jueves, 30 de junio de 2022

OBRA SOLAR



Silbido de la sangre:

I
Claman verdades de la tierra
por nacer y resurgir
la quietud estameña,
sobre la misma tierra
el eterno ciclo de la vida,
como traje de la mujer soñada,
muerte en memoria hilando recuerdo vano.
Resurrección como caminillo de hormigas
por la soberbia de la simiente al albor
de sangre sin condición.
Yo soy por siempre
miel de infortunio desaconsejado.
Así como dura sonrisa y guiño besado.
Al azar de la existencia
efímera esencia del crepúsculo más sonrojado;
apellido y nombre que nada representa
como resplandor de la centella
vil chisporroteo sin sonar,
cargo el silencio y el infinito de mi verbo
a lomo de frialdad en escama
resopló en la montaña sin nombre
latido de mi húmeda lombriz azulada,
de mi tierra que jamás tuvo dueño
latido sin final
agua de manantial núbil destelleo,
va girando mi vida por enraizar
yo soy siempre
sendero de sierpecilla inútil,
con el manto de su desnudez violenta.
El eterno comienzo sin final
aullido del viento, arena en una gota de lluvia,
hoguera crepitando la tierra del volcán.
Río que acaba y resurge del mar,
ese soy yo siempre por despertar.


El Castellano y Leannán-Sídhe

14-1-2019

II
Resurgir:


Hoy las fuentes bullen
los ríos desbordan
las vidas dejan sus grises
de invierno y sonríen
al alba de la lluvia
que toda vida mece
sal al jardín ayer sembré mis ojos
esperando que la tierra fuese sangre
las raíces mi boca
y la planta mi cuerpo
para con longevidad imperial
llegado el momento
decir de este jardín yo no he muerto.

El Castellano y Leannán-Sídhe 14-1-2016

III

Sangre y muerte aplaco regio,
duramente como astro viril,
como amor estameño que canta a su veta amada,
en sístole de barretero,
abriendo surco nuevo en piquete,
trágica que ella así vino,
flor de metal desde el suelo,
amparo en destino reguero pulcro,
todo reguero que trueca su suerte;
por muertes de estaño fino,
enamorada dinamita que surca lecho,
un son que grita un baño de raudo fuego,
sin piedad de obrero,
ni réquiem apiadado por la tierra,
un raso enlutado de oscura piedra nacido,
concavidad de caseta y vals minero,
como sinfonía nocturna que abre yacimiento,
regreso y no entristeces,
estameña vida en cobre cubierta,
santa presencia
de altas colmenas,
y simientes que el tiempo avelan,
fontana tú, serena,
viniste al mundo
en la fundición de la primera Armonía,
sombra tú de planeta sin espejos,
turbiedad que no arrostra diamantes,
opacidad serena,
sola,
sola,
como sola nace nueva tierra,
gris fantasma
que velas tu brillo maleable,
rutilas cenizas metálicas
de todos los ayeres en cuerpo metálico, tangible,
sigiloso sembrado, tu vanal estallido,
a sacar de ti mina y provecho,
raíces pétreas,
tu sino de planta de humo,
copia sin espejo,
ni sombra acaso tu reflejo,
perpetua osadía
sembrada por el Cosmos.

El Castellano


IV
Me acompañasteis,
espíritus de bajo y alto cielo,
de magno poder fuerte,
como la fuerza todo poder trae,
asiendo lumbres quietas,
iluminando mis días,
bajo pulcra feraz sien,
de signo y ala de cobre,
como mi padre Sol, y mi madre Luna,
oro y plata,
Mercurio del Mercurio,
cobre de Venus.
Mi ser es tierra extensa,
sin dueño múltiple,
ni azul gloria de eternidad,
de rayo vital todo cántico,
misterio gozoso,
tu boca incrédula,
de agua sensual y cuerpo extasiado,
mares profusos,
de cielo y nubes remotas,
oh extasía resonante,
cubre mis sentidos infra-humanos,
avienta mi sed angélica,
de azur blasón, y custodia eterna,
no seré pues ardor cantado,
ni emblema caótico,
alzaré mi ser la profunda tierra,
hasta encontrar en mitad su entraña
la piedra maravilla oculta;
el Uno en esencia tres en efecto,
si dije que ídem es arriba,
ídem es abajo,
superior concordando con inferior,
tierra espiritual voy tratando,
este poeta del viento,
sólo mantiene un destino,
todo lo demás por semejanza
es Obra Solar.


Förüq

V
Símbolo fuiste de amor,
y concordia,
en hora nocturna consumada,
musa del alba,
fulgor de plena empatía,
con tu luna de plata regente,
igual fulgor que la muda letra,
tus pestañas tienden
y arrullan,
presides mi dicha de remembranza sempiterna,
tierna de seno en luz alegre,
sereno ademán silencioso,
te baila las entrañas,
de estancia liminar,
y posada lunática, suave como tierra,
de boca y dientes clementes,
convocaba y en ti me adentro
que te quiero,
una sombra tuya atravesé
y te vi en la punta todo monte,
yo como la luz del Sol,
transparente,
pura,
inamovible,
fuego de mitad blande la tierra-hombre,
de mortalidad vencida,
alto como sangre de Sol
mi Padre,
como tersura de espada
y dura sonrisa desvelada,
marcho rumbo a tu corazón de esmeralda.


Förüq








OBRA SOLAR



Silbido de la sangre:

I
Claman verdades de la tierra
por nacer y resurgir
la quietud estameña,
sobre la misma tierra
el eterno ciclo de la vida,
como traje de la mujer soñada,
muerte en memoria hilando recuerdo vano.
Resurrección como caminillo de hormigas
por la soberbia de la simiente al albor
de sangre sin condición.
Yo soy por siempre
miel de infortunio desaconsejado.
Así como dura sonrisa y guiño besado.
Al azar de la existencia
efímera esencia del crepúsculo más sonrojado;
apellido y nombre que nada representa
como resplandor de la centella
vil chisporroteo sin sonar,
cargo el silencio y el infinito de mi verbo
a lomo de frialdad en escama
resopló en la montaña sin nombre
latido de mi húmeda lombriz azulada,
de mi tierra que jamás tuvo dueño
latido sin final
agua de manantial núbil destelleo,
va girando mi vida por enraizar
yo soy siempre
sendero de sierpecilla inútil,
con el manto de su desnudez violenta.
El eterno comienzo sin final
aullido del viento, arena en una gota de lluvia,
hoguera crepitando la tierra del volcán.
Río que acaba y resurge del mar,
ese soy yo siempre por despertar.


El Castellano y Leannán-Sídhe

14-1-2019

II
Resurgir:


Hoy las fuentes bullen
los ríos desbordan
las vidas dejan sus grises
de invierno y sonríen
al alba de la lluvia
que toda vida mece
sal al jardín ayer sembré mis ojos
esperando que la tierra fuese sangre
las raíces mi boca
y la planta mi cuerpo
para con longevidad imperial
llegado el momento
decir de este jardín yo no he muerto.

El Castellano y Leannán-Sídhe 14-1-2016

III

Sangre y muerte aplaco regio,
duramente como astro viril,
como amor estameño que canta a su veta amada,
en sístole de barretero,
abriendo surco nuevo en piquete,
trágica que ella así vino,
flor de metal desde el suelo,
amparo en destino reguero pulcro,
todo reguero que trueca su suerte;
por muertes de estaño fino,
enamorada dinamita que surca lecho,
un son que grita un baño de raudo fuego,
sin piedad de obrero,
ni réquiem apiadado por la tierra,
un raso enlutado de oscura piedra nacido,
concavidad de caseta y vals minero,
como sinfonía nocturna que abre yacimiento,
regreso y no entristeces,
estameña vida en cobre cubierta,
santa presencia
de altas colmenas,
y simientes que el tiempo avelan,
fontana tú, serena,
viniste al mundo
en la fundición de la primera Armonía,
sombra tú de planeta sin espejos,
turbiedad que no arrostra diamantes,
opacidad serena,
sola,
sola,
como sola nace nueva tierra,
gris fantasma
que velas tu brillo maleable,
rutilas cenizas metálicas
de todos los ayeres en cuerpo metálico, tangible,
sigiloso sembrado, tu vanal estallido,
a sacar de ti mina y provecho,
raíces pétreas,
tu sino de planta de humo,
copia sin espejo,
ni sombra acaso tu reflejo,
perpetua osadía
sembrada por el Cosmos.

El Castellano


IV
Me acompañasteis,
espíritus de bajo y alto cielo,
de magno poder fuerte,
como la fuerza todo poder trae,
asiendo lumbres quietas,
iluminando mis días,
bajo pulcra feraz sien,
de signo y ala de cobre,
como mi padre Sol, y mi madre Luna,
oro y plata,
Mercurio del Mercurio,
cobre de Venus.
Mi ser es tierra extensa,
sin dueño múltiple,
ni azul gloria de eternidad,
de rayo vital todo cántico,
misterio gozoso,
tu boca incrédula,
de agua sensual y cuerpo extasiado,
mares profusos,
de cielo y nubes remotas,
oh extasía resonante,
cubre mis sentidos infra-humanos,
avienta mi sed angélica,
de azur blasón, y custodia eterna,
no seré pues ardor cantado,
ni emblema caótico,
alzaré mi ser la profunda tierra,
hasta encontrar en mitad su entraña
la piedra maravilla oculta;
el Uno en esencia tres en efecto,
si dije que ídem es arriba,
ídem es abajo,
superior concordando con inferior,
tierra espiritual voy tratando,
este poeta del viento,
sólo mantiene un destino,
todo lo demás por semejanza
es Obra Solar.


Förüq

V
Símbolo fuiste de amor,
y concordia,
en hora nocturna consumada,
musa del alba,
fulgor de plena empatía,
con tu luna de plata regente,
igual fulgor que la muda letra,
tus pestañas tienden
y arrullan,
presides mi dicha de remembranza sempiterna,
tierna de seno en luz alegre,
sereno ademán silencioso,
te baila las entrañas,
de estancia liminar,
y posada lunática, suave como tierra,
de boca y dientes clementes,
convocaba y en ti me adentro
que te quiero,
una sombra tuya atravesé
y te vi en la punta todo monte,
yo como la luz del Sol,
transparente,
pura,
inamovible,
fuego de mitad blande la tierra-hombre,
de mortalidad vencida,
alto como sangre de Sol
mi Padre,
como tersura de espada
y dura sonrisa desvelada,
marcho rumbo a tu corazón de esmeralda.


Förüq








miércoles, 29 de junio de 2022

CANTOS DE TIERRA OBRA COMPLETA

 

NOVIEMBRE 2019


CANTOS DE TIERRA














I

Solitario bogo,

aterido soplo de la montaña,

pastor de tus astros,

torres de nidos de tu saliva,

perfilada tu sombra me acompasa,

mi sayal remiendo

entre sedas

de moreras de ensueño,

olvidos me trepan por enredaderas,

tarde en la tarde mi esperanza vive,

si soñase volaría a tu vera.

Sol este de oro

ciñe mi álamo negro

y su esmeralda araña,

cumbre te nombra

en la saeta mi oscura golondrina azabache,

traerte conmigo siempre

eternidad risueña, melosa

sangre de mis dioses.

Señora tú de silencios

y sepulcrales vértigos,

no amansa mi fosa

la dulce azada de metal soporífera,

carne y cuerpo

mi rigidez de pluma,

lírico trasnochar.

Claro cristal entre paisajes,

ceniza de recuerdo

es ella, recuerda,

aire desnudo fama de estrella

inviolada,

mi musa bella,

un azar flamígero

que no pido ni alumbro,

no espera

ni las aguas de tiempo inmenso,

jamás complacen.

ay día, rosario terco,

deja ya la gloria,

grandeza en amor

se llamó belleza,

lastimada mi carne desvelada.

Gusano soy

que hila su capullo,

tejiendo desde sentir interior,

mi vida en serenatas blancas

levantaré,

su fronda,

inabarcable vergel primoroso,

cuenta mi linaje

alas ignoradas de mi pecho.

no podrán tapar en vida

mi silencio que aflora.


El castellano


Terca mi sangre,

tiempo del frío río

inmenso, todo dado en espinas

su rivera,

por ciega neblina bajo

con tabaco precoz,

pienso,

todo he soñado

para el letal lecho del olvido.

Mi temor sorprendido

alega que no existe;

vida o belleza,

ala o metal cansado,

gloria de grandeza, ¿Dónde?

mi tabaco de neblina

ahonda, penetra y surca

la esmaltada silueta de tu figura,

por mi caricia ruda

y el agua afligida,

admirarte yo cual fugaz garuma,

anisado vive el cielo,

nuestra blanca estrella

mineral candente

refulge su luz desnuda,

por vespertino son

de todo lo que tiembla

como abanico de mi pluma.


El castellano


El principio estaba en la colina.

Un hecho,

claridad de brea encendida,

o, transparencia de pez de cristal.

Timón enfurecido

que tormenta iracunda tizna,

cuervo en el alma

mi ser alzo, prendo,

mi idea luce

cual hollín de azabache tuviera,

gragea mi voz un crascitar

de mi señor Baco,

persona de garabato nombro a sombra latiente,

acaso opacidad de materia cuidase,

sacrificador mi tiento.

Soneteada su parda sepultura.

falte mi ley, sonará la albilla.

Diablo aguador mi buen luciente;

cordobán, recuerdo de soleta,

no me faltará maceta,

parnaso que ya cae asaetado,

cisnes negros,

de apolo,

cuidados como vellón descendía su grajo.

Musario monte yo he sembrado.

yo, pensamiento y porfía guardo,

me los retiemble

el sol lucido,

ninguno estribe

mi mesura,

señora, valerme quiera,

ni peligroso

el tiempo bárbaro se me pareciera.


Förüq

II

Insondable, la luz

de tu impalpable seña,

guiño áureo al latido,

insubordinado, labrado

en madero de este hierro,

ya dejó de ser infamia tornasola

en ascua de piel borrosa.

Ensueño alado te alzo

mi musa en estridencia recta,

develada, reveladora senda

dictas que afliges voluptuosa

cuan cerilla arrostra mi alma,

rebulle tu sueño alado

de golondrina azabache,

no perturba mi paso

tu luminoso azar encorajinado,

en sones del capataz del brillo primero.

Arde no se colma mi vaso,

al cantoral

fraguo férreo lazo,

indivisible alianza, comunión

de ambos argentos astros,

como entrelazan alba y ocaso,

pura seda mi correr

de atleta precipitado,

arrostró

mi piedra espectral,

tu brisa ya nunca más fría.

alumbró mi sien

el fractal de frágil leño.

Y desveló que todo es y fue

más que un sueño.

enmudecida siembra tu garganta

lamo la tierra boca a tramo,

tu raíz salvaje me toca,

como verde planta a tu corazón invoca,

silvestre y musical nuestra rosa azul canta,

henchido de tu voz voy

mi doncella escarlata.


El castellano

III

oración a la misa del alba,

revuela una golondrina,

esquiva los ramajes

amenizados del fresno,

abre monótona brisa

una caricia de tierra

por el misario cerro,

carrascas afilan allí

sus flores de piedra

para dar sus bellotas,

ya escondida la luna de seda,

aumenta un zorzal su trino,

sube entre rayos de sol

la espuma de un desnudo álamo,

a su raíz un precoz mamón

sonríe al iris de nueva luz,

un grillo chirría su nota

en melancolía por nuevo cierzo,

la encina secular

no pierde atisbo de rigor

en follaje,

como nervudo verde

que no llora,

la retama grita al esparto

que su amarillo impera,

plegaria entre verdades del monte

un nuevo esplendor

canta la paz sepulcral del campo,

como luminaria entre río reverdecido

en tapiz de terruño arado,

aria dolida en arrebol

de sollozo verde,

lento abre su retoño la tierra.

Entre vid de nueva espera.


El castellano

IV

Quiero mantener

mi suerte segura,

como hondas imágenes

en frío lacustre.

Agua de labriego sordo.

eco en árbol de sigiloso azar.

Hombre al menos

en terrazgo seguro

al pie de bandoneón,

clavando cigarra

a su escarcha afligida,

manos trabajen

la melodía

a tu voz morena.

primor en viento

de mi sepulcral prestancia,

tierra o ceniza

eternal mármol turbado

de vida atada a tu vida

y perseverante esencia.

árbol de luz y acento,

revuelo a tu son

el mundo no trasplante.

Dulces sueños

sones flamígeros te aguarden

en su seno.

suelo en miel

de nota obscura,

guerra, oh gran momento,

rizar mis ascuas al viento,

hoja que tu filial enmarca,

verdecido mamón yesca,

invadido por substancia

de tu irisada voz en letra fraguada.

Resonancia de altivos lares,

fecundos...

Llevo verdecida mi sangre,

asaltando el trigo mis ojos,

palabra con sonido

eterna herida

Resuena que sigo en ti

como aromo de flor

y curva pitanza corva,

redimido a la abeja

el avispero ya no zigzaguea,

abre cariño tu senda,

nácar dispuesto y frágil

al candor de mi cóncava vena.

Para cosechar mi pena, mi cruz

y mi condena.


El castellano

V

Severidad enfilada:


Destino desvencijo.

Como un borbotón de sangre.

Suspiro rápido y hondo,

entraña amilano,

todo me lleva

sin redil ni correa;

a verme en el ojo de tu espíritu,

sí, resquicio parco, opaco, en tu voz,

en un patio de trincheras

y entes esferas, al crisol

de valles y venas,

en el recital jamás yerto de tu verso,

cauce perdido descubierto

entre sótano de luz injerto,

en la pupila del lugar mágico,

riera en rambla

donde crece mi amapola

de pecho abierto,

tu vida la saboreo despacio,

entre regio y mi coraje en flor

de nuevo cierzo;

tu sangre sabe bien,

alma invernada buscando

horizonte en mente concisa

y como no llega a destaparse

eterna dormida avanzo su esquela.

La veo en mis sueños,

resquicios oníricos del ser claveteado,

de vidas mías lejanas al tranvía etéreo.

¿Cómo no hay?

No hay nada que negar

nada que perseguir

que todo arte nace del sentido inerte inaudible,

en manos del destino me encuentro

y me encanta el momento

de verme en el ojo de tu silencio

recordando mi universo de astringente azur sarnoso,

tu voz, amada luz en mitad el reino tenebroso

donde allí sólo canta mi oscuridad.

Alma de fuego encandilada,

estridencia seca, armoniosa,

velo de sigilo

tu suspiro, nada más.

El tiempo es correcto

para la revolución; jamás mil máquinas

podrán hacer una bendita flor,

Densidad recta

en rienda plumosa lamo esta mi pluma estilográfica,

resguardo en Caja de Pandora es mi alma sin espora.

Cinceles celestiales, un soto veleidoso,

donde sembrar el final sin comienzo anunciado,

por esculpir, tu contorno,

con vistas a tu verbo;

divina tez a blancura helada

por deshojar mi fiel recogimiento.

Así me perdí yo

buscando tantos años

el abrigo

de tu amada voz,

haciendo que mi difunta

cobre su vida.


El Castellano

VI

Canto de luz fecunda:


Imperecedera faz,

en haz luminoso indeleble,

río de tinta terrena,

insubordinada cava mi azada,

sacando olvidos de la piedra,

anisados reflejos que hienden la carne

como el Sol me clava sus espejos en los ojos,

vítreo desliz  enarenado,

es un sol bajo tierra,

hierro de vestido del acero infra-humano

que porto,

soñé desvestir mis sueños como sueño de flores

aguardando su fecundidad de nuevas muertes,

perpetuidad a flote,

en sima de raudales,

pila sacra bajo tierra hierro de estrella,

claridad del destierro

en relámpago de veta azabache,

voy sacando penas por olvidos,

azadón saca terrones a cal y canto,

es mi alma quien se destapa

que una vez en la vida se dispara

una soterrada vía sola, pierde el relente.

En manos de silenciosa vívida estampa,

y su desnudo de ángel custodio,

encenderé las novecientas noventa y nueve velas

del averno,

para encontrar lo que me pertenece

y siempre se me negó,

paz sin guerra...

Que va, otro día se venda.

crisol anidado en tus labios de mujer inmutable,

un deshielo y el cielo me trajo de nuevo,

sobre la luz monto mi corcel de viento,

allá donde la tierra es éter incoloro,

y la suerte es de metal,

de los árboles al bosque

de la sombra carne y cuerpo

de chirrío estacional,

y sus muros de venas

gira mi peonza,

trompo vivísimo,

de aurora incipiente,

montaña o preludio,

el gris se extingue,

luminosa mi trinchera erguida,

con desnudo bronce,

que no es más duro que yo.


Förüq el Castellano a 17-04-2019


VII

Soliviar llano:


A las aguas de mi memoria

primoroso apelo,

a tener yo un alma como rambla inmensa,

desapagada,

un tiempo sin días de cobijo alado,

rosario suyo por terco no incendio,

sueño en aras de corcel virgen en grandeza develada,

sudario sonrojado,

metal beleño todo olvido,

arrebujo sin mesurar vil  posible

que por ella mi cruz y mi condena,

deslizan mi viva aflicción

de amor a propia ascua en la tierra,

sorprendido, letal no pienso,

neblina y fortuna

grandeza, gloria no gastan,

voy por epitafio soslayado,

remembra cautiva mi soledad infecunda,

alejar vida y belleza cuándo,

rosales míos crían ajos

cebollinos y puerros acuso,

tonada de mi sayal remiendo,

en boca de santo astro.

Peregrina de azar inamovible;

en alba de seda,

viste su dicha inmaculada,

insinuante su figura.

Sonora ella de silencios perpetuos,

oro de riveras

y burgalesas conciencias,

sendero atisbo

voy largo su densidad llana

aria  agraria,

luminaria bajo luna de signo azabache,

luminaria gitana sólo su mirada,

mi repecho no fulmino,

ni faldeo,

arboleda de mundo monótono,

distinción no apremia,

ni estrella viola

su espuma de ceniza larga,


como lírica paz

se llamó magia.



El Castellano

VIII

Estrella de agua:


En plena sintonía,
contigo, mi pensamiento,
una eternidad sin azogue,
turbado sino,
penetra ya en voz,
oh grandioso vestigio yerto,
lago con río de espíritu,
cantos ceremoniosos olvidados.
Ceniza de hálito inmortal,
cumbre de nervio asido,
arrebatada de cal
en canto seguro,
suave, dulce, líbrame tú amor,
sin viento obscuro, dame tu mano,
abracemos el sonido,
sin mortal premura,
alcemos vuelo
por seguridades tangibles,
deseo ruboroso, digno,
inexpugnable,
estancia filial que llevó el suelo terreno,
entre olas de mi sangre hacia tus latidos,
musa cristalina enervada de agua,
avanza mi resonancia agreste,
prestancia digna de sentidos,
si voz ocurriese a tus manos
me trasplantase,
eco de caléndula,
y mar de tu hoguera,
vencedor de negra ceniza;
entre luz y cumbre argenta,
tu raíz salvaje apunto,
mi suelo que tiembla su verde acento,
empapada tú de consonancia,
impar, verdadera, trémula,
verdecida en turquesa;
eco de tu agua,
mis labriegos primigenios,
canto a la oscuridad serena,
me surca la visión sin sonido,
áspero esplendor redimido,
amor de espejo no tiene ni habita cura,
canto a tus manos
que encontraron de mi felicidad
su cordura.

FÖRÜQ 


IX

SON DE GRILLO:

Clarín entona sin miedo, la fría gloria,

todo lo que siento arriba del astro, recuérdame,

indemne como oscuridad alumbra la noche,

su violácea arpa del sentido, tejido yo del hierro,

y una escarpia desnuda que anuda,

que desvela mi yunque, mi eje,

apenas dormido, yerto el tiempo, que te conoció,

arriba muy cerca, de la letra dorada,

y su escarcha de silencio senil,

eres más que donde alcanza mi palabra,

un yugo, un arco y una flecha,

una vena trenzada, por la sangre consumida,

embebida por flores sedientas, mi dicha, 

una arpía estridente,

cada deseo, una sinfonía, 

nada cambia la vida onírica,

de azar que clausura mi sino dentado, afilado,

que te lleva que te encuentra,

león aquí león allí en mi corazón,

hilvanas mi calor del fuego,

se funde mi abismo, zarzas por ascuas,

Sol por luna dentro de mis ojos, te encontrarás,

allí, solo habita la luz, como Quimera una,

que te destapa en sueños,

si por soñarte te hiciste realidad mi bella elucubrada,

una vez en la vida, el tiempo se derretirá,

y nuestros labios beberá,

vuelvo a vivir por ti, desnacer impera la ávida letra,

vuelvo a descubrir justo la vida,

matando mi soledad, aumentando el día,

amor que me volviste libre

y elegí amarte,

hasta donde cerraban los ojos de la noche,

mi miedo, se alimentaba de sus paticas,

yo quiero quedarme contigo,

hasta que mi pecho lata abierto,

subiendo cumbres anclando mi sombra,

hasta que la tierra se coma los cardos, tras el estío,

hasta que las flores rendidas, dejen su belleza,

en son de elevado amor,

que asesine los silos de Luminarias,

que descienda lo perpetuo

y quede asido el cielo

hasta que la imagen sea sonido,

y mi deseo traspase las puertas de tu destino,

solo allí reinará lo sentido.

 

 II

Hemos llegado del son sin tiempo,

desfilando por clarines del alba,

arriba, muy arriba,

donde desciende la aurora,

criquean voces,

sin esquela ni guadaña,

libre por amar,

sin castigo, sin dirección ni destino impuesto,

tu voz que abre como el nardo,

no espero espirales del dulce tormento,

ni sumisiones desangeladas,

bañadas en copa algún hada verde,

necesito resplandores,

nieblas y esquemas vorágines.

Senderos perdidos, ecos de luz,

simientes solares,

y lunas como diamantes,

azares feroces de que en dualidad, 

puedo ser yo mismo,

abrir manantiales y manaderos,

este silencio enjaulado,

que aflora,

y tu alma penetra desde dentro,

hasta su cúspide resplandeciente.

Que sostiene,

y mi ser de nuevo desviste,

para ser de ti,

escala a la cumbre todo cerro.

 

 

 

III

 

Suba mi amor,

a este tranvía ensoñado,

del solitario ruego,

del sonido bebido,

en letra una absenta encegada,

madera si no tengo,

asigne material y defiendo,

mi número,

nueve marcas en sangre gualda,

en espiga roja,

vengo y he nacido,

del trigo limpio,

vivo y soy dueño de mi propia cárcel,

noche silente,

que considerar,

hasta tejida la negra ánima,

era por ti era por los alacranes de ciudad,

que mi pena es del campo,

y mi vida es tierra,

no enciendas hoguera,

que germinará el ocaso,

sones de arriba laten,

que me eclipsas figura, amor y ventura,

por este cielo,

qué no daría

para que permita,

que mi muerte 

se ancle a esta tierrica bella,

sin oratorias ni recuerdos vanos,

de quien fui,

debido soy seré y seguiré siendo,

relevo de este solitario número,

por sangre.

 

 

El Castellano

 

CARNE DE ENCINA:

I
Es ahora,
la t
órtola joven

evanesce en tu ramaje,

y los topos ya no aúllan

tus raíces,

soberano filo 

de tus hojas marciales,

sones y cantos 

arrullan tus faldas de piedra.

 

II

Verde en quietud de escarcha,

tu lágrima de hielo verde,

ojalá brotara de mis humildes manos

con las que te canto,

mi antigua encina

gloria del solitario campo,

escondido en Castilla partida.

 

III

En tu vereda de barbecho 

y sombra del ara,

señero eterno eres,

sola quietud de alma,

virginal cuna del águila,

azores y rapaces,

humildad,

y sustento de infinitud de vida,

darás tus flores de piedra,

y tus bellotas del mañana,

reguero verde tu soslayo,

tus hojas puntiagudas,

más duras que el cierzo,

que mi idea contigo mece,

segura.

 

 

IV

Oh, llanto terreno,

perecedero,

tu dura savia,

sonrisa de eco silencioso,

resuenen mis reflejos,

por tus venas de fuego 

como tu madera crepita la ascua,

vive, que vivirás encauzada,

por siglos secuaces,

y campiñas de ababoles 

y claras espigas.

Al señor olivo,

y tu piara creada 

embeberá jabalíes

entre almazaras,

como oro virgen,

y tu turquesa de mirada.

 

 

V

No mueres, ni morirás,

tú, noble blasón 

y emblema de Castilla,

mi tierra herida, 

mi enamorada semilla,

de su mañana.

traigo una lágrima

tu esencia perenne,

como tu ramaje gime al tiempo,

que contigo nada puede,

mi encina bonita,

dura y áspera como jaspe verde,

llamo, a tu tierra bella,

acoja mi letra en tu vera,

sin despedida,

refugio tú,

del cantar airoso las aves,

nada muere bajo tu silencio,

eres noble.

 

 

VI

Sincrónica,

al bailar de las estaciones,

horizontes que tu alma atiende,

y sollozo bebe,

tu blandir como seña

de honra y parquedad,

tu solemne sonrisa,

entre cerros,

y más altos vuelos,

todo enerva contigo de su sola muerte,

piedras bellas, tus hojas,

y grajos soberanos juegan 

con tu relente.

Como gloria de la tierra,

que tú dictabas

no era jamás yerma.

Delimitando suspiros de vides.

 

 

 

Förüq castellano Miguel Esteban

Sanguinoso, solícito

   LLego desde la fúlgida sangre, desde la espiral, enterrada en lo más profundo del corazón de la tierra, desbordadas van ya mis venas, que...