VUELTA AL AZAR INTANGIBLE:
Rehogo este empeño, traspuesto a los fuegos del hombre
y su cuerda, tiempos pasan germinando. Diestro ambivalente; en dirección
umbría, subsiste colgando huesos de sus pestañas huecas, abriendo el espíritu
suplicante, cenizas laten, la quebrada fluye:
-Amada quodi pragma, vers troba paremo, laetitia
exspectare mors timun malum, quot flama sed ardit et dilectus mundi, descent
caelis, set infernus tenebras.
Un iris de ojo negro, en estos pilares que abren el
fuego, alzan estaciones que correr, años que hacer, tierra y su linde abierto.
Estrellas que matan, mi aliento petrificado, atravesado por estos ojos que
laten tu figura en fértil lluvia de pretiles gestos al alba más preciosa,
crepitando mis fuentes y su dragón de abrevadero eterno. Fuente fría, profunda,
abre su brillo en secuela que arrostra mi dicha. Oscuras alas, a un frente de
retinas, y sienes escalonadas, va que fulge la caída de mi falcata. En este
cerrado horizonte, rizado, expuesto, consumado, mis soledades tejen. Una encina
que lejos habita, cerca grita, yo soy por siempre, eco que profana tu aparente
sepultura, entre verdes valles, que tenidos en furor de sangre, exclaman: -Ay
la sangre verdecida, al candor y negror de aljabas hojas esquilma la tierra sus
venas, y quebrada la sierpe tu piel cita e incita, ay la tierra. Ay por ella ,
sea mi hundida victoria, por este umbral, silente, que fragua mi frente, por
Himeto se alza mi puente; por esta cepa y su Dionisio afilando cuchillo, los
lindes rinden en ocasos de ocres, la tierra nueva en cal de espera, sus
colapsos en tules iridiscentes, cabalgaré el astro, traeré la flor naciente a
Hipsípila, vaga libélula, dragón volador de mi suerte, de una montaña a un
dulce valle cabalgo, injertada la sombra invencible, traigo la quebrada ascua,
por si reverbera un tiempo muerto. En el que no dolía esta rivera. Agudo filo
nacido, mi destino. Recuérdame en la tijera, desdoblando la espera, hoy por
hoy, mañana por ayer, el frío sí, en la piel, de estas cuchillas sonrientes, y
su esperanza carcomida, acabada en hoguera. Miénteme aparte, ancla mía en gozo,
el violín de mi idea, corriendo por fuera, marchando lanzas de tierra, y el
tiempo solo, hinchado, dormido. Rehúye mi pasado, que se clava en mis brazos,
mírame aparte del punto y su silencio seco.
II
Esta vida en el centro un rayo de Sol, miro su caricia
en pétalo de brea; arde mi sinfonía. Deshace la lejanía, hasta ser ese lejano
carrusel de estrellas por boca, vida por mi vida y yo, qué no daría. Aciago
vilo descorchado, en fanal infinito de campo y sangre hierve destapada la añil
floresta, que a veces sonriente, acampo, a veces abatido en su recogimiento de
verdes espadas, brotan verdes espuelas sobre su yermo inacabado, viaja su idea
como culebra de tierra su densidad pordiosea. Jamás vencida, o siempre con
fugaz aleteo entre estambres, vencía que llegaba cada primavera, por cerros su
ocre era padre, por llanos fiel hijo, de compostura olvidada. Por copas de
árboles, brindo esta suerte, encontrada, por los besos que puedo dar, del
azabache mi dama, que entre forrajes avanza, a desenvainar mi espada. Diestro
coraje sembrado, entre mis espuelas. En los bravos halos envanece evanescente
que envilece mi estrella apagada. Vence que quiere brillar, a ella mi oscura
amada. Esta negra noche, que avanza, fluye y escapa mordiéndose la cola, entre
luna argenta, deslizada, por sus filos de pestañas acuesta su hijo ocaso que resplandece.
Tierra invernando, acogen pendientes de aire, fieles terrones desmembrados, una
mujer sembrada, de acogedores racimos, entre sus malvas runas, su pecho, un
trabajo que floreaba un compostaje sereno, con dos botones solapados, ella,
sembrada en paja de primavera, era capaz de arrebatar la solana de molinos
fugaces. Vestía el regazo de la cepa, donde sangre hacía alarde, al rebujo su
trilla, gorjeaba simientes, desde claro oscuro de nueva siembra, mojaba su
añoranza, fiel en composturas olvidadas, de las espigas de agua, recomponía
suspiros de las tierras mojadas. Un silo dormido se afilaba; era su momento,
sin capa, con espada; abría su maternal vientre en flores de carne, afinaba su
silueta un corcel sereno. Con diente de aire, tomando de su blanca tez,
cabellos de rayos solares. Caminaba un sapito, teniendo guarida, bajo una
piedra semienterrada, era o no era, plañía la nube, desde el canal, que
depositaba a la acequia, entre los surcos de la sed que las plantas aguardan.
Para su dama campesina, llevar su siembra que ni el clima negaría su vida.
Donde una perfidia sobresalía su corazón brillaba, más que el metal de su
azada.
El Castellano a 30-01-2019
Rehogo este empeño,
traspuesto a los fuegos del hombre
y su cuerda,
tiempos pasan germinando.
Diestro ambivalente;
en dirección umbría,
subsiste colgando huesos
de sus pestañas huecas,
abriendo el espíritu suplicante,
cenizas laten,
la quebrada fluye:
-Amada quodi pragma,
vers troba paremo,
laetitia exspectare
mors timun malum,
quot flama sed ardit
et dilectus mundi,
descent caelis,
set infernus tenebras.
Un iris de ojo negro,
en estos pilares
que abren el fuego,
alzan estaciones que correr,
años que hacer,
tierra y su linde abierto.
Estrellas que matan,
mi aliento petrificado,
atravesado por estos ojos
que laten tu figura
en fértil lluvia
de pretiles gestos
al alba más preciosa,
crepitando mis fuentes
y su dragón de abrevadero eterno.
Fuente fría, profunda,
abre su brillo en secuela
que arrostra mi dicha.
Oscuras alas,
a un frente de retinas,
y sienes escalonadas,
va que fulge la caída
de mi falcata.
En este cerrado horizonte,
rizado, expuesto, consumado,
mis soledades tejen.
Una encina que lejos habita,
cerca grita,
yo soy por siempre,
eco que profana
tu aparente sepultura,
entre verdes valles,
que tenidos en furor de sangre,
exclaman:
-Ay la sangre verdecida,
al candor y negror de aljabas hojas
esquilma la tierra sus venas,
y quebrada la sierpe
tu piel cita e incita,
ay la tierra.
Ay por ella ,
sea mi hundida victoria,
por este umbral, silente,
que fragua mi frente,
por Himeto se alza mi puente;
por esta cepa y su Dionisio
afilando cuchillo,
los lindes rinden en ocasos de ocres,
la tierra nueva
en cal de espera,
sus colapsos
en tules iridiscentes,
cabalgaré el astro,
traeré la flor naciente
a Hipsípila,
vaga libélula,
dragón volador de mi suerte,
de una montaña a un dulce valle
cabalgo,
injertada la sombra invencible,
traigo la quebrada ascua,
por si reverbera
un tiempo muerto.
En el que no dolía esta rivera.
Agudo filo nacido,
mi destino.
Recuérdame en la tijera,
desdoblando la espera,
hoy por hoy, mañana por ayer,
el frío sí, en la piel,
de estas cuchillas sonrientes,
y su esperanza carcomida,
acabada en hoguera.
Miénteme aparte,
ancla mía en gozo,
el violín de mi idea,
corriendo por fuera,
marchando lanzas de tierra,
y el tiempo solo, hinchado,
dormido.
Rehúye mi pasado,
que se clava en mis brazos,
mírame aparte del punto
y su silencio seco.
II
Esta vida en el centro un rayo de Sol,
miro su caricia en pétalo de brea;
arde mi sinfonía.
Deshace la lejanía,
hasta ser ese lejano carrusel de estrellas
por boca, vida por mi vida y yo,
qué no daría.
Aciago vilo descorchado,
en fanal infinito de campo
y sangre hierve destapada
la añil floresta,
que a veces sonriente,
acampo, a veces abatido
en su recogimiento de verdes espadas,
brotan verdes espuelas
sobre su yermo inacabado,
viaja su idea como culebra de tierra
su densidad pordiosea.
Jamás vencida,
o siempre con fugaz aleteo
entre estambres,
vencía que llegaba
cada primavera,
por cerros su ocre era padre,
por llanos fiel hijo,
de compostura olvidada.
Por copas de árboles,
brindo esta suerte,
encontrada, por los besos que puedo dar,
del azabache mi dama,
que entre forrajes avanza,
a desenvainar mi espada.
Diestro coraje sembrado,
entre mis espuelas.
En los bravos halos
envanece evanescente
que envilece mi estrella apagada.
Vence que quiere brillar,
a ella, mi oscura amada.
Esta negra noche,
que avanza, fluye y escapa
mordiéndose la cola,
entre luna argenta,
deslizada,
por sus filos de pestañas
acuesta su hijo ocaso
que resplandece.
Tierra invernando,
acogen pendientes de aire,
fieles terrones desmembrados,
una mujer sembrada,
de acogedores racimos,
entre sus malvas runas,
su pecho, un trabajo
que floreaba un compostaje sereno,
con dos botones solapados,
ella, sembrada en paja de primavera,
era capaz de arrebatar la solana
de molinos fugaces.
Vestía el regazo de la cepa,
donde sangre hacía alarde,
al rebujo su trilla,
gorjeaba simientes,
desde claro oscuro
de nueva siembra,
mojaba su añoranza,
fiel en composturas olvidadas,
de las espigas de agua,
recomponía suspiros
de las tierras mojadas.
Un silo dormido se afilaba;
era su momento, sin capa, con espada;
abría su maternal vientre
en flores de carne,
afinaba su silueta un corcel sereno.
Con diente de aire,
tomando de su blanca tez,
cabellos de rayos solares.
Caminaba un sapito,
teniendo guarida,
bajo una piedra semienterrada,
era o no era, plañía la nube,
desde el canal,
que depositaba a la acequia,
entre los surcos de la sed
que las plantas aguardan.
Para su dama campesina,
llevar su siembra que ni el clima
negaría su vida.
Donde una perfidia sobresalía
su corazón brillaba,
más que el metal
de su azada.
AGUA SOCARRADA, ELÍPTICA TRAVESÍA:
Analizo la luz en tu mirada,
leo flagrante tu alma.
Horno de fuego lleno,
como pisar un abrojo
y blando sabor degustar,
estampido del trueno atribuyo,
rebelión venciendo,
ya se escuchan rumores sordos,
precursores de tempestades.
Torrentes sin cauce
la turba desemboca a mi senda,
yo soy como las vigas de Himeto
no preguntes más.
Que ya mi amada labra la columna
que me cincela.
Heredero he sido de cuanto he servido.
El múrice me guarda
servil en mi travesía
por mar Laconio
cielo, inspiración, canto
corre anhelo voraz.
este mi sepulcro reverdezco
hollando lindes,
preguntando a Prometeo,
sin sobornar a Carón resignado,
el Leteo ni descendientes
traspasar mi puente pueden.
Chispeante tu cielo,
su rubor satisfecho oso al por mayor.
Instantes melosos veo
en su colmena de labios.
Mariposas nocturnas,
poso de almas condenadas.
Orados recursos en vigilia
que enseña cátedra tu silencio,
estruendosos llamados
a cosechar en gotas tu alma.
Sólo ordeno, mande sí
pero no me despiertes
porque no conozco ni miedo
para luchar por lo que quiero.
Acoge el cimiento
coloso que ando disponiendo,
prosigo,
póstuma súplica
ésta que logra calmar de Plutón su ira.
Gerión y Ticio
la onda Estigia aplacan.
la raza Danaica no se acobarda
ni su madre Dana
devela el secreto
por el que soy preso
reo capaz de incendiar
abismos que rutilan sombras
si así combato mi incierta suerte
por la que arriesgo sin miedo
de ganarte el cariño.
El Castellano
El Castellano a 30-01-2019
Autor Miguel Esteban Martínez García
Prólogo:
POR TU
PLÁCIDO YERMO:
Pequeñas
suaves palabras
para el
silencio,
nada jóvenes
para susurrarte
hicieron
transcurrir el beso,
beso te beso
hasta tu descanso
dame tu mano
por si el
viento lleva
por esos
años dulces,
soñados para
escalarlos.
Almenas,
rejas y candelabros,
francas para
el silencio
unidas para
tu poeta muerto
que vive del
suplicio invernado,
palabras al
silencio ardiendo,
cada muralla
un tiempo no escrito,
cómo
amurallar un silbido.
Y tú ¿me
seguirás de nuevo?
No es tiempo
de abandonar,
trabajo
sobre el trabajo,
descanso
sobre la música,
disfruta que
danzaremos
encima
canicas.
Abre mi
descanso un faisán
de umbría
sombra
acicalando
ideas que me llevan
a tu casa.
Hasta
descansar en la mía
siendo
nuestra vida.
Un corcel
sin manto ni estrellas,
un invierno
sin capa dibujado,
palabras sin
despedida
de la huella
ayer;
trasnochado
en carrusel sin rosca
alumbrando,
sílabas
dulces nacidas deprisa,
socavé mi
tardío castellano
para que
vuelva su yermo,
vestigios de
espinas y cardos
allí
encendida una la rosa
entre
espigas de estaciones,
y prados
caracoleados,
era tiempo
de rizar ascuas
y adentrar
la nieve
en tus
colinas,
hasta anidar
en tus
reflejas piernas.
Hechas para
condenarse
hechas para
quemarse,
hechas para
quedarse,
hechas para
arrullarse,
hechas para
mi siniestro caracol
de Hipsípila
con forma de corazón.
Sonaba mi
caparazón sonoro
una lira en
cuerda yerta.
Nacía mi
subrepticia
llamada
amarte.
Hasta la
caída del tiempo.
El
Castellano
SUAVE NUBE
RÍGIDA:
Foráneas
eras propias
con vástagos
de Ninfas y
Sátiros;
se plantaron
de peces
altos
árboles
y guiaron
profundos rebaños
en el mar
afrenta
impía de soledades,
que duermen
y nadan sus corzos
secos
de estirpe
dorada,
carcomida,
agujereada,
de siglos;
Azul nube de
mi vida,
abandonada
sin ojos
suyos ni míos.
Bajel de mi
custodio
incólume,
de ciprés mi
valer
mi férreo
pecho
en cobre
de mi
fugitiva entraña.
Lluvias de
esta sequía
Híadas que mi
sangre tiznan.
No me
encrespará la osadía
temprana,
aunque me enseñaran
a luchar por
lo que quiero.
Impávida por
este mar de tierra
reduciéndose
a la arena
más pálida.
Mi Noto
impune
que muerte
no teme
conculca mi
desorden,
áspera
quebranta el pío.
El
Castellano
AFILADO
TORDO:
A ese mirlo,
mirlo único;
Córvido
negro de profundo ojo
que picotea
y escarba mi idea.
Que crascita
su estirpe,
dejadle mi
patio cada mañana
rubor de
cristalina ala,
sólo hasta
que no me queden ideas
que son como
lombrices cristalinas
nacidas del
agua de mi frente.
De esta
enjuta tierra me camina
el alacrán.
Un campo de
sierpes y torcaces
de grises
ceños al ocaso del día
que entre
mantas y saetas
se acuesta
un sol ciego.
Audaz mirlo
que ahuyentas
mis espadas.
Tordo entre
espinas arreboladas
haz que se
acueste mi mañana
bajo tus
alas.
No me
destrenzará la osadía
temprana, ni
el día terminará
de llegar.
Tu risueña
pitanza en corvo pico
ultrajada;
Vine por tus voces
desenterrando
abrojos y señales
uniendo el
fin del día
con el fin
de la noche
como tú
quiero vivir,
termina mi
idea.
El
Castellano
IMPRONTA
REVERDECIDA:
Unge el
vespertino roce
de tu
ausencia habitada,
una viperina
falaz de siembra,
allá donde
el silencio transmuta
la sosegada
vida de mis falanges
rutilantes,
un alambre de búsqueda incesante,
de tus mares
de boca
mi nectar
dispuesto,
miel de
Dioses que encajan
mi
sinestesia elaborada,
más quisiera
apelar a lo innato
de mi
naturaleza,
que llamaron
pureza,
luces de
sueños rotos por enmarcar,
ahondonada
de las nuevas visiones,
tiempos
cambian,
palabras a
la fosa,
yo estoy
esperando mi panal
de sombras
de idea
sólo tu
saliva verdadera
mece mi
extasía,
por ende
seguiré encargado
de esta
acequia
dura,
absorta de entregarme
al hendir de
esta mi azada
darkness and
magic
poder del
sueño desagerado,
que nunca he
alcanzado,
mira mi
camino
soslayando
las rosas de
la aurora,
entregando
pleitesía
a tu señora
mirada,
no te
guardes
si vuelve
este mi vencejo,
afilaré mi
sombra
para entrar
en la tuya.
El Castellano
LADO DE MI
PUENTE:
Quédase
austero
el pretil
gesto
de ávidas
secuelas,
rupturas
d'esta compuerta,
de altura
traspuesta
me alumbra
esta ausencia
habitada,
inducida,
paladeando
mi dulce yerto,
conforte de
volver a verte,
mampuesto en
febril idea;
Apacibilidad
de tu seña
y armoniosa
senda,
me infundes
arte de amarte,
hasta el
diminutivo de mi término
castillo.
Por lo que
de castro
soy
castreño,
andariego,
que morir
niega,
perduradora
onda
de tu
entraña,
clamor
exaltado
en visiones
de Quimera;
que resuene
alto
bajo el
asfalto,
que vine a
tejerme exhausto
torres con
callejas
me nacieron,
en amores
del dulce
amargo hiel,
fuente fría
y negra
de vivos
troncos,
sentenciados;
sed como
viva esta empresa
de brasas,
amargas
piedras
del
lenguaje,
hondo tallo
pronunciado
sin base
ni escueta
prenda,
Luna no te
nombro
porque
mañana cuarto mengüante
entro en
rito,
confunde mi
luz
tu hermosura
en voz y
gesto
abismo
pedercioso
preñado de
paz,
sosiego de
mi armadura serena.
Mieses que
arrullan
colmenas de
nidos
de cobres
nativos.
El
Castellano
ZANJA DE
CARRIL:
Marzo que
abrilea
y abril
marcea, al dueto
de la sed
universal
de su helor
que duerme
en heladas;
Ando que me
encuentro
perdío en un
Sol
de agosto
que espera
a su esposa
en cuarto
menguante.
Yo seguiré
buscando
el almendro
de las almendras
de oro,
mientras de mi empeño
socavaré a
mi tardío
Castellano y
su Leannán Sídhe
de su madre
conciencia.
Avanzaré su
cerca sin permiso
a poner
nuevo estandarte
y despertar
al Miguel
Esteban
que no nació
todavía.
Guardarme el
vilo
porque yo no
estoy despierto.
Volveré con
mis principios numerados.
Si quieres
más de ellos,
dí
consumido,
en zona
yerta y su tierra
viva-muerta.
Donde
desterré a mis abrojos,
y enterré
mis escritos
con pauta
alimenticia
por si
despertaran
subsisten
estando
nacidos del
miedo
como yo
estoy hecho de miedo.
El
Castellano
PRISMAS EN
CALEIDOSCOPIO:
Oscuros,
negros, tibios
lirios en
sangre de brea;
Acolchadas
desquicias
en híbridas
campanas azules
de los
ángeles, yendo en borde,
siguiendo
círculos,
moviendo
espirales,
Vientos
noruegos me llevan
sin patria,
vencida por mitología.
Quicios de
lúgubre destelléo
en oscuro
límite tétrico
y sus
mansedades caminan,
hacen nido
sedoso
en moreras
del sueño;
Vida través
de una vida
dentro los
hoyos del Sol
que sudan,
sus notas de uvas.
Visitaré a
Cernunnos
en el seno
del bosque,
hablaré del
cuerno roto
y su sangre
que brama
flores de
helechos.
Quién
sembrará mi campiña;
estirados
mis soliviares
entre azares
que suerte corre.
Traspuesto al
mantillo
y su
compostaje silvestre
que solo se
mantiene;
Verano que
socava dormido
para
sepultar los cardos
que tierra
come
y levantar
la estación
de los
difuntos con hojas caídas.
Otoño sus
fríos que me despiertan,
terminando
de vivir el ocre
y su yerma
plácida
de tierras
sin brotes
en ventura
de savia fría.
El
Castellano
JURISCONSULTO
DE SOMBRA:
Este mi
humilde canto,
pedernoso,
que blande,
que pregona
compás en arraigo.
Quimera a
tiempos
en puñal
pretencioso
de espigas
de idea.
Patria por
siempre sin sentar;
Fugitivo sin
amores,
surcos de
fugaz simiente.
II
Docto de tu
dulce vientre
tras fuego
de ababol,
entre
tierras de tus reflejas piernas.
Sed de mi
sangre,
renacer
acompañante,
aljibe sin
fondo a florecer tu entraña.
Amor de
pecho a espada
blancos que
el ser crestéa,
jurisconsulto
de este ser de espuela.
III
Redentora
hoz de labriego
soñador, en
soto de silvestre rambla,
febriles
rejas de esparto.
Pinos que
caracolean
el camino de
este fruto de ensueño,
antes que
morir sin amapola de fuego.
Creo, nazco
y completo
una flor de
la misma sombra
que trajo en
fruto de la primera mujer Eva.
El
Castellano
FLOR DE
SOMBRA:
Impetuoso
campo de mi celaje,
allende mis
altas torres de belleza;
Inmobles
rastros en piedra tumbados,
estos barbechos
que me piensan;
Por almenas
seculares,
remembranza
en bastión,
de
andariegos siglos,
me
enhenchizan flores de sangre,
perduradora
loma desgañitada;
Tráfago en
mimbre cabalgo,
recama tu
alma
como una
losa sin frente,
ni gemelo
tiznado,
por tener ajuar
astro renombrado,
alzo mi
quieta dicha
entre
gentíos de mi oeste,
desvencijada
suerte,
por azares
de plomo y zinc,
fúlgidas
cabelleras
norteñas en
crestas
sin linde
mutable,
acababa de
irme
y no soy
adorable,
es una fosa
de recuerdos
ahogados en
silencio,
vagaroso
desdén
que me
enjalbega
en cuerpo,
mi luna
fija, vaporosa,
luz en
libertad de mi regazo,
abismo
cercenado,
de cálido
espanto;
sosiego,
quietud del bastardo,
regio Lugh
meditando.
Sin mis
vencejos
no brota
esta fuente,
naturaleza
cuando amarte
se vuelve
arte.
El
Castellano
VIDA DE LA
VIDA BAJO TIERRA:
Tornadizo
quebrar de la simiente
acaso el ojo
de tierra no viese,
clepsidra en
goteo,
del Nitrato
de Chile
En este mes
de la parra
y de la
zarzamora,
sulfatos de
cobre anidan
su violáceo vientre
que respira;
vida de la
vida enhiesta,
mantillo sin
raíz oscura,
viril
anélido sin carcasa,
fértil
embrujo de larva
y su hechizo
que metamorféa,
sin aroma no
preguntes más,
liras
blanden su chirrío estacional,
que avasalla
sin hacerse espíritu,
tojo clavado
al viento;
Castilla tú
lloras
dehesa sin
letanas espinas,
de lanzas,
lo que vence
mi inmortal yaga,
enjalma mi
verde intelecto,
orvallo de
mi rivera,
viaja mi
idea,
callendo el
Sol arriba,
desde lo
alto,
un largo
recodo sin franca,
vega
compadecida,
que riega
ésta enjuta,
en cal y
cantos despierta
de su
arcilla dolida,
Diosa zurda
tu nombre caminas
más por
donde el arriano
plañía, y
plañía, plañía,
su seco
llanto de corazón
esquilmado.
El
Castellano
OLMO DE
IMPÍA MANO PLANTADO:
Exiguo campo
de fatal avidez
y musas en
bronce celadas,
sosiego
calcula lo venidero
por dorados
techos vencido,
por cuanto
Parca ha conocido,
cuadriga del
mañana
y sus cien
rebaños
del afán que
se lleva dentro,
grey de
sombras en silencio,
triste,
densa tensión escucha,
del funesto
día , huésped
en la negra
noche profanado,
afrenta de
sus campos,
señero
inmóvil,
que escucha
a las víboras
sonando,
guardando
al
inofensivo lince asustado.
Vernal
lozanía
sacude su
rostro de luna,
entre
sombras huidizas
y destellos
planos,
en seno de
esta avara tierra,
se
despliegan las rosas
del rosal ya
florecido,
su fugaz
hermosura,
chopo gris y
opulento pino
musitan la
acogedora sombra,
suerte en
urna del destino
que embarca
o hunde en el abismo.
Viaja el corzo
mi idea,
entre flores
que Primavera exime,
verde flor
aún en capullo
soterró el
otoño
y los fríos
vernales,
alza un
lustre caduco
al servil
gozo de su tierra.
El
Castellano
JURISPRUDENCIA
DEL BESO:
Vanos
sentidos
temblando la
noche tenue
cosida de
luces efímeras,
lecho
partido
mitad oscuro
mitad luz.
Luna que
descubre y muda,
sobre la
soga que retuerce
el olmo frío
y duro
un invierno
trasnochado
que huyo
y huyo
buscando tenor de ventana,
fría endeble
quizás áspera
como la
hoja.
Vinieras y
te quedaras
como la
suave caricia de primavera,
mar de
tierra que estira y no duela,
otro camino
se afila
sin
desvanecer;
piedra
cerrada que te alcancé a ver,
cristal de
metal, perpetua, fugitiva
destino
precoz te alumbraba,
como eras,
pluma de
tierra,
sonrojada
vida a mi vera,
planteada
osadía de quimera,
vorágine
encendida
mi esfera
prendida,
ascua por el
Sol que espera.
Diosa, mi
ciudad ardiendo
en el sueño
de mi paraíso ciego.
Plaza en la
historia del corazón.
Sombra de mi
destino prometido,
serpear
incesante por tu imagen
no preguntes
a mi espejo,
ni al viento
sesgado
soy etéreo
como sombra de ciprés
un día
nublado.
Espectro del
vivo silencio
encarnado,
palabra sin
precipicio
ni soga que
levanta,
moneda de
tres caras,
espina en la
rosa de tu tierna cara.
El
Castellano
LARES DE
EQUILIBRIO PERFECTO:
Coso mi
atelier simétrico,
nacido entre
ocasos vespertinos,
sí esos
cuando la flor camina
con nombre
de mujer.
Vidas en haz
purpúreo
al argénteo
astro;
invisibles
senderos
sin sombra
ni difusos lares
donde los
afluentes
confrontan
en tu ser,
sin brío no
hay pureza,
sin pureza
no hay sangre,
y qué yo no
te daría,
acaso el
silencio no fue esculpido,
por impulso
del error,
raciones de
arvejas consumidas,
por llamas
de lúgubre hendidura,
Dioses míos
yo cómo era,
bueno no me
acuerdo,
seguiré con
mi venda
hasta que
ella me la destape,
secuéstrame
en tus dignas alas
que yo
vigilo
como vigía
de nuestro sentir,
custodio
d'este sin vivir sin tu ser,
no hay luto
de espadas
que no se
afilen solas.
sin sueños
no soy hombre,
ya lo dijo
alguien,
fusión del
frenesí
hablando con
su infinito a solas,
como cuando
se siente amor
en la vida,
sólo una vez
y perdura
como la
letanía
de escarcha
derretida,
yo no estoy
despierto
he venido a
asesinar al tiempo,
y que se
cobren con él mis deudas,
sigilosas,
etéreas,
hasta
arrebatar su azada traspuesta.
Así mis
esferas sean siempre verdiazules,
como la
verde espiga el agua
que la
vuelve pasto.
El
castellano
ECO DE AYER
VESTIDO:
Honrada
tibia luz caída,
pasaba y me
ungía este sol puesto
una mañana
amarilla, vestida de invierno
y su frío
azul, encendía mi cigarro
y un humo y
un eco envolvía
un hueco que
dejo abisal la última helada,
carretas
deslizaban las nubes
abriendo el
vientre helado del cielo
este Sol
tímido de invierno
parecía
asustado sin ocaso
ni pájaros
fantasmales
que le
hicieran nido.
Me cobijaba
la sombra de un ciprés enhiesto,
abría las
puertas de gramas voraces,
lirios
negros franqueaban mi verja
de
pensamientos que se amontonaban
en la
puerta, rezaba a mi Sol
que no me
hundiese la primavera
como si él
eligiese esta sequía
que la
tierra llora y quiebra sus entrañas
vestidas, el
viento era más fuerte que yo,
llevando y
sujetando el iris de nuevo tierzo,
crascitaba
por ramaje de mi muerto brevemente nogal
de sombra
densa cobijando tenebrios,
bajo sus
hojas caídas.
Portón de
tiniebla, el paso de su oscura raíz,
despertando
el devenir
rompiendo el
nicho de la primavera futura.
El
Castellano
CALLAR DEL
ASCUA:
Este bregar
me cubre,
del que
vengo,
un sol de
esparto,
un ocurrir
del que venga mañana,
nubes
acolchadas me aguardan,
por febriles
heladas,
horizontes
sin guardas,
ni francas
tapias
deshacerse
puede,
era una luna
de trapo,
que
espolvoreaba la tierra,
su belleza
se acostaba
en dunas de
plata
mientras su
alta ojera desplomaba,
su insomnio
de infancia miro
y dime,
por mi
desnuda imagen
que yo
cerraba mis ojos
se acostaba
a plañir,
tu
transparencia me clavas
como
ferviente yunque helado,
las espuelas
tuyas corren sin caballo,
intranquilos
ceños
me conducen
por muros
y celdas de
sosiego.
Cuándo
venceré en este diáfano cuarto,
donde las
sombras caminan,
y las voces
en letra difuminan,
esbozos en
coro de grillos,
en este
lecho,
mi nicho
donde me acuesto.
Confín de
vagorosa imagen
que
despierto,
cada vez
débil,
cada vez más
encerrado,
surtidor de
fantasmas
que
arregazan era mi dolor,
esperando
para brindar con el enemigo,
humo oxidado
sin ojos que duelen.
golondrinas
dulces balancéan mi día,
día entre
sotos sin perdices
caminando mi
patio;
fabricándose
en él escarchas azules
con todos
los rostros de diciembre.
llave fue,
cincel encadenado,
lenguaje del
ser claveteado
en recuerdos
vanos,
polvo de
poema parlotea
y dirige a
callar hogueras,
fuerte raíz
es palabra,
un calor
retumba,
sobre
márgenes de ríos sanguíneos,
reposa sobre
la música su alba,
ventiscas
que trae la noche,
alejando,
alejando los sueños;
despertando
el pasado,
abriendo
luces en osadía
a quebrar el
tiempo.
El
Castellano
BLANQUEAN
SUS ASCUAS:
He cosido,
dibujado tu sonrisa
con
tempetuoso órgano
al clarín
violaceo de mis dedos,
avanzo senda
con el fervor de mi Sol
dormido o
estudiado alzo brillos a su dolor,
intransigentes
palabras al silencio
que fue
parco sin eco
sobre la
sierra febriles dientes de siega,
me dijo su
olvido que él no espera
a lo que
abrirá mañana.
Ferviente
luna sola abre su alta ojera
por cuantos
la conocemos sin verla;
así su fondo
sin sombras densas,
ni su
acuartelada estela.
Mansamente
cruzarte será verte
luz uniendo
mis sueños de acariciarte,
condicional
de reloj de tiempo disuelto,
leve planta
criatura azarosa,
de
translúcido amor en tu cintura
descorchado,
fujitiva
alegría anidada,
el desertar
de mi sangre fue llamado,
a realizarse
en clepsidra de vida,
huyeron mis
borbotones a otro cauce,
otras venas
y arterias que te riegan,
juego como
animal entre tus riveras,
piedra sin
ajibe ni ortigas de auroras,
invierno de
transeúnte helado
abrazas mi
ascua de nicho,
al abrir de
la flor que espera,
segunda tu
avenida sin corceles de viento,
ni rizadas
venturas afilabas mi carcoma,
oscuridad
vencida alegre,
afinaba mi
acordeón de quimera,
un
transcurrir frío sin secuelas de difuntos,
deslomarse
pulcro, entre la grama
de un recién
abierto invierno.
Entonaba un
grillo
un chirrío
de soneto,
miraba mi
estrofa ausente
blanqueándose
entre hormigones
de leche,
siendo mi
vida más
que un
simple paso a la muerte.
El
Castellano
LAS NUEVE:
Los verdes
eran azules,
amor como
rocío en la mañana,
viento de
cantar
entre tu
ciprés secuaz,
despertaba
la flor hermanada
con el
idioma de la mañana,
viento entre
mieses más altas,
era yo
entendiendo
el idioma de
tus pájaros dormidos
situado
entre rejas de gramas,
y tréboles
carceleros.
Todo
despierto, rigurosa plenitud,
depuesta el
alba
y sus
rigurosos peinados de luces,
eran las
nueve en el patio
de mi amada
llena,
su sauce
brilló y vibró
sus
cuchillitos de hojas
con cuantos
años dispuesto a andar,
calles con
callejas me llevan
a su mar.
Donde
intranquilo se acuesta mi Sol,
cantada
abrazó la flor
al viento
que pasa y no mira,
que arropa y
no descubre,
canciones
que bailan su mañana,
por pájaros
azares que la vida trae
y en su
patio encuentran.
El
Castellano
A UNA ROSA
DEL TIEMPO:
Verde rosa
proscrita
abre del
tiempo verdades
que inflaman
la oscura noche,
al flamear
del angosto
su espina
cierne,
hojas del
tiempo se cierran
rizando,
caracoleando
una espiral
malva,
vetustos
testigos
estambres
del fuego
y de las
sombras nacidos,
osadía
violeta
entre raíces
de siglos,
ascua que
arde deseos,
crepitan
pétalos
encajados,
una realidad
sin techo dorado
firmamento
anudado
por cuanto
ha conocido,
no llegó su
marchitar de brea,
guiños al
viento descubre,
mira y se
sonrie,
en aquel
diáfano cuarto
de estrellas
sin encarnar.
Claro oscuro
de su prendida suerte,
alumbraba lo
inerte,
entrometiéndose
por rejas
de momentos
tenues,
sotos sin
hueso regentaba,
vagos lindes
sin estatua,
ni otras
flores
que su
belleza empañaran,
soledad
perpleja del devenir,
aguzada
torpe sin rostro
ni desdén
devorado,
clama
silbidos
que colman
de noches
y sus
vestigios,
abriendo estelas
tejiendo sus
casitas
de arañas
que flotaban
como lunas
tendidas
del techo de
su caverna flor.
Desnudando
tristezas
llamando al
oro
del alba
y su recto
oásis de Sol.
El
Castellano
CERTEZA:
Mi Dios es
real y la noche me hace realidad.
Yo soy la historia
de un muerto.
MARIPOSAS EN
CARRIL:
Compases
labrados
de un tiempo
expirado,
soslayado
ademanes de
que el amor existe
y corre los
parajes
de tu
sembrada piel,
resguardos
oníricos
de lo que
llegó a ser,
como noche
que aguarda
el resplandecer.
Siempre nos
deseamos
como
abejorrito a la flor,
como piedra
a la montaña
y agua de
cascada a la pendiente
eso es
amarte ferviente,
como agua de
marzo
abre la
primavera,
quiero estar
a tu vera entera,
y ser
espectro de primera,
no será
eterno mi mármol
pero te alzo
un beso
como
cántaro,
vales mucho
corazón
y por si no
lo sabes eres sentir
como rayo
que
tornasola mi corazón,
te descubrí
nos descubrimos
y nada
quebrará el designio
que Dioses
aguardan
mi princesa
del lago
de mi
ilusión
mi Araucana
de emoción,
no
partiremos sin ir de la mano,
en alabanza
canta un cuclillo,
dejando
canten todos los grillos.
¿Cómo
encadenar la luz?
y atar las
mariposas,
¿Cómo
escribir sin fijar horizontes?
y anudar
plomos sin fundir a ideas fugaces,
cómo
conocerte y no besarte,
te entiendo
y a la vez te siento,
sin
semáforos y alquitranes,
sin
hormigones de leche,
puliendo el
blanquecer de mis ilusiones
que te
prometen,
distancia
quejumbrosa
entre alas
que sostienen
que en tus
ojos soy bruma que florece.
Y mayo que reverdece,
contigo soy
lo que quiero ser,
mordiendo la
solitud
que
desvanece,
entre
corajes nacientes
y soles
pudientes.
Quiero tu
dicha eternamente,
siendo el
lado de mi suerte.
El
Castellano
SONETO APTO:
CRUEZA
SEMBRADA:
Amándote
ferviente, nueza llama,
presa
amapola en sangre se quedó,
sonriente
aurora, veza la heredó,
tu corazón
alqueza, fuerte se ama.
Renuevo esta
mi sangre, pa' ser rama;
Veraz la
rosa, amor siempre alegó.
Al latido,
su beso le ofreció,
la flor
abierta en agua se proclama.
El estambre,
súplica nocturnina,
piel
acaricia , ya brindó mordaga,
su gineceo
blanco, sanjuanina.
Óvulo y
ataraxia, adreza aciaga,
tierra,
anclada la doña saturnina;
Germina
fértil vientre, enhiesta briaga.
El
Castellano
VENAS DE LUZ
2:
VENAS DE
LUZ:
Yo te busco
luna entre bloques de hormigón
y cemento,
entre violetas escarchas, yedras
nocturnas de
este cielo sonámbulo con suelo calizo,
me rehulle
tu ojera de nácar ciega, segura,
colgándose
de mi puente escarlata, férreo, soterrado,
mas te
escapas por las turquesas ramas
cielo
plateado quién te tuviera, esta tu rama de idea
entre las
manos tu miel de niebla, húmeda, trasnochada,
cual panal
de lumbre quieta, deshojada,
tu lágrima
que viste de locuras, de esquilmada luz
y sus azucenas,
mi
noctámbula sangre y mi tinta bermellón
que te
aguarda fiel a la espera, en la Torre de Hércules,
tu camino
que serpea, y mi soga blanquea,
alumbrándose
los árboles erizados, vespertinos,
que en
lluvia cantan, su serenata santa,
acequia de
tu ser, que la bruma pervierte,
colmada a
tibio reflejo en fanales cristales sin tajo,
de tu hueso
crepitando, apostando,
dunas del
sueño, y metales esquivos
con
azabaches siniestros,
cuentan los
astros
que tu
belleza duerme en sus incesantes
hogueras de
sus cestas,
tú que te
escapas por entresijos de negra ala,
quién te
tuviera en sus palmas,
como
destello escaparías
dejando una
estela intangible, áspera, maleable,
de blanca
pupila y granate adornado,
naciendo de
ti un gris ciprés
las canteras
se te rindieran, en presura,
un silo alto
como tu luz de ojos abiertos,
treparía tu
enredadera entre torres de belleza,
y brotarían
las blancas estrellas
damas de
noche,
llorarías tu
oro blanco en abrevadero,
por tu
escarpada longitud
y un eco
nacería tuyo, solo, carraspeado
de la luz y
de la sombra, una cadena para tu belleza,
que tus
venas lleva,
en
verticales pestañas negras, plenas, beatas,
en insigna
sangrada, renacida, renombrada.
El
Castellano
NOS
QUEREMOS:
Se querían
dos sombras
como
evanescer líquido
de rocío por
savia y tierra
rejuvenecer,
como flores
a la alta espina
de proteger,
belleza
oxidada,
ellas dos
sombras
con camino
de piel,
abriendo de
la noche
gema
profunda de lenguas azules,
era un
camino el alba
por
descender,
ellas luz
querían ser,
vestidas de
ásperas ondas
impalpables,
seguras sin
obstaculo
eternas,
crispaban el
tiempo
y se querían
sin envejecer,
fría segura
que su alma se iba,
suya,
cristal vaporoso
de amarillo
viejo,
su entrecejo
deseoso,
querían
entre noches
de gatos
fugaces
por tejados
colindantes
que anudaban
rayos de luna,
su tristeza
era pura
se anidaba
en sus cabellos,
seca, entre
sus cuerpos etéreos
la ausencia
hacía verdad de idea
trasnochada,
su soledad
muerta
de insectos
ranqueosos,
asida de
purpúrea pluma
y lunas
enajenadas
con
cristales lucientes
en navíos de
tinta,
perpétua
osadía
de ser luz,
como
silencio
de Dioses
relumbrados,
y su oro
vegetal,
como ásperas
rocas
destacadas
cerradas
al molino de
noche,
se querían
dos sombras
inertes
pero vivas
al ralentí
y carrusel
de estrellas
pudorosas y
ponientes,
su quietud
sin color,
su amor por
unirse
como dos
gotas al helor.
El
Castellano
BRUMA DE
OTOÑO:
Afinaré mi
melodía
para sordos,
desmenuzaré
la luz
que brilla y
alumbra
a oscuras
de la razón
más plena,
entre sílabas
de la
palabra meseta,
abriré el
son
de grillos
tartamudos
y erizos de
idea;
Me guardarán
el vilo
transeúntes
de crispadas
espumas de
luna,
entre
corceles ciegos de viento
encenderé,
viajará
mi verso.
Avivaré
aspas
de molinos
precoces,
mi sol dormirá
un cuclillo
despertará,
tiempo entre
escalas azules,
y espadas
florecientes
navegaré
hasta mi suerte.
Por
soliviares vetusto
y sus flores
de cardo,
soñaré el
recodo
y sus
ramblas de ensueño,
me enraizará
el hinojo
mi sendero
esquivo
hasta que se
vista de endrino,
negra torcaz
aletea
hasta
posarse en mi cuerda,
caracolea
el romero mi
destino,
surco ahondo
de vid y
centeno,
de trigo
trillado
en colapso
de sienes amarillas,
monte olvido
de mi
recuerdo,
fugaz entre
estambres plomizos.
Aletargo maestro
de cuchillas
calizas
hueso de cal
y canto,
corre la
sombra
de mi
zozobra;
Por cuanto
yo he conocido,
quizás más
que un
almendro seco,
cuervos
fugitivos crascitan
el
reverdecer de la encina,
picotea mi
cabeza
un pájaro de
hondo trino,
hoguera de
desquicia hiende mi ser,
por barrotes
de esparto
esperando
que llueva del cielo
como antaño,
profuso
soliviaré
este diente
de espina
buscando
rocío
anudado en
flor.
El
Castellano
CAMPOS Y
EMOCIONES:
Guadalajara
te recoges
en la loma
despeñada;
cumbre de
valles dormidos
y turbiales
del Henares,
agitas
ninfas en sus aguas,
al hervir de
álamos viejos
arribas
calles entre mocedades,
tus retamas
de parajes
arden.
Eclipsando
antaños
de la perdiz
sujeta,
surcos de
aras tus uñas hacen;
vestigios de
que el poder pudo,
caminas
descalza los años fugaces.
Niebla
asciende tus iglesias,
reposa y tus
gentes
la
despiertan,
al otoño que
no quiso venir
te hablo
como un hijo a su madre.
Cúantos
siglos quieren
tus
adoquines terrenos,
asidos de
hoz
y colmena de
tus abejas,
un descender
de la vida
entre
corajes de encinas
y oscuros
soles
que abren de
tus parques las fuentes.
cuanto yo he
conocido
de ti, es
poco.
como infante
en tus nidos de tordos,
no te
quedaste en los hoyos .
Cimientos te
desnacen la entraña
del ayer
carpetano,
por cuantos
siglos de comulgaron,
hija y madre
alcarria,
entre
mansedades de hermanos,
sabor de
chopo inusitado,
helor del
antaño,
resplandor
de verde militar de ciprés;
olmo sin
fondo ni tajo,
córvido
nogal de tus insepulcras raíces.
Miré hoy mi
espejo en ti abandonado,
y no quiero
desenraizarme
de tu pálida
tierra,
por cuantos
te conocemos y te conocerán,
fiel canasta
que nadie llevará,
tu sonrisa
jamás apagada.
Al tiempo
que abrirá.
Al tiempo
que abrirá.
Tus labios
que juegan y se tienden,
hermanos de
mi trilla,
hermanos de
mi arado,
labios
visitando acres de blanca tierra,
por callejas
y cuestas de dulce idea,
levantas tu
dorado cuerpo
de mujer
esculpida,
por cuantas
piedras te tejieron
en armonía
quiero susurrar a tu belleza innata,
que juega y
ríe descansada
en la música
de tus álamos.
Ríes
trayendo tu canasto de mieles alcarreñas,
juegas con
quienes hemos depositado en ti confianza
de vivir en
el sosiego de tus senos
que guardan
los siglos
que lleva tu
entraña erigida.
Mirlos
enredan en tus cabellos
sosiegos
mañaneros
por cuantos
te conocemos
localidad de
luz,
que abre su
remanso
al Henares y
sus espumas,
creación no
creada,
nacida por
cuantos te conocemos.
Cuartelillo
de tus fervientes chopos,
riges tu
guarda en tus lanzas de cipreses,
abriendo tus
campos al cernícalo señor,
y a los
estíos chirriados
que el alma
te acogen
¡Oh
Guadalajara!
El
Castellano
ESCARCHA
SOMETE:
Avanzas el
campo
de mi
irrigada sien,
cara por
cara,
ojo por ojo
de este abrojo;
Destino ciego
de mi celaje,
bronco mar
de trasiego
al broncinéo
lar
encorajinado,
nacido
de un pelo
de un pelo,
rescoldo
socavado
un acre sin
pestaña hiriente,
vistas tras
los espejos
para ser
libre,
y enraízar
este Sol ferro
que rehuye,
desnuda las nubes.
Es un viento
solar que me encara,
y afila mis
fauces
que
desencajan el tiempo
que ya
marchó.
Pude venir a
vivir
en la ola de
luz serena,
el relámpago
me alzó en compasión.
Pude renacer
pero no soy
adorable,
desde estos
acres
traigo
la flor de
difunto
insoslayada,
sembrado el
tiento
queda
resurgir del azabache,
y bailar
sones de grillos
con sus
raíces del mañana.
El
Castellano
URDIMBRE
PRENDIDA:
Desempeño,
tejer la letra
infinito
parco de estrella,
desmenuzar
lo efímero
donde plañe
la belleza,
capturar gotas
de lluvia
en estambres
que acrisolan versos
de madre
flor poema,
avivar su
ascua eterna
de silencio
acristalado,
hacer lo
diminuto gigante,
y lo gigante
magia de ensueño,
abrir fauces
de la fiera
y ver qué
espera,
bailar en el
seno de un arco-iris
despertar
quimeras sigilosas
en cumbre
saciada,
encontrar
cadencia anhelada
bañándose en
mis recuerdos
como pez
iridiscente en llamas,
ver la
espuma de la letra
y
acompasarla,
abrir el
pozo de ilusiones,
desnudar el
azabache
que llora la
ausencia habitada,
por mil
dragones de cien fuegos,
hablar y
destrenzar el idioma
del silencio
malva.
Rejuvenecer
la letanía
entenderme
con mis Dioses,
encontrar la
certeza dibujada
que puede
ser mejor,
afilar
hierros de espadas de vocabulario,
dibujar
ocasos venideros;
Sumergirme
en la oscuridad
y volverte a
soñar,
nueve cosas
dejo en mi tintero,
todo lo que
espero,
lo que nunca
escribí.
Si supiera
hacerlo no escribiría
lo que
siento,
yo sólo
pinto lo que no ven mis ojos
aljibes
soterrados de mi calavera,
caracol es
este talento
unas veces
llamado tiento,
el mundo
reposa en mi libreta
yo soy su
dueño,
papeles
testimonios en blanco
de lo que es
para mí escribir,
ese idioma
de los Dioses
danza de
ninfas y sátiros
que abren su
caudal de tinta.
Con besos de
rocío.
El Castellano
DESTELLEO DE
ESTAMBRES:
Eran de
noches eclipsadas
un fértil
embrujo de sangre,
en los
jardines que el aura gasta,
y sus notas
de clarines reverdecidos,
un poema me
alzaba la dicha,
entre gatos
relamiéndose el hocico,
se
construían torres al clamor
y su
trasiego azulado,
serenidad en
rostro de mi aljibe
preñado,
sueños y vicisitudes alumbraba,
escalinatas
al sosiego mañanero
que todo
avanza.
Incolume ,
ferviente desdén
estre flores
granates de sangre,
era mi sueño
cojo abajo los años
que sembraban
patios sin flores
sólo de
versos, al menos eso.
Un beso sin
mares de boca,
una
caricicia sin pieles erizadas,
una escala
al infinito horizonte
sólo para
observar quieta mi desquicia,
como espina
que sin rosa no se afila.
Fulgores
efímeros, inusitados,
en
superficies de charcos migratorios,
era feliz mi
tordo rutilante
de mi
jardín, en el que lo pequeño
es
jactancioso y todo rige la ley suprema
de la
belleza desnuda,
con tez de
arcilla dolida.
El
Castellano
CUERVO DE
IDEA:
Crispa su
metal
como fuente
soslayada
del azar que
vuela y corre
destellando.
Estridencia
recta, dorada al gemido
en hoz de
guadaña,
es una
espera mi fiel apostado mañana,
cumbre sin
rizos de alba.
Yerma,
plácida, insostenida,
mutable de
verde caduco
al sostén
que su pecho hiende,
erizos de
senil ascua.
Dioses
anclados al servil gozo,
consumado,
me alzo que levanto,
negras
tardes de las tierras,
salvaje
canto en abismo prendido, soterrado.
Ara en
fulgor de combate
con mi serio
descampado,
rige y exige
la semilla al Diablo.
Fiera de las
fieras,
compostura
que sueña la guerra,
fanales
hogueras en colmenas y sus gentes.
Oscura esta
noche
de oscuridad
y umbría niebla
que cuelga
la luz.
Miro la
sombra, me desliza su estampa,
ondas tenues
en acristalada sien,
lima ideas a
la fugaz, encarnada siega.
El
Castellano
VENA DEL
CIELO:
Solitario
rayo
luz me arde
ahora
en el mirar
ciego del sueño
sin miedo
sin embargo
saboreo el
viento,
los cielos
me poseen
de nuevo
sobre los años
que ellos
son,
algo llega a
la rosacruz
de ayer
y sus nueve
caídas
de sus
ángeles despiertos
en tu sueño
me ves invernando
dorando mis
pelos de murciélago
bailo el
colchón de nubes
que sostiene
esta mi noche
para
desaparecer llorada la tierna cara
saboreando
una sombra más
que me
vuelve
imperceptible
muerto sabor
de
obscuridad sin faros ni luces
ni fusiles
que matan hermanos
de su tierra
y sangre
crecieron
los caminos
y el rojo
fuego versado
brotó en
flor de amapola venidera,
dime qué
debo hacer
¿Algo
erróneo?
No puedo
volver atrás
se sostiene
aparte
la fuerza
que nadie alcanzará
nada por
cambiar
todo está
hecho
algo que
asalta aparte
puedo volver
y empezar de nuevo
sin mí, sin
vida, sin cuerpo
sin lo que
me ata a éste mundo
mañana veo
el futuro
la
destrucción del pasado
quedará
atrás.
Corpus,
anima, crescens
sol
refulsit,
lux
et
patientiam meam scientiam
florum, est
vita
nosotros no
somos lo mismo
la bondad
sangra las venas
gustos,
deseos, vencer,
arder sin
perder aposta la partida
esa que las
hiladoras tejen
momento del
momento
nacido
absorbiendo el hilo del tiempo
las piedras
lloran flores
el final es
volver a empezar
viendo y
amando
el ancla
errada de mi lugar,
continúo al
cuervo
que me
vuelve más fuerte
ave más
inteligente de la faz
poder de la
misma
energía
en tormenta
de conciencia
siendo ese
rayo solitario
que partió
todo inepto,
inconsciente
tormento.
El
Castellano
ACRISOLADA
IDEA:
Acristaladas,
relumbradas fuentes
patios de
ideas remitentes,
soles
pudientes entre espadas fulgentes,
narcisos
dementes, encorajinados tapices,
malvas del
sueño vespertino, precoz,
carruajes de
sienes nacientes,
ilusa suerte
en colchones de nubes,
quebrarse
quiere al inusitado compás;
Mañana
abrirá la nada,
hondos
cobijos del ayer,
no puedo
dejar atrás,
llueven
ayeres en gotas,
hematite del
fabricado mañana,
solaz
escarcha que me acostumbra,
por nidos de
grama y sus testigos;
entre
cuchillos de silex avanzo,
dejando
generación seca
del brillo
crispado.
Octubres
secuestrados en su halo,
gritando el
sueño de los noviembre
entre fríos
feroces.
El azul
musitaba entre los árboles,
grité no
morir aquel día,
ser
relámpago de la brisa,
en esta
tierra sin nosotros
traigo el
ababol de un otoño que juega
y rehúye los
párpados,
como hojas
secas prevalecen
el huir de
los pájaros.
Destino me
alumbre allá
donde los
peces se anidan
en los
árboles de atardeceres,
joviales
como joven vientre de espumas,
el tiempo
acaso no partiese,
cansado de
ser siempre el mismo,
hogueras
atrás yo no estoy despierto,
calzo mis
campos
en
enredaderas de sones perpetuos.
y afiladas
vides de Dionisio.
fenezco como
fenece por los siglos
el almendro.
El
Castellano
ONDA
PERPLEJA:
Luz cautiva,
ardua, ofrecida,
el viento me
ha dicho,
de su
furtiva llama
que él no
traslada,
abrí la
pupila de la noche,
me vieron
cinceles
sonámbulos,
pinceles
sedientos soñaban
un ocaso
perdido,
espigas
blandiendo tiempos
caducos
entre retozos
de jóvenes
margales,
sin aroma,
el celo del
paso del río
cuenta de
enredaderas
y sauces
cabizbajos,
entre álamos
abre sendero
el cuerpo
que no se vence,
acristaladas
ideas
de
renombrada senda
por
membrillos
y nogales
tartamudos,
era tiempo
de trepar el tejado
con gatos
fugaces y lunas sin sábanas,
ferviente
suerte entre barrotes
que me
alejaban de la ciudad
crispada,
humeante, entre gravas
y alquitrán
florido de edificios,
huir no es
opción
pero sí
solución.
Hondo
reflejo el curso del latido
que amilana
a dos voces,
el presente
huído del precipicio,
era una
ventana
y una nueva
esperanza,
zanjas de
carriles
sueño que
aquellos pinceles
me pintaron
el sueño,
y seguí de
aquella luz su reguero
disperso,
etéreo.
Hasta vivir
en la sílaba.
El
Castellano
RIERA
DESLIZADA:
Hundido por
juncias,
despertando
caléndulas,
someras,
solariegas,
era otro
lado donde estaba
hablando,
entablando con Ostara;
la tierra
que no era pobre
su rigor
contestaba,
prado que
desciende
juntando un
barbecho dolido,
conquistado,
marjal de
claras hierbas
flaco acre
dispersaba,
bancal de
cizaña primaveral,
sutil
caricia rizada en patitas de abeja,
parte de mi
casa soterraba la desquicia
de un frío
traído, heladas patriarcales
por aullidos
de viento voraces,
como un
rosario deslizado
con
aflicción por la tierra,
un silbido
del patio oscuro
como lamento
sin lluvias socavado,
semillas
brotar escabullen, pregunto
vive mi
lluvia soñando
vivir
deslizándose por la pila sacra
de tus
pechos tersos de vientre de seda
y espuma,
angelical rostro
llamando
florecer colores dispersos,
vieja cueva
cantando oscuridad,
como
tránsito al amor por tu viña,
cantar de
mirada extranjera,
hasta hacer
la tierra nuestra.
Impetuosamente
soy varón
y no dejo
guerras personales para mañana,
ni ganar a
puños pequeños,
de opiniones
sin cuarteles,
firme
elaboro mi respuesta blandida,
vieja, en
savia bruta elaborada
necesito mi
vera con sangre,
necesito mi
vera acompasada
por tu soplo
de mujer labrada,
querida dama
elisalle amada.
Mi destino
como árbol desgastado
de honda
sien y senderos de carcoma
apuntalaba
mi perpetuo mañana,
acicalando
sus ruinas
para elevar
su sabor de antaño.
El
Castellano
INVERNANDO:
Camino la
sierra
y labriego
empedernido,
afilan
cintas de esparto
y jocosos
pinos bordean el monte,
era ella
caminaba siendo mujer de húmedas hojas
y gramas
recién nacidas
anudadas a
la cintura,
era tiempo suficiente
para el
recodo de un fondo fantasmal,
estallaba el
acre que pisaba
palmo a
trecho,
ribazos se
despertaban sin alba
dejé un
lugar ramificado,
más allá de
juncos
y fardos de
nueva cosecha,
sin ir más
lejos
abría la
tierra vieja invernando
su ombligo
de invierno
la carrasca
de hoja inmoble afinaba
sus dientes
de hojas
que el
viento pasa y respira.
Campo lejano
por cualquier parte
sentir que
dejaría plisado
por
encontrarse con tus ojos,
pecho de
paja nueva silo dormido
de hondo
surco y barrizal,
oscilando el
filamento de un severo cardo,
entre
caracoles mutantes, judíos blancos,
dejé mi
traje a reverdecer ortigas y orugas seculares.
entre la
jóven hierba y el rojo trébol
del sendero,
recojo mi
árbol del mañana y me marcho.
El
Castellano
RAÍZ DE SOMBRA:
Nací cuando
se disolvió la sombra,
era un patio
de grises arañas,
con
oscuridad en cada flor de luz,
rizaba y
caracoleaba, una yedra su alba,
se acostaba
el sueño dormido,
en sus
ojeras de nácar de luna,
gritaba la
eternidad por una siembra esquiva
que abría la
espiga de versos carmín,
una sangre
de espera en ababol flameando
es un
sendero que abría el cuclillo
en su nido
de espinas,
era su vida
un soliviar
donde
soterrar su miedo a no volver, a brillar,
temblaba mi
cepa, un látigo de uva quieta,
livio,
liviano, forjado, labrado, superior
es y era un
campo de malvas de luna,
yo tengo
huerto de sombras
que visitan
soldados alados,
mis flores
de difunto,
que abren
sus soles
en crepitar
de amarillos tules,
babéa alegre
mi babosa
avanza sin
casa,
que no sea
mi tiesto,
donde
enraíza mi vida,
límpido, es
mi ávido deseo
fulgurando
un crepitar descorchado
de mi luna
de relojes,
acababa de
llegar
a la cueva
de förüq
vampiro,
allí donde
las polillas
no tenían ni
quitina,
tejía yo en
mi tela
asida la
brepticia
del amor a
mi estirpe,
desde mi
muerta vida,
al compás
que marcó mi despedida,
puliendo
este hueso
que me
habita el corazón.
El
Castellano
OSADÍA
TEMPRANA:
Cuando te
amo
mi mente se
hace libre
invade una
amalgama
de colores
jactanciales,
abandono mi
sombra
para saber
quien ser,
un colapso
de ideas me conforma
para
encontrar beso y abrazo
sin
despedida,
lo común se
hace efímero,
y magia del
segundo
traspuesto
entre la
calma de la vid
y el chopo
que dora el otoño,
cuando yo te
amo umbrales abren
dejando mi
luz intensa,
no porque lo
diga yo
es que yo te
amo,
no porque lo
digan mis abrojos
de poemas
rizados
si no porque
esta realidad ya
no nos pudo
sostener
sin unir
tierra y cielo de tu ser,
cantaron mis
grillos sonámbulos
el ser se
enmarcó por crestería,
ganó una
osadía temprana
y volví a
vivir,
cuando yo te
amo
estrellas
acompasan
un fuego de
nácar,
la valentía
se hace fiereza,
el instinto
no se duerme en sigilo,
las puertas
se abren
cuando nos
amamos
la realidad
se arrulla
ante nuestro
paso,
las
pesadillas desvanecen
los cariños
multiplican,
quedamos
solos tú y yo ante la nada.
El
Castellano a 30-10-2017
TRANSCURRIR
HELADO:
Tiempo
vorágine narcisista
que todo
abarca
todo se
lleva
desde el
infinito del mar
al
acrisolado
de la
realidad del hombre,
retorcía en
su nuez
que tenía
más duración
que el
punzón de la vida
que todo
rige,
ilusión
dormida en el rayo de sol,
veleta de
nueve direcciones,
hueso que
crepita lunas y soles
camino de
ilusiones,
despertar de
conciencias
susurro que gritan
las estaciones,
caducidad
avanzando
memoria
relegando,
surco de vid
y arena
surco del
trigo y la sinestesia,
etapa
doliente inventada
en lágrima
del sol pudiente,
retorcer del
viento
guiando
realidad,
somero
descanso
en el
remanso de la idea,
nacer,
crepitar, extasiar
en manos de
su padre destino,
encontrar,
desnacer
acaso acabar
en la nuez
del tiempo,
relapso
ciego
negándose,
afirmandose
en su
trascurrir etéreo,
del que
ninguna materia
escapa a lo
mutable de su ser,
compás de
pájaros dormidos,
nidos para
nunca vencer,
colmenas a
lo efímero
que abarca
toda disposición
de lo que se
cree superior.
El
Castellano a 1-11-2017
ODAS
SEMBRADAS:
Duero:
Grita mi
estupor y cuchillos
hieren
volteando
una boca que
la onda mece
flameando.
Se duerme la
costilla
en el
altiplano enjutado
de hayas y
fresnos
recuerda su
geología
únicamente
saboreada
por el soñar
de los picos,
virginal
cuna del Duero
con tus
curvas en rotonda
de castizas
fuentes y abrevaderos,
dulce azada
de agua
que bascula
el sentir
de la enamorada
palabra,
por cimas tu
voz se hace meseta
haciendo el
amor
con los
pájaros dormidos,
templo y
morada
de la cepa
que a ti te alcanza,
agua furtiva
corre por tu era
y reposa en
tu infinita onda,
que se riza,
que se insinúa
en
vaporizadas Torres de belleza,
que en tu
alma anidan,
sortilegio
de rosa y clavel
cenit del
dolmen tallado,
quién a ti
en la vastedad del ser
en su pecho
te lleva prendido
el fuego en
fanal hoguera
en anchos
panales de tus abejas.
Cuentan de
la vida del chopo
tus diez mil
espumas,
que por
sierras
tu rúbrica
dejas,
navegante
con alas azules
el terreno
que jamás te vence,
secretos de
amantes
tus aguas
llevan
haciendo
bullir el inframundo
de los
amores y sus galas mayores,
agitas con
sangre terruna
el candil
que abre en espiga,
anudando en
tu cintura
tu idioma
olvidado
pasando años
fugaces por tu campo,
rodeando en
ortiga
el triguero
espárrago,
girando de
la vid tu capazo
y sus manos,
haciendo de
tu Vera
un Dionisio
que al tiempo fermenta
tus besos de
tierra.
El Castellano
Arlanza:
Arlanza
cubres tus olas
de infinita
seda
con el
palpitar de olmos secuaces,
al verdor de
frescos, jóvenes
álamos en
pulcritud
de cenizas
de fresnos avanzas,
quién en tus
aguas
te lleva de
espuelas
por tus
solas riveras,
sin ocre con
verde aliento,
te elevas de
entre tierra de muertos,
deshojas tus
notas dulces,
entre
crepitar de martillos secos,
inertes en
sed del más fuerte,
tu agua sin
palabras,
tu agua sin
vergüenzas,
sin rubores
de plata
y sus nieves
de espuma,
haces bullir
inframundos de amantes,
romances con
tus robles,
nadie te
sostiene
tu olvido
deslizado,
solo lindes
quietos
osan
acariciarte para siempre,
tú, tú
imperecedera ante la muerte,
eterna
suerte,
yo estoy
contigo,
magistral
obra no creada,
idioma
oculto de tu haya,
espiga
líquida donde las haya,
senil canto
de cigarra
cuna del
grillo en su sangre del atardecer,
acaso te
alcanzan.
Cumbre eres
sin filo ni cima,
rebosar de
la vida sin prisa,
hoguera sin
ascua,
calor de los
seres que amparas,
descampado
porque el
campo eres tú,
fulgor entre
verdes sienes,
savia dulce
de vida,
qué milagro
a ti te llenó de vida,
o ya estabas
en ella perdida
para ser
envidia del Creador,
ciencia sin
papeles
libro de
tierra,
onda de
segada curva
pulcritud de
espadas al alba
sin principio
ni final
sólo tú
alzas la luz,
en esperanza
de los que cayeron
en tu huerto
donde descansan
las almas.
El
Castellano
Río cuervo
de pitanza corva
Vestido del
risco tu nacimiento
negro en tu
soledad de azabache,
tu soledad
acristalada
por luces del
monte,
tu idea
reguero
que mi
sangre lleva,
de enebro
acincelado
tu cuerpo,
que se hunde
y flota
de la roca
tu eternidad
azogada,
huyes y ríes
con carrascas,
sin quedar
graznando
tu alegría.
Tu cuerpo de
aguas sin ceniza
que la
tierra llora,
recorres mi
infancia lejana
sí esa que
nunca acaba,
para yo ser
del monte
y el monte
ser mío
como piedra
a su gamusino,
eres de la
tierra
un dulce
sino,
caracoleas
tu rizada vida
de monte y
estepa,
de árbol y
raíz de tierra,
eres más que
sístole
de romance
que el alma enerva
con tus
negras alas,
entre tus
lenguas de plata
bañas la
fauna
que a ti te
alcanza,
por fresnos
y hayas
riges tu
templanza,
verdadera, que viste,
que enamora
ojos que te
hablan,
abre amor
tus pizarras
construiré
mi casa
por el
tejado de tus aguas,
para decir:
Yo aquí vine
a vivir
bajo las
alas del río cuervo.
El
Castellano
Castilla:
Perduradora
onda,
en
cresterías
de la honda
voz nacida,
tu profundo
soto
de altas
torres enfundado,
me esmalta
la idea
con fragor
de risueñas carrascas
las
soledades del hombre ultrajadas,
agarrado a
dulce señero inmóvil,
al pelaje
esmaltan quebrizos
colmillos de
umbrío tomo.
Cal y tierra
entre follaje
de mi
sierra,
pardas vidas
me avanzan,
una oda al
sendero
y su vida
despierta
entre ojos
de azores y sus ocres,
se siente,
se añora,
se enraíza,
esto es
Castilla,
esto es el
flamear de una cerilla
de sangre
henchida,
linde quieto
de tierra madre,
por solares
tu voz se despeña,
sosiego que
tu linde oculta,
lumbre de
entrañas
en quietudes
de escarcha,
lento fuego
ciego
de sonrisas
del alba,
quédate,
libérame este haz eterno,
quédese mi
piel segura
al retorcer
del castillo de Almansa,
honda tumba
para tu belleza desvencijada,
entre
piedras, y caracoles de astros
tu espada,
patio en
sobriedad de tu tarde,
robusta flor
entre Ermitas del mañana,
un talle del
pueblo
sembrado por
tu cúspide naciente,
sueño en
fruto
carmesí
sangrante
de tu
corazón de amapola venidera,
dorada al
cantar de espigas
y su mañana,
honduras de
vidas
labradas
cepas de sarmientos,
acoge en tu
alma
este fiel
ofrecimiento,
Castilla mi
tierra, mi vida,
mi eterna
semilla enamorada.
Fiel disparo
entre acordeones
de encinas
afligidas,
un marco
difuso entre colchones de grama,
perdiz entre
perdigones viajeros,
voy a tu encuentro,
me hablan
fuentes y abrevaderos,
como tus
tierras
hacen el
amor con parajes dormidos,
respiro tus
frías cuchillas
que entre
clavos me marcan su herida,
fiel de
caricia bebo la sombra
en tu calma
sin despedida,
un trino
quiebra el silencio
en blanca
dama me avanza tu cebada,
un calor
presto de caballero
a su dama
hoguera,
servil entre
abejas
y sus mieles
alcarreñas,
tejida,
lista,
vaporeada tu
siembra
por antaños
cobijan tus azadas
solariegas.
El
Castellano
Galicia
llama quebrada:
Galicia
cásate conmigo,
te ofrezco
mi sangre.
Amo la
tierra y la tuya
es mi sueño
verde y gris.
Tu esencia
se retoza en mi cuerpo,
tu ausencia
lo ahoga y quema
desde dentro
hacia afuera,
Tus bosques
siempre verdes,
a tu fértil
suelo,
encumbrado
por los siglos de tus celtas
círculos de
piedras,
con sus
espirales nacientes
de sus
megalitos,
de la cueva
a tu montaña
va que viaja
mi entraña,
entre ocasos
sonrientes,
hasta tus
helechos nacientes,
al arrullo
de tus montes,
calzo
espuelas
y sus
arroyos florecientes,
al canto
rodado
me alzo con
el valor de las gotas
de su río,
almas en latencia perdida,
de montañés
mi talle,
en ausencia
de roble carcomido
por el
tiempo y su yaga ardiente,
infinito
remanso sangrante
de la tierra
que no posee dueño
tan sólo habitante,
Galicia ella
es candor,
al fragor de
silos dormidos,
al tiempo
que reverbera
sonidos de
humo y de agua,
entre
crujidos de esta carcoma naciente
que ama y te
desea mi Galicia bella
poesía de un
tejado verde y azul
de árbol y
mar quebrando,
tus costas y
su muerte paseando,
hasta donde
llega perdido
mi
pensamiento
para darte
un beso
de cal y
arena entona esta caracola
sobre tus
espumas
balanceando
el pulso
del
acantilado y tu hueso de espuma
al romper tu
ola,
porque nacer
no se elige
ni dónde ni
ábside
al cielo le
pido rompa la tierra
que si
vuelvo a nacer,
yo nazca de
tu entraña
Galicia
bella.
El
Castellano
REFLEJO
NAVEGADO:
Caminillos
vencidos
sin escalas
a una segura muerte
asida de un
cielo de una estrella.
Granate
lustre encontrado,
reverdece
que no fue poco,
a ti nube
imploro,
lleves los
ocres
donde allí
no existen,
todo juega
en tus rizos de plata.
Hazme libre
una vez;
Atravesaré
la mirada del espejo,
y su
fantasía profunda,
seguiré
indemne acontecido,
me apoyaré
en mis espaldas,
flagraré de
mis espíritus
una verdad,
que crezca,
devore
surcos de
vana hipocresía
y sus llamas
que interés
confluye,
leones aquí
dominados en
mis venas,
una sombra
fría me habla,
me relata el
final
en letanía
del tiempo cuando cruje
sólo una vez
por última
vez,
hablé yo con
encinas
que
sujetaban mi esperanza
en campo
abierto
sólo
marchado
por las
estaciones
ni mi jardín
azul
ni mi
acristalada fuente
con mi olmo
desnudo
y mi ciprés de valer
ni mis hijas
caléndulas
hijas
esposas del sol
flores de
difunto escaladas
jamás me
recordarán
ni contarán
sus penas,
silencio de
mi enemigo,
encontrado a
solas
resonando
bajo el asfalto,
vestiré mi
fuente de brillos anisados,
abriendo
generaciones de luz seca.
Encontrando
verdades
bajo las
piedras del monte,
liberando el
oscuro sentir
fuera los
cielos
volviendo al
final sin comienzo,
al dulce
tormento
y su vuelta
al inicio del sentimiento.
El
Castellano
HONROSO,
TIBIO PULSO:
Grave, y
sonrío
entre la
gravedad de lo efímero,
el castillo,
el soliviar vetusto,
graves aras
de sonrojos
al terruño,
un dulce
claro oscuro,
tu boca
diáfana, perjuro,
gravedad del
insecto insulso,
un halago,
un pulso,
enjambre de
bellezas en tu nombre
quieto, sin
arrullo,
cristal de
humo partiendo minutos,
por qué árbol
mío,
la
proporción de tu aire
que alejas,
grave sin
sueño alguno,
hondo soto,
inconmensurable hacienda,
trilla que
trillaron los hombres
antes yo
nacer,
y ahora
tantas luchas te siguen.
Tu pasión
por un crimen de flores
y altas
rosas,
corría un
otoño plástico
por la
vereda y la rambla enajenada,
sortilegios
de hierros azarosos
y pulcras
vides sanguíneas,
alta te
quiero ver como la noche,
y esa luz
difusa, vertida en lengua
de castiza
fuente soslayada,
cincelando
con tus manos los altares
de huesos
que pertenecen.
Como pez
sencillo de milagro
que tu boca
sea musa, mi rosario.
El
Castellano
FLORECIDO
MÁRMOL:
Días oscuros
en la plaza del Sol,
abrirse
pudiera entre rayos regentados
matices
insoslayables, fauces brillantes,
y candados
de luces, humilde haz,
purpúreo al
tacto, suave nube rígida
impalpable
entre ocasos azules,
y leones
grises,
con tacto
terciopelo
una vida de
amor eterno,
ola infame
viene crispando
metales y
fuentes, soberanos eclipses
que el
viento nocturno navega y juega;
soledad atónita
entre enjambres de gentes,
confiante
sentirse bajo el Sol humilde,
espumas de
ángulos fugaces,
me palpita
amplio con serena voz
desangelada,
la vida del hielo,
helor entre
escarchas,
y su
vorágine de cementerio.
serpear
entre raíces ahogadas,
afluidas
esperanzas unidas
en el
trasiego.
con el
viento te digo
que no te
olvido ni muerto,
no surcaré
sus vetustas alas
ni enterraré
mis ilusiones
en sus
jardines de albas
y hiedras
voraces.
Entre
ortigas que abren insomnios
fugaces
colaterales
donde exista
el acero y ala de pecho,
dormiré en
los siglos de tus ojos,
entre
turbios cipreses con sabor a luna,
entre la
grama reposaré mi razón,
despertando
habitando mis granates
huéspedes de
mi corazón.
El
Castellano
MIRADA
HILVANADA:
Miradas sacrificadas,
en el vasto
infinito
que hace
nombre el color,
entre
cristales y sus cuchillos
de verde
espliego,
entre
corazones de cuarzo
fue mirarme
dentro de tus ojos,
severos,
hondos
como pozos
sin cuenca
ni final.
Era el
sonido de un murciélago
rasgando
sombras,
todo lo que
quedó sin marchar,
ruido de
otra tempestad,
que
sacrifica y avanza
truenos del
umbral,
ventanas al
paso de los años,
quedarán
empañadas,
algunos no
cambiamos
a la vuelta
de la estrella.
Resguardos
del precipicio
aventando el
alma,
me miro en
el cristal de tierra
y azures
desvanecen
azabaches
crecen
tapando
lunas sin relojes
estampas
valientes entre yedras
echando
flores,
mármoles
dormirán sueños
arremolinados
en aspas
afiladas del miedo.
El
Castellano
PECHO EN
HIERRO MONTADO:
Infiere de
nocturna flor
nuestra
cabida de luz vana,
un día será
el siglo de matices
con su
avenida escalonada,
suerte en
mimbre de tus estrellas
en mis
pupilas,
desafíame el
lucero
mi malva
runa,
satina mi
firmamento de lunas,
llega donde
no llegan las enredaderas
de mis vilos
noctámbulos,
soy
enfrentamiento con mi existencia por ti
partida,
vestirán las flores mi magia,
para
florecer madrugando,
y que su
espera me sepa bella, clara
como el osar
brotado en primavera,
centella que
gasta tu ambrosía amada
cobrando a
mis cerrojillos nacidos del alba,
argos sumos
en luceros despertando sus arañas,
nubes
cabalga, aire sostiene tocando mi esqueleto,
Campos de
Castilla, soturnales labradores,
abrid la
tierra espera nuestro fruto de nuestras lágrimas
en acequias,
hasta que llore el sudor de nuestras manos,
y las matas
canten el fragor de nuestras bocas,
¿Quién me
conoce en estas sierras de hoz y guadaña?
Yo soy el
encargado de abrir los cielos
hasta que
lloren, soy el que despierta a la semilla,
y grita
flores con sigilo de chopo me guardo,
y entre
rayos de bruma desciendo
hasta mi
tierra madre de las sepulturas
de los
abrojos creados,
pecho en
hierro montado
soy esclavo
de mis ojos liberados,
desafiando
al viento creyéndole hermano,
soy la vida
que me falta por escribir en bronce,
soy sangre,
destello que mueve
la hoguera
de mi escarcha.
¿Quién viene
hoy por mi escala?
El
Castellano
INSEPULTA
TIERRA:
Entre labios
grises
y ojos de
fuego,
cobijan
maculados
sueños
vaporosos
sin vigilia,
entre gemas
y su áureo
amarillo,
ignoto,
desdentadas ilusiones
en carruajes
veloces,
por mármoles
del sueño
y ortigas
que sepultan vanos
testimonios
en solaz
yaga sin vientre oscuro,
se acicala
dura como roca
crepitante
que noche pule,
despertaban
yunques frívolos
en estas
paredes sin pesadillas,
el día
sujetaba
respiros
valientes,
¿cuántos
zorzales partieron?
cuántas
fuentes esquilmaron
su luz entre
agujeros de trinos,
vasto templo
de zarzas abre
su sonrisa
por cuanto el río desvela.
Allí no
habitará el olvido,
ni en sus
brazos secos de siglos,
treparé
torres de taciturnos
desvelos con
ropa mojada
tras lluvias
en mi ventana;
Venceré esta
insepulta tierra
disuelto en
la niebla,
de cielos en
cinta,
por castizos
senderos
de errores inmortales
serpeará mi
pecho,
y su hierro
de idea sola
cada vez más
sola
entre
corajes florecientes
e hinojos
señeros
de senderos
que me llevaron
al caudal de
espadas.
El
Castellano
HÓRRIDA
SOMBRA:
Hórrido
tronco, nogal excelso
que acunar
su follaje baja
a orillas de
diciembre,
un mar de
grama extiende
el charco
verde,
corretea y
desliza alegre
la babosa
como un párpado
del tiempo,
que la
tierra sostiene,
sombra
densa, despierta
afilada de
filos de hojas
sus pasos
flagrantes
de
indivisible viento,
cava su
lengua de fosa
bóveda de
filos sin fin
adentrar
sería perder
la propia
sombra,
sombra de
muerte
clama que es
suyo
el nogal del
tiempo,
caminillos
de plata
tejen
escarchas,
heridas
clamando el despertar
de la
cobijada semilla.
Sombra de
nogal
quien te
pueda acompasar,
ya no vuelan
tus hojas,
ni otra
tierra las acoge
cuna de
pasos sin horizonte
a tu ramaje
cuelgo
sueños por
despertar,
vidas por
sembrar.
El
Castellano
SINCERA
COMUNIÓN DE FILOS:
Trepo el
angosto filo
de mi torre
desdentada,
era un rubor
de estrella
solitaria,
negra, hiriente
lanzó su
espada,
fulgor
brillado entre sienes,
plomo de
nube
esta tarde
ceniza fue,
chuzos de
vida,
estáticos
frentes del verde,
un carruaje
de otoño
que no se
vence,
ardua torre
mi pasión desmedida,
entre sus curvas
de encaje,
brillo de
mujer sin engranaje,
limo mi
nervio
por fulgores
de sangre,
hierve,
hierve
soy hombre
pienso que
fugaces atrás
si el
planeta hubiese nacido un día
esquilmado
en seres
solo con
ella y yo
la
supervivencia del ser humano
estaría a buen
recaudo,
vida de mi
feudo
mis abrojos
nacientes
fuente en
extasía que mi letra abría,
granate
lustre olvidado,
mi locura a
buen recaudo,
es negro
este río en tinta marcado,
cumbres de
punta y filos
derechos a
estas cuchillas de versos,
horizontes
malvas clavan
lloran
flores el sentir de la belleza,
que mis ojos
sangra
una lágrima
como el brotar de una luz pasajera,
como
enraizar tu imagen en la retina,
un sentir
para toda la vida,
el admirar
arde con gasolina,
tu imagen
recorre cada parte
y a veces
recorro los parajes de la soledad,
sólo
encuentro que no los quiero
porque yo te
conocí,
y sin ti,
sin ti el
cielo y la tierra se juntan
y no hay
espacio ni oxígeno para vivir,
los mares
caen de las nubes,
el gris se
perpetúa,
no hay
belleza en mis ojos sin ti,
todo luciría
de ocre,
mis
sentimientos no tendrían cauce,
el
aburrimiento sería pleno,
no habría
moción para levantarme en la mañana,
ni tendría
estas ganas de ser mejor sin ti,
mi perdición
mi bálsamo de lo sentido,
eres mi
flamígera llama,
un fósforo y
mi hoguera,
mi destapada
quimera quieta,
con nombre
de flor,
con azares y
suertes
entre mis
ganas de saberme tu último hombre,
trémulo
fuste entre sarmiento y vid,
mi azada me
alza hombre de bien,
diestro mi
coraje para ser yo
no necesito
traje,
hilvano mis
venas porque yo soy sangre,
gracias mis
Dioses
hoy soy
invencible,
el amor con
Margarita me desviste,
hasta ser
carne de poema en su lengua,
yo soy de
ella,
y ella es
mía,
como una
comunión explosiva
de luz y
estrella nacida.
Sin ella
para mí no hay belleza,
no hay vida.
Estoy
enamorado
y siembro mi
campo.
El
Castellano
OSCURIDAD
VENCIDA ALEGRE:
Pulcro
destelleo entre sienes aladas,
estoy
rasgando sombras para verte,
para mirarte
serena, flamígera,
redentora
como as de trece lenguas,
arremolinada,
plena como cuando ciego
encuentra la
luz primera,
abierta,
candente, como ascua efímera
en la grama
de verano.
Saberte
honda, transmigrada
como leve
flor sonrojada.
Suave entre
esquinas desdobladas,
y calles de
noviembre heladas
en las que
conmigo quiero verte,,
hasta el
ocaso del nueve;
se afianza
mi suerte,
en el tejado
de mi mente,
perros
soterran pasos de nieve,
por ciudades
de ceniza verde,
atrapo el
desdén de gatos erizados,
estirando
sentires de cromo,
arrebatando
piedras al silencio,
navegando
asfaltos sin prisa,
ni
desquicia; Acompasa este latido
por arterias
sin venas heridas
ni ángeles
fieros infrahumanos,
quiero verte
como se ve un tigre
en la
ciudad, entre árboles de cemento,
y ríos de
cristales,
quiero
sostenerte
como blanca
primavera
entre este
otoño rendido
sin flores
ni llantos del cielo
que escapan
precoces.
Quiero
tenerte, osarte,
como si me
enraizaran las manos
al
acariciarte
para nunca
perderte.
El
Castellano
PANAL DE
IDEA:
Espino
amarillo de mi demora
recto aromo
entre cardos,
entre
hinojos del Sol deslumbrados,
me visto de
primer ababol florecido
para ser de
la abeja,
y la abeja
ser mía,
entre estas
guadañas de esparto,
afilo que
nazco,
fulgor entre
fulgores,
de ojos
calizos avanzo,
cuerpo de
arcilla
hierro mi
idea,
estas
espigas me dicen
que quiere
tener espinas su sed,
estoy
sentado entre una prima retama,
esta
primavera que me siembra
yo que soy
único poeta de su sangre de ojos,
quién osado
me compara,
me blando al
nivel
de esta
floresta desnuda,
limo mis
nervios
con azada de
carne de metal,
el miedo
grita
de
contemplarme avanzando,
me Tumbé en
la grama
a
pensar, me nació una abeja
que escribe
poesía,
soy hijo de
la Luna,
única Diosa
por Dioses haber sin contar,
luna de guía
soy yo su semilla,
tengo ojos
donde se acuesta
la
oscuridad,
es mía soy
de ella,
como flor de
su insecto
que la
poliniza.
El
Castellano
SIMIENTE DE
SANGRE:
Tuerce
quebrando
este
aliento, va reptando
senderos,
que el
olvido alzó suyos,
en vicisitud
de savia elaborada
saluda a su
Sol,
de su ávido
granate que le vence,
entiende de
pasiones de sus flores,
la floresta
cuida
y germina en
su parcela,
para ser del
campo
su
felicidad,
y él ser de
su flor,
en extasía
de color,
huye de su
vida la tristeza seca,
el escribe
poemas a la belleza repleta,
en candiles
flamígeros
a caricia de
ojos,
sí esos,
sus ojos
brotados de Tierra,
descansa
para seguir creando
la primavera
le sostiene
la sangre,
hasta tener
el corazón
lleno de
simientes
de su esposa
del Sol
esperando su
muerte,
para que su
yerta sangre llore
en flores de
difunto.
El
Castellano
AVIDEZ EN
LABIO DE FUEGO:
Efímero
corre el segundo sin saludar
sin
despedirse, sin preguntar si todo sigue
igual,
avanza la manecilla de mi reloj,
hoy es de
esas noches yertas,
que descubro
mi tierra que late
bajo mis
pies. hay avidez
en el
subsuelo donde la sangre late,
destartalados
pilares que me alzan,
recorrido de
mi alarido
que muerde
al conocerte,
he oído
estaciones correr,
mi carne se
funde bajo tierra abierta,
frente mis
ojos
nebulosas
abren, crepitan,
he nacido yo
de su flamígera ascua,
mi solferro
blande su noble falcata,
dentro mi
carne la vida bulle,
su caída
resplandeciente,
toda
carrasca me dibuja al dorado tordo
de este
atardecer,
el
murciélago myotis
me cuelga la
idea,
desde esta
ojera férrea,
hoy me comí
el firmamento anidado
en tu mirada
aplomada,
soy experto
recio como un lobo,
frío de
segmentos cálidos de hielo,
maestro de
mi espada,
escucha el
brillar de mi navaja,
yo soy
descendiente del miedo,
ámame como
se ama
sólo una
vez,
en el que
nuestro color sea la piel,
afilo el
poder de este silencio,
y te dicta
que te
volveré a ver.
El
CASTELLANO
VILO RECTO,
FORJADO:
Con
alacridad serena
de mis
antaños dulces
con
pulcritud de espadas,
vienes y me
das una azada.
Al barbecho
claro me siembro,
sacando
terrones de mi eterno lecho,
de una
espina gemía el viento,
y acabó
llorando vida el cielo,
trazos con
ineptitud
de
luzarreros que no evitan la sombra,
ella que la
llevo agarrada
a mi cadera,
sombra profunda sin espuela.
Fuera del
tiempo, fuera de este grillo de tierra,
afilo mi
canto sin despedida,
abrió el
espejo su tierra
engullendo
lo que es de ella.
Dura noche
me sostiene
su atadura
de luna,
resucito mi
etéreo camino de esferas.
Recto colchón
mullido
es mi
enhebrada calma,
que se
acicala entre lenguas malvas.
Vence este
mi viejo amarillo,
como sol de
tierra
se llama
caléndula.
El
Castellano
INFINITO
ACIAGO SEMBRADO:
Recto vilo
me aguarda
esquinado
con su canal
infinito de campo
estudiado, consumido
en yerta
flor deslumbrado,
yo soy de
una margarita
de su
floresta destapada,
soy yo un
ababol
con cruz de
tinta
en sus
pétalos carmesí
bermellón,
no puedo
matar por mi tierra
pero tampoco
puedo desenterrar
mis raíces,
hoy estuve
plantado
frente a
carritos de la dama
que alzaban
sus flores lilas,
eran como
éxtasis en caricia
como beso
dado a mis ojos
en lengua de
espinas blandas,
caminé al
mercadillo
de mi
localidad
pregunté por
caramelos de miel,
tomé mi cafe
solo doble con hielo
y seguí
caminando
mi lustre
jamás vencido,
las malvas
me floreaban
por ser ya
primavera
los
cebollinos se divisaban
pero aún se
encontraban fabricando su flor,
para parirla
en verano,
bebo agua de
la fuente
frente al
ayuntamiento,
soy poeta de
sus descampados,
de sus
molinillos
y de sus
charcos,
soy
indescriptible esencia
cincelada
en verso de
carne y espiga,
en esta
higuera del demonio
alzo
trompetas de los ángeles
con sus
flores,
y las
calendulas silvestres
me dictan
que jamás
acabaré de
irme
sin encontrar
luz de tierra en ellas.
El
Castellano
LUZ EN
REPRESALIA:
Cubo
metálico sin fin,
donde se
derrama
mi vida en
una hoja,
fieles
testigos
involucrados
mis verdes
sueños
que sonarán,
goteando una
clepsidra de mano
un hierro en
el bolsillo olvidado
un barrote y
un peldaño,
dejé mi
inocencia a solas
por si
vuelve,
a mi mesita
de noche,
a un rosario
oxidado,
a un armario
cerrado,
a una vela
de candelabro,
dónde yo me
casé contigo
en su llama
y juré, juré
no mentir más
a este
arriano corazón esquilmado,
creí que la
mentira
era ser
feliz sin querer serlo,
de retuerto
desliz
desmiento su
designio
voluntad
coja de verdades
para
anticiparse al pasado,
raudales de
belleza anidan
sin ser
elección
sueño
taciturno en cesta de mimbre,
todas las
cosas
incluso las
no creadas tienen razón.
Su sueño ha
acabado
soñó la vida
como su propia realidad
pero en
realidad usted muriö
en aquel
accidente
el coma le
venció
y le
introducimos su posible devenir
que lo
sintiese,
el tiempo se
ha acabado,
debo apagar
la luz.
No venció su
destino.
Su hoja se
completó.
El
Castellano
HONROSA
FLAMA, DUETO:
Me resbalan
tus dientes como ruedas
-Mis
costillas crujen del respiro,
engranajes
que afuellan tu palabra
cuando tu
risa esquiva me firma el beso.
-y el viento
trae lo que siento
amarrando
nuestros besos
a ascuas
inevitables
Voy
esperando en cada latido
-un vapor de
estrella en cada rueda
que giras de
mi sentido
que es estar
contigo cariño
honrosas
llamas que avivan contigo.
-Ese sentir
que delinea, mece y envuelve
entre
pudorosas siegas de las tierras,
Eres el alma
que se agota en instantes,
-vaporosa
honra que visita espadas
corajes
traslúcidos, de etéreos labios dispuestos
cuando por
alguna duda asesino palabras.
-que vuelven
a nacer como forraje del sueño
jamás
descubierto
¡Escúchame,
amor mío!
No nací
perfecta ni lo seré porque te ame,
pero debes
saber que se bajan mis alas
cuando un
volar de pájaro me espanta
y te busco y
no te encuentro cuidando mi espalda..
Hoy temo que
el camino se olvide de mis pasos
que
acompañaban los tuyos a la hora de volver,
cuando la
tarde se iba acercando al ocaso,
o más
temprano y el sol traspasaba los huesos.
Hoy los
senderos son laberintos:
¿Adónde está
sur? ¿El norte? ¿Tú?
-Estoy donde
nunca he estado,
el horizonte
preso de retinas perennes
a nuestra
luz transmigrada
por sotos
parques y fuentes
como
deslices oníricos
de lo que
siempre fue,
siempre
estuvo
y no
desvanecerá
aunque no
sea eterno nuestro mármol
ni la muerte
pasajera azarosa
creo en
eternidad del alma
que vestida
de espiga alumbra nuestro camino.
Estoy
confundiendo los puntos cardinales.
Estoy
perdiendo memoria y me toco la frente
en búsqueda
de brisa que refresque.
Tengo miedo,
amor, tengo miedo,
que si me
preguntas no sé de qué es el miedo,
pero te me
haces importante en la existencia
y sin un
llanto ni un quejido voy creando melancolía
entre pecho
y espalda como solidez que espanta,
porque yo te
quiero mío y sin rejas contenerte
cuando
explota tu acento y quiero abrazarte.
Sólo
abrazarte y no dañarte porque haces mis días,
mis
instantes, mi locura, mi suspiro hilarante,
aunque grite
por dentro y no de contenta.
Yo no nací
perfecta ni lo seré por amarte
y cuando me
resbalan tus dientes como ruedas
y tu risa
esquiva me firma el beso,
yo sé amor,
yo lo sé amado,.
que sólo
quiero eso...
-Miedo
pasajero estridente al compás que quema
que enardece
soterra y no engrandece,
¿Cómo
perderte?
Yo entre
sotos vagos quiero sembrarte
para siempre
tenerte,
como abrigo
de belleza consumada,
un llanto y
un alarido
que no
ensordecerá más, que hielos no derretirá,
suave
batalla del ocaso que florece
de demente
simiente
voy donde
todo resplandece
y en tu ser
crece porque tienes sangre,
mi amada
elisalle.
*Miguel
Esteban tras guiones
María
Margarita en cursiva
María
Margarita Pérez Vallejos
01/12/2017
Miguel
esteban Martínez García
LUZARRERO
DESVESTIDO:
Ven poeta a
mi yermo,
descubierto
entre álamos
que
blanquean
y un sol
oscuro de invierno,
un sol
muerto
que nubes
negrean su muerte
entre caracoles
de faroles
y adoquines
ermitaños.
Ven vida a
mis flores rutilantes
de sombras
de nubes
por corceles
suaves te escondes
por
hormigones de leche
y sus
canosos cristales
tu polvo de
estrellas viertes
voy soñando
mi linde despierto
estas calles
de diciembre se encienden,
como perro
ladrando de noche,
mientras
tanto te busco luna dulce
entre tus
mieles luminosas que viertes,
entre
cuchillos yertos de asfalto
y gravas
secuaces,
el soto mío
perviertes,
los
edificios suenan
a nanas
sonámbulas
mientras tus
altas ojeras cuelgas.
Una fosa es
mi palabra
que soterran
ideas
cual tordos
que grama escarban,
verdes
granas es un perfil angosto,
pudiese yo
retornar al otro lado
y seguir
indemne,
no lo sé.
Mientras
seguiré crujiendo
sonidos
secos, ululantes
de sentidos
dentados en haz purpúreo
y su
afligido azabache,
yo te busco
luna por cuanto yo he conocido
por silos de
arena blanda,
por coches y
entramajes inertes
que jamás
desvanecen,
por
cristales irientes
y su reflejo
ambar,
tu idioma
secuestrado me desciendes,
días
festivos danzaron huyendo
como
ecuaciones de estorninos
jamás
fugaces.
Terminaste
de escuchar mi ruego
sin escapar,
te escondes
cuando te busco
entre verdes
ramas ,
y violetas
flores
bajo luz de
oscuridad
artificial
ciudad,
edificios
que no aullan con el viento,
venas roídas
entre encajes grises,
capas de
noche humeante,
por cuanto
he conocido,
por cuanto
he huído
para
encontrarte.
El
Castellano
CLEPSIDRA DE
VIDA:
No me iré
sin el
hermano de mi trilla,
ni su
simiente de grano
sin despedida,
no afinarán
ratones de campo
la melodía
que blande
y sostiene
mi cigarra cada día,
ni mi olmo
secuaz,
desnudo,
dirá más verdades
entre mares
de gente
ni semáforos
precoces,
ni en
vitrinas de estante
quedará mi
latido,
ni aliento
marchito
cual caduca
hoja de estío,
mi sábana de
paja
reblandecerá
su añil graznido,
sortearé
escombros relumbrados
de metal y
cristales vanos
sin hocico.
Sólo hoy
diré
que no me
visto porque
sí me
marcho,
calzaré
senderos y alacranes,
calzaré
pedregales
y sus nidos
de lagartijas,
quizas no me
importe nada hoy
ni que digan
que yo vivo.
Mis venas
serán encajes
de afluentes
y sus ríos,
el mundo
seguirá quietito,
los males
seguirán empujando,
puede que
hoy pregunte
a la
serpiente de mi cuento
si me
devuelve el ojo,
que yo la
perdono,
arderá la
compostura
de la araña
de mi patio,
en un torno
que crepitan las maravillas,
los jacintos
silvestres mostrarán
sus botellas
azules anunciando
que más
tarde llegará otra primavera,
y que de la
gala de flores
serán
primeros,
guiaré mis
rebaños por soliviares
que no me
han conocido,
entre
cernícalos y bosquejos umbríos
sus ninfas
conocerán que a ti te miro
que a ti
musa me dedico,
habitaré
montes y lomas desdeñadas
y su cortejo
será embrujo
para que las
estrellas rueden,
llenaré mi
granero con tus besos
con esta
luna
no me
detiene ni el tiempo
que se
escapa
entre mis
sarmientos.
El
Castellano
FLORES
RUTILAN SOMBRAS:
Es para
nosotros
como partir
el pan en la mesa
alegría
cotidiana
que se ha
hecho costumbre
María
Margarita
sólo que
este estará recién horneado
Miguel
lo dudas¿?
María
Margarita:
jamás
vamos a
descubrir el placer
que nadie ha
escrito en sus poemas
y que nadie
escribirá
porque usted
y yo
somos
espíritu y carne
Miguel
Esteban:
aquel que me
guarda
el granero
propio en mis pudorosas eras
que me
trepan la carne
María
Margarita:
quiero el
color
de tu piel
ardiendo
en mis
entrañas
lubricando
la sequedad
de un estío
sin edad
nadando en
las acequias calladas
de tu mar
bravío
entre las rocosidades
del océano
temprano
en que las
algas se entrelazan
como
guirnaldas en celo
Miguel
Esteban:
vuelve al
mar
en nave
cipria mía
yo gozo al
cavar hondos campos
y preñarlos
en ti,
contra
borrascas lucha,
la paz del
campo
y su patria
que recordará.
María
Margarita:
Aire
enciende la brasa
en tu fuego
arlequín
que derrama
en cenizas
pensamientos
paganos
de una
patria no encontrada
Miguel
Esteban:
agua serena
que el
relente hiela,
esposa de
canes
de mi deseo
afila
mi blanca
corza trémula
que rompe
con empuje feroz
tus prendas
espesas,
seré la luz
del Sol deslumbrante
y oscura,
mi hiedra
jamás volverá al olvido,
diploma de
doctos
con los
Dioses cerca.
Solvitur
acris hiems...
María
Margarita:
Suavizas las
espinas
rutilantes
que llagaron
la batalla
de los años
cuando un
visitante solitario
sembró en el
yermo
la esperanza
sin ojos
cosechando
todos los espejos
que hacen
suyo
los termales
paisajes
de la grave
bajada
del estanque
del mundo
hasta las
humildes aguas del placer
Miguel
Esteban:
Bronco mar
de tierra
tu cincelado
acre de piernas,
no dejarás
de surcar mis fugaces vientos,
auspicio
que me
conduces mujer
por tus
pieles,
vano quieto
por cítara y
tálamo,
encanto era,
hoy veo
nupcias de arena
donde creces
tú mi flor.
Ego somno
diligitis
Mantenimi
nella tua vita per farti impazzire con piacere
OLA DE
ESCOLLO EN TIERRA:
Clamorosa
sombra densa,
es mi soto
un oscuro cielo
en el que
canto a los Dioses,
no a
vosotros, insignificantes;
Así trencen
y me trencen
la osadía de
un álamo,
que mi padre
lleve,
a otra
tierra breve,
baco de su
trayecto
enardecido,
ni égloga de
esforzado
por Salamina
lleve,
campo
abierto
de polvo y
sudor disfruto,
ya no se
pudo huir
de la
suertuda víbora,
en casaca
sin pechera
de topa
Licia,
sosegado olmo
compás del
serenado
ciprés
antiguo,
fabrico del
mañana
sendero,
no un
hazañoso portento
así como no
hay rosal
sin espina,
no hay dicha
sin pertinaz
esfuerzo.
solícito de
atemporal mar
del tiempo
esquivo,
prenderme
puedo
de vuestros
fuegos,
por los que
mi sangre fría,
pervierto,
acuso y envuelvo.
El Castellano
CONSIGNA
SEMBRADA:
Vesta
engarzada,
encorajinados
templos,
nacidos del
fin de los tiempos.
Túmulos de
luz,
con
soterrada cripta.
Abriendo,
despertando
senderos sin
final;
Sólo
comienzo marcado,
llamando la
resurrección
posando
nidos
de nuevas
sangres.
Sonando los
clamores,
tambores
aguardan
la nueva
guerra
que trae la
vida.
Eterno
resurgir
en vestigios
yertos
transmigrando
el eterno
ciclo existencial
por el que
quien nace guerrero,
guerrero
muere
y guerrero
renace,
para lucha
de completar
su alma en
final
de navegar
el Valhalla,
así bajar
hacia arriba
la osadía
de parnasos
devorados
saña en
furtivo conocimiento.
Que no acaba
como espiral
de
perfección.
Siembra con
capataz
del único origen
de tierra;
Deslumbrado
este hueso
avanzo.
El
Castellano
LLAMAS EN
OJO DE SANGRE:
Flameante
fuego
de los
cielos
acoges
y frío
duermes,
que los
campos
ya no
emblanquece.
A ti padre
de los vientos
te imploro
traígas
tu negro
vendaval.
Así choques
Aquilón
norteño con
Ábrego
abre
esponjada la tierra
a tender
umbroso páramo,
sin azote
del fuego
del cielo.
Labrador que
clama ya,
la enhiesta
primavera.
Cuántas
sequías verá esta tierra,
sólo el
estío
habitual
dirá,
me sembré
sin blanco
cielo,
sin que me
empujasen,
yo encendí
al ocre,
en todo
acre,
tierra que
consumo sus venas,
invocarme
pueden,
siempre
vengo
porque
siempre estoy,
desde
enfermedad sostengo,
me ves
cayendo,
arrastrándome
de nuevo
tu creencia
de mantenerte a salvo,
donde nada escapa,
deslizo el
tiempo,
no puedes
verme en tu espalda,
estoy
cayendo de nuevo.
Alguien me
verá latiendo,
algo habrá
después de todo.
El
Castellano
HORIZONTE
QUE ATIENDE:
Largueza que
me aguarde,
cual llama
en cántaro desvanece,
piélago
ardiente,
escancia,
sostiene alta suerte,
alegremente
la voz del viento;
nobleza de
rudo ejercicio
furtivo,
desposeído
espíritu sin
guía furtivo,
desvanecido,
fatídico,
tú que
ensalzas
la conjetura
voraz
de mi
sentido de vida,
cual
arrobada insigna.
sonaban enebros
un sopor de
encinas
bajo laúd.
Engéndrame
grandeza,
que secunda
igual
que a mí
mismo.
Diana con
flores
exterminio
de fieras no manda.
Luz invocada
partiremos
sin navegante,
estirpe que
avivas,
con impávido
destelléo
entre
fuentes y torcaces,
padre de mi
soberbia
furor de
lobo que ve al ciervo,
torres
bellas altaneras frondas,
sin secuelas
de florestas
que acaso
Venus no canta.
Nullam,
Vare, sacra vite...
Conoce mis
arcanos.
Mi Llúcia
despierta,
rigor que
afronta
guarda,
desvele,
su reflejo
en cristal claro,
vine por
donde he venido
por el gris
viento,
perplejo.
El
Castellano a 31-08-2017
LUNA TRECE:
XIII
Luna
plateada de mi cielo,
en las
noches
voy a tu
encuentro,
pero te
escondes
entre
bloques
de hormigón
y cemento.
Quiero
verte,
pero incluso
te escondes,
por las
violetas ramas.
Mas los
dragones,
del cielo
sonámbulo te acarician.
Cielo
obtuso,
de sueños
fluorescentes,
tú, de color
líquido,
solo
templado
con miradas
intermitentes ,
por el
tiempo de espera angosto.
El
murciélago baila
con el
colchón de tu luz,
rasgando
sombras,
para reposar
siendo una más.
Oscura
nebulosa de tu vítreo trasluz dime,
por qué te
siento incluso estando solo.
flores opaco
reflejo
de luz
violeta
incluso de
noche;
artifficie
luzzae.
Lucero de
ciudad,
rompiendo la
obscuridad.
La noche se
detiene
para sentir
que estás conmigo
otra vez
más,
recuerda
que tus ojos
tienen sangre
recuerda el
viento
que aúlla mi
nombre
recuerda la
luz que tiembla
y cruje la
noche en las pupilas
recuerda que
me hablaste
de amor en
el tiempo
que cae
muerto
que pactamos
con el hielo
la vuelta
del invierno,
recuerda
cada latido
de oscuridad
que llama a
tus venas de humo
recuérdame
en la eternidad del beso,
en cada rosa
que robe tu cuerpo,
recuerda que
vivo para ti
dando voz a
la soledad asesina,
la flor vive
soñando
que fue
mariposa y abeja,
vive
durmiendo la semilla
enamorada de
la tierra
para
despertar
y enamorarse
del sol,
clávame
estas nubes de sangre
en el hierro
de mi destino,
se me negó
la luz
encadenada a
esta tierra sin cuerpo,
solo tú me
sientes
en este
camino
que no lleva
retorno
solo espiral
anhelada de renacer
el tiempo ya
no nos puede sostener
camino
buscando el frío
en este
calor que quema el alarido,
te encontré
perdido
hoy vives un
amor
que sientes soplándote
al oído,
en la puerta
del infierno caído,
te casaste
con la luna
que reinaba
en tu corazón,
al viento le
diste voz,
a la lluvia
la nombraste
lágrimas de
mi ayer,
le diste
ojos
a la sombra
para mirar,
la espina
caía herida,
la caricia
retornó a las polillas,
la vida
marcha deprisa
cuando abras
los ojos
ya todo
habrá cambiado
solo
encontrarás que seguiré a tu lado
aguardando
tu otoño
y la caída
de tus hojas,
esperando
que seas mi acompañante
en los
siglos y milenios
que nos
condenaron,
encontrarás esta
sed del cielo
en cada
silencio muerto,
en cada raíz
que grita en
su tierra
toma de la
vida lo que quieras,
siembra tu
aliento
en cada
tierra,
tú todo lo
tienes
yo solo soy
una fantasma
que sólo tú
ves.
El
Castellano
RESCOLDO:
JUNIO 2010
Con el susurro
de la luz en cristal de gotas de
agua
pensamientos
calidos me arropan tu compañía
solo una
vida solitaria desde aquella lejanía
un sol
pernocta durmiendo disfruta su luna
con tacto
terciopelo una vida de amor eterno
Un caballero
busca a su mujer la extraña
avanza entre
montañas de azores
y valles de
bosque y ríos dulces
noche de
amor entre nubes acolchadas
con el frío
de un mundo en sangre
que estaba
en guerra.
Ahora su
patria era su tierra en la hoguera.
Se despierta
frio y solo tras pintar con nostalgias
recuerdos.
y va el
ancho río ya en sus llanuras
años no
recordaban su vida y explendor
todo se
termina comentó el sabio nadie le oyó
la locura es
lo único que conocemos infinito
otro la
estupidez concluyó
pero uno
saltó acaso no somos todos locos
mira la
guerra que nos mató.
Miguel
Esteban Martinez García.
ETERNA LANZA
SESGADA:
Cóncavo
cielo
de la
pradera de tu ceño,
orfandad de
estrellas
convexas que
se besan
por nubes
que rutilan, y lamen
sombras
vanas a morir.
Soto de
perdidones
y su proporción
de alas de tierras,
cepas en
guadaña,
aligustres
sargentos,
la noche que
la luz negó
a morir,
luna de luto
corría linde
absuelto,
despojada su
compostura
de alumbrar
la llama
que mi pecho
hiende,
luna gitana
acuartelada
partida por cuchillos
verdes
de siglos
dormidos
y cipreses
iguales,
somos la
historia
que escriben
muertos
de sus
vidas,
engendrados
cuerpos incompletos,
carnes de la
mesa del creador,
somos lo que
vemos
o somos lo
que tenemos,
para
inefable cena caduca
como otoño
reposo del gris árbol,
aventaré mi
lustre perdido
demigajando
lamentos fríos,
mi yerto
sombrero
de campos de
idea
brillarán
acequias
como molinos
de tierra,
el agua será
besos de luz efímera,
destartalada,
dispersa
como lluvia
que ilumina,
y la sangre
de tierra camina.
El
Castellano
CUERDA
YERTA:
Estridente
vuela la hoja,
devanando
respiros cautivos
volando
patios de arañas
de grises
fauces.
Chirría el
viento yunques metálicos
suena su
desvelo por lomas
afiladas, al
desdén de voces mentales,
azares corren
su suerte
por
grilletes y sujecciones retuercen.
En un jardín
del otoño caduco
mi voz se
descubre, sola, sola
como cuando
nace la tierra,
y en su
yerma plácida crece la amapola.
Cautivos
espejos no reflejan lo que siento,
sulfurante
sino condenado
para no ser
yo ser él el que hable,
de
sensaciones acristaladas
y
pensamientos sin vaho
empobrecimiento
deslizado
por
aislamientos que libertad llora,
allí creció
una rosa
de trocitos
de papel y pintura
porque nada
es eterno, esperaba ser real
aislé al
tiempo con vacío seco
abrí las
puertas de negros lirios
luces me
afilaban asidas de momentos
decrépitos,
sí estuve allí
en sus sopas
medicamentosas
y para curar
mi cordura nada hicieron
porque me
llamaron loco.
Pero yo sé
quien soy.
El
Castellano
RESURGIR
REVERDECIDO:
Jilgueros o
colorines, verderones, verdecillos, pinzones, tordos,
despidiendo
en trino el verano están en sus abrevaderos
como
reguardos oníricos de la voz de los muertos
romanzas de
amarillos espinos florecidos
encinar
puro, vivo
del quejigo
hace sombra densa a mi raíz oscura
en la
tiniebla
que avanza
el camino de la carrasca
hoy por hoy
vivo pleno, enamorado
de su ser
completo desvencijado, apolillado por ataraxia
así como el
verdor del pino opulento
espíritu del
viento sostenme
que parta yo
en tu mitad mi canto
llévame a la
tierra donde las fronteras
las montañas
sean y el camino sea de su mano vapulenta,
atravesar el
infinito allá en el resquicio
del brillo
del calor de
tu mirada en amor
puesto que
de tu voz me visto
hoy sólo un
relampago me cede el paso
crepitando,
centelleando en bandada de estorninos
con su
bandada tejiendo ecuaciones del ser Supremo
voy contigo
a nuestra tierra de fuego
en esta
mecida caricia alada que yo tambien te amo Ostara
Diosa de la
primavera no me faltes así mi libertad vuele por Saeta
yo con mi
vida estoy conforme
orgulloso y
con ganas de hacer bien,
que sigan en
sus ciudades
estas
lombrices caminantes
donde todo
se agujerea en asfalto y hormigón
que yo
desnaceré de mi nicho
como
reverdece el olmo en corazones de hojas insepultas
y abriré
crepitando esta raíz oscura que mi verso mana.
El
Castellano
PERPETUO
DESMÁN:
Fragorosa
fuente
de hondas
sienes
punzantes.
Corrompen,
bullen,
la tibia
agua de sangre
cándidas de
tu mirada
hastiando,
rejuveneciendo
el infinito
turbial
que el cielo
sostiene en tus cejas.
Flagra,
flagrando
viene
marchando
vaporosa
suerte
entre sotos
perdidos
de joviales
tapiales.
Suya, suya
era la muerte
como plato
de cena
siempre
resplandeciente,
abría su
baraja
un helor de
diciembre.
Apocando
consentida
fuegos de
tres avernos
que ceñían
la nieve
de sus
piernas
sin desmán
gemelo.
Derritiéndose
como llama
en el hielo,
recodos
ocultos
y su
murciélago señor
en tules de
carne vestido,
granate como
brillo de rubí
le marcaba
como seña sin fecha,
ni indeleble
senda,
era hijo del
acero de su mirada,
endoselaba
su sentido
como el
soñar
y reclamo de
las flores
para ser
simientes.
Grazno
encendido de cada roble
caminaba su
destino hiriente,
horizonte
que se estiraba
y sonaba con
lluvias que taladraban,
como soñaban
los campos.
Apacenta su
visión serena,
oh, rauda,
pura flor
abres tu
hastial
como se
desliza la primavera
entre tus
dos montañas,
que velan
que aguardan
sin franca
ni verja.
Eres mi
vacío perplejo
que quepa y
florezca mi sangre.
Mar que
inerme
quiere
llenarse
sin libro de
esencias
ni oscuras
tinieblas;
quise ser
dueño del aire,
alzar
vagorosas ilusiones
como fieles
pilares,
castillos
que nadie tumbase,
pude ser
siempre
y hoy soy lo
arado hasta la fecha,
mortal
acicalándose el alma
que será
siempre.
El
Castellano
CANTO A UN
TRONCO MUERTO:
Recama
heraldo lenguaje
las simas de
tu palabra
huero sonido
que avanza
y el ser
alza.
Inamovibles
torres, belleza
aguardan,
oro noble
hondo,
profuso Sol cercano
padre de
fachadas de Castilla.
Encinar
raudo,
acoge al
puro roble
vetusto
soliviar escarpado
cuna del
árbol resucitado.
El final en
el viento es una promesa.
Desde Cuenca
a Toledo
desde la
corona brillante
de Ciudad
Real a Guadalajara
pasando por
Almansa y el frío
de Albacete
apostando en el río Cuervo,
y el
profundo Tajo, desvistiendo
febril al
río Mundo.
Reviviendo
este tronco muerto
en Riopar,
avanzo, amanezco
ligias y
barbechos tras
surcos de
furtivos arados.
Fortalezas
empedernidas
fervor de
ojos lucientes
pasados del
mañana.
Me bañan sus
fuentes
en patios de
arañas e higueras
en sotos de
almendros
y nichos de
nogales verdecidos.
Mi hoz de
trigo y centeno
eleva su
carne
por esta mi
tierra
y su
vorágine.
Canto por el
revivir
de este tronco
muerto.
Blanca idea,
surco en recodo
por brezos y
mirtos agujereado,
retemblaré
como el esparto.
Graznos
escondidos picotean
mi alma;
crascita voz serena
alcanza tu
semblanza
me tejí
exhausto
en tu oscura
raíz
del antaño.
Blanda
tiniebla envuelve
el dormitar
de tu carcoma.
Levantarás
de tu sueño
Rey Rodrigo.
Y nuestro
Cid
¿Vestirá tu
palabra?
El
Castellano
SOL
CRECIENTE:
Destapa mi
tiniebla pura, tibia, serena,
Sol refulxit
umbra refulgens,
noche que
tus luces breves
duermen el
sosiego del asfalto,
plomiza, la
música de tus ojos,
funde sus
calores mi niebla matutina,
Sol de trece
estrellas
acoges tus
lenguas de amores,
fuegos
irisados a siempre reinar,
el camino de
la vida,
y sus fauces
sigilosas descienden,
camino de
esta bruma
que el mundo
extiende,
sin nombre
no te busco,
te
encuentro, en la cumbre
de toda
montaña,
en la
concavidad de tu luz que entraña,
desvelo del
despierto fundición de mares,
nacimiento
de desnacer nos alumbre,
la vida de
la solaz muerte,
amor
flagrante de lumbre,
vestigio en
ascua sin final
ni honda
luna secuaz,
odisea en
parajes de temprana escarcha,
oh sol de
soles, ¿por qué tu osadía de seco tajo?
el nervio de
mi ballesta tensa
mi Dios sin
nombre sepulta
y aviva mi
grana brasa,
la tierra
cruzará un día tus fuegos
azules
despiertos,
tumulto de
quien te vio castizo,
el tiempo se
afuelló,
brotaron
entrañas de la tierra
sombras
densas que apabullaron,
sólo las
golondrinas danzaron
y las mismas
espinas me arrancaron
el corazón.
Sobre la
grama viene a descansar.
El
Castellano
CUERVOS
NACEN:
Raíces de
tierra abren bajo mis pies,
ay la tierra
que sólo osaré una vez,
sombras
juegan bajo mis pies,
bajo
montañas de sangre,
se alza mi
espíritu,
un aliento
helado de piedra,
un paso más
bajo soles apagados,
unos ojos
profundos del horizonte,
caída
resplandeciente de mi espada,
un atardecer
frente a mis ojos,
fieles
depósitos de umbra serena,
se abre esta
urna,
crepitan
soles en estampida,
se afilan
las garras,
cavó la
piedra,
buscando
vida eterna,
fuente fría
quedó dormida,
se alzaron
bosques de su sombra,
jugaban en
un patio de estrellas dormidas,
he visto
nacer de sus entrañas la furia,
sombras
caminan desde el infierno,
las puedes
escuchar,
juegan con
latidos de tierra,
sombras
despiertan
quién las va
a detener,
alzan sus
espadas clavadas,
la sangre se
aglutina
buscando las
puertas,
nació un
cuervo entre su sangre,
acecho yerto
entre la dama oscuridad,
me
descubrieron en un campo de víboras,
al poder del
rayo nací,
osado escalo
mi vida una noche más,
lobos que
aúllan mordiendo la luna,
la noche que
es de las fieras,
se ha
abierto el infierno,
sombras
caminan sin astro,
un poder que
el alma sucede,
destierros
en compás de fauces,
raíz madre
vence este compás
de todo lo
que se alza bajo tu entraña,
escucha este
latido de tierra y sangre,
aglutina la
vieja estampa,
sé mi amparo
en toda lucha,
escucha mi
lágrima de luz dormida,
dame voz,
dame fuerza
entre estas
sienes perdidas,
contra la
perfidia de estas sombras nacientes,
que no
encuentre su maldad
la flor sangrienta
que tanto ansían,
no dejaré de
surcar senderos ocultados,
no habrá
espada oxidada
que venza mi
valía
ni quebrará
mi escudo,
gritos del
ayer,
no partirá
mi aliento,
no quebrarán
mi hálito,
viento me
sostendrá en cobijo,
aguardarán
mi oficio,
sembraré la
luz en tierra yerma,
mi azada de
carne de metal,
rajará la
tierra este muerto horizonte,
una espiga
roja y negra se alzará
será mi
vida,
tinta y
sangre de esta osadía
de alzarme.
El
Castellano
CUERVO
SIEMPRE:
Destinos
nacientes
al fervor
lumínico
me expando
entre
árboles
de verdes
filos
perennes,
al fragor
del ardiente
otoño
renaciendo,
al vapor
de soles sin
sombrero.
Llueve mi
ser
esta entraña
surcada
en simbiosis
desvencijada,
cuatro
cipreses me clavan
la visión
serena
de que soy insignificante
ante su
longevidad
imperial.
Retorcidas
mis ramas
se alzan
al latido
desertor
de este
hiriente
tejo que
escribe
sus runas de
Odín
con su
sangre de tierra,
al
resplandor
de este
parásito longevo,
que es mi
pluma.
Rizados
bosques
de helechos
que me
trepan
con sus
rizomas
mi fría
idea.
Al colapso
de gramas
por gentes,
metáfora de
su vida
comparada en
duración
con este
ciprés silente
que tengo
enfrente,
este cielo
está brotando
su oro que
ciega mi vista,
aún ciego
escribiría
que vino a plañir
mi alma
entre sus
filos
por
soledades
complacientes.
Yo cuervo
poeta
estoy entre
pilares
de mi
obtuso,
antiguo,
existencial
hogar
enraizado,
mis venas
que
soterradas
pueden ser
raíces
de mi
espíritu
por
descender yo
de mi padre
árbol
y mi madre
Tierra
esto no es
más
que mi
corvido
tesoro de
letras
ojalá algún
día
broten en
flores
estaré en la
santa cumbre,
allí,
donde los
sanguíneos versos,
se vuelven
materia,
yo soy un
tercio de mi vida
en
floración,
porque allá
donde me
encuentren
soy primavera.
El
Castellano
PUDOROSA
SIEGA:
Líbicas
extensiones de mi ara,
por eras de
soliviares,
angostos,
desnudos
sin pinar
excelso de tu mirada,
mi acre
transitado, exhausto.
De corvo
pico y fugaz
idea
pasajera.
Hondo grano
de mi cereal espera,
dura grama
extensa,
inhabitada,
moza de mis
ausentes
sin bandera.
Agota, afila
mi profundo
tallo
brotado de
mi febril
mocedad
subyaciente.
Creo mi
suspiro
como
brillante tajo,
refulgente
al candor de entraña.
Amparo sin
honor,
de filo que
no aguarda.
Quiero
renacer así
te encuentre
amiga
con otra
cara,
otro nombre
no caeré en
osadías
eso lo dejo
a mis Dioses
de locura
extensa
llamada
Destino.
Yo necio,
torpe,
de hueso en
tierra sembrado.
Soy hombre
con lo servido
cumplo mi
palabra.
Es una gesta
descendida
Luz de
guerreros
perdidos
en azares
funestos.
Quién
guerrero del muerto tiempo,
con raíz
desamparada;
Trémula
deidad
tus labios
acostados
en tu cara,
en mi pueblo
me enseñaron
a luchar
por lo que
quiero
y más solo
que el relámpago
tu felicidad
quiero.
Mi paz de
campo abierto
vástago sin
superior
de
conciencia
mas que
inerte hálito
superviviente.
Frívola
suerte consumada
osar tu
palabra,
vendré
porque aún no he salido.
Clarines y
trompetas
entonan este
yugo
eclosionado,
en servicial
acto,
mi azul
fronda
que no hiela
tu relente;
rompe con
empuje
violenta,
feroz, agotada,
malla:
Hidra mía
perdona mis
lucientes.
Vesta que
Proteo
clama
hundiendo los montes.
De vetusta
proclamada
en
sortilegio de guadañas y hoces
que se
recogen sin martillo jactancioso.
Irrumpe mi
designio
vaporoso en
estela,
que tu
sombra yela.
Qué Dios
implora
a mi imperio
del
precipicio.
Hechizo de
mi semblante
otorgues
invicto, valeroso
como abismo
de agua.
Previsor que
detiene
impías naves
en ataque de
tormenta.
Sangrada
barrera abata
en funesto
claro oscuro
sin atadura
ligado,
manso Ábrego
sin alma.
Prendida
paciencia
sin alarde
ni secuela.
Piélago que
saña
sin brida
ni cuerda
aplaca,
embravecido
con umbroso
helecho sombrío.
Bosque
temblado de mi mente
que piensa
ausente
borrasca
sin ayer.
El
Castellano a 25-08-2017
FÉRTIL
ESCOLLO:
Hondonada
del hondo soto
en ribarzo
de tránsito veloz
por rambla
angosta acequia
en alta
lengua de lenguaje
en fruto,
caliza lengua,
profundo
tallo, vine exhausto
con
canciones de luna
y soberbios
cipreses.
A desnacer
silente,
Tiempo se
derrama
clepsidra de
mi sangre,
solaz soto
de hoja marchita,
limándome en
la lumbre,
atarralla de
luces por señuelo,
entre
carcomas voraces se tejió mi verbo
señero de un
sol despierto,
vine por un
destello,
traigo mi
botijo, sueños colmados
en un
estambre ambrosíaco,
riera en
venas
hasta ver
florecer tierra madre.
Chopo de su
vientre,
silencio
secular
entre ojos
quemando,
viví,
vine por
siempre por sus voces,
rieras ven
desfallecer su curso,
colmenas
risueñas
por
adjetivos precoces,
telar dorado
es mi letra,
en el que no
aprendí
ni me
aprendió el ripio,
al menos
nací del silencio
mente
blindada criando cerrojillos
de idea
flagra que deslizó la sombra,
cerrando
tiempos que eclosionaban
viles falaces
viperinas,
campo del
alacrán
campo de
terruños esbozados,
este siglo
que comerse
a sí mismo
puede.
El
Castellano
LATIDO DE
UNA ROSA:
Escribo a
los fantasmas de esta rosa,
tras su
invierno deshojado,
que su voz
abre en eco de pétalos,
rosa esquiva
de voces dormidas,
soplos de
hálitos intransigentes
a un frío de
neblina,
bruma voraz
desciende entre sus pestañas,
y su sangre
de hojas marcada
al
rejuvenecer de un ayer,
voces yertas
hechas tierra,
aroma de
besos dolientes,
y pieles
escarchadas,
redondas
ojeras suaves de luna,
un aura
color rosa fría
de un otoño
mustio, herido
que ya no
camina.
Sin ella,
sin ella la tierra abatida,
me habla de
tiempos que fueron,
de sueños
que se perdieron,
haz purpúreo
vano a morir,
por
colchones de ideas,
por todo lo
que quedó sin dibujar,
sus voces
dictan yo converso,
umbrales que
abren al sosiego
de tijeretas
que descansan.
Como un beso
escondido deleitándose
era ella
floreciendo abriéndose al mundo
para ver
desde su carcasa el fluir del tiempo.
Fantasmas
mudos que reposan la caricia
de esta
rosa, única al mundo
temperamento
de princesa,
el campo en
su pétalo,
rosa, rosa
tierna carne de estrella,
ojos de
quimera,
estampa
quieta,
cuántos te
conocieron
cuántos como
tu jardinero te querrán.
Rosa esquiva,
rosa viva, rosa sin cortar
al cielo
quién te viera caminar.
piropo eres
para voz soterrar
al latido de
tu beso por imaginar,
vive cuanto
quieras
que volverás
a reinar.
Por tus
espinas rizarán albas
y rocíos
matutinos
con sabor a
tu esencia desnuda.
Ya tu voz no
vivirá más ahogada,
hablará tu
savia
tu belleza
elaborada.
El
Castellano.
MIGUEL
ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA
ALJIBE
BULLE:
A mis
campos,
a todo lo
que amo,
a lo que
nace y se cuida solo,
con pretiles
gestos les crece la dicha,
rabiosos
vientos descubren,
un cielo
oscuro
que ya no
destapa el verano,
sólo ahoga
esas flores de sombra
que marchó
el estío,
cabalgo
sobre la vida,
latidos
intrusos,
indeleble mi
trazo muerdo,
de mi alta
torre bellezas
trepan y
escalan,
yedras
esquivas apostadas firme,
tañen nuevos
tiempos,
que no
aseguro mejores,
abren
abrevaderos sus yagas
de
manantiales soterrados,
registros de
vida de rebaños,
áspero
soliviar,
marchan
caminantes
sus ciudades
que negrean,
igual que
liebre
por monte
fragoso,
negro redil
tierra no
igualases,
hasta lo más
ínfimo
osa y yergue
distinto,
cristalinas
fuentes
que los
capullos abren,
serenidad
del insecto justo,
afilaré esta
canto,
que abrirá
el Tiempo,
surcos sin
escollos
que surcan
las letras,
ávida
promete
nuevos
verdores de horizonte,
verdecidas
frondas,
rendido no
dormía yo
ni mi negra
víbora,
mi arco ni
aljaba arrebatan,
miro por mis
suspiros,
no se
mantengan solos,
izaré la
montaña,
no me
recluirá la cóncava suerte
de su
caverna,
así el cielo
descienda,
quedará un
arco-iris
de flores
silvestres
en un aura
insoslayable;
Avanzaré
trémulo
los ecos de
mi voz,
por si
reverbera el sueño
en que yo
acuesto el alma
de todos
vosotros
mis campos
que amo.
El
Castellano
IMPÁVIDO
DESPERTAR:
Iras negras
forman celada,
ante y bajo
protección
de mi égida,
por cruel
invectiva
cabalgo mi
piel de astro,
pavesas del
fuego aureo
de quien yo
era.
Levanta sin
suerte
metal de
escudo,
arrebolado
suspiro sembrado,
fuentes me
colman los ojos,
un
reverdecer que aguarda,
mirada
acristalada
con matices
hondos,
tierras crestéan
sus ávidas
sienes,
sin
someterse,
siempre sin
dueño;
Inmoble
andamio de la vida,
cuando Noche
arrastraba
sus
ventiscas bramaba,
sin lluvia,
ardiendo,
he cruzado
estrellas,
un sol
oscuro he prendido,
descendido
con campiña
de laurel y mirto.
fatídica era
de las sombras,
Dioses del
subsuelo,
abaten sin
piedad,
cerrando la
puerta.
Estas ruinas
sin riendas,
desposeídos
lugares,
temblará mi
nombre,
sin ser
Rey de los
cielos.
El
Castellano
LUCIENTE
LLAMA:
Escita levantas,
de insigne
pasajero gesto.
Mi dulzura
de cólera nacida,
cantad mis
años dulces
a Diana,
entre
boscajes
y frondas
suaves.
Donde el
torvo cielo no amenaza;
Allí se
blanda
mi ser recto
de
conciencia pura,
cantos se
erijan
de verdad
desnuda.
Sombra de saetas
vanas.
Sangra, luz
viva, altiva,
nada sin tus
honores consagre
el viento de
plenilunio.
Ceñidas las
verdes sombras
de las
hiedras arrancando
liras al
pueblo fragoroso.
Vieja
entraña lacerada,
escucha el
reverdecer
de la
sagrada cepa.
Sin honores
no hay versos
ni
comensales.
Cuál la
vigorosa, valerosa
Quimera
que el ser
no enrrosque
llegada la
hora.
El
Castellano
FÚLGIDO
ALIENTO ESCONDIDO:
¿Acaso
dormiré la noche?
Se callarán
los susurros nocturnos,
el blanco
cielo ya no acostará plomizo,
su letargo
de otoño aguarda,
taimada mía
no marchites
mis leves
hojas;
No todavía.
Ampara mi
dorada yedra
escucha sus
notas de savia verde,
abre y
abrirán rizos
en
acristaladas fuentes.
Allí el
clarín entone
enamorando a
la dama del lago,
serpeo mi
suerte cuando me dictó verte,
común lache
yo perezco
en brazos de
mi lejanía nunca hayada,
a ti entrego
mi labriego,
inquieto,
escita de su linde quieto,
aplaca mi
bajel de ala irascible,
relampaguéa
incesante
alta como la
luz etérea,
perenne que
yo estaré atento
para osar y
no desprenderme;
perjura,
retrocede, y avanza
alzándote
por falaces bocas,
que
desaconsejaron
y creíste
amigos,
no poseo yo
almendro
de almendrás
de oro,
pero todo se
dará,
sin caer en
el vulgo,
mi sed al
menos procuro,
es la sangre
cándida,
arremete,
marca su cántaro rodado,
blando, una
solitud escarchada,
a la que se
desea tras todo estío,
lisonjero de
tórridas llamas
secuaces del
terreno.
Hoguera me
tiendes la llama
sin rendir
tu escuadra,
preso
tiembla el morir noble.
Peinadas parras
de la sombra,
tupida vida
que acicalan
acariciando
al rey Sol.
El
Castellano
TECHO SIN
TIERRA:
Inerme
descuido
entre fronda
misteriosa,
ríos en
lágrima cabalgan,
estival aura
y su sol que
en carroza
pasa,
entre las
puertas de este mundo,
mundo de sombras,
sombras
irisadas,
donde mi
árbol no se da.
me
escucharán árboles
mi sangre
repleta
de sombra
vana,
quicio
indiscreto,
tu abierta
ventana
que ya
duerme en tus noches,
resguarda
que mires
mi marchita
hojarasca.
Mi acorde
arrancado
a lira de
fauno,
a número y
medida
mi azar de
entraña insepulto,
escruté
cielo y mares
y ni un acre
de tierras
me
concedieron,
auras me
levantaron
de la negra
muerte,
y hoy sigo
doliente,
camino esa
noche
que camina
todos,
dura coraza
me resguarda,
de impetuosa
saliva;
Sirve de
tumba
a esta mi
funesta vida,
un soliviar
de acequia pido,
acaso es
tanto,
donde la
amapola
juegue con
el ribarzo,
y se
descubran geranios de los caminos
y peinetas
de brujas
con abrojos,
magarzas
canten a sus coronas
de reyes
allí, donde los cardos
hagan nido
y abra a su
luz la caléndula silvestre,
abrigando
este sino desdentado,
y su añil de
tierra,
que mece y
sostiene
hasta que
muera
sin nada
cambiar
hasta
encumbrada la fiera.
El
Castellano
OJOS ALBOS
FIJANDO:
I
Claros y dulces,
ignotos ojos medrados,
iluminando
auras fugaces.
Compases
abren,
su timbre
ecuestre dorado,
por la lira
que quedó sin pulsar.
Cogí y
ofrecí las malvas,
de mi
camino, sujetaban ellas
los campos.
II
Tácito pulso
sobre el musgo,
buscando
verdades de sangre
en piedras
ya no desnudas.
Yunques con
señeros trabales,
de sienes
crudas
y plomos
derretidos.
Vestido albo
sin encaje,
cuña de este
garfio;
Semblante
sin ser rey bárbaro.
III
Déspotas
comensales,
fugaz escita
háblame del Sol naciente,
sin cordura
ni engranaje.
Mi deleite
rije, amaneceres
donde se
acuesta el este
entre
vespertinos roces,
que el alma
sacuden,
de
irascibles cánticos
al nuevo día
que envejezca.
El
Castellano
RAÍZ DEL
AURA:
Arrostran
secuelas
de
cicatrices
en mi nueva
forja,
abren
caléndulas temperamentales,
cebollinos
de lares silvestres,
a Numidio le
ofrezco,
jacintos
silvestres
en
evanescencia,
y mis rosas
caninas por abrir,
no falten a
tu vuelta,
ajipuerros
inquietos
aguardan los
campos
el reverdecer
de otoño
sembrado,
romo hierro
acrecenta mi sangre,
labriego
invocado,
irritable,
a la vuelta
de mi fortuna
sosegada,
trillada entera,
como tupida
yedra abraza
la sombra de
su árbol,
no piso
cenizas que se parecen,
honraré sin
coturno
a Cécrops
esperando
laurel eterno,
cúantos ríos
nos desconocen,
este honroso
polvo,
Musa mía no
abandones tus juegos
modula tu
laúd sonoro
que tu voz
parte y pretende
dulce y
armoniosa,
al fugaz
viento
tiende mi
fulgor de armas,
se duerma
así
con mis
oídos dejando
se afilen
trompetas
y clarines
bélicos,
brillante
mira displicente
mi hiel de
suerte,
hoy no vendí
ni un atisbo
de espíritu
a su cruel destino,
argento un
color
nombré
escudero
que enraizó
en la tierra
como un
blanco chopo de belleza.
El Castellano
VORÁGINE DE
TRASIEGO:
Afila mi
sien,
perdido acre
de largas
venas,
traspuesto
entre
vientos abisales
derritiéndose
tierras
podando su
eternidad
en soga que
el tiempo
roe;
Fértil
vientre entre febril cumbre
de opacos
rayos acrisolados,
ventanas
fijas
al cerrado
horizonte.
Por las
armas de mi pueblo sin civilizar,
Numancia
alzo a tu sangre inmortal
tus más de
dos décadas
luchando
contra un imperio mortal.
Aciaga
afrenta por la anclada
libertad.
Fuego de
breas nos vio marchar.
Caminos eternos
con valor
surcaremos
para que no
nos pisen nuestro hogar.
Lanza y
falcata se afilará
y hasta el
verde lagarto
a nuestro
paso se espantará
recluido en
la sombra
que nuestros
pies avanza.
Niega,
sigue, prosigue
que su
sangre rehúye
hasta el
ocaso sigiloso,
que se teme
incluso desde el mar.
El
Castellano
LUCIÉRNAGA
DE NOCHE:
Razón mía
que enlojada
imperturbable,
abres tu
duradera onda
imperceptible,
desnuda,
esta
luciérnaga que el cielo cruza;
Como un
grito sin hacienda ni aire,
acaso sonido
fueras,
voz de mis
males tenue conciencia,
vosotros que
nunca me leéis
yo jamás he
escrito.
Papeles en
blanco
me enroscan
el sentido,
ni agitan al
inmoble
Dios de tu
hermosura,
quién
prodigio, quién mediocre
si estamos
de paso.
Nadie a
quien impresionar,
nadie a
quien agradar,
nada que
negar, nada que defender,
todo se
acabará afilando
como hueso
de durazno
del tiempo
germinando.
Millares de
ciegos caminan
estas noches
perpetuas de septiembre
fuera, por
fuera.
Puedo verlos
cabalgar
su visión
negra
sin el amparo
de la luna.
No hay
lluvia que gotea
a mi ciprés
torcido,
sólo blanca
secuela de luz ardiente,
otro verano
que no quiere ir,
mi sueño no
quiere mi verde roble,
apresta,
carga mi ballesta
que mi
fuerza no vence,
yo que vivo
para morir a gusto,
al mío no al
de nadie,
hechos de
ratas sumergiéndose,
como
infinitud de hombres
que no
cumplen su palabra,
será un
puerto
con mi buque
emergiendo
cuando le
toque zarpar a mi cuerpo.
El
Castellano
RUNA
INMOBLE:
Sombra mía,
esquiva de
mi vida
encarnada
flor de ella,
entre
vientos en tierra
encorajinados
de nueva siembra,
de fuéllega
luciente,
valor
ensimismado
brotando el
ababol,
de sangre
suya,
sombra sin
cuerpo,
acaso tuya,
difumina
otra sombra
de quien yo
era,
yerguen
espigas
con pilares
de belleza,
descansando
sobre el agua,
que arropa
tu fresca cara,
gira mi
vencejo la loma,
no había
primavera
ni lógica
aguantaba
este Ara de
hipérbole
de tierra
meseteña
de tierra
sepulta castellana.
desnacer mío
el terreno
me aguarde,
inquebrantable
dicha,
visión de
mis dioses,
vigía
perenne,
oye la
lluvia,
no preguntes
tiene miedo
llora silencio,
recodo
alumbrado con espinas,
llave de mi
pecho
destapa
dragones y fieras:
Dardo senil
de esperanza inmóvil,
caduco,
inmortal
para renovar
sus hojas
en ascua
etérea del mañana,
carne de
viento que espera
el cielo,
obtuso, abrumado
cuajando
destello arrebolado,
cuando se
desgañita la vida
por el
esperado ocaso
que vieron
los ancestros.
El
Castellano
OJO DE UN
OJO:
Soy forever
el sonido de
un grillo crepitando al viento el sonido
el tiempo
deslizándose en mi cuarto donde las ilusiones se hacen manto
una cuerda
de violín gastada
afilándose
su lunático violín
el tiempo de
un invierno marchándose
soy la
retina cansada por escribir del fuego
mis
sentimientos ardiendo
soy verso en
el tintero
fiel desvelo
de mi pluma ahogando el tiempo
desvanecido
el desasosieho mañanero
y su cruel
desespero
soy
improvisación de hierro
soy chorro
de cascada en movimiento
pero para ti
un indulto y una condena por liberar el verso fulgente
desde un
albor a otro albor gira mi mente evanescente
acampando el
latido iridiscente
soy poeta el
verso es mi pluma, la palabra mi sangre, y yo aquí escribiendo,
esperando mi
dulce muerte,
que me llene
de sosiego y de paz,
para acampar
mi verso allí arriba en el Valhalla
donde los
Dioses y guerreros descansan,
hoy soy vino
sin copa me nazco de la cepa,
soy pan de
la espiga de trigo,
soy verso
crepitando tu sentido,
ese que me
vio nacer divino,
con una
madre por la que daría un hígado,
un padre por
el que valiente forjaría mi destino de la lanza de cobre,
una hermaana
por la que desmocho el roble,
soy yo y
nada ni nadie ni yo mismo
cambiaría
quien yo soy por ahora
que yo soy
forever y por siempre
miel del
fuego de los campos,
hoguera del
incendio de tu vida y la mía
soy el
sonido de la carcoma crepitando su árbol,
soy en tu
vida fiel esfumino del viento
flor de
niebla y umbral gris que blande el horizonte
llegada la
hora soy yo mi verso y mi verso es mi entraña
soy sosiego
de la calma
soy verso de
mi tintero por vena
flecha de la
siniestra ballesta
soy hoguera
fiel ambrosía que desespera
cabalgo mi
araña
que me
conduce al infierno para condenarse de tus piernas,
soy yo humor
vivo y nada ni nadie desvanecerá mi latido,
que avanza
de las sierras a las montañas,
brillando el
brillo del alba,
adquiriendo
el sonido del rey lucero
blandiéndome
en mitad del cielo,
soy yo Por
Siempre poema de tus ojos.
Soy yo mismo
soy el Rey
de tu patético mundo
soy forever
te he
sembrado a males de ojo
Yo soy por
siempre para siempre el mismo forever yo mismo.
Yo soy por
siempre para siempre el mismo forever yo mismo.
soy forever
yo mismo
rey de mi
averno
Yo soy por
siempre para siempre el mismo forever yo mismo,
y no me
drogo ni te soy infiel
soy catador
ilegal de absenta.
El
Castellano
CAMINO DEL
ESTÍO:
Páramo de mi
nervio,
aguantas el
tesón
del estío
estirado,
ya la
silvestría te languidece,
tu soto
caduco de forraje,
el ocre te
vence
tú que
desdentado de savia
ni pereces,
por voces
tus cumbres
se hacen mesetas,
inmoble
color del hierro,
tus tierras
levantan,
con palpitar
que al cielo
clama su
llanto.
desde la
pizarra
al canto
rodado
sólo
montañas no guardan
tu sed de
antaño,
brezos ya
laten amarillos,
compases al
verdor
de la sombra
de santas encinas,
bosque
esquilmado rocoso,
denso musgo
marchito,
¿cuál la
tierra madre?
¿Cuál la
piedra oscura
en la que
muere la tarde?
Dulce tarde
con oro trigo,
sin rastro
quedará la seña
y el silbo
del ganado,
llamo a mi
astro sosiego
permita a la
nube avanzar,
paz sin recuerdo
en la hondura,
caduco
parece tu vientre sereno,
sólo al
dormitar de simiente,
un molino
corta la áspera onda.
Ara que
prevalece su trillado esplendor,
su llanto
del cielo gime
la tierra
castellana,
estampa
dorada sujeta,
por la que
la vida marcha.
Camino de
Humanes que sigo,
por ramblas
padecidas,
sigo el
camino del hueso,
para
entablarme
con las
espinas de un endrino.
El
Castellano
SUEÑA LA
REPRESALIA:
Sangre
expiada,
ceniza
aparente
de quienes
eran,
incierto
azar de las armas,
oscuro riesgo,
desdén del
tenebrio
encorajinado,
parca ilusa
que todo abarca,
sin oír a
los Dioses,
simas y ríos
que nos ignoran,
¿Qué campo
no me atestigua
en ocres
muertes
todo lo que
la tierra devora?
Esta avara
tierra
que relame
sus crines de plata;
Y su destino
no embellece,
justo de ala
nueva perenne.
En las
prósperas sienes
de regocijo,
acogedora
sombra del blanco chopo
y este
opulento tejo,
que al
muérdago muerde
aguardando
convencer
a las tres
Hermanas de Negros Hilos
no me hundan
en el abismo.
Mi musa
cautiva toda de nieves
yo, de
bronce,
niega ser de
origen innoble
con ocho
lustros asidos
opresores,
púrpura
brillante,
esquiva,
pureza en
jaspe
de luna,
del arroyo
fugaz
bebe y el
viento revolotea
sus suaves
cabellos finos
fluctuantes,
se encienden
mis tibias
cenizas
por amarla a
ella
lágrimas
sobre fértil vid
que
engalanan,
Valgio abre
y llora tu torrencial
desde tu
hogar caelis,
deja
fundirse contigo al Aquilón
cae tus
espejos deshaciendo rastrojos
cabalga tu
agua
por estos
estrechos campos.
Abstruso
tonelaje de mi pensamiento,
hosca patria
mística
de amor
furtivo,
trémulo de
lo que el querer quiso,
sin falso
engaste avanzo;
el poder del
cuervo siento
ese único
que visita mi jardín
a las nueve.
Por oscuro
aflige
que ya no es
celestial,
ni aunque el
cielo fuera pardo.
Vetusto,
geométrico, áspero
mi desliz
absorbente
como un
torbellino,
que ya las
penas
de mi olmo
desnudo
no llora
ni la
belleza refugia en esfinges
sus torres
que son de la tierra
como señeros
de vivos,
raudos
árboles enhiestos,
en su copa
que bebe al
tiempo.
El
Castellano
NEGRO
ASPAVIENTO DE UMBRA:
Ahuyento el
crujido,
el espasmo
de viento nocturno
que fuma mi
cigarro,
es una
violeta opaca sombra
su éter de
persiana roída
pasaban
yertos caminantes
sus ciudades
que les negrean,
un suelo
quebradizo
blandía
figuras
con espasmos
de cobre,
por faroles
y fuegos,
luzarreros
edificios de leche
y hormigón,
perdición
flagrada
en toda
dirección,
un segundo
vuelto atrás
y observo
detenido mi desquicia
se alimenta
voraz
de estos
cielos de plomo y zinc,
solo una vez
más
miro mi
soledad desde el otro lado,
y se espanta
el negro apuesto de vacío
empedernida
luna sujeta
por
filamento malva de la luz estrella.
cuento 999 y
aparece mi cuclillo,
asmático
suena mi grillo,
el segundo
ya vomita otro minuto,
no me
cuentes reflejos
de ávido
camaleón me visto,
semáforos
disléxicos
me cuentan
de mi azar de visión
por la que
enfermedad es alegría
y nacer la
misma lechuga,
hoy volaré
sobre un vencejo,
avistame
hondo, fugaz, pertinente,
crispado,
retenido entre mares de tierras
a lomos de
un caracol que cabalgo,
y no me
vence la luciérnaga matutina;
negros soles
me cuentan
que su luz
es sólo un respiro del Creador,
la tiniebla
ganó al tres en círculo
y el mundo
se puso de cruz,
amén que
trajo un jamén que me enjalbega
mi tuerta
creación,
sonido ciego
me avasalla
la abierta ventana,
un crepitar
valiente escuchó
que abrió
sus ojos,
y un irisado
que la noche clama
se
desperdigó,
era tiempo
para volver atrás como
las plantas
silvestres
que se hacen
las muertas
por qué pues
porque siempre están,
como rey
lucero
es certeza
de mi magna
espiritualidad
que ya nadie niega
ni con gafas
de Sol.
El
Castellano
TRENZADO DEL
TERRENO:
Abro de mí,
la rigurosa sombra
acogedora de
mi blanco almendro
fresco dosel
que presta almazaras
llenas de
olivos,
hermana del
negro hilo
cuándo mi
jardín florido.
Rasguña con
tembloroso sigilo
de savia
dulce su arroyuelo.
Blanca luna
que me reflecta
en los
sabios bosques.
que sus
mieles Himeto me concede,
colinas serenas
me aguardan,
y en las
prósperas perviertes,
apacibles
bellezas
parirán tus
ojos;
Lágrimas
sobre mis tibias cenizas
de aquel que
duelen y sigue
porque son
del poeta que te ama.
deshecho en
espumas trenzo
vaporosos
ríos de mi sangre,
vernal
lozanía
que aún gozo
como luce la
flor sepulcral.
Ceñida
cabeza tuya
de las rosas
más vivas,
¿Quién cauto
te hará cortesana?
Raudos
Lapitas no hay futuro mejor,
el viento me
pulirá su acento,
bien funesto
que considero
que me
sembraron
de la bronca
hendidura
que no
sucumbe ni se hiende,
Baco enseña
haciendo danzar Ninfas,
aguzaban sus
canciones,
pobre
labriego este que nunca se dio,
pilares
auras según lo pidan tus liras,
¡Oh Calíope!
Musa de mi
lenta melodía,
tráeme la
fronda verdecida
de tus
mantos vestidos
de Ferento
la sola campiña.
Sin feroz
hija hambre,
yo
providente augur
de todo lo
que amo;
Al escondite
del alacrán
no proclamo,
por doquiera
me dirija la suerte,
veo la
oscura tempestad que anuncia
que yo estoy
bailando en la luz
para poder
bailar en la oscuridad,
Galatea la
corneja no me espantes
que mi buena
remembra.
alma présaga
de lluvias
que a la
flor incitan,
yo que en
pulido ribarzo
quiero
prender a Ninfas de flores
absorbentes
de miradas
y de fugaces
estrellas.
Amor tan
torpe
¡Oh mis castos
Dioses!
soy yo
humilde
un ser
hermano de la tierra
que no
permite
ni a víbora
ni culebra
le retiemble
la paz
diáfana hallada.
El
Castellano
DIESTRO DEL
MAR A LA MONTAÑA:
Fuego
trenzado, galopado
crepitando
el amor fulgente, estridente
de mi madrugada
que avanza
que danza sin balanza
el infierno
silente de la mañana ampliado
río de mi
sangre que colma el páramo deshojado
donde vive
donde crece mi chopo viejo
colma el
terreno mi sed de abrojo
diestro mi
hálito exhala su desliz embelesado
nacarado,
embrujado, por mi mujer
endiosado,
extasiado de miel y ambrosía
repleto,
lleno, colmado, extasiado
mi río de
sangre avanza no se detiene
corre del
mar a la montaña sin mostrar despecho
de grazno
escondido en cada torre
el idioma de
la noche se hace presente
tiempo que
corría muerto desde
mi sótano de
luz
a un
horizonte tenue por conquistar
corría la
lagartija sin desdén
por
enternecer al horizonte diestro
del mar a la
montaña dispuesto,
de pieles
extasiadas cantaba
el surco del
reguero de mi vida
por florecer
en la arteria del lugar
graznaba mi
alma a los soles de espejo
fuego
trenzado en cada ciprés
que me
sostiene
que mece el
amor de mi sangre caliente
era llena,
habitada por la flor
sólo allí
donde reposaba la belleza
allí donde
ardía el sentido
enarbolado,
flamígero al ojo del cuervo
bullían
rebosantes mis fuentes
esas por las
que se colgaban
parcos los
árboles y enamorado
el suspiro
acampaba la tierra
de piel de
nuevo
esperando mi
vida quieta
la ascensión
de su alma al cielo
atochas de
esparto me sostienen
para tener
yo sangre de tierra
gramas me
florecen en invierno
el beso
congelado
del Tarot
helado de mi sangre
hoy gime el
tiempo en mi ventana
quien lo
viera marchar de cuchillo
de espino y
girasol helado
hilvana el
viento corazones en los álamos
para que
despierte feliz mi Sol,
y concluya
el tiempo de la madrugada
de mi vida
en fulgor
que dibuja
siniestra el corazón
de mi albor,
ese por el
que descansan horizontes
crepitan
montes, las aguas
brillan
fulgentes estallando
mis
veintisiete fuentes
como gotas
tiene mi vida,
fiel mi
caricia anhelante
de una sed
por la que revive el inframundo.
El
Castellano
DISPUESTA
GRANA MALVA:
Diestro
tapiz me unge,
cabizbajo de
este gris
que
desnazco;
se amilanan
de grana
guadañas que
me cincelan,
no me iré de
mi abismo
ni en él
terminaré de hundirme,
ni este
cielo acabará
de
blandirme,
quebrará mi
espejo de espejos,
y similar me
encontrarán.
Mientras
subiré por el costal
de mi camisa
todo lo que veo
un azul
teñido de mares de tierras,
como es
arriba es abajo,
soslayando
me encontré
con un
camaleón de quien yo era,
hoy afirmo
que lo vivido valgo,
de vidas de
un día me aguardo.
Manantial
displicente esquivo
es esta boca
de tierra que rehuye,
una vida y
un arrebato colgado,
una sinfonía
de grillos
que reverberan
las fuentes
y sus
encinas y sus quejigos,
sus rocas y
sus nidos,
sus lunas y
sus espejos,
vine que me
estoy tejiendo,
una carcasa
y una flor
es por mí es
por ella,
que el color
nace color
se abre paso
una rosa bermellón
por ella es
que reverdece
mi corazón.
Y un ocaso
malva
se escuchó
entre los dos.
El
Castellano
ALBO
ESPÍRITU AZOGADO:
Abrí las
rojas puertas
del fantasma
de mi corazón,
despertaron
grises lheviatanes
como agujas
sin cabeza ni redil
era él un
fantasma puro, impío
un último respiro
alzó
a mi cabeza,
y caí de
rodillas
a otro mar
a otro mar
el suyo sin
calma
ni espumas
purpureas,
abrí esta
vez las ventanas de mi pecho
esta vez
como si alguien las sujetara
en mi
propiedad
de fría
carne,
un pulmón
marchó a una rivera,
el otro perdido
marchó
a otra con
mi espíritu,
quedaba mi
cuerpo como frío, desierto
páramo sin
espacio sujeto
donde anclar
señero de luz
mi pecho, el
otro espacio
de mí
desierto
oscuro como
opacidad
de noche de
soto sin luna
sin
luciérnagas del cielo,
sin fusiles
que clavan su plomo,
sin faroles
ni lucientes
provocados
encumbrados
como este
vacío que ya cansado
no más
habita mi espejo de alma,
mi pecho
partido enraizó
la mejor
flor que la vida
pudo darme
como espina
para clavar la espina
de mi vida y
asir
cielo y
tierra en marea
de
primaverales caricias
albos ojos
fijos
en auroras
que marcan
al violácea
arpa de mi despertar
creyendo sus
ojos un sueño
para
habitar.
El
Castellano
ENDOSELAR
CANTANDO:
Anquilosada
bruma negra
me yergue
sin piedad,
allá por un
fatídico recodo
danzo, danzo
con mi lobo,
viles me
destrenzan
como muere
mi Dios silencio,
era un cable
un tranvía
que surca la
mente,
por fortuna
hablaba mi otro,
un puerto y
un barco,
abría de mi
pecho
un trémulo
espíritu
aullando
vespertinos roces
de costillas
enlutadas:
Hoy una luz
vana
me escarcha
el alma,
debato con
mis Dioses
dónde quedó
mi destino,
acaso
merezco acaso desvanezco
puro como
lágrima del cielo,
mi tardío
quizás diga,
mientras
este castigo,
seguirá
crujiendo mis huesos,
crascita la
belleza
entre los
barrotes
de mi
calavera,
mientras
seguiré
pudriéndose
mi vida en
silencio,
como pez en
tierra
soslayado de
cielo,
lo siento
mundo
ya soy
completo
un millón de
mentes
un millón de
mentiras,
esta
inspiración no me hace libre,
miedos, ilusiones
truncadas
contra el
ateo
no me
imagino
como un pez
sin boca
sin creer en
nada
camino la
ciudad
que negrea
el sentido.
tu cara
diviso
ya puedo
morir agusto
hasta el
nuevo día,
hasta
trenzar ocasos
del alba y
su espuma malva.
El
Castellano
RESURGE EL
AÑIL:
Florece agua
ignota,
azoga tus
blancos corceles
de rocío
sereno
sé bruma
gris de abrevaderos
juega con
mis mariposas serenas
de los
vientos, fragua mi sentir
en tus venas
rocosidades,
bebe mi sed
como un desnudo ayer,
entre flores
del paraninfo yerto,
augura mi
suerte entre tus vellosidades
colmadas de
savia joven,
un
reverdecer anhelado
que tantas
espumas aguarda,
madre de mi
blanco chopo,
tu cristal
luciente;
Cuántas eras
yo he conocido
tantas vidas
más longevas
que la mía,
osadía pulcra
de espadas azules,
cuchillos
calizos de cerros
castizas
fuentes
en ramblas
del terreno,
rieras
terrunas al sosiego
de vid y
centeno,
hablase yo
entonces
de un sol
que desgasta
de
acincelados bosques
de espliego
y atochas de esparto
del grillo
solariego
que abre el
sendero,
baja vida
tus espumas verdes
de paz y
sosiego,
vence tu paz
sepulcral
al fervor de
mi vana sombra
que no te
puede,
háblame tus
hojas
bailando,
jugando con el viento,
de este
otoño que no llega,
ni su bruma
honrosa desciende.
Tráeme tu
febril aleteo de estambres
clava la
simiente esquiva
que raje la
tierra,
contigo el
resurgir de las estaciones,
pariendo el
desnacer
de toda
muerte en color
de simiente.
El
Castellano
SOCAVA MI
TARDÍO:
Indemne
acontecido,
en solaz
yaga sin fresno
ni alta haya
secular,
jamás
aplacado por sotoventos
ni fugaz
línea de chopo ferviente,
singular
atarraya de vientos esquivos
su páramo
veloz de ocres del terreno,
vino a
plañir mi alma,
entre
oscuros cipreses con sabor a dama,
soy tocado
por el rayo de sol,
esta sequía
que escapa
en el sitio
del ángel de tu mirada,
miro por
fuera y el centígrado decrece,
gramas
envejecen mi calzado,
te encontré
y llamé a tu corazón,
déjame ser
agua en tu boca,
lejos
brillaré por dentro
un placer
preso,
y sus vendavales
furtivos secos,
es hora de
anudar el firmamento
en una
falange y en otra llamar
al viento mi
padre.
El río se
sembrará de altos árboles
y sus peces
anidarán en sus copas,
vine a
perderme
por si aún
no me he encontrado,
haré de
bocas esfinge perdida
por cuanto
yo he conocido,
perdigones
reposarán en las ideas,
golondrinas
llevarán besos de auroras,
yo me
trenzaré como el azabache
que llora la
noche,
una flor de
sombra enraizará mi pecho,
en sangre de
amapola negra,
como mi
sangre oscura,
vine que se
deshizo mi ventura,
por este
ignoto torbellino
sin ventanas
al pasado,
tejo que yo
a ella consagro,
como niebla
y bruma
que sin ella
otoño no hace,
pregunto a
mi lobo esquilmado,
sus
broncíferos vellos me responden,
que dicha no
es labrada
si no hay manos
de recolecta.
Como
recompensa trae lo sentido.
El
Castellano
TIERRA A
RAÍZ, SOMBRA A IDEA:
Por la vía
que los
vetustos
olmos
blancos
protegen los
desnudos álamos
que aguardan
erguidos,
al descanso
de trémulos corceles
y sus
carros, cruzan sin herir el sendero,
abatida mi
contemplación
fue
silenciosa entre páramos
angostos
esquilmados del ocre
ardiente,
encorajinado,
como un
negro suelo que rozo
con los
ojos.
La sombra
que un ciprés rutila
se
acrecienta erguida, ahilándose
con
aspavientos que retuerce la luz
sin franco
obstáculo.
Era de la
tierra habitado
un bronco
grito sin suerte,
refirió su
desventura
y miradas no
esquivaron,
quedaron
vistas cuatro espigas
juntas en
tierra arremolinada,
por las
vides de semblanza
y el
resurgir del añil
del santo
olivo,
misteriosa
sombra de ciprés
háblame como
se habla a la primavera
para que se
lleve los fríos,
quiero
compartir tus preocupaciones
preservarte
como me preservarás
cuando
muera,
al sigilo
del rojo brezo
me alzo como
flor
que la
primavera arrebata al invierno,
y abeja que
baila sobre coronas,
como agua
clara
que da la
misma luna,
así como tú
sombra,
yergues tu
profunda pupila
desde la
misma senda
que te vio
nacer
pura, limpia
serena
aguardando
al alba
tu desnacer
que tiña tu
ojera suave.
El Castellano
SIGILOS
DESPOBLADOS:
Aciago
escondo
los faustos
de mi recuerdo,
abro la
verja donde crece
mi árbol
muerto
imploro
abran sigilosas
guardias en
noches
que apelan
tranquilas,
como grutas
de mi arrebato,
esculpí mi
torre de bronce,
como pasa
ciego rayo
entre
montañas,
razón impele
baja Calíope
reina musa
afrenta
lenta melodía,
yo abriré
cadenciosa lira,
aplaca en
hombro
la vestal
Hispana,
compadecida
arrasarás
cuerdas de
conciencia
despertaremos
del sueño
a gloriosas
ninfas,
tañerán tambores
el duro
sabor del hierro.
Vidas
opulentas
abren y
cubren
la tierra
cultivable,
sustituyen a
mirtos y violetas
junto con
sin fin de flores
que
esparcen,
y parece su
aroma
de la brisa
apropiarse,
funesto día
que traía la
impía mano,
la afrenta
de sus campos,
me imagino
aciago
como fragua
del fuego brotaba
sangre del
candor del hierro,
agota mi
huidiza pluma
por cuantas
realidades
no he
conocido,
hasta
decirme yo basta
al mal no he
conocido
mi dorada
mediocridad
tolero y
acepto,
¿Quizás algo
más cubriese
mi dicha de
diáfana bondad mía?
Que al mal
de muchos no acompasa.
El
Castellano
VIPERINA
FALAZ DE TIERRA:
Sin ir más
lejos
nosotros
somos de tierra
somos
alcarreños
somos del
mismo metal
que las
estrellas
hierro
fragua nuestra entraña,
metal y simiente
hijos
de la real
abeja,
fuego brota
en nuestros ojos,
siglos del
barbecho
engendrado
por el soto
de la encina
y el esparto,
somos
compases del miedo,
jauría de
zorros al acecho yerto,
vívida
estampa del hielo,
sinfonía sin
acre desnudo
somos acre de
espuela
y vid de
nuestro camino,
fervor de
silos dormidos,
auge de la
espiga
remanso del
irisado girasol,
somos lo que
ves
es nuestro
paisaje
de sangre
ferviente,
y espuela
doliente,
gira mi
arado
verás que
sigo al mando,
recuerdos
ahogan
la madre compostura
olvidada
padre
cernícalo por angosto
valle de río
dulce
y senil
valle juicioso
abre magarza
tu esplendor florido
con el
ababol y su sangre de tierra
abre sendero
al reposo de Castilla
con su
sequía herida,
cuántos
siglos no te han visto mudar
tu aciago
terruño paisaje entre cerros
y febriles
solanas
donde el
tiempo
escapa
angosto.
El
Castellano
CELADA QUE
DUERME:
Veraz acre
que el otoño juega
con sus alas
virginales
en mudas que
el verde siembra.
Era una
blanca luna de espuma
con las que
el agraz de la uva
jugaba y
ante ella
una belleza
ambigua inclinaba,
y entre
breñas hacía que dormía,
amenizando
los céfiros
y arroyos
magnos,
no pude
verla errar
por mi
sagrado bosque,
abría su
lira y se escondía,
mordiendo la
negra víbora,
pude regresar
más valiente
entre estas
torres de belleza
que se
erigían,
entre
escarpadas escalas
de todo lo
que nunca se marcha.
Jugaban los
corzos suaves,
sin tiempo
ni lobo,
rudo tronco
indemne
se
aposentaba
frente a la
muerte,
de sus vanas
cortezas secas
florearon
brotes como espadas,
que
recorrían hormigas,
serpeando,
esquivando
a la gris
araña de cueva y madriguera
en acecho
yerto.
Se
descorchaba en grietas
como mustia
caricia
que lluvia
no anclaba,
preñada su
savia aguardaba
que el
tiempo perdonara
con pretiles
gestos
de retozos
de chubascos,
mientras la
carcoma voraz
no cesaba su
caminillo
entre
sierpes grises
ahondonaba
su madera,
su destino
pertinaz
que ya
preguntaba
si habría un
cielo para las plantas
donde
renacer aquel purpúreo chopo,
que años ya
no surcaban rigor.
El
Castellano
CANTAR CON
SILENCIO:
Un pasaje a
la otra orilla
miraba la vida huir, desvanecerse;
estela vencida, afligida,
mirar la otra orilla
un fresno dormitando
una hoja colgada de una tela de araña,
aguantando leve la insepulta tierra
a deshacerse,
esfera verde naciendo apostándose
en hondo destelleo,
súbito sueño desnaciendo
su caminillo de hormigas
de labios grises.
Dormida yacían sus trenzas
como sedas ligadas de azabache,
leves, acomodadas,
tez de tu hermosa cara,
bajo mi cielo un lamento de gloria,
portal abierto de tierra,
mirada perduradora entre monte y abismo,
bruma frena, envuelve,
de impiadosa niebla gris,
impelido me conduce su profundidad anclada,
un sol oscuro busca respirar su luz,
confiante, humilde, la guarda,
ojos de otros ojos
apostados en mi sien
imagen de mi imagen viva,
resucitando,
como nunca desvanece esta suave
nube rígida
que es mi amor a la vida.
El Castellano
TELÉGRAFO:
Trato hoy, desgañitado, dando mi hiel desquicia al ajeno. Estuve con existencia
y soledades, bebiendo en ubre amarilla. Hay un cuarto de formol y un gramo de
yodoformo en mi mesita, colores para nuestras naciones. Era un triángulo
angular, bajo un terciopelo verde listado, sobre el que se suspendía un alambre
oxidado de telégrafo. Era el medio del idioma del hijo de nuestro cielo; un
gritar escarpado a lo desconocido, hablando intrínseco con su paralelo
perplejo, desconocido: chirriar de un poste de pino muerto, herido por el
viento; una carne de metal vacilaba; era una tetera cantando al fuego. Lo
ignorado latiendo, súbitamente. Su idioma de ruido, por ruido vertiginoso,
vibraba de aquel poste como si el piadoso terciopelo de césped de abajo le
sintiese bailar. Tendido con recorte, lucía como una colgadura de iris
vertical; como jícara blanda, paralelo, vencido por alambres de boca
misteriosa, miedosos, oscilantes, bajo el verde terciopelo tendido, que espera
sus corzos secos de invierno.
El Castellano
SIGILO DE
SOBRIEDAD:
Fauces
amarillas. El humo de su tabaco seco, cuelga de su blanca sien. Bocas de agudos
filos, nada por todo. Tomaba su café de grano recién molido como si goteara del
árbol del insomnio. Era un hombre chapado de antaños. Dormía cuando tenía
sueño. Comía cuando tenía hambre. Amaba más a las flores de su jardín que a las
personas. La amargura no conocía si no se hubiese casado con ella. Su bigote
recto comía por él. Era apuesto, pero le asustaba mirarse al espejo y
contemplar que el tiempo podía más. Su diálogo era más parco que una tabla
agarrada bajo yunque. No amaba el dinero y sólo lo empleaba en gastarlo para
necesidades básicas. Hablaba con sus flores y lo extraño era que le respondían
dentro de su cabeza, consecuencia de la soledad avanzada. Seguía la ley del ojo
por ojo si le daban amor. Devolvía lo mismo, pero en cuanto al odio, éste, le
temía. Gustaba sentarse en su mecedora en el jardín y acercar comida a córvidos
negros como azabache y observarles . Era un hombre pleno y hacía honor a su
vida, amando lo sencillo, cogiendo su armonía en la mano que sostenía su
cigarrillo y que blanqueaba ya su bigote. Con la paz en su soledad, feliz de
contentarse en su memoria de cuántos conoció, cambiaba luz en su medianía
exacerbada. Afilaba tostadas en miel rebosadas, en su desayuno. Sabía estirar
el tiempo como si no existiese. Su simpatía de ignorantes era apreciada por
todos los que le medían.
Una mañana, en que regaba su patio como si la sed fuera suya, al acercarse al
tupido seto, escuchó unos maullidos leves, estridentes y que venían de una
camada de gatitos, arañando ,aún en ceguera precoz, en busca de su madre. Su
alma de viejo aguerrido se enterneció. Miró a los recién nacidos y sin dudar,
sin tener agresividad de la gata madre, se acercó a tomar a uno de ellos, él
único de color negro y se hizo el propósito de adoptarlo con todo lo que ello
implicaba. Sus hermanos eran blancos, moteados y en manchas negras. El gato
negro elegido, resultó ser el más inteligente que muchas personas que conocía.
Lo llamó Blackie.
Blackie se quedaba pegado al cristal de la ventana, gruñendo, deseando lanzarse
a por los cuervitos que su dueño alimentaba.
El Castellano
REDENCIÓN
SAGRADA:
Cuando los
ángeles desertan a morir,
en los ojos de otros ojos
estás buscándome,
me despierto;
los Dioses celebran
un silencio sepulcral.
Colores me evocan de la nada,
ruido cómplice aborda
como navío tiznado al 2025
senderos del mar de tierra
que abre mi lengua en tu guarida de boca.
Melodiosa suerte de la máquina de tu cuerpo,
tonos sobrios, vespertinos
absorben la mirada como filo inexpugnable.
Absorto cae el tiempo en tu sangrada candente
azada dispuesta, es tu verbo un franquear de desvelos,
que respiran estrellas fraticidas.
Es un solo cuarteado en siglas,
los soplos resplandecen vibran al son de nueva grama.
Sombras inmobles cuentan de tu respiro
infranqueable, por jóvenes tapiales
de tu inexorable, florido, grandioso desvelo
de metales,
cobres anidan campanas de media noche
aguardando el surgir de lo sepultado.
No frena la sintonía de tu saliva, una,
ensueños duermen llamando se cumplan los anhelos,
cuando los ángeles desertan a morir
tu mirada se enciende, abismos silenciosos se prenden,
tu voz se hace palabra.
Me sigues te sigo cariño de ternurita dispuesto,
luz enraíza tu alma, efímera en mi mano,
vuelve a mí una paz que ni los nichos toleran.
contratiempo por fuelle,
magarzas de otoño,
corona de reyes en primavera,
etéreas hojas a solas peregrinas,
dejando embriones por verso,
capataz de siembra única,
al compás liberando golondrinas,
punto de Sol a ciegas,
es mi mente surcando brumas grises
que me acercaron.
Vagido endeleble,
fúlgido yo destellaba tu sien sin marca,
caliente al arrimo de mi ser,
valedera fuga sin ocaso,
un caracol en un verso montado, arrastrando:
sacado del pecho
como heraldo sin desquicia semblanza,
corriente arrastrando cadenas de errores,
fruto de libertad
y conciencia sellada a ciegas.
Comiendo raíces por hechos
en fruto divino insoslayado,
frío de noche
bañando la casa de lo eterno
llamada Diosa de tu entraña
mi musa bella.
El Castellano
TRANSPARENCIA
HABITADA:
Aquí me quedo sin casa, sin pudor,
sin vergüenza, sin interperie,
sin descampado de viento, otros sones
no me
tientan, sin cuerpo,
sin mi
transparencia violenta.
Me quedo porque contigo lo tengo todo
y lo ajeno
se difumina a otro tiempo,
ausencias habitadas, opacas de otros seres,
que dejan huellas perecederas.
Ya no sé a qué sabe una flor con tu nombre
ni si el
viento pasa y se despide.
El sortilegio del destino se va cerrando,
y sus espadas como cuchillas de dientes
que me ruedan sentidos que a ti me ligan.
Avanzo sin permiso
los campos de abrojos
y cardos, se agrieta el sendero
yo al timón, del sentido de vida osada sin despedida
por esta vez,
las condenas siguientes
no alcanzo a imaginar.
Solo quiero lluvia precoz que reviva los charcos,
seguiré sin elegir nada
mi destino hinchándose,
como cebolla un día en agua
como apartar la vista
y seguir viéndote,
no quiero más vidas que sin la tuya
todas me parecen inertes sucesiones
de difuntos que no germinan.
Sólo suben la escala.
El Castellano a 2/01/2018
ENCINA ME
REVERDECÍA:
Llano de altas tierras
es el poema que se piensa,
quiero abrir el mar de encinas; afilarme
en su quieta vereda,
guardarme en sus flores puras de tierra.
Ahondarme brotado, pulcro del fuego,
y su entraña destellaba como luz vieja.
Crispaban rayos entre brezos
cuando un aleteo de nuevos estambres
cedía angosto paso,
colores de trampa abandonada,
fue la era,
escalonado asir de místicas palabras
que yertas de conciencia
no escapan.
Una casa en la loma
de la insepulta tierra, madre de las cosas,
rodaba mi paraje perdido
entre voluptuosos pinos erizados
de un jardín de albas incausado.
Espinos amarillos sujetaban el paisaje
con esparragueras del sueño
camino del linde quieto de Humanes
se exasperaba voluminoso el río Henares.
Misteriosa caricia
al sosiego del jardín que nunca tuve,
tierra que no es de nadie sólo esta se presta
y maneja, como un sosiego acampa sin esfera;
un continuar de lo que siempre estuvo y está
siendo el poema arena honda
y mis manos tierra del siglo que sembró.
Retama del ocaso,
soliviares de encinares espumosos
un color duro, que verdecían ideas su paso,
raíz del mañana
anclada su verde savia.
Perpetua añoranza sin causa,
crascitar que belleza acoge,
que arrulla en sus alas.
El Castellano
CORAZÓN DE
AGUA:
Hondo conjuro,
poesía de tu voz
que se hace meseta,
sobremesa de cabales,
reniego al cincel abrupto
de transparencia líquida.
Un osar que llama a la puerta,
se visten quimeras:
verso arde y conjuga el beso,
por cuanto he conocido
es insuficiente.
No me alzaron
camaleones con mi nombre,
amplio silencio
secunde largueza,
como día de recta hoja,
piélago frondoso,
perenne estampa alzándose
en marejada de fértil tierra.
Recia infancia
en linderos de semillas regaladas
por las que nazcan hombres de hueso,
flor en mi entraña parda y austera.
Dura piedra todo corazón,
lustrales colores
hasta el desnudo cielo de zinc
y su verde tallo que no palpita,
no ceja mansedad
en sortilegio de su espejo
que yo místico sueño.
Me desconozco
en este sueño que la letra
me tejía buscando luz
entre la bruma,
encontré mi corazón de agua,
nadando, casi despertando,
mi leño sin cruz podada,
llegué a la oscura nodriza madre,
la tierra.
El Castellano
RAÍZ DE
ALBOR:
Broza esculpo,
sus pinceles verdi-azules,
idea, hazme temblar la espera,
que tu voz dolida sea lengua en azabache
de otra noche que ya escapa,
y su vena escarpe por cristales
de vitreo haz,
réquiem blandido en un cielo de espadas,
anudada en tu cintura desnuda,
áspera, erizada ella,
mi idea,
combatiendo ocasos leves
que te dibujaron,
caos febril de plateada rienda,
estrellas miles la amparan.
Su muda vaga entre carditos de la dama
y su vestido amarillo
de rayos acrisolados;
alto templo de erizos seculares,
caracoles avanzan seniles
profundo tallo,
bella eres.
Bella en sueños no me hablas
yo me quedé mirándote
para decirte:
-Si te encuentro, nunca te marcharás.
Desdén en este mundo de secretos,
en este mundo de demonios
buscando paz,
cazador corriendo la noche,
por la vana luz
cabalga el cielo,
un aullido,
llanto de un lobo,
miseria enraizada,
cada triunfo una escarcha
en hoja escondida,
que a la mañana verás morir.
Abrazo mi calma podando,
desmochando
lo que mi espíritu yergue,
forrajes miles acampan el corazón férreo,
mi vena coagula
al sentir mi idea
que al ser pensado el camino
no abandona dictado sentimiento,
cinceles esculpen mis manos
que siembran este beso etéreo
por tu caracola.
El Castellano
ENTRAÑA
EFÍMERA:
Abro sortilegio de espadas,
enjuta llora la tierra
sobre un carril húmedo,
surcaba mi sombra de vida
azares y tristezas;
besos y espinas de flores
abisal tormenta
que descubría lo eterno.
Lagar turbio de la forma congelada,
fuente existencial de sangre,
igual letra abierta entre brumas
voraces.
donde siglos rebajaron el estío,
historia de sosiego cabalgo,
mar sin entraña
sólo tierra y sus bellotas
de días futuros.
esperan la voz
de profundos conjuros,
hincan los sotos
sus torres de belleza,
que yergue padre Sol
entre selvas de piedras,
surcos de lumbre
donde muere la tarde.
Asesinada la Esfinge
reposo mi cimiento.
Belleza ¿qué eres tú belleza?
Salmo adornado por los hombres,
virginal cuna de la forma,
encina de tierra,
cuchillo de ciprés que vigila
tu espalda.
Cumbre de ideales sin lumbre quieta,
honda clepsidra de las estaciones,
insectos en tus flores ¿somos?
corrientes de vida que clavan metales
de hermosura.
Voy por el camino de zarzas
sin herirme
voy cerca de un canto que asesine el final
de muerte pautada.
Abrojo sin despedida
sutil caricia,
respiro sin nicho ni ancla
sólo un sol de caléndula
latiendo su espuma verdi-amarilla,
por corajes nacientes,
que deshacen versos de lágrima.
El Castellano
TIERRA DE
ENCINA:
Encina carne
y cuerpo que en ti
el campo hizo;
emblema insigna.
Follaje recio, duro,
inmoble al transitar
del viento.
Sobrehaz madre natura
de pedernoso azar de catedral
que de ti hizo san Esteban,
parda encina te escribo
desde el reposo del hombre fluyo,
como sangre me sostiene
en manadero de tu lecho de tierra.
Apretada y densa
lloras al camino,
no caes en invierno
ni te desdibujan heladas,
soles de siglos
doran tu espada,
árbol férreo
de árido horizonte,
frente los ojos,
viejo monumento
que sacudes,
el alma de la roca.
Brotada del mismo fuego pareces,
oh parda encina,
yo a ti acudo virgen
que en tus hojas veo pulcritud de estelas,
puntadas de unión de cielo y terreno,
en ti campo se hizo,
de tus lagrimas otorgaste flores la tierra,
meseta navegas con flor de piedra,
árbol solemne tú eres,
a ti rindieran cantos
a ti rindieran cuchillas,
campo de víboras
has pisado,
espejo de pueblo eres
que guardas reposo
y pasado.
Acoge Virgen de la Encina
mi canto manso.
El Castellano
CANTA MI
SANGRE YERTA:
Mi sangre
yerta, obra completa
III
Mi sangre yerta esquiva, humeante;
canta mi sangre yerta, granate,
el hierro de mi tierra por sembrar,
canta la amapola vieja, desvencijada;
sangre del corazón carmesí, rubí excelso,
granate
lustre postrado.
Sueña mi semilla despertar mi sepultura efímera,
donde el muerto cave su vida,
y mi cicuta triste, desprotegida
enraíce el paraíso
de pieles sedientas y bocas sobre una araña;
hojas muertas, de mi vida escrita.
Corre mi otoño desde la vereda a la rambla,
corre mi frío desde el infierno
al río de flores desangrado de esta alma por ganar.
Encina yerta de mi piel esquiva, flamígera
beso de tierra y vid dorada al beso;
beso de
trigo y girasol,
de cuchillo de espiga mi cante,
de zarza y espina mi amor
real como intangible, áspero y rígido,
bravo y valiente, duro y endeble,
metal y
simiente.
Pan y niebla, bruma y cal,
mi carcoma
sedienta,
niebla y bruma me desprende,
desde la boca hasta el pecho,
donde canta mi pasión sin despecho,
vive esta sangre caliente,
lumbre de mis tocones,
nube del cielo por dibujar,
a estampa de sed y viveza por entrañar,
canta mi umbral,
quiere tener soles y lunas sin gemir,
invierno llegas,
dibujando transparentes los miedos,
avanzas cada campo sin permiso,
helando hasta el sentido despierto,
oda de mi sangre yerta, humeante, dolida;
por mi tierra me arde la siembra,
y el beso queda escueto,
parco lo sentido enamora el hálito,
quién te viera marchar,
vestida de olivo y centeno,
de olivo y cebada,
de trigo y espada mi guadaña,
por la calma abrasas la esperanza,
en maldición cantas tu canción,
y los cuervos te rinden pleito de negra ala,
de grazno escondido en cada roble,
desde la piedra a la cueva
abrasas oscuridad mi entraña,
dibujas tu vívida estampa,
donde el tiempo yace muerto,
y solo las sombras te entienden,
solo las hojas buscan su nueva vida,
deste sembradío de niebla me avanzas sin piedad,
la dicha y el reflejo por ganar,
desde mi tierra encendida, hasta la parca bonita,
desde el cante a la maraña,
te canta mi vida quieta
este amor de la mañana
en tu pliegue de sonrisa y en la noche de tu cara,
suspira el rojo,
quiere ser río de alma y arrojo,
quiere nacer abrojo,
el espino mece la espina de mi antojo,
y la amapola amarilla,
sólo ella abre a la gran luz,
horizonte de mi piel que quiebra como ayer,
enamorado suspiro de frío,
enamora mi hielo,
donde duerme,
donde reposa
el amor de
mi sangre yerta,
flamígera, apagada
dueña de mi luz y de mi sombra,
transmigrada a la espera,
de caudal y cauce sin igual,
viviré siempre yo en su siembra.
Vespertino azar;
Sol de mis
soles,
era él hálito transparente,
vida de una vida en gota de agua.
Avanzo sin
calma
mi
existencia en un papel,
hoy no se venderá
al postor
rendido.
Verá el tiempo
que no pudo
conmigo,
ni desdoblará clepsidra
de mi metal
furtivo.
Brotando mi
credo,
abriendo
tierras,
con orgullo
del fulminado ayer
que se
escapa en mis manos.
El
Castellano
FINAL DEL POEMARIO
ÍNDICE:
.-POR TU
PLÁCIDO YERMO: 1
.-SUAVE NUBE
RÍGIDA: 2
.-AFILADO
TORDO: 3
.-IMPRONTA
REVERDECIDA:4
.-LADO DE MI
PUENTE: 5
.-ZANJA DE
CARRIL: 6
.-PRISMAS EN
CALEIDOSCOPIO: 7
.-JURISCONSULTO
DE SOMBRA: 8
.-FLOR DE
SOMBRA: 9
.-VIDA DE LA
VIDA BAJO TIERRA: 10
.-OLMO DE
IMPÍA MANO PLANTADO: 11
.-JURISPRUDENCIA
DEL BESO: 12
.-LARES DE
EQUILIBRIO PERFECTO: 13
.-ECO DE
AYER VESTIDO: 14
.-FLORECIDO
MÁRMOL: 15
.-CALLAR DEL
ASCUA: 16
.-BLANQUEAN
SUS ASCUAS: 17
.-LAS NUEVE:
18
.-A UNA ROSA
DEL TIEMPO: 19
.-MARIPOSAS
EN CARRIL: 20
.-CANDAVMIS:
21
.-SONETO
CRUEZA SEMBRADA: 22
.-VENAS DE
LUZ 2: 23
.-ESCARCHA
SOMETE: 24
.-BRUMA DE
OTOÑO: 25
.-NOS
QUEREMOS: 26
.-OSADÍA
TEMPRANA: 27
.-URDIMBRE
PRENDIDA: 28
.-DESTELLEO
DE ESTAMBRES: 29
.-CUERVO DE
IDEA: 30
.-VENA DEL
CIELO: 31
.-ONDA
PERPLEJA: 32
.-CAMPOS Y
EMOCIONES: 33
.-RIERA
DESLIZADA: 34
.-INVERNANDO:
35
.-RAÍZ DE
SOMBRA: 36
.-TRANSCURRIR
HELADO: 37
.-REFLEJO
NAVEGADO: 38
.-ODAS
SEMBRADAS: 39
.-ACRISOLADA
IDEA: 40
.-IRIS
APOLILLADO: 41
.-HONROSO
TIBIO PULSO: 42
.-MIRADA
HILVANADA: 43
.-PECHO EN
HIERRO MONTADO: 44
.-INSEPULTA
TIERRA: 45
.-HÓRRIDA
SOMBRA: 46
,.SINCERA
COMUNIÓN DE FILOS: 47
.-OSCURIDAD
VENCIDA ALEGRE: 48
.-PANAL DE
IDEA: 49
.-SIMIENTE
DE SANGRE: 50
.-AVIDEZ EN
LABIO DE FUEGO: 51
.-VILO
RECTO, FORJADO: 52
.-INFINITO
ACIAGO SEMBRADO: 53
.-LUZ EN
REPRESALIA: 54
.-HONROSA
FLAMA DUETO: 55
.-LUZARRERO
DESVESTIDO: 56
.-CLEPSIDRA
DE VIDA: 57
.-FLORES
RUTILAN SOMBRAS: 58
.-OLA DE
ESCOLLO EN TIERRA: 59
.-CONSIGNA
SEMBRADA: 60
.-LLAMAS EN
OJO DE SANGRE: 61
.-HORIZONTE
QUE ATIENDE: 62
.-LUNA
TRECE: 63
.-RESCOLDO:
64
.-ETERNA
LANZA SESGADA: 65
.-CUERDA
YERTA: 66
.-RESURGIR
REVERDECIDO: 67
.-PERPETUO
DESMÁN: 68
.-CANTO A UN
TRONCO MUERTO: 69
.-SOL
CRECIENTE: 70
.-CUERVOS
NACEN: 71
.-CUERVO
SIEMPRE: 72
.-PUDOROSA
SIEGA: 73
.-FÉRTIL
ESCOLLO: 74
.-LATIDO DE
UNA ROSA: 75
.-ALJIBE
BULLE: 76
.-IMPÁVIDO
DESPERTAR: 77
.-LUCIENTE
LLAMA: 78
.-FÚLGIDO
ALIENTO ESCONDIDO: 79
.-TECHO SIN
TIERRA: 80
.-OJOS ALBOS
FIJANDO: 81
.-RAÍZ DEL
AURA: 82
.-VORÁGINE
DE TRASIEGO: 83
.-LUCIÉRNAGA
DE NOCHE: 84
.-RUNA
INMOBLE: 85
.-OJO DE UN
OJO: 86
.-CAMINO DEL
ESTÍO: 87
.-SUEÑA LA
REPRESALIA: 88
.-NEGRO
ASPAVIENTO DE UMBRA: 89
.-TRENZADO
DEL TERRENO: 90
.-DIESTRO
DEL MAR A LA MONTAÑA: 91
.-DISPUESTA
GRANA MALVA: 92
.-ALBO
ESPÍRITU AZOGADO: 93
.-ENDOSELAR
CANTANDO: 94
.-RESURGE EL
AÑIL: 95
.-SOCAVA MI
TARDÍO: 96
.-TIERRA A
RAÍZ SOMBRA A IDEA: 97
.-SIGILOS
DESPOBLADOS: 98
.-VIPERINA
FALAZ DE TIERRA: 99
.-CELADA QUE
DUERME: 100
.-CANTAR CON
SILENCIO: 101
.-TELÉGRAFO:
102
.-SIGILO DE
SOBRIEDAD: 103
.-REDENCIÓN
SAGRADA: 104
.-TRANSPARENCIA
HABITADA: 105
.-ENCINA ME
REVERDECÍA: 106
.-CORAZÓN DE
AGUA: 107
.-RAÍZ DE
ALBOR: 108
.-ENTRAÑA
EFÍMERA: 109
.-TIERRA DE
ENCINA: 110
.-CANTA MI
SANGRE YERTA: 111
No hay comentarios:
Publicar un comentario