Ceremonia terruña: Tiempo que era llanamente hondo, como pozo sin poso, ni fondo, severamente profundo, como fantasmal visita sobre lazo silencioso, buscaba yo tamborileo grave, entre hileras sordas enre nuevas flores de trompetas de los ángeles, danzar entre círculos de grama húmeda y corajes de aventar nuevas espigas de olor a yesco trébol rojo. Hice una hilera de guijarros; preparé mi propio templo con torreón y almena nueva, un foso bordeando y cuidando mi nueva siembra de ababoles, templo asilvestrado con urna para ofrenda y depósito nueva agua virginal, era suficiente de tiempo insuficiente a nuevo otoño que comenzaba, con olor a hojas de chopos arrebatadas, y majuelos agudos en espinas, rebordes cardillos de las damas erigiéndose tempranamente, maduraban los tomatillos del diablo, solanum nigrum que ni caracoles resistían sus lustrosas hojas morder, las colas de zorro ya se divisaban aventando terreno de su nueva simiente, afinaba mi cuerda tendido a ras terreno, sembrado a pretil gesto, como se siembra una pipa, y tarda treinta y un años que porto en girar el sol, carrasquillo háblame, que penas traes de virgen encina. Cuéntame tus oscuros romances con vientos de luna, y tus flores de difunto casadas con Sol Ferro. Dime a mí que te cuido con esmero, aguardando tus flores de piedra y tus bellotas del mañana. Árbol mío, avanzo este mi caduco corazón humano, como vampiro solar me remarco, un solo de voz desangelada, y volví a honrarte, de esta nueva tierra. A viento pagano, voz de alma, amada, inamovible, firme, regia, de raíz arcana. Tu rostro en verdor de hojas afiladas llevas, acaso igual o semejante a hermanas blandes. Río de encinas y flora reborde, amor de tierra a lo que es y crece en ella, vine por vuestras voces, jamás marchiten vuestras notas, de longevidad imperial. Förüq castellano
💝
ResponderEliminar