;
nobleza de rudo ejercicio
furtivo, desposeído
espíritu sin guía furtivo,
desvanecido, fatídico,
tú que ensalzas
la conjetura voraz
de mi sentido de vida,
cual arrobada insignia.
sonaban enebros
un sopor de encinas
bajo laúd.
Engéndrame grandeza,
que secunda igual
que a mí mismo.
Diana con flores
exterminio de fieras no manda.
Luz invocada
partiremos sin navegante,
estirpe que avivas,
con impávido destelleo
entre fuentes y torcaces,
padre de mi soberbia
furor de lobo que ve al ciervo,
torres bellas altaneras frondas,
sin secuelas de florestas
que acaso Venus no canta.
Nullam, Vare, sacra vite...
Conoce mis arcanos.
Mi Llúcia despierta,
rigor que afronta
guarda, desvele,
su reflejo en cristal claro,
vine por donde he venido
por el gris viento,
perplejo.
31-08-2017
LUCIENTE LLAMA:
Escita levantas,
de insigne pasajero gesto.
Mi dulzura de cólera nacida,
cantad mis años dulces
a Diana,
entre boscajes
y frondas suaves.
Donde el torvo cielo no amenaza;
Allí se blanda
mi ser recto
de conciencia pura,
cantos se erijan
de verdad desnuda.
Sombra de saetas vanas.
Sangra, luz viva, altiva,
nada sin tus honores consagre
el viento de plenilunio.
Ceñidas las verdes sombras
de las hiedras arrancando
liras al pueblo fragoroso.
Vieja entraña lacerada,
escucha el reverdecer
de la sagrada cepa.
Sin honores no hay versos
ni comensales.
Cuál la vigorosa, valerosa
Quimera
que el ser no enrosque
llegada la hora.
II
Era tu entraña en flor,
un misterioso relato que ostentaba
la vaguedad de tu música;
tu pureza, apaciguada.
Suspiro de tus dulces fauces
notas sublimes
de tu espíritu cristalino
mi oscura golondrina
que hermosea tu entraña enervada
delicada sangre que da vida
al penetrante sarmiento.
Belleza tú, de altivo rayo
de lo bonito repleta tu hermosura,
``palabriñas mimosas e sentidas.´´
Así eres tú.
Río y caudal de poesía
que serena caes a alterar mi sentido.
III
Quiero ya los fríos vernales
que los tapen tus caricias;
mullidas en piedad lisonjera .
Por cuantas secuelas
arrostraban indelebles mis trazos
de rieras desangeladas,
a cal y canto fervientes
solas, solas
como cuando se siembra la tierra
y crece en su rivera
la amapola
que abriendo abril,
juega y mece
tus labios carmesí .
Negra celada duerme mi otoño.
Negro iris conculca
secuencia inamovible.
Fúlgido astro cabalgo.
Satinando tus besos
en luz destinados.
AYER DEL HOMBRE:
Mañana será epitafio sin nombre,
una deidad vaporosa en alambre,
una alta ojera de nácar caerá
por el descendido horizonte del hombre,
será su suerte una llama sin aurora,
flama de inmortal discordia,
un beso atrapado en etérea yacija,
un granate verso inconcluso
que encadena la vida de quien la lleva,
hombre al menos por tener valor de ser hombre,
poema sí por tener imágenes para bastar a la belleza,
para hacer lo diminuto gigante,
y lo gigante magia de silencio,
es un aliento, un hálito y un verbo,
una tijereta en esta ciruela,
donde se derrama la idea,
mas si no alcanzas a dar impresión de belleza
jamás serás poeta,
serás narrador de tus diarios
de insulsa existencia sin afán superior
que no sea lamer tu conciencia,
de este nicho traigo la lombriz,
estaba en su tierra recogidita, feliz ella,
aquí en esta tierra sembré mi verso,
esperando que se abra
y sea inmortalidad de alta esfera trenzada,
por quien la sostiene sea quizás eso
una deidad con nombre.
MAGNIFICENCIA EXACTA:
Yo me adentré en la morada
de la belleza más perfecta
y renombrada;
allí estabas tú mi amada
quise hacerte mía,
ser como mis ancestros eran.
Nacieron hidalgas hijas
de mi tierra.
Fervientes herederas
de mi idolatrada hacienda Castilla.
Honradez solariega
de mi feraz Ocejón.
Amante compañera
mi sencilla labradora,
alzando nuestro
el regato cristalino.
Logrólo todo
pacífica y amable,
perpetua y serena,
alma de anchos cielos,
desnudaba.
Campo pardo, ondulado
en mudo, ronco halo.
Con tus castas soledades caminas.
Desterrando azules lontananzas tuyas.
Empapada llaneza,
grandeza en campos abiertos.
Alamedas y copas desplegadas
de encinas viejas.
Vida solemne aguardas.
Tonadas dulces
de miel de panales.
Doradas esferas precipitas.
Puros, serenos, profundos pensamientos.
Monótona, inmutable,
magnífica hondaba tu estela.
Mis férreos zarzales floridos.
Vigor de sienes envaneces,
perspectiva de nueva cosecha
en las lindes de tu exacta
alma.
TU CRISTAL VAPOROSO:
I
Adentro la longitud soporífera
que rige y exalta la turquesa
de tu pura mirada.
Visiones de tiempos mejores
sí entraño.
El campo de tu Parnaso devorado,
abro al candor de un santo Olivo;
bate sus alas el pardillo
al rebuscar la grama un tordo músico,
que consigue la lombriz
de mi pensamiento.
Albergan flores de piedra
las vírgenes encinas
desplegando sus bellotas
de días futuros.
II
¡Oh! Luna de sangre,
luna férrea,
esta noche de viento
cuando suena un lobo afónico.
Vals de la cigarra
que despierta al litigio
del arduo grillo.
Brilla la piedra de lumbre sedosa
ya blanda;
fango quieto que la sangre verde
no gira, púrpura celeste
de nueva cosecha de estrellas,
caldero de esquiva realidad
te encuentro, tu saliva vieja
en tus labios azules.
III
Soledad de hierro frío
con venas de fuego
y su gris suspiro.
Alzo tu cristal imbesable
por tus amores
de humores lívidos;
fluyente no es mi querer
ni se tumba como espiga cansada
de este estío ardiente;
hoja rumorosa eres
del cuaderno de mi vida.
Ingrávida alma meces,
que ya no ahuyenta
mis latidos precoces
sin escapar nunca más.
Extinto muro de sombra,
cristalina, acaricias mi profunda dicha
de este nuestro universo recto,
luminoso, que sangra la noche
en tus cabellos.
EL SIGNO DE LA ESTEPA:
Alba mía,
fugaz de abisales miradas,
llévame a mi lecho
que no me tengo más en pie.
Cayeron mis suspiros de miel,
Orando me acaricien
palabras de ayer,
ven mocita a mi vera,
ven te quiero ver.
llorando no lloro
mi cantar aquel.
Visten amapolas destellos de piel,
dispara para no volver,
plural celeste aflicción,
alba mía escánciame
no quiero tu padecer,
sonríe a mi flor esquiva
un rayo tornasol,
ten mirada pura,
en esta espina radia nuestro tesón.
Hueso hondo, fúlgido nacido
de la adoración,
como niño lloro la ternura
agarrada en corazón.
Martillo quiso ser mi hoz,
segando a golpe de viento
mi labrada voz.
Victorias acompasadas frunce mi Sol,
el rito mío cantará,
por la nieve de los álamos,
al olvido de barbas de mi chopo forjador,
herrero de mi sinfonía.
Verá parir la luna,
en hojas de olmo con forma de corazón.
El signo de mi tierra,
el amor de mi azada
a su soterraña entraña.
Vientos del norte me llevan
a lomos del Aquilón,
Hijo del relámpago,
que una vez amó
y tierra tomó.
Signo de los tiempos,
solo, solo ardió por derredor,
alma invicta, invencible
su espada deslumbró.
Lobo aventado en bosque clamó
la tierra devora lo que es de ella.
Yo clavaré rival
a serena esfinge,
que mustia mi carne florecerá,
espero que esperaré
el tiempo me seguirá
mi rastro percibirá.
Hoy como ayer
solo mis dioses, me aguardan,
en esta estampa abatida
de mi soledad voluntaria,
necesito el sonido de mi noche
por escarchas azules febriles
cantar de flores recuerda
el llanto de la piedra,
a la ruptura de compuerta
estaba yo desafiando mi destino,
hilanderas tres,
no me tapan mi hocico,
trémulo, voraz,
quise estrofas
tuve una unidad,
mis principios numerados
los dejé ayer sembrados,
vine para seguir mi oración
no rompas quimera
mi sagrado nueve,
vendré a traerte que mi ser
lo forma el tres.
Si te veo,
no te escaparás de mi tundra,
ya te he soñado y contigo hablo
de espíritu en yacija
recipiente que mi conciencia
suenas,
me despido para regresar
a mis cantos olvidados,
sin musaraña dicto
que yo existo.
DUDA DE CERTEZA:
Contralto sin indicio vivo,
secuencia inamovible,
juega con el órgano de mi carne,
preludio de tu posesión certera,
sigue, tu duda no vence la mía.
Juega y ríe descansada,
a mi esfinge ni paz ni soga
basta,
acuesta en hondón de mi cabeza
cuantos quicios obré por ella.
Siembra tú mi bóveda de cráneo.
Espíritu de luz acaso,
cegadoras sienes
su intelecto grave
no germinan.
Brega sin ama, sin rienda,
desarmo tu tacha, alzo mi escudo.
Límites adultos, astrales,
descarnados
en tu pulcritud de infinito
que rige filo,
asiento personal paraíso.
Tres angélicas opciones,
a mi ninfa preguntan
cuándo podré quererte.
ABRE TU NÚMERO:
Ahínco, fieles cinceles abruptos,
en cósmica unión de mis pinceles
por lira de tres ramajes
dignamente inefables.
Sángrame tu voz en mitad de mi soto,
vergüenza de tanta trampa
no tengo.
Por venales conciencias marcho,
me deshago contigo
mi vil manifiesto.
Confieso mi afán
en tus batanes,
atraviesan tus escarpias mis cristales.
Briosa tu leve rosa azul
firme, esbelta;
elegancia en aire resuelta.
Humilde respalda espinas
y honrosos vestigios
clemente bogaré tu piedad
deslumbrada.
Azota tu alquimia tu esencia
y quinta esencia.
DEVELADO ASCENSO:
Metamorfosea mi cariño:
1
Alzo digno puente sobre el vacío,
culebra bastarda entre cadena y telón,
almanaque de muda en escamas escarlata,
2
flor de pecado sería morder
tu latido proscrito,
circuló mi sangre
3
noventa años por tu cauce,
Telón con mi lienzo
milagro en llanto
4
de anhelarte tanto.
Río chico que a mi pasión pregunta,
desde ventura, fondo o poso
5
hasta acariciar la brizna de tu corazón.
Verde es mi escarcha
devela, avanza
6
tu crisálida
de mujer exacta,
tendida mi araña.
BRUMA DE IDEA:
Tiniebla de la nada,
pensamiento, tormenta,
en sólo tres inciertas sombras,
tres telas en asombro por ánades
dudas pasajeras de calandrias,
chopos transparentados
en telas azules
proyectos de murciélagas alas,
arroyo de sangre de piedras,
tu cauce quizá.
Venideros ya no sueñan
los esquivos mordiscos.
Entre raso y sierra
manantío venal,
espera tu lengua,
promesa en cosecha de idea,
criatura mía
concha altanera.
soy yo semilla, rajando acres
de solana mar perdida,
busco nombre por cadenas,
corazón sin tierra,
vado de mi soledad avanzado,
futura puede ser ella,
lo que ella crea,
cielo en ciudad de puja lisonjera,
puede acontecer
arcángel en esfera de plata,
arcángel en burbuja.
Ya adhiere su piel la cota de malla.
Nido estallando de su amplia sin razón.
Se alzará todo lo no acontecido.
ORFEO INVICTO:
¿A quién canta tu férrea lira?
¿Para quién despliegas enervada
tu alma de luz,
la magarza de tu pecho,
el tulipán silvestre de tu cuello?
Bréa en fuego que arde Apolo,
la fuga de narcisos y crinejas de tus cabellos,
tersos en huracanes de mis manos silentes.
Árboles tupidos, besos
de virginales savias.
Fruncen tus ceños imantados,
Atalanta cobija la roca de tu piel esquiva,
erizando mis vellos de escarpias cobrizas,
agita, concentra leve destello,
pasajero de mi viento tejido.
Tu voz que edifica, rompe silencio
perdura en tus hilos dorados de entraña.
Desnuda mi arpa la música a Eurídice.
ELOGIO EN SOMBRA:
Sin mi otro, él mismo,
primerizo hexámetro
en miles largos
de centésimas
en broncíneo
invocando mi falange griega,
insoslayable argento
tejiendo mi póstuma égida.
Musa o ardua estela vislumbré
en arcano fuego,
tengo miedo de ser perfecto para ella.
Sin y con cumbre
en arduo intelecto
mi Sol mayor blande
cenit de esta idea
por cuantas cóleras desvencijada,
mis herramientas cabales
dictan
muerta mi araña,
paredes para mi yacija y su sombra
alumbrada, esquiva,
por piadosas ninfas
muestra lo que perdura.
Otros jáctense de páginas que han escrito,
ni me rozan en vil osadía,
manifiesta.
No habré inquirido
declinación laboriosa
en afán de romper sintaxis.
He profesado a mi musa de agua
que soy su aguja esquiva.
Ni sargento ni venas de Horacio fuí
ni filólogo ni malabarista de letras,
Ciego y quebrantado,
labré mi verso
todos los meses,
desde cruel insomnio aplacado
que despertó mi quimera
quebradiza de ocho patas
aquel 2005 que comencé
a ser alguien con mi existencia a espaldas.
Rostros y mis notas.
Vanas apariencias que anidan.
Alacrán manso y ciempiés soberano,
mirto e hinojo que hace monte.
Tus pies de jara.
Cierra muralla.
Hacedor que invoca su río,
Heráclito de intangible astro,
llorando mi amor, por cuánto espero,
por cuanto he conocido,
las tres armas, el guerrero
reminiscencia en laberinto de sus espejos.
Serán ascuas
corazón y sequedad de piedra.
Tiento de cuanta ceniza yo amo,
pensamiento, muerte
o proclamo;
tinta servil de amarse a sí mismo.
EN MEDIA AZUMBRE:
Nunca seremos nunca,
enfilando seremos ceniza
secreta puerta,
desolación con corazón,
materia de luz remota
sombra, olvido, brillo
palabras en el polvo,
tintero, sinfonía,
melodiosa sierpe,
me ensordeciera tu rayo de luna.
rastrojos por cebollas difuntas.
Animosas amapolas
órganos de mi ruda piel,
alada mi alma de almendra.
Parca enamorada es contemplarte
colmenera sería tu alma para anidarla.
Me esparcen la razón,
bueyes arrostran mi redil de venas,
fugaces, secuaces.
Halagan mi jardín sin alondra,
mi nombre te dejo,
pecho de ala,
tórculo de este recuerdo,
dejo presente
que quiero ser siempre, contigo.
Sufrimos tú y yo
la miseria de la vana luz,
en lecho, buque, beso
y noche de perros sonando
como lobos despiertos.
los valles redondos de ondas viejas
navegan las dunas
de tu luna sempiterna,
en arena gemías mi placer
y sus grajos que crascitan
enamorados de nuestra espera,
delicia como tú así es esta vida,
piedra ligera en viaje definitivo.
VERTIGINOSA CONTIENDA:
Soy hijo de tu oscuridad.
Tarde prendida entre apóstatas,
sienes y jinetes de curvos ejes,
partir me alcance este día,
desde mi flor de Bradomín.
Retorcido entre carruseles, tranvías
del sueño noctámbulo
y malvas del sueño de Castilla.
Quiebran mis señeros
una luz sin espasmos,
ni cobres caminantes;
un canal que la floresta sigue
por senderos,
apuesto mi perdida ala en son de tu lengua,
donde el azahar sembraba
y se extendía como ciencia de umbrío tomo.
Era mi era como mujer sin barba ni corpiño,
entre mi siega labraba una espera
esperaba una lagartija
del fuego nacida,
una contienda de bombardeos
de simientes risueñas,
como un látigo que la estepa enciende,
su signo bravo, un linde en ávida crestería,
por el desliz de esta hoguera,
acábose mi rodada espera,
sin marca ni flamígera contienda,
estaba quieta, jamás yerta
tu flor del alba,
como niña perdida de la madrugada,
abrió destartalado su ronco latido,
naciendo una vid, primeriza
entre avernos con hijo de tu flameante
oscuridad hendida
y huellas de trigo venidero,
disparé al viento,
me contestó su voz
entre sarmientos de cobre,
rindiendo mis miedos,
de violetas noches postradas,
en soliviares que abren azadas
de la tarde en su compostaje,
sembrando
que volveré a verte.
Para poseerte,
dicta rauda tu señal
seguiré cauce
sin embelesar, sin regentar
sólo tu letra por anidar.
Y mi vida en ti sembrar.
VASTO DOMINIO TE ESCRIBO:
Atrapa mi carne,
en orilla de otro sitio,
en levedad de tu oscuro abismo,
púlsame mi figura que ensordece,
mi voz libre que penetra
sordamente tu sombra.
Abismal silencio
yerto el tiempo
que disparar
manecillas de relojes rotos,
fulguran, encandilan tu mirar,
absorbe mi cruel indulto
transmigrado a evanescer,
vida sin amor no ofrezco,
deseo hondísimo
en vaso infranqueable;
abismática tú
ruego batas tus oscuras alas,
enigma o poso del mundo,
bajo la tierra oscurece el día.
Sombra justa que mandas,
penumbra en perfil de cielo puro;
torso de tinta,
parpadeo de espumas,
noche cerrada,
los luceros sobre tu parda mirada;
sierpe que palpita
llamada esperanza en azul
montada,
luz ciñe tus colinas, tus exactas sílabas,
perseguidas por tus labios dispuestos.
Mi viento inquieto te circunda,
demarcando sueños auras
y tesituras perdurables.
Diosa suave eres,
asaetada,
deslumbrada por padre lucero,
déjame admirarte,
no quiero refulgir si no es a tu nombre,
bosque de venas,
hojas malvas,
ascua del mundo,
es darte mi corazón,
yemas ofrecidas
hierve tu belleza colmada,
eterna duraste, cruzaste
la senda que lo bonito te llevó a mi casa
de ciego verbo,
ALBO TRAJE TU MIRAR:
I hoja:
Canta mi piedra
por inencontrable esencia,
promesa de luz del sol.
Azar de imposible
fuego fatuo en tejas
que son nubes de altos cielos.
Serenamente místico, me alzo.
Ascua empírea fueres
o carbón del destino atronador.
Mito, constelación:
constante, pura flamígera,
eterna de cimiento terreno
sobrevivirás a lo alto.
Escarnio mis solas sombras.
Promesa de tiniebla,
promesa tibia,
nunca alcanzaré luz tan ardiente.
II hoja:
Perecer a los cielos que yo amé,
te amo en medio de mares,
entre pulcras esferas feroces.
Clamor por férreos bosques,
boscajes de tu sed de miel,
arrebatada tú, de tu albo espíritu,
generosa es la penumbra
eco pálido de azul viejo
virginal fuerza de noche añil.
Presencia misteriosa
en haz, de luna áspera.
Destino opaco, inclinación
por verdades de monte desgarrado.
III hoja:
Tránsito estremecido, el río,
ligero, nitidez de espejos
que dulces presiden
hondas tierras.
Constante agitar de sus fuentes.
Resplandor baten tus argentísimas alas,
palabras entreabiertas
buscando dicha.
Esencia, eclipse de mi sangre.
Sideral cuerpo estrellado.
Sigilo, tus pupilas
con las que a fuerte garra
me amas,
y ardua me miras.
IV hoja:
Lejos queda el miedo en cestillo,
a ser feliz;
si tú escribes.
Por esos juncos que el día
no cierra.
Un remero hábil,
desnuda la noche.
Bogando que su luna sonría.
Oscuridad larga
que nunca secunde.
Desemboca arriba ardiendo,
tu frente rosácea abarca.
Mi armadura, mi espada, fragor,
pico torvo, ojos cerrados.
Penumbra desconsolada
por riveras de mi ciego Arlanza.
V hoja:
Fondo de monte
en el verde mar
de tu boca.
Claros rectos, únicos, confunden,
luz vasta y su sombra
que más ya no languidece.
Viento, velo, acallada luna.
Muda escucha
espesos vellos.
Faroles latiendo
corazones en celdas
con llave de tu alma.
Noble secuela
de mi dios Gemineye.
Entre azucenas de la tarde
mi suegra y consuegra arde.
Rubricó tu gentileza, orquestando.
VI hoja:
Luminiscente polen
en interiores de colmena.
Abro espumas esbeltas.
Desnudeces en carnal tomo
de mi cepa.
Brusco y dormido
en leyenda diferente.
Caí a mi tierra.
Toqué maravilla, flor de supremacía.
Palpé tu olor fecundo
a esquiva adormidera,
de tu órgano erizado.
Por tus estelas claras
que escriben galaxias
y agujeros de luceros.
VII hoja:
Viejo pabilo iluminado
humo rojo viose apuesto.
Gallarda tu entraña.
Decreta, no cese
Mas nunca mi terco aljibe
que te escribe.
Con ojos rendidos,
ojos cada vez más humanos.
Pureza, tu plata.
Amortecida ahuyenta la negra Parca.
Piadosa suerte
en sombra densa montada.
Eco amplio,
ley presunta de todo linde quieto.
VIII hoja:
Difieren ligeros, tus sortilegios,
de verbos que nacen.
Ya nacidos estudio.
Ellos que escalan mis ojos.
Opulentos pinos reposan
su verde nupcial.
Ato presunto borde,
llego a tu almena
donde vive tu alma serena.
ORILLA DE REGUERO:
Vienes mi oscura golondrina
a colgar tus besos de nidos
en mi antiguo balcón de reflejos,
jugando me llamas
con tus alas en mis cristales.
Tu hermosura y dicha acusan.
Tupida mi yedra,
por tapia y hermosa fronda;
cuajada de rocío volverás.
Abre mi lid mi castellana,
moruna siémbrate
desentierra este caudillo
frente rejas de tu estrecha ventana
cuelgo un mirar absorto,
de tu despliegue de manos.
Dame asilo de pecho
inexpugnable penetra
honda risa,
sólo llave, paraíso, alma,
soto, cárcel, instante.
Sólo veo todo lo que aquí
no yace.
Agarro la rienda del caballo,
descubre el viento
mientras salta muralla en sangre,
pavesa en aire,
sujetando mi arpa en la lumbre.
Tres cuerdas estiro,
la última destensada late,
un averno sin condena
ni tristeza seca atañe,
dicha, belleza, fortuna, procesión
entre pinos rutilantes,
tus yemas,
mi pavimento,
con espada que centellea,
ya no es mayo pastorcica bella,
ojos de otros ojos me enseñaron,
pajaritos, valles,
vegas, agua fresca.
Sabes cuál es tu música suave,
encanto severo apasionado,
del enturbiado espíritu
blandiendo tu embeleso amilanado.
Expande tus tonos
cariño infranqueable,
tus franjas verde- azules.
pie de mi río
tu fronda ya cubre.
Abre el estío en ráfaga de tu centella,
tejeré para ti siempre mi sorpresa.
Inextinguible clama, abre la gloria,
magnificencia de osar tus labios,
terciopelo anidado
de un tiempo disuelto en sílabas,
suprema,
volverás a mi ventana
mi oscura golondrina.
SEGMENTADO DESNACER:
Lóbrega sien, letal beleño,
estupor sublime aplaca,
fragor en fantasía cuesta mi estampa,
fatídico azur y hórrido
furor esquilmado.
Desceñidas tus manos.
Rueda mi cuadrilla atroz,
eco dormido entre tiranos,
llanto etéreo en la condena.
Alzo tus funestas alas,
hierros de castilla forcejan
fuerte, intrépido,
alzan mi firme pecho,
en dulce flor asigno tu vida,
musa libre, cristalina.
No marchita la azucena
suegra y nuera
de la vid espera,
Fuego y sangre,
madeja de plata tu mejilla,
voz de indómita cerviz marcho,
de ruginoso, sanguinoso vocablo.
Hijo de treguas quiméricas,
adusto ceño seguro de osadías,
navega mi barquillo,
deliciosa eres sin memoria mía
atracción de astro y fulgor,
laúd a coronar
violenta apoteósica flor.
Afrenta todo
a mi amor desconocido,
y a mi solitaria flor,
ventura bañada de moribunda luz,
dulce mi tristeza,
sepulcro a coronar.
Disipada bruma, siempre gris,
para mi alma paz,
quiero la tuya,
eternal quietud
de ángel con alas de palabra.
Corazón gastado, sin sustento,
sin vanagloriarse,
febril hermosura
tus yemas tejen,
senda que pierdo.
Noche malva, azul, serena, indiscreta,
ruge tributo y desvelo de cielo,
informe alma decreta:
-Luz vaga y efímera,
desventura de lívida blancura,
mariposa negra amedrentaba.
Rompe mis nieblas
golondrina oscura,
por rayos de zafiro.
brilla esta mi alma afligida.
Nativo su lago,
donde la venganza soporífera arde.
Clarísima esfera
y su estela de misterio.
Termíname tú,
yo no me encuentro.
CERRO Y TINIEBLA DENSA:
1
Sedientas las arenas de tu bravío río.
Cauce de tu pálpito exuberante,
era un cerro y una penumbra.
Cónclave de inusitado
hombre hecho de runas,
testigo de tu Sol y beso deslumbrado.
Brío de fiel pureza te abarca,
pulcra tu seda, avanza,
murmurando tu ágil imagen.
2
Deseo ecuánime agito,
terneza encumbrada
de fragoroso cenit.
Siempre frescas vendas me ciñes,
lucirá nuestro día,
entre virginales sendas.
Misterioso límite
de ansias y anhelos,
sed de nuestra alma flagrante.
3
Espumoso y turbio
engalanas el fiel abismo,
con tus colores y sentidos solares.
Ensarta mis cenizas aparentes,
en campos y sus señeros
inmobles; densa niebla no abate noble,
ni altivo mi ánimo desciende.
Entre caracol y fresco brote
mi rosa erguida por tu fragancia
y sus nueve gotas de rocío.
Esperanza, dame mi flor ansiada
Tu alma golondrina oscura,
tiende a todo lo eterno.
Yo lobo desciendo a tu condado
que en ternura ciega arrostra mi olvido.
TUS ACRES POR PECHERA:
Lontananza, de luz en vida
sed de alma torna
abre sus crispados, suaves labios
en tersura de espada.
Salvaje árbol velaba sus frutos
con ordenanza del mañana.
Acostado en su dicha,
el fantasma del Bien sembrado
aguardaba.
Asilo en mi pecho,
donde combate mi mujer no besada,
nublados los rayos de Sol,
canta el llanto de la lluvia
y ciega atronadora su beldad.
Afilaba una adelfa
sonata de luna recta,
voz extinguida
que abre mi férreo ciprés.
De voz y filo militar
fallecidos.
Murmuran frente y rejas
el vestido de mi castellana
que baila con batiente viento
innoble mi ojo de tierra
porque perece,
yo nunca más.
Derredor en silencio cansado
acuso los hierros de tu franca
para escalarlos
y tu anhelante sombra
poseer
y así a silencio cállame.
Abre esta cal procelosa
donde yago,
sin tu manto.
Con más de mil palabras
encanto repletas,
dulzura en claro frío,
bien nuestro,
aura satisfecha tuya
correrá mis venas.
SOLITUD ESPINADA:
Resquicio tenue,
acompasado
entre fulgor que crepita,
que yo estoy nacido de una espiga,
va que vence mi dulce tormento nacarado,
entre colchones de luna,
efímero pasa el minuto
sin contar el segundo,
noche cabalga este acre
de solitud encontrada,
ven, ven a mi espada,
tú eres mi hombro,
tú eres mi azada,
donde encuentro besos del alba,
espirales oxidadas
me dictan que el camino
se duerme en tus mejillas,
es la hora,
desnaceré por mi Sol,
seré su hijo reclamando su luz,
sembrándose en cada cuchillo de acre,
porque él es mi padre,
y la luna mi eterna madre,
me deslizan los cardos
con sus espinas recién nacidas,
soy tantas cosas que siembro mis abrojos
versados para que su filo adentre
el recuerdo de quien me lee,
porque este siglo parirá pocos con mi fuste
y valía jamás dormida,
voy que trenzo entre alambres
mi idea que desdibuja,
brumas grises, y escarchas azules,
la ortiga me saluda
y esta peineta de brujas acuchilla al viento
que pasa y no sonríe
todo lo que quiero
es todo lo que necesito,
todo lo que necesito
es todo lo que amo,
y lo que yo amo
es todo lo que siento,
soy fuego y mi novia es aire,
es en esta acequia
que mi tiempo consume a la espera,
es por esta sangre que me crecen flores,
soy un ser de tierra,
y mi tierra es cincelada materia viva,
canta amor entre estos cuchillos férreos
porque de este romance oscuro
hacen trilla de espigas,
no abras mi compuerta
si temes lo que salga de allí,
me trepa la idea mi salamanquesa
de hierro viejo,
no puedes desvestir el suspiro,
no puedes hacer tuyo mi ímpetu de carcoma,
ni cabalgar puedes si no es conmigo.
AGUA SOCARRADA, ELÍPTICA TRAVESÍA:
Analizo la luz en tu mirada,
leo flagrante tu alma.
Horno de fuego lleno,
como pisar un abrojo
y blando sabor degustar,
estampido del trueno atribuyo,
rebelión venciendo,
ya se escuchan rumores sordos,
precursores de tempestades.
Torrentes sin cauce
la turba desemboca a mi senda,
yo soy como las vigas de Himeto
no preguntes más.
Que ya mi amada labra la columna
que me cincela.
Heredero he sido de cuanto he servido.
El múrice me guarda
servil en mi travesía
por mar Laconio
cielo, inspiración, canto
corre anhelo voraz.
este mi sepulcro reverdezco
hollando lindes,
preguntando a Prometeo,
sin sobornar a Carón resignado,
el Leteo ni descendientes
traspasar mi puente pueden.
Chispeante tu cielo,
su rubor satisfecho oso al por mayor.
Instantes melosos veo en su colmena de labios.
Agradezco por enunciar mariposas nocturnas,
poso de almas condenadas.
Orados recursos en vigilia
que enseña cátedra tu silencio,
estruendosos llamados
a cosechar en gotas tu alma.
Sólo ordeno, mande sí
pero no me despiertes
porque no conozco ni miedo
para luchar por lo que quiero.
Acoge el cimiento
coloso que ando disponiendo,
prosigo,
póstuma súplica
ésta que logra calmar de Plutón su ira.
Gerión y Ticio
la onda Estigia aplacan.
la raza Danaica no se acobarda
ni su madre Dana
devela el secreto
por el que soy preso
reo capaz de incendiar
abismos que rutilan sombras
si así combato mi incierta suerte
por la que arriesgo sin miedo
de ganarte el cariño.
OPACIDAD ESTRIDENTE:
Romo metal
o estallido,
en cumbre de ramas
aullando sordas
bajo un viento
que llora su transparencia
ahora habitada,
Padre mío
dime tus fugaces penas
que cuajan
los febriles destellos
de luna pasajera
amilanando su alta ojera
traspuesta a rayos virginales,
en opacidad de soles hirientes
y ascuas empíreas,
es un soborno que alzo
palideciendo,
abriéndose mis fauces
tiemblan de oídos los cielos
contemplando rectos
sus cernícalos.
Mi corazón ya no más
es piedra rodera,
es aromo espinado,
con forma próxima
a espina mísera.
Abro tu blancura destilada,
justicia de la belleza, una.
Abre mi caracol de espejos
su deslizado halo
que oscuro sin ralo,
llena mi hueco latido.
Never more.
El Castellano
CRUEZA:
Fuerte
veza.
Crueza
suerte.
Muerte
reza.
Nueza
vierte,
Diablo,
hablo
mudo.
Cielo.
Duelo,
viudo.
Abreza que adreza,
aceza con agudeza,
esa belleza despliega,
con pronteza, la alteza,
escurraja desliza,
fiel perfidia en pereza,
dulceza habla su clareza,
corteza por variar
acaso adereza,
afirmo la alqueza una
ancheza del alto lar,
lindeza, listeza, por
llaneza, lleneza,
abre longueza, sin par
de majeza abierta ella,
maleza, la osada,
ensimismada roza
malveza, manseza, ya.
RAMILLETERO CIEGO:
Ora golondrina,
desdén y pesares no amancilla.
Voces de encanto llenas.
Aquí alzo rosas,
alabarlas pueda de hermosas
belleza gala, ni cubre,
su cerco cándido, oloroso.
Luz ni color en cáliz de amor flagrante.
Flor de las flores sin igual matiz;
cerrojillo de tus amantes piernas.
Halagada, feliz la escamosa sirena
de tus mares de venas.
Harta borrasca beldades enajena;
arena, redes, mástil, mi barquilla
en brea.
Por quier anublen mis cielos.
II hoja:
Mis azares dañar pueden
tus azules en tierra.
Este clamor de cebo engañoso,
febril reclamo de este anzuelo.
Humilde osadía
Viene ella como una amapola
con ceño vetusto
le responde su barón
que oye tocar su viola,
dispare su pistola.
No te apures castellano,
no importa miseria
cuan hombre secunde
su vil indecencia.
ALMA DE ALAMEDA:
Vuelve la caricia de sus ojos,
arderá su incienso sin mirada,
desfallecerá mi espíritu sin otra tapia,
luminosamente pliega su entraña,
armonía el canto de su zorzal,
brisa en selva de sus melodiosas
lágrimas.
Hojas ciñen mi cuello en amarre
como tenebrosas yedras
al árbol recio secunden.
Desvanecerse puede
el sueño flamígero,
hablaste en panida rosa,
del sueño de Morfeo
en alta espina infundada.
Segaste atroz,
cándido fulgor,
voces de todas las cosas,
nombres a mis astros
encumbraste,
bautizaste rocíos
con humedad de tus ojos
insolventes,
en estambres de rito
colgaste tu luz de mujer,
pétalo tú de elogio.
Lírico prisma ensordecido.
Mecha de mis deseos prendidos.
Melodía eres que fluye por dorados.
No me escondas nunca
tu poema solar.
Alegoría, flor de Hércules;
exúdame tu dicha desnuda
carnal lira ungida,
nostalgias del mesón
hacia mi sonrojada pesquisa.
SUAVE NUBE RÍGIDA:
Foráneas eras propias
con vástagos
de Ninfas y Sátiros;
se plantaron de peces
altos árboles
y guiaron profundos rebaños
en el mar
afrenta impía de soledades,
que duermen
y nadan sus corzos secos
de estirpe dorada,
carcomida, agujereada,
de siglos;
Azul nube de mi vida,
abandonada
sin ojos suyos ni míos.
Bajel de mi custodio
incólume,
de ciprés mi valer
mi férreo pecho
en cobre
de mi fugitiva entraña.
Lluvias de esta sequía
Híadas que mi sangre, tiznan.
No me encrespará la osadía
temprana, aunque me enseñaran
a luchar por lo que quiero.
Impávida por este mar de tierra
reduciéndose a la arena
más pálida.
Mi Noto impune
que muerte no teme
conculca mi desorden,
áspera quebranta el pío.
AFILADO TORDO:
A ese mirlo, mirlo único;
Córvido negro de profundo ojo
que picotea y escarba mi idea.
Que crascita su estirpe,
dejadle mi patio cada mañana
rubor de cristalina ala,
sólo hasta que no me queden ideas
que son como lombrices cristalinas
nacidas del agua de mi frente.
De esta enjuta tierra me camina
el alacrán.
Un campo de sierpes y torcaces
de grises ceños al ocaso del día
que entre mantas y saetas
se acuesta un sol ciego.
Audaz mirlo que ahuyentas
mis espadas.
Tordo entre espinas arreboladas
haz que se acueste mi mañana
bajo tus alas.
No me destrenzará la osadía
temprana, ni el día terminará
de llegar.
Tu risueña pitanza en corvo pico
ultrajada; Vine por tus voces
desenterrando abrojos y señales
uniendo el fin del día
con el fin de la noche
como tú quiero vivir,
termina mi idea.
IMPRONTA REVERDECIDA:
Unge el vespertino roce
de tu ausencia habitada,
una viperina falaz de siembra,
allá donde el silencio transmuta
la sosegada vida de mis falanges
rutilantes, un alambre de búsqueda incesante,
de tus mares de boca
mi néctar dispuesto,
miel de Dioses que encajan
mi sinestesia elaborada,
más quisiera apelar a lo innato
de mi naturaleza,
que llamaron pureza,
luces de sueños rotos por enmarcar,
hondonada de las nuevas visiones,
tiempos cambian,
palabras a la fosa,
yo estoy esperando mi panal
de sombras de idea
sólo tu saliva verdadera
mece mi extasía,
por ende seguiré encargado
de esta acequia
dura, absorta de entregarme
al hendir de esta mi azada
poder del sueño exagerado,
que nunca he alcanzado,
mira mi camino
soslayando
las rosas de la aurora,
entregando pleitesía
a tu señora mirada,
no te guardes
si vuelve este mi vencejo,
afilaré mi sombra
para entrar en la tuya.
LADO DE MI PUENTE:
Quedase austero
el pretil gesto
de ávidas secuelas,
rupturas de esta compuerta,
de altura traspuesta
me alumbra esta ausencia
habitada, inducida,
paladeando mi dulce yerto,
conforte de volver a verte,
mampuesto en febril idea;
Apacibilidad de tu seña
y armoniosa senda,
me infundes arte de amarte,
hasta el diminutivo de mi término
castillo.
Por lo que de castro
soy castreño,
andariego,
que morir niega,
perdura la onda
de tu entraña,
clamor exaltado
en visiones de Quimera;
que resuene alto
bajo el asfalto,
que vine a tejerme exhausto
torres con callejas
me nacieron,
en amores
del dulce amargo hiel,
fuente fría y negra
de vivos troncos,
sentenciados;
sed como viva esta empresa
de brasas,
amargas piedras
del lenguaje,
hondo tallo
pronunciado sin base
ni escueta prenda,
Luna no te nombro
porque mañana cuarto menguante
entro en rito,
confunde mi luz
tu hermosura
en voz y gesto
abismo pedregoso
preñado de paz,
sosiego de mi armadura serena.
Mieses que arrullan
colmenas de nidos
de cobres nativos.
NUBE DE HIERRO:
Suyo cristal vagaroso
que sujeta su frente,
es como vidrio
azul que plañe y plañía
fríos deseosos
de otras frentes,
de otros animalitos
de tempestuosa calma,
avancé sin mirar;
fui por tu densa sombra
sin otros lares ni estrechas sendas
que guardasen tu vilo,
al crujir de miles astros,
tu piel erizaba
como viborilla
que todos mis nervios acurrucaba
entre el inerme tapiz de nuevo musgo.
Tu barco de seda inextinguible,
mi alma se iba,
naufragó en otra orilla,
sin tus montes avizores
con latido aplacado
de hondos rugidos,
sangre por juncos enervados
clava al aire su verde,
sed de calor, o vida,
quizá algo más,
hija del astro,
empírea ascua,
con estelas intangibles,
oídos que crujen nebulosas
en quemadores
azotando este mi carbón.
Símbolo arcano de luz pudiste,
arregazar sombras
para dormirlas en el hielo tus ojos.
Bajo el signo de la estepa
que vio acoger
el alacrán sereno
con sus pincitas
sólo cercenar un suspiro de vida
puede,
no suena ya mi caracol sonoro
ni lamento áspero
ni tristeza fría, en él late.
Plañía mi espíritu
en otra rivera,
en otra tierra castellana,
abrazando mi sombra
sin mi pecho nunca más.
PRISMAS EN CALEIDOSCOPIO:
Oscuros, negros, tibios
lirios en sangre de brea;
Acolchadas desquicias
en híbridas campanas azules
de los ángeles, yendo en borde,
siguiendo círculos,
moviendo espirales,
Vientos noruegos me llevan
sin patria, vencida por mitología.
Quicios de lúgubre destelleo
en oscuro límite tétrico
y sus mansos caminan,
hacen nido sedoso
en moreras del sueño;
Vida través de una vida
dentro los hoyos del Sol
que sudan, sus notas de uvas.
Visitaré a Cernunnos
en el seno del bosque,
hablaré del cuerno roto
y su sangre que brama
flores de helechos.
Quién sembrará mi campiña;
estirados mis soliviares
entre azares que suerte corre.
Traspuesto al mantillo
y su compostaje silvestre
que solo se mantiene;
Verano que socava dormido
para sepultar los cardos
que tierra come
y levantar la estación
de los difuntos con hojas caídas.
Otoño sus fríos que me despiertan,
terminando de vivir el ocre
y su yerma plácida
de tierras sin brotes
en ventura de savia fría.
JURISCONSULTO DE SOMBRA:
Este mi humilde canto,
pedregoso, que blande,
que pregona compás en arraigo.
Quimera a tiempos
en puñal pretencioso
de espigas de idea.
Patria por siempre sin sentar;
Fugitivo sin amores,
surcos de fugaz simiente.
II
Docto de tu dulce vientre
tras fuego de ababol,
entre tierras de tus reflejas piernas.
Sed de mi sangre,
renacer acompañante,
aljibe sin fondo a florecer tu entraña.
Amor de pecho a espada
blancos que el ser crestéa,
jurisconsulto de este ser de espuela.
III
Redentora hoz de labriego
soñador, en soto de silvestre rambla,
febriles rejas de esparto.
Pinos que caracolean
el camino de este fruto de ensueño,
antes que morir sin amapola de fuego.
Creo, nazco y completo
una flor de la misma sombra
que trajo en fruto de la primera mujer Eva.
FLOR DE SOMBRA:
Impetuoso campo de mi celaje,
allende mis altas torres de belleza;
Inmobles rastros en piedra tumbados,
estos barbechos que me piensan;
Por almenas seculares,
remembranza en bastión,
de andariegos siglos,
me enhechizan flores de sangre,
pedregosa loma desgañitada;
Tráfago en mimbre cabalgo,
recama tu alma
como una losa sin frente,
ni gemelo tiznado,
por tener ajuar astro renombrado,
alzo mi quieta dicha
entre gentíos de mi oeste,
desvencijada suerte,
por azares de plomo y zinc,
fúlgidas cabelleras
norteñas en crestas
sin linde mutable,
acababa de irme
y no soy adorable,
es una fosa de recuerdos
ahogados en silencio,
vagaroso desdén
que me enjalbega
en cuerpo,
mi luna fija, vaporosa,
luz en libertad de mi regazo,
abismo cercenado,
de cálido espanto;
sosiego, quietud del bastardo,
regio Lugh meditando.
Sin mis vencejos
no brota esta fuente,
naturaleza cuando amarte
se vuelve arte.
VIDA DE LA VIDA BAJO TIERRA:
Tornadizo quebrar de la simiente
acaso el ojo de tierra no viese,
clepsidra en goteo,
del Nitrato de Chile
En este mes de la parra
y de la zarzamora,
sulfatos de cobre anidan
su violáceo vientre
que respira;
vida de la vida enhiesta,
mantillo sin raíz oscura,
viril anélido sin carcasa,
fértil embrujo de larva
y su hechizo que metamorfosea,
sin aroma no preguntes más,
liras blanden su chirrío estacional,
que avasalla sin hacerse espíritu,
tojo clavado al viento;
Castilla tú lloras
dehesa sin letanías ni espinas,
de lanzas,
lo que vence mi inmortal llaga,
enjalma mi verde intelecto,
orvallo de mi rivera,
viaja mi idea,
cayendo el Sol arriba,
desde lo alto,
un largo recodo sin franca,
vega compadecida,
que riega esta enjuta,
en cal y cantos despierta
de su arcilla dolida,
Diosa zurda tu nombre caminas
más por donde el arriano
plañía, y plañía, plañía,
su seco llanto de corazón
esquilmado.
OLMO DE IMPÍA MANO PLANTADO:
Exiguo campo de fatal avidez
y musas en bronce celadas,
sosiego calcula lo venidero
por dorados techos vencido,
por cuanto Parca ha conocido,
cuadriga del mañana
y sus cien rebaños
del afán que se lleva dentro,
grey de sombras en silencio,
triste, densa tensión escucha,
del funesto día, huésped
en la negra noche profanado,
afrenta de sus campos,
señero inmóvil,
que escucha a las víboras
sonando, guardando
al inofensivo lince asustado.
Vernal lozanía
sacude su rostro de luna,
entre sombras huidizas
y destellos planos,
en seno de esta avara tierra,
se despliegan las rosas
del rosal ya florecido,
su fugaz hermosura,
chopo gris y opulento pino
musitan la acogedora sombra,
suerte en urna del destino
que embarca o hunde en el abismo.
Viaja el corzo mi idea,
entre flores que primavera exime,
verde flor aún en capullo
soterró el otoño
y los fríos vernales,
alza un lustre caduco
al servil gozo de su tierra.
JURISPRUDENCIA DEL BESO:
Vanos sentidos
temblando la noche tenue
cosida de luces efímeras,
lecho partido
mitad oscuro mitad luz.
Luna que descubre y muda,
sobre la soga que retuerce
el olmo frío y duro
un invierno trasnochado
que huyo
y huyo buscando tenor de ventana,
fría endeble quizás áspera
como la hoja.
Vinieras y te quedaras
como la suave caricia de primavera,
mar de tierra que estira y no duela,
otro camino se afila
sin desvanecer;
piedra cerrada que te alcancé a ver,
cristal de metal, perpetua, fugitiva
destino precoz te alumbraba,
como eras,
pluma de tierra,
sonrojada vida a mi vera,
planteada osadía de quimera,
vorágine encendida
mi esfera prendida,
ascua por el Sol que espera.
Diosa, mi ciudad ardiendo
en el sueño de mi paraíso ciego.
Plaza en la historia del corazón.
Sombra de mi destino prometido,
serpear incesante por tu imagen
no preguntes a mi espejo,
ni al viento sesgado
soy etéreo como sombra de ciprés
un día nublado.
Espectro del vivo silencio
encarnado,
palabra sin precipicio
ni soga que levanta,
moneda de tres caras,
espina en la rosa de tu tierna cara.
ECO DE AYER VESTIDO:
Honrada tibia luz caída,
pasaba y me ungía este sol puesto
una mañana amarilla, vestida de invierno
y su frío azul, encendía mi cigarro
y un humo y un eco envolvía
un hueco que dejo abisal la última helada,
carretas deslizaban las nubes
abriendo el vientre helado del cielo
este Sol tímido de invierno
parecía asustado sin ocaso
ni pájaros fantasmales
que le hicieran nido.
Me cobijaba la sombra de un ciprés enhiesto,
abría las puertas de gramas voraces,
lirios negros franqueaban mi verja
de pensamientos que se amontonaban
en la puerta, rezaba a mi Sol
que no me hundiese la primavera
como si él eligiese esta sequía
que la tierra llora y quiebra sus entrañas
vestidas, el viento era más fuerte que yo,
llevando y sujetando el iris de nuevo cierzo,
crascitaba por ramaje de mi muerto brevemente nogal
de sombra densa cobijando tenebrios,
bajo sus hojas caídas.
Portón de tiniebla, el paso de su oscura raíz,
despertando el devenir
rompiendo el nicho de la primavera futura.
Reguero en sopor:
Ciega nube, sombra sola, por bajeles en proa y timón, dos barcos de vela por tierras castellanas, se besarán sus popas quizás mañana, siguen estelas, estelas siguen por hombros aguerridos a su final trenzado en quilla insobornable, siguen las estelas por filos punzantes del cálido beso a su dama, candoroso desdén amancilla, regueros de luz evanescida, en son de un reloj de arena su sol se acuesta, áspero, rizado en candil de senil ascua, un nido de formol y el vellocino imanta la caduca idea del ramilletero ciego, que es un punto muerto de serena voz desangelada, en vorágine repleta al candor del reguero señor; lidia esta mi sed de abrojo, vuelve musaraña a mi redil flamígero, de arañas en sus telas crepitando sones a cal y canto seguros, que lloverá mañana en tu boca mi amada tornasola, sembraré una sílaba mansa sin cuerda, en espiral trocará que aullará a esta luna en sábana fantasmagórica de inicio sin final, tan sólo volver a empezar.
Ciega nube,
sombra sola,
por bajeles en proa
y timón,
dos barcos de vela
por tierras castellanas,
se besarán
sus popas
quizás mañana,
siguen estelas,
estelas siguen
por hombros aguerridos
a su final
trenzado en quilla
insobornable,
siguen las estelas
por filos punzantes
del cálido beso
a su dama,
candoroso desdén amancilla,
regueros de luz evanescida,
en son de un reloj de arena
su sol se acuesta,
áspero, rizado
en candil de senil ascua,
un nido de formol
y el vellocino imanta
la caduca idea
del ramilletero ciego,
que es un punto muerto
de serena voz
desangelada,
en vorágine repleta
al candor del reguero señor;
lidia esta mi sed de abrojo,
vuelve musaraña
a mi redil flamígero,
de arañas en sus telas crepitando
sones a cal y canto seguros,
que lloverá mañana
en tu boca mi amada tornasola,
sembraré una sílaba
mansa sin cuerda,
en espiral trocará
que aullará
a esta luna en sábana
fantasmagórica
de inicio sin final,
tan sólo volver a empezar.
El Castellano
GENII LOCORUM, TODOS DESPIERTOS:
Vida que las montañas me respiran,
raíz en su abismo de hondo tajo,
aire bonito relátame mi destino,
subiré los montes y cerros,
alcanzaré mi soberbia
allá donde el alba despierta
y el linde vuelve vago,
plácido, ferviente,
sed de tallos
y savias que luz llena,
erigiéndose cumbres
y cimas de hervores
a la matutina belleza
que anida.
Y en el ser germina,
febril loma desdeñada
por rizos en apogeo
entre rayos que culminan,
desnuda hacienda ultrajada,
río de encina, cuervo nacido,
por lo que me quedó sin decir,
Wotan, Lugh, Morrighan,
ese veris perdida y encontrada,
Dagda, Balar, Mórrigán, Lúgh,
y tú mi amada Brigid
Genii locorum dioses ancestrales
abrir este camino,
Diancech sana este mi cuerpo
Badhbh Catha sigue fuerte,
tierra entierra la maldad
sepulta los problemas,
como en tu ser el ciclo
el eterno resurgir en ti cierra
y comienza,
resurgiendo, abriendo camino,
escudo en fuego sembrado,
hueso del pagano,
me deberán cuanto yo he plasmado,
hierro al hierro,
fondo escueto
del vítreo traspuesto,
senda de la idea,
por ellos socarrada,
lucha, cuanto más arduo es el camino,
cuanto más se abren las pruebas
más se hinchan las fuerzas,
sólo vencer en firmamento,
agujereado de huesos,
siembras que tiembla la luna.
3 claman los genii locorum
que no han muerto, que ni el olvido puede con ellos,
Diancech sana este mi cuerpo
Badhbh Catha sigue fuerte líbrame del cobarde,
Epona sálvame del semejante soy tu mala yerba,
Dagda, Balar, Mórrigán, Lúgh,
y tú mi amada Brigid poesía,
elevar mi canto
que yo con mis actos
os hago un manto,
Cernunnos comienza nuestra caza,
Candamvis alumbra esta montaña centelleando
el relámpago,
abriendo el cielo de nuestra bruma,
tejiendo nuestro amado ocaso,
que jamás hemos visto los que vivimos en el suelo,
ahora y siempre se escuche nuestro canto.
El Castellano
LUGH CABALLO SOLAR:
Lugh Solar y Poderoso,
jamás a ti te hable el olvido disuelto,
ni se rija tu onda luminosa como tronco esbelto,
digno a abatir el rayo,
noble melancolía por tu madre difunta
Tailtiu,
en el alto cielo,
tu grandeza
sea reguero de oro.
La tierra secunda en nueva cosecha
por talentos colmados a florecer,
viento sonoro guarda tu hermosura
Rey Padre,
El páramo yerto perecerá
en ámbar blando
de aroma besando tu frescor
de vida nueva.
Abatirá la sombría dulzura la tierra,
ilumina mi pluma al honrarte,
suspiro de mi estruendo crepuscular;
nombro al pájaro misterioso
que te pertenece
cuervo que otorga el anochecer,
Sicut nubes, quasi naves,
velut umbra.
Años pasan yo busco mi recto yermo,
triste aflicción por aquel tomo de tierra
como las sombras vaporosas.
A ti Creador de luz,
acógeme, pinta esta mi noche negra,
amigo de imagen solar,
soy por cuantos Soles he nacido.
Por sosiego de tierras ignoradas
dame su gloria.
Camino afable con tu candor a seguir,
blasón yo no pido
ayúdeme a desplegar y sembrar mi porte,
en tierra a cabalgar
y deslumbrar.
Lughnasadh, Lammas, abro celebración
para generar nueva vida
en cosecha nueva
limpiando en tu nombre Lugh,
toda tierra. _
El castellano
ROMANCE DEL DESTIERRO:
Mi raíz arcana anclada,
dejas el etéreo espacio
en eterno cementerio
tu silencio amalgamado.
Yo era taciturno espectro
misterio, parajes blancos
que salvajes en tu lengua
confrontan en yermo arcano
saciando mi Baco imperio
de soledad que amilano
sin inicio, sin futuro;
sólo aplacando los diablos
y esa idea primigenia
cual ojo que jamás hallo
descansando en alegría;
ocho hijos que me has dado
más los bastardos impíos
reconocidos sin ralo.
Anudar aún sin vivir
mi vida; que deshilacho.
Desfallecer, despedirla.
Corona por candelabro
sí, mi raíz es de plata
al fervor de soles alzo
como cobrizo capullo
entre polilla o gusano
devana mi sangre, rueda.
Transmigra verde que escancio
sobre espica, sangre hielo.
De infecundo humor humano
con coraza por pechera
carcoma en espuela calzo,
mi tomo de tierra venzo
roja sangre que yo esparzo
pergamino en vana ciencia.
Que los abrojos espanto
espejo terrenal hondo
mi sonido injerto orando.
Sobre mi vil armadura.
Escita alma, el Castellano.
El Castellano
FINAL
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