jueves, 28 de octubre de 2021

Alzado Hipsípila

 360 entradas 1:11 a.m 28/10/2021 

  • HIPSÍPILA





































    Autor Miguel Esteban Martínez García

    Entre sierras y montañas

    de verdes y valles de ríos sangrientos,

    ven pasar la espada de Hipsípila

    árboles milenarios

    asolando a los caídos,

    ven lejos los astros prepotentes

    de sí mismos,

    desconocen el hijo del viento y el Sol

    que va por los senderos,

    ¿Dónde irá ese hombre?

    -Sólo él lo sabe,

    a una princesa vampiresa

    le prometió una flor

    de la montaña más remota y alejada

    pasada la Torre de Hércules.

    Con raíces la trajo,

    sin un solo pétalo perdido

    ni hoja caída,

    a la orilla del río la puso,

    a la orilla del río ella la quiso.

    Cada primavera iba a visitarla,

    cada primavera su flor

    de color distinto vistió.

    Un año notaron triste a su flor,

    extrañaba su montaña.

    Su amada le pidió piedras y tierra

    de donde fue encontrada,

    a si lo quiso, así sería.

    Al llegar a la montaña

    en el lugar de donde estaba la flor,

    allí una serpiente sabia encontró,

    cual ella le dijo:

    Si muere esa flor morirá tu alma:

    -¿Qué misterios entraña

    pues dicha hermosa flor?

    Es hija de los cielos como tú, contestó.

    Sí quieres saber más pregunta

    a la reina de las mariposas,

    que yo estoy tomando el sol.

    Cogió las piedras y tierra y marchó,

    en el camino una mariposa

    se posó en su hombro,

    le dijo al oído

    sígueme mi madre te espera en el bosque,

    allí fue,

    la reina de las mariposas,

    le dijo que esa flor fue

    de las más antiguas en crecer

    después de los helechos,

    tan antigua que tenía

    capacidad de sentir intacta

    como los humanos.

    De ella se despidió

    tras darla permiso

    para beber de su néctar.

    Rodeando la flor

    puso la tierra y las piedras,

    decidió tras el consejo

    de la serpiente y de la reina mariposa,

    visitar a la flor cada mañana.

    Su princesa también se alegró

    y del bosque un lobo para Hipsípila

    regaló,

    en amor juntos vivieron.

    Un día la flor se cerró,

    en su interior

    semillas latieron hasta

    caer a la tierra

    con las primeras lluvias;

    de cada una de ellas,

    brotaron plantas jóvenes

    con los colores del arco-iris en sus hojas,

    de cada semilla

    de esa antigua flor

    despertaron las hijas sídhe;

    hadas que cuidaron el bosque

    y cada arroyo, esa fue su leyenda,

    un cuervo un día en su ventana posó

    dijo con amplia voz:

    A la tercera luna llena

    vuestro mundo caerá en guerra

    solo el tejo milenario de las runas del padre

    Tuyo Hipsípila tiene las llaves para a los muertos llamar a volver a vivir

    Y a vuestro lado luchar

    el árbol inmortal solo pedirá un acertijo

    para ayudar mi nombre que es Förüq

    os ayudo por traerme sustento cada día

    desde que sigo a vuestro lobo del bosque

    de la sombra y el manantial eterno.

    Hipsípila, crisálida azogada,

    Reflejando su muda,

    Y a su dueño abandonarla

    para ver lámina de cielo emplomado,

    lejano y distante su reino de amor está

    Como su princesa por capturar,

    El pájaro único, igual a todos,

    Blandea en estiaje gris lánguido,

    Mientras llueve en el jardín inglés

    Bruñido su color añil.

    Vientre de hierro

    Donde crece su flor de difunto.

    Vaga libélula destinada

    Al estanque de la vida eterna.

    Camina, difumina, rige su cenit.

    Viejo lobo reclama

    A su enamorada luna

    Que le lleve,

    Tordo, de la oliva tu fuste

    Junto con el córvido tesoro

    De nueces,

    El duende su pipa humeando

    El esfumino del sonido del grillo.

    El reposo de castilla

    Sin preludio de su princesa

    Que no amará su tierra

    Si no a su Hipsípila captor de su vida

    Alba más preciosa

    Que su anterior atavío triste

    Mira los ojos de zinc de su dragón

    Y la magia vuelve a su Amor.

    Fúlgido insecto primero en descubrir

    El estanque y al beber

    Dragón tornó su ser.

    Ahora le vendrá el reino

    De los valerosos hombres

    Él con ojos de fuego y sangre

    Mimetizarse puede y en voz

    Deslizarse, fúlgidas cabelleras

    Cual hombre del norte,

    Nada le oculta a su princesa

    Que ya Más no quiere

    seguir sus tareas de castillo

    Ella quiere casarse con su dragón locuaz inmortal que le guiará

    Al estanque de la vida eterna

    Un pensamiento divaga

    Del ser en que ella abrirá

    El albita de la cuerda

    Del grillo que marcará su son

    En violín y oro caracol

    Con siniestra forma de corazón.

    Grama fría

    en la aguja que mece,

    que sostiene la enhebrada parca

    de la mente que clama

    la muerte de la conciencia

    y su desdoblado humor.

    Gris el hálito crepitando

    que cayeron los templos

    de huesos mientras

    Hipsipila nacía

    de la fuente de la vida

    en reino inerte cobraba lugar

    él lloraba piedras de montañas

    subió los montes,

    los hielos derritió, con paso lento y decidido

    a las plantas les dió voz,

    el reino del hombre cabalgó

    sin entender su religión

    que no era basada en el rayo de Sol

    Hipsipila cabalgó y cabalgó

    Sangrando su dolor en rocío de flor.

    Un día se detuvo en un castillo

    de las tierras del norte

    allí descubrió una princesa

    de ojos color tierra

    y unos cabellos color de su fulgurado

    Sol y su ilusión se encendió

    pidió cobijo y allí conquistó aquella princesa

    para luego hacerla su compañera eterna

    compartiendo su secreto del manantial

    ningún reino pudo más que al

    de Hipsípila inmortal que a su castillo llevó

    que traía toda simiente vegetal

    y todo pájaro trinó Hipsípila siempre vivirá.

    Legaba su destino a Hipsípila la segunda

    luna nacarada, repleta en el ojo distante

    del castillo reino del inmortal albor nacido

    crepitando en la hoja de aquella crisálida bajo la flor

    el bosque de la sombra y el manantial

    con el que despertó aquel inmortal dragón

    era iluminado en golondrineras y yedras siniestras

    el lobo corría marcando sendero

    hacia el tejo milenario puerta de la vida de los muertos

    un torcaz mensajero llegó al castillo

    con premisa de ofensa para Hipsípila

    pedía la vuelta de su amada a las tierras del Norte

    si era negativa la respuesta todo humano reino se alzaría en armas

    contra ÉL denominado en aquella carta capataz y jardinero del Demonio

    sólo la sangre le hervía en dorada rabia cuando su origen

    era el origen de todo lo visible

    ÉL, último guerrero de la luz

    ya ante el tejo guardián presentado

    humilde le pido ayuda todo nuestro origen peligra

    el animal humano planea arrasar nuestro reino crecido gran sabio árbol

    sólo uusted posee la llave de la tierra que hace temblarla y despertar todo

    yerto ser que en ella

    descansa y reposa y duerme le ofrezco mi humilde vida a cambio para

    acabar con ésta cruel injuria

    que nos azoga el alma y amenaza avanza no descansa de la sinrazón del humano

    -Sólo una respuesta tiene mi pregunta y su recompensa será escuchada

    ¿Cúal es el nombre en el idioma más antiguo conocido de cuervo negro que mora

    nuestras hojas?

    -Förüq es la respuesta, contestó Hipsípila

    tomad la llave y salvad este mundo de la maldad del hombre

    fue presuroso en compañía de su amada y su lobo

    a la orilla del manantial de la vida eterna sólo allí se encontraba

    la cerradura

    del cerrajero universal llamado Hierro

    al meter la llave se escucharon todos los grillos cantando al unísono

    del mundo entero y la princesa tropezó del susto cayendo al manantial

    toda el agua torno color rojo hierro fundido y una silueta en roja sangre

    se iba dibujando

    en corazón naciendo del agua abriéndose

    una mujer dorada con alas de murciélago y ojos sangre

    dijo al despertar:

    Hola mi amado Castellano soy la súcubo Leannán-Sídhe 

    dueña de la sombra.


    Mundo salpicado de colores

    de líneas decadentes y sumisas

    al poder del linaje

    el reino del hombre se alzaba a la tercera luna

    como un pintor de batallas

    él estuvo allí combatiendo

    entre galeras y cañones de fuego

    los mares teñidos de rojo Hierro

    tuvo que combatir pero regresó a su castillo

    allí su mujer le esperó

    recordó quiénes fueron sus antepasados

    y un temor le invadía

    el denominado Diablo y su anterior existencia

    con el nombre de Caballito del Diablo

    vaga libélula que zigzagueaba buscando agua.

    Le esperaba su nueva oportunidad de servir

    a su padre darle un nieto en albor,

    la sangre de Hierro le aguardaba

    y le pidió a su mujer un lecho de flores de estramonio

    trompetas de Higueras del Demonio

    aquella noche sin luna

    cabalgó la pasión de la victoria

    con todo el reino de fieras yertas a su lado

    codo con codo contra todo humano guerrero,

    los animales le ayudaban decía la leyenda,

    le prestaban sus ojos

    la verdad él solo lo sabe porque sigue vivo.


    La pasión le envolvía

    aquella noche que su mujer se transformó

    en la verdadera Señora Hada Lhiannan Shee

    y el deseo cabalgó aquel Hipsípila en dragón de ojos de zinc

    como su nombre dragón volador voló

    adentrándose en el cielo encerrado de su mujer

    todos los murciélagos del mundo

    fueron a colgarse del castillo del inmortal y su mujer

    nueve meses nueve días y nueve horas

    dieron para que naciera de Leannán-Sídhe

    la más bella hormiga León del mundo conocido

    esperando hacerse adulta y beber

    aquel hijo de Hipsipila del manantial ahora férreo

    de la eternidad,

    a espensas del ser futuro que avanzará de su muda

    la joven Hormiga León Nepa Grandis.

    Pasaron lunas

    pasaron soles

    mudó de pupa Hormiga León alimentada por sus padres

    ya adulta lucía un cuerpo de libélula y alas enormes preciosas de cristal

    acompañó a sus padres al manantial

    y al beber

    fueron naciendo pelos en su cuerpo que se iba quebrando

    finalizando en la más bella Araña Lobo con alas de dragón

    teniendo comienzo el reino de los inmortales

    Hipsípila y Leannán-Sídhe


    Iba avanzando el esplendor, de la dibujada primavera

    de Ostara en resquicios parcos de vidas entre el reino vegetal

    del castillo de Hipsípila,

    el otro reino inerte alzado eterno al meter la llave

    en la cerradura del cerrajero universal, cobraba en fiesta

    su segunda existencia sin condición

    hasta duendes y elementales de cinco siglos de vida

    jugaban y correteaban por las plantas crecidas del castillo

    dragones volaban rojos amaneceres del cielo

    en este mundo sin el humano ser

    sólo reinaba la bondad, no existía envidia ni odio

    los caracoles hacían carreras con meta en la planta

    que trajo Hipsipila de la montaña más remota

    pasada la Torre de Hércules

    los seres se agrupaban por clanes haciendo sus competiciones

    y torneos del reino de sus semejantes

    se daban regalos entre ellos

    los duendes celebraban coronación ahora

    en el bosque de la sombra y su río de sangre

    bañado por el manantial eterno.

    Suena el río, agua llevaba,

    alma de fada silva ella,

    bebía en la orilla alegre

    flor roja lloró su tierra,

    blanca cierva a fada triste

    cazador hiere su flecha,

    enhiesta espina gemía

    flor abierta brotó en yerba

    , fada herida ya descansa

    latiendo la parca negra,

    yace en helecho silente

    suspira su sangre yerta;

    Enamorado el helecho

    una flor mágica asienta,

    tambores suenan la tierra

    los duendes lloran su fada,

    ahora el helecho era ella,

    mueven la piedra ocultada

    cazador tropieza cerca,

    el río ya lo llevara,

    fada flor de helecho yerra

    duendes cobraron venganza,

    cantó lo que el bosque alberga,

    misterio de cierva fada.

    Fada flor de helecho inverna,

    cicutas toman la sangre

    veneno hacen, blanca cierva

    cuervos la cena discuten,

    cazador ya río lleva,

    lleva el río su latido,

    campanillas suena yerba

    duendes coronaban fada,

    fada su vida celebra

    los espinos la cuidaban;

    Flor de helecho fada bella.

    Enhiesta flor fue semilla

    , altiva plántula fue ella.

    Quién fuera ella, tan linda.

    Él fue y es, ella no yerra.

    Aún plántula fue fada.

    Valor, honor, sí fue cierta.

    Él aún duende a ella la ama.

    Ella la flor, no era yesca

    ellos cuatro siglos ''juntos''.

    Los dos sí saben, ''leyenda''.

    Aquel fauno cazador cayó al río,

    y el duende enamorado del hada

    preparaba su entrevista con Hipsípila

    debido y lanzado a revelar su secreto.

    Ya en el alfeizar de la ventana del castillo

    llamó con insistencia al cristal

    Hipsipila le vio e hizo entrar

    a qué se debe su honrada y grata visita

    señor duende

    -Pues traigo noticias importantes para usted

    de mi origen, mi único secreto de vida.

    Muy bien cuente sus nuevas si gusta

    -Pues resulta que le llevo soñando

    y todos mis sueños me indican que usted es el origen

    eterno de mi espíritu en cuerpo

    usted hipsipila fue y es mi siguiente vida

    le agradezco despertarme de la entraña de la tierra

    para poder descubrir con resurgir que mi vida

    no cayó conmigo,

    le pido con este mensaje cierto y verdadero

    que me otorgue permiso para beber de la fuente

    de la vida eterna para ver mi nuevo cuerpo, así como usted luce

    apuesto, grande y recio cual hombre del Norte.



    Afirmativo fue el permiso de Hipsipila

    al señor duende resurgido desde del umbral,

    se iban hacia el manantial una semana más tarde

    de la visita, algo desconocía el duende enamorado

    y era la sorpresa que le aguardaba...

    Hipsipila cortó una rama con destino agua eterna

    para ser injertada en el helecho hada amada por el duende.


    Llegaron tras cruzar el bosque de la sombra

    al dichoso manantial ahora custodiado por dragones enormemente armados

    de fuego vivo su aliento, Hipsípila cogió con una tinaja de cristal

    agua para la rama mientras el duende se decidía

    fue bebiendo y todo su cuerpo se iba rajando por espinas vegetales

    sus dos brazos eran dos flores enormes blancas de estramonio

    y su cabello eran ababoles rojos finalmente cuatro alas de libélula en cristal

    hirvieron bajo rojo color de sangre sus ojos eran como dos botones de hierro

    fundido.

    La rama de la planta tan antigua empezaba a abrir en flores de difunto

    o caléndula a partir de sus terminaciones en hojas

    era el momento a la novena luna llena haría Hipsípila el injerto como

    agradecimiento,

    allí fue, se adentró en el bosque guiado por su lobo

    injertó aquella rama a partir de la yema de la enorme flor de amapola del helecho

    hada

    al entrar en contacto la savia de ambas plantas el agua eterna comenzó a trabajar

    el tallo leñoso iba dibujando la figura y silueta creciente cubierta de hojas

    con rostro bellísimo y dos hojas grandes de alas salía de la tierra y la planta

    un hada con dos ojos turquesa en llamas para decir a Hipsípila:

    Gracias soy Lhiannan Shee dueña de las entrañas de la tierra,

    su amado duende al verla no pudo caer en mayor gozo,

    y quedó preñada Lhiannan shee dando a lúz a los trescientos treinta y tres días

    siguientes

    un abejorro enorme eterno de ocho patas y alas de cuarzo, sus dos ojos

    eran de mercurio y su cuerpo de azabache y vello de hierro.


    Corría de la vereda a la rambla castellana

    el inmortal hálito de quien bebíó de ese manantial de la vida,

    decidieron el duende y el hada Lhiannan Shee

    llamar a su hijo abejorro Genaro,

    él iba feliz cumpliendo recados de su madre

    como picar todas las flores del bosque sombrío

    y traer el pólen a su madre que fabricaría con él polvo de hadas

    con el que todo el reino inmortal viviría en amor y bondad

    sin guerras,

    un día llegado el verano y su estiaje

    planificó Hipsípila un viaje de vacaciones

    junto con su señora hada Lheannan-Sídhe

    viajaron a la tierra de los mouros gigantes de las tierras del norte

    allí cenaron y de la simpatía derramada

    el dragón Culebre mitad serpiente mitad duende

    se ofreció como escudero guardian del castillo y jardín de Hipsípila

    a cambio de alimento Hipsipila aceptó,

    aquella noche en las tierras del norte Leannán-Sídhe

    reveló a hipsipila que le esperaba incluso antes de conocerlo

    debido a que aquella antigua princesa que habitaba

    tenía el alma de la despertada Lhiannan Shee

    que falleció en cuerpo por aquel cazador fauno del bosque

    mientras bebía agua y desde el helecho su alma era capaz de mudarse de cuerpo

    hasta establecerse en el de la princesa que desde pequeña jugaba con duendes

    necesitando volver a despertar eterna

    en su cuerpo de hada con el agua e injerto que hiciste

    el duende que despertaste tu antigua vida murió de soledad

    regando el helecho con la flor de su hada

    y protegiéndolo de toda fiera

    debemos invitarle esposo Hipsípila a que vivan en nuestro castillo

    y el duende sea real jardinero tuyo.

    Así lo hicieron tras regresar con Cúlebre

    y todo el mundo deslumbró de felicidad.

    Canta mi sangre yerta,

    de agua eterna

    el hierro de mi tierra por sembrar,

    trayendo toda simiente hasta desde el umbral

    canta la amapola vieja,

    sangre del corazón carmesí,

    sueña mi semilla despertar,

    donde el muerto cave su vida,

    y mi cicuta triste,

    enraize el paraíso,

    de pieles sedientas

    y hojas muertas,

    corre mi otoño desde la vereda a la rambla,

    de la fuente eterna

    corre mi frío desde el infierno

    al río de esta alma por ganar,

    encina yerta de mi piel esquiva,

    beso de tierra y vid,

    beso de trigo y girasol,

    canta mi amada Leana en su mirar

    de cuchillo de espiga mi cante,

    de zarza y espina mi amor

    real como intangible nuestra eternidad,

    áspero y rígido,

    bravo y valiente,

    duro y endeble,

    metal y simiente,

    pan y niebla,

    niebla y bruma me desprende,

    desde la boca hasta el pecho,

    donde canta mi pasión sin despecho,

    vive esta sangre caliente,

    lumbre de mis tocones,

    nube del cielo por dibujar,

    a estampa de sed y viveza por entrañar,

    canta mi umbral,

    quiere tener soles y lunas sin gemir,

    invierno llegas,

    dibujando transparentes los miedos,

    avanzas cada campo sin permiso,

    helando hasta el hielo,

    oda de mi sangre yerta,

    por mi tierra me arde la siembra,

    y el beso queda escueto,

    parco el sentido enamora el hálito,

    de nuestro feliz mundo

    quién te viera marchar,

    vestida de olivo y centeno,

    de olivo y cebada,

    de trigo y espada mi guadaña,

    por la calma abrasas la esperanza,

    en maldición cantas tu canción,

    y los cuervos te rinde pleito de negra ala,

    de grazno escondido en cada roble,

    del humano yerto ser

    desde la piedra a la cueva

    abrasas oscuridad mi entraña,

    dibujas tu vívida estampa,

    donde el tiempo yace muerto,

    y solo los duendes te entienden,

    solo las hojas buscan su nueva vida,

    deste sembradío de niebla me avanzas sin piedad,

    la dicha y la sombra por ganar,

    desde mi tierra encendida hasta la parca bonita,

    desde el cante a la maraña,

    te canta mi vida quieta

    este amor de la mañana

    en tu pliegue de sonrisa y en la noche de tu cara,

    suspira el rojo,

    quiere ser río de alma y arrojo,

    quiere nacer abrojo,

    el espino mece la espina de mi antojo,

    y la amapola amarilla,

    solo ella abre a la gran luz,

    horizonte de mi piel que quiebra como ayer,

    enamorado suspiro de frío,

    enamora mi hielo,

    donde duerme,

    donde reposa el amor de mi sangre yerta eterna.

    -Cantaba Hipsípila a su hada Lhiannan Shee

    que juntos en armonía vivían en el castillo antigua y nueva vida.


    El Castellano y Leannán-Sídhe


    El significado del Número 9 en la Numerología se refiere a su carácter idealista y emocional, que a menudo guía sus sentimientos en las acciones que realiza y las opiniones que expresa. Es el número de sabiduría, misterio, virtud, humanitarismo, valores, moralidad, experiencia y protección.

    Alzado Hipsípila:
    
    Hipsipila. 
    Fuego y sangre,
    de dragón volador,
    crisálida azogada,
    reflejando su muda,
    y a su dueño abandonarla
    para ver lámina de cielo emplomado,
    lejano y distante su reino de amor está.
    Como su princesa por capturar,
    el pájaro único, igual a todos,
    blandea en estiaje gris lánguido.
    Mientras llueve en el jardín inglés,
    bruñido su color añil.
    Vientre de hierro;
    donde crece su flor de difunto.
    Vaga libélula destinada,
    al estanque de la vida eterna.
    Camina, difumina, rige su cenit.
    Viejo lobo reclama,
    a su enamorada luna.
    Que le lleve,
    tordo, de la oliva tu fuste,
    junto con el córvido tesoro,
    de nueces,
    el duende su pipa humeando
    El esfumino del sonido del grillo.
    El reposo de Castilla;
    sin preludio, de su princesa,
    que no amará su tierra,
    si no a su Hipsipila, captor de su vida,
    alba más preciosa;
    que su anterior atavío triste,
    mira los ojos de zinc, de su dragón,
    y la magia vuelve a su Amor,
    fúlgido insecto; primero en descubrir,
    el estanque y al beber,
    dragón tornó su ser.
    Ahora le vendrá el reino,
    de los valerosos hombres,
    él con ojos de fuego, y sangre,
    mimetizarse puede, y en voz,
    deslizarse, fúlgidas cabelleras;
    cual hombre del norte,
    nada le oculta a su princesa,
    que ya más no quiere;
     seguir sus tareas de castillo.
    Ella quiere casarse, con su dragón locuaz,
    inmortal, que le guiará,
    al estanque, de la vida eterna.
    Un pensamiento divaga,
    del ser en que ella abrirá,
    el albita de la cuerda.
    Del grillo que marcará su son.
    En violín y oro caracol.
    Con siniestra forma de corazón.
    
    II
    Vagaroso se deslizaba un otoño,
    que siglos no recordaban,
    su plomo de idea,
    y su sangre de savia erizaba.
    Lloraban dioses a la entrada de la puerta terrena,
    Ostara protegía a su hijo Hipsípila,
    le arrullaba, él en dones terruños relucido,
    era encargado y capataz sus superiores,
    a su castillo llevaba que sembraba,
    toda simiente hasta del más recóndito,
    umbrío albor.
    El reino humano, no entendía su don
    y le denominaban, capataz del demonio,
    él encontró y amó una princesa,
    que erizaba todos sus vellos y filamentos,
    de dragón volador,
    la llevó a su castillo olvidado,
    y en rito la desposó,
    enamorados, la armonía, sembraron,
    en envidia, y recelo por lo que no entendían,
    todo humano se alzó en rebelión reclamando
    la vuelta de su doncella princesa a su tierra del norte,
    todos los pajaritos del castillo de Hipsípila,
    trinaban y crascitaban Hipsípila,
    siempre vivirá como vigía su padre Sol,
    el dragón mortal-inmortal,
    preocupado por el edén su castillo,
    se acercó a preguntar al tejo milenario,
    aguardaba el bosque umbrío, 
    de toda sombra nacida,
    llevó a su acompañante protector, cuervo Förüq,
    posado en su hombro derecho.
    Sólo una pregunta mía otorga respuesta 
    a vuestra consulta,
    Hipsípila,
    ¿Cuál es el nombre más antiguo conocido,
    con que los primeros hombres,
    refirieron al grajo negro, de nocturna vida,
    y plumaje azabache, que moran en nuestro ramaje?
    el cuervito en hombro de Hipsípila, lo sabía,
    por ello sus padres le pusieron ese nombre.
    Förüq apretó sus garras en hombro,
    y le crascitó a su protegido,
    mi nombre es estirpe y linaje referente a ese pájaro
    misterioso, el tejo de runas pregunta.
    Förüq respondió Hipsípila
    al tejo milenario.
    Respuesta correcta,
    debéis despertar al tercer reino del umbral,
    tomar la llave para lograrlo,
    la cerradura se encuentra,
    en el estanque la vida eterna,
    al final, como conoces,
    del bosque de la sombra y madre tiniebla,
    allí escondió el cerrajero universal Hierro,
    la cerradura despierta al tercer reino 
    todo lo yacente difunto.
    
    Förüq castellano Miguel Esteban
    
    El castellano


  • 3. El lobo y el cordero

“Había una vez un lobo que vió a un cordero en la orilla de un río y quiso comérselo ofreciendo un pretexto simple pero verosímil. A pesar de estar río arriba, le acusó de no dejarle beber al revolver el agua. El cordero contestó que al estar el lobo río arriba y el más abajo no era posible que que así fuera.

Al ver el fracaso, el lobo acusó al cordero de haber insultado a sus padres el año anterior, a lo que el cordero contestó que hacía un año el aún no había nacido. El lobo dijo entonces que aunque el cordero se justificaba muy bien, no le dejaría ir y no iba a dejar de comérselo".

Esta fábula nos enseña que a menudo aquellos que quieren provocarnos daño no se van a detener independientemente de nuestros argumentos o de que sea o no justo.









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