VIEJA VIGA RADIX PONTIS INSOLUBILIS:
Iré brotando breve
como
germina una almendra,
día tras día
sol
tras luna,
hablando
hondo
de
precipicios y suertes
blande
toda palabra honesta,
veces
que no me entenderán
no
me pedirán luz y sombra,
nada
verán
en mis poemas.
Mientras
en la tiniebla densa
todo
germina,
como
razón
se hila.
Oh,
flor de belleza,
oh
incansable palabra alzada.
II
Agua
limpia
de
sangres rojas,
transparencia
de pez de cristal,
era
mi sollozo impune,
como
lágrima
tejida sin poder precipitar,
sigo
vuelo toda belleza asida,
perfecta
vida
de
poeta que fue soldado,
agua
y fuego sangra toda roca,
linea
que la fuente brota,
olvido
todo sabe, precavido,
voy
de asignar movimiento
a
lo que no conozco.
III
Oh
vieja viga, es mi poema
maestra
sobre un rito
sujeta,
llegó la
guerra,
un
grito de infortunio,
muerte
vuelve siempre
por
sus lágrimas
retoños.
La
poesía
regresa igual
de
oídos
rectos,
y
verdades ciegas, preguntar:
-Cuánto vale una estrella lejana.
Estoy
aquí
trescientas veces en el viento.
El
salto,
cuántas veces concurrido.
IV
Hablase yo pues de azares epicúreos,
Rendido en la danza mis ojos me hallaba,
una belleza ancestral ella exhalaba,
perdida y encontrada al matiz
inquebrantable, su silueta definía,
ni cisne, ni constelación osar pudieran,
giraba la vida como manecilla de reloj,
y su vestido de baño,
era crisol de valles y crisantemos,
mis ojos ya eran corona de reyes de tales encantos
engarzados,
Asordinados,
los nervios no eran silentes,
se agrupaban en dar placer,
de solo imaginar complacer a aquella mujer,
melodías extasiadas y trinos de pajarillos
por todo doquier,
sin duda era cristal cual mineral relucido,
y turquesa bella, su idea la arropaba.
VII
Fuego diestro brotaba de mis piernas pares,
un envolverse en Hidromiel,
y fijar suelo de flores de néctar y ambrosía,
No tenía idea más fuerte que abrazarla
y tapar su mirada con mis manos
para que al abrirlas pudiera ver
un mundo y melodía para sus ojos través los míos,
ella sonrío ferazmente,
y una ternura indecible me escaló todo mi cuerpo,
nos ocultamos bajo un sigilo de chopo,
y quedamos tarde y noche desnudándonos con los ojos.
VIII
Tenía un presentimiento,
y era que nada en la suerte y en el destino,
era errático, sin fin ni origen,
fui más allá de aquel placer,
y pregunté a aquella maravilla insondable,
si por querer te he visto hasta bajo tu piel,
si el destino mío, siempre desde hoy,
te ha de reconocer,
si todo cuanto anhelo, en ti se ha descubierto,
¿Qué puedo hacer para nunca perderte?
Lo pertinente para tu fin y propósito te fijaron,
sólo es bebamos ambos una gota de sangre nuestra,
y nos demos un besito como el querer nunca pudo.
IX
Así lo hicieron,
y no hubo reino no pasase en su fin,
sólo su eternidad
era como perdurable onda, de aquel río donde se unieron,
descubrieron juntos que la raíz de su amor era mágica,
y más poderosa que sus diferencias.
Förüq castellano Miguel Esteban
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